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4. Lo peor del periodismo son ciertos periodistas por Jorge Gómez Pinilla P
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1.6.
Opiniones hiperconectadas por Marcelo Guardia Crespo
Periodismo en Brasil: asesinado Luiz Manoel de Souza PAGEREF _Toc43814
Los9935
medios \h masivos
10 pasaron a la historia en los procesos de formación de opinión pública. En
el pasado solían determinar tendencias de opinión y su control era apetecido por los poderes
oficiales.
7. MujeresHoy también
solo enlo28%
es. Las
de redes son en
noticias el espacio
España privilegiado
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información
2 contrastada y hasta presenta indicios importantes de investigación periodística.
Eso fue lo que paso en Facebook el mes pasado cuando el “Estado Islámico” atacó París en el
atentado
8. “Los terrorista
canalesmás más
duro de los últimos años.
importantes del país son altamente sexistas” por Carla
LaHannover
red puso a disposición
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los usuarios la opción de usar la bandera de Francia en la foto de
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perfil para indicar su solidaridad. Es un dispositivo que puede condicionar la opinión de los
usuarios si es que estos no ejercitan sus propias rutinas de pensamiento. Pero eso duró apenas
unas horas. Usuarios inconformes comenzaron a postear información indicando que Francia
también había atacado Siria los días pasados. Allí también hubo muertos inocentes.
Rápidamente miles de usuarios comenzaron a investigar detalles de esos y otros ataques.
Circularon minidocumentales “para entender lo que está pasando en Siria”.
Los usuarios de FB comenzaron a “descubrir” que ninguna violencia viene de la nada. Aunque
circulan datos exagerados y hasta no comprobados hay mucha información valiosa en Internet.
Muchos retiraron las banderitas de sus fotos y entraron en la lógica de “estar mejor
informado” antes de emitir signos de identidad con compromisos asumidos a la rápida.
Inclusive hubo personas que se sintieron presionadas por mostrarse muy inocentes en tiempos
de hiperconexión.
Los medios masivos también fueron criticados. Para nadie es novedad que los medios
occidentales se concentran en aspectos superficiales y sensacionales de los hechos. Importa el
miedo de quienes estuvieron cerca y vieron el escándalo.
La noción de contextualización queda reducida a niveles vergonzosos. El público masivo está
casi obligado a sentir el horror sin saber las causas. Pocas son las producciones que analizan e
intentan entrar al fondo de los problemas. Es que no son vendibles.
Muchos ciudadanos norteamericanos no saben que en el mundo tienen antipatías. No pueden
creer que alguien tenga motivos para hacerles daño. No saben que en represalia al ataque a las
torres gemelas murieron entre 600 y 900 mil personas civiles en Afganistán e Irak. Gigante
diferencia con los casi 3 mil muertos el 11/09. Hay datos dispares en las redes. Es necesario
verificar fuentes y medios formales. Los usuarios están aprendiendo a distinguir datos
confiables de rumores o chismes.
Lo ocurrido en FB es prueba de que los medios masivos no tienen tanto poder como en el
pasado. Su obligación de satisfacer el Derecho a la Información se ha trasladado a un espacio
donde los ciudadanos se dan modos para saber lo que ocurre. Los procesos comunicativos
ocurren velozmente en base a dinámicas emocionales e informales en clima de discusión y
Libertad de Expresión casi irrestricta. La crítica del otro y la autoregulación funcionan como
control. La mofa o el chiste diluyen el análisis. La violencia de la palabra intolerante es otro
freno a las ideas. De todas maneras es opinión pública veloz e hiperconectada.
El FB es uno de los medios más deslumbrantes del siglo XXI. Es un periódico proyector de
identidad hecho a medida de cada persona. En casos de violencia o convulsión es un
excelente espacio para la formación de opinión pública sin contaminaciones económicas y
políticas que los medios masivos suelen tener.
