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Ediciones Kairós y sus libros de semilla local

1 FEBRUARY 2013 5 COMENTARIOS

Por C. René Padilla

Lo que sigue se basa en la transcripción que Martha de Berberián hizo y editó de la conferencia
que René Padilla dictó en la Consulta Letra Viva que se realizó en San José de Costa Rica en julio
de 2012.

Mucho de lo que voy a decir tiene que ver con mi propia biografía. Mi propósito es compartir un
poco de lo que significa para mí cumplir un ministerio en el campo de la literatura en América
Latina.

Hace poco leí un artículo sobre las semillas modificadas genéticamente para lograr mejores
resultados en los cultivos. Hay un debate muy serio porque no están todas las investigaciones
científicas apropiadas para decir que realmente estas semillas no producen problema para la salud
humana. Se sospecha que muchos problemas de salud hoy (el cáncer, por ejemplo, que está
creciendo de una manera asombrosa en todo el mundo) se deben a la modificación genética de las
semillas. Y en América Latina nos especializamos en recibir las semillas de ese tipo para aumentar
la producción.

Voy a hablar de cultivos. En el Nuevo Testamento se hace referencia a la “siembra del evangelio”,
o sea, a la siembra de semillas que pueden reproducirse. Ustedes recuerdan la parábola del
sembrador. Es una parábola muy conocida. No se trata de cuatro tipos de “personas” sino de
cuatro tipos de “terrenos”, porque a veces la misma persona tiene diferentes tipos de actitud
frente a la Palabra de Dios. Jesucristo muy a menudo hace referencia a lo que sucede a su
alrededor. Sus oyentes están muy familiarizados con los cultivos y la siembra, y saben que no
siempre la cosecha es igual. En gran medida ésta depende del terreno. En el capítulo 13 de Mateo
leemos lo que significa la parábola del sembrador.

Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende viene el maligno, y arrebata lo que
se sembró en su corazón. Esta es la semilla sembrada junto al camino. El que recibió la semilla que
cayó en terreno pedregoso es el que oye la palabra e inmediatamente la recibe con alegría, pero
como no tiene raíz, dura poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la
palabra, enseguida se aparta de ella. El que recibe la semilla que cayó entre espinos es el que oye
la palabra pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan de modo que
no llega a dar fruto. Pero el que recibe la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra
y la entiende. Este sí produce una cosecha al 30, al 60 y hasta el 100 por ciento.

En los cuatro terrenos la semilla es la misma: es semilla con potencial para germinar y
reproducirse, pero los terrenos son diferentes. Ayer escuchamos una muy buena exposición sobre
la importancia que tiene para la literatura el conocimiento del público al cual se dirige. Podemos
decir que hay que conocer el terreno y hay que estar seguros de que se siembra en donde se debe
sembrar. Pero hablemos un poco de la semilla misma. Refiriéndonos a los libros que publicamos
decimos: “Tenemos un buen producto”. Queremos transformar la manera de pensar de la iglesia y
del mundo. Estamos convencidos de que la semilla es buena, pero no siempre es buena para el
terreno donde vamos a sembrarla: es semilla “transgénica”, traída de “otro lado”.

Yo me crié en un hogar donde no había mucha formación académica, pero había mucho interés en
la lectura. Mi padre era un lector voraz y leía de todo: las noticias de la II Guerra Mundial, libros de
historia y comentarios bíblicos. Me crié en ese ambiente y siempre, desde muy chico, me gustó la
lectura. Creo que empecé a escribir cuando aprendí a leer y escribir, y me gustó la idea de
dedicarme a escribir.

Doy gracias a Dios porque en mi formación tuve un profesor de primera en el primer año del
colegio secundario. Nunca me olvido de ese profesor, porque durante todo un año recibía cada
viernes 120 trabajos escritos por los estudiantes, y el lunes nos los devolvía con sus observaciones
y las calificaciones respectivas. A mí me ayudó mucho eso, y como resultado comencé a escribir
ensayos cuando estaba en la secundaria. Lo que nunca imaginé es que me convertiría en alguien
que no solo disfrutaría el escribir, sino en alguien a quien le gustaria publicar, publicar y publicar.
¡Nunca pensé que terminaría publicando más de 200 libros!

