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Presentación del programa

Viñeta de presentación.
Saludo y presentación del tema.

(Neri) Buenas tardes tengan todos hermanos que nos escuchan a través de su
Radio Diocesana, la nueva Radio Pax 91.9, la radio para la nueva evangelización.
Reciban un fraternal saludo, de parte de nuestro Señor Jesucristo y de nosotros;
es una alegría estar nuevamente con ustedes en este nuevo horario, como
miembros de la Pastoral Familiar, de la Parroquia San Francisco de Asís,
Chiquimula

Somos los esposos Mariela y Neri, y como otras ocasiones en controles,


nuestra hermana Elena Contreras en esta agradable mañana que Dios nos ha
regalado, queremos darles la más cordial bienvenida a su programa “CRISTO
EN LA FAMILIA, NUEVA VIDA”, y también agradecer a nuestro Padre Celestial
por permitirnos estar nuevamente aquí con ustedes

Oración

(Mariela) Pero antes de iniciar con nuestro programa, pongámonos en la


presencia de nuestro Señor Jesucristo diciendo en el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo, amen.

Presentación del tema:

Hermanos, en esta ocasión hablaremos sobre un tema bastante importante para tener, mantener y
vivir una buena relación con nuestros hijos así como poder acompañarles, guiarles y formarles de
manera un poco más apropiada y en el amor de Dios; tema que siempre nos resulta muy complicado
pero para ayudarnos un poco queremos compartir estos “Diez Mandamientos para Ser Buenos
Padres”; y que vale la pena indicar que están basadas en la revista Baby; pero antes de iniciar con
nuestro tema, escuchemos este hermoso canto Mi Familia y Yo, quédense con la nueva Radio Pax,
la radio para la nueva evangelización.

Tema Mi Familia y Yo

¿1.40 más 6?

Gracias hermanos por su fiel sintonía, continuamos con nuestro programa


CRISTO EN LA FAMILIA NUEVA VIDA y en esta oportunidad compartiéndoles
estas “Diez Mandamientos para Ser Buenos Padres”.

1. Demuéstrale lo mucho que le quieres. Las Sagradas Escrituras nos dicen en


Eclesiastés capítulo 11 “Siembra de mañana tu grano y que en la tarde tu mano todavía este activa:
no sabes cual de las dos cosas será más útil, si una u otra.”
Todos los padres quieren a sus hijos pero ¿se lo demuestran cada día?, ¿les dicen que ellos
son lo más importante que tienen, lo mejor que les ha pasado en la vida? No es suficiente con
atender cada una de sus necesidades: acudir a consolarle siempre que llore, preocuparse por su
descanso, por su alimentación, ropa vivienda o por que asistan a la escuela, colegio o universidad;
las muestras de afecto, los cariños y los mimos hacia ellos también son imprescindibles. Está
demostrado; los padres que no escatiman besos y caricias tienen hijos más felices que se muestran
cariñosos con los demás y son más pacientes con sus compañeros de juegos. Hacerles ver que
nuestro amor es incondicional y que no está supeditado a las circunstancias, sus acciones o su
manera de comportarse será vital también para el futuro. Sólo quien recibe amor es capaz de
transmitirlo. No se van a malcriar porque reciban muchos mimos. Eso no implica que dejen de
respetarse las normas de convivencia.

2. Mantén un buen clima familiar. Veamos que nos dice la Santa Biblia a este respecto
en la 2da. de Timoteo capítulo 2, “Esto has de enseñar; y conjura en presencia de Dios que se eviten
las discusiones de palabras, que no sirven para nada, si no es para perdición de los que las oyen.
Procura cuidadosamente presentarte ante Dios como hombre probado, como obrero que no tiene
por qué avergonzarse, como fiel distribuidor de la Palabra de la Verdad. Evita las palabrerías
profanas, pues los que a ellas e dan crecerán cada vez más en impiedad”.
Para los niños, sus padres son el punto de referencia que les proporciona seguridad y
confianza. Aunque sean pequeños, perciben enseguida un ambiente tenso o violento. Es mejor
evitar discusiones en su presencia, sino crecerán pensando que las discusiones o conflictos son algo
normal ya sea con amigos, familia o la pareja; pero cuando sean inevitables, hay que explicarles, en
la medida que puedan comprenderlo, qué es lo que sucede. Si nos callamos, podrían pensar que
ellos tienen la culpa. Si presencian frecuentes disputas entre sus padres, pueden asumir que la
violencia es una fórmula válida para resolver las discrepancias. No olvidemos que siempre debemos
mantener siempre actitudes de respeto mutuo para que ellos las aprendan, así también mostramos
lo importante que son los demás en nuestra vida.

