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SALA CONSTITUCIONAL
MAGISTRADOPONENTE: JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO
El 30 de mayo de 2001, Roxana Yciarte Aponte de Perera, abogada inscrita en el Inpreabogado bajo
el N° 17.520, indicando que procede como apoderado judicial de Servicio de Emergencias Médicas de
Aragua SERMÉDICA C.A., compañía anónima domiciliada en el Estado Aragua, inscrita en el Registro
Mercantil Primero del Estado Aragua, bajo el N° 34, Tomo 558B, del 14 de junio de 1993, interpuso ante
esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, acción de amparo contra decisión dictada el 9 de
abril de 2001 por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo, de Menores y de
Estabilidad Laboral de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua.
En la oportunidad se dio cuenta en Sala y se designó como ponente al Magistrado que, con tal
carácter, suscribe el presente fallo.
Analizado el contenido del presente expediente se pasa a dictar sentencia previas las siguientes
consideraciones:
I
DE LA ACCIÓN DE AMPARO
La presente acción de amparo es ejercida con fundamento en los artículos 27 de la Constitución y 4
de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, contra sentencia dictada el 9 de
abril de 2001, por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo, de Menores y de
Estabilidad Laboral de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua, denunciando la representación judicial
de la accionante infringidos en la situación jurídica de su representada, el derecho a la defensa, al debido
proceso y a obtener una tutela judicial efectiva consagrados en los artículos 49.1, 26 y 257 de la vigente
Constitución, y asimismo los artículos 137 y 253 eiusdem.
Narra la solicitante del amparo que la sentencia accionada recayó en el recurso de apelación ejercido
contra la sentencia de primera instancia dictada en el juicio que por calificación de despido incoó Aixa Celis
contra la accionante de la presente causa.
En efecto, indica que la sentencia recaída en la primera instancia en el referido juicio, declaró con
lugar la solicitud de calificación de despido, ordenó el reenganche de la demandante y condenó, a la ahora
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accionante, al pago de los salarios caídos desde el 26 de noviembre de 1999, a razón de setecientos mil
bolívares (Bs. 700.000,00) mensuales, lo cual, a su decir, no fue en modo alguno probado; que asimismo,
dicha decisión declaró nulas las actuaciones de la ahora accionante, demandada en aquél juicio, al considerar
que el instrumento poder presentado para acreditar la representación de la demanda invocada por sus
apoderados, era insuficiente; que dicha decisión señaló que no existía relación entre lo alegado y lo probado
lo que, en su criterio, no sería cierto y constituiría falso supuesto “toda vez que en la contestación se afirmó
que la demandante había sido despedida con fundamento en el literal “F” del artículo 102 de la Ley
Orgánica del Trabajo, como lo es tres faltas injustificadas en un mes y que tal afirmación se corroboraba
con la notificación que por escrito se efectuó el despido...”; que el sentenciador de la primera instancia no
valoró ni apreció las pruebas aportadas por la ahora accionante en aquél otro proceso, silenciando total y
absolutamente cualquier consideración con respecto a la exhibición de documentos practicada; que,
asimismo, dicho sentenciador se limitó a confirmar las peticiones de la accionante sin analizar los
instrumentos probatorios aportados.
Señala la solicitante del amparo que los anteriores argumentos fundamentaron el recurso de apelación
interpuesto contra dicha sentencia y que el sentenciador de segunda instancia, como punto previo de su
decisión, reconoció la validez y eficacia del instrumento poder que acredita la representación judicial de los
apoderados de la demanda en aquél juicio (ahora accionante) y, sin embargo, no declaró con lugar el recurso
de apelación ejercido, como, a criterio de la solicitante del amparo, debió hacerlo.
Asimismo, señala que el sentenciador de la segunda instancia, pese a haber reconocido la validez del
documento poder presentado por los apoderados de la demandada, al efectuar la actividad revisora que le
correspondía, se limitó a argumentar respecto de las posiciones juradas promovidas por la demandante y de
parte de los documentos por ella presentados, haciendo referencia sólo a las declaraciones de dos de los
testigos presentados por la demandada desestimando a uno de ellos, por lo que concluyó que la demandada
no logró desvirtuar los alegatos expuestos por la actora y que el despido fue injustificado.
Afirma, igualmente, que dicha sentencia nada refiere respecto de los elementos esenciales de la
defensa sobre los que no se había pronunciado su a quo, y que ni aprecia ni valora dichos elementos, por lo
que incurre en silencio de prueba.
