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"LARRABURU, Juan Pedro s/ Inc.

de apelación"
C. 78.380/II

/// la Ciudad de San Isidro, a los 14 días del mes de octubre de dos mil catorce,
reunidos en Acuerdo los Sres. Jueces de la Sala Segunda de la Excma. Cámara de
Apelación y Garantías en lo Penal, Juan Eduardo Stepaniuc, Leonardo Gabriel
Pitlevnik y Luis Cayetano Cayuela, para dictar sentencia en la causa seguida a Juan
Pedro Larraburu, de nacionalidad Argentina, DNI Nº 4.555.553, nacido el 28 de
junio de 1946 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de estado civil separado,
médico, con domicilio real en la calle Wernicke 642 de la localidad de Villa Adelina,
partido de San Isidro, Pcia. de Buenos Aires; por el delito de incumplimiento de los
deberes de asistencia familiar. Practicándose el sorteo de ley resultó que en la
votación debía observarse el siguiente orden: Dres. Pitlevnik, Stepaniuc y en caso
de disidencia Cayuela.-
ANTECEDENTES
Llega la presente causa a conocimiento de esta alzada en virtud del recurso
de apelación interpuesto por el Sr. Defensor Oficial de Juan Pedro Larraburu, Dr.
Hernán Rocha, contra el veredicto y sentencia condenatorios dictados el 30 de mayo
de 2014, por la Sra. Jueza Titular del Juzgado Correccional Nº 5 Departamental,
Dra. Andrea C. Pagliani, en la causa Nº 2713 del registro de ese Juzgado.-
En dicho pronunciamiento la Sra. Jueza referida condenó a Juan Pedro
Larraburu a la pena de Un (1) año y ocho (8) meses de prisión, con costas, por
resultar autor penalmente responsable del delito de incumplimiento de los deberes
de asistencia familiar en perjuicio de sus hijos menores de edad M.I. y A.S.L.; pena
cuyo cumplimiento dejó en suspenso y deberá Larraburu por el plazo de dos (2)
años cumplir con las reglas de conductas detalladas en la sentencia obrante a fs.
690/691 del cuerpo principal.-
Contra dicha sentencia se alzó el Sr. Defensor Oficial del imputado, mediante
el recurso obrante a fs. 1/7vta. de la presente incidencia.-
Por ello, corresponde plantear y votar las siguientes:
CUESTIONES

PRIMERA: ¿Es admisible el recurso interpuesto?


SEGUNDA: ¿Que pronunciamiento corresponde dictar?

A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SR. JUEZ PITLEVNIK DIJO:


Luego del análisis de las previsiones del art. 433, primer párrafo del C.P.P., y
recibido el recurso ante estos estrados, el Tribunal debe expedirse con relación a su
admisibilidad formal, es decir, si fue presentado temporáneamente, si quien lo
interpuso tenía derecho a hacerlo y si la resolución puesta en crisis es impugnable
por esa vía.-
De conformidad con los arts. 424 y 439 segundo párrafo del Código de forma,
la Defensa del imputado se encuentra legitimada para recurrir la sentencia
condenatoria. Asimismo, ha presentado su impugnación en tiempo y, en lo demás,
ha cumplido con las previsiones de los arts. 421, 441, 442, 443 y ccdtes. del C.P.P.,
por lo que, de conformidad con las previsiones del art. 433 del C.P.P., corresponde
declarar admisible el recurso de apelación interpuesto.-
Así lo voto.-
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL SR. JUEZ STEPANIUC DIJO:
Adhiero al voto de mi colega preopinante por sus mismos motivos y
fundamentos.
