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La Pedagogía de los espacios es una línea de investigación que el autor propone para fundamen-
tar las acciones educativo-ambientales. En este artículo aborda la potencialidad educativa del
espacio sobre la base de la interdependencia que mantiene con el sujeto, como uno de los posi-
bles lenguajes educativos que den forma a la Educación ambiental. La propuesta declara insufi-
ciente una Educación ambiental apoyada sólo en conocimientos y valores, en procedimientos y
actitudes, para dar paso a la trama significativa y comunicacional que se establece entre sujeto
y espacio y aflorar ahí la presencia y el papel tan fundamental que juegan las relaciones, las accio-
nes cotidianas o los sentimientos, como componentes de una matriz vectorial, adherida a la natu-
raleza genuina del hombre y del espacio, que muestra un lenguaje educativo-ambiental distinto
del tradicional.
Fecha de recepción: 15-12-06 • Fecha de aceptación: 04-04-07 Bordón 59 (4), 2007, 641-657, ISSN: 0210-5934 • 641
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Pensamos que la Educación ambiental debe «Como en todas las áreas de la Pedagogía, en la
fundamentarse no sólo en principios estéticos o, Educación ambiental han coexistido […] distin-
incluso, éticos, referentes al bienestar y mejora tos discursos, desde aquellos que han hecho hin-
en el trato que se le da al espacio sino que, tam- capié en la conservación ecológica, hasta los que
bién, hemos de llegar a entender el espacio, han articulado la problemática del deterioro con
sobre la base de su interconexión con el sujeto, el conjunto de condiciones sociales, económicas
como dimensión constitutiva de la educación y, y culturales prevalecientes. Así, hemos visto pro-
por tanto, con posibilidad de tener mayor pro- yectos de lo más variopinto, con tendencias hacia
tagonismo en los procesos educativos. Nuestro la enseñanza de las Ciencias naturales a otros con
objetivo es el de hacer ver que el espacio com- rasgos vinculados a reivindicaciones comunita-
porta un significado afectivo, comunicativo, rias» (Gónzález Gaudiano, 2002: 76-77).
relacional, que puede ser interpretado en tér-
minos educativos, ya que muestra una serie de Enfoques todos ellos que han marcado una lec-
comportamientos comunicacionales como con- tura histórica, pasada y presente, respecto a la
secuencia de la interdependencia que mantiene interpretación que se la ha dado al espacio por
con el sujeto. parte de la educación que constituyeron y cons-
tituyen el cuerpo de la Educación ambiental
Eso nos llevaría a otorgar a la Educación (Reigota, 1997). Una institucionalización que,
ambiental la centralidad y el protagonismo que a su vez, ha tenido, desde nuestro punto de vis-
se merece en la Pedagogía a nivel general y en el ta, un corto proceso, pero diferenciado, en lo
mundo de los procesos formativos en particular que podemos considerar tres etapas2:
«...como componente nodal y no un simple
accesorio de la educación» (Sauvé, 1999: 8), aun • Educar para el medio (de la Conferencia de
a sabiendas de que estamos en un campo de Estocolmo al Seminario de Belgrado). En
conocimiento y actuación complejo (González la génesis de la Educación ambiental, el
Gaudiano, 2000; Leff, 2000). objetivo bajo el que se suscriben las ini-
ciativas es, principalmente, el de educar a
«La Educación ambiental no puede seguir sien- las personas para conservar el medio. Se
do un correctivo a la formación ordinaria, ni insiste en cambiar de enfoque y pasar de
algo simplemente transversal, sino el meollo posturas antropocentristas a puntos de
de la formación...; no sólo como marco sino vista en los que el medio ocupe un lugar
como componente formativo y mecanismo de central aunque, en palabras de Novo:
formación» (García Carrasco y García del Dujo, «...comenzando la década de los setenta,
2001a: 120). todavía pervive de algún modo aquella
visión antropocéntrica que hace que los
bienes naturales sean reconocidos como
La Educación ambiental ayer y hoy algo que está por ser explotado por los
seres humanos...» (Novo, 1995a: 36). Es
El espacio natural y humano, en cuanto tema así como se empieza a reconocer la Edu-
de estudio y preocupación pedagógica, ha esta- cación ambiental, promoviendo actitudes
do presente en numerosos momentos de la his- y valores a partir de los cuales las perso-
toria de la Educación1. Una preocupación que, nas convivan con el espacio desde una
en la historia más reciente, ha dado como lugar perspectiva ecológica.
