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I. ACCIONES CONSTITUCIONALES.
§ 1. A C C I Ó N CONSTITUCIONAL DE PROTECCIÓN.
A) ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
A principios de los años setenta se encuentran los primeros antecedentes del recurso
de protección. En efecto, existen dos proyectos que pretenden hacer extensiva la
protección del recurso de amparo a otros derechos constitucionales distintos a la
seguridad individual.
Estos proyectos eran, por una parte, obra de una comisión del Departamento de
Derecho Público de la Universidad de Chile, y por otro lado, un trabajo elaborado por
los profesores Jaime Navarrete y Eduardo Soto. Precisamente, este ultimo trabajo, fue
escogido por los diputados Diez y Arnello, el año 1972, para ser presentado como
moción de reforma constitucional, moción que fue reiterada el año 1973.
Con posterioridad al golpe militar del año 1973, la Comisión de Estudios de la Nueva
Constitución (CENC), retoma la idea y la incorpora en el anteproyecto de Constitución
que elaboró. La concreción de la idea señalada anteriormente, se manifiesta en el Acta
Constitucional Nº 3 de 1976, para luego pasar al proyecto definitivo de Constitución, en
el actual artículo 20.
B) NATURALEZA JURÍDICA.
(i) Nomenclatura.
Aún cuando se denomina como recurso, técnicamente no lo es. En el ordenamiento
jurídico chileno, los recursos son medios de impugnación de las resoluciones judiciales,
en cambio, el objeto del recurso de protección, es restablecer el imperio del derecho
frente a actos u omisiones ilegales o arbitrarias.
(ii) Concepto.
El recurso de protección es una acción constitucional destinada a lograr una eficaz
cautela de los derechos garantizados en la Constitución, es una garantía jurisdiccional
constitucional que existe para dar una pronta y rápida solución a eventuales lesiones a
los derechos constitucionales.
* Este texto se preparó a partir de diversos materiales. De autoría del profesor Eduardo Aldunate, su
apunte sobre acción de protección, que se transcribe; y pasajes de su libro Derechos fundamentales en lo
relativo a los sistemas internacionales de derechos humanos. Se incorpora, también, un apunte sobre
habeas corpus preparado por Soledad Pardo. En lo restante, se ha utilizado la bibliografía que se cita en
cada caso, algunas veces complementadas con ideas de las clases del profesor Aldunate; y, en todo caso,
actualizadas y adecuadas formalmente por Octavio Ansaldi, Sebastián Chandía y Soledad Pardo.
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 2
1
Cfr. Aldunate Lizana, Eduardo, Derechos Fundamentales (Legal Publishing, 1º ed., 2008) pp. 269-280.
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 3
C) OBJETO.
D) LEGITIMADO ACTIVO.
(i) La Constitución, en su artículo 20, utiliza la expresión “El que”. Esta frase la
jurisprudencia la ha entendido en un sentido amplio, aceptando que el recurso de
protección ampara a todas las personas, sean estas naturales, jurídicas o morales. Es
necesario señalar además, que existe jurisprudencia en esta sede que estima como
legitimados activos del recurso de protección a órganos públicos.
2
Si se tiene en cuenta lo señalado en el punto II, lo que debe hacer el órgano jurisdiccional es devolver al
afectado al amparo del ordenamiento jurídico para que haga uso de las soluciones que éste contempla.
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 4
E) REQUISITOS DE PROCEDENCIA.
3
Cfr. Aldunate Lizana, Eduardo, Derechos Fundamentales (Legal Publishing, 1º ed., 2008) pp. 211-224.
4
Cfr. BORDALÍ SALAMANCA, Andrés y FERRADA BÓRQUEZ, Juan Carlos, Estudios de Justicia
Administrativa (Legal Publishing, 2º ed., 2009) pp. 209-233.
5
En el fallo Espinoza Maureira, la CdA de Santiago, conociendo de un recurso de protección interpuesto
por la fiscal judicial de la CdA de Concepción, por la amenaza que le causaba un mensaje enviado por
PDR, contenido en un proyecto de ley que interpretaba el D.L. 3.058 de 1978, en el cual se fijaba la
asignación por zona, señaló este criterio.