Resulta que el movimiento estudiantil con el que yo trabajaba, la Comunidad de Estudiantes


Evangélicos (CIEE), consiguió un excelente editor para publicar la revista Certeza, y con el sueño de
publicar también libros eventualmente: Alejandro Clifford, quien había sido profesor de literatura
de inglés en la Universidad de Córdoba. Consiguió también la ayuda de un administrador, Paul
Sheetz, un misionero estadounidense que se encargó de todo lo que tenía que ver con la
distribución de la literatura, aunque no tenía mucha experiencia en ese campo.
Al poco tiempo salió la revista Certeza, que tuvo una trayectoria muy hermosa lo largo de cerca
de dos décadas. También empezamos la publicación de libros bajo el sello de Ediciones Certeza. El
primer libro que se publicó fue Cristianismo básico, de John Stott. Lamentablemente Paul Sheetz
tuvo un infarto y se vio obligado a renunciar a su cargo, dejando así un vacío que nadie quería
llenar.

En ese entonces nosotros estábamos viviendo en Lima, Perú, una ciudad que a mí me fresultó
deprimente. Me deprimía el cielo siempre gris, el polvo que a uno se le mete por los oídos, la
pobreza tan visible incluso en las cercanías del centro de la ciudad. Como se me había nombrado
Secretario General de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos para América Latina,
yo propuse nuestro translado a la Argentina, donde yo me encargaría de la admistracion de
Ediciones Certeza. Se aprobó la propuesta, así que nos trasladamos a Buenos Aires.

Por un tiempo me desempeñé no solo como secretario regional de la CIEE para América Latina
sino también como administrador de Ediciones Certeza. Samuel Escobar llegó del Brasil (donde
había estado trabajando como obrero de la CIEE) y se hizo cargo de Ediciones Certeza por un
tiempo. Pero luego decidió emigrar al Canadá, y me dejó a mí como director de la editorial. La
preparación que yo tenía para este cargo se limitaba a mi gusto por la lectura y por los libros.
Nunca pensé que terminaría dedicando muchísimo más tiempo a editar lo que otros escribían que
a escribir yo mismo. ¡Hay que ponerse a editar los escritos de autores latinoamericanos para
descubrir que algunos no aprendieron ni en la secundaria ni en la universidad lo que debieron
haber aprendido en la primaria en cuanto a redacción! Sin embargo,i tienen buenas ideas, y hay
que hacer algo para que en sus escritos quede lo que quieren decir y que se comunique con
claridad. Así que dediqué muchísimo tiempo al trabajo de editar.

Mi experiencia como editor ha sido bastante satisfactoria por varias razones. En primer lugar,
cuando empecé había demasiados libros producidos con semillas transgénicas. Para las editoriales
que publicaban libros evangélicos en ese entonces, si había libros que se vendian exageradamente
bien en los Estados Unidos, había que traducirlos, y eso era lo que publicaban. De vez en cuando
traducían libros que valía la pena publicar, pero en general… bueno, sin comentarios. Entonces
empecé a soñar. En América Latina también pensamos; tenemos semilla local, pero es cuestión de
ayudar a que los autores en potencia escriban. Algunos escriben aunque no tienen mucho que
decir, pero lo escriben bien. Otros tienen mucho que decir, pero no se animan a escribir. Entonces
había que descubrir a los que podían escribir bien y también tenían algo que decir. Así fue, y
gracias a Dios comenzamos un proceso de “latinoamericanización” no solamente de libros en
general, sino también de obras teológicas.
Eso coincidió con el surgimiento de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL), que nació
hacia fines de 1970. Fue el único resultado concreto del Primer Congreso Latinoamericano de
Evangelización (CLADE I ), que se organizó en Estados Unidos y se realizó en Bogotá en 1969 para
tratar la estrategia para evangelizar América Latina financiado por la Asociación Billy Graham. Con
la FTL empezamos todo un proceso de reflexión teológica desde América Latina con énfasis en la
contextualización del mensaje bíblico desde una perspectiva evangélica. La publicación y difusión
de la teología vinculada a la FTL pasó a ser uno de los aspecto principales en el ministerio de
Ediciones Certeza y posteriormente de Ediciones Kairos. Con el tiempo, por varias razones, yo
renuncié a Ediciones Certeza, en parte porque la economía en la Argentina estaba en bancarrota
en ese tiempo, y eso nos afectó profundamente, y en parte porque descubrimos serios problemas
contables debidos a la gestión a cargo del quien fungía en ese entonces como administrador de la
editorial.