a diversos enfoques en función del ángulo des- El medio, pues, ocupa un lugar central,
de el que se observa todo aquello que sucede desde una visón conservacionista y ecoló-
alrededor de las personas (Fien, 1993; Aram- gica. Una filosofía gestada, en parte, en la
buru, 2000). Conferencia sobre el Espacio Humano,
como una posible respuesta al discurso que educativo que tiene el propio espacio5. Y, por
fundamenta la Educación ambiental. otro lado, conlleva desarrollar nuevos postula-
dos metodológicos que deben mostrar a la
Pedagogía como una ciencia social de los espa-
La Pedagogía de los espacios como cios a partir de las interdependencias entre los
línea de pensamiento y acción aspectos sociales y culturales del espacio, con
educativo-ambiental los aspectos físicos y geográficos y con los indi-
viduos. «A las ciencias de la Educación y a la
Asumiendo el reto planteado de encontrar vías Pedagogía como ciencia general de la Educa-
por las que facultar el protagonismo del espacio ción incumbe ahora la tarea de proceder a una
en cuanto que epicentro de las propuestas edu- investigación sobre los espacios sociales... des-
cativo-ambientales y sobre la base del plantea- tinados a considerarlos como ambientes educa-
miento efectuado, pasamos a indicar la tesis tivos potenciales» (Gennari, 1998: 64), pasan-
que fundamenta y razona el trayecto a seguir: la do el espacio a ser valorado por la Pedagogía
Pedagogía de los espacios. Una línea de investi- como una dimensión intrínseca del hecho,
gación y acción educativa que justifica la nece- fenómeno o proceso educativo.
sidad que existe de reinterpretar los procesos
educativos, a diferentes niveles, sociales, tecno- Y si reconstruimos la perspectiva desde la que
lógicos, culturales y, cómo no, ambientales, observar el espacio, en igual medida hemos de
a partir del potencial educativo que tiene el recomponer la otra orilla de la trama: el indivi-
espacio —los lugares vividos, cotidianos, físi- duo (Gough, 1999 y 2000). Los sujetos, siendo
cos y geográficos pero, sobre todo, culturales el objetivo último del proceso educativo, han
y sociales— (Muñoz Rodríguez, 2005). de ser comprendidos como personas que con-
viven y se construyen en coderiva con el espa-
Somos conscientes de que no es lo mismo cio, con sus ámbitos de referencia. La persona
hablar de espacio que de medio, territorio, ya no es concebida solamente en base a un pro-
espacio ambiente, contexto, lugar o entorno. ceso de autoreconocimiento intraindividual
Cada uno de los conceptos denota una particu- sino más bien como comportamiento exteriori-
laridad que lo diferencia de los otros y le otor- zado y construido también desde fuera, adop-
ga un sentido propio, pero no es el momento de tando una forma elemental y primaria de desa-
entrar en estas diferencias. Este ejercicio lo rrollo y de comunicación respecto del espacio en
haremos posteriormente. No obstante, pode- que se encuentra. De una autonomía o dependen-
mos avanzar que nuestra propuesta gira en tor- cia de la persona pasamos a un concepto de
no a una concepción de espacio global y abier- pertenencia mutua.
