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LEY FORESTAL DE LA AMAZONIA
PERUANA 27308
Derogada por:

LEY FORESTAL Y DE FAUNA SILVESTRE


29763

CATEDRATICO: LIC. ADM. WALTER SO RIA DEL AGUILA

EQUIPO: AURA VICTORIA LOPEZ GRIMALDO


CESAR AUGUSTO ORMEÑO ZUBIATE
CARLOS RAFAEL BREÑA REATEGUI
OLGA RAQUEL CABUDIVO ESCOBAR
LUIS ANDRES OLIVEIRA MUÑOZ
LILIA NEMITH VILCHEZ BOCANEGRA

NIVEL : III – 5to. Ciclo

FECHA : Lunes 25 DE MAYO DEL 2015.

IQUITOS – PERU

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INDICE

INTRODUCCION………………………………………………………………………………..... PAG.3-4

OBJETIVOS……………………………………………………………………………………….. PAG.5

DESARROLLO DEL TEMA…………………………………………………………………….. PAG.6-21

CONCLUSIONES…………………………………………………………………………………. PAG.22

BIBLIOGRAFIA……………………………………………………………………………………..PAG.23

ANEXOS…………………………………………………………………………………………… PAG.24,25,26

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INTRODUCCION

El presente trabajo esta enfocado en las diversas leyes y artículos dados para la preservación de nuestra

flora , fauna Silvestre y el cuidado del territorio amazónico en nuestro país.

Ante la inexistencia de una ley marco, se trataba el tema bajo diferentes resoluciones y decretos legislativos,

destinados a cada caso en particular, así existían , por ejemplo: El Otorgamiento de Concesiones para

Conservación, Otorgamientos de Beneficios Administrativos a Infractores de la Legislación de Areas

Protegidas, Forestal y de Fauna Silvestre, Creación de Bosques de Producción Permanente en el

Departamento de Loreto, etc.

El 07 de Julio 2000, se crea la Ley Nro. 27308 , Ley Forestal y de Fauna Silvestre, que tuvo como objetivo

principal, normar, regular y supervisar el uso sostenible y la conservación de los recursos forestales y de

fauna Silvestre del país, estableciendo organismos responsables de la normatividad como el Ministerio de

Agricultura y el órgano encargado de la gestión y administración que recae en el INRENA, en armonía con

los tratados internacionales, , se crea el Consejo Nacional Consultivo de Política Forestal (CONAFOR) y el

Organismo Supervisor de Concesiones Maderables (OSINFOR), la misma que fuera absorvida por el

INRENA (Instituto de Recursos Naturales), sin embargo; existió mucha oposición en cuanto a su alcance

con las Comunidades Indígenas, quienes reclamaban que ésta Ley , era violatoria en cuanto al derecho

ancestral de pertenencia a sus tierras, que se agrava con las observaciones del Tratato de Libre Comercio

con Estados Uniddos de Norteamérica, lo que motivó diversas protestas sociales, como por ejemplo el

Baguazo y diferentes mesas de diálogos.

Se aprueba entonces, la Ley 29763 el 22 Julio 2011 (con una única disposición complementaria y

modificatoria), que nos indica que toda persona tiene derecho a acceder al uso, aprovechamiento y disfrute

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del patrimonio forestal y de fauna silvestre de la Nación de acuerdo a los procedimientos establecidos por la

Autoridad Nacional y Regional y a los instrumentos de planificación y gestión del territorio.

La presente Ley se trata de la quinta ley forestal peruana en los últimos 48 años. En efecto, la primera ley

forestal peruana completa (Decreto Ley N°14552) data de 1963.-De las otras, la única que fue. aplicada

durante más de dos décadas fue la de 1975 (Decreto Ley N°26834). Cada ley y cada gobierno motivaron

cambios institucionales importantes, con alteraciones en su autonomía y jerarquía.

Para entender la nueva Ley Forestal hay que tener en cuenta que ésta refleja un enfoque sistémico y a partir

de ello intenta integrar la complejidad que representa i) las distintas situaciones del bosque; ii) los distintos

usuarios del bosque y iii) las diversas actividades que se desarrollan sobre los bosques. A partir de ello se

puede identificar los derechos que se otorgan en función a las distintas realidades.

Resaltan los avances de consolidación de derechos de comunidades y poblaciones locales.

