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INTRODUCCIÓN.

El término de Arte Islámico se refiere al producido bajo el dominio


musulmán (aunque fuera sólo con una minoría dirigente), pues manifiesta una
actitud propia y distinta.
Para su estudio sufrimos un grave problema de ausencia de fuentes
escritas, contando apenas con fechas, datos históricos y geográficos, novelas y
poesía, y casi nada de literatura artística.

Mapa de la expansión inicial del Islam en Arabia y Próximo Oriente.


Mapa de la expansión del Islam.

Un resumen.
El arte islámico aparece muy de repente, en un breve tiempo (siglos VII-
VIII), sin un proceso de maduración interna, por lo que es un arte sincrético, que
integra elementos y formas artísticos de las civilizaciones vecinas que ocupa; y
se extiende sobre el inmenso territorio del mundo islámico. En estos dos rasgos
se parece al arte romano. Pero se distingue de este y se parece más al cristiano en
que es un arte fundamentalmente religioso, que se asienta en el espiritualismo y
el trascendentalismo.
El ámbito geográfico abarca desde Extremo Oriente a España, en un
territorio definido por una cierta unidad climática, que influye en la arquitectura
y que ocasiona un contacto con los sustratos helenístico, bizantino y romano,
junto a una diversidad étnica y cultural. Hay pues una doble tendencia a la unidad
y a la diversidad.
El factor básico que da coherencia al arte islámico es el religioso, y, por
extensión, el político e intelectual. El mantenimiento de unas necesidades
religiosas fijas provocó la consecuente permanencia de unos esquemas artísticos
que, aunque podían cambiar estilísticamente, adoptan unas soluciones básicas
que jamás son modificadas sustancialmente.
En la arquitectura se basa en unos pocos tipos, especialmente la mezquita,
seguida de la madrasa, el palacio y los edificios públicos (baños públicos,
mercados...).
Las artes plásticas (la escultura y pinturas) están subordinadas a la
arquitectura, con una función básicamente decorativa, por lo que la decoración
adquiere rango de arte en sí misma. La pintura, sin embargo, tiene en la miniatura
una cierta trascendencia. Un papel muy importante tienen las artes menores:
cerámica, tejidos, alfombras, tapices.
El arte islámico presenta una serie de periodos independientes por razones
políticas, geográficas o artísticas. Las sistematizaciones propuestas son múltiples,
como la de Marçais por escuelas regionales, pero la mayoría de los autores usan
una sistematización por periodos cronológicos.
La sistematización de Marçais por escuelas regionales distingue: 1) Sirio-
egipcia, 2) Magreb (con España y Sicilia), 3) Persia, 4) Otomana, 5) Hindú, con
un desarrollo del arte que sigue al político, de modo que un cambio de dinastía es
seguido por cambios en el arte.
La sistematización cronológica comienza en el 622, con la hégira (huida)
de Mahoma de La Meca a Medina. Los primeros califas (632-661) no dejaron
apenas restos artísticos.
1) El periodo Omeya, 661-750, con capital en Damasco, es una etapa de
fuerte expansión territorial, de arabización, de apertura a las influencias
mediterráneas del arte bizantino y el paleocristiano. Destacan la mezquita de
Damasco y el templo de la cúpula de la Roca en Jerusalén.
2) El periodo Abbasí (750-945), con capital en Bagdad, es una etapa de
disgregación territorial pero de auge comercial y artístico, de iranización y de
fusión cultural, dentro de una amplia tolerancia religiosa. Se confirman los rasgos
fundamentales del periodo anterior omeya y destaca la mezquita de Samarra. Al
mismo tiempo, en España, la pervivencia de una dinastía omeya refugiada allí
asegura en esta época la continuidad del arte omeya, durante los llamados
emirato y califato de Córdoba, entre el 750 y el 1031, con una obra maestra, la
mezquita de Córdoba.
3) El periodo de decadencia y fragmentación (945-1400), con la
multiplicación de centros políticos y artísticos, por lo que se desarrollan
numerosos focos (o escuelas) regionales, que se dividen a su vez en distintos
periodos. En este periodo el califato abbasí decae, mientras que los selyucidas
toman el poder en Oriente, hasta su desaparición conjunta en 1258, junto a la
independencia de los países de Oriente.
En Al-Andalus, después de que el califato omeya desaparece en 1031 le
sigue el periodo de los Taifas (1010-1080); el periodo almorávide-almohade
(1080-1230), con grandes obras en Sevilla; y el periodo nazarí (1230-1498), con
las obras maestras de la Alhambra y el Generalife.

