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Historia Moderna 2015 21 copias (1552)

Jonathan ISRAEL, The Dutch Republic: Its Rise,


Greatness, and Fall. 1477-1806, Clarendon Press,
Oxford, 1995, chapter 14, pp. 307-327.

Traducción del inglés: María Ángeles Soletic*

Capítulo 14

El comienzo de la primacía holandesa en el


comercio mundial

Sublevación, comercio y migración desde el Sur.

La década de 1590, los años de transición desde las difíciles


circunstancias de la Revuelta hasta el comienzo de la “era de oro”, fue
testigo de una dramática transformación de la sociedad urbana
holandesa y su economía. En el corazón de este proceso, uno de los
más cruciales cambios en la historia holandesa, tuvo lugar el ascenso de
las “ricas mercancías” (rich trades) y las industrias de procesamiento que
lo acompañaron. Este “milagro” económico de la década de 1590 fue
consecuencia de la convergencia de numerosos factores: la
estabilización de la República después de 1588; la mejora en la
situación estratégica; la reapertura de los ríos y vías acuáticas que
conectaban Holanda y Alemania; la afluencia del capital y
conocimientos desde Amberes después de 1585; el levantamiento del
embargo de Felipe II a los barcos y cargueros holandeses en la
Península Ibérica en 1590 (mientras el embargo hacia las naves inglesas
seguía vigente) y el ajustado dominio de los estuarios Scheldt y Ems; el
bloqueo naval de la costa flamenca. La expansión explosiva del
comercio generó la transformación de la República en el emporio más
importante de Europa y le otorgó una primacía general en el mundo del
comercio que iba a durar un siglo y medio1. El impacto de estos
cambios en un pequeño país fue abrumador, sin paralelo en la historia,

*
La presente traducción se realiza exclusivamente para uso interno de
los alumnos de la Cátedra de Historia Moderna, Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad de Buenos Aires (junio de 2011)
Israel, The Dutch Republic, ch. 14 1 Traducción María Ángeles Soletic
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en términos del ritmo y el alcance de la transformación socio-
económica y la galvanización de una sociedad urbana que emergió en
este despertar. El dominio holandés en las “ricas mercancías” hizo
posible no sólo un rápido crecimiento de la prosperidad y los recursos,
sino también una masiva y sostenida expansión de las ciudades y la
proliferación de nuevos saberes técnicos e industrias.

La verdad es que las ciudades marítimas de Holanda y Zelanda


crecieron aún antes de 1572. En Amsterdam, el número de casas se
duplicó entre 1514 y 1562 y la población se triplicó de 11.000 hasta casi
30.0002. Pero este crecimiento era modesto si lo comparamos con
Amberes, que tenía una población de alrededor de 100.000 habitantes
en 1560, o Gante, con alrededor de 45.000; o ciudades más grandes, en
países cercanos, como Londres, Rouen o Lyon. Mientras tanto, las
ciudades no marítimas del norte de los Países Bajos se estancaron, por
un siglo entero, hasta 1590. No sólo en el caso de los pueblos del IJsell-
Kampen, Deventer, Zwolle y Zutphen- y ciudades como Utrecht,
Groningen o ´s-Hertogenbosch, sino también las ciudades del interior-
Leiden, Haarlem, Gouda, Delft y Dordrecht. Todos estos centros
declinaron, se estancaron o, como el caso de Delft, crecieron en muy
pequeñas proporciones. Dordrecht perdió cerca del 10% de su
población entre 1514 y 1585, quedándose en 10.500. Cuando los
españoles sitiaron Leiden, en 1573, la población de la ciudad, de cerca
de 12.500 habitantes, no era más numerosa que lo que había sido en
1514. Hasta la década de 1580, la industria textil de Leiden continuaba
contrayéndose y no había ninguna nueva actividad industrial con la
que reemplazarla. El entrepôt3 holandés de mediados del siglo XVI
simplemente no proveía las bases para el crecimiento de las
manufacturas en el interior.

La situación comenzó a cambiar, en la mitad de la década de


1580, con la gran afluencia de población exiliada -y los conocimientos y
destrezas que portaban- desde el sur de los Países Bajos. Esta fue una de
las cuatro grandes migraciones en el Occidente europeo de los tiempos
modernos junto con la expulsión de los judíos de España (1492), el éxodo
protestante de la Holanda de los Habsburgo a finales de la década de
1560 y la huída de los hugonotes de Francia a finales de la década de
1680. El movimiento de población en Holanda desde el sur hacia el
norte, con pico entre 1585 y 1587, pude tranquilamente haber sido la
más numerosa de estas cuatro migraciones, contando más de 100.000
refugiados o posiblemente 150.000. Cabe aclarar que no todos los
exiliados se quedaron en el norte de Holanda. Muchos migraron a
Alemania y otros a Inglaterra. Pero, en su gran mayoría, los exiliados se
asentaron en pueblos de Holanda y Zelanda. Todas las grandes
ciudades del sur sufrieron una catastrófica hemorragia de habitantes a
finales de la década de 15804. Amberes, donde la población era de
84.000 en 1583 y de 55.000 luego del sitio de 1585, había bajado a 42.000

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 2 Traducción María Ángeles Soletic


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en 1589. Gante perdió casi la mitad de su población. Mechelen, una
ciudad de alrededor de 30.000 habitantes en 1550, había bajado a solo
11.000 para 1590. Brujas perdió cerca de la mitad de sus habitantes.

La mayoría de las personas que migraron al norte se asentó en


unas pocas ciudades en una parte del país. La ciudad de Utrecht, con
numerosos conventos vacíos para ofrecer como establecimientos, trató
de atraer trabajadores textiles, pero pocos acudieron. Luego de la
captura de la ciudad de Groningen por parte de Maurits en 1594, el
nuevo consejo protestante hizo algo similar, pero nuevamente con poco
éxito. Los refugiados se asentaron masivamente sólo en los pueblos de
Holanda y Zelanda. La población de Middelburg se triplicó, llegando a
30.000 personas hacia 1570, a causa de la inmigración que venía desde
el sur de los Países Bajos.5 Leiden, estancada por un siglo, creció
espectacularmente de 13.000 habitantes en 1581 a más de 26.000 hacia
1600, casi por completo debido a la inmigración desde el sur.6 Mientras
tanto, Amsterdam atrajo la mayor cantidad de inmigrantes,
aproximadamente 30.000; hacia 1600, representaban un tercio de la
población de la ciudad. Una gran cantidad se asentó también en
Haarlem, haciendo crecer la población de 14.000 habitantes en 1570 a
39.000 en 1622. Otros inmigrantes, en menor número, se asentaron en
otros pueblos de Holanda y Zelanda, pero con un impacto
considerable. En Delft, los inmigrantes representaron casi el 17% de la
población en 1600. Flushing, con 4.425 habitantes en 885 casas en 15777,
había crecido un tercio a finales de la década de 1580. Bodley se
sorprendió al encontrar 5.000 personas en Bergen-op-Zoom en 1589 -una
gran proporción de inmigrantes recientes8- a pesar de que muchos se
mudaron luego a Holanda.

