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UNIVERSIDAD METROPOLITANA DE CIENCIAS DE LA

EDUCACIOÓ N

Departamento de Castellano

Curso de Literatura General


Profesor: Orlando J. Vidal L.

SOBRE LAS ACCIONES HUMANAS

Toda acción humana como tal es una actualización, esto es un acto, una
presencia y apertura al mundo externo, hacia lo "real", hacia a la realidad inmediata y
cotidiana. Esta apertura es el fundamento del comportamiento humano. De allí que
cuando hablamos de comportamiento humano, todo hombre se mueve entre cosas
externas y cosas internas:

Cosas externas
hombre Comportamiento Humano
Cosas internas

Cuando hablamos de cosas externas estamos haciendo referencia al mundo


externo objetualizado socialmente, esto es a la realidad contenida en el lenguaje, vale
decir, a todo aquello que tiene un carácter de existencia real otorgado a través del
lenguaje y comunicativamente por medio de la exteriorización confrontada de
experiencias individuales. Estas cosas externas permiten en el hombre la "instalación",
es decir, el Locus. En cambio las cosas internas van a posibilitar el aspecto modal de
esa instalación, el Situs.

De esta manera todo viviente queda sujeto a esta relación que es una actividad
constante y primaria. Relación que pasa a ser una actividad constitutiva; conformando
así todo estado vital.
Entonces:

Cosas externas Instalación Locus

Actividad
Estado
Hombre Constitutiva
Vital
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Cosas internas Modal Situs

Las cosas (internas y externas) modifican el estado vital, es decir, las cosas
provocan una apertura volitiva en el viviente que lo obliga a responder. Con cada
respuesta el viviente adquiere un nuevo estado vital, esto es una nueva relación cosas
entre externas cosas internas. Las cosas modifican el estado vital y el viviente
responde, con lo cual se adquiere un nuevo estado, digamos que estructura un nuevo
momento constituyente, un nuevo estado de quiescencia. De aquí que la
interdependencia estado vital y cosas siempre se resolverá en un nuevo estado vital o
actividad constitutiva.

De lo anterior se sigue que el comportamiento humano está conformado por tres


momentos unitarios: a) Suscitación, b) afección y c) respuesta.

Momentos suscitación
unitarios del afección
comportamiento respuesta
humano

Entonces, cuando hablamos de suscitación estamos haciendo referencia al


momento según el cual las cosas modifican el estado vital y mueven a una acción. Por
afección se entiende la alteración del estado; alteración del tono vital lo que se traduce
en un momento de incertidumbre e implica una tensión hacia la respuesta adecuada. Y
la respuesta está dada cuando se alcanza el nuevo estado, es decir, cuando se pasa a otro
estado constitutivo, a una nueva quiescencia.

Cuando se habla de estado, no se está haciendo referencia a algo estático, estado


no significa quietud, puesto que el viviente es constitutivamente activo; involucra un
equilibrio dinámico, será actividad en quiescencia.

Los caracteres de este equilibrio están dados, por un lado, por el dinamismo
reversible que formalmente implica toda respuesta en cuanto vuelve a re-establecer un
estado vital; la respuesta afectora restablece el equilibrio alterado por la suscitación.
Por otro lado, está la modificación por ampliación o retracción y, en todo caso, esto es
provocado por modulación.

De allí que todo estado vital es quiescencia de un equilibrio dinámico reversible


y modificable.
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Las vertientes de esta actividad (comportamiento) están dadas, por un lado, por
lo que da las cosas entre las que el viviente se halla situado. El viviente es en alguna
medida independiente de las cosas y ejerce un control específico. Por otro lado, en su
comportamiento, el viviente expresa que es en sí mismo una actividad que va dirigida
hacia sí mismo, es decir, una autoposesión; estas dos vertientes van a constituir
formalmente la actividad vital. De aquí que toda actividad vital es autoposeerse y esta
posesión va a traducirse en una mediatización.

La autoposesión está siempre mediada, y aquí, además, mediatizada por las


cosas. "Esta mediación es justo el comportamiento".

"El viviente se posee a sí mismo mediante su comportamiento". Esta actividad


es procesual.

Un viviente jamás está en una estado fijo, va recibiendo continuas suscitaciones


que lo llevan de un estado a otro; Por lo tanto, toda actividad está siempre en
transición, en decurrencia de un estado a otro. Pero esta decurrencia no consiste
formalmente en el proceso de suscitación-afección-respuesta. Consiste formalmente
en un proceso de estados.

