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- Francia:
El segundo tratado de París (20/11/1815) reduce a Francia a sus fronteras de 1791. Pierde también
Santo Domingo, colonia que por sí sola garantizaba el equilibrio de la balanza comercial, gracias a las
reexportaciones de sus productos por la metrópoli francesa. Además, Francia debería pagar una
indemnización de 700 millones, o sea, el equivalente de los ingresos de un año de presupuesto normal.
Este tratado establecía una Francia vigilada tanto desde el interior como desde el exterior. Vigilada por
ejércitos de ocupación que debían permanecer cinco años en su suelo. Contenida, encauzada por una
barrera de estados: al norte, el reino de los Países Bajos que comprendía también a Bélgica. Al nordeste
Prusia, que incorporó casi toda la orilla izquierda del Rin. Al este, la nueva Confederación Germánica,
que incorporaba territorios de Austria y Prusia. Al sudeste, el reino de Cerdeña, que ha recuperado Saboya
y el condado de Niza y se ha ampliado gracias a los territorios de la antigua República de Génova.
- Prusia:
Devuelve un enorme pedazo de Polonia y renuncia a Varsovia, pero se extiende hacia el oeste.
Sólo el estrecho pasillo de Hesse-Hanover separa los dos bloques de sus posesiones. El país no sólo ha
ganado en homogeneidad geográfica sino también en homogeneidad humana. La Prusia anterior contaba
casi con 1/3 de población eslava. La nueva Prusia comprende 6/7 de población alemana.
- Austria:
Logra un débil aumento de población y de superficie. Incorpora por el lado de Venecia e Iliria
aproximadamente lo mismo que pierde con los antiguos países bajos austríacos (Bélgica) Pero sus
territorios forman ahora un bloque y gracias al aniquilamiento de la república de Venecia vuelve a ser una
gran potencia italiana. Los borbones son desplazados de Parma, en cuyo ducado es instalada María Luisa.
Además, preside la dieta de la nueva Confederación Germánica, que ha pasado de 360 estados a sólo 39.
El documento confederal del 8 de junio de 1815 declara que el fin de esta Confederación es "mantener la
seguridad exterior e interior de Alemania". Si en un estado confederado estallan desórdenes que
amenacen a los vecinos, la Dieta deberá aportar los auxilios necesarios para restablecer el orden legal.
- Rusia:
El gran vencedor fue Rusia. Se queda con la mayor parte de la Polonia prusiana y austríaca. Si
bien el Congreso de Viena creó un reino autónomo de Polonia, su rey es el zar. También incorpora a
Finlandia, que le es quitada a Suecia, y se expande hacia Georgia y el Mar Caspio.
- Inglaterra:
Se apodera de nuevas bases estratégicas en Europa: la isla de Heligoland, Malta y las islas Jónicas.
Pero donde más territorios obtiene es en el mundo colonial, en detrimento del dominio colonial francés y
de sus antiguos aliados. En las Antillas obtiene Santa Lucía, Trinidad, Tobago; en Africa el Cabo; en Asia
la isla de Ceilán. Pero a todo esto debe sumar las enormes ventajas comerciales logradas en América
Latina
- Conclusión:
Por consiguiente, el "equilibrio" de 1815 no desemboca en modo alguno en una paz de equilibrio
entre vencedores y vencidos. Comparada con la paz de Utrecht, la paz de Viena es una paz de
aplastamiento.
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negarse es que Rusia deseaba avanzar sobre los Balcanes. Inglaterra trata de oponerse a esto debido a que
Rusia se está desarrollando mucho, sobre todo en Asia central, por lo que los ingleses temen que amenace
su dominio en la India.
Se la denomina Santa porque integra a potencias cristianas de diversas confesiones: Austria
(católica), Prusia (protestante) y Rusia (ortodoxa) y desde la óptica rusa, podría ser una alianza dirigida
contra los turcos. Pero Inglaterra veía al Imperio Turco como un estado tapón para frenar el avance ruso,
por lo que mediante su ayuda, los ingleses aspiraban a controlar a Turquía.
Esta alianza afirma el deber de asistencia mutua de os soberanos de derecho divino, delegados por
la Providencia para gobernar a sus pueblos.
- En Francia:
La carta francesa de junio de 1814 instauraba un compromiso entre el antiguo y el nuevo régimen,
en el que figuraban las grandes conquistas sociales de la Revolución. Si bien todo la autoridad residía en
la persona del rey, éste concedía una carta irrevocable.
Esta carta establecía que el poder legislativo le correspondía al rey, a la Cámara de los Pares y a la
Cámara de Diputados, ésta última elegible. Los impuestos debían contar con el acuerdo de ambas
cámaras. Se establecía un censo electoral menos riguroso que durante el Imperio, pero más que el de la
Constitución del año III.
El rey podía prorrogar o disolver la Cámara, con tal de que convoque a otra nueva en el plazo de 3
meses. Nombra a los pares, en número ilimitado, cuyos cargos serían vitalicios y hereditarios. Al rey
corresponde la iniciativa y la sanción y promulgación de las leyes. Ejerce el poder ejecutivo, tiene
derecho a declarar la guerra, etc.
Queda confirmada la libertad de prensa y la libertad de culto, aunque la religión católica es
proclamada religión del estado. Esta carta parece reconocer ampliamente la sociedad surgida de la
Revolución Francesa. Sus tres primeros artículos proclaman la igualdad civil: igualdad ante la ley,
igualdad fiscal, admisión a los cargos civiles y militares. El Código Civil napoleónico se mantiene en
vigor
- En el resto de Europa:
Muchos de los estados satélites de la Francia napoleónica se transforman en estados
constitucionales: los Países Bajos, la Confederación Helvética, Polonia y Noruega. Pero casi todo el resto
de Europa vuelve al régimen del absolutismo.
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- El Romanticismo:
Surgido como una fuerte reacción antirracionalista, como una liberación de la sensibilidad, el
romanticismo proclama a su manera los valores de la restauración. Su religiosidad facilita este regreso a
la religión. Sus nuevos temas de inspiración son la vida rústica, la sencillez, de las épocas primitivas, la
leyenda épica y lejana, son causa de que sea vulnerable a la llamada de al tradición. En la poesía alemana
se da el triunfo de lo irracional, la apología del misticismo, del catolicismo y del monarquismo.