También se pueden identificar algunos puntos para mejorar en cuanto a fiscalización y financiamiento.

En consecuencia como pueblo amazónico es responsabilidad nuestra como estudiantes, profesionales y

comunidad en general, conocer el alcance de estas leyes y los beneficios que conlleva su buena práctica

para la conservación de nuestros bosques y la biodiversidad amazónica.

El Equipo

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OBJETIVOS:

1. Analizar Ley 27308 Ley Forestal y de Fauna Silvestre , publicado el 16/07/2000, motivo de rechazo

hasta su derogatoria por Ley 29763 (única Disposición Complementaria Modificatoria) Ley Forestal

y de Fauna Silvestre, y alcances de ésta última, publicado el 22/07/2011; ambos en el Diario Oficial

El Peruano.

LEY 27308 Ley Forestal y de Fauna Silvestre. DEROGADA LEY 29763 (Única Disp. Compl. Modif.) Ley forestal

G.J. Tomo 80, 16/07/2000, £119 (Al día sgte. de la publicado su y de fauna silvestre.

Reglamento El Peruano, 22/07/2011, pág. 446980

2. Evaluar los conflictos internos con las comunidades indígenas, en relación a su ambiente,

considerado como hábitat natural y su grado de pertenencia.

3. Impactos ambientales en proceso de deterioro que busca proteger.

4. Implicancias con los tratados internacionales.

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DESARROLLO DEL TEMA

La Ley No. 29763, Ley Forestal y de Fauna Silvestre, tiene muy pocas probabilidades de alcanzar su finalidad de

conservar el patrimonio forestal de la nación y asegurar su uso sostenible. Innova muy poco en relación a las cuatro

leyes forestales que la precedieron siendo, pues, anacrónica. Da prioridad absoluta a la producción de madera en

lugar de orientarse al mantenimiento de servicios ambientales esenciales, es poco clara, es de aplicación

extraordinariamente compleja y, no ofrece prácticamente ningún incentivo ni explica cómo se financiarán las enormes

responsabilidades que asigna a la autoridad forestal.

En julio de 2011 fue publicada la última Ley Forestal y de Fauna Silvestre del Perú (Ley No 29763). Se trata de la

quinta ley forestal peruana en los últimos 48 años. En efecto, la primera ley forestal peruana completa (Decreto Ley

No14552) data de 1963. De las otras, la única que fue aplicada durante más de dos décadas fue la de 1975 (Decreto

Ley No26834). Cada ley y cada gobierno motivaron cambios institucionales importantes, con alteraciones de su

autonomía y de su jerarquía. Como lo demuestra la creciente destrucción y degradación de los bosques naturales

peruanos y la ausencia de una reforestación expresiva, las leyes y sus cambios sucesivos no han alcanzado su

finalidad de conservar el recurso forestal mediante el manejo sostenible ni, tampoco, sus objetivos de contribuir más

significativamente al crecimiento de la economía nacional. Muy al contrario, cada día es más evidente que la situación

empeora. Eso explica, en cierta medida, el frenesí legislativo que parece creer firmemente que cambiar o mejorar la

ley resolverá el problema, ignorando que ninguna ley puede cumplir su finalidad si no es aplicada.

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LEY Nº 29763 Ley Forestal y de Fauna Silvestre

TÍTULO PRELIMINAR

Artículo I. Derechos y deberes fundamentales relacionados con el patrimonio forestal y de fauna

silvestre de la Nación

Toda persona tiene el derecho de acceder al uso, aprovechamiento y disfrute del patrimonio forestal y de

fauna silvestre de la Nación de acuerdo a los procedimientos establecidos por la autoridad nacional y

regional y a los instrumentos de planificación y gestión del territorio; además de participar en su gestión.

Toda persona tiene el deber de contribuir con la conservación de este patrimonio y de sus componentes

respetando la legislación aplicable.

