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RESEÑA HISTÓRICA DE MOVIMIENTO ESTUDIANTIL EN EL PERU

En nuestro país, como en otras latitudes, en los años 60s y 80s, esta radicalización del
movimiento estudiantil fue capitalizado por organizaciones, que bajo la tesis política del
campo a la ciudad, sacaron de las universidades a sus mejores y más abnegados cuadros
estudiantiles para llevarlos al monte y hacer la revolución. Pero, la realidad no les daría la
razón. Estos métodos de lucha y sus respectivos planteamientos políticos, estuvieron
separados de la concepción marxista de la revolución, la cual da el lugar a la clase obrera como
el sujeto político de vanguardia. Estas tácticas y estrategias que hacían eje en principalmente
el campo”, aislaron a estos valientes compañeros de todo el proceso de La Lucha de clases que
se estaba desarrollando en esos momentos en las ciudades, por considerar el Campo Principal
y la ciudad (solamente) complemento (en otro documento posterior ahondaremos sobre este
tema especifico).

La historia de la Lucha de clases nos enseña que tanto el reformismo parlamentario como el
reformismo armado hacen mucho daño al movimiento obrero, popular y por supuesto al
movimiento estudiantil.

La lucha contra Fujimori-Montesinos


Años más tarde la arremetida del neoliberalismo en el Perú tuvo a su agente político mas
eficiente en la dupla Fujimori y Montesinos. Una mafia organizada para delinquir. Según
investigaciones de algunos periodistas demócratas como Gustavo Gorriti o Cesar Hildebrant,
este régimen capitalista gastaba en coimas a los jueces, parlamentarios, jefes militares-
policiales y soplones, una cantidad aproximada de $1,000,000 mensuales. Tenía el apoyo del
imperialismo norteamericano y de sus instituciones políticas como la Organización de Estados
Americanos (OEA), la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Banco Mundial (BM) y el
Fondo Monetario Internacional (FMI). Es por esta razón, que el régimen fuji-montesinista se
creía invencible. Sin embargo, dicen que la arrogancia es el peor de los males y esto es lo que
sucedió cuando el movimiento universitario peruano, bajo

las tradiciones de la I Reforma Universitaria y sus líderes como José Carlos Mariategui, entró en
escena.

Fue el movimiento estudiantil, por su carácter rebelde (espíritu de cambiar las cosas para bien)
y como caja de resonancia de la lucha de clases, el que salió a manifestarse, primero por la
restitución del Tribunal constitucional, en noviembre 1997 y después contra la autoritaria
pretensión de la re-reelección de Alberto Kenya Fujimori Fujimori.

Participando del Foro Democrático y de las Coordinadoras Juveniles, alumnos de las


universidades como La Católica, de Lima, Villarreal, San Marcos, La Cantuta y la UNI, etc.
manifestaron su bronca contra la dictadura en movilizaciones de cientos de estudiantes. En los
demás lugares del país, el movimiento estudiantil también comenzaban a organizarse y a
manifestarse contundentemente.
Entonces, la irrupción del movimiento estudiantil por la recuperación de la democracia en la
escena política de la nación, jugó un rol trascendental en la denominada Marcha de los 4 Suyos.
Pero como el movimiento universitario venia de un gran golpe político con la intervención de
los tanques en los centros de estudios; y el desmantelamiento, a través del DL 739 y DL 882 (y
otras leyes, como sobre la gratuidad de la enseñanza, la destrucción de las Federaciones y
Centros Federados), la participación activa del movimiento estudiantil en la Marcha de los 4
Suyos, fue capitalizado por el arribismo político.

Además, debemos mencionar el rol de “aparato” que han hecho de la Federación de Estudiantes
del Perú (FEP) los diversos grupos políticos de derecha e izquierda. Esta es una de las razones
por la cual el movimiento estudiantil no ha podido tener una representación nacional sólida, con
un programa y perspectivas realmente democráticas.

