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SEMANA DEL ESFUERZO CRISTIANO 2017

Unión Nacional de Sociedades de Esfuerzo


Cristiano

CONSTRUCTORES
DEL REINO
Imagina una historia donde un majestuoso león camina por hermosas praderas; y de repente pasa un niño caminando por sus
territorios, ¿cuál será la reacción del león?
La repuesta puede parecer obvia: “¡Lo va a atacar!”
Pero, ¡un momento!, antes de responder lo obvio hay que detenernos a pensar: ¿De qué historia estamos hablando? Porque si
hablamos de la historia que se narra en la película “Garras (El fantasma y la oscuridad)”, entonces, en efecto, el niño tendría
que salir corriendo porque los leones son cazadores expertos y antropófagos. Pero si hablamos de la historia de “Las
Crónicas de Narnia”, el niño no tendría por qué huir pues, aunque es un león imponente, él es bueno y noble. Pero si
hablamos de la historia de “El Mago de Oz”, el que saldría corriendo es el león, pues es un miedoso.
Esto nos enseña un principio fundamental: “La historia de la que formas parte determina quién eres y cómo eres”; de la
misma manera que el león, siendo un mismo animal, reacciona y actúa de manera diferente de acuerdo a la historia donde
aparece.
Y tú, ¿sabes de qué historia formas parte? Si lo sabes de verdad podrás ser y actuar como te corresponde. Y la historia
principal de la que formas parte es la historia de Dios, la historia de la Redención. Esta historia debe determinar tus
decisiones, reacciones y acciones.
Nuestro propósito es llevar al joven a considerarse parte del proceso de Dios para el extendimiento de su Reino aquí en la
tierra. Y que comprenda que a través de su persona, trabajo y vida, Dios está construyendo y trayendo el Reino de los cielos
a la tierra.

Octubre || 2016 – Mérida, Yucatán


DÍA 01
¿DE QUÉ REINO HABLAS?
(El Reino de Dios: Definición e implicaciones) -E.Y.-
Pasaje Bíblico: Salmo 93
Texto Clave: Marcos 1:15

INTRODUCCIÓN
Vi hace poco un capítulo de “La Rosa de Guadalupe” donde una niña se mete en
problemas porque compró cosas para su granjita y endeudó grandemente a su papá. Ella
estaba construyendo su “granja” (el juego de Facebook) a expensas de la tarjeta de crédito
de su padre.

No es de extrañar que nos divirtamos practicando juegos de construcción. Muchos juegos


populares del tiempo presente nos hacen creer que somos constructores y podemos crear y
construir lo que queramos y como queramos. Creo que parte del apego que sentimos a esos
juegos es porque Dios realmente nos ha creado como constructores. Él nos diseñó como
constructores de algo mucho más grande lo que podamos ser o imaginar. Dios nos ha
llamado a ser partícipes de la construcción de un Reino, un Reino que no tiene inicio y no
tiene fin, sino que es eterno, pero donde Él es el maestro constructor.

DESARROLLO
Quizá te estas preguntando ¿De qué Reino me estás hablando? Bueno, la Biblia nos presenta
a Dios como un Rey; pero más que un rey ordinario, Dios se presenta como un soberano
absoluto y supremo, que gobierna sin ninguna limitación en su Reino, en donde además es
completamente sabio y bueno.

La Biblia nos presenta el Reino de Dios en dos sentidos: El Sentido Amplio y el sentido estricto.
En el Sentido Amplio: Dios es Rey y soberano sobre toda su creación, todo se sujeta a Su
control y soberanía, Él está al mando de todo lo que acontece dentro de su mundo creado,
en lo visible y en lo invisible (Colosenses 1:14).

En el Sentido Estricto: Ante ese dominio de Dios que es real y universal, Él ha dispuesto que se
manifieste visiblemente en la tierra. Este Reino amplio se ha estado haciendo presente en el
mundo, en la creación y entre la humanidad a lo largo de la historia. La historia del pueblo
escogido en el Antiguo Testamento representa los preámbulos de la manifestación plena del
Reino de Dios en el sentido estricto. En esta fase queda la evidencia que por ningún esfuerzo
humano podría implementarse este Reino debido a la corrupción del pecado. Sin embargo,
la venida de Jesucristo vence al pecado y hace irrumpir el Reino de Dios de una manera
innegable, y desde entonces queda inaugurada su realidad entre nosotros:
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos ha venido avanzando
contra viento y marea, y los que se esfuerzan logran aferrarse a él. (Mateo 11:12 NVI)

Podemos decir entonces que el Reino de Dios, en su sentido amplio, es todo lo que Él ha
creado y donde Él tiene dominio, o sea, en todo el universo. Pero al mismo tiempo está
construyendo un Reino particular donde su gobierno es aceptado y obedecido
gustosamente y como Rey protege, sustenta y provee a los súbditos de ese Reino, ese es el
sentido estricto.