Adujo, también, que omitió dicha sentencia analizar documentos que merecen fe pública como los
emitidos por la oficina de telégrafos y que, asimismo, omite hacer consideración alguna respecto a los
documentos aportados para probar que la demandante ganaba trescientos cuarenta y dos mil seiscientos
bolívares (Bs. 342.600,00) mensuales y no setecientos mil bolívares (Bs. 700.000,00) mensuales, todo lo cual
consideran una amenaza grave y cierta contra el derecho de obtener una tutela judicial efectiva, siendo que el
juzgado accionado declara con lugar la calificación de despido sin señalar expresamente cuáles elementos
determinan la no justificación del despido, lo que constituye el punto central del debate.
Igualmente, relaciona la solicitante del amparo una serie de instrumentos probatorios que dice haber
sido aportados en el juicio y sobre los cuales nada señala, a su decir, la sentencia accionada.
Indica, igualmente, que la sentencia accionada “silencia” la aplicación de la norma prevista en el
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artículo 61 del Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo, cuando establece que la demandante es acreedora
del pago de salarios caídos desde el 26 de noviembre de 1999 y no precisa cuáles días deben ser excluidos
para el cálculo de los mismos, lo cual constituye, en su criterio, una amenaza de infracción del derecho de
defensa de la accionante “toda vez que pudiera generarse un enriquecimiento sin causa en perjuicio del
patrimonio social y en beneficio de la demandante”.
Señala que el sentenciador accionado incurrió en “el tercer supuesto de suposición falsa establecido
en la ley adjetiva, por cuanto da por demostrado” el hecho de que la remuneración mensual es de setecientos
mil bolívares (Bs. 700.000,00) con bases inexactas.
Finalmente, solicita la declaratoria con lugar de la presunta causa y se acuerde mandamiento de
amparo constitucional conforme al cual se ordene:
1. La suspensión inmediata de la ejecución de la sentencia accionada hasta que se resuelva la presente causa.
2. Oficiar inmediatamente respecto de “la suspensión acordada al Juez Superior y el Juez de Primera
Instancia, el Primero del Trabajo y Estabilidad Laboral de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua”.
3. La nulidad de la sentencia accionada y de la de primera instancia.
4. Dar cumplimiento a la disposición contenida en el artículo 29 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales.
Por último, solicita, con fundamento en el artículo 588 del Código de Procedimiento Civil, la
suspensión provisional de los efectos de la sentencia accionada hasta que se resuelva la presente solicitud de
amparo constitucional.
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
En primer lugar corresponde a esta Sala pronunciarse acerca de su competencia para conocer de una
acción de amparo incoada contra decisión judicial dictada por un Juzgado Superior de la República actuando
en la jurisdicción laboral y, en tal sentido, reiterando los criterios relativos a distribución de competencias en
la acción de amparo, establecidos por esta Sala en sus sentencias del 20 de enero de 2000 (Casos: Emery
mata Millán y Domingo Gustavo Ramírez Monja), 14 de marzo de 2000 (Caso Elecentro); y 8 de diciembre
de 2000 (Caso: Yoslena Chanchamire Bastardo), esta Sala considera que resulta competente para conocer de
la presente causa, y así se declara.
Corresponde a esta Sala pronunciarse acerca de la acción ejercida, a cuyo fin observa:
La presente acción de amparo ha sido ejercida denunciando la apoderada judicial de la accionante
infringidos en la situación jurídica de su representada su derecho a la defensa y al debido proceso
consagrados en el artículo 49.1 de la Constitución; su derecho “a obtener una tutela judicial efectiva
establecido en el artículo 26 y en el artículo 257, todo ello en perjuicio del principio de la legalidad
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consagrado en el artículo 7 en concordancia con los dispositivos de los artículos 253 eiusdem” (de la
vigente Constitución).
Dichas infracciones se habrían producido el 9 de abril de 2001, cuando dictó el Juzgado Superior en
lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo, de Menores y de Estabilidad Laboral de la Circunscripción
Judicial del Estado Aragua, la sentencia accionada, al conocer dicho tribunal de un recurso de apelación
ejercido por la accionante contra sentencia dictada en primera instancia el 21 de noviembre de 2000 por el
Juzgado Primero de Primera Instancia del Trabajo y Estabilidad Laboral de la Circunscripción Judicial del
Estado Aragua, en el procedimiento por calificación de despido, reenganche y pago de salarios caídos
incoado por Aixa Celis contra la accionante de la presente causa.