Fuente: Los Tiempos, 3.12.15 por Marcelo Guardia, comunicador social boliviano
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El periodismo de hoy, no obstante el gran apoyo tecnológico actual, no llega a desplegar en
sus páginas, en sus micrófonos o en pantalla cromática lo que todo lector, radioescucha o
telespectador espera. La crónica roja ha tomado las emisiones televisivas en un alto
porcentaje, lo que hace imposible mantenerse frente a canales que "desangran” homicidios,
suicidios, violaciones y otros males de cierta sociedad en decadencia, o que no tiene una
formación moral impuesta en un hogar con principios morales.
El reportero es responsable ante los hechos que llegan a un medio de comunicación. El editor
tiene la obligación de presentar la noticia acorde con la sensibilidad de la mayoría de quienes
siguen programaciones en radio y televisión, o aquellos que eligen las páginas diarias de
publicaciones impresas.
La formación ética en todos los niveles de la sociedad busca lo mejor del periodismo para
comprender la realidad de los hechos y sacar conclusiones propias que pueden ser
coincidentes con el pensamiento de editorialistas y columnistas, de tal manera que la gente
conozca los beneficios de la libertad de expresión y mantenga siempre renovado el principio
democrático de periodismo libre y no como patrimonio de un gobierno determinado, más aún
si ha sido elegido en ánforas democráticas; de no ser así, la democracia se derrumba y surge el
totalitarismo que oprime y destruye. Si Democracia es participación de un pueblo con el
gobierno, todos se preguntan: ¿por qué no gobernar en paz con toda la población dirigida a
generar acciones comprometidas tendientes a una creación de conciencia personal y social?
El periodismo es una escuela de flexibilidad donde el Buen Periodista maneja con maestría el
lenguaje apropiado a la contundencia de los sucesos recogidos por el Reportero, cimiento de
todo medio de comunicación, pero si esa fuente llega a ser controlada con fines determinados,
la información deja de ser tal y pasa al nivel de adoctrinamiento, que puede tergiversar la
noticia dando paso a una velada censura, consecuencia del miedo, el odio y la discriminación
hacia quienes no siguen el camino trazado por los falsos demócratas.
Tampoco puede concebirse la libertad de expresión sin responsabilidad. Los periodistas que
reciben beneficios desde el oscurantismo de un periodismo servil son más peligrosos que los
informantes voceros del periodismo oficialista, porque estos difunden abiertamente los
intereses de una causa política. Los otros son una "especie” de equilibristas en cuerda floja.
Fuente; Página siente, 6.12.15 por Mario D. Ríos Gastelú, periodista boliviano
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¿Qué importancia tiene Cuba para la academia de la comunicación? ¿Qué retos tiene el país en
esta materia? Sobre comunicación apegada al pensamiento crítico latinoamericano,
Cubadebate conversa en exclusiva con Hilda Saladrigas.
— Los organizadores del ICOM han anunciado que esta promete ser la más grande e
importante de las ediciones de este congreso ¿Qué elementos del contexto nacional e
internacional refuerzan su relevancia?
—El mundo de hoy no es el mismo de los años 90. América Latina tampoco es igual. Han
pasado más de 15 años en los que en los campos de haceres y pensares de la comunicación y
el periodismo se han producido cambios muy importantes desde el punto de vista tecnológico,
cultural, político y económico. Cuba no ha estado al margen de la centralidad que ha ido
ganando el proceso de la comunicación social, lo cual se evidencia en que, en 1999, por
ejemplo, se crea en el país la carrera de Comunicación Social, Periodismo enriquece su plan
de estudio, y Ciencias de la Información cambia el título de su profesión, así como sus
perfiles, fines y metas.
