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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS


COLEGIO DE HISTORIA.

“La representación del Imperio de Maximiliano


en la caricatura política de mediados
del siglo XIX”.

Tesis que para optar por el grado de Licenciada en Historia


presenta:
Angélica Pérez Nava.

Asesor: Dra. Margarita Carbó Darnaculleta.

Ciudad Universitaria, marzo de 2009.

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AGRADECIMIENTOS:

Al concluir un trabajo como este es importante e imprescindible


agradecer a cada una de las personas que con su apoyo, cariño, solidaridad,
regaños y consejos me han ayudado a llegar a la meta deseada.

En primer lugar quisiera agradecer a Dios, esa fuerza intangible que me


ayuda día a día a continuar en el camino.

A mis padres mi agradecimiento eterno; en primer lugar por darme la


vida y las herramientas para vivirla; después por su apoyo y amor
incondicional. Lo menos que puedo hacer es dedicarles el fruto de mi esfuerzo.
Papá: gracias por estar conmigo, por tu apoyo y tu esfuerzo por ser mejor cada
día. Mamá: no tengo palabras para agradecerte todo lo que has hecho por mí.
Tu dedicación, amor, comprensión, y apoyo. Además de mi madre eres mi
amiga y mi mejor guía en la vida.

Hermanita: Gracias por ser mi compañera en la vida, porque juntas


tuvimos que aprender a crecer. Espero haber sido un buen ejemplo para ti, y
sólo quisiera decirte lo orgullosa que estoy de ti y lo mucho que te quiero. Eres
una gran persona y siempre podrás contar conmigo. Gracias también por ser
mi conejillo de indias en mis desvaríos históricos.

Rosalía, Ana Bertha, Ximena y Alejandra: Las quiero mucho, les


agradezco también su apoyo y su amor. Aunque las circunstancias no nos
permitan reunirnos constantemente, sabemos que estamos ahí
incondicionalmente.

A mis abuelos muchas gracias por sus enseñanzas. Los que ya no están
conmigo: Angelita y Nacho, gracias por enseñarme las bondades y la nobleza
de la gente del campo. A los que afortunadamente siguen conmigo: Modesta y
Emilio, gracias por su apoyo, sus enseñanzas y recuerdos. Gran parte de mi
amor por la Historia se la debo a ustedes.

A la familia Nava Huerta: Juan, Rosa María, Ernesto, Emilio, Eduardo,


Mónica y Marcela, infinitas gracias por todo su apoyo, dedicación, amor,
regaños, enseñanzas, por esas pláticas tan amenas, por ser un ejemplo de
unidad familiar, por ser más que mis tíos mis hermanos. Madrina Rosa, te
quiero mucho, gracias por todo. A mis primos, Emmanuel, Fernanda, Tania,
Pedro, Nancy, Bruno y Regina, los quiero mucho y espero poder seguir
apoyándolos como hasta ahora.

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A las familias Meza Pérez, Jiménez Pérez y Salas Pérez muchas gracias
por su apoyo, por quererme y cuidarme. Socorrito y mamá Lupe, las quiero
mucho. A mis primos: Ricardo, Abigail, Jesús, Diego, Paloma, Lula, Jorge,
Juan, Joan, Erika, Jacqueline. Gracias por su apoyo, su cariño y por esas
noches de parranda. Aunque las circunstancias no hayan sido las mejores,
creo que juntos hemos aprendido de las malas experiencias y ahora estamos
unidos, y espero que sea por mucho tiempo.

Mica… te extraño mucho… este trabajo también te lo dedico a ti por


todo ese amor que me brindaste, por cuidarme como a una hija más, por
demostrarnos que nunca es tarde para amar y que la vida siempre nos da una
segunda oportunidad, y no hay que desaprovecharla. Donde quiera que estés
recuerda que te amamos mucho.

A mis amigos, los de ayer, los de hoy, los de siempre: Ruth, Viri, Miguel,
Claus, Eréndira, Janis, Ivonne, Paty S., Paty L., Aidé, Lupita, Alfonso, Mireya…
muchas gracias por su amistad, sus consejos, por compartir conmigo la pasión
por la Historia. Muchos de ustedes sufrieron conmigo cada uno de los pasos de
esta tesis hasta su conclusión, gracias por su paciencia porque se que a veces
era insoportable. Gran parte de este trabajo fue engrandecido gracias a sus
aportaciones, son geniales…

Arturo… ¿qué rara es la vida, no? encontrarnos en el lugar menos


esperado. La vida nos da muchas sorpresas y cuando uno piensa que una
puerta se cerró se abre una ventana y el horizonte aparece de frente. No tengo
con qué agradecerte todo tu amor, apoyo, comprensión, compañerismo… eres
alguien muy especial para mí. Gracias por soportarme en esta parte final del
camino que juntos caminamos. Te quiero mucho.

Un agradecimiento especial para Carlos Mújica, mi jefe durante el


servicio social. Si este trabajo ha sido realizado en gran medida es gracias a ti;
que me llevaste a descubrir el maravilloso mundo de la caricatura política, a
adentrarme a esos periódicos viejos que tienen tanto que decirnos. Sus
páginas son en sí mismas historia viva, solo hay que redescubrirlas.

A la Doctora Margarita Carbó mi más profunda admiración, respeto y


agradecimiento por haber creído en mí y en mi trabajo. Cuando algunos
pensaron que este trabajo no tenía futuro usted decidió arriesgarse para sacar
adelante esta tesis que ahora presentamos. Este es un trabajo de las dos y
estaré eternamente agradecida por su apoyo y sus consideraciones.

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A la Universidad Nacional Autónoma de México, a la Facultad de
Filosofía y Letras, ese espacio que fue mi hogar durante mucho tiempo les
estoy eternamente agradecida por haberme dado las herramientas necesarias
para construirme un criterio propio, para desarrollar la profesión que amo y
para poder difundir mis ideas y sentimientos. Por siempre universitaria…

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Introducción:

La Historia es una disciplina fascinante. El poder acercarnos y conocer


lugares, personajes o situaciones que parecieran ser ajenos a nosotros es
maravilloso. Muchas veces se dice que debemos conocer nuestra historia para
no cometer los mismos errores del pasado en el futuro. En parte es cierto, pero
la Historia, y específicamente nuestra Historia, nos sirve para conocernos y
reconocernos dentro del largo proceso de una sociedad por constituirse en una
Nación fuerte, única e independiente, una Nación con una rica tradición cultural
heredada del mestizaje.

Dentro de la Historia de México los esfuerzos por consolidar este deseo


han sido muchos y muy variados. Algunas veces funcionaron, otras veces no,
pero sentaron las bases para el desarrollo de esta gran Nación. Uno de estos
esfuerzos está caracterizado por el periodo reformista que va de 1854 a 1867,
y que abarca acontecimientos como las Leyes de Reforma, la Intervención
Francesa y el Segundo Imperio, y posteriormente la República Restaurada a
partir de 1867.

Este periodo me parece uno de los más interesantes dentro de la


Historia de México por ser el periodo en el cual se dan una serie de cambios en
las principales estructuras del país en la lucha por conciliar diferentes proyectos
para el fortalecimiento de la Nación. Decidí tomar el Segundo Imperio Mexicano
como tema para desarrollar mi tesis de Licenciatura, y específicamente, la
caricatura política de este periodo, por ser una etapa dentro de la Historia de
México en la cual se intenta formar realmente una Nación homogénea con un
gobierno e instituciones estables después de tantas luchas ideológicas,
políticas y militares.

Mi interés por estudiar el siglo XIX mexicano, y sobre todo el periodo


reformista, se dio gracias a la Doctora Berta Flores Salinas, al tomar su clase
de “México de 1854 a 1867”, en donde aborda todo este gran periodo de una
manera muy interesante y apasionada, sobre todo al hablar sobre la Guerra de
Reforma, la intervención francesa y el Imperio de Maximiliano. Además, el

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Segundo Imperio mexicano es un periodo que está cubierto por un halo de
majestuosidad y a la vez de tragedia que le da ese toque interesante, aunque
la realidad del Imperio distó mucho de ser tan ideal.

El interés por tratar el tema de la caricatura política durante este periodo


surgió a partir de la realización de mi Servicio Social en el Departamento de
Investigación de la Dirección General de Promoción Cultural, Obra Pública y
Acervo Patrimonial de la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público, ubicado en el Palacio Nacional. Mi labor consistía en contribuir a
elaborar un catálogo de la caricatura política del periodo presidencial de Benito
Juárez, revisando específicamente el periódico La Orquesta.

Al tener acceso a esta de publicación, me di cuenta que era muy


interesante y necesario hacer una catalogación detallada del material litográfico
que ahí se encontraba. Además, al estar haciendo la catalogación me percaté
de que no sólo era cuestión de registrar aspectos como el nombre del autor o
las medidas de las láminas, sino que también era necesario revisar bajo qué
técnicas plásticas y con qué materiales se realizaban aquellas. Esta inquietud
la compartía con mi supervisor inmediato, el jefe del Departamento de
Investigación, el licenciado Carlos Mújica Suárez, quien me dio su apoyo para
ahondar en este tema, desarrollándolo como mi tesis de Licenciatura.

Aunque básicamente la búsqueda y catalogación de litografías que


llevaba a cabo se centraba en la figura de Benito Juárez, al revisar los
periódicos encontré también caricaturas sobre la llegada de Maximiliano de
Habsburgo a México y de los acontecimientos más importantes que tuvieron
lugar durante el Segundo Imperio, por lo que me pareció que sería muy
importante hacer público este material para así darnos una idea de cuál era la
relación de la prensa con el nuevo gobierno impuesto con la intervención de
una potencia extranjera.

El presente trabajo está basado en las siguientes preguntas: ¿En qué


medida el periodismo de combate y la caricatura como arma indispensable de

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este combate político contribuyeron a que el pueblo mexicano se formara una
idea del nuevo personaje que venía a dirigir los destinos de la nación? ¿De qué
manera el apoyo gráfico que significaba la caricatura política permitió que la
gente que no tenía la posibilidad de leer el texto impreso, pudiera darse cuenta
de su realidad política y social? ¿Hasta qué punto la caricatura proyecta en su
totalidad la tendencia política de su creador, el caricaturista? ¿Cuál fue la
reacción del gobierno imperial ante este ataque sugestivo y cuál fue su relación
con la prensa de oposición?

Con este trabajo espero haber contribuido a un mejor conocimiento,


mediante otro tipo de fuente documental, de un periodo histórico trascendental,
que aunque muchas veces es visto como algo frívolo y superficial, influyó para
agudizar y potenciar la decisión juarista de construir un México liberal y
progresista a partir de la defensa de su soberanía política, una decisión que
compartían la mayoría de los mexicanos.

Asimismo, también espero contribuir al conocimiento de un medio visual


como lo es la caricatura política, que desde su introducción en las
publicaciones, no sólo periódicas, permitió que la gente conociera más a su
país y a sus personajes y de esta manera pudiera realizar una crítica más
informada de sus líderes e instituciones.

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CAPÍTULO 1

Situación política de México antes de la llegada de Maximiliano


de Habsburgo.

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a) Antecedentes históricos.

Al consumarse la Independencia tras una guerra que duró de 1810 a


1821, y después del breve gobierno de Agustín de Iturbide, de mayo de 1822 a
marzo de 1823, en el cual se proclamó emperador con el título de Agustín I, se
estableció en México la República Federal. La generación que surgió después
del triunfo de la Independencia estaba frente a la necesidad de construir una
República, pero se encontraba carente de ideas y doctrinas para realizar este
proyecto.

Después de la abdicación del emperador Iturbide y hasta 1857, el país


osciló entre formas de gobierno federal, centralista y dictatorial. Estas primeras
décadas del México Independiente se caracterizaron por una situación política
inestable debido a frecuentes rebeliones y pronunciamientos, muchos de los
cuales se debían a la lucha política entre los llamados centralistas y
federalistas, y más tarde entre liberales y conservadores.

Aproximadamente hasta mediados de 1840, más que partidos políticos


había corrientes de opinión, con diversas facciones. Pero algunos intelectuales
fueron definiendo lo que más tarde serían los partidos liberal y conservador. La
lucha por estabilizar la situación política del país hizo que estas dos ideologías
se radicalizaran. En su forma más simple, estas ideologías se caracterizaban
por lo siguiente:

El partido liberal estaba conformado en su mayoría por intelectuales y


representantes de la pequeña burguesía urbana. Algunos dirigentes procedían
del pueblo, como en el caso de Benito Juárez y Juan Álvarez. Los liberales
estaban a favor de un gobierno federal, representativo y popular; contra los
fueros del Ejército y del clero y a favor de la igualdad de todos ante la ley.
Buscaban reactivar la economía del país y una forma de lograrlo era minar el
poderío de la Iglesia desamortizando los bienes eclesiásticos.1

1
Dentro de esta ideología se pueden distinguir dos tendencias: los liberales “puros” que
buscaban llevar a cabo el cambio en las formas de gobierno de manera radical e inmediata; y
los liberales “moderados”, que si bien también estaban a favor del cambio, buscaban realizarlo

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Los miembros del partido conservador estaban ligados a la estructura de
intereses coloniales, es por esto que dentro de su ideología hacían patente la
necesidad de preservar el orden colonial que había quedado superado.
Pensaban que debía mantenerse la sociedad corporativa colonial,
privilegiándose al clero y a los grandes propietarios. Los conservadores
estaban en contra del sistema republicano, y por el contrario, estaban a favor
de establecer una monarquía con un príncipe extranjero. Buscaban llevar a
cabo un ordenamiento de la sociedad bajo un estado fuerte y centralizado, (un
modelo de estado monárquico o centralista) que llevara a un régimen de paz,
orden y respeto a la propiedad.

La tiranía del gobierno de Santa Anna, y la venta de la Mesilla el 30 de


diciembre de 1853, causaron descontento en la población. Poco después de la
firma de este tratado, los liberales se levantaron en armas contra la dictadura
de Santa Anna. El 1º de marzo de 1854, en Ayutla, Guerrero, el coronel
Florencio Villarreal lanza un plan en el que básicamente se exigía el
derrocamiento de Santa Anna y la convocatoria para establecer un Congreso
Constituyente para redactar una nueva Constitución democrática.

Este plan contaba con el apoyo de Juan Álvarez e Ignacio Comonfort, al


igual que con un grupo de liberales radicados en Nueva Orleáns y Brownsville,
que esperaban el momento de regresar al país para reivindicarlo. Este grupo
llamado Junta Revolucionaria de Brownsville, estaba formado por gente como
Melchor Ocampo y Ponciano Arriaga, y representada por Eligio Romero. Para
atraerse al partido moderado, Comonfort hizo algunas reformas al plan original
y diez días después se proclamó el Plan de Ayutla reformado en Acapulco.

Aunque el pago de la venta de la Mesilla permitió a Santa Anna


sostenerse en el poder, la falta de apoyo y las dificultades que había en la
montaña de Guerrero debido a los levantamientos armados fueron detonantes
para que abandonara el país en agosto de 1855. El 14 de octubre,
representantes de los Estados eligieron a Juan Álvarez como presidente

de una manera más gradual. Vid. Reyes Heroles, Jesús. Los caminos de la Historia. México,
Universidad Nacional Autónoma de México, 2002. Págs. 46-47.

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provisional, quien formó un gobierno de liberales “puros”, entre ellos Melchor
Ocampo, Ponciano Arriaga, Benito Juárez, Miguel Lerdo de Tejada y Guillermo
Prieto. Ignacio Comonfort, el único liberal “moderado” asumió el Ministerio de
Guerra. Álvarez estableció su gobierno en Cuernavaca. “Con él llega la
generación liberal que realizaría la reforma y se establecerían cauces
modernos al país”. 2

En este primer momento se promulgan tres leyes liberales que


reformarían en mucho el orden gubernamental constituido hasta ese momento,
y serían detonantes para posteriores leyes. Se trata de la Ley Juárez, del 22 de
noviembre de 1855, que suprimió los fueros militar y eclesiástico, en lo
sucesivo, clérigos y militares no podrían ser juzgados en sus propios tribunales
por delitos de orden común; la Ley Lerdo, del 25 de junio de 1856, que
desamortizaba las fincas rústicas y urbanas propiedad de corporaciones civiles
y religiosas; y la Ley Iglesias, del 11 de abril de 1857, que prohibía el cobro de
obvenciones parroquiales a los pobres.

