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Gutiérrez Hernández Ashley.

Enseñanza de la filosofía a una temprana edad.

Antes de comenzar a relatar mi experiencia con los niños de secundaria y su


reacción a estos temas, quisiera primero abordar algunas cuestiones que me
hicieron mucho ruido en esos momentos. Pues no se les veía mucho interés en
cuestiones filosóficas y mucho menos en seguir estudiando alguna carrera.

Como vimos durante el curso, debemos como filósofos procurar elevar más a
nuestro gremio y acercar más a las personas a nuestro ámbito filosófico, con
más divulgación de la materia en temas de interés general, ya que de todos los
temas podemos hallar alguno que le sea de interés a alguien, que no esté muy
ha llegado a este a la materia.

Tenemos que tener a consideración que en estos tiempos donde ya casi no se


estudia mucho el ámbito filosófico en las aulas y el poco gusto que han
fomentado en ella, debemos procurar que se vuelva aún más importante este
estudio en la vida de cualquier estudiante. Es por eso que me di a la tarea de ir
a dar una clase de filosofía en la secundaria “Gustavo Baz Prada” ubicada en la
colonia Izcalli en el municipio de Ixtapaluca, Estado de México; en donde me
dieron un pequeño espacio para impartir un tema de filosofía en la materia de
formación cívica y ética.

Y con esa experiencia puede desarrollar esta ponencia.


La filosofía, olvido en la educación.

La educación en México ha tenido grandes cambios dependiendo según de las


necesidades que van surgiendo en el transcurso del desarrollo de cada país; y
esto es para alcanzar un desarrollo social.

Una de las metas principales es que cada uno de los ciudadanos que viven en
su territorio puedan recibir por parte del gobierno una educación digna y gratuita,
que les brinda una oportunidad a todos sin importar géneros, discapacidad,
etnias o cualquier tipo de “clase social”. Entendido así la educación debe ser una
obligación para cada uno de los gobiernos y un derecho para todas las personas,
aunque algunos lo tomen como si fuera un privilegio el estudiar en alguna aula.

México es un país en cual la educación es muy mediocre, tanto como el sistema,


la forma de impartición de clases y esto sumado a el desinterés del alumnado.

Las principales problemáticas de la educación en México.

Lamentablemente en México el sistema de educación no ha tenido demasiados


avances, solo fue hasta el año 2004 que se empezó a tratar de mover algo en el
sistema interno de la educación; empezando por la educación preescolar, luego
por la de primaria y después por la de secundaria, hasta llegar luego a la
educación media superior.

Pero, dentro de este sistema, surgen algunos problemas que estan presentes en
los centros de aprendizaje y que deberíamos empezar a tratar, por ejemplo,
como la equidad de género, donde vemos que no se hacen nada en las escuelas
para tratar de fomentar el repudio al feminicidio, pues últimamente en el país se
ha elevado igualmente como si fuera el mismo precio del dólar, sin hacer algo
para concientizar. Al menos no existen algún programa o taller en las escuelas
que se dedique a profundizar en estos temas u otros diversos como el suicidio.

Donde no hay una educación de “calidad” llamémosla así, porque es mil veces
preferible, una educación digna.

Y debe existir una educación para todos, con la capacitación del personal
docente, y no una donde las inasistencias de los docentes a los centros de
trabajo sean al por mayor a las aulas en mal estado y mal construidas en
ubicaciones geográficas a veces hasta imposibles de acceder. Donde también
no hay atención a personas discapacitadas o hacia personas del medio indígena.
Y Como es sabido “A veces el mismo gobierno quiere a un pueblo ignorante,
porque un pueblo ignorante es un pueblo fácil de manipular.”, habrá que
cuestionarnos que tan verdadero es esto.

El problema de la calidad educativa

La calidad en la educación es otro punto más de las problemáticas a la que cada


país se enfrenta, y para ello las políticas educativas que establecen los gobiernos
en función, buscan brindar una educación que satisfaga a las necesidades de
los individuos de un país, mediante las reformas y las articulaciones entre los
niveles educativos.