El gobierno de Toledo y las luchas estudiantiles democráticas victoriosas


Es así como durante el gobierno pro-capitalista de Toledo, la misma estructura antidemocrática
se mantuvo en las universidades y también en la FEP. Esto impulsó una serie de revueltas
estudiantiles semi-espontáneas que con consignas democráticas (abajo el rector, decanos, etc.)
tuvo su punto más álgido en la lucha contra la corrupción en el 2004.

En esta oportunidad fueron las universidades UNT(Trujillo), UNA(Puno) y UNI(Lima), las que
pusieron al régimen Toledista “entre la espada y la pared. Las tomas de Universidades,
movilizaciones y marchas de sacrificio a Lima, fueron los métodos de protesta para hacerse
sentir. En el caso de las universidades del interior, la marcha de sacrificio fue acompañada por
paralizaciones de sus respectivos pueblos.

La propia dinámica creó, en Lima, un Frente Nacional de Estudiantes (FRENAE). Pero por
problemas de método democrático (por no consultar con las demás universidades del interior y
por no incluir a los demás sectores educativos como escuelas, institutos, etc.) además del
problema interno entre compañeros de las diferentes organizaciones, por querer imponer su
orientación política, es que este organismo estudiantil fracasó. Es cierto que jugó un rol
importante porque incluso se llegó a plantear el Voto Universal y la II Reforma Universitaria,
pero por la falta de claridad dirigencial (comisión interventora de la ANR, revocatoria del rector,
etc.) se perdió la oportunidad histórica de aglutinar al movimiento estudiantil a través de un
referente nacional, el cual era la exigencia y necesidad de los estudiantes para una centralización
de sus luchas a un nivel superior.

Sin embargo, se lograron victorias parciales como la caída de los rectores en la UNT y UNA
(aunque la lucha en la UNI fue derrotada por algunas razones mencionadas anteriormente). Esto
fortaleció al movimiento universitario. Pero después de dos años, nuevamente vuelven los viejos
problemas: Corrupción, dictadura para elegir los rectores y decanos, no se discute el
presupuesto, etc. Que en esencia plantea la cuestión de la democracia al interior de los centros
estudiantiles.

Recomposición del movimiento estudiantil internacional en la actualidad


En el contexto internacional los estudiantes están luchando en toda Latinoamérica y el mundo.
El movimiento estudiantil en San Marcos
desenvuelto durante la década de los ochenta, ha sido una de las formas de organización más
alta del movimiento popular en ese entonces, y hasta el día de hoy se le reconoce como la época
de mayor movilización, organización y politización de las masas estudiantiles en la historia de
nuestra universidad. Esta época se ha caracterizado por una fuerte protesta estudiantil por la
Defensa de la Universidad y contra la Intervención Militar que quería realizar el Estado[2], con
el fin de no solucionar los problemas de la institución universitaria, sino de acabar y destruir al
movimiento estudiantil, y de esta manera desligarlo de la luchas populares. Esto es lo que no
consideran en su evaluación intelectuales de la talla de Rodrigo Montoya cuando refiere que “la
crisis que vivía San Marcos se debía a un control formal de la izquierda en la Universidad y a una
Universidad que no era de izquierda por ninguna parte”. endilgándole a la izquierda
sanmarquina la responsabilidad de la crisis universitaria, obviando que la universidad se sostiene
sobre bases económicas, pero que sin embargo la relación que existe con la base económica no
es mecánica sino dialéctica, esto costó mucho comprender en su momento a amplios sectores
de nuestra universidad que se consideraban de izquierda. En medio de la agudización de la lucha
de clases, lo cual repercutía en la recomposición de las fuerzas de izquierda en el cogobierno de
la universidad, se llegó en un momento, año 1985, a elegir como vicerrector académico al
maestro Alfredo Torero, perseguido por el estado y muerto en el exilio, quien plantearía una
posición democrática en defensa de los estudiantes contra la represión del Estado y que
reivindicaría a la universidad como centro de discusión ideológica y política (Ver Desco / Revista
Quehacer Nro48). Cabe resaltar que en los ochenta las currículas aun presentaban los cursos de
Materialismo dialéctico y Materialismo Histórico, el cual fue un logro del movimiento estudiantil
de los setentas, cursos que posibilitaban analizar científicamente los procesos naturales y
sociales.

