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Juan 10:11
¿Por quiéé n fué qué Cristo quiso morir? ¿Por los pécados dé quiéé n pagoé Cristo dé
hécho? ¿Por quiéé n fué Cristo al infiérno? ¿A quiéé n réconcilioé Cristo con Dios? ¿A
quiéé n sustituyoé Cristo? ¿Cuaé l fué su inténcioé n, su propoé sito al morir? ¿Salvarlos a
todos o soé lo a los qué Dios éligioé ? Duranté mucho tiémpo los cristianos ortodoxos
han réspondido a éstas préguntas dé dos formas diféréntés. El arminiano ha dicho,
“Cristo murioé por todos”, én tanto qué él calvinista ha dicho, “Cristo murioé solo por
él créyénté.” El arminiano ha énsénñ ado la éxpiacioé n univérsal; én tanto qué él
calvinista ha énsénñ ado la éxpiacioé n limitada.
En él Evangelio de Juan hay dos clasés dé pasajés qué tratan él téma dé la muérté dé
Cristo. Una présénta la muérté dé Cristo cuya inténcioé n és salvar a un puéblo én
particular. La otra présénta su muérté como téniéndo implicacionés univérsalés.
¿Coé mo hémos dé compréndérlas? ¿Son réalménté un antimonio qué nunca puédén
armonizarsé, o hay alguna manéra dé compréndér los pasajés qué éxaltan las
maravillas dé la muérté dé Cristo?
a. Capítulo 10
El primér pasajé qué présénta ésta vérdad sé éncuéntra én él capíétulo 10. Cristo
afirma én él vérsíéculo 11: “Yo soy él buén pastor, él buén pastor su vida da por las
ovéjas” y én él vérsíéculo 14 a éstas ovéjas las idéntifica dos vécés como suyas (cf. vv.
3, 4). En él vérsíéculo 15 afirma: “Pongo mi vida por las ovéjas”. Jésué s dirigioé éstas
palabras a los judíéos én la Fiésta dé los Tabernáculos en el séptimo mes (la fiesta de
los tabernáculos es un tiempo de celebrar la presencia, el reposo, la bendición,
el gozo y la gloria de Dios en medio de su pueblo. Deut. 16:13-15), (véa 7:2). Maé s
adélanté, én ocasioé n dé la Fiésta dé la Dedicación → (“Hanukkah es el origen de
hebreo significa dedicación” empieza en el dia víspera del día del 25 del mes
hebreo de kislev dura 8 días; pero también se lo llama festival de luces,
celebración de los macabeos. No es la versión judía de la navidad, pero casi
siempre los reciben sus regalos, especialmente los niños judíos y cristianos
están en contacto cercano.) En él duodéé cimo més, Jésué s sé éncuéntra
nuévaménté én Jérusaléé n (10:22, 23). Fué éntoncés qué éxplicoé qué la incrédulidad
dé los judíéos éra una sénñ al dé qué” no sois dé mis ovéjas” (10:26). Es décir, no lé
habíéan sido dados por él Padré y, por lo tanto, (17:2) ¡no éran él objéto dé su
muérté rédéntora! En él vérsíéculo 27 da dos caractéríésticas dé sus ovéjas: “oyén mi
voz... y mé siguén” (cf. v. 14). Lés brinda la vida étérna déstinada a éllas (vv. 28, 29)
porqué da su vida por éllas (véa los vv. 11, 14, 17,18). Otro pasajé qué tiéné
rélacioé n con él téma sé éncuéntra én él capíétulo 21. Aquíé Cristo réstaura y vuélvé a
comisionar a Pédro (21:15-19). Pédro, bajo él sénñ oríéo dé Cristo débéraé sér pastor
(véa 1 Pédro 5:1-5) dé sus ovéjas (vv. 16, 17). La motivacioé n dé Pédro para cumplir
su obra és su amor por Jésucristo (vv. 15-19), por Aquél qué dio su vida por sus
ovéjas.
El arminiano dicé qué Cristo murioé por todo él mundo, incluyéndo a Esaué y Judas.
Dicén qué Cristo pagoé por los pécados aun dé los réé probos, aquéllos qué
consciéntéménté réchazan a Jésué s, aquéllos qué van al infiérno. Hacén una
distincioé n éntré lo qué Cristo hizo (morir por todos) y lo qué Cristo consiguioé (no
todos sé salvan). Para éllos la éxpiacioé n és como un obséquio univérsal; hay un
régalo para todos, péro soé lo algunos tomaran posésioé n dél régalo. Cristo no soé lo
dérramoé su sangré, tambiéé n la ésparcioé . Quiso salvar a todos, péro soé lo algunos sé
salvaraé n. Por consiguiénté, parté dé su sangré sé ha pérdido: sé ha désparramado.
Para robustécér su posicioé n, él arminiano récurré a pasajés como 1Juan 2.2 (“EÉ l és
la propiciacioé n por nuéstros pécados; y no solaménté por los nuéstros, sino
tambiéé n por los dé todo él mundo”), 2 Corintios 5.14 (“porqué él amor dé Cristo no
constrinñ é, pénsando ésto: qué uno murioé por todos”) y Juan 4.42 (“vérdadéraménté
éé sté és él Salvador dél mundo”).
Antés bién, la Biblia énsénñ a la accioé n unida dé las trés Pérsonas dé la Trinidad:
éntré la éléccioé n dél Padré, La éxpiacioé n dél hijo, y la morada dél éspíéritu santo.
Débido a qué él Padré ha amado algunos désdé la étérnidad (Ro. 8.29), énvioé a su
Hijo para qué muriéra por éllos. Lléno dé amor, él Hijo no pérdioé a ninguno dé los
qué él padré lé dio (Jn. 6.39), si no qué llévoé sobré síé la maldicioé n por sus ovéjas,
por su puéblo, por su iglésia, por su ésposa. Lo salvoé én vérdad, lo rédimioé y lo
réconcilioé con él padré. Luégo, él Espíéritu santo vino al puéblo al qué él Padré habíéa
éscogido y por quién él Hijo habíéa muérto y lo hizo morir al pécado y vivir
éspiritualménté, és décir, nacér dé nuévo. Coincidé pués él propoé sito dél Padré dél
hijo y dél éspíéritu santo. Los trés buscan él mismo propoé sito y lo consiguén: La
salvacioé n dé aquéllos a quinés él padré ha amado con amor éspécial.
Pasajes universalistas
Lo mismo ocurré én la Biblia. Cuando Lucas informa qué césar mandoé qué “todo él
mundo” sé émpadronara y qué “iban todos para sér émpadronados, cada uno én su
ciudad” (2. 1, 3) és évidénté qué todos no son todos. Porqué los japonésés, los
chinos y los anglosajonés no sé émpadronaron.
Cuando pablo afirma dos vécés qué “todo mé és líécito” (1 Co. 6.12; 10.23), és obvio,
por él résto dé sus éscritos, qué no todo lé éra líécito. No lé éra líécito pécar:
Obstáculo al evangelismo
La réspuésta a tal arguménto és qué si hubiéra qué élégir, és méjor décir la vérdad,
y no ganar tantos “convérsos”, qué conquistar a muchos con falsédadés. El fin no
justifica médios ilégíétimos. Si la Biblia dicé qué Cristo murioé por los élégidos,
éntoncés él évangélista no puédé répréséntar él papél dé dios afirmando qué sabé
qué todos los qué componén él auditorio son élégidos y por consiguiénté, qué
Cristo murioé por éllos. No lo sabé y no débéríéa décirlo.