Absorber un masivo flujo de inmigrantes es un proceso complejo y


dificultoso en cualquier contexto humano, impone una gran tensión. El
grado de éxito conseguido depende, en parte, de la capacidad de
absorción de la sociedad “anfitriona” y, por otra parte, en la
adaptación de los saberes provistos por los inmigrantes. Lo que es más
remarcable de este éxodo al norte luego de 1585 es la velocidad y la
relativa facilidad con la cual los recién llegados se integraron a la
sociedad holandesa y a su vida económica. Algunas especializaciones
que poseían los inmigrantes no podían ser absorbidos, en un comienzo,
porque en 1585 el norte no tenía todavía “ricas mercancías”. Los
refinadores de azúcar de Amberes que llegaron a Holanda a finales de
la década de 1580, por ejemplo, se mudaron a Hamburgo, porque
Holanda hasta entonces no tenía participación en el comercio
internacional de azúcar. Los grandes mercaderes que dejaron Amberes
prefirieron originalmente el noroeste germano9 antes que el norte
holandés, porque a finales de los años 80 Holanda todavía no era
apropiada para comercio de alto valor y largas distancias debido,
fundamentalmente, al embargo de Felipe II sobre los barcos y bienes

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 3 Traducción María Ángeles Soletic


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holandeses (1585-1590), lo que excluyó a los holandeses de la Península
Ibérica y, en consecuencia, de los productos de las Indias españolas y
portuguesas. Por otra parte, los avances españoles en el noreste de los
Países Bajos bloquearon las rutas entre Holanda y Alemania. Pero
Holanda y Zelanda lograron ubicarse bien a la hora de acomodar la
gran masa de inmigrantes y, una vez absorbidos, proveyeron mucho de
lo que era necesario para la subsiguiente penetración de las “ricas
mercancías”. El arenque y los granos del Báltico, combinado con la
prohibición de Leicester a las exportaciones al sur, aseguraron que,
cuando los refugiados llegaron en avalanchas, las Provincias Unidas
estuvieran inundadas de provisiones baratas.10 No había otro lugar en el
que los refugiados pudieran encontrar comida tan barata como allí. Los
pueblos holandeses y zelandeses tenían abundantes monasterios y
conventos confiscados, que fueron ofrecidos por los ayuntamientos en
condiciones favorables para que pasaran a funcionar como talleres o
habitaciones11. El alojamiento fue un problema y los alquileres en las
ciudades rozaban niveles exorbitantes. Pero, al mismo tiempo, la
República, con las vías acuáticas en el interior, las flotas de los ríos y los
depósitos de madera, estaba preparada para montar un boom masivo
en la construcción. En Leiden, el ayuntamiento necesitaba las mejores
construcciones monásticas para la universidad y las instituciones civiles,
pero había muchas más para ser usadas como talleres textiles o
convertidas en habitaciones para los tejedores12.

Los inmigrantes del sur eran aproximadamente el 10 por ciento de


la población total de las Provincias Unidas en la década de 1590 y eran
una proporción mucho mayor de la población en las ciudades más
grandes de Holanda y Zelanda. La fuerza de trabajo urbana se vio
enormemente expandida. Aun cuando hubo una pequeña fricción en
el mercado laboral, la nueva fuerza de trabajo casi en ningún lado se
superpuso o compitió con el proletariado holandés existente. Las
Provincias Unidas a finales del siglo XVI era tierra de dos proletariados -el
nativo y el inmigrante- que realizaban tareas muy diferentes. La
economía holandesa anterior a 1585, basada en las embarcaciones, los
buques de carga, la pesca y la agricultura, había generado pocas
industrias orientadas a la exportación y ninguna de las habilidades o
trabajadores entrenados necesarios para procesar materias primas de
alto valor. Actividades como la imprenta y las artes, en las que había
dos grupos de trabajadores que competían entre sí, eran raras. El
antiguo proletariado holandés de hombres de mar, pescadores,
boteros, trabajadores de astilleros y cavadores de turba sintió poco la
llegada de inmigrantes.

Pero la expansión de la economía y la aceleración del


crecimiento urbano, resultado de la inmigración, no fue consecuencia
de la masiva penetración de las “ricas mercancías” en los 90. La
absorción exitosa de los emigrados y la sostenida expansión de las

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 4 Traducción María Ángeles Soletic


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ciudades de Holanda dependía de la transferencia de una gran parte
del nuevo comercio y la actividad industrial a la costa holandesa. Antes
de 1590, tanto para los inmigrantes como para los nativos, era
simplemente imposible que el sistema de intercambio exterior holandés
creciera en este sentido, dado que el remanente sitio de la República
estaba rodeado en tres lugares por la armada española, la interrupción
de la comunicación con Alemania y las embarcaciones holandesas
bajo poder de España y Portugal. Hay que reconocer que el embargo
de Felipe II fue todo menos hermético. Los holandeses llevaron a cabo
algún comercio con las tierras ibéricas mientras los embargos estaban
vigentes. Pero las medidas españolas excluyeron a gran parte del
comercio holandés e hicieron el intercambio posible más riesgoso,
costoso y difícil, reduciendo la participación de los holandeses (e
ingleses) y dejando en ventaja a los hanseáticos.

El crecimiento de las “ricas mercancías” en 1590 -incluyendo


desde 1598 el comercio colonial de larga distancia-, fue de este modo
de primordial importancia no sólo para la historia del comercio y la
navegación holandeses, sino también para la sociedad, la industria, las
ciudades, la estructura entera y la cultura de la edad de oro holandesa.
En la década de 1580, la República estaba en retirada en todos los
frentes. La perspectiva era, sin duda, de penumbra para el presente y
para el futuro. Sin la fundamental reestructuración del sistema de
comercio de ultramar holandés de los 90, el reciente influjo de
inmigrantes no podría haber sido absorbido, las ciudades no se habrían
expandido rápidamente y no hubiera tenido lugar la “edad dorada”.

De este modo, si bien es verdad que el éxodo del sur fue un factor
crucial no fue suficiente por sí mismo para generar el “milagro”
económico de la década de 1590. No menos vital fue el cambio
político y el contexto estratégico13. La decisión de Felipe II de intervenir
en Francia en 1590, el debilitamiento drástico de la presión española en
el norte que eso implicó, las grandes ofensivas de Maurits de 1591, 1593-
94 y 1597 que limpiaron a los españoles del IJssel, Waal y otras
importantes rutas fluviales, la afirmación del territorio de la República y el
levantamiento del embargo de Felipe II del comercio holandés con
España y Portugal, combinado con lo apretado del bloqueo de las
fuerzas navales holandesas, crearon, en pocos años, una estructura por
entero nueva y condiciones más favorables. La década de 1590 generó
confianza en que la República tenía un futuro seguro y que Holanda era
una base viable para inversiones en comercio y procesos de
manufactura a gran escala. Esto comenzó a atraer, especialmente en
Amsterdam, a las élites mercantiles de Amberes que había migrado en
los 80 a Hamburgo, Bremen, Emden, Stade, Colonia y Frankfurt en lugar
de lo que era hasta entonces una república sitiada, en penumbras y
económicamente deprimida.