En todo este proceso de avances y retrocesos, se debe tener en cuenta el papel cumplido por
organizaciones estudiantiles con sus plataformas de lucha, como la Federación de Estudiantes
del Perú y la Federación Universitaria de San Marcos, así como por las distintas agrupaciones
políticas estudiantiles de izquierda las cuales en medio de contradicciones bregaban por darle
una dirección política al movimiento estudiantil en medio de la agudización de la lucha de clases;
cabe resaltar el importante papel que cumplió el movimiento clasista al interior del movimiento
universitario.

Simultáneamente, dentro del movimiento estudiantil se desarrollaban nuevas formas de


organización y de lucha (los Comités de Lucha). Por ello, debemos tomar en cuenta que el
desenvolvimiento de la guerra interna en nuestro país hizo que las contradicciones se
agudizaran, desencadenando así por parte del Estado peruano y sus fuerzas de seguridad una
represión indiscriminada deteniendo, torturando, desapareciendo y asesinando a decenas de
estudiantes[1] (tenemos diversos casos de asesinatos, desde casos individualizados hasta
masacres de estudiantes como en San Gabriel el año 19915). Su política de terror durante esos
años no pudo contener la gran oleada de protesta estudiantil y popular que estalló a finales de
la década de los ochenta, haciendo que las posiciones democráticas se desarrollen hasta su más
alto nivel.

Durante la década de los noventa la situación daría un revés. El gobierno autoritario de Fujimori
y Montesinos interviene la universidad, con el fin supremo de acabar con la subversión y destruir
al movimiento universitario, esto enmarcado dentro de la tres tareas que el estado llevó
adelante: reimpulsar el capitalismo burocrático, reestructurar el estado y acabar con los alzados
en armas. Los militares dentro de San Marcos realizan una serie de abusos como extorsiones,
detenciones arbitrarias, golpizas, vejación a las muchachas universitarias y por último los
asesinatos y desapariciones de los estudiantes. Ante esto el movimiento estudiantil reaccionó
de manera contundente. Pero es a partir de 1993, cuando hay cambios drásticos en la política
nacional, donde el movimiento estudiantil en San Marcos se empieza a fragmentar y el Estado
logra imponer sus planes: el control de la universidad y la implementación de su política de
privatización, restringiendo la educación a las clases populares; todo ello derivó de la carencia
de una dirección política, abriéndose un periodo de oscurantismo dentro de la universidad y la
sociedad. Se trata de formar ya no al estudiante ligado a su realidad, sino al “estudiante-
empresario” individualista y escéptico, indiferente a la situación social del país. Pero los
movimientos por mayor democracia en la universidad se desenvolverían durante los fines de los
noventa; grandes movilizaciones logran retirar a los militares y a las autoridades interventoras
en San Marcos, emprendiendo así una nueva lucha, la lucha por la democratización de la
universidad y de recuperar los derechos justamente ganados antes de la intervención. La
intervención concluye en el año 2000 con la caída del régimen autoritario de Fujimori y
Montesinos, y la organización estudiantil a nivel nacional emprendería un nuevo proceso de
reconstitución y de avances.

Ahora más que nunca la realidad nos demanda a actuar, y recoger lo que nos ha dejado el
proceso vivido durante las décadas del ochenta y noventa. Ya que no podremos entender a
nuestra universidad si no comprendemos mínimamente su proceso. Es más que una necesidad
construir una universidad para nuestro pueblo y producir intelectuales al servicio de este.

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