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Según Sigmund Freud (1856 - 1939) los principios que explican el funcionamiento
psíquico son: el principio del placer (la libido) que busca satisfacción inmediata, el
principio de la realidad (o ananké) que posterga el placer bajo el respeto de ciertas
normas para adaptarse socialmente; el principio de repetición por compulsión por el cual
se tiende a volver a vivir experiencias intensas no importa si positivas o negativas; y el
principio del nirvana que expresa un impulso tanático al no ser o dejar de ser.
Intervienen los instintos del id (eros y thánatos) frente a las normas del superego. El yo
o ego debe mediar entre estas tensiones para satisfacerlas en su relación con la realidad.
Las tendencias instintivas prohibidas se reprimen depositándose en el subconsciente (en
donde se almacenan los más remotos recuerdos y experiencias asociados a estados de
culpa y ansiedad).
La libido, tendencia a la búsqueda del placer, dinamiza el desarrollo psíquico a través
de las fases oral (satisfacciones que tienen como base las necesidades de ingestión),
anal (satisfacciones que tienen como base las necesidades de excreción) y fálica
(relacionada con las necesidades de reproducción), convirtiéndose las respectivas partes
del cuerpo en ‘zonas erógenas’. Después de este período pre-genital en que se resuelve
la problemática de la tríada edípica, sobreviene el período de latencia con una suspensión
de las manifestaciones libidinales, por la aparición de la vergüenza y la moralidad; y,
finalmente, el período genital con la maduración de las capacidades biológicas de
reproducción, la busca erótica del sexo opuesto y la necesidad de dar y recibir amor.
Esta posición básica ha tenido múltiples derivaciones. Por ejemplo, para C.G.Jung la
psique se divide en tres partes: el Yo o mente consciente, el Inconsciente Personal (todo
contenido no actual en la conciencia, incluyendo lo reprimido, no necesariamente referido
a los instintos); y el Inconsciente Colectivo (depósito psíquico de la experiencia universal
de la especie que se actualiza en las personas en forma de arquetipos y símbolos).
El inconsciente colectivo contiene la experiencia genérica de la humanidad. Sus
contenidos son los arquetipos, patrones de la formación psíquica, estructuras o formas sin
contenido propio que organizan o canalizan el material psicológico; imágenes
primordiales que aparecen en los mitos y el folklore; estos elementos estructurales
regulares de formación en el inconsciente, dan origen tanto a las vidas fantásticas del
individuo como a las mitologías de un pueblo. Los arquetipos se manifiestan mediante
símbolos, que les dan cierta concretitud.
El desarrollo es concebido como un proceso de individuación o de autodesarrollo; es el
proceso de construcción y descubrimiento del Sí Mismo que representa la zona de
integración y conjunción entre lo consciente y lo inconsciente.
Existen dos actitudes: introversión u orientación hacia el interior y extroversión u
orientación hacia el exterior; y cuatro funciones psíquicas: pensamiento (que sirve para
diferenciar lo cierto de lo falso), sentimiento (que diferencia lo agradable de lo
desagradable), sensación (que permite distinguir la experiencia directa en hechos
concretos) e intuición (percepción interna, global, emergente y rápida en el procesamiento
de la información).
Al inconsciente personal de Freud, Jung añadió la idea de inconsciente colectivo. Y a ello
Szondi agregó el concepto de inconsciente familiar: los genes paternos y maternos entran
en conflicto asumiendo rol de conciencia los del sexo correspondiente, mientras que los
del sexo opuesto quedan en niveles subconscientes. Y Fromm introdujo la idea de
inconsciente social. Para Reich el factor que determina el desarrollo no es la libido, sino el
orgon una energía cósmica desde donde se deriva la libido de los individuos. Para Jung
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Anna O., cuidando de su padre enfermo, padeció de una síntomatología múltiple (: tos
nerviosa que la dejaba exhausta, hidrofobia, paresias, ceguera, mutismo, somnolencia, y
otros) que reducía su intensidad mediante conversaciones relativas al tema, tratamiento que
fue la célula germinal del psicoanálisis y que Freud y Breuer denominaron “método catártico”
(catarsis=purgación).
