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Universidad Autónoma de Campeche

Facultad de Derecho
“Dr. Alberto Trueba Urbina”
Derecho Procesal Penal Teoría y Practica
Alumnos: Salvador M. Caceres Medina, Alfredo Loya Hernandez

TÍTULO II
PRINCIPIOS Y DERECHOS EN EL PROCEDIMIENTO
CAPÍTULO I
PRINCIPIOS EN EL PROCEDIMIENTO
Artículo 4o. Características y principios rectores El proceso penal será acusatorio y oral,
en él se observarán los principios de publicidad, contradicción, concentración, continuidad
e inmediación y aquellos previstos en la Constitución, Tratados y demás leyes. Este Código
y la legislación aplicable establecerán las excepciones a los principios antes señalados, de
conformidad con lo previsto en la Constitución. En todo momento, las autoridades deberán
respetar y proteger tanto la dignidad de la víctima como la dignidad del imputado.
Artículo 5o. Principio de publicidad Las audiencias serán públicas, con el fin de que a ellas
accedan no sólo las partes que intervienen en el procedimiento sino también el público en
general, con las excepciones previstas en este Código. Los periodistas y los medios de
comunicación podrán acceder al lugar en el que se desarrolle la audiencia en los casos y
condiciones que determine el Órgano jurisdiccional conforme a lo dispuesto por la
Constitución, este Código y los acuerdos generales que emita el Consejo.
Artículo 6o. Principio de contradicción Las partes podrán conocer, controvertir o confrontar
los medios de prueba, así como oponerse a las peticiones y alegatos de la otra parte, salvo
lo previsto en este Código.
Artículo 7o. Principio de continuidad Las audiencias se llevarán a cabo de forma continua,
sucesiva y secuencial, salvo los casos excepcionales previstos en este Código.
Artículo 8o. Principio de concentración Las audiencias se desarrollarán preferentemente
en un mismo día o en días consecutivos hasta su conclusión, en los términos previstos en
este Código, salvo los casos excepcionales establecidos en este ordenamiento. Asimismo,
las partes podrán solicitar la acumulación de procesos distintos en aquellos supuestos
previstos en este Código.
Artículo 9o. Principio de inmediación Toda audiencia se desarrollará íntegramente en
presencia del Órgano jurisdiccional, así como de las partes que deban de intervenir en la
misma, con las excepciones previstas en este Código. En ningún caso, el Órgano
jurisdiccional podrá delegar en persona alguna la admisión, el desahogo o la valoración de
las pruebas, ni la emisión y explicación de la sentencia respectiva.
Artículo 10. Principio de igualdad ante la ley Todas las personas que intervengan en el
procedimiento penal recibirán el mismo trato y tendrán las mismas oportunidades para
sostener la acusación o la defensa. No se admitirá discriminación motivada por origen
étnico o nacional, género, edad, discapacidad, condición social, condición de salud, religión,
opinión, preferencia sexual, estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad
humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y las libertades de las
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personas. Las autoridades velarán por que las personas en las condiciones o circunstancias
señaladas en el párrafo anterior sean atendidas a fin de garantizar la igualdad sobre la base
de la equidad en el ejercicio de sus derechos. En el caso de las personas con discapacidad,
deberán preverse ajustes razonables al procedimiento cuando se requiera.
Artículo 11. Principio de igualdad entre las partes Se garantiza a las partes, en condiciones
de igualdad, el pleno e irrestricto ejercicio de los derechos previstos en la Constitución, los
Tratados y las leyes que de ellos emanen.
Artículo 12. Principio de juicio previo y debido proceso Ninguna persona podrá ser
condenada a una pena ni sometida a una medida de seguridad, sino en virtud de resolución
dictada por un Órgano jurisdiccional previamente establecido, conforme a leyes expedidas
con anterioridad al hecho, en un proceso sustanciado de manera imparcial y con apego
estricto a los derechos humanos previstos en la Constitución, los Tratados y las leyes que
de ellos emanen.
Artículo 13. Principio de presunción de inocencia Toda persona se presume inocente y
será tratada como tal en todas las etapas del procedimiento, mientras no se declare su
responsabilidad mediante sentencia emitida por el Órgano jurisdiccional, en los términos
señalados en este Código.
Artículo 14. Principio de prohibición de doble enjuiciamiento La persona condenada,
absuelta o cuyo proceso haya sido sobreseído, no podrá ser sometida a otro proceso penal
por los mismos hechos.
(CÓDIGO NACIONAL DE PROCEDIMIENTOS PENALES. (2017). Estados Unidos
Mexicanos, Título I, Capitulo I.)