6
Véase las sentencia de la CdA de Valparaíso, de fecha 25 de marzo de 1993, recaída en las causas rol nº
45-93 y 48-93.
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 5
F) TRAMITACIÓN.
(i) Regulación.
Se encuentra regulado en el auto acordado dictado por la Corte Suprema de 27 de
junio de 1992, modificado en los años 1998, 2007 y 2015. La existencia de esta
regulación se explica porque el Acta Constitucional Nº 3 de 1976, específicamente en su
artículo 2 inciso final, encomendaba a la Corte Suprema la regulación del procedimiento
del recurso de protección que se consagraba. Con la entrada en vigencia de la
Constitución de 1980, este mandato quedo sin vigor, sin embargo, subsiste la regulación
de la Corte Suprema del año 1977 reemplazada el año 1992 mediante otro auto
acordado.
(ii) Críticas.
1. La regulación en comento amerita las siguiente críticas: a) se trata de materia que
deben ser reguladas por ley, de acuerdo al artículo 19 Nº 3 inciso sexto 7 ; b) la
Constitución no establece plazo para su interposición, por lo tanto, no podría limitarse
ni por ley, ni menos por un auto acordado; c) se establecen sanciones frente al
7
Se han planteado requerimientos ante el Tribunal Constitucional, vía artículo 93 Nº 2, respecto a la
constitucionalidad del auto acordado que regula el recurso de protección. En la sentencia que falla uno de
los requerimientos, específicamente la sentencia recaída en la causa rol Nº 1812, se señala en su
considerando 16º lo siguiente: “… que en aspectos de funcionamiento en que el legislador no ha
establecido normas o que expresamente la Constitución no le ha reservado a éste, el propio órgano
judicial puede autorregularse, añadiendo que, naturalmente no pueden contradecir normas legales ni
menos las de rango constitucional”. Este razonamiento que el Tribunal Constitucional importa de la
sentencia recaída en la causa rol Nº 783, olvida que la propia Constitución en el artículo 19 Nº 3 inciso
sexto reserva esta materia al legislador, por lo que, el razonamiento del órgano de jurisdicción
constitucional es deficiente.
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 6
incumplimiento del informe requerido por el Tribunal, lo que sólo se puede hacer por
ley.
8
El art. 1 del Auto Acordado señala que interpondrá “ante la Corte de Apelaciones en cuya jurisdicción
se hubiere cometido el acto o incurrido en la omisión arbitraria o ilegal que ocasionen privación,
perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de las garantías constitucionales respectivas, o donde
éstos hubieren producido sus efectos, a elección del recurrente…”.
9
Tal como se señaló anteriormente en estos apuntes, teóricamente el recurso de protección pretendía
lograr en un corto plazo una medida cautelar que permita evitar el daño y discutir depuse su procedencia,
sin embargo, lo que ha ocurrido con la orden de no innovar, es que esta ha reemplazado al recurso mismo,
y la discusión respecto a la procedencia de la medida se desplaza a la sentencia de protección,
decidiéndose asuntos de fondo.
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§ 2. H A B E A S CORPUS.
A) GENERALIDADES
(i) El habeas corpus es una acción constitucional que tiene por objeto tutelar la
libertad personal y seguridad individual, en los casos en que estos derechos
constitucionales sean lesionados, restableciendo el imperio del derecho y protegiendo al
afectado, por medio de un procedimiento informal, breve y sumario. Nuestra
Constitución lo consagra en su artículo 21.
(ii) Generalmente, se conoce al habeas corpus como “recurso de amparo”. Sin
embargo, esta denominación no parece del todo acertada, por dos motivos:
1) La expresión “amparo” es indicativa de un alcance más amplio. En derecho
comparado, el amparo tutela la generalidad de los derechos constitucionalmente
consagrados10, a diferencia del habeas corpus, que tiene un ámbito de aplicación que se
limita a la libertad personal y seguridad individual. La acción denominada como recurso
de amparo en el derecho comparado, más bien corresponde al recurso de protección
chileno, consagrado en el artículo 20 de nuestra Constitución. Así las cosas, se dejará de
lado la expresión “amparo”, y sólo se utilizará la expresión “habeas corpus”.