Así lo voto.-
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL SR. JUEZ PITLEVNIK DIJO:
1. El recurso de la defensa.
La Defensa Técnica plantea dos motivos de agravios.
a. Por un lado se agravia, de que la Señora Jueza a-quo haya tenido por
acreditado que su defendido se sustrajo a prestar los medios indispensables para la
subsistencia de sus hijos menores de edad en forma intencional. A su criterio lo hizo
sin el sustento probatorio suficiente para acreditar el dolo en su conducta, a través
de una absurda valoración de la prueba (art. 210 y 373 del C.P.).-
Sostuvo que la Magistrada entendió, sin prueba respaldatoria, que la licencia
sin goce de sueldo solicitada por Larraburu a su puesto en el Hospital Muñiz y el
posterior abandono de su cargo constituyó un ardid para privar deliberadamente a
sus hijos de los medios indispensables para su subsistencia, sin atender a las
explicaciones que brindó el encausado acerca de los inconvenientes que le
generaba trabajar allí. Esto, en virtud de que el embargo trabado en su sueldo para
cubrir la cuota alimentaria, le impedía obtener un rédito económico que le permitiera
-al menos- cubrir sus gastos de traslado y a la necesidad de intentar obtener otras
remuneraciones en lugares distintos. Esgrime que no existen constancias que
permitan a la Sra. Jueza concluir que el imputado, al mismo tiempo, ejercía en forma
particular la medicina atendiendo en diversos consultorios como para determinar con
certeza cuales eran sus ingresos y disponibilidad horaria como para determinar su
capacidad económica.-
Siguiendo este lineamiento, considera que la titularidad de las líneas celulares
y que las salidas al exterior del imputado durante los años 2007/2012 -once salidas
en total- no necesariamente implican que haya realizado erogaciones de importancia
como para evaluar su capacidad económica o que haya viajado con fines de
esparcimiento y que cualquier valoración en contrario implica por parte de la jueza a-
quo meras hipótesis sin sustento probatorio.-
Asimismo, se agravia del análisis efectuado por la Sra. Jueza respecto de las
cuentas bancarias propiedad de Larraburu, en lo atinente a la disponibilidad del
dinero, las compras de títulos públicos, los movimientos realizados en ellas, y tachó
de infundadas las conclusiones a las que se arribó en la resolución. A la misma
conclusión arriba respecto a lo dictaminado por la Magistrada en la falta de
presentación del imputado en el expediente sucesorio “Raboni, Angela Magdalena” y
considera que no consta en esos autos que de allí se puedan obtener créditos a
favor de Larraburu que habilite a suponer cualquier tipo de conducta maliciosa del
incuso que se relacione con la obligación alimentaria que aquí se reclama.-
Por último, sostiene que más allá de los cuestionamientos sobre la titularidad
del inmueble que habitan sus hijos, su defendido abona un canon mensual a su
actual titular, lo que, según la Defensa, habilita a afirmar que gracias a ello se
encuentra abastecida la necesidad de vivienda, parte esencial integrante de la
obligación alimentaria.-
A modo de conclusión manifiesta que del análisis de la prueba ponderada en
la sentencia surge que se pretendió acreditar, infundadamente, que su defendido ha
contado con ingresos que le proporcionan cierto nivel de vida cuando en realidad los
elementos de cargo son insuficientes para así determinarlo, por lo que solicita se
revoque el fallo y se absuelva al imputado.-
b. De manera subsidiaria, la defensa plantea la errónea aplicación de los arts.
40 y 41 del C.P. por parte de la Jueza actuante y cuestiona los argumentos que la
llevaron a sostener la calidad de médico del imputado como circunstancia agravante.
También se refirió a la supuesta utilización por parte del imputado de la
Administración Pública y la Administración de Justicia mediante la solicitud de
licencias y la realización de planteos a sustraerse de sus obligaciones como padre.
Es por ello que requiere se adecue la pena y se aplique una sanción lo mas cercana
al mínimo legal establecido.-
Por último, efectuó reserva de interponer recurso extraordinario federal.
2. El conocimiento del Tribunal.
Opera la apertura de la instancia en los términos del art. 434 del C.P.P., que
atribuye a este Tribunal de Alzada el conocimiento del proceso sólo en cuanto a los
puntos de la resolución a que se refieren los motivos de los agravios expuestos por
el recurrente.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación en la causa “Casal, Matías
Eugenio y otro” (C.S.N.J. Fallos 328:3399) en la cual se fijó el alcance del recurso,
propicia una interpretación amplia de las cuestiones revisables. Sin embargo, ha
interpretado que el artículo 8 inciso 2 apartado h. de la C.I.D.D.H.H. exige la revisión
de todo aquello que no surja directa y únicamente de la inmediación de un debate
oral, extremo que, estimo, es de aplicación contra sentencias de juicio oral cuyo
