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1.

Seguridad minera:
1.1. Minería a cielo abierto:
1.1.1. Seguridad en los accesos y vías:
 Diseño adecuado de ancho de rampa, altura mínima de bermas de seguridad,
ubicación de botaderos y pilas de minerales
 Espacios laterales de alivio para dar ase a la maquinaria o vehículos que circulen
en sentido contrario.
 Berma de seguridad no menos de ¾ partes de la altura de llanta más grande de
los vehículos que circulan por los caminos
 Las carreteras deben de mantenerse permanentemente regadas y las cunetas
limpias
 Las vías de circulación deben señalizarse adecuadamente con material reflectivo
de alta intensidad, especialmente las curvas
1.1.2. Seguridad en el acarreo y descarga de materiales:
 Las grandes rocas deben ser rotas antes de cargar, ya que están podrían poner
en peligro a las personas o afectar la estabilidad del vehículo
 El equipo móvil utilizad para el acarreo debe ser cargado de una manera que
se minimice el derrame que puede crear peligro a las personas.
1.2. Minería subterránea
1.2.1. Seguridad en el desatado de rocas:
 Después de cada disparo, deberá esperarse u tiempo mínimo de 30 min para
retornar a la zona de disparo
 El sector debe estar permanentemente ventilado buscando que no exista gases.
 Siempre se debe de perforar en húmedo usando H2O a presión
 En todo momento se debe usar protección respiratoria adecuada
1.2.2. Seguridad en sostenimiento
1.2.2.1. Cuadros de madera
 Luego de cada voladura, observar los cuadros ya instalados
 Evitar usar madera recuperada
1.2.2.2. Arcos de acero
 Evitar espacios superiores a un metro en terrenos malos
 Reapretar los pernos periódicamente a la abrazadera
1.2.2.3. Pernos de anclaje
 Se utilizan para evitar que bloques de roca se desprendan
 Controlar periódicamente su estado
1.2.3. Ventilación
1.3. Equipos de protección personal
 Casco
 Lentes
 Orejeras o tapones
 Mascaras respiratorias
 Vestimenta de protección
 Zapatos con punta de acero
 Guantes

2. CIERRE DE MINAS

1.1.Criterios

Los criterios para el cierre de minas deberían ser específicos para cada lugar e

incluyen:

 Carácter físico y químico de la mina y el material de desecho.

 Condiciones climáticas e hidrogeológicas del yacimiento.

 Condiciones del agua superficial y subterránea locales incluyendo calidad,

cantidad, usos futuros y proximidad al yacimiento.

 Potencial para hechos extremos como terremotos, derrumbe de tierras e

inundaciones; Balance de agua del yacimiento incluyendo precipitación,

balance del agua superficial y subterránea a través de la mina y material

de desecho;

 Diseño de ingeniería de las instalaciones de la mina

 Historia operativa de la mina incluyendo los resultados de los controles

ambientales

 Uso requerido de la tierra después de las actividades mineras.


Si bien el potencial para hechos extremos, incluyendo terremotos e
inundaciones, debe cumplir un papel importante en el diseño del cierre, no es posible
establecer un período de retorno uniforme para el plan de cierre bajo todas las
condiciones. El diseño para hechos extremos debe tomar en cuenta las
consecuencias potenciales de derrumbe, así como la probabilidad de ocurrencia.
Para desarrollar el plan de cierre de una mina son comunes tres enfoques
generales que a continuación aparecen por orden de preferencia:
Abandono simple. un cierre en el cual la compañía minera simplemente se
retira del lugar. Este enfoque no requerirá de un monitoreo o mantenimiento adicional
luego de que las actividades de cierre hayan culminado.
Cuidado pasivo. Se efectuará cuando exista una mínima necesidad de que las
estructuras críticas sean objeto de un monitoreo ocasional y mantenimiento menor
poco frecuente después de finalizadas las actividades de cierre.
Cuidado activo. Requerirá de operaciones, mantenimiento y monitoreo
continuos del yacimiento después de las actividades de cierre. Este cuidado activo
podría incluir el tratamiento químico de soluciones de lixiviación o el mantenimiento
continuo de estructuras de derivación.