En un país como México, se ve difícil un ambiente de cambio, pues debería haber


una apertura a materias y temas que son importantes para formar a seres
humanos mejor capacitados para la convivencia, desde una edad temprana pues
la educación puede definirse como el proceso de socialización de los individuos.

Al educarnos, somos capaces de asimilar y aprender conocimientos. En el caso


de los niños, la educación busca fomentar el proceso de estructuración del
pensamiento y de las formas de expresión, Platón decía: “Que cualquier
hombre es capaz de tener hijos, pero no cualquiera es capaz de educarlos”.

Por su parte Platón le dio mucha importancia a dirigir de la mejor manera posible
la educación de los más pequeños, llevándole a preocuparse por ellos desde su
más tierna edad. Platón insiste en una educación igualitaria de ambos géneros
de niños y niñas. En primer lugar, reflexiona sobre la educación recibida hasta
los tres años. Platón estaba totalmente convencido de que si, los más pequeños,
se criaban en un ambiente con demasiados mimos se volverían irascibles.
Como empezar a crear un interés a temprana edad sobre la filosofía.

Habría que culpar o responsabilizar al olvido en que ha caído la impartición de


materias de filosofía en el temario escolar, ya que sería buena idea que se
empezara a tratar sobre la materia de filosofía en el nivel básico, haciendo
filosofía para niños, adecuando lo temas de una manera didáctica, donde
participen más los alumnos en actividades y sobre todo en el fomento a la lectura
que conlleve hacia una reflexión sobre los textos, creando un programa de
Filosofía para Niños nivel de educación básico.

El Doctor José Ezcurdia1, que imparte clases en nuestra facultad es un


importante representante en este tema, pues incluso ha impartido cursos para
“pequeños filósofos” como me gustaría llamarlos. Durante el seminario que curse
con él, nos hacia referencias sobre su trabajo en este campo, muy poco
desarrollado, que incluso ayudaría demasiado a mejorar al nivel de educación
en nuestro país, pues nos comentaba que sorprendente era como captaban los
temas los niños, pues podían captar demasiado rápido el significado de algunas
teorías o hacer dibujos sorprendentes, donde se asumían en el mundo metafísico
de Heráclito y el fuego o como el agua para Tales y el aire para Anaxímenes.
Dando como resultado una captación maravillosa, que a los niños les hacía
brotar el interés sobre sobre la naturaleza por ejemplo o por el mundo que nos
rodea. Solo es cuestión que al alumno se le impulse a crear cierto interés en el
tema, poniendo ejemplos de la cotidianidad hacia conceptos.

la Filosofía para niños y jóvenes, debe ocupar una explícita y decidida centralidad
en el sistema educativo debido a una doble razón: por un lado, el autoexamen
que suscita el ejercicio de los métodos mayéutico y dialéctico otorgan a la
juventud la posibilidad de nombrar y transformar su contexto social efectivo,

_____________________________________________
1
José Ezcurdia es licenciado y maestro en filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras
(FFYL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Sus áreas de interés
son el vitalismo filosófico, la ontología política y la filosofía para niños.
dando lugar a un proceso justo de ciudadanización. Por otro lado, dicho
autoexamen, y la conquista de la autonomía moral que supone, se constituye
como horizonte para interrogar el orden de cosas establecido, que mantiene a la
propia niñez y a la juventud en un déficit cívico y democrático.

Metodologías de la enseñanza de la filosofía.

La cuestión de la enseñanza de la filosofía constituye en sí misma un problema


filosófico, porque a veces no se lleva a cabo una práctica didáctica en la filosofía,
su estudio suele ser muy riguroso.

Otro problema que encontramos es su campo tan delimitado a diferencias de


otras disciplinas, pues en ocasiones no podemos dar cuenta cabalmente de lo
más básico de nuestra actividad como filósofos y lejos de ser esto un obstáculo,
debería dar más razones para nuestro filosofar.

