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Introducción:

El problema de la alienación en Marx nos pone ante dos posibles caminos para su desarrollo,
estos caminos se sitúan sobre la problemática de su interpretación, estos dos caminos son: La
alienación como concepto sociológico-económico o filosófico-antropológico. ¿Por qué esto nos
plantea un problema que parece hoy en día tan vigente como desde el momento de su
planteamiento? Porque dependiendo de la orientación en la cual nos inscribamos podemos
determinar el origen y el camino del problema, lo cual lleva a una siguiente pregunta ¿La
alienación aparece ante nosotros como condición ontológica, es decir, que su orígenes se dan
dentro de un preguntarse por la estructuras de aquello que es real, o es una condición dada por
la relaciones materiales? Dependiendo de donde respondamos esta pregunta, que es un
preguntarse por el origen de la condición de individuo alienado, podremos responder como el
hombre manifiesta sus relaciones, si desde el pensarse, un pensar que también es acción y no
sólo reflexión contemplativa, por la realidad, o la inmediatez de la realidad material, y como
esto determina las formas de movimiento dentro del hombre en el mundo. Es la alienación
entonces un concepto capital para un análisis de la condiciones de existencia del hombre
contemporáneo.

Lo que se pretende entonces con este ensayo es entender como el concepto de alienación y sus
distintas aproximaciones determinan el origen de la relaciones entre individuos y el desarrollo
del concepto de mundo, partiendo de las dos categorías anteriormente mencionadas.
Capitulo 1: La alienación como concepto sociológico-económico.

En primer lugar debemos preguntarnos por el origen del concepto de alienación, Marx parte
de un hecho económico en apariencia simple, el obrero es más pobre en cuanto más riqueza
produce, mientras mayor sea su producción menor será su ganancia, este hecho es innegable e
inherente a las condiciones del sistema capitalista: mientras mayor sea la producción menor
será el costo y por lo tanto se abaratarán los medios de producción, incluyendo en ellos la mano
de obra. Esto por lo tanto trae como consecuencia que el trabajador se vuelve entonces un
extraño ante su producto, o mejor dicho que el producto se vuelva extraño ante el trabajador,
esta es la condición principal de la alienación, sobre esto dice Marx: “... el objeto que el
trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder
independiente del productor. El producto del trabajo es el trabajo que se ha fijado en un
objeto, que se ha hecho cosa; el producto es la objetivación del trabajo.” 1 En esta reificación
del trabajo, el trabajador ya no se encuentra en relación directa con el objeto del trabajo, sino
que este se vuelve entonces un tercero, un tercero al cual se debe enfrentar, en términos más
sencillos, el trabajador no es dueño de su producción, sino que él es entonces un otro distinto
frente al producto, es el trabajo ahora una cosa que no le pertenece directamente a él. Es en esta
no co-pertenencia se da en un sentido básico la alienación del producto del trabajo.

Entonces el trabajador pasa a ser un extraño frente al trabajo, ya él no es en si mismo dueño


de su propio trabajo, esto se da por le hecho de que al no ser dueño del producto del trabajo
pasa por transitividad a no ser dueño del trabajo mismo, aparece entonces la fuerza de trabajo
del obrero como mercancía, y no el obrero mismo como productor, ya el obrero entonces no es
una unidad entre hombre-trabajo-producto, sino que él puede ofrecerse a sí mismo como objeto
de trabajo distinto de su ser-hombre, esta condición es la en en sí la alienación propiamente
dicha, el hombre alienado del producto de su trabajo, y a su vez alienado del trabajo mismo, lo
cual genera una brecha entre el trabajador y el hombre, ya no existe el hombre que trabaja por
su propia manutención, sino que la manutención se da en medida que el trabajador pueda
apoderarse del trabajo. “La objetivación aparece hasta tal punto como pérdida del objeto que

1
Marx K. Manuscritos de Economía y Filosofía. Pg106. Editorial Alianza. Madrid. 2003.
el trabajador se ve privado de los objetos más necesarios no sólo para la vida, sino incluso
para el trabajo. Es más el trabajo mismo se convierte en un objeto del que el trabajador sólo
puede apoderarse con el mayor esfuerzo y las más extraordinarias interrupciones. La
apropiación del objeto aparece en tal medida como extrañamiento , que cuantos más objetos
produce el trabajador, tantos menos alcanza a poseer y tanto más sujeto queda a la
dominación de su producto, es decir, del capital.” 2