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 5 Traducción María Ángeles Soletic


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Estos cambios generaron inversiones masivas durante los 90, más
que nada en Amsterdam, pero también en Middelburg, Rotterdam,
Delft, Haarlem y los puertos del occidente de Frisia, en un amplio rango
de “ricas mercancías”, comenzando con el ahora renacido tráfico con
España, Portugal y el Mediterráneo. Armados con especias, azúcar,
sedas, colorantes, vino y frutas mediterráneas y plata hispanoamericana
obtenida en el sur, los mercaderes con base en Holanda y Zelanda
rápidamente aventajaron a los provenientes de Hamburgo, Lübeck y
Londres en proveer estas materias primas al norte14. De esta manera, los
holandeses, cuyo comercio con el Báltico había sido previamente
confinado a un pequeño número de voluminosas materias primas de
relativo bajo precio -básicamente granos, maderas, sal, arenque y vino-
y restringido a los puertos de granos y madera en las costas sur y este del
Báltico, se embarcaron en lo que ha sido llamada la “segunda
conquista holandesa” del comercio en el Báltico- su penetración en el
tráfico de alto valor dominado casi por completo por los hanseáticos y
los ingleses. Como extensión de este proceso, los barcos holandeses
comenzaron a navegar regularmente, además, alrededor del norte de
Escandinavia al puerto de Arcángel en el Mar Blanco, en ese momento
la ventana de Rusia al oeste. En 1590 este tráfico moscovita estaba
sólidamente en manos inglesas. Pero, en una situación en la cual los
holandeses tenían ahora mejor acceso al mercado ibérico (y a los
bienes coloniales) que Londres, había pocas chances de que los
ingleses pudieran resistir el embate holandés, cuando las especias y la
plata eran la clave. Para 1600 los mercaderes de Amsterdam, en su
mayor parte emigrados de Amberes, habían ya aventajado al comercio
inglés con Moscú.15

Relativamente rápido, los ministros españoles se dieron cuenta de


que el acceso holandés a España y Portugal y el control que esta
situación le daba sobre la distribución de especias, azúcar, otras
materias primas coloniales y los productos mediterráneos en todo el
norte de Europa, estaban motorizando la sensacional expansión del
poder y la riqueza de los holandeses y sus ciudades, ahora en progreso.
Claramente este acceso también alimentó el ascenso de la nueva
industria textil holandesa organizada sobre las técnicas traídas por los
inmigrantes de 1585 y basada en el lino y las new draperies (nueva
pañería) hechas por los inmigrantes del sur en Haarlem y Leiden; era con
el capital transferido del sur de los Países Bajos que la nueva élite
mercantil de Holanda y Zelanda estaba comprando todo lo que podía
de las materias primas de alto valor coloniales y de la Europa del sur.

Consecuentemente, en el comienzo del reinado de Felipe III, en


1598, se decidió reimponer los embargos en España y Portugal a las
naves, bienes y mercancías holandeses. Pero este intento español de
revertir lo que había ocurrido sirvió solo para reforzar el floreciente
sistema de comercio de ultramar holandés dado que forzó a las élites

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 6 Traducción María Ángeles Soletic


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mercantiles de Holanda y Zelanda (si bien no parecía que pudieran
perder las “ricas mercancías” recientemente ganados en Europa) a
invertir inmediata y fuertemente en la creación de una ruta de tráfico
directo hacia las Indias por este y oeste.

La primacía comercial mundial holandesa, basada en el rol del


entrepôt holandés después de 1590 como un reservorio general de
materias primas de todo tipo y de todas partes del mundo, de alto valor
y gran cantidad, y un incomparable volumen de viajes marítimos para
llevar los bienes hacia dentro y hacia fuera, duró prácticamente un siglo
y medio. Pero durante este largo período hubo un número de cambios
básicos en el ritmo y la dirección general del entrepôt holandés y es, por
lo tanto, necesario dividir el fenómeno en distintas fases. La Fase 1 (1590-
1609) vio el establecimiento de las “ricas mercancías” holandesas y el
crecimiento del tráfico de larga distancia hacia las Indias Orientales,
África y América. La Fase 2 (1609-21), que transcurrió durante la Tregua
de los Doce Años (1609-21), estuvo caracterizada por una cierta
pérdida de impulso en el comercio colonial, particularmente marcada
en el Caribe y Brasil, pero por un mayor éxito que antes en las aguas
europeas. El levantamiento del embargo español en l609 junto con la
suspensión de los ataques de navíos privados españoles y portugueses
contra los barcos holandeses, redujeron los fletes y las cargas del seguro
marítimo, elevando aún más la competividad de los holandeses por
sobre los ingleses y hanseáticos debido a sus tasas más bajas de flete.16
Esto, junto con la mejora en los accesos al Mediterráneo así como a
España y Portugal (fortaleciendo el comercio holandés en el
Mediterráneo para estos tiempos), permitió temporalmente a los
holandeses eclipsar a Gran Bretaña en el comercio marítimo directo al
Levante17 y, además, llevó a los holandeses al pico de su influencia en el
comercio del Báltico. La Fase 2 fue mucho más favorable que la Fase 1
para la pesca.

Sin embargo, en la Fase 2 Zelanda falló en compartir la


prosperidad con Holanda, ya que la Tregua involucró también el
levantamiento temporal del bloqueo naval en la costa flamenca (pero
no las restricciones en el Scheldt). Como resultado, los mercaderes en el
sur de los Países Bajos pudieron reanudar las importaciones directas
desde el Báltico y Europa del sur hacia los puertos flamencos y de ahí a
Brujas, Gante y Amberes salteando el entrepôt zelandés. De este modo,
los estados de Zelanda observaban que, en octubre de 1614, la
importación de sal desde Portugal y Francia al sur de los Países Bajos
para su refinado en Gante había sido totalmente desviada de Zelanda
y el Schelt hacia Ostende y Dunkirk18. En efecto, gran parte del tráfico
zelandés al sur colapsó hacia 1621. Siendo éste el principal comercio de
Zelanda, el cambio fue un golpe severo para toda la provincia. Cuando
en reconocimiento de esta situación los Estados Generales acordaron
en 1612 reducir la cuota de Zelanda al presupuesto de la Generalidad,

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 7 Traducción María Ángeles Soletic


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el consejo de la ciudad de Amsterdam señalaba que esto se debía a la
crisis en la que Zelanda estaba sumida19.

La Fase 3 (1621-47) estuvo caracterizada principalmente por la


reanudación del conflicto español-holandés, la reimposición de los
embargos y el bloqueo naval holandés de la costa flamenca. Durante
esta fase, Zelanda se recuperó y el comercio colonial creció, pero el
comercio holandés en Europa se vio adversamente afectado,
contrayéndose en términos absolutos hasta después de 1630, a pesar
del éxito de las re-exportaciones de bienes coloniales al norte de Europa
y la provisión de mercancías por los puertos y estuarios del norte alemán
a los ejércitos que operaban en el devastado interior de Alemania. Un
problema particular, desde finales de los 20, fue el rápido crecimiento
de la flota de ataque flamenca en Dunkirk y Ostende, y su creciente
impacto en la navegación holandesa. La pérdida de muchos cientos
de barcos y cargueros en el Mar del Norte y el Canal Inglés llevó a la
carga holandesa y a las tasas de seguro marítimo a niveles
drásticamente más elevados que en la Fase 220. El comercio con el sur
de Europa fue especialmente golpeado durante este período, no solo
con España y Portugal sino también con Italia y el Levante. El
recientemente floreciente comercio holandés con el Levante colapsó
casi completamente a principios de 1620 y no se recuperó hasta los
años cercanos a 1647. Otra dificultad durante la Fase 3 fue la crónica
escasez de sal para las pescaderías. Los españoles no solo tuvieron éxito
en impedir a los holandeses obtener sal portuguesa por veinte años -de
1621 hasta la secesión portuguesa de 1640/1-, sino también en la
construcción de fuertes en los principales depósitos de sal en el Caribe,
privando a los holandeses de un suministro alternativo al que habían
tenido acceso entre 1598 y 1607.

Estos problemas, acompañados por la disrupción del comercio en


el Báltico a finales de 1620, causaron una seria depresión en Holanda
desde 1621, la más prolongada del siglo XVII aunque menos traumática
que la depresión de la década de 1670. Esta recesión en la economía
marítima holandesa, desde 1621 hasta principios de los 30, afectó
también adversamente a muchas industrias. La construcción de barcos,
las refinerías de sal y de azúcar, y las imprentas21 se contrajeron
significativamente durante estos años. La recuperación comenzó a
principios de los 30 y a finales de esta década se había convertido en el
boom en algunos sectores, especialmente la agricultura, los textiles, el
comercio colonial y la especulación financiera. Pero el comercio
holandés en Europa se mantuvo bajo hasta finales de la década de
1640. La recuperación total y la posterior expansión en el comercio
europeo y en las pescaderías tuvieron que esperar al comienzo de la
Fase 4 (1647-72).

