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GUÍA DE

APROXIMACIÓN A LA
CONSULTA
ONCOLÓGICA DE
ANIMALES EXÓTICOS.
(aves, conejos y hurones)

Ricardo Ruano Barneda


Enrique González González
La consulta de nuevos animales de compañía ocupa cada vez más espacio en la clínica diaria,
debido al aumento de la presencia de estos animales en los hogares. Si a esto le sumamos que
los propietarios de estas mascotas cada vez se implican más en la salud de las mismas,
tenemos como resultado que la necesidad de la atención oncológica ha aumentado
notablemente para este tipo de pacientes.

Los nuevos animales de compañía nos plantean un reto debido a:

Tenemos que conocer variadas y distintas fisiologías y anatomías.


Es habitual que, debido al desconocimiento de los propietarios, las enfermedades
en estos animales estén, muchas veces, en estadios avanzados en el momento en
que llegan a consulta.
En algunas ocasiones, al propietario le cuesta entender que la atención veterinaria
puede suponer un gasto mayor que lo que les ha costado su mascota.
Los veterinarios de pequeños animales desconocen, habitualmente, la fisiología y
farmacología de tantas especies distintas.
La información que hay disponible en la literatura es muy limitada con respecto a
terapia y pronóstico. No hay prácticamente estudios clínicos y la mayoría de la
información que se encuentra se basa en resultados individuales o de muy pocos
animales.

Esta guía toma como obra principal de referencia el tomo de Veterinary Clinics of North
America- Exotic Animal Practice dedicado a oncología, escrito por Jennifer E. Graham, DVM,
Dipl. ABVP-Avian publicado en septiembre del 2004, incorporando la bibliografía más actual y
la experiencia personal.

El objetivo primordial de esta guía es crear una primera aproximación a la atención oncológica
de estos animales, ahondando en las neoplasias más frecuentes que encontramos al
atenderlos.

Esta primera versión hace referencia únicamente a las neoplasias de conejos, hurones y aves.
ONCOLOGÍA EN AVES
Las enfermedades neoplásicas en aves se están convirtiendo en algo más que diagnósticos
post-mortem, debido a los avances y mejoras en la calidad de la medicina aviar. Los
propietarios de aves, algunas de ellas de gran valor económico y ecológico, exigen al
veterinario cada vez más opciones de diagnóstico, pronóstico y terapéutica (refiriéndose a
todo tipo de patologías).Desgraciadamente, la información publicada con respecto a medicina
oncológica, sigue siendo muy limitada en medicina aviar. Muchos de estos artículos incluyen
sólo protocolos que, o bien son solo anecdóticos, o bien solo se refieren a un paciente. De
hecho, muchas reseñas no están publicadas y deben encontrarse en grupos de discusión
veterinaria en internet.

Hasta la fecha, el tratamiento oncológico aviar se extrapola el tratamiento de otras especies


domésticas. Así, los tumores sólidos se tratan mediante escisión quirúrgica, mientras que los
procesos sistémicos se intentan manejar mediante quimioterapia.

Esta guía intentará cubrir la información básica sobre los tumores aviares más comunes.

TUMORES CUTÁNEOS
Tumor de células basales: es el tumor más frecuente en algunas especies de canarios. Son
lesiones proliferativas, duras, con un contenido queratínico amarillento que recuerda a los
quistes de plumas. Son tumores benignos y la resección quirúrgica es curativa.

Carcinoma de células basales: es un tumor indiferenciado de la piel. Es poco frecuente y de


malignidad variable. Parece que hay predisposición en amazonas. La apariencia típica es el de
una masa de base amplia en el margen palpebral y región cervical (2). El tratamiento es la
resección quirúrgica, aunque es frecuente la recidiva y es posible la aparición de émbolos
tumorales en el pulmón por lo que el uso de doxorrubicina post-operatoria o de cisplatino
intralesional puede estar indicado.

Carcinoma de células escamosas (CCE): se presenta


normalmente en piel y en el primer tercio del tracto
digestivo, desde pico a proventrículo (3) (4) (5) (7) (8).
Aparece en muy diversas especies, con mayor frecuencia
en ninfas, periquitos y amazonas, habitualmente en
zonas de irritación crónica. La presentación típica es de
una masa de base amplia, con bordes irregulares y, a
veces, ulcerada. Puede tener aspecto de coliflor (4) (8).
Suele ser de elevada agresividad local, pero su capacidad
de metástasis es limitada (9), aunque si lo hiciera, suele
ser a pulmón y a hueso (10). Si aparecen en áreas
accesibles, se recomienda la extirpación quirúrgica. Se ha
indicado el uso de cisplatino intralesional (6) (11) e,
Fig 1.1: CCE en el pico de un periquito
incluso, de crioterapia (11).
Fig. 1.2: Intubación del
saco aéreo para la
cirugía de la fig 1.1

Fibroma/fibrosarcoma: neoplasias que suelen aparecer en


pico, alas y patas (12). Es más común en guacamayos. La
presentación maligna es la más frecuente. La apariencia es de
una masa gris-blanquecina, firme y bien circunscrita. Los más
malignos suelen estar ulcerados y con bordes más irregulares.
No es frecuente la metástasis (si lo hacen, suele ser a pulmón
(13), pero sí presentan una alta tasa de recurrencia local.

El tratamiento de elección es la resección quirúrgica. Podría


estar indicado el uso de doxorrubicina post-operatoria. El uso
de cisplatino intralesional es una buena opción en masas
inoperables. Fig. 1.3: Imagen citológica de una célula
sarcomatosa en un agaporni. MayGrünwald-
Giemsa 60x. (Imagen cedida por Elena
Martínez de Merlo)

Hemangiomas: se presentan con mayor frecuencia en periquitos, sobre todo en piel y bazo. Su
apariencia es el de una masa lisa, circunscrita, rojo-negruzca. La resección quirúrgica es
curativa.

Hemangiosarcomas: se presentan con mayor frecuencia en pico, alas, patas y región cloacal en
su forma cutánea (14), aunque también tiene presentación visceral (15) (16). Es más frecuente
en ninfas, gallinas, cisnes, periquitos, amazonas, loro gris africano, guacamayo, agapornis y
canarios. Normalmente son localmente invasivos y de presentación multicéntrica,
conjuntamente se aprecia inflamación y necrosis. Es muy frecuente su reaparición a los pocos
días de la resección quirúrgica, con lo cual estaría indicado el uso de quimioterapia o
radioterapia post-quirúrgica.