conocimiento corresponda a esta Cámara.-
3. La decisión que corresponde adoptar.
Luego de acaecido el correspondiente debate, en la fundamentación del
veredicto obrante a fs. 22/42vta. de la presente incidencia (fs. 669/689vta. del
principal) la Sra. Jueza del Juzgado Correccional Nº 5 Departamental, tuvo por
acreditado que "al menos desde el mes de mayo de 2006 y hasta la actualidad el
aquí imputado –Juan Pedro Larraburu- se sustrae de abonar sus obligaciones
alimentarias respecto de sus hijos menores M.I. (17 años) y A.S.L. (12 años) fruto de
la unión marital del nocente y de la denunciante Mariel Cristina Serio, de quien se
halla separado, ello así a pesar de haber contado con los medios económicos para
abastecer las necesidades de ambos menores”.-
Tal conducta fue calificada en la sentencia de fs. 43/44 de la presente
incidencia (fs. 690/691 del principal) como constitutiva del delito de incumplimiento
de los deberes de asistencia familiar, del que resultaría autor el imputado, como ya
fuera indicado previamente.-
El tipo penal legislado en el art. 1 de la ley 13.944 exige para su configuración
que ese incumplimiento sea doloso.-
A mi modo de ver y en contra del agravio defensista, la Sra. Jueza de grado
ha fundamentado razonablemente las cuestiones por las cuales, a su criterio,
Larraburu, en todo momento ha tenido la clara voluntad de sustraerse al deber de
brindar a sus hijos lo necesario para su subsistencia (art. 209 y 210 del C.P.P.).-
En este sentido, entendió que la licencia sin goce de sueldo solicitada por el
imputado en el Hospital de Infecciones Francisco J. Muñiz, en donde trabajaba
desde el 16 de agosto de 1994 (fs. 544/552) fue requerida con el fin de privar
deliberadamente a sus hijos de los medios indispensables para su subsistencia.
Debe tenerse en cuenta que el embargo sobre el sueldo dispuesto por el Tribunal de
Familia Nº 2 constituía el único aporte que recibían sus hijos por parte de él. Fue el
mismo Larraburu quien en oportunidad de prestar declaración a tenor del art. 308 del
C.P.P. (fs. 167/170), incorporada por lectura al debate, manifestó que había
solicitado la licencia porque, a raíz del embargo, concurrir al hospital a trabajar le
implicaba no cobrar sueldo alguno, es decir, constituía una “falta de rédito
económico”.-
Considero, al igual que lo postulara la Jueza de grado, muy a contrario del
planteo defensista, que Larraburu sí percibía un rédito económico por su trabajo en
el Hospital Muñiz. La cuestión gira en torno al hecho de si él estaba dispuesto a
destinar ese rédito, total o parcialmente, a satisfacer las necesidades de sus hijos.
Por lo tanto, el argumento de que solicitó la licencia para poder capacitarse y así
conseguir ingresos adicionales para poder subsistir ya que por el embargo no
percibía sueldo alguno para sí, es inconsistente.
Además, nótese que en la misma declaración indagatoria justifica los exiguos
importes alimentarios realizados mencionando que no tiene “trabajo efectivo” ni
“sueldo fijo”, circunstancia que no lo libera de su obligación alimentaria, máxime
cuando fue el propio encausado quien se colocó voluntariamente en esa situación.
En otras palabras, no tendría un trabajo efectivo porque aquél que tenía y servía
para dar de comer a sus hijos, fue neutralizado por el propio acusado.-
También entiendo correcta la conclusión en cuanto a que esa no era su única
fuente de ingresos, ya que a diferencia de lo expresado por el Dr. Rocha, obran en la
presente sobradas constancias de que Larraburu contaba con otras remuneraciones
además de la percibida en el Hospital Muñiz. Esto se desprende de las
declaraciones incorporadas por lectura, como de las que tuvieron lugar en el debate.