Cabe plantear si es posible que la enseñanza de la filosofía pueda darse en


cualquier nivel de educación y que se pueda establecer ese lazo con el que se
inicia en temas de filosofía y el experto en ellos, para poder transmitirlos de una
manera adecuada donde el iniciante se vea envuelto de un interés que le haga
seguirse cuestionando e investigando su filosofar libremente.

Los que queremos ser parte de la docencia tenemos que dar ese impulso para
que los alumnos que inicien su andar por el largo camino de la filosofía tengan
herramientas suficientes para poder esclarecer sus dudas o cuestionamientos.
Ayudando a que su reflexión se vuelva más amplia y más clara, una mente
concisa.

Partiendo de lo dicho, ¿cuál será, pues, el papel de la filosofía y se puede llevar


a cabo un programa de Filosofía para Niños con respecto a la educación a nivel
básico y para el desarrollo moral del niño?
LA IMPORTANCIA DE EDUCAR EN VALORES

Para responder a esta pregunta tendríamos que partir del hecho de que una
educación en valores no puede ser heterónoma sino autónoma: el individuo ha
de ser su propio legislador, interiorizando y elaborando sus propias
normas y valores. Esta autonomía sólo puede lograrla mediante un correcto
razonamiento y en un contexto dialógico. Se precisa, pues, un desarrollo de
habilidades de razonamiento que permitan pensar y argumentar con corrección
y una comunidad de diálogo en la que realizar esta capacidad.

El diálogo es la condición para que se produzca la reflexión sobre los valores.


Pero a su vez, el diálogo necesita unas condiciones que lo hagan posible.
Digamos de otra manera que para que se pueda reflexionar sobre los valores se
necesita partir de unos determinados valores: serían unos valores
“procedimentales” (que hacen posible el procedimiento dialógico). Así, pues, al
posibilitar y desarrollar el diálogo se están aceptando y educando ya unos
valores básicos: autonomía, igualdad, respeto, imparcialidad,
solidaridad…etc.

Es evidente, por tanto, que una gran parte de la educación en valores consiste
en animar a los niños a pensar sobre valores. Esto significa enseñarles a pensar
con mayor habilidad y mostrarles cómo esa habilidad puede aplicarse a temas
relacionados con los valores.

En este sentido, el Programa de Filosofía para Niños que se propone es dentro


de la reflexión filosófica y concretamente de la ética, lo que pretende no es
cambiar necesariamente las creencias de los niños, sino ayudarles a encontrar
razones mejores y más sólidas para creer en aquellas cosas en las que, después
de una cuidadosa reflexión, ellos han elegido creer. Por ello, no pretende
básicamente proporcionar valores y máximas, sino facilitar y clarificar el proceso
de valoración.

En definitiva, lo que se pretende desarrolla son las habilidades cognitivas para


posibilitar la reflexión crítica y autónoma sobre valores, utilizando para ello una
metodología dialógica y unos materiales expresamente elaborados para este fin.
Se trata, pues, de un proyecto educativo, que desarrolla una programación e
implica una metodología mediante el diálogo creando una comunidad de
investigación.

¿Porque es importante la filosofía para niños, sobre todo en estos tiempos


en el país?

La filosofía se ha considerado siempre una disciplina difícil y árida, a la que sólo


acuden los verdaderamente interesados o aquellos que buscan encontrar
respuestas a problemas aparentemente lejanos de la vida diaria, como las
interrogantes que plantea el tiempo, la razón o la belleza.

Por lo mismo es poco pensado algún título que divulgara los conocimientos
filosóficos a los niños y adolescentes, porque si a los mayores poco interesa,
quizá sería menos atractivo para quienes dan sus primeros pasos por el mundo.

Pero José Ezcurdia, doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona, creyó


que esto era posible y hace unos años se propuso en primera instancia a escribir
La historia de las preguntas. Una historia de la filosofía para niños, un volumen
al que recientemente acaba de añadir Juguemos a preguntar. Problemas de
filosofía.

