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INDIGENAS, ELITES Y ESTADO ENLA FORMACION DE LAS REPUBLICAS ANDINAS 1850-1910 Brooke Larson ‘Traducci6n de Javier Flores Espinoza ib, PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERU FONDO EDITORIAL TEP Instituto de Estudios Peruanos Serie: Estudios Historicos, 32 Laedicién original en inglés de este libro fue publicada en la Cambridge History ofthe Native Peoples of the Americas, editada por Frank Salomon y Stuart Schwartz (Cambridge 1999) Vol I, parte 2; péginas 558-703. © Delaversion IEP Eviciows Horacio Unteaga 694, Lima 1 Tell. 332-6194 E-mail: epedit@iep.org.pe Pontiricta UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERG - FONDO EDITORIAL Plaza Francia 1164, Lima 1 ‘Telh: 330-7411 /330-7411 E-mail: feditor@ pucp.edu.pe castel © Brooke Larson ISBN 9972-51-070-0 Impreso en el Peri Primera edicién, agosto del 2002 1,000 ejemplares Hecho el depésito legal: 1501212002-3420 Prohibida la reproduccién total o parcial de las caracteristicas gréficas de teste libro por cualquier medio sin permiso de los editores LARSON, Brooxe: Tdigenas, lites y estado en 1a formacin de las repdblicas andinas, 1850-1910. Lima, tEP/Pontificia Universidad Catdica del Peni, 2002, (Estas Histicos, 32) HISTORIA/POBL ACION INDIGENA/GRUPOS ETNICOSIQUECHUAS/AYMARAS/ COMUNIDADES CAMPESINASSOCIEDAD ANDINAISIGLO XIN/SIGLO XX/BO- LIVIACOLOMBLAECUADOR/PERU 105.01. 01/8/32 CONTENIDO AGRADECIBENTOS InmopucaoN Cariruto UNO Paisajes andinos del siglo XIX Cartrato Dos Colombia: chacia el mestizaje o la marginacién de los indios? Cartruto Tass Ecuador: la modernizacién de la servidumbre indigena como via al progreso Cariruto Cusno, Peni: guerra, soberania nacional, y ‘la cuestién indigena’ Cartruto Cinco Bolivia: pactos peligrosos, indios insurgentes Concwuston: La construccién de las repiiblicas andinas y las cargas de haz’ Ensayo BIBLIOGRAFICO, ar 46 2 101 145 176 181 AGRADECIMIENTOS AL IGUAL que cualquier otra sintesis interpretativa, este libro desarrolla ptincipalmente el trabajo de otros investigadores. Las notas fueron reducidas al minimo, peto cl extenso “Ensayo bibliogrifico” presenta un cuadro global de la bibliogeafahistérica y antropoligica que configuré, o viene configuran- do, nuestra comprensién de los cuatro temas principales arriba discutidos. Sin embargo, este libro no pretende ser el “estado de la cuestién”, que en todo caso sigue siendo demasiado embrionario como para permitic tamaiia, ptetensidn, Pero sitiende a privilegiar los estudios mas antiguos de la historia, campesina andina y la formacién del Estado, ast como el reciente giro a los temas de la historia cultural del poder, el significado y la subjetividad, en los procesos disputados de colonizacién interna y construccién nacional, Mi deuda més grande es, por lo tanto, con aquellos investigadores cu- yas investigaciones de archivo y de campo inspiraron esta sintesisinterpretati- ‘va, Asimismo hallé una amistad y respaldo duraderos en un grupo de invest- adores y amigos andinos, demasiado numeroso como para citarlos a todos. Pero tengo un catifo y agradecimiento especial para con Rossana Barragin, Laura Gotkowrie, Sinclair Thomson, Seemin Qayum, Rosario Len, Marisol Uc la Cadena, Steve Stern, Marcia Stephenson, Marla Lagos, Kathryn Burns, ‘Ann Zulawski, Xavier Albé, Deborah Poole, Gustavo Rodriguez y Pepe Gordillo. También debo un agradecimiento especial a Frank Salomon y Stuart Schwartz, mis editores originales en los voliimenes sudamericanos de la Camiridge History of the Native Peoples of the Americas. No slo me dieron la ‘oportunidad de moverme en nuevas ditecciones intelecruales, también dise- fiaron brillante y guiaron pacientemente a los autores que contribuyeron a los voltimenes de Ia historia nativa de Cambridge sobre Sudamérica. Su pro- pio ensayo en dichos voltimenes (“New Peoples and New Kinds of People: enesis in South American Indigenous ‘Adaptation, Readjustment, and Bthnogenesis en aeeix', The Combidge Hltory of the Neti Pepe of the Americas: Seath _tmonica IL 2, 443-501) es también una notable contibucion etnohistSrics ‘Asmiamo deseo agradecer Jvier Flores Espinoza por su magnifica adic bn de este volumen y por unas cuantas corteccionesestatégicas enc) c= pital sobre