1.2. Diferencias entre un Cierre y un Cierre Planificado.

A diferencia de una explotación agrícola, una de carácter minero está


limitada en el tiempo, aunque ese límite puede ser difícil de establecer. Una
explotación minera puede cerrar temporal o definitivamente por razones como las
siguientes:
 Agotamiento de las reservas económicas conocidas.
 Baja en la demanda/precios de los metales o minerales explotados.
 Mal manejo financiero de la empresa.
 Problemas geotécnicos/hidrológicos graves.
 Conflictos laborales prolongados
 Conflictos de origen político (guerra civil, incautaciones, etc.).
 Cambios en la legislación (en particular la relativa a impuestos).
 Restricciones vinculadas al ambiente y otras materias.
Estas causales pueden coincidir en el tiempo o encadenarse en redes causa-
efecto. El primer caso se ejemplifica en el Distrito Punitaqui (Región de Coquimbo,
Chile), que sufrió en 1997 los efectos casi simultáneos de un sismo y una
inundación, que dañaron antiguas y ya deterioradas labores. Ello coincidió en una
penuria de reservas económicas y con el desplome del precio del oro, su principal
producto, lo que obligó a la empresa (Cía. Minera Tamaya) a cesar su explotación.
Respecto al segundo, es obvio que una baja en los precios de sus productos
puede llevar a dificultades financieras que a su vez conduzcan a conflictos
laborales, etc.
Por otra parte, todas las causas señaladas pueden ser revertidas. En el
ejemplo del yacimiento de hierro Los Colorados (Región de Atacama, Chile), de Cía.
Minera del Pacífico, el deslizamiento de una pared llevó al cierre de una explotación
de mediano tonelaje y limitadas reservas. Sin embargo, posteriores estudios
geofísicos y sondajes (=sondeos) mostraron su conexión con un cuerpo mucho mayor
de alta ley, lo que llevó a la apertura de una nueva explotación. De ahí que es difícil
asegurar que el cierre de la explotación de un yacimiento o distrito sea definitivo.
Cuando se produce el simple cierre de una explotación se puede
desencadenar un enorme deterioro en el ambiente físico, biológico y humano de su
área de influencia. Ello ha ocurrido muchísimas veces en el pasado, e incluso en el
pasado reciente y en países desarrollados. Es el caso de Summittville, Colorado,
distrito aurífero del Siglo 19, reabierto en 1984 por la empresa canadiense Galactic
Resources. Después de repetidos errores de ingeniería que desencadenaron una
extensa contaminación por drenaje ácido, la que llegó a amenazar las pilas de
cianuración (lo que implicaba el riesgo de generación de HCN), la empresa se
declaró en bancarrota en 1992, obligando a la intervención federal.

En términos físicos, el cierre no programado ni ejecutado responsablemente,


puede llevar a efectos como los siguientes:

 Desplome de labores superficiales y subterráneas.