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Congreso de Viena, esto sonó a revolución, por lo que enviaron tropas para suprimir las manifestaciones
estudiantiles.
2.2.1.3. En Francia:
Las manifestaciones de esta oleada se dieron a pesar de que la política llevada a cabo por el rey
Luis XVIII había sido bastante prudente. En 1820, tiene lugar el asesinato del aspirante al trono, el duque
de Berry. Se pensó que detrás de este asesinato estaban los revolucionarios republicanos y bonapartistas,
por lo que se desata una oleada de represión contra estos grupos, conocida como un nuevo Terror Blanco.
En esta época, surge el movimiento carbonario francés.
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2.3.1.1. Antecedentes:
Durante el período de la Restauración (1815-1830) el manto de la reacción cubría por igual a todos
los disidentes y bajo su sombra las diferencias entre bonapartistas y republicanos, moderados y radicales
apenas era perceptible. Todavía no existía una clase trabajadora revolucionaria o socialista.
Luis XVIII había muerto en 1825 y fue sucedido por Carlos X, quien continúa con una política de
persecución a los republicanos y bonapartistas. Para esto, se apoya en los monárquicos, el clero y la
nobleza. Incluso pretende devolver a la Iglesia los bienes nacionalizados, así como los bienes confiscados
a los exiliados. Estas tierras ahora se encuentran en manos de la burguesía y los campesinos.
Carlos X había tratado de frenar el ascenso de la burguesía, primero mediante la maniobra de
distracción de la invasión a Argelia (en julio de 1830). Las elecciones de 1830 establecieron una cámara
desafiante para el poder del rey. En vez de ceder, Carlos recurrió al gobierno por ordenanza, disolvió la
cámara, redujo el voto, suspendió la libertad de prensa y decretó una nueva elección. Era un golpe de
estado desde arriba, contra el cual la población de París desencadenó la revolución desde abajo.
Esta violación de la carta constitucional provocó una revolución del pueblo parisino, que el rey no
había prevenido.
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europeos no pudieron ayudar a Holanda, las potencias occidentales apoyaron a los separatistas belgas y
esto decidió la cuestión.
La separación de Bélgica de los Países Bajos fue legitimada internacionalmente en el espacio de
tres meses por una conferencia rápidamente reunida en Londres. Las grandes potencias se
comprometieron a la moderación, pero el rey holandés trató de recuperar por la fuerza a las provincias
perdidas. De esta manera, los franceses pudieron condicionar su retirada de Bélgica al desmantelamiento
de algunas plazas fuertes belgas. Las grandes potencias entonces acordaron la neutralización de Bélgica
La constitución belga de 1831 sirvió de modelo al resto de las constituciones revolucionarias de
1848. Se caracterizaba por:
- Declarar abiertamente el principio de soberanía del pueblo y la supremacía del poder legislativo
sobre el ejecutivo. El rey era considerado sólo como un órgano ejecutivo dentro del marco de las leyes,
por lo tanto sus atribuciones sufrían restricciones
- Se introdujo la responsabilidad de los ministros ante la Cámara.
- El derecho de voto estaba todavía limitado a una minoría de ciudadanos que reunieran los
requisitos de propiedad necesario, pero la ampliación del derecho al voto era mucho mayor que en la
Inglaterra y Francia de 1830. El hecho de que el sufragio fuera ampliado sin precipitar una
revolución social, motivó que el año de 1830 fuese decisivo en la historia del siglo XIX. Durante dos
generaciones, las clases gobernantes de Europa habían vivido aferradas por recuerdos de 1789 y el
miedo a que la menor concesión a las demandas populares fuese una invitación al caos, convirtió a
los estadistas y eclesiásticos en firmes enemigos del cambio político (Bruun, p. 50)
- Se introdujo la libertad general de prensa, la jurisdicción de los jurados, la libertad de enseñanza,
la libertad religiosa. El Estado asumiría la retribución permanente del clero. La alianza con los sectores
liberales había proporcionado al clero la libertad más absoluta en todo el sector de la enseñanza, donde se
encontraba protegida por las leyes y financiada por el Estado. La tolerancia liberal se convertía de hecho
en una ventaja para la religión dominante.
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recortar los derechos regionales de cada estado en beneficio de la jurisdicción federal. Por lo tanto, en
nombre de la reacción se reforzó notablemente la autoridad federal.
- En Prusia, desde 1818 se había comenzado a eliminar las aduanas interiores. En 1829 su alianza
con Hesse le permitió llevar a cabo la unión económica y política de sus territorios orientales y
occidentales. Luego, la administración prusiana consiguió fusionar la unión aduanera de Alemania
meridional y la de Alemania central con la suya propia, en 1834. Prusia renunció a unos beneficios
directos (perdió un 25% de sus ingresos aduaneros) canjeándolos por la ventaja a largo plazo.
La Zollverein se arrogaba derechos de soberanía económica. Una conferencia general que se
reunía en distintos sitios podía decidir sólo por unanimidad, de forma tal que la soberanía de los Estados
miembros quedaba a salvo aparentemente, mientras la hegemonía de Prusia no adquiría un aspecto
ofensivo. No obstante, Prusia tenía responsabilidades particulares para estipular tratados comerciales con
el exterior y albergaba también el aparato burocrático en Berlín. De esta forma, se fue conformando un
verdadero mercado alemán, propiciado desde Prusia. Con el tiempo, la unión económica iba a facilitar la
unión política. No sin motivo Metternich veía en la Zollverein el primer paso hacia una futura revolución
que se abría camino silenciosamente.
La paradoja de Prusia estaba en que este país, que con tenaz energía había creado un área
económica liberal, seguía siendo políticamente conservador. Los mismos burgueses seguían excluidos de
cualquier decisión política, aún en materia de política aduanera. De esta manera, poco faltaba para que la
burguesía industrial comenzara a insistir en participar en el gobierno, en un intento de transformar en
influjo político el poder económico alcanzado.
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campesinado. Además, los polacos habían completamente abandonados por el resto de Europa, a pesar de
todas las simpatías europeas. Después de una lucha de 9 meses, en septiembre de 1831, la insurrección
fue sofocada. Estos líderes se exilan y forman grupos de resistencia en el exilio.