Lipomas: son frecuentes en cacatúas, amazonas, periquitos y ninfas. Son masas blandas,
amarillas pálidas, encapsuladas y lobuladas, apareciendo con mayor frecuencia en esternón,
abdomen y muslos, aunque se han descrito presentaciones infiltrativas (17). Se ha propuesto
una relación entre su aparición y alteraciones de la glándula tiroides, dietas ricas en grasas y
aminoácidos no azufrados (alimentación a base de semillas, poco ejercicio) y la obesidad (19).
El tratamiento es la resección quirúrgica completa, la cual suele ser complicada, ya que están
muy vascularizados y, potencialmente, pueden existir muchas complicaciones hemorrágicas.
Por ello, la cirugía sólo se recomienda si el volumen de la masa produce problemas locales. Es
muy frecuente la recidiva en caso de que la resección no sea completa.

En el pato doméstico se ha descrito la presentación intracraneal, en la que la ataxia es el


principal signo clínico (18).

Liposarcomas: tienen una mayor infiltración y vascularización, mayor agresividad local y


pueden ser múltiples (20). Es difícil diferenciarlos por medio de citología de los lipomas.

Melanomas malignos: se presentan normalmente en la piel, habitualmente en la cabeza y el


pico (21) (22) (23) (26) (27). También se han descrito presentaciones uveales (24) e
intracelómicas (25).Tienen la apariencia de una masa marrón, irregular y que infiltra en tejidos
subyacentes. Puede confundirse con los hemangiomas en un examen visual. Tienen tendencia
a metastatizar a pulmón, hígado y bazo (21) (22) (23). El tratamiento es la resección quirúrgica,
aunque recidivan con una alta frecuencia (24). Se ha observado respuesta parcial a la
radioterapia (22).

TUMORES DE TRACTO DIGESTIVO


Leiomiosarcoma: se presenta, habitualmente, como una gran masa en la cavidad celómica,
normalmente asociada a tráquea, buche, bazo, ovario, oviducto y tracto digestivo (28) (29).
Son infrecuentes, aunque, normalmente, cuando se diagnostican ya han metastatizado.

Papilomas: Aparecen con relativa frecuencia en aves, sobre todo en psitácidas, y se han
asociado, en ocasiones, a un papilomavirus (32) o a un herpesvirus (33) (34) (36) (35).
Aparecen en cualquier mucosa, esófago, proventrículo, ventrículo, buche, conductos biliares y
pancreáticos y cloaca (30) (31). Los síntomas más frecuentes son letargia, sangrado, pérdida de
peso, agitación, prolapso cloacal…

La regresión y recurrencia suele ser cíclica. Si producen alteraciones importantes en el animal


pueden tratarse quirúrgicamente, aunque es frecuente su reaparición.

Carcinomas gástricos (de ventrículo y proventrículo): producen engrosamiento e


irregularidades de la pared, junto con necrosis, hemorragia, ulceración, invasión de tejidos
adyacente y metástasis (páncreas o pulmones) (31) (37). Los principales signos clínicos son
debilidad, pérdida de peso, inclinación de cabeza, heces rojo oscuro o amarillentas con
semillas sin digerir (maldigestión) y poliuria. Las radiografías de contraste pueden ayudar al
diagnóstico.

Colangiocarcinomas: son tumores muy


agresivos y con una alta tasa de metástasis (31)
(38) (39) (40). Aparecen con mayor frecuencia
en psitácidas. Provocan pérdida de peso,
debilidad, prolapso cloacal, temblores, coma y
ataques epilépticos. La esperanza de vida es
muy corta desde el momento de la
presentación (menos de 6 semanas), por lo que
es muy difícil el diagnóstico ante-mortem.

Fig 1.4: Necropsia de un Agapornis con


colangiocarcinoma
TUMORES HEMOLINFÁTICOS
Timoma: son raros en las aves. Se presentan en el tejido subcutáneo de la región cervical entre
la mandíbula y la entrada a la cavidad torácica (41). Provocan signos clínicos relacionados con
la compresión que ejerce la masa sobre los pulmones y el corazón. No metastatizan. Pueden
ser quísticos y están muy vascularizados, con lo cual hay que tener muchas precauciones con la
hemostasia si se intenta la resección quirúrgica.

Linfoma multicéntrico: son los tumores hemolinfáticos más comunes en las aves, con mayor
prevalencia en canarios machos. Los signos clínicos asociados suelen ser tumefacción cutánea
o periorbital, anorexia, depresión, pérdida de peso, paresia, cojera, distensión abdominal,
diarrea, ceguera, disminución en la producción de heces, regurgitación, disnea, polidipsia,
pérdida de plumas y foliculitis (45) (47). La anemia es frecuente y, en canarios, suele cursar con
leucocitosis y linfocitosis, lo que no es muy común en psitácidas. Pueden infiltrar cualquier
tejido u órgano (48). Ocasionalmente, se ha descrito hipercalcemia paraneoplásica (43).

La presentación cutánea afecta normalmente a cabeza y cuello (42) y son lesiones multifocales
grisáceo-amarillentas. Normalmente, evolucionan a formas multicéntricas (44).

La respuesta a los tratamientos quimioterápicos con prednisona, vincristina, clorambucilo,


ciclofosfamida, doxorrubicina o L-asparaginasa (46) es muy variable.

TUMORES MÚSCULO-ESQUELÉTICOS:
Condromas y condrosarcomas: son tumores poco frecuentes que pueden afectar a cualquier
hueso (49).

Osteomas: aparecen en la superficie de los huesos de manera compacta. Son extremadamente


raros y se apunta que su aparición pueda relacionarse con traumatismos repetidos (52).

Osteosarcomas: aparecen, habitualmente, en huesos largos de alas y patas, aunque se han


descrito en vértebras (49), mandíbula (50) o intraoculares (51). Tienen un carácter destructivo
y son frecuentes las metástasis (49). La cirugía conservadora suele conllevar recidivas (51). La
aplicación de doxorrubicina postoperatoria podría estar indicada.

Rhabdomiosarcoma: Son muy poco frecuentes. Presentan una importante agresividad local
(53) y se han descrito casos con metástasis en el momento del diagnóstico (54).