La principal característica del Reino de Dios es que todo existe y opera en función de la
glorificación del Rey. Como consecuencia de esto, todos los ciudadanos del Reino disfrutan
del amor verdadero, la justicia perfecta y la plena santidad. Dios como Rey reclama
obediencia y fidelidad a Él, esta es la condición de permanencia en su Reino. El propósito de
Dios ha sido, es y será llevar su dominio a todos lados. Él, ciertamente, es dueño de todo
como Creador, pero Él está actuando para que todo lo creado en verdad lo reconozca y lo
adore como su Señor y Dueño.

Al principio de la creación así era. La voluntad divina se hacía tanto en los cielos como en la
tierra. En el Edén se manifestó primero el Reino de Dios en el sentido estricto. En sus propósitos,
el jardín de Edén es el punto de partida, no el fin último, sino a partir de donde Dios
extendería su Reinado a todo lo creado.

En el Edén Dios manifestó su Reino y dentro de él puso al hombre y a la mujer como sus
representantes, como su “virreyes” (es decir, le representarían y gobernarían en su lugar).
Para hacerlo ellos eran portadores de “su imagen”, la cual les fue otorgada en su creación:
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
(Génesis 1:27 – Se expondrán más detalles de la imago Dei en el tercer tema).

Dios les encomendó regir y cuidar a su creación, y multiplicar su imagen. Esto representaba el
extender Su Reino (el de Dios, no el del hombre):
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread
en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la
tierra. (Génesis 1:28)

Ese era el mandato de Dios: extender su Reino llevando su dominio por todos lados. Pero los
virreyes se rebelaron, y se apartaron de la voluntad de Dios. El hombre escuchó el consejo
engañoso y se rebeló al dominio de Dios. Desde entonces en el cielo, Dios sigue reinando y
gobernando, Su voluntad es obedecida y toda la creación está sujeta a Él. Pero en la tierra su
gobierno es resistido, porque lo creado se ha rebelado en contra de su Creador, y se obstina
en su rebeldía.

Ante esta situación, pareciera que el plan de Dios se vino abajo, pero no fue así. Dios tenía
todo un proyecto de restauración del Reino. Esta historia, tiene su clímax en la venida del
mismo Creador hecho hombre: Jesucristo, el Salvador, el Señor y Rey. En Él, Dios reestablece
lo que el primer Adán echó a perder, y empieza una nueva humanidad. Dios envía a su Hijo,
el “postrer Adán” (1Corintios 15:45) que vuelve las cosas a su estado original, asignando la
misma tarea que se le dio al primero: Extender el Reino de Dios y multiplicar la imagen divina.
Esta nueva humanidad, la que lleva la imagen del nuevo Adán, es la iglesia.

CONCLUSIÓN
Tú y yo somos la Iglesia, y tenemos una tarea: extender el Reino de Dios.
Esto significa: Honrarle en todo y darlo a conocer, hacer famoso su nombre, llevar su voluntad
a todo lugar, extender su dominio y reproducir su imagen.
No te conformes construyendo cosas pequeñas para ti mismo o para otros.

Somos parte de una historia, la historia de Dios.


Somos parte de una construcción enorme, el Reino de Dios.
¿Permanecerás indiferente y pasivo, o formarás parte activa de esta gran obra?
Día 02
¿DÓNDE ESTAMOS?
(Concepto de Creación) -E.Y.-
Pasaje Bíblico: Génesis 1:1-2:3
Texto Clave: Génesis 1:31

INTRODUCCIÓN
¿Somos parte de una evolución? ¿Somos el desarrollo de una flatulencia cósmica? ¿Somos
consecuencia de una casualidad? ¿De dónde venimos y dónde estamos?
Muchos han intentado explicar el origen de la vida y la existencia de este mundo. Se han
escrito muchas teorías, fábulas y mitologías respecto al origen de nuestra existencia, pero
¿Cuál es la realidad? ¿Cómo sabemos de dónde somos y como llegamos a ser?

La Biblia nos da una manera clara de entender nuestra existencia y nuestro propósito; esto es
a través de una sencilla historia que se resume en tres fases: Creación, Caída y Redención. La
historia de la humanidad y de todo lo creado, se comprende y conforma una adecuada
cosmovisión con este sencillo esquema. Hoy veremos especialmente la primera de estas
fases.

DESARROLLO
La Palabra nos narra en los dos primeros capítulos de Génesis la manera en la que llegamos a
existir: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1).
Dios es el creador de todo lo existente y visible, Él creó y creó de la nada (lo que los teólogos
llaman creación ex nihilo), el factor fue solamente Su voluntad que fue ejecutada con su
Palabra. Dios dijo: “Sea la luz y fue la luz” (Génesis 3:3). Dios creó de acuerdo a su voluntad y
agrado.

La Biblia nos narra la metodología de la creación, los primeros tres días crea y prepara el
mundo, y los últimos tres días llena el mundo con los seres vivientes.

