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Toda medición lleva el propósito de encontrar el valor verdadero de una cantidad de cualquiera de las
diferentes magnitudes (tiempo, longitud, volumen, superficie, temperatura, masa, etc.); sin embargo,
resulta imposible hallar dicho valor, pues siempre existe una cierta incerteza.
Los valores obtenidos en cualquiera de las mediciones realizadas dependen de la precisión del
instrumento utilizado, la habilidad del observador, la cantidad que se mide y las condiciones que
presenta el medio ambiente.
Cada instrumento de medición tiene una escala en la cual el valor de la división menor se denomina
apreciación del instrumento. Por ejemplo: una regla graduada en centímetros tiene una apreciación de 1 cm;
un reloj cuya escala llega a los segundos, tiene una apreciación de 1 s ; un termómetro graduado en décimas
de grado tiene una apreciación de 0,1 °C; un cronómetro cuya menor división es 1/10 de segundo, su aprecia-
ción es de 0,1 s.
El observador con la ayuda de la escala del instrumento empleado puede estimar valores intermedios. Así,
por ejemplo, si se mide con una regla centimetrada y ninguna de las divisiones de dicha regla coincide con el
extremode la longitud que se mide, puede estimar "a ojo" media división o 1/4, o 1/5 o hasta 1/10, es decir que
se imagina las divisiones intermedias. Esto se denominaestimación de una lectura.
Tanto la apreciación del instrumento como la estimación del observador originan una incerteza que
constituirán el error experimental.
Por otra parte, el instrumental utilizado puede presentar diferentes fallas, tales como: una graduación
equivocada o poco precisa, defectos de construcción, etcétera.
Por su parte, el observador puede cometer diversos errores, como por ejemplo: no hacer correctamente la
lectura, no ubicar bien el instrumento, cometer errores de paralaje o de cero, confundir el valor de cada división
de la escala, etcétera.
Además, conviene tener en cuenta la cantidad a medir; pues debe ser adecuada al instrumento de que se
dispone. Por ejemplo: para medir 10 mi se comete mucho menos error con una probeta de 10 mi que con
otra de 500 mi. Asimismo, debe usarse la mayor cantidad posible de sustancia para reducir el error. Por ej.: un
error de 1 g al pesar 200 g representa un 0,5%, mientras que el mismo error en 10 g significa un 10 %.
También es necesario cuidar las condiciones ambientales dado que pueden influir en los resultados; así,
por ejemplo, la falta de iluminación dificulta la lectura de la escala; la falta de tranquilidad o un lugar ruidoso o la
urgencia por dar un resultado, inciden en el ánimo del observador que puede cometer errores imprevistos.
En suma, a pesar de todos los cuidados y precauciones que se tomen, resulta imposible lograr una
medición absolutamente exacta y sólo se puede hablar de haber obtenido el valor más probable,
denominado valor representativo. Éste, invariablemente, está afectado por una incerteza o error
experimental.
Los errores accidentales son aquellos que siempre se cometen en una medición y no pueden ser
eliminados. Por ejemplo: pequeñas oscilaciones del terreno, cambios de temperatura imperceptibles, etcétera.
¿Cómo disminuir las incertezas?
En los casos en que se repite varias veces la medición de una misma cantidad por el mismo observador, con
el mismo instrumento, y con igual método, es decir, en las mismas condiciones, pueden ocurrir dos cosas:
- que todas las lecturas sean iguales, o
- que se presenten lecturas distintas.
Naturalmente pensamos que ocurre lo primero porque estamos midiendo la misma cantidad; sin embargo,
generalmente sucede lo segundo, o sea, que se obtienen valores diferentes.
Por supuesto, todos ellos difieren en pequeñas cantidades, pero no son iguales y ello sucede por los distintos
factores que influyen en una medición, según se expuso antes.
Como vemos, todas las lecturas son semejantes, pero no hay coincidencia total. Pero, entonces: ¿cuál es el
valor más probable de la longitud del pizarrón?
Para responder a esta pregunta tendremos en cuenta uno de los postulados fundamentales
enunciados por el físico y matemático alemán, Karl F. Gauss (1777-1855), que establece: "El promedio
aritmético de una serie de mediciones, todas realizadas en las mismas condiciones, es el valor más probable,
es decir, el valor más cercano al valor verdadero de la magnitud medida".
Luego, calculamos el promedio aritmético:
X = 1,83+1,84+1,84+1,83+1,84+1,82+1,83+1,82+1,83+1,82 m
10
X = 1,83 m
Por lo tanto, el valor más probable de la longitud del pizarrón es de 1,83 m. Este valor se denomina valor
representativo (X).
Este criterio se considera acertado, pues no consiste en elegir una lectura, sino que al promediar todas ellas
se consigue que cada una aporte su información y quede reflejada en el valor representativo.
Por otra parte, cuanto mayor sea el número de lecturas efectuadas, menor será la incerteza o error
cometido en la medicióa
Errores aparentes, relativos y porcentuales
El error aparente (Ea) es la diferencia entre la lectura correspondiente a una de las mediciones y el valor
representativo. Por ejemplo, en nuestro caso, si tomamos la segunda lectura, el error aparente es:
E2 = 1,84 m — 1,83 m = + 0,01 m
mientras que si consideramos la sexta, tendremos:
E6= 1,82 m — 1,83 m = — 0,01 m
En consecuencia el error aparente puede tener valores positivos o negativos, según que se cometan errores
en la lectura por exceso o por defecto, respectivamente.
Generalizando: Ea = x — X
Er = 0,01 m Er = +0,005
1,83 m
Esto nos indica que el error cometido es del orden de 5 unidades por cada 1000.
Supongamos que al medir el ancho de una silla se comete el mismo error aparente, es decir + 0,01 m y que
el valor representativo es 0,36 m, luego el error relativo será:
Er = 0,01 m Er = + 0,028
0,36 m
En nuestro ejemplo:
E %=0,0055.100=0,55 %; es decir que por cada cien metros el error es de 0,55 metros. Entonces el
error porcentual nos informa del error cometido por cada 100 unidades.