TUMORES ENDOCRINOS:
Tumores tiroideos: pueden ser adenomas, adenocarcinomas (55) y linfomas (45). Suelen ser
masas unilaterales y de consistencia firme que desplazan los tejidos circundantes. Los
principales signos clínicos son regurgitación, alteración de los ruidos respiratorios, pérdida de
peso y debilidad (55).

TUMORES DEL APARATO REPRODUCTOR:


Tumores de ovarios y oviducto: los más frecuentes son los adenocarcinomas,
cistodenocarcinomas y tumores de células de la granulosa (56), aunque también se han
descrito otras neoplasias, como el hemangiosarcoma (15). Se presentan con más frecuencia en
psitácidas, siendo la incidencia mayor en ninfas y periquitos. Los principales signos cínicos
asociados son retención de huevos, comportamiento persistente de cría y distensión de la
cavidad celómica con ascitis, heces pastosas, distensión abdominal y cojera izquierda. Suelen
ser masas grandes y pálidas. Se ha observado que los tumores con mayor potencial de
metástasis son los adenocarcinomas, sobre todo a pulmón (57). Los tumores de la granulosa
son más frecuentes y tienen un carácter más infiltrativo en los tejidos adyacentes. La resección
quirúrgica es el tratamiento de elección. El uso de doxorrubicina puede ser beneficioso. En
especies o pacientes en los que la cirugía no sea una opción se puede optar por terapia con
inyecciones de acetato de leuprolide a 1000 a 3000 ug/kg cada 2 semanas o implantes de
deslorelina (efecto variable según la especie).

Fig 1.5: Radiografía lateral de un pato Fig. 1.6: Radiografía del mismo paciente que la figura
con carcinoma ovárico (Flecha) 1.5. tras recibir tratamiento con doxorrubicina,
meloxicam e implantes de deslorelina

Fig 1.7: Paciente de las figuras anteriores Fig 1.8: Detalle de cateterización en la pata para la
recibiendo doxorrubicina aplicación de quimioterápicos.

Tumores testiculares: Poco comunes, pero con mayor incidencia en periquitos y ninfas. Los
más frecuentes son seminomas (raramente metastatizan (60) (61) (63) y pueden ser bilaterales
(63)), tumor de células de Sertoli (59) (en ocasiones se acompaña de hiperestrogenismo y
cambios en el hemograma, aunque rara vez metastatizan (62)) y tumor de células intersticiales
(presentación quística o hemorrágica). Se han descrito casos de forma histológica mixta (58).
Además de signos asociados a liberación hormonal, pueden presentarse con otros como
consecuencia del efecto masa que produce dentro de la cavidad celómica. La extirpación
quirúrgica es el tratamiento de elección. Actualmente, comienzan a emplearse con mayor
frecuencia las inyecciones de acetato de luprorelina (1000 a 3000 ug/kg/2 semanas) y los
implantes de deslorelina (duración especie-específica) como alternativa a la cirugía, debido a la
dificultad de ésta en la mayoría de las
especies.

Fig. 1.9: Periquito macho de 7 años de


edad con cambio en la coloración de la
cera, sospechoso de tumor testicular

Fig. 1.10: Periquito de la figura 1.9 tras la


segunda inyección de acetato de
luprorelina

Fig. 1.11: Periquito de la figura 1.9, dos meses tras la


colocación de un implante de deslorelina (empleado
tras comenzar a detectar resistencias al acetato de
luprorelina)
TUMORES DEL APARATO RESPIRATORIO:
Adenocarcinomas de senos y nasales: suelen ser poco frecuentes. Aparecen como masas
grandes que deforman el cráneo y, en casos muy severos, penetran en cavidad craneana.

Carcinomas pulmonares: en general son raros; aunque pueden presentarse como masas
únicas (66), es más frecuente la presentación múltiple; suelen metastatizar con igual tendencia
a hueso (64) (65) (67) y sacos aéreos (65).

Carcinomas de sacos aéreos: son raros, aunque más frecuentes en psitácidas; suele ser difícil
identificar el saco aéreo como tejido de origen. Las lesiones iniciales suelen ser quísticas en el
húmero (68) que, radiográficamente, aparecen como lesiones líticas. Suelen metastatizar a
pulmón. El diagnóstico antemortem es poco común.

TUMORES DEL APARATO URINARIO:


Tumores renales: incluyen nefroblastomas, carcinomas, adenocarcinomas y adenomas. Son
más frecuentes en animales jóvenes y en machos. Tienen un curso clínico crónico,
caracterizado por pérdida de peso, vómitos, regurgitación y cojera unilateral. No suelen
producir compromiso en la funcionalidad renal. Las metástasis son raras, pero pueden
aparecer en hígado, oviducto, pulmones y subcutáneo (zona humeral) (69). El tratamiento es la
resección quirúrgica, aunque este procedimiento conlleva un elevado riesgo de mortalidad.

Agentes antineoplásicos más comunes usados en aves (70)

Doxorrubicina: 60mg/m2 o 2 mg/kg IV cada 30 días. Premedicación con


difenhidramina
Carboplatino: 125 mg/m2 o 5 mg/kg IV cada 14-21 días, administrado en bolo lento
Clorambucilo: 1 -2 mg/kg PO cada 2 semanas
Ciclofosfamida: 200 mg/m2 IV,PO cada 7 días
Vincristina: 0,75 mg/m2 IV cada 7 días
L-Asparaginasa: 400 UI/kg IM cada 7 días

Tabla de conversión peso- metros cuadrados (70)

0,5 kg= 0,06 m2

1 kg= 0,10 m2

2 kg= 0,15 m2

3 kg= 0,20 m2

4kg = 0,25 m2

5kg= 0,29 m2

Por su similitud, se puede usar las tablas de conversión para gatos

Vías de administración más comunes

I.V.: Vena radial/cubital. Vena metatarsal/tarsal. En especies pequeñas, bolos en yugular izda.

Intraósea (si es posible) en ulna o tibiotarso (evitar huesos pneumáticos!!!)