 Erosión de los depósitos de desechos sólidos mineros.
 Perturbación del drenaje superficial y subterráneo.
 Generación de drenaje ácido con metales pesados.
 Contaminación del agua y la atmósfera (material particulado).
 Incremento de procesos erosivos y de remoción en masa.
Las perturbaciones señaladas pueden afectar gravemente el ambiente
biológico, por ejemplo, a través de la contaminación del drenaje, que se acidifica y se
carga de metales pesados y de material particulado, produciendo mortandad de
peces; del efecto de los suelos contaminados sobre la cubierta vegetal; del
desencadenamiento de procesos erosivos, etc. Ello, aparte del riesgo que implican las
cavidades mineras para la fauna mayor.
En cuanto al ser humano, experimenta el efecto de todos los factores
anteriores, más aquellos de carácter socio-económico y cultural. La pérdida de la
actividad minera (que, por otra parte, pudo haber afectado el desarrollo de otras
actividades económicas previas a su implantación) puede destruir no solamente el
sustento económico sino también la base de valores sociales y familiares de la
comunidad afectada. Ello es especialmente grave cuando la identidad del padre de
familia está construida en torno a su oficio de minero, y en consecuencia se siente
degradado al aceptar un trabajo alternativo (reacción característica, pero no
exclusiva, del minero del carbón). Cómo en el caso del cierre de las minas de carbón
de Lota – coronel – Arauco en Chile, esta situación puede persistir aún décadas
después del cierre de la actividad.
El objetivo esencial de un cierre programado, bien planificado, ejecutado y
controlado después de su realización, es prevenir, mitigar y revertir esos efectos
dañinos. Ello implica que la idea del cierre debe estar presente desde la etapa de
evaluación de la posible explotación de un yacimiento. Debe acompañar el diseño
de las labores y la selección de las tecnologías a utilizar, y desde luego, lo
referente a la localización de los trabajadores y sus familias (actualmente se prefiere
disponer sólo de alojamientos para los trabajadores en lugar del proyecto). La
Evaluación de Impacto Ambiental debe considerar el cierre de la explotación, pero
sólo en sus aspectos centrales y esenciales (porque es muy difícil saber cómo
evolucionará). Por otra parte, el cierre debe realizarse paralelamente a la
explotación, de manera de dejar para el momento final lo menos que sea posible.
Si hay comunidades cuya vida económica y laboral está fuertemente ligada a la
explotación, es necesario que se estudien y desarrollen en conjunto actividades
económicas alternativas. Este es un aspecto central a desarrollar como parte de la
Responsabilidad Social Corporativa de la empresa minera.
En suma: Un PCM está destinado a evitar los posibles traumas que
implicaban los antiguos cierres de explotaciones mineras. Ello, tanto en términos de
un acrecentado daño ambiental como en sus efectos económicos y sociales sobre las
comunidades situadas en el área de influencia de la explotación. Esto incluye lo
referente a eventuales daños a otras actividades económicas desarrolladas o
posibles de desarrollar en dicha área de influencia.

1.3. Objetivos Específicos de un PCM.

Un PCM debe cumplir al menos con los siguientes objetivos específicos:

 Asegurar el cumplimiento de leyes y normas que regulan el cierre minero,


así como de los compromisos corporativos asumidos por la empresa.
 Asegurar el cierre y estabilidad de las labores mineras superficiales y
subterráneas.
 Prevenir la erosión, remoción en masa y subsidencia asociadas a los
efectos de la explotación minera realizada.
 Estabilizar y proteger los desechos sólidos producto de la
explotación minera.
 Resolver satisfactoriamente lo relativo a suelos contaminados en el área de
la explotación, así como a depósitos de residuos peligrosos y no peligrosos
enterrados en ella.
 Restaurar en lo posible la hidrología original del sitio o al menos una
red hidrológica estable.
 Prevenir la generación de drenaje ácido y, si es necesario, tratarlo para
reducir su acidez y contenido metálico a niveles legal y ambientalmente
aceptables.
 Establecer la financiación requerida por el PCM, así como su distribución
en el tiempo, y las fuentes y mecanismos que lo proveerán.
 Asegurar el cumplimiento de las condiciones requeridas para que el sitio
intervenido recupere sus cualidades para el desarrollo de la vida silvestre, o
permita el de nuevas actividades humanas.
 Procurar que el cierre de la explotación implique el menor grado posible
de efectos socio-económicos negativos para los trabajadores y la comunidad
situada en su área de influencia económica y laboral.
 Establecer las medidas necesarias de seguimiento y control de los
resultados del PCM.

1.4. Plan de Cierre y Ciclo de Vida de una Explotación Minera.

El concepto de Ciclo de Vida es utilizado en la evaluación de los aspectos e


impactos ambientales de un producto, desde su manufactura a su disposición o
reciclaje al final de su vida útil. Análogamente, se puede aplicar al análisis de los
costes y beneficios ambientales de un proyecto minero, desde su etapa de
exploración hasta la de su post- cierre (van Zyl et al, 3: 217-273). La utilidad de
este enfoque radica en la visión global del proyecto, que permite la toma de
decisiones que consideran los costes, beneficios y riesgos económicos y
ambientales que ellas implican. Dichas decisiones son a su vez evaluadas en términos
de su adecuación a los problemas, alternativas consideradas, consecuencias, pros y
contras, incertidumbres involucradas, riesgos aceptados y relación consistente con
otras decisiones.
Lo antes señalado es importante porque por ejemplo determinada decisión
tecnológica coste-eficiente puede implicar en la etapa de cierre gastos mayores que
los que ahorró anteriormente.
Entre las materias principales a considerar en esta aproximación, van Zyl et
al señalan las siguientes:

 Base de conocimientos disponibles del ciclo de vida de la mina.


