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Obligaciones civiles y fiscales del albacea.

Esta figura jurídica es la persona física que tiene libre disposición de sus bienes, mayor de
edad y con aceptación del cargo sin autorización del cónyuge para ello. El albacea es de
gran importancia en las sucesiones testamentarias o intestamentarios (cuando existe
testamento y la herencia legitima sin testamento), ya que para el desarrollo de estos
procedimientos de trasmisión del patrimonio del finado, es el albacea quien se encarga de
administrar todos los bienes que pertenecieron en vida al autor de la herencia y que por
motivo de su muerte forman la masa hereditaria, además es el representante y responsable
de la preservación, conservación, administrar y entregar a los adjudicatarios herederos, ya
que también está obligado a entregar o rendir cuentas por administración a los herederos o
legatarios de las acciones o actos realizados durante el inventario, partición y adjudicación
de la masa hereditaria.

En toda sucesión testamentaria es necesario el nombramiento de un albacea, ya sea en


donde el autor de la herencia no hubiera realizado testamento alguno, o en un legado, donde
sí existe testamento por parte del testador.

El nombramiento de albacea puede darse desde el momento en que un testador realiza su


testamento, y en ése momento nombra a alguna persona o personas específicas para que
durante la sucesión desempeñen el cargo de albacea.

En los casos en que no existe testamento, –herencia legítima o intestado–, una vez iniciada
la sucesión ante Juzgado Civil o Notario Público; los herederos, por común acuerdo o por
mayoría de votos, podrán nombrar al albacea, quien podrá ser una o más personas de entre
los mismos herederos o personas ajenas a ellos, en los términos del articulo 1569 del
Código Civil.

En caso de que no hubiera un acuerdo o una mayoría de votos por parte de los herederos
para el nombramiento del albacea, éste deberá ser nombrado por el Juez, como lo estipula
el artículo 1571 del Código Civil.

Ahora bien, la actuación del albacea durante la sucesión es sujeta de retribución mediante
un honorario por ministerio de ley, según lo dispone el Código Civil Federal (CCF) o, en su
caso, la legislación local correspondiente; ello derivado de las acciones –obligaciones y
responsabilidades– que de igual manera son impuestas al albacea por ministerio de ley,
siendo ésta la manera de compensar la actuación del albacea en la sucesión.

Tratándose de una herencia legítima o intestado, los honorarios del albacea serán los que le
correspondan de acuerdo a lo que disponga la ley civil correspondiente, es decir, (2% sobre
el importe líquido y efectivo de masa hereditaria, de acuerdo con el artículo 1628 DEL
Codigo Civil, mientras que, tratándose de una herencia testamentaria –donde sí existe
testamento–, y donde sí es nombrado un albacea, el testador puede señalar libremente
cualquier cantidad o bien como honorario correspondiente al albacea y en esos casos, el
albacea tiene derecho a elegir entre lo que le deja el testador por el desempeño del cargo y
lo que la ley le concede por el mismo motivo.
Si en la herencia testamentaria el testador sí nombra albacea, pero no señala retribución
alguna, le será aplicada la regla general que se establezca en el ordenamiento de Derecho
común que le corresponda; es decir, al albacea le corresponderán los honorarios que
contemple la ley.

En caso de que se nombren varios albaceas y éstos desempeñan su encargo de manera


mancomunada, la retribución se repartirá entre todos ellos, y si no fueran mancomunados,
la repartición se hará en proporción al tiempo que cada uno haya administrado y al trabajo
que hubiere tenido en la administración, como lo establece el texto del artículo 1630 del
Código Civil.

Por su parte, el nombramiento del albacea no se encuentra sujeto a un plazo determinado, a


menos que el testador así lo establezca; sin embargo, el albacea se encuentra obligado a
rendir cuentas de las acciones o actos jurídicos realizados en la sucesión una vez al año y,
de no cumplir con esa obligación, entonces podrá ser removido de su cargo como lo ordena
el artículo 1624 del Código Civil.

De igual manera, el nombramiento de albacea puede concluir ya sea de manera natural o si


fuera removido o revocado de la sucesión en los supuestos establecidos en el artículo 1632
del Código Civil, sin embargo la revocación del cargo de Albaceazgo puede hacerse por lo
herederos en cualquier tiempo, pero el mismo acto debe nombrarse a un sustituto, salvo que
el testador le haya hecho un encargo especial, este será removido como albacea y cumplirá
su encargo como ejecutor especial en los términos del artículo 1588 y 1633 del Código
Civil.

