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La prehistoria
Si la Arqueología es
complicada, la Prehistoria no te puedes ni imaginar. Ambas se
basan principalmente en la cultura material. Es decir, los restos
encontrados de los que se extraer la gran mayoría de la
información. Sin embargo, en algunos períodos de la Historia, la
Arqueología cuenta con otras fuentes de información que
permiten contrastar la cultura material y extraer datos más fiables.
La historia
La periodización de la historia trata de dividir la historia en distintos periodos que posean unos
rasgos comunes entre sí, lo suficientemente importantes para hacerlos cualitativamente distintos a
otros periodos. En historia nos da lugar a amplios periodos temporales que también son llamadas
edades. En definitiva, se tiene una división con los periodos de la historia.
Índice de contenidos [ocultar]
1 Cristóbal Celarius
2 Críticas respecto la periodización de la historia
3 Consenso. Ventajas de la periodización de la historia
4 La periodización de la historia: los distintos periodos de la historia
5 Conclusión
6 Artículos en La Crisis de la Historia
7 Bibliografía
Cristóbal Celarius
En la actualidad hay un consenso sobre los distintos periodos de la Historia de la Civilización
Occidental, que tiene su origen en los términos acuñados por Cristóbal Celarius (1638-1707),
historiador alemán y profesor de retórica e histórica en la Universidad de Halle. Esta periodización
fue escrita en su obra Historia Antigua, editado en 1685. Bien es cierto que conceptos como la Edad
Media no surgieron del propio Cristóbal Celarius. El mismo término de Edad Media surgió durante
el surgimiento del Renacimiento. La Edad Media sería un “periodo de oscuridad” entre el mundo
clásico romano y el renacimiento de la cultura clásica en la península italiana en el siglo XV.
La periodización de Celarius tiene en cuenta como hechos más relevantes el mundo clásico
grecorromano y el renacimiento. Por tanto, Celarius acuñó los nombres de Edades Antigua, Media y
Moderna. Según él, la Historia Antigua llegaba hasta el emperador romano Constantino (324), y la
Historia Moderna empezaba con la caída de Constantinopla en 1453 y persistía en la propia época
de Celarius. El periodo entre las dos fechas fue llamado Edad Media.
Posteriormente, Johann Christoph Gatterer, también historiador alemán, adopta esa división tripartita
en su obra. Pero él realiza una serie de modificaciones, situando el final de la Edad Antigua en el año
476 (año de la caída de Roma) y el inicio de la Edad Moderna en 1492 (descubrimiento de América)
o 1517 (el inicio de la reforma luterana).A partir de entonces, esta división de la Historia en tres
periodos se generalizó, gracias también a que era un modelo que sustituía a la tradicional concepción
de la Historia definida por la Iglesia Católica.
Figura 1. Cristóbal Celarius. De Johann Christoph v. Dreyhaupt Beschreibung des Saalkreises.
Fuente: Wikimedia Commons
En primer lugar, la primera crítica se centra en una cuestión cronológica. Aunque la división
temporal de la historia facilita su estudio, crea la sensación de que el devenir histórico se ha
desarrollado con líneas de ruptura. A pesar de que ciertas fechas tuvieron su significado y se puede
hablar de una fecha relevante en la historia, durante esas fechas no se produjeron grandes rupturas
dentro de la sociedad que les hiciera ver a ellos mismos que entraban en una nueva época histórica.
Añadido a esto, existen historiadores que proponen fechas diferentes, como pudiera ser la invención
de la imprenta (1450) o incluso el nacimiento del Islam.
En segundo lugar, es demasiado eurocéntrica al tener como eje central la civilización europea y
occidental. Así, deja de lado a otros lugares del mundo como el Extremo Oriente o América. En
algunas regiones no se puede hablar de paso de Edad Antigua a Edad Media, o de pasos a Edad
Moderna. Este eurocentrismo genera grandes controversias en la actualidad y por ello se puede decir
que es una periodización de la civilización occidental.
En tercer lugar, existe una problemática respecto la Edad Media. Esta denominación nació como
resultado de poner un nombre entre la Edad Antigua y la Edad Moderna. Esta designación revela una
nomenclatura realizada de un modo subjetivo, lo que provoca que en numerosas ocasiones este
periodo sea visto de forma despectiva y con no pocos prejuicios. Asimismo, también hay otros
debates entorno al concepto de contemporaneidad y su periodo de inicio, que puede variar desde la
fecha de la Revolución Francesa (1789) o la finalización de la Primera Guerra Mundial (1918),
según qué historiadores o según países.
Consenso. Ventajas de la periodización de la historia
A pesar de todas las críticas recibidas, la importancia de esa periodización histórica se deriva en que
nos permite ordenar y clasificar sociedades concretas y facilita el estudio de forma particular y
general. De ahí que se mantenga el consenso, aun habiendo de forma paralela numerosas críticas a la
periodización realizada y la propuesta de nuevos parámetros de diferenciación. Aunque este
consenso, no nos debe hacer olvidar los peligros que puede suponer la tendencia generalizada a
encerrar en intervalos temporales los hechos del pasado ya que puede provocar que no se pueda
comprender realmente los hechos históricos.
En la presente web respetaré la periodización consensuada en la actualidad para facilitar la
comprensión por parte del lector. No obstante, en algunas ocasiones no se podrá diferenciar de forma
clara el periodo en el que se encuentra ya que en la realidad no se sufrieron rupturas drásticas, sino
que fueron evoluciones de su propio devenir histórico.