Principios que imperan en el procedimiento penal


• Principio dispositivo y de oficiosidad.
El primero de ellos consiste en la prerrogativa que tiene la víctima de un delito para
poner en conocimiento del órgano investigador un probable hecho delictuoso que
se persigue exclusivamente a petición de una parte. El segundo concepto es la
obligación por parte de los órganos del Estado encargados de la investigación de
los delitos de iniciar una averiguación previa en los delitos, que conforme a la ley
Sustantiva se persiguen de oficio, aunque es necesario que, para la regularización
de la averiguación previa, a efectos de cumplimentar el artículo 16 constitucional,
cualquier persona presente la denuncia como requisito para que proceda el
probable hecho delictuoso, pueden ser incluso hasta funcionarios o empleados del
órgano investigador, ya que sin este requisito no es posible que se ejercite la acción
penal.
• Bilateralidad de la audiencia.
Este principio consiste en que la autoridad tanto investigadora
como judicial debe escuchar a ambas partes.
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• Presentación por las partes e investigación judicial.


En este punto es necesario recurrir al principio de la llamada “máxima de debate”,
la cual consiste en que el órgano jurisdiccional al resolver en sentencia definitiva
de un proceso penal debe basarse únicamente en la acusación que hace el
Ministerio Público y fundamentar la misma sólo en las pruebas y hechos
presentados o invocados por las partes, así como de sus alegatos. Un elemento
contra este principio, que en nuestro derecho no es aplicable, es el “principio de
investigación judicial”, donde el órgano jurisdiccional tiene amplias facultades para
allegarse todo tipo de elementos probatorios y no tomar en cuenta, en su caso, los
hechos presentados por las partes.
• Impulso del proceso por las partes e impulso judicial.
Las partes tienen la necesidad de cuidar el procedimiento por medio de la
presentación de pruebas, recursos, etc., apegándose a los términos que Establece
la ley para tales efectos, a fin de terminar en el menor tiempo posible el
procedimiento. Esto corresponde a las partes, pero en el caso de que éstos, por
razones de ignorancia, pereza o mala fe no lo realizaran, el órgano jurisdiccional,
en especial, tiene la obligación legal de darle ese impulso; esto se destaca de
manera especial en el Código Federal de Procedimientos Penales, donde tiene
facultades de agotar la instrucción cuando las partes no den ese impulso procesal,
aunque en ocasiones, en este punto los jueces de distrito abusan de dicho
impulso, independientemente de que la Constitución mexicana en su artículo 20,
fracción VIII, concede como una de las muchas garantías al inculpado un plazo
para la terminación de los procesos, tema que se tratará más adelante en forma
más abundante.
• Prueba formal y de apreciación.
Como se hace mención en el capítulo de pruebas, los códigos adjetivos le dan
valor probatorio a determinados tipos de pruebas, como en el caso de la
documentación pública y en la gran mayoría permiten al órgano jurisdiccional la
valoración libre de la prueba.
Cabe señalar que, cada día, las reformas a los códigos procesales penales
tienden más a la valoración libre de las pruebas. Lo anterior se argumenta a partir
de que a una sola prueba no se le puede conceder un valor probatorio pleno, ya
que, para dictarse una sentencia justa, deben existir mayores elementos de
convicción para el juzgador, concatenando toda una serie de hechos y pruebas, y
por lo mismo se le concede una amplia facultad para apreciar libremente las
probanzas.
• Oralidad y escritura.
Lo que pudiera considerarse contradictorio, como el principio de la oralidad y por
el otro la escritura, definitivamente no lo es, ya que el procedimiento penal,
conforme a las leyes mexicanas, es de carácter oral; por ello, las audiencias,
peticiones y comparecencias deben ser en forma oral, pero es necesario que
todos los sucesos procesales se transcriban a efectos de que se puedan
Valorar en su momento procesal oportuno, ya que en caso contrario sería
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Difícil para la autoridad que realiza estas diligencias recordar con exactitud las