Salí de Certeza sin saber cuál sería para nosotros el próximo paso. Por unos meses trabajé con
Editorial Caribe, para la cual edité varios libros. Bajo la dirección de Juan Rojas, formé parte del
equipo que comenzó un proyecto muy ambicioso de comentarios bíblicos: la serie del Comentario
Bíblico Latinoamericano. Publicamos varios comentarios, realmente muy buenos.
Lamentablemente Editorial Caribe se vendió al mejor postor, y de nuevo me quedé sin contacto
directo con una editorial que me ayudara a realizar mis sueños.

En ese mismo tiempo, sin embargo, se organizó una reunión teológica en Grand Rapids, Michigan,
que me abriría inesperadamente otra puerta en este campo. El propósito era reflexionar sobre la
relación entre la evangelización y la responsabilidad social, un tema que había suscitado mucha
controversia en el contexto del Movimiento de Lausana. El organizador fue John Stott, quien me
invitó a responder a uno de los oradores del plenario.

Para el lanzamiento del gran encuentro, con la asistencia de unas ochenta personas de todo el
mundo, se realizó un banquete organizado por gente de Grand Rapids que habia hecho un
importante aporte económico para hacer posible la financiación de los pasajes. Por la providencia
de Dios (no era casualidad sino causalidad) a mi lado se sentó el dueño de una de las editoriales
más importantes en el mundo evangélico en Estados Unidos, muy conocida porque publica libros
de calidad: William B. Eerdmans. En medio del banquete me preguntó:

—¿Hay algo que podemos hacer para América Latina?

Su pregunta fue para mí como una chispita que prende un gran fuego.

—Sí, claro que hay algo—le repondí.


—¿Qué podemos hacer?—me preguntó.

—Publicar en castellano algunos de sus mejores libros.

Sin negar lo que dije sobre “semillas transgénicas”, ahora tengo que añadir que hay obras de otras
culturas que sí vale la pena que se traduzcan.

—¿Publicar libros nuestros en castellano?—me preguntó sorprendido—. Nosotros no publicamos


libros en castellano.

—Por eso le digo: publiquen en castellano.

—Y ¿cómo sería eso?

–Mire—de dije—, yo pongo los sesos, usted pone el dinero.

—A ver, ¿cómo es eso? Explíqueme.

—Yo tengo un poco de experiencia en publicaciones y estaría dispuesto a colaborar para que se
traduzcan buenas obras, comentarios bíblicos, por ejemplo. Hay algunos comentarios publicados
por su editorial que deberían estar en castellano.

—Bueno . . . y ¿cuánto cobraría usted?—me preguntó.

–Nada— le respondí.

—¿Nada?

—¡Nada! Yo haría el trabajo como voluntario. A mí me interesa que esos libros estén en
castellano.

—¿En serio?

—En serio.

—¿Podemos almorzar juntos mañana, y conversar al respecto?

—Claro que sí. Almorcemos mañana juntos.

Allí nació lo que llamaríamos Nueva Creación, una filial de William B. Eerdamans Publishing
Company. Él ponía el dinero, yo ponía los sesos, y el primer comentario que publicamos fue el
comentario sobre la Carta a los Hebreos, del profesor F. F. Bruce, quien había sido mi profesor en
la Universidad de Manchester. ¡Un excelente comentario! Bajo el sello de Nuea Creación tuve el
privilegio de publicar unos cuarenta libros, algunos voluminosos, entre ellos el que considero la
mejor obra de misionología del siglo XX: Misión en transformación, por David Bosh. Con ese libro
mi esposa y yo viajamospor varios países musulmanes, corrigiendo las pruebas en los aeropuertos
y en los aviones.

Lamentablemente en la Nochebuena de 1996 recibí un correo electrónico de Sam Eerdmans (hijo


de Bill Eerdmans, que estaba encargado de mantener el contacto conmigo por parte de la editorial
estadounidense) con una triste noticia: “Mi padre decidió vender el sello y todo el inventario de
libros Nueva Creación a Libros Desafío, porque —como él dice— no producen dinero sino
pérdidas”. Mi reacción fue: “Yo puse los sesos, él puso el dinero, así que no puedo decir nada”.