1. Prehistoria. Es el periodo de tiempo desde la aparición del hombre hasta el inicio de la escritura.
A su vez, se divide en :
– Paleolítico. También llamada “Antigua Edad de Piedra“. Se suele dividir también en Paleolítico
inferior, medio y superior. Ligado a los periodos más antiguos de la humanidad y antes de la llegada
de la agricultura. En este periodo conviven distintas especies de homínidos, entre ellos
los neandertales.
– Mesolítico/Epipaleolítico. Es un periodo de transición entre el paleolítico y el neolítico.
Figura 2. Revolución Francesa. Toma de la bastilla. Por Jean-Pierre Houël (1735-1813) [Dominio
público]. Fuente: Wikimedia Commons
– Edad Contemporánea. Es el periodo de tiempo que abarca desde el final de la Edad Moderna hasta
el presente. En ocasiones, muchos historiadores dan a los últimos años la denominación de historia
del mundo actual ya que aún no se tiene un periodo de tiempo necesario para realizar un análisis
historiográfico de los hechos acontecidos.
Conclusión
Se ha intentado explicar en esta entrada una introducción a la periodización de la historia, su
surgimiento, sus críticas y sus ventajas. Toda esta web, La Crisis de la Historia, seguirá la
periodización clásica de la historia debido a que es más ventajoso de cara al estudio y a la
comprensión. Los distintos periodos de la historia ayudarán a comprender mejor ciertos aspectos
históricos. Aunque no por ello se incluirán artículos que amplíen esta información y que critiquen la
forma de división de la historia, que en muchos casos dificulta la comprensión de hechos
acontecidos en los años de transición entre diferentes edades.
Índice
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Aunque superada científicamente, la teoría del naturalista francés Jean-Baptiste Lamarck, conocida
como lamarckismo, fue la primera teoría de la evolución biológica. Es expuesta en su libro de
1809 Philosophie zoologique y se conoce también como teoría de la herencia de los caracteres
adquiridos. Quedará refutada cuando a principios del siglo XX la formulación de la barrera
Weismann muestra la imposibilidad de transferencia de información entre la línea somática y la
germinal: los caracteres desarrollados por el individuo durante su vida no se transmiten
genéticamente.
La visión científica del origen del hombre tiene su mayor hito en la obra del naturalista inglés Charles
Darwin que sitúa a la especie humana actual (Homo sapiens) dentro de la evolución biológica de
la selección natural y la selección sexual.
El origen del hombre[editar]
Artículo principal: El origen del hombre
El origen del hombre de 1871 (en inglés The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex) es el
segundo libro sobre la teoría de la evolución de Darwin1 Después de su libro de 1859, El origen de
las especies escribió El origen del hombre, donde aplica la teoría de la evolución de la selección
natural a la evolución humana haciendo especial hincapié en la importancia de la selección sexual.
Además el libro aborda muchos otros aspectos sobre psicología evolutiva, ética evolutiva,
diferencias entre las distintas razas de seres humanos así como el papel dominante de la mujer en
la elección de compañeros de apareamiento.2 Al final del libro nos indica cual es la principal
conclusión en relación al origen del hombre:
«La principal conclusión a la que aquí se ha llegado, y que actualmente apoyan muchos naturalistas que son
bien competentes para formar un juicio sensato, es que el hombre desciende de alguna forma altamente menos
organizada. Los fundamentos sobre los que reposa esta conclusión nunca se estremecerán, porque la estrecha
semejanza entre el hombre y los animales inferiores en el desarrollo embrionario, así como en innumerables
puntos de estructura y constitución, tanto de importancia grande como nimia (los rudimentos que conserva y las
reversiones anómalas a las que ocasionalmente es propenso) son hechos incontestables.» 3
Las distintas culturas y civilizaciones han ofrecido diversos relatos de carácter mítico y religioso
sobre la creación y el origen del hombre. Se denomina antropogonía al relato de
carácter mítico y religioso sobre su origen, su creación o surgimiento y por extensión de
la humanidad y su cultura.[cita requerida]
Egipto
Los primeros pobladores de Egipto alcanzaron las riberas del río Nilo, por entonces un
conglomerado de marismas foco de paludismo, escapando de la desertización del Sahara. Las
comunidades originales hicieron habitable el país y se estructuraron en regiones llamadas nomos.
Pasado el tiempo y tras épocas de acuerdos y disputas los nomos se agruparon en dos proto-
naciones, el Alto Egipto y el Bajo Egipto, para quedar finalmente unificados por Menes hacia el año
3100 a. C., considerado por los antiguos egipcios el primer faraón.
Véase también: Kemet
Índice
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1Prehistoria
2Historia Antigua: el Imperio faraónico
o 2.1Extensión del imperio
o 2.2Periodo tardío
3La dominación griega y romana
o 3.1Los Ptolomeos
o 3.2Roma
4Edad Media
o 4.1Bizancio
o 4.2El Islam
4.2.1Dinastía omeya
4.2.2Los abasíes
4.2.3Los fatimíes
4.2.4Los Mamelucos
5Edad Moderna
o 5.1Dominación otomana
o 5.2Autogobierno
6Egipto colonial
o 6.1Gobierno de Mehmet Alí
o 6.2La alianza con británicos y franceses
o 6.3Bajo protectorado británico
7Egipto independiente
o 7.1La monarquía
8República Árabe de Egipto
o 8.1La república bajo Nasser y el conflicto con Israel
o 8.2El Egipto moderno que inició Sadat
o 8.3Hosni Mubarak
o 8.4La revolución de 2011
9Véase también
10Bibliografía
11Referencias
12Enlaces externos
Prehistoria[editar]
Artículo principal: Periodo Predinástico de Egipto
Tras la progresiva retirada de las glaciaciones, se incrementaron los pastizales y las diversas
poblaciones indígenas fueron concentrándose empujadas por el proceso de desertización del
Sahara. Existían diversas culturas indígenas identificables por sus diferentes utensilios, objetos
cerámicos y ritos funerarios.
