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Ponencia preparada para el XI Congreso Nacional de Ciencia Política, organizado por la

Sociedad Argentina de Análisis Político y la Universidad Nacional de Entre Ríos,


Paraná, 17 al 20 de julio de 2013

Titulo:
De la trinchera al poder.
La adaptación partidaria del Frente Amplio en la República
Oriental del Uruguay en el período pos dictatorial (1985-2009)

Autor:
Gerardo Ignacio Bono (Universidad Argentina de la Empresa) – gerbono@gmail.com

Área:
Política Comparada

Subáreas:
Procesos políticos en América Latina
Partidos políticos y sistemas electorales
Abstract

Este trabajo explora el proceso de adaptación partidaria del MLN-T luego de la


restauración de la democracia en el Uruguay. El tipo de transición que operó en el
Uruguay sentó las reglas electorales en las que la izquierda pudo insertarse. En el
presente trabajo se describe el proceso de adaptación realizado por el MLN-T y se
afirma que la base del cambio se dio por su pragmatismo, su pluralismo interno, su
ambición política y su relato épico del pasado. También se sostiene que el FA fue
convergiendo en un proceso de adaptación similar en el que moderó sus programas
electorales en busca del centro político sin perder apoyo en su base.

This paper explores the party adaptation process undertaken by the MLN-T after
the democratic restoration in Uruguay. The type of transition that Uruguay lived set the
electoral rules in which the left was able to insert. This work describes the adaptation
process done by the MLN-T and it is stated that the change was based on its
pragmatism, internal pluralism, political ambition and epic narration of the past. Also,
this research claims that the FA was converging into a similar adaptation process in
which it moderated its electoral platform looking for the political center without losing
support from its base.

2
Índice

Abstract ............................................................................................................................. 2
Índice ................................................................................................................................ 3
1. Introducción ................................................................................................................. 4
2. Marco Teórico .............................................................................................................. 5
3. La transición democrática ............................................................................................. 7
3.1 Tipos de transición ................................................................................................. 7
3.2 El caso uruguayo .................................................................................................... 8
3.3 El pacto del Club Naval .......................................................................................... 9
4. Sistema de Partidos en Uruguay ................................................................................. 10
4.1 Bases y apoyos del FA.......................................................................................... 12
4.2 Facciones dentro del FA ....................................................................................... 16
4.3 Descripción de la Matriz Ideológica del MLN-T ................................................. 20
4.3.1 El pragmatismo .............................................................................................. 22
4.3.2 El pluralismo interno ..................................................................................... 23
4.3.3 La ambición política ...................................................................................... 23
4.3.4 La reivindicación de la épica ......................................................................... 24
5. Adaptación partidaria (1985-2010) ............................................................................ 24
5.1 Adaptación partidaria del FA ............................................................................... 25
5.2 Adaptación partidaria del MLN-T ........................................................................ 28
5.2.1 Desde la liberación hasta la muerte de Sendic (1985-1989) ......................... 29
5.2.2 La vuelta de la organización político-militar (1989-1995) ............................ 31
5.2.3 El giro electoral (1995-2010) ........................................................................ 33
6. Conclusión .................................................................................................................. 34
Bibliografía ..................................................................................................................... 36

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1. Introducción

Durante la década del 70 se produjo un quiebre en la democracia en la mayoría


de los Estados de Latinoamérica. A partir de la década del 80 las democracias
retornaron pero los procesos de transición tuvieron sus particularidades en cada país de
la región.
En el Uruguay, la transición fue pautada desde el propio gobierno militar
(Cavarozzi, 1991) y se institucionalizó luego de un pacto firmado por los dos partidos
tradicionales, el Partido Nacional (PN) y el Partido Colorado (PC), y el Frente Amplio
(FA) en el Club Naval. (Corbo, 2007) (McSherry, 1992) Este hecho dispara el primer
interrogante: ¿Qué estrategias implementó el FA para formar parte del pacto del retorno
a la democracia?
La segunda etapa de la transición hacia la democracia concluyó con una reforma
constitucional en 1996 que modificó el sistema electoral uruguayo. Es interesante
observar cómo se llegó a ese proceso de reforma y qué impacto tuvo en la conformación
de las mayorías y en la dinámica interna de los partidos políticos.
A partir del cambio de sistema electoral, finalmente en 2004 se produjo el
quiebre del bipartidismo histórico que imperaba en el Uruguay. La segunda pregunta
que se plantea es qué cambios se produjeron en la cultura política uruguaya para
permitir el ascenso al poder de la izquierda en detrimento de los partidos tradicionales.
El interrogante a analizar en este trabajo es el cambio que operó en la matriz ideológica
y en las estrategias electorales de la izquierda en el Uruguay para lograr atraer al
electorado en las elecciones desde el retorno de la democracia y hasta su llegada al
gobierno en 2004 y su posterior reelección en 2009.
El objetivo principal de este trabajo es el de identificar el proceso de adaptación
partidaria y describir las estrategias electorales del Movimiento de Liberación Nacional
– Tupamaros (MLN-T) y el FA a partir del retorno a la democracia.
Al mismo tiempo se buscará analizar las variables de la transición democrática y
establecer las características de las mismas en Uruguay; observar el rol del FA en el
pacto del “Club Naval”; describir las bases de apoyo del FA y los debates al interior de
la agrupación política e identificar los cambios al interior del MLN-T y el FA que
permitieron su masividad y posterior elección en el ejecutivo uruguayo.

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La hipótesis principal de este trabajo es que el FA es un caso de éxito de
adaptación partidaria ya que moderó sus posturas para obtener un electorado de centro
sin perder su base de apoyo primaria.
Del mismo modo, la matriz ideológica del MLN-T fue funcional para posicionar
a su facción, el Movimiento de Participación Popular (MPP) como líder dentro del FA.
También se argumentará que la transición democrática uruguaya permitió el
surgimiento del FA como actor político institucional y concluyó con la llegada al poder
del mismo en 2004.
Existen numerosos estudios sobre adaptación partidaria que sirven de base a este
trabajo. Mientras hay autores que buscan describir e identificar el fenómeno
(Kirchhemer, 1966) (Kitschelt, 1994) (Panebianco, 1995) se encuentra a la vez un gran
número de autores que aplican estos conceptos a los cambios de la izquierda
latinoamericana. Existe bibliografía relevante que estudia el caso chileno (Isern, 2004),
el uruguayo (Garcé, 2006) (Luna, 2007) (Portilla, 2009) (Yaffé, 2005) y la adaptación
partidaria del peronismo en Argentina. (Levitsky, 2005)

2. Marco Teórico

Para el estudio que se busca realizar es imprescindible contar con una serie de
conceptos que sirven para enmarcar y contextualizar la discusión. Dado que en el
Uruguay ocurrió un cambio en el régimen político que permitió la transición hacia la
democracia, es menester de esta investigación precisar estos conceptos para ilustrar qué
tipo de cambio se produjo.
El concepto de sistema político recibió análisis de muchos autores de la
disciplina y se pueden mencionar algunas definiciones clásicas, como la de Easton que
habla de la asignación autoritaria de valores o la de Almond acerca de las interacciones
que se relacionan con el uso o la amenaza de la coerción física legítima, ambos
ejemplos citados por Morlino. (Morlino, 1985)
Este último autor sostiene que el concepto de sistema político es más amplio y
conlleva un mayor nivel de abstracción; por lo tanto, los cambios por lo general operan
sobre el régimen político sin que esto afecte al sistema. (Morlino, 1985)

5
El sistema político es definido por Morlino como el conjunto que agrupa a su
vez a tres conceptos bien diferenciados: comunidad política, régimen político y
autoridades.
Dentro de la comunidad se puede incluir a los actores individuales o grupales
que puedan incidir en el sistema, así como también a la ideología, las doctrinas, los
valores, los principios o las creencias. (Morlino, 1985) Las autoridades son, a su vez,
simplemente los individuos que ocupan las estructuras.
El régimen político tiene en su interior cuatro planos: En primer lugar las
ideologías, valores o creencias que pueden ser o no las mismas que las de la comunidad
política; de hecho esa es una de las causas posibles de cambio en el régimen. En
segundo lugar las normas (explicitas) o reglas de juego (tácitas) para la resolución de
conflictos.
El tercer nivel son las estructuras de autoridad, o quienes tomas las decisiones
los que a su vez deben ser diferenciados del cuarto plano, o las estructuras de
enforcement, que son quienes se encargan de la ejecución de esas decisiones. (Morlino,
1985)
Otro de los conceptos clave para la interpretación de este trabajo es el de
“transición democrática”. Guillermo O’Donnell define la transición como el intervalo
que se extiende de un régimen político a otro. Su comienzo se encuentra en proceso de
disolución del régimen autoritario y concluye con el establecimiento de alguna forma de
democracia. (O'Donnell & Schmitter, 2010).
Daniel Mazzei, en su trabajo sobre la transición democrática en Argentina,
también cita la definición de Juan Carlos Portantiero, quien define la transición como
“un proceso, extendido en el tiempo, cuya primera fase es el inicio de la
descomposición del régimen autoritario, la segunda la instalación de un régimen
político democrático que se continua en un tercer momento en el cual, en medio de
fuertes tensiones, se procura consolidar el nuevo régimen” (Mazzei, 2011)
La consolidación democrática, por otro lado, es definida por O’Donnell como el
espacio de tiempo entre la asunción de un gobierno democrático y la desaparición de la
amenaza de del retorno al pasado autoritario. (O'Donnell & Schmitter, 2010)
Los numerosos autores que estudian las adaptaciones partidarias en América
Latina sostienen que los procesos de adaptación deben ser estudiados en función de sus
procesos políticos internos y sus propias reglas de juego (Garcé, 2011) (Levitsky, 2005)
(Panebianco, 1995). Según este enfoque clásico de análisis de sistema de partidos, la