En el resto del Islam podemos destacar los idrisíes y aglabíes del norte de
África (789-909), con la mezquita de Kairuán; en Egipto los tulumíes, con la
mezquita de Ibn Tulum. La dinastía fatimí se apodera del Magreb, Egipto y Siria
hasta decaer a finales del siglo XI, cuando sufre el impacto de las Cruzadas y la
aparición en su base del Magreb de los almorávides y luego de los almohades; la
presencia de los fatimíes en Egipto (969-1171) deja dos grandes mezquitas, Al-
Azhar y Al-Hakim en El Cairo. Otro pueblo musulmanes con un arte notable son
los turcos selyúcidas de Irán e Irak (s. XI-XII). La invasión mongol del siglo XIII
desintegra los poderes del Oriente Próximo y los mongoles dominarán un tiempo
desde Persia a la India, desarrollando en Persia (1206-1353) un excepcional arte
de la miniatura; les suceden los timúridas de Asia Central (1370-1500), con sus
miniaturas y los edificios de Samarcanda; los turcos otomanos (desde el siglo
XV), con las grandes mezquitas de Estambul; los mongoles de la India (1526-
1707, aunque la dinastía persistió hasta el siglo XIX), con el mausoleo del Taj
Mahal en Agra; y los persas safavidas de Irán (1502-1736), con los edificios de
Isfahan.
1. CARACTERÍSTICAS.
La civilización islámica.
El Islam es una civilización con origen en Próximo Oriente (Arabia),
iniciada en el siglo VII gracias a Mahoma, profeta de una religión con Alá como
único dios, que se inicia convencionalmente con la huida de Mahoma a la ciudad
de Medina, la hégira (622). La influencia de la religión es determinante en todos
los aspectos de la sociedad, pues crea unos lazos religiosos y culturales que
unificarán pueblos muy distantes, desde Asia central hasta España.
Los rasgos principales de la civilización islámica son:
- Organización política y religiosa centrada en el Califa.
- Unificación del sistema administrativo en todos los países conquistados.
- Economía de agricultura intensiva.
- Expansión comercial.
- Auge urbanístico.
- Brillante cultura, heredada de Oriente y transmitida a Occidente.
Hay tres periodos en su auge: Ortodoxo (632-661). Omeya (661-750).
Abásida (750-900, aunque la dinastía pervivió hasta 1258).
A partir del siglo IX y crecientemente desde el siglo XI hay una larga
etapa de decadencia y fragmentación hasta la nueva expansión otomana de los
siglos XV y XVI.

La estética islámica: religiosidad y sincretismo.


El arte islámico, pues, está determinado estéticamente por las
prescripciones coránicas, la cultura árabe y las influencias de los países
conquistados por el Islam.
- Es un arte fundamentalmente religioso, que se asienta en el
espiritualismo y el trascendentalismo. En este sentido, también influye su cultura
originalmente nómada y luego urbana.
- Es un arte sincrético, pues integra elementos y formas artísticos de las
civilizaciones vecinas que ocupa.
- Es un arte muy abstracto, en el que las artes plásticas son radicalmente
no figurativas, sino decorativas, integradas en la arquitectura. Por ello, el arte
islámico es el más alejado, desde el punto de vista estético, del antropocentrismo
clásico.
- Hay una sintaxis propia en lo formal, pues los elementos cristianos o de
otro origen se componen de modo distinto, cambiando el significado de las
formas.
- Los materiales serán perecederos pues lo que se busca no es la duración
sino la belleza (a través de la ilusión, del efecto), con juegos de luces, colores,
decoración y agua.
- Las matemáticas rigen la composición, más en el urbanismo y la
decoración que en la arquitectura, con el ejemplo de la ciudad ideal de Bagdad,
con su círculo perfecto (un influjo pitagórico).

Características generales del arte islámico.


Hay una gran unidad de las manifestaciones artísticas, en las distintas
regiones y a través de los periodos.
Hay un predominio de la arquitectura y la decoración frente a la escultura
y la pintura.
El auge de las artes menores y decorativas se explica por el origen nómada
de muchos de los pueblos que integran la civilización islámica, por encima de las
influencias de los pueblos sedentarios sometidos. Destacan tanto las
monumentales (mosaico, azulejo, yesería) como las exentas (tejido, miniatura,
cerámica).

