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A LA SALA TERCERA DEL TRIBUNAL SUPREMO

Don Carlos Ricardo Estévez Sanz, Procurador de los


Tribunales de Madrid con número de colegiado
P29079002053, actuando en nombre y representación de los
diputados y diputadas del Parlament de Catalunya: Carles
Puigdemont i Casamajó, Jordi Turull i Negre, Lluís Puig
i Gordi, Clara Ponsatí i Obiols, Josep Rull i Andreu,
Elsa Artadi Vila, Albert Batet Canadell, Laura Borràs
Castanyer, Eusebi Campdepadrós Pucurull, Narcís Clara
Lloret, Josep Costa Rosselló, Francesc de Dalmases Thió,
Maria Isabel Ferrer Álvarez, Lluís Font Espinós, Josep
Maria Forné i Febrer, Imma Gallardo Barceló, Gemma Geis
Carreras, Anna Geli España, Lluís Guinó Subirós,
Montserrat Macià Gou, Aurora Madaula Giménez, Marta
Madrenas Mir, Jordi Munell Garcia, Teresa Pallarès
Piqué, Eduard Pujol Bonell, Francesc Xavier Quinquillà
Durich, Josep Riera Font, Mònica Sales de la Cruz, Marc
Solsona Aixalà, Anna Tarrés Campa, Francesc Xavier Ten
Costa, Joaquim Torra Pla,
lo cual acredito mediante escritura de poder que se
acompaña en el presente escrito COMPAREZCO y DIGO:

1) Que, en la representación que tengo atribuida y de


acuerdo con lo que disponen los artículos 25, 44 y 45 y
114 y siguientes de la Ley reguladora de la Jurisdicción
Contencioso-Administrativa (LJCA), y dentro del plazo
establecido en su artículo 115, apartados 1, INTERPONGO
RECURSO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO, que deberá
tramitarse por el PROCEDIMIENTO ESPECIAL DE PROTECCIÓN
DE DERECHOS FUNDAMENTALES contra el siguiente Acuerdos
del Consejo de Ministros:

- Acuerdo de 26 de enero de 2018, por el que se


aprueba la impugnación al Tribunal Constitucional
del acto del Presidente del Parlamento de Catalunya
de fecha 22 de enero de 2018, publicado en el
Boletín Oficial del Parlamento de Catalunya núm. 3
de fecha 23/1/2018, por el cual propone a la cámara
el diputado Carles Puigdemont i Casamajó como
candidato a la Presidencia de la Generalitat.

2) Que mis representados están legitimados para


interponer el presente recurso, de conformidad con el
art. 19.1.d) de la LJCA, dada su condición de Diputados
y Diputadas del Parlament de Catalunya. Se acompaña
como documento n.2 publicación acreditativa de este
extremo en el Boletín Oficial del Parlament de Catalunya.

3) Que la competencia para conocer de este recurso


corresponde a esta Sala de lo Contencioso-Administrativo
del Tribunal Supremo, de acuerdo con el artículo 12.1.a)
de la LJCA.

4) En este escrito de interposición del Procedimiento


para la protección de los derechos fundamentales de la
persona, de conformidad con el artículo 115.2 LJCA se
expresan con precisión y claridad los derechos cuya
tutela se pretende:

- En concreto, se priva a mis representados,


diputados y diputadas del Parlament de catalunya ,
del ejercicio de su derecho fundamental al

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ejercicio del cargo (art. 23 CE) Se vulnera el
derecho más fundamental de los diputados
individualmente a formar su voluntad parlamentaria,
a proceder a la votación o no del candidato a la
investidura propuesto por el President del
Parlament.

ANTECEDENTES.

El Consejo de Ministros, reunido en sesión ordinaria el


día 26 de enero de 2018, ha adoptado el acuerdo de
impugnar ante el Tribunal Constitucional el acto del
President del Parlament, de fecha 22 de enero de 2018,
publicado en el Butlletí Oficial del Parlament de
Catalunya núm. 3 de 23 de enero de 2018, de propuesta
del diputado Carles Puigdemont i Casamajó como candidato
a la presidencia de la Generalitat.

En el mencionado acuerdo, se invoca el artículo 161.2 de


la Constitución Española i, por tanto, si la impugnación
es admitida a trámite por el tribunal Constitucional,
conllevará la suspensión del acto recurrido.