De aquí resulta que la existencia (vida) humana no es mera decurrencia, sino


autoposesión en decurrencia

7.1 CONDUCTA ANIMAL

El viviente animal aprehende estímulos: En términos generales todo


viviente (sea éste humano o animal) está estimulado. Pero en el viviente animal la
estimulación constituye una función propia: siente. El sentir, entonces, es la
estimulación como función propia; es la liberación biológica de la estimulación.

El sentir, por lo tanto, no es una creación propia del sistema nervioso,


sino que es un desgajamiento por diferenciación. es una diferenciación de la
estimulación.

Esta liberación puede tener formas y grados muy distintos:

a) Estimulación más o menos indefinida, es decir, susceptibilidad. En el viviente


animal se trasforma en una sensibilidad más difusa sentiscencia.

b) Sentiscencia = Aboca a una centralización mayor o menor, es decir, sensibilidad


propiamente tal.

c) Sensibilidad.
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Susceptibilidad, sentiscencia, sensibilidad; son tres grados diferenciales


de la liberación biológica de la estimulación y por tanto del sentir.

Entonces, estímulo es todo lo que suscita una respuesta. Por tanto, las
cosas entre las que vive el animal son todas estímulos.

Clases de estímulo

1.- Inmediatos: Suscitan la respuesta por aquello que está presente como
contenido del estímulo mismo.

2.- Mediatos: Al estimular "remiten" a algún estímulo no presente; el estímulo


presente es entonces "signo" del no presente. Son estímulos signitivos. El animal
responde entonces a lo signado.

El estímulo constituye así al animal en una situación estimúlica. El


animal en esta situación aprehende estímulos y se encuentra por ello con su tono vital
modificado. Afección propiamente dicha. Y desde esta afección responde con sus
afectores.

Esta respuesta se consuma en movimientos de muy distinto carácter:


reflejos, automáticos, adaptados. Pero la estimulación, y por tanto el sentir, no es algo
propio del momento aprehensor, sino que es algo propio de los tres momentos en su
unidad. Los tres momentos están unitariamente inscritos en el estímulo (aunque en
forma distinta en cada uno de ellos).

--- En el momento aprehensor el estímulo es lo suscitante: es "estimulación".


--- En el momento de afección tónica es "incitación".
--- En el momento de respuesta, la estimulación es "afección" estimulada.

Por lo tanto, aprehensión, afección y respuesta son tres momentos


cualitativamente iguales de una acción única e indivisa: comportarse estimúlicamente.

Sentir es, entonces, comportarse estimúlicamente. Las cosas son


"estímulos"; el animal es independiente de las cosas y las controla específicamente
sintiendo los estímulos que son las cosas para él.

"Sentir es la unidad intrínseca de sus tres momentos, es comportarse


estimúlicamente con los estímulos en cuanto tales".

Sentir es una acción una y única. Y esta unidad nunca se quiebra a


pesar de que, por especificación o formalización; en la serie animal, cada uno de estos
tres momentos adquiera mayor o menor autonomía.
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El "estado" en que queda todo animal es quiescencia estimúlica que


llamamos "satisfacción". La vida del animal, en sus acciones, es un proceso de
autoposesión satisfactoria o satisfecha.

Por esto posee un esbozo de "autós": no se siente satisfecho, pero


siente satisfacción.

Y en este sentir es en lo que consiste lo que antropomórficamente


llamaríamos "sí mismo". No lo es en el viviente animal, pero lo esboza.

7.2 Relaciones entre Comportamiento Humano y Conducta Animal

El hombre comparte con el animal este carácter de sus acciones, pero se


diferencian en que los tres momentos tienen una modalidad distinta.

El hombre pasa de un estado a otro por un proceso propio y exclusivo de


él:

"La realidad humana llega a una situación en que habiendo


estado hasta ahora meramente estimulada, se abre desde la
estimulación misma (en sus tres momentos) a los estímulos
como realidades, porque llega un momento en que el hombre
no puede dar respuesta adecuada a los estímulos
(trascendencia), sino haciéndose cargo de la situación,
de la realidad"

Por tanto: Ya no es una situación "estimúlica", sino una situación "real". Es el


orto de la intelección.

Este momento de realidad es el que, a pesar de su aparente insignificancia,


cambia esencialmente el carácter de la estimulación, y con ello el carácter del mundo
entero.