ta: magnitud extensa que da cabida al sujeto
y al conjunto de acciones e interacciones que La tesis que respalda este argumento es la
ahí se desarrollan; instancia multinivel —polí- siguiente: si el espacio es la situación o el lugar
tica, social, cultural, económica...— donde el en el que se producen las vivencias y relaciones
sujeto se instala, al tiempo que se construye interpersonales, las interacciones sujeto-espa-
y adquiere su identidad. cio y, por ende también, los procesos educati-
vos, cabe la posibilidad de pensar —y éste sería
Planteamos un pequeño giro conceptual en el el fundamento de la acción educativa—, que
sentido de no seguir pensando que el espacio existen unas variables, vectores plurales y diver-
en el que los individuos viven y se relacionan, sos, que vistos en su conjunto dimensionan,
configura y construye sus identidades sin dete- caracterizan y reafirman educativamente el espa-
nernos a analizar y reconstruir las bases teó- cio y cuya manipulación permitiría optimizar los
ricas que justifican y dan sentido al potencial postulados y las acciones educativo-ambientales.
Pretendemos mostrar la posibilidad de rescatar entre las personas y sus lugares de referen-
el valor educativo del espacio para convertirlo cia, entre los procesos educativo-ambientales
en elemento activo y decisorio a la hora de que puedan llevarse a cabo y las estructuras
construir una sociedad sostenible. espaciales, físicas, sociales y culturales. Consi-
deramos primordial indagar en dichas transac-
Esta tesis viene apoyada, a su vez, por dos ideas ciones para encontrar una estructura de acción
fundamentales; una de ellas nos indica que el socioeducativa lógica, pues nace de las mismas
espacio en general, los lugares próximos vivi- raíces sociales y culturales de las personas, su
dos y en ocasiones padecidos, se nos presentan mundo de la vida, y que sirve para establecer
como «fenómeno próximo», como elemento principios educativos fiables y sólidos. Una
intrínseco a nuestro quehacer diario y, en con- estructura que denote significaciones sobre las
secuencia, los individuos se expresan en térmi- formas topológicas por las que deambulan
nos de «seres territorializados». Y entiéndanse las personas y que, a su vez, transmita el valor
bien ambas expresiones, pues no es nuestro educativo que dichas significaciones, prove-
interés encapsular la acción educativa ni clau- nientes del discurrir cotidiano y afectivo de las
surar territorialmente al sujeto, sino presentar la personas en sus espacios vitales, pueden apor-
Educación ambiental como suceso vital comple- tar para la construcción de un proyecto civili-
jo, contextualizado y las acciones de los indivi- zador para el siglo XXI6.
duos como acciones que tienen sentido a partir
del espacio al que quedan referidas (Arendt, 1996;
Barchelard, 1965; Mosterín, 2006). La interdependencia sujeto-espacio
como base de una Educación
Y otra de las ideas que justifica esta orientación ambiental
educativa es la que viene definida por el hecho
ya indicado de que en educación existe la nece- Precisiones conceptuales y metodológicas
sidad y pertinencia de replantear los fenómenos
y procesos educativos en clave de espacios, más Al hilo de la exposición que venimos llevando,
aún cuando se ha comprobado que existe un es ahora el momento de indicar cuál es la impli-
interpretación excesivamente reducida al ámbi- cación de la que hemos denominado Pedagogía
to del individuo y a la práctica educativa insti- de los espacios en los planteamientos educativo-
tucional (García Carrasco y García del Dujo, ambientales mostrando, al menos, un mínimo
2001b). Interpretamos el fenómeno educacio- desarrollo de la tesis mantenida.
nal como algo individual producido en térmi-
nos personales, de intercambios de mensajes Previo a ello consideramos oportuno introdu-
e interacciones entre personas y culturas, rele- cir, brevemente, alguna precisión conceptual
gando el espacio a un papel secundario y pro- respecto a la terminología utilizada, con el fin
piciando así una visión del individuo y de los de aclarar la significación y algunas diferencias
pueblos como algo aislado, fragmentado inclu- entre el término espacio y sus conceptos afines.