Además, el cargo de albacea es voluntario y quien acepte ese nombramiento se encontrará


sujeto a cumplir con las obligaciones que así se establezcan en el respectivo testamento y/o
en la propia ley. Sin embargo, es importante señalar que las actuaciones que desempeñe el
albacea en una sucesión no se sujetan a su arbitrio, sino que –por el contrario– su encargo y
actuación se limitan a ser funcionales, es decir, a cumplir estrictamente las actuaciones de
administración que le correspondan.

Ahora bien, si ese encargo es voluntario y personal, el albacea puede nombrar uno o varios
mandatarios, quienes deberán actuar en su nombre y bajo las órdenes del mismo, mientras
que éste último será quien deba responder por las actuaciones de sus mandatarios.

Finalmente, quien renuncie al cargo de albacea, renunciará por ende a los honorarios que
por ley le hubieran correspondido al desempeñar su cargo o, en su caso, a los bienes que le
hubiera designado el testador por el desempeño de su función en la sucesión.

Esta función legal del albacea, no se limita únicamente al cumplimiento de obligaciones


civiles contraídas en la sucesión, sino que además, su actuación trasciende al ámbito fiscal,
pues el albacea es quien funge como representante de la sucesión, entonces será esa persona
quien tiene el encargo del cumplimiento de todas las obligaciones fiscales a nombre del
fallecido mientras transcurra el procedimiento de sucesión, ya que estas no se extinguen por
la muerte o defunción del contribuyente.

¿QUIÉNES PUEDEN SER NOMBRADOS ALBACEAS?

Cualquier persona puede desempeñar el cargo de albacea, incluso los menores de edad,
siendo en esos casos el tutor quien responderá por ellos en el cargo de albacea.
Sin embargo, quedan exceptuados para poder desempeñar el cargo de albacea:

1. La persona que no tenga libre disposición de sus bienes.


2. Los magistrados y jueces que estén ejerciendo jurisdicción en el lugar en que se abre la
sucesión.
3. Quienes por sentencia hubieran sido removidos otra vez del cargo de albacea.
4. Los que hayan sido condenados por delitos contra la propiedad.
5. Quienes no tengan un modo honesto de vivir.

Si bien cualquier persona –a excepción de las anteriores– puede desempeñar el cargo de


albacea, también las personas designadas para ese puesto pueden excusarse del cargo,
siempre que se encuentren en los siguientes supuestos:

1. Si son empleados y funcionarios públicos.


2. Si son militares en servicio activo.
3. Quienes fueran tan pobres que no puedan atender el albaceazgo sin menoscabo de su
subsistencia.
4. Los que por su mal estado habitual de salud, o por no saber leer ni escribir, no puedan
atender debidamente el albaceazgo.
5. Quienes tengan sesenta años cumplidos.
6. Los que tengan a su cargo otro albaceazgo.

Es importante mencionar que la presentación de la excusa de la actuación como albacea


debe ser atendida, estudiada y resuelta por el juez de la causa, y mientras se decide sobre su
excusa, el albacea tiene la obligación de cumplir con su encargo.

OBLIGACIONES CIVILES DEL ALBACEA

En los apartados que anteceden se plantea la importancia del albacea en una sucesión, así
como algunas actuaciones generales que corresponden a su encargo. A fin de conocer de
manera más específica los pormenores de su actuación, a continuación se atenderán las
principales obligaciones civiles del albacea.
Según el artículo 1593 del Código Civil, las obligaciones del albacea son las siguientes:

1. La presentación del testamento.


2. El aseguramiento de los bienes de la herencia.
3. La formación de inventarios.
4. La administración de los bienes y la rendición de las cuentas del albaceazgo.
5. El pago de las deudas mortuorias, hereditarias y testamentarias.
6. La partición y adjudicación de los bienes entre los herederos y legatarios.
7. La defensa, en juicio y fuera de él, así de la herencia como de la validez del testamento.
8. La de representar a la sucesión en todos los juicios que hubieran de promoverse en su
nombre o que se promovieran en contra de ella.
9. Las demás que le imponga la ley.

Cabe destacar que las obligaciones civiles del albacea no se limitan únicamente a las que
señala el artículo anterior, sino que además, del mismo Código civil se desprenden algunas
otras obligaciones que debe cumplir el albacea, como son:

1. Si el albacea ha sido nombrado en testamento y lo tiene en su poder, debe presentarlo


dentro de los ocho días siguientes a la muerte del testador artículo 1598 del código civil.