Los síntomas están ubicados en el consciente, pero su origen se halla en un plano
inconsciente; la división de la experiencia en estos planos está determinada por el
mecanismo de represión que hunde los recuerdos tan profundamente que ya no pueden ser
evocados. La terapia catártica consiste en recuperar esos contenidos traumáticos a través de
asociaciones libres (que reemplazaron a las tácticas hipnóticas que a su vez pretendían
simular los estados de ausencia de la paciente). Esta recuperación de recuerdos
acompañada de una descarga emocional determinaba la supresión del síntoma (Davidoff,
1981; 18 y ss).
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poder estar más tiempo con su madre; son deseos acompañados de culpa, vergüenza y
miedo a la castración que se resuelven en la angustia hacia los caballos.
Resumidamente, el aparato teórico psicoanalítico para explicar el comportamiento es el
siguiente: en el subconsciente se encuentra el ello sede de las pulsiones instintivas que al
manifestarse (libido: principio del placer), tropiezan con las normas de la cultura que se
integran al psiquismo a través del super ego, sede de la moral y de las obligaciones para el
trabajo (ananké: principio de la realidad). Las fuerzas de la naturaleza y la cultura colisionan
y es el ego quien ejecuta las transacciones adaptadas para satisfacer la presión de ambas
instancias: cuando el id se acrecienta surgen las perversiones y cuando el superego se
exacerba, aparecen las neurosis. El subconsciente usa símbolos, disfraces en la forma de
actos fallidos y sintomáticos, sueños y síntomas neuróticos porque la censura moral impide
una manifestación abierta de sus contenidos, transformación que se explica por el uso de
mecanismos de defensa y de la actividad onírica.
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La semiótica es la ciencia del estudio de los signos en forma de indicios, íconos y símbolos
y sus transformaciones mediante tropos.
Jacques Lacan (1901 - 1981) formuló una topología del inconsciente a través de la teoría
de los nudos. Si el nudo borromeo (cruzamiento de 3 anillos de forma que si se cortara uno,
los otros 2 quedarían sueltos) explica las psicosis; el nudo olímpico, las neurosis (los 3
anillos se anudan en sucesión y si se cortara uno de ellos los otros continuarían unidos):
esos tres anillos representan lo Real, lo Imaginario y lo Simbólico (RSI), que a veces se
separan y a veces se funden; si esto se extrema y estabiliza aparecen enfermedades.
Por el fenómeno de forclusión una represión temprana y extrema hace que el significante
fundamental -el Nombre del Padre- se desgaje de modo fatal y definitivo del significado sin
poder encontrarlo más. En la represión, el retorno de lo reprimido ocurre mediante sueños,
actos fallidos, síntomas neuróticos; en la forclusión el retorno es en forma alucinatorio-
psicótica. Se debe a que la madre, en el estadio del espejo, no ha transmitido la función
paterna (por sus actitudes posesivas o despreciativas o porque el padre asumió actitudes
sádicas provocando un pánico de castración). Este repudio a la función paterna, implica
carencia de la Ley que mediante el Registro de Lo Simbólico mantiene orden en el pensar
(el principio de realidad).
La metáfora de un espejo revela la aparición del Otro: da cuenta de la relación de la mirada
de la madre sobre el niño, estadio fundante de su propia imagen, que permite el traspaso
de lo imaginario a lo simbólico, permitiendo la certeza de la diferencia entre las
representaciones-palabra y las representaciones-cosa, confusión propia del delirio.
El niño pequeño posee una imagen fragmentada de su cuerpo. Para lograr la integración,
pasará por la fase del espejo (6to. a 18vo. mes de la infancia). Es la matriz del yo ideal:
cualquier otro a quien se ame en algo, estará en el lugar de esa imagen en la que confluye
el ideal del yo.