so, llegando a introducir en el discurso educa-
tivo numerosos reduccionismos respecto de la Pueda resultar confuso, al menos llamativo, el
estructura y de los modos de actuar de las per- uso del término espacio referido al campo de la
sonas. Educación ambiental, que ya se ha dado en
relación a términos afines como contexto,
En este sentido, la Pedagogía de los espacios entorno o medio. Son muchos y muy diversos
indica la pertinencia que existe de redescubrir los términos y conceptos que se vienen utili-
—siempre existió—, el entramado vivo que zando para referirse a una misma realidad: «el
soporta las interrelaciones que se establecen locus», el lugar de las acciones humanas, los
espacios en los que adquieren sentido los En este sentido, ya que nuestro objetivo es ir
procesos sociales y, por ende, educativo- más allá de viejas concepciones educativo-
ambientales. Unos han hablado de contexto, ambientales y superar una Pedagogía centrada
otros de ambiente e incluso de entorno o en la estructura mental del sujeto y en el indi-
medio ambiente. Un terreno conceptualmente viduo como ser central y presentar una Peda-
pantanoso, algo abigarrado y difuso que, en gogía que pone el énfasis en la interdependen-
ocasiones, dificulta el estudio de aquello que cia del sujeto con el espacio, nos decantamos
sucede y que sustenta la interdependencia por el concepto de espacio, presentado más que
que se establece entre los sujetos y sus ámbitos como pretexto o excusa como un constructo
convivenciales. que nos aporta un orden categorial preciso.
Hablamos, pues, de espacio en alusión a un
Un estudio realizado por nosotros en torno al campo categorial más que a una categoría
concepto de espacio y los términos afines nos determinada; un campo en el que se puede
ha demostrado que el concepto de espacio es el hablar de espacio vital, espacio social, espacio
que mejor aglutina el contenido de todos los físico o espacio cultural. Un enfoque integrador
conceptos afines (García del Dujo y Muñoz que reconduce los matices conceptuales hacia
Rodríguez, 2007). Si por algo viene caracteriza- una instancia multinivel donde el sujeto se
do el término espacio es por el amplio abanico desenvuelve al tiempo que construye su identi-
de connotaciones que desprende y que, cierta- dad. Formando parte de ese cuerpo conceptual
mente, le vuelven impreciso a la hora de utili- queda tanto el ambiente o conjunto de circuns-
zarlo. Pero es precisamente esa amplitud la que tancias que rodean al sujeto, el contexto o con-
nos lleva a tomarlo como referente del cons- dicionantes internos y externos del sujeto que
tructo que buscamos, clarificando esa otra ver- forman su realidad física y social, el medio, fac-
tiente de imprecisión con las particularidades tores físicos, sociales, culturales, económicos,
que nos aportan los otros componentes del etc. que circundan al sujeto y se relacionan con
convoy terminológico. Dicho de otro modo, la él o el lugar entendido como territorio o espa-
amplitud e imprecisión del término nos lleva a cio acotado donde se expresan las experiencias
tomarlo como base para la construcción de un individuales y sociales, configurando todo ello
concepto en el que quepan todos aquellos otros un cuerpo semántico que da forma expresiva al
matices que nos aportan los conceptos de término de espacio.
medio, entorno, contexto o medio ambiente.