6
ideología partidaria es una variable dependiente que puede ser definida como el
elemento que se modifica como resultado de la influencia de los factores externos que
determinan el cambio (Garcé, 2006).
Sin embargo, a partir de los trabajos de Herbert Kitschelt, la ideología se analiza
como variable independiente para explicar el proceso de adaptación de ciertos partidos,
ya que ésta permiten explicar porque a algunos partidos se les hace más fácil el proceso
de cambio y en otros su propio núcleo de ideas fuerza les impide o dificulta el proceso
de adaptación. (Garcé, 2006) (Garcé, 2011) Este trabajo tomará esta concepción de la
ideología para intentar explicar el éxito del MPP dentro de FA para lograr las mayorías,
primero al interior del Frente y luego en las elecciones nacionales.
El diseño metodológico escogido para este trabajo es el estudio de caso no
probabilístico, ya que se busca utilizar un conjunto de teorías que explican la adaptación
partidaria de los partidos de izquierda, principalmente en la Europa de post guerra a un
caso latinoamericano. Se trabajará con fuentes académicas de autores europeos y
latinoamericanos y con estadísticas electorales provistas por la Corte Electoral de la
República Oriental del Uruguay.

3. La transición democrática

3.1 Tipos de transición

Los estudios sobre los tipos de transición a la democracia clasifican y


caracterizan las transiciones de diferentes maneras.
Según Guillermo O’Donnell, de acuerdo al origen de las transiciones, puede
catalogárselas como “no pactadas” o “pactadas”. Juan Carlos Portantiero hace una
distinción similar y las llama “Por ruptura” o “pactadas” (Mazzei, 2011)
En el primer grupo, un hecho suficientemente traumático produce suficiente
desgaste en el régimen para que este deba abandonar el gobierno sin el poder suficiente
para poner condiciones al proceso democrático o sin garantizarse inmunidad por los
hechos ocurridos en el pasado. Dentro de este grupo se encuentra la Argentina en 1983
luego de la derrota de la aventura bélica de Malvinas y los ejemplos europeos de Chipre
y Portugal.
Los ejemplos de salidas pactadas se encuentran principalmente en América
Latina. En Chile, por ejemplo, Pinochet tuvo que ceder a la apertura democrática luego

7
de su derrota en un plebiscito en 1990, pero mantuvo para sí el control de las Fuerzas
Armadas en su rol de Comandante en Jefe y el cargo de Senador Vitalicio. En Brasil, el
proceso de liberalización se extendió 10 años y finalmente concluyó con elecciones
pactadas y con los militares manteniendo altas cuotas de poder. (Mazzei, 2011)
El caso uruguayo también se inscribe dentro de las transiciones pactadas y será
descripto con mayor detalle en el próximo apartado.

3.2 El caso uruguayo

La dictadura uruguaya buscó institucionalizar su liderazgo con un plebiscito en


1980 a través del que buscaba reformar la Constitución. Este proceso se llevó a cabo sin
negociar apoyos políticos, ya que la dictadura consideraba que sólo apelando al
consentimiento pasivo de cada ciudadano lograría el triunfo. (Corbo, 2007) El resultado
de la consulta fue el triunfo del “NO” a la reforma por el 56.83% de los votos. Se pudo
observar en esa elección que en el gran polo urbano de Montevideo el apoyo al “NO”
fue mayoritario (63.25%) mientras que en el interior del país, con menor peso electoral,
triunfó la opción de legitimar el régimen cívico-militar.
Esta elección abrió las puertas a un proceso de transición hacia la democracia.
Los primeros signos se dieron en 1982, cuando se permitió que los partidos políticos
que se encontraban legalizados realizar elecciones internas para elegir autoridades y
convencionales. Desde el FA, que se encontraba ilegalizado, Liber Seregni llamó a
votar en blanco mientras que en los partidos tradicionales, las alas más democráticas y
más críticas del régimen se alzaron claramente con la victoria. Esto produjo un segundo
golpe a las estrategias del gobierno cívico-militar de buscar estrategias y argumentos
para continuar en el poder. (Corbo, 2007)
Con estos antecedentes, en 1984 las autoridades militares convocaron a los
partidos a negociar una salida acordada y moderada del régimen y una restauración de la
democracia como forma de gobierno.

8
3.3 El pacto del Club Naval

Las elecciones internas de los partidos arrojaron dos resultados interesantes para
el análisis. Por el lado de los partidos tradicionales, se demostró que el ala más dura
contra la dictadura se encontraba en el PN y había obtenido la mayoría de los votos
dentro del partido. Estaba representada por el Movimiento por la Patria de Wilson
Ferreira Aldunate. Por otro lado, el FA fracasó en su intento de forzar a sus bases a
votar en blanco, que obtuvo magros resultados. La gran mayoría de los votos
frenteamplistas fueron a parar a las filas de wilsonismo.
En 1984 comienzaron una serie de reuniones secretas entre la cúpula militar y
las elites de los partidos políticos para negociar los términos de una transición hacia la
democracia. El FA vio en estas conversaciones una doble oportunidad; en primer lugar
podia lograr reinsertarse como actor democrático en el sistema de partidos uruguayo y
en segundo lugar debía volver a ganar el apoyo de sus bases, que en las elecciones de
1982 se habían volcado masivamente al wilsonismo.
El PN no participó de estas negociaciones ya que interpreta que se encuentra en
una mejor relación de fuerzas con la dictadura y apuntó a una transición no pactada. El
FA fue invitado a la negociación ya que se buscaba evitar que dos fuerzas políticas de
peso, en este caso en PN y la izquierda, no participaran de los acuerdos, ya que les
quitarían legitimidad. (Moreira, 2009)
Finalmente se acuerda un modo de transición por el cual se permite la
participación del FA en las elecciones de 1984, pero se proscriben los candidatos
naturales de los partidos. Liber Seregni no podrá ser candidato, así como tampoco José
Luis Battle por el PN y Wilson Fereira Aldunate por el PN. Se acordó también que el
nuevo gobierno civil no podría disponer de los nombramientos militares sin acuerdo con
las fuerzas armadas y lo más importante, es que se impuso una amnistía para presos
políticos y fuerzas armadas, para de este modo buscar cerrar un capítulo de la historia
sin que exista posibilidad de revisar el pasado y juzgar a los miembros de la cúpula
cívico-militar. (Corbo, 2007)
El pacto también es clave para entender todo el proceso de adaptación partidaria
del FA y es uno de los factores que permite explicar su éxito. Mediante la negociación,

9
el FA logró instaurarse como actor institucional y al acordar la amnistía para presos
políticos y la impunidad para los militares que hubieran violado los derechos humanos
legitimó también a parte de la izquierda que estaba presa por delitos políticos. Este
hecho le permitió actuar en la legalidad a quienes hasta ese momento se encontraban
presos y proscriptos y que más adelante jugarán un rol clave en la ampliación de las
bases de apoyo del frente. Los integrantes del MLN-Tupamaros fueron liberados a
principios de 1985. Inmediatamente se incorporaron a la arena política y terminaron
incorporándose al FA a fines de la década.

4. Sistema de Partidos en Uruguay

Los dos partidos tradicionales del Uruguay se formaron ambos en 1836, en torno
al liderazgo enfrentado del entonces presidente Manuel Oribe y su antecesor Fructuoso
Rivera1. A partir de ese momento, los primeros se nuclearon en el Partido Nacional
(PN) o Blanco y los segundos, en el denominado Partido Colorado (PC).
Durante la segunda parte del siglo XIX se dio una fuerte lucha entre los partidos,
muchas veces con enfrentamientos militares, hasta que en 1904 los Blancos son
finalmente derrotados y el PC logra imponer como presidente a José Battle y Ordóñez,
considerado hasta hoy como el fundador del Estado moderno Uruguayo. (Moreira,
2009)
A partir de ese momento el sistema de partidos uruguayo puede ser considerado
de “partido dominante”, ya que el PC ganó todas las elecciones hasta 1958. Sin
embargo existía un sistema de compromiso, por el cual el presidencialismo
constitucional era mitigado para formar gobiernos de coparticipación. La cooperación
de las elites partidarias llevó a un sistema centrípeto de gobierno en donde los dos
partidos mayoritarios obtenían más del 90% de los votos. (Cason, 2002) (Moreira,
2009)
En 1958 el PN llegó a la presidencia, y el sistema de partidos uruguayo se torna
efectivamente en un bipartidismo, al menos hasta 1971. En ese año, la irrupción del FA
pareció dar inicio a un modelo de tres partidos, pero esa experiencia se vio truncada por
la dictadura iniciada en 1973.