“Cada vez más se dinamizan los oficios y las profesiones en los campos de la comunicación,
por la propia manera que tiene la tecnología de incidir en la sociedad, en su cultura, economía
y en las decisiones políticas. Han aparecido nuevos oficios que ya son casi profesiones, otros
han perdido capacidad de respuesta, y por lo tanto nuestros tres campos están atravesados por
todo eso. Si antes hablábamos de un periodismo tradicional hoy hablamos de redacciones
integradas, estamos frente a una comunicación institucional que trasciende incluso la empresa,
pues las instituciones están aplicando cada vez más la tecnología en busca de transparencia y
facilidad en la vida del ciudadano.
“Además, en el contexto actual indiscutiblemente están incidiendo nuevas condiciones
socioculturales y políticas en América Latina y en el mundo, que hacen que ante la situación
mediática se busquen respuestas legales como la construcción de políticas públicas hacia
personas que cada vez están más en desventaja de acceso a la información, o a una pertinente
información.
“Esto es un proceso que se está dando y que amplía la complejidad de la esfera pública. Nos
debatimos hoy en la necesidad de buscar políticas de comunicación, hilvanar aquellas que sean
deficientes, precarias o insuficientes, con una visión más integradora del fenómeno
comunicativo. Muchas de las políticas de comunicación que se han venido trabajando no son
globales, no abarcan la totalidad de los fenómenos. Por ejemplo, la Ley de medios en
Argentina está concentrada en los medios de comunicación, pero no le dice nada a la
comunicación institucional, y esa es la que está subvencionando y pagando la publicidad. Está
bien que se emita, pero como ley es limitada. Para nuestro gusto, la ley que está tratando de
abarcar la verdadera complejidad del fenómeno comunicativo social en todos sus espacios es
la ley ecuatoriana, que sí contempla todos los ejes: el mediático, institucional y el comunitario.
“ICOM llega además en un escenario en que, en el plano educativo, se está demandando una
formación más transdisciplinar. En América Latina ha habido una explosión de las escuelas de
comunicadores sociales, porque hay un mercado laboral que los está demandando y donde hay
una liberalización extraordinaria de la fuerza de trabajo. Ante esa demanda, vamos a formar
comunicadores, y hay una formación instrumental que no ha satisfecho plenamente la
formación, porque todavía hoy el reto que plantea la UNESCO es que esta tenga garantice un
saber hacer responsable y comprometido. Por eso nos encontramos con Jesús Martín Barbero
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diciendo que hay saberes desechables o que hay una academia enclaustrada en su torre de
marfil, que no dialoga con la sociedad.
“Tanto en el mundo, como en Cuba, los contextos socio- histórico- políticos y tecnológicos
han cambiado y al dinamizarse han ido poniendo en el centro de la mirada de todos (políticos,
economistas, antropólogos, estudiosos en general) el tema de la comunicación.
“El ICOM de 1996 me atrevo a decir que era muy de La Habana, pero hoy no, por la extensión
que ha tenido la formación en comunicación social en todo el país, estamos asistiendo a un
ICOM que está reproduciendo Cuba a escala nacional. Llegamos a un ICOM que ha ido
ganando madurez, que tuvo un antecedente en 2013 y en 2009 con una realización en Cuba de
un congreso de FELAFACS, y que de alguna manera nos expande al mundo iberoamericano”.
-¿Por qué elegir como tema “información y comunicación desde el Sur: economía,
cultura y pensamiento crítico”?
—Dos años después de la convocatoria se hace incluso más necesario el tema, porque antes no
teníamos un mapa geopolítico en América Latina como el que tenemos hoy. Contamos con un
Brasil completamente convencido en sus desempeños, Brasil es para nosotros en
comunicación una de las áreas que mayor aportaciones tiene, en lo mediático, en lo
institucional, en lo comunitario, el periodismo, las relaciones públicas, la publicidad…Es
Brasil un país importante en el pensamiento en teoría de la comunicación, en esa postura de
llevar una vanguardia en la que le siguen Argentina, Colombia, México, para no hablarte de
Estados Unidos que es un gran pilar, pero con otra concepción más mediocentrista, mucho más
politizada e industrial, y con una formación muy pragmática, no tan crítica como la que está
haciendo América Latina. Convive hoy también una Europa que se mueve entre la crítica y la
apología del sistema capitalista, pero que también está haciendo nichos en el sistema
comunicativo. ¿Por qué apostamos nosotros?