La derrota tuvo consecuencias desastrosas. Este levantamiento confirmó al zar Nicolás I su
convicción de que todo aflojamiento de la autocracia era una incitación a la rebelión. Entonces abolió la
constitución que Alejandro I había concedido a la Polonia rusa en 1815, por lo que la relativa autonomía
de la Polonia del Congreso fue suprimida casi totalmente. El ejército y la Dieta polacas fueron abolidas,
las universidades cerradas y la administración rusificada. Fueron expulsadas las capas superiores de la
nobleza. Entonces, el nacionalismo polaco asociado al dominio de la nobleza perdió su sustrato social,
pero en cambio se formó una conciencia nacional polaca que habría de orientarse contra todo predominio
nobiliario. Las asociaciones de prófugos se escindieron en las dos grandes tendencias, representadas por
Lelevel y Czartoryski.
En 1846 se produce una nueva rebelión que también es derrotada, y que genera como
consecuencia el inicio del proceso de rusificación de Polonia.
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de cada país para acoger un cambio de constitución, por otra el juego de las fuerzas de las grandes
potencias cuyo respectivo peso actuaba en direcciones opuestas.
Los revolucionarios de 1830-1848 conservaban muchas cosas en común. Seguían siendo en su
mayor parte organizaciones de conspiradores de clase media e intelectuales, con frecuencia exiliados.
Fuera de Inglaterra, nadie hubiera pensado seriamente en conseguir o tratar de abolir una ley impopular
por medio de una presión de masas, como respectivamente trataron de hacer el cartismo y la liga anti
Corn-Law.
2.4.2) El Romanticismo:
La ciencia, con su manera racional y positivista de ver las cosas no logró captar la imaginación
popular. El romanticismo, al hacer incapié en lo emocional, lo imaginativo, lo supersensorial y lo
sobrenatural, dominó en la literatura y en las artes y el mundo occidental se abandonó a los placeres de la
idealización y de la fantasía. Fue un estado de ánimo que se desentendió en buena parte del mundo
de los asuntos prácticos, estado de ánimo que, cuando invadiera la política, habría de inspirar
programas idealistas (Brunn, p. 77)
La mayoría de los pensadores sociales de esta épcoa preferían exponer soluciones románticas. Sus
sistemas eran ejercicios intelectuales que fracasaban al ser aplicados y que les dieron el título de
"socialistas utópicos".
La pintura romántica en Francia fue anunciada por Géricault y encontró su mejor expresión en las
telas de Delacroix
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desembarcó y puso sitio a Roma. Los republicanos fueron expulsados y Pío IX regresó, curado de sus
simpatías liberales. En mayo, refuerzos austríacos restablecieron en el poder al Gran Duque Leopoldo y
en julio, una segunda fuerza austríaca bombardeó Venecia hasta que se rindió. De esta forma
desaparecieron las repúblicas de Lombardía y Venecia.
- La situación en Prusia:
Al principio de su reinado, Federico Guillermo IV despertó infundadas esperanzas de reforma
entre sus súbditos más liberales y patrióticos. Encantó a la gente con promesas seductoras y luego los
desengañó con repetidos aplazamientos. Pero detrás de su pose de seudoliberalsimo, de su humanitaria
religiosidad, había una honda desconfianza ancestral por los movimientos populares y el régimen
parlamentario.
En 1847 convocó a los estados provinciales de los dominios de los Hohenzollern para que se
reuniera en un Landtag unido. Los liberales y nacionalistas se hicieron grandes ilusiones pero en la sesión
inaugural el monarca anunció que sus prerrogativas reales debían quedar intactas y que nunca permitiría a
los delegados que se arrogaran la autoridad de representantes del pueblo.
Cuando llegaron las noticias de la revolución de febrero, en marzo de 1848 se produjeron
manifestaciones de trabajadores en Berlín, reclamando la instalación de un sistema más liberal, aunque
también aspiran a la unificación alemana. En este reclamo marcharon junto con estudiantes e
intelectuales. Entonces, Federico Guillermo IV se deshizo en promesas y ofreció que Prusia se "fundiría
en Alemania", bajo una constitución nacional.
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Luego del fracaso del Congreso de Francfort, Federico Guillermo sancionó una constitución que
dispuso la creación de una legislatura bicameral, cuya cámara baja sería elegida por sufragio universal.
Pero los votantes se dividieron en tres clases, conforme a su capacidad de pagar impuestos. Los dos
grupos más ricos, pese a constituir tan sólo el 17% del electorado, eligieron a dos tercios de los diputados.
Este Ladstag prusiano podía aprobar nuevas leyes, pero no estaba facultado para elegir a los ministros del
rey. Finalmente, el rey podía gobernar por decreto cuando el Parlamento no estuviese en sesiones.
- El Parlamento de Francfort:
Luego de la promesa de Federico Guillermo, en mayo de 1848 un parlamento alemán elegido por
sufragio directo se reunió en Francfort. Este trató de forjar una constitución y un gobierno para una
Alemania unida, discutiendo cuestiones fundamentales como:
¿Debería el nuevo Reich abarcar las provincias alemanas de Austria o debería omitirlas?
¿Debería incorporar zonas no alemanas?
¿Se crearía una débil confederación de estados o un gobierno federal fuertemente centralizado?
¿El nuevo Reich debería ser una monarquía hereditaria o una república basada en la soberanía del
pueblo?
Así comienza a discutirse la forma en que se lograría la unificación, si sería alrededor de Prusia
(conformando la "pequeña Alemania") o alrededor de Austria (generando la "Gran Alemania"). Este
parlamento negaba el derecho de autodeterminación a los pueblos eslavos, puso en evidencia lo que
constituía una grave contradicción de los ideales ya que esta asamblea fundaba su autoridad en un
mandato popular (Bruun, , p. 88).
Cuando la recuperación austríaca hizo evidente que la corte de los Habsburgo se opondría a
cualquier unión germánica a la que no pudiera dominar, el Parlamento decidió que la mejor opción es la
conformación de una monarquía hereditaria nucleada en torno a Prusia. La constitución del 27 de marzo
de 1849 propuso la creación de un Reich Federal, con un parlamento nacional presidido por un emperador
hereditario de los alemanes y eligió para este cargo a Federico Guillermo IV, pero éste la rechaza. Su
renuencia a aceptar una corona imperial ofrecida por una asamblea popular le dio un golpe final a todo el
proyecto y desacreditó al Parlamento de Francfort. La planeada Unión Prusiana fue entonces disuelta y la
Dieta de la Confederación Alemana se restableció. De esta forma, fracasa la solución parlamentaria al
problema de la unificación alemana. Las esperanzas liberales y nacionales habían abortado tan
completamente que una profunda amargura y desilusión se apoderó de los círculos intelectuales alemanes
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pueblos, veían que éstas eran mucho menos fraternales de lo que habían supuesto. En cambio, entre los
revolucionarios proletarios, ese internacionalismo ganaba fuerza. Un factor que reforzaría el
internacionalismo fue el exilio, ya que la mayoría de los militantes de izquierda se encontraban reunidos
en las escasas zonas de refugio o asilo: Francia, Suiza, Inglaterra y Bélgica. El mayor contingente de
emigrados lo proporcionó Polonia.