El problema estético de la iconoclastia.


La prohibición (no coránica sino por interpretación posterior) de
representar seres vivos en lo relacionado con la religión excluyó de los edificios
religiosos las representaciones figurativas, con lo que la pintura y la escultura
quedaron relegadas al campo de las artes aplicadas. Sólo los heterodoxos chiíes
aceptaron un moderado uso del arte figurativo.
Pero el Corán no establece tal prohibición, por lo que caben dos
interpretaciones respecto a este problema del arte islámico: la teológica y la
histórica.
La teológica hace hincapié en el dominio de la religión sobre el arte
islámico, aunque no haya preceptos artísticos en el texto, salvo críticas a las
representaciones religiosas y a las estatuas que hagan sombra (exentas). La
prohibición de los ídolos materiales es una tradición judía, que se refuerza con
los hadit, la recopilación de profecías, que establecen el aniconismo (recopiladas
desde el 750, adquieren rango doctrinal en el siglo IX). Así, el Corán, los hadit y
el acuerdo de la comunidad son las normas del Islam, con una influencia
determinante sobre el arte a partir del siglo IX.
La histórica es defendida por Oleg Grabar, para quien el aniconismo
proviene de la influencia bizantina, como una reacción ante el enemigo
sempiterno, después de la crisis iconoclasta. Así, loshadit serían una justificación
ideológica de un aniconismo entendido como propaganda política y, en
definitiva, este es siempre relativo, ya desde el periodo omeya, que desarrolla un
evidente figurativismo en lo cotidiano, nunca en lo religioso, mientras que en el
periodo abasida hay dos tendencias: la rigorista (deniega toda figuración), la
tolerante (heterodoxa, chií de Egipto y Persia, con seres vivos en el arte no
religioso). En el periodo nazarí hay ejemplos de figurativismo en las escenas de
cacería de la Alhambra.

2. URBANISMO Y ARQUITECTURA.
2.1. EL URBANISMO.
Un aspecto ideológico es la mentalidad nómada del musulmán del
desierto, opuesto al musulmán urbano sedentario. Hay una radical oposición
entre ciudad y campo, como la permanente lucha entre los sedentarios y los
nómadas conquistadores que Ibn Jaldún considera el motor de la historia. De esta
oposición nace la idea de la ciudad mítica e imaginaria.

La concepción del espacio.