“Por potenciar una mirada crítica hacia esa comunicación, porque el sur está dando fuertes
síntomas de cambio en posturas y paradigmas socioeconómicos, políticos y culturales.
Después de 2014 hay un hervidero de políticas de comunicación: Nicaragua, Honduras,
República Dominicana, El Salvador, Ecuador, Venezuela, Argentina. Hoy en América Latina la
situación es compleja, porque hemos vuelto a ver cómo el poder mediático igualmente frena
procesos, hoy más que nunca estamos visualizando los medios que luchan por un
protagonismo político.
“Desde esa lógica es un Congreso indiscutiblemente muy oportuno, y que tenga esa agenda
muestra la preocupación que Cuba tiene sobre estos temas para su beneficio propio como país,
pero también para insertarse en el debate latinoamericano”.
-¿Qué relación existe entre ULEPICC e ICOM?
—ULEPICC es una organización que tiene aproximadamente 10 años de creada. Tiene
publicaciones, boletines, es joven, pero está consolidándose en la búsqueda de un pensamiento
crítico y reflexivo en el campo de la comunicación social. Que ellos aceptaran ser “partners”
en este congreso es importante: es la primera vez que ICOM tiene un partner que decide
apostar a que en su marco se haga otro congreso, lo que implica que hay un nivel de
credibilidad en nosotros, en lo que estamos haciendo.
—Son más de 400 los ponentes que estarán formando parte de ICOM ¿Qué ven en
Cuba? ¿Qué podría aportarle Cuba a la academia de la comunicación?
—Cuba tiene cosas que aportar. En el mecanismo de formación, no por el campo en sí mismo,
sino por la compresión del hombre que está formando, hay mucho que aportar. Cuba por
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ejemplo está apostando por la formación de conocimientos sólidos, aquí hay un componente
que no es el saber hacer solamente, sino el saber hacer acompañado de un saber pensar. ¿Que
nos pueden tildar de que el egresado de comunicación o periodismo piensa mucho?, es verdad,
pero es importante, porque nosotros trabajamos con marcos de referencia que los da el saber,
el conocimiento, la cultura.
“No podemos decir que Cuba tiene una escuela de comunicación, pero la que estamos leyendo
la estamos aplicando bastante bien. Incluso muchos se sorprenden de venir a Cuba y ver lo que
estamos investigando. Como país que tiene un campo también incipiente académico hay una
trayectoria, una experiencia, una práctica del estudiante que no está formado solamente en la
teoría.
“A diferencia de otros países, Cuba investiga desde el pregrado. Para otros, la investigación
está solo en el posgrado. Cuba tiene una maestría en Ciencias de la Comunicación, un
doctorado en Ciencias de la Comunicación que tiene graduados a más de 60 profesionales de
diferentes países. Por tanto, le hemos aportado a América Latina libros de texto, artículos,
revistas.
“Cuba tiene otra cosa importante desde mi punto de vista: una articulación muy sólida entre
los profesionales en el ejercicio y la academia. No en todas partes del mundo usted encuentra
que quien ejerce periodismo vaya a las aulas a compartir sus conocimientos. La práctica no se
abre como en Cuba a que los estudiantes los visiten. No es usual en el mundo que los masters
de comunicación se hagan desde el mundo profesional, ni los doctores, eso es inédito. Yo creo
que hay muchas cosas que mejorar en nuestro desempeño profesional y académico, pero
pienso que en Cuba hay un profesional que, ante todo, tiene calidad en su formación, un nivel
de compromiso ante lo que está haciendo, y que, además, está luchando porque sea más
comprendido su papel y su rol en la sociedad. En otras partes eso no es a veces lo que se
encuentra, hay profesionales que trabajan por dinero, se exponen a políticas editoriales pero no
lo están haciendo con un compromiso hacia su sociedad”.