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 8 Traducción María Ángeles Soletic


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La depresión de los 20 fue grave, pero la República atenuó el
impacto de la recesión por importantes desarrollos que compensaron
en parte la contracción de los viajes marítimos y el comercio. En
contraste con otras industrias, la de la lana y del lino de Leiden y
Haarlem se beneficiaron de la nueva situación, en parte debido al
bloqueo naval de la costa flamenca -y las altas tarifas a las
importaciones flamencas que venían de las vías fluviales del interior
holandés, a causa de la guerra- que redujo la exportación de
manufacturas (a menudo de productos que competían directamente)
desde los pueblos del sur de los Países Bajos y dificultaron sus
importaciones de lana. Al mismo tiempo, la Guerra de los Treinta Años
devastaba los pueblos textiles de Alemania. Consecuentemente,
mientras el comercio holandés en el Báltico estuvo estancado en los
años 20, las exportaciones de textiles holandeses al Báltico se vieron
fortalecidas.22

Pero, lo que compensó sobre todo las consecuencias negativas


de la recesión en las grandes áreas del comercio y la industria fue el
simultáneo boom de la agricultura. La prosperidad de la agricultura
holandesa durante la Fase 3, junto al crecimiento del tráfico en ríos
hacia el corredor renano, Lieja y los Países Bajos españoles, fue también
esencialmente consecuencia del retorno del conflicto español-holandés
y la Guerra de los Treinta Años. La demanda de provisiones holandesas
de todo tipo -productos de uso cotidiano, cerveza, pescado y carne y
(tanto como hubiera disponible) granos y sal así como vino francés para
los oficiales y tabaco- nunca había sido tan grande, tanto en Alemania
como en el sur de los Países Bajos. Las altas cuotas que fueron
establecidas en el tráfico fluvial hacia Alemania y el sur de los Países
Bajos permitieron también a los cinco colegios de almirantes contar con
grandes sumas en las aduanas que asistieron al financiamiento de la
expansión naval holandesa.

El balance cambiante entre el transporte de cargas y las


“ricas mercancías”

La depresión marítima de la década de 1620 fue una de las más


duras del siglo XVII, segunda solo después del trauma de 1672, y sus
efectos no fueron superados totalmente sino hasta 1640. Sin embargo,
en una perspectiva más amplia de la historia holandesa, su significado
real descansa en el cambio futuro que ella posibilitó para la economía
marítima holandesa, desde la carga de mercaderías al nuevo comercio
de alto valor.

El comercio masivo de granos, madera, sal y pescado fue


dominado originalmente por los holandeses, como hemos visto, en el
Israel, The Dutch Republic, ch. 14 9 Traducción María Ángeles Soletic
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siglo XV. A partir de entonces se expandió notablemente durante el siglo
XVI, culminando en 1590 y en las dos primeras décadas del siglo XVII,
con la introducción del famoso fluit, navío especializado diseñado para
transportar grandes cargas a menor costo. El crecimiento de los fluits fue
también parte de un cambio hacia el uso de barcos más grandes para
la carga de mercaderías que lo que había sido común previamente.23

El transporte de carga, especialmente de granos y madera


bálticos, fue sin duda de fundamental importancia para sentar las bases
de la edad dorada. La resistencia y la abundancia de recursos durante
la Revuelta le debieron mucho a las ampliamente difundidas
ganancias, así como los barcos y marineros, del comercio con el Báltico.
El alto nivel de urbanización y la vitalidad de las ciudades de Holanda y
Zelanda en vísperas de la Edad Dorada se basó en gran medida en el
tráfico de grandes cargas. Además, luego del 1600, este tipo de
comercio nutrió a Holanda y Zelanda con una abundante cantidad de
barcos, marineros y almacenes navales, mayor que lo que podía
encontrarse en cualquier otro lugar. Aún así, si definimos la Edad Dorada
como de riqueza y expansión, más allá del punto alcanzado en los 80,
fueron básicamente las “ricas mercancías” y no la carga de grandes
volúmenes, lo que contribuyó en su mayoría a dar forma al contexto
socioeconómico. La carga de grandes volúmenes estaba llegando al
límite de su expansión para 1590 cuando comenzó la edad dorada. Por
el contrario, las “ricas mercancías” crecieron espectacularmente luego
de 1590, generando ganancias más importantes y una mayor
acumulación de riqueza que el comercio de grandes cargas. El grano
báltico, por ejemplo, valía casi tres millones de florines al año en el
mercado holandés a mitad del siglo XVII mientras que el valor
combinado de las “ricas mercancías” en los centros más importantes-
Indias Orientales, España y el Levante- en los 50 y 60 era
aproximadamente siete veces más grande, con más de 20 millones de
florines24. Por otra parte, mientras el comercio con el Mediterráneo y los
mercados coloniales y también el comercio de alto valor con el Báltico
y Rusia proveyeron los materiales crudos para las principales industrias
exportadoras de finales del siglo XVII- los textiles de Leiden (hechos con
lana española), los camlets (con mohair turco), sedas, algodones, lino
fino, cobre, azúcar procesado y tabaco- las cargas de grandes
volúmenes era de menor relevancia para la industria, salvo en el caso
de la construcción de barcos25. Finalmente, hay una dimensión cultural.
Por eso no fue el comercio de grandes volúmenes sino el nuevo
comercio de alto valor lo que proveyó la riqueza y, no menos
importante, los materiales raros y las técnicas, los que hicieron posible la
pasmosa variedad y sofisticación de la edad dorada. Se requerían
técnicas altamente especializadas para producir tinturas, cristales,
cerámicas, diamantes, mobiliarios finos, linos diseñados y sedas y
especialidades tales como “cuero dorado”, tapicería y marquetería de
madera. Por otra parte, la contribución de las “ricas mercancías”

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 10 Traducción María Ángeles Soletic


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aumentó en los primeros dos tercios del siglo XVII, mientras la relativa
importancia del transporte de grandes cargas -disminuida regularmente
hasta el último cuarto del siglo- fue reducida por el comercio de alto
valor y la industria reglada de las “ricas mercancías”. En términos
absolutos, el transporte de grandes cargas se expandió hasta 1620, pero
entonces empezó a contraerse, especialmente en Holanda.

Tanto las fechas como las razones para el declive a largo plazo de
los puertos del oeste de Frisia, el corazón del tráfico de grandes
volúmenes, están claras. Las estadísticas del peaje del Sund mostraban
que Hoorn, Enkhuizen y Medemblik fueron especialmente afectadas por
la caída de los 20 y que estas ciudades nunca pudieron recuperarse. La
causa inicial fue la contracción repentina de los suministros de sal de
buena calidad y arenque y, desde 1621, una marcada caída en las
exportaciones de Enkhuizen de arenque al Báltico26. De este modo, los
puertos del oeste frisio comenzaron a decaer debido a los embargos
españoles y las medidas (parcialmente efectivas) de España para cortar
el flujo de sal de alta calidad hacia la República y a los ataques a la
pesca de arenque en el Mar del Norte, aunque luego otros factores
adicionales impidieron la recuperación.