Tiene especial relevancia la declaración del Sr. Lorenzo, amigo del imputado, quien
indicó que Larraburu además de su trabajo en el Hospital atendía en otros
consultorios particulares, los cuales conocía. Que había visitado el ubicado en
Belgrano y el emplazado en el domicilio donde habita Larraburu en la calle
Wernicke. A su vez, esa circunstancia, fue constatada por la Asistente Social
encarga de realizar el informe socio ambiental de fs. 59 donde reza “… de profesión
médico pediatra, ejerce en forma privada en un consultorio instalado en el domicilio
visitado y otro en el barrio de Belgrano de la C.A.B.A.” “… en lo que impresiona
como Garage se encuentra armado el consultorio.” Adunado a ello, a fs. 45 obra
constancia actuarial del día 10/11/11 en donde se constató telefónicamente por
quien dijo ser el Dr. Juan Pedro Larraburu que ratificó que allí funcionaba su
consultorio médico en donde atendía en forma particular hasta las 17 hs., cobrando
por la consulta la suma de $ 100 (pesos cien), en el barrio de Belgrano. A fs.
555/556 luce informe enviado por la Dirección de Salud y Acción Social de la
Armada (DIBA) que da cuenta que el encausado se desempeña como médico de
familia de esa dirección, aportando planilla con los importes percibidos hasta enero
del corriente.
Por otro lado, el Tribunal de Familia Nº 2 de San Isidro, al fijar con fecha 7 de
marzo de 2007 en los autos “Serio, Mariel Cristina c/Larraburu, Juan pedro s/
Alimentos”, causa Nº 21.010, incorporado por lectura, el monto de la cuota
alimentaria debida por el imputado a sus hijos tuvo por probado que “… en la
especie, ha quedado acreditado en el veredicto de autos que el demandado se
desempeña como médico pediatra, alergista y nutricionista percibiendo un haber de
$ 1300 (…) comercializando los medicamentos que recetaba a sus pacientes…”, lo
que demuestra su capacidad económica en ese momento.-
Se agravia también la defensa de lo manifestado por la Jueza de grado en
cuanto a que Larraburu, al obrar de la manera que lo hizo con relación a su trabajo
al Hospital Muñiz, desterró toda posibilidad de embargo por parte de la denunciante,
ya que según el Dr. Rocha el imputado es titular de una cuenta en el Banco
Hipotecario (fs. 174/200) la cual también es susceptible de ser embargada. Discrepo
con el alegato defensista. La posibilidad de que la madre de las víctimas pudiera
contar con otras fuentes a embargar, de ningún modo puede tenerse como un
cumplimiento de la obligación del imputado que, como quedara dicho, abandonó un
trabajo para evadir el pago de su obligación alimentaria (o porque no le daba rédito,
que a los efectos de lo que se investiga en la causa es lo mismo). Achacarle a la
denunciante que siguiera buscando fuentes para obtener lo que le era ilícitamente
negado a sus hijos por el encartado, es trastocar irrazonablemente la posición de
denunciante e imputado. Por último, si como dice la Defensa, el imputado tenía una
cuenta bancaria en la que había dinero para cumplir sus obligaciones, ello no haría
más que confirmar lo que ya se ha tenido por probado de manera suficiente, es
decir, su omisión dolosa respecto de sus hijos.-
Respecto a la cuenta bancaria de mención (fs. 173/200), y en referencia a la
queja defensista en cuanto a que la Magistrada desconocía la libre disposición o no
de los fondos allí depositados por tratarse de títulos públicos o privados, considero
oportuno señalar que más allá de las cuestiones operativas, lo cierto es que estamos
ante una caja de ahorro, y queda claro que lo que la Magistrada tuvo por acreditado
es que el imputado utilizó los fondos allí depositados para realizar inversiones en
diferentes títulos. En otras palabras, nos encontramos ante una persona que alega
falta de capacidad económica para afrontar una obligación alimentaria, pero que
dispone de dinero para realizar inversiones varias. Reitero que tratándose de un
médico en ejercicio de la profesión no parece razonable alegar que dichas
inversiones conforman su medio de ganarse el sustento propio indispensable.-
Misma línea de razonamiento le cabe a la cantidad de viajes realizados al
exterior, principalmente al Uruguay entre los años 2006 y 2013, los cuales se
desprenden del informe suministrado por la Dirección General de Migraciones
obrante a fs. 149/150; los montos abonados por las líneas celulares a su nombre y