Por ello, el acuerdo impugnado tiene sustantividad


propia pues, una vez admitido a trámite, nos llevaría a
que una eventual sentencia estimatoria del fondo del
recurso hiciera inaplicable la misma.

No admitir el presente recurso llevaría a entender que


no existe control administrativo de las decisiones del
poder ejecutivo, y que sólo sería el Tribunal
Constitucional el órgano habilitado para ejercer dichas
funciones. A nuestro juicio, y pese a la alta

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consideración que se merece, no le corresponde al
Tribunal Constitucional verificar la legalidad de la
actuación administrativa, y el sometimiento de la misma
a los fines que la justifican.

DERECHOS Y LIBERTADES FUNDAMENTALES CUYA TUTELA SE


PRETENDE.

El acuerdo objeto del presente recurso autoriza al


Presidente del Gobierno del Estado a la impugnación ante
el Tribunal Constitucional del acto del President del
Parlament, de fecha 22 de enero de 2018, publicado en el
Butlletí Oficial del Parlament de Catalunya núm. 3 de 23
de enero de 2018, de propuesta del diputado Carles
Puigdemont i Casamajó como candidato a la presidencia de
la Generalitat, y por consiguiente, dada la invocación
expresa del artículo 161.2 de la Constitución, la
suspensión del acto del President del Parlament.

El derecho fundamental vulnerado es el que contiene el


artículo 23 de la Constitución Española, que dispone que
los ciudadanos tienen el derecho a participar en los
asuntos públicos, directamente o por medio de
representantes, libremente elegidos en elecciones
periódicas por sufragio universal y asimismo, tienen
derecho a acceder en condiciones de igualdad a las
funciones y cargos públicos, con los requisitos que
señalen las leyes.

El mencionado artículo comprende no sólo el acceso a los


cargos y empleos públicos en condiciones de igualdad y
en los términos que señalen las leyes, sino también la
permanencia en dichos cargos en iguales términos, sin la

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cual el acceso podría devenir un derecho meramente
formal. Ello sin perjuicio de la estrecha relación de
ambos apartados del art. 23 CE y de que la vulneración
del derecho reconocido a permanecer en el cargo y a
ejercerlo sin perturbaciones ilegítimas afecte también
como consecuencia al derecho de los ciudadanos a
participar en los asuntos públicos a través de sus
representantes.

La remisión que el art. 23.2 C.E. in fine, hace a "los


requisitos que señalen las leyes" ha permitido calificar
a este derecho como uno de los derechos "de configuración
legal" (STC 24/1989, fundamento jurídico 1º; STC
73/1989, fundamento jurídico 7º). Ahora bien, ya en la
sentencia 24/1990, el Tribunal Constitucional advertía
que "en el caso de los cargos y funciones representativos
y, en general, de cargos y funciones cuya naturaleza
esencial viene definida por la propia Constitución los
'requisitos que señalen las Leyes' sólo serán admisibles
en la medida en que sean congruentes con esa naturaleza",
pues de otro modo los derechos así calificados "quedarían
degradados al plano de la legalidad ordinaria"
(fundamento jurídico 2º, reiterado en la STC 71/1994,
fundamento jurídico 6).

Como ha reiterado el Tribunal Constitucional (Sentencias


del TC 50/1986, 24/1989, 73/1994 y 83/2000, entre
otras), el artículo 23.2 de la Constitución es una
concreción del principio de igualdad reconocido en el
artículo 14 de la misma, prevaleciendo esta lex
specialis, sobre la lex generalis.

Por su ubicación -en la Sección Primera del Capítulo II


del Título I-, gozan tales derechos del máximo nivel de

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protección jurídica otorgado por la Constitución, de
forma que su tutela judicial ante los tribunales
ordinarios se ejerce por un procedimiento preferente y
sumario y, ante el Tribunal Constitucional, mediante el
recurso de amparo [artículos 53.2 y 161.1 b) de la
Constitución Española]. De otra parte, su desarrollo
normativo, que en todo caso deberá respetar su contenido
esencial, requiere la aprobación de Ley Orgánica
(artículos 53.1 y 81 de la Constitución Española).