Esta creación que Dios hace tiene un propósito: reflejar la gloria de su Creador.
Dios como Rey creó el mundo para que le sirviera como un palacio real, donde Su dominio
sería reconocido y la grandeza de Su gloria sería reflejada en la adoración constante a Su
nombre.

El sexto día, Dios determina crear a un ser totalmente diferente: “el hombre”, del cual se dice
que fue creado con sus propias manos, no como mandato, sino como un arte especial
(Génesis 2:7). Fue fruto de su sabio consejo y propósito para representarle en todo lo que
había hecho (Génesis 1:26). Este ser especial fue puesto en la creación con el propósito de
gobernarla y cultivarla, y de esta manera encaminarla progresivamente a reflejar la gloria de
su Creador.

¿Cómo era esta creación? Después de cada día, Dios mismo hace una declaración de su
creación: “y vio Dios que era bueno” al llegar al sexto día y luego de consumar su creación
Dios vio lo que había hecho y dijo: “es bueno en gran manera” (Génesis 1:31). El mundo
como Dios lo creó fue hecho perfecto, todo estaba bien, era hermoso y reflejaba a su
Creador. Dios llamó bueno en gran manera a toda su creación, lo visible y lo invisible, pues
todo reflejaba quien era Él y hasta ese momento, todo estaba bien.
Dios, contrario a lo que hemos creído, no hace de todo el mundo un paraíso, sino que
después de crear el mundo Él hace un jardín al oriente, un jardín con límites determinados
donde hace habitar a Adán y Eva. En el propósito de Dios, ese jardín sería el medio por el
cual Dios, a través de sus virreyes, portadores de su imagen, extendería sus dominios a todo el
mundo. Dios llevaría a cabo su proyecto usando agencia humana para este cumplimiento.

En el huerto del Edén, la relación entre Creador-creatura era determinante. Dios mandaba y
Adán se sometía. Adán no relegaba la autoridad de Dios, pues reconocía su señorío sobre su
vida y se deleitaba en obedecerlo. Antes de la caída y que el pecado entrase al mundo,
Adán sabía que no había mayor placer que obedecer a Dios, después de todo como
Creador, Él sabía muy bien que es lo que necesitaba su creatura.

En el huerto del Edén y en el primer episodio de nuestra historia, los virreyes estaban en una
relación armoniosa con su Creador. Una voz gobernaba el huerto, era la voz del Creador. El
mundo fue creado perfecto. El mundo no es malo originalmente, nunca lo fue. El mundo en
su esencia creacional es hecho para la gloria de su Creador y sirve como un escenario para
su palacio.

Este mundo es un reflejo de su Creador: La luna, las puestas de sol, el cantar de los pájaros, los
amaneceres, las hermosas cascadas, el brillo de las estrellas, todo refleja la hermosura de un
ser supremo, el Creador.

CONCLUSIÓN
Dios creó este mundo, y lo hizo bueno, y bueno en gran manera.
El deber del hombre era cultivarlo, en pocas palabras desarrollar lo que Dios había creado,
mantener su benignidad y extenderla. Para hacerlo, además del mandato, al hombre le fue
dado algo especial, que no tenía ningún otro ser viviente hecho por Dios: su imagen.

Pero, ¿Qué significa ser Imagen del Creador? Lo veremos en el siguiente tema.
Día 03
¿QUIÉNES SOMOS?
(Concepto de Imago Dei y sus Implicaciones) -M.T.-
Pasaje Bíblico: Génesis 2
Texto Clave: Génesis 1:26-27

INTRODUCCIÓN
¿Alguien te ha dicho alguna vez: “eres la viva imagen de tu padre”, o “no se pierden, son
igualitos”? Realmente me ha pasado (y muchas veces); y aunque advierto que no es el mejor
ejemplo o analogía al respecto de la imagen de Dios, pero si ejemplifica que así como nos
parecemos a nuestros padres, nosotros como seres humanos tenemos algo muy especial
para con respecto a nuestro Creador. Esto especial nos diferencia de todas las demás
creaturas: somos imagen y semejanza de Dios. Quizás una mejor manera de decir esto es
puntualizar que nosotros somos representantes de Dios en la tierra. Veamos un poco más de
lo que implica la imagen de Dios en nosotros.

DESARROLLO
--La doctrina de la imagen de Dios en el hombre es de la mayor importancia en teología,
porque esa imagen es la expresión de lo que es más distintivo en el hombre y en su relación
con Dios --(Teología Sistemática, Louis Berkhof, Editorial Desafío, 2005, pág. 243).

