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Psicología evolutiva

Psicología evolutiva o del desarrollo humano. Estudia la forma en la que los


seres humanos cambian a lo largo de su vida, comprende el estudio del ciclo vital,
observa de qué manera cambian continuamente las acciones de un individuo y
cómo este reacciona a un ambiente que también está en constante cambio.
Los psicólogos denominan desarrollo al cambio psicológico sistemático que se
da a lo largo de la vida. Durante este proceso la persona va accediendo a estados
más complejos y "mejores" que los anteriores. Esta es una rama de la psicología
que ya tiene más de cien años. Sin embargo, los conocimientos que se obtienen
sobre los fenómenos psicológicos son absolutamente científicos, ya que se utiliza
el método científico para obtenerlos. La psicología del desarrollo está interesada
en explicar los cambios que tienen lugar en las personas con el paso del tiempo,
es decir, con la edad. A esta materia también se le conoce con el nombre de
“psicología del ciclo vital”, ya que estudia los cambios psicológicos al largo de toda
la vida de las personas. Ese sería, por tanto, el objeto de estudio de la psicología
del desarrollo. Esos cambios que se dan en las personas a lo largo de la vida
pueden ser explicados a través de unos factores que se encuentran enfrentados
por parejas: la continuidad versus discontinuidad, la herencia versus el ambiente, y
la normatividad versus la idiografía. También el contexto en el que se desarrollan
los sujetos nos permiten comprender mejor su evolución, así es necesario
destacar el contexto histórico, el socio-económico, el cultural e incluso el étnico,
por citar los más importantes. Finalmente, vale la pena resaltar que el desarrollo
debe ser entendido como un proceso continuo, global y dotado de una gran
flexibilidad.
A lo largo del último siglo han sido varias las corrientes y los modelos teóricos que
han aportado sus descubrimientos e investigaciones para explicar el fenómeno del
cambio. En general cada uno de estos modelos tienen sus propias explicaciones,
a veces contradictorias a las que se presentan desde otras teorías. Esa diversidad
de paradigmas explicativos enriquecen la comprensión del fenómeno del
desarrollo.
Como más significativos entre estos modelos es necesario citar el psicoanálisis; la
psicología genética de Jean Piaget; el modelo socio – cultural de Lev
Vygotski apoyado en la teoría de los espacios vacíos de Mercedes Chaves Jaime;
las teorías del aprendizaje; el modelo del procesamiento de la información; y, más
recientemente el modelo ecológico y el etológico.
Según Erik Erikson, hay una serie de tareas implícitas en el desarrollo del ser
humano, propias de las sucesivas etapas. Estas tareas son, en gran parte,
impuestas por la sociedad y la cultura. A través del proceso de socialización, el
cumplir estas tareas llega a convertirse en una aspiración del propio individuo,
marcando definitivamente su proceder en determinados momentos de su vida.

La genética de la conducta

La genética de la conducta, en sentido amplio, ha sido campo de interés para


muchos investigadores desde finales del siglo XIX, cuando Francis Galton
comenzó a plantearse leyendo las teorías de Darwin, primo suyo, sobre la
evolución si la herencia afecta a la conducta humana. Él sugirió algunos de los
métodos más utilizados después en genética de la conducta humana (estudios
sobre familias, estudios de gemelos y diseños de adopción) y llevó a cabo los
primeros estudios sistemáticos con familias que mostraron cómo ciertos rasgos de
comportamiento «se transmiten en familias» (Galton 1875 y 1874).

En sentido estricto, la genética de la conducta inició sus primeros pasos a raíz de


algunos artículos aparecidos en los años 60, basados en estudios de gemelos y
de adopción, cuyos autores llamaron la atención sobre la importancia que los
factores genéticos podían tener en relación con el coeficiente de inteligencia (CI)
(L. Ehrlenmeyer-Kimling y L. F. Jarvik 1963, por ej.) y algunas psicopatologías
como la esquizofrenia (Heston 1966). Pero la genética de la conducta comenzó a
ser centro de atención de las ciencias sociales y del comportamiento a raíz de la
polémica furibunda suscitada en 1969 por un extenso y elaborado artículo de
Arthur Jensen, donde sugería que las diferencias en el CI medio entre negros y
blancos podían ser debidas, en parte, a diferencias genéticas (Jensen 1969). La
tormenta de reacciones, acusaciones y descalificaciones que provocó amenazó la
propia continuidad de la genética de la conducta como disciplina. Años después,
las diferencias raciales dejaron de ser objeto preferente de estudio y la
investigación aportó nueva información sobre la influencia de los factores
genéticos en las diferencias individuales en cuanto a personalidad, capacidades
cognitivas y psicopatología.

