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La epilepsia no es una enfermedad psiquiátrica ni mental, se trata de un problema físico

causado por un funcionamiento anormal esporádico de un grupo de neuronas.

Puesto que su único síntoma son las crisis epilépticas que se manifiestan de forma
intermitente, la mayor parte de las personas con epilepsia son plenamente capaces el resto de
su tiempo.

El término epilepsia deriva del griego epilambaneim, que significa ‘coger por sorpresa’ y se
refiere a un conjunto de enfermedades que se manifiestan por crisis epilépticas causadas por
un problema en el cerebro. Generalmente, una crisis epiléptica se desencadena por un exceso
de actividad eléctrica de un grupo de neuronas (células cerebrales) hiperexcitables y puede
afectar a funciones como el movimiento o el comportamiento, o al nivel de conciencia (la
noción de lo que sucede alrededor de uno).

Las crisis generalmente duran apenas unos segundos o unos minutos, después de los cuales
finaliza y el cerebro vuelve a funcionar con normalidad. El tipo de convulsión depende de la
parte del cerebro afectada y la causa de la epilepsia.

La epilepsia es una de las enfermedades nerológicas crónicas más habituales y está provocada
por la actividad eléctrica anormal de las células del cerebro.

A grandes rasgos se distinguen dos tipos de crisis: las generalizadas, que afectan a toda la
superficie del cerebro y provocan la pérdida de conocimiento y las crisis parciales o focales,
donde la descarga comienza en una zona concreta que puede extenderse al resto de la corteza
cerebral.

En algunos casos, justo antes de la crisis, el paciente experimenta el aura. Se trata de la


sensación de que inmediatamente va a sufrir una crisis parcial o generalizada. En realidad es
una crisis epiléptica parcial que está a punto de extenderse, aunque no todas las auras son
precursoras de crisis graves.

Para padecer epilepsia hay que haber tenido más de una crisis. La epilepsia puede verse
acentuada por varias circunstancias, como cambios hormonales o falta de sueño.

¿Cuántas personas sufren la epilepsia?

En España, la prevalencia se estima en torno a 8 pacientes por cada 1000 habitantes. Esto
supone que cerca de 400.000 personas padecen epilepsia y, aunque esta enfermedad puede
afectar a cualquier persona en cualquier momento de su vida, en la mayoría de los casos se
manifiesta en la infancia y a partir de los 65 años. En el mundo, un total de 50 millones de
habitantes conviven diariamente con la epilepsia y, aunque existen circunstancias como
cambios hormonales o la falta de sueño que la podrían acentuar, esta patología afecta por
igual a todas las razas y en todos los países.

Algunas personas pueden tener más de una crisis convulsiva a causa de fiebre elevada,
diabetes, otras enfermedades, estrés, alcohol o consumo de drogas. Estas personas no tienen
epilepsia porque sus crisis no se deben a enfermedades del cerebro.

Cada año se dianostican más de 20.000 nuevos casos en España, y es una de las enfermedades
neurológicas crónicas más habituales, hasta convertirse en el segundo motivo de consulta
ambulatoria neurológica después de las cefaleas. Pese a ello, a día de hoy los pacientes con
epilepsia aún deben hacer frente además a un grave estigma derivado del desconocimiento y
la discriminación social. Sin embargo, aproximadamente el 70% de las personas con epilepsia
pueden disfrutar de una vida plena, sin crisis, gracias a la administración de tratamientos
antiepilépticos.

Es bastante común que las personas sufran al menos una crisis epiléptica a lo largo de su vida.
Se estima que entre entre un 2 y un 5% de la población experimentará un episodio de epilepsia
en algún momento; sin embargo, esto no implica que se trate de un paciente con epilepsia.
Según la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE), para padecer epilepsia hay que haber
tenido más de una crisis. Además, hay que tener en cuenta que algunas personas pueden
tener más de una crisis convulsiva causadas por fiebre elevada, diabetes, otras enfermedades,
estrés, alcohol o consumo de drogas. Y no por ello estas personas tienen epilepsia.

¿Cuáles son las causas la epilepsia?

Todas las funciones del cuerpo están controladas por el cerebro. Si algo altera el
funcionamiento normal del cerebro, se puede producir un ataque epiléptico. Identificar la
causa de las crisis puede ser útil al decidir sobre un plan de tratamiento. Sin embargo, en más
del 70% de personas que padecen epilepsia no se puede identificar la causa.

Algunas causas de epilepsia:

Enfermedades de otros órganos, como enfermedades del hígado y de los riñones, diabetes y
alcoholismo.