Artículo II. Principios generales

Son principios generales aplicables a la gestión forestal y de fauna silvestre; además de los principios,

derechos, deberes y disposiciones aprobados en la Constitución Política del Perú, el Acuerdo Nacional, el

Convenio 169 dela Organización Internacional de Trabajo (OIT), la Declaración de la Organización de las

Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y los demás tratados internacionales

siguientes:

1. Gobernanza forestal y de fauna silvestre

El principio de gobernanza forestal y de fauna silvestre conduce a la armonización de las políticas y al

fortalecimiento de la institucionalidad, normas, procedimientos, herramientas e información del sector

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forestal y de fauna silvestre, de manera que sea posible la participación efectiva, descentralizada, integrada,

informada y equitativa de los diversos actores públicos y privados en la toma de decisiones, acceso a

beneficios, manejo de conflictos, construcción de consensos y responsabilidades claramente definidas en la

gestión, seguridad jurídica y transparencia.

Es deber del Estado impulsar y fomentar esta gobernanza.

2. Participación en la gestión forestal

Este principio otorga a toda persona el derecho y el deber de participar responsablemente en los procesos

para la toma de decisiones respecto a la definición, aplicación y seguimiento de las políticas, gestión y

medidas relativas a los ecosistemas forestales y otros ecosistemas de vegetación silvestre y sus

componentes, que se adopten en cada uno de los niveles de gobierno. Se busca garantizar la participación

efectiva de todos los actores interesados, incluyendo a las comunidades nativas y campesinas, tanto a nivel

individual como colectivo.

3. Consulta previa libre e informada

La aplicación de la presente Ley respeta el derecho de los pueblos indígenas a la consulta previa libre e

informada con la finalidad de llegar a un acuerdo o lograr el consentimiento de la medida propuesta de

acuerdo al Convenio 169 dela Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Declaración de la

Organización de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, otras normas vigentes,

la jurisprudencia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos y las sentencias vinculantes del Tribunal

Constitucional sobre la materia.

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4. Equidad e inclusión social

Por este principio, el Estado garantiza condiciones equitativas de acceso a los recursos, las oportunidades

de desarrollo y la distribución de beneficios para todos los actores, con enfoque de género, a través del

diseño y aplicación de las políticas públicas forestales que contribuyan a erradicar la pobreza, reducir las

inequidades sociales y económicas y al desarrollo humano sostenible de las poblaciones menos favorecidas.

5. Interculturalidad, conocimientos tradicionales y cosmovisión

La gestión sobre el bosque y sus recursos se desarrolla en el marco del reconocimiento, respeto y valoración

de la presencia e interacción de las diversas culturas, dentro de su cosmovisión, así como la posibilidad de

generar expresiones culturales compartidas, adquiridas por medio del diálogo y de una actitud de respeto

mutuo.

Se reconocen los conocimientos tradicionales en el manejo y uso de los recursos forestales y de fauna

silvestre y de la biodiversidad.

6. Enfoque eco sistémico

La gestión del patrimonio forestal y de fauna silvestre dela Nación se rige por el enfoque eco sistémico en el

marco del Convenio sobre la Diversidad Biológica, entendido como una estrategia para el manejo integrado

de las tierras, aguas y recursos vivos que promueve la conservación y uso sostenible en un modo equitativo.

Busca comprender y gestionar los ecosistemas forestales y otros ecosistemas de vegetación silvestre,

considerando los factores ambientales, ecológicos, económicos, socioculturales, la cosmovisión indígena y

el ordenamiento territorial y la zonificación ecológica y económica.

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Se reconoce la importancia de los ecosistemas silvestres como espacio de vida, hábitat de la fauna y fuente

de agua, así como por su contribución a la seguridad alimentaria.

7. Sostenibilidad de la gestión del patrimonio forestal y de fauna silvestre de la Nación

La gestión del patrimonio forestal y de fauna silvestre de la Nación se orienta al desarrollo que armoniza las

dimensiones económica, social y ambiental para satisfacer las necesidades de la población.

8. Dominio eminencial del Estado

El Estado ejerce el dominio eminencial sobre los recursos del patrimonio forestal y de fauna silvestre de la

Nación, así como sobre sus frutos y productos en tanto no hayan sido legalmente obtenidos.

9. Valoración integral

El Estado prioriza la evaluación y valoración del patrimonio forestal y de fauna silvestre de la Nación y la

inclusión de la valoración en las cuentas nacionales, la promoción de esquemas de pago o compensación

por los bienes y servicios de los ecosistemas forestales y otros ecosistemas de vegetación silvestre, así

como otros instrumentos económicos y financieros en beneficio de la gestión del patrimonio.