3. Educa en la confianza y el diálogo. En los Proverbios capítulo 14 y 15 encontramos


una luz que nos orienta a este respecto así: “El colérico comete disparates, el hombre reflexivo lo
soporta todo”, “Una respuesta amable calma la furia, una palabra hiriente hace que aumente la
cólera”.
Para que se sientan queridos y respetados, es imprescindible fomentar el diálogo. Una
explicación adecuada a su edad, con actitud abierta y conciliadora, puede hacer milagros; la
dificultad o duda que aquí siempre surge es como fomentar confianza y dialogo, ante esto es muy
importante hablarles de acuerdo a su edad ya que esto los hará sentir que los tratamos como ellos
realmente son, los padres tendemos siempre a verles de una edad emocional menor a la que en
verdad tienen y esto hace que los alejemos de nosotros para dialogar con confianza sobre tema; otro
aspecto importante es hacer el tiempo para dialogar con ellos, cuando nos lo piden, pues es solo ese
momento el oportuno para hacerlo y siempre hacerlo con la verdad, tanto en lo que digamos sobre el
tema, como en que si no podemos en ese momento hablar, verdaderamente les expliquemos el
motivo de no hacerlo y sobre todo cumplir con hacerlo en otro momento, de lo contrario no tendrán
deseo de volver a hablar con nosotros. Y, por supuesto, ¡nada de amenazas! Tampoco debemos
prometerles nada que luego no podamos cumplir; se sentirían engañados y su confianza en nosotros
se vería seriamente dañada. Si, por ejemplo, nos ha surgido un problema y no podemos ir con ellos
a algún lugar, tal como les habíamos prometido, tendremos que aplazarlo, pero nunca anular esa
promesa; sobre todo hacerlos sentir cómodos y cuando les recompensemos por algo que ganaron
cumplirlo para que así nos tengan confianza en lo que decimos.

Hermanos sigan con nosotros a través de la nueva Radio Pax 91.90 y su


programa Cristo en la Familia Nueva Vida. Continuaremos después de esta
hermosa alabanza.

¿12,31? Alabanza

YA ESTAMOS DE REGRESO hermanos, para continuar con estas “Diez


Mandamientos para Ser Buenos Padres” que estamos comentándoles este día

4. Debes predicar con el ejemplo. Nuevamente las Sagradas Escrituras nos orientan
diciéndonos en Proverbios capítulo 22 “Muéstrale al niño el camino que debe seguir, y se mantendrá
en el aún en la vejez”; al igual que en el Evangelio de San Mateo capítulo 7 nos dice “Un árbol bueno
no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos”.
Existen muchos modos de decirles a nuestros hijos lo que deben o no deben hacer, pero, sin
duda, ninguno tan eficaz como poner en práctica aquello que se predica; ya lo dicen que ellos
pueden escuchar nuestras palabras pero imitarán nuestras acciones. Es un proceso a largo plazo,
porque nuestros hijos necesitan tiempo para comprender y asimilar cada actuación nuestra, pero
dará excelentes resultados. No olvidemos que ellos nos observan constantemente en el día a día
que viven con nosotros y sin pensarlo de manera inconsciente "toman nota". No está de más que, de
vez en cuando, reflexionemos sobre nuestras reacciones y el modo de encarar los problemas. Los
niños imitan los comportamientos de sus mayores, tanto los positivos como los negativos, por eso,
delante de ellos, hay que poner especial cuidado en lo que se dice y cómo se dice; debemos tener
cuidado pues muchas veces actuamos o nos expresamos inapropiadamente delante de ellos
malinterpretando las cosas; y cuando nos equivoquemos es importante también que ellos vean que
somos capaces de aceptar, enmendar o corregir tanto nuestros errores como las consecuencias que
hayamos causado con los mismos.