2. El albacea también está obligado, dentro de los tres meses contados desde que acepte su
nombramiento a garantizar su manejo, con fianza, hipoteca o prenda, a su elección bajo
ciertas bases (artículo 1595 código civil). Cuando el albacea sea también coheredero y su
porción baste para garantizar, conforme a lo dispuesto en el artículo 1596 Código Civil, no
estará obligado a prestar garantía especial mientras conserve sus derechos hereditarios; pero
si su porción no fuera suficiente para prestar la garantía de que se trata, estará obligado a
dar fianza, hipoteca o prenda por lo que falte para completar esa garantía. Ahora bien, el
testador no puede librar al albacea de la obligación de garantizar su manejo; pero los
herederos, sean testamentarios o legítimos, sí tienen derecho a dispensar al albacea del
cumplimiento de esa obligación.

3. Los albaceas, dentro de los quince días siguientes a la aprobación del inventario,
propondrán al juez la distribución provisional de los productos de los bienes hereditarios,
señalando la parte de ellos que cada bimestre deberá entregarse a los herederos o legatarios
(artículo 1594 del Código Civil.

4. El albacea es quien debe deducir todas las acciones que perteneciesen al causante y tiene
la facultad de defender en juicio y fuera de él, tanto la herencia como la validez del
testamento, de manera obligatoria (artículo 1592 del código civil.

5. Tiene la obligación de realizar todos los actos tendentes a procurar la conservación y


administración de la masa hereditaria, pudiendo inclusive otorgar en arrendamiento los
bienes hereditarios por un plazo no mayor a un año, a excepción de que tenga
consentimiento expreso de los herederos o legatarios.

6. Tiene la obligación de rendir cuentas, ya sea de manera general o anual del albaceazgo.
7. El albacea debe formar el inventario dentro del término señalado por el Código de
Procedimientos Civiles aplicable. Si no lo hace, será removido.

8. El albacea, antes de formar el inventario, no permitirá la extracción de cosa alguna, si no


es que conste la propiedad ajena por el mismo testamento, por instrumento público o por
los libros de la casa llevados en debida forma, si el autor de la herencia hubiera sido
comerciante.
9. El albacea, dentro del primer mes de ejercer su cargo, fijará –de acuerdo con los
herederos– la cantidad que haya de emplearse en los gastos de administración y el número
y sueldos de los dependientes.

10. Si para el pago de una deuda u otro gasto urgente, fuera necesario vender algunos
bienes, el albacea deberá hacerlo, de acuerdo con los herederos, y si ello no fuera posible,
con aprobación judicial.

OBLIGACIONES FISCALES DEL ALBACEA


Si bien la sucesión, así como la figura jurídica del albacea, se encuentran debidamente
previstas y reguladas en el Código del orden común federal e inclusive a nivel local, la
importancia de esa figura jurídica (albacea) no se limita únicamente al cumplimiento de
obligaciones civiles, sino que además, su actuación trasciende al ámbito del Derecho Fiscal,
pues si el albacea es quien funge como representante de la sucesión, entonces será esa
persona quien tendrá el encargo de continuar con el cumplimiento de todas las obligaciones
fiscales a nombre del fallecido mientras transcurra el procedimiento de sucesión, situación
que ha sido recogida y regulada en los diversos ordenamientos fiscales, tales como el
Reglamento del Código Fiscal de la Federación (RCFF), Ley del Impuesto sobre la Renta
(LISR) y su Reglamento de la Ley del Impuesto Sobre la Renta (RISR), Ley del Impuesto
al Valor Agregado (LIVA).

A fin de conocer específicamente cuáles son las obligaciones fiscales del albacea en
materia fiscal, se señalan a continuación los deberes más trascendentes que se encuentran
en los ordenamientos fiscales antes señalados:

…la importancia de esa figura jurídica (albacea) no se limita únicamente al cumplimiento


de obligaciones civiles, sino que además, su actuación trasciende al ámbito del Derecho
Fiscal…

1. Por lo que respecta a las obligaciones fiscales generales referentes a llevar y


conservar la contabilidad, la obligación para el albacea se desprende del primer
párrafo del artículo 108 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, en donde se
desprende la obligación para aquél de llevar los libros, expedir y recabar la
documentación que determinen las disposiciones fiscales, conservar los libros y
documentación referidos y cumplir con las obligaciones en materia de retención de
impuestos a que se refiere la citada ley.
2. En lo que concierne a la presentación de avisos ante la Administración Local que
corresponda, las obligaciones del albacea son las siguientes:

a) Presentar aviso de “apertura de sucesión”, cuando fallezca una persona obligada a


presentar declaraciones periódicas por cuenta propia. La presentación de este aviso deberá
realizarse después de aceptar el cargo como representante de la sucesión y previamente a la
del aviso de cancelación en el Registro Federal de Contribuyentes (RFC) por liquidación de
la sucesión.
No se estará obligado a presentar el aviso a que se refiere esta fracción cuando la persona
que fallezca hubiera estado obligada a presentar declaración periódica únicamente por
servicios personales o se encuentre en suspensión de actividades excepto -en este último
caso– cuando el contribuyente tenga créditos fiscales determinados (artículos 25, fracción
XI y 26, fracción VIII del RCFF).