En realidad, desde mucho antes yo sospechaba que esa noticia me llegaría cualquier momento. En
esas circunstancia nació Ediciones Kairos. ¡Nació sin dinero! Sin embargo, desde su iniciación
hemos producido más de 120 libros, por la gracia de Dios. El énfasis está en la producción de
literatura preferentemente (no exclusivamente) escrita por latinoamericanos, con un mensaje
contextual, un buen número de ellos relacionados con el tema de la misión integral, que incluye el
anuncio y la demostración del amor de Dios revelado en su Hijo Jesucristo. Este es un tema que ha
trascendido América Latina en los últimos años. En nuestro continente la iglesia de Jesucristo ha
logrado demostrar que el evangelio no es solamente lo que heredamos del Norte, sino mucho
mas. No se limita a la salvación de almas, sino que apunta a la transformación de todos los
aspectos de la vida humana a nivel personal y social. Y esto se ha constituido en uno de los temas
fundamentales de nuestra obra literaria, producida casi en su totalidad con semilla local, no
transgénica.

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5 Comentarios »

luis ramiro said:

Bien su comentario..estudio teologia en el Semisud de Quito Ecuador..cocnoci a su hermano


Rene…he leido sus libros como tambien los suyos …muy contento de tener sus noticias y sus
comentarios, aqui en mi pais no se hace mucha reflexion teologica …parece que las
congregaciones protestantes andan algo enfermas y otras que necesitan terapia intensiva.

gracias por sus escritos …en tiempos opacos como estos …dan luz y lustre al Reino de Dios

un abrazo
Ramiro

# 1 February 2013 at 18:02

María Elena Mamarian said:

Celebro la vida de René y celebro su visión para difundir “semillas de calidad” a través de los
buenos libros. Yo misma he sido una de las tantas beneficiarias de estas semillas, amén de la
oportunidad que tuve a través de Ediciones Kairos de ser “semilla local”.

Dios dé fortaleza a René y a Ediciones Kairos para seguir bendiciendo al pueblo de Dios y a la
comunidad toda.

Con gratitud, María Elena.

# 1 February 2013 at 19:23

Luis Eduardo Cantero said:

Me alegro por la vida del Dr. René Padilla, nació con su estilo propio. Sus semillas han leudado la
masa de nuestra América latina. Cada uno de los que somos latinoamericanos hemos, de una u
otra forma, enriquecidos por las buenas semillas de reflexión biblico-teologica para emprender
una nueva obra en nuestra tierra.

Agradezco la vida del autor y de su amada esposa, que ya esta gozando de la presencia del Señor,
fueron y seguiran siendo los ángeles que Dios nos dio para aprender y a reflexionar sobre nuestros
problemas, buscar respuesta y sobre todo actuar a favor de los que estan fuera del sistema
explotador.

Gracias y bendiciones para vos.

# 2 February 2013 at 13:41

Oly Minnolo said:


Gracias al Señor por la “sabiduría celestial” que le ha dado al hno. pastor René Padilla.Tenemos
con mi esposo Material excelente de Ediciones Certeza, sencillo y fácil, al mejor estilo del SEÑOR
JESUS.

BENDICIONES MILES a Kairós , a la hna. Marta y al pastor René Padilla.

# 2 February 2013 at 21:29

Sebastián Colotto said:

Soy de Argentina. Quería compartirles un problema y también pedirles oración. Desde la Ciudad
de La Plata intentamos llevar adelante la publicación de una revista (Ecclesia Joven), con un equipo
de escritores, periodistas y artistas gráficos que nos hemos unido circunstancialmente. La idea de
comenzar a publicar surgió de descubrir la necesidad de hacer circular producción local, y crear un
espacio de trabajo que veíamos que antes no existía (por lo menos en nuestra ciudad). Pero nos
encontramos con el tremendo problema que es imprimir en Argentina. En menos de un año los
costos de impresión(que a nivel inicial ya eran altos) subieron más de un 300%. Pensamos que el
problema viene de arriba, de quienes manejan el circuito editorial; para nada creemos que se
deba a la inflación ya que imprimir en España (por ejemplo) nos saldría mucho más barato con
envío incluido, pero el problema ahora sería que quede varado en la Aduana. Enfrentamos un gran
problema que aqueja a todas las publicaciones independientes en la región, por lo que
proponemos ponernos en oración continua y en acción, para que la situación pueda cambiar, para
que conseguir literatura de producción latinoamericana sea la propuesta más accesible para el
público local, y para que continuar con el legado de hombres como René Padilla sea factible en el
futuro cercano. Creemos que Dios puede cambiar todas las cosas; si es su voluntad. Pedimos
sabiduría y que Él que es el dueño de todas las cosas, nos de una estrategia para continuar.

Bendiciones.

# 25 February 2014 at 14:17

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