En conclusión, el esquema global e integrador
Una de las conclusiones que extrajimos del que hemos presentado, reconduciendo los dis-
estudio citado anteriormente fue la siguiente: tintos conceptos hacia el campo categorial de
así como el término y concepto de espacio que- espacio, más allá de entenderlo como «eso
da incluido en el significado de buena parte de generalizado» donde podemos ubicar la acción
los otros términos, sin cuyo referente se volve- educativo-ambiental, convierte el espacio, por
rían evanescentes, muchos de los aspectos de un lado, en puente cognitivo facilitador de
esos términos quedan albergados, a su vez, muchos de los análisis y estudios que se hagan
dentro del concepto de espacio, sobre todo en en el terreno de la Educación ambiental y,
una lectura e interpretación educativo-ambien- por otro lado, en filtro de interpretación de la
tal, de manera que, para nuestro objetivo, el potencialidad educativa que pueden llegar a
espacio queda formado, además de por los ele- implementar los espacios en los planteamientos
mentos y características que él tiene por defini- educativo-ambientales. El resultado nos mues-
ción, por muchas de las particularidades que tra un concepto dotado de una fuerte carga
aportan los conceptos de contexto, ambiente o lógico-semántica, de naturaleza interdiscipli-
entorno, entre otros. nar, capaz de desempeñar funciones de vital
esa síntesis es percibida, el proceso de alinea- educación como suceso vital complejo, en el que
ción va cediendo lugar al proceso de inte- fluyen multitud de variantes y tramas comuni-
gración y de comprensión y el individuo recu- cacionales y no sólo como actividad enmarcada
pera la parte de su ser que parecía perdida» en los contextos de enseñanza, aspecto este del
(Santos, 2000: 280). En suma, la territorialidad que adolecen muchos análisis e interpre-
ayuda a interpretar la potencialidad educativa taciones educativo-ambientales (Braun y Joer-
del espacio en base al grado y tipo de relación ges, 1992).
que se establece entre sujeto y espacio, resca-
tando así, para las consideraciones que puedan De igual modo, en tercer lugar, uno de los ejes
hacerse del espacio en clave educativa, ese cruciales en la relación sujeto-espacio es el vec-
patrón cultural que une y relaciona un lugar tor de la afectividad, pues en él queda implica-
con un sujeto o grupo de sujetos7. do ese ámbito del sujeto que más le preocupa
cuando de atravesar, usar e interaccionar con el
En segundo lugar, una dimensión que no espacio se trata. Supone, en pocas palabras,
podemos olvidar es la de la cotidianeidad del concebir el espacio como un territorio emocio-
espacio en cuanto que es uno de los ámbitos nal, cargado de aspectos que despiertan y enri-
estratégicos que mejor nos puede desvelar el quecen el ámbito afectivo del sujeto y al que se
entramado situacional de las personas y desde puede llegar analizando el modo en que los
el que se puede pensar en mejores condicio- sujetos hablan y sienten el espacio, toman deci-
nes la complejidad simbólica, comunicacional siones y realizan acciones concretas. Se trata de
o emocional que el espacio desprende. Es la un vector que aporta el equilibrio emocional
dimensión donde se encuentran las prácticas que una persona necesita para su correcto desa-
diarias de los individuos, los lugares frecuenta- rrollo, de cara a desenvolverse en la sociedad
dos, los ámbitos escogidos, las situaciones pre- y mantener una actitud responsable.
feridas y donde confluyen tanto las prácticas
diarias como las estructuras de pensamiento Así las cosas, el afecto y la emoción resultante
(Duch y Mélic, 2005). De este modo concebi- de la interconexión con el espacio no se reduce
mos el espacio no sólo como escenario de al campo de las relaciones sino que, más bien,
reproducción de hábitos cumplidos sino tam- en su pleno sentido, adquiere una función pro-
bién de innovación y de mejora en favor de un pia en cuanto que organiza las conductas que el
desarrollo sostenible. sujeto efectúa y, además, codifica y configura el
desempeño global del sujeto dentro del espacio
Esta dimensión supone un reto pedagógico de (Le Corbusier, 1993). Muchas de las manifesta-
gran volatilidad, de difícil aprehensión y una ciones emocionales que expresan los sujetos
casi imposible objetivación pero, a la par, son respecto de los otros y, principalmente, de lo
una serie de acciones, de actos desplegados otro —miedo, asco, agresividad, respeto, etc.—
y visibles, fiel reflejo de las inquietudes y dese- son producto del lazo afectivo que se mantiene
os, del entramado interior de las personas a entre ambos protagonistas, sujeto-espacio;
educar. Para ello necesitamos saber observar la dicho de otro modo, si una persona asume una
realidad y analizar lo que Lefebvre (1972) conducta de respeto y empatía hacia su barrio
denominó «materiales» que sintetizan la carga es en respuesta a los inductores situacionales
conceptual y significativa que tiene esta dimen- del propio espacio de referencia, cuyos estímu-
sión, en cuanto que el espacio no se limite a los son emocionalmente competentes.