2) No se trata de un recurso. Un recurso es un medio de impugnación de resoluciones
judiciales11; el habeas corpus, en cambio, puede utilizarse contra actos del gobierno y la
10
La fórmula de consagración varía según el país de que se trate. En la mayoría de los casos el amparo
tutela todos los derechos constitucionales no protegidos por acciones especiales (como lo son el habeas
corpus y habeas data). Por otro lado, hay países en que se protege un conjunto de derechos consagrados
constitucionalmente, que la carta fundamental señala como susceptibles de amparo (entre los cuales, de
todas formas, no se menciona la libertad personal y seguridad individual). Este último es el amparo
(propiamente tal) chileno, que se denomina recurso de protección. BREWER-CARIAS, Allan (1993): El
Amparo a los derechos y libertades constitucionales (una aproximación comparativa), Editorial Jurídica
Venezolana, Caracas, Venezuela, p. 64 y ss.
11
En palabras de Orellana, los recursos son medios de impugnación, actos jurídicos procesales, de parte o
de terceros para solicitar la enmienda o nulidad de una resolución judicial no firme, que causa agravio o
gravamen, solicitándole al mismo tribunal o al superior jerárquico que resuelva el asunto conforme a
derecho. ORELLANA TORRES, Fernando (2010): Manual de Derecho Procesal, Tomo IV: Recursos
Procesales, Librotecnia, Santiago, Chile, p. 17.
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 8
B) ORIGEN
(i) El primer antecedente del habeas corpus lo encontramos en Roma, donde existió
el interdicto de homine libero exhibendo, que permitía acudir al pretor para lograr que el
particular que tuviese secuestrado a un hombre libre, lo presentara materialmente ante el
pretor, quien debía entonces determinar la procedencia de la privación de libertad. En
cuanto a su objetivo, este interdicto se orientaba básicamente al mismo fin que el habeas
corpus: lograr que el privado de libertad fuera puesto a disposición del juez. Sin
embargo, esta institución sólo procedía contra actos de particulares13.
(ii) El habeas corpus como tal tiene su origen en Inglaterra; su antecedente en este
país se encuentra en la Carta Magna de 1215, impuesta por sus barones al rey Juan Sin
Tierra, en la que se contemplaba que ningún hombre libre podría ser arrestado o
detenido en prisión sino por juicio legal de sus pares (nisi per legale judicium pari
suorum) y de acuerdo al derecho del país (per legem terrae). Esta institución se
concreta posteriormente en el denominado writ de habeas corpus14, por medio del que el
captor era obligado a exhibir a la persona detenida y explicar las razones de la
detención; en principio, el habeas corpus no busca obtener la libertad de la persona, sino
simplemente asegurar la presencia del acusado ante el tribunal. Posteriormente, en 1679,
el Parlamento Inglés dictó el Habeas Corpus Act, durante el reinado de Carlos II, que
regula el procedimiento del habeas corpus en un sentido muy parecido al que conserva
hasta nuestros días en diferentes países.. Esta institución inglesa fue heredada por las
colonias de Norteamérica, lo que llevó, de esta forma, a su incorporación al derecho
estadounidense15.
(iii) Asimismo, existe otro antecedente de esta figura en el derecho aragonés: el
recurso o proceso de manifestación de personas, que procedía contra de quien hubiese
privado de libertad a alguna persona sin observar las garantías legales pertinentes. Este
recurso buscaba que el individuo fuese llevado a presencia del justicia de Aragón, o
alguno de sus delegados, sustrayéndolo de la autoridad que lo tenía, para que se
realizara un examen de las causas de la privación de libertad. Mientras se realizaba este
procedimiento de cautela, el acusado podías ser llevado a un establecimiento especial
denominado cárcel de manifestación 16 . Esta institución sirvió principalmente para
proteger a personas privadas de libertad por la Inquisición.