 Costes implicados en las etapas del ciclo de vida.
 Tecnologías de protección ambiental disponibles.
 Participación de la comunidad.
 Políticas y decisiones.

Ellas deben ser manejadas en el marco de un enfoque de evaluación de


riesgos, que dé una perspectiva más amplia de los costes y beneficios de cada
decisión analizada.
Un aspecto importante a considerar (Warhurst y Noronha, 2: 13-31) es el
referente al flujo de caja de una explotación minera a lo largo de su vida. Como
es lógico, dicho flujo es negativo durante la etapa de exploración y desarrollo, así
como en la etapa de cierre. Por lo tanto, conviene aprovechar la etapa de producción
tanto para invertir en labores de cierre factibles en esa etapa, como para establecer
provisiones de fondos para la etapa final.

1.5. Evaluación de Impacto Ambiental

1.5.1 Consideración del Cierre en la Etapa de Evaluación del Impacto Ambiental


de un Proyecto Minero.

Desde luego, el tema del cierre del proyecto minero y la calidad ambiental y
sustentabilidad (= sostenibilidad) del futuro ecosistema son materias de
importancia al realizar su EIA (Estudio de Impacto Ambiental). Sin embargo,
como señala Sassoon (2: 101-116) esa evaluación es generalmente un estudio
“reactivo”, en el cual el ambiente es considerado “a posteriori”, después que el
proyecto ha sido definido, diseñado y dimensionado. En esas condiciones, su
principal utilidad es la de cumplir los requisitos legales para la aprobación del
proyecto presentado. Ello lleva a que el estudio realizado sea olvidado, en
lugar de llegar a ser una guía durante las etapas de construcción, operación, cierre
y post-cierre del proyecto. Otro importante factor que colabora a esa negativa
situación es la continua evolución de los proyectos mineros, cuyas características
y dimensiones siguen de cerca los cambios de precio y de tecnologías, de manera
que es muy difícil prever su situación en el también desconocido momento del
cierre. Ello lleva a Sassoon a recomendar una mayor integración de la EIA
(Evaluación de Impacto Ambiental = Estudio de Impacto Ambiental) al “Ciclo del
Proyecto”, procurando una visión más completa de todas sus fases de desarrollo y
de la consecuencia de las decisiones (de diseño, tecnología, etc.).
El mismo autor propone una visión más comprensiva del proceso de
evaluación de impactos ambientales, la cual incluye:
Asegurar que las decisiones que se adopten sean ambientalmente sanas y
sustentables (sostenibles).
Asegurar que sus consecuencias ambientales sean identificadas
tempranamente y consideradas en el diseño e implementación del proyecto.
Realizar la EIA de manera que sirva efectivamente como una herramienta de
gestión en la toma de decisiones.
Realizar la EIA de modo que constituya una fuente de información para la
construcción, operación, monitoreo y auditoria del proyecto minero.
Lo propuesto por Sassoon es consistente con la evaluación del “Plan de Vida
de la Mina” que realiza la Cía. Río Tinto de Australia (Grimshaw, 3: 289-300).
Dicha evaluación, realizada con fines internos de toma de decisiones,
considera enfoques conceptuales básicos del proyecto, así como los órdenes de
magnitud involucrados. En la etapa de factibilidad, se incluyen las estrategias y
planes de manejo del cierre de la operación, en sus aspectos ambientales, sociales
y económicos. El Plan de Vida de la Mina debe identificar los riesgos
ambientales potenciales, los planes de mitigación y las soluciones técnicas más
adecuadas.
En suma, al relacionar la EIA con el PCM, aparecen tres conclusiones
principales, a saber:
La EIA tradicional es tardía y solamente reactiva si el diseño del proyecto
no integró un análisis y evaluación sólidos de los aspectos ambientales,
incluidos los de la situación post-cierre (pese a todas las incertidumbres que ello
involucra).
Pese a lo anterior, no tiene sentido incluir detalles del plan de cierre en
la EIA, puesto que es muy difícil (o imposible) prever la situación final de un
proyecto minero de cierta complejidad y magnitud (Sassoon, op. cit).
Sin embargo, la EIA sí debería incluir el análisis de los aspectos
principales que involucrará el cierre. Entre ellos están los relativos a drenaje
ácido, estabilidad futura del paisaje (respecto a erosión, remoción en masa y
subsidencia) y restablecimiento del sistema hidrológico. Ellos han representado
los mayores costes ambientales de proyectos mineros y pueden ser evaluados
tempranamente. En cambio, es difícil que las mejores medidas de cierre logren
controlarlos cuando el clima, la topografía, la geología y la mineralogía son
desfavorables.

