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¡Ni modo! A veces la situación supera las posibilidades de manejo y hace que se salga de control
explotando en ira, llanto y golpes.
Tal vez pases un mal rato pero también los berrinches pueden manejarse mejor. Para esto hay que
distinguir entre los dos tipos de berrinches el Temperamental y el Manipulativo.
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Berrinche manipulativo:
Berrinche Temperamental:
'Mi hijo no me hace caso. No se deja vestir. No quiere irse a dormir. Se enfurece cuando le impedimos algo.
Hace berrinches. Tiene rabietas. No acepta límites, y cada vez que le digo un NO, empieza a llorar, a tirarse al
suelo y a gritar sin parar y sin control... Ya no sabemos qué hacer', se preocupan y se quejan muchos padres.
Aunque resulte paradójico, debemos entender la rebeldía, la desobediencia, el negativismo, las rabietas y los
berrinches de los hijos como signos positivos y expresivos de una personalidad en formación.
Esta etapa del desarrollo se evidencia alrededor de los 2 años. Si un niño a esta edad no da ninguna señal de
oposición, es decir, entrega sus juguetes con demasiada facilidad, no se ofende, no protesta ni se defiende
cuando le sacan o le niegan algo, hay razones suficientes para preocuparse.
El niño puede que tenga miedo a exponerse. En el mejor de los casos, necesita mantener en secreto sus
verdaderos deseos. En el peor de los casos, ya no sabe lo que desea o ya no desea.
Después de explicar estos aspectos fundamentales para la comprensión del desarrollo de la personalidad en el
niño, podemos ocuparnos de las dificultades de los padres durante estas etapas del NO.
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EL PROBLEMA
Cuando se enoja, su hijo de dos años se tira al suelo y empieza a gritar y a patalear, mientras ustedes se
preguntan: “¿Es normal lo que está haciendo nuestro hijo? ¿Estamos haciendo algo mal nosotros? ¿Acabará esto
algún día?”.
Ustedes pueden ayudar a su nene a modificar su conducta; pero primero tienen que averiguar por qué actúa así.*
LAS CAUSAS
Los niños pequeños tienen muy poca experiencia en el manejo de las emociones. Esa inexperiencia puede resultar
en una que otra rabieta. Pero hay otros factores que las provocan.
Piensen en el cambio que experimenta un niño a los dos años. Desde el día en que nació, los padres han atendido
todas y cada una de sus necesidades. Si lloraba, corrían a ver qué le pasaba: “¿Está enfermo el bebé? ¿Tiene
hambre? ¿Hay que cargarlo? ¿Hay que cambiarlo?”. Hacían lo que fuera necesario con tal de remediar la situación,
lo cual es bueno, pues los bebés están completamente indefensos.
Pero ahora, el niño empieza a darse cuenta de que las cosas están cambiando. En vez de que sus padres hagan lo
que él quiere, él tiene que hacer lo que ellos dicen. Los papeles se están invirtiendo, y no está dispuesto a rendirse
sin luchar, por lo cual recurre a las rabietas.
Con el tiempo, el niño termina aceptando el hecho de que sus padres son sus maestros, no solo sus cuidadores.
También reconoce su verdadero papel: obedecerlos (Colosenses 3:20). Pero en el proceso es muy probable que
les exprima hasta la última gota de paciencia a fuerza de berrinches.
LO QUE PUEDEN HACER
Sean comprensivos. Su hijo no es un adulto en miniatura. Él no sabe controlar sus emociones, de modo que
tiende a reaccionar de forma exagerada. Traten de ponerse en su lugar. (Principio bíblico: 1 Corintios 13:11.)
No pierdan la calma. Si su hijo está en pleno berrinche, enojarse no arreglará las cosas. En la medida de lo
posible, ignoren la escena y actúen con naturalidad. Recuerden por qué ocurren los berrinches; eso les
ayudará. (Principio bíblico: Proverbios 19:11.)
No cedan terreno. Si acceden a las demandas de su hijo, sean cuales sean, seguramente él repetirá la rabieta la
próxima vez que quiera algo. Demuéstrenle con calma que están hablando en serio. (Principio bíblico: Mateo 5:37.)
Recuerden por qué ocurren los berrinches; eso les ayudará
Sean pacientes. No esperen que las rabietas desaparezcan de la noche a la mañana, sobre todo si ya le han dado
al nene razones para creer que los puede hacer cambiar de opinión. Pero si actúan con firmeza vez tras vez, las
rabietas irán espaciándose cada vez más hasta desaparecer. La Biblia dice: “El amor es sufrido” (1 Corintios 13:4).
Cuando el niño comience su berrinche, tómenlo entre sus brazos —si es posible— e impídanle sin lastimarlo que
patalee. No le griten; solo esperen a que pase la tormenta. Con el tiempo, se dará cuenta de que las rabietas
no sirven de nada.
Establezcan una zona en la que puedan ponerlo cuando tenga una rabieta, díganle que solo podrá salir cuando se
calme y déjenlo allí.
Si el berrinche es en público, llévenlo a un lugar más privado. No cedan tan solo porque está armando un
escándalo; si lo hacen, le darán a entender que puede conseguir lo que quiera con una pataleta.
TEXTOS CLAVE
“Cuando era niño hablaba como niño, pensaba como niño y razonaba como niño.” (1 Corintios 13:11, La Palabra de
Dios para Todos)
“Las personas sensatas no pierden los estribos.” (Proverbios 19:11, Nueva Traducción Viviente)
“Simplemente signifique su palabra Sí, Sí, su No, No.” (Mateo 5:37