12
ARELLANO DEL CAMPO, Danahe (2002): Habeas corpus en Chile: evolución, eficacia y necesidad de
una nueva normativa, Universidad de Talca, Talca, Chile, p. 23.
13
AZUELA RIVERA, Mariano (2008): Amparo, Suprema Corte de Justicia de la Nación, México, p. 110.
14
Se llama writ a un documento oficial de tipo legal que contiene una orden o prohibición de realizar
determinada cosa – Longman English Dictionary.
15
Cfr. TAVOLARI OLIVEROS, Raúl (1995): Habeas Corpus; Recurso de amparo, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago, Chile, p. 40 y ss.
16
TAVOLARI OLIVEROS (1995), p.30.
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 9
17
NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto (1998): El Habeas Corpus o Recurso de Amparo en Chile, en Revista de
Estudios Políticos Nueva Época, núm. 102, octubre-diciembre, Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, Madrid, España, p. 194.
18
TAVOLARI OLIVEROS, Raúl (1994): Hacia la tutela eficaz de los derechos humanos por la Jurisdicción:
una perspectiva desde el derecho chileno, referida al habeas corpus, en Tribunales, Jurisdicción y
Proceso, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, Chile, p.181.
19
Todo individuo que se hallare detenido, procesado o preso, con infracción de lo dispuesto en los
artículos anteriores, podrá ocurrir por sí o por cualquiera a su nombre, a la magistratura que señale la
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 10
D) REGULACIÓN POSITIVA.
ley, en demanda de que se guarden las formalidades legales. Esta magistratura podrá decretar que el
individuo sea traído a su presencia y su decreto será precisamente obedecido por todos los encargados
de las cárceles o lugares de detención. Instruida de los antecedentes, decretará su libertad inmediata o
hará que se reparen los defectos legales o pondrá al individuo a disposición del juez competente,
procediendo en todo breve y sumariamente, corrigiendo por sí esos defectos o dando cuenta a quien
corresponda para que los corrija. Artículo 16, C.P.R 1925.
20
El profesor Aldunate plantea que la evolución jurisprudencial del habeas corpus a partir de la
Constitución de 1925 produjo un debilitamiento de esta institución, en cuanto los tribunales optaron por
apegarse de manera estricta a la regulación legal de la acción, más que a su función constitucional. De
modo que la eficacia de la tutela del habeas corpus fue reduciéndose, lo cual fue antecedente de la
práctica de los tribunales luego del Golpe de Estado de 1973. ALDUNATE LIZANA, Eduardo (2007):
Panorama actual del amparo y habeas corpus en Chile, en Estudios Constitucionales, Centro de Estudios
Constitucionales, Universidad de Talca, Chile, p.23.
21
ALDUNATE LIZANA (2007), p. 24.
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 11
libertad22. Caben acá todos los anuncios que pueda hacer un particular a otro, de la
posible afectación de la libertad personal del amenazado, siempre que existan
probabilidades reales de concreción de ello. En el plano institucional, el mejor efecto es
la existencia de una orden de detención (amenaza de que si se cumple se prive a la
persona de libertad)
(i) El artículo 95 del Código Procesal Penal consagra una acción de habeas corpus de
carácter legal: el llamado “amparo ante el juez de garantía”. Esta acción presenta
elementos comunes con el habeas corpus establecido por la Constitución. Sin embargo,
cuenta con ciertas características que la distinguen, a saber:
1) Su regulación permite que la tutela de la libertad sea aún más cercana que la que
brinda el procedimiento ante la Corte de Apelaciones, pues el tribunal que conoce es el
juzgado de garantía, que tiene un territorio jurisdiccional más acotado.
2) La hipótesis de este habeas corpus consiste en una privación de libertad; es un
amparo solamente correctivo 23 ; deja fuera, por tanto, los casos de perturbación o
amenaza.