—Por primera vez, además de ponentes iberoamericanos, hay un encuentro con
universidades estadounidenses para evaluar intereses comunes y áreas de cooperación
¿Cómo puede contribuir el ICOM a estimular esos diálogos?
—Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos no son de ahora. Esta academia se ha
relacionado con Estados Unidos de manera sistemática desde hace mucho tiempo, lo que pasa
es que ha habido algunos picos de discontinuidad. Lo que sí es nuevo es la presencia de ellos
en ICOM, pero yo creo que eso responde a una serie de acercamientos que se han venido
produciendo en este último año como parte del propio descongelamiento.
“Hay inquietud por saber qué estamos haciendo, y creo que es muy válido. Es muy importante
acercarnos, reconocernos, buscar vías de colaboración, porque indiscutiblemente estamos
hablando de un país con mucho desarrollo en esta práctica profesional. Es importante ir
identificando fortalezas de cada parte, agendas que nos son comunes y que nos permitan hacer
proyectos conjuntos de trabajo. En EE.UU radica la ICA (Asociación Internacional de
Comunicación, en español), que es la asociación más importante de investigadores que tiene el
mundo, que organiza un evento gigantesco que acaba de sesionar en Puerto Rico, que mueve
el mayor volumen de producción científica en la Web of Science. Entonces ¿por qué no
podemos hacer proyectos de trabajo de conjunto? Creo que es un buen momento para ir
trazando estrategias, tendiendo puentes de diálogo para el acercamiento de nuestros países,
sobre la base de un respeto a la diferencia”.
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—En un contexto de reconfiguraciones en el ecosistema mediático cubano ¿Qué retos tiene el
país en materia de comunicación?
—Creo que el mayor reto que tenemos es acabar de tener una documentación clara y precisa
que recoja las aspiraciones que tiene el país en este campo. Mientras las cosas no estén
definidas claramente, podemos seguir dando margen a la confusión. Si somos capaces como
país de establecer una política con carácter democratizador, en la que han participado
hacedores y decisores, pues nosotros podemos ponerle dentro de lo que el país necesita y
quiere, también un orden.
“Eso lo tienen todos los países, y digamos que Cuba a lo largo de su historia ha tenido marcos
no tan regulatorios legales, pero sí normativos de su producción comunicativa en todos sus
órdenes. El principal reto es entender qué necesita el país, hay que ver la gama de complejidad
que tiene el escenario de hoy y tratar de representarla en las decisiones que se tomen.
“Hoy se están introduciendo nuevos escenarios, nuevos actores y nuevas prácticas. Estamos
retomando prácticas como la publicidad, que implica una transacción económica de la que
nosotros estuvimos al margen incluso y no desapareció en los últimos años. Habría que
también buscar otras discusiones: medios estatales, medios públicos, privados, y en el caso de
los privados, hay que tener delineado que detrás de cada acción comunicativa hay una
ideología, un sentido y un significado.
“La comunicación no es un elemento tecnológico, ni solamente cultural, tiene un trasfondo
económico y político. Habría que ver que está pasando con esos medios privados, cuáles son
sus intenciones, y en función de qué están haciendo esa producción comunicativa. ¿En función
de una nueva alternatividad a qué? Ahí no podemos confundirnos”. (Tomado de Cubadebate)
Fuente: Granma, 6.12.15
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en el caso que nos ocupa es que son legiones de reporteros que más parecen desempeñando el
papel de mensajeros, pues van a donde el personaje que les entrega una declaración en forma
de noticia, la cual llevan, redactan y entregan al medio que la pública, sin que en ese trayecto
la información sea sometida a comprobación o haya recibido un tratamiento creativo que la
destaque del montón. El ‘mensajero’ fue a la fuente, recibió y entregó. Para eso lo contrataron,
y su duración en ese empleo dependerá de que no se salga de la norma ni le dé por cuestionar
el esquema. Y aquí podría contar mi experiencia como reportero de El Tiempo, pero la reservo
para otro día.