La expansión islámica de los siglos VII y VIII extendió su dominio sobre
las ciudades clásicas en decadencia, junto a ciudades persas e hindúes de tipo
oriental. Sobre estos tipos el Islam impuso una nueva concepción del espacio
urbano, de un carácter vital, biológico, desordenado, orgánico, privado, en
oposición al público de las ciudades griega y romana.
LA CIUDAD.
El Corán no tiene normas sobre cómo deben edificarse las ciudades y
tampoco sobre las viviendas, por lo que queda al libre albedrío de los
musulmanes. Pero sí que influye el espíritu coránico, muy igualitario.
La única regla universal es la institución del mutasib, un ciudadano que
soluciona los problemas de convivencia de sus vecinos, protegiendo la seguridad
y la privacidad, pero manteniendo el derecho de paso entre las fincas y viviendas.
La fundación de ciudades es una exigencia de la conquista, adaptando el
urbanismo de los países conquistados al propio contexto religioso, social y
geográfico, sobre unos sustratos regionales y locales, pero con un común carácter
intimista y secreto, ligado a la radical igualdad del Corán, en la que los creyentes
son como esclavos de Alá, por lo que su posición depende siempre de la voluntad
divina y no es conveniente manifestarla con signos externos de lujo en la
vivienda, aunque los interiores de los palacios pueden ser de increíble riqueza.
Ricos y pobres conviven en los mismos barrios, sin darse la separación
occidental en barrios de primera y de segunda (al presente comienza a haberla).
El retiro privado, la ocultación del interior de la vivienda al exterior, tiene la
motivación de proteger la intimidad de la familia. Influyen también factores
económicos, climáticos y jurídicos (es notable la dificultad de la expropiación en
el mundo islámico, lo que impide la planificación y reconversión urbana).
El tipo de ciudad islámica ha variado poco en el tiempo. La ciudad no
tiene ordenamiento, ni tampoco unos requisitos mínimos de vías o higiene,
generalmente con ausencia de cloacas, por lo que las calles están siempre sucias.
Hay una escasez monumental que la diferencia notablemente de la ciudad clásica
grecorromana.
Los únicos edificios o complejos monumentales son la mezquita y el
palacio (del gobernador, emir o califa), junto a madrasas (escuelas
coránicas), hamman (baños públicos), gaysaryyah(mercados
cubiertos), khans (tabernas o posadas para viajeros) y maristans (hospitales para
pobres y enfermos).
Las viviendas.
Las casas son de varios tipos: unifamiliares (dar) y de pisos. Se
caracterizan por la pobreza de los materiales, el recogimiento, la intimidad. Las
casas de pisos son grandes bloques de viviendas, trasunto de la insula romana,
que son la suma de dos elementos: el wakala (bloque comercial) y el rab (bloque
de viviendas).
Los barrios residenciales del centro (mahallahs) se prolongaban en los arrabales
(arbad) más exteriores. Se construía primero la casa y luego se prolongaba la
calle hasta su puerta, de lo que resulta un callejero inextricable, con numerosas
calles sin salida o adarves. Este carácter irracional obedece a una lógica distinta
de la occidental. La estructura mental islámica respecto al urbanismo es una
relación jerárquica entre Islam, ciudad, barrio, calle y casa.
ARTE ISLÁMICO: UN RESUMEN.
El arte islámico está determinado por las prescripciones coránicas, la
cultura árabe y las influencias de los países conquistados por el Islam.
La prohibición de representar seres vivos en lo relacionado con la religión
excluyó de los edificios religiosos las representaciones figurativas y la pintura y
la escultura quedaron relegadas al campo de las artes aplicadas.
Las formas ornamentales preferidas fueron los desarrollos lineales o
geométricos (lo que se avenía con la psicología árabe), lo que explica el empleo
decorativo de inscripciones (facilitado por la elegancia de la escritura arábiga,
cúfica o cuadrada y, desde el siglo XII, la cursiva o nesjí), las combinaciones de
polígonos y los temas vegetales: la "media palmeta" (de origen iranio) y los
atauriques.
La arquitectura se desarrolla horizontalmente. Su único elemento vertical,
el alminar de las mezquitas, obedece a la necesidad de convocar a los fieles a los
rezos prescritos. Los exteriores muestran desnudez, con pocos huecos, y si en las
fachadas hay exornaciones importantes, se las delimita claramente. Las
excepciones a esta regla (como los delicados relieves en los muros de la fortaleza
de Msatta, en la Siria del siglo VIII), son consecuencia de influencias pre-
islámicas (helenísticas). La mezquita ofrece parquedad de adornos, en su gran
patio porticado con fuente central, y en la gran sala de oración (haram), con sus
arcos de sostén (esquifados, de herradura o polilobulados), con los únicos
elementos decorados con riqueza, el almimbar (púlpito) y el mihrab. Este es el
esquema (de origen sirio) de las más bellas mezquitas de Siria, Palestina. Egipto,
Magreb y España. En Anatolia los turcos selyuqíes difundieron otro tipo, de
planta reducida, con rica fachada, a veces entre dos esbeltos alminares. Caso