Se vulnera, pues, el derecho más fundamental de los


diputados individualmente a formar su voluntad
parlamentaria, a proceder a la votación o no del
candidato a la investidura propuesto por el President
del Parlament.

Con la misma lógica que respecto de los momentos


anteriores el derecho de acceso a cargo público
representativo ha de contener también un ius in officium,
es decir, un conjunto de facultades que identifican la
labor del representante y que, junto con el derecho a
permanecer, forman el estatuto del parlamentario (STC
37/1985, de 8 de marzo y 36/1990, de 28 de febrero, STC
208/2003, STC 141/2007 y STC 74/2009).

Las funciones de los parlamentarios son derechos


fundamentales de los representantes y atribuciones de un
órgano. Estas funciones del representante que conforman
el contenido del derecho son aquellas que materializan
lo esencial de la actividad parlamentaria y que desglosa
la jurisprudencia del Tribunal Constitucional en derecho
a la información (STC 203/2002, de 28 de octubre),
derecho de interrogación (artículos 110 y 111 CE y SSTC
177/2002, de 19 de octubre y 40/2003, de 27 de febrero),
un derecho a la tramitación de las propuestas (STC

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40/2003, de 27 de febrero), un derecho de enmienda (STC
118/1995, de 17 de julio), además de la posibilidad de
constituir grupo parlamentario (STC 64/2002, de 11 de
marzo). Todas estas facultades se integran en el ius in
officium y conforman el bloque de las funciones
parlamentarias, configuradas en los reglamentos
parlamentarios, sin cuyo ejercicio resultaría imposible
el ejercicio del propio derecho del representante e
indirectamente tampoco el ejercicio del derecho de
participación política de los ciudadanos.

Se impiden, pues, el ejercicio de las más elementales


funciones parlamentarias por las cuales, mis
representados, resultaron elegidos en las elecciones
celebradas el día 21 de diciembre.

En su virtud,

SOLICITO A LA SALA:

Que tenga por presentado este escrito con los documentos


que se acompañan, me tenga por comparecido y parte en
nombre de los diputados y diputadas del Parlament de
Catalunya, Carles Puigdemont i Casamajó, Jordi Turull i
Negre, Lluís Puig i Gordi, Clara Ponsatí i Obiols, Josep
Rull i Andreu, Elsa Artadi Vila, Albert Batet Canadell,
Laura Borràs Castanyer, Eusebi Campdepadrós Pucurull,
Narcís Clara Lloret, Josep Costa Rosselló, Francesc de
Dalmases Thió, Maria Isabel Ferrer Álvarez, Lluís Font
Espinós, Josep Maria Forné i Febrer, Imma Gallardo
Barceló, Gemma Geis Carreras, Anna Geli España, Lluís

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Guinó Subirós, Montserrat Macià Gou, Aurora Madaula
Giménez, Marta Madrenas Mir, Jordi Munell Garcia, Teresa
Pallarès Piqué, Eduard Pujol Bonell, Francesc Xavier
Quinquillà Durich, Josep Riera Font, Mònica Sales de la
Cruz, Marc Solsona Aixalà, Anna Tarrés Campa, Francesc
Xavier Ten Costa y Joaquim Torra Pla, entendiéndose
conmigo las ulteriores diligencias, y por interpuesto
recurso contencioso administrativo para la protección de
derechos fundamentales contra el Acuerdo del Consejo de
Ministros de 26 de enero de 2018,

Por ello,

SOLICITO A LA SALA:

Que tenga por efectuadas las manifestaciones precedentes


a los efectos oportunos.

OTROSÍ SEGUNDO DIGO:

Que esta parte manifiesta la voluntad de cumplir con los


requisitos exigidos por la Ley a fin de que puedan ser
subsanados los defectos en que incurran los actos
procesales de esta parte, de conformidad con lo previsto
en el artículo 231 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.

Por ello,

SOLICITO A LA SALA:

Que tenga por efectuadas las manifestaciones precedentes


a los efectos oportunos.

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OTROSÍ TERCERO DIGO:

Que, de acuerdo con los artículos 129 y siguientes de la


LJCA / 135 , esta parte solicita que se adopte la MEDIDA
CAUTELAR DE SUSPENSIÓN/INAUDITA PARTE, objeto del
presente recurso contencioso-administrativo, todo ello
sobre la base de las siguientes,

Primera- Justificación de la urgencia a efectos de su


adopción inaudita parte.