Fig. 1.12: Acceso a vena cubital

Fig 1.13: Acceso a vena yugular

Fig 1.14: Acceso a vena metatarsal

Fig. 1.15: Vía intraósea en tibiotarso


ANEXO 1: ANATOMÍA BÁSICA DE AVES

1: Grandes vasos
2: Corazón
3: Pulmones
4: Hígado
5: Ventrículo
6: Intestino
7: Cloaca
Elipses: área proyección renal bajo paquete visceral
Círculos: Área de proyección de gónadas (la mayoría de las especies, en las hembras, sólo hay
ovario izquierdo)
ANEXO 2: INTRODUCCIÓN A LAS AVES MÁS FRECUENTES
EN CONSULTA
Debido a la gran cantidad de especies, sólo reflejamos las más comunes. Para cualquier otra se
ha de consultar literatura especializada.

Madurez sexual Vida Media Peso Medio


Loro Gris Africano 4-6 años 50-60 años 450 gr
Amazonas 4-6 años >50 años 500 gr
Periquito 6-9 meses 5-10 años 30 gr
Ninfa 6-12 meses 10-12 años 80-90 gr
PSITACIFORME Cacatua 1-6 años 40-60 años 300-800 gr
Eclectus 4 años 20-40 años 432 gr
Lory 2 años 20-30 años 200 gr
Agapornis 6-12 meses 15-30 años 42-48 gr
Guacamayo 5-7 años 75-100 años 700-1400 gr
PASERIFORME Canario < 1 año 6-12 años 12-30 gr
COLUMBIFORME Paloma 1 año 4-8 años 350 gr

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ONCOLOGÍA EN LAGOMORFOS
No existe demasiada información acerca de tumores en conejos; las neoplasias más frecuentes
en el conejo son las del aparato reproductor.

TUMORES HEMOLINFÁTICOS
Linfoma: es la neoplasia más frecuente en conejos jóvenes y adultos jóvenes. Se han descrito
los fenotipos B y T (2) (3) (4) (5). La presentación puede ser multicéntrica (3), digestiva (6) (7),
cutánea (5) y extranodal (4) (8). El curso clínico es variable, desde 1 semana a 10 meses de
evolución. Los signos clínicos son, también, muy variables, incluyendo anorexia, letargia,
depresión, nódulos cutáneos ulcerados, alopecia (con o sin eritema), blefaritis bilateral, diarrea
y linfadenopatía generalizada (2). En conejos enanos, está descrito un tipo de presentación
cutánea con múltiples nódulos no dolorosos. No se han descrito casos de hipercalcemia
paraneoplásica.

La cirugía está indicada tanto para la toma de biopsias como tratamiento de lesiones
localizadas.

Fig. 2.1: Linfoma en un ganglio


mesentérico

No hay protocolos quimioterápicos establecidos, aunque se ha observado efectividad de


ciertos fármacos como prednisona, doxorrubicina, mitoxantrona, L-asparaginasa, vincristina,
ciclofosfamida y lomustina; así mismo, está descrito el tratamiento con alfa-interferón e
isotreitinoina en linfomas T, aunque no se ha observado una clara respuesta a dichos
tratamientos. Se recomiendan dosis similares a las de la especie felina, ya que son
relativamente seguras, aunque no están exentas de efectos secundarios, similares a los de
otras especies, aunque más severos, pudiendo provocar, incluso, la muerte del paciente. Los
efectos adversos más graves son neutropenia y el consecuente desequilibrio de la flora
intestinal, asociado al uso de antibióticos inapropiados en esta especie para combatir la
neutropenia, lo que produce diarreas muy intensas. No se observan otros efectos digestivos
directos, como náuseas o vómitos (27).

.
Timomas: son tumores poco frecuentes que afectan a animales con un amplio rango de edad
(habitualmente entre 1 y 4 años). Muchos son diagnosticados post-mortem (10) (11). La
sintomatología habitual es disnea (11), exoftalmos (9) (11), dermatitis exfoliativa (10) y
síndrome de vena cava caudal (12). En algunos casos se ha descrito anemia hemolítica que
cursa con anisocitosis, policromasia, y eritrocitos nucleados, asociada a linfocitosis. Este
desorden se produce sólo en animales viejos,

El diagnóstico se realiza con radiografías de tórax en las que se aprecia un efecto masa en
mediastino craneal, o TC que ofrece más información, sobre todo de la relación de la masa con
estructuras vecinas. Es conveniente confirmar diagnóstico mediante una punción con aguja
fina (ecoguiada); la imagen típica del aspirado se caracteriza por predominio de linfocitos
pequeños, junto a células plasmáticas y células epiteliales. Puede ser complicado diferenciarlo
de un linfoma mediastínico.

La opción terapéutica más efectiva es la radioterapia, seguida de cirugía, con quimioterapia


neoadyuvante o postquirúrgica (protocolos con prednisona, vincristina y doxorrubicina). Es
importante destacar que la cirugía conlleva un riesgo elevado de hemorragia grave con una
alta tasa de muerte postoperatoria. (12)

TUMORES CUTÁNEOS
Carcinoma de células escamosas: tras el linfoma, es el segundo tumor en frecuencia en la piel
de los conejos. Las metástasis son posibles, aunque no muy frecuentes. El tratamiento es la
resección quirúrgica.

Tumores de células basales: aparecen de manera esporádica en conejos. Se trata de lesiones


de color morado, firmes, circunscritas, que pueden estar pedunculadas y, algunas veces,
ulceradas. La resección quirúrgica suele ser curativa.

Adenocarcinomas de glándulas sebáceas: aparecen con mayor frecuencia en orejas y zonas


plantares. Suelen tener aspecto de masas difusas. La primera opción terapéutica es quirúrgica,
aunque en el caso de imposibilidad de resección quirúrgica adecuada, el uso de doxorrubicina
se puede plantear como opción.

TUMORES HEPÁTICOS
Son poco frecuentes; los más habituales son los tumores de vías biliares, que suelen ser
hallazgo de necropsia. Pueden cursas con lesiones únicas o múltiples, que pueden ser
quísticas, conteniendo, en su interior, un líquido ambarino.

TUMORES RENALES
Carcinomas renales: son poco frecuentes. Producen alteración de la arquitectura del riñón
afectado y, normalmente, metastatizan al riñón contralateral, pulmón, bazo e hígado. Se
puede optar por la cirugía paliativa cuando la presentación es unilateral, aunque normalmente
ya existe metástasis en el momento del diagnóstico.