Mientras el número total de barcos holandeses en el Báltico se


recuperaba a los niveles anteriores a 1621, en la década de 1630 el
número de fluits que iban de Holanda al Báltico no se recuperó. Había
ahora un cambio: se pasó de usar fluits grandes con base en los puertos
del oeste frisio a usar embarcaciones más pequeñas, con base en Frisia
y las Islas Wadden. Como resultado, la parte del oeste de Frisia del total
del tráfico holandés en el Báltico, que se había mantenido arriba del
30% en 1620, cayó a 26% a finales de la década de 1620 y sólo 18% para
1640.27 Además, mientras las otras ciudades principales de Holanda
continuaban creciendo vigorosamente hacia 1672, los puertos del oeste
frisio, hogar de las flotas de fluits, comenzaron a empequeñecer en los
20, en el marco de un proceso de desurbanización que se inició más de
medio siglo antes que en el resto de la República. En Enkhuizen, el
número anual de bautismos en la Iglesia Reformada Holandesa llegó a
su pico, 854, precisamente en el año 162128. Luego de este año, los
bautismos comenzaron a reducirse lenta pero definitivamente.
Alrededor de ese año, Enkhuizen alcanzó su pico absoluto de 22.000
habitantes y la población y vitalidad de Hoorn comenzó también a
declinar a partir de este momento.

Los comienzos del imperio colonial holandés

Los años alrededor de 1590 forman una divisoria de aguas en la


historia holandesa, marcando la transición desde las sombrías y

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 11 Traducción María Ángeles Soletic


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dificultosas condiciones de los 70 y 80 hacia el comienzo de la era
dorada. Que los comienzos de la navegación a larga distancia
holandesa y del imperio colonial también se den en los 90 no es,
obviamente, un accidente. Mejor dicho, estos complejos fenómenos
fueron consecuencia directa de nuevas oportunidades, recursos y el
dinamismo generado por la reestructuración general política,
estratégica y económica que se dio en los años alrededor de 1590.

Muchos ingredientes fueron necesarios para hacer posible la


vigorosa, exitosa y perdurable expansión marítima en los mares de Asia,
África y América y más aún todavía en un tiempo en el que la
República se enfrascó en una lucha a escala total por tierra y mar, con
España. Estas precondiciones fueron una base segura para inversiones a
largo plazo, una gran acumulación de capital mercantil, apoyo político
a nivel tanto cívico como provincial, detallados conocimientos acerca
de rutas y condiciones en las Indias, un excedente transferible de poder
naval y militar local y, finalmente, condiciones favorables para romper
con la vehemente competencia en el mercado europeo de la
pimienta, las especias y el azúcar. Antes de 1590, no había ninguna de
todas estas condiciones y había poca o nula posibilidad de que las
tradiciones de carga de mercaderías de Holanda y Zelanda pudieran
haber sido traducidas, en circunstancias pre-1590, en un tráfico a larga
distancia floreciente o en la fundación de un imperio colonial.

El fortalecimiento interno de la República y de sus instituciones,


entre 1588 y 1590, la mejora estratégica de comienzos de los 90 y el
influjo de mercaderes y capital desde Amberes luego de 1585 fueron de
este modo factores vitales para el crecimiento del tráfico holandés de
larga distancia hacia fuera de Europa. Pero más vital que todo fue el
comienzo de las “ricas mercancías”, un comercio holandés exitoso en
materias primas de alto valor dentro de la misma Europa.29 Este
fenómeno ocurrió específicamente en los comienzos y mediados de los
90. La emergencia de Amsterdam como la gran rival de Hamburgo (que
había superado a Amberes desde 1585) en el control de la distribución
de pimienta, especias y azúcar en Europa del Norte, el resurgimiento de
las importaciones de productos coloniales a Holanda desde España y
Portugal, siguiendo el levantamiento del embargo en 1590 de Felipe II a
los holandeses y la rápida penetración holandesa en el comercio de
alto valor moscovita en los comienzos de los 90 fueron todos inmediatos
precursores del crecimiento de la navegación holandesa hacia las
Indias Orientales y Occidentales a finales de los 90. Comercialmente, el
tráfico colonial holandés surgió del avance en el comercio europeo.30

El primer paso para el establecimiento del imperio holandés de


comercio en las Indias fue el montaje de la privada Compagnie van
Verre (Compañía de Larga Distancia) en Amsterdam, en marzo de 1594.
Esta fue un consorcio de nuevos mercaderes de élite, dos de los cuales,

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 12 Traducción María Ángeles Soletic


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Renier Pauw y Hendrik Hudde, fueron influyentes regentes que estuvieron
cerca del corazón del gobierno así como del comercio.31 Muchos eran
inmigrantes, incluyendo dos del sur de los Países Bajos y Jan Poppen (c.
1545-1616), un protestante de Holstein que fundó uno de las dinastías de
mercaderes más ricas de Amsterdam. La compañía reunió un capital
inicial de 290.000 florines y equipó una flota de cuatro naves tripuladas
por 149 hombres, armados con 100 cañones provistos por los Estados de
Holanda. Los Estados también permitieron la exoneración de la
compañía de los impuestos de la Generalidad en sus importaciones
desde las Indias Orientales. La flota salió desde Texel en abril de 1595,
tres de las naves retornaron a salvo en 1597, aunque con sólo 89
hombres vivos.

Las ganancias de esta primera expedición fueron magras, pero los


mercaderes no dudaron en permanecer. En efecto, tan rápido fue el
crecimiento de las reexportaciones de pimienta y especias
(portuguesas) de Amsterdam a Alemania, el Báltico y Rusia entre 1594 y
1597, a expensas de los poderes comerciales rivales,32 que era obvio
para cada mercader de élite que hacia 1597 la República controlaba
la distribución de bienes coloniales en el norte de Europa; y que, con
Londres todavía paralizada en relación con los productos coloniales por
los efectos de los embargos españoles contra Inglaterra de 1585 a 1604,
las inversiones puestas en un tráfico directo a las Indias Orientales
eludiendo los entrepôts de Lisboa y Sevilla, podían resultar en ganancias
importantes y en un ajuste del recién ganado dominio de las “ricas
mercancías” en Europa del Norte.

Al mismo tiempo el conocimiento acerca del comercio en las


Indias Orientales, así como de las materias primas de Asia, estaba siendo
diseminado a lo ancho de las ciudades mercantiles holandeses. Esto
devino en parte de la continuación del comercio con Portugal, luego
del levantamiento del embargo de Felipe II a los holandeses en 1590, y
en parte de la recién llegada comunidad criptojudía a Amsterdam que,
inicialmente, a finales de la década de 1590 se especializó en importar
materias primas de las Indias Orientales desde Lisboa y, finalmente, en la
edición de libros. Entre estos libros, destaca el Itineratio (1596) de Jan
Huigen van Linschoten, quien había salido a Goa en 1584 como
empleado de la Casa Függer y retornó a Europa en 1592. Su libro fue un
verdadero manual del mercader de rutas, materias primas y
condiciones de las Indias Orientales.

Estimuladas por las circunstancias altamente favorables creadas


por el avance en las “ricas mercancías” europeas luego de 1590, creció
un frenético interés en el tráfico de las Indias Orientales durante la
segunda mitad de los 90 en toda la costa holandesa.33 La compañía
original se expandió a un consorcio más amplio con 18 directores y un
capital inicial de 768.466 florines. Una segunda flota fue preparada, esta

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 13 Traducción María Ángeles Soletic


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vez con 18 embarcaciones, y puesta al mando de Jacob Cornelisz van
Neck, un reconocido y competente hombre que luego se convirtió en
burgomaestre de Amsterdam. Pero al mismo tiempo, dos compañías
más y sus flotas tomaron forma en Zelanda, partiendo las tres flotas casi
simultáneamente en la primavera de 1598. Van Neck volvió con cuatro
barcos cargados de riquezas catorce meses más tarde, y fue recibido
con una clamorosa recepción por parte de la comunidad de negocios
de Amsterdam. Luego de la deducción de costos, la Compagnie van
Verre tuvo una ganancia del 400%.