1
Para mayor profundidad en este tema ver (Barreiro, 1993) y (Panizza, 1997)

10
Otra característica de los partidos políticos uruguayos es su división en
facciones. Al interior de cada partido existe un número, variable pero sostenido, de
facciones internas que tienen, en algunos casos, fundamentación ideológica, mientras
que en otros sólo están basadas en la figura de un líder determinado. (Cason, 2002)
Esta división interna en los partidos, tiene sentido por un sistema electoral que
establece un doble voto simultáneo (DVS), por lo que el elector puede, al mismo tiempo
que hace una elección por un partido hacerlo por una facción dentro del mismo. (Yaffé,
2005) Esto, sumado a la representación proporcional en las elecciones legislativas,
permite que las facciones compitan electoralmente por posicionarse al interior del
partido y reciban escaños en función de los votos recibidos.
La elección presidencial, hasta la reforma constitucional de 1996, era por
mayoría simple, lo que llevaba a casos en donde el presidente era elegido por ser de la
facción más votada (43.1%) pero solo representaba el 21.3% del voto popular, como en
1966 con la presidencia de Gestido o el caso de 1971 en donde Bordaberry, del PC, se
hace con la presidencia tras obtener el 55.7% de los votos de su partido y el 22.8% del
total de votos mientras que una de las facciones del PN (la liderada por Wilson Ferreira
Aldunate) obtuvo el 26.4% de los votos totales pero no accedió al ejecutivo porque su
partido perdió por escasos votos la elección general. (Cason, 2002)
La reforma constitucional de 1996 modifica levemente este esquema, agregando
una doble vuelta en la elección del ejecutivo entre los partidos más votados si es que el
ganador no supera el 50% de los votos en primera vuelta. Este cambio buscaba polarizar
la elección en una segunda vuelta, ya que los partidos tradicionales entendían que en
una eventual segunda vuelta sus fuerzas combinadas serían suficientes para frenar el
triunfo de la izquierda. La reforma también elimina los sublemas de las elecciones de
diputados. El fin de la reforma del 96 fue evitar el triunfo del FA en las elecciones de
1999 que, para ese entonces, se veía como inevitable. (Cason, 2002)
La estrategia de los partidos tradicionales se demostró exitosa, ya que en 1999 el
FA logró el primer lugar en las elecciones, tras obtener un 40% de votos contra el 21%
del PN y el 33% del PC, pero debió competir en segunda vuelta y fue derrotado por un
pequeño margen; sin embargo, la reforma solo logró demorar por un mandato la llegada
del FA a la presidencia.
Jaime Yaffé sostiene que en el largo plazo este cambio constitucional benefició
al FA, porque obligó a los partidos tradicionales a atravesar las crisis que se dieron en
2001 y 2002 como consecuencia del default argentino y las políticas de liberalización de

11
los mercados aplicada en la región; de este modo el FA pudo incrementar su caudal de
votos al posicionarse como una opción al modelo imperante que ya estaba mostrando
claros signos de desgaste. (Yaffé, 2005)

4.1 Bases y apoyos del FA

El FA fue fundado en 1971 como un frente que aglutinaba diversas corrientes de


izquierda. Convivían en su seno socialistas, comunistas, demócratas cristianos y
trotskistas con elementos progresistas desprendidos de los partidos tradicionales. Su
fundador fue el General Liber Seregni, un militar con ideas progresistas que pidió su
pase a retiro en 1968 ante la creciente escalada de represión popular del gobierno de
Jorge Pacheco Areco.
En su única participación en elecciones antes de la dictadura militar obtuvo el
18% de los votos, mostrándose como una alternativa real al bipartidismo blanco y
colorado que imperaba en ese momento.
Luego del golpe cívico militar el FA fue proscripto en 1973 y no fue legalizado
hasta 1985, luego de que comenzara la transición hacia la democracia y de las
negociaciones de Seregni en el pacto del Club Naval.
La mayoría de las organizaciones que conformaban el frente en 1971 estaban
influidas en mayor o menor medida por el marxismo y postulaban posiciones
anticapitalistas. Los modos de accionar la realidad social y política iban desde el
reformismo hasta la vía revolucionaria. (Yaffé, 2005). Su programa electoral, en
cambio, era de base reformista, ya que planteaba la revolución en etapas, en donde la
primera etapa era considerada la de “liberación nacional” dentro del sistema capitalista
mundial.
Si bien la izquierda uruguaya de los 70 no era nacionalista en sí, había obtenido
tras su renovación en la década del 50 un renovado interés por la cuestión nacional y es
por eso que la liberación nacional servía como primer paso en el proceso de cambio de
la sociedad desde un modelo capitalista a uno de corte socialista. (Yaffé, 2005).
Frente a la relación entre Estado y mercado, todos los integrantes del FA eran
marcadamente estatistas. La concepción que primaba era que si el mercado trabajaba sin
interacción, solo contribuía a ampliar la brecha entre los explotados y los explotadores y

12
que el Estado debía regular y planificar la economía para evitar esta acumulación de
capital. (Yaffé, 2005)
Desde sus inicios el FA tuvo una relación muy estrecha con el sindicalismo, ya
que en ambos sectores siempre predominaron las ideas de izquierda. Es interesante
analizar la relación entre uno y otro actor.
Si bien en los estatutos del FA no está estipulado la asignación de una cuota de
cargos a los miembros de los sindicatos, ya sea de representación interna o electivos,
existe una relación informal que hace que el sindicalismo siempre tenga presencia en las
estructuras partidarias del FA. Jaime Yaffé analiza esta relación utilizando dos
variables: la capacidad de veto y la capacidad de adoctrinamiento. (Yaffé, 2005)
La capacidad de veto se define como la capacidad de los sindicatos de aplicar
frenos internos al proceso de adaptación partidaria haciendo uso de sus aparatos y
capacidad de movilización.
La capacidad de adoctrinamiento es definida como la posibilidad del partido de
ejercer disciplinamiento partidario en las organizaciones sindicales. De esa manera, los
cambios en la plataforma política o las adaptaciones ideológicas pueden ser transferidos
a las bases sindicales con poco costo, asegurándose el electorado obrero al mismo
tiempo que se busca cautivar a un electorado más amplio.
La manera de categorizar estas variables es por la observación de cuadros del
partido en el sindicato y viceversa. Para ser más específicos, lo que se observa es la
cantidad de miembros de la comisión directiva del Plenario Intersindical de
Trabajadores – Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT) que tienen a la vez
una militancia en partidos políticos por un lado, y la inclusión de líderes sindicales en
los lugares expectantes en las listas parlamentarias del FA.
Porcentaje de dirigentes sindicales en los primeros lugares de las
listas de candidatos del FA (Cuadro I)

Senado (primeros 3 lugares)


1971 1984 1989 1994 1999
VA 0% 0% 0%
PCU 33% 0% 33% 66% 66%
PS 0% 33% 66% 100% 66%
MPP 0% 0% 0%
AU 33% 33%
Otras 8% 0% 0% 25% 7%
Total del FA 10% 7% 16% 31% 20%

13
Diputados por Montevideo (primeros 6 lugares)
1971 1984 1989 1994 1999
VA 0% 16% 33%
PCU 66% 66% 33% 50% 66%
PS 33% 33% 33% 50% 50%
MPP 50% 16% 16%
AU 16% 33%
Otras 23% 42% 33% 27% 17%
Total del FA 28% 40% 26% 28% 27%

Fuente: Citado por (Yaffé, 2005)

En esta primera tabla puede observarse que existe una presencia constante de
miembros sindicales en los cargos electivos del FA, que van desde un mínimo del 7%
en 1984 y un máximo de 31% en 1994. Las dos facciones que tienen mayor número de
miembros del PIT-CNT son los comunistas y los socialistas. Es interesante ver que en el
resto de las facciones la representación es menor y este es un dato muy interesante a
tener en cuenta a la hora de analizar el peso electoral que cada una de las facciones ha
tenido a lo largo del tiempo.
El MPP no cuenta en el período estudiado en el cuadro con representantes
sindicales en su lista a senadores y tiene un nivel bajo de representantes en su lista de
diputados. La excepción se da en 1989, por la negativa de los miembros del MLN-T de
integrar las listas de cargos electivos del MPP.
Dado que el MPP ha sido la facción que más ha crecido al interior de FA, se
puede concluir que si bien la presencia sindical en el FA es importante ha visto
mermada su cantidad en las últimas elecciones.
A continuación se detallan las pertenencias político partidarias de las mesas
representativas del CNT de 1969 y 1971 y la de los secretariados ejecutivos del PIT-
CNT a partir de 1985.

14
Composición de la dirección sindical según pertenencia política
(Cuadro II)

Mesa representativa de la CNT


I Congreso 1969 II Congreso 1971
PCU 16 19
"Independientes" 2 4
MLN/M26 2 3
PS 1 2
Anarquistas/ROE 2 1
GAU 1
Total 24 29

Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT


III IV VI VII VIII
Congreso Congreso V Congreso Congreso Congreso Congreso
1985 1990 1993 1996 2001 2003
PCU 8 7 2 2 5 3
PARANINFO** 6 4 2 2
MLN/MPP 1 1 1 2 1
PS 3 3 4 2 2 3
PVP 2 1 1 1
M26 1
CI 1 2
IDI/VA 1 1
PGP 1
ASU 2 2 1
"Independientes" 1 1 1 1
Total 16 14 16 13 13 13
** Ex Comunistas

Fuente: Citado por (Yaffé, 2005)

De este cuadro se desprende que casi la totalidad de los miembros de la


conducción del PIT-CNT tienen una afiliación política partidaria. La totalidad de ellos

15
está alineada con los partidos de izquierda y ninguno de ellos pertenece a los partidos
tradicionales. (Yaffé, 2005)
El FA monopoliza casi la totalidad de las conducciones de la central sindical y
también puede observarse que desde la caída del PCU como fuerza mayoritaria dentro
del sindicalismo, las otras facciones del FA se repartieron de forma equitativa esa
representación, sin que surja una facción que domine por completo la representación
como sí lo hacía el PCU hasta 1990.
De este modo es posible concluir que la capacidad de adoctrinamiento del FA en
la central sindical es mucho mayor que el poder de veto que la misma puede ejercer
dentro de la estructura partidaria. Esto permite explicar en parte, por qué el FA pudo
moderar sus programas electorales sin perder el apoyo de la central obrera y la base de
trabajadores movilizados y sindicalizados.

