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El bosque secreto lleno de trampas nazis que esconde un brutal

tesoro de las SS de Hitler

Hans Glück, un cazatesoros de 76 años, dice haber hallado varias cajas llenas de oro y piedras
preciosas en Arrach. Su origen se encontraría en la Segunda Guerra Mundial y estarían
valoradas entre los 600 y 800 millones de euros

Desde que Indiana Jones copara las salas de cine con su búsqueda de los tesoros perdidos en
la Segunda Guerra Mundial, la fiebre del oro nazi se ha convertido en una auténtica epidemia.
Eso, sumado a la promesa de llenarse los bolsillos con cientos de lingotes macizos, es lo que
ha movido en las últimas dos décadas a una legión de cazafortunas a hallar las (supuestas)
riquezas ocultadas en Europa por Adolf Hitler. En la mayoría de los casos, estos arqueólogos
de baratillo dicen basarse en testimonios de antiguos trabajadores y combatientes al servicio
del «Führer» para ubicar este patrimonio olvidado. Personajes anónimos que habrían trabajado
escondiéndolas por orden del Reich.

Sin embargo, la realidad es que muchos cazafortunas se dejan cautivar por leyendas salpicadas
con más sueños que realidad. Mitos en los que se afirma que el líder germano -así como sus
temibles SS– dedicaron los últimos días de la contienda a salvaguardar sus últimos caudales
ocultándolos por toda Europa. Un hecho, no obstante, que atesora cierta verdad, como bien
explica el historiador y escritor Javier Martínez-Pinna(autor de «Grandes tesoros ocultos» –
Nowtilus-) a ABC: «Es un hecho que los nazis hicieron todo lo posible por esconder sus
principales riquezas para que estas no cayesen en manos de sus enemigos».

PUEDES LEER LA ENTREVISTA COMPLETA A JAVIER MARTÍNEZ-PINNA AL


FINAL DE ESTE TEXTO

El enésimo episodio de esta vorágine de riquezas escondidas (veraces para unos y ficticias para
otros), ha corrido a cargo de Hans Glück. Cazatesroos de profesión (está registrado como tal
a nivel internacional, un requisito curioso aunque indispensable para ejercer la labor) este
hombre de 76 años afirma haber encontrado un gigantesco tesoro perteneciente a las SS
nazis en un bosque cercano a Arrach (allá por Baviera). Según ha explicado al diario «Rhein-
Neckar-Zeitung», habría encontrado el tesoro perdido gracias a un mapa elaborado en
un campo de concentración soviético en la Segunda Guerra Mundial por antiguos soldados
germanos.

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src="https://i1.wp.com/www.abc.es/media/historia/2017/08/03/pinna-kHB-
U21624569542g8-250x350@abc.jpg?w=1140" title="" alt="" data-recalc-dims="1" />

Con todo, el hallazgo (hecho también gracias a la sencilla ayuda de un detector de metales)
podría haberle servido de bien poco. Y es que, Glück ha señalado que el propietario de la zona
en la que se encuentran enterradas las supuestas piezas no le permite excavar en su propiedad.
Quizá por ello ha usado a los medios de altavoz. Y también, seguramente, porque afirma que
el tesoro podría estar formado por decenas de lingotes de oro, joyas, diamante y sellos de la
época. Todos ellos valorados entre los 600 y los 800 millones de euros.

Según la ley, y como cazatesoros que es, Glück se embolsaría un 3% del valor de lo que
descubra. Un pellizco lo suficientemente suculento como para clamar al cielo y tratar de
convencer al dueño de la mencionada parcela. El buscador de riquezas, no obstante, cree que
el mismo sujeto que debía darle permiso ha decidido sacar pico y pala para meter unos cuantos
euros más en su cuenta: «Quiere encontrarlo él», ha señalado.

