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Tareas

La literatura no es femenina, ni masculina, sino buena o mala. Aunque respeto profundamente el deseo
de muchísimas trabajadoras de la palabra, empeñadas en resaltar el trabajo femenino en el campo
literario, siento una profunda resistencia a que mi labor creativa se aísle en un territorio amurallado.
Nunca me han gustado los espacios limitados. Ni los orfanatos, ni los ancianatos, ni los internados, ni los
pájaros en jaulas, ni los peces en acuarios, ni las tortugas o los perros en apartamentos. Admiro y respeto
a las mujeres que luchan por sus derechos, y reconozco el profundo sufrimiento y la valentía que han
demandado las conquistas femeninas: el voto, la educación, la igualdad de oportunidades, el derecho a
disponer del propio cuerpo. Batallas, evidentemente, no ganadas en totalidad. Aún falta mucho por
hacer. Pero no creo que las mujeres culminen todos sus ideales felizmente si se aíslan en cotos cerrados
para enaltecer sus logros.

Ahora que muchas etapas han sido superadas, ciertas mujeres parecen complacerse con dar marcha
atrás. Ya no hablan de igualdad con el hombre. Abogan por el separatismo. Y en más de un campo.
Fenómeno que ahora prolifera en el ámbito literario. La moda impone editoriales que sólo editan
mujeres, congresos de escritoras, selecciones de poetisas y cuentistas. Eventos que, lejos de situar a la
mujer en un contexto universal, la colocan al margen. Prácticamente señalándola como a un creador de
segunda, que necesita ampararse bajo el ala de esa gran mamá-gallina que es la feminidad para ser
alguien. De la fuerza en donde primitivamente estaba apoyada ¡el varón! ha corrido a buscar otra fuerza,
¡las mujeres agrupadas! Al negarme a participar en proyectos que solamente admiten autoras, coarto
momentáneamente «las posibilidades difusoras» de mi obra, como dirían los publicistas. Lo sé. Pero, soy
fiel al derecho que me asiste de luchar por una total libertad de expresión, y hacer posible que la obra
literaria de las mujeres sea, un día, editada sin ninguna restricción.

Adaptado de: Buitrago, Fanny (1991). “El verso aquel y el sexo aquel”. Revista Quimera 1991. Pp.
25-28.

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