4.2 Facciones dentro del FA

El FA, como todas las demás fuerzas políticas uruguayas, posee en su interior
una cantidad de facciones que compiten por el predominio del partido, de los programas
electorales y los planes de gestión.
El sistema de partidos del Uruguay permite esta lucha interna y la explicita, dado
que el sistema de elección de doble voto simultáneo (DVS) permitía a las diferentes
facciones resolver al mismo tiempo el candidato presidencial y los integrantes del poder
legislativo, ya que aplica a las facciones la relación proporcional. El sistema es similar a
la vieja ley de lemas que se utilizara en algunas provincias argentinas (el caso más
reciente es el de la provincia de Santa Fe, que eliminó el sistema en 2003).
A partir de la reforma constitucional de 1996, se impuso el sistema de internas
abiertas para la elección del candidato presidencial, pero se mantiene el DVS para los
cargos legislativos.
Esta característica propia del sistema de partidos uruguayo hace que hayan
coexistido en el FA muchas facciones que han ido ganando y perdiendo fuerza a lo
largo del período 1985-2009.

16
Se ilustra a continuación la cantidad de facciones electorales y parlamentarias de
los principales partidos políticos uruguayos en el lapso que va entre 1971 y 2004. Se
utilizan para este cuadro el NEF propuesto por Buquet2 y citado por (Yaffé, 2005)

Faccionalización electoral y parlamentaria de los partidos uruguayos


(Cuadro III)
1971 1984 1989 1994 1999 2004
(e) (p) (e) (p) (e) (p) (e) (p) (e) (p) (e) (p)

FA* 4.7 3.6 3.7 2.6 3.3 2.3 4.8 3.5 5.6 4.8 6.1 4.9

PC 2.8 2.7 2.4 2.3 3.7 2.5 3.1 1.9 2.2 2 2.7 1.8

PN 4.6 3.8 2.1 1.8 3.6 2.9 5.1 4.2 2 1.7 2.5 2.5
* EP en 1994; EP-FA en 1999; EP-FA-NM en 2004

Fuente: Extraído de (Yaffé, 2005)

Tal como puede observarse, todos los partidos del sistema poseen un grado de
faccionalización elevado y variable. La tendencia parece sugerir que en los partidos
tradicionales se está reduciendo el número de fracciones, mientras que el FA cuenta con
cada vez más grupos a su interior. Esto puede ser explicado parcialmente por las
alianzas que realizó en primer lugar en 1994 y luego en 2004 que ampliaron la cantidad
de facciones pero al mismo tiempo elevaron su caudal electoral.
Tradicionalmente la faccionalización partidaria tiende a brindar estrategias
electorales sub óptimas, pero este efecto no se observa en el FA, ya que el propio
sistema electoral impulsa las facciones y las contiene. El FA utilizó el crecimiento de
las facciones como un punto a favor en su estrategia de transformarse en un partido
mayoritario que incluyera desde la extrema izquierda hasta el centro del arco político y

2
(Buquet, 2000) utiliza esta escala para medir el número de fracciones dentro de cada partido,
considerándolas a todas según su peso electoral (NEF-e) o parlamentario (NEF-p), se calcula
de la misma forma que el Numero Efectivo de Partidos (NEP) propuesto por (Laakso &
Taagepera, 1979) sustituyendo la proporción de votos o bancas de cada partido en el total de
votos válidos por la proporción de votos o bancas de cada facción en el total de votos o bancas
de su partido. La formula es 1/Σp2, siendo p la proporción de votos (NEF-e) de cada facción en
el total de votos de su partido o la proporción de bancas (NEF-p) obtenidas por cada facción en
el total de bancas obtenidas de su partido.

17
el DVS y la división en facciones es exactamente lo que le permite maximizar esta
estrategia. (Yaffé, 2005)
En el caso del FA se presenta una multiplicidad de facciones que a su vez se
separar o subsumen unas con otras. En total, desde su creación han existido 16
facciones a nivel nacional, pero en promedio sólo 7 por elección, si bien por los puntos
antes mencionados el número de facciones en la actualidad supera las 10. (Yaffé, 2005)
En el momento de su fundación, en 1971, el FA contaba con 5 facciones a nivel
nacional: el Partido Comunista (PCU), Patria Grande (PG), Movimiento por el
Gobierno del Pueblo (MGP), Partido Socialista (PS) y Partido Demócrata Cristiano
(PDC).
En las elecciones inmediatamente posteriores a la dictadura ya se produjeron
cambios en las facciones: desapareció PG y se incorporó la Izquierda Democrática
Independiente (IDI). El PCU todavía se hallaba proscripto, así que varios de sus
miembros se presentaron bajo la facción Democracia Avanzada (DA).
Como analizaremos más adelante, el año 1989 es clave en la conformación del
FA ya que se produce al mismo momento el alejamiento de una de las facciones con
mayor peso, el MGP, y más volcada al centro del electorado y se incorpora otra facción
clave, el Movimiento de Participación Popular (MPP) conformado en su mayoría por ex
guerrilleros tupamaros. En total, en ese año se alejan del FA, el MGP y el PDC y se
incorporan el ya mencionado MPP, la Vertiente Artiguista (VA), el Movimiento 26 de
Marzo (M26) y el Movimiento 20 de Mayo (M20).
En 1994 se incorpora al FA Asamblea Uruguay (AU), el Partido por la Victoria
del Pueblo (PVP), quienes a su vez son un desprendimiento del MPP y la Unión de la
Izquierda Revolucionaria (UNIR). Sin embargo, lo más importante del año 1994 es la
conformación de un frente electoral más amplio que une al FA con otras facciones para
crear el Encuentro Progresista (EP). A causa de esta alianza se incorporan como
facciones al FA: la Corriente 78 (C78), la Confluencia Frenteamplista (CONFA) y
vuelve el primero de los sectores que se había alejado en 1989, el PDC.
En 1999 se unen tres nuevas facciones y se aleja una. Se incorporan la Corriente
de Izquierda (CI), la Unión Frenteamplista (UF) y la Alianza Progresista (AP) y se
extingue UNIR.
El 2004 marca el último punto de la política de alianzas del FA y finalmente lo
lleva por primera vez a la presidencia del país. Este año se incorporan como facciones
aquellas que pertenecían a Nuevo Espacio (NE): la Corriente Popular (CP) y el M20,

18
quienes habían abandonado ya la CI. De este modo se termina de unir la izquierda y el
centro progresista al volver a incorporarse al FA, los miembros del MGP que habían
abandonado el Frente en 1989 para crear el NE.
Sobre las tensiones ideológicas y aspiraciones electorales de las facciones del
FA se discutirá con mayor profundidad en el Capitulo 5.1.
Ya que la enumeración de facciones y sus distintas idas y vueltas pueden
resultar confusas se incorpora el cuadro que se observa a continuación. En él se listan
los resultados electorales de las facciones participantes. De este modo, se puede
observar el peso de las facciones ante cada elección y la cantidad de facciones con listas
de candidatos a senadores desde 1971 hasta 2004.

Ranking de posiciones de las facciones del FA en las listas de candidatos a Senadores


(Cuadro IV)

1971 1984 1989 1994 1999 2004 2009


Posición
Facción % Facción % Facción % Facción % Facción % Facción % Facción %
1ª PCU 32.9% MGP 39% PCU 46.9% AU 39.4% PS 28% MPP 29.2% MPP 33.7%
2ª PG 23.3% PCU 28.2% PS 22.4% PS 18.1% AU 20.2% AU 17.6% AU 27.1%
3ª PDC 20.1% PS 15.3% VA 15.8% VA 9.5% MPP 16.4% PS 14.8% PS 14.7%
4ª PS 11.8% PDC 10.6% MPP 10.8% PCU 9.3% VA 13.1% VA 8.9% CAP-L 6.9%
5ª MGP 10.3% IDI 6.7% M20 2.4% MPP 7.3% AP 10.1% AP 8% PCU 6.5%
6ª Otros 1.4% Otros 0.6% M26 1.6% AP 5.1% PCU 8% NE 7.7% VA 4.8%
7ª Otros 1.8% CONFA 5.1% UF 2.7% PCU 6.2% NE 2.4%
8ª PDC 3.1% CI 1.6% M26 2.3% Otros 3.9%
9ª UNIR 1.1% Otros 0.6% CP 2.3%
10ª PVP 1.1% CI 1%
11ª Otros 0.3% UF 0.5%
12ª M20 0%
13ª Otros 1.1%

Fuente: Elaboración propia en base a datos citados por (Yaffé, 2005) y la Corte
Electoral de la ROU.