Nefroma embrionario benigno: la mayoría son hallazgos de necropsia (17). Suelen ser únicos,
aunque a veces se presentan de forma múltiple. Tienen un crecimiento lento, no metastatizan
y no suelen producir sintomatología renal. La resección quirúrgica es curativa en el caso de
presentación unilateral.
TUMORES DEL APARATO REPRODUCTOR Y MAMAS
Tumores testiculares: Son poco frecuentes. Cursan con un aumento significativo del tamaño
testicular. El seminoma y el tumor de células intersticiales (22) son los más comunes, aunque
se han descrito otros, como gonadoblastomas (21).En tumores de células intersticiales puede
haber ginecomastia asociada (20). Están descritas metástasis en el caso de seminomas (19),
aunque son excepcionales. Normalmente la orquiectomía es curativa.

Adenocarcinoma endometrial: Es el tumor más frecuente en hembras enteras. A partir de los


3 años, la incidencia alcanza el 80 - 90% (15), no existiendo relación con la presencia de partos
o no. Los signos clínicos incluyen alteraciones de fertilidad, depresión, anorexia, descarga
hemorrágica por vulva e, incluso, hematuria (en realidad se trata de secreción vaginal
mezclada con la orina) (16). Normalmente se diagnostican por palpación, advirtiéndose
múltiples masas que afectan a ambos cuernos. Se ha descrito la diseminación por vía
hematógena (pulmones, hígado, corazón, hueso (14), cerebro). El tratamiento es la
ovariohisterectomía junto con quimioterapia postoperatoria, ya que si sólo se realiza cirugía la
esperanza de vida es de menos de un año.

Fig.2.2 Cirugía de adenocarcinoma


endometrial

Fig. 2.3: Metástasis hepática de


adenocarcinoma endometrial en una coneja
Carcinoma mamario: Son tumores frecuentes en hembras enteras. Pueden progresar desde
una lesión quística benigna (18). El aspecto macroscópico se corresponde con nódulos
subcutáneos fluctuantes y con descarga de líquido seroso o lácteo. Las metástasis son
frecuentes, sobre todo a linfonodos regionales y pulmón, aunque hay un amplio abanico de
órganos afectados. El tratamiento de elección es la mastectomía junto con
ovariohisterectomía. Podría ser aconsejable el uso de quimioterapia post-operatoria, como en
otras especies, debido a la alta tasa de metástasis.

Fig 2.4: Carcinoma de mama en coneja. Imagen Fig. 2.5: Citología de carcinoma de mama en
cedida por Elena Martínez de Merlo una coneja. May Grunwald-Giemsa x 60.
Imagen cedida por Elena Martínez de Merlo
OTROS TUMORES
Hemangiosarcoma: Es un tumor poco frecuente (13). Puede localizarse en bazo, ovario,
hígado, piel y tejido subcutáneo. Metastatiza con mucha frecuencia a hígado, corazón,
pulmones y tracto gastrointestinal. Cursa, habitualmente, con distensión abdominal y mucosas
pálidas asociadas al hemoperitoneo por rotura de las masas. Por su elevada agresividad, es
posible que provoque una muerte súbita (por hemorragia) y que el tumor constituya un
hallazgo post-mórtem. El tratamiento, si el diagnóstico es precoz, es la resección de las
lesiones que estén sangrando; por su alta tasa de metástasis, la quimioterapia con
doxorubicina puede ser potencialmente beneficiosa.

Osteosarcoma: Es una neoplasia poco frecuente (25) y casi siempre se presenta en animales
mayores. La sintomatología depende de la localización de la lesión. Se han descrito
presentaciones extraesqueléticas (23). En la bioquímica puede observarse valores elevados de
la fosfatasa alcalina (hasta el doble). Las metástasis son frecuentes (24) incluyendo pulmón,
pleura, peritoneo, corazón, hígado, riñón, paredes intestinales y pericardio (26). El tratamiento
de elección no está estandarizado, aunque la escisión quirúrgica radical seguida de
quimioterapia se considera el tratamiento adecuado.

Dosis sugeridas de citostáticos en conejos y posibles efectos secundarios:

Carboplatino: 150-180 mg/m2 cada 3-4 semanas IV en 15 minutos diluido en glucosalino


(neutropenia, toxicidad gastrointestinal, fallo renal)
Lomustina: 50mg/m2 cada 3-6 semanas (neutropenia, toxicidad hepática y renal) PO
Ciclofosfamida: 50mg/m2 PO /2-3 días por semana; 100-200 mg/m2 IV cada 1-3 semanas
(se debe forzar diuresis)(neutropenia, toxicidad gastrointestinal, cistitis hemorrágica)
Doxorrubicina: 1mg/kg IV cada 2-3 semanas (fallo renal, toxicidad cardiaca, neutropenia,
necrosis en caso de extravasación)
L-asparaginasa: 400 UI/kg SC o IM (toxicidad gastrointestinal, pancreatitis, anafilaxia)
Mitoxantrona: 5-6 mg/m2 cada 3 semanas (neutropenia, toxicidad gastrointestinal, fallo
renal)
Vincristina: 0,5-0,7 mg/m2 cada 1-2 semanas (necrosis tisular por extravasación, toxicidad
gastrointestinal, neutropenia, neuropatía periférica)
Prednisona: 0,5-2 mg/kg (poliuria/polidipsia/polifagia, trastornos dermatológicos,
inmunosupresión que puede conllevar infecciones bacterianas secundarias)

Fig. 2.6: Conejo recibiendo


doxorrubicina IV

Fig. 2.7: Necrosis en la extremidad de un


conejo tras extravasación de doxorrubicina

Fig. 2.8: Conejo de la figura anterior


totalmente recuperado
Vías de administración de fármacos:

IV: Vena cefálica, vena safena, vena marginal de la oreja

Intraósea en tibia

Fig. 2.9: Cateterización de vena


cefálica

Fig 2.10: Via intraósea en tibia

Cálculo de la superficie corporal: (27)

(K x W2/3)/104

-W: Peso en gramos

-K: Constante que para conejos es 9,7

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ONCOLOGÍA EN HURONES
Los hurones son una especie que va ganando importancia a pasos agigantados en la consulta
ordinaria y, por lo tanto, en la consulta de oncología. Aunque los hurones pueden desarrollar
múltiples neoplasias, al igual que otras especies, las descritas a continuación son las más
frecuentes y específicas de esta especie.