10. Origen legal

Es deber de las personas naturales o jurídicas que tengan en su poder o administren bienes, servicios,

productos y subproductos del patrimonio forestal y de fauna silvestre de la Nación de mostrar el origen legal

de estos.

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11. Eficiencia y mejoramiento continuo

La gestión forestal y de fauna silvestre se rige por un enfoque de gestión adaptativa y mejoramiento continuo

para asegurar la eficaz y eficiente conservación de los ecosistemas forestales y otros ecosistemas de

vegetación silvestre, la flora y fauna silvestre y los servicios derivados de ellos, de manera que contribuyan

al desarrollo del país y al bienestar de la población.

El Estado fomenta y promueve el desarrollo integral e integrado de las actividades de conservación, manejo,

aprovechamiento, transformación industrial (primaria y de manufactura) y comercio para elevar los niveles

de producción, productividad y competitividad de los productos forestales y de fauna silvestre para la gestión

sostenible de los bosques y contribuir al desarrollo regional y nacional.

12. Integración con otros marcos normativos

Las normas relativas a otros recursos naturales o actividades económicas o de cualquier índole que

pudiesen afectar directa o indirectamente la integridad, conservación y seguridad del patrimonio forestal y

de fauna silvestre de la Nación se rigen y concuerdan con la legislación vigente en esta materia, incluyendo

el reconocimiento y respeto a los derechos de los pueblos indígenas conforme al Convenio 169 dela OIT.

La implementación de la presente Ley, su reglamento y cualquier otra medida relacionada cumplen con las

obligaciones estipuladas en los tratados internacionales de los que el país es parte y están en vigor.

13. Transparencia y rendición de cuentas

El Estado tiene el deber de poner a disposición toda información de carácter público relacionada a la gestión

forestal y de fauna silvestre, respetando el derecho de toda persona de acceder adecuada y oportunamente

a dicha información sin necesidad de invocar justificación o interés que motive tal requerimiento.

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El Estado rinde cuentas de su gestión con arreglo a las normas sobre la materia e investiga toda actividad

ilegal, publicando sus resultados, salvo las excepciones que establece la ley de la materia.

SECCIÓN PRIMERA

CONCEPTOS, ÓRGANOS ESPECIALIZADOS Y DE SUPERVISIÓN, PLANIFICACIÓN Y ZONIFICACIÓN

FORESTAL Y DE FAUNA SILVESTRE

TÍTULO I

Aspectos generales

Artículo 1. Finalidad y objeto de la Ley

La presente Ley tiene la finalidad de promover la conservación, la protección, el incremento y el uso

sostenible del patrimonio forestal y de fauna silvestre dentro del territorio nacional, integrando su manejo

con el mantenimiento y mejora de los servicios de los ecosistemas forestales y otros ecosistemas de

vegetación silvestre, en armonía con el interés social, económico y ambiental de la Nación; así como

impulsar el desarrollo forestal, mejorar su competitividad, generar y acrecentar los recursos forestales y de

fauna silvestre y su valor para la sociedad.

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Artículo 2. Ámbito de aplicación

La presente Ley se aplica a las diferentes personas naturales o jurídicas, de derecho público o privado,

vinculadas a la gestión del patrimonio forestal y de fauna silvestre de la Nación, a los recursos forestales y

de fauna silvestre, a los servicios de los ecosistemas forestales y otros ecosistemas de vegetación silvestre

y a las actividades forestales y de fauna silvestre y conexas, en todo el territorio nacional.

Artículo 3. Actividades forestales y de fauna silvestre, y conexas

Para los efectos de la presente Ley, se consideran actividades forestales y de fauna silvestre, las siguientes:

a. La administración, investigación, conservación, protección, monitoreo, restauración, evaluación, manejo,

aprovechamiento, poblamiento, repoblamiento y mejoramiento del patrimonio forestal y de fauna silvestre

de la Nación.

b. La forestación y reforestación.

c. El manejo de la flora y fauna silvestre in situ y ex situ.

d. Las actividades agroforestales y silvopastoriles en tierras de capacidad de uso mayor forestal o de

protección.

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e. Coadyuvar a la provisión de los servicios de los ecosistemas forestales y otros sistemas de vegetación

silvestre.. El aprovechamiento económico no consuntivo de los paisajes de los ecosistemas forestales y

otros ecosistemas de vegetación silvestre.