declaraciones, comparecencias, etc., aparte de la carga de trabajo que tienen
tanto las agencias del Ministerio Público como los juzgados penales. Por una mala
distribución de responsabilidades, las diligencias son realizadas por los
secretarios, tanto del órgano investigador como del judicial, a menos de que sea
un asunto relevante (dentro de lo subjetivo de este término), que tengan un interés
personal en el asunto o que haya medios de comunicación presentes, porque de
inmediato comparecen en todo tipo de diligencia.
• Inmediación y mediación.
Este principio tiene gran similitud con el anterior, ya que consiste en que las
diligencias se hagan por parte de la autoridad que las ordena y las partes en el
procedimiento, que sería el de inmediación, que como antes se señaló, no se
acostumbra entre nuestros funcionarios, sólo en las excepciones señaladas. En
tanto, el concepto de mediación es cuando las diligencias son realizadas por un
sujeto intermediario, como los secretarios del Ministerio Público o del juzgador.
Aunque para algunos autores existe otra relación muy cercana o que en
apariencia es similar a los principios de oralidad y de escritura, existe una gran
contradicción y discusión entre los autores de la materia
en el sentido de que la inmediación es la oralidad del procedimiento y la mediación
es la transcripción de lo expresado en una audiencia.
• Publicidad y secreto.
No obstante que en la ley opera el principio de publicidad, es necesario señalar
que en gran parte se da el secreto. Esto se puede observar en la Constitución
Política, en su numeral 20, en el cual se garantiza al inculpado la información de
quién lo acusa, el delito por el que es investigado, se le permite ofrecer pruebas y,
para su defensa, hasta se le autorizan todas las constancias de la indagatoria, la
realidad es que el Ministerio Público realiza una averiguación previa de corte
secreto y se justifica cuando el indiciado es consignado sin su detención y se
solicita la orden de aprehensión, actos que no le son notificados. Ya en el
procedimiento ante el órgano jurisdiccional y al estar a disposición del mismo, el
inculpado es público. Esto significa que las audiencias, con excepción de las que
sean contrarias a la moral o a las buenas costumbres, serán públicas, lo cual no
ocurre con los autos del proceso, que únicamente podrán ser consultados por las
partes o por los sujetos procesales que estén autorizados para ello, como el caso
de la víctima, su representante legal, peritos, etcétera.
• Continuidad y concentración.
Se refieren a que, en nuestro sistema, el procedimiento penal se divide en
diversas etapas, con lo que el fin de una de ellas marca el nacimiento de otra, de
esta manera el término constitucional de formal prisión da origen a la instrucción,
posteriormente al cierre de ésta, después se pasa al periodo de juicio y así
sucesivamente.
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El concepto de concentración consiste en tratar de realizar en una sola audiencia


todo el procedimiento, lo cual, en México, hasta en los procesos sumarios tanto del
fuero común como del federal, es prácticamente imposible.

• Principio de la unidad de resultados de las actividades de los sujetos


procesales.
Consiste en la utilización de los actos de una de las partes por la otra. En materia
procesal penal se advierte en forma más clara que en materia civil.
Por ejemplo, los actos de una parte, como en el caso del Ministerio Público, dan
origen a los actos de la otra parte, esto es, el Ministerio Público al desahogar
determinada prueba de las llamadas de cargo, como podrían ser testimoniales,
periciales, etc., la defensa debe ofrecer pruebas de descargo, como son testigos
que beneficien al inculpado, así como periciales en ese mismo sentido. O bien, a la
petición que haga una de las partes debe, por lo general, dársele vista a la otra parte
para que señale lo que a su derecho convenga.
En el derecho mexicano, este principio justifica que tampoco exista el principio de
la cara de la prueba.

(Carlos Barragán Salvatierra. (2009). DERECHO PROCESAL PENAL Tercera


edición. México: McGRAW-HILL/INTERAMERICANA EDITORES, S.A. DE C.V.)

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