TUMORES ENDOCRINOS
Insulinoma: Es la neoplasia endocrina más común en hurones. La edad media de presentación
es 4- 5 años. Aunque puede cursar de forma asintomática, constituyendo un hallazgo en una
bioquímica o en una cirugía, lo habitual es que los animales manifiesten síntomas relacionados
con la hipoglucemia, como ataxia, paresia del tercio posterior, convulsiones, debilidad, pérdida
de peso, vómitos (2) (6) o
ptialismo; también puede Fig 3.1: Aspecto de hurón
observarse que se meten la zarpa con insulinoma
en la boca, como si tuvieran un
cuerpo extraño, lo cual se asocia a
náusea en esta especie. Estos
síntomas suelen aparecer con
más frecuencia antes de comer o
después del ejercicio, y suelen
revertir tras la administración de
glucosa o comida. El diagnóstico
se establece confirmando la hipoglucemia (niveles <90 mg/dl son sospechosos y <60mg/dl son
prácticamente diagnósticos, siempre que no exista patología asociada). Es muy poco frecuente
que las lesiones se observen ecográficamente, ya que suelen ser de diámetro muy pequeño. Es
un tumor que metastatiza rápidamente, normalmente en linfonodos regionales e hígado.

El tratamiento de elección es la resección quirúrgica junto a un tratamiento médico


encaminado a aumentar los niveles de glucosa en sangre. La cirugía raramente es curativa
(15% de los casos) (2) ya que se considera que existen micrometástasis en el momento del
diagnóstico, siendo, además, frecuentes las recidivas. La esperanza de vida es mayor si se
realiza una pancrectomía parcial (esperanza de vida de 1-2 años) en lugar de una
nodulectomía, y mucho más que usando sólo tratamiento médico (esperanza de vida unos 6
meses). (3) (5)

El tratamiento médico habitual es la prednisona, a dosis de 0,25 a 2 mg/kg/12-24 horas.


Además, está descrito el uso de diazoxido para disminuir la producción de insulina, a dosis de
10-30 mg/kg/12h. Se está planteando el uso de estreptozotocina como agente antineoplásico
(pero, como efecto secundario, a dosis altas, puede producir diabetes).También es necesario
un manejo dietético, evitando hidratos de carbono y premios, ya que inducen una mayor
producción de insulina. Las dietas han de tener alta concentración de proteínas y grasas (4). La
facilidad con que los propietarios se adaptan bien al manejo en casa, controlando las
hipoglucemias a nivel alimenticio, hace que la esperanza de vida de estos pacientes sea mayor
que en otras especies.
Tumores adrenocorticales: Son tumores muy frecuentes en hurones, que producen niveles
muy elevados de hormonas precursoras androgénicas. A diferencia de otras especies, no suele
producirse elevación de cortisol (9) ni atrofia de la glándula contralateral. El pronóstico y los
síntomas son similares, independientemente de diagnóstico histológico (hiperplasias,
adenomas o adenocarcinomas) (9) (16).

No se ha encontrado una predisposición por sexo, pero sí parece que puede haber una
correlación entre la edad de la esterilización y la edad de la aparición de esta enfermedad (la
media del intervalo entre castración y aparición es de 3,5 años (17). Hay mayor predisposición
en animales castrados antes del año de edad. En la actualidad, para intentar disminuir la
incidencia de este tumor, se recomienda la castración química con deslorelina, cuyo efecto se
mantiene durante 1.5-2 años. Al permanecer las gónadas en estos animales, se presupone que
la LH no estimula a las adrenales de forma excesiva.

Los signos clínicos son variados, y atribuibles a una producción excesiva de hormonas sexuales.
Lo más habitual es la presencia de alopecia
simétrica bilateral, asociada a prurito.

Fig. 3.2: Alopecia en la cabeza en un Fig. 3.3: Alopecia en un hurón


hurón con un tumor adrenal con una masa adrenal

Además pueden presentar edema de la vulva en


hembras, e incluso vaginitis, o aumento del
tamaño de la próstata en machos (que puede
complicarse con la formación de quistes o
abscesos, además de producir problemas en la
defecación o una obstrucción uretral completa
que conlleva fallo renal). Otros síntomas descritos
son agresividad, olor sexual, comedones en la
zona del rabo e hiperplasia mamaria (4) (7) (9)
(10) (16) (19).

Fig. 3.4: Edema de vulva por


enfermedad adrenal
Fig 3.5: Hurón con sintomatología avanzada de enfermedad adrenal

En la exploración clínica es difícil palpar la masa en la zona prerrenal, por lo que el diagnóstico
se suele hacer con ecografía (9). En el hemograma puede aparecer anemia leve-moderada o
trombocitopenia (hipoplasia medular secundaria a la liberación de estrógenos), mientras que
la bioquímica no suele mostrar alteraciones. En teoría, el diagnóstico se consigue haciendo un
perfil de hormonas sexuales (17-hidroxiprogesterona, estradiol y androstenediona) en el que
se aprecian elevaciones de una o más de estas hormonas (4) (15). Sin embargo, los resultados
de estas determinaciones son muy variables. La ecografía es una técnica sensible para detectar
individuos enfermos (4) (14), distinguiendo alteraciones en la glándula (aumento de tamaño,
mineralización, forma globosa, y/o heterogenicidad (14)), aunque su especificidad no es
completa, ya que no se puede descartar la enfermedad, aunque las adrenales mantengan un
tamaño normal (< de 0,39 cm de ancho). Por todo esto, la base del diagnóstico es la historia
clínica y la sintomatología que presenta el paciente.

La morfología ecográfica de la glándula no diferencia entre adenomas o adenocarcinomas,


pero la ausencia de grasa entre la glándula y los grandes vasos y el hígado o la desviación de
grandes vasos suelen ser signos de malignidad (11).

El tratamiento se basa en laparotomía exploratoria y adrenalectomía (16) en casos de


afectación unilateral (9), siempre que sea posible (valorar la invasión de la vena cava). En caso
de afectación bilateral se extirpa la de mayor tamaño y se hace una adrenalectomía subtotal
de la menor (10). A los 3 meses suelen haber desaparecido los síntomas y la esperanza de vida
aumenta significativamente, independientemente del tipo histológico y de la técnica
quirúrgica, con una tasa de supervivencia al año del 98% y a los 2 años del 88% (18); sin
embargo, el tumor suele aparecer en la glándula contralateral (10). No es habitual el tener que
administrar glucocorticoides o mineralocorticodes tras la cirugía (10).