Son actividades conexas de las actividades forestales y de fauna silvestre las siguientes:

a. La educación y fortalecimiento de capacidades.

b. Las derivadas del uso, disfrute, conocimiento, aprovechamiento comercial, transformación,

almacenamiento, transporte y distribución de los recursos forestales y de fauna silvestre.

Artículo 4. Patrimonio forestal y de fauna silvestre de la Nación

El patrimonio forestal y de fauna silvestre de la Nación está constituído por lo siguiente:

a. Los ecosistemas forestales y otros ecosistemas de vegetación silvestre.

b. Los recursos forestales y de fauna silvestre mantenidos en su fuente.

c. La diversidad biológica forestal y de fauna silvestre, incluyendo sus recursos genéticos asociados.

d. Los bosques plantados en tierras del Estado.

e. Los servicios de los ecosistemas forestales y otros ecosistemas de vegetación silvestre.

f. Las tierras de capacidad de uso mayor forestal y tierras de capacidad de uso mayor para protección, con

bosques o sin ellos.

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g. Los paisajes de los ecosistemas forestales y otros ecosistemas de vegetación silvestre en tanto sean

objeto de aprovechamiento económico.

Las plantaciones forestales en predios privados y comunales y sus productos se consideran recursos

forestales pero no son parte del patrimonio forestal y de fauna silvestre dela Nación.

Artículo 5. Recursos forestales

Son recursos forestales, cualquiera sea su ubicación en el territorio nacional, los siguientes:

a. Los bosques naturales.

b. Las plantaciones forestales.

c. Las tierras cuya capacidad de uso mayor sea forestal y para protección, con o sin cobertura arbórea.

d. Los demás componentes silvestres de la flora terrestre y acuática emergente, incluyendo su diversidad

genética.

Artículo 6. Recursos de fauna silvestre

Para los efectos de la presente Ley, son recursos de fauna silvestre las especies animales no domesticadas,

nativas o exóticas, incluyendo su diversidad genética, que viven libremente en el territorio nacional, así como

los ejemplares de especies domesticadas que, por abandono u otras causas, se asimilen en sus hábitos a

la vida silvestre, excepto las especies diferentes a los anfibios que nacen en las aguas marinas y

continentales, que se rigen por sus propias leyes.

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Se incluyen en los alcances de esta Ley los especímenes de fauna silvestre (ejemplares vivos o muertos,

huevos y cualquier parte o derivado), los individuos mantenidos en cautiverio así como sus productos y

servicios.

Artículo 7. Servicios de los ecosistemas forestales, de otros ecosistemas de vegetación silvestre y

de la fauna silvestre

Los servicios de los ecosistemas forestales, de otros ecosistemas de vegetación silvestre y de la fauna

silvestre son aquellos derivados de las funciones ecológicas y evolutivas de dichos ecosistemas y de los

flujos de materia, energía e información provenientes del patrimonio forestal y de fauna silvestre de la Nación

que producen beneficios e incrementan el bienestar para las personas y la sociedad.

Artículo 8. Tierras de capacidad de uso mayor forestal

Son aquellas que, por su valor intrínseco, características ecológicas y edáficas, tienen capacidad para la

producción permanente y sostenible de bienes y servicios forestales, o potencial para la forestación o

reforestación.

Artículo 9. Tierras de capacidad de uso mayor para protección

Son aquellas que, por sus condiciones biológicas de fragilidad eco sistémica y edáfica, no son aptas para el

aprovechamiento maderable u otros usos que alteren la cobertura vegetal o remuevan el suelo.

Las tierras de protección se destinan a la conservación de las fuentes de agua, nacientes o cabeceras de

cuencas, riberas de ríos hasta del tercer orden, y a la protección contra la erosión.

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En ellas es posible la recolección y aprovechamiento de productos forestales no maderables, el manejo y

aprovechamiento de la fauna silvestre, así como usos recreativos y actividades largas, tienen redacción

confusa y son repetitivos. Otros carecen de carácter mandatorio.

Énfasis en la producción de madera

Como las leyes anteriores, ésta concentra su foco en la utilización de los bosques naturales, objetivando

principalmente la madera. La mayor parte de sus artículos tratan directa o indirectamente del tema de las concesiones

y de otras formas de cesión del uso de los bosques, de las educativas o de investigación científica, en la medida

en que no se afecte su existencia ni sus funciones protectoras.

