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A B C. MIÉRCOLES 26 DE JULIO DE 1972. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG.

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HÁ MUERTO ÁMERICO CASTRO OPINIONES DE AMERiCO


EN LLORET DE MAR (GERONA) CASTRO
"El «personalista» español no rom-
Se sintió indispuesto cuando se bañaba en la playa pe el cordón umbilical entre lo hecho
y su presencia, su conciencia de estar
Gerona 25. Esta tarde, cuando se encontraba bañándose en la playa de Fanlas, en él en lo hecho; de ahí la despropor-
Lloret de Mar, se sintió indispuesto el insigne polígrafo Américo Castro, nacido en Bra- ción entre el volumen del arte español
sil en 1885, nacionalizado norteamericano, que actualmente residía en Madrid y que se en- y el de la ciencia."
contraba pasando una temporada en el hotel Rigat Park, de Lloret de Mar, en la Costa Brava
gerundense. "La envidia no es afección pernicio-
Trasladado con toda urgencia al Hospital Municipal de Lloret, fue atendido por el doc- sa del alma española, según se dice y
tor Benito Inaraja, pero falleció a los diez minutos de ingresar, siendo inútiles todos los se redice sin más averiguación; es ne-
auxilios de la ciencia. Parece que su fallecimiento le sobrevino a consecuencia de un cesario efecto del vivir confinado, del
colapso cardíaco. atisbar receloso por encima de las
Américo Castro vivía solo, pero avisados los familiares se ha presentado en Lloret una bardas de nuestro propio huertecillo,
hermana suya. El cadáver se encuentra en el depósito del Hospital Municipal y se espera más a menudo «hortus illaboratus» que
la decisión familiar para saber de su posible traslado.—Pyresa. «horfus deliciarum»."
Américo de Castro y Quesada contaba
ochenta y siete años y desde muy tempra- "España, en el siglo XVII, quedó
na edad se distinguió como crítico y filó- reducida al solemne quietismo de sus
logo. Con Menéndez Vidal, Menéndes Pe- hidalgos y de sus religiosos."
layo y Sánchez Albornos formó el cuarteto
de grandes eruditos sobre temas espa-
ñoles. "La conducta del individuo ni es in-
Desempeñó las cátedras de Lengua y Li- dividualista ni es sociable; es «hacia-
teratura Española de la Universidad Cen- dentrista», porque todo lo fuera de ese
tral de Madrid y la de Literatura Española «dentro» es maligno y sospechoso, o
en la Universidad de Sevilla. En 1930 aban- nos es indiferente."
donó su labor docente para realizar una
amplia gira de conferencias por toda
Europa.
En abril de 1931 fue nombrado embaja-
dor de España en Berlín, cargo del que
9 Gonzalo Fernández de la
dimitió un año más tarde. Mora
Terminada la guerra civil española, Amé- «En el fondo de las tesis de Américo
rico Castro se trasladó a los Estados Uni- Castro hay una fracción de verdad: pero
dos, donde desempeñó cátedras de Lengua, su radicalizaron resulta inaceptable. Han
Literatura e Historia de España en Prin- tenido, sin embargo, la virtud de estimu-
centon y en otras Universidades. Regresó lar los estudios sobre nuestro Medievo y
a Madrid en 1969, poco meses después de el justiprecio de lo que debemos a la pre-
la muerte dé su esposa, doña Carmen Ma- sión de minorías exóticas, que fue muy
dinaveitia. Desde entonces residía en un poco, a mi juicio, más un excitante que
edificio de la colonia de El Viso madrileña. un legado.»
Entre stis obras más significativas se en-
cuentran las siguientes: «Santa Teresa y
otros ensayos» (1929), «Aspectos del vivir «En la brillante trayectoria intelectual
hispánico» (1949), «Semblanzas y estudios val y del Siglo de Oro, sus estudios histó- de Américo Castro, nacido en 1885, apreció
españoles» (1956), «Hacia Cervantes» ricos provocaron polémicas en su tiempo, tres períodos muy diferenciados. En el
(1957), «De la edad conflictivaa> (1961), «El aunque poco a poco todo el mundo reco- primero, que se extiende hasta 1924. nues-
pensamiento de Cervantes» (1925), «Ori- nociera el gran valor científico de su obra. tro autor, discípulo de Menéndez PidaL
gen, ser y existir de los españoles» (1959) El fue el primero en exponer la teoría de cultiva la filología con seriedad y rigor.
y su conocidísimo trabajo «España en su que no se podía hablar de «españoles» has- De entonces son sus trabajos «Adiciones