las distintas cuentas bancarias abiertas también a su nombre. Claro está que la
valoración de la Magistrada actuante de estos hechos acreditados en autos, lejos de
ser “absurda”, constituye un análisis acertado que evidencia una capacidad
económica que dista bastante de la que intenta demostrar el imputado para justificar
un exiguo aporte alimentario, que cabe recordar, raras veces superó a la suma de $
50 pesos mensuales para cada uno de sus hijos (ver comprobantes presentados a
fs. 204 e informe del Banco Provincia de fs. 398/399). Nótese que a fs. 45 manifestó
que en 2011 cobraba $ 100 pesos la consulta particular, es decir, que sólo aportaba
como cuota alimentaria lo que ganaba en una sola atención.-
Tampoco veo razón para apartarme de lo resuelto por la Sra. Jueza de grado
con relación a la falta de presentación de Larraburu como heredero en la sucesión
de su tía, causa “Raboni Angela Magdalena s/ Sucesión Ab Intestato” que tramita
por ante el Juzgado Civil y Comercial N° 7 Deptal.. Esto es así, ya que no consta en
el mencionado expediente, cuyo único bien componente del acervo hereditario es la
propiedad de la calle Wernicke 642 de Villa Adelina -donde habita y tiene el
consultorio el imputado-, documento que acredite de manera fehaciente la cesión de
sus derechos en favor de su primo Héctor Eduardo Grecco.-
Si bien ha señalado el Defensor que no hay elementos que permitan
vislumbrar con claridad que de la sucesión puedan obtenerse créditos a favor de su
defendido, lo cierto es que, si partimos de la base de que el encausado se encuentra
atravesando una supuesta situación de extrema necesidad, la cual hace que no
pueda sustentar las necesidades básicas de sus hijos, nada justifica que no haga
valer su vocación hereditaria en una sucesión en donde a fs. 53/54 del expediente
en cuestión consta una valuación realizada en el año 2009 del inmueble de mención
que ascendía en ese entonces a la suma de $ 745.000 pesos. Por lo tanto, coincido
con lo expresado por la Jueza a-quo en cuanto a que “Larraburu tenía la obligación
legal y moral de presentarse en dicho sucesorio y, en su caso justificar
fehacientemente el por qué no hacía valer su vocación hereditaria”.-
Me referiré a continuación a la causa por desalojo que le fue iniciada a la Sra.
Serio por el inmueble que habita junto a sus hijos y que habitaron con el imputado
durante el matrimonio, sito en la calle Fray Justo Sarmiento 3500 en la localidad de
Olivos, que tramita por ante el Juzgado en lo Civil y Comercial N° 12 Deptal. El
imputado manifestó en su declaración a tenor del art. 308 del C.P.P. que en el año
1999/2000, antes de contraer matrimonio con Serio, mal vendió a Sr. Fabián Manso
el mencionado inmueble porque tenía junto a su padre “juicios por defraudaciones”,
y que Manso le otorgó un derecho real de usufructo sobre el inmueble. Que éste
último al enterarse de que Larraburu había sido excluido del hogar le solicitó que se
lo devolviera. Señaló que al negarse la Sra. Serio a abandonar la vivienda, éste
firmó un convenio con el Sr. Manso por el cual el encausado deberá abonarle un
canon mensual hasta tanto lo deshabite. La defensa intentó con este argumento
probar que “más allá de los cuestionamientos acerca de su titularidad … de uno
u otro modo la necesidad de vivienda de sus hijos menores, parte esencial de
integrante de la cuota alimentaria, se encuentra abastecida…”, argumento que no
deja de llamar la atención ya que contrariamente a lo expresado por el Defensor, ha
quedado en evidencia una vez más la voluntad de Larraburu de sustraerse al deber
de brindar un techo, un hogar a sus hijos. Y subrayo lo atinente a la titularidad del
inmueble ya que existe una causa iniciada por la Sra. Serio “Serio Mabel Cristina
c/Larraburu Juan Pedro y otro s/ Nulidad de Acto Jurídico”, también tramitando por
ante el Juzgado Civil y Comercial N° 12 Deptal., que si bien no cuenta en la
actualidad con resolución de mérito, lo cierto es que a través de la presentación por
parte de la denunciante de un contradocumento firmado por Manso y Larraburu a
pocos días de celebrarse la compraventa, se intenta probar la posible simulación de
esta operación (ver fs. 366/371vta del principal). Asimismo, cabe poner de resalto
que en ninguno de los dos expedientes se ha acreditado la existencia de un
usufructo en favor de Larraburu, ni convenio alguno que acredite que el pago de un
canon en favor de Manso.