3) Se limita la fuente de la cual debe provenir la privación de libertad, en cuanto el
inciso tercero señala: “Con todo, si la privación de libertad hubiere sido ordenada por
resolución judicial, su legalidad sólo podrá impugnarse por los medios procesales que
correspondan ante el tribunal que la hubiere dictado, sin perjuicio de lo establecido en el
artículo 21 de la Constitución Política de la República”. De este modo, el artículo 95 del
Código Procesal Penal sería aplicable sólo a privación de libertad de fuente no judicial,
excluyendo privaciones de libertad derivadas de orden judicial, así como cualquier tipo
de atentados a la seguridad individual. Por otro lado, la redacción de este inciso da pie a
la utilización del habeas corpus consagrado en la Constitución como medio de
impugnación de resoluciones judiciales, lo que hasta antes de la dictación del Código
Procesal Penal se había sostenido a nivel de jurisprudencia24.
(ii) Ahora bien, hay quienes afirman que el artículo 95 sólo podría utilizarse en
contra de privaciones de libertad originadas en un procedimiento criminal regulado por
el Código Procesal Penal. Sin embargo, no parece haber motivo para sostener esta
interpretación, considerando que el artículo en cuestión señala que “toda persona
privada de libertad tendrá derecho a ser conducida sin demora ante un juez de garantía”,
hipótesis que no aparece limitada en ningún sentido, y por el contrario, es comprensiva
de cualquier privación de libertad, lo que resulta conveniente en orden a asegurar la
tutela eficaz de este derecho constitucional. Se condice más con la finalidad propia del
habeas corpus el sostener una interpretación amplia a este respecto.
22
ARELLANO DEL CAMPO (2002), p. 41.
23
ORELLANA TORRES (2010), p. 82.
24
ALDUNATE LIZANA (2007), p.26.
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 13
(ii) Con respecto a la tramitación del habeas corpus, en el mismo título, se establece
lo siguiente: 1) la acción puede ejercerse por cualquier persona capaz de parecer en
juicio, aun sin mandato especial; 2) el plazo para fallar es de 24 horas (ampliable por
trámites fuera del lugar en que funcione el tribunal); 3) el tribunal puede ordenar que el
detenido sea traído a su presencia; 4) si el tribunal revoca la orden de detención o
prisión, o manda a subsanar los defectos, se deben pasar los antecedentes al Ministerio
Público, que deberá deducir querella contra quien hubiese cometido el abuso; 4) la
resolución de la Corte de Apelaciones que resuelve el habeas corpus es apelable ante la
Corte Suprema.
25
En relación a la causal de haberse decretado la orden sin mérito o antecedentes que la justifiquen, cabe
señalar que en la práctica se ha dado una desviación del amparo, por cuanto se comenzó a utilizar como
recurso con respecto a privaciones de libertad ordenadas judicialmente dentro de un proceso -
generalmente contra resoluciones de cortes de apelaciones, conociendo de resoluciones de juzgados de
garantía-. Esta situación llevó a una desviación del habeas corpus en tanto lleva a que el tribunal se
pronuncie, en definitiva, sobre algo distinto a los requisitos de acuerdo a los cuales el ordenamiento
jurídico permite afectar legítimamente la libertad de una persona. Lo que se busca aquí es que el tribunal
ordene la libertad del afectado, existiendo dos resoluciones judiciales anteriores, para que así se
restablezca “el imperio del derecho”. Ello resulta conflictivo, pues ante un pronunciamiento de un
tribunal, nos encontraríamos ya bajo el imperio del derecho.
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 14
(ii) Es necesario recalcar que aunque existe por parte de la Corte Interamericana una
tutela de la libertad individual y seguridad personal, en cuanto al procedimiento que
establece la Convención, no nos encontramos ante habeas corpus como tal, pues este
implica una vía rápida y cercana para que se revisen las condiciones de una privación de
libertad, y además, la intervención de la Corte implica necesariamente que ya se haya
accionado ante tribunales nacionales.
§ 3. A C C I Ó N DE RECLAMACIÓN DE NACIONALIDAD.
A) DE LA NACIONALIDAD EN GENERAL.
(ii) Concepto.
1. En primer lugar, es preciso aclarar que cuando se habla de nacionalidad se alude a
un estatus, que es otorgado y calificado por un Estado. Se puede conceptualizar como el
vínculo que une a una persona y un Estado y que deriva de un hecho o de una decisión
administrativa o legislativa y que genera derechos y obligaciones.
