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Un resumen.
El arte islámico aparece muy de repente, en un breve tiempo (siglos VII-
VIII), sin un proceso de maduración interna, por lo que es un arte sincrético, que
integra elementos y formas artísticos de las civilizaciones vecinas que ocupa; y
se extiende sobre el inmenso territorio del mundo islámico. En estos dos rasgos
se parece al arte romano. Pero se distingue de este y se parece más al cristiano en
que es un arte fundamentalmente religioso, que se asienta en el espiritualismo y
el trascendentalismo.
El ámbito geográfico abarca desde Extremo Oriente a España, en un
territorio definido por una cierta unidad climática, que influye en la arquitectura
y que ocasiona un contacto con los sustratos helenístico, bizantino y romano,
junto a una diversidad étnica y cultural. Hay pues una doble tendencia a la unidad
y a la diversidad.
El factor básico que da coherencia al arte islámico es el religioso, y, por
extensión, el político e intelectual. El mantenimiento de unas necesidades
religiosas fijas provocó la consecuente permanencia de unos esquemas artísticos
que, aunque podían cambiar estilísticamente, adoptan unas soluciones básicas
que jamás son modificadas sustancialmente.
En la arquitectura se basa en unos pocos tipos, especialmente la mezquita,
seguida de la madrasa, el palacio y los edificios públicos (baños públicos,
mercados...).
Las artes plásticas (la escultura y pinturas) están subordinadas a la
arquitectura, con una función básicamente decorativa, por lo que la decoración
adquiere rango de arte en sí misma. La pintura, sin embargo, tiene en la miniatura
una cierta trascendencia. Un papel muy importante tienen las artes menores:
cerámica, tejidos, alfombras, tapices.
El arte islámico presenta una serie de periodos independientes por razones
políticas, geográficas o artísticas. Las sistematizaciones propuestas son múltiples,
como la de Marçais por escuelas regionales, pero la mayoría de los autores usan
una sistematización por periodos cronológicos.
La sistematización de Marçais por escuelas regionales distingue: 1) Sirio-
egipcia, 2) Magreb (con España y Sicilia), 3) Persia, 4) Otomana, 5) Hindú, con
un desarrollo del arte que sigue al político, de modo que un cambio de dinastía es
seguido por cambios en el arte.
La sistematización cronológica comienza en el 622, con la hégira (huida)
de Mahoma de La Meca a Medina. Los primeros califas (632-661) no dejaron
apenas restos artísticos.
1) El periodo Omeya, 661-750, con capital en Damasco, es una etapa de
fuerte expansión territorial, de arabización, de apertura a las influencias
mediterráneas del arte bizantino y el paleocristiano. Destacan la mezquita de
Damasco y el templo de la cúpula de la Roca en Jerusalén.
2) El periodo Abbasí (750-945), con capital en Bagdad, es una etapa de
disgregación territorial pero de auge comercial y artístico, de iranización y de
fusión cultural, dentro de una amplia tolerancia religiosa. Se confirman los rasgos
fundamentales del periodo anterior omeya y destaca la mezquita de Samarra. Al
mismo tiempo, en España, la pervivencia de una dinastía omeya refugiada allí
asegura en esta época la continuidad del arte omeya, durante los llamados
emirato y califato de Córdoba, entre el 750 y el 1031, con una obra maestra, la
mezquita de Córdoba.
3) El periodo de decadencia y fragmentación (945-1400), con la
multiplicación de centros políticos y artísticos, por lo que se desarrollan
numerosos focos (o escuelas) regionales, que se dividen a su vez en distintos
periodos. En este periodo el califato abbasí decae, mientras que los selyucidas
toman el poder en Oriente, hasta su desaparición conjunta en 1258, junto a la
independencia de los países de Oriente.
En Al-Andalus, después de que el califato omeya desaparece en 1031 le
sigue el periodo de los Taifas (1010-1080); el periodo almorávide-almohade
(1080-1230), con grandes obras en Sevilla; y el periodo nazarí (1230-1498), con
las obras maestras de la Alhambra y el Generalife.
En el resto del Islam podemos destacar los idrisíes y aglabíes del norte de
África (789-909), con la mezquita de Kairuán; en Egipto los tulumíes, con la
mezquita de Ibn Tulum. La dinastía fatimí se apodera del Magreb, Egipto y Siria
hasta decaer a finales del siglo XI, cuando sufre el impacto de las Cruzadas y la
aparición en su base del Magreb de los almorávides y luego de los almohades; la
presencia de los fatimíes en Egipto (969-1171) deja dos grandes mezquitas, Al-
Azhar y Al-Hakim en El Cairo. Otro pueblo musulmanes con un arte notable son
los turcos selyúcidas de Irán e Irak (s. XI-XII). La invasión mongol del siglo XIII
desintegra los poderes del Oriente Próximo y los mongoles dominarán un tiempo
desde Persia a la India, desarrollando en Persia (1206-1353) un excepcional arte
de la miniatura; les suceden los timúridas de Asia Central (1370-1500), con sus
miniaturas y los edificios de Samarcanda; los turcos otomanos (desde el siglo
XV), con las grandes mezquitas de Estambul; los mongoles de la India (1526-
1707, aunque la dinastía persistió hasta el siglo XIX), con el mausoleo del Taj
Mahal en Agra; y los persas safavidas de Irán (1502-1736), con los edificios de
Isfahan.
1. CARACTERÍSTICAS.
La civilización islámica.
El Islam es una civilización con origen en Próximo Oriente (Arabia),
iniciada en el siglo VII gracias a Mahoma, profeta de una religión con Alá como
único dios, que se inicia convencionalmente con la huida de Mahoma a la ciudad
de Medina, la hégira (622). La influencia de la religión es determinante en todos
los aspectos de la sociedad, pues crea unos lazos religiosos y culturales que
unificarán pueblos muy distantes, desde Asia central hasta España.
Los rasgos principales de la civilización islámica son:
- Organización política y religiosa centrada en el Califa.
- Unificación del sistema administrativo en todos los países conquistados.
- Economía de agricultura intensiva.
- Expansión comercial.
- Auge urbanístico.
- Brillante cultura, heredada de Oriente y transmitida a Occidente.
Hay tres periodos en su auge: Ortodoxo (632-661). Omeya (661-750).
Abásida (750-900, aunque la dinastía pervivió hasta 1258).
A partir del siglo IX y crecientemente desde el siglo XI hay una larga
etapa de decadencia y fragmentación hasta la nueva expansión otomana de los
siglos XV y XVI.
2. URBANISMO Y ARQUITECTURA.
2.1. EL URBANISMO.
Un aspecto ideológico es la mentalidad nómada del musulmán del
desierto, opuesto al musulmán urbano sedentario. Hay una radical oposición
entre ciudad y campo, como la permanente lucha entre los sedentarios y los
nómadas conquistadores que Ibn Jaldún considera el motor de la historia. De esta
oposición nace la idea de la ciudad mítica e imaginaria.
BIBLIOGRAFÍA.
https://iessonferrerdghaboix.blogspot.com.es/2011/02/el-arte-islamico.html