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Unidad Educativa Vencedores del

Cenepa

Materia: Lectura Critica

Docente : Lcda . Melania Neira.

Tercer Año de Bachillerato

Año Lectivo
2017 - 2018
Como saber si eres un buen critico en el área de
la comprensión lectora
Esta prueba evalúa las capacidades de entender, interpretar y evaluar textos
que pueden encontrarse tanto en la vida cotidiana como en ámbitos
académicos no especializados.
El propósito es establecer si un estudiante cuenta con una comprensión lectora
que le permita interpretar, aprender y tomar posturas críticas frente a un texto,
aunque no cuente con un conocimiento previo del tema tratado. Los textos se
dividen en dos tipos: continuos y discontinuos. Los primeros se leen de manera
secuencial y se organizan en frases, párrafos, capítulos, etc
. Los segundos, por el contrario, se organizan de múltiples maneras e incluyen
cuadros, gráficas, tablas, etc. Tanto los textos continuos como los discontinuos
se dividen en literarios e informativos. Estos últimos, a su vez, se dividen en
descriptivos, expositivos y argumentativos. Ejemplos de textos continuos son
las novelas (literarios) y las columnas de opinión (informativos). Ejemplos de
discontinuos, las caricaturas (literarios) y las infografías, etiquetas, diagramas y
manuales (informativos).
Los exámenes SABER PRO tanto para profesionales como para Técnicos
profesionales y Tecnólogos (T y T) evalúan unas mismas competencias, que se
describen a continuación. Sin embargo, el examen para T y T hace un mayor
énfasis en textos discontinuos e informativos. Esto se debe a que este tipo de
textos prevalece en los ámbitos prácticos propios de la formación recibida por
los técnicos profesionales y tecnólogos. Competencias Lectura Crítica La
prueba de lectura crítica evalúa tres competencias: (1) identificar y entender los
contenidos locales que conforman un texto; (2) comprender cómo se articulan
las partes de un texto para darle un sentido global; y, (3) reflexionar a partir de
un texto y evaluar su contenido.
Estas competencias representan, de manera general, las habilidades
cognitivas necesarias para ser un lector crítico. Las dos primeras se refieren a
la comprensión del contenido de un texto, ya sea local o global, y la tercera a la
aproximación propiamente crítica. Las competencias se evalúan mediante
textos que difieren en su tipo y propósito. La razón es que, si bien la lectura
crítica de todo texto exige el ejercicio de las competencias mencionadas, estas
se ejercitan de diferentes maneras en función de las características particulares
del texto de que se trate. Módulo de Lectura crítica
A continuación, se explica en más detalle en qué consisten las tres
competencias mencionadas, y se dan ejemplos del tipo de preguntas que
aparecen en la prueba.
1. Identificar y entender los contenidos locales que conforman un texto. Esta
competencia incluye la capacidad de identificar y comprender los eventos,
ideas, afirmaciones y demás elementos locales que componen un texto. Su
evaluación está dirigida a la comprensión del significado de palabras,
expresiones o frases que aparecen explícitamente en el texto. En ausencia de
esta competencia, no es posible contar con las dos siguientes.
2. Comprender cómo se articulan las partes de un texto para darle un sentido
global. Esta competencia consiste en la capacidad de comprender cómo se
relacionan semántica y formalmente los elementos locales que constituyen un
texto, de manera que éste adquiera un sentido global. En esa medida, las
preguntas que la evalúan siempre involucran varios elementos locales de un
texto y exigen reconocer y comprender su articulación.
Esta competencia es necesaria para contar con la que sigue.
3. Reflexionar a partir de un texto y evaluar su contenido. Esta competencia
consiste en la capacidad de enfrentar el texto críticamente. Incluye evaluar la
validez de argumentos, advertir supuestos, derivar implicaciones, reconocer
estrategias argumentativas y retóricas, relacionar los contenidos con variables
contextuales, etc. Esta es la competencia propiamente crítica, pero adviértase que
exige un adecuado ejercicio de las dos anteriores.

La lectura crítica, una herramienta de formación del


pensamiento crítico .

Existen muchas investigaciones en torno a la lectura y la comprensión desde un


paradigma cognitivo, a partir del cual son diversas las propuestas didácticas que
se han elaborado para el aula. En muchos sistemas educativos del mundo,
desde los primeros años de la escolaridad, se pone énfasis en los niveles de
comprensión lectora, el proceso lector, las estrategias cognitivas y los materiales
para lograr que los estudiantes elaboren la coherencia global de los textos; mejor
dicho, reproduzcan el pensamiento del autor.