Lo interesante (y preocupante) es que nosotros, aunque tenemos esa imagen de Dios, muy
pocos la tomamos en consideración para nuestra realidad cotidiana. Esto se debe tal vez a
que no tenemos en claro sus implicaciones e importancia. Debemos aclarar primero que
cuando se habla de que fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios, esto no se refiere a
características físicas u orgánicas. No es que Dios sea “como nosotros” en el sentido que
tenga un cuerpo o un rostro, o miembros como los nuestros. Cuando la Biblia menciona cosas
como estas usa una figura del lenguaje que se llama antropomorfismo, por ejemplo en Salmo
24:6, Salmo 19:1b, Éxodo 31:18, etc. Pero esto se escribe así en función de la comprensión
humana de la persona y obra divinas, no para describirle físicamente, porque “Dios es
espíritu” (Juan 4:24).

Más bien, decir que el ser humano fue hecho a su imagen y semejanza significa que Dios nos
compartió virtudes y capacidades especiales semejantes (no iguales) a las que Él tiene.
Nosotros, al ser creaturas de Dios no somos iguales al Creador.

--Las Escrituras no necesitaban decir algo como: “El hecho de que el hombre esté creado a
la imagen de Dios quiere decir que el hombre es como Dios en las siguientes formas:
habilidad intelectual, pureza moral, naturaleza espiritual, dominio sobre la tierra, creatividad,
habilidad para tomar decisiones éticas e inmortalidad” --(Teología Sistemática, Wayne Grudem, Editorial Vida, 2007,
pág.: 464).

Es equivocado el hacer una lista de en qué nos parecemos a Dios, cuando basta entender
que lo somos, y al serlo debemos actuar con respecto a lo que somos. Parte importante al
actuar conforme a nuestra naturaleza original se basa en estudiar las Sagradas Escrituras para
poder vivir esa naturaleza.

El ser la Imagen de Dios, es tener un alto honor sobre toda la creación.


Moisés escribe en un contexto en el cual el ser humano era menospreciado y solo las
deidades eran reconocidas como personas prestigiadas y de importancia; todos los demás
eran tratados como menos o inferiores, especialmente un pueblo esclavizado como lo eran
los hebreos en Egipto.

Y aunque ciertamente Imagen de Dios se refiere, en un sentido, a las capacidades racionales


o espirituales del hombre que comparte con Dios, existe una interpretación más funcional de
ser Imagen y semejanza de Dios.

En el Antiguo Cercano Oriente:


Las deidades eran representadas por imágenes. Al mismo tiempo que los reyes mandaban
hacer estatuas de sí mismos y las ponían por las tierras conquistadas para señalar su
autoridad sobre ese lugar (como hoy “supuestamente” lo hacen las fotografías del presidente
de nuestra nación, en las instituciones de gobierno). Se creía entonces, que los reyes eran la
imagen y semejanza de las deidades y que ellos gobernaban la tierra a través de ese Rey. Y
cada vez que ese Rey conquistaba y gobernaba una nueva ciudad al establecer su
“imagen” estaba extendiendo el dominio de la deidad que representaba.

Es en este contexto que Moisés, contrario a todos los pronósticos entendidos, dice: Todo ser
humano, y no solo los reyes, son imagen y semejanza del Dios Creador.
Todos, tú, yo, el pastor, el gobernador, somos imagen de Dios, somos vice-regentes del Rey y
por tanto tenemos una encomienda para hacer:
-Dominio sobre la creación
-Multiplicación de la Imagen de Dios

Aunque el llamado es para todos los seres humanos (y todos sin saberlo de alguna manera
buscan hacerlo), sólo aquellos que han restablecido correctamente su contacto con Dios lo
pueden hacer más eficaz y cabalmente, y estos son los redimidos por Jesucristo.

Como representantes del Rey, somos enviados a extender su dominio en este mundo. A
través del desarrollo de la creación (haciéndola habitable cada vez más y mejor) y
extendiendo la imagen de Dios a través de la reproducción física (hijos) y espiritual
(evangelización y discipulado).

CONCLUSIÓN
Entender que somos imagen de Dios debe ser de vital importancia para la vida del cristiano.
Y entenderlo debe ser determinante en su vida y también para quién le rodea, ya que
entenderá que la búsqueda diaria y constante del Creador, ayudará a actuar con base a lo
que Dios quiso y quiere de nosotros como sus creaturas.

¿Ya entendimos la importancia de saber que somos imagen de Dios y lo que esto debe
causar en nuestra vida?

En los primeros dos capítulos de Génesis, vemos la primera fase de la historia. En esta fase era
coherente la reacción de la imagen divina: Dios hablaba y sus virreyes obedecían, Dios
ordenaba y los virreyes obedecían, pero algo catastrófico pasó…
Día 04
¿QUÉ ESTÁ MAL EN ESTA HISTORIA?
(La caída y sus consecuencias) -A.S.-
Pasaje Bíblico: Génesis 3
Texto Clave: Romanos 8:21

INTRODUCCIÓN
¿Te has preguntado por qué la humanidad esta tan corrompida y se sigue corrompiendo más
y más? ¿Por qué tanto odio entre amigos, hermanos y países al grado de no volver a dirigirse
la palabra, ofender, criticar y hasta matar? ¿Por qué el mundo cada día más y más, intenta
vivir la vida en una negación total de Dios al grado de llevarles a vivir una vida loca, sin
límites, sin medir consecuencias, siendo permitido casi todo? ¿Por qué el hombre vive como si
él fuera Dios?