El periodo neolítico que comenzó en Canaán hacia el 9000 a. C., llegó a Egipto sobre el año
5000 a. C. Las crecidas del río Nilo como consecuencia de las lluvias en sus fuentes y las
torrenteras de arcilla procedentes de Etiopía dieron lugar a ricas y fértiles tierras de limo.
Se conviene que hacia el 4000-3500 a. C. existió una unificación del territorio a través de las previas
comunidades locales, los nomos: el Bajo Egipto, cuyas principales ciudades eran Buto y Sais, y el
Alto Egipto, con capital en Hieracómpolis, adoptando como principal divinidad a Horus. Conquistado
el delta del Nilo, hacia el 3000 a. C., Menes, procedente de Tinis, será considerado por
los epígonos de Manetón el fundador de la primera dinastía faraónica.
En el denominado Imperio Antiguo, durante la tercera dinastía, con Dyeser (Zoser), encontramos un
dominio del arte y la arquitectura monumental en piedra. De esta época se datan las tres colosales
pirámides de Seneferu, la Gran Pirámide de Guiza atribuida a Keops (Jufu) por Heródoto, con la
inestimable ayuda de su hija, así como la de Quefrén(Jafra) y Micerino (Menkaura) en la cuarta
dinastía. La capital se establece en Menfis y el periodo de mayor esplendor económico se desarrolló
a partir del 2400 a. C. con la quinta dinastía. El comercio es fundamental: el trigo se cambia por
madera de ébano, oro y especias. La artesanía gozó de un gran auge.
Véase también: Imperio Antiguo de Egipto
Aumenta la producción agrícola y hacia 1990 a. C., bajo el faraón Amenemhat I se alcanza el
máximo desarrollo territorial y económico. En el 1830 a. C. se restablece el primer plan de regadíos
en el Bajo Egipto que garantizará en el futuro reservas de agua que permitan los cultivos en la
estación seca.
Al final de esta etapa se produce la penetración de los hicsos desde Palestina que se instalan en el
Delta y se apoderan del gobierno con sus propias dinastías, aunque Kush y Tebas permanecen
independientes, no siendo expulsados hasta el 1550 a. C. por Amosis I, con quien comienza
el Imperio Nuevo. Con el faraón Amenhotep I hacia el 1500 a. C. el imperio recobra su importancia,
a pesar de los graves costes que había supuesto el enfrentamiento con las tribus palestinas. Es el
momento en el que se produce una extensión del imperio, donde gran parte de Kush queda bajo el
poder autocrático del faraón así como buena parte de Siria y la ribera occidental del Éufrates por el
norte. No obstante la fuerza de los hititas hará perder buena parte de los dominios norteños y
mantendrá en jaque al imperio, al igual que los libios amenazaban por el Este y Sur. Con Ramsés
II se produce la última época de poder absoluto de los faraones. Después le sucede un periodo
caracterizado por la gran influencia y poder de los sumos sacerdotes de Amón, hasta tal punto que
alrededor del 1000 a. C. dos dinastías se reparten el control del imperio, con la presencia en Tebas
de los sacerdotes de Amón como herederos y gobernadores independientes, con el apoyo ocasional
de los libios.
El proceso de descentralización es imparable, llegándose a contabilizar hasta veinte reinos distintos,
gobernados por los nomarcas, absolutamente independientes a las puertas del 800 a. C. Los
enfrentamientos entre los mismos eran constantes hasta que en el 715 a. C., Sabacon, procedente
de Kush, volvió a unificar bajo su mando buena parte de los nomos y reincorporó a Kush que llevaba
500 años de independencia.
Véase también: Imperio Nuevo de Egipto
Periodo tardío[editar]
Artículo principal: Periodo tardío de Egipto
Esto no acabó con los procesos desestabilizadores procedentes de los asirios en el Norte y los
etíopes en el Sur. El avance del imperio Persa hacia el 520 a. C. de la mano del rey Cambises II dio
al traste definitivamente con el imperio faraónico y la dependencia de Egipto por vez primera de
reyes extranjeros. Pero sería Alejandro Magno quien, en el 332 a. C. terminaría por conquistar el
país.
Véase también: Anexo:Lista de faraones de Egipto
Egipto cayó bajo la influencia de la cultura griega con la mera presencia durante menos de un año
de Alejandro Magno que modificó completamente la organización persa y se hizo nombrar faraón.
Muerto Alejandro, el general macedonio Ptolomeo I Sóter, que ya era gobernador según un reparto
realizado por los propios generales alejandrinos, se proclama rey en el 305 a. C.
Ptolomeo y sus herederos instauran un modelo parecido al faraónico, la dinastía Ptolemaica, con
clara división en castas que se distribuyen los trabajos en función de su origen: griegos, judíos y
egipcios. El reino sigue dividido en nomos y se ejercerá una verdadera autocracia con un férreo
control sobre todas las materias, especialmente la producción agrícola y con sistemas de
arrendamientos para la explotación pues la tierra era del faraón. Se estableció el cupo de
exportaciones necesarias por año y se centralizó la actividad crediticia en una sola entidad
financiera propiedad de la corona. En el terreno militar se enfrentarán con la expansión en Siria,
pero la creación de Alejandría convertirá a Egipto en un país con claros intereses en
el Mediterráneo. Así, con los primeros Ptolomeos se conquista Chipre y otras islas griegas,
estableciendo puertos en la orilla norte del mar.