Artículo 10. Tierras para la forestación o reforestación

Son aquellas que carecen de cobertura forestal o cuya cobertura forestal arbórea original ha sido eliminada

en más del setenta por ciento y que por sus características edáficas, fisiográficas e interés social son

susceptibles de forestación o reforestación con fines de producción o protección.

Artículo 11. Plantaciones forestales

Son ecosistemas forestales constituidos a partir de la intervención humana mediante la instalación de una o

más especies forestales, nativas o introducidas, con fines de producción de madera o productos forestales

diferentes a la madera, de protección, de restauración ecológica, de recreación, de provisión de servicios

ambientales o cualquier combinación de los anteriores.

No son plantaciones forestales los cultivos agroindustriales ni los cultivos agro energéticos

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Características generales de la Ley N°27693

Si las cuatro leyes que precedieron ésta no alcanzaron su objetivo de racionalizar el aprovechamiento del patrimonio

forestal nacional, lo que fue el pretexto para modificarlas, podría haberse considerado hacer una ley completamente

diferente, realmente nueva. Pero, la ley actual se parece muchísimo a las anteriores: Se centra en la producción de

madera, relegando el tema de los servicios ambientales del bosque; excluye la posibilidad de la propiedad forestal y

la utilización de los bosques naturales continúa siendo otorgada mediante concesiones (antes eran llamados

contratos); se embute el tema de la fauna silvestre dentro de la ley forestal; se mantiene el tema forestal dentro del

Ministerio de Agricultura a pesar de que ya existe un Ministerio del Ambiente; no brinda incentivos significativos para

el manejo sostenible o la reforestación; no dice casi nada sobre cómo mantener las funciones protectoras del bosque;

mantiene el viejo reglamento de clasificación de tierras por capacidad de uso mayor, etc. Hay cambios, por cierto,

pero éstos no alteran el padrón básico de la gestión forestal que ha predominado durante los últimos 50 años y, en

cambio, complican su aplicabilidad. Esta nueva Ley tiene, asimismo, muchos problemas de forma. Tiene 157 artículos

y 26 disposiciones transitorias y complementarias. Además, muchos artículos son excesivamente explotación del

recurso, del transporte y comercio de los productos. En cambio, dedica muy pocos artículos (arts. 7, 109 y 110), todos

de tenor bastante declarativo, al tema de los servicios ambientales del bosque y, en especial, a la fijación y absorción

de gases de efecto estufa. Pareciera que los que hicieron la nueva ley no están informados de que los bosques

tropicales naturales son ahora mucho más importantes y valiosos por sus relaciones con el cambio climático y con los

grandes ciclos biogeoquímicos, en especial el hidrológico, que por los metros cúbicos de madera o los kilogramos de

castaña que puedan producir. También aparentan desconocer que los recursos de la diversidad biológica, bien usados

o aprovechados a través de la fotoquímica o del ecoturismo, valen mucho más que toda la madera que se pueda

extraer. Tampoco parecen haber percibido que la economía forestal moderna se basa cada día más en los bosques

cultivados, es decir en la reforestación, que la extracción de madera de bosques naturales. No se trata de no continuar

explotando madera del bosque natural. Pero una ley forestal moderna debe hacer que las maderas de esos bosques

únicos se conviertan en un bien muy precioso, que se extrae con extremo cuidado y que se vende a precio de oro.

La madera para todo uso, para la construcción civil o para muebles populares, debe salir de la vegetación secundaria

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o de la reforestación pero no de los bosques primarios. Pero la nueva ley sigue la anticuada moda de considerar que

el bosque natural es apenas madera, en su mayor parte barata, declarando millones de hectáreas como “bosques de

producción permanente”. Una ley que, de otra parte, prioriza la reforestación apenas en forma declarativa.

Manejo del recurso forestal

La nueva ley, al igual que todas las anteriores, exige que la explotación del bosque se realice mediante la aplicación

de planes de manejo sostenible. Se parte de la noción de que si se aplican esos planos el bosque no sufrirá

degradación y que podrá seguir produciendo más y más a cada turno de corta o rotación, que se determina es de 40

años, lo que es técnicamente discutible. Lamentablemente, hasta el presente momento y a pesar de la creación del

Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales (OSINFOR) y la promoción de las certificaciones forestales,

esto no se ha logrado. La realidad es que los planos de manejo, aun aquellos pocos de buena calidad, no se aplican.