DESARROLLO
La realidad actual
La situación que vivimos en el siglo XXI y que va de mal en peor, es la historia de un conflicto
entre dos Reinos; 1) el hombre construyendo su propio reino para su propia gloria y 2) el
hombre construyendo el reino de Dios para la gloria de Dios. ¿Cuál es la razón de este
conflicto? ¿Qué salió mal, si fuimos creados originalmente para construir el Reino de Dios?

¿Qué fue lo que pasó?


La respuesta es que los súbditos decidieron rebelarse en contra del Rey. Al principio Dios creó
al ser humano para que vivieran bajo el gobierno de Dios, construyendo su reino en la tierra,
ser vice-regentes o virreyes (Adán y Eva, Génesis 1 y 2). Ellos disfrutaban una relación perfecta
con su Rey en perfecto gozo y sumisión. Esta relación no solo era entre Dios y ellos, sino que
también era entre ellos mismos (Adán y Eva), y entre ellos y la creación. Dios anhelaba que
Adán disfrutara de una comunión inquebrantable con el Señor mientras construían Su reino
terrenal. Dios anhelaba que sus criaturas lo amaran y amaran a su prójimo (Deuteronomio 6:5;
Lucas 10:27). Pero el enemigo se presentó para tentar a nuestros primeros padres que
terminaron cediendo a la tentación y muriendo espiritualmente (Génesis 3) ¿Te has puesto a
pensar como sería el mundo de hoy si el enemigo no se hubiera presentado para romper esta
comunión perfecta?

Adán y Eva recibieron una orden explícita de no comer del árbol de la ciencia del bien y del
mal. Pero Satanás en forma de serpiente se presentó para sembrar dudas con respecto al
mandamiento de Dios: “No han pensado que Dios les prohibió eso porque sabe que si lo
hacen serían igual a Él, es decir ustedes serían los dioses”. Pero la duda no quedó allí, sino que
quisieron comprobar lo que la serpiente les había dicho.

Entonces decidieron comer del árbol que Dios les había dicho que no comieran porque
morirían, y murieron. Adán y Eva pecaron contra Dios, se rebelaron. El pecado es rebelión. Los
mayordomos se sublevaron contra su Rey para intentar ocupar su lugar, tomar su corona.
Ahora, a causa de su desobediencia su relación, su comunión de Paz (Shalom) se había roto.
Ya no sería igual. En lugar de paz, habría guerra entre el hombre y Dios.
Las consecuencias
La actitud mostrada de los súbditos solo reflejó un rotundo rechazo hacia el Creador. Por lo
tanto, Dios los expulsó de Su presencia, los separó de Él causando lo que se llama “la muerte
espiritual”. Su comunión con ellos se rompió; por eso se volvieron egoístas y su inclinación fue
hacia el mal y no el bien. Ahora ellos eran enemigos. Porque no buscaron la gloria de Dios, no
hicieron Su voluntad, sino que buscaron e hicieron la suya propia. El hombre sin Dios vive para
sí mismo, construye su propio reino y pelea contra el reino de Dios.

El pecado destruyó la paz entre el Creador y la creatura. Pero aun más que eso, el pecado
distorsionó la Imagen de Dios en el hombre. No la suprime, pero sí la distorsiona, al grado que
hubo una ruptura entre las tres relaciones básicas: Dios-hombre; hombre-hombre; hombre-
creación. El hombre desconoció a su Creador, y en vez de servirlo y representarlo, ahora se
revela contra Él e intenta establecer su dominio, su gobierno, su voluntad.

El pecado afectó al hombre en su totalidad, pero no solo eso, afectó a la creación y toda
ella quedó sujeta a maldición. Ella se encuentra ahora en sufrimiento, “gimiendo, con dolores
de parto” (Romanos 8:22). Está a guardando aquello que pueda liberarla de esta condición.

CONCLUSIÓN
El hombre, aun cuando no lo sepa o pretenda ignorarlo, está enceguecido por el pecado.
Parte importante del mensaje de la Biblia consiste en describir esta situación y es una labor
que el Espíritu Santo da a conocer por medio de su iglesia: Y cuando él [el Espíritu Santo]
venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16:8).

Por causa del pecado el hombre vive en una comunión rota con su Creador. También vive
relaciones rotas entre sus iguales y con la creación. Por causa del pecado el hombre vive
construyendo su propio reino y no el de Dios. Pero allí no acaba la historia. ¡Hay una buena
noticia!
Día 05
¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA?
(La Redención y sus efectos) -A.S.-
Pasaje Bíblico: Romanos 5:12-21
Texto Clave: Génesis 3:15

INTRODUCCIÓN
Aparentemente el plan de Dios de construir Su reino en la tierra fue arruinado por el fracaso
de Adán por causa del pecado. Pero no fue así, sino que Dios siguió levantando otros
“adanes” (Abraham, Noé, David) para continuar con su plan, pero también fracasaron. Pero
Dios había decidido bajar a la tierra para restaurar el Shalom y continuar el plan del
extendimiento de su reino.