Sin embargo, el modo de explotación territorial y personal no hará extender entre los millones de
egipcios que pueblan el país un sentimiento de pertenencia al mundo helenístico. Las sublevaciones
serán constantes y los enfrentamientos evidencian una manifiesta ruptura entre los dirigentes y la
ciudad de Alejandría por una parte (que alberga sólo a un 4% del total de la población del país), y el
resto por otra. La figura de Cleopatra VII, enfrentada dinásticamente a Ptolomeo VIII Evergetes II, a
pesar de lo literario y romántico de su historia personal con los generales romanos Julio
César y Marco Antonio, no pudo evitar el fin de la dinastía, que es derrotada decisivamente
en Accio en el año 31.
Véase también: Dinastía ptolemaica
Roma[editar]
Artículo principal: Egipto (provincia romana)
Edad Media[editar]
Bizancio[editar]
A la muerte de Teodosio, el Imperio queda dividido hasta que en el año 476 Odoacro depone al
último emperador del Imperio romano de Occidente, Rómulo Augústulo. El Oriental, con capital
en Constantinopla, consiguió mantenerse con las provincias de Grecia, Balcanes, Palestina, Siria y
Egipto, estas tres últimas las más ricas que abastecían al resto.
Antioquía y Alejandría eran las ciudades más importantes, con un floreciente comercio y con
artesanos dedicados a la creación de objetos de lujo para una aristocracia dueña de las tierras y sus
rentas, la creación de latifundios como consecuencia de la crisis productora del siglo III se acentúa
en este periodo con grandes concentraciones de tierras a las que no es ajena la Iglesia católica. En
Alejandría proliferaban las escuelas, y en su biblioteca discutían filósofos cristianos y paganos.
Justiniano intentó poner orden, pero las provincias eran asoladas por milicias privadas que
desafiaban la autoridad y saqueaban a los campesinos. Con todo, el problema principal era de tipo
religioso, sobre todo en Egipto: Cuando el concilio de Calcedonia condenó
el monofisismo mayoritario en Egipto, provocó una gran escisión: la ortodoxia era defendida por
mercaderes y funcionarios relacionados con Constantinopla, mientras que el pueblo defendía a los
monofisistas uniendo el rechazo a la autoridad (y al fisco) con la defensa de la lengua y cultura
propia, fundándose entonces la Iglesia copta. A la muerte Justiniano en el año 565 la aristocracia
local deja de sustentar el poder imperial, y la desunión facilita las invasiones. Bizancio mantenía una
fuerte presencia militar con una flota en Alejandría, pero eso no fue obstáculo para que en
el 618 el imperio persa hiciera una incursión en territorio egipcio hasta que Umar ibn al-Jattab
conquistase en el 638 el país.
El Islam[editar]
En el año 634 fue elegido segundo califa Umar ibn al-Jattab, suegro de Mahoma, que comienza a
expandir el Islam. En 639 conquistó Egipto, imponiendo un gobierno tolerante. Permitió a judíos y
cristianos mantener sus prácticas religiosas y los eximió de servir en el ejército a cambio de
impuestos especiales, la yizya y el jaray, y permitió los particularismos regionales. Esta política
comprensiva explica la falta de resistencia a la penetración árabe. Por otra parte, la posición
estratégica de Egipto le enfrentó con los cruzados cristianos y el Imperio mongol.
La guerra entre chiitas y sunitas dejó a Egipto del lado de estos últimos, y, tras la muerte de Alí,
dependiente del califato de Damasco gobernado por los omeyas desde el año 661, 39 de la Hégira.
La llegada de los árabes supuso cambios en el sistema impositivo, gravándose mejor las rentas y
las actividades comerciales; en la administración y el gobierno, mucho más saneados, y en
la agricultura donde se incorporaron nuevas técnicas de regadío que multiplicaron por dos el terreno
cultivable.
Alejandría mantuvo su importancia estratégica y comercial y El Cairo creció espectacularmente,
pasando de ser un simple fortín a una gran ciudad. No obstante, buena parte de los beneficios
derivados de la buena gestión terminaron en manos de los sultanes, tanto de Damasco como de
Bagdad.
Durante los primeros 300 años de incursión del Islam, se mantuvo un equilibrio con las religiones ya
presentes en el territorio: cristianismo, judaísmo y coptos. Pero la nueva religión islámica fue
ganando adeptos entre los egipcios hasta convertirse claramente en la religión oficiosa,
impregnando el modo de vida de toda la sociedad y quedando el resto en minoría.
Dinastía omeya[editar]
Artículo principal: Dinastía de los omeyas
La familia Omeya era árabe de pura raza, y consideraba a los no árabes como musulmanes de
segunda clase. No obstante, los más fieles fueron nombrados delegados del gobierno, e incluso se
recurría a judíos y cristianos, que colaboraron en el desarrollo de las artes y en la traducción al
árabe de los libros de filósofos, médicos y científicos griegos y latinos.
Damasco impulsó una nueva forma de artesanía, y organizó la administración pública: Se desechó
el denario de oro bizantino para sustituirlo por el dinar y el dirham e impuso la lengua árabe
paulatinamente. Su influencia también se notó en la arquitectura, con su máximo exponente en
el Alminar, como el de la mezquita de El Cairo, ciudad a la que trasladaron la capital de Egipto.