El artículo 135 de la Ley Jurisdiccional establece que


cuando los interesados alegaran la concurrencia de
circunstancias de especial urgencia en el caso, el juez
o tribunal sin oír a la parte contraria, en el plazo de
dos días podrá, mediante auto, apreciar las
circunstancias de especial urgencia y adoptar o denegar
la medida, conforme al artículo 130, por lo que esta
parte solicita la adopción de las medidas interesadas
inaudita parte, de conformidad con las posibilidades
establecidas por el citado artículo de la Ley
Jurisdiccional.

Así, y con independencia de las objeciones que mis


representados hayan de manifestar a tal actuación del
Gobierno de España -que seguidamente se abordarán,
resulta palmario que la eventual admisión a trámite del
recurso por parte del Tribunal Constitucional y la
automática suspensión del acto conllevaría la afectación
directa del ius in officium de mis representados, en su
condición de Diputados y Diputadas del Parlamento de
Cataluña, en cuanto se verían privados del normal

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ejercicio del mismo, por cuanto la no celebración de la
sesión de investidura en los tiempos y plazos
establecidos por la Ley 13/2008, de 5 de noviembre, de
la Presidencia de la Generalidad y del Gobierno, les
impediría la asistencia y participación en la misma en
los términos previstos por dicha Ley 13/2008, cuya
finalidad –no lo olvidemos- no es otra que dotar a
Cataluña de su más alta representación institucional, el
Presidente de la Generalidad, a quien corresponde
nombrar al Gobierno que debe dirigir la acción política
y administrativa de la Generalitat, ejercer la
iniciativa legislativa, la función ejecutiva, la
potestad reglamentaria y aquellas otras funciones que le
asignen la Constitución, el Estatuto de Autonomía de
Catalunya y las leyes.

Por demás, la privación del normal ejercicio de su


derecho fundamental a ejercer los cargos y funciones
públicas en condiciones de igualdad, sin perturbaciones
ilegítimas, con los requisitos señalados en las leyes,
reconocido en el art. 23.2 CE, que supondría la admisión
a trámite de la impugnación y la suspensión del acto
recurrido se produciría sin que mis representados
hubieran tenido ocasión de ser oídos en el proceso, así
pues, con total ausencia de contradicción y de respeto
al principio de igualdad de partes.

Es decir, se trata de apreciar, tan solo, la existencia


de circunstancias de especial urgencia y, según nuestro
parecer, resulta evidente que las mismas concurren, sin
perjuicio de lo que este Tribunal pueda acordar, con
posterioridad, una vez oídas las partes, respecto al
levantamiento, mantenimiento o modificación de la
suspensión cautelar que se haya podido acordar inaudita

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parte a resultas de la mera apreciación de circunstancias
de especial urgencia que existen o que, a resultas del
pronunciamiento cautelar, se pudieran introducir en el
mismo.

Segunda. Procedencia de la suspensión cautelar.

Como es por todos sabido, la suspensión judicial de la


eficacia de un acto administrativo o de una disposición
de carácter general es una medida cautelar que pretende
conseguir que la protección de los Tribunales resulte
efectiva, con un contenido real, práctico y no meramente
declarativo o simbólico con el fin de hacer efectivo el
derecho a la tutela judicial efectiva consagrada en el
artículo 24 de la Constitución.

Los preceptos citados de la Ley reguladora de la


Jurisdicción Contencioso– Administrativa son la
concreción legal de la evolución jurisprudencial en
relación con los artículos 122 a 124 de la anterior Ley
reguladora de esta Jurisdicción. En cualquier caso,
exigen igualmente que la solicitud de adopción de la
medida cautelar –en la presente litis, la suspensión del
Acuerdo impugnado– se someta a unos requisitos y
parámetros que deben tenerse en cuenta para decidir si
es procedente la adopción de la medida.

El Tribunal Supremo ha indicado, en numerosas ocasiones,


que los elementos a tener en cuenta, en el otorgamiento
o denegación de una determinada medida cautelar, son los
dos elementos clásicos, es decir, el periculum in mora
y el fumus boni iuris, todo ello atendiendo a los

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intereses generales o de tercero que el Juez o Tribunal
ponderará de forma circunstanciada.