Por eso es que mucho más del 90% de la madera producida en la Amazonia peruana es ilegal.

Siendo eso conocido desde hace cinco décadas surge otra vez la pregunta de por qué no se cambió completamente

el sistema de concesiones, eliminándolas y permitiendo que el manejo sea responsabilidad del servicio forestal en

lugar de dejarla a los empresarios. Esa opción se aplica en Europa desde hace siglos en bosques públicos y funciona

bien. Los planes de manejo son responsabilidad de profesionales del Estado que, anualmente licitan el tramo o los

tramos anuales de corta de los bosques administrados en su unidad o distrito. Los madereros o industriales ganadores

explotan el volumen autorizado de acuerdo a las pautas de la licitación -que reproducen las pautas del plan de manejo-

bajo la supervisión del profesional forestal. Terminada la extracción la autoridad forestal convoca, otra vez mediante

licitación pública, los servicios de limpieza, silvicultura o mantenimiento que estén previstos en el plan de manejo. Es

simple y en este caso, aunque no es incólume a la corrupción, el servicio forestal tiene “la sartén por el mango” en

lugar de correr atrás del perjuicio.

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La nueva ley ha dado un paso interesante que puede ayudar a desarrollar esta alternativa de gestión. En efecto, al

crear las Unidades de Gestión Forestal, que deben tener un Comité de Gestión Forestal representativo y fiscalizador,

está replicando lo que existe en Europa para aplicar el mecanismo arriba comentado. El Comité de Gestión se ocuparía

de supervisar la correcta aplicación de los planes de manejo en los bosques de producción de la unidad de

ordenamiento forestal respectiva y del control de idoneidad de las licitaciones.

Imprecisión en cuanto a las funciones protectoras del bosque

Manejo forestal con turnos o rotaciones de más de 70 años, en Malasia, revelaron no garantizar plenamente la

sostenibilidad. Este es apenas un nuevo nombre para los distritos forestales que existían en las leyes de 1963 y 1975.

De los servicios ambientales del bosque, el más conocido desde épocas inmemoriales y cuya importancia repercute

en el día a día de la población, es su función protectora en las cuencas, un término que ni aparece en la nueva Ley.

La cobertura forestal, en la proporción adecuada, garantiza la calidad del agua y la regularidad de su flujo y protege

las laderas contra los procesos erosivos violentos (huaycos o aluviones) e insidiosos. Todo eso es tanto más

importante en un país como el Perú cuya columna vertebral es formada por la cordillera tropical más alta del mundo y

que, por lo tanto, está expuesta a graves problemas de erosión hídrica que, cada año, ocasionan muerte, destrucción

y serios perjuicios económicos. Sin embargo, la nueva ley apenas dedica unos pocos artículos a esta cuestión que

parece pretender resolver centralmente con la zonificación (art. 27) y creando bosques protectores (art.31).

Accesoriamente se refiere al desbosque en tres artículos extensos y confusos (arts. 36, 37 y 38).

Declarar zonas de protección y conservación ecológica o zonas de recuperación es un típico “saludo a la bandera”

pues, aun suponiendo que el tal zoneamiento llegase al detalle (micro-zoneamiento participativo) que delimite

consensualmente lo que debe ser protegido, no existe ni existirá jamás capacidad instalada para hacerlo cumplir en

un país tan accidentado como el Perú donde lo que debe ser protegido se imbrica íntimamente con opciones de uso

agropecuario. Dicho de otro modo, la responsabilidad de proteger la vegetación forestal de protección debe ser

transferida al agricultor. Los “bosques protectores”, que existen en la legislación peruana desde siempre y que, en

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paralelo pueden ser asimismo creados por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SERNANP) bajo el

nombre de “bosques de protección” que son una categoría de áreas protegida (Ley No26834) son útiles para

conservar grandes bloques forestales que, por ejemplo, garanten el abastecimiento de agua de una ciudad o garanten

infraestructuras públicas importantes.