Creo oportuno destacar, al igual que lo hizo la distinguida Magistrada, que no
resulta indiferente el vínculo existente entre las partes y los letrados de las distintas
causas traídas “ad effectum vivendi et probandi”. Tal como lo manifestó en su
resolución, y en base al análisis de las mencionadas causas “se advierte que Juan
Pedro Larraburu, en la causa que tramitase por ante el Tribunal Oral N° 4
Departemental, en orden al delito de Abuso Sexual, y también inicialmente en esta
causa N° 2713 fue asistido y defendido por el Dr. Horacio Alberto Cassinelli. Este
letrado resulta ser el letrado patrocinante de Héctor Eduardo Grecco en el citado
sucesorio (fs. 49) a la vez que resulta también letrado patrocinante de la Sra. María
Carmen Rosales (fs. 137) en los autos “Manso, Fabián Eduardo c/Serio Mariel
Cristina s/desalojo” en trámite por ante el Juzgado en lo Civil y Comercial N° 12
Dptal., donde esta Señora, a la sazón hermana de Elena Rosales, esposa del
nombrado Grecco, resulta ser apoderada del nombrado Manso, quien por otra parte,
en los autos “Serio de Larraburu, Mariel Cristina c/Larraburu, Juan Pedro y otros
s/Nulidad de acto Jurídico” de dicho Juzgado en lo Civil y Comercial N° 12
Departamental, también resulta asistido por el Dr. Casinelli”. Con esto de ningún
modo pretendo inmiscuirme en la labor profesional de abogados y apoderados, pero
sí poner en evidencia, de qué manera parece haber un interés común que,
verosímilmente, responde al del acusado, en su afán por incumplir sus obligaciones
alimentarias, sea alegando la propiedad de su inmueble en cabeza de su amigo
Manso o promoviendo el desalojo de la denunciante y sus hijos.
Es por lo expuesto ut-supra que no advierto en la resolución en crisis, como
pretende demostrar el planteo defensista, una “absurda” valoración de la prueba por
parte de la Jueza a-quo, sino mas bien una lógica y coherente ponderación
probatoria de todo lo que fue incorporado por lectura al debate, así como de los
dichos de los testigos que declararon en él.-
b. De manera subsidiaria, plantea la Defensa la errónea aplicación de los arts.
40 y 41 del C.P. por parte de la Jueza actuante y cuestiona los argumentos que la
llevaron a sostener la calidad de médico del imputado como circunstancia agravante.
Adelanto que este planteo tampoco encontrará favorable acogida.-
La Magistrada de grado consideró que “como profesional no podía dejar de
desconocer el daño que ocasionaba con su actitud, y pese a ello optó no sólo por
actuar de la manera que lo hizo, perpetuándolo en el tiempo, siendo totalmente
consciente del daño, del perjuicio, ocasionado a sus hijos, daño que se ha
comprobado debidamente y que, por su extensión, de modo alguno implica caer en
una doble valoración tal como lo señala el Sr. Defensor”. Estimo que, contrario a lo
que manifiesta el Sr. Defensor, merituar la calidad de médico del imputado implica
situarse en el contexto que rodea al hecho objeto de investigación y al sujeto al cual
se le reprocha determinada conducta. Un profesional de la salud, que cuenta con
consultorios privados y empleo público, se encuentra en una situación que, como
prevé el art. 41 del C.P., es muy distante de la de quien pasa miseria o dificultad
para ganarse el sustento. Se trata de quien ha logrado una instrucción universitaria
calificada (como lo es la que recibe un médico diplomado) que debe ser evaluada en
cuanto a la educación que el artículo mencionado obliga a tener en cuenta.