En la mayoría de estos movimientos revolucionarios, la burguesía no logra sus objetivos, aunque
logra experiencia política, que le será de utilidad en un futuro próximo. Además, después de 1848
comienza un período de bonanza capitalista.
En Europa Oriental, la modernización de estas zonas exigía una reforma agraria o cuando menos la
abolición de la servidumbre. Si los revolucionarios no atraían a su lado a los campesinos, lo harían los
reaccionarios (la monarquía y la iglesia). En tales países, los radicales se dividieron en dos grupos:
- Los demócratas: representados en Hungría por Kossuth, en Italia por los mazzinianos, reconocían
la necesidad de atraer a los campesinos a la causa revolucionaria, aboliendo la servidumbre y otorgando la
concesión de los derechos de propiedad a los pequeños cultivadores. Sin embargo, los demócratas
descuidaron el proveerse de un programa social y agrario, prefiriendo predicar las generalidades de la
democracia política y la liberación nacional.
- La extrema izquierda: concebía la lucha revolucionaria como una lucha de masas,
simultáneamente contra los gobiernos extranjeros y los explotadores domésticos. Dudaban de la
capacidad de la nobleza y de la débil clase media, con sus intereses ligados a los del gobierno, para guiar
a la nueva nación hacia su independencia y modernización. Su programa estaba fuertemente influido por
el naciente socialismo occidental, aunque a diferencia de los socialistas utópicos premarxistas, eran
revolucionarios políticos y críticos sociales. Pero esta corriente de pensamiento fue relativamente débil y
su influencia disminuyó mucho por el fracaso de los movimientos compuestos por estudiantes e
intelectuales en su intento de movilizar a los campesinos que querían reclutar. Los campesinos eslavos,
vistiendo uniformes de soldados imperiales, fueron los que reprimieron a los revolucionarios germanos y
magiares.
Al aparecer el Manifiesto Comunista, comenzó el ocaso del socialismo utópico y las clases
medias cobraron conciencia más aguda de la creciente amenaza que venía desde abajo. Se dieron cuenta
de que al debilitar la autoridad de la religión organizada, habían reducido la influencia del clero, de los
"gendarmes espirituales" que podrían haber guardado al populacho de la contaminación de las "herejías
sociales". Los grupos dominantes comenzaron a ver con mejores ojos a la Iglesia católica romana después
de 1848. Luis Napoleón fortaleció la influencia de la Iglesia en Francia y las jerarquías católicas fueron
restablecidas en Inglaterra (1850) y en los Países Bajos (1853) (Bruun, p.95).
Otro antídoto más efectivo para protegerse del descontento popular fue el rápido mejoramiento de
las condiciones económicas que se produjo después de 1848.
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Por lo tanto, el crecimiento de las industrias destinadas a la producción de bienes de consumo, aunque
importante, no era suficiente.
Los años posteriores a la guerra fueron años de consolidación del capitalismo industrial, en lucha
con el capitalismo agrario. Pero el desarrollo económico de Inglaterra de postguerra no fue regular. El
capitalismo industrial debió afrontar serios problemas de crecimiento que se tradujeron en crisis
periódicas y en una constante disminución de la tasa de ganancia. Se produjeron cíclicamente crisis más o
menos violentas (1815-1818; 1825-1826; 1836-1837; 1839-1842; 1846-1848)
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A pesar de que los precios de sus productos bajaron, los industriales atravesaron los años de la
guerra sin grandes dificultades. La industria algodonera suponía al final de la guerra un 40% del valor de
las exportaciones británicas. La metalurgia llegó a quintuplicar la producción entre 1788 y 1812, en
función directa con las necesidades militares. Pero el progreso tecnológico se resintió de una menor
intensidad de las inversiones. Las guerras sustrajeron capitales a la industrial, encaminándolos hacia la
agricultura (favorecida por sus elevados precios) y hacia la construcción naval y portuaria. El único
acontecimiento notable fue al creación, alrededor de 1810, de las primeras fábricas de tejeduría mecánica
del algodón.
La característica principal de 1793 a 1815 fue la mecanización integral de la hilatura del algodón,
con la difusión de las potentes mules, cada una de las cuales tenía corrientemente varios centenares de
husos. La tejeduría, en cambio, siguió siendo casi enteramente manual pero ello se debió sin duda a que la
gran abundancia de la mano de obra y su bajo precio mantuvieron en esta rama un estancamiento técnico.
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El telégrafo eléctrico, al que le dio forma práctica el inventor norteamericano Samuel Morse entre
1832 y 1844 prestó una ayuda valiosísima para regular el tránsito ferroviario.
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Los hombres debían comenzar a identificarse con la monótona regularidad del complejo mecánico.
Se debía lograr de los obreros una precisión y asiduidad totalmente desconocidas. Para los industriales,
era la misma máquina a través de sus complejos mecanismos, la que obligaba al obrero a aceptar la
disciplina de la fábrica.
El trabajo infantil complejizó el problema. Los talleres textiles de la seda dependían casi
totalmente de la mano de obra infantil. Allí comenzaban a trabajar particularmente los jóvenes, a los 6 y 7
años, comparado con 9 o 10 en los talleres de algodón. En las industrias de lino y lana, la proporción de
obreros jóvenes era del 50%.
En un primer momento, los empresarios estaban convencidos que el recibir un salario, iba a actuar
como un estímulo para los trabajadores. La burguesía asumía que el resto de la sociedad compartía sus
formas de pensar y sus deseos. Sin embargo esto no fue así y la costumbre de no ir a trabajar el lunes
demostraba la inexistencia de un afán acumulativo en los asalariados, ya que mientras conservaran algo
de su sueldo preferían disfrutar del descanso.