b) Presentar “Aviso de cancelación en el RFC por defunción”, siempre que no se actualicen


los supuestos para la presentación del aviso de apertura de sucesión (artículos 25, fracción
XII y 26, fracción IX del RCFF).

c) Presentar “Aviso de cancelación en el Registro Federal de Contribuyentes por


liquidación de la sucesión”, cuando se haya dado por finalizada la liquidación de la misma
(artículo 25, fracción XIII y 26, fracción X del RCFF).

3. Por lo que hace al cumplimiento de obligaciones respecto del pago de


contribuciones a cargo del albacea, se encuentran:

LEY DEL IMPUESTO SOBRE LA RENTA


a) Efectuar el pago del impuesto sobre la renta (ISR) por cuenta de los herederos o
legatarios cada año de calendario mientras transcurra la sucesión, considerando ingresos y
deducciones en forma conjunta, así como efectuar los pagos provisionales del impuesto
correspondiente, hasta que se haya dado por finalizada la liquidación de la sucesión.
Los pagos efectuados en esta forma se considerarán como definitivos, salvo que los
herederos o legatarios opten por acumular los ingresos respectivos que les correspondan, en
cuyo caso podrán acreditar la parte proporcional de impuesto pagado (artículo 108, último
párrafo de la LISR, en relación con el artículo 124 del RISR).

b) Tratándose exclusivamente de personas fallecidas que únicamente hubieran obtenido


ingresos por prestación de un servicio personal subordinado, dentro de los 90 días
siguientes a la fecha en que se discierna el cargo al albacea, éste deberá presentar la
declaración por los ingresos a que se refiere el Título IV “De las Personas Físicas” de la
LISR, que hubiera percibido el autor de la sucesión desde el 1 de enero del año de su
fallecimiento y hasta el momento de su muerte, a efecto de cubrir el impuesto
correspondiente (artículo 239 del RISR).

LEY DEL IMPUESTO AL VALOR AGREGADO


Pagar el impuesto correspondiente presentando declaraciones mensuales del mes de
calendario que corresponda, siempre que existan ingresos que deriven de actos o
actividades que realice una sucesión, ello por cuenta de los herederos o legatarios (artículo
32, penúltimo párrafo de la LIVA).

IMPUESTO ESPECIAL TASA UNICA


En caso de que los ingresos deriven de actos o actividades que sean sujetos al impuesto
empresarial a tasa única (IETU) que realice una sucesión, el representante legal de la
misma pagará el impuesto que esta ley establece presentando declaraciones de pagos
provisionales y del ejercicio que correspondan, por cuenta de los herederos o legatarios
(artículo 18, último párrafo de la LIETU).
CONCLUSIONES
Como hemos visto en el presente estudio, la figura jurídica del albacea tiene alcances no
únicamente en el área del Derecho Civil, sino que además sus obligaciones alcanzan
aspectos del Derecho Fiscal, donde el cumplimiento de las obligaciones fiscales no cesa por
el fallecimiento del contribuyente, sino que por el contrario, éstas persisten, hasta en tanto
no se hayan adjudicado los bienes del de cuius a los herederos o legatarios de la sucesión, y
será entonces, mientras dure el proceso de la sucesión, que el albacea actuará en nombre y
representación tanto del fallecido como de los sucesores, como lo hemos visto con
anterioridad.

En ese sentido, es importante tomar en consideración que aceptar el encargo de albacea trae
consigo el cumplimiento de diversas obligaciones tanto civiles como fiscales; asimismo,
pueden existir repercusiones para el incumplimiento de las mismas, pudiendo inclusive ser
sujeto de pago de daños y perjuicios, mientras que en materia fiscal, es considerado como
responsable solidario.

De ahí que siempre que alguna persona sea designada en alguna sucesión con el cargo de
albacea, deba tener en cuenta el cumplimiento de todos los lineamientos establecidos en las
legislaciones correspondientes, a fin de desempeñar de manera adecuada y sin pormenores
su encargo.

Finalmente, si ya conocemos nuestras obligaciones y aceptamos el cargo de albacea, hay


que tener el valor necesario para enfrentar nuestra responsabilidad y realizar el encargo que
nos fue confiado y evitar en la medida posible la demora, con excusas, pretextos o
justificaciones.

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