Por estas representaciones, la versión interna que cada quien tiene del mundo real es
imaginaria. Pero cada objeto del mundo real en nuestro mundo interno no sólo está
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representado en imagen, sino que posee un nombre. La palabra que designa al objeto es
un símbolo y toda experiencia humana queda inscrita en los planos imaginario y simbólico:
una palabra escuchada, pronunciada o leída (lo simbólico) remite en el psiquismo a una
representación (lo imaginario), reflejo de una cosa concreta (lo real). Sólo nos es dado
acceder a las cosas por intermediación obligada de imagen y símbolo.
5. Individuo y Sociedad
Ya algunos discípulos de Freud criticaron su biologicismo y desarrollaron conceptos más
vinculados con la sociedad en la formación de la personalidad: se interesaron más en el
principio de la realidad que en el principio del placer.
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Reich fundó el Instituto del Orgon creyendo que existía una energía cósmica que se
individualizaba en forma de libido. Creó aparatos acumuladores para restablecer el flujo
energético en el organismo y curar incluso el cáncer y la epilepsia. Fue diagnosticado
como parafrénico y acusado de falsario.
La energía orgónica tiene como propiedades:
●estar libre de masa, en movimiento constante y en todo lugar incluso en el vacío
●sus concentraciones varían sirviendo de medio para la actividad electromagnética y
gravitacional base de los fenómenos naturales fundamentales;
●sus concentraciones varían y cuando éstas son altas atraen la energía de los
alrededores menos concentrados;
●forma unidades que se convierten en centro de energía creativa: células, plantas,
animales, planetas, estrellas y galaxias.
Después, su discípulo Lowen cambió el término orgon por el de bioenergía con un cuerpo
teórico más accesible y menos fantástico que el de su maestro.
Hizo una vida política activa y buscó integrar las ideas de Freud con las de Marx. Fue
expulsado de ambas instituciones: de la psicoanalista por su militancia política, y de la
socialista por su insistencia en programa radical de educación sexual.
En La Psicología de Masas del Fascismo pretendió relacionar las raíces de la ideología
con el carácter individual. Sostenía que el psicoanálisis era ciencia materialista y que el
conflicto se explica bien a través de la dialéctica.
Su principal actividad política consistió en fundar clínicas de higiene sexual auspiciadas
por el comunismo para los obreros, con características muy de actualidad: distribución
libre de anticonceptivos, abolición de la prohibición del aborto y libertad para el divorcio;
educación e higiene sexual, etc..
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6. Neuropsicoanálisis
La idea de vincular psicoanálisis y fisiología no es nueva, pero no fue interés de los
propios psicoanalistas; otras teorías trataban de denigrarlo o de fundamentarlo; hoy ellos
mismos han asumido este rol biologizante -no todos, pues la mayoría considera que las
interpretaciones psicoanalíticas son autoconsistentes y no requieren de otro fundamento
sino el del análisis estructurado en la relación comprensiva analista-paciente y que la
neurociencia es aun muy macroscópica como para seguir con sus métodos un proceso
psicoterapéutico-.
Gavrílov (1953) intentó decodificar el psicoanálisis a través de los principios
experimentales reflexológico-fisiológicos: vinculó el nivel de conciencia a la excitación y a
la corteza cerebral y el inconsciente a la inhibición y los centros subcorticales. Empleando
conceptos como inhibición vestigial, irradiación-concentración, inhibición-excitación, fases
oniroides y tipos de temperamento, pretendió dar una explicación al eros y al thanatos, a
los mecanismos de defensa y a las formas de patología mental en esa época
denominadas neurastenia, psicastenia e histeria.