Entonces, los capitalistas van a ejercer su poder para tratar de modificar la mentalidad del
trabajador. Para esto establecen el sistema de trabajo a destajo, por el cual se paga de acuerdo a las
unidades producidas.
Las discusiones sobre las técnicas de mantenimiento de la disciplina recién comenzaron a darse a
partir de 1830.
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Se va a poner especial énfasis en la educación de los niños proletarios, a través del desarrollo de
las escuelas dominicales sostenidas por los empresarios. Estas tuvieron un importante papel de
adoctrinamiento a través de la religión (por medio del "temor a Dios") estimulando tanto la educación
moral como la obediencia. Este era el único día en que los chicos que trabajaban podían acudir a la
escuela.
En este proceso, gran parte de la cultura aldeana cayó bajo los ataques. Dos campañas merecen
especial atención: una dirigida contra el ocio en los sábados y domingos. Se recogía a los niños y se los
enviaba a la escuela los domingos. La otra campaña fue contra el uso de malas palabras, maldiciones,
discusiones, blasfemias, lenguaje obsceno, etc. que eran penadas con multas.
Pero el código ético con el que se manejaban los empresarios era limitado. Las advertencias contra
la gula, el egoísmo, el materialismo o el orgullo rara vez jugaron un papel importante. La moral sexual
tampoco fue un principio importante. La campaña para elevar el nivel de respetabilidad y moralidad entre
las clases trabajadoras no fue emprendida por su propio bien sino ante todo como un aspecto para lograr
una nueva disciplina en las fábricas (Pollard, p. 7)
La asimilación de los primeros trabajadores independientes a las exigencias de la rutina fabril llevó
más de una generación y fue acompañada por la ayuda de la tradición, por un sistema educacional y de
valores diferenciado.
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condiciones de comprar las manufacturas inglesas. Entonces, un primer paso para lograr la eliminación de
la Ley de Cereales era lograr la representación industrial en el Parlamento (Belmartino, p. 173).
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eran una transacción moderada que desilusionó a los jefes radicales que habían respaldado a los whigs en
espera de amplias reformas, mientras la Cámara Alta seguía en poder de los terratenientes. Por esto no
logran derogar las Corn Laws, pero sancionan otras leyes favorables a sus intereses:
La ampliación del cuerpo electoral y la redistribución de las bancas reforzaron la posición de los
whigs, logrando que se equilibraran los dos partidos. Después de la reforma de 1832, la burguesía se
convirtió en el sector más importante desde el punto de vista político.
Pero esta fue la última vez que el grueso de los trabajadores siguió a la burguesía radical en las
luchas políticas y al mismo tiempo, la primera vez que un importante sector de la clase obrera se lanzaba
a las luchas políticas como fuerza independiente, como fue el caso de la Unión Nacional de Clases
Obreras.
- El Sistema de Speehamland
La reforma del sistema de asistencia pública en 1795 autorizó la asistencia a domicilio a los
pobres, fuera de las workhouses. Tuvo un doble efecto: mantenía los campos un muy bajo nivel de
salarios ya que las cuotas de asistencia incidían sobre el salario propiamente dicho.
Este sistema de subsidios permitía a los tejedores a mano y a los artesanos sobrevivir aunque
obtuvieran una ganancia mínima y lo mismo sucedía con los jornaleros agrícolas, fijando en los campos
(a causa de la seguridad de la asistencia) a toda una población proletaria y con frecuencia incluso
emigrada, que no deseaban buscar un trabajo mejor pago en las regiones en vías de industrialización
situadas más al norte. Este era el sistema conocido como de Speenhamland, que había contribuido de
algún modo a retrasar la formación del mercado de trabajo.
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dos etapas, desde 1842 hasta 1846 y 1849 los aranceles sobre la importación de cereales y otros productos
alimenticios, así como sobre la de materias primas y productos manufacturados.
El libre cambio permitía a los industriales británicos procurarse materias primas al precio más
ventajoso, mientras que su avance técnico les ponía al abrigo de cualquier competencia en los productos
manufacturados. Convertía así el libre cambio en un instrumento de dominación, en un medio para
imponer la división mundial del trabajo, concebida en función de la expansión industrial de Inglaterra.
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los tiempos de guerra sucedió una fase de verdadera desinversión. Numerosas fábricas fueron cerradas e
incluso demolidas.
El mercado de trabajo se dirigía hacia la saturación. La desmovilización había devuelto unos
150.000 hombres, mientras la inmigración irlandesa se acentuaba. El hacinamiento era particularmente
sensible en el mundo de los tejedores.
Pero lo que caracteriza los años posteriores a 1820 es la deflación de precios, que en la industria es
quizá ante todo el efecto de la competencia y de la producción masiva y que engendra la deflación de los
beneficios, cuyo nivel era tan elevado en los primeros tiempos de la Revolución Industrial.
La crisis de posguerra y el aumento de la desocupación hicieron que creciera el descontento entre
los obreros.
Las masas obreras urbanas todavía siguen siendo muy heterogéneas. Comprenden a verdaderos
proletarios industriales, un gran número de artesano y obreros que pertenecen a sectores en vías de
industrialización y a profesiones que todavía no se ven afectadas por la Revolución Industrial, tales como
la construcción, el vestido, la imprenta, etc.
El rasgo más novedoso de la vida social y política hacia 1815-1850 es la conciencia que las masas
populares van adquiriendo de sus precarias condiciones, su esfuerzo de organización y de lucha contra la
sociedad capitalista y su presión efectiva sobre el Parlamento.
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- La Asociación Democrática:
Entonces, O'Brien y O'Connor deciden organizar en Londres un grupo opuesto a la Asociación de
Trabajadores, fundando la "Asociación Democrática". Se declaraban socialistas revolucionarios y
criticaron las actitudes reformistas y la tendencia de los partidarios de Lovett a apoyar la alianza entre la
clase media y el movimiento obrero. Advierten que la derogación de la ley de cereales no beneficiará a los
obreros porque la disminución del costo de la vida traerá apareada la disminución de los salarios,
por lo que agregan a la reivindicación política una vehemente campaña por la abolición de la ley de
pobres.
Pero mientras O'Brien intenta conciliar la enseñanza de Owen y las tradiciones jacobinas y de
Babeuf, O'Connor se perdía en utopías agrarias retrógradas. Pretende reducir el paro industrial mediante
el retorno al campo, donde las cooperativas obreras adquirirían grandes propiedades para repartirlas en
lotes pequeños.