DESARROLLO
El postrer Adán
Dios desde el principio prometió la venida de un postrer Adán, una simiente vencedora
(Génesis 3:15). Eso quiere decir que desde el principio Dios dio esperanzas al hombre que se
había revelado en contra de Él. Este postrer Adán vendría con el propósito de restaurar el
Shalom (la comunión de paz) y para continuar el plan de Dios en la tierra. Este Adán hombre
es Jesucristo. Él no es un Adán, es “el Adán”. El Mesías prometido, el Cristo, el Hijo de Dios, el
Verbo encarnado. Jesucristo es la buena noticia.

Hombre y Dios
Jesucristo es hombre y es Dios. Por la razón de que sólo una persona así podría salvarnos de
nuestra rebelión. Si solo fuera hombre como nosotros, con pecados como los nuestros,
entonces sería un hombre muerto también en sus delitos y pecados. Y un hombre muerto no
puede hacer nada por otro hombre. Pero porque Él es Dios es sin pecado. Es perfecto como
lo es el Padre. Sólo una persona así es apta para vencer el pecado y salvarnos de la muerte.
Como hombre, Jesucristo también nos representa delante del Padre (Hebreos 4:15)

Reconciliando todo
Cristo a través de su vida, muerte, resurrección está restaurando todo. Él es el Evangelio. A
través de Su muerte en la cruz, al derramar Su sangre, somos reconciliados con el Padre.
Cristo vino a anunciar nuevas de paz a los hombres (Efesios 2:11-22) y rogando “Reconcíliense
con Dios” (2 Corintios 5:20).

Cristo reinicia el plan de Dios en la tierra


El Señor se presenta y lo primero que dice es: “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios se
ha acercado, por lo tanto, arrepiéntanse y crean en el evangelio” (Marcos 1:15). Dios nos
llama al arrepentimiento y a la fe en Cristo. Su plan continuó, ahora a través de los creyentes
que son hechos nuevas criaturas para ser parte de la iglesia y como iglesia continuar
desarrollando el Reino de Dios que fue traído por Jesucristo.

CONCLUSIÓN
Dios a través de la obra de Cristo venció contundentemente el pecado. Con esto restablecía
nuestra comunión con Él, para regresar a su gobierno y continuar haciendo su voluntad. Dios
está arreglando todo lo que se echó a perder con el pecado por medio del evangelio y por
medio de sus vice-regentes que han asumido nuevamente su responsabilidad de construir el
Reino de Dios a través de la iglesia.
Día 06
¿PARA QUÉ ESTAMOS AQUÍ?
(Llamados a extender el Reino en todo lo que hacemos) -E.Y.-
Pasaje Bíblico: Mateo 5:1-16
Texto Clave: Romanos 12:2

INTRODUCCIÓN
El deseo que tienes de “construir” es un deseo puesto por Dios, pues Él te creó para que seas
parte de una construcción de algo mucho más grande que tú mismo.

El motivo de tu existencia solo puede determinarse ante una sola pregunta ¿Qué Reino estás
construyendo? ¿El Reino de Dios o tú propio y débil Reino?

DESARROLLO
Dios te creó para que formes parte de la construcción de su Reino, un Reino que ya fue
inaugurado en su venida hecho hombre, y que será consumado en su retorno como Rey. A
pesar de los múltiples “fracasos” que parecemos encontrar en Su historia, Dios nunca
abandonó su plan. Su propósito sigue siendo hacer de esta tierra un palacio para que habite
en ella; y lo más asombroso es que tú y yo somos invitados a formar parte de esta maravillosa
historia, la historia del Reino de Dios.

Tú y yo somos llamados a hacer algo mucho más grande de lo que hemos hecho o podemos
hacer: dar a conocer que el Reino de Dios ya está en la tierra y extenderlo. Seamos partícipes
de ese Reinado eterno, cumplamos el propósito por el cual fuimos creados y retornemos a
ese deseo supremo que gobernaba a Adán: someterse gustosamente a la voluntad de Dios,
porque Su voluntad es perfecta.

Sí, quizá te estás cuestionando ¿y cómo? ¿Cómo yo puedo ser parte de esta historia? Sólo
soy una equis de la esquina, un don nadie, un olvidado.
Bueno, tenemos dos maneras básicas de construir el Reino de Dios:

1) Evangelizar: La iglesia y por lo tanto cada creyente recibió el mandato de hablar de Cristo
a otros. Así que todos podemos hacerlo: Hablemos de Cristo, llevemos la gracia que hemos
recibido a otros. Por supuesto nuestra palabra debe ir acompañada de evidencias visibles en
nuestra vida. Tenemos que ser verdaderos embajadores de Cristo. Seamos modelos de vida,
lenguaje, vestimenta, comportamiento para esta sociedad que cada día se degenera más y
más. Evangelizar no implica solo hacer campañas, ir de casa en casa o plantar iglesias;
evangelizar es un estilo de vida: Tu manera de vivir es tu plan evangelístico. Cuando otros
vean tu manera de ser y actuar, querrán saber qué causa la diferencia; entonces puedes
decirles que tu vida busca reflejar a Cristo y lo podrás anunciar.