5. Comparte con ellos el máximo de tiempo. Para este mandamiento recordemos lo que
el Salmo 127 nos dice “Un regalo del Señor son los hijos, recompensa, el fruto de las entrañas”.
Hablar con ellos, contestar sus preguntas, enseñarles cosas nuevas, contarles cuentos,
compartir sus juegos, deportes o pasatiempos... es un excelente momento y manera de acercarse a
nuestros hijos y ayudarles a desarrollar sus capacidades. Al compartir en familia con ellos les
hacemos sentir lo mucho que nos importan y con esto también fomentamos la confianza mutua,
aspecto importante que anteriormente comentamos. Cuanto más pequeño sea nuestro hijo, más fácil
resulta establecer con él unas relaciones de amistad y confianza, pero desde allí se sienten las
bases de un futuro entendimiento óptimo. Por eso, tenemos que reservarles siempre un tiempo
diario, exclusivamente dedicado a ellos; sin duda, será tan gratificante para nuestros hijos como para
nosotros. A ellos les da seguridad saber que siempre pueden contar con nosotros. Si a diario queda
poco tiempo disponible, habrá que aprovechar al máximo los fines de semana.

6. Acepta a tu hijo tal y como es. Veamos que no dice la Santa Biblia sobre esto en
Jeremías capítulo 1 “Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que
nacieses, te tenia consagrado: yo profeta de las naciones te constituí”.
Cada uno de nuestros hijos posee una personalidad propia que hay que aprender a respetar.
A veces los padres se sienten defraudados porque su hijo no parece mostrar esas cualidades que
ellos ansiaban ver reflejadas en él; entonces se ponen nerviosos y experimentan una cierta
sensación de rechazo, que llega a ser muy frustrante para todos. Pero los hijos deben ser aceptados
y queridos tal y como son, sin tratar de cambiar sus aptitudes positivas. No hay que crear
demasiadas expectativas con respecto a los hijos ni hacer planes de futuro. Nuestros deseos no
tienen por qué coincidir con sus preferencias. Pues recordemos que en primer lugar están los planes
que Dios tiene para con ellos, luego están las preferencias que ellos mismos tienen y desarrollan y
los planes nuestros no deben ser más que en apoyo a eso que ellos emprenden hacer.
Recordemos que ninguno de nosotros escogimos los hijos que tendríamos, sino que fue
Dios quién nos envió los hijos que el creyó que eran los indicados para sus propósitos, por eso
debemos aceptarlos, amarlos y educarlos tal cual son.

Así que hermanos les invitamos a seguir acompañándonos a través de la nueva


Radio Pax 91.9 y su programa Cristo en la Familia Nueva Vida. Regresaremos
después de esta alabanza.

¿19,13? Alabanza

(Neri) - Continuamos aquí hermanos compartiendo estas “Diez Mandamientos


para Ser Buenos Padres”

7. Enséñale a valorar y respetar lo que le rodea. Proverbios capítulo 15 nos dice: “Más
vale tener poco y temer a Dios, que guardar tesoros y no tener paz”.
Un niño es lo suficientemente inteligente como para asimilar a la perfección los hábitos que
le enseñan sus padres, y es un hecho que así lo harán como lo vimos anteriormente. No es preciso
mantener un ambiente de disciplina exagerada, sino una buena dosis de constancia y naturalidad en
el día a día. Si se le enseña a respetar las pequeñas cosas -ese jarrón de porcelana que podría
romper y hacerse daño con él, por ejemplo, o a cuidar apropiadamente sus mascotas, o sus
juguetes; a ser conscientes y cuidar el medio ambiente poniendo la basura en su lugar, cuidando y
plantando árboles-, irán aprendiendo a respetar su entorno y a las personas que le rodean. Muchos
niños tienen tantos juguetes que acaban por no valorar ni compartir ninguno. A menudo son los
propios padres quienes, como respuesta a las carencias que ellos tuvieron, fomentan esa cultura de
la abundancia, desvalorización y egoísmo. Lo ideal sería que poseyeran sólo aquellos juguetes con
los que sean capaces de jugar y mantener cierto interés. Guardar algunos juguetes para más
adelante puede ser una buena medida para que no se vea desbordado y aprenda a valorarlos;
adicionalmente que aprendan a valorar lo que tienen y que nosotros podemos darle en nuestras
posibilidades y sobretodo que aprendan respeto a los demás.