O'Connor fundó el periódico "Northern Star" que se convirtió en el vocero del cartismo
revolucionario. En sus páginas dominaba la idea de insurrección y huelga general y en ellas definieron la
teoría del ejército industrial de reserva, luego retomada por Marx.
- La I Convención Cartista:
Se realizaron mitines en todo el país para apoyar la Carta y elegir a los delegados de una
convención nacional que presentaría la Carta en forma de petición al Parlamento. El 14 de febrero de
1838 se reunió en Londres la primera convención cartista. En ella se enfrentaron los partidarios de la
fuerza moral y la fuerza física.
La convención terminó por afirmar el derecho del pueblo a armarse y defendió la utilización de la
violencia y la huelga general en el caso de que el Parlamento se negara a apoyar la carta. Attwood y otros
moderados consideraron que esta medida era excesivamente revolucionaria y se retiraron de la
convención en mayo. Finalmente, el 12 de julio de 1838 el Parlamento rechazó la petición cartista. Esto
provocó un motín en Birmingham, donde las tiendas y almacenes fueron incendiados.
Se lanza la orden de huelga general en agosto. Las unions, hostiles a toda agitación política
arriesgada, no participan y el fracaso es total. El 6 de septiembre, la convención cartista se disolvió. La
represión cae sobre los cuadros del cartismo y O'Connor, O'Brien, Lovett y Vicent son encarcelados, y
varios periódicos dejan de circular. El cartismo aparentemente había sido vencido.
Pero los temores de las autoridades de que se generara violencia y una revolución fueron
exagerados. El único episodio que podía calificarse como rebelión fue el que ocurrió en Newport en
noviembre de 1839. Además, los muy famosos "motines de Rebeca" a mediados de 1839 y los de fines de
1842-1843 incluyeron sólo la destrucción de algunas barreras de peaje en los caminos y esto nunca
ocurría en domingo, porque las "Hijas de Rebeca" celebraban el Sabbath (Himmerlfarb, p. 298)
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Nuevamente se planteó el problema de una posible alianza con los sectores burgueses, en este caso
con la Liga contra la Ley de Cereales (fundada en 1836). Los miembros sostenían que el sufrimiento de la
clase obrera era consecuencia del proteccionismo de la ley de cereales, y no consecuencia del sistema
fabril. Pero los obreros eran plenamente conscientes de que la burguesía quería derogar los impuestos
sobre los granos para rebajar aún más los salarios (Belmartino, p. 189).
- La II Convención Cartista:
1839, 1840 y 1841 son años donde se generaliza el hambre. 1842 es el año culminante de las malas
cosechas. Sube el precio del pan, las fábricas cierran sus puertas.
El 12 de abril de 1842 se reunió en Londres la Segunda Convención Cartista y se presentó una
segunda petición preparada por la Asociación Nacional de la Carta que se encontraba bajo la jefatura
centralizada de O'Connor. El 2 de mayo se presentó la petición al Parlamento.
Esta segunda petición tenía un carácter mucho más revolucionario que la anterior. Esta vez se
solicita la supresión privada de los medios de producción, que debían ser socializados. Pese a que se
recogen más de 3 millones de firmas, la Cámara de los Comunes se niega a tomarlas en consideración.
A mediados de año las huelgas se suceden sin interrupción y configuran un movimiento que se
conoció como el complot de las clavijas que consistió en sacar las clavijas de las calderas de las máquinas
de vapor, método que recuerda al de la destrucción de máquinas. Algunos dirigentes cartistas como Lovett
repudian la violencia y declaran que detrás de la violencia estaba la burguesía industrial que incitaba a los
obreros para que el Parlamento derogara las leyes de cereales.
Si bien los cartistas aceptaron el apoyo que les brindaba el movimiento huelguístico, esta vez no lo
habían provocado. Las huelgas se habían originado por razones puramente económicas, en particular por
las reducciones de los salarios. Existía la presunción de que fueron los industriales pertenecientes a la
Liga los que habrían reducido los salarios a un nivel insostenible para utilizar la cólera obrera como
medio de presión ante el gobierno.
El 17 de agosto, la "Asociación Nacional de la Carta" trató el tema de las huelgas. Muchos
dirigentes pensaban que se debía desalentar el movimiento pues consideraban que se debía a la
instigación de los miembros de la "Liga contra la ley de granos", así que para fines de agosto muchos
obreros volvieron al trabajo. Finalmente, a fines de 1842, la buena cosecha disminuyó la crisis económica
y redujo la tensión.
- Conclusiones:
Este fue el primer movimiento político obrero independiente, en el cual se produjo la transición de
las antiguas formas de lucha popular a las más modernas. Como típicos exponentes de una época de
transición, los líderes obreros a veces oscilaron entre la visión nostálgica del pasado y una idea no del
todo clara del futuro:
- Los obreros de la industria domiciliada miraban con horror los progresos del industrialismo y
anhelaban una sociedad de pequeños productores independientes.
- En cambio, los obreros de las nuevas zonas industriales habían llegado a aceptar las maquinarias
y la sociedad industrial.
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- Por su parte, los artesanos londinenses, que gozaban de una situación relativamente privilegiada
y tenían aspiraciones de ascenso social, creían posible llevar adelante su acción por las causas legales y se
mostraban reticentes a colaborar con los obreros del norte, menos instruidos y más combativos.
En los conflictos dentro del cartismo estaban los diferentes intereses y tradiciones de los mineros y
tejedores, de los obreros de las fábricas y los trabajadores agrícolas, de los habitantes de Londres y los del
norte del país.
La mayor anomalía del cartismo fue su mayor fuerza: el hecho de que podía incluir intereses,
ideologías y personalidades tan distintas y aún continuar siendo un movimiento característico. Quizá el
único y más importante factor que produjo la unidad en la diversidad fue el Northern Star, que contribuyó
a integrar el movimiento precisamente porque no trató de interrogarlo ideológicamente.
A pesar del rechazo de las peticiones, alcanzó lo que podría haber sido su meta más importante.
Generó una conciencia entre una gran parte de la clase trabajadora, un sentimiento de causa común que
superó las quejas, demandas o intereses específicos y que se conservó después del fracaso del programa y
la desaparición del movimiento.