Con todo, de momento la única información que existe sobre este hallazgo es la que ha ofrecido
el «Rhein-Neckar-Zeitung», diario que ha entrevistado en exclusiva a Glück esta misma
semana.
Contenidos [ocultar]

 1 El origen de la leyenda
 2 El misterio del mapa
 3 ¿De dónde salió el oro nazi?
 4 Seis preguntas a Javier Martínez-Pinna
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El origen de la leyenda

Siempre según las palabras que ha dirigido Glück al periódico, el hallazgo de esta increíble
cantidad de riquezas se remontaría a los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. Con
el Reich desmoronándose y los aliados avanzando de forma inevitable hacia Alemania, los
nazis comenzaron a desplazar una buena parte de los tesoros que habían robado y expoliado a
lo largo de Europa hasta lugares que creían seguros.

Uno de ellos fue Baviera. Y en eso no falla la documentación de Glück. Al menos, según
explica el historiador Martínez-Pinna en su obra «Grandes tesoros ocultos». Un libro en el que
especifica que el lugar elegido fue «la Franconia, al norte de Baviera, un enclave al que
consideraron inaccesible y, por lo tanto, idóneo para poder seguir combatiendo
ilimitadamente».

Glück ha destacado al «Rhein-Neckar-Zeitung» que, allá por mayo de 1945, en la ciudad de


Arrach se vivió un trágico episodio que ha dado lugar a multitud de leyendas relacionadas con
oro y joyas ocultas por parte de los nazis.
<img class="resize-img"
src="https://i0.wp.com/www.abc.es/media/historia/2017/08/03/riquezas-kHB--
510x286@abc.jpg?w=1140" alt="Las riquezas saqueadas por los germanos se contaron por
toneladas al final de la guerra" data-recalc-dims="1" />Las riquezas saqueadas por los
germanos se contaron por toneladas al final de la guerra– ABC

Al parecer aquel mes arribó a la urbe un tren germano que comenzó a ser descargado a una
hora más que temprana. «A las cinco de la mañana trabajadores forzados bajaron cajas de
municiones sumamente pesadas», se explica en el diario germano. Durante el tiempo que se
extendió la operación se habría impedido a los habitantes salir de sus viviendas y se les habría
exigido evitar curiosear a través de las ventanas. Un aislamiento casi total. Con todo, y a pesar
de que el suceso ha sido replicado por diferentes medios internacionales, ABC no ha hallado
referencias a este hecho en las fuentes que tiene a su alcance.

Los nazis afirmaron que cualquiera que saliese a la calle sería ejecutado. Y no titubearon
cuando se toparon con un joven que hizo caso omiso a sus órdenes, se saltó el toque de queda,
y se dedicó a fisgar lo que tramaban los germanos. Tanto este chico, como el resto de
«empleados» (si se puede llamar así a los trabajadores forzosos reclutados por las bravas por
los nazis) fueron hallados muertos posteriormente. El primero, con un disparo en el pecho.
El resto, fusilados. Así fue como las SS silenciaron a todos los testigos.

Desde entonces, se cuenta que los habitantes de la urbe buscaron con ahínco dónde diantres
habían sido escondidos las cajas para saber cuál era su contenido real. Pero les fue imposible

El misterio del mapa

A partir entonces, Glück afirma que la historia de este tesoro se perdió en el tiempo. Así, hasta
que nuestro protagonista se presentó en Arrach armado con poco más que un detector de
metales para sacar a la luz el misterio… y las riquezas. Pero no iba solo, también le acompañaba
un viejo mapa de las SS que, presuntamente, le informaba del lugar exacto en el que había sido
escondido el oro. Algo que más bien parecía la trama de una película de ficción.

Según ha señalado el cazatesoros al diario germano. El origen del mapa se remonta a los últimos
estertores de la Segunda Guerra Mundial. Más concretamente, a mayo de 1945 (la misma fecha
en la que el tren llegó a Arrach). Siempre en palabras de Glück, durante esas fechas un oficial
de las SS no identificado fue cazado por los soviéticos y llevado hasta un campo de
concentración de Siberia. Lo que no sabían los hombres del Ejército Rojo es que llevaba
escondido este documento cosido en el forro de su abrigo. «Los bordes gastados del papel
indican que lo guardó con cuidado en una bolsa de plástico», finaliza el cazador de tesoros.

Durante su triste estancia en el campo de concentración (las barbaridades del Ejército Rojo
estaban a la orden del día), el oficial conoció a otro reo: un tal Willi Jahnke. Le debió caer en
gracia pues, cuando el miembro de las SS dejó este mundo, le entregó el plano a sabiendas de
que ya no quedaba ningún miembro de su unidad vivo.

