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Documento aportado por la Dra. Amelia del Sueldo, proveniente de la 1° Jornada de Reflexión
Sobre Mujeres en Situación de Prostitución y Trata. San miguel de Tucumán, Argentina, Octubre
de 2008.
1. La que la considera un trabajo como cualquier otro y una elección libre, fruto de un
contrato entre dos individuos: cliente y mujer prostituida.
2. La, que en cambio, sostiene que la prostitución es una forma de violencia contra las
mujeres.
La prostitución se inscribe en las relaciones de opresión patriarcales que coloca a los varones del
lado del dominio y a las mujeres de la sujeción.
Ninguna forma de trabajo puede separarse del cuerpo, pero en la prostitución el comprador
obtiene derecho unilateral al uso sexual del cuerpo de una mujer. El cliente prostituyente, le
impone su cuerpo, su sexualidad y su placer a la mujer prostituida. El placer de ella no importa.
No es un intercambio sexual recíproco. Hechos que en cualquier trabajo se consideran acoso o
abuso sexual: toqueteos, violaciones, insinuaciones verbales, requerimientos sexuales
indeseados, en la prostitución forman parte de la naturaleza misma de la actividad.
CÓMO RECLAMARIAN LAS MUJERES PROSTITUIDAS CONTRA EL ACOSO SEXUAL, EL ABUSO O LA
VIOLACION? CON QUE PARAMETROS SE MEDIRIA?
Considerarla trabajo, legitima la violencia y las desigualdades sociales y sexuales entre varones y
mujeres.
En todo trabajo está comprometida la subjetividad, pero en la prostitución lo está de una manera
más profunda, hay una relación inseparable entre cuerpo y subjetividad, entre cuerpo y
sexualidad.
Prostituir menores de 18 años se considera un delito, entonces, puede convertirse en un trabajo y
en una elección libre el día que la mujer cumple los 18?
El trabajo infantil está prohibido, pero se promueve la preparación educativa de niñas y niños
para sus futuros trabajos: escuelas técnicas, comerciales, magisterio, etc.
Si la prostitución es trabajo, cómo se formaría a las niñas para el mismo? Cuáles serían los cursos
de aprendizaje? Secundarios con orientación servicio sexual? Dónde y con quiénes se harían las
prácticas? Con los padres, con los tíos, con los maestros?
Considerar a la prostitución trabajo favorece la trata y la legalidad de proxenetas, al convertir la
explotación sexual en un negocio legal.
La prostitución es una forma de violencia contra las mujeres, de violación de los derechos de las
humanas, de explotación sexual, institución fundamental en la construcción de la sexualidad
basada en el dominio masculino y la sumisión femenina y en la cosificación de nuestros cuerpos.
No es, por lo tanto, una expresión de la libertad sexual de las mujeres.
Esta campaña sostiene que no se debe hacer distinción entre prostitución y trata forzada y
voluntaria, ni entre prostitución infantil y adulta, ni diferenciar entre personas menores y
mayores de 18 años. Estas distinciones legitiman prácticas de explotación sexual,
transformándolas en aceptables y permisibles.
Utilizan una falsa idea de elección y consentimiento que no reconoce los condicionamientos
sociales e individuales y el complejo proceso que lleva a una mujer a ejercer la prostitución y las
diversas formas, sutiles o brutales de coerción, no siempre demostrables.
Millones de mujeres y niñas son prostituidas en el mundo, ingresan a la prostitución por necesidad
económica, situaciones de abandono emocional o físico, de abuso y violencia, para ayudar a sus
hijos frente al abandono paterno, proporcionándoles lo que la sociedad de consumo exige, para
pagar sus estudios, reclutadas por un hombre que dice quererlas, o por un dealer, o una amiga, o
secuestrada por las redes de prostitución. Muchas migran de un país a otro, de una provincia a
otra, o de una ciudad a otra, en busca de mejorar una situación desesperante.
Los prostíbulos pululan en todas partes, en cualquier confitería, pub o whiskería, en casitas
modestas a lo largo de las rutas o en departamentos o locales de lujo. Ello a pesar de estar
prohibidos por Ley Nacional y por la Convención contra la Trata de Personas y la Explotación de la
Prostitución Ajena, suscripta y ratificada por nuestro país y vigente, que castiga la explotación de
la prostitución ajena y la instalación de prostíbulos.
De vez en cuando la Justicia condena algún proxeneta, sobre todo cuando se trata de algún caso
de secuestro o desaparición de persona, en algunas ocasiones, la policía, por orden de un juez,
allana un prostíbulo y se lleva detenidas a las mujeres y a alguna regente de menor peso.
La respuesta por lo general es, reprimir a las víctimas, en la calle o en los burdeles. La policía
utiliza el arresto, los malos tratos, la amenaza y la coima, convirtiéndose en socia del
proxenetismo.
No se llega a los grandes responsables de la explotación sexual de las mujeres y niñ@s, a los jefes
de las redes de prostitución o a aquellos funcionarios, legisladores, empresarios, fiscales,
comisarios y jueces que participan del negocio. Cuando se formulan leyes, están dirigidas a la
represión de las personas en situación de prostitución o bien a la protección velada del
proxenetismo.
Tanto los proxenetas como los clientes son prostituyentes
En general está aceptado que en la violencia de la trata y tráfico de mujeres para la prostitución
hay responsabilidades directas e indirectas del gobierno nacional, de los gobiernos provinciales,
de los jueces, de la policía, de tantos medios de comunicación, y en primer lugar de los tratantes
y proxenetas de muy diverso tipo, sin los cuales este tipo de violencia, esta industria de opresión
y muerte de mujeres secuestradas y desaparecidas no se completa, no se cierra. Se necesita de
los CLIENTES, que pagan, que son cómplices, que pasan sus horas divirtiéndose con mujeres
secuestradas, torturadas y drogadas.