Kandel, Premio Nobel de Fisiología y Medicina 2000, hizo estudios en la aplysia, un
caracol marino, y en células nerviosas aisladas. Investigó fenómenos de la memoria que
después relacionó con la biología de la motivación y los procesos conscientes e
inconscientes del deseo para fundamentar científicamente al psicoanálisis. Estableció
diferencias entre elasticidad y plasticidad según el grado de conservación de las huellas
de experiencia (habituación, sensibilización y condicionamiento clásico); todo lo cual
biológicamente corresponde a redes neurales que procesan información. La conciencia es
entendida como producto de la señalización molecular de poblaciones de neuronas
interactuando en circuitos complejos por acoplamiento múltiple de descargas
sincronizadas a ritmo de 40 hz.
Pero gran parte de lo que experimentamos y traducimos psíquicamente no es accesado
por el conocimiento consciente. La modalidad afectiva difiere de otras modalidades
perceptivas (visual, auditiva, somatosensorial, etc) pues registra estados internos con
grados de placer y displacer de una situación concreta: más placer equivale a más
probable que satisfaga necesidades internas y viceversa. Las emociones son, pues,
percepciones de oscilaciones en la tensión de las necesidades instintivas o pulsiones
producto de la evaluación inconsciente del potencial dañino o beneficioso de una situación
y resultado de una integración dinámica del núcleo amigdalino, de factores periféricos
mediados por el hipotálamo y factores centrales de la corteza cerebral.
Antes de que la memoria explícita declarativa autobiográfica esté disponible luego de los
3 primeros años de vida (en que el hipocampo y el cortex orbitofrontal han madurado), la
memoria implícita se activa con participación del cerebelo y el núcleo amigdalino, circuitos
que no provocan sensación de recordar algo; puede haber deterioro de la memoria
explícita con conservación de la memoria implícita: es lo que llamaríamos inconsciente
(´inconsciente procesal´).
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8. Crítica al Psicoanálisis
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■Popper “quería distinguir entre la ciencia y la pseudociencia, sabiendo muy bien que la
ciencia a menudo se equivoca y que la pseudociencia a veces da con la verdad” (Antiseri,
1984; 191) y en qué medida el método empírico-inductivo se basta por contraposición a
toda ´metafísica´. El psicoanálisis deslumbra por su aparente poder explicativo, pero la
irrefutabilidad no es virtud sino defecto; es necesaria la testabilidad, un diseño que permita
desmentir. Es típico el estratagema del adivino de predecir vagamente para que la
predicción no fracase, haciéndola irrefutable, reinterpretándola buscando forzosa
conformidad, dándole así un ´sesgo concordista´.
■Para Wittgenstein el psicoanálisis pretende ser científico defendiéndose con conjeturas y
las conjeturas preceden a las hipótesis…”Si uno recuerda ciertos acontecimientos del día
anterior y los conecta con lo que ha soñado, esto ya cambia las cosas, transforma el
aspecto del sueño. Si después la reflexión sobre el sueño nos lleva a recordar ciertos
hechos de la primera infancia, esto dará al sueño un aspecto nuevamente diferente. Y así
sucesivamente” (Ibid, 204). Al interpretar un sueño no se sabe cuándo parar el proceso de
asociaciones; se detiene arbitrariamente cuando el analista le encuentra el sentido que
busca; como esto no siempre resulta obvio aparece la cadena de simbolizaciones que
sustituyen la representación directa. Además los símbolos son polisémicos: pueden
forzarse varias interpretaciones hasta encontrar la ´adecuada´.
■Ernest Nagel concluye que las neurosis como represión instintiva de raíz infantil de cuya
toma de conciencia depende la corrección del síntoma, no es sino una persuasión
interpretativa. Las ´certezas emocionales´ son más bien ´prejuicios emocionales´ que se
derivan del hecho de que resultan ´convencidos´ al ser sometidos a un análisis de
entrenamiento pedagógico por parte de un experto. Esta fabricación interpretativa,
especialmente cuando se trata de análisis de sueños y experiencias de la infancia, se
presta a ambigüedad, a confusión y deformación dejándose mucho campo a las creencias
tanto del analista como del analizado.