Comonfort era líder de los moderados que habían actuado de común


acuerdo con los liberales llamados “puros”, pero viendo que el movimiento
crecía, estaba pensando en la posibilidad de apartarse de la revolución. “El 11
de diciembre de 1855, Juan Álvarez, presionado por el ala derecha del Partido
Liberal, entregó el poder a Comonfort, quien formó un nuevo gabinete
solamente con moderados”. 3

En febrero de 1856, instalado el Congreso Constituyente, una Comisión


presidida por Ponciano Arriaga se encargó de elaborar un proyecto de
Constitución, respetando lo que se había acordado en el Plan de Ayutla. El 5
de febrero de 1857 fue concluida y jurada la nueva Carta Magna. Entre las
propuestas fundamentales se encontraban la forma federal del Estado y la
forma democrática, representativa y republicana de gobierno. Además fueron

2
Berta Flores Salinas. Cartas desde México. Dos fuentes militares para el estudio de la
Intervención francesa. 1862-1867. México, Porrúa, 2001. Pág. 13.
3
A. Belenki. La intervención francesa en México. 1861-1867. México, Ediciones Quinto Sol,
1998. Pág. 24

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declaradas libres la enseñanza, la industria, el comercio, el trabajo y la
asociación. De esta manera quedó establecida la Constitución de 1857.

Al realizarse las elecciones, Comonfort fue elegido presidente


Constitucional. Entre sus obligaciones estaba el poner en práctica el nuevo
documento, pero no lo hizo, “pensó que esta Constitución no traería al país los
beneficios expresados por el grupo liberal, pierde fe en esta causa y se une al
Partido Conservador”. 4 Parte de su equipo de colaboradores renunció a sus
puestos mientras que Benito Juárez, presidente de la Suprema Corte, Isidoro
Olvera, presidente del Congreso y algunos diputados fueron conducidos a
prisión. Los estados de la República se dividieron en aquellos que apoyaban el
Plan de Tacubaya y los que defendían el orden constitucional.

El 17 diciembre de 1857, los conservadores encabezados por el general


Félix Zuloaga se levantaron en armas con el Plan de Tacubaya, que pedía la
anulación de la Constitución. En enero de 1858, los conservadores, a quienes
se había adherido Comonfort y muchos otros moderados, tomaron la capital del
país, reconociendo como presidente a Zuloaga, a quien sustituyó en febrero de
1859 Miguel Miramón. Los representantes diplomáticos acreditados en México
también reconocieron al gobierno de Zuloaga. Comonfort era presionado por el
grupo conservador para que derogara las reformas liberales, a lo cual él se
negó. Tratando de buscar una reconciliación con los liberales, excarceló a
Juárez. Comonfort fue desconocido por los conservadores; dándose cuenta de
su error huyó a Estados Unidos.

De acuerdo con la Constitución de 1857, al quedar vacante el puesto de


presidente, legalmente asumió la presidencia de México el presidente de la
Suprema Corte de Justicia, el licenciado Benito Juárez. De esta manera, hubo
dos presidentes: Zuloaga por los conservadores y Juárez por los liberales. Esta
situación condujo a lo que se conoce como guerra de Reforma o de Tres Años.
A partir de este momento, tanto liberales como conservadores se enfrascarían
en una lucha por tratar de defender sus propios proyectos de nación.

4
Berta Flores Salinas. Op. Cit. Págs. 13-14.

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Los conservadores se establecieron en la capital con el apoyo de la
mayoría del Ejército, el reconocimiento de los representantes extranjeros y los
recursos del clero, situaciones que les permitieron dominar el centro del país.
Juárez se estableció primero en Guadalajara y después en Veracruz; sus jefes
y tropas eran improvisados y sólo contaba con los recursos de la aduana de
Veracruz.

A partir de enero de 1858 los partidos liberal y conservador se enfrentan


en una guerra que habría de durar, en su primera fase, tres años. El primer año
fue de triunfos conservadores, ya que ellos contaban con militares de carrera y
tropas disciplinadas, venciendo en repetidas ocasiones a los improvisados jefes
liberales Santos Degollado, Jesús González Ortega y otros. Estas derrotas que
fueron sufriendo el Ejército y el gobierno liberal lo llevaron a convertir su
mandato en itinerante.

Juárez traslada su gobierno en un primer momento a Guanajuato. A


mediados de febrero de 1858 establece su gobierno en Guadalajara, en donde
cae preso. Recobrada su libertad, sale algunos meses del país para después
reinstalar su gobierno en la ciudad de Veracruz. A pesar de las dificultades a
las cuales se vieron sujetos los integrantes del grupo liberal, continuaron
dictando una serie de disposiciones legislativas que simbolizaron una postura
aún más radical que la manejada en la Constitución de 1857.

Desde este lugar se promulgan las principales leyes de Reforma, que


establecen la separación de la Iglesia y el Estado. El 12 de julio de 1859 se
promulgó la Ley de nacionalización de los bienes eclesiásticos; el 23 la Ley de
matrimonio civil; el 28 la Ley orgánica del Registro Civil y la Ley sobre el estado
civil de las personas; el 31 el decreto de secularización de cementerios. El 11
de agosto se reglamentaron los días festivos y se prohibió la asistencia oficial a
las funciones de la Iglesia. Un año más tarde, el 4 de diciembre de 1860, se
expidió la Ley sobre libertad de cultos.

El problema financiero agobió a los dos bandos; para conseguir ayuda


los liberales acudieron a Estados Unidos, los cuales trataron de negociar una

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nueva compra de territorio nacional. El presidente de Estados Unidos, James
Buchanan envió a Robert Mc Lane a Veracruz con autorización para reconocer
a Juárez como presidente de México.

Después de varios meses de negociaciones diplomáticas, en diciembre


de 1859, Melchor Ocampo como representante del gobierno liberal y Robert Mc
Lane firmaron el tratado Mc Lane – Ocampo, en el cual, por vía de ampliación
del artículo 8º del tratado de 30 de diciembre de 1853, México concedía, a
perpetuidad, tránsito libre por el Istmo de Tehuantepec y diversos puntos de la
frontera norte, con privilegios comerciales y autorización para intervenir
militarmente en México “si fuera necesario”, para garantizar la seguridad y
protección de las personas y bienes que pasaran por alguna de estas rutas.

El gobierno liberal recibiría por esas concesiones un pago de cuatro


millones de pesos, de los cuales dos se pagarían inmediatamente después de
canjeadas las ratificaciones de este tratado, y los otros dos millones quedarían
en poder de los Estados Unidos para pagar las reclamaciones de ciudadanos
estadounidenses contra el gobierno de la República Mexicana, por daños y
perjuicios. Seis meses más tarde el Senado norteamericano no ratificó el
Tratado por temer que constituyera una ayuda al sur que se encontraba ya a
punto de declarar la guerra al norte para iniciar la Guerra de Secesión. 5

Los conservadores buscaron el apoyo europeo. Firmaron el tratado Mon-


Almonte con el gobierno español, dispuesto a otorgar cierto apoyo a cambio del
reconocimiento de las reclamaciones españolas. Mediante la firma de este
tratado, celebrado en París en marzo de 1859 entre Juan N. Almonte, ministro
plenipotenciario, y Alejandro Mon, ministro de la reina Isabel II, el gobierno
conservador reanudó las relaciones diplomáticas con España. Además,
Miramón pidió un préstamo con el banquero suizo Jecker y tomó dinero de la
representación británica, lo que lo desacreditó ante los extranjeros y aumentó
las deudas mexicanas.

5
Álvaro Matute. México en el siglo XIX. Antología de fuentes e interpretaciones históricas.
México, UNAM, 1984. Págs. 489-492.

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Después de tres años de guerra civil, las fuerzas liberales encabezadas
por el general Jesús González Ortega, enfrentaron lo que sería la última batalla
contra las fuerzas conservadoras dirigidas por Miguel Miramón. El 22 de
diciembre de 1860, los liberales derrotan al ejército conservador en San Miguel
Calpulalpan. Miramón huyó de la capital, en la que entraron a finales de
diciembre los ejércitos de González Ortega. De esta manera terminaba la
guerra civil, con la victoria de los liberales.

El 11 de enero de 1861, el gobierno de Juárez se instaló en la ciudad de


México. Una de sus primeras medidas fue desterrar del país a uno de los jefes
del bloque clerical-conservador, al arzobispo De la Garza y Ballesteros, a
varios obispos y a los representantes diplomáticos de España, Guatemala y
Ecuador, que habían tomado partido por los conservadores.

En junio de 1861, Juárez fue elegido presidente de México, pues sólo


era presidente Interino. La República no tenía dinero ni siquiera para mantener
y equipar al Ejército. Con el fin de conseguir más recursos para frenar la guerra
y arreglar la Hacienda Pública, el Ejecutivo tuvo que tomar medidas drásticas.
Se presentó ante el Congreso una iniciativa de ley para suspender los pagos
de deudas y obligaciones extranjeras durante dos años. Esta iniciativa fue
discutida y aprobada, publicándose el 17 de julio de 1861. La respuesta de las
potencias afectadas fue inmediata, y aunque esta ley se derogó en noviembre
de ese mismo año, fue demasiado tarde, pues la actitud asumida por los
gobiernos extranjeros presagiaba el inicio de la intervención.

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b) Gestiones para establecer un imperio en México.

Los primeros proyectos por establecer una monarquía en México se


encuentran ya desde antes de consumarse la independencia de México. El
territorio mexicano había estado sujeto durante mucho tiempo a la corona
española, y la idea de que uno de sus dominios se independizara no era del
todo agradable; la corona no quería perder la influencia, y en consecuencia, las
riquezas que ofrecían estos territorios.

Durante mucho tiempo los novohispanos buscaron independizarse de la


corona española. Las dos primeras décadas del siglo XIX se caracterizaron por
frecuentes rebeliones para obtener esta independencia. La llamada Guerra de
Independencia que comenzó el 16 de septiembre de 1810 fue el parteaguas
para que se trataran de solucionar las demandas de la población. Para terminar
con la lucha armada se trató de establecer un plan político que conciliara los
intereses de ambos sectores. De esta manera surgió el Plan de Iguala, firmado
el 24 de febrero de 1821, en el que se asentaban las bases de la autonomía de
México, aunque establecía la monarquía como forma de gobierno y llamaba
para presidirla a un monarca extranjero.

“Ese plan llamaba al trono mexicano, en primer lugar al rey Fernando VII
o a un príncipe de la casa de Borbón, y en su defecto, al archiduque Carlos de
Austria. España desdeñó reconocer lo sucedido en Iguala y de su desdén
provino el Imperio de Iturbide.” 6

Agustín de Iturbide ofreció, por medio de una diputación mexicana, la


corona al archiduque Carlos, de la casa de Austria. Pero el archiduque rechazó
la propuesta al parecerle “un campo de actividad tan inseguro y aventurado”. 7
Cuando las Cortes de España declararon nulo el Tratado de Córdoba, que
junto con el Plan de Iguala sirvieron de base para el acta de Independencia, la

6
Manuel Rivera Cambas. Historia de la intervención europea y norteamericana en México y del
Imperio de Maximiliano de Habsburgo. México, Editorial Academia Literaria, 1962. Pág.6.
7
Egon Caesar Conte Corti. Maximiliano y Carlota. México, Fondo de Cultura Económica, 1993.
Pág. 15.

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llegada de los Borbones se hizo imposible. Iturbide se proclamó entonces
emperador de México en mayo de 1822, cargo del que abdicó en marzo del
año siguiente.

“En realidad no existía en México un verdadero partido monárquico


organizado, numeroso y con un programa definido. Lo único que había eran
monárquicos de tendencias con frecuencia divergentes, que se asociaban
8
eventualmente para llevar adelante ciertas maniobras”. Aunque no era un
partido como tal, este grupo minoritario no desistió en su intento, gradualmente
fue preparando el camino para que México volviese al dominio de España.

Cuando estos esfuerzos fallaron, trabajó por establecer una monarquía


independiente y acudió a Francia para que le ayudara a cumplir su objetivo, sin
que por esto España abandonara sus proyectos. A partir de la Restauración
francesa, que se dio tras la expulsión de Napoleón Bonaparte en 1814 y el
establecimiento de la casa de Borbón en el trono francés, se pensó en
establecer monarquías en América para los Borbones. Luis XVIII quería colocar
en uno de ellos al duque de Orleáns. Su ministro Mr. Chateubriand negoció con
Mr. Canning, ministro inglés y con Fernando VII; pero el cambio de ministerio
de Mr. Villele por Mr. Chateubriand retardó cuarenta años la realización de este
proyecto.

Hacia 1846, el presidente Mariano Paredes y Arrillaga, quien “desde un


principio se declaró partidario del clero y de una monarquía asegurando que la
9
nación no estaba madura para ser República”, se unió a la conspiración
monárquica que en México encabezaban Lucas Alamán y el ministro español
Salvador Bermúdez de Castro. Contaban con un candidato: el príncipe Enrique,
cuñado de Isabel II de España, a favor de quien hacían propaganda a través
del diario conservador El Tiempo.

8
Christian Schefer. Los orígenes de la intervención francesa. México, Porrúa, 1963. Pág. 33
9
Fernando Orozco Linares. Gobernantes de México. México, Panorama Editorial, 1985. Pág.
274.

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Paredes llegó incluso a convocar a un Congreso Constituyente que
debía organizar al país bajo la forma monárquica de gobierno, y en la
convocatoria limitó el voto a las personas que acreditaran disponer de recursos
económicos. Este proyecto monárquico no prosperó debido a que Paredes fue
incapaz de enfrentar el reto de defender al país de la invasión estadounidense.
Fue derrocado a través de un cuartelazo promovido por los federalistas, al
mando del general José Mariano Salas. 10

En México esta idea monárquica siguió prevaleciendo, sostenida desde


1840 por José María Gutiérrez de Estrada, nacido en 1800, proveniente de una
familia criolla, dedicado a la carrera diplomática y quien en 1821 había formado
parte de aquella comisión que ofreció al archiduque Carlos de Austria la corona
mexicana. Hombre religioso y conservador, fue también embajador de México
en Viena, en donde se casó con la marquesa de St. Laurent. De regreso en
México fue incluso durante un tiempo Ministro de Relaciones Exteriores.

Estaba completamente convencido que sólo había un medio para poner


fin a la anarquía que dominaba al país, y éste era la monarquía absoluta y el
predominio de la Iglesia católica. En 1840 escribió un folleto titulado “Carta
monárquica”, dirigido al presidente Anastasio Bustamante. En este folleto
recomendaba como forma de gobierno la monarquía y sugería que el trono
fuera ocupado por un príncipe de sangre real. Esta carta no tuvo la resonancia
que su autor esperaba, Bustamante la mandó recoger y dio órdenes a la policía
para que Gutiérrez de Estrada fuera detenido. Éste salió del país y estableció
su residencia en el palacio de Marescotti, en Roma. Desde ahí siguió
trabajando constantemente para lograr establecer una monarquía en México.
En 1847 escribió otro folleto “México y Europa”, dirigido a las diferentes casas
reales europeas para convencerlas de ayudar a México a salir de su estado de
anarquía.