No había dudas que el tráfico holandés de larga distancia ya


había comenzado; y que la reimposición en 1598 de los embargos de
las naves, bienes y comerciantes holandeses en España y Portugal había
tenido efectos sensacionales. Cortando el flujo de productos coloniales
y mediterráneos desde Iberia hasta en entrepôt holandés, los ministros
españoles pretendieron abortar la masiva expansión de las “ricas
mercancías” holandesas en Europa.34 Pero, precisamente, amenazando
la continuidad de su éxito comercial en Europa, como Grocio y otros
historiadores del siglo XVII holandeses señalaron más tarde, los embargos
compelieron a la recientemente aparecida élite mercantil de las
ciudades marítimas holandesas a invertir masivamente y sin demora en
el tráfico hacia las Indias. A menos que estuvieran dispuestos a ver su
comercio europeo desvanecerse ante sus ojos y a verse suplantados por
los hanseáticos e ingleses (que fueron readmitidos en los puertos ibéricos
en 1604), los holandeses tenían que navegar a las Indias y obtener las
materias primas que necesitaban desde su fuente. Además, era vital
desde el principio que este nuevo tráfico tuviera una escala lo
suficientemente grande como para llevar la pimienta y las especias
necesarias para servir al sistema de distribución que ahora se extendía
desde Francia a Rusia. Para 1599, no había menos de 18 compañías
diferentes participando en el tráfico de las Indias Orientales en Holanda
y Zelanda, con bases en Amsterdam, Rotterdam, Middelburg, Hoorn y
Enkhuizen. Para el otoño de 1601, no menos de 14 flotas holandesas -
que totalizaban 65 naves-, habían zarpado desde las Provincias Unidas
a las Indias Orientales,35 un nivel que por lejos sobrepasaba el comercio
de las Indias Orientales tanto con Portugal como con Inglaterra.

Pero una actividad tan frenética inevitablemente causaba


caóticas oscilaciones en el mercado en las Islas de las Especias (las
Molucas y Amboina) y Java. Para 1601, tanto los precios como las
ganancias estaban cayendo abruptamente. Fue esto lo que condujo a
los mercaderes que participaban en las diversas compañías a pedir la
intervención de los Estados de Holanda y Zelanda para imponer orden
en el tráfico, advirtiendo que, si esto no se lograba, el creciente tráfico
holandés en las Indias Orientales sufriría severas dificultades y quizás el
colapso.36 En este sentido, mercaderes y estados comenzaron a realizar
consultas referentes a cómo federar el tráfico holandés para situarlo en

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 14 Traducción María Ángeles Soletic


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una base estable, ordenada y resistente. En estas deliberaciones
Oldenbarnevelt jugó un rol principal.

La estructura federal del estado holandés y la poderosa influencia


de la autonomía cívica dentro de la República hicieron posible la
creación de un tipo de organización comercial totalmente nueva, un
monopolio colegiado y de acciones compartidas sostenido firmemente
por el estado que estaba, al mismo tiempo, federado en cámaras que
mantenían su capital y sus operaciones comerciales, mientras se
sostenían líneas políticas generales, establecidas por un consejo federal
de directores. La forma precisa de la nueva organización fue el
resultado de un largo proceso de negociación. En la conferencia de La
Haya, en diciembre de 1601, los directores propusieron que la cámara
holandesa de la nueva compañía debía recibir la mitad de los asientos
del nuevo consejo federal de directores ya que, juntas, las compañías
de Amsterdam estaban contribuyendo con más de la mitad del total
del capital inicial. Pero Oldenbarnevelt -cuya base de poder estaba
fuera de Amsterdam- y los Estados de Holanda y Zelanda estaban
preocupados en que Amsterdam tuviera menos de la mitad de los votos
en el consejo federal. De este modo, Amsterdam terminó con 8, de un
total de 17 lugares en esta reunión que fue conocida como la Heren
XVII. De los restantes, cuatro fueron asignados a Zelanda y dos al North
Quarter y los pueblos del sur de Holanda. Cada una de estas dos
cámaras fue dividida a su vez en dos subcámaras, respectivamente
Hoorn y Enkhuizen y Delft y Rótterdam, cada una de las cuales nombró
un director al consejo federal. El director número 17 fue nominado por
las tres cámaras más pequeñas en rotación. 37 Aunque la primera élite
mercante jugó un importante papel en el funcionamiento de la Cámara
de Amsterdam, era inevitable que los regentes debían ser
preponderantes en la administración de la nueva organización y más
fuertemente en el caso de las cámaras más pequeñas.38 Por otra parte,
con el transcurso del tiempo, la influencia de los regentes sobre el
funcionamiento de la Cámara de Amsterdam tendió a incrementarse.

Los Estados de Holanda y Zelanda negociaron los arreglaron con


los mercaderes. No obstante, formalmente hablando, fueron los Estados
Generales los que decretaron y establecieron la nueva Compañía
Unida de las Indias Orientales (Verenigde Oostindische Compagnie o
VOC). Porque sólo los Estados Generales podían concederle los
soberanos derechos a mantener tropas y guarniciones, acondicionar
buques guerreros, imponer gobernadores sobre las poblaciones de Asia
y conducir la diplomacia con potentados orientales, así como firmar
tratados y hacer alianzas. Una vez que creada en 1602, la VOC disfrutó
de un gran pacto de libertad de acción. Sin embargo, el elemento de
supervisión de la Generalidad continuó presente.39 Tratados, alianzas e
instrucciones a los “gobernadores VOC” en Asia tenían que ser
aprobados por los Estados Generales y se le pedía a la VOC que

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 15 Traducción María Ángeles Soletic


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realizara reportes periódicos del estado general de los asuntos en las
Indias Orientales. También el estatuto original fue sujeto a revisiones y
renovaciones por parte de los Estados Generales, luego de 20 años. Los
comandantes militares y navales de la VOC en Asia y los agentes
diplomáticos de la Compañía debían jurar lealtad a su empleador, la
Compañía y los Estados Generales de las Provincias Unidas.

Desde los comienzos, la nueva organización estuvo armada y


resuelta a formar para ella misma una posición dominante en el
comercio con las Indias Orientales. La Compañía logró sus primeras
conquistas en 1605 cuando sus fuerzas capturaron las “Islas Spice” (de
las especias) indonesas de Ternate, Tidore y Amboina, que pertenecían
a los portugueses. Pero no fue hasta el comienzo de la Tregua de los
Doce Años, en 1609, que la Heren XVII decidió nombrar un gobernador-
general y un consejo para administrar las factorías de intercambio y las
conquistas en Asia. Originalmente, los cuarteles generales del imperio
holandés de comercio en el este fueron establecidos en Bantam, en la
punta oeste de Java. El primer gobernador-general, Pieter Both, no era
holandés ni zelandés, sino que venía de Amersfoort, cosa que
posiblemente haya sido una razón para su nombramiento, ya que nadie
podía verlo como alineado con ninguna de las cámaras regionales. Él
fue el primero de una larga línea de gobernadores-generales de las
Indias Orientales Holandesas bajo la VOC, presidiendo un imperio
colonial y una zona de actividad marítima extendida desde el Cabo de
Buena Esperanza hasta las costas de Japón y Filipinas. Aunque Both
aparece ocasionalmente referido en las fuentes holandesas como
“virrey”, con el ejemplo en mente de los virreyes en los imperios
coloniales de España y Portugal, él no era en ningún aspecto un virrey
en el verdadero sentido del término40 ya que no era ni un gobernador ni
la cabeza de una corte cuasi-monárquica, ni tampoco un noble de
ningún tipo. En otras formas también, su status y funciones reflejaban el
hecho que las Provincias Unidas eran una República cuyas formas
políticas no correspondían a las de las monarquías europeas. De este
modo, él estaba obligado por sus instrucciones a tomar decisiones
importantes y firmar decretos, tratados y reportes sólo junto con el
consejo de las Indias, compuesto por sus principales subordinados
militares, navales y comerciales. Oficialmente, poseía autoridad sólo
mientras trabajara en consulta con su consejo. Además, la autoridad
del consejo no podía ser sencillamente eludida y, si bien algunos futuros
gobernadores-generales exhibieron tendencias autoritarias, a la larga el
sistema de responsabilidad colectiva y el gobierno funcionaban. Era
inherente a esta situación que el Heren XVII mostrara poca inclinación a
elegir parientes de los Príncipes de Orange o líderes nobles como
gobernadores generales en las Indias. Both tenía un origen regente y sus
sucesores tempranos fueron generalmente elegidos entre las familias de
la élite mercante entre los regentes. Más tarde, devino usual elegir a los
gobernadores generales entre empleados veteranos de la Compañía. El

