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Contribución de la educación a la construcción de paz 495

la ocupación de Israel durante finales de los años ochenta) tuvieron luego más
problemas de agresión y conducta. De manera similar, Liddell, Kvalsvig, Qot-
yana y Shabalala (1994) encontraron que los niños que vivían en los barrios en
los que ocurrían más enfrentamientos violentos en Sudáfrica tenían más pro-
blemas de agresión. Más recientemente, Punamäki, Muhammed y Abdulrah-
man (2004) encontraron mayores niveles de agresión entre los niños y niñas
kurdos que habían sufrido eventos traumáticos durante las masacres y perse-
cución a la población kurda en Iraq durante los años noventa.
Estos efectos de la exposición a la violencia sobre la agresión son particu-
larmente preocupantes por el riesgo que tienen de contribuir a la perpetuación
de la violencia. Hoy sabemos que la agresión puede ser muy estable en la vida
si no se hace ninguna intervención educativa o terapéutica. Quienes son más
agresivos en la niñez tienen un riesgo mayor de involucrarse en delincuencia
y violencia más tarde en la vida (por ejemplo, Huesmann et ál., 1984; Lacourse
et ál., 2002; Tremblay, 2000). Es decir, se puede estar conformando un ciclo
de la violencia debido a que la violencia en la comunidad puede llevar al de-
sarrollo de comportamientos agresivos que pueden llevar a más violencia en
el largo plazo (Chaux, 2003). Comprender este ciclo de la violencia es crucial
para saber cómo romperlo.
En consonancia con lo anterior, hemos encontrado en el contexto colom-
biano que los niños y niñas más expuestos a la violencia política desarrollan
con más frecuencia comportamientos agresivos. Por ejemplo, en un análisis de
pruebas realizadas por el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Edu-
cación Superior (Icfes) en mil colegios de 308 municipios de todas las regiones
de Colombia, encontramos una asociación estadísticamente significativa en-
tre conflicto armado e intimidación escolar, que es la agresión repetida y sis-
temática que usualmente implica un desbalance de poder (también conocida
como matoneo, acoso escolar o bullying; Olweus, 1993). En los municipios en
los que en los últimos años ha habido más enfrentamientos armados o ataques
y atentados por parte de algún grupo armado, también hay más intimidación
escolar (Chaux, Molano y Podlesky, 2009). De manera similar, Torrente y Ka-
nayet (2007) encontraron que los estudiantes que viven en municipios en los
que son frecuentes los enfrentamientos armados son en promedio más agresi-
vos que los estudiantes de otros municipios.
Hay varias posibles razones por las que estar expuesto a violencia política
aumenta el riesgo de comportamientos agresivos. Por un lado, Bandura (1973)
demostró que los niños/as que observan a adultos actuando de manera agre-
siva imitan estos comportamientos. Por otro lado, Bandura (1973) también en-
contró que los niños/as reproducen más los comportamientos agresivos si ven
que los adultos son premiados al actuar agresivamente. Esto es particularmente
preocupante si consideramos que en contextos de violencia política, los niños/as

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