De cualquier modo la confusión entre ambas leyes debería ser resuelta. Pero, en ambos casos, no es posible que

esas categorías protegidas resuelvan el verdadero problema de garantizar la función protectora de la vegetación

forestal. Eso, como dicho necesita de una aproximación a nivel de unidad de producción rural y está íntimamente

asociado al tema del desbosque, una forma púdica de definir la deforestación. Básicamente estos artículos establecen

que el desbosque no puede ser realizado en tierras cuya capacidad de uso mayor es forestal o de protección y que

en todo caso debe ser autorizado después de un procedimiento complejo. También estipula que en todos los casos

Declarar zonas de protección y conservación ecológica o zonas de recuperación es un típico “saludo a la bandera”

pues, aun suponiendo que el tal saneamiento llegase al detalle (micro-saneamiento participativo) que delimite

consensualmente lo que debe ser protegido, no existe ni existirá jamás capacidad instalada para hacerlo cumplir en

un país tan accidentado como el Perú donde lo que debe ser protegido se imbrica íntimamente con opciones de uso

agropecuario. Dicho de otro modo, la responsabilidad de proteger la vegetación forestal de protección debe ser

transferida al agricultor. Los “bosques protectores”, que existen en la legislación peruana desde siempre y que, en

paralelo pueden ser asimismo creados por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SERNANP) bajo el

nombre de “bosques de protección “que son una categoría de áreas protegida (Ley No26834) son útiles para

conservar grandes bloques forestales que, por ejemplo, garanticen el abastecimiento de agua de una ciudad o

garanticen infraestructuras públicas importantes. De cualquier modo la confusión entre ambas leyes debería ser

resuelta. Pero, en ambos casos, no es posible que esas categorías protegidas resuelvan el verdadero problema de

garantizar la función protectora de la vegetación forestal.

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CONCLUSIONES

La primera conclusión que podemos deducir de éste trabajo es que, pese al esfuerzo, la competencia y la

buena voluntad de los formuladores de la Ley N° 29763, sus probabilidades de ser aplicadas cabalmente y

de cumplir todas sus funciones es aún menor que en el caso de las 4 leyes precedentes a ella que fracasaron.

Esta nueva ley aunque su fundamento es el mismo, es más compleja que las anteriores puesto que el estado

ha crecido mucho y se está descentralizando y desconcentrando.

Es previsible por lo expuesto que un poco tiempo deba prepararse una sexta revisión de la legislación

forestal peruana que contemple seriamente las críticas, discusiones y alternativas planteadas al territorio

patrio.

Los bosques naturales continúan siendo otorgados mediante concesiones y el tema de la fauna silvestre es

abordado con saturación con la presente ley se observa más de una contradicción en mantener el tema

forestal dentro del Ministerio de Agricultura a pesar que ya existe un Ministerio de Ambiente.

La Ley N°29763, Ley Forestal y de Fauna Silvestre, tiene muy pocas probabilidades de alcanzar su finalidad

de conservar el patrimonio forestal de la Nación y asegurar su uso sostenible. Innova muy poco en relación

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a las cuatro leyes forestales que le precedieron siendo, pues, anacrónica. Da prioridad absoluta a la

producción de madera en lugar de orientarse al mantenimiento de servicios ambientales esenciales, es poco

clara, es de aplicación extraordinariamente compleja y, no ofrece prácticamente ningún incentivo ni explica

cómo se financiarán las enormes responsabilidades que asigna a la autoridad forestal.

BIBLIOGRAFIA

Ley N°27308 Ley Forestal de la Amazonía Peruana, El Peruano 16/07/2000

Ley N°29763 Ley Forestal de Fauna Silvestre. El Peruano 22/07/2011

Blazer, J. 2010. La observancia de la ley forestal de la legislación forestal y la gobernanza de los boques

en los países tropicales.

Cerdán, C. 2007. La tala ilegal de caoba en la amazonia peruana y su comercialización al mercado exterior.

Dourojeanni M.J 2009. Crónica forestal del Perú.

Dourojeanni M.J 2011. Amazonia probable y deseable. Ensaye sobre el presente y fututo de la amazonia

peruana.

León F. 2007. El aporte de las aéreas naturales protegidas a la economía nacional.

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ANEXOS

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Tala indiscriminada del bosque

Foros Internacionales relacionada a la preservación de los bosques y su relación con las

comunidades indígenas.

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