La privación esencial que compartían todos los pobres era su falta de derechos políticos. Según los
términos de la Carta, ésta era la característica que definía a los pobres. Este fue el logro histórico del
cartismo. El problema social era redefinido para convertirlo en un problema político, cuya solución no era
el restablecimiento de la antigua sociedad ni la creación de una nueva sino integrar a los pobres a la
política (Himmelfarb, p. 312).
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Los países de Europa Oriental sufren cada vez más la competencia que significan los países
subdesarrollados. El cereal americano ahora llega rápidamente a Europa y puede competir con el de
Europa Oriental.
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desocupación y la mayor estabilidad del trabajo, asegurada por la segunda etapa de la revolución
industrial.
- La Constitución de 1852:
La nueva constitución de enero de 1852, preparada días después del golpe, le concedió inmensos
poderes. Era una copia de la constitución del Año VIII y se hacía todo lo posible para revocar el principio
de separación de poderes, aunque se mantenía el sufragio universal.
El poder del parlamento era reducido drásticamente. El senado actuaba como guardián de la
constitución y sus miembros eran prácticamente nombrados por Napoleón III. La Cámara Baja, formada
por 260 miembros, podía reunirse únicamente durante tres meses al año. A sus miembros se les permitía
simplemente discutir la legislación que les presentaba el Consejo de Estado.
Los ministros no dependían de la mayoría de la Cámara Baja sino que eran subordinados de
Napoleón III. El nuevo sistema dependía (al igual que el del I Imperio) de una administración
centralizada. Bajo la dirección del ministro del Interior, los prefectos de los departamentos ejercían
mayores poderes que antes y disfrutaban de más prestigio y salarios más elevados. Eran apoyados por la
policía, cuya plantilla, poder y funciones fueron ampliadas. Napoleón III realzó la posición social de los
militares, aumentó sus sueldos.
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- Obra de gobierno:
El Estado debía ocuparse del bienestar de los pobres. Napoleón III había llegado a la conclusión de
que la prosperidad era más importante para las masas que la posesión de derechos políticos abstractos. A
través de las obras públicas y otros medios trató de ayudar a los campesinos y trabajadores urbanos. Su
política a favor de los sectores más desprotegidos se basó en:
- La creación de hospitales
- El establecimiento de mejores condiciones de trabajo
- La creación de sociedades de socorros mutuos, aunque mantiene la vigencia de la Ley Le
Chapellier.
- Se crean cajas de jubilación y escuelas públicas para los niños de obreros.
Pese a esto, los sectores obreros nunca fueron bonapartistas, sino que siguieron siendo
republicanos, aunque no exteriorizaron su oposición al régimen.
Una década de bajos tipos de interés y abundantes créditos ayudaron a los campesinos a saldar sus
deudas. Pero por lo que se refiere a la industrialización, estos créditos no facilitaron una expansión rápida
y súbita durante el Segundo Imperio, como han supuesto muchos historiadores (Grenville, p. 218)
Napoleón III sostenía que las obras públicas iniciadas durante el I Imperio habían sido una de las
causas principales de la prosperidad nacional. Entonces ayudó a promover un período de rápida expansión
del ferrocarril durante las décadas de 1850-1860. Al terminar el Segundo Imperio había una red
ferroviaria de 17.000 km. Esto no sólo estimuló la industria metalúrgica sino que también creó un
mercado francés más amplio y unificado, fomentando un aumento de la producción. Todas estas obras
fueron grandes demandantes de mano de obra.
También desarrolló las carreteras, las grandes compañías marítimas, los correos, las entidades
financieras, etc. La política de obras públicas se vio favorecida por la libre disponibilidad de capitales.
Financieros y banqueros formaban un grupo que consiguió espectaculares éxitos. Se envió mucho capital
al exterior. El papel que desempeñaron estos bancos en los proyectos públicos de remodelación de París,
en la construcción de ferrocarriles fue importante, pero se ha exagerado en su contribución a la
industrialización. La industria francesa a fines del Segundo Imperio seguía estando constituida por
pequeños negocios familiares que aportaban su propio capital y por lo tanto no dependían de los bancos
(Grenville, p. 220)
Napoleón III nombró al barón Haussmann como prefecto del Sena y encargado de realizar la total
remodelación del centro de París entre 1853 y 1870. Se construyeron grandes bulevares arbolados,
amplias calles con veredas muy amplias, plazas, parques, puentes, pero los pobres se aglomeraron en los
deteriorados arrabales de la ciudad. Tras los grandes bulevares todavía estaba en pie el viejo e insalubre
París, carente de alcantarillado y los servicios de una ciudad moderna. Pero al destruir las calles angostas
del centro, impidió la posibilidad de formación de barricadas y favoreció la intervención del ejército y su
maniobrabilidad. Su intención también era transformar a París en la capital de Europa.
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- Tratados de librecambio:
En 1859 y 1860 comenzó a abandonar su posición autocrática para buscar el apoyo de grupos
hasta entonces opuestos a él: los trabajadores de las ciudades. En 1860 se sintió lo suficientemente fuerte
como para desafiar a los industriales en su búsqueda de un apoyo político más amplio para el Imperio. La
paz y la prosperidad reconciliarían a las masas con el Imperio. Napoleón III creía que la libertad de
comercio contribuiría a este fin. Para esto decidió establecer un tratado comercial con Inglaterra,
conocido como tratado Cobden, en enero de 1860. Posteriormente, firmó tratados de librecambio con
Prusia y otros países europeos.
Con la aplicación de medidas liberales comenzó a cosechar una serie de oposiciones que
paradójicamente durante su etapa autoritaria no había tenido. Estas medidas significaron el fin de las
políticas proteccionistas del Segundo Imperio. Por este motivo, los industriales pasaron a la oposición
política, pese a que las exportaciones crecieron un 85% y las importaciones un 55%.
En 1862, al ver que pierde el apoyo de los industriales se acerca a los obreros y les permite
participar de la exposición universal que se realizaba en Londres. Allí, los obreros franceses se ponen en
contacto con las organizaciones obreras inglesas y vuelven muy impactados por el sindicalismo.
Napoleón III afianzó su apoyo a los obreros al derogar la ley Le Chapellier en 1864, permitiendo
la formación de sindicatos. Con esto cree encontrar nuevos aliados pero comienzan a haber huelgas.
Hacia fines de los '60, se forma un movimiento obrero fuerte e importante numéricamente, ya que ahora
las regiones de Normandía, las Ardenas y el Cresout se transforman en las nuevas regiones industriales de
Francia.