<img class="resize-img"
src="https://i1.wp.com/www.abc.es/media/historia/2017/08/03/hitler-kHB--
510x286@abc.jpg?w=1140" alt="Adolf Hitler" data-recalc-dims="1" />Adolf Hitler– ABC

Según le espetó, para que se «hiciese rico». Poco después, el nuevo propietario de la guía para
llegar hasta el tesoro fue liberado y, como era de esperar, no tardó en viajar hasta Arrach para
buscar su ansiada recompensa. Llegó en 1990, y durante un lustro dedicó su vida a tratar de
encontrar el oro perdido de los nazis en la zona.. Pero nada de nada. Su misión fue un total
desastre y, en 1995 entregó el documento al propietario del bosque en el que creía que estaba.
Ese mismo año, Glück acudió a una cadena de televisión para hablar sobre varios de sus
proyectos como cazatesoros. Y encandiló al entonces dueño del mapa, pues este se lo entregó
para que tratara de hallar, de una vez por todas, el oro perdido de Arrach.

El resto de la historia puede ser fácilmente imaginada, nuestro protagonista arribó a la región
con un detector de metales y, poco a poco, fue descubriendo pistas que le llevaron hacia el
lugar de descaso del oro germano. Así encontró varios objetos e indicios que, por suerte, le
informaron de que el tesoro fue rodeado de tres minas para protegerlo.Después de meses de
trabajo, nuestro protagonista ha afirmado haber dado con el emplazamiento exacto, aunque
también ha confesado que tiene un severo problema: el dueño de la finca en la que fue
presuntamente escondido no le permite excavar. «Quiere encontrarlo por sí mismo», ha
determinado Glück.

«A todo esto hay que añadir todo lo que arrebataron a su propio pueblo, especialmente a los
disidentes políticos»

El problema, según especifica, es que el propietario no es un cazatesoros registrado, por lo que


no podría quedarse siquiera con un céntimo en el caso de hallarlo. Por su parte, el hombre de
76 años podría llevarse a casa un 3% del dinero obtenido. Una cantidad que, atendiendo a las
cifras que se barajan (entre 600 y 800 millones de euros) podría ser astronómica.

A su vez, nuestro protagonista cree que su competidor podría caer en las trapas puestas en la
zona por las SS e, incluso, se atreve a afirmar que no cree que este personaje contacte con los
representantes de la comunidad judía de la zona para devolverles (en los casos pertinentes)
aquellas pertenencias robadas que pertenecieran a sus antepasados. Algo que, siempre según
sus palabras, él sí pensaba hacer.

¿De dónde salió el oro nazi?

En «Grandes tesoros ocultos», Martínez-Pinna señala que el origen de todas estas noticias que
año tras año copan los medios de comunicación se encuentra poco antes del inicio de la
Segunda Guerra Mundial. Fue entonces, algo después de que Alemania se anexionase por las
bravas Austria y Checoslovaquia, cuando las reservas de oro nazis aumentaron «unos setenta
y un millones de dólares».

Por si sus arcas no hubieran sufrido ya un incremento considerable, a lo largo de la contienda


las SS se dedicaron a robar, expoliar y usurpar una larga lista de propiedades, obras de arte
y riquezas de judíos. Sobre el papel, y en palabras de este historiador español, el resultado fue
un aumento de la riqueza estatal en unos 550 millones de dólares. «A todo esto hay que añadir
todo lo que arrebataron a su propio pueblo, especialmente a los disidentes políticos», completa
en su obra el experto.
Con el paso de los años, y el inicio de la retirada alemana hacia Berlín tras ser derrotados
en Stalingrado (el Ejército Rojo venía pisándoles los talones) los nazis comenzaron una carrera
contra el tiempo para transportar todos estos tesoros y riquezas hacia un lugar seguro. Una de
las regiones que los germanos consideraban inexpugnable era la Baviera natal del mismísimo
Adolf Hitler. Allí fueron trasladados desde centenares de lingotes, hasta obras de arte y joyas.