2) El llamado que Dios te ha dado: Cuando hablamos de la construcción del Reino de Dios a
través de nuestro llamado, no nos referimos a ir a un seminario para ser Ministros de la Palabra
o de la Música, tampoco nos referimos a que debas ser un maestro de formación cristiana o
servir dentro de un ministerio de la Iglesia. Casi siempre hacemos una distinción equivocada
de “lo sagrado” y “lo secular”, pensando que servir a Dios y a su Reino es actuar
exclusivamente en el ámbito de la iglesia y sus programas.

Esta confusión es resultado de la ideología neoplatónica que está dentro de muchas iglesias,
la idea del “Dualismo”. Dividir entre lo sagrado y lo secular. Hemos hecho una lista de
actividades que son “cristianas” y otras que no lo son. Por ejemplo, creemos que es cristiano
leer la Biblia, orar, cantar himno, etc., pero no es cristiano ni tiene relación con la fe ir a la
escuela, lavar los trastes, trabajar, etc.). Este dualismo equivocado provoca que no veamos
nuestra vida entera como parte de la construcción del Reino.

Contrario a esto, la Biblia nos enseña que vivimos en permanentemente coram Deo, es decir
delante de la presencia de Dios. De modo que todo lo que hacemos, decimos y pensamos
es delante de Dios, y todo refleja a cuál Reino le estamos entregando lealtad.

Una de las maneras de construir el Reino es a través de aquello para lo que Dios te creó y te
dotó de las habilidades. Si Dios te llamó a ser enfermero, cumple y extiende el Reino en el
hospital, si Dios te llamó a ser maestro, construye el Reino en medio del magisterio donde
laboras, si Dios te llamó a ser triciclero, pedalea para la gloria de Dios y extiende su Reino a
través de lo que haces.

En otras palabras, estamos llamados a construir el Reino ahí donde Dios nos ha puesto,
llámese carpintero o pastor, barrendero o guarda templo, policía o anciano; todos
funcionamos como “imagen de Dios” y somos sus representantes; llevemos su dominio a
todas las esferas de la vida.

Tú y yo somos llamados a enfrentar los efectos del pecado en medio del contexto donde nos
desenvolvemos: mantener limpia la carretera donde vives, ayudar a la gente necesitada,
cubrir las necesidades de algún lugar en específico, respetar a tus compañeros, ser puntual,
ordenado, limpio.

Tú y yo somos llamados a influenciar en la cultura, no a apartarnos del mundo, sino influenciar


al mundo, transformar con la Palabra viva a la política, la música, el arte, el deporte, las leyes,
el magisterio. Es nuestro deber hacer algo por la cultura en la que nos tocó vivir, pues el
mandato original del hombre fue cultural (Génesis 1:28). Por ello ante una cultura corrompida
los hijos de Dios debemos volvernos para influenciar en ella con los valores del Reino, y no huir
de ella.

Tú y yo somos llamados a crear cultura. La única manera de cambiar las películas es


haciendo películas que muestren la gloria de Dios; la única manera de cambiar el valor de la
música es creando buena música que exalte los principios que Dios estableció para su
creación; la única manera de cambiar la política es estando en ella creando leyes y usando
de ellas correctamente para hacer verdadera justicia. La vida nunca será mejor si nosotros no
hacemos nada por ella.

CONCLUSIÓN
Así somos llamados todos los Hijos de Dios a construir el Reino eterno. Tú y yo tenemos una
tarea ineludible: reflejar el cielo en la tierra a través de la construcción del Reino de Dios.
Cumplamos nuestra misión, establezcamos el Reino de Dios y cumplamos así nuestro
propósito para el cual fuimos creados.

Hemos sido invitados a formar parte en la construcción de algo más grande. Estas son las
buenas noticias. Dios nos ha llamado a ser representantes y constructores de un Reino; un
Reino eterno, perfecto y que va hacia su consumación con la eterna presencia del Rey en
medio de su creación.
DÍA 07
¿CUÁL ES EL FINAL DE ESTA HISTORIA?
(La Consumación del Reino) -E.Y.-
Pasaje Bíblico: Apocalipsis 21:1-6
Texto Clave: Apocalipsis 17:14

INTRODUCCIÓN
Quizá eres de esos fanáticos que les encantan los buenos finales. Una película, una novela,
un libro, una serie, etc. Pero estás ansioso de los finales, con excepción de un final: el final de
tu propia vida. ¿Te has preguntado cómo será esa “eternidad” de la que se habla?