aquello externo al sujeto y nada más, sino que
carga con los sentidos y los significados Junto a la afectividad hemos de anotar el vector
de todas las experiencias diarias, cotidianas. De de la relacionalidad. «La realidad espacial de
esta forma, estamos aceptando interpretar la los sujetos es, por tanto, relacional» (García,
1976: 70). La distribución y estructuración del variable espacial, necesitamos interpretar cómo
espacio explica, facilita o inhibe determinados los actos de las personas y sus relaciones están
comportamientos relacionales en las personas. moldeados por el significado que evoca y que
Y si apostamos por entender la educación como tiene el espacio con el que se interrelacionan.
aquel proceso que lleva a socializar a la perso- Esto invita a reordenar los espacios de referen-
na y a construir su identidad, es imprescindible cia con el fin de que esos significados que tie-
plantear el hecho educativo desde una perspec- nen, material educativo primario, sean relevan-
tiva de la persona en relación con los demás tes y expresivos en las personas a las que
y con lo demás. La finalidad ha de ser la de albergan y, por tanto, puedan constituir un
entender al sujeto como elemento integrante de eslabón más en la trama semiótico-educativa
un espacio que reconoce, usa y transforma al que puede llegar a establecerse entre los sujetos
experimentarlo junto con otras personas, recreán- y el espacio.
dose y transformándose él mismo a través de
esas interrelaciones. Es el modo más producti- El objetivo ha de ser el de analizar el significa-
vo de aunar lo simple y lo compuesto, lo indi- do de los espacios de referencia hasta el punto
vidual y lo colectivo, como aspectos cuya com- de poder interpretarlos como sistemas que cre-
plementariedad nos aporta un valor educativo an estructuras sociales y físicas que permiten el
preciso, apoyado en un equilibrio basado en la desarrollo y la renovación en los esquemas de
comunicación y la reciprocidad, en una apre- pensamiento y acción de las personas. Es así
hensión del otro desde lo otro. como podremos pasar de entender la vida de
las personas dentro de los espacios a una con-
De esta manera interpretamos el espacio como cepción del espacio como vida para las perso-
el lugar que propicia el encuentro, la interrela- nas (Ramírez, 1999). La multiplicidad de las
ción, abierto a la incorporación de gentes y dimensiones semántico-educativas se extiende
sucesos educativos más allá de objetivos pro- más allá del espacio físico, con el objetivo de
puestos de antemano, fomentando la relación alcanzar un semema global del espacio traduci-
por encima del debilitamiento comunicacional ble en términos de lenguaje educativo. El espa-
que suponen actividades previstas, descontex- cio y las experiencias que provoca no son pro-
tualizadas, carentes de cohesión social y de cul- cesos aislados, sino que se relacionan con otros
tura compartida. «La construcción del espacio procesos sociales, formando parte de una lógi-
e intercambio social son dos caras de una mis- ca común de relación que puede ayudar a la
ma moneda» (Muntañola, 2000: 83). convivencia de las personas con el espacio. «Es
así porque los sistemas de actividad específicos
En quinto lugar, este conjunto de dimensiones conducen a los atributos específicos de lugares
que venimos presentando tiene su eje central y entornos, explicando las causas de su diversi-
en otra que las fundamenta: la significatividad dad y la resultante relación entre la cultura y el
o significado sociocultural del espacio. Dicho entorno» (Rapoport, 2003: 105).