A decir de la representación judicial de la accionante, la denunciada infracción al debido proceso se
habría verificado “Al no producirse el cumplimiento de los extremos adjetivos legalmente establecidos y que
condicionan la responsabilidad de juzgamiento que tiene todo juez, cuando se violentan tanto los extremos
formales externos del proceso como las condiciones intrínseca de la sentencia, y, cuando se distorsiona el
proceso lógico jurídico que se debe cumplir para la formación de la misma.
Asimismo, la sentencia recurrida en amparo amenaza con violentar los supuestos previstos en las
disposiciones constitucionales referidas a la protección del derecho a la defensa, cuando incurre en
suposición falsa y silencia pruebas”.
En sentencia del 4 de abril de 2001 (Caso: Papelería Tecniarte C.A.), esta Sala, en criterio que ahora
ratifica señaló:
“Conforme al artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo, la procedencia de la acción de
amparo contra decisiones, actuaciones u omisiones judiciales está supeditada al
cumplimiento de dos requisitos concurrentes: que el tribunal señalado como
agraviante haya actuado “fuera de su competencia”, expresión que la jurisprudencia
ha interpretado con actuación con abuso de poder, extralimitación o usurpación de
funciones, y que esa actuación u omisión lesione o amenace violar, en una situación
jurídica subjetiva, un derecho constitucionalmente garantizado. Así mismo establece el
artículo 1 eiusdem, que el propósito de la acción de amparo es el restablecimiento
inmediato de la situación jurídica infringida o la situación que más se asemeje a
ella...”.
Es decir, que la ocurrencia de un hecho que constituye una infracción inmediata o una amenaza
inmediata de lesión de un derecho constitucional es una condición sine qua non de procedencia de la acción
de amparo.
En la misma sentencia parcialmente transcrita ut supra, esta Sala dejó asentado como ahora ratifica
que:
“El derecho al debido proceso, consagrado en el artículo 49 de la Constitución a favor
de todo habitante de la República, comprende el derecho a defenderse ante los
órganos competentes, que serán los tribunales o los órganos administrativos, según el
caso. Este derecho implica notificación adecuada de los hechos imputados,
disponibilidad de medios que permitan ejercer la defensa adecuadamente, acceso a los
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órganos de administración de justicia, acceso a pruebas, previsión legal de lapsos
adecuados para ejercer la defensa, preestablecimiento de medios que permitan
recurrir contra los fallos condenatorios (de conformidad con las previsiones legales),
derecho a ser presumido inocente mientras no se demuestre lo contrario, derecho de
ser oído, derecho de ser juzgado por el juez natural, derecho a no ser condenado por
un hecho no previsto en la ley como delito o falta, derecho a no ser juzgado dos veces
por los mismos hechos, derecho a no ser obligado a declararse culpable ni a declarar
contra sí mismo, su cónyuge, ni sus parientes dentro del segundo grado de afinidad y
cuarto de consanguinidad, entre otros.
La consagración constitucional del derecho al debido proceso, significa que la acción
de amparo ejercida por violación de algunos de los extremos allí señalados por
actuación u omisión judicial, procederá cuando los hechos presuntamente
constitutivos de la infracción efectivamente impidan o amenacen impedir a un
particular el goce y ejercicio inmediato de alguna de las facultades que dicho derecho
al debido proceso otorga.
Es así como no todo error de procedimiento que cometan los jueces, ni todos los
errores cometidos en la escogencia de la ley aplicable o en la interpretación de la
misma constituye infracción al derecho al debido proceso. Solo cuando la infracción
de reglas legales resulte impeditiva del goce o ejercicio de los derechos y facultades
garantizados por el artículo 49 citado, se verificará la infracción constitucional
presupuesto de procedencia de la acción de amparo ejercida por violación al debido
proceso, de modo que el acciónate deberá alegar cómo y de qué manera el error
judicial le impide o amenaza impedirle el goce o ejercicio del derecho que señala
conculcado, expresando la actividad procesal a la que tenía derecho y que no puede
ejercer como resultado del hecho constitutivo de la supuesta infracción constitucional,
así como la urgencia en el restablecimiento de la situación lesionada”.
En efecto, los errores de juzgamiento en que podría incurrir el juez respecto de la aplicación o
interpretación de normas de rango legal no contradicen, per se, derechos o garantías constitucionales ni
constituyen, necesariamente, infracción al debido proceso. Sólo cuando esos errores hagan nugatoria la
Constitución, al contradecir alguno de los derechos que confiere, impidiendo a alguien el ejercicio de alguno
de esos derechos que le han sido conferidos procederá el ejercicio de la acción de amparo, con el objeto de
restablecer la situación jurídica subjetiva infringida; es decir, con el objeto de restituir al sujeto agraviado en
el goce y ejercicio del derecho constitucional que le ha sido violado o amenaza de serlo.