2.1 Sobre el periculum in mora.

Es decir, el periculum in mora, esto es, que la tardanza


en la resolución del recurso contencioso administrativo
pueda hacer perder su finalidad legítima al mismo,
causando al recurrente unos daños o perjuicios de
reparación imposible o difícil derivados de la ejecución
inmediata del acto o la disposición que se impugne,
resulta patente en nuestro supuesto.

Pues bien, tal como se ha indicado con anterioridad, la


eventual suspensión de los efectos de la propuesta de
candidato a la Presidencia de la Generalitat formulada
por el President del Parlament (Boletín Oficial del
Parlament de Catalunya núm. 3 de 23 de enero de 2018),
comportaría la vulneración grave del derecho fundamental
de mis representados a ejercer los cargos y funciones
públicas en condiciones de igualdad, sin perturbaciones
ilegítimas, con los requisitos señalados en las leyes,
circunstancia que imposibilita la adopción de la medida
cautelar.

Por otra parte, la eventual admisión de la impugnación


y la automática suspensión de la propuesta de candidato
la Presidencia de la Generalitat añadiría a la
perturbación grave del derecho fundamental del artículo
23.2 CE, la del derecho a la tutela judicial efectiva de
mis representados (artículo 24 CE), en cuanto no habrían
tenido oportunidad de ser escuchados con carácter previo
a dicha adopción. Todo ello sin olvidar que la no
celebración de la sesión de investidura supondría,

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asimismo, una perturbación grave del derecho fundamental
de todos los ciudadanos de Cataluña consagrado en el
artículo 23.1 CE, en cuanto les impediría “participar en
los asuntos públicos, directamente o por medio de
representantes, libremente elegidos en elecciones
periódicas por sufragio universal”.

Pero es que, más allá de las vulneraciones de derechos


fundamentales señaladas, la eventual adopción de la
medida cautelar de suspensión pretendida por el Gobierno
del Estado, supondría la perturbación grave de un interés
constitucionalmente protegido cual es la elección del
Presidente de la Generalitat por el Parlamento de
Cataluña, depositario de la representación de sus
ciudadanos, y la consiguiente formación de un Gobierno
que ejerza las funciones que le atribuyen el Estatuto de
Autonomía de Cataluña y la Ley 13/2008, de 5 de
noviembre, de la Presidencia de la Generalidad y del
Gobierno, en consonancia con las previsiones del
artículo 152.1 CE.

2.2 Sobre la concurrencia de un fumus boni iuris.

En el presente recurso existe una apariencia de buen


derecho o fumus boni iuris a los efectos de que se adopte
la medida cautelarísima de suspensión que se solicita.

Ello nos lleva a recordar que el fumus boni iuris, o


apariencia de buen derecho, puede considerarse desde una
doble vertiente: la consistencia aparente de la
pretensión de la actora y la ausencia de fundamento
aparente de la actuación administrativa.

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Pues bien, desde ambos puntos de vista, concurre esta
apariencia de buen derecho:

Sobre las causas de inelegibilidad del candidato


propuesto para la investidura, el artículo 6.2 de la Ley
Orgánica del Régimen Electoral General dispone que son
inelegibles los condenados por sentencia firme, a pena
privativa de libertad, en el período que dure la pena y
los condenados por sentencia, aunque no sea firme, por
delitos de rebelión, de terrorismo, contra la
Administración Pública o contra las Instituciones del
Estado cuando la misma haya establecido la pena de
inhabilitación para el ejercicio del derecho de sufragio
pasivo o la de inhabilitación absoluta o especial o de
suspensión para empleo o cargo público en los términos
previstos en la legislación penal.

Las causas de inelegibilidad lo son también de


incompatibilidad, según el apartado 4 del artículo 6 de
la LOREG.

La Junta Electoral Central tiene reiteradamente


declarado que no cabe una interpretación extensiva de
las causas de inelegibilidad.

Por lo tanto, no estamos dentro de ningún supuesto de


ineligibilidad o imposibilidad de investir al candidato,
diputado electo, propuesto por el President del
Parlament.