1.5.2. El Plan de Cierre Minero y el Sistema de Gestión Ambiental.

Un buen Sistema de Gestión Ambiental (SGA) debe considerar en su diseño,


implementación y operación, las informaciones y recomendaciones entregadas por la
EIA (ojalá científica y técnicamente sólido, pertinente y honesto) y por su proceso de
evaluación. Puesto que dicho estudio tendría que considerar los aspectos esenciales
concernientes al futuro cierre (2.1), ellos deberían ser naturalmente incorporados a la
operación del SGA, en particular en la fijación de sus objetivos y metas. Por otra
parte, ello debería ocurrir naturalmente en el contexto de un cierre progresivo, donde
se va asegurando el cierre estable de labores mineras, depósitos de desechos sólidos,
etc., que no se utilizarán en el futuro.
Por otra parte, el SGA debería prestar especial atención a los signos precoces
de problemas que dificultarán el futuro cierre, como la aparición o incremento de
drenaje ácido, la intensificación de la erosión, etc. También es necesario que analice
con perspectiva las soluciones del tipo “déjelo debajo de la alfombra”, porque ellas
complicarán y encarecerán el cierre final (esas soluciones pueden ser una tentación,
cuando la propiedad de las empresas cambia de mano con demasiada frecuencia,
como ocurre en la actualidad).

2. CONFLICTOS SOCIALES

Los conflictos sociales y más específicamente aquellos de carácter socio


ambientales en el Perú son una constante notable desde por lo menos los últimos
veinte años. Pero los conflictos especialmente referidos a la actividad extractiva que
los genera, son aquellos conocidos como conflictos socio ambientales mineros.
Estos conflictos tienen características bien definidas, dependiendo del tipo de
actividad minera que les da origen. Así, tenemos la Minería Artesanal de Pequeña
Escala (MAPE), Pequeña y Mediana Minería y Gran Minería, pero también existen la
minería informal (que quiere formalizarse y no encuentra las condiciones) y la
minería ilegal (no cumplen con las normas ni quieren hacerlo).

2.1. Conflictos con la gran minería


Este tipo de conflictos son protagonizados por grandes empresas mineras, que
por lo general llevan a cabo sus actividades cumpliendo la normatividad vigente.
Lo que normalmente sucede es que las concesiones de las que son titulares, y que
seguramente se les ha concedido conforme a lo establecido por la Ley General de
Minería, adolecen de legitimidad puesto que las cuadrículas que se establecen para
determinar lo que pueden ser las futuras concesiones, se preparan desde el punto de
vista exclusivamente ingenieril, con la participación de ingenieros de minas, geólogos
y hasta abogados en derecho minero, pero sin la participación de los propietarios de la
superficie (la población). Como resultado se lleva a cabo un ordenamiento territorial,
con carácter inconsulto y de la manera más autoritaria y vertical.

2.2 El origen
Acto seguido, la empresa que ha obtenido la concesión procede a buscar la
autorización de los propietarios de los terrenos superficiales. El problema es que la
mayor parte de la población rural de los territorios que se han concesionado, no
conoce ni comprende la diferencia entre propiedad concesionada y terrenos
superficiales.
La legislación prevé que los concesionarios mineros deberán contar con la
autorización de los dueños de las áreas superficiales para acceder a los recursos del
subsuelo que se les habría concesionado.
Ante ello las empresas optan por comprar el área superficial al dueño del
terreno que se pueda encontrar dentro de las cuadrículas concesionadas. Aquí surge
otro problema, pues por lo general la posesión de las propiedades en las áreas rurales
remotas del Perú, casi siempre adolecen de toda la formalidad, incluyendo su
inscripción de propiedad en Registro Públicos.
Este esquema de la configuración de un conflicto típico de trasfondo minero
ya tiene muchos años de aplicarse, por lo que las comunidades campesinas ya saben la
secuencia y están alertas para, en conjunto, llevar a cabo las negociaciones respecto
de los precios posibles de los terrenos, las estrategias que deben implementar para
evitar la imposición de una servidumbre y obtener el mayor provecho posible.
Las mineras, por su parte, también conocen el derrotero de las negociaciones y
evitan la imposición y prefieren entrar en negociaciones previas, de tal manera que las
explotaciones y procesos de beneficio de minerales se pueda llevar a cabo de manera
equitativa. Un ejemplo de ello es el proyecto Las Bambas.