El tratamiento médico consiste en la administración de acetato de leuprolida (4), que produce


un aumento rápido inicial de los niveles hormonales, seguido de una disminución brusca, lo
que permite controlar los signos clínicos. Se emplea a dosis de 100 – 200 mcg/kg cada 30 días
por vía intramuscular (12), con una buena tolerancia. Sin embargo, se observan resistencias,
ya que, al ser una proteína de origen humano, se produce una respuesta inmunológica con
formación de anticuerpos. Otra opción terapéutica se basa en implantes de Deslorelina cada
8 -10 meses en función de los síntomas y la imagen ecográfica (4) (13). Con este tratamiento
es posible que no se reduzca el tamaño de las glándulas, pero sí se puede controlar la
sintomatología (13). Actualmente, el tratamiento recomendado es la cirugía junto a
deslorelina en el caso de adrenal aumentada de tamaño o con su arquitectura alterada a nivel
ecográfico.

Debido a que los niveles de cortisol no están elevados, el hiperadrenocorticismo en hurones no


cursa con síndrome de Cushing, por lo que no está indicado el uso de mitotano, trilostano o
ketoconazol.

Como el potencial metastático es bajo (aunque pueden producirse metástasis hepáticas


previas al tratamiento) independientemente del resultado histopatológico, el tratamiento
quirúrgico suele ser eficaz para controlar la enfermedad.

TUMORES HEMOLINFÁTICOS
Linfoma: Es una de las neoplasias más comunes en hurones y la más frecuente dentro de las
neoplasias hematopoyéticas. Aunque se sospecha de un posible origen vírico, no hay estudios
que demuestren una relación etiológica definitiva (20) (23) (24) (26). También se sospecha
que la forma digestiva puede aparecer como evolución de una enfermedad inflamatoria
intestinal.

En función de la extensión de la enfermedad, se emplea la misma clasificación que en perros,


la cual es una adaptación de oncología humana:

Estadio I: Afectación de un solo linfonodo.


Estadio II: Afectación de dos o más localizaciones al mismo lado del diafragma
Estadio III: Afectaciones múltiples a ambos lados del diafragma
Estadio IV: Afectación múltiple a ambos lados del diafragma, junto con afectación de tejido
no linfoide o de médula ósea.

En el año 2012, se ha propuesto una clasificación estandarizada para el linfoma de hurones:


(29)

a) En función de localización anatómica:

A: Generalizado

B: Alimentario

C: Tímico

C: Cutáneo

E: Leucemia (real)

F: Otras localizaciones

b) Estadio:

Estadio 1: Lesión única (nodal o extranodal)

Estadio 2: Lesión única con afectación de linfonodo regional limitado a un lado del
diafragma.
Estadio 3: Lesiones a ambos lados del diafragma incluyendo lesiones digestivas o
intraabdominales.

Estadio 4: Múltiples lesiones en ambos lados del diafragma con o sin afectación de
vísceras

Estadio 5: Manifestaciones sanguíneas y afectación de médula ósea.

Subestadio a: Sin sintomatología clínica

Subestadío b: Con sintomatología clínica

A nivel histológico, se clasifican según su grado (en función del tamaño de los linfocitos y del
índice mitótico) y de su inmunofenotipo, como linfomas B (CD 79a positivo) y T (CD3 positivo)
(21).

El linfoma puede aparecer a cualquier


edad, aunque hay una mayor tendencia a
que los animales mayores desarrollen
linfomas mediastínicos, con muy poca
sintomatología, mientras que los
animales menores de 2 años suelen
manifestar la enfermedad de forma más
aguda (multicéntrica, mediastínica,
leucémica) (20) (22) (25). Hay estudios
que sugieren que la presentación
mediastínica en animales jóvenes es,
habitualmente, de células T (22) (26).

Fig 3.6: Radiografía de un linfoma mediastínico


en un hurón

La sintomatología varía en función del estadio y del


órgano afectado: disnea en afectación mediastínica;
letargia, anorexia, debilidad, inapetencia, fiebre,
vómitos o diarreas en caso de presentación digestiva;
síntomas obstructivos por aumento dramático de masas
o pérdida de peso, entre otros (20). En el hemograma es
frecuente encontrar anemia (26) u otras alteraciones
relacionadas con el órgano afectado; la hipercalcemia
paraneoplásica es rara y se asocia al inmunofenotipo T .

Fig 3.7: Linfoma intestinal de


un hurón
El diagnóstico se realiza por medio de punción con aguja fina de los linfonódulos afectados o
biopsia si los resultados de la citología no son concluyentes (20).

Los protocolos terapéuticos son muy variados, desde protocolos tipo COP modificados hasta el
uso de doxorrubicina como agente único. Aunque en perros y gatos es la neoplasia más
quimiosensible, en hurones se estima que los tiempos de supervivencia son menores, pero no
se disponen de muchos estudios y en los que hay se usan protocolos similares a los de
pequeños animales. Los protocolos combinados suelen ser más efectivos que los basados en
monoterapia. La administración de ciclofosfamida a bajas dosis, pero con elevada frecuencia
es menos efectiva y más inmunosupresora que a dosis altas cíclicas. Los pacientes que han
recibido previamente prednisona son más susceptibles de desarrollar resistencias.

PROTOCOLOS DE TRATAMIENTO DEL LINFOMA EN HURONES

SEMANA FARMACO DOSIS

3 días antes L-asparaginasa 400 UI/kg SC (premed con


difenihidramina 1-2 mg/kg)

1 Vincristina 0,12 mg/kg IV

Prednisona 1mg/kg/día PO (todo tto)

Ciclofosfamida 10mg/kg PO o SC (fluidos)

2 Vincristina 0,12mg/kg IV

3 Vincristina 0,12mg/kg IV

4 Vincristina 0,12mg/kg IV

Ciclofosfamida 10mg/kg/PO o SC

Repetir el ciclo cada 3 semanas hasta cumplir un año de tratamiento y luego disminuir a cada
4-6 semanas durante 6 meses.

En caso de efectos secundarios, disminuir las dosis en un 25%

Para tratamientos de rescate, administrar doxorrubicina a 1-2 mg/kg en infusión de 30


minutos. Premedicar con difenhidramina.