Historia» (1948). ta poco antes del siglo XV y de la unidad hispánicas al Diccionario etimológico de
Como especialista en la España Medie- de nuestra Patria.—Pyresa. W. Meyer-Luebke» (1918). «Sobre «tr» y
«dr» en español» fl920), etcétera. El segun-
do período, que llega hasta nuestra pos-
guerra, está presidido por la preocupación
OPINIONES SOBRE AMÉRICO CASTRO erasmista. Américo Castro abandona la fi-
lología para zambullirse en la crítica lite-
• Ernesto Giménez Caballero no está terminada. No lo estará proba- raria con respecto al dato. A esta etapa
blemente nunca. Cuando le oímos hablar corresponden su conferencia «Don Juan en
Pues quiero mucho a clon Américo. Evo- de las tareas que tiene entre manos y de la literatura española» (1924) y, sobre
cando sus clases —viejo caserón de San sus proyectos, se despliega ante nuestra todo, sus investigaciones cervantinas; el
Bernardo— con aquel suyo balbuceo encan- imaginación un horizonte de temas y artículo «Cervantes pensador» (1924), el
tador, como pidiendo permiso para ense- cuestiones cuyo estudio sobrepasa la capa- libro «El pensamiento de Cervantes»
ñar delicias lexicales mientras daba vuel- cidad de una persona y el plazo natural (1935) y el estudio «Erasmo en tiempos
tas sobre un dedo a la cadena del reloj. de una vida humana. ¿Quedará la obra de Cervantes» (1931). En la tercera época,
Entonces, por 1918, cuando por los pasi- Inconclusa? Un plantel de discípulos, es- que llega hasta nuestros días, Américo
llos se cuchicheaba que, como Giner, se pañoles" e hispanistas, principalmente nor- Castro se mueve, velozmente, en un cam-
ponía todos los días una camisa limpia, teamericanos, siguen avanzando por los po dilatadísimo, el de la historia de la
por modesta que fuera, tras ©1 imprescin- caminos abiertos por el autor de «La rea- cultura. Ahora la idea dominante no es
dible baño, y no usaba camiseta y estu- lidad histórica de España», aplicando sus la de encontrar los rasgos renacentistas
diaba, ventana abierta, junto a la novedad criterios y métodos al estudio del pasado y heterodoxos de nuestros siglos áureos,
de un termosifón, y subía a la Sierra y se de los españoles. En este punto, Castro sino explicar toda la Historia de España
sabía Jovellanos de memoria... debe sentirse satisfecho, no obstante el si- como el resultado de tres factores: lo cris-
lencio de algunos historiadores ante sus
más Importantes y fecundos hallazgos. tiano, lo judío y lo musulmán. La obra
representativa de estos años es «España
Fui, gracias a Castro, compañero de en su Historia» (1948), reiteradamente co-
Carmen, su hija; de Jimena, la de don rregida y refundida, y flanqueada por nu-
Ramón; de Carmen Laforet, de Zubiri. • Ángel María de Lera merosos artículos polémicos luego agru-
Mientras él, por una temporada, se hacía pados en forma de volúmenes.»
embajador «de los que sabían escribir», Gran maestro, es decir, humilde, cortés,
como le dije en mi «Bobinsón Literario». abierto, comprensivo, sabiendo escuchar
Y hasta increpar en correcto alemán a atentamente y sabiendo admirarse toda- • Melchor Fernández Almagro
los nacientes nazis de Berlín, donde tenía vía, al que, sin embargo, desconocen las
su puesto. jóvenes generaciones de nuestro país por- En septiembre de 1958, el académico
que lleva gran parte de sil vida enseñando Melchor Fernández Almagro terminaba un
• Manuel Cerezales en él extranjero. Treinta años, nada me- juicio sobre el libro «Hacia Cervantes», de
nos, ha sido profesor en los Estados^ Unidos. A. C, con estas palabras: «Américo Cas-
La obra de Castro es como un organis- Treinta años arrastrando esa incurable tro es uno de los t>rimeros ensayistas de
mo vivo, que crece y se transforma y se dolencia de la nostalgia por su tierra y habla española, y creemos «rae con sus
nos ofrece siempre abierto a la asimila- por sus hombres, dando a extraños, si es escrupulosas lecturas alterna esa intuición
ción de elementos nuevos. El historiador, que puede llamarse extraño a ningún ser que calificaríamos de «ganivetiana» por
cumplidos los ochenta y siete años, no se humano, lo que había descubierto y ate- la expresión un tanto antojadiza, de puro
permite treguas en su trabajo. Su labor sorado para los suyos. humana, aue a veces nos sorprende.»

ABC (Madrid) - 26/07/1972, Página 15


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