■Eysenck afirmaba que el psicoanálisis trata de comprender más que de explicar; por
consiguiente ha de ser juzgado en términos de fe y creencia más que en términos de
pruebas y verificaciones. Habitualmente no se presentan estadísticas que permitan hacer
contrastaciones; sus conceptos se fundan en datos no confiables, en ideas preconcebidas
sin la comprobación crucial de la hipótesis con desdén “de los grupos de control que
suministren la parte negativa del argumento inductivo” (Id. 245-246).
8.2 El Contexto de Descubrimiento
La psicología aborda su objeto de estudio no de un modo directo sino a través de un
paradigma metafórico: usa símiles para comprender sus fenómenos. La metáfora no es
algo abstracto sino algo concreto que emplea sentidos traslaticios para poder entender lo
que no entendemos.
Eckhart parte de la idea de que cuerpo y alma son sustancias distintas como lo sostuvieran
Descartes, Spinoza y Leibnitz, e, influido por los estudios de Harvey sobre la circulación
sanguínea, presenta al cuerpo con una fisiología hidráulica: un fluido al modo del vapor de
una máquina impulsa sus movimientos. En La Pasión del Alma, “expone cómo la sangre al
dilatarse en el corazón, produce unos fluidos muy tenues (los espíritus animales sometidos
a las leyes de la hidrodinámica), estos fluidos se encuentran atrapados en los poros del
cerebro, desde donde, a través de los nervios llegan a los músculos y producen sus
contracciones; antes de salir del cerebro pasan por la glándula pineal, donde el alma
interacciona con ellos” (Mosterín, 2006; 138).
Así como la psicología cognitiva toma hoy por metáfora al computador, Freud lo hizo con la
máquina a vapor: era la mente en un modelo termodinámico e hidrodinámico. Recogió de la
física la idea de energía y pensó que como la energía eléctrica había una energía psíquica,
a la cual llamó libido. El cuerpo recibe energía procedente del entorno y de las gónadas y la
transmite al cerebro, “que resulta sometido a presión de toda esta energía que le resulta
desagradable y tiene que mantener a un nivel descargándola a través del coito que
consume los excesos de energía”. Wilhelm Reich exacerbó la propuesta al hablar de biones
y orgon y crear una máquina captadora de la energía del cosmos, origen de la energía
libidinal.
“Nosotros sabemos ahora que el cerebro no recibe ni almacena, ni envía energía de ningún
tipo, sino solo señales, información. El cerebro envía a los músculos la orden, la
información de contraerse. La energía de los músculos para contraerse no la reciben del
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cerebro, la tienen ellos mismos, en forma de ATP, que tienen las células musculares. De
hecho, todas las células producen energía que necesitan para sus actividades,
descomponiendo el ATP que previamente acumulan mediante la respiración. No hay
tránsito de energía entre el cerebro y las partes del cuerpo” (Ibid; 143).
8.3 El Libro Negro del Psicoanálisis
Lo que da unidad a este texto dividido en 5 partes pareciera un acuerdo para dar sepultura
al psicoanálisis y para el resaltamiento de las ciencias neurocognitivas, frente a las que
Freud parece imprudente y falaz.
El libro se queja así del psicoanálisis:
►elabora leyendas y mistificaciones y fabrica falsas curaciones a partir de sus propios
pacientes con historiales distorsionados: Bertha Pappenheim no se habría curado de
ningún síntoma. La enfermedad y curación del pequeño Herbert Graf no fue tal, como
tampoco las de Aurelia Kronich o Ida Bauer. El Hombre de los Lobos, 60 años después,
seguía siendo víctima de ideas obsesivas y ataques de depresión profunda;
►se presentan casos inducidos de depresiones y suicidios que constituyen actos de
negligencia médica o de abuso profesional,
►se inventan datos o teorías con ocultamiento alevoso de hechos,
►presenta una ética acomodaticia de beneficio lucrativo,
►es un movimiento con rasgos de sectarismo en sus instituciones,
►muestra ausencia de metodología científica y creación de equivalentes fantasiosos.