<img class="resize-img"
src="https://i1.wp.com/www.abc.es/media/historia/2017/08/03/BORMANN-kHB--
510x286@abc.jpg?w=1140" alt="Supuesta calavera de Martín Bormann" data-recalc-
dims="1" />Supuesta calavera de Martín Bormann– ABC

Partidario de esta teoría es también el investigador José Lesta en su obra «Claves esotéricas
del III Reich» (Edaf). Este autor español señala que el coronel de la policía germana Friedrich
Josef Rauch, el encargado de la seguridad personal de Hitler, decidió seguir los ejemplos de
la Gestapo: «Este cuerpo ocultaba sus reservas de oro, joyas, arte y billetes en minas, lagos y
otros escondites en las montañas de Baviera y Austria». Al parecer, el oficial «sugirió que el
6,83% de las reservas oficiales de oro que aún estaban en el Reichsbank fueran enviadas a
Baviera». Aproximadamente unos 150 millones de dólares.

Por si esta ya no fuera una controversia lo suficientemente llamativa, algunas teorías apuntan
a que Martín Bormann (el poderoso secretario personal de Adolf Hitler) escondió un gigantesco
tesoro monetario en un lugar desconocido tras escapar del Búnker de Berlín. Algo más que
extraño… cuando la versión oficial señala que este controvertido personaje se dejó la vida
mientras había huido. De hecho, los últimos estudios afirman que una calavera encontrada en
la antigua capital del Reich pertenecería a este personaje. Mención aparte necesitan las temibles
SS, encargadas de llevar a la región todo tipo de riquezas más.

Seis preguntas a Javier Martínez-Pinna


<img class="resize-img"
src="https://i0.wp.com/www.abc.es/media/historia/2017/08/03/pinna-abc-kHB-
U21624569542TJH-510x550@abc.jpg?w=1140" alt="Javier Martínez-Pinna" data-recalc-
dims="1" />Javier Martínez-Pinna– JMP

1-¿Qué importancia real tuvo Baviera a la hora de servir como último escondite del oro
alemán?

Es algo que se está estudiando hace muchos años porque hoy sabemos que los nazis cuando
empezaron a comprender que no iban a poder ganar la guerra, decidieron crear una zona donde
replegarse para seguir combatiendo cuando Berlín fuese ocupado por los ejércitos aliados. Esta
fue la famosa Fortaleza Alpina, situada en una zona comprendida entre los Alpes austríacos y
la Alta Baviera. A pesar de que se ha exagerado mucho sobre la capacidad de resistencia de
este último reducto del nazismo, sí que parece cierta la llegada de algunos miembros de la SS
a la región, con la intención de esconder alguno de los muchos tesoros que, sin duda, habían
capturado durante los años que se mostraron invencibles en los campos de batalla del continente
europeo.

Así lo pensó, entre otros, el famoso cazador de nazis, el judío Simon Wiesenthal, cuando
aseguró que los alemanes llevaron hasta este lugar sus documentos más comprometidos y, por
supuesto, la mayor parte de sus tesoros. En mi libro “Grandes tesoros ocultos” relato un
acontecimiento, a mitad de camino entre la historia y la leyenda, que puede arrojar luz sobre
este inquietante enigma histórico. Corría el 2 de mayo de 1945, cuando un destacamento
formado por algunos oficiales de la SS llegó al Berghof, el Nido del Águila de Hitler, y se hizo
cargo de un convoy que pocos días más tarde se desplazó hacia el macizo de Zillertal en donde
dejaron un misterioso cargamento escondido en un enorme cofre de plomo que fue ocultado en
el glaciar Schleigeiss, el cual no ha podido ser localizado.

2-¿Qué hay de verdad, y qué de leyenda, sobre el «oro nazi» escondido por los alemanes
tras la IIGM?

La proliferación de noticias sobre el hallazgo del oro nazi están basadas, en muchas ocasiones,
en elementos puramente legendarios, pero esto no nos debe hacer olvidar que ciertos tesoros
ocultos están perfectamente documentados, tanto que algunos han sido incluso hallados. Es el
caso de las obras de arte que los alemanes expoliaron durante los primeros años de la guerra, y
que después escondieron en multitud de cuevas y minas como las de Altaussee.