En segundo lugar ha cambiado el carácter de la modificación del tono vital. El


tono vital del animal está modificado por "afección" (alterado) estimúlica y no por
suscitación real.
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7. LA EXPERIENCIA COMO COMPORTAMIENTO

Dada nuestra capacidad de apertura, insistamos, siempre estamos vueltos a


una de estas dos realidades, pero dejando en claro que ello no sería posible gracias a
otra de nuestras capacidades, la inquisición; y como señalábamos en párrafos anteriores,
es un comportamiento que hemos heredado del mundo griego, consistente en la
capacidad de crear crisis, esto es generar períodos de “inestabilidad” que se traducen en
una incertidumbre que nos obliga a comprometernos en la búsqueda de una respuesta
que satisfaga nuestras interrogantes. Respuesta que, para que sea válida y validada,
surge de la revisión o del sondeo profundo que de la realidad hacemos, de tal modo que
podamos superar esa situación de crítica, espacio que se genera entre la pregunta y la
respuesta; ahora, el procedimiento mediante el cual sondeamos en la realidad sea ésta
física o social es, precisamente, lo que llamamos “investigación”. De allí que
investigación y experiencia sean dos comportamientos que están íntimamente ligados,
pues, están mutuamente posibilitándose; veamos, entonces, qué entendemos por
experiencia.

Aclaremos inicialmente que el punto de partida de toda experiencia es la


apertura que en el ser humano se da en la forma de suscitación real, no como en los
animales que es una suscitación estimúlica y responderán a ella biológicamente a través
del instinto1; en el hombre, esa suscitación, será real puesto que está posibilitada por su
realidad externa, vale decir, por su cultura, su tradición y su historia; y de allí el carácter
de su respuesta, que al contrario de los animales, será una respuesta real, es decir,
cultural, tradente, etánea e histórica. Estas respuestas permitirán la creación de un
cúmulo experencial en cada uno de los individuos que participan de una realidad
determinada; es este cúmulo experencial el que constituirá la esencia o naturaleza de
todo individuo y el que posibilite, a su vez, en este caso particular, la investigación, sea
ésta científica o social. Pero, en beneficio de la comprensión de este nivel, será
necesario aclarar el concepto de experiencia, puesto que el uso cotidiano de esta palabra
ha reducido su verdadera significación a una mera actividad y, muy por el contrario, el
significado de este término reviste una gran complejidad y que implícitamente refiere al
saber técnico y al saber significativo, puesto que contiene dos acepciones que no pueden
entenderse por separado:

(L. experientia). f. s XV al XX. Conocimiento adquirido en la práctica y


los negocios de la vida. En particular designa la intuición de los hechos,
en oposición al conocimiento racional, el conjunto de procedimientos
empleados en la ciencia para el conocimiento preciso, exactos de los
hechos (método experimental) y los resultados de la aplicación de este
método formulado en leyes (ciencias experimentales). La experiencia es
interior, subjetiva psicológica cuando se aplica al conocimiento
reflexivo y al análisis subjetivo de los hechos de conciencia; y externa,
objetiva, percepción de los fenómenos de la realidad física por los
sentidos./ E. crucial. Fil. Experiencia decisiva en favor de una hipótesis
o teoría, que obliga a desechar cualquier otro posible.
(Alonso, M., Dic. Histórico Etimológico, p. 1933).
1
Zubiri, Xavier, op. cit.
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De acuerdo a esta primera definición comencemos por establecer su


verdadero significado, e incorporemos para ello la definición de periculum como
formante fundamental de este concepto, pues. sólo adquiere su esencial sentido cuando
podemos establecer la unidad que existe entre éste con el prefijo latino “ex” del griego
“èk”, estar abierto a lo externo, es decir, vuelto hacia lo inmediato, sacar algo del
interior hacia afuera. Ahora, prestemos atención a la definición del otro formante:

Periculum (-clum) -Is.: Prueba, experimento, ensayo, sentido antiguo


(Plt.). Residuo clásico en periclum facere, cf. Cic. “douger, péril”
sentido más frecuente en la época clásica (cuya evolución ha estado
favorecida por la aproximación con perere; el sentido de “ensayo,
prueba” está reservado a experimento. En la lengua del derecho,
“proceso”, acta.
(Maillet, op. cit., p. 498).