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 16 Traducción María Ángeles Soletic


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Heren XVII buscaba competencia, experiencia y conocimiento de las
Indias, no status social. Consecuentemente, la lista de gobernadores
generales de las Indias Orientales Holandesas en el siglo XVII fue única
en su tiempo en ser un grupo de gobernadores de un imperio colonial
europeo que no tenía nobles como miembros.

Las principales factorías holandesas cuando Both llegó a las Indias


Orientales, en 1610, eran las de Ternate, Tidore, Amboina, las islas Banda
y Bantam. En 1619, sin embargo, el cuarto gobernador general y uno de
los más famosos, Jan Pietersz Coen (1587-1629), sitió Yakarta y transfirió
allí los cuarteles generales de la VOC en Asia. Coen quería nombrar su
nueva conquista “Nuevo Hoorn”, como su lugar de nacimiento, pero la
Heren XVII prefirió un nombre con connotación unificadora para la
República entera y eligió en su lugar “Batavia”.41 Batavia rápidamente
devino en la base militar, naval y comercial europea más importante en
Asia, superando por mucho a Goa y Malacca, y se mantuvo así hasta
finales del siglo XVIII. Los holandeses reconstruyeron el pueblo y lo
proveyeron con fortificaciones formidables. A pesar de que no fue hasta
finales del siglo XVII que el pueblo desarrolló una gran interacción con
otras partes de Java, desde el principio sirvió como punto de cita
general para las naves holandesas y los cargueros, convergiendo con
las que venían desde las partes periféricas del archipiélago indonés,
India, el Mar de China y Japón. Fue también la principal guarnición
militar holandesa en las Indias Orientales y en el siglo XVII -y más en el
XVIII- constituyó la concentración europea más grande de Asia. El
pueblo adquirió un ayuntamiento, un consistorio, un orfanato y las otras
instituciones cívicas de las ciudades holandesas. Para 1700, había casi
6.000 europeos en Batavia, casi tantos como los que podían
encontrarse en la Sudáfrica Holandesa. Aún así, la vasta mayoría de los
hombres eran soldados, marineros u otros empleados de la VOC y
Batavia nunca se desarrolló económicamente con independencia de la
clase burguesa.42 El tamaño total de Batavia creció de alrededor de
8.000 habitantes en 1624 a cerca de 70.000 para 1700. La población no
europea -no común en el resto de Java- estaba extremadamente
mezclada, siendo la comunidad más numerosa la china. Había también
grupos considerablemente grandes de otras partes de Indonesia y
Malasia. El consistorio de Batavia, que luego de pocos años organizaría
servicios en malayo y portugués así como en holandés, empleaba
cuatro predicadores reformados holandeses ya en 1632.

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 17 Traducción María Ángeles Soletic


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Tabla 11

Los gobernadores generales de las Indias Orientales Holandesas durante


la primera parte del siglo de la VOC

Gobernador- Fechas Lugar de origen Origen social


general
Pieter Both 1609-14 Amersfoort Regente
Gerard Reynst 1614-15 Amsterdam Regente
Laurens Reael 1616-19 Amsterdam Regente
Jan Pietersz. Coen 1619-23 Hoorn Mercader
Pieter de 1623-7 Amberes Refugiado del sur
Carpentier 1627-9 Hoorn Mercader
Jan Pietersz. Coen 1629-32 Dordrecht Refugiado del sur
Jacques Specx 1632-6
Hendrik Brouwer 1636-45 Kuilenburg Mercader
Antonio van 1645-50 Alkmaar
Diemen 1650-3 Amsterdam Mercader
Cornelis van der Lijn 1653-78 Amsterdam Profesional católico
Carel Reniersz. 1678-81 Rees Armada
Joan Maetsuycker 1681-4 Rotterdam Mercader
Rijcklof van Goens
Cornelis Jansz 1684-91 Haarlem Artesano
Speelman 1691-1704 Amboina profesional
Joannes Camphuys 1704-9 Amsterdam Burocracia de la
Willem van 1709-13 Cape Town VOC
Oudthoorn Mercader
Joan van Hoorn Burocracia de la
Abraham van VOC
Riebeek

En comparación con las factorías y bases holandesas en Asia, sus


fuertes y asentamientos en las costas africanas y americanas eran muy
modestos en las primeras décadas. El más importante antes de 1630 era
el Fuerte Nassau en la Costa Dorada, establecida por el General de los
Estados (enviando un contingente naval) en 1611 con el objeto de
neutralizar el poder portugués en el área y de servir como lugar de
encuentro general para los barcos holandeses y el comercio en las
costas de África occidental. Desde 1598 los holandeses habían
reemplazado a los portugueses como el poder dominante en las aguas
del oeste africano y controlaban ampliamente el tráfico de oro y marfil
de Guinea.43 Sin embargo, antes de 1634, los holandeses no hicieron
ningún esfuerzo para entrar en el tráfico de esclavos entre África y
América, contentándose con dejárselo a los portugueses, que
disfrutaban el acceso a las colonias de la América española que los
holandeses no tenían. Muchos de los bienes holandeses que viajaban a
África eran almacenados en el Fuerte Nassau, donde las cargas de oro
y marfil eran guardadas esperando su envío a la República.
Israel, The Dutch Republic, ch. 14 18 Traducción María Ángeles Soletic
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Fue también desde 1598, con la reimposición de los embargos
españoles, que las naves holandesas comenzaron a aparecer en gran
número en el Caribe y a lo largo de las costas del norte de
Sudamérica.44 La mayoría de estas naves iba a buscar sal de alta
calidad para reemplazar el suministro que normalmente provenía de
Portugal. Otros iban a cargar cueros, tabaco, tinturas, azúcar y plata
compradas a las autoridades españoles -sobre todo en Venezuela y al
oeste de Santo Domingo- y a los indígenas de las Guyanas y Amazonia.