Epilepsias familiares.

Problemas antes del nacimiento que afectan al crecimiento del cerebro.

Problemas durante el parto, como lesión cerebral.

Lesiones de la cabeza, sobre todo por accidentes de coche.

Tumores cerebrales.
Infecciones del cerebro, como meningitis o encefalitis.

Otra enfermedad que dañe o destruya el tejido cerebral.

Hemorragia cerebral, es decir formación de un coágulo de sangre en el interior del cerebro.

Envenenamiento por plomo.

¿Cómo se trata la epilepsia?

El primer paso es acudir al especialista para asegurarse de que el paciente tiene epilepsia antes
de comenzar cualquier tratamiento. El diagnóstico de epilepsia requiere que se hayan sufrido
al menos dos crisis no provocadas. Una vez hecho el diagnóstico es recomendable comenzar el
tratamiento lo antes posible y seguirlo con regularidad.

El tratamiento más común utiliza fármacos antiepilépticos (FAE), que logran controlar las crisis
en aproximadamente el 70-80% de los pacientes. Los medicamentos restauran el equilibrio
químico de las neuronas y atenúan las descargas eléctricas anormales.

Entre un 20-30% de personas no responden al tratamiento farmacológico simple (con un solo


medicamento) y hay que combinar varios fármacos. Aún así algunas epilepsias no responden la
medicación y puede ser necesario recurrir a la cirugía o a la estimulación del nervio vago (ENV)
mediante la implantación de un electrodo bajo la piel del cuello.

Aunque el tratamiento mejora la calidad de vida y la mayoría de los casos logra controlar las
crisis, los pacientes de epilepsia todavía deben hacer frente al estigma social derivado del
desconocimiento de la enfermedad.
Mal de Parkinson

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El mal de Parkinson provoca la muerte de ciertas células del cerebro, que son las que ayudan a
controlar el movimiento y la coordinación. La enfermedad lleva a que se presente agitación
(temblores) y dificultad para caminar y moverse.

Causas

Las neuronas utilizan un químico cerebral, llamado dopamina, para ayudar a controlar el
movimiento muscular. Cuando se presenta el mal de Parkinson, las neuronas que producen
dopamina mueren lentamente. Sin la dopamina, las células que controlan el movimiento no
pueden enviar mensajes a los músculos. Esto hace que sea difícil controlarlos. Este daño
empeora lentamente con el tiempo. Nadie sabe qué causa el desgaste de estas neuronas.

Mal de ParkinsonMire éste video sobre:

Mal de Parkinson

El mal de Parkinson en la mayoría de los casos se presenta después de los 50 años. Es uno de
los problemas del sistema nervioso más comunes en adultos mayores.

La enfermedad tiende a afectar a los hombres más que a las mujeres, aunque las mujeres
también presentan la enfermedad. El mal de Parkinson a veces es hereditario.

La enfermedad puede ocurrir en adultos jóvenes. En tales casos, a menudo se debe a los genes
de la persona.

El mal de Parkinson es raro en niños.


Mal de Alzheimer

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La demencia es una pérdida de la función cerebral que se presenta con ciertas enfermedades.
El mal de Alzheimer es una forma de demencia que afecta la memoria, el pensamiento y el
comportamiento.

Causas

Se desconoce la causa exacta del mal de Alzheimer (AD, por sus siglas en inglés). La
investigación muestra que ciertos cambios en el cerebro conducen a esta enfermedad.

Usted es más propenso a presenter el mal de Alzheimer si:

Es mayor. El desarrollo de esta enfermedad no es parte del envejecimiento normal.

Tener un pariente consanguíneo cercano, como un hermano, hermana o padre con la


enfermedad.

Tener ciertos genes ligados al mal de Alzheimer.

Mal de Alzheimer

Los siguientes factores también pueden aumentar el riesgo:

Pertenecer al sexo femenino

Tener problemas cardiovasculares debido, por ejemplo, al colesterol alto

Antecedentes de traumatismo craneal

Existen dos tipos de mal de Alzheimer:

Mal de Alzheimer de aparición temprana. Los síntomas aparecen primero antes de los 60 años.
Este tipo es mucho menos común que el de aparición tardía. Tiende a empeorar rápidamente.
La enfermedad de aparición temprana puede ser hereditaria. Se han identificado varios genes.

Mal de Alzheimer de aparición tardía. Esta es la forma más común de la enfermedad. Se


presenta en personas de 60 años en adelante. Puede ser hereditario, pero el papel de los
genes es menos claro.

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