10
Cfr. Alejandro Rosas y José Manuel Villalpando. Los presidentes de México. México,
Editorial Planeta, 2001. Pág. 53.

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Gutiérrez de Estrada había trabajado por su cuenta en Europa, pero
quizá lo que le faltaba era apoyo desde México. Hacia 1854, Antonio López
Santa Anna, que en ese entonces era presidente de México, pensó en
establecer una monarquía ya que “su poder dictatorial no se podría mantener
11
más en el país con sus propios medios” Acordándose de Gutiérrez de
Estrada, Santa Anna le escribió el 1º de julio de 1854 otorgándole plenos
poderes para negociar en las cortes de Londres, Madrid, París y Viena el
establecimiento de una monarquía en México con un príncipe europeo al frente.

Para llevar a cabo este mandato necesitaba de un ayudante, eligió


entonces al joven diplomático don José Manuel Hidalgo y Esnaurrízar, quien en
esa época era el primer secretario de la embajada mexicana en Madrid. De
esta manera, le tocaba negociar este asunto con la reina de España, Isabel II y
con el que era el presidente del Consejo de Ministros, el conde de San Luis.
Pero a fines de julio de 1854 estalló en España una revolución, con lo que se
suspendieron las negociaciones. Al año siguiente Santa Anna fue derrocado,
con lo que ambos negociadores perdieron la base legítima de su gestión. 12

Hacia 1857 Hidalgo y Esnaurrízar fue nombrado por el gobierno


conservador secretario de la Embajada mexicana en París. Hidalgo había
frecuentado durante su estancia en Madrid la casa de la familia Montijo, y había
conocido a la que después sería la emperatriz Eugenia. Estando en París tuvo
de nuevo la oportunidad de platicar con la emperatriz y aprovechó para
exponerle la difícil situación por la que atravesaba México, sugiriéndole la
posibilidad de establecer una monarquía para salvar al país. Eugenia se
interesó en este proyecto y se lo comentó a su esposo, el emperador de
Francia, Napoleón III.

Hidalgo conversó con éste a mediados de 1858 y le hizo ver el gran


peligro en que se encontraba México debido a la política expansionista de
Estados Unidos. El emperador estaba consciente de esta situación. “Napoleón
III se propuso establecer en la frontera sur de Estados Unidos una monarquía

11
Conte Corti. Op. Cit. Pág. 29.
12
Ibidem. Pág. 30.

15

Neevia docConverter 5.1


fuerte, como barrera a la futura expansión de este país. También pretendía
convertir a las repúblicas hispanoamericanas en monarquías similares al
Segundo Imperio francés”. 13

Napoleón III parecía resuelto a llevar a cabo este plan, pero no tenía una
idea clara de cómo lograrlo. Por una parte, comprendía que cualquier acción en
México provocaría los celos de Inglaterra y España, pero sobre todo provocaría
la resistencia de Estados Unidos y la invocación de la Doctrina Monroe, la cual
rechazaba cualquier injerencia de Europa en el continente americano. Además,
tenía que resolver, en primer lugar, problemas de la política europea que le
concernían directamente, como la consolidación de la unificación italiana.

Mientras tanto en México, el Ejército liberal había derrotado al Ejército


conservador en San Miguel Calpulalpan, el 22 de diciembre de 1860 y Juárez
había hecho su entrada triunfal en la capital a principios de enero de 1861.
Aunque parecía que la guerra civil había concluido, algunos generales
conservadores, entre ellos Márquez y Mejía, ofrecían resistencia en algunos
puntos haciendo una guerra de guerrillas. De esto resultó una continua lucha
de intereses, en la cual los extranjeros que se encontraban en México tampoco
eran respetados. Algunas potencias reclamaron indemnizaciones al gobierno
liberal por los daños sufridos debido a la anarquía que prevalecía en el país.
España presentó una protesta, lo mismo que Inglaterra a través de su
representante Sir Charles Wyke, y Francia por medio de su representante el
vizconde de Gabriac, quien fue sustituido el 1º de diciembre de 1860 por el
conde Duboise de Saligny. El 17 de julio de 1861, Juárez decidió suspender
los pagos sobre adeudos extranjeros durante dos años, aunque esta iniciativa
fue derogada poco tiempo después. 14

Los representantes de Francia y España rompieron sus relaciones


diplomáticas con México; Inglaterra también dispuso tomar medidas drásticas.
Pero mientras que los representantes español y francés recomendaban la

13
Jackson Hanna, Alfred y Kathryn Abbey Hanna. Napoleón III y México. México, Fondo de
Cultura Económica, 1981. Pág. 7.
14
Vid supra. Pág. 6.

16

Neevia docConverter 5.1


inmediata intervención armada “Wyke si bien no retrocedía en sus
proposiciones ante el uso de la fuerza para proteger los intereses británicos, se
mostraba, sin embargo, comedido y creía que la ocupación de algunos puntos
de la República ejercería la necesaria presión.” 15

La supresión de pagos fue el pretexto idóneo que encontraron las tres


potencias para intervenir en los asuntos mexicanos. “Las causas fueron en
esencia de carácter económico, aunque las hubo también de índole política,
16
militar y hasta sicológica”. En realidad, entre las causas que originaron el
conflicto se encuentran el afán de revancha del clero y la facción conservadora;
la tendencia monárquica de una capa social que añoraba los tiempos de la
Colonia; los planes de Napoleón III de convertir a México en un campo de
explotación comercial, entre otros. Por parte de los mexicanos “el objetivo
político fundamental que ésta perseguía, estribaba en ayudar al Partido
Conservador a derrocar al gobierno de Juárez y sustituirlo por un gobierno que
dependiera del extranjero.” 17

José Manuel Hidalgo comunica a Napoleón III las intenciones de


Inglaterra y España para intervenir en México. De esta manera Francia ya no
actuaría sola, además de que Estados Unidos se encontraba en este momento
sufriendo los estragos de la Guerra de Secesión, por lo que no intentaría
enfrentarse a las tres potencias. Las condiciones estaban dadas, el siguiente
paso consistía en encontrar al candidato idóneo que aceptara el reto de
representar al futuro Imperio de México.

La decisión de comenzar la Intervención conjunta en México fue tomada


formalmente en la ciudad de Londres mediante una Convención en la cual se
fijó el plan de acción común para activar el cobro de las diversas reclamaciones
que se hacían a México. El Tratado, firmado el 31 de octubre de 1861 por los
ministros plenipotenciarios de los tres países, establecía en su artículo segundo

15
Conte Corti. Op. Cit. Pág. 75.
16
Vicente Fuentes Díaz. La intervención europea en México. (1861-1862). México, Edición del
autor, 1862. Pág. 20.
17
Belenki, Op. Cit. Pág. 56.

17

Neevia docConverter 5.1


que ninguna de las potencias debería pretender una ventaja territorial ni ejercer
influencia alguna en la situación interna de México o sobre su derecho a elegir
o constituir su forma de gobierno.18 Es importante hacer notar, por otra parte,
que Estados Unidos fue invitado a adherirse a la Convención de Londres,
aunque no se esperaba su contestación, ya que estaba atravesando el
problema de la Guerra de Secesión.

La primera parte de la intervención corrió a cargo del bloque formado por


Inglaterra, Francia y España. La diplomacia británica elaboró tres proyectos de
intervención, de Inglaterra y Francia primero, y de Inglaterra, Francia y España
después. Los dos primeros proyectos, de febrero y septiembre de 1860,
proponían la intervención con el pretexto de conciliar a los liberales y
conservadores para poner fin a la guerra civil, asegurando la dominación de
México por la ayuda de Inglaterra y Francia. 19

Las primeras tropas intervencionistas que desembarcaron en Veracruz a


mediados de diciembre de 1861 fueron las españolas, y para enero de 1862 los
ejércitos de las tres potencias ya se encontraban en territorio nacional. Con
ellos llegó el ministro plenipotenciario español, el general y conde de Reus,
Juan Prim, quien debido a su grado militar se convirtió en comandante en jefe
de las fuerzas aliadas intervencionistas. Para España fue más fácil llegar
primero, dado que tenía tropas en Cuba, mientras que Francia e Inglaterra
tenían que atravesar el océano.

Según la Convención de Londres, las tres potencias debían llegar juntas


y presentarse ante México con sus banderas, pero España se adelantó. Jurien
de la Graviere fue designado comandante de la expedición francesa, pero
Napoleón, al enterarse que España había desembarcado primero, decidió
mandar refuerzos al mando del general Charles Latrille, conde de Lorencez. 20

18
Álvaro Matute. México en el siglo XIX. Antología de fuentes e interpretaciones históricas.
México, UNAM, 1984. Pág. 507.
19
Vid. Belenki. Págs. 45-46
20
Conte Corti. Pág. 98.

18

Neevia docConverter 5.1


Juárez, temiendo que la intervención fuera duradera y para hacer el
avance de los invasores más difícil, promulgó una ley según la cual todo aquel
que apoyara de alguna manera, ya fuera militar, política o económica a la
intervención, sería castigado con la muerte. Esta ley de 25 de enero de 1862
produjo miedo entre la población, así como odio patriótico hacia los invasores
21
extranjeros. Esto complicaba los planes de los monárquicos mexicanos y del
emperador francés.

El gobierno liberal representado por el general Manuel Doblado entró en


negociaciones con las tropas intervencionistas representadas por Prim y
consiguió, mediante los Preliminares de la Soledad, que se retiraran los
ejércitos inglés y español, no así el francés. Entre los principios aprobados en
estos preliminares se destacan dos: se reconocía la estabilidad del gobierno de
Juárez y se autorizaba la concentración de las tropas intervencionistas en
Córdoba, Orizaba y Tehuacán para evitar que el clima y las enfermedades de
la costa afectaran a los soldados europeos, con la advertencia de regresarlas a
los lugares de origen en caso de suspenderse las negociaciones. 22

Lo primero que hicieron en México los delegados de las potencias, fue


asegurar, en una proclama a los habitantes, que no venían como enemigos,
sino que venían a ayudarlos a salir de la anarquía en la que se encontraba el
país, para que así pudiera éste resurgir. Después se reunieron para fijar las
recomendaciones que harían al gobierno mexicano. En los meses de febrero a
abril los representantes de las tres potencias recibieron nuevas instrucciones
de sus gobiernos. Inglaterra y España aprobaban, con ciertas reservas, los
Preliminares de La Soledad, pero el gobierno francés no sólo no los aceptó,
sino que además no reconoció al gobierno de Juárez.

El 9 de abril de 1862, las potencias suspendieron las negociaciones de


la Convención de Londres, por lo que las tropas españolas e inglesas se
retiraron del país. Una de las causas por las que se dio el rompimiento tenía
que ver con los emigrados monárquicos mexicanos, que a principios de marzo

21
Ibidem. Pág. 101
22
Vid. Álvaro Matute. Op. Cit. Pág. 509.

19

Neevia docConverter 5.1


habían regresado a México recibiendo de inmediato el apoyo de los
representantes franceses. “Prim y Wyke acusaban a De Saligny y De la
Graviére de que al apoyar a Almonte y a sus correligionarios se inmiscuían en
los asuntos internos de México, violando así el Convenio de Londres y el
23
Tratado de La Soledad”. De esta manera, Francia se quedaba sola y libre
para realizar sus propósitos, contando con uno de los mejores ejércitos del
mundo.

El 16 de abril de 1862, los representantes franceses declararon en una


proclama que Francia y el gobierno de Juárez estaban en estado de guerra y
llamaron a todos los mexicanos a “unirse en torno a la bandera francesa para
24
dar a su país un gobierno estable”. Mientras tanto Almonte, quien había sido
destituido por Juárez de su puesto de embajador en Francia, había regresado a
México en febrero de 1862. En Córdoba, Veracruz, se proclamó Jefe Supremo
de la Nación. Aunque su autoridad fue desconocida por el gobierno liberal y fue
declarado traidor y puesto fuera de la ley, las fuerzas francesas lo apoyaron e
incluso fue reconocido por la población de las ciudades ocupadas por los
franceses.

Aunque en un principio Lorencez se había retirado con sus tropas de


acuerdo con las disposiciones de los Preliminares, aprovechó un pretexto para
declarar que éstos no eran por fuerza obligatorios y avanzó hacia la ciudad de
Puebla. El 28 de abril de 1862, en las cumbres de Acultzingo se dio el primer
contacto con las tropas mexicanas. En un informe que Lorencez envió a
Napoleón III, le hacía saber que llegaría a la ciudad el 25 de mayo. Para el día
4 ya se encontraba en Puebla y el día 5 de mayo, intentando atacar los Fuertes
de Loreto y Guadalupe en donde se había concentrado el Ejército mexicano, el
Ejército francés fue derrotado por las tropas liberales al mando del general
Ignacio Zaragoza.

En julio de ese mismo año, Federico Elías Forey fue designado


comandante en jefe del ejército expedicionario en sustitución de Lorencez.

23
Belenki. Op. Cit. Pág. 74.
24
Ibidem. Pág. 81

20

Neevia docConverter 5.1


Ahora recaían en él las funciones políticas y diplomáticas relacionadas con la
expedición. El 22 de septiembre de 1862, Forey llegó a Veracruz; su primer
acto fue disolver el gobierno de Almonte, destituyendo a las autoridades por él
nombradas.

Juárez hizo que todas las tropas mexicanas se concentraran en Puebla


para enfrentar la segunda embestida, aunque para este momento el general
Zaragoza había muerto de tifo. El 16 de marzo de 1863 se inició el sitio de
Puebla, que resistió el Ejército de Oriente al mando del general Jesús González
Ortega durante 62 días, hasta el 17 de mayo. “El Gobierno Federal había
ordenado al general Ignacio Comonfort que ocurriera en auxilio de la plaza con
el Ejército del Centro, llevando municiones de boca y de guerra; pero éste fue
derrotado por completo en las lomas de San Lorenzo, el 8 de mayo, con lo que
25
los sitiados perdieron toda esperanza”. Como no fue posible enviar víveres y
municiones a los sitiados, éstos inutilizaron sus armas y se rindieron. Ante la
imposibilidad de defender la capital, el gobierno de Juárez salió de la ciudad de
México el 31 de mayo, trasladándose a San Luis Potosí; la ciudad de México
fue ocupada por los franceses.

Los franceses llegaron a la capital el 7 de junio de 1863 al mando de


Bazaine. El día 10 Forey hizo su entrada en la ciudad de México acompañado
por Almonte y el ministro Saligny. El partido conservador organizó un
recibimiento ostentoso. Tan pronto como el general Forey llegó a la capital, se
dedicó a organizar la instalación de la monarquía. El día 16 de junio expidió un
decreto para la formación de una Junta Superior de Gobierno, compuesta de
35 personas designadas por el ministro de Francia, la mayoría del Partido
Conservador y algunos liberales moderados.

Esta Junta debía nombrar a tres ciudadanos mexicanos para que


ejercieran el Poder Ejecutivo, y dos suplentes. Además debía convocar a una
Asamblea de Notables compuesta por 215 personas, que deberían de
pronunciarse por la forma de gobierno que México quisiera adoptar. Se formó

25
Rafael Tafolla Pérez. La Junta de Notables de 1863. México, Editorial Jus, 1977. Pág. 21.

21

Neevia docConverter 5.1


también la Regencia, integrada por Juan N. Almonte, el arzobispo de México
Antonio Pelagio Labastida y Dávalos, y por el general Mariano Salas.

La Asamblea elaboró un documento encaminado a dar forma al gobierno


intervencionista. El 10 de julio de 1863, los miembros de la Junta de Notables,
a excepción de dos, votaron por una monarquía moderada, por lo cual el
dictamen de la Comisión terminaba con las siguientes proposiciones:

“1. La Nación Mexicana adopta por forma de gobierno la monarquía


moderada, hereditaria con un príncipe católico.
2. El soberano tomará el título de Emperador de México.
3. La corona imperial de México se ofrece a S.E.I. y R. el Príncipe
Fernando Maximiliano, Archiduque de Austria, para sí y sus descendientes.