Ha quedado suficientemente acreditado que antes de la separación, la familia
mantenía un buen nivel de vida, en donde Larraburu constituía el único sostén.
Luego de la separación -la cual tuvo lugar en virtud de la denuncia de abuso sexual
de Larraburu a su hija M., delito del que fue encontrado culpable por el TOC N° 4
Deptal., y cuya condena no firme fue confirmada en Casación- el imputado dejó a su
familia en una total situación de desamparo, situación que era de su total
conocimiento. La denunciante tuvo que recurrir a la ayuda económica de sus padres
–ambos jubilados y de pocos recursos- y a la de sus amigos, para de esta forma
cubrir las necesidades más básicas de sus hijos: alimento, vestimenta y salud.-
Esta circunstancia se desprende de los elementos de prueba ventilados en el
debate. Lo han expresado la denunciante, su madre, su propia hija M. y el Sr.
Lorenzo –amigo del imputado-, los cuales han sido merituados por la Jueza, quien
por su inmediación es la encargada de establecer el mayor o menor grado de
convicción. En mi opinión, la revisión de tales cuestiones por parte de un tribunal de
alzada, como lo intenta la Defensa, no es posible. No sólo porque cancelaría los
principios de oralidad, publicidad e inmediación del Debate, sino también por una
limitación fáctica impuesta por la naturaleza de las cosas: el tribunal de alzada no las
conoce más que en su contenido referido en la sentencia.
En virtud de los expuesto es que he de proponer al acuerdo se declare
admisible el recurso de apelación, se confirme la sentencia apelada y se condene a
Juan Pedro Larraburu de las demás condiciones personales obrantes en autos, a
la pena de un (1) año y ocho (8) meses de prisión, con cotas, por encontrarlo
autor penalmente responsable del delito de incumplimiento de los deberes de
asistencia familiar (art. 1º Ley 13.944, arts. 5, 26, 27, 29 inc. 3, 40, 41 y 45 del C.P.
y 375, 530 y 531 de C.P.P.
Así lo voto.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL SR. JUEZ STEPANIUC DIJO:
Adhiero al voto de mi colega preopinante por sus mismos motivos y
fundamentos.
Así lo voto.-
Con lo que terminó el acuerdo, firmando los Sres. Jueces por ante mí, doy fe.-
SENTENCIA
///Isidro, 14 de octubre de 2014.-
AUTOS Y VISTOS:
Y CONSIDERANDO: que en el Acuerdo que antecede ha quedado resuelto
que el recurso deducido es admisible, la sentencia recurrida es justa y corresponde
su confirmación.-
POR ELLO:
I) SE DECLARA ADMISIBLE el recurso de apelación que fuera deducido
contra el veredicto obrante a fs. 669/689vta. de la causa principal, de conformidad
con los motivos expuestos en el considerando (arts. 421, 424, 433, 439, 441, 442,
443, 444 y cddtes. del C.P.P. –ley 11.922 y sus modificatorias-).-
II) SE CONFIRMA el veredicto obrante a fs. 669/689vta. de la causa principal,
en cuanto resuelve CONDENAR a Juan Pedro Larraburu, de las demás
condiciones personales obrantes en autos, por encontrarlo autor penalmente
responsable del delito de incumplimiento de los deberes de asistencia familiar, a la
pena de UN (1) AÑO Y OCHO (8) MESES de PRISION, DE EJECUCIÓN
CONDICIONAL, CON COSTAS, debiendo cumplir las reglas de conducta impuestas
por la Jueza A-quo (art. 1º Ley 13.944, arts. 105, 107, 209, 210, 367, 371, 373, 434,
530, 531 y cddtes. del C.P.P. –ley 11.922 y sus modificatorias-; arts 26 y 27 bis; 40 y
41 del C.P.).-
Regístrese, notifíquese y devuélvase, sirviendo el presente de atenta nota de
remisión.-

FDO: LEONARDO G. PITLEVNIK- JUAN E. STEPANIUC


Ante mí: Viviana A. Vega

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