Dos volúmenes coeditados por la Universidad de Guanajuato y el Fondo


Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), donde el Dr. Ezcurdia hace evidente
que la filosofía no es esa materia difícil y compleja, sino una manera de
preguntarse por el mundo.

De hecho, como el propio Dr. Ezcurdia plantea, estos dos libros están
fundamentados en la mayéutica socrática, es decir, en ese arte de preguntar que
practicó el filósofo griego, a quien sólo bastaba interrogar a sus interlocutores
para que estos fueran descubriendo por sí mismos la respuesta al problema
planteado. Además, como explica el Dr. Ezcurdia, los niños son curiosos por
naturaleza y esto lo advirtió cuando hace años a un amigo y a él les propusieron
estudiantes de filosofía que se les ocurrió la idea de dar un "taller de filosofía".

La idea era sencilla. Llegar al salón y proponer un tema a debatir: la televisión,


el infierno o la contaminación. "La intención era que ellos plantearan sus propias
opiniones. Y no que les ofrecieran las respuestas ya hechas. Ya que les hacían
varias preguntas para que ellos llegaran a sus conclusiones".

Pero, además, cuenta el Dr. Ezcurdia, también les pedían a los niños que
dibujaran algo sobre el tema y que pasaran por escrito lo que habían dicho o
pensado. El resultado, fue que poco a poco los miembros del taller fueron
expresándose de manera más libre.

El resultado, dice el Dr. José Ezcurdia, es que los niños se sienten llamados por
la filosofía, porque al final de cuentas descubren que no es nada aburrida, sino
hasta divertida, siempre y cuando mantengan la curiosidad de preguntarse por
su entorno y la naturaleza, como aquellos primeros filósofos seducidos por los
misterios del agua, el fuego, el viento o la tierra.

El proyecto de la educación en valores consiste en:

Enseñar a razonar sobre valores, lo que equivale a:

– Desarrollar destrezas cognitivas.

– Enseñarles a aplicarlas al razonamiento moral.

Llevar a cabo este proceso a través del diálogo, convirtiendo el aula en una
comunidad de investigación.

Por ello, su objetivo no es presentar a los niños un conjunto de teorías éticas


elaboradas, entre las que hay que elegir una conforme a la cual vivir, sino más
bien dotarlos con los instrumentos de la reflexión, dentro de un contexto de
investigación cuya metodología sea la de una permanente autocrítica y
autocorrección.

Se entiende, pues, que, respecto a otras posturas, ésta no pretenda inculcar


valores, sino que trate de capacitar para pensar sobre ellos con espíritu abierto,
reflexivo y crítico. Para ello trata de crear el ambiente adecuado, de ofrecer el
procedimiento pertinente, de proporcionar los instrumentos más útiles y de
desarrollar las habilidades de razonamiento más necesarias.
Aprender a pensar no es, sin embargo, el fin último pretendido, sino sólo el medio
para lograr la mejor relación con el contexto, con el mundo circundante, a través
de la comprensión de las situaciones, la adquisición de sentido y la actuación
coherente.

Dicho de otra manera, la enseñanza de la filosofía se constituye no sólo como


resorte de la formación del carácter de niños y jóvenes, sino como punto de
partida para orientar la formación, digámoslo así, de la ‘sociedad adulta’ o la
sociedad en su conjunto: si entendemos que enseñar filosofía es enseñar a
pensar y llevar adelante la conquista de una palabra crítica y reflexiva, si
entendemos que enseñar filosofía es enseñar a filosofar, entonces la palabra de
los niños producto de su propia reflexión filosófica tendría que ser la imagen por
la que la sociedad adulta –padres de familia, Iglesias, gobiernos de diversa
orientación política, etc.– reconociese los absurdos y las bajezas por los que los
propios niños se encuentran en condiciones de vida insostenibles.