En el caso de que por circunstancias imposibles de prever, el


Archiduque Fernando Maximiliano no llegase a tomar posesión del trono que se
lo ofrece, la Nación Mexicana se remite a la benevolencia de S.M. Napoleón III,
Emperador de los franceses, para que le indique otro príncipe católico”. 26

c) El archiduque acepta la corona mexicana.

De una corona con el señuelo seducirme


quieren
y con locas quimeras deslumbrarme.
¿Más habré de escuchar de las sirenas el canto engañador?
Ay de quien fía en sus falsas promesas tentadoras.
Me hablaís de cetro, de poder, de trono
y descorréis ante mi vista el velo de un porvenir sin límites.
¿Seguiros debo, allende las olas del océano?

Maximiliano de Habsburgo.

Fernando Maximiliano de Habsburgo nació el 6 de julio de 1832 en el


palacio imperial de Schönbrunn, en Viena. Hijo segundo del archiduque
Francisco Carlos de Habsburgo y de la archiduquesa Sofía Willelsbach,

26
Ibidem. Pág. 32.

22

Neevia docConverter 5.1


hermano de Francisco José, quien a la postre heredaría el trono de Austria;
tuvo dos hermanos más, Carlos Luis y Luis Víctor. Se rumoraba que su padre
era Franz, duque de Reichstadt hijo de Napoleón I y de María Luisa de Austria,
a quien el canciller austriaco Metternich había llevado a Austria cuando su
padre fue desterrado a la isla de Santa Elena. La archiduquesa Sofía tuvo una
gran amistad con el duque, por lo que surgieron estos rumores. Fernando
Maximiliano era de constitución física fina y delgada, rubio claro con ojos
azules; de rostro pálido y mentón algo saliente, que más tarde cubriría con una
barba rubia, partida en dos y esmeradamente cuidada.

Tuvo como preceptor al conde Heinrich Bombelles, quien les


proporcionó a él y a su hermano un extenso plan de conocimientos; además, el
archiduque dedicó su tiempo al estudio de lenguas, botánica, pintura, literatura
y música. Era liberal y romántico, disfrutaba de la naturaleza y daba mucha
importancia a los deportes, especialmente a la equitación. Su sentimiento de
honor, así como su orgullo de Habsburgo estaban muy desarrollados.

En 1848 Francisco José ascendió al trono de Austria; Maximiliano quería


colaborar con él en la dirección de los asuntos de gobierno, pero sus
sugerencias fueron constantemente desatendidas. Sólo le quedó un campo de
actividad secundario: la marina austriaca, a la cual perteneció desde 1850,
llegando a ser comandante a los 22 años de edad. Con esta flota hizo un viaje
de adiestramiento a Grecia, Asia Menor, el sur de Italia y España.

Tuvo que suspender sus actividades marítimas, porque en mayo de


1856 recibió una orden de su hermano el emperador para recorrer las cortes
europeas. El 17 de mayo de 1856 llegó a París para observar la situación de la
nueva corte francesa y la disposición de Napoleón III para establecer
relaciones diplomáticas con Austria.

Continuó su viaje y visitó en Bruselas al rey Leopoldo I de Bélgica,


fundador de la casa de los Coburgo. Durante este viaje conoció a la princesa
Carlota de Bélgica, quien en ese entonces tenía 16 años de edad. Carlota
Amalia Leopoldina, quien había nacido el 7 de junio de 1840 en Bruselas, era

23

Neevia docConverter 5.1


hija del rey Leopoldo I y de la reina Luisa María de Orleáns, aunque había
perdido a su madre muy temprano, a los 10 años de edad. Fue educada a la
par de sus hermanos; era inteligente, clara y objetiva, así como ambiciosa y
vanidosa. Físicamente era alta y elegante, de ojos castaños y abundante
cabellera.

A los 16 años la princesa Carlota tenía dos pretendientes: el príncipe


alemán Jorge de Sajonia y el rey de Portugal Pedro V, pero ella había quedado
impresionada al conocer al archiduque Fernando Maximiliano y estaba decidida
a casarse con él. Su padre no estaba de acuerdo con esta unión, pero terminó
aceptándola. Mientras tanto, la archiduquesa Sofía, madre de Maximiliano, y su
hermano Francisco José, pensaban que era una unión conveniente.

Cuando Maximiliano regresó a Austria después de este viaje, se


iniciaron las negociaciones entre las cortes de Viena y Bruselas. El conde
Mensdorff-Poully, sobrino del rey Leopoldo, fue mediador en este asunto. En
diciembre de 1856, Maximiliano fue nuevamente a Bélgica, esta vez para
celebrar definitivamente los esponsales, situación que notificó a Napoleón III el
último día de ese año. El barón De Pont, por parte de Maximiliano, y el conde
Conway por parte del rey Leopoldo, llevaron a cabo la parte material del
contrato nupcial. Leopoldo I hizo saber a Francisco José que daría una buena
dote a su hija, pero a cambio quería que elevase a Maximiliano a una posición
más alta a fin de que Carlota pudiese con ello extender la influencia de la casa
real de Bélgica.

De esta manera, Francisco José se decidió a nombrar a su hermano


Fernando Maximiliano gobernador general del reino de Lombardía y Venecia, el
28 de febrero de 1857; a principios de abril hizo su entrada triunfal a Milán el
joven gobernador. En las provincias la noticia fue tomada con sentimientos
encontrados. Unos esperaban el mejoramiento de la situación del pueblo,
porque a Maximiliano le precedía una reputación de liberal, pero la mayoría de
la población italiana aspiraba a la completa desaparición de la dominación
austriaca y a la unidad de la nación italiana.

24

Neevia docConverter 5.1


El 27 de julio de 1857, se celebró en Bruselas la boda del archiduque
Fernando Maximiliano de Habsburgo y de Carlota Amalia, hija del rey de
Bélgica, perteneciente a la casa real de Coburgo. Pocas semanas después de
la boda, el 6 de septiembre de 1857, el joven matrimonio entraba oficialmente
en Milán. En una ocasión en la que el rey Leopoldo I visitó a la pareja en
Monza, Maximiliano habló a su suegro sobre un primer encuentro con algunos
monarquistas que le habían ofrecido la corona de México.

“Maximiliano contó al rey, accidentalmente en una comida, que hacia


unos años unos mexicanos le habían dirigido la pregunta de si estaría
dispuesto a aceptar la corona de su patria, pues estaba planeado el
establecimiento de la monarquía en México como única salvación para aquel
país.”27 El rey Leopoldo contestó que sería una hermosa posición, y a
Maximiliano no se le olvidaron estas palabras.

Ocupó el puesto de gobernador del reino Lombardo-Veneciano por dos


años (1857-1859). Este nombramiento le había sido dado en momentos
críticos, ya que estas provincias se encontraban dispuestas a pelear por su
liberación de Austria. Aunque Maximiliano trató de gobernar con un espíritu
ilustrado y conciliador, y llegó a realizar varias mejoras en estas provincias,
debido a la situación política, a fines de 1858 tuvo que enviar a Carlota a
Bruselas, al lado de su padre, y después a Trieste para protegerla de la
situación en Italia.

En febrero de 1859, Francisco José otorgó al general conde Giulay de


Marus la mayor autoridad civil y militar del reino Lombardo-Véneto. De esta
manera relevó a Maximiliano del puesto de gobernador general y lo puso a las
órdenes del teniente mariscal de campo Alemann, comandante de la plaza de
Venecia.

Ese mismo año estalló la guerra entre Francia y Austria. Napoleón III
prometió al rey del Piamonte Víctor Manuel II y a su ministro Camillo Cavour el

27
Vid. Conte Corti. Pág. 57.

25

Neevia docConverter 5.1


apoyo de las armas francesas para lograr la unificación de Italia. Después de la
batalla de Solferino, en donde los franceses vencieron a los austriacos, el
emperador francés concertó un armisticio con Francisco José el 11 de julio de
1859. Cerdeña adquirió Lombardía, Austria conservó Venecia y Francia
adquirió Niza y Saboya.

Debido a este fracaso, Maximiliano decidió emprender un viaje a


España, las Canarias y la isla de Madera. En esta última dejó a Carlota,
mientras él se dirigía a Brasil. Regresó a Austria en la primavera de 1860.
Decidió retirarse a vivir en su castillo de Miramar y permanecer alejado de la
corte de Austria debido a los continuos desacuerdos que tenía con Francisco
José. Pero tanto Carlota como él no se sentían conformes con el curso que
estaban teniendo sus vidas en Miramar; necesitaban tener un campo de acción
más amplio.

En octubre de 1861, el señor Gutiérrez de Estrada se presentó ante el


conde Mülinen, quien representaba temporalmente a Richard Metternich como
embajador de Austria en París, y le hizo ver los deseos de Francia para que un
archiduque austriaco ocupara el trono de México. La noche del 4 de octubre de
1861, el conde Rechberg, ministro de negocios extranjeros del emperador
Francisco José, llegó a Miramar para plantear el asunto a Maximiliano. Le dijo
que los exiliados mexicanos, discretamente apadrinados por Napoleón III,
deseaban conocer la opinión del emperador sobre la posibilidad de que su
hermano Fernando Maximiliano aceptara la corona de México. El archiduque
mostró interés por la idea de Napoleón III.

En una conversación más privada con el archiduque, Rechberg le dijo:


“El emperador de los franceses (…) está resuelto a provocar una intervención
europea con motivo de la situación que priva en México, y para este fin, (…)
principia por apoyar el establecimiento de un gobierno duradero, con el cual
sostener relaciones seguras. Para este fin, considera indispensable suprimir la
forma política a que se atribuye la situación ruinosa, y reemplazarla con otra
más de acuerdo con las prácticas europeas, y aún con las tradiciones del
pueblo mexicano. Mas como no sería posible hablar de monarquía sin contar

26

Neevia docConverter 5.1


con un monarca, pensaron en él tanto Napoleón III como los mexicanos
exiliados”. 28

Además le dijo que esta noticia se había comunicado en primer lugar a


su hermano el emperador, y que éste resolvió dejarlo en absoluta libertad, así
de esta manera quedaba bajo la responsabilidad de Maximiliano aceptar o no
la invitación. Francisco José estaba seguro que su hermano no se negaría a
esta proposición. Para él constituía una manera de mantenerlo alejado de la
corte austriaca. Rechberg regresó a Viena con el consentimiento “condicional”
del archiduque, sujeto a dos requisitos básicos: el apoyo de Francia e Inglaterra
y el voto favorable del pueblo mexicano expresado en forma satisfactoria.
Napoleón III dio entonces ordenes a las tropas francesas para que recorriesen
el país recogiendo firmas promonárquicas. Bajo la amenaza de las bayonetas
francesas, la gente de las ciudades ocupadas por los franceses aceptaba el
imperio, pero no era la mayoría. Los demás seguían apoyando el gobierno
liberal de Juárez.

La causa de que fuera promovida la candidatura de Maximiliano,


además de sus “cualidades e ideas católicas y liberal-conservadoras” fueron
las siguientes circunstancias:

1. El que Napoleón III lo conociera personalmente.


2. El no pertenecer a la familia real de ninguno de los países que podían
tomar parte en la intervención. 29

Maximiliano envió a un hombre de confianza, Sebastián


Scherzenlechner, a entrevistarse con José María Gutiérrez de Estrada en París
para conocer mejor las intenciones de los emigrados mexicanos. El 12 de
noviembre de 1861 el archiduque contestaba a Gutiérrez de Estrada en una
carta que “ponderaba el celo y la devoción que los mexicanos ponían al
servicio de una causa “digne de tout mon interet”, y confiaba en que “esos
esfuerzos patrióticos“ auspiciados “por hombres esclarecidos”, terminarían por

28
José Fuentes Mares. El Imperio y la República. México, Editorial Grijalbo, 1982. Pág. 16-17.
29
Belenki. Op. Cit.Pág. 43.

27

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ser coronados por el éxito. 30 Después de esto, Gutiérrez de Estrada recibió un
pasaporte para viajar a Miramar; para cuando llegó, Maximiliano ya tenía
resuelto aceptar la corona de México.

Napoleón III decidió dedicarse de lleno al establecimiento de la


monarquía en México, aunque siempre manteniendo con cierta reserva el
nombre del archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo como el candidato
elegido. Los emperadores franceses deseaban conocer el pensamiento de
Maximiliano, particularmente en tres puntos. “Primero respecto a la cuestión de
un préstamo que a Napoleón le parecía que se podía obtener fácilmente,
después sobre lo referente a la travesía en un barco de guerra austriaco, cosa
que dependía completamente del emperador Francisco José. El tercer punto,
en fin, saber qué fuerza armada debía apoyar el nuevo trono, punto que era
considerado por el emperador de los franceses como el más delicado e
importante”. 31

Como el proyecto mexicano parecía avanzar favorablemente, Francisco


José y Maximiliano se reunieron para aclarar ciertos detalles. La ocasión se dio
a finales de 1861, en Venecia, a donde se trasladó el archiduque. Francisco
José hizo un anticipo de 200 mil florines a su hermano para cubrir los primeros
gastos de la candidatura mexicana. El emperador prometió, además, hacer
reclutamientos en Austria para formar un cuerpo de voluntarios que lo
acompañara a México. Le ofreció también su licenciamiento como comandante
en jefe de la marina del imperio.

Napoleón prefería que el archiduque partiera a México acompañado por


un cuerpo de ejército austriaco, pero Metternich le hizo comprender que Austria
no era una potencia marítima, y por eso no podía garantizar en México el curso
de los sucesos futuros. De todas maneras, Francisco José instó a su hermano
para que la travesía se hiciera en un barco de guerra austriaco. Otro de los
acuerdos a los que llegaron Maximiliano y Francisco José fue el del
establecimiento de una regencia provisional formada por tres hombres, los

30
Fuentes Mares. Op. Cit. Pág. 18.
31
Conte Corti,Op. Cit. Pág. 105

28

Neevia docConverter 5.1


cuales tendrían facultades para promulgar decretos, a reserva de la aprobación
del futuro emperador. Además, el archiduque debía usar como emperador el
nombre de Fernando, no el de Maximiliano. 32

Aunque una de las condiciones de Maximiliano para aceptar la corona


mexicana era el apoyo de Francia e Inglaterra, esta última potencia, al igual
que España, hacían todo lo posible por hacer desistir al archiduque de su plan.
Los políticos ingleses estaban conscientes de que el establecimiento de una
monarquía no era factible en México, donde prevalecía un estado de anarquía
y donde había muchos republicanos que rechazaban la intervención.

Otra situación importante para Inglaterra al momento de tomar la


decisión de apoyar o no este proyecto, era la situación norteamericana. En el
curso de la guerra de Secesión, los estados del norte tenían éxitos en sus
batallas, por eso Inglaterra pensaba que lo más indicado era retirarse de la
empresa mexicana que era contraria a la doctrina Monroe. Estados Unidos
también coincidía con las otras potencias, al considerar que el establecimiento
de una monarquía en México era muy peligroso, sobre todo si el monarca no
era de origen mexicano. Además, el republicanismo era ya una forma de
gobierno que se estaba extendiendo por todo el continente americano.