Los abasíes[editar]
Artículo principal: Califato abasí
En el año 750, el 128 desde la Hégira, los abasíes acusaron a los omeyas de ser musulmanes
indignos, hipócritas y corruptos, e invocando el rigor doctrinal los derrocaron. Su primer califa, Al-
Mansur trasladó la capital a Bagdad. Protegieron la cultura, las artes, las ciencias y el comercio. La
tolerancia religiosa consiguió la conversión de muchos no árabes al Islam, algo que no se había
estimulado durante el califato omeya (o que incluso se había dificultado). Con los abbasíes la
expansión del Islam fue mucho más rápida que en el pasado.
Los fatimíes[editar]
Artículo principal: Califato fatimí
Los fatimíes, chiitas provenientes del Magreb, entraron en Egipto en 972, trasladando la capital del
Imperio a El Cairo (Al-Qáhira, la Victoriosa) que llegó a ser considerada en el 969 como una de las
ciudades más importantes del mundo.
El ascenso fatimí a los cargos de Estado dependía más del mérito que del linaje u otras causas, los
sunníes tenían tantas probabilidades de ser nombrados a puestos de gobierno como los chiíes y la
tolerancia se extendía hasta a los no musulmanes: cristianos y judíos podían ocupar niveles
encumbrados del gobierno gracias a su capacidad.
El imperio siguió creciendo y floreciendo bajo el califa Al-Hakim, cuyo reinado empezó con la
construcción de una gran mezquita en El Cairo (la Mezquita de Al-Hakim). Desgraciadamente
enloqueció, promulgando leyes arbitrarias y acabando con la tolerancia hacia cristianos y judíos para
quienes dictó leyes especiales.
Hacia el año 1010, El Cairo había superado a Bagdad en importancia, y el califato fatimí se extendía
desde Siria y la península arábiga hasta el Magreb oriental (con el reino de los Ziries como vasallo).
Egipto controlaba la puerta hacia el comercio en Asia y los puertos orientales del Mediterráneo, no
sólo Alejandría, sino también los sirios. Desde aquí mantenía el comercio con la zona occidental
en Barcelona y Valencia hasta el siglo XVI.
Después de 1060 el territorio fatimí fue reduciéndose hasta que apenas lo componía Egipto. Con la
enfermedad y muerte del último califa fatimí, en 1171, Saladino sumó Egipto al califato abasí.
Los Mamelucos[editar]
Artículo principal: Mameluco
En los momentos finales del califato fatimí el país estaba en crisis, por una parte amenazado por los
cruzados, que habían ocupado Ascalón y amenazaban la frontera aliados con los bizantinos, y por
otra en guerra civil entre los diversos aspirantes al cargo de visir.
Uno de ellos acudió a la corte de Damasco a pedir ayuda a Nur al-Din. Este envió un ejército al
mando de Shirkuh, que en 1169 controlaba el país, actuando en parte como primer ministro
del califa fatimita de Egipto, en parte como gobernador y representante del Sultán sirio. Ese mismo
año moría el general, siendo sustituido en el puesto por su sobrino, Saladino.
Saladino reformó la administración del país, aboliendo impuestos y reduciendo el desmesurado
funcionariado, reorganizó el ejército, compuesto hasta entonces por mercenarios del Magreb que
fueron sustituidos por tropas kurdas y turcomanas, e impuso su autoridad sobre el país. La
enfermedad de Al-Adid, el último califa fatimí, impidió a éste seguir controlando
las mezquitas egipcias, en las que se empezó a orar por el califa abbasí. Su muerte en 1171 supuso
la reintegración definitiva del culto en Egipto a la corriente sunní, mayoritaria en el islam.
Amplió también las fronteras, conquistando la costa libia, el norte de Sudán y Yemen con la excusa
de restaurar la ortodoxia religiosa (estos territorios estaban fuera del liderazgo espiritual del califato
abasí, siendo para su doctrina herejes), y tomó los puertos y posiciones cruzadas en el mar Rojo,
asegurando su posición contra los estados cristianos.
Tras la muerte de Al-Adid, Egipto era en teoría vasallo de Nur al-Din pero en la práctica Saladino era
el gobernador de facto: reconocía la autoridad del sultán de Siria, pero gozaba de total
independencia en su gobierno de Egipto, debido a la lejanía entre Damasco y El Cairo, separadas
por estados gobernados por los cruzados europeos.
Con la instalación de los mamelucos en El Cairo, comienza otra etapa en la historia de Egipto. No
persiguieron a las iglesias coptas ni a las comunidades judías, aunque fueron guardianes
del islam en el conjunto social. El final de la dinastía llegó con la derrota en 1517 ante Selim I, sultán
del Imperio otomano, pero ya con anterioridad la pérdida del control del tráfico comercial
con Asia como consecuencia de las nuevas rutas establecidas por Portugal y España tras el
descubrimiento del paso de Cabo de Buena Esperanza y el Nuevo Mundo, había provocado una
paulatina decadencia de Egipto. Así en 1517, las fuerzas otomanas son imparables y conquistan el
país.
Véase también: Tuluníes
Edad Moderna[editar]
Dominación otomana[editar]
Artículo principal: Imperio otomano
Autogobierno[editar]
Tal era la situación que los gobernadores designados eran tratados por los egipcios con menor
respeto cada vez. En 1623 Estambul nombró gobernador a Ali Pachá: los oficiales enviaron cartas
exigiendo tener a Mustafá Pachá, y la guarnición de Alejandría atacó y obligó a Alí a embarcar de
nuevo. Poco después llegó el nombramiento de Mustafá Pachá para el cargo de gobernador.
En el siglo XVIII la autoridad del pachá fue reemplazada por la de beyes mamelucos llamados
Shaikh al-Balad, jefes de la ciudad, que mantenían el liderazgo de la comunidad.