Nuestro país merece y necesita una mejor educación, donde no solo se tomen
las materias de cajón, sino que se brinden más materias que amplíen el
conocimiento del estudiante y no delimiten solo a lograr llegar al nivel medio
superior, sino que también ayuden a establecer proyectos y metas en el
alumnado, haciendo una mejor sociedad guiados de la mano por la filosofía, que
hoy en día se ve demasiado olvidada.
Mi experiencia en la enseñanza de la filosofía

Teniendo todos los puntos tratados, en lo personal al ir a impartir mi clase a la


escuela secundaria donde me dieron la oportunidad de hacerme un espacio, el
niño en el salón solo tiene una idea muy difusa de lo que realmente es la filosofía.
En la materia de cívica y ética aun no logran comprender bien los conceptos que
se le han enseñado, lo único que me sorprendió fue que al inicio se vieron
demasiado distraídos, pero al escuchar párrafos del banquete de platón su
atención empezó a surgir y su semblante a cambiar, y es porque para estos
adolescentes sus clases no son nada didácticas por lo que percibí, al yo tomar
la rienda del grupo trate de hacerlo diferente que su maestro, pues el solo los
ponía a resolver ejercicios, hacer resúmenes de cosas que se sacan fácilmente
del internet, ya no hay un esfuerzo por sembrar al alumno la semilla del
conocimiento y la de su interés.

Y aunque se trate de niños, adolescentes o adultos, hay que tratar de ofrecerles


los temas como si fueran los más importantes e interesantes, aunque tu sepas
que no es así, el punto es hacer que ellos también se involucren contigo y
robarles su atención planteando ejemplos de la vida cotidiana.

Ante el reto que implica el ejercicio de la formación filosófica en los diversos


niveles del sistema educativo, nos parece importante plegarnos a la exigencia
socrática de una práctica de la virtud y un proceso de ciudadanización, en los
que el autoexamen, la investigación de sí, se constituyen como brújula y como
columna vertebral. Enseñar filosofía en este sentido, es invitar al niño, joven y
adulto a conquistar una capacidad de autodeterminación, justo a partir al
autoexamen y el conocimiento de sí, a los que dan lugar el despliegue de los
métodos mayéutico y dialéctico.

La Filosofía para niños se constituye como la formación de filósofos que no sólo


responde a preguntas diversas sobre su realidad vivida, sino que hacen de la
filosofía misma un arte del preguntar: los niños les preguntan a sus papás la
razón del mundo en el que viven, mundo en el que los padres por carencias
económicas abandonan a sus hijos, mundo ciego en el que no cabe preguntar.
Mayéutica e interpelación se encadenan en la formación filosófica de los niños,
haciendo de la verdad filosófica de los pequeños un dardo que invita a los adultos
a llevar también adelante una vida orientada por una reflexión filosófica, en el
que la crítica y la reflexión, en la que el gobierno de sí y la acogida al otro,
aparecen como directrices fundamentales.

La Filosofía para niños es en este sentido una senda privilegiada para promover
no sólo la formación ciudadana de los pequeños de modo que sean capaces de
forjarse una opinión fundada respecto a su propio contexto social, sino de la
propia sociedad adulta y sus múltiples instituciones, que encuentran en la propia
praxis filosófica de éstos la vía para desenmascarar la propia perfidia por la que
los niños mismos viven una dolorosa realidad.
Bibliografía.

Escobar Valenzuela Gustavo, José Gaos y la enseñanza de la filosofía, UNAM,


2007.

De la Higuera Javier, La Enseñanza de la filosofía, UNAM, 2007.

Carlos Rojas Osorio, Filosofía de la educación, Universidad de Antioquia.


Introducción de Dialogos de Paltón, en la edición de Edimat Libros, 2003.

José Ezcurdia, Filosofando con los niños, Conaculta-FONCA, Universidad de


Guanajuato, Instituto de Investigaciones en educación, Ediciones La Rana, 2008.

José Ezcurdia, Filosofía para niños. La filosofía frente al espejo, UNAM, Ítaca,
2016.

José Ezcurdia, La historia de las preguntas ¿Por qué? Una historia de la Filosofía
para niños”, Conaculta-FONCA, 2001.

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