En la corte inglesa se comprendía muy bien que Maximiliano buscaba un


campo de acción más amplio y un trono para gobernar dada su condición de
hijo segundo. En octubre de 1862 había estallado una revolución en Grecia que
terminó con la expulsión del rey Otto I y de su familia. Inglaterra pidió al rey
Leopoldo I que sondeara a su yerno y de ser posible influyera en él para que
aceptara este trono, poniendo de relieve el hecho de que esta corona era más
importante para Austria en comparación con la de México. El archiduque
rechazó este ofrecimiento poniendo como pretexto que “sería realmente el
último en inclinarme a aceptar una corona que ha sido ofrecida sin éxito, como
si fuera una mercancía, a media docena de príncipes”. 33

32
Conte Corti. Op. Cit. Pág. 106.
33
Ibidem. Pág. 152.

29

Neevia docConverter 5.1


Maximiliano estaba muy interesado en aceptar la corona mexicana,
porque al igual que Rechberg, tenían la idea de que el establecer un imperio en
América dirigido por él, podría permitirle también colocar a su hermano, el
archiduque Luis Víctor, al frente de un imperio, casándolo con una de las hijas
del emperador Pedro II de Brasil. De esta manera podrían fundar una nueva
dinastía de la casa de los Habsburgo. Incluso, pensaba Maximiliano, con el
tiempo llegarían a absorber los territorios pertenecientes a las repúblicas
ubicadas entre México y Brasil y crear dos poderosos estados imperiales. El
emperador Francisco José no estuvo de acuerdo con esto, y además Luis
Víctor no aceptó el plan voluntariamente.

El 12 de junio de 1863, la Regencia envió una carta a Maximiliano en la


que se le invitaba a aceptar la corona de México. La comisión nombrada por la
Regencia para llevar al archiduque el decreto de la Junta de Notables y
ofrecerle la corona estaba compuesta por José María Gutiérrez de Estrada,
José Manuel Hidalgo y Esnaurrízar, Antonio Escandón, Tomás Murphy, Adrián
Woll, Ignacio Aguilar y Marocho, Joaquín Velázquez de León, Francisco Javier
Miranda y Ángel Iglesias. Los cuatro primeros se encontraban en Europa, los
demás viajaron hacia allá a mediados de agosto.

El 2 de octubre de 1863 llegó la comisión a Trieste, y el día 3 fue


recibida por el archiduque en el castillo de Miramar. José María Gutiérrez de
Estrada pronunció un discurso en el que expresaba la esperanza en el nuevo
monarca para que lograra la estabilidad de México. Después de este discurso,
Maximiliano tomó la palabra, reiterando las condiciones que había establecido
para aceptar la corona:

1. Que fuera llamado por el voto de la mayoría de los mexicanos.


2. Que su nombramiento lo aprobaran su hermano y su suegro.
3. Que Francia ayudara con su Ejército y su Marina hasta la consolidación
del trono.

Después de dar su discurso, Maximiliano mandó llamar a Carlota para


presentársela a los mexicanos. Los comisionados llevaban consigo el acta de

30

Neevia docConverter 5.1


la Asamblea de Notables del 10 de julio, y además las actas de adhesión de las
ciudades de Puebla, Toluca, Córdoba, Orizaba, Veracruz, y treinta y siete
pueblos vecinos; todos estos lugares ocupados por las fuerzas franco-
mexicanas. Las actas de adhesión al imperio expresaban la “voluntad” de sólo
cinco y medio millones de mexicanos, sobre una población total de ocho y
medio millones, por lo tanto no existía la base democrática para establecer el
trono. Por otra parte, el gobierno inglés no estaba dispuesto a aceptar
obligaciones que lo vincularan en el futuro con la empresa mexicana. Por lo
tanto, dado que las condiciones establecidas por Maximiliano para aceptar el
trono no se habían cumplido, se encontraba en plena libertad ante Napoleón III
de rechazar la corona mexicana, pero no lo hizo.

En opinión de José María Iglesias, personaje importante del partido


liberal, había cinco razones por las cuales sería imposible el establecimiento
firme del imperio en México:

1. Una guerra europea que obligase a Francia a tomar una participación


importante y que la hiciese llamar al Ejército empleado en la aventura de
ultramar.
2. La necesidad de retirar el cuerpo expedicionario francés porque no se
podría sostener con los fondos propios del tesoro imperial mexicano.
3. La probable muerte de Napoleón III, ya que en ese entonces se
encontraba seriamente enfermo.
4. El triunfo de los Estados Unidos, que seguramente en nombre de la
doctrina Monroe no tolerarían el establecimiento del imperio mexicano.
5. Finalmente la resistencia republicana que sería un obstáculo
permanente a toda tentativa monárquica. 34

Poco después de la visita de la comisión, Maximiliano viajó a Viena para


entrevistarse con Francisco José. En este encuentro discutieron la exigencia
del emperador para que aquel, al aceptar la corona de México, renunciara a
favor de su hermano, el archiduque Carlos Luis, sus derechos eventuales a la

34
José María Iglesias. Revistas históricas sobre la intervención francesa en México. México,
Porrúa, 1966. Pág. XVII.

31

Neevia docConverter 5.1


sucesión de la corona austriaca. Como no llegaron a un acuerdo, Carlos Luis
quedó al frente de la negociación junto con un representante de Francisco
José. Maximiliano “se allanaba a renunciar sus derechos a la corona austriaca,
pero no en forma irreparable o definitiva, sino sólo durante el tiempo que su
dinastía reinara en México, o sea que si el imperio se asentaba sólidamente, la
renuncia tendría carácter definitivo, pero si no era así, (...) él recuperaría sus
derechos sobre la corona austriaca”. 35

El gobierno de Juárez envió a Jesús Terán a Europa, en enero de 1864,


para convencer a las potencias europeas de la justicia de la resistencia liberal y
para desalentar a Maximiliano de aceptar el ofrecimiento de la comisión
mexicana. Fue recibido por Maximiliano en el castillo de Miramar. Terán explicó
al archiduque la naturaleza e historia de México, las dificultades para gobernar
el país, lo impráctico de un sistema de gobierno impuesto por una potencia
extranjera y la legitimidad del gobierno del presidente Juárez. Maximiliano
aceptó su ignorancia respecto a todos estos temas. A fines de 1863
Maximiliano tenía muy clara la situación respecto al asunto de México; ya se le
habían hecho varias advertencias antes de la aceptación definitiva de la corona
y de su partida a México, no obstante lo cual, en enero de 1864 escribió a
Napoleón III para informarle que estaba decidido a aceptar la corona. Por su
parte, Francisco José ya había ordenado equipar la fragata Novara para la
travesía.

En marzo de 1864 Maximiliano y Carlota llegaron a París para conversar


con Napoleón III. En este viaje se llegó a un acuerdo sobre la convención
militar dividida en una parte oficial y en otra secreta. Se estipulaba que 25,000
hombres de las tropas francesas permanecerían en México hasta que fueran
reemplazados por otras; la legión extranjera formada por 8,000 hombres
residiría en el país durante ocho años. En el aspecto económico, México
tendría que pagar 270 millones de francos como gastos de la expedición
francesa hasta el primero de julio de 1864, después de lo cual cubriría 1,000
francos por cada soldado de Napoleón III.

35
José Fuentes Mares. Op. Cit. Pág. 28.

32

Neevia docConverter 5.1


En la parte secreta, el convenio establecía que “cualesquiera que fuesen
los acontecimientos que pudiesen ocurrir en Europa la ayuda de Francia nunca
faltaría al nuevo imperio”.36 El 12 de marzo, Napoleón III y Maximiliano
pactaron una Convención con carácter de provisional, la cual debía ser firmada
en forma definitiva en Miramar, después de la aceptación oficial de la corona.
De hecho, este documento, que se firmó el 10 de abril de 1864, es el
denominado Tratado de Miramar.

El 19 de marzo de 1864, en Viena, el conde Rechberg le pidió a


Maximiliano que firmara un documento titulado “Pacto de Familia”, en el cual el
archiduque y sus descendientes renunciaban a todos los derechos de sucesión
al trono de Austria, en tanto que cualquier otro miembro varón de la casa
imperial vivera. Maximiliano se negó a firmar este documento y partió a
Miramar. Carlota se presentó ante Francisco José para solicitarle que añadiera
un artículo adicional secreto en el que se estipulara que, en caso de que
Maximiliano renunciara voluntariamente al trono de México o lo perdiera, el
pacto quedaría nulo y le restablecería sus antiguos derechos. El 31 de marzo,
Francisco José escribió una carta en la cual prometía al archiduque y a su
esposa que, en caso de regresar a Europa, les procuraría una posición
adecuada en el Estado.37 El 9 de abril, el emperador Francisco José llegó a
Miramar; entonces Maximiliano decidió firmar el Pacto de Familia.

El 10 de abril de 1864 se realizó en Miramar la ceremonia de aceptación


de la corona de México en presencia de algunos mexicanos, cuya comisión
presidía José María Gutiérrez de Estrada. En esta ceremonia, Fernando
Maximiliano expresó que, en vista de que las condiciones acordadas para
aceptar la corona estaban cumplidas, ya que consideraba que las actas de
adhesión que había recibido confirmaban la voluntad del pueblo mexicano; que
contaba con el apoyo de Napoleón III para establecer sobre bases sólidas la
independencia y el bienestar del imperio y que su hermano Francisco José
consentía que aceptara el trono que se le proponía, él aceptaba la corona que
la nación mexicana le ofrecía, la cual llevaría con la ayuda del Todopoderoso.

36
Vid. Conte Corti. Op. Cit. Págs. 239-240
37
Ibidem. Págs. 254-255.

33

Neevia docConverter 5.1


Ese mismo día nombró regente del imperio a la archiduquesa Carlota, expidió
un decreto disolviendo la Regencia y nombró lugarteniente al general Juan N.
Almonte para gobernar al país durante el tiempo que transcurriera hasta su
llegada.

34

Neevia docConverter 5.1


CAPÍTULO 2

El Segundo Imperio Mexicano y su relación con la prensa


de oposición.

35

Neevia docConverter 5.1


a) La aventura imperial.

La aventura de Maximiliano y Carlota como emperadores de México


apenas comenzaba. El 14 de abril de 1864 se embarcaron en el muelle de
Trieste a bordo de la fragata austriaca Novara, que había izado la bandera
mexicana; y para escoltarla la fragata francesa Themis, que había sido
destinada por el emperador Napoleón III, bajo las ordenes del comandante
Morier.

El 18 de abril, la Novara entró a Civitavecchia, el puerto de Roma.


Subieron a saludar a los emperadores el mariscal duque de Montebello y el
ministro francés Sartiges; inmediatamente después los embajadores de Austria
y Bélgica y finalmente los cardenales mandados por el Papa. “En el mismo
instante tronaron en los barcos y en los fuertes las salvas de artillería y en el
momento del arribo los tambores y las fanfarrias papales y francesas
rivalizaban ensordecedoramente”. 1

Dos horas después llegaron a la ciudad de Roma, siendo hospedados


en el Palacio Marescotti, donde vivía Gutiérrez de Estrada. Al día siguiente, el
19 de abril, el Papa Pío IX recibió a los emperadores en una audiencia privada.
El día 20, su Santidad correspondió la visita de los emperadores, visitándolos
en el Palacio Marescotti. Ese mismo día retornaron a Civitavecchia para
continuar el viaje hacia México.

Durante este tiempo que los emperadores estuvieron en Roma, se evitó


tratar el tema del apoyo que Maximiliano recibiría durante su soberanía por
parte de la Iglesia. Aunque Napoleón III había aconsejado que se resolviera
este problema antes de la aceptación de la corona y del viaje, en vista de los
choques que tuvo el obispo Labastida con la Regencia, y temiendo que esto
obligara a Maximiliano a retirarse de la empresa, decidió aconsejarle no tratar
el tema, pues temía que esto entorpeciera sus planes. La única resolución a la

1
Paula Kolonitz. Un viaje a México en 1864. México, Fondo de Cultura Económica – Secretaría
de Educación Pública. 1984. Pág. 18.

36

Neevia docConverter 5.1


que se llegó en Roma fue la de solicitar para México un “buen nuncio con
principios razonables”, con el cuál más tarde se arreglaría todo.2

Durante los largos días de viaje, Maximiliano comenzó a sentir


arrepentimiento por haber firmado el Pacto de Familia, y de esta manera haber
perdido la posibilidad de asumir el trono de Austria y otros derechos y ventajas
que le correspondían de nacimiento. Tenía la impresión de que le habían
arrebatado violentamente la renuncia a un derecho que le correspondía ante
Dios y ante los hombres.

Este sentimiento produjo la redacción de un documento que declaraba


nula la renuncia como realizada bajo coacción. La emperatriz Carlota fue quien
impulsó la redacción de este documento y la que lo proyectó y escribió de su
puño y letra. Los emperadores esperaban que esta protesta iba a encontrar
apoyo en las grandes potencias y en los funcionarios austriacos. El acta, en la
cual se insertó una declaración firmada por los consejeros de Estado, Félix
Eloin, consejero de Maximiliano, y Sebastián Schertzenlechner, en la cual
ambos aseguraban haber comprobado “presión moral ejercida sobre Su
Majestad para la obtención de la firma”3, fue firmada por el emperador y la
emperatriz. Esta inquietud nunca abandonó a Maximiliano, y fue en parte la
causa de que durante su gobierno en México existieran relaciones tirantes con
su hermano.

Aprovechando las largas horas de viaje, los emperadores se dispusieron


a elaborar las primeras medidas para la regulación de su nueva situación como
emperadores de México. De esta manera, Maximiliano proyectó unas
instrucciones para su secretaría de gabinete, siendo nombrado jefe del
gabinete Eloin. En estas instrucciones hacía recomendaciones acerca del
comportamiento que debían tener los funcionarios con las autoridades del
imperio.

2
Egon Caesar Conte Corti. Op. Cit. Pág. 271.
3
Ibidem. Pág. 275.

37

Neevia docConverter 5.1


Entre las obligaciones de esta secretaría estaba el ponerse en relación
con la prensa nacional y extranjera, de tal modo que le fuese posible en caso
dado dirigir la opinión pública por medio de artículos, mantener contacto con la
policía secreta y disponer de agentes secretos para informarse sobre el estado
de ánimo general.

Maximiliano daba señas de su forma de pensar liberal, y pretendía


presentar una forma de gobierno que se acercara todo lo posible al tipo ideal
del Estado monárquico, aunque muchas cosas de la organización estaban
copiadas de la corte austriaca. Tanto él como la emperatriz se dedicaron a
elaborar un reglamento de etiqueta y ceremonial de corte, para poder darle a
su gobierno el aire imperial que necesitaba.

Después de una larga travesía visitando islas y ciudades importantes, y


sorteando algunas dificultades, como el hecho de que se terminara la provisión
de carbón de la fragata Novara, y tuvieran que ser remolcados por la fragata
Themis hasta La Martinica para aprovisionarse, el día 28 de mayo de 1864, las
fragatas llegaron al fuerte de San Juan de Ulúa, en donde anclaron teniendo
frente a ellos la vista de la ciudad de Veracruz.

Almonte no estaba en el puerto a la llegada de la fragata, aguardaba en


Orizaba la noticia del desembarco porque no la esperaba para ese día. Había
dado instrucciones de que nadie desembarcara en Veracruz debido a las
condiciones de insalubridad existentes en el puerto. Llegó la tarde de ese
mismo día acompañado por el general Salas y todas las autoridades de
Veracruz.

“La Themis nos había precedido para anunciar nuestra llegada; no había
ni una señal de vida; nadie se movía en el puerto, no había nadie en la costa.
El nuevo soberano de México estaba frente a su propio imperio, en poco
tiempo debía pisar su suelo, pero sus súbditos se habían escondido. Nadie lo
recibía.”4

4
Kolonitz, Paula. Op. Cit. Pág. 60.

38

Neevia docConverter 5.1


A su llegada al puerto de Veracruz, Maximiliano lanzó una proclama al
pueblo mexicano: “Mexicanos: ¡Vosotros me habeís deseado! Vuestra noble
nación, por una mayoría espontánea, me ha designado para velar, de hoy en
adelante, sobre vuestros destinos. Yo me entrego con alegría a ese
llamamiento”. 5

Al día siguiente de su llegada y después de este frío recibimiento, la


pareja imperial, acompañada por las autoridades tanto francesas como
mexicanas, fue conducida a la plaza donde esperaban los vagones que los
trasladarían hasta la ciudad de México. Este era el principio de las muchas
dificultades a las que Maximiliano debería enfrentarse después de haber
aceptado el trono de México.