Es entonces el no poder reconocerse dentro del trabajo aquello que lo convierte en su


enemigo, es la condición de un hombre alienado ver al trabajo como producto de desidia y
amargura, para este hombre sólo encuentre en la realización en aquello que ya no es trabajo, en
la satisfacción de sus necesidades básicas, ahora el hombre es hombre cuando come, duerme,
copula, etc. Esto no lleva a una pequeña pero necesaria disgreción, entendemos aquí trabajo
como una actividad creadora, el hombre no sólo trabaja como un mero productor de objetos
para la satisfacción de sus necesidad, sino también en la realización de nuevos horizontes, es el
trabajo no sólo como una constante reproducción, sino en sí mismo como producción. Es
entonces el trabajador deshumanizado, fuera de sí, aquello que Marx describe en la siguiente
cita “El trabajador se convierte en ciervo de su objeto en un doble sentido: primeramente
porque recibe un objeto de trabajo, es decir, porque recibe trabajo; en segundo lugar porque
recibe medios de subsistencia. Es decir, en primer termino puede existir como trabajador, en
segundo término porque puede existir como sujeto físico.”3

El trabajador ahora no sólo es extraño del trabajo, sino de sí mismo, del producto, y a su vez
del mundo del cual obtiene la materia para su trabajo. Esto nos lleva entonces a preguntarnos
por lo siguiente ¿Si la alienación afecta en este sentido tan profundo la relaciones del hombre,
como es posible que ella sea sólo una condición solamente socio-económica , no sería entonces
correcto decir que estas condiciones se hayan en un sitio mucho más profundo, la alienación no
sería entonces un problema de carácter ontológico, ya la realidad entonces no pasaría a ser
víctima de esta condición?

2
Ibidem. Pgs 106 – 107.
3
Ibidem. Pg 108.
Capítulo 2: La alienación como concepto antropológico-filosófico.

Empezaré la exposición de este capítulo haciendo referencia a tres textos básicos del
pensamiento contemporáneo en donde podemos encontrar formas de alienación que trascienden
más allá de las categorías socio-económicas, implantándose entonces en los modos de
estructurar la realidad del hombre; estos textos son: “Vigilar y Castigar” de M. Foucault, “Carta
sobre el Humanismo” de M. Heidegger y “El Hombre Unidimensional” de H. Marcuse. En el
primer texto mencionado, que es un análisis al surgimiento del sistema penal moderno Foucault
hace referencia a un tipo de cárcel específica, esta es la prisión panóptica, ella consiste en que
los prisioneros no tengan contacto directo con los guardias, pues la prisión está diseñada de una
forma que por encima de las celdas y de la visión de los prisioneros exista una torre de
vigilancia en donde estos estén siendo constantemente observados, pero aún así sepan que están
siendo constantemente vigilados o al menos en ellos exista la sensación de vigilia, esto en
términos sociales en la condición de ojo panóptico, ¿cual es la función ontológica del ojo
panóptico? El individuo nace como culpable y por lo tanto es merecedor de vigilia, el sabe que
cualquiera de sus actos es potencialmente un crimen y teme actuar por sentirse constantemente
vigilado, el hombre ya no se atreve a preguntarse por su condición de existente, ya no se
pregunta más por la belleza, ni por el origen del arte, tiende a banalizar los temas de
profundidad intelectual, pero detrás de tal banalización sólo existe el miedo a la subversión, el
terror a ver más allá de la gran torre, en igual condición ocurre lo expresado por Marcuse, el
hombre unidimensional es aquél ya no puede ver más allá de los horizontes de la sociedad
técnica, esta sociedad se encuentra determinada por un estado de bienestar que subsume en su
seno toda posible subversión, aquí el hombre es un ser anonadado y ciego, su realidad no es
más que la realización de sus necesidades inmediatas, y todo aquello que el pueda producir no
es más que un objeto de consumo del mismo sistema, por la misma linea en relación a la
técnica transita Heidegger, para él hemos olvidado la pregunta por el ser ya que hemos
ahondado manera excesiva en la metafísica, la cual se pregunta por las determinaciones de los
entes, y no por su relación con la verdad del ser, en “Carta sobre el humanismo” se menciona
que es imposible recuperar el sentido del humanismo porque este sentido pertenece ya a la
metafísica, por la tanto la dignidad del hombre se ve determinada por esta en su relación a las
determinaciones preontológicas y no por su ser-en-el-mundo, es decir el hombre es tal por ser
un animal racional, y no por el ser el mismo aquél ente que es interpelado por el ser. En estos
tres ejemplos encontramos las condiciones de la alienación, en el primero el hombre es distinto
de sí mismo porque el ya no es culpable por la acción cometida, sino que él es culpable por ser
potencialmente un criminal, por lo tanto se transforma en objeto de su propio desprecio de
manera tal que se desprecia al homicida, y no sólo objeto de desprecio, sino de temor ya no por
el castigo, sino por él mismo y su potencialidad criminal. El hombre unidimensional es víctima
de la alienación en tanto ya no es él quien desarrolla la relaciones sociales, sino son la
relaciones sociales mediadas por el sistema post-capitalista quienes desarrollan el carácter del
individuo. En Heidegger el dasein se ve alienado por la metafísica, la cual lo hace enfocarse en
la técnica como búsqueda constante de las determinaciones de los entes, olvidándose entonces
por la pregunta fundamental.