Durante los 80, se produjo un giro total: la antipatía hacia la genética de la


conducta humana se transformó en aceptación. Una encuesta de 1987 entre unos
mil científicos y educadores indicaba que la mayoría había aceptado un papel
significativo de la herencia en los niveles de CI, una de las áreas tradicionalmente
más controvertidas. El cambio se debió en parte a una convergencia amplia de
resultados que indicaban una influencia evidente de lo hereditario en la conducta
humana (Plomin 1990: 3)(2).

Desde finales de los 80 hasta hoy, el caudal de información genética aumenta


exponencialmente, gracias al trabajo coordinado de miles de científicos en
iniciativas como el Proyecto Genoma Humano y otros muchos proyectos en
biomedicina. Se está avanzando significativamente en el conocimiento de las
bases moleculares de muchas enfermedades sida, cáncer, diabetes... y
alteraciones metabólicas, pero no tanto en el conocimiento de los factores
genéticos que explican las diferencias individuales de personalidad, capacidades
cognitivas y psicopatologías. Los genetistas de la conducta reconocen que así
están las cosas, seguramente por el papel tan importante que los factores no
genéticos educativos, familiares, ambientales tienen en este dominio. R. Plomin,
uno de sus representantes más destacados, insiste además en que «la genética
de la conducta proporciona la mejor evidencia disponible sobre la importancia del
ambiente a la hora de explicar las diferencias individuales».
Al mismo tiempo, han recibido un fuerte impulso los estudios orientados a evaluar
el impacto social de las nuevas biotecnologías, con el fin de evitar los usos
discriminatorios, racistas y antisociales que de las teorías genéticas/hereditarias
hicieron las políticas eugenistas en el pasado.

DEFINICIÓN DEPSICOLOGÍA DEL DESARROLLO


La corriente de la psicología que se encarga del análisis de las modificaciones
en la psiquis y en la conducta a través del tiempo es la psicología del
desarrollo. Esta disciplina abarca el periodo que comienza con el nacimiento del
individuo y finaliza con su fallecimiento, estudiando los diversos contextos para
explicarlos en función de la persona.
En la historia de la psicología del desarrollo se pueden distinguir cuatro grandes
fases históricas. Una primera etapa se lleva cabo entre el siglo XVIII y mediados
del siglo XIX, donde se realizan distintas observaciones que suponen los primeros
esbozos de esta disciplina. La segunda fase ya contempla la concepción de la
psicología del desarrollo como una entidad que debe tener independencia, con el
objetivo de determinar similitudes entre los menores de edad y quienes transitan la
adultez. En la tercera etapa señalada por los especialistas, la psicología del
desarrollo logra consolidarse, mientras que la cuarta incluye su expansión con
la revisión de sus postulados teóricos y la creación de otros nuevos.
A la hora de hablar de este tipo de psicología tenemos que dejar patente que
muchos han sido los autores que han contribuido al desarrollo de la misma o que
han ejercido un papel fundamental en la historia de aquella. Este sería el caso, por
ejemplo, de Sigmund Freud que estableció la teoría psicoanalítica.
En concreto dicha teoría la aplicó a la sexualidad infantil sobre la que expuso que
se conforma por cinco etapas diferentes: la fase oral que es la del primer año de
vida, la fase anal que alcanza hasta los tres años, la fase fálica que va hasta los 5
o 6 años, el periodo de latencia que llega hasta la pubertad y finalmente la fase
genital.
Si Freud ejerció un papel fundamental dentro de la psicología del desarrollo no fue
menos el que llevó a cabo el suizo Jean Piaget quien ha pasado a la historia por
su teoría psicogenética. Con esta se centra más exclusivamente en el desarrollo
intelectual que, según aquella, se divide en cuatro periodos diferentes: el
sensoriomotor que es hasta los 2 años, el preoperacional que va de los 2 a los 7
años, el operacional concreto que llega hasta los 11 años y el operacional formal
que alcanza hasta la fase adulta.
Henri Wallon con sus teorías sobre el desarrollo de lo que son los procesos
psicológicos, Lev Vygotsky que estudió el desarrollo sociohistórico, Lawrence
Kohlberg que hizo lo propio con el desarrollo moral o James Fowler con el
desarrollo espiritual fueron otros de los autores más importantes dentro de lo que
es la psicología del desarrollo.
Entre las distintas vertientes teóricas de la psicología del desarrollo, pueden
mencionarse a las teorías organicistas (que postulan que, cuando el individuo
supera distintas etapas, se produce un cambio y el consiguiente desarrollo),
las teorías mecanicistas (afirman que las modificaciones conductuales y el
desarrollo son cuantitativos) y las teorías socioculturales(centradas en la
relevancia de la influencia social sobre la persona).
Hay que tener en cuenta, por otra parte, que la psicología del desarrollo se
encarga del estudio de tres campos que se encuentran en permanente interacción:
el biológico (vinculado a la evolución física corporal y cerebral), el cognitivo (la
manera en la que evolucionan las capacidades y los procesos de la mente) y
el psicosocial (centrado en los vínculos que el sujeto establece con el entorno).

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