Una tentativa de un pachá de eliminar la autoridad de estos beyes falló debido a la lealtad de sus
partidarios armados, que le obligaron a huir a Estambul. Tras una época de disturbios, Ali Bey se
hizo con el poder en 1766.
Consiguió poner los asuntos egipcios en orden, y reprimió el bandolerismo de los beduinos en
el Bajo Egipto. Intentó constituir una monarquía independiente, y a tal efecto se esforzó para disolver
todas las tropas excepto las que estaban bajo su propio control. En 1769 llegó una demanda del
emperador otomano para que enviase 12 000 hombres para emplearlos en la guerra rusa, orden
que se negó a cumplir. La sublime Puerta no podía tomar medidas activas contra él, por lo que se
dedicó a consolidar sus dominios, reformar las finanzas, y mejorar la administración de justicia.
Envió a su yerno, Abu-'l-Dhahab, a defender la tierra entre Asuán y Asyut, envió una fuerza de
20 000 hombres para conquistar Yemen, a Ismail Bey con 8000 para conseguir la orilla este del mar
Rojo, y a Ilasan Bey para ocupar Jidda. En seis meses la mayor parte de la península árabe estaba
bajo su mando, y designó como sheriff de la Meca a su primo, que proclamó sultán a Alí. Én virtud
de este nombramiento, emitió moneda y ordenó que su nombre se mencionará en la oración pública.
Su movimiento siguiente resultó fatal. Envió en 1771 a Abu-'l-Dhahab a conquistar Siria, pero éste
entró en negociaciones con Estambul para restaurar la soberanía otomana y marchó contra Egipto,
entrando en el Cairo el 8 de abril de 1772. El 19 de abril de 1773, capturó a Alí Bey, que fue
trasladado al Cairo dónde murió.
El gobierno antes y después de Bey fue despótico, y descuidó el comercio y la irrigación de los
campos hasta extremos muy graves para el futuro de los habitantes. Durante los últimos treinta años
del siglo, Egipto fue asolado por epidemias que diezmaron la población.
No es de extrañar que en esta situación, Francia y Gran Bretaña hubieran puesto sus ojos en un
territorio débilmente defendido y pobre, pero fundamental en la ruta a Oriente. Los británicos
consiguieron concesiones para hacer escala en el territorio en su camino hacia la India, tras la
apertura del Mar Rojo en 1775. En 1798, Napoleón Bonaparteconquistó Egipto ante la sumisión del
bajá y los beyes, con la aceptación otomana.
Egipto colonial[editar]
Gobierno de Mehmet Alí[editar]
Véase también: Mehmet Alí
Tras la ocupación francesa de Egipto en 1798 por Napoleón, se reconoce por el Imperio otomano en
la persona de Mehmet Alí como la dinastía heredera del trono del país en 1805. Hasta 1811,
Mehmet Alí se deshizo de los partidarios de los Mamelucos y colocó el Alto Egipto –la zona más rica
y próspera– bajo su total control. A partir de ese momento pudo permitirse una larga campaña de
expansión que contó con el consentimiento, cuando no el agrado, del Imperio otomano. Combatió y
venció a los wahabíes y, en 1818, dos años después de que Napoleónhubiera sido derrotado en
Europa, conquistó las ciudades santas de La Meca y Medina. Hasta 1827, en sucesivas campañas,
conquistó Sudán, fundó Jartum y combatió, siendo derrotado, contra las potencias europeas por el
control de Grecia con el apoyo del Imperio otomano. Sin embargo, la debilidad otomana terminaría
con distintas acciones de Mehmet tendentes a expandir Egipto por el norte, conquistando buena
parte de Siria, poniendo sitio a Acre y amenazando a la propia Estambul. En ese momento (1839),
es cuando Reino Unido, Rusia, Austria y Prusiaprefieren un Imperio otomano debilitado a un
poderoso Egipto, por lo que forman una alianza que exige a Mehmet el abandono de sus
pretensiones al norte (Siria y Líbano). El rechazo de Mehmet lleva a las fuerzas combinadas aliadas
a atacar y destruir la flota egipcia, así como a poner fin a la ocupación de Siria y Líbano. Mehmet
capituló y mantuvo a partir de ese momento un ejército reducido y la promesa de no volver a
expandir su territorio.
Mehmet Alí
En el desarrollo económico, apoyado por Francia, introdujo nuevos cultivos, en los que estaban más
interesados los ocupantes que el propio país, como el algodón, el arroz y la caña de azúcar. Se
construyeron sistemas de irrigación, pantanos y canales, creando poco a poco un sistema absoluto
de control del Estado sobre la economía agrícola, incluyendo el comercio de los productos, cuyos
beneficios iban a parar, a partes iguales, a nuevas políticas de desarrollo y a la dotación militar. Se
mejoraron las infraestructuras hidráulicas, claramente abandonadas desde el siglo XVI, y se realizó
una nueva distribución de la tierra, que aseguró al monarca y a sus descendientes una parte
importante de suelo fértil a orillas del Nilo.
Los primeros pasos de industrialización en Egipto se dieron durante este periodo histórico. La
mayoría de las producciones tenían un vínculo con los procesos de transformación de los productos
agrícolas. El textil y la industria del azúcar y el algodón fueron las más beneficiadas por las nuevas
condiciones, llegando a emplear a unos 40 000 egipcios de la zona del Alto Egipto. Al igual que la
agricultura, las nuevas actividades industriales gozaban de protección especial, siendo controlados
hasta el extremo los intercambios comerciales con el exterior, fijando los precios de las materias
primas y del producto final, así como los mercados con los que no se mantenía relación alguna,
entre los cuales destacaba el del Imperio británico. Esta actitud hacia el Reino Unido, forzada
primero por el ocupante francés, fue desarrollada más tarde por el propio Mehmet para evitar que
los textiles británicos, de mejor calidad y que provenían de industrias mejor equipadas, ocuparan el
mercado Egipcio. Este fue uno de los desencadenantes, entre otros, del interés británico por la
ocupación de Egipto, dado que el comercio del Imperio se veía afectado.