Conte Corti señala cuatros situaciones desfavorables con las cuáles


nacía el Segundo Imperio mexicano:
1. Abandono de las condiciones puestas al principio.
2. Aceptación de las obligaciones financieras desfavorables.
3. Falta de resolución de las cuestiones de la Iglesia en México.
4. Estados Unidos no reconocería la monarquía.

Esta última cuestión había sido tratada desde el 4 de abril de 1863 en la


Cámara de representantes de Washington, dónde se había adoptado por
unanimidad una resolución por la cual se declaraba en absoluto contraria al
reconocimiento de una monarquía fundada sobre las ruinas de un gobierno
republicano, cualquiera que fuese el gobierno europeo bajo cuyos auspicios se
estableciese. 6

A lo largo del trayecto que la conduciría a la ciudad de México, la pareja


imperial pudo darse cuenta de las grandes diferencias que existían entre la
forma de vida más refinada de la ciudad y el nivel de vida más bajo del campo.
También pudieron darse cuenta de lo intransitables que resultaban algunos de

5
José Fuentes Mares. Juárez: el Imperio y la República. México, Editorial Grijalbo, 1982. Pág.
50.
6
Conte Corti. Op. Cit. Pág. 271.

39

Neevia docConverter 5.1


los caminos y las pocas vías de comunicación y transportes existentes en el
país.

Su llegada a la ciudad de Puebla les permitió remontar un poco su


ánimo, debido a que el recibimiento aquí fue muy festivo. La guarnición
francesa al mando del general Brincourt y el partido conservador habían
preparado un caluroso y solemne recibimiento con arcos triunfales, desfiles, y
una masa de gente que esperaba ver a los nuevos soberanos, aunque fuera
sólo por curiosidad.

Antes de entrar en la ciudad de México, los emperadores quisieron


visitar el santuario de la Virgen de Guadalupe, en donde pudieron darse cuenta
de la religiosidad del pueblo mexicano; a este lugar llegaron el día 7 de junio. El
12 de junio de 1864, Maximiliano y Carlota entraron solemnemente en la ciudad
de México. El recibimiento preparado por los conservadores y los franceses
hizo creer a la pareja imperial en una espontánea adhesión popular.

“Las casas aparecían llenas de guirnaldas, de banderas, de flores, de


tapices y de inscripciones testimoniándoles la común alegría a Maximiliano y a
Carlota. Por todos lados se levantaron arcos de triunfo, las calles estaban
atestadas de gente; a los miles de balcones de la ciudad se asomaban señoras
y niños aplaudiendo”. 7

Terminados los festejos, Maximiliano tomó posesión del gobierno. Su


ideal era hacer desaparecer el odio entre las diferentes facciones y atraerlas a
colaborar con él. Con esta intención nombró a José Fernando Ramírez, que
pertenecía al partido liberal moderado, ministro de Relaciones Exteriores. Otro
hombre de ideas liberales, Juan de Dios Peza, admitió la cartera de Guerra,
puesto relativamente cómodo mientras estuvieran en México Bazaine y el
ejército expedicionario. Para las carteras de Gobernación y Estado, llamó a
González de la Vega y Velázquez de León, ambos conservadores. Tanto

7
Kolonitz. Op. Cit. Pág. 91.

40

Neevia docConverter 5.1


conservadores como liberales sentían desconfianza y estaban a la expectativa
del proceder del emperador.

“Siendo como era Maximiliano, más idealista y soñador que político, era
natural que sus planes fracasaran. Creyó que le sería fácil acabar con la guerra
civil y con la división de partidos, llamando a su lado a los liberales que
quisieran servirlo; y creyó también que así consolidaría en México una era de
paz y de bienestar sin que pasaran tantos años todavía para que se realizara
su deseo”. 8

El Segundo Imperio Mexicano tiene tres etapas:

1. Etapa de organización: Junio de 1864 a febrero de 1866. Desde la


llegada del emperador al país, y durante la organización de la administración
del Imperio.
2. Etapa de transición: Febrero a noviembre de 1866. Etapa en la
cual la situación política, militar y financiera del país era caótica; salida
paulatina del Ejército francés y el intento de abdicación del emperador.
3. El gobierno personal del emperador: Noviembre de 1866 a mayo
de 1867. Ausencia de Carlota por su viaje a Europa para tratar de resolver la
cuestión mexicana; falta de apoyo de Francia al imperio; sitio de Querétaro.

El emperador comenzó a realizar reformas administrativas, creando


comisiones en los diversos ramos para que llevaran a cabo estas reformas.
Una de las comisiones debía regular las finanzas, otra debía controlar la
organización del Ejército, una tercera comisión debía ocuparse de la cuestión
de la justicia, la instrucción pública y el culto.

Con respecto a la prensa, Maximiliano decidió ampliar su campo de


acción y no imponer ningún tipo de censura oficial a los periódicos para ver
hasta qué punto podían los periodistas mostrar realmente la expresión de los

8
Blasio, José Luis. Maximiliano íntimo. México, Editora Mexicana, 1956. Pág. 116.

41

Neevia docConverter 5.1


deseos del país. Todo individuo podía emitir libremente sus opiniones sobre los
actos oficiales para manifestar los inconvenientes de los mismos.

El 10 de agosto de 1864, Maximiliano comenzó una gira de


reconocimiento por el interior del país, dejando a Carlota como Regente.
Durante su ausencia de la capital, ella debía presidir el consejo de ministros y
dar audiencias, costumbre heredada de la corte austriaca. Uno de los motivos
por los cuales realizó esta gira, fue para demostrar en los mercados financieros
de Europa que el país era seguro y tranquilo.

Con el objeto de que los negocios del servicio público fueran expedidos
con mayor rapidez y colocar al lado de la administración activa un cuerpo de
administración consultiva, el emperador expidió un decreto el 4 de diciembre de
1864 por el cual quedó establecido un Consejo de Estado, compuesto por un
presidente, José María Lacunza, ocho consejeros y ocho auditores.

La relación de Maximiliano con el clero era muy delicada. El emperador


estaba de acuerdo en imponer la libertad de cultos y confirmar la
nacionalización de los bienes eclesiásticos. Como no llegaba el nuncio para
llevar a cabo la reforma del clero, el 22 de julio de 1864, Maximiliano hizo
entregar a la curia papal una nota en la que decía que si el nuncio no llegaba
pronto obraría por propia iniciativa y tomaría las medidas que requería la
situación.9

El embajador mexicano en Roma, Ignacio Aguilar y Marocho se


entrevistó con el Papa para hacerle ver la necesidad del nuncio en México.
Después de esta entrevista el embajador tuvo la impresión de que la curia no
estaba totalmente con el nuevo régimen de México. La curia había esperado
que el primer acto de gobierno del emperador consistiera en anular todas las
Leyes de Reforma dirigidas contra la Iglesia, y devolver los bienes
eclesiásticos. Como Maximiliano no había hecho ésto, se había atraído la
enemistad del círculo clerical.

9
Conte Corti. Op. Cit. Pág. 304.

42

Neevia docConverter 5.1


Al llegar la nota a Roma, un mes más tarde, se realizó el nombramiento
de monsignore Pedro Francisco Meglia como nuncio apostólico en la corte
mexicana. El nuncio llegó a la capital en diciembre de 1864, con él traía una
carta enviada por el papa en la que pedía anular todas las Leyes de Reforma,
establecer la religión católica con exclusión de cualquiera otra como base y
apoyo del imperio mexicano; una completa libertad de los obispos en el
ejercicio de sus funciones eclesiásticas; el restablecimiento de las órdenes
religiosas; el sometimiento de la enseñanza tanto pública como privada a la
superior vigilancia del clero y la eliminación de todas las trabas que mantenían
a la Iglesia dependiente del Estado.10

Ante estas exigencias Maximiliano dio a conocer al nuncio, en nueve


puntos, sus contraposiciones; creía poder resolver la cuestión de la Iglesia en
una forma católica, pero también enteramente liberal.

1. Libertad de cultos.
2. La Iglesia pasará a ser órgano del Estado y recibirá una
subvención de éste.
3. Todos los servicios del clero serán gratuitos.
4. Nacionalización de bienes eclesiásticos.
5. Establecimiento del Regio Patronato.
6. Se evitarán los excesos de la vida monástica. Se darán reglas
para este fin.
7. Reconocimiento del registro civil.
8. Secularización de cementerios.
9. Supresión del fuero eclesiástico.

El emperador expuso al nuncio sus intenciones en una entrevista y le


propuso la conclusión de un concordato tomando como base los nueve puntos
y que abarcara todas las cuestiones. El nuncio venía con órdenes de revocar
las leyes que afectaran los intereses de la Iglesia, y sustituirlas por otras que
les conviniera a sus intereses. Al no haber un acuerdo entre el nuncio y

10
Ibidem. Pág. 305.

43

Neevia docConverter 5.1


Maximiliano, se reiniciaron negociaciones con el nuncio a través del Ministro de
Justicia, Teodosio Lares. Por su parte el nuncio consultó con el obispo
Labastida y los demás integrantes del alto clero mexicano. La resolución no
cambió; el nuncio tenía que llevar a cabo las instrucciones emitidas por el papa.
Para Maximiliano y Carlota fue un duro golpe darse cuenta que habían perdido
el apoyo del papa y del clero mexicano, y que no se había llegado a un
concordato para solucionar la cuestión religiosa en México.

El Consejo de Ministros bajo la presidencia de Maximiliano, se reunió


para tratar sobre la nueva situación. Con la aprobación del emperador se
decidió, en caso de que el nuncio no cediera, publicar una declaración
confirmando enteramente las Leyes de Reforma promulgadas por Juárez.
Maximiliano no quería ver al nuncio en vista de la actitud que había tomado,
por eso pidió a la emperatriz que hablara con él nuevamente para moverlo a
cambiar de actitud. Esto no sucedió, por el contrario, el nuncio estaba más
intransigente. Maximiliano pidió al ministro Escudero que le pidiera al nuncio
que le diera por escrito todo lo que había dicho verbalmente; el nuncio hizo
esto el 25 de diciembre de 1864.

El nuncio publicó una carta redactada en términos muy duros en la cual


protestaba porque con estas medidas, desde su punto de vista, la Iglesia era
rebajada a la condición de esclava del derecho público y criticaba las
condiciones del decreto imperial. El ministro Escudero consideró que el
contenido de esa carta no lo debía conocer el emperador y devolvió la misiva.

El 7 de enero de 1865 se publicó un decreto según el cual las bulas y


breves papales no podían ser publicados y ejecutados sin el exequatur
imperial. Firme en esta cuestión, Maximiliano promulgó el 27 de febrero del
mismo año el decreto que establecía la libertad de cultos y disponía la revisión
de los bienes del clero. Esto significó el completo rompimiento de las relaciones
con el nuncio y con la parte más rica y de mayor influencia del clero del país.

El nuncio dirigió al ministro de Relaciones una protesta. El rompimiento


entre Maximiliano y la Iglesia quedó consumado, por lo cual el nuncio salió de

44

Neevia docConverter 5.1


México a mediados de 1865. Meses antes el emperador buscó un
entendimiento con Roma y envió una comisión de tres miembros para tratar de
de obtener un concordato. A esta comisión se unió posteriormente el padre
Agustín Fischer.

Este personaje había llegado a la ciudad de México desde Coahuila


comisionado para defender los intereses de este estado afectados por la ley
promulgada por el gobierno imperial en la primavera de 1865 sobre la nueva
división del país. Alemán de nacimiento, había emigrado a Texas a los 40 años
de edad trabajando en cualquier cosa para poder sobrevivir. Fischer era de
religión protestante, pero se encontró con unos jesuitas, fue convertido al
catolicismo y aceptado en su orden. Durante algún tiempo fue secretario del
obispo de Durango, pero a causa de penosos incidentes tuvo que abandonar el
puesto. Más tarde regresó a la diócesis; en diciembre de 1863 fue a la capital y
cuando Maximiliano llegó en 1864 se aproximó a él como jesuita que hablaba
alemán.

El emperador le solicitó un informe sobre la situación del país, ya que


Fischer llevaba muchos años viviendo en él. Entregó un informe detallado
redactado de buena manera; con esto y con su buen trato hacia el emperador
pronto se ganó su confianza. A Maximiliano le pareció que podía ser el hombre
indicado para abrir el camino a la comisión que había enviado a Roma a
solucionar el problema con el clero.

El padre Fischer redactó un nuevo proyecto de concordato que se


diferenciaba en algunos puntos del que la comisión había presentado en Roma.
Se le dio una carta del emperador dirigida al papa, en la cual Fischer era
presentado como uno de los miembros más distinguidos del clero mexicano, y
en ella se expresaba la esperanza de que esta vez las cosas tuvieran una
mejor respuesta.11 El padre Fischer, después de este viaje, llegó a reconocer
que no se lograría firmar el concordato. El emperador atribuía este fracaso no
sólo a la mala voluntad de la curia, sino también a las intrigas de eclesiásticos

11
Ibidem. Pág. 374.

45

Neevia docConverter 5.1


mexicanos y a la falta de apoyo de las potencias europeas. La cuestión
religiosa quedó en suspenso.

Durante la etapa de organización del Imperio, Maximiliano llevó a cabo


reformas administrativas con las cuales pensaba darle una base jurídica a su
gobierno. Desde antes de llegar a México, ya había pensado en elaborar una
Constitución para el país; la base jurídica del Tratado de Miramar iba a ser esta
Constitución.

Para celebrar el primer aniversario de la aceptación de la corona, el


emperador promulgó el Estatuto Provisional Del Imperio Mexicano, dado en el
castillo de Chapultepec el 10 de abril de 1865, con el cual comienza a
gobernar. Este estatuto estaba compuesto de dieciocho títulos:

I. Del Emperador y de la forma de Gobierno.


II. Del Ministerio.
III. Del Consejo de Estado.
IV. De los Tribunales.
V. Del Tribunal de cuentas.
VI. De los Comisarios Imperiales y Visitadores.
VII. Del Cuerpo Diplomático y Consular.
VIII. De las Prefecturas Marítimas y Capitanías de Puertos.
IX. De los Prefectos políticos, Subprefectos y Municipalidades.
X. De la división militar del Imperio.
XI. De la Dirección de Obras Públicas.
XII. Del Territorio de la Nación.
XIII. De los Mexicanos.
XIV. De los ciudadanos.
XV. De las garantías individuales.
XVI. Del Pabellón Nacional.
XVII. De la posesión de los empleos y funciones públicas.
XVIII. De la observancia y reforma del Estatuto. 12

12
Estatuto Provisional del Imperio Mexicano. México, Imprenta de Andrade y Escalante, 1865.
11 páginas.

46

Neevia docConverter 5.1


La organización administrativa imperial a nivel nacional estaba
encabezada por el emperador Maximiliano I, el cual gobernaba por medio de
un Ministerio, compuesto de nueve departamentos ministeriales dependientes
del gabinete particular del emperador:

• Ministerio de la Casa Imperial


• Ministerio de Estado
• Ministerio de Negocios Extranjeros y Marina
• Ministerio de Gobernación
• Ministerio de Justicia
• Ministerio de Instrucción Pública y Cultos
• Ministerio de Guerra
• Ministerio de Fomento
• Ministerio de Hacienda

El emperador oiría al Consejo de Estado en la formación de leyes y


reglamentos. El país quedaba dividido en ocho grandes territorios, subdivididos
en cincuenta departamentos, cada departamento en distritos y cada distrito en
municipalidades. Maximiliano nombraría comisarios especiales para cuidar el
desarrollo y la buena administración de los departamentos.