Del cuadro previo se desprenden algunos datos interesantes. Se puede observar


que las diferentes facciones históricamente no han tenido el mismo peso en cada
elección y que se han alternado en el liderazgo del FA. Sin embargo, las últimas dos
elecciones muestran un cambio de la tendencia observada previamente, ya que, por

19
primera vez en la historia del Frente, la misma agrupación obtuvo el primer lugar y de
hecho se repiten las agrupaciones de los tres primeros puestos en el mismo orden (MPP
– AU – PS).
De las 16 facciones que durante todas las épocas conformaron el FA, solo dos
han participado en todas las elecciones: el PCU y el PS. Esto no es casual ya que estas
dos facciones funcionaron anteriormente como partidos políticos y su fundación y
estructuras internas son predecesoras, y por muchos años, al FA.

4.3 Descripción de la Matriz Ideológica del MLN-T

El Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros (MLN-T) se fundó en 1966


a partir de tres grupos distintos de militantes. El primero de los grupos venía del PS y
estaba integrado entre otros por Raúl Sendic, Jorge Manera, Julio Marenales, Amodio
Pérez, Alicia Rey, Tabaré Rivero y Jesus Rodríguez Recalde.
Sendic también formaba parte del segundo grupo, que provenía de su militancia
en la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA), y estaba compuesto por
hombres del campo, los peludos quienes no eran muy afines a las discusiones
ideológicas o metodológicas, ya que venían del duro trabajo de los ingenios azucareros
del norte uruguayo.
El tercer grupo provenía del Movimiento Revolucionario Oriental (MRO) y era
conocido como el grupo de La Teja, por el popular barrio montevideano y se orientaba
en torno a Ariel Collazo del PN. Su principal referente era Eleuterio Fernández
Huidobro y poseían una fuerte impronta nacionalista y una simpatía por el proceso
revolucionario cubano. Otro de los hombres de este sector era José Mujica, quien a su
vez venía de militar con Enrique Erro en las filas de Herrerismo dentro del PN. También
se encontraba en este grupo Jorge Torres, quien venía del Batllismo y posteriormente
del PCU. (Garcé, 2006).
Las dos principales fuentes ideológicas del MNL-T fueron el marxismo y el
anarquismo. La base marxista puede observarse en la idea de la lucha armada como
aceleración del proceso de toma de conciencia de clase y en la búsqueda de la
revolución socialista a través de la liberación nacional.
Sin embargo, existían diferencias claras entre la tradición marxista y alguna de
las ideas del MNL-T. La principal de ellas se daba en los métodos, ya que mientras que
la izquierda clásica hacía mucho hincapié en la formulación teórica, para los tupamaros,

20
las “condiciones subjetivas se crean luchando”. Los hechos eran, en sí, mucho más
importantes que cualquier planteo teórico, discursivo o documental. (Garcé, 2006)
La otra gran fuente para el MLN-T era el anarquismo. Varios de sus dirigentes
fundacionales poseían militancia anarquista previa o habían trabajado codo a codo con
los anarquistas en las luchas de los cañeros en el norte del país.
La primera gran influencia anarquista es la elección de la propaganda armada
como método de acumulación política y de creación de conciencia. (Garcé, 2006). La
segunda gran afinidad entre ambas corrientes era el rechazo a las jerarquías. Los
tupamaros no concebían grandes líderes en su partido. Julio Marenales sostenía en una
entrevista que “al MLN-T no hay nadie que lo mande. Ni Raúl Sendic. Esto es un
colectivo verdadero. Somos fanáticos del colectivo” (Garcé, 2006:39). Para los
tupamaros siempre fue más importante la libertad que la autoridad, por eso pudieron
funcionar diferentes sectores dentro de la organización con tanto nivel de autonomía y
llegar a proponer posturas opuestas sobre ciertos temas de coyuntura.
El tercer cruce con el anarquismo puede observarse en el rol asignado a las
clases sociales. Mientras que en el marxismo clásico es el proletariado el autor de la
revolución y la vanguardia que llevará hacia la victoria; los tupamaros constantemente
hicieron alusión a “los explotados” como sujeto de la revolución. Siempre apuntaron en
sus discursos a los marginados del campo y de la ciudad sin hacer un esfuerzo especial
por “proletarizarse” o ganar la simpatía de esa clase en particular3.
EL MLN-T poseía también un marcado sesgo nacionalista que no era tan común
en la izquierda de la época. Para la izquierda en general la etapa previa hacia la
revolución socialista era la liberación nacional de la influencia extranjera. Para los
tupamaros este primer paso tenía un valor mucho mayor y era percibido como un fin en
si mismo y no solo como un paso más en la lucha revolucionaria.
Por eso uno de los distintivos ideológicos de este grupo fue mostrarse
independiente de cualquier afiliación extranjera. A diferencia de los grupos armados
foquistas que contaban con apoyo de Cuba o de los partidos comunistas clásicos (como
el PCU) que seguían lineamientos de la URSS, los tupamaros nunca debieron consultar
su plan de acción con ningún hegemón. Era por eso que una de las obsesiones del MLN-
T era comunicar en un lenguaje que el uruguayo promedio comprendiera. Como

3Este apartado se trata con mayor profundidad en el punto 5.2.2 del mismo trabajo, ya que
durante la época de dominio de las estructuras por parte de los proletarios esta característica
buscó ser revertida.

21
sostiene Adolfo Garcé: “para el MLN-T no sólo había que pensar como uruguayos;
además, los revolucionarios debían poder comunicarse en el lenguaje de los uruguayos”.
(Garcé, 2006:36)
Tal como afirma Garcé, los tupamaros siempre tuvieron: “mas rebeldía que
revolución, más improvisación que planificación, más pasión y sentimiento que
capacidad estratégica” fueron en términos del autor, “una guerrilla invertebrada,
mutante, camaleónica, dotada, eso sí, de una llamativa habilidad para la comunicación
política” (Garcé, 2006:31)
Una descripción más exhaustiva de la matriz ideológica del MLN-T debe
analizar cuatro planos que son los pilares de esta organización: el pragmatismo, la
tolerancia interna, la ambición política y la reivindicación de la épica. Se desarrollarán a
continuación cada uno de estos puntos clave.

4.3.1 El pragmatismo

La búsqueda de adaptarse a lo que la realidad dictase siempre fue uno de los


pilares del MLN-T y eso le permitió a lo largo de su historia hacer virajes políticos e
ideológicos sin pagar los costos internos del cambio, ya que simplemente se hacía otra
lectura de la realidad.
En el Documento 1, redactado en junio de 1967 ya se decía que “las
concepciones estratégicas no surgen de los laboratorios, sino de la práctica […] una
estrategia se elabora a partir de hechos reales básicos y la realidad cambia
independientemente de nuestra voluntad” (Garcé, 2006:45)
El primero de estos virajes se da con el abandono momentáneo de la lucha
armada para participar del experimento electoral del FA en 1971.
A partir del retorno de la democracia el MLN-T renuncia definitivamente a la
lucha armada4 y se inserta en la lucha electoral con la conformación del MPP. En 1994
se oponen fuertemente a la política de alianzas impulsada por Tabaré Vázquez y apenas
un año después se transforman en su principal aliado, ya que una vez más, “la realidad
política ha cambiado” (Garcé, 2006). Si bien todos estos hechos trajeron aparejada una
discusión en el seno de la organización al ser tomados, no produjeron un cisma y fueron
aceptados por la mayoría con naturalidad.

4 Veremos en el apartado dedicado a la adaptación electoral que esta renuncia casi se ve


truncada entre los años 1989 y 1995 mientras el sector proletario era mayoría en la
organización.

22
4.3.2 El pluralismo interno

Desde sus orígenes el MLN-T fue particularmente tolerante a la disidencia


interna, lo que lo diferenció del marxismo leninismo clásico con una toma de decisión
centralizada.
Dentro de la organización siempre existió más de una voz y en general
convivieron porque se delimitaron muy bien los espacios de acción y se le dio a cada
grupo alta discrecionalidad para la toma de decisiones. De esta manera se buscó que la
autonomía de cada militante tupamaro fuera alta.
De este modo pudieron convivir el Frente Juvenil, apadrinado por Raúl Sendic y
con un perfil más moderado y centrista con las seccionales de Marenales y Zabalza
quienes se preparaban para un nuevo escenario de lucha armada y clandestinidad,
incluso durante la década del 90. (Garcé, 2006)

4.3.3 La ambición política

Otra de las características propias del MLN-T fue su búsqueda constante del
éxito político. Cuando en la década del 60 tomaron las armas, lo hicieron con la
convicción de que era la manera más rápida de lograr el objetivo final. Esa carga de
impaciencia se vio disminuida cuando luego del retorno de la democracia los tupamaros
eligieron la vía electoral para la toma del poder.
La necesidad de participar en elecciones los llevó a evaluar positivamente el
cambio en algunos discursos y la adecuación a nuevas alianzas electorales y revisiones
programáticas de plataformas políticas.
Otra marca propia de la organización es que siempre fueron extremadamente
hábiles a la hora de comunicar y esto les granjeó simpatías en el pueblo incluso con
hechos tan controvertidos como la toma de la ciudad de Pando o el escape de la Cárcel
de Punta Carretas.
El MLN-T siempre fue exitoso a la hora de comunicar en un lenguaje llano que
pudiera ser comprendido por sus destinatarios. Uno de los mejores exponentes de esta
característica de la organización es José Mujica, quien ha logrado llegar a la presidencia
pero aún mantiene una cierta forma de dialogar con el electorado que no es forzada, sino
que es una elección consiente de una cierta manera de hablarle a sus interlocutores
renunciando a los tópicos clásicos de la izquierda marxista de los 60 y los 70 y

23
recuperando las referencias clásicas a los mitos nacionales como José Gervasio de
Artigas o José Pedro Varela.

