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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL ECUADOR

FACULTAD DE MEDICINA

NOMBRE: DAVID GALARZA FECHA: 07/03/2013

NIVEL: 2° PARALELO: 1

ASIGNATURA: COMUNICACIÓN

TEMA: COMUNICACIÓN NO VERBAL

Todas las funciones de lo no verbal se expresan corporalmente. Ekman y Friesen han clasificado el
lenguaje corporal. Según estos investigadores el cuerpo habla a través de emblemas,
ilustradores, muestras de afecto, reguladores y adaptadores.

Los emblemas son actos no verbales que admiten una traducción oral directa de una o dos
palabras o una frase. Es el caso de los gestos que se usan para representar la PAZ en muchos
países occidentales. Existen muchos otros emblemas en nuestra cultura para representar el
suicidio (tirar de una cuerda imaginaria detrás del cuello, en el caso del ahorcamiento; colocar el
dedo índice en la sien, en el caso del disparo, llevarse el puño al corazón, en el caso del
apuñalamiento, etc). Comer y dormir tienen también sus emblemas.

Los emblemas se producen generalmente con las manos, pero también también con otras partes
del cuerpo. Fruncir el ceño puede expresar molestia o que algo huele mal. Los emblemas tienden a
usarse más cuando los canales verbales están bloqueados o no pueden usarse. Los emblemas
comunican intencionalmente y tienden a ser convencionales en su interpretación. Sin embargo,
el comportamiento general y el contexto pueden hacer variar su significado, según las señales
complementarias que se emitan.

Los ilustradores son actos no verbales directamente relacionados con el habla, la acompañan, e
ilustran lo que se dice verbalmente. Pueden actuar o enfatizar una palabra o una frase, pintar una
línea de pensamiento, señalar objetos o personas, describir relaciones espaciales o el ritmo de un
acontecimiento. Ekman y Friesen señalan que los ilustradores entran en el campo de lo consciente
pero no son tan intencionales como los emblemas. Los ilustradores aparecen mucho en
situaciones de excitación o entusiasmo y en situaciones difíciles de comunicación.

Las muestras de afecto son configuraciones faciales que expresan estados afectivos. El rostro es
el principal espejo de los afectos, pero también las posturas corporales pueden leerse como juicio
general sobre los afectos. Las muestras de afecto pueden repetir, acentuar, contradecir o no
guardar relación con lo dicho verbalmente. Las expresiones de afecto no intentan comunicar
generalmente y suelen ser espontáneas, pero en ocasiones pueden tener una
intencionalidad.

Los reguladores son actos no verbales que mantienen y regulan el acto de comunicación. Los
reguladores le indican al hablante que continúe, repita, se extienda, se apresure, haga más o
menos largo su discurso, conceda la palabra, etc. Todas estas cosas tendemos a comunicarlas
mediante actos no verbales. Los movimientos de cabeza y la mirada son los reguladores más
frecuentes. Los reguladores se encuentran en el límite de lo consciente y lo inconsciente y
son difíciles de inhibir. Son casi involuntarios y aprendidos, pero somos muy conscientes de ellos
cuando los producen otros.
Los adaptadores provienen más del inconsciente y se piensa que se desarrollan en la niñez como
esfuerzos de adaptación para satisfacer necesidades, cumplir acciones, dominar emociones,
desarrollar contactos sociales u otras funciones. Ekman y Friesen identificaron tres tipos de
adaptadores: autodirigidos, dirigidos a objetos y heterodirigidos.

Los autoadaptadores se refieren al uso del propio cuerpo como cogerse las manos, la muñeca,
abrazarse, apretarse, rascarse o pellizcarse a sí mismos. Los autoadaptadores aumentan su
frecuencia de uso a medida que aumenta la angustia o la incomodidad de una persona. Ekman y
sus colaboradores han descubierto, por ejemplo, que el “acto de cubrirse los ojos” está asociado a
la vergüenza o la culpa y que el acto de “rascar-escarbar” se asocia con hostilidad, autoagresión o
agresión a otro desplazada a sí mismo.

Los heteroadaptadores se aprenden con las primeras experiencias de relaciones interpersonales.


Por ejemplo, establecer proximidad o alejamiento, atacar o proteger, dar a otro y tomar de otro, etc.
Los movimientos de las piernas pueden ser adaptadores que muestran residuos de una agresión a
patadas, una invitación sexual o una fuga. Ekman cree que muchos de los constantes movimientos
de manos y pies que se han considerado como indicadores típicos de angustia pueden ser restos
de adaptadores necesarios para escapar de la interacción.

Los adaptadores dirigidos a objetos implican la manipulación de objetos y pueden derivar del
cumplimiento de alguna tarea instrumental, como fumar, escribir con un bolígrafo, etc. Las
conductas de adaptación non son conscientes, aun cuando puede haber más consciencia en la
adaptación con objetos.

Las conductas de adaptación se manifiestan más frecuentemente cuando el individuo está sólo o
cree que no es observado. Cuando alguien está sólo se puede hurgar la nariz abiertamente,
mientras que cuando está en medio de un grupo se limitará a tocarse la nariz y frotársela por
casualidad. Los adaptadores no están destinados a ser usados en la comunicación pero, como
todo hábito, pueden verse arrastrados por la conducta verbal en situaciones que guarden relación
con las condiciones que existían en el momento en que el hábito de adaptación se desarrolló. El
que aprendió a frotarse los brazos la primera vez que tuvo que hablar en público puede activar el
comportamiento automáticamente cada vez que se reproduzca la situación, escuche palabras
relacionadas con la situación o vea a otros en la misma situación.

Hoy en día, las barreras de la comunicación son fácilmente traspasadas debido a nuestra fuerte y
necesaria dependencia hacia un medio que nos lleva a expresar nuestras ideas de manera
colectiva o individual. La comunicación no verbal es un medio no indispensable que como
humanos estamos acostumbrados a realizar de manera “inconsciente”, pero que no pasa
desapercibida hacia los ojos observadores. Estos comportamientos o medios pueden suceder por
diferentes motivos, ya sean por incomodidad o tal vez por una simple reacción que viene
completamente involuntaria y por qué no decir también que viene, dependiendo de la ocasión,
oportuna.

BIBLIOGRAFÍA:

http://ramonmaceiras.blogspot.com/2012/05/como-habla-el-cuerpo.html

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