Aunado a la promulgación del Estatuto Provisional del Imperio,


Maximiliano decidió celebrar este primer aniversario instituyendo la orden del
“Águila Mexicana” para recompensar el mérito sobresaliente y los servicios
extraordinarios hechos al Estado y a los emperadores; y la orden de
“Guadalupe” para recompensar el mérito distinguido y las virtudes cívicas; y
junto con la emperatriz, instituyó la orden de “San Carlos” para señoras, la cual
distingue y premia el mérito femenil y los actos de caridad, abnegación y
desprendimiento.

Instituye también, bajo la dependencia del Ministerio de Gobernación


una “Junta protectora de las clases menesterosas”. Esta idea surgió a partir de
su primer viaje al interior del país, en donde pudo darse cuenta de las
carencias y sufrimientos de que han sido víctimas sobre todo los indígenas, por

47

Neevia docConverter 5.1


lo que se va a encargar de defenderlos y a mejorar en lo posible sus
condiciones precarias. Para lograr ésto se encargó de estudiar las condiciones
de los indígenas, sus necesidades y preocupaciones.

Decide también crear la Academia Imperial de Ciencias y Artes,


dependiente del Ministerio de Instrucción Pública, para “impulsar el progreso de
la inteligencia en los ramos más nobles del saber humano”, designando como
presidente a José Fernando Ramírez. Esta Academia se componía de tres
clases:

I. De ciencias matemáticas, físicas y naturales, con la denominación


de matemático-física.
II. De filosofía, historia y ciencias anexas, con la denominación de
filosófico-histórica.
III. De filología, lingüística y bellas artes, con la denominación de
filológico-literaria. 13

La ley más importante, decretada el 10 de abril de 1865 fue la Ley de


Imprenta. En ella se pueden observar garantías importantes, con sus
respectivas restricciones. Esto se puede ver desde el artículo primero, en
donde queda establecido que nadie puede ser molestado por sus opiniones;
todos tienen derecho para imprimirlas y circularlas sin necesidad de previa
calificación o censura. Como se verá más adelante, ésto no será aplicable en
todos los casos, sobre todo tratándose de las publicaciones de oposición.

También queda establecida la manera como se puede abusar de esta


libertad de imprenta, sobre todo cuando se ataca a los miembros de la dinastía
reinante, cuando se incita a la desunión o a desobedecer a la autoridad, así
mismo también cuando se ataque a la moral o a la religión del Estado. Es
notorio que en el artículo 15 se estipula que quedan prohibidas las caricaturas
en que figuren las personas de la dinastía reinante o en que se ridiculice a los
representantes de las “naciones amigas” o a los funcionarios del Estado.

13
Diario del Imperio. 10 de abril de 1865. Tomo I, Núm. 83. 1er. Suplemento al número 83.
Pág. 340.

48

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Otro avance significativo en esta ley es el de los derechos de autor, ya
que el artículo 23 dice que ningún escrito se publicará sin que lleve la firma de
su autor. Además, las traducciones llevarán el nombre del traductor. En el
artículo 28 se pide que los impresores pongan sus nombres y apellidos, el lugar
y el año de impresión en cualquier publicación. En caso de que se publiquen
injurias en algún impreso, esta ley permite que se establezca un juicio por parte
del injuriado al impresor. En caso de que la denuncia fuera fundamentada, el
juez podría mandar suspender la circulación del impreso y citar al autor o al
impresor. 14

Maximiliano emprendió durante los meses de marzo-abril un segundo


viaje al interior del país, durante el cual acordó formar una brigada de fuerzas
mexicanas que servirían de base para la organización del Ejército, encargando
al general austriaco Thun de realizar el proyecto. El viaje sirvió también para
visitar algunos pueblos y conocer sus necesidades para satisfacerlas. Otro de
los objetivos del emperador era ver los avances en la construcción del
ferrocarril entre México y Veracruz. 15

Al regresar a la capital, el emperador hizo un arreglo a su gabinete


particular, al que dividió en dos departamentos, uno para asuntos civiles y otro
para los asuntos militares, y acordó que todos los asuntos dirigidos al
emperador por los órganos de gobierno lo serían por conducto del gabinete.

Dos meses después, Maximiliano emprendió un tercer viaje al interior, y


a su regreso publicó una ley sobre inmigración. México quedaba abierto a la
inmigración de gente de todas las naciones; se nombrarían agentes de
migración que serían pagados por el Estado y cuya misión sería favorecer el
viaje de los inmigrantes y facilitarles medios para establecerse. A cada
inmigrante se le expediría un título auténtico de propiedad raíz inconmutable y
un certificado en que constara que la propiedad estaba libre de hipoteca.
Intentó también retener en México, mediante la concesión de tierras y otros

14
Diario del Imperio. 10 de abril de 1865. Tomo I, Núm. 83. 2º suplemento al número 83. Págs.
343-345.
15
Diario del Imperio. 19 de abril de 1865. Tomo I, Número 89. Pág. 369.

49

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privilegios a los soldados intervencionistas que cumplieran aquí su término de
servicio. Esta disposición le valió a Maximiliano la acusación de pretender
restablecer la esclavitud en el país. El proyecto de colonización fracasó entre
otras cosas, por falta de dinero, de recursos mineros, de comunicación y de
tierras de cultivo.

En cuanto a la instrucción pública en el Imperio, Maximiliano procuró que


la educación fuera obligatoria y gratuita. Por medio de su ministro de
Instrucción Pública, Manuel Siliceo, elabora un proyecto educativo para
regularizar en el Imperio la enseñanza primaria, mientras se publica el Plan
general de Instrucción Pública. Este proyecto, que aparece en el Diario del
Imperio, es firmado el 13 de julio de 1865, y en él se puede ver el interés que
Maximiliano tenía en la educación, al hacer que las autoridades cuidaran que
los padres mandaran a sus hijos a la escuela, que los profesores fueran gente
preparada y que se actualizaran constantemente para unificar el método de
enseñanza. Debía procurarse que la enseñanza primaria se generalizara,
cuidando de establecer escuelas en todos los lugares en donde hiciesen falta;
la educación debía llegar hasta los pueblos. 16

Hacia mediados de 1865 la situación política, económica y militar del


Imperio era desfavorable principalmente por tres razones:
• Estado precario de la Hacienda.
• Difícil pacificación del país.
• No había reorganización del Ejército.

Napoleón recibía informes de Bazaine en donde le decía que la situación


financiera de México era pésima debido a la mala administración del Ministerio
de Hacienda. Maximiliano había solicitado ayuda en este sentido y Napoleón
también consideró apropiado que los franceses controlaran esta administración
y establecieran el orden. Esta decisión tendría sus consecuencias
posteriormente. El cobro de las aduanas fue confiado a empleados franceses, a
los cuales los mexicanos oponían resistencia. El hecho de que empleados

16
Diario del Imperio. 15 de julio de 1865. Tomo II, Número 162.

50

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franceses estuvieran al frente de la economía mexicana, era una situación
desfavorable y penosa para Maximiliano ante el pueblo mexicano.

Los informes que mandaba Bazaine a Napoleón III respecto a la


situación militar del país eran bastante optimistas. Pero aunque las tropas
francesas conseguían victorias importantes y creían tener importantes regiones
del país, la verdad era que las tropas juaristas se agrupaban siempre de nuevo,
al punto de que los pueblos que eran evacuados por los franceses eran
inmediatamente ocupados por las tropas juaristas, quienes tomaban fuertes
represalias contra las autoridades imperiales y sus partidarios. Frente a la
reorganización del Ejército juarista, se encontraban unos soldados franceses
diezmados y bastante cansados, además de que las legiones extranjeras aún
no se encontraban fogueadas ni aclimatadas; además, los gastos militares eran
excesivos.

La reorganización del Ejército mexicano había sido confiada a una


comisión presidida por Bazaine, quien se había encargado de realizar
experimentos haciendo nombramientos, expidiendo decretos y otras muchas
cosas, pero no llevando a cabo una organización. Maximiliano ordenó al
general austriaco conde Thun la formación de una brigada que debía de servir
de modelo al resto de las brigadas del Ejército mexicano.

El emperador y el mariscal nunca estuvieron de acuerdo en el aspecto


militar. En una conversación con el general Douay, quien acababa de regresar
de Europa, Maximiliano había mostrado su inconformidad con la forma en la
que Bazaine dirigía el Ejército mexicano. “Usted debe saber, respondió
Maximiliano, puesto que entre nosotros ya no tenemos ningún secreto, que el
mariscal se opone siempre a la organización de un ejército. ¿Le ha dicho a
usted esto Napoleón? Ha obstaculizado todo lo que se ha querido hacer. Los
viejos generales mexicanos se han admirado, creen que yo no quiero tener un
ejército. Sin embargo, fue el mariscal quien no quiso darme a nadie para
organizarlo”. 17

17
Conte Corti. Op. Cit. Pág. 561.

51

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Mientras tanto, Juárez se encontraba junto con algunos de sus
partidarios en el norte del país. El 28 de agosto de 1864 llegó a la capital del
Imperio, a través de la prensa imperialista, la noticia de que Chihuahua había
caído en poder de los franceses, y días después se dio por cierto que Juárez
había huido a Estados Unidos. Esta noticia era falsa; Juárez llegó a Paso del
Norte el 14 de agosto y volvió a Chihuahua tres meses después, cuando los
franceses evacuaron la ciudad por primera vez.

La pacificación del país era cada vez más difícil y esta situación era
atribuida sobre todo a la falta de medidas enérgicas por parte del emperador.
En particular, el cuartel francés y el mariscal Bazaine, a petición de Napoleón
III, instaban al emperador a ser más firme y a tomar medidas más drásticas. A
principios de octubre de 1865 se corría el rumor de un próximo decreto que iba
a dar Maximiliano para detener los movimientos de violencia y regresar el
orden al país.

Este decreto, promulgado el 3 de octubre de 1865, establecía en su


artículo primero que “todos los que pertenecieren a bandas, o reuniones
armadas, que no estén legalmente autorizadas, proclamen o no algún pretexto
político, cualquiera que sea el número de los que formen la banda, su
organización y el carácter y denominación que ellas se dieren, serán juzgadas
militarmente por las cortes marciales; y si se declarase que son culpables,
aunque sea sólo del hecho de pertenecer a la banda, serán condenados a la
pena capital, que se ejecutará dentro de las primeras 24 horas después de
pronunciada la sentencia”. 18

Por medio de este decreto se condenaba, por añadidura, a los que


ayudaban a los guerrilleros con recursos de cualquier tipo, a los que dieran
avisos, noticias o consejos; a los que mantuvieran relación con ellos o los
ocultaran en casas o fincas. El decreto se publicó junto con una proclama del
emperador:

18
Diario del Imperio. 3 de octubre de 1865. Tomo II, Número 228. Pág. 333.

52

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“Mexicanos: la causa que con tanto valor y constancia sostuvo
D. Benito Juárez había ya sucumbido, no sólo a la voluntad
nacional, sino ante la misma ley que este caudillo invocaba en
apoyo de sus títulos. Hoy, hasta la bandera en que degeneró
dicha causa ha quedado abandonada, por la salida de su jefe
del territorio patrio”.
“El Gobierno, fuerte en su poder, será desde hoy inflexible para
el castigo, puesto que así lo demandan los fueros de la civilización,
los derechos de la humanidad y las exigencias de la moral”.19

Maximiliano fue autor de la Proclama, y coautor junto con Bazaine del


Decreto, aunque en una carta a Napoleón se adjudica la autoría de “la ley
draconiana que me he visto en la necesidad de dar contra los guerrilleros, cuyo
resultado será favorable”.20 Estando ya en Querétaro, a la hora de su defensa,
cargó la responsabilidad sobre Bazaine diciendo que “dictó personalmente los
pormenores del Decreto, haciéndolo además, delante de testigos.”21 El hecho
es que fuera o no Bazaine el autor del Decreto, el error de Maximiliano estuvo
en mandarlo publicar y ejecutar bajo su responsabilidad.

También en su defensa en Querétaro, Maximiliano sostuvo que las


medidas que el Decreto establecía eran similares a las de la ley del 25 de
enero de 1862 proclamada por Juárez. Sin embargo no hay semejanza, ya que
aquella ley era para castigar a los posibles auxiliares de un ejército extranjero
que ya se encontraba en Veracruz; por su parte, el Decreto castigaba a los
republicanos, que se encontraban combatiendo en una guerra civil. Quizá el
único punto en común sea el hecho de que tanto Juárez como Maximiliano
intentaban con estas medidas perseguir y castigar a sus enemigos.

Aún con la publicación del Decreto la cuestión militar distaba mucho de


quedar liquidada pese a las declaraciones optimistas del mariscal Bazaine. En
el norte del país la mayoría de la gente estaba en contra de los franceses y a
favor de los republicanos. Arrangoiz escribía que el gobierno republicano “era

19
Ibidem.
20
Fuentes Mares, José. Op. Cit. Pág. 93.
21
Ibidem.

53

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un gobierno reconocido por gran parte del país, por los Estado Unidos, y por
todas las repúblicas hispanoamericanas. Si Juárez se hubiera ausentado, otro
le hubiera reemplazado, representando a un gobierno, no podían calificarse de
bandidos a todas las tropas que los defendían”.22

Los mismos funcionarios del Imperio pensaban que la guerra estaba en


una etapa crítica. El ministro de Fomento pedía que los franceses avanzaran
hasta la línea del río Bravo, pero el mariscal Bazaine buscaba alejar a las
tropas de esta zona para así evitar un conflicto armado con las tropas
americanas estacionadas en la otra orilla del río. Además existía el riesgo de
que las tropas francesas se dispersaran ante un posible ataque norteamericano
y que Bazaine tuviera que aplicar la ley del 3 de octubre en un esfuerzo por
acabar con los guerrilleros. Los franceses no se arriesgaron a perseguir a
Juárez hasta Paso del Norte precisamente para evitar que un enfrentamiento
provocara un conflicto mayor.

“Ahora, en cuanto a la ejecución del decreto del 3 de octubre, Bazaine


no exponía ciertamente ni su carrera ni su cabeza. Si mediante el terror lograba
la pacificación, su éxito sería ejemplar a los ojos de Napoleón. Más si la sangre
resultaba estéril, y a pesar de ella no lograba someter a los republicanos, la
responsabilidad correría –como al fin corrió- por cuenta de Maximiliano”.23

La guerra se convertía en guerra de guerrillas, en escaramuzas más que


en batallas. Los republicanos recuperaban plazas tan pronto como las
abandonaban los franceses y las evacuaban cuando éstos regresaban. Juárez
seguía en Paso del Norte a salvo de los franceses que temían la cercanía del
río Bravo, Bazaine insistía optimistamente “le seguimos muy de cerca en el
desierto”.

En 1865 terminaba el periodo presidencial de cuatro años para el que


Juárez había sido electo en 1861. Jesús González Ortega era el presidente de
la Suprema Corte de Justicia y sustituto de Benito Juárez cuando éste faltaba

22
Citado por José Fuentes Mares. Op. Cit. Pág. 95.
23
Ibidem. Pág. 97.

54

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temporalmente. En este tiempo ambos se encontraban entre Chihuahua y Paso
del Norte. El periodo se suponía terminaba el 30 de noviembre, y el día 1º de
diciembre debía asumir la presidencia de la República el presidente de la
Suprema Corte de Justicia, en este caso, González Ortega.

El 8 de noviembre, Benito Juárez expidió dos decretos. En el primero


disponía que, debido al estado de guerra que sufría el país, debían prorrogarse
las funciones del presidente de la República hasta que pudiera entregar el
gobierno al nuevo presidente nombrado por medio de una elección
constitucional. Se determinó, además, prorrogar el cargo de presidente de la
Suprema Corte de Justicia. En el segundo decreto se declaró que el general
González Ortega, por el hecho de haber ido a residir sin licencia a un país
extranjero durante la guerra, aparecía responsable del delito oficial de
abandono voluntario del cargo de presidente de la Corte de Justicia.

