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TEXTO:
Mateo 25. 19: Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y
arregló cuentas con ellos.
INTRODUCCIÓN:
El «temor de Dios» puede calificarse como reverencia y reconoci-
miento de la majestad, el poder y la santidad de Dios; o sea, respeto filial.
El temor de Dios involucra una reverente confianza en Dios al reco-
nocer lo inmenso de su poder y carácter.
Sin duda, Dios nos ha dado a cada uno de nosotros una gran cantidad
de oportunidades, y muchas veces no hemos asumido responsablemente
lo que hemos recibido, y lo hemos hecho a nuestro modo, y no al modo
de Dios.
DESARROLLO:
1. EL REINO DE LOS CIELOS
Mateo 25. 14: Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose
lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.
Lo que Jesús enseña en esta parábola, es la manera de Dios para lo
que hacemos. Así funcionan las cosas, así es como debe ser.
Les entregó sus bienes. La pregunta es, qué es lo que Dios le ha dado.
No tenemos que seguir lamentándonos por lo que no tenemos, o no de-
bemos seguir comparándonos con los demás, o no debemos seguir anhe-
lando algo que quizá nunca tendremos.
Somos padres, esposos, estudiantes, trabajadores, líderes, empresa-
rios, comerciantes. Quizá no sea mucho, pero es lo que Dios le permitió
hacer, hágalo al modo de Dios.
2. DIO A CADA UNO Y SE FUE
Mateo 25. 15: A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno
conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.
En vez de seguir llorando por lo que no fue, empecemos a mirar las
oportunidades que Dios nos ha dado. El Señor nos ha dado según nuestra
capacidad. Esto indica que, si tiene algo, es porque lo puede hacer.
Dice que se fue lejos. Es decir, no estuvo junto a ellos. Es triste que
muchos de nosotros, cuando NO SENTIMOS a Dios, inmediatamente
empezamos a dejar de hacer lo que Él nos encomendó. Queremos renun-
ciar, abandonar, dejar de lado, pues creemos que no tiene sentido.
Lucas 9. 62: Jesús le respondió: —Nadie que mire atrás después de poner la
mano en el arado es apto para el reino de Dios. NVI
Los surcos salen mal cuando se empieza a arar, y se mira atrás. No
importa si aveces no sienta nada en su corazón, continúe, pues lo que
tiene es porque DIOS le dio, no porque quizá Ud. lo busco.
CONCLUSIÓN
Ezequiel 12. 28: Diles, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: No se tardará
más ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hable se cumplirá, dice
Jehová el Señor.