Unos de los mayores errores que hemos cometido como predicadores es presentar un cielo
abstracto, aburrido y lejos de la realidad. Quizá como tú, yo crecí creyendo que al morir y
entrar en el cielo, entraría a una eterna alabanza, me imaginaba en el cielo en una nube
tocando mi arpa mientras canto eternamente en el coro celestial. Muchos chistes se han
hecho sobre este “cielo letárgico”. La realidad es que un cielo así, no es deseable, ni
entusiasma a nadie.

Sin embargo, esa imagen del cielo, está muy lejos de la realidad. ¿Cuál será el final de
nuestra historia entonces?

DESARROLLO
El apóstol Juan nos da un panorama de ese final: Un cielo nuevo y una tierra nueva. El
término “nuevo” en ese contexto no es de algo que se acaba de comprar, sino de algo que
se reparó y quedó como nuevo. ¡Eso es exactamente lo que Dios hará al final, en su segunda
venida!

¿Recuerdas que el problema de este mundo no es el mundo en sí, sino el pecado que hizo
que todo el mundo entre en maldición? Dios viene a liberar al mundo de su maldición, no a
destruirlo, recordemos siempre: “La gracia no destruye, la gracia transforma” y eso es
exactamente lo que Dios hará en el tiempo final. Lo que será deshecho de manera total y
definitiva será lo malo, lo dañino, el pecado, pero respecto a su creación no será destruida,
sino restaurada por Dios, vendrá a dejarla mejor que como estaba al principio. A fin de
cuentas, Él creó algo “bueno en gran manera”; no tendría sentido destruir algo que Él mismo
creó y que lo hizo bueno en su origen.

Dios vendrá al mundo nuevamente en su segunda persona de la Trinidad, y cumplirá el


propósito por el cual creó este mundo: hacerlo su palacio, donde Él reinaría eternamente. Eso
es lo que Juan nos dice: “él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con
ellos como su Dios” (Apocalipsis 21:3). Esa imagen es maravillosa, Dios mismo será parte de
esta creación y vivirá juntamente con nosotros. Estaremos cara a cara con Él, y es Su
presencia lo que cambiara todo.

Al igual que al principio, el Shalom será restablecido y la humanidad entrará en una relación
perfecta con su Creador. Pero lo más maravilloso es que el propósito de Dios dado al hombre
de “cultivar la creación” será parte de la nueva humanidad. Seguramente todo lo que el
hombre haya desarrollado y sea bueno, conforme al plan de Dios, no será destruido, sino que
será parte del nuevo mundo.
Y sí, ciertamente adoraremos a Dios, pero lo adoraremos con todo lo que hacemos, como se
supone debe ser ahora; no solamente cantando en coro mientras flotamos en una nube,
como Mario Bross.

Dios está llevando a esta creación a su cúspide maravillosa, y ese final será mejor que
cualquier otro final de Disney o de la mejor película que hayas visto. Ese final será majestuoso
sublime y perfecto. Ya no habrá más consecuencia del pecado, pues ya no será parte de
nuestra vida.

¿Y sabes?, aún hay una noticia maravillosa para ti y para mí; Dios nos invita a formar parte de
esta historia desde hoy, esta historia que será y que es eterna. Dios quiere usarte para ser
parte de la construcción de este Reino, Su Reino.

Desde un principio Él tuvo un propósito: “hacer de la tierra un palacio para su presencia”, y Él


cumplirá su propósito al final de los tiempos; establecerá su Reinado y nosotros seremos su
pueblo y Él será nuestro Dios.

Somos imagen y semejanza de Él para extender sus dominios hasta alcanzar el fin del mundo.
Ese es nuestro mandato. Vengamos pues y seamos parte de una construcción que de verdad
vale la pena. Participemos en la construcción de un Reino que no tendrá fin, que es eterno y
que nos promete, más que un salario temporal, una vida eterna.

CONCLUSIÓN
Para tomar parte en esta maravillosa edificación, no necesitamos esperar. Desde hoy lo
estaremos haciendo cuando de verdad la imagen que Dios nos ha puesto de Él se manifiesta
en todo lo que hacemos. Cuando nos sujetamos a Cristo y vivimos por su gracia, entonces
desde hoy “Dios será el todo en nosotros” (1 Corintios 15:28), lo cual es un anticipo de la
consumación de todas las cosas.

Si estamos construyendo en verdad su Reino, entonces todo lo que hagamos, pensemos y


digamos le honrará y lo dará a conocer. Entonces, aunque el mal parezca grande, ¡más
grande será lo que Dios hará a través de sus hijos, pues nadie podrá impedirles ser verdaderos
constructores de Su Reino eterno!

EDITORES:
► Ángel Santos Ku
► Marcos Torres
► Eli Yah Collí
Revisado por el Ministerio de Educación de la I.N.P.M

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