el Pes Debo mi gatnad, ademas, a Carlos Contters, pos festiones pata que este abajo pucda difundirse en el lar que 10 eSP2 ‘Tambitn estoy geadecida al Departamento de historia ylaofcina del Dea de ha Universidad de Stony Brook por ayudar a Financia el costo Oe traduccion, ya mis colegas por su continuo respaldo mora. Ain més casos, vrs ngraderco 2-Angaljda Alvarez, Cella Méndea, Asel de la Fuenty Seip Seruaikoy, José Goll, Marka Monslv, Silvana Palermo, Robert Fongedes, Heather MeCtea, Stephanie Smith, Christin Cleaton, Derek Willams, Alexander Dawson, Alberto Flore, Jule Frans, Alex Coole Magglena Chocano, Joan Csanovas, Kenya Rennes, Siva Caste HASTa® Paden, Brenda Eley, Enrique Gargin, Ana Julia Ramirez, Magsty Nea Henderson, Ivin Milones, ily Wharton, Bret Chesterton, Nichole Preseo } otros alums de pos gado con los cuales he tenido el pvilego de to. paar de cerca. Muchos de ellos no se dan cuenta de cuinto aprenden fos profesores de sus propiosalumnos o cun inspiradores resulta ss proplos Tisjsinelecruales y ls siegos que toman para quines ya “lo logramos? €2 VI mundo académico. Pero nuestta extraordinaria comunidad de alumnos de portgrdo en Stony Brook me ha ensefado bien, en muchos yan cists ticles Ellos me autrieron e inspiraron con sus proyectos de investigacion. seiginales, sas comentarios critcos, sus Cuestionamicntos honestos ycalurosa or uc anscutbo de ci dos dca, Et xu es tanto mi rico pot haber estudiado con ellos. Brooke LARSON ‘Nueva York, enero del 2002 INTRODUCCION Esre. uiaro fue escrito originalmente como un ensayo de la Cambridge History of the Native Peoples of the Americas: South America (editada pot E. Salomon y S. Schwartz (Cambridge, 1999], Il: 2, 558-703), como parte de un estudio en varios voltimenes de las historias y culturas nativas de todo este hemisferio, desde la antigiiedad al presente. Mi tarca otiginal era es- cexibir sobre la respuesta indigena tla independencia y las reformas iberales alo largo y ancho de la sierra occidental, los bosques tropicales del interior y las pampas del sur. A pesar de la confianza que los editotes tenfan en mi, inmediatamente me di cuenta de mis propias limitaciones de tiempo yconocimientos, por lo cual les convencf para que “dividieran” los territo- tos étmicos sudamericanos, dejindome una amplia banda territorial que alguna vez formé parte de la regién nuclear del imperio de los incas. Mis, colegas Jonathan Hill y Kristine Jones, respectivamente, prestaron su pro- pio talento y saber las tierras bajas del Amazonas y las llanuras araucanas, del extremo sur." El presente estudio, en cambio, se concentra especifica- mente en los pueblos indigenas de las sierras que se extienden desde el grupo chibcha del norte de Colombia, a las comunidades quechuas y ai- maras del sur de Bolivia. Son mayormente campesinos dedicados a diversas actividades agricolas, pastoriles,artesanales y/o mercanti simple. Por remo- 10s y sin cambios que estos campesinados nativos puedan habetles pareci- 1c Jonathan Hill, “Indigenous peoples and the Rise of Independent Nation States in Lowland South Ameria, y Ksistine Jones, “Warfare, Reosganization, and Readaptation atthe Margins of Spanish Rule: the Southeen Maegins (1573-1882)", cen F Salomon y 8, Schwartz, eds, The Cndnide History of the Native Peoples of tbe Ameria: Seth Aner (Caenbridge, 1998), I: 2, 14-764 138-187, espectivamente. cara 2 BROOKE Larson doa os viajeros europeos del siglo XIX, eran los portadores de una cul- tuta y oanizacin social tan transformada porla conquista, el colonialis- mmo y posteriormente por la violentatransicin al gobierno republicano, Ge “la profundidad de los cambios siguen desafiando la jmaginacién historiogrifica”.? En medio de este libro yace el desafio implicito que “Thierry Saignes nos plantease para que contemplemos la profundidad de tos cambios historicos y cultarales en los Andes. Especificamente se exami- tna la historia de los pueblos rurales andinos de la sictra que se vieron a- ‘rastrados por el torbellin de las modernizantes economia global, nacio- alo regional, y que de una forma u otra “hicieron frente asu mundo po- lito mas amplio”? Pero por qué limitar el marco eronol6gico al siglo XIX? Durante lacgo tempo, los historiadores econdmicos y sociales se