2.3. Los complicados


Uno de los conflictos emblemáticos es el proyecto Conga. En este caso, la
Empresa Minera Yanacocha SRL (MYSRL) obtiene la concesión que tiene en
Cajamarca, luego de algunos confusos y poco claro episodios, en los que hasta
Vladimiro Montesinos intervino de una manera muy poco transparente.
La pésima performance de MYSRL en la dimensión social, le generó un gran
descrédito y de otro lado la autoconfianza adquirida por MYSRL les condujo a
intentar la implementación del proyecto Conga. Para ello realizaron un EIA para ser
presentado ante el MEM, que durante el gobierno del Sr. García Pérez se preocupó en
rebajar los requisitos ambientales.
Ese EIA se aprobó con gran celeridad y se pasaron por alto una serie de
consideraciones de carácter ecosistémicos. Se proponía la desaparición de al menos 4
lagunas, dos porque debajo de ellas están los depósitos principales del recurso minero
buscado y las otras dos para poder depositar allí el material “inerte” de los otros dos
tajos.
A las personas naturales de los territorios en los que se encuentran estas
lagunas naturales, les pareció aberrante que se afecten los recursos naturales.
Entonces se iniciaron las protestas con marchas en los pueblos, escritos y memoriales
de las autoridades locales, que fueron enviados a los párrocos locales, a los alcaldes, a
la autoridad local del agua, al Ministerio de Energía y Minas, al Ministerio del
Ambiente y a la Presidencia del Consejo de Ministros, entre otros.

2.4. Otro factor


Debemos entender que en el Perú las personas que compran una propiedad, un
terreno, son solo dueños de área superficial, y que el estado es dueño del subsuelo en
todo el país. Sin embargo, cuando una empresa minera pide la concesión de miles de
hectáreas, ya es dueña, temporal, pero dueña del subsuelo de su concesión, y al
proceder a comprar la propiedad superficial, se convierten en dueños del suelo y del
subsuelo de sus respectivas concesiones.
Esta situación ciertamente da a las mineras la sensación de que tienen entre
manos pequeños estados extraterritoriales en los que podrían estar tentados a creer,
que pueden hacer lo que se les antoje, en el momento en que se les antoje.
Por eso no es raro ver retenes con trancas que sirven para que la empresa autorice, el
paso de cada vehículo por las carreteras que han sido construidas por el Gobierno y
que siempre se han considerado como carreteras públicas, lo que constituye un factor
adicional en el malestar de los pobladores de las zonas que serían afectadas.
Por estas razones, el proyecto minero Conga de la empresa MYSRL se detuvo
en el segundo semestre del año 2011 y hasta el 2do semestre del año 2016 no se ha
podido reactivar. Es evidente que no se trata solamente de temas de carácter
ambiental, sino también de que la empresa está cosechando los errores cometidos en
el establecimiento de sus relaciones con las comunidades Cajamarquinas.