4.3.4 La reivindicación de la épica

Otra característica del MLN-T es que logro producir una mística por la cual
pertenecer a la organización agrega valor en sí mismo. En términos de Panebianco, el
MLN-T logro una alta “infusión de valor” sus miembros, logrando un vínculo
emocional con la pertenencia a la organización, por el cual la pertenencia no se discute
así cambien alguna de sus premisas. (Panebianco, 1995)
El MLN-T fue muy exitoso en reescribir su pasado y en construir una épica de
militantes por la libertad y los valores democráticos. Sin embargo, es importante notar
que los miembros del MLN-T jamás renegaron de su pasado guerrillero. La
construcción de la época la logran según Garcé: “relatando con crudeza sus años de
prisión, con picardía sus operaciones militares y con humor sus derrotas” (Garcé,
2006:168)
En la actualidad, por ejemplo, los miembros de gobierno uruguayo que militan o
militaban en el MLN-T continúan asistiendo a los actos que conmemoran la toma de la
ciudad de Pando en 1969, reivindicando esta acción como una lucha contra el
autoritarismo que luego se implantaría con más fuerza a partir de 1973.

5. Adaptación partidaria (1985-2010)

Es interesante observar que el crecimiento del FA y su captura del electorado de


centro es posible de explicar por el rol que los dos partidos tradicionales empezaron a
jugar a partir del crecimiento electoral de la izquierda a finales de los 80 y comienzo de
los 90. Tanto el PN como el PC comenzaron a coaligarse para impedir la llegada al
poder de la izquierda y en ese proceso borraron algunas de sus identidades propias,
logrando que el clivaje se traslade a izquierda-partidos tradicionales y dejándole el
campo libre al FA para ir a conquistar a un electorado de centro que fue perdiendo sus
referencias históricas. (Yaffé, 2005)

24
En los dos apartados a continuación se describirá el proceso de adaptación
partidaria del FA y del MLN-T. Se presentan separados de este modo, porque si bien
son caminos que se juntan al integrarse el MLN-T a través del MPP en el FA, presentan
características distintas que merecen ser identificadas por separado.

5.1 Adaptación partidaria del FA

El FA logró reinsertarse como actor legítimo del sistema de partidos a mediados


de 1984, liderados por su fundador, Liber Seregni, y tuvo muy poco tiempo para realizar
un debate interno antes de plantear una plataforma electoral para las elecciones de 1984,
así que su plataforma programática fue muy similar a la de 1973. La mayor diferencia se
encontraba en el plano económico, en donde se dejó de lado una de los tres pilares del
programa del 73 (la nacionalización del comercio exterior) y se morigeró otro (la
reforma agraria ya no mencionaba directamente la eliminación de los latifundios). Solo
se mantuvo la estatización de la banca como fundamento de política. (Yaffé, 2005)
El resultado mostró que la facción más conservadora, el MGP había logrado la
primera minoría con casi el 40% de votos. El MPG comenzó a propugnar por algunas
actualizaciones programáticas y fue acompañado por el PDC. Se buscaba el
establecimiento de un gobierno de “mayorías nacionales”, lo que en la práctica
significaba abrir el juego a otras fuerzas políticas. La segunda facción en la elección fue
el PCU, quienes se mostraban reacios a cualquier tipo de actualización que llevara al
reformismo.
En el I Congreso Ordinario del FA (diciembre de 1987) finalmente se incorpora
la idea del “gobierno de las auténticas mayorías nacionales” aunque se lo subordina a un
programa que busque la “modificación radical del sistema económico” (Yaffé,
2005:164). Esta solución buscaba ser un compromiso entre los bríos reformistas
impulsados por el MGP y la tradición clásica del PCU.
En 1989 el MGP realizó dos planteos claves frente al plenario del FA. Por un
lado en el plano ideológico buscaba la eliminación de los postulados leninistas que eran
sostenidos básicamente por el PCU y el PS y buscaba que se pusiera mayor énfasis en la
noción de socialismo democrático.
En el plano electoral, el MGP planteo que buscaría la candidatura presidencial
de su principal referente, Hugo Batalla. Este planteo fue inaceptable para el PS, el PCU

25
y el propio Liber Seregni, quien había sido proscripto en las elecciones de 1984 y
buscaba ahora su primera candidatura en la nueva era democrática. El PDC buscó
mediar en el conflicto proponiendo una doble candidatura que se resolvería a través del
sistema de DVS, sin embargo esto no fue aceptado ya que históricamente el FA se
opuso al DVS para las candidaturas presidenciales. (Yaffé, 2005)
De este modo, el MGP y el PDC abandonaron el FA para terminar formando el
Nuevo Espacio (NE). Esto abrió la puerta a incorporaciones en el FA que estaban
demoradas por la falta de apoyo de estos dos grupos. Asé fue que en 1989, ante la
primera fractura del FA se le aceptó el ingreso a los miembros de MLN-T enrolados en
el MPP.
Pese a todos estos intentos de reforma, la plataforma electoral de 1989 que
llevaba como candidatos a Liber Seregni y Danilo Astori no contenía grandes cambios
con respecto a la de 1984, salvo la eliminación de la referencia a la “ampliación del
Estado”. (Yaffé, 2005, p. 82)
En el período que va desde 1990 hasta 1994 se produjeron fuertes tensiones
entre aquellos que buscaban una actualización del programa y una ampliación de la
política de alianzas y quienes se oponían.
Del lado de los renovadores se encontraba Tabaré Vázquez, quien en febrero de
1990 se hace cargo de la Intendencia de Montevideo y comienza el primer ciclo de
gobierno de izquierda en la principal ciudad del país.
Los más duros opositores a la renovación eran los tupamaros del MPP, los
comunistas y la facción creada por Danilo Astori, Asamblea Uruguay (AU).
Seregni apoyaba a Danilo Astori, a quien veía como sucesor natural para la
postulación a la presidencia. Durante este tiempo Tabaré Vázquez entabla relación con
aquellos partidos que habían abandonado el FA para formar el NE y busca sentar las
bases para una alianza entre este grupo y el FA. A través de todo este período, Vázquez
era visto como el negociador, el hombre que buscaba el giro hacia el centro, mientras
que Astori encarnaba la resistencia mayor al cambio. (Yaffé, 2005)
Finalmente, para el II Congreso Extraordinario del FA (1994) Vázquez logró
obtener suficientes apoyos para que el FA fuera a las elecciones de 1994 con una
alianza electoral con el NE, denominada Encuentro Progresista – Frente Amplio (EP-
FA). Para esto fue clave el apoyo del PCU que Vázquez recibió a último momento.
(Yaffé, 2005)

26
Para este momento Vázquez ya encaraba la renovación partidaria, pero Seregni
seguía siendo el presidente del FA y buscaba trabar el crecimiento de Vázquez a costa
de Astori. En 1996, Seregni negocia con miembros del PC y del PN la renovación de la
Constitución Nacional.
Esto produjo un fuerte debate al interior del FA, ya que para muchos en Frente
(Yaffé, 2005) (Moreira, 2009) (Garcé, 2006) esta reforma tenía el fin de frenar el
avance de la izquierda y su llegada al poder.
Seregni fue el principal abanderado de la reforma del lado del FA y Danilo
Astori también defendió sus virtudes, mientras que Tabaré Vázquez pasó a posicionarse
como su principal detractor. Esto trajo como consecuencia la inversión de los roles entre
Vázquez y Astori, ya que el primero ahora parecía como intransigente mientras que el
segundo para a ser el dialoguista. (Yaffé, 2005)
El FA finalmente terminó rechazando el proyecto de reforma, por lo que Liber
Seregni renunció a la presidencia del FA y Tabaré Vázquez fue nombrado como su
sucesor. El proyecto y la reforma finalmente fue aprobada en un referéndum y su
impacto en el sistema electoral ya ha sido analizado en el punto 4 de este mismo trabajo.
Este hecho puntual hizo que se reacomoden las alianzas de las facciones dentro
del FA, ya que ahora, por ejemplo, el MPP apoyó plenamente a Vázquez y se daría así
comienzo a una alianza a largo plazo que terminaría llevándolo a la presidencia. Astori
sufre las consecuencias de enfrentarse a Vázquez y en la interna para elegir el candidato
presidencial de las elecciones de 1999 pierde con Vázquez por 81% a 19% (Yaffé,
2005)
A partir de este momento, se profundiza el proceso de adaptación y reforma de
las plataformas del FA. En el III Congreso Ordinario del FA (diciembre de 1996) se
producen dos cambios sustanciales en el programa. En primer lugar se postula un
“modelo” alternativo en torno a tres ejes que serán la base de los siguientes programas
de FA: país productivo, políticas sociales y democratización de la sociedad y del
Estado. En segundo lugar, desaparece la mención a la nacionalización de la banca, el
último de los tres principios de política económica del programa de 1971 que seguía
vigente. (Yaffé, 2005)
En el III Congreso Extraordinario del FA (noviembre de 1998) incluye un
párrafo que modifica sustancialmente la política del FA con respecto a la deuda externa.
Allí se sostiene que: “el gobierno progresista, sin rehuir a las obligaciones contraídas
por el Estado, buscará aliviar la carga externa, sin aceptar imposiciones de los