Egipto independiente[editar]
En 1919 el partido nacionalista Wafd intenta la independencia de Egipto, sin éxito. Egipto adquirió
estatus independiente el año 1922, nombrándose rey a Fuad I, hasta ese momento sultán, como
resultado de la desmembración del Imperio otomano, aunque la presencia militar y el control de las
comunicaciones por parte del Reino Unido duró hasta la invasión de Etiopía por los italianos. El
tratado que concedió a Egipto la total independencia se firmó el 26 de agosto de 1936 y los
británicos se reservaron el control del canal de Suez.
En realidad, el distanciamiento de Egipto con respecto a los otomanos había empezado cuando las
potencias de Occidente aprovecharon el debilitamiento del Imperio otomano para intentar la
ocupación del territorio, y abrirse de esa manera una ruta más corta hacia la India Británica, que la
utilizada hasta el momento alrededor de África.
La monarquía[editar]
Artículo principal: Reino de Egipto
El 26 de julio de 1952, una sublevación armada encabezada por el Movimiento de Oficiales Libres y
dirigida por el general Muhammad Naguib, en la que Gamal Abdel Nasser se situó en segundo
plano, derrocó la monarquía e instauró una república el 18 de junio de 1953, aboliendo los partidos
políticos. Ese año se redactó una constitución provisional con vigencia de tres años. Nombrado
Naguib Presidente, en noviembre de 1954 el propio Nasser lo derrocó proclamándose Jefe de
Estado. En el mismo año 1954 Sudán alcanzó la independencia y se firmó el tratado con el Reino
Unido para la evacuación del canal. Apoyado inicialmente por Estados Unidos y el Reino Unido,
Nasser se ganó su creciente hostilidad debido a su apoyo a la descolonización, manifestado en
la Conferencia de Bandung. Debido a ese progresivo distanciamiento de las democracias
occidentales, Nasser se volcó hacia la Unión Soviética, quien le proveía de material militar.
Egipto decide construir la Presa de Asuán y para ello pide un préstamo al Banco Mundial. Estados
Unidos y el Reino Unido se oponen al mismo bajo la excusa de las relaciones de Egipto con los
países comunistas. Nasser nacionalizó en 1956 el canal de Suez como una medida de presión para
que le den el préstamo. La medida despertó enérgicas protestas del Reino Unido y Francia, debido a
que ambos países eran accionistas mayoritarios del canal. Reino Unido, Francia e Israel atacan
Egipto en octubre y noviembre de 1956 pero EEUU y la URSS ordenan el alto el fuego. El retraso en
concretar una invasión armada en Egipto hizo que Nasser demostrara sus dotes como administrador
de esa nueva fuente de recursos para su país, ganándose así la simpatía mundial. Cuando Francia
y Reino Unido iniciaron la invasión el 31 de octubre, con el apoyo de Israel que atacó dos días
antes, incluso la ONU llamó a los agresores a retirarse bajo la amenaza de intervención de la URSS.
Para Francia y el Reino Unido la guerra del 56 fue un fracaso. Ambos países descubrieron que la
era de los imperios coloniales ya había acabado ante la nueva realidad de la Guerra Fría
protagonizada por EEUU y la URSS. Para Egipto la corta guerra supuso una victoria, pues recuperó
el control del canal; para Israel la adquisición del Sinaí y de la franja de Gaza; para EEUU fue una
oportunidad de intervenir en Oriente Medio; la URSS apareció como la defensora de las naciones
agredidas por el neocolonialismo occidental.
Este hecho, sumado a otros éxitos logrados en la política exterior, consolidaron a Nasser como líder
indiscutible en el interior y le dieron la legitimidad suficiente para institucionalizar su modelo político.
Los principios ideológicos del Nasserismo, se concretaron en esta etapa con la aprobación de una
nueva Constitución en 1956. En el aspecto institucional, la Constitución de 1956 convertía
a Egipto en una República de marcado carácter presidencialista, en la que la voluntad de la
Asamblea quedaba subordinada a la del propio Nasser. También establecía la existencia de un
partido único, la Unión Nacional y, en definitiva trataba de dar un marco legal al proceso
revolucionario. El texto, que contemplaba todo el ideario político del propio Nasser, señalaba la
necesidad de que el Estado tuviera la posesión de todos los medios de producción, medios de
comunicación, el control del comercio exterior, etc. Es decir, suponía la base legal una revolución
social que permitiera que los medios de producción pasaran a manos del Estado para que éste
distribuyera la riqueza; de esta forma Nasser también pretendía ganarse el apoyo de las clases más
desfavorecidas y así aumentar el apoyo social de la revolución.
Entre 1958 y 1961 Egipto formó parte, junto con Siria, de la República Árabe Unida, de la que
Nasser era Presidente. Igualmente formó una alianza con Yemen en el mismo periodo que se
denominó Estados Árabes Unidos.