La tristeza es mayor cuando se descubre que hay periodistas que gracias a sus esfuerzos y a su
talento lograron un merecido prestigio, pero una vez llegados al curubito olvidaron que una de
las funciones del periodismo es la vigilancia de toda forma de poder (por eso lo llaman el
cuarto poder), y prefirieron armar roscas de vacas sagradas desde las que sirven a los intereses
políticos o económicos de los dueños de los medios que los llevaron al estrellato, mientras
procuran silenciar o invisibilizar a los colegas que se atreven a disentir de sus artimañas en el
manejo de la información.
En lo político se dan situaciones llamativas como las de Claudia Gurisatti y María Isabel
Rueda, quienes pusieron sendos noticiero y columna de opinión a favor de una causa política
de derecha, en el primer caso de la mano del uribismo y en el segundo como pregonera de una
ideología identificada con el Partido Conservador que la hizo elegir representante a la Cámara
en 1998. Está además el caso ya aberrante de Ernesto Yamhure, quien le reportaba sus
columnas de El Espectador al máximo jefe de las AUC, Carlos Castaño, y este le ordenaba
agregar o suprimir determinados apartes: “Le pido un favor, inserte un párrafo donde alerte a
las AUC sobre la importancia del cumplimiento de su palabra ante la opinión pública…”
En lo económico abunda el número de periodistas cuya pluma tiene un precio, y es Daniel
Coronell quien se encarga de recordarnos tres casos: uno –y dos- el de William Calderón (La
Barca), quien le cobraba a la Registraduría Nacional por contenidos que aparecían en su
columna de El Nuevo Siglo y en la de ‘Juan Paz’, nombre este de la columna de Jairo León
García hasta que la editora general de El Mundo de Medellín, Irene Gaviria, decidió suprimirla
al constatar que “daba cabida a rumores sin confirmar y servía a agendas distintas a las
periodísticas”. El tercer caso es el de Gustavo Álvarez Gardeazábal, amigo de los dos
anteriores, sacado de La Luciérnaga de Caracol según él por presiones del alto gobierno pero
según su director, Gustavo Gómez, porque “uno puede trabajar con gente que no lo quiera a
uno… siempre y cuando sean honestos y no se lucren con lo que dicen al aire”.
Es esta clase de supuestos periodistas (en realidad activistas políticos camuflados o
mercachifles de la información) la que representa una vergüenza pública para una profesión
que con el paso de los días se desdibuja más, a tal punto que hoy el primer diario del país es
una de las tantísimas propiedades de un banquero, y el dueño del primer canal de televisión es
un industrial de las gaseosas y el azúcar.
Esto no significa que debamos decir ‘apague y vámonos’, porque paralela a la
mercantilización de los medios avanza la lucha de los periodistas que aún creen en la rectitud
profesional y en la búsqueda implacable de la verdad, y solo en esta columna ya he
mencionado tres, incluyendo a un catalán. Pero conviene desconfiar de los que le ponen precio
a su conciencia, y también de quienes un día deciden lanzarse a la política y luego regresan al
periodismo, como si existiera una puerta giratoria que les permite estar saliendo y entrando a
su amaño.
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De remate: A pesar de las diferencias con la ex uribista Vicky Dávila, aprecio y admiro el
trabajo que realizó en torno a la corrupción generalizada que se vive en la Policía Nacional y
me solidarizo con la colega ante los intentos que se hicieron desde esa institución para espiar,
intimidar y tratar de torpedear la publicación de la explosiva información que publicó La FM
de RCN.