27
organismos internacionales de crédito, renegociando plazos y reformulando el perfil de
la misma”. De este modo se abandona el discurso del carácter ilegítimo de la deuda
externa y la posibilidad de suspender los pagos. (Yaffé, 2005:93)
El IV Congreso Extraordinario (diciembre 2003) aprobó una plataforma a la que
se le agregan dos nuevos lineamientos generales, la inserción comercial del país y una
política de ciencia y tecnología. De esta manera, los lineamientos pasan a ser cinco:
Uruguay social, Uruguay productivo, Uruguay inteligente, Uruguay democrático y
Uruguay integrado.
También vale la pena destacar que la moderación impidió que se votaran algunas
propuestas que iban en contra de este nuevo perfil ideológico del FA. Se rechazaron
propuestas que promovían la derogación de la Ley de caducidad, otra que proponía el
“rechazo total” al ALCA y una tercera que solicitaba la suspensión del pago de la deuda
externa. (Yaffé, 2005)
Como resumen del proceso de cambio y moderación que impulsó el FA se puede
citar un documento de octubre de 2004 sobre política económica en donde se sostiene la
promoción de la producción nacional sobre la base de “un ambiente propicio para la
actividad empresarial” logrando “estándares de competitividad sobre la base de la
estabilidad macroeconómica y mejoras permanentes en la productividad”. (Yaffé,
2005:96) Se observa que el discurso se encuentra lejos de los postulados de “reforma
agraria”, “eliminación de los latifundios” o “estatización de la banca”.
Para la elección de 2004, el FA amplia su alianza electoral e incorpora otros
sectores progresistas dando origen al Frente Amplio – Encuentro Progresista – Nueva
Mayoría (FA-EP-NM) con la que finalmente logra la presidencia en 2004.

5.2 Adaptación partidaria del MLN-T

La cronología de la vida del MLN-T puede dividirse en tres grandes etapas. La


primera comprende desde su fundación en 1966 hasta su desarticulación entre 1972 y
1973 y es una etapa signada por la lucha armada.
La segunda etapa va desde 1973 hasta 1985 y es la época del exilio, la
clandestinidad y la prisión. Es durante esta época que la cúpula del MLN-T se encuentra
en prisión bajo condiciones de tortura y vida infrahumana y se los llama popularmente
“los rehenes”, ya que las Fuerzas Armadas amenazaban con asesinarlos si el MLN-T

28
realizaba cualquier tipo de acción armada. Algunos de los rehenes son relevantes en la
vida interna del FA hasta la actualidad. Los cautivos eran Raúl Sendic, Eleuterio
Fernández Huidobro, Mauricio Rosencof, José Mujica, Adolfo Wasem, Julio
Marenales, Henry Engler, Jorge Manera y Jorge Zabalza.
Como muestra de las condiciones de cautiverio5, Mauricio Rosencof ilustraba:
“Trece años estuve en prisión y diez meses en interrogatorio. Éramos nueve rehenes del
MLN. Habían dicho los militares: “Ya que no pudimos matarlos, los vamos a volver
locos”. Dos de los nueve enloquecieron y uno murió en el calabozo6. Nosotros vivimos
en condiciones durísimas, en calabozos de menos de 2m2. Por la sed, reciclábamos
nuestra orina, comíamos insectos… colgábamos un hilito en la celda para tener la
ilusión, si se movía, de que había aire” (Sepúlveda, 2005)
La tercera etapa de la vida del MLN-T y la que se analizará en profundidad va
de 1985, con el retorno de la democracia y la liberación de los rehenes hasta la
actualidad. Esta tercera etapa está caracterizada por la lucha política y la inclusión del
MLN-T en la contienda electoral.

5.2.1 Desde la liberación hasta la muerte de Sendic (1985-1989)

Desde antes de su liberación, en 1984, Raúl Sendic ya había dado muestras de la


ambición política y del eclecticismo ideológico del MLN-T y había anunciado que
tupamaros renunciaba a la lucha armada y se sumaba, “sin cartas en la manga” al
proceso democrático. (Garcé, 2006:52). En 1985 cuando son liberados todos los
rehenes, estos respaldan la postura de Sendic en una conferencia de prensa.
En ese momento se produce una fuerte autocrítica dentro de la organización y
para la III Convención fueron presentados 43 planteos de autocrítica (Garcé, 2006) , si
bien lo que siempre primó fue la idea del “gran abrazo” para evitar que la familia
tupamara se desmembrara.
Esta política del gran abrazo fue ciertamente exitosa en un principio, ya que
logró que todos los integrantes del MLN-T se acoplaran al nuevo proceso democrático y
no se produjeron fracturas al interior de la organización.
Dentro de las posiciones autocríticas se expusieron dos posiciones claves. Por un
lado algunos miembros sostenían que el problema había sido de tipo político militar y

5 Para un acercamiento de primera mano y más profundo de las condiciones de encierro, ver
(Fernández Huidobro & Rosencof, 1987).
6 NdA: Adolfo Wasem murió en 1984 víctima de un cáncer de médula espinal.

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que la organización se había quedado sin estrategia a partir del año 1969. Otro sector
sostenía que la derrota había sido causada por el problema del multiclasismo de la
organización y su poca inserción obrera y proletaria. Esta crítica era especialmente dura
con las “desviaciones” de la organización de la rama marxista-leninista tradicional y su
acercamiento a posturas anarquistas y nacionalistas.
Esta diferencia de criterios produjo la mayor división interna dentro del MLN-T
y sentó las bases para la lucha de facciones internas que fueron configurando la
adaptación partidaria.
La primera de las posturas era la denominada frentegrandista y tomaba su
nombre de la idea expuesta en 1971 por Sendic de formar un Frente Grande que supere
las diferencias de la izquierda y que contribuyera con la liberación nacional. Esta
postura no era necesariamente contradictoria con la idea del FA, sino que buscaba
complementar al FA por izquierda, ya que lo veía como un instrumento del reformismo
sin verdadero valor revolucionario. El líder de la facción frentegrandista era Raúl
Sendic.
Dentro de esta facción se buscaba hacer un trabajo de comunicación de masas
que llegara con el lenguaje típico tupamaro a todos los sectores de la sociedad y con esa
idea se fundó el periódico “Mate Amargo” y la Radio Panamericana.
Otro de los elementos claves de esta facción fue el Frente Juvenil, que intentaba
ser la renovación partidaria y que contaba con gran actividad en los secundarios y en las
universidades. Este frente siempre se manejó con gran nivel de autonomía y era seguido
con especial estima por Sendic, quien se acercaba a sus plenarios cada vez que le era
posible. (Garcé, 2006)
El Frente Juvenil fue un elemento muy importante en ese momento porque
funcionó como uno de los frentes de masas de la organización. Tuvo una participación
muy activa en la sociedad civil implementando un frente estudiantil contra las razzias
policiales que le terminaría costando el cargo de Ministro del Interior a Antonio
Marchesano en 1989.
Como postura casi diametralmente opuesta se encontraban los proletarios,
quienes eran liderados por Julio Marenales y Jorge Zabalza. En esta facción primaba la
visión marxista-leninista clásica y abonaban la teoría de que la derrota militar había sido
por la debilidad ideológica de la organización y por no contar con suficiente presencia
obrera y sindical.

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Justamente el Frente Sindical fue el elemento clave de los proletarios en la
búsqueda de la instrucción política de los obreros en el marxismo-leninismo.
Las dos posturas encontradas también tenían posiciones distintas con respecto a
la recién obtenida democracia. Mientras que los frentegrandistas la veían como una
oportunidad para el movimiento popular, para los proletarios continuaba siendo una
forma especialmente sutil de dominación social. (Garcé, 2006).
Los frentegrandistas creían que estaban dadas las condiciones para grandes
alianzas sociales y políticas que pudieras dar soluciones a los problemas que traía la
crisis, mientras que los proletarios veían un fuerte crecimiento de la lucha de clases que
culminaría una vez más en un rompimiento institucional hacia el autoritarismo y por
ello creían fundamental en seguir formando cuadros político-militares para cuando
debieran volver a la insurrección popular. (Garcé, 2006).
Vale la pena destacar que la mayoría de los rehenes no estaban situados
específicamente en ninguno de los dos bandos y fue, efectivamente, el trabajo de José
Mujica y de Eleuterio Fernández Huidobro el que permitió que la organización
permaneciera unida, ya que ellos funcionaron como un puente entre las dos posturas,
priorizando la unidad.
Esta igualdad de fuerzas, con los frentegrandistas más volcados a los frentes de
masas y los proletarios más fuertes en las instituciones internas de la organización duró
hasta la muerte de Sendic en 1989.
Antes, los frentegrandistas se habían anotado un triunfo al lograr que el MLN-T
solicitase el ingreso al FA a través de la creación del Movimiento de Participación
Popular junto con otros pequeños grupos de izquierda e intelectuales independientes. El
ingreso del MLN-T al FA no se aprobó hasta 1989, año en el que el fallecimiento de
Sendic traería grandes cambios en la organización.