8. Los castigos no le sirven para nada. La palabra de Dios en Proverbios capítulo 22


dice: “Muéstrale al niño el camino que debe seguir, y se mantendrá en el aun en la vejez”
Los niños suelen recordar muy bien los castigos que les impongamos, de hecho nosotros
mismos creo que recordamos más la forma en que nuestros padres nos corregían o como nos
contaban nuestros padres que los corregían a ellos, pero olvidan o poco se comenta sobre el qué
hicieron o hicimos para "merecer" tales castigos. Aunque pensemos equivocadamente que estas
pequeñas penalizaciones estén adecuadas a su edad, si se convierten en técnica educativa habitual,
nuestros hijos pueden volverse increíblemente imaginativos. Disfrazarán sus actos negativos y
tratarán de ocultarlos. Es decir que hay que tener cuidado, es cuando castigamos prohibiendo
hagan, usen o tengan cosas que les gustan, porque al final, puede no ser muy conveniente pues
muchas veces ellos intentarán ocultar sus travesuras a fin de evitar volver a ser castigados y como
vemos lo que estamos fomentando es que aprendan, busquen y encuentren la forma de mentirnos.
Podemos ofrecerles o exigirles una conducta aceptable con otras alternativas, cambiando los
escenarios y en lugar de castigar una mala acción mejor “premiémosle” las buenas acciones que
hagan o que les propongamos hacer; también puede funcionar negociar con ellos el hacer las cosas
de bien por un gusto o cosa que ellos deseen; así nos adelantaremos y antes que las cosas malas o
travesuras lleguen, pues mantendremos en ellos una mente abierta a pensar en las cosas buenas.

9. Prohíbele menos, elógiale más. En Proverbios capítulo 15 dice “las palabras que
apaciguan son un árbol de vida, la lengua perversa rompe las energías”.
Para un hijo es tremendamente estimulante saber que sus padres son conscientes de sus
progresos y que además se sienten orgullosos de él. No hay que escatimar piropos cuando el caso
lo requiera, sino decirle que lo está haciendo muy bien y que siga por ese camino. Reconocer y
alabar es mucho mejor que lo que se suele hacer habitualmente: intervenir sólo para regañar.
Siempre mencionamos sus pequeñas trastadas de cada día. ¿Por qué no hacemos lo contrario? Si,
con un gesto cariñoso o un ratito de atención resaltamos todo lo positivo que nuestros hijos hayan
realizado, obtendremos mejores resultados.

10. No pierdas nunca la paciencia. En Proverbios capítulo 14 dice el colérico comete


disparates, el hombre reflexivo lo soporta todo. Difícil, pero no imposible.
Por más que parezcan estar desafiándote con sus gestos, sus palabras o sus negativas,
nuestro objetivo prioritario ha de ser no perder jamás los estribos. En esos momentos, el daño que
podemos hacerles es muy grande. Decirles: "No te aguanto"; "Qué tonto eres"; "Por qué no habrás
salido como tu hermano" merman terriblemente su autoestima. Al igual que sucede con los adultos,
los niños están muy interesados en conocer su nivel de competencia personal, y una descalificación
que provenga de los mayores echa por tierra su autoconfianza. Contar hasta diez, salir de la
habitación..., cualquier técnica es válida antes de reaccionar con agresividad ante una de sus
trastadas. En caso de que se nos escape un insulto o una frase descalificadora, debemos pedirles
perdón de inmediato. Reconocer nuestros errores también es positivo para ellos.

Hermanos regresamos con ustedes en unos momentos, después de esta hermosa


alabanza.

¿36,28,? Alabanza

(Neri) - Continuamos aquí hermanos en la Nueva Radio Pax con este su programa
“Cristo en la Familia Nueva Vida”

Hermanos y con motivo de la época en la que nos encontramos queremos también compartir estas
Herramientas para Cuaresma que nos pueden ayudar a ir siendo mejores cristianos.