Fuente: El Espectador, 9.12.15 por Jorge Goméz Pinilla
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Es difícil entender el periodismo que se hace hoy en día en Venezuela, sobre todo cuando se
piensa en los grandes diarios del siglo XX, en el crecimiento de la televisión, en los
extraordinarios columnistas, en las numerosas escuelas de comunicación social que antes
vivían abarrotadas y ahora cuentan con altos niveles de deserción. Pienso en el poeta Andrés
Mata cuando fundó El Universal en 1911; pienso en el novelista Miguel Otero Silva, creador
de El Nacional en 1943; pienso en Tomás Eloy Martínez, cuando ayudó a fundar el Diario de
Caracas en los años 70. Hoy parecen fantasmas, como los rostros que celebraban los
resultados electorales en el canal de la MUD sin que ninguna televisión se interesara por ellos.
La única diferencia es que los que celebran, aunque no los veamos, son seres que escriben el
futuro, mientras que quienes deben reseñarlos y no lo hacen, al menos para el periodismo,
están muertos y no lo saben.
Fuente: El País, 10.12.15 por Antonio López Ortega es escritor y editor venezolano
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Israel Gonçalvez Silva, de 37 años, periodista y locutor de Radio Comunitaria Itaenga FM, fue
asesinado el 10 de noviembre en Lagoa de Itaenga, estado Pernambuco.
Djalma Santo Da Conceição, de 53 años, periodista de la radio comunitaria RCA FM del
estado de Bahia, fue hallado muerto por la policía el 23 de mayo de 2014, después que
hombres enmascarados lo secuestraran de un bar la noche anterior, según información de
prensa.
José Evany Metzker, de 67 años, periodista blogero que investigaba tráfico de drogas y abuso
infantil en la región Valle de Jequitinhonha, una de las zonas más pobres de Brasil, fue
encontrado decapitado el 18 de mayo, cinco días después de su desaparición, en las afueras de
Padre Paraíso, estado de Minas Gerais, con señales de horrorosas torturas, como
cercenamiento de la lengua. Metzker y Conceição realizaban reportajes críticos sobre el
crimen y la corrupción.
Gleydson Carvalho fue asesinado de tres balazos el 6 de agosto por dos hombres que
ingresaron a su lugar de trabajo para ultimarlo mientras transmitía en vivo desde su cabina de
Radio Liberdade FM, en Camocim, estado de Ceará. Según sus compañeros, el locutor y
periodista había recibido amenazas por sus denuncias sobre corrupción política.
Gerardo Ceferino Servían Coronel, de 44 años, periodista de Paraguay radicado en la frontera
con Brasil, fue asesinado el 15 de marzo de seis disparos en Ponta Porã, Brasil. La víctima
también se desempeñaba en un semanario local y había trabajado en diferentes medios,
radiales, televisivos y escritos de la ciudad fronteriza paraguayo/brasileña Pedro Juan
Caballero/Ponta Porã, urbe binacional donde una avenida de marca el límite entre ambos
países.
Reflexión
Estos ocho asesinatos presentan un perfil muy similar, al terminar con la vida de periodistas
que privilegiaron la denuncia de delitos y abusos de poderes fácticos locales. Generalmente,
esos poderes que en la obscuridad deciden el asesinato de gente de prensa provienen de la
mortífera asociación delictiva de mafias de diverso “rubro de negocios” ilegales, narcotráfico,
tráfico contemporáneo de esclavas y esclavos del siglo 21, sectores corruptos del mundo
empresarial y político. Estos poderes suelen actuar impunemente en regiones el interior de los
países, en regiones, departamentos o provincias donde, además, los periodistas de pequeños
medios cumplen funciones variadas y múltiples, muchas veces mal remuneradas, o fungen de
socios, propietarios, redactores, locutores y otras tareas afines en medios de diferente tipo,
tradicionales y electrónicos.