5.2.2 La vuelta de la organización político-militar (1989-1995)

La muerte de Raúl Sendic produjo un reacomodamiento de los sectores internos


y se observó un aumento de poder relativo de los proletarios y un retroceso de los
frentegrandistas pese a ser, paradójicamente, aceptados en el FA.
El primer dato que da cuenta del avance de los proletarios en los espacios de
influencia de los frentegrandistas se dio en el terreno de los medios de comunicación.

31
En 1989 Jorge Zabalza fue nombrado director de Mate Amargo y la línea
editorial del medio cambió completamente; en 1990 los proletarios lograron imponer su
candidato a director en la Radio Panamericana.
A partir de ese momento comienza un período de retraimiento de la organización
y comienza a gestarse el “imaginario insurreccional”. Según este imaginario, la
situación política del país era muy similar a la de 1967 y una nueva época autoritaria era
inminente. Por eso la organización debía prepararse militarmente para poder volver a la
clandestinidad de ser necesario.
En la V Convención de 1990 se produjo el alejamiento del Frente Juvenil
quienes terminaron de debilitar las posiciones frentegrandistas en el MLN-T.
Durante esta época se produjeron algunas “operaciones” de baja escala para el
aprovisionamiento de armas y ayuda financiera, aunque fueron hechas por los sectores
más “autónomos” de los proletarios sin el apoyo de todo el aparato de la organización.
(Garcé, 2006)
En 1993 los integrantes del MLN-T deciden participar por primera vez en las
listas de candidatos del MPP para las elecciones de 1994. En las elecciones de 1989,
ante la muerte de Sendic y el comienzo de las luchas internas, el MLN-T había decidido
no presentar candidatos de la organización y la lista del MPP presentó candidatos de las
otras fuerzas que lo conformaban o de independientes.
De todos modos el rendimiento electoral del MPP en las elecciones del 94 fue
mediocre y muy influenciado por los hechos de la masacre de Jacinto Vera.
En 1994 el gobierno uruguayo decidió otorgarle a España la extradición de tres
presos vascos acusados de ser miembros de la organización armada ETA. Los presos
iniciaron una huelga de hambre y fueron internados en el Hospital Filtro de
Montevideo. El MPP realizó una fuerte campaña de apoyo a los presos vascos y el 22 de
agosto de 1994 se produjo una manifestación en los alrededores del hospital que
terminaron con 80 heridos y un manifestante muerto.
Estos episodios de violencia se vieron agravados por el hecho de que los
manifestantes portaban radios y estaban organizados en columnas de combate. Las
repercusiones de este hecho, a 90 días de las elecciones presidenciales de 1994 son
señaladas como una de las causas de la derrota de Tabaré Vázquez por 20.000 votos en
las elecciones. (Garcé, 2006) (Yaffé, 2005)

32
5.2.3 El giro electoral (1995-2010)

El año 1995 marca un nuevo giro en las posiciones del MLN-T y es el paso final
en su proceso de adaptación partidaria.
Las posiciones proletarias de Zabalza y Marenales pierden terreno ya que no se
verifican algunas de sus premisas básicas. En 1995 la situación de la democracia parece
mucho más establecida que 10 años atrás y las fuerzas de izquierda quedaron realmente
muy cerca de llegar a poder por las urnas. Esta realidad fuerza en alejamiento de
Zabalza del MLN-T en 1995 y la figura de dos de los rehenes vuelve a hacerse notar.
José Mujica y Eleuterio Fernández Huidobro comienzan a forjar al interior de la
organización un nuevo viraje ideológico que permita al MPP aumentar su caudal
electoral haciéndose una opción posible para el votante del centro y la centroizquierda.
Es en este momento que la figura de Mujica se despega en su rol de Diputado
Nacional, mostrando un discurso distinto al del resto de la clase dirigente uruguaya que
es muy bien recibido por el electorado y la opinión pública. Allí es cuando desde el
MLN-T se comienza a argumentar que el verdadero enemigo no es el reformismo, sino
la reacción y el imperialismo. (Garcé, 2006)
El impulso de la reforma constitucional le da al MPP otro argumento para
apoyarse más en sus socios del FA y termina de sellar una alianza con el PS que le da a
Vázquez el triunfo clave en la interna del FA contra la posición de Danilo Astori.
En 2001, el MPP se embarca en un proceso de creación de “una gran correntada
popular de carácter nacional, es decir, ancha y patriótica”. Con eso en mente Mujica
logra tender un puente con los pequeños y medianos productores rurales y logra apoyos
claves, como el de la Federación Rural o la Asociación de Cultivadores de Arroz.
(Garcé, 2006:144)
Ese mismo año se llevó a cabo la “Concertación” en donde los integrantes del
PIT-CNT y algunos sectores empresarios realizaron una manifestación conjunta
pidiendo cambios en el modelo económico. Las condiciones estaban dadas para un
acercamiento de la izquierda a otros sectores, históricamente hostiles.
Para la elección de 2004 que le daría finalmente el triunfo por primera vez al
FA, el MPP apostó fuertemente por la candidatura de Vázquez en la interna contra
Astori. Una vez que Tabaré Vázquez se aseguró la nominación informó que nombraría
como Ministro de Economía a Astori.

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Una vez en el gobierno, ese ministerio contó con amplia autonomía y Astori
funcionó casi como un primer ministro. Así, los enemigos de la interna se mostraban
como aliados en cuestiones claves como el tratado de libre comercio con los Estados
Unidos o la refinanciación de la deuda de los productores rurales. (Garcé, 2011)
El MPP, que había sido la facción más votada en las elecciones de 2004, se vio
forzado a ejercer nuevamente la oposición moderada dentro del FA. Mientras Vázquez
y Astori se alejaban de algunas premisas clásicas del FA, la imagen de Mujica crecía en
popularidad y se perfilaba como candidato presidenciable.
En 2008, con la excusa de un cambio general de gabinete, Vázquez removió a
Mujica de su cargo de Ministro de Agricultura y comenzó a dejar saber que su fórmula
ideal para continuarlo era Astori-Mujica, “en ese orden” (Garcé, 2011).
El MPP buscó el apoyo de los comunistas del PCU quienes seguían teniendo una
extensa base de militantes barriales y lograron imponer la candidatura de Mujica en el
Congreso del FA de diciembre de 2008, pero de todos modos el mismo Congreso
permitió que se presentaran otros candidatos para competir en internas abiertas. Allí, el
triunfo de Mujica (52%) sobre Astori (40%) fue inapelable. (Garcé, 2011)
De este modo Mujica pudo presentarse como candidato presidencial por el FA,
ganando su elección por el 52.4% de los votos en segunda vuelta y llevando a los
guerrilleros del 60 a la presidencia por vías electorales en 2009.

6. Conclusión

El MNL-T constituye un éxito de adaptación partidaria reciente. Pasaron de la


lucha armada a ser diezmados por la dictadura militar, para luego renacer y embarcarse
en un proceso de construcción política que los depositó primero en el FA y luego en la
presidencia del Uruguay.
Nada de todo esto hubiera sido posible si en el Uruguay se hubiese dado otro
tipo de transición hacia la democracia. La búsqueda de los militares de una salida
pactada que les garantizada impunidad sumada a la inteligencia de Liber Seregni y Raúl
Sendic hicieron que la izquierda pudiera reacomodarse como actor legítimo del sistema
de partidos. La paradoja de la Ley de Amnistía y la Ley de Caducidad es que sellaron
para siempre la impunidad de los crímenes contra la población civil uruguaya, pero al
mismo tiempo permitieron que los presos políticos que se habían alzado en armas se
reinsertaran a la vida pública sin otro juicio que el de la sociedad civil.

34
Esto hizo que el MLN-T pudiera utilizar el discurso de la épica para construir su
“infusión de valor” a sus miembros sin tener que renegar de su pasado guerrillero.
La construcción política del FA es una muestra de lo que la alianza de los grupos
de izquierda con un programa moderado de gobierno puede lograr: romper un
bipartidismo tradicional y lograr que los partidos que dominaron históricamente la vida
política uruguaya se unan para dejar a la izquierda en el rol de oposición que ésta supo
capitalizar tan bien, sobre todo luego de las crisis producto de las políticas liberales de
la década del 90.
El modelo propuesto en este trabajo pone mucho énfasis en la matriz ideológica
de las fuerzas analizadas ya que sirven para explicar las variaciones en los programas o
las posturas coyunturales de estas fuerzas políticas.
Queda por explorar si este tipo de análisis puede realizarse a otros grupos
armados que, de un modo u otro, ingresaron en la legalidad. Tal vez el mejor caso de
análisis puede ser el de los Montoneros, quienes vivieron otro proceso de transición
hacia la democracia y poseían una matriz ideológica distinta a la de los miembros del
MLN-T.
Del mismo modo, otra posibilidad para profundizar este trabajo puede ser el
proceso de adaptación partidaria que están llevando adelante las fuerzas de izquierda y
centro izquierda en la actualidad en la Argentina nucleadas en torno al FAP (Frente
Amplio Progresista).

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