Las compañías privadas que comerciaban con Guinea y América


hacia 1621 rápidamente sintieron la necesidad de apoyo estatal para la
provisión de armas y naves de guerra, eximición de impuestos, ayuda
para construir fuertes y una baja de la regulación, para evitar que la
competencia entre compañías no generara ganancias insignificantes.
Hacia 1606 había un fuerte apoyo entre los directores de muchas
compañías, especialmente en Amsterdam y Zelanda, para el
establecimiento de una organización monopólica decretada por el
estado con acciones sobre el modelo de la VOC, para administrar todo
el comercio holandés con América y el oeste de África (el este africano
y el Cabo Buena Esperanza habían sido asignados a la VOC). Los planes
estaban apoyados por una fanfarria publicitaria que gritaba a los
cuatro vientos las riquezas por ganar mediante la entrada en los
imperios coloniales español y portugués -adquiriendo sus colonias- y los
beneficios de enviar pobladores a colonizar áreas que no eran tenidas
en cuenta por los ibéricos, sobre todo las Guyanas y lo que hoy es
Argentina y Chile. Esta idea fue enfatizada por Willem Usselincx (1567-
1647), un emigrado de Amberes que se transformó en el más notable
escritor económico holandés a comienzos del siglo XVII. Usselincx
sostenía que la mejor manera de fortalecer el comercio y la navegación
de la República era establecer colonias que pudieran ser pobladas
desde la Madre Patria y que pudieran proveer eventualmente a la
metrópolis un creciente mercado para sus manufacturas.45 Pero a pesar
del extendido apoyo para la creación de una Compañía de las Indias
Occidentales Holandesa en 1606-7, el plan fue abortado ese año por
Oldenbarnevelt, quien estaba negociando la tregua con España y
sabía que erigiendo dicha organización se opondría tanto a la Corona
Española que se destruiría toda posibilidad de un acuerdo negociado.

Consecuentemente, el establecimiento de una Compañía de


Indias Occidentales Holandesa por parte de los Estados Generales fue
demorado hasta junio de 1621, luego de que caducara la Tregua de los
Doce Años, y tardó entonces tres años más para reunir el capital inicial
necesario. El monopolio original era por 24 años y se le otorgó a la
nueva compañía, la WIC (Westindische Compagnie) la capacidad de
mantener guarniciones y buques de guerra, nombrar gobernadores y
firmar alianzas con la población nativa, bajo la supervisión general de

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 19 Traducción María Ángeles Soletic


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los Estados Generales, con la presencia del Estado para asistirla con la
adquisición de armas, municiones, tropas y naves de guerra. Así como
en el caso de la VOC, los comandantes y gobernadores de la WIC
juraron lealtad tanto a la compañía como a los Estados Generales.

La WIC estaba dividida en cinco cámaras regionales: Amsterdam,


Zelanda, Rotterdam, Groningen y North Quarter. Así como con las
cámaras de la VOC, cada una de éstas tuvo su propio capital separado
y sus cuentas, y la política global estaba determinada por un consejo
federal de administración, en este caso llamado Heren XIX. De nuevo,
no le fue permitido a Amsterdam asumir una parte mayoritaria en la
Compañía, siendo asignados a ella 4/9 tanto de los asientos en el
consejo como del suplemento en relación a las otras cámaras. Zelanda
pudo contar con 2/9 de las operaciones de la Compañía y las otras tres
cámaras con 1/9 cada una. A pesar de que las élites mercantes no-
regentes eran prominentes entre los directores de la cámara de
Amsterdam, en el caso de la WIC, así como de la VOC, los regentes
fueron extremadamente influyentes en todas las cámaras y el consejo
federal.

Las empresas iniciales de la WIC en la década de 1620 terminaron


todas en fracasos; no fue hasta la captura de Recife, en el norte de
Brasil en 1630, que la nueva organización tuvo éxito en adquirir y
mantener una base mayor en Iberoamérica. Aún así, recién a mediados
de los 30 la Compañía controló gran parte de las exportaciones de
azúcar de Brasil a Europa y pareció ofrecer buenas promesas de
transformarse en una operación comercial completamente viable.
Hasta mediados de los 30 las ganancias de la WIC -desde la guerra de
corso contra los barcos españoles y portugueses en el Atlántico, el
comercio de oro de Guinea y el comercio de pieles en los nuevos Países
Bajos- eran totalmente insuficientes para financiar la sustantiva flota de
guerra de la compañía y su organización; por lo tanto la WIC siguió
siendo considerablemente más dependiente de los subsidios y la
asistencia de los Estados Generales que su más rentable contraparte
oriental. Los holandeses establecieron una base permanente en el
Caribe, con un espléndido puerto, cuando la WIC arrebató Curaçao a
los españoles en 1634.

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 20 Traducción María Ángeles Soletic


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NOTAS

1 Israel, Dutch Primacy, 38-17; Israel, Empires and Entrepots, 135-41. 190-202; Israel, “The
New History”, 474-80.
2 Nusteling, Welvaart en werkgelengenheid, 234.
3 Almacén, factoría, centro de redistribución (nota del traductor).
4 Briels, Zuid-Nederlanders, 28, 47, 69-70; Voet, Anwerp, 238.
5 Briels, Zuid-Nederlanders, 184-90.
6 Van Maanen, “Vermogensopbouw”, 11.
7 Poort “English Garrisons”, 72
8 PRO SP 84/32, fo. 264v. Bodley to Walsingham, Bergen-op-Zoom, 31 May 1589.
9 Kellenbenz, “Pfeffermarkt” 33-6.
10 Velius, Chronyc van Hoorn, 470; Baasch, Holländische Wirtschaftsgeschichte, 256-7.
11 Geselschap, Gouda. Zeven eeuwen stad, 136-7.
12 Orlers, Beschrijvinge, 118-20.
13 Israel, Dutch Primacy, 38-43; Israel, Empires and Entrepots, 137-45. 189-202.
14 Israel, Dutch Primacy, 49-52.
15 Hart, Geschrift en getal, 305-7; Bushkovitch, Merchants of Moscow, 45, 61.
16 Israel, Dutch Primacy, 80-120.
17 Israel, Empires and entrepots, 139-47.
18 Rotulen SZ 1614, 241. “Advys” of the Gecommitteerde Raden, 17 oct. 1614.
19 GA Amsterdam vroed. res. 8 May 1612.
20 Schreiner, “Niederländer und die norwegische Holzausfuhr”, 324.
21 Agradezco a A.M. van der Woude por mostrarme sus estadísticas que detallaban la

recesión en las imprentas en Holanda alrededor de 1621.


22 Bang, Tabeller, ii. 196-325: Federowicz, England’s Baltic Trade, 92-6.
23 Klein, “De zeventiende eeuw”, 103.
24 Israel, “The ‘New History’”, 476.
25 Israel, Dutch Primacy, 8, 35, 114-20, 259-69.
26 Lesger, Hoorn als stedelijk knoppunt, 61-2, 85.
27 Ibid. 85-6. 172.
28 Ibid. 73; De Vries, Enkhuizen, 1650-1850, 72.
29 Israel, Dutch Primacy, 50-67.
30 Ibid. 67-73.
31 Van Pillen, Oudste aandeelhoudersregister, 6.
32 Kellenbenz, “Pfeffermarkt”, 33-49.
33 Van Pillen, Oudste aandeelhoudersregister, 6-11-
34 Brulez, “Zoutinvoer”, 184-5; Stols, Spaanse Brabanders, i. 8-9; Echeverría Bacigalupe,

“Episodio”, 58,85.
35 Van Dillen, Oudste aandeelhoudersregister,11.
36 Van Deventer, Gedenkstukken, ii. 300, 311.
37 Gaastra, Bewind en beleid, 23.
38 Ibid. 34; Gaastra, Geschiedenis van de VOC, 31-2.
39 Ibid. 21-3.
40 Rietbergen, Eerste landvoogd Pieter Both, i. 47-48.
41 Gaastra, Geschiedenis van de VOC, 40.
42 Ibid. 71,74.
43 Van den Boogaart, “Trade”, 373-5.
44 Sluiter, “Dutch-Spanish Rivalry”, 173-8.
45 Boxer, Dutch in Brazil, 2.

Israel, The Dutch Republic, ch. 14 21 Traducción María Ángeles Soletic


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