A cuanto se ha señalado con anterioridad cabe añadir el


carácter preventivo del recurso interpuesto por acuerdo
del Consejo de Ministros. Así, según resulta
indiciariamente de las informaciones facilitadas por los
medios de comunicación, basa su impugnación en el

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entendimiento que la sesión de investidura vaya a
llevarse a cabo sin la presencia física del candidato
propuesto por el Presidente del Parlamento de Cataluña,
considerando, por demás, que cualquier fórmula de
celebración de la sesión de investidura que no incluya
la presencia en la Cámara del candidato propuesto no
resulta acorde a Derecho, y en la situación procesal del
candidato propuesto por el President del Parlament.

Más allá de la discusión de cuál puede ser el alcance de


la interpretación de las previsiones del ordenamiento
jurídico vigente sobre la sesión de investidura del
candidato, cuestión ajena al examen de la procedencia o
no del recurso, lo cierto es que éste adolece de un claro
carácter preventivo.

El recurso presentado por el Gobierno deduce del hecho


de que en los últimos tiempos el candidato propuesto ha
estado ausente del territorio de Cataluña, que el mismo
no estará presente físicamente en la sesión de
investidura que ha de llevarse a cabo durante el Pleno
convocado. Sin embargo tal deducción carece de toda
certeza. Es más, otros hechos recientes pueden conducir
a la deducción contraria. Así, el candidato propuesto ha
efectuado diversas declaraciones en las que no descarta
comparecer personalmente en el Pleno convocado. Además,
en fecha 24 de enero de 2018 ha renunciado a la
delegación de voto que había solicitado a la Mesa del
Parlamento, de lo cual cabe colegir que tiene intención
de comparecer y ejercer su voto en la sede del Parlamento
de Cataluña.

En cualquier caso, lo cierto es que no puede concluirse


que la sesión de investidura finalmente se celebre sin

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la presencia del candidato en el hemiciclo, por lo que
cualquier impugnación basada en tal conclusión gratuita
debe ser considerada preventiva y no puede constituir
fundamento suficiente.

Consideramos que atendiendo al objeto y fundamentación


de la impugnación planteada y a las circunstancias que
concurren en este caso, la impugnación y subsiguiente
suspensión del acto impugnado constituye un abuso de
derecho por parte del Presidente del Gobierno del Estado,
que incurre en una manifiesta desviación de poder al
utilizar ese privilegio procesal para finalidades
preventivas y ajenas al objeto propio del control de
constitucionalidad del acto recurrido, y de forma
desproporcionada para impedir, sin motivarlo, la
propuesta del President del Parlament de candidato a
President de la Generalitat.

Efectivamente, resulta a todas luces desproporcionado,


excesivo, contrario a las reglas de la buena fe procesal
y, en definitiva, abusivo, acudir a la impugnación en
sede constitucional de un acto parlamentario,
obligatorio según el Estatuto de Autonomía, cuando
resulta patente que esa impugnación sirve al exclusivo
fin de beneficiarse del privilegio de la suspensión
directa que le atribuye el artículo 161.2 CE.

Que la Constitución y la Ley Orgánica del Tribunal


Constitucional hayan previsto este mecanismo de
impugnación y suspensión, no habilita a un uso
injustificado y desproporcionado por el Presidente del
Gobierno del Estado, para provocar la suspensión de actos
manifiestamente legítimos, y que tienen un perfecto
encaje legal.

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Toda vez que la admisión a trámite de la presente
impugnación comporta el efecto suspensivo, esta parte
considera que procede la inadmisión de plano de la
impugnación formulada. Lo contrario, sería aceptar el
uso arbitrario del poder público, aceptar el ejercicio
ilimitado de una potestad otorgada por la Constitución,
aceptar el uso del poder público para finalidades
torticeras y sin control en cuanto a su adecuación a la
Constitución Española.

De lo expuesto a lo largo de este escrito, no puede sino


concluirse que el Presidente del Gobierno del Estado ha
acudido a la invocación del art. 161.2 CE con el
exclusivo fin de gozar del privilegio de la suspensión
“ope legis” que le atribuye el art. 161.2 CE, lo que
supone no respetar las reglas de la buena fe que deben
presidir todo proceso jurisdiccional y revela un uso
abusivo de sus facultades, una desviación de poder en la
medida que se acude a ese privilegio procesal para
intentar impedir, sin necesidad de motivarlo, que el
Parlament de Catalunya pueda celebrar la sesión de
investidura conforme al acto dictado por el President
del Parlament, vulnerando, con este fraude de ley, los
derechos fundamentales de participación política de los
diputados del Parlament de Catalunya.