Este patrón se repite en toda América Latina, con un balance anual de 40 a 50 asesinatos al
año sin que exista ninguna guerra en la región. Además, los asesinatos reiteran la consabida
impunidad que ampara a los autores intelectuales, a quienes emplearon y pagaron a los
sicarios, generalmente poderosos empresarios, toda clase de depredadores del medio ambiente
y corruptos políticos locales que a la vez también son “hombres de empresa” y respetables
personajes relevantes en su sociedad local.
Las empresas mineras y forestales, incluidas las que explotan gas y petróleo, también están
bajo sospecha de enviar a la muerte a los luchadores y activistas que trabajan por la
preservación del medio ambiente. La publicación Deadly Environment, de la ONG Global
Witness, reveló que de 2002 a 2013 por lo menos 908 personas perdieron la vida en todo el
mundo debido a su defensa del medio ambiente, mientras la tasa de asesinatos se duplicó en
los últimos cuatro años. América Latina y Asia muestran las tasas más altas de violencia así
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como la escalada del aumento de las tensiones sobre los recursos naturales limitados en estas
regiones.
En Brasil los asesinatos de estos activistas son casi tan frecuentes como los de periodistas, al
igual que en otras regiones subdesarrolladas del planeta donde las corporaciones
transnacionales explotan materias primas y destruyen los bosques.
Fuente: Periodistas en español, 11.12.15
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el ámbito del género y los medios de comunicación basado en los datos del GMMP durante los
últimos 20 años. El primer GMMP se realizó en 1995, y desde entonces se han hecho estudios
cada vez más grandes en 2000, 2005, 2010, y 2015.
Fuente: Periodistas en español, 11.12.15
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Hemos encontrado que la prensa escrita, principalmente, trata de ser cuidadosa cuando toca
temas como el feminicidio. No hay adjetivación, no hay términos que descalifiquen a las
mujeres, pero se remiten únicamente a la descripción fría del hecho.
Y ¿qué pasa con la televisión y la radio?
Hay más matices. Se ha visto la espectacularización cuando se usan, por ejemplo, los efectos
sonoros o en el énfasis que (los presentadores) dan a la voz al emitir una noticia de violencia o
feminicidio. Sin embargo, donde se dan mayores juegos, y quizá irresponsables, es en las
revistas tanto televisivas como radiofónicas, que son principalmente conducidas por jóvenes
que no están informados y pueden pasar de un feminicidio a presentar un tema frívolo sin
ninguna transición en medio. En ese contexto se está banalizando el feminicidio.
¿Cuál es el riesgo de este abordaje?
El problema es que cuando el espectador o las audiencias ven eso, el hecho pasa como uno
más. Deja de tener la relevancia que debería.
¿Estaremos ante una decadencia de los medios?
Yo creo que sí, pues en esta suerte de ganar audiencias de seguir estos paradigmas, tan fuertes
que tienen más de 20 años como el estilo Tinelli, pretenden ser amenos, pero terminan
frivolizando absolutamente todo.
Falta una dosis de información, de rigurosidad en el manejo comunicativo y falta una dosis de
seriedad ante el feminicidio, pues no estamos hablando de poca cosa.
Se habrá mejorado en algo desde la promulgación de la Ley 348, para garantizar a las mujeres
una vida libre de violencia?
A dos años de la implementación de la norma, parece que el remedio ha sido peor que la
enfermedad. Mucha gente que trabaja con víctimas de violencia cree que -al haberse
penalizado muchas figuras de la violencia contra las mujeres- los niveles de escarmiento hacia
éstas son peores, pues muchos hombres adoptan la postura de: "Si me denuncias, el
escarmiento va a ser peor”.
Por otro lado, nuestras autoridades tampoco le han dado la importancia que merece el tema. Si
uno se acerca a los presupuestos que destina el Estado boliviano en todas sus reparticiones
puede comparar: para infraestructura se asigna un 40% mientras que para la lucha contra la
violencia y el feminicidio sólo un 2%. Esto nos da una pauta de cuánto vale la vida de las
mujeres en este país
Fuente: Página siete, 14.12.15 por Carla Hannover, periodista
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