interesaron pos astear continuidades que atravesaban la divisoria politica convencional tntre colonia y eepablica. Recientemente, varios histotiadores atinoameri- anos han reorganizado el tiempo historico en torno a Ia idea de un “Tar- igo siglo XIX”, que se extiende desde la tlkima parte del siglo XVII hasta bien entrado l temprano siglo XX. ¢Acaso este “largo siglo XTX" tlene la ventaja de abarcar continuidades culrurales y/o estructurales que atravie~ sana divisin politica entre colonia y repablica? Este marco temporal ciet- tamente se adecia al interés de los antropélogos por la extraordinatia re- ‘istencia de las pricticas culturales andinas. Pero como advistiese Thierry Saignes, el excesivo énfasis en la cucsti6n de la esupervivencia cultaraly tiende a reificar la singulasidad de la cultura politica andina en su entorno montaioso, retirandola simulténeamente de los desordenados contextos hist6ricos del flujo y el cambio Los recientes problemas te6ricos del «post- 2 Thierzy Saignes, “The Colonial Condition inthe Quechua-Aymars Heardand (1570- 1780)", bid, 59-137 acta en ap. 59. | La frase proviene dela coleccia edtada por Steve Stern sobre la politica campesing jy lascutueapoltieas ents Andes, Reston Rebelo, and Comins the ade sae Ware, 18th to 20th Coutares (Madison, 1987; N. del Bs existe edicién en castellano del lsttato de Estudios Peruano) 44. En Jos esndios andiaos en la larga daracién, la lucha concepeal por equa ls ee idades cultures y las fueras hstricas del cambio fue una fuente ial de cenveaaciones y debates intrdiscplinarios entre los andinistas desde I década de 1570, Pars ana sintesis de dicho dilogo entse antropoloya histoda véase Brooke [Lnson,“Aovean Plical Communities, Pola Cultures, and Mates the Changing ‘Content a Fielden B Larson O, Hares con E,Tandeter, es, Eh, Markets ted Migution nthe Andes Atte Cros of History and Ausra (Duar, 1999), Irropuccion B colonialismo», debidos a te6ricos culturales interesados por la pervivencia de las jerarquias, saberes y representaciones coloniales en las sociedades afticanas y asiiticas surgidas luego de extensas historias de colonialismo formal occidental, han sefialado la continuidad y el cuestionamiento de las polaridades coloniales en el proceso de forjamiento de la nacién moder- ‘a3 Entre los te6ricos lainoamericanos, un renovadlo interés por la cues- tidn del degado coloniab provocé un argumento conceptual mis amplio sobre el «problema de la persistenciay en a historia latinoamericana. Como secientemente sefialara Jeremy Adelman, el gito hacia la continuidad, © el énfasis excesivo en las estructuras profundas del colonialismo, puede evocar anticuadas nociones teleol6gicas, dejando fuera de la narrativa la Se de los pueblos para alterar el curso del desarrollo de una segién, __ La historia campesina andina nos ha enseitado otra cosa, tal vez mis que en ninggin otro lugar de las Américas. Pues incluso después de siglos interminables de dominio colonial, fueron los campesinos de la sierra sur peruana y de Bolivia los que se levantaron contra los simbolos dela opresi6n colonial y llevaron la emergente “era de las revoluciones” transatlénticas al interior de América del Sur. Comparable con los levanta- ‘mientos encabezados por los esclavos en el Haiti de la década de 1790, la insurgencia eampesina andina de Ia década de 1780 cambié por siempre jamis la configuracién del poder colonial en la cima de la sociedad, y los Steg mtvos locas fos de medctn cota ens bis A nivel estatal, los resultados tangibles de las rebeliones andinas fueron las sss mudeecombcen Spin Mors Very on Stoo nem i i VES ht 9) ce einen volumen eiado por Gyan Prlath, Afr Claim, Imp ao Petit ipa en 5 et Snes Re B Ail GGalftey Hie odes 18, ec apd y ‘ead e oe sernay enfeic y reoapacones pestle, todos he eualet chin gwen por tocio dele ieren oery cake Ssheetter lox proyecto ccdetlsdeimperiaen y versa, La cueon Pontcoloial” eal vex atada iis provocaorament én dos eran hice deo Sa Res “Le mi nino carn onX Ao 7B 108, eds, Vielenciasencubiertas en Bolivia. Caltara a ), Cas pac (La Ps 199), 27-10 atk Thurae, From Toe Ieper te One Dine. Cun of Pst nating Anan Pr usher, 197) Enelvokien ques, Coil Lagi cites, Cobel Lagi: Th Pron of Perse Lain Amin Hiory (Nueva York, 1999), a bas 