El día 30 de noviembre, González Ortega se presentó ante el Ministro de


Gobernación y de Relaciones Exteriores con un escrito basado en alegatos
constitucionales. Se amparaba en el artículo 78 de la Constitución que fijaba en
cuatro años la duración del periodo presidencial. Esto podía ser cierto en un
caso normal, pero la situación de Benito Juárez era especial, ya que había
rendido protesta como presidente constitucional el 16 de junio de 1861 cuando
aún no terminaba el periodo de Ignacio Comonfort.

Ortega suponía que cuando un presidente llegaba al poder en esas


circunstancias, debía contarse el año de su elección entre los cuatro años de
su periodo, pues de lo contrario, al asumir la presidencia durante el lapso
previo a la iniciación del periodo constitucional, y luego durante el periodo
mismo, el presidente permanecería en el cargo por más de cuatro años, en
contra del artículo 78 de la Carta Magna. 24

Los artículos 78 y 79 establecían la duración del periodo presidencial y la


forma de suplir las faltas temporales y absolutas del presidente, sin distinguir

24
Vid. José Fuentes Mares. Op. Cit. Pág. 101.

55

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los casos de entrar un presidente al ejercicio de su mandato en circunstancias
normales o particulares, como lo hizo Juárez en 1861. A pesar de las críticas y
los consejos en contra, Benito Juárez, en uso de sus facultades extraordinarias
que años antes el Congreso le había conferido, decidió prorrogar su mandato
presidencial hasta que terminase la guerra contra la intervención y el Imperio, o
al menos hasta que fuese posible convocar a elecciones.

A principios de noviembre de 1865 la emperatriz Carlota emprendió un


viaje a Yucatán acompañada por parte del gabinete. Al partir, Maximiliano le
entregó unas instrucciones secretas en las cuales le decía que Yucatán debía
constituir el centro de gravitación de los demás Estados de América Central a
los cuales se debía mover a inclinarse hacia la península. El deseo del
emperador era ver al imperio mexicano como potencia central de América,
dejando el dominio del norte a Estados Unidos y el del sur al Imperio de
Brasil.25 Dada la difícil situación por la que atravesaba el imperio, en la capital
corrió el rumor de que la emperatriz no regresaría, sino que partiría para
Europa. El rumor quedó desmentido al retornar Carlota a la capital el 20 de
diciembre.

Al comenzar el año 1866, Maximiliano supo que la fecha de la


evacuación de las tropas francesas estaba próxima. El ministro de México en
Francia, José Manuel Hidalgo, fue llamado para pedirle explicaciones. Con el
pretexto de no haber informado a tiempo de la evacuación fue destituido de su
cargo, ocupando su lugar Almonte. Un mes antes, el emperador había
mandado a Eloin a Francia para hacer cambiar la decisión de Napoleón y
sondear las opiniones en Europa. Las impresiones no eran buenas. Eloin se dio
cuenta que Maximiliano no iba a ser sostenido por más tiempo y sería
abandonado a su suerte.

Almonte llegó a París en mayo con un proyecto de acuerdo secreto que


debía sustituir al Tratado de Miramar. En él se estipulaba que las tropas
francesas permanecieran en México por tres años más hasta que el país

25
Conte Corti. Op, Cit. Pág. 382.

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estuviera pacificado, que el gobierno francés se encargaría del sostenimiento
de éstas y que al terminar ese plazo dejasen sus materiales de guerra. En la
entrevista que tuvo con Almonte, Napoleón se negó a revocar la orden de
repatriación de las tropas y tampoco accedió a ninguna de las proposiciones
del proyecto presentado por Almonte.26

La situación financiera del imperio era agobiante. En una reunión


celebrada en mayo con Dano, Bazaine y Maintenant, inspector de finanzas,
Maximiliano les expresó que si no venían en su ayuda se declararía en quiebra
y licenciaría a las tropas. Después de ponerse de acuerdo los tres, resolvieron
otorgarle al emperador una subvención mensual de quinientos mil pesos, a
reserva de la aprobación de su gobierno. Dos meses después Bazaine recibió
la orden de suspender el pago.

Al ver que no podría sostenerse por más tiempo, Maximiliano decidió


abdicar. Carlota lo disuadió de hacerlo y se ofreció a ir a Europa a pedir el
cumplimento del Tratado de Miramar, una ayuda económica y el arreglo con el
papa de los asuntos de la Iglesia. La emperatriz partió de la capital el 8 de julio
de 1866.

Después de una larga travesía llegó al puerto de St. Nazaire. El primero


que se trasladó al barco a saludarla fue Almonte junto con su esposa. Aunque
su presencia en Europa había causado gran sorpresa, Carlota sólo se detuvo
para telegrafiar su llegada a su hermano en Bruselas, a la archiduquesa Sofía y
al emperador Napoleón III. A éste último le decía en el telegrama que había
llegado con el encargo del emperador de hablar sobre diferentes asuntos
referentes a México.

Napoleón se impresionó con la sorpresiva llegada de Carlota. Se


encontraba bajo muchas presiones y la llegada de la emperatriz era una más.
Evidentemente no quería recibirla, por lo que respondiendo a su telegrama, se
excusó de encontrarse con ella argumentando que estaba enfermo, y le

26
Cosío Villegas, Daniel. Et. Al. Historia general de México. México, Harla-COLMEX, 1988.
Tomo 2. Pág. 381.

57

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sugería que fuera antes a Bélgica a visitar a su hermano para que le diera
tiempo de recuperarse. Carlota, sin hacer caso de esta proposición, continuó su
viaje hacia París.

El 10 de agosto de 1866, la emperatriz Eugenia visitó a Carlota en el


Gran Hotel de París, en donde estaba hospedada. Cuando quedaron a solas,
Carlota expuso a Eugenia la difícil situación en que se encontraban en México
su esposo y ella. Hacía un año que Eugenia había decidido abandonar la
empresa de México.

Maximiliano había entregado a Carlota antes de partir una memoria en


donde estaban redactadas todas las cosas que hacía Bazaine. La memoria era
una violenta acusación contra Bazaine y lo que había hecho, pero la mayoría
de las veces sólo había ejecutado las ordenes de su emperador, algo que
Napoleón sabía, mientras que Maximiliano no estaba enterado de la
correspondencia del emperador francés con Bazaine. El contenido de esta
memoria no era muy apropiado para facilitar la misión de Carlota cerca de los
emperadores franceses.

Al día siguiente, el 11 de agosto, Carlota correspondía la visita de la


emperatriz Eugenia yendo a St. Cloud. Los tres personajes se encerraron en el
gabinete del emperador para tratar la cuestión de Maximiliano en México.
Carlota comenzó la conversación diciendo: “Sire he venido para salvar una
empresa que es la vuestra”, al mismo tiempo le entregó la memoria donde
estaban redactados los actos de Bazaine, así como los demás documentos que
había llevado, en particular los detallados estados financieros. Las demandas
de la emperatriz se referían, sobre todo, a que se continuara pagando a las
tropas auxiliares, además de que se dejase al cuerpo expedicionario hasta la
completa pacificación del país.27 Aunque los emperadores se conmovieron con
la exposición de Carlota, Napoleón le dijo que él no podía hacer nada al
respecto.

27
Vid. Conte Corti. Op. Cit. Pág. 481.

58

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En medio de la conversación ocurrió un incidente que afectaría
posteriormente a Carlota. Un empleado entró al gabinete llevando consigo una
jarra de naranjada; aunque sorprendida por la interrupción, Eugenia ofreció a
Carlota un vaso de la misma, que bebió después de haberse negado varias
veces. Después de este incidente continuó la conversación. Carlota anunció a
Napoleón III que hablaría con los ministros que estaban en contra de la
empresa y los convencería para que la apoyaran.

El primero con el que se entrevistó fue el ministro de Relaciones


Exteriores Drouyn de Lhuys, quien se mostró complaciente y escuchó con
atención las explicaciones de Carlota. El príncipe Metternich, quien conocía la
situación en París, visitó a la emperatriz y le recomendó que no se hiciera
ilusiones. Después habó con el ministro de Hacienda Achille Fould, quien le dijo
que había la posibilidad de un nuevo empréstito, pero no aseguró nada. La
realidad era que Fould consideraba que no se podía seguir ayudando a
Maximiliano y por lo tanto, había que negar toda ayuda a Carlota para que
convenciera a Maximiliano de abdicar. El último ministro con el que habló
Carlota fue con el Ministro de Guerra Randon, quien también estaba a favor de
la abdicación de Maximiliano.

El 13 de agosto Carlota fue nuevamente a St Cloud, pero ahora sin la


gente de su corte que la acompañaba. Al hablar con Napoleón le recordó las
promesas que éste le había hecho a Maximiliano de apoyarlo en todo lo que
llegara a necesitar; el emperador se vió turbado por estas palabras. Eludió una
respuesta y se excusó diciendo que necesitaba esperar la respuesta de un
consejo de ministros que pronto se celebraría bajo la presidencia de la
emperatriz.

Este consejo de ministros tuvo lugar el 14 de agosto de 1866 en


presencia de Eugenia. Durante esta sesión se decidió definitivamente
abandonar al emperador Maximiliano y a su esposa, y enviar órdenes a México
confirmando las instrucciones dadas hasta entonces. En la toma de esta
decisión influyeron el miedo a un conflicto con Estados Unidos y los temores
por el futuro de la dinastía si se colocaban en abierta oposición con la opinión

59

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pública francesa, además del conflicto con Prusia, que en ese momento se
encontraba en guerra con Francia.

La emperatriz Carlota se encontraba inquieta porque todavía no le daban


la resolución del consejo. Hasta entonces el emperador francés trató de echar
sobre otros las misión de comunicar su negativa a Carlota, pero ahora tenía
que ser él personalmente quien se lo dijese; el 19 de agosto se presentó el
emperador en el Gran Hotel donde estaba hospedada Carlota. Aunque al
principio de la conversación la emperatriz se esforzó en convencer al
emperador, pero Napoleón contestó que no estaba bien que siguiera
haciéndose ilusiones, después abandonó el salón. Dos días después hizo
comunicar a la emperatriz que no podía acceder a sus ruegos. La inquietud por
la situación de su marido en México, provocó que empezara a decir que en St.
Cluoud la habían querido envenenar con aquella naranjada.

Sólo le quedaba una posibilidad de encontrar ayuda y apoyo; podía pedir


al papa que interviniese cerca de Napoleón. Esta situación era muy penosa
para Carlota debido a las diferencias de opinión tan hondas que se habían
manifestado entre Maximiliano y la curia en el arreglo de las cuestiones de la
Iglesia y sobre todo porque todavía no se había conseguido la conclusión de un
concordato.

La emperatriz había tratado de solucionar el asunto del concordato


incluso desde que estaba en México. Ahora que estaba en Miramar, Carlota
había recibido la visita de don Felipe Degollado, uno de los miembros de la
delegación que negociaba en Roma el concordato. Después de haber hablado
con él, la emperatriz decidió marchar ella misma a Roma para tratar de
convencer al Papa de una solución respecto al proyecto de concordato y,
quizás también, para obtener su ayuda en otro sentido.

El 14 de septiembre de 1866 llegó a Miramar el secretario de


Maximiliano, José Luis Blasio; las noticias que llevaba daban una idea de la
situación de México, que se hacía cada vez más crítica. El 18 de septiembre, la

60

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emperatriz Carlota partía rumbo a Roma para llevar a cabo un último intento de
sostener el imperio de Maximiliano,

Carlota llegó a la ciudad de Roma; la audiencia con el Papa estaba


señalada para el día 27 de septiembre. En esta entrevista, la emperatriz pudo
darse cuenta de que tampoco por parte del Papa iba a conseguir ninguna
ayuda. El darse cuenta que había perdido su última esperanza y que había sido
abandonada en la empresa la hundió en un estado depresivo muy fuerte y su
salud mental se trastornó. La emperatriz pensaba que había sido envenenada
con aquella naranjada y había perdido la confianza en la gente de su corte.

Su hermano, el conde de Flandes fue informado del estado de salud de


su hermana, al igual que el conde Bombelles, y se les pidió que la llevaran a
Miramar. También se decidió enviar a México al doctor Bohuslavek para que
informara al emperador Maximiliano de la enfermedad de su esposa. El 9 de
octubre el conde de Flandes emprendió el viaje con su hermana desde Roma a
Miramar. No había esperanzas de curar a Carlota, por lo que ya no pudo
regresar a México a ver a su marido, quien estaba por enfrentar momentos
difíciles al frente del imperio mexicano.

A fines de septiembre, Maximiliano recibió la noticia del mal éxito que


habían tenido las conferencias entre Carlota y Napoleón III, noticia que le
causó gran inquietud y sólo comunicó a su gabinete particular. Poco después
se enteró de la enfermedad de su esposa y decidió viajar a Orizaba en donde
recibiría más rápido las noticias que le llegaran de Europa. Al salir de la capital
el 21 de octubre, el emperador tenía la intención de abdicar al trono y
abandonar el país. Ese mismo día llegó a México el general Francisco
Castelnau, embajador de Napoleón, con la misión de persuadir a Maximiliano
para que abdicara. Pocos días después el emperador recibió una carta de
Napoleón III en la cual le suplicaba que renunciara al trono.

El emperador pidió a Bazaine que ordenara a los Consejos de Guerra


que anularan la ley del 3 de octubre de 1865, y que cesaran las hostilidades en

61

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contra de sus enemigos políticos. Tanto el archivo secreto, como sus objetos
personales fueron embarcados e bordo del Dandolo con destino a Austria.

En el mes de noviembre los ministros y el Consejo de Estado se


trasladaron a Orizaba llamados por el emperador; el 21 de noviembre
comenzaron las deliberaciones respecto al sostenimiento del imperio en
México. Fue puesta a votación de los 23 miembros de la junta la consulta de
Maximiliano sobre si el medio de poner término a la crisis actual era devolver al
pueblo mexicano la misión que le había confiado; la votación fue favorable a la
continuación del imperio. Esta resolución quedó acordada el 24 de noviembre,
el 30 del mismo mes Maximiliano dirigió un comunicado a la junta de ministros
y consejeros, declarando su resolución de no abdicar.

Al saber esta resolución el mariscal Bazaine, el ministro Dano y el


general Castelnau consideraron que Maximiliano no podría sostenerse con sus
propios recursos y así se lo hicieron saber al ministro Teodosio Lares,
aconsejándole como único camino la abdicación del emperador. Maximiliano
regresó a México el 5 de enero de 1867 y se estableció en la hacienda de “La
Teja”, en donde se entrevistó con Bazaine, quien una vez más lo instó a
retirarse. El 14 de enero una junta de notables compuesta por treinta y cinco
personas y a la cual asistió Bazaine votó por la no abdicación del emperador.
Una semana después entró Maximiliano en México.

Aunque Estados Unidos nunca aceptó el establecimiento del imperio de


Maximiliano, la guerra por la que estaba pasando le impidió actuar
directamente a favor del gobierno republicano y le obligó a declararse neutral.
Al terminar la guerra de Secesión, ya en completa libertad de acción y con un
ejército fuerte, se dispuso a cambiar su política. Al asumir la presidencia de
Estados Unidos, Andrew Johnson declaró su firme resolución de no consentir
un gobierno opuesto a la voluntad del pueblo mexicano.

Maximiliano intentó varias veces obtener de Estados Unidos el


reconocimiento de su imperio. El primer paso se dio cuando Luis Arroyo, cónsul
mexicano en Nueva York, trató de obtener una entrevista con el secretario de

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Estado Seward, pero éste respondió que no entraría en relaciones oficiales con
un gobierno contrario a la autoridad soberana con la cual Estados Unidos tenía
buena relación diplomática. Se hizo un segundo intento usando al ministro de
Francia en Estados Unidos para solicitar que fuera recibido un agente especial
de México, portador de una carta de Maximiliano para el presidente Johnson,
quien se negó a recibirla así como a entrar en