CONCLUSIONES y REFLEXIONES
■ El Psicoanálisis es producto de las características de la época y la sociedad en que
surgió a través de las posibilidades y restricciones de sus científicos. Freud aborda tópicos
controversiales respecto de las represiones de ese momento: eso que la sociedad niega o
esconde pasa a ser motivo central de su pensamiento. En esa época hubo científicos y
pensadores que trataron sus temas (Kraft Ebing y Havellock Ellis para la sexualidad y
Nietszche y Hartmann para el inconsciente). Freud toma y desarrolla esas ideas
ampliándolas pues estaban como circunscritas, encubiertas o marginadas debido al
prejuicio moral de la ciencia y la sociedad de su tiempo.
■Respecto de la historia del psicoanálisis puede decirse que: unos discuten, se oponen y
se apartan de la ortodoxia freudiana; otros desarrollan sus principios o conceptos
ampliando sus ideas y aplicaciones; otros las mezclan o integran con otras posiciones
teóricas; otros las abandonan por propuestas que consideran más razonables o
fundamentadas; otros lo critican severamente reservándole el calificativo de pseudociencia.
La frondosidad de las teorías psicodinámicas puede explicarse por su alto grado de
subjetividad debido a una arquitectura conceptual sin un referente concreto material
registrable (como cuando se trata de la conducta o del estudio del cerebro): esta ausencia
de delimitación y concretitud hace que las ideas descarrilen hacia lo exagerado, lo
fantástico y hasta lo absurdo.
■Freud utilizó, como médico, el método clínico para la exploración de la mente,
adecuándolo en la forma de asociaciones libres. Pero éstas no son sino un conjunto
desordenado de ideas que pueden sistematizarse psicoanalíticamente o de cualquier otra
manera. Porque allí donde hay desorden podrían darse múltiples modos de imponer un
sentido. El analista se detiene en aquello que tiene, preconcebidamente, significado para él
y que supone puede utilizar en la terapia.
■Hay una manera de evitar estos deslices: Por ejemplo ¿cuál es el mejor modo de tratar
una fobia o una depresión? El nivel de eficacia es lo que esperaría sensatamente tanto el
paciente como el terapeuta. Es decir ¿logra o no logra el objetivo que se propone? Por lo
que el criterio de la práctica o de la aplicación -si se quiere de la utilidad-, no debe ser
desdeñado, pues de lo contrario aumentarán las dificultades para deslindar el valor de una
teoría: si todas pueden alcanzar a su estilo los objetivos que aceptamos para la psicología,
todas valen igual, si alguna lo logra con mayor eficacia, con mayor rapidez y con mayor
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estabilidad, esa tiene su ventaja: se trata de una armonía de atributos entre la comprensión
que genera y los cambios que logra.
■Los éxitos terapéuticos adjudicados al psicoanálisis podrían deberse a: efecto placebo
(impacto sugestivo) o recuperación espontánea (así como el S. ha adquirido síntomas sin
proponérselo, también puede desintomatizarse sea por el paso del tiempo que disminuye la
ansiedad o porque aparecen inesperadamente experiencias correctivas). Experimentos en
Implosión e Inmersión revelan un bajo margen de efectividad a la catarsis; del mismo modo,
no parece cierto que la eliminación de un síntoma dé por consecuencia una sustitución por
otro.
■La ideología del científico altera la percepción de lo eficaz y pertinente dejándolo ´ciego´ a
los errores propios y a los aciertos de teorías ajenas. Para Lakatos, tras la línea heurística
de instrumentación de hipótesis de la teoría, está el cinturón protector que pretende
validarla a como dé lugar o transige de modo que el núcleo de los principios se mantenga
indemne y sobreviva a pesar de sus anomalías (como en la creación del Neopsicoanálisis o
del Neuropsicoanálisis). Siguiendo el punto de vista de Reichenbach y Bachelard podría
verse el psicoanálisis como una ruptura epistemológica, pues irrumpe en las construcciones
cognitivas de la época presentando un nuevo modo de percibir algunos eventos y
problemas humanos. Y en ideas de Kuhn sería un paradigma que sufrirá de las anomalías
que lo lleven a su final, pues nuevas alternativas resolverán los problemas que no pudo.