de otra forma, no existe posibilidad de funda-
mentar la acción educativo-ambiental desde la Este lenguaje nos conduce, en último término,
interrelación sujeto-espacio extra significación a mencionar la dimensión que debe ser objetivo
espacial. «Para nosotros es un postulado que último, a la vez que primero, de la Educación
el significado tiene origen en el contexto, por lo ambiental: la comunicabilidad del espacio (Berns,
que un significado sin contexto es como un 1990; Hymes, 1971). Todo acto educativo tiene
sistema sin entorno, un imposible» (García en la comunicación la esencia primordial del pro-
Carrasco y García del Dujo, 2001a: 307). Para ceso y la posibilidad o no de comunicación supo-
comprender los problemas medioambientales ne no ya uno de los componentes fundamentales
y postular intervenciones educativas desde la del espacio, sino su propia naturaleza: en él hay
tiempo, hay gentes, afectos, símbolos y, por acción o interacción simbólicamente mediada,
ende, comunicación. De este modo, por poner orientada por una serie de normas básicas que
un ejemplo, al igual que al modificar la plaza de afectan igualmente al sujeto como al espacio
un pueblo estamos modificando las posibilida- y que definen una serie de expectativas, tanto
des de interacción social entre géneros y cultu- de comportamiento por parte del sujeto como de
ras, si modificamos y ambientalizamos un cole- organización y orden por parte del espacio, que
gio o incluso un aula estaremos consiguiendo deben ser entendidas y reconocidas por ambas
cambios en las actitudes y pensamientos esta- partes y dispuestas en favor de la acción educa-
blecidos de los sujetos merced a la Pedagogía tivo-ambiental. «Cabría entender esa comunica-
dialógica establecida, como consecuencia de la ción en términos de percepción, es decir, de dis-
metacomunicación educativa que nos aporta el ponibilidad y capacidad para ver y sentir... El
propio espacio (Colom, 2005). medio siempre responde» (Sosa, 2000b: 320).
contenido o código ético, sino que la encontra- podremos mejorar la comprensión y valoración
mos incompleta. La concepción, apreciación y del espacio por parte de los sujetos, así como ela-
valoración del espacio natural, social y humano, borar procesos educativos en los que el espacio
sobre todo en lo que conlleva de formas de ver y sea auténtico agente educativo; así pasará el
hacer la educación, debe superar los ya clásicos espacio a ser elemento constitutivo del proceso
principios y aspectos ecológicos y estéticos, pro- educativo y aumentarán las posibilidades de lle-
pios de una perspectiva ambientalista y natura- var a cabo una Educación ambiental explicada
lista del espacio, para adentrarse en un enfoque desde la praxis social y configurada desde la con-
más acorde con la reflexión actual, biológico, junción del conocimiento, el pensamiento y la
social y cultural, en cuanto exigencias todas ellas acción, ya que los sujetos, de manera indirecta,
del proceso vital del ser humano. De este modo se verán identificados con su espacio.
Notas
1
En la historia de la Educación han sido numerosos los autores que ya pusieron de relieve, de una u otra for-
ma, la variable espacio-ambiental, cuyas fórmulas y proposiciones hemos de contemplar. Junto a Rousseau, Locke o
Montaigne, podemos citar a María Montesori y su educación activa y sensorial, Pestalozzi y su educación elemental, Fran-
ces Ferrer i Guárdia y la Escuela Nueva, John Dewey y la democracia vital, Célestin Freinet y el principio de cooperación
investigativa, Lorenzo Milani y la escuela de Barbiana, Paulo Freire y su Pedagogía del oprimido, etc. (VV. AA., 2000; Tri-
lla, 2002).
2
Somos conscientes de que éste es un punto suficientemente estudiado; no obstante, lo consideramos perti-
nente en cuanto a que es la base a partir de la cual mostrar nuestra propuesta.