Lo mismo podemos decir sobre la desaparición de la Cámara de Ámbar, la cual fue buscada
por los servicios secretos soviéticos, la KGB, o incluso del lago Toplitz, en el que los
buscadores de tesoros se internaron para descubrir las huellas de una operación secreta
organizada por los alemanes para provocar el hundimiento de la economía británica.

3-¿Cree viable que se haya encontrado oro en Arrach?

En este tipo de casos debemos ser extremadamente cautelosos, especialmente porque en esta
ocasión se vuelven a repetir una serie de hechos presentes en otras muchas noticias que, cada
vez con más frecuencia, nos asombran por la expectativa de encontrar el oro nazi: un oficial
alemán que estuvo en el lugar de los hechos y más tarde fue capturado por los soviéticos, es
liberado después de un largo cautiverio y entrega un mapa con unas claves secretas a un
buscador de tesoros antes de morir. En cualquier caso habrá que ver cómo evolucionan los
acontecimientos.

4-¿Habías oído anteriormente la leyenda de que en el bosque de Arrach se había


escondido oro alemán?
Personalmente no, pero me recuerda a la que hace un año nos mantuvo en vilo cuando se
anunció el posible hallazgo de un espectacular tesoro situado en el famoso “tren del oro nazi”.

5-Se habla de que Bormann fue uno de los encargados de esconder este oro. ¿Qué opina
de esta leyenda?

Alrededor de Bormann se generó una historia que más parece el argumento de una película de
ficción que algo que debamos tener en cuenta a la hora de llevar a cabo una investigación seria
y basada en el estudio de las fuentes, aunque por otra parte existen elementos que nos permiten
vislumbrar un trasfondo histórico.

«Los nazis hicieron todo lo posible por esconder sus principales riquezas para que estas no
cayesen en manos de sus enemigos»

En 1945, los jefes del Reichsbank trataron de esconder una parte de la reserva monetaria en
Einsiedl, un bello pueblo situado a orillas de lago Walchen en Baviera. La suerte para ellos no
fue propicia ya que la operación no pudo llevarse a cabo, pero hay indicios suficientes para
pensar que una parte pudo quedar oculta.

En el 2012, un músico y director de cine holandés aseguró haber encontrado la solución al


enigma del oro nazi. Según él, los alemanes escondieron unos cien lingotes de oro en la ciudad
bávara de Mittenwald y para explicar su teoría recurrió a una antigua leyenda que hablaba de
una partitura musical, la Marcha Impromptu, en la que Bormann, antes de morir, habría escrito
una serie de letras, figuras y runas, cuya correcta interpretación permitiría conocer el lugar
exacto en donde se oculta el tesoro.

6-¿Quedan tantos tesoros nazis por desvelar como nos quieren hacer creer?

Es un hecho que los nazis hicieron todo lo posible por esconder sus principales riquezas para
que estas no cayesen en manos de sus enemigos, desde que en 1943 se pusieron a la defensiva
tras ser derrotados por el Ejército Rojo en las batallas de Stalingrado y Kursk. Miles de obras
de arte fueron hechas desaparecer, al igual que una parte importante de riquezas robadas, entre
otros, a la comunidad judía.

«Aunque parezca una locura, los nazis organizaron expediciones para hacerse con objetos de
culto como la Lanza de Longinos»

También se dice que los oficiales de la SS integrados en la Ahnenerbe, la Sociedad para la


Investigación y Enseñanza sobre la Herencia Ancestral Alemana (de la que hablaré en un libro
que en breve será publicado), escondieron una serie de objetos sagrados que los arqueólogos y
exploradores nazis buscaron desde 1933, entre ellos el Grial, el Arca de la Alianza o la Lanza
de Longinos.

Aunque parezca una locura, los nazis organizaron unas expediciones para hacerse con estos
poderosos objetos de culto, y sabemos que en alguna ocasión lo consiguieron, como es el caso
de la supuesta Lanza de Longinos guardada en el museo Hofgburg de Viena. Lo mismo
podemos decir sobre la búsqueda del Santo Grial llevada a cabo por el controvertido arqueólogo
Otto Rahn, y sobre la búsqueda del Arca de la Alianza por parte de los nazis de la que hablé en
Operación trompetas de Jericó.

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