Sin embargo, la lectura así entendida no es suficiente para la formación del


pensamiento crítico en la universidad. La lectura además de una actividad
lingüística, cognitiva y comunicativa, es una práctica social y cultural que debe
promoverse desde el currículo. Vigotsky (1988) ya había concebido la idea de la
lectura como una práctica social y como un proceso interactivo y dinámico en el
que el lector dialoga con un autor a través del texto. Otorgarle el carácter social
a la lectura significa trascender la lectura de las líneas y la lectura entre líneas,
para avanzar a la lectura tras las líneas, en expresiones de Cassany.

Los textos no solo ofrecen contenidos, también son portadores de ideologías.


Van Dijk (1992) sugiere que en todos los niveles del discurso podemos encontrar
“huellas del contexto”. Estas huellas o indicios permiten entrever características
sociales de los participantes como por ejemplo sexo, clase, etnicidad, edad,
origen, posición y otras formas de pertenencia grupal. La lectura crítica es la que
nos ayudará a descubrir el contexto histórico, social, económico, político y
cultural de los textos.

A pesar de que la lectura crítica constituye una herramienta de formación del


pensamiento crítico, muy poco se toma en cuenta en el proceso de enseñanza,
aprendizaje y desarrollo en el ámbito universitario, donde los estudiantes se
enfrentan a una diversidad y complejidad de textos propios de la profesión sin
asumir un rol de lectores críticos. Aquí se agrega la categoría conceptual
desarrollo (Flórez, 2012) en el marco de una didáctica desarrolladora[1] y
emancipadora del sujeto que aprende y enseña a la vez. Recordemos que los
textos no solo exigen una comprensión literal e inferencial, sino también crítica.
La comprensión crítica incluye a las anteriores. El lector puede pensar
críticamente sobre un texto únicamente si lo ha entendido. Pero, lograr que
nuestros estudiantes aprendan a leer críticamente en la universidad es aún una
tarea pendiente.
La lectura crítica nos permite acceder al pensamiento crítico, el cual cumple un
papel fundamental en la formación de ciudadanos conscientes y responsables.
Según la Unesco (1998), la alfabetización crítica[2] entraña el desarrollo de todas
las capacidades básicas de comunicación que le permitan al hombre insertarse
en el mundo del trabajo y en su cultura como formas de realización personal y
espiritual, de progreso social y desarrollo económico (Serrano de Moreno y
Madrid de Forero, 2007).
Desde esta perspectiva, la lectura crítica debe ser un objetivo prioritario del
currículo en el contexto universitario. La habilidad de ser un lector crítico es
inherente a las personas y a las sociedades. Formar profesionales con una
actitud crítica frente a la vida y al mundo es el reto en la sociedad de la
información y del conocimiento. La lectura crítica y el pensamiento crítico son
construcciones culturales que necesitan educación, esfuerzo y cultivo.

Considerando que la lectura crítica no es algo dado, las aulas debieran


convertirse en espacios de diálogo y discernimiento más que en espacios de
conferencias o monólogos del profesor. Se debe dotar al estudiante de diversas
estrategias de lectura crítica que le permitan descubrir el punto de vista que los
discursos reflejan de la realidad, porque lo que aprendieron en la educación
previa les resulta insuficiente cuando se enfrentan al aprendizaje de las
disciplinas especializadas, ya sea educación, derecho, medicina, ingeniería,
economía, periodismo o cualquier otra. “Ser un buen químico, abogado, geógrafo
o ingeniero es saber procesar los discursos propios de la disciplina” (Cassany,
2009: p. 113).

No podemos dejar de señalar que es frecuente que los profesores expresemos


nuestra queja por lo poco que leen y comprenden los estudiantes en la
universidad, pero no solemos ocuparnos de enseñarles a leer los textos
científicos y académicos propios de cada profesión. Carlino (2007, p.68) afirma
que la lectura queda como tarea solo a cargo de los estudiantes y que su
comprensión no resulta orientada por nuestra experiencia. Entonces, ¿cómo
podríamos fomentar la lectura crítica? Es obvio, que si concebimos que la lectura
es una habilidad que se aprende en forma definitiva en la educación básica, ya
no hay nada que hacer: los lectores críticos se formarán por su cuenta. Esto no
es cierto. La lectura crítica tiene que ser guiada y acompañada por el docente.