Otro protocolo más suave comprende el uso de prednisona diario y ciclofosfamida a


200mg/m2 IV cada 2-4 semanas.
Protocolo de Tufts (no implica medicamentos endovenosos) (20)

Semana 1: L-asparaginasa: 10.000 UI/m2

Ciclofosfamida: 250mg/m2 junto a 50 cc de salino SC (Para forzar diuresis)

Prednisona: 1mg/kg diario

Semana 2: L-asparaginasa: 10.000 UI/m2

Hemograma

Semana 3: L-asparaginasa: 10.000 UI/m2

Citarabina: 300mg/m2 SC 2 días seguidos

Semana 4: Hemograma

Semana 5: Ciclofosfamida: 250mg/m2 junto a 50 cc de salino SC

Semana 7: Metotrexato: 0,8mg/kg IM

Hemograma

Semana 8: hemograma

Semana 9: Ciclofosfamida: 250mg/m2 junto a 50 cc de salino SC

Semana 11: Citarabina: 300mg/m2 SC 2 días seguidos

Clorambucilo: 2mg/animal PO

Semana 12: hemograma

Semana 13: Ciclofosfamida: 250mg/m2 junto a 50 cc se salino SC

Semana 15: Procarbacina: 50mg/m2 PO diario durante 14 días

Semana 16: Hemograma

Semana 17: Hemograma

Semana 18: Ciclofosfamida: 250mg/m2 junto a 50 cc se salino SC

Semana 20: Citarabina: 300mg/m2 SC dos días seguidos

Clorambucilo: 2mg/animal PO

Semana 23: Ciclofosfamida: 250mg/m2 junto a 50 cc se salino SC

Semana 26: Procarbacina: 50mg/m2 PO diario durante 14 días

Semana 27: Hemograma + Bioquímica

Si no está en remisión, continuar las semanas 20 a 26 durante 3 ciclos más.

Con este protocolo se consiguen tiempos de supervivencia superiores a 2 años


Fig. 3.8: Linfoma cutáneo en un Fig. 3.9: Detalle de lesión de
hurón la Fig 3.8.

Fig 3.10: Lesión incipiente en


un hurón con linfoma cutáneo.

Timoma: Se trata de masas quísticas localizadas en mediastino craneal; la sintomatología


asociada suele ser de regurgitación, disnea, letargia y sibilancias (27). Ecográficamente se
distingue del linfoma mediastínico en que este último tiene aspecto de masa sólida. Si el tumor
es operable, la escisión quirúrgica puede ser curativa.

TUMORES DEL TRACTO DIGESTIVO:


Tumores gastrointestinales: Además de linfomas
alimentarios, se han descrito carcinomas
pilóricos, leiomiomas y leiomiosarcomas. La
resección quirúrgica con amplios márgenes es la
primera opción terapéutica. Se ha postulado una
relación entre Helicobacter y el desarrollo de
carcinomas (8).

Fig 3.11: Carcinoma pilórico en un


hurón
Tumores hepáticos: Aunque son raros, se han descrito casos de carcinomas y adenomas
hepatocelulares y biliares. Las presentaciones que afectan a un solo lóbulo pueden tratarse
quirúrgicamente con objetivos curativos. No se ha descrito que la quimioterapia sea eficaz en
casos difusos.

TUMORES CUTÁNEOS
Mastocitomas: En hurones normalmente son benignos. Suelen presentarse como lesiones
alopécicas, descoloridas y pequeñas. Puede existir prurito asociado y llegar a ulcerarse. El
tratamiento es la extirpación quirúrgica, pero no son necesarios unos márgenes tan amplios
como en la especie canina.

Fig. 3.13: Mastocitoma en la región cervical de un hurón

Fig 3.12: Mastocitoma interdigital

Fig. 3.14: Citología de un


mastocitoma en un hurón (Tinción
diff-quick).
Carcinoma de células escamosas: Aparecen tanto en piel como en mucosas. El tratamiento de
elección es la extirpación quirúrgica con amplios márgenes. También está descrito el uso de
bleomicina subcutánea a una dosis de 10-20mg/m2 semanal. (28)

Fig 3.15: Carcinoma de células


escamosas oral

Adenocarcinoma prepucial: Es una neoplasia que aparece con relativa frecuencia. Derivan de
las glándulas apocrinas de la piel dl prepucio de los hurones. Tienen un elevado potencial
metastásico. Está descrita como tratamiento la cirugía con amplios márgenes y la radioterapia
(36).

Fig.3.16: Imagen de la cirugía de un


adenocarcinoma prepucial

Fig.3.17: Imagen postoperatoria del


paciente de la Fig.3.16.
Sarcomas cutáneos y subcutáneos : Se han descrito fibrosarcomas (30), mixosarcomas (31),
rabdomiosarcomas (32), fibrosarcomas (33), leiomiosarcomas (34), piloleiomiosarcomas (35) y
otros. Son masas sólidas, firmes y no encapsulados (35) que pueden llegar a ulcerarse. La
resección quirúrgica suele ser curativa (34) (35). Se ha buscado relación con puntos de
inoculación de vacunas, como pasa en los sarcomas asociados al punto de inyección de los
gatos (33)

Fig 3.18: Sarcoma de tejidos blandos Fig 3.19: Citología de un sarcoma de un


necrosado en un hurón hurón

Citostáticos usados en hurones:

Vincristina: 0,75 mg/m2 IV; 0,12 mg/kg IV


Ciclofosfamida: 200 mg/m2 PO o SC; 10 mg/kg PO
L-asparaginasa: 400UI/kg SC o IM
Clorambucilo: 1mg/kg PO
Doxorrubicina: 20 mg/m2 IV; 1-2 mg/kg IV
Metotrexato: 0,5 mg/kg IV
Bleomicina: 10 U/m2 SC (dosis repetitivas pueden
producir fibrosis pulmonar)

Fig.3.20: Hurón recibiendo doxorrubicina


por medio de infusión
Vías administración:

IV: Vena cefálica, vena safena, vena yugular;


Intraósea: Tibia y fémur

Tabla de conversión peso- metros


cuadrados: En hurones se emplean las tablas
de conversión publicadas para gatos.

Fig. 3.21: Acceso de la vena cefálica en


hurón
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