Por su parte, el artículo 26 de la Constitución que junto con el artículo 257 eiusdem han sido
denunciado infringidos; establece el primero de ellos lo que se ha llamado el derecho a la tutela judicial
efectiva que comprende el derecho de acceso a los órganos de administración de justicia, el derecho a obtener
una decisión en derecho y el derecho que esa decisión sea efectiva. Asimismo garantiza dicho artículo la
gratuidad, imparcialidad, idoneidad, transparencia, autonomía, independencia, responsabilidad y celeridad en
la administración de justicia, así como que dicha función debe ser equitativa y expedita, sin dilaciones
indebidas ni formalismos o reposiciones inútiles. El referido artículo 257 establece la instrumentalidad del
proceso como medio de actualización de la justicia y define sus características esenciales indicando que éste
debe ser determinado por la Ley. No comprenden el derecho a la tutela judicial efectiva ni el derecho al
debido proceso, el de que la decisión resultante de un proceso sea aquella querida o que beneficie al titular de
dichos derechos, sino que dicha decisión sea obtenida dentro del proceso legalmente establecido,
desarrollado sin infracción de los particulares derechos a que se refiere el artículo 49 de la Constitución y con
las características de celeridad, ausencia de formalidades no esenciales y otras contempladas en los artículos
26 y 257 eiusdem.
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La acción de amparo, por su parte, no constituye, en manera alguna, una tercera instancia. No es un
medio de corrección de errores procesales y sus decisiones no producen cosa juzgada material, no siendo
propio del juez de amparo entrar a conocer del fondo del asunto que se dilucida en los juicios en cuyo
decurso se denuncia ocurrida una infracción constitucional en la situación jurídica subjetiva de alguna de las
partes o de un tercero.
Ahora bien, en el presente caso, la representación judicial de la accionante ha explicado ampliamente
los errores de juzgamiento y de aplicación de normas legales en que, en su criterio, habría incurrido el juez
accionado al dictar su sentencia, señalando que vicios de falso supuesto y de silencio de pruebas, es decir
infracciones legales, pero sin explicar de manera concreta y específica, cómo y de qué manera dichas
supuestas infracciones le han impedido o amenazan de impedirle el goce o ejercicio de alguno de los
derechos enunciados en el citado artículo 49 constitucional, señalando, sí, que la sentencia accionada, de ser
ejecutada, podría significar un enriquecimiento sin causa en cabeza de Aixa Celis, puesto que en la misma se
indica que los salarios caídos reclamados por dicha persona y condenados a pagarle a la ahora accionante,
deben calcularse a razón de setecientos mil bolívares (Bs. 700.000,00) mensuales, lo que, a decir de la
accionante, no fue probado, pero cuya determinación no es materia propia de la acción de amparo.
Siendo ello así, atendiendo a lo expuesto, al no desprenderse del presente expediente que el Tribunal
accionado haya actuado fuera de su competencia en el sentido referido supra, ni que se haya impedido a la
accionante o se le amenace de impedirle el goce y ejercicio de los derechos constitucionales comprendidos en
el numeral 1 del artículo 49 constitucional ni en ninguno de sus otros numerales, ni en los artículos 26 y 257
eiusdem, esta Sala considera que la presente acción de amparo, de conformidad con el artículo 4 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, debe ser declarada in limine litis
improcedente, y así lo declara.
DECISIÓN
Por los razonamientos anteriormente expuestos, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala
Constitucional, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara IN
LIMINE LITIS IMPROCEDENTE la acción de amparo interpuesta por Servicios de Emergencias
Médicas de Aragua SERMÉDICA C.A., representada por la abogada Roxana Yciarte Aponte de Perera,
contra decisión dictada el 9 de abril de 2001 por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del
Trabajo, de Menores y de Estabilidad Laboral de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua.
Publíquese y regístrese. Archívese el expediente. Cúmplase lo ordenado.
Dada, firmada y sellada, en el Salón de Audiencias de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, en Caracas, a los 20 días del mes de SEPTIEMBRE de dos mil uno. Años: 191° de la Independencia
y 142° de la Federación.
El Presidente de la Sala,
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IVÁN RINCÓN URDANETA
El Vicepresidente,
JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO
Ponente
Los Magistrados,
JOSÉ MANUEL DELGADO OCANDO
ANTONIO JOSÉ GARCÍA GARCÍA
PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ
El Secretario,
JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO
Exp. N°: 011114
J.E.C.R/
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