Estos clientes también pueden ser nuestros padres, hermanos, hijos, novios, maridos, amantes,
amigos, compañeros, porque cuando hablamos de clientes estamos hablando de nombres
concretos, de todas las clases, de cualquier condición, con algunos pesos o cientos de dólares,
todos pueden ejercer este triste privilegio.
Por lo que se puede afirmar que sin clientes y sin proxenetas no hay prostitución ni trata.
PROSTITUCIÓN:
Diferentes enfoques jurídicos: Prohibición, abolición, reglamentación
La prostitución reúne en sí explotación económica y violencia de género.
En el informe del año 2000 del Fondo de Población de Naciones Unidas, se estimaba que cada año
4 millones de mujeres y niñ@s ingresan a los prostíbulos del mundo para ser consumidos
sexualmente. El 90% de los casos de trata y tráfico son de mujeres y niñas para prostituirlas. De
1990- 2000 más de 30 millones de mujeres y niñ@s fueron traficadas en el Sudeste Asiático. La
globalización del mercado del sexo, unida a la pobreza expone a millones de mujeres y niñ@s
excluidas al riesgo cierto de ser víctimas de tráfico y trata.
En general, los Estados establecen tres marcos jurídicos sobre los que basan sus posturas frente a
la prostitución: la prohibición, la abolición o la reglamentación.
La Prohibición: implica la sanción y el castigo, tanto para quienes acepten un pago a cambio de
sexo como para quienes lo demanden. Penaliza la totalidad del sistema. Lo cierto es que en el
marco de esta cultura la tendencia es a penalizar a las mujeres en situación de prostitución y a
absolver, en la mayoría de los casos a los clientes- prostituyentes.
La Abolición: afirma que todo tipo de prostitución es explotación del cuerpo del otr@ y la
considera como un grave atentado contra la dignidad de las mujeres, ya que las que se
encuentran en estado de prostitución son mayoritariamente mujeres. Esta postura ideológica,
ética y política postula la desaparición de la prostitución y tuvo siempre el apoyo de gran parte
del movimiento feminista. Considera que las mujeres en situación de prostitución son víctimas y
no reconoce diferencia entre prostitución libre y forzada, porque son consideradas mercancías en
todos los casos.
Nuestro país tiene tradición abolicionista ya que ha firmado y ratificado la CONVENCION CONTRA
LA TRATA DE PERSONAS Y LA EXPLOTACION DE LA PROSTITUCION AJENA, en la que se establece
que el delito del tratante se configura aunque la víctima haya dado su consentimiento.
Hay una parte de nuestra sociedad, sin embargo que se resiste a la causa abolicionista, tal vez
algunos motivos sean: porque es en nuestra cultura patriarcal en donde la prostitución está
asociada a la sexualidad masculina; porque permite un control moral que nos divide en buenas y
malas y esto debe seguir existiendo para mantenernos disciplinadas; porque, además es un
negocio sumamente redituable, que habilita múltiples negocios igualmente redituables, en un
sistema en donde el lucro es un valor primordial.
La Reglamentación: acá le correspondería al Estado censar y registrar a todas las prostituidas,
darles un carnet identificatorio, controlar sus ITS a fin de evitar transmisión a clientes-
prostituyentes, habilitar locales a tal fin, establecer las zonas permitidas y cobrarles impuestos a
todo el sector dedicado a este negocio.
Al reglamentar la prostitución, se esconde la figura de explotación sexual, sus víctimas serán
ahora “trabajadoras”, los explotadores serán ahora “empresarios”, es decir, se legitima la
industria de la prostitución mediante compradores siempre invisibles.
Cuando una sociedad reglamenta la prostitución, no se limita a poner normas, sino que está
dando un sistema de valores con un mensaje: es legítimo el uso comercial del cuerpo de las
mujeres y esto se convierte en el paradigma de la sexualidad, mientras concede a los varones la
autorización moral y social para participar, sin responsabilidad ni escrúpulos, en la explotación
de las mujeres ejerciendo su poder sobre ellas mediante el dinero.
El sistema prostitucional está relacionado con la pornografía, el turismo sexual, las líneas
eróticas, el ciber- sexo, los sex- shops, los anuncios y publicidades, los programas televisivos que
exponen a las mujeres como mercancía. Combatir la prostitución oponiéndose a su
reglamentación implica también, combatir el conjunto de actividades montadas alrededor de la
mercantilización del cuerpo femenino.
TRATA DE PERSONAS:
Definición de trata que parte de los tratados de derechos Humanos
Consiste en contactar, reclutar, alojar, trasladar, secuestrar, hacer desaparecer, recibir, acoger,
la promoción o facilitación de cualquiera de esas acciones tanto sea dentro del país como el
ingreso o salida del mismo, o uno o más personas con fines de explotación, cualquiera sea la edad
de las víctimas y aunque hayan prestado consentimiento. Los fines perseguidos pueden ser: la
explotación de la prostitución ajena, trabajos forzados o serviles, esclavitud o prácticas análogas,
servidumbre, explotación de la mendicidad ajena, matrimonio servil, extracción de órganos,
producción y distribución de pornografía infantil y adulta, turismo sexual, procreación obligada
para la venta de niñ@s, extracción obligada de óvulos, venta de niñ@s o cualquier otra forma de
explotación.
El consentimiento de la víctima nunca se tendrá en cuenta y si el delincuente utilizó algún medio:
violencia, amenaza, abuso de una situación de vulnerabilidad, etc. O si la víctima es menor de 18
años deben considerarse agravantes del delito y no constituyentes de las figuras legales o
definiciones penales.