26
La ciudadanía se define como el conjunto de derechos y deberes reconocidos a un individuo y que le
permiten participar en el ejercicio del poder político. De acuerdo con el art. 13 CPR los requisitos para ser
ciudadano son: (i) ser chileno; (ii) haber cumplido los 18 años y (iii) no haber sido condenado por delito
con pena aflictiva (pena privativa o restrictiva de libertad de más de tres años y un día).
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 15
incurrir la persona en ciertas causales); d) por dictación de una ley que revoca la
nacionalización por ley.
2. Es importante recalcar que habiéndose perdido la nacionalidad por una de las
causas del art. 11, sólo se puede rehabilitar por ley.
27
Silva Bascuñán entiende que, aún a pesar del uso de las expresiones “acto o resolución”, se
comprendería la posibilidad de una omisión. SILVA BASCUÑÁN, citado en BRONFMAN, ESTAY y NÚÑEZ
(2011), p. 70.
28
BRONFMAN, ESTAY y NÚÑEZ (2011), p. 70.
29
Ídem.
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 17
otra parte, el Tribunal puede sólo aceptar o rechazar la acción (sin necesidad de
motivación), dictando un veredicto (no una sentencia).
Es posible que en ciertos supuestos proceda, además de la acción de reclamación de
nacionalidad, la interposición de las acciones constitucionales de amparo o de
protección, caso en el cual, siendo al menos en el caso de la protección, una posibilidad
expresamente aceptada por el texto constitucional.
(iii) Requisitos.
1. Para pedir al Estado la reparación del daño sufrido en un procedimiento penal, es
necesario cumplir con los siguientes requisitos:
a) Haberse declarado culpable a un individuo e cualquier instancia de un proceso
penal, o haberlo sometido a proceso penal30.
b) Haberse dictado, con posterioridad, sobreseimiento definitivo o sentencia
absolutoria.
30
La alusión al sometimiento a proceso es un resabio constitucional respecto del antiguo proceso penal,
toda vez que en éste el sometimiento a proceso era fruto de una resolución judicial, el auto de
procesamiento. Actualmente, podría estimarse que su análogo es la acusación; sin embargo, ésta es una
actuación que corresponde al Ministerio Público.
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 18
(iv) Observaciones.
1. Es preciso tener en cuenta que quien indemniza es el Estado (el poder Judicial no
tiene personalidad jurídica), aun cuando el mismo podría repetir contra el juez
responsable de la sentencia declarada injustificadamente errónea o arbitraria.
2. A su vez, cabe señalar que de todas maneras existe la posibilidad de que se
determine una responsabilidad internacional del Estado por error judicial, pues frente a
la actuación de la Corte Suprema se puede recurrir a la Corte Interamericana de
Derechos Humanos.
3. Por último, es necesario tener a la vista en el análisis de la acción de
indemnización por error judicial la acción contenida en el artículo 5 de la Ley Orgánica
Constitucional del Ministerio Público, que determina que el Estado “será responsable
por las conductas injustificadamente erróneas o arbitrarias del Ministerio Público”32.
Esta regla se explica de la siguiente manera: si los fiscales o funcionarios del Ministerio
Público llevan a cabo conductas injustificadamente erróneas o arbitrarias, los
particulares afectados deberán dirigirse en contra del Estado, en tanto se trata de la
actuación del Ministerio Público, organismo centralizado, que actúa bajo la
personalidad jurídica y patrimonio del Estado o Fisco. Sin embargo, ello no obsta la
responsabilidad patrimonial personal del funcionario que causó el daño; el Estado podrá
repetir en su contra de haber mediado culpa grave o dolo.