Sin embargo, surge la pregunta ¿qué es leer críticamente? Desde un enfoque


sociocultural, Cassany (2008) señala que leer críticamente es:

 identifica al autor (¿quién es?, ¿qué pretende?, ¿por qué?);


 identificar la práctica letrada (¿qué género es?, ¿cómo se utiliza?);
 construir tu interpretación (¿cómo lo entiendes tú?, ¿dónde estás?,
¿y tus colegas?, ¿y tus políticos?, ¿qué haces?)
DEFINICIÓN DE LECTURA CRÍTICA
Lo primero que hay que hacer para entender el significado del término
lectura crítica, es descubrir el origen etimológico de las dos palabras que
le dan forma:
• Lectura, en primer lugar, se trata de un vocablo que emana del latín,
más exactamente del verbo “legere”, que puede traducirse como “leer”.
• Crítica, en segundo lugar, es una palabra de orígenes griegos. Así lo
demuestra el hecho de que procede del verbo “krienin”, que es sinónimo
de “decidir o separar”.

El proceso de aprehensión de información que está almacenada en un


soporte y que es transmitida a través de ciertos códigos recibe el nombre
de lectura. Dicho código puede ser visual, auditivo o táctil.
Lo que habitualmente entendemos por leer es un proceso que implica
varios pasos, como la visualización (la mirada sobre las palabras),
la fonación (la articulación oral, ya sea conciente o inconsciente),
la audición (la información que pasa al oído) y la cerebración (se
concreta la comprensión).
La crítica, por su parte, es un juicio o examen que se realiza sobre algo.
Las personas que se especializan en realizar juicios sobre obras de arte,
espectáculos y libros reciben el nombre de críticos.
El concepto de lectura crítica hace referencia a la técnica o el proceso
que permite descubrir las ideas y la información que subyacen
dentro de un texto escrito. Esto requiere de una lectura analítica,
reflexiva y activa.
La lectura crítica se considera que es una acción que requiere un
correspondiente aprendizaje y que merece la pena dominar. ¿Por qué?
Porque gracias a aquella se puede conseguir beneficiarse de las
siguientes ventajas, entre otras muchas más:
• Se convertirá en una herramienta estupenda para hacer resúmenes de
textos así como para acometer la creación de guías o sumarios.
• Es una buena manera de poder tomar decisiones y establecer unas
ideas que tienen unas bases sólidas.

La lectura crítica, por lo tanto, es el paso previo al desarrollo de


un pensamiento crítico. Sólo al comprender un texto en su totalidad,
desentramando el mensaje implícito del contenido más allá de lo literal,
es posible evaluar sus aseveraciones y formarse un juicio con
fundamento.
El único texto que puede criticarse es aquel que se ha entendido. Por eso
la lectura crítica está asociada a una comprensión cabal de la
información. Cuando se logra dicho grado de comprensión, el lector
puede aceptar o rechazar la idea del autor con responsabilidad sobre su
decisión. Para fomentar el pensamiento crítico, pues, primero deben
brindarse las competencias necesarias en lectura crítica.
Tal es el valor que posee la citada lectura crítica que, en muchos
rincones del mundo, se desarrollan cursos sobre ella, con el claro
propósito de que los alumnos aprendan a analizar en profundidad
cualquier texto, a valorarlo en base a los recursos verbales existentes y a
establecer relaciones de aquel con otros documentos.

Por todo ello, lo habitual es que esas propuestas formativas se centren


en desarrollar aspectos tales como la diferencia entre crítica periodística
y crítica académica, el estilo narrativo, la integración de los elementos
que dan forma a un texto, la ambientación, los personajes o el punto de
vista.
Bibliografía
Agaján, L. y Turra, O. (2009). El texto escolar: hacia una didáctica
crítica. Revista de Estudios y Experiencias en Educación, vol. 8, núm. 16, 2009, pp.
87-99. Universidad Católica de la Santísima Concepción, Chile. Recuperado de
http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=243116384006.
Arizaga, R. y otros (2009). Seminario Internacional: “Modelos pedagógicos:
Pedagogía crítica”. Instituto de Pedagogía Popular. Lima: Ediciones Fargraf
S.R.L.
Carlino, P. (2005). Escribir, leer y aprender en la universidad. Una introducción a la
alfabetización académica. Argentina, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Cassany, D. (2009). Para ser letrados. Voces y miradas sobre la lectura. España,
Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica S. A.
Castellanos, D. y otros (2002). Aprender y enseñar en la escuela: una concepción
desarrolladora. La Habana: Cuba.
Flórez, L. (2012, 15 de agosto). Nos enfrentamos al proceso de la finitud sin
preparativos previos, sin juegos establecidos y sin materiales pedagógicos
adquiridos. Red Educativa Mundial. Boletin REDEM N° 114. Recuperado de
http://www.redem.org/boletin/boletin150812b.html
Serrano de Moreno, S. y Madrid de Forero, A. (2007). Competencias de lectura
crítica. Una propuesta de reflexión para la teoría y la práctica. Universidad de los
Andes – Facultad de Educación y Humanidades. Recuperado de
http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/17304/2/articulo6.pdf

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