- La liberalización de la política:
En 1861 se introdujeron medidas que permitían a la legislatura un control más estricto del
presupuesto y concedían más libertad a la prensa. Napoleón III estaba intelectualmente convencido de que
llegaría un momento en que tendría que ceder algo de su autoridad, ya que el cambio era una condición
inevitable en la historia. Pero al mismo tiempo, cuando llegaba el momento, se resistía a actuar. Dio su
siguiente paso tras el fracaso de su política exterior y por tanto, fue considerado como algo concedido de
mala gana, más que como algo dado libremente.
- La constitución de 1870:
Las elecciones de mayo de 1869 mostraron que la corriente a favor de las reformas
constitucionales liberales era fuerte. Fueron elegidos diputados que aspiraban a combinar el apoyo al
imperio con la reforma constitucional. Deseaban un gabinete cuya política dependiera de la aprobación de
la legislatura.
La nueva constitución de 1870 conservaba poderes importantes para el Emperador. Seguía siendo
el jefe del gobierno, nombrando a los ministros y presidiendo sus reuniones. También conservaba su
derecho de veto y era directamente responsable ante el pueblo francés, al cual podía recurrir mediante un
plebiscito cuando quisiera.
Las dos cámaras podían ahora elaborar leyes. Sus ministros eran definidos no sólo como
dependientes del emperador sino responsables ante la legislatura. Pero el Senado aún podía vetar la
legislación aprobada por la cámara baja y sus miembros eran elegidos por el emperador.
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la Cruz Roja establecida en 1864 por la Convención de Ginebra. El Congreso de París confirmó la nueva
posición dirigente de Francia en Europa.
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Sin embargo, el proyecto más ambicioso fue la aventura de México. La guerra civil
norteamericana brindaba una oportunidad para la intervención europea, sin riesgo de un choque con los
Estados Unidos. Durante 3 años (1858-1861) Benito Juárez había estado librando la Guerra de Reforma,
que tenía como meta la secularización de las propiedades de la Iglesia, la reducción de los privilegios
militares y el mejoramiento de las condiciones en que vivían los peones. Fue elegido presidente en 1861
pero su negativa a aceptar los préstamos y las inversiones extranjeras iba a dar la excusa perfecta para la
intervención francesa. El pretexto fue la suspención que hizo Juárez del pago de la deuda externa.
Con la conformidad de Inglaterra y España, los franceses realizaron una expedición para obligar al
gobierno mexicano a pagar, pero el objetivo real era derrocar a Juárez y establecer una monarquía,
conformando un imperio latino que frenara el expansionismo de Estados Unidos. En julio de 1862,
Napoleón III ordenó al comandante francés que se apoderara de la ciudad de México y se las arreglara
para que una asamblea mexicana invitara a Maximiliano de Austria a aceptar una corona imperial. En
1864, Maximiliano se instaló en el trono.
Pero las dificultades europeas a partir de 1866 (debido a una inminente guerra austro-prusiana) y
la hostilidad norteamericana, que tras el final de la guerra civil en 1865 había insistido en que no
reconocería a Maximiliano y exigía el retiro de las tropas extranjeras de México, decidieron a Napoleón
III a retirarse. Maximiliano decidió quedarse pero fue derrotado y ejecutado el 19 de junio de 1867 y
Juárez recuperó el poder
Este fracaso fue un gran golpe para el prestigio del emperador francés. Fue acusado de haber
abandonado a Maximiliano. Encima, sus relaciones con los Habsburgo se deterioraron en el momento en
que esperaba su apoyo contra Prusia.
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toda Italia para alistarse en el ejército piamontés. Preocupado por tanto entusiasmo, Napoleón III decide
firmar, a espaldas de Cavour, la paz de Villafranca el 11 de julio. Austria renuncia a Lombardía pero los
duques de Italia central serían restaurados y se formaría una confederación presidida por el Papa. Ante
esto, Cavour renuncia.
Inmediatamente se forman asambleas constituyentes en los estados de Italia central, que aprueban
en agosto y septiembre de 1859 la unión con Piamonte. En enero de 1860 Cavour vuelve al poder y
organiza plebiscitos en Italia central. Se conforma así el Reino de la Alta Italia, que incluye Piamonte,
Lombardía, Parma, Módena, Toscana y la Romaña pontificia. Entonces, Piamonte cede Saboya y Niza a
Francia, como forma de reforzar los lazos rotos por un momento.
En mayo de 1860, Garibaldi organiza una expedición al reino de las Dos Sicilias, desembarcando
en la isla. Allí son recibidos por las ciudades sublevadas y para lograr al apoyo de los campesinos,
suprimen el impuesto a la molienda de granos. En agosto, Garibaldi cruza el estrecho de Mesina y es
recibido triunfalmente en el sur de Italia y cuando estaba a punto de entrar en Roma cuando Cavour
frustró esta solución de la cuestión romana por temor de que decidiera a la potencias católicas a acudir en
ayuda de Pío IX. El ejército piamontés entra en las Marcas y se reúne con los partidarios de Garibaldi y se
ratifican las nuevas anexiones mediante plebiscitos. Un nuevo parlamento se reúne en Turín en febrero de
1861 y el 17 de marzo se proclamó formalmente la creación del Reino de Italia, que fue reconocido por
Inglaterra y Francia. Ya sólo quedan fuera del reino la región del Véneto y la campiña romana.
3.4.1.6. Conclusiones:
En conjunto, la unidad ha sido obra de una clase burguesa intelectual y moderada y también de los
funcionarios del norte que han sabido insertarse en un juego diplomático a escala europea.
Pero aquí también el liberalismo alcanza rápidamente sus límites: incapacidad para concebir
reformas sociales de las cuales el sur tiene gran necesidad. Esta unidad benefició principalmente a la Italia
del Norte, la única que está integrada al espacio económico industrial de Europa.
Así como el liberalismo belga, holandés y francés es anticlerical, la unidad italiana se hizo contra
el Papa, quien pierde sus Estados y se retira al Vaticano, considerándose prisionero en el nuevo reino.
Como Pío IX prohibe a los católicos participar en las elecciones italianas a partir de 1870, el cuerpo
electoral queda reducido al 15% de los varones adultos. La izquierda anticlerical y liberal que gobierna a
partir de 1876 se lanza a una política de nacionalismo y de colonialismo.
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