■Desde el contexto de descubrimiento, también es posible considerar que su resistencia
tiene como sustento un criterio elitista apoyado en la capacidad financiera de sus
instituciones y profesionales (la defensa de su comunidad científica).
■Las metáforas son un apoyo a la compresión de los fenómenos psíquicos: la metáfora no
es el fenómeno tanto como el mapa no es el territorio. Es de esencial interés reconsiderar
la caracterización precisa del objeto de estudio en sus sustentos aparentes y subyacentes,
externos e internos y en sus referentes tanto biológicos como ambientales. Los factores
históricos no carecen de importancia: la época victoriana de Freud era fuertemente
represiva. Cada época tiene sus mitos y metáforas que sólo se descubren tras una
perspectiva histórica (podría ser que nuestro mito post moderno sea la ciencia cognitiva, la
manera de reducir la incertidumbre de los científicos de hoy, a través de analogías
computacionales). Como los tiempos cambian y con ello los conocimientos y sus
aplicaciones, las teorías amplían sus interpretaciones o las ajustan; de lo contrario
caducan, pues sus limitaciones y equivocaciones se irán haciendo cada vez más evidentes.
■Es preciso explicar el fenómeno de la conciencia satisfactoriamente: no es suficiente tratar
de neurotransmisores, hormonas y redes neurales porque definitivamente no es eso lo que
experimentamos: es preciso sondear la encrucijada entre el objeto-situación y el símbolo y
su representación en el cerebro; estudiar la sociedad y el organismo y su nexo simbólico en
términos de su configuración filogenética e histórica, el proceso de su traslado al cerebro y
el efecto interactivo en las transformaciones orgánico-mentales tanto como social-
culturales.
■Ciertamente mucho de la experiencia social es producto de la significación atribuida a las
situaciones y este fenómeno requiere de estructuras cerebrales; pero este solo hecho no
explica satisfactoriamente la vivencia, es decir la subjetividad en su composición cognitivo-
afectivo-conativo-social. El símbolo circula en la cultura, el cerebro lo capta y hace posible
el fenómeno de su comprensión para influir en su conducta de modo complejo e interactivo.
■Un elemento central de la Psicología es la relación entre experiencia y vivencia. La
experiencia al modificar la conducta modifica igualmente sus sustentadores hormonales y
neurales, acompañándose de comprensión y aprendizaje que reorganizan las conexiones
sinápticas. Lo psíquico es una reciprocidad de proporciones compuestas, no una entidad
aislada: es una relación de muchos elementos aprehensibles a través de los signos en que
multiplicidad de eventos se organizan de un determinado modo generando comprensión
respecto de una situación o una meta, lo cual no se entendería con sólo tratar de las
relaciones entre el sistema límbico y el cortex o de la dopamina y los neuropéptidos; tanto
como no se entenderá desvinculándose de estos fenómenos físico-químico-neurales-
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cerebrales para dejar a los símbolos correr por su cuenta sin freno alguno ni buscar el
medio de ajustarse a hechos interpretables que den cuenta de un cierto cambio en una
dirección en alguna medida previsible: por ello, se hace necesario poner en su lugar los
valores que corresponden tanto al raciocinio inductivo-deductivo como al transductivo en la
comprensión y explicación de la dinámica persona - ambiente en su adaptación y su
desarrollo.
■Una cosa sí es segura: el Psicoanálisis ha influido sustantivamente no sólo en psicólogos
sino en filósofos, antropólogos y sociólogos; la epistemología le reserva un lugar en el
contexto del sistema cualitativo-hermenéutico y ha dado lugar a creaciones artísticas del
estilo surrealista y a formas de usar la publicidad; todo lo cual -más allá o más acá de sus
resultados concretos- ha estimulado la reflexión y la crítica.
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