La secesión de Siria de la República Árabe Unida supone un fracaso en la política exterior egipcia y
hace necesaria una reorientación del proyecto arabista, abriendo en palabras del propio Nasser, una
nueva fase en la revolución. En este contexto es en el que se convoca en octubre de 1961 el
Congreso Nacional de las Fuerzas Populares, integrado por miembros pertenecientes a todos los
estratos sociales y donde se elabora una Carta Nacional en la que quedaban establecidas las bases
políticas e ideológicas de esta nueva etapa de la política nasserista. Esta Carta Nacional establecía,
entre otras cosas, la nueva composición del Congreso, que pasaba a estar integrado por
representantes de distintos sectores de la sociedad egipcia (obreros, estudiantes, intelectuales,
asociaciones feminsitas...).
El Congreso, ya con su nueva conformación, aprueba en 1962 una serie de cuestiones que
suponían en la práctica un paso más en la profundización del modelo nasserista: se establece
oficialmente la denominación de socialismo para definir al sistema egipcio y el partido único ya
existente, la Unión Nacional, pasa a denominarse entonces Unión Socialista Árabe. También se
realiza una segunda reforma agraria, que aunque tiene efectos importantes, no alcanzó el resultado
esperado y sigue sin transformar verdaderamente las estructuras agrarias. Con las Leyes de
Nacionalización, todos los sectores claves (industria, banca y comercio exterior) quedaban bajo
control del Estado, que ejerció una férrea planificación económica por medio de planes
quinquenales. Podemos hablar de economía mixta ya que aunque en teoría dirigen el Estado y las
“fuerzas populares”, el sistema sigue en muchos sentidos funcionando como capitalismo. A finales
de los años 60, empiezan a notarse síntomas de crisis en este modelo.
Durante este periodo inmediatamente posterior a la promulgación de la Carta Nacional también
crece notablemente la utilización por parte de Nasser de un lenguaje revolucionario, en ocasiones
seudo marxista. En política exterior, si bien es cierto que en la práctica el acercamiento a
la URSS es muy importante, Nasser sigue siendo uno de los líderes destacados del Movimiento de
Países No Alineados.
En 1967, Egipto movilizó tropas a la península del Sinaí, y ordenó a la ONU la retirada de la Fuerza
de Emergencia, estacionada en la zona desde la guerra del 1956. Poco tiempo después, Egipto
cerró el estrecho de Tirán (en la entrada al golfo de Eilat-Aqaba) a toda la navegación israelí y a
todos los barcos que se dirigían a Eilat. Este bloqueo privó a Israel de su única ruta de suministro
con Asia y detuvo el flujo de petróleo de su principal proveedor, Irán. Estos elementos, sumados a
acciones similares por parte de Siria y movimientos de tropas jordanos, que mantenían un acuerdo
de defensa recíproca con Egipto, motivaron la decisión israelí de lanzar una ofensiva militar sobre la
península del Sinaí, durante la cual sus tropas alcanzaron el canal. La ofensiva fue parte de
la Guerra de los Seis Días. Aunque la guerra cesó en menos de una semana, los israelíes se
negaron a retirarse del canal hasta 1975, lo que motivó su bloqueo y Egipto perdió la península del
Sinaí. Aunque Nasser trató de dimitir en un primer momento, obtuvo de la Asamblea Nacional
plenos poderes legislativos y ejecutivos. Eliminó a los elementos hostiles del ejército y reforzó los
acuerdos militares y políticos con la URSS en dos tratados de 1967 y 1969. Además, el 90 % de la
actividad económica quedó en manos del Estado.
La segunda presa de Assuan, la Presa Alta (El saad al Aali), comenzó a construirse en 1960. En
1964 comenzaba a llenarse el embalse, llamado lago Nasser, terminando la presa en 1970 y
alcanzando la capacidad total en 1976.
El Egipto moderno que inició Sadat[editar]
De izquierda a derecha, Menachem Begin, Jimmy Carter y Anwar el-Sadat en Camp David
Hosni Mubarak[editar]
Hosni Mubarak junto a George W. Bush. El apoyo del mandatario egipcio a la guerra de Irak fue duramente
criticado por sus vecinos árabes.
Desde entonces, Egipto ha estado en manos de Hosni Mubarak como presidente. En 1982 se
recupera el Sinaí y Mubarak será reelegido en 1987. Establece de nuevo relaciones diplomáticas
con los países árabes y reingresa en la OPEP, pero la Guerra de Irakvolverá a alejar a Egipto –por
su apoyo a la coalición liderada por Estados Unidos– de buena parte de sus vecinos, y a la denuncia
de su política por la Organización para la Liberación de Palestina. Mubarak supera en 1995 un
atentado preparado por Islamistas sudaneses e incrementa aún más su política de represión
del terrorismo de corte islámico que había costado la vida del Presidente Sadat.
Tras el atentado de Luxor de 17 de noviembre de 1997, la política penitenciaria egipcia cambia con
una extensión de las ejecuciones que hace intervenir a la comunidad internacional y Amnistía
Internacional sin éxito. Los atentados islamistas se repiten después en Sharm el-Sheij en 2005.
Los atentados, unidos al efecto de los del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, llevó al
país a una crisis en los ingresos por turismo especialmente grave.
El gobierno de Mubarak ha acometido la creación de un valle paralelo al del Nilo para crear una gran
zona agrícola en el desierto occidental, por medio de la construcción del canal de Toshka. Este
proyecto permitirá la creación de puestos de trabajo y la descongestión de las excesivamente
pobladas ciudades ribereñas del Nilo.
La revolución de 2011[editar]
Artículo principal: Revolución egipcia de 2011
A finales de 2010 el pueblo egipcio se lanza a la calle en contra del sistema político existente. El
resultado es el cambio de gobierno y la salida de Mubarak.
El 24 de noviembre de 2017,1 ocurrió un atentado terrorista en el norte de la península del Sinaí,
dejando al menos 305 muertos.2