Al igual que nosotros, algunos autores han puesto empeño en diferenciar etapas en el desarrollo y formalización de
la Educación ambiental; así, por citar algunos, Gutiérrez Pérez indica tres fases: a) de exploración práctica del espacio
como recurso educativo; b) de conceptualización y formalización teórica de las experiencias; c) de expansión concep-
tual y amplificación axiológica (Gutiérrez, 1995); y Caride y Meira optan por hablar de: a) los primeros años: educar
para conservar; b) la transición: educar para concienciar; c) el presente: educar para cambiar (Caride y Meira, 2001).
Nosotros, desde un esquema similar, hemos optado por hacer otra clasificación, poniendo el acento en el papel que ha
ido desempeñando el espacio en el proceso educativo, pues será quien protagonice nuestro planteamiento posterior.
3
Resulta interesante y sugerente la reciente publicación que se ha hecho en la Revista Iberoamericana de Educa-
ción de dos números monográficos dedicados a la Educación para el Desarrollo Sostenible, 2006, nº 40-41.
4
En palabras de Novo: «Mi hipótesis es que la EA ha estado siempre atenta a las teorías del desarrollo, una
veces para someterlas a crítica, otras para buscar a ayudar modelos alternativos. Por tanto, ésta no sería una etapa más,
muy comprometida, en la evolución de nuestro propio movimiento educativo» (Novo, 1995b: 44).
5
Coincidimos con diversos autores en considerar un tema pendiente el tratamiento del espacio o del espacio como
elementos primordiales en los procesos educativos, llegando a aceptarlos como principios básicos de la acción y no sólo
como componentes coyunturales que ponen a disposición del proceso el escenario de realización (García Carrasco,
1992; Castillejo et al., 1994; Romañá, 1994; García Carrasco y García del Dujo, 2001a; García Carrasco, 2004; Roma-
ñá, 2004). Recientemente se ha publicado «la categoría espacio, para la comprensión del fenómeno global de la educa-
ción, se trae a cuento con demasiada parsimonia» (García Carrasco, 2004: 229) o, en palabras de Romañá Blay (2004:
200) “las potencialidades educativas de los lugares apenas han sido tratadas en la Pedagogía española”.
6
Hablamos de estructura en referencia al conjunto de aspectos físicos, sociales, culturales, geográficos que
soportan las interdependencias que se dan entre las personas y el espacio ambiente, en alusión a esa totalidad con la
que la vida de una persona se hace interdependiente. Esa zona, en términos vygotskianos, de convivencia, de rela-
ción, de construcción de la persona, en definitiva.
7
En una de las investigaciones que estamos llevando a cabo en un parque público: «Pedagogía de los espacios.
Análisis e interpretación de la educatividad del parque Picasso de Salamanca», financiada por la Universidad de Sala-
manca, Usal 21-2005, hemos preguntado a los usuarios si para ellos el parque era un paisaje o, por el contrario, un
lugar; el 100% de los encuestados opinaban que un lugar, con lo que ello comporta de patrón cultural que une y rela-
ciona un lugar con un sujeto o grupo de sujeto. O, por ejemplo, en otro de los ítems que aludía al vector de la territo-
rialidad en el que preguntábamos en una escala de 0-5 si en el parque se sentían «como en su casa», el resultado ha sido
de un 3,75.
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Abstract
The Pedagogy of the Spaces is a research approach proposed by the author to lay out the foun-
dations of educational-environmental actions. This article is about the educational potentiality
of the environment, based on the interdependency maintained with the individual, as one of the
possible educational languages to form the Environmental Education. The proposal declares
insufficient an Environmental Education laid only on knowledge and values, in procedures and
attitudes, to pass to the significative and communicational weft that is established between the
individual and the environment, and to emerge there the presence and the fundamental role to
be plaid by the relations, the daily actions or the feelings, as components of a vector matrix,
adhered to the genuine nature of the human being and the environment, and which show an
educational-environmental language that is different from the traditional one.