4. Así, por un lado, el Poder Judicial (Estado-Fisco de Chile) es responsable por error
judicial en juicios criminales cuando dicte resoluciones que causan daño y cuando ellas
sean injustificadamente erróneas o arbitrarias, calificación que compete a la Corte
Suprema a través de una acción declarativa, y por otro lado, el Ministerio Público
31
Respecto de esta declaración, señala ZÚÑIGA URBINA que la Corte Suprema interpreta y aplica
restrictivamente la expresión injustificadamente errónea o arbitraria, determinando que “para que una
resolución tenga el carácter de errónea o de arbitraria en grado injustificable, es necesario que, además de
ser contradictoria con la razón, se haya decretado de manera irregular o caprichosa. Debe carecer
rotundamente de motivación y racionalidad, porque si tal resolución, que después resulta errónea, se
hubiera fundamentado en antecedentes que llevaron al juez a apreciar como hecho punible o como grado
de responsabilidad un comportamiento que con posterioridad se determinó que no era tal, el error
producido en el auto de reo o en el fallo condenatorio sería razonable, no susceptible de indemnización
alguna (S.C.S., 30 de octubre de 1987, R. t. 84, sec. 5a, p. 262; S.C.S. 11 de agosto de 1989, G.J. N° 110,
p. 54; S.C.S. 16 de agosto de 1989, G.J. N° 110, p. 63)”. ZÚÑIGA URBINA, Francisco (2008): La acción de
indemnización por error judicial. Reforma Constitucional. Regulación infraconstitucional y
jurisprudencia, en Estudios Constitucionales, v. 6, n. 2.
32
La base constitucional en materia de responsabilidad de la administración se encuentra en el art. 38
CPR, que reza: “cualquier persona que sea lesionada en sus derechos por la Administración del Estado, de
sus organismos o de las municipalidades, podrá reclamar ante los tribunales que determine la ley, sin
perjuicio de la responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que hubiere causado el daño”. Como se
advierte, la regla del art. 5 LOCMP es una especificación de la misma, en que se establece un estándar
bastante alto para obtener la reparación, si se compara con los parámetros contenidos en la Ley Orgánica
Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado. Esto se explica por la naturaleza de
las funciones del Ministerio Público, que lo sitúa en una situación de constante peligro de causar daños a
las personas investigadas o acusadas.
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 19
§ 1. I N T R O D U C C I Ó N .
§ 2. C O N C E P T O Y DISTINCIÓN.
§ 3. S I S T E M A UNIVERSAL.
A) HISTORIA
(i) La Carta de Naciones Unidas hace eco del cambio de paradigma que implicó el
abandono del principio de la jurisdicción interna en materia de derechos humanos, al
33
ZÚÑIGA URBINA (2008).
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 20
(i) Cada uno de los pactos instituye un sistema de protección. Estatuyen obligaciones
internacionales para los estados miembros y, por regla general, sólo los estados se
encuentran facultados para reclamar por su incumplimiento (art. 41 PIDCP, con la
excepción prevista por el Protocolo Facultativo). Estos pactos carecen de un carácter
autoejecutable, salvo las decisiones particulares de cada estado para incorporar las
respectivas disposiciones a su ordenamiento interno, según se desprende claramente del
artículo 2. 2 del PIDCP y del artículo 2.1 del PIDESC.
(ii) Los sistemas de protección de ambos pactos difieren desde el punto de vista de
las obligaciones contraídas por los estados. Por el PIDCP cada estado parte se
compromete a respetar y a garantizar, a todos los individuos que se encuentren en su
territorio y estén sujetos a su jurisdicción, los derechos reconocidos en el pacto (art. 2.
1); en cambio, en el PIDESC, el estado se compromete a adoptar medidas “hasta el
máximo de los recursos de que disponga” para lograr progresivamente la plena
efectividad de los derechos reconocidos (art. 2.1); además el PIDESC establece deberes
del estado, en primera línea, para con sus nacionales. En el caso de los países en vías de
desarrollo (que, en un concepto amplio, al que no se dudará en recurrir para efectos de
ampararse en esta disposición, incluye a la mayor parte de los países de la comunidad
internacional) queda entregado al estado decidir en qué medida reconocerá los derechos
del pacto a los no nacionales (art. 2.3)
(iii) El sistema de protección de los derechos del PIDCP establece un Comité de
Derechos Humanos compuesto de 18 miembros (art. 28), elegidos por los estados partes
del pacto por un período de cuatro años. El Comité no podrá comprender más de un
nacional de un mismo estado y deberá tenerse en cuenta, en su elección, una
distribución geográfica equitativa de los miembros y la representación de las diferentes
formas de civilización y de los principales sistemas jurídicos (art. 31).