Y cabe afirmar que se ha producido este abuso por el uso


improcedente y claramente desproporcionado de la
impugnación al constitucional y del mecanismo
suspensivo, y con ello se ha incurrido en una manifiesta
desviación de poder, puesto que concurren los elementos
definitorios de esta figura, tales como:

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- El uso de un derecho, potestad o privilegio
procesal claramente contrario al principio de
igualdad de partes y que, por tanto, debiera
usarse sólo excepcionalmente.
- Una actuación de un poder público, como es el
Presidente del Gobierno del Estado cuando formula
la impugnación y hace uso de la facultad de
invocar el art. 161.2 CE, para provocar la
suspensión del acto.
- El daño injustificado a la autonomía
parlamentaria del Parlament de Catalunya, la
vulneración de los derechos de los diputados, la
vulneración del estatuto de Autonomía de
Catalunya, del reglamento del Parlament,
atentando al debido reconocimiento de los
derechos del artículo 23.2 CE, cuando altera de
forma substancial el proceso de formación de la
voluntad de la cámara.
- La antisocialidad de ese daño, al tratarse de una
injerencia ilegítima en el funcionamiento de una
cámara parlamentaria que representa la voluntad
de los ciudadanos de Catalunya expresada en las
elecciones celebradas el día 21 de diciembre de
2017.
- La manifiesta idoneidad y desproporción en el uso
de la vía de impugnación emprendida y de la
suspensión que se pretende, de carácter
preventiva, para evitar el debate político de los
diputados, el derecho a participar en la elección
de un candidato y el derecho a la elegibilidad
del propio candidato propuesto.

En definitiva, resulta patente que con la impugnación


planteada por el Presidente del Gobierno del Estado, en

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virtud del acuerdo del Consejo de Ministros que es objeto
del presente recurso, ha excedido los límites de la buena
fe procesal y la acción emprendida aparece sirviendo a
un fin ajeno a aquel en vista del cual la Constitución
española y la LOTC habilitaron tan singular y desigual
potestad suspensoria.

Pero es que, así mismo, la apariencia de buen derecho de


las argumentaciones que sustentan el presente recurso,
viene dada por la imposibilidad, por parte del Gobierno
del Estado, de impugnar un acto del Presidente del
Parlament, obligatorio y tasado según el Estatuto de
Autonomía de Catalunya, pero que constituye un acto
parlamentario de trámite, dado que el título V de la
Constitución establece un procedimiento de control de
constitucionalidad de disposiciones y resoluciones
imputables a la Comunidad Autónoma por conducto de los
órganos expresivos de su voluntad institucional,
supuesto en el que manifiestamente no pueden
comprenderse los actos que se insertan en un
procedimiento de gestación incierta) de esa voluntad.

El propio Tribunal Constitucional (STC 16/1984 6 Febrero)


establece que se trata de un procedimiento residual de
impugnación, de cierre y que se podría aplicar cuando no fuere
posible iniciar alguno de los otros mecanismos como el recurso
de inconstitucionalidad y los conflictos de competencia por
parte del Gobierno.

El Tribunal Constitucional establece que los artículos 76 y 77


LOTC configuran un procedimiento que, aún cuando coincidente en
sus trámites con el conflicto positivo de competencias,
encuentra sustantividad propia distinto del recurso de
inconstitucionalidad únicamente procedente contra disposiciones
normativas o actos con fuerza de ley (artículo 2,1 a LOTC), ni

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se avendría tampoco por razón de su objeto a los límites del
conflicto positivo de competencia.

Por todo ello,

SOLICITO A LA SALA:

Que, conforme a las anteriores manifestaciones, se


acuerde la medida cautelarísima de suspensión inaudita
parte del Acuerdo recurrido.

En Barcelona y para Madrid, a 26 de enero de 2018.

Ltdo.
Jaume Alonso-Cuevillas Sayrol

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