1. La mesa de la oración. Para comprender y entender la voluntad de Dios en nuestra vida. ¿Qué
querrá el Señor de mí?

2. El destornillador del perdón. Para aflojar situaciones tensas y, por lo tanto, al igual que Jesús
Maestro ofrecer el perdón sin exigir nada a cambio.

3. La sierra de la confesión. Para cortar con todo lo que nos separa del amor de Dios. Para apartar
de nuestro lado aquellas actitudes que no nos permiten vivir como hijos de Dios y por lo tanto para
permitir que Dios vuelva a recuperar la noble madera que tenemos en el corazón.

4. El martillo de la fe. Para no desesperar ante un mundo incierto. Para llegar al fondo de los
misterios pascuales. La fe nos hace comprender que, Dios, es amor y que lo ofrece gratuita y
generosamente. Sólo nos pide correspondencia y confianza.

5. El metro de la penitencia. Para marcarnos pequeñas metas que nos inviten a ponernos en camino
saliendo al encuentro del Señor que sube hacia Jerusalén.

6. El torno de la conversión. Para moldear nuestra persona, nuestro corazón y nuestra alma con la
fuerza del Espíritu. Dos grandes enemigos salen a nuestro paso: el todo vale y el todo da igual.

7. El clavo del amor. Para volcarnos e incrustarnos de lleno allí donde existe soledad e
incomprensión. Cristo fue sensible a los dramas de las personas. También nosotros podemos llevar
seguridad a aquellos que nos rodean con un poco de afecto.

8. El cristal de la transparencia. Para que el Señor y también los demás nos vean tal y cual somos.
Pedro se comprometió a ser fiel aún a sabiendas de que, su debilidad, podrá más que sus
promesas. Ser transparente significa también ser humilde. Mostrarnos tal y cual somos.

9. Las gafas de la esperanza. Para ver los acontecimientos del mundo como Dios mismo los ve.
Para ser objetivos en nuestros juicios y no confundir la falsedad con la verdad, la mediocridad con la
perfección o el interés personal con el bien general.

10. Las tijeras del pecado. Para podar aquello que sobra en el árbol de nuestra vida social, política,
matrimonial o personal. Vivir con Cristo conlleva buscar el camino de la perfección para encontrarnos
con Aquel que es imagen de la perfección divina.

11. Los alicates de la palabra de Dios. Para perfeccionar nuestra vida y, hacer de nuestra existencia,
una búsqueda de su presencia, de su voluntad y de su amor.

12. La llave del corazón. Para abrirnos sin reservas y sin condiciones ante un Jesús que nos invita a
seguirle, a escucharle y a ser más y mejores hermanos.

Hermanos regresamos con ustedes en unos momentos para algunas conclusiones sobre
los temas que compartimos, después de esta hermosa alabanza.

¿48,40? Alabanza

Ya estamos nuevamente con ustedes queridos hermanos, con las siguientes conclusiones
sobre los temas que hoy compartimos

CONCLUSIONES:

 Tenemos que brindarles confianza a nuestros hijos para que ellos puedan confiar en
nosotros, dedicarles tiempo, compartir en familia y sobre todo tenemos que tener claro que
son los hijos que Dios nos dio a cada uno de nosotros.

 Pidamos a Dios nuestro padre que nos ilumine para que podamos tener esa sabiduría que
solo Él puede dar y que así podamos acompañar y guiar a nuestros hijos en la formación
que necesitan y poder cumplir con el propósito que Dios tiene para ellos.

 El Señor nuestro Dios en la cuaresma nos invita a que de corazón nos arrepintamos, que lo
dejemos entrar para que cada día crezca nuestra Fe; debemos ser sinceros para los demás
nos vean con un corazón limpio y humilde.

 Cada cuaresma tenemos la oportunidad de seguir el ejemplo del Hijo Pródigo y volver al
Dios nuestro padre que siempre nos está esperando con los brazos abiertos para acogernos
en su infinita misericordia.

Y para finalizar lo haremos agradeciendo a nuestro padre diciendo.

Bueno hermanos agradecemos su fiel sintonía a la Nueva Radio Pax 91.9 así como a su programa
Cristo en la Familia Nueva vida, queremos invitarles para que nuevamente nos sintonicen el próximo
sábado en este nuestro nuevo horario a las 4 de la tarde.

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