4 [Books LaRson, reformas borbénicas y una persecucién particularmente dura de todas Jas cosas incaicas. Pero aunque fue discontinuo y se maneuvo latente duran- te buena parte del siglo XIX, el recuerdo colectivo de la rebeldia ya repre- sién permanecié profundamente arraigado en el subsuclo de la conciencia politica campesina andina. Los pueblos indigenas locales podian recurtit 4 estos amargos recuerdos histéricos en momentos de crisis y euptura politica, y tal vez recurrir ain més a ls ‘utopias andinas” localmente com pprendidas para apelar ala solidaridad comunal, el significado cultural y la legitimidad social en su lucha por la justicia, Por lo tanto, a este nivel con- ceptual no hay ninguna razén logica para separar la narrativa de la historia campesina andina del final del siglo XVUIL Para comprendet los desarsollos posteriores a la independencia, este libro tendra ocasin de remontarse a la tardia historia colonial, en particular a aquella coyuntura histérica de crisis y transformacién en la sietsa andina, Sin embargo, aqui nuevamente nos topamos con ciertas razones editoriales ¢ historiogrificas para limitar el ‘marco temporal del ibro. En sealidad, se pens6 que la “era de la insurrec- cidn andina” era lo suficientemente significativa como para merecer su propio y extenso tratamiento. “The ‘Republic of Indians’ in Revolt, « 1680-1790”, el capitulo de Luis Miguel Glave en la Ganmbridge History of ‘he Native Peaples of the Americas (UIL:2, 502-557), puede leetse provechosa- ‘mente junto con el presente libto. ‘Aqui enfocamos la historia de los pueblos andinos de la sierra como tuna que estuvo fundamentalmente entrelazada con un conjunto més am- plio de procesos econémicos, politicos, sociales y culeurales, no como un Conjunto tradicional de comunidades o culturas campesinas inertes a las cuales repentinamente llegaron las fuerzas histéricas mundiales. Ello no obstante, estas poderosas fuerzas sis intensificaron y golpearon al mundo rural andino, en formas que tal vez tinicamente son comparables con la cconquistay la temprana colonizacién de los Andes De hecho, para muchos pueblos quechuas y aiznaras de la sietca el lberalismo y la modernidad parecieron desatar un nuevo ciclo de conquista después de mediados del siglo XIX. El momento fue iniciado, en parte, por la agresiva biisqueda ‘de materias primas, mereados y conocimientos que Europa y los Estados Unidos emprendieron dentro de América del Sut desde mediados de si- ‘go, asi como por varias campafias civilizadoras y movilizadoras de trabaja- dores ditigidas por el Estado o a Iglesia. Mi premisa es que la construccién postcolonial de a nacién fue fandamentalmente un proyecto imperial dirigi- t ' i | I } | I | Istopuecios: 15 do a la wcolonizacién interna» de tervitorios y culturas que yacian mas allé del brazo politico del Estado y las fronteras de la eivlizaciéa blanca» ctiolla. Pero por qué motivo, estos proyectos imperiales y de construccién estatal comenzaron tan tarde? Después de todo, la independencia politica se consiguié en 1825, momento en el cual el impulso criollo por el orden, elpptogreso y a integracién nacional eran fuertes, aun cuando los soportes institucionales y econémicos de sus paises no lo eran. Al igual que la ma- yoria de los hispanoamericanos luego de las guerras emancipadoras, las reptiblicas andinas ingresaron a un periodo de incertidumbre econémica, fragmentacién regional e inestabilidad politica. Aiin mas importante, las repiblicas andinas siguieron casadas con las formas coloniales de poder, ‘en particular el sistema del tributo indigena. Después de la independen las noveles repuiblicas andinas revivieron —en formas alteradas— la re- laci6n colonial fundamental basada en la separacién de tipo casta, entre los “indios” arraigados a la tierra que pagaban tributo, y las elites criollas, ansiosas de imponer el orden después de una devastadora serie de guetras porla independencia. Pero también estaban ansiosas de retener institucio- nes heredadas como el tributo, que impuso una cierta logica alas relaciones centre indios y Estado, y aseguré una fuente crucial de rentas fiscales. S6- Jo comenzaron a desmantelar el régimen tributario (los derechos y obliga-

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