3. FUENTES DE CONTAMINACIÓN

3.1. Impactos de la minería de minerales metálicos en el medio natural

 Atmósfera
Emisiones sólidas: El polvo emitido tiene su origen en las propias actividades
extractivas, durante la voladura y arranque de material, o durante los procesos de
carga y transporte, o en relación a procesos metalúrgicos. Además, puede haber una
importante remoción eólica de material fino en escombreras y balsas abandonadas.
Gases: Los gases emitidos tienen su origen en la combustión de la maquinaria,
la emisión natural durante el proceso de extracción (CO2, CO, grisú —mezcla
explosiva de metano y aire—), la emisión en voladuras, y la emisión en procesos
directamente relacionados con la actividad minera: combustión de carbón (COx,
NOx, SOx), pirometalurgia (SO2).
Aerosoles: La formación de aerosoles tóxicos se producen durante la
explotación, y sobre todo, durante procesos de hidrometalurgia, que implican el
riego por aspersión de pilas de mineral con compuestos a menudo de alta toxicidad
(sulfúrico para la extracción de algunos elementos, como el cobre; cianuro de sodio
para la extracción del oro).
Ruido: Se genera por voladuras, maquinaria pesada de arranque y transporte,
maquinaria de molienda, etc.
Onda aérea: Se produce por las explosiones de las voladuras, y es una onda
de presión, que se propaga por el aire atenuándose con la distancia, generando
vibraciones.

 Terreno
Desertización: deforestación, erosión, pérdida de suelo fértil.
Modificación del relieve, impacto visual, alteración de la dinámica de los
procesos de ladera.
Peligros geotécnicos: Desestabilización de laderas por sobrecargas y/o
excavaciones y alteraciones en el nivel freático.
Subsidencia por huecos. Subsidencia por depresión en el nivel freático.

 Suelos
Pérdida de propiedades físicas:
Variaciones en la textura (porosidad, permeabilidad) por procesos de
esponjamiento, compactación, deposición de partículas, formación de costras.
Pérdida de la estructura edáfica por compactación, mezcla de horizontes,
deposición de partículas, etc.
Variaciones en el régimen hídrico del suelo por alteraciones en el nivel
freático, y variaciones texturales y estructurales.
Pérdida física de suelo por extracción y arranque, acumulación de vertidos
(escombreras y balsas) o construcción de infraestructuras. Por erosión inducida.
Alteraciones en la horizonación por arranque y/o mezcla de horizontes,
deposición de vertidos y polvo. Pérdida de los horizontes superficiales por erosión
inducida.
Pérdida de propiedades químicas: Contaminación por metales pesados (Cu,
Pb, Cd, Hg, etc), metaloides (As) e hidrocarburos generada por efluentes líquidos y
sólidos. n Acidificación por acumulación y oxidación de sulfuros y drenaje ácido. n
Adición de sales al suelo (sulfatos).

 Aguas
Alteraciones en la dinámica fluvial: Incorporación de partículas sólidas en la
corriente, aumento de la carga de fondo y en suspensión, incremento en las tasas de
sedimentación aguas abajo.
Pérdida de masas de agua: Ocupación de lagos, embalses, bahías.
Alteraciones en el régimen hidrogeológico: Variaciones en el nivel freático,
variaciones en el régimen de recarga y modificaciones en el flujo subterráneo por
efectos barrera, drenajes inducidos, infiltración restringida/favorecida, compactación,
modificación del relieve, deforestación.
Contaminación por metales pesados y metaloides (As): En coloides en
suspensión. n En especies en disolución: uno de los procesos más relevantes para la
movilización de metales desde la fase sólida es el (“acid mine drainage”, AMD),
además de los procesos de metalurgia por lixiviación y cianuración.
Variaciones del pH por el drenaje ácido de mina: Se produce por la hidrólisis
y oxidación de sulfuros, en especial la pirita:
4 FeS2 + 14 O2 + 4 H2O ® 4 Fe2 + + 8 SO4 2- + 8 H+
4 Fe2+ +O2 + 4 H+ ® 4 Fe3 + + 2 H2O
4 Fe3+ + 12 H2O ® 4 Fe(OH)3 [“limonita”] + 12 H
En condiciones de aridez, se forman sulfatos de hierro (jarosita). Como
resultado se obtienen aguas de pH muy bajo (2-3), cargadas en aniones (sobre todo
sulfatos), en las que generalmente son más solubles los metales pesados como Pb,
Zn, Cu, As, Cd, etc. (a excepción de Hg).
Depende de la superficie específica (tamaño) de las partículas ¡¡balsas!! y la
porosidad. n La cinética también está controlada por el clima y la actividad
bacteriana.
Bibliografía

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 http://www.eco-sitio.com.ar/node/1000
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 http://biblioteca.unmsm.edu.pe/redlieds/Recursos/archivos/MineriaDesarrolloSosteni
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167846

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