Como nos hemos podido percatar a través de las etimologías citadas, el


concepto que nos preocupa está compuesto por dos términos que le dan una
significación precisa, ex y periculum. Por un lado nos indicará que a través del
concepto, hacemos referencia a una actividad externa que formalmente será igual para
todo sujeto, pero el valor mismo está dado por la unidad que se alcanza con la otra
acepción del término, vale decir, cuando refiere al valor del conocimiento moral (de
acuerdo a la significación clásica, vida), que estará dado por las significaciones y
valoraciones que todo sujeto haga en particular de esa actividad externa que realizará
a lo largo de su vida. Por otro lado, estas significaciones y valoraciones serán las que
el sujeto refleje o “exteriorice” en cada uno de los actos que ejecute. De este modo
cuando nos referimos a la experiencia, nos estamos refiriendo a esta unidad indivisible
que se advierte desde la significación más antigua. Por tanto, debemos tener en cuenta
que el término se origina en la lengua del derecho; en el sentido judicial indicando
“proceso” o “acta”, digamos registro, o acto en cuanto registro actual; esto es presente
o presencia constante en cuanto se manifiesta con todo comportamiento; con este
sentido fue traducido del griego al latín, pero, en su evolución, éste ha estado siempre
en el ámbito de la ciencia y de la filosofía, puesto que, como lo habíamos establecido,
refiere a prueba o ensayo para verificar algo y darle un carácter de verdad. Como
asimismo en lo referido a la vida del hombre, dice relación con la práctica adquirida
en el vivir, cúmulo experencial propiamente tal, conocimiento vital. Pero para
establecer una diferencia entre las acepciones que se desprenden del formante,
digamos que cuando nos referimos a prueba o ensayo, en cuanto actividad externa,
hablaremos de experimentar; y cuando hagamos mención al contenido significativo
valorativo de esa actividad diremos experenciar, teniendo en cuenta que la experiencia
es única e indivisible y sólo podemos entenderla en esa unidad; puesto que si la
abordamos escindidamente estaríamos reduciéndola a una mera actividad, y con ello
desconoceríamos o negaríamos el valor del conocimiento significativo que incidirá de
por vida en el cómo situarnos en el mundo.

Ahora bien, si ya en el plano conceptual hemos establecido ciertas pautas de


comprensión, veamos entonces cuáles son los momentos formantes de todo proceso de
experienciación:
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1º Suscitación propiamente tal, vale decir la capacidad que todo organismo


vivo tiene de responder al medio externo; en el viviente humano al
mundo real a través de uno de los sentidos (Inteligencia Sentiente, según
Zubiri).
2º Formalización o contextualización de la suscitación inicial, es decir,
incorporar los demás sentidos a la suscitación real que implica toda
apertura, de tal modo que ésta pueda ser formalizada.
3º Significación y valoración de la suscitación real formalizada, actividad
que se realiza desde un cúmulo experencial, determinado por el contexto
cultural en el cual se inserta (realidad inmediata) todo individuo.
4º Integración o interiorización de las significaciones y valoraciones de la
suscitación formalizada. Vale decir, registro de las significaciones y
valoraciones en su propio cúmulo experencial. Proceso que sólo es
posible de realizar a través de una lengua en particular.
5º Actualización opcional de la suscitaciones formalizadas, significadas y
valoradas; es decir, traerlas a presencia por medio del nombre cada vez
que se les mente.

Se desprende de lo expuesto que ya, en la etimología misma de la palabra,


se advierten las dos acepciones a las que, desde sus orígenes, este nombre ha referido,
por un lado la actividad externa, objetiva, observable, perceptible y medible; esto es
cuantificable y con un carácter empírico, carácter que definirá a las ciencias fácticas o
positivas, digamos el experimentar, es decir, lo que generará el conocimiento
científico. Pero, por otro lado, también, considera la actividad interna no observable y
sin posibilidad de ser cuantificada, mas no por eso menos importante, y que genera
otro tipo de conocimiento que será integrado como parte esencial de todo individuo y,
por tanto, lo afectará de por vida, conocimiento que, a su vez, se evidenciará en su
comportamiento; asimismo, será este conocimiento el que permita la actividad
externa, en otras palabras, este conocimiento es el “significativo o moral”, vale decir
el experenciar que posibilitará todo experimento Nos resta decir que la tendencia
pragmática ha escindido estos dos aspectos de la experiencia, prestando atención sólo
a la actividad externa y desconociendo el valor de la actividad interna. Para nosotros
ambos aspectos no pueden ser separados, puesto que están en una estrecha relación de
interdependencia y se potencian recíprocamente.

El segundo aspecto que nos permite el conocimiento de la naturaleza de los


fenómenos es el razonamiento; esta operación puede ser de tres tipos: deductivo,
inductivo o hipotético deductivo:

El razonamiento deductivo, basado en el silogismo aristotélico


constituyó la base del razonamiento hasta el Renacimiento. En el siglo
XVII. F. Bacon centra la observación como base de la ciencia,
proponiendo el método inductivo: a partir del estudio de unos casos
individuales se puede llegar a una generalización. Bacon ponía el
énfasis en la necesidad de evidencia empírica.
(Rafael Besguen: Métodos de Investigación Educativa, p. 1).
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