único de influencia bizantina es la mezquita de Omar, en Jerusalén (s. VII), de
planta poligonal, con gran cúpula y mosaicos no figurativos. Desde el siglo XV
aparecen en Irán grandes mezquitas cupuladas, con interiores revestidos de bellos
azulejos.
Entre los alminares es excepcional el al-Malwiyya, de la ruinosa mezquita
de Samarra (Irak, h. 850), torre cónica con rampa exterior en espiral. La forma
más difundida por el Magreb y España deriva de la mezquita de Damasco,
antigua basílica bizantina reformada en el siglo VII, con alta torre de planta
cuadrada con azotea y torrecilla. Se halla también en Egipto, en la mezquita
tunecina de Sidi Uqba, en el alminar reformado de la mezquita de Córdoba y en
los almohades de Marráquex, Rabat. Mansura (cerca de Tremecén), Argel, la
Giralda de Sevilla. Los alminares turcos selyuqíes y otomanos son muy altos,
cilíndricos y esbeltos y siguen este modelo los de la India (siglo XI), mientras
que los del Gran Mogol (desde siglo XVI) son más robustos, adaptando la
arquitectura india.
Otros edificios religiosos son los ribat, fortaleza-convento del Magreb
(siglos X-XI), y la madrasa, escuela coránica, que surgió en Irán (siglo XI),
desarrollada alrededor de un gran patio cuadrangular, con la forma sasánida
del iwan en el centro de cada lado. La madrasa más ostentosa es la de la madre
del sah en Isfahan (h. 1700).
El mausoleo es un edificio importante, que entre los selyuqíes es una alta
torre cónica de ladrillos (türbe). En Irán muchos mausoleos son de planta
poligonal con cúpula puntiaguda (como los antiguos palacetes sasánidas) y esta
variante pasó a Egipto (siglo XII), con los ayyubíes y los mamelucos, que
edificaron en El Cairo el conjunto de las "tumbas de los califas". La dinastía
tártara timurí desarrolló (desde finales del siglo XIV) una variante de mausoleo
con gran riqueza de mocárabes estalactíticos y relucientes azulejos en sus
zaguanes y cúpulas. Un conjunto importante es el de Samarcanda, con el Gur-i
Mir, sepulcro de Timur. En el imperio del Gran Mogol los mausoleos son
bellísimos pabellones rodeados de grandes jardines (como el Taj Mahal en Agra,
siglo XVII).
El palacio adoptó la forma de alcázar, por lo general estaba apartado de la
ciudad: en Siria el de Msatta, en Irak el de Qasr al-Hayr, en Argelia el de los
hammadíes, en España la alcazaba de Málaga y la Aljafería de Zaragoza. Pero en
Oriente se prefirió la forma del palacio sasánida (Ujaydir y Balkuwara en Irak),
que se imitó en el cordobés de Madina al-Zahra y en el conjunto granadino de la
Alhambra y el Generalife (siglos XIV-XV), cuyo estilo decorativo influyó en el
Alcázar de Sevilla (construido para Pedro I de Castilla).
En las fortificaciones destacan las tres monumentales puertas de las
murallas de El Cairo (siglo XI) y la ciudadela de Alepo (siglo XII), de influencia
bizantina; en España las puertas de Toledo y en Marruecos las de Rabat y Fez.
Destacan los grandes edificios para alojamiento de viajeros y mercancías:
en Egipto (okel), en Turquía (caraban saray) y en el Magreb (fondak). En
Granada destaca el Patio del Carbón (siglo XIV). Subsisten muchos de los
antiguos complejos mercantiles, con callejuelas (a veces cubiertas), que se
cruzan, como el vasestan turco de Brusa (siglo XIV).
Todas las variantes de las artes aplicadas tienen gran importancia. Las
figuraciones pintadas son poco frecuentes, en los restos de la residencia de
Qusayr Amra (siglo VIII) y en los techos del Salón de Reyes de la Alhambra
(siglo XIV), pero abundan escenas con figuras en las labras en marfil (botes,
cofrecillos, olifantes), hechas en el Egipto fatimí, la Córdoba omeya y Cuenca, o
en las cajitas de Sicilia (siglo XII). Destacan las tallas decorativas en madera, los
artesonados españoles, egipcios y sicilianos (bajo los normandos). Asimismo, los
obrajes tejidos en seda, como el tiraz egipcio o cordobés, los recamados
sicilianos, las telas de Almería, Granada, Marruecos, y las persas de los siglos
XVI-XVIII, los brocados y terciopelos turcos.
Las labores metálicas, con la técnica de la ataujía o adamasquinado, en
Irán (siglos XIII-XV) y Turquía, con armas, acetres y candelabros, y adornos
esmaltados. Las alfombras anudadas en Anatolia y Persia, en lana (o lana y seda),
de influencia selyuqí, y también en el Egipto mameluco y en España (Alcaraz,
Cuenca y la Alpujarra). El vidrio en Siria, Irán y España (Granada), la talla del
cristal de roca en el Egipto fatimí (siglos X-XII), los guadamecíes de Córdoba y
Marruecos. La técnica de encuadernación de libros. La miniatura ilustrada en
Oriente (siglo XIII), con su apogeo en el Irán del siglo XVI, con el pintor Behzad
(que trabajó en Herat y Tabriz), imitado en la India. El arte aplicado por
excelencia fue la cerámica, con grandes hallazgos técnicos en Oriente (barniz
blanco, estannífero, lustre dorado, siglos VII-IX), con gran variedad de brillantes
estilos (sobre todo en Irán), mientras que en Occidente destacó la cerámica de
Málaga (imitada en Manises).

BIBLIOGRAFÍA.
https://iessonferrerdghaboix.blogspot.com.es/2011/02/el-arte-islamico.html

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