En los tres casos anteriormente mencionados, la condiciones de la alienación se muestra


claramente, ya el hombre no es en si mismo, sino que es un tercero, de la misma manera que
los otros hombre son para el terceros con los cuales no comparte nada en común, lo cual es
expresa por Marx como la pérdida del ser genérico “Mediante la alienación, la conciencia del
hombre que el hombre tiene de su género se transforma, pues, de tal manera que la vida
genérica se convierte para él en simple medio.”4 En este sentido ya el hombre no es un
individuo por el hecho de que él comparte con otros individuos, es decir ya él no es un hombre
porque comparte con otros hombres, sino que él es individuo y posterior a esto entonces puede
compartir con otros individuos, ya no se reconoce a sí mismo en una vida genérica, sino que
esta es sólo un medio para la realización de sus fines, de la misma manera que ocurre con la
naturaleza, el sujeto alienado no se siente a sí mismo como parte de un todo natural, sino que
esta naturaleza es su contraria a la cual debe batallar y destruir, y los otros individuos son lobos
a los cuales se debe imponer la fuerza para no ser mordidos. En este sentido encontramos a las
condiciones de la alienación como condiciones no sólo de carácter socio-económico dentro de
la objetivación del trabajo, sino que la vida misma del individuo se reifíca, se transforma en un
objeto de consideración externo y no como una fuente de constante creación y transformación.

4
Ibidem. Pg 114.
Conclusiones:

De la siguiente exposición podemos extraer que las diferencias del origen de la condición de
alienación no se encuentran completamente alejadas una de otra, podemos inferir entonces que
este problema en torno a la definición de la alienación como concepto sociológico-económico y
antropológico-filosófico es sólo en apariencia un problema, pues parece que las condiciones de
la alienación nos remiten a una circularidad en torno a su origen, el hombre está alienado por el
trabajo o por le mundo, no podría existir trabajo sin mundo, pero tampoco podría existir mundo
sin trabajo, entendiendo claro está trabajo como se menciona anteriormente, es decir como
creación y producción. Esto significa que pensar el concepto de alienación fuera de un plano
ontológico y de un plano socio-económico resultaría tal vez una terrible imprudencia. No con
esto busco, o pretendo cerrar un pregunta completamente legítima, si este texto dice o no una
verdad es algo que debería pensarse con mucha mayor delicadeza y con bastante
premeditación, mientras tanto es mejor dejar la interrogantes abiertas.
Bibliografía Consultada:

Marx K. Manuscritos de Economía y Filosofía. Editorial Alianza. Madrid. 2003.


Silva L. La Alienación como Sistema. Editorial Alfadil. Caracas. 1983
Foucault M. Vigilar y Castigar. Editorial Siglo XXI Editores. Mexico DF. 2009.
Marcuse H. El Hombre Unidimensional. Editorial Seix Barral, C.A. Barcelona. 1969
Heidegger M. Carta Sobre el Humanismo. Editorial Alianza. Madrid. 2010

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