(iv) El procedimiento de control se da por dos vías: el deber de información y el
procedimiento de reclamación.
1) En virtud del primero los estados presentan al Comité de Derechos Humanos, a
requerimiento de éste, informes respecto de las disposiciones que hayan adoptado y que
den efecto a los derechos garantizados en el pacto, así como sobre el progreso realizado
en cuanto al goce de esos derechos. El Comité transmite el informe y los comentarios
generales al mismo, a los demás estados partes. Los estados partes pueden hacer, a su
vez, observaciones al informe. Posteriormente el informe y sus comentarios pueden ser
transmitidos al Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas.
2) El procedimiento de reclamación es procedente sólo en virtud de una de dos vías.
Por una parte, un estado puede realizar una declaración conforme al artículo 41 del
PIDCP, en virtud de la cual acepta la competencia del Comité para conocer las
comunicaciones en que otro estado parte alegue incumplimiento de las obligaciones
TUTELA DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS 22
§ 4. S I S T E M A INTERAMERICANO.
A) HISTORIA.
B) EL SISTEMA DE PROTECCIÓN.
(i) Su estructura orgánica sigue el diseño original del sistema regional europeo, antes
de la reforma que introduce el recurso directo de individuos ante el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos. La Convención establece dos órganos, la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La Comisión
se compone de siete miembros elegidos por la Asamblea General de la Organización de
Estados Americanos, por cuatro años y reelegibles por una sola vez. No puede formar
parte de la Comisión más de un nacional de un mismo estado. La funciones de la
Comisión son múltiples (art. 41), entre ellas; estimular la conciencia de los derechos
humanos en los pueblos de América, solicitar a los gobiernos de estados miembros que
le proporcionen informes sobre las medidas adoptadas en materias de derechos
humanos, y en especial, conocer de las denuncias o quejas por violación a la
Convención por un estado parte, que presente cualquier persona o grupo de personas o
entidad no gubernamental legalmente reconocida en uno o más estados miembros (art.
44), o bien las comunicaciones de un estado parte respecto de otro que ha reconocido la
competencia de la Comisión para conocer de las alegaciones de otros estados partes
sobre violaciones a la Convención (art. 45). La Comisión conduce un procedimiento de
investigación y solicita informes al estado. En definitiva, y si no se llega a una solución
amistosa, la Comisión puede someter el caso a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos o bien hacer público el informe sobre la denuncia o queja.
(ii) La Corte se compone también de siete miembros (art. 52), elegidos por un
período de 6 años y reelegibles por una sola vez. Sólo los estados partes y la Comisión
pueden llevar un caso ante la Corte (art. 61); no se admite aquí la comparecencia de
particulares. La decisión de la Corte puede consistir en una orden al estado para que
cese en su actuación lesiva de los derechos, reparar las consecuencias y, si fuere
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procedente, puede ordenar el pago de una indemnización (art. 63). La Corte también
puede ser consultada por los estados sobre la interpretación de la Convención (función
consultiva, art. 64).
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Esto último es relevante, toda vez que existen Estados vinculados únicamente por la Declaración
Americana (que creó la Comisión Interamericana de DDHH), pero no por el Pacto de San José (que creó
la Corte Interamericana de DDHH). De esta manera, estos países (como es el caso de EE.UU.) no se
encuentran sometidos a la jurisdicción de la Corte ni tampoco vinculados a la jurisprudencia de ésta, sino
que están sometidos únicamente a las recomendaciones de la Comisión.
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Existe consenso en torno a que la doctrina nace con ocasión del caso Almonacid Arellano vs. Chile
(2006). Luego ha sido ratificada, y desarrollada por la Corte, en numerosos casos posteriores, p.ej.
Cabrera García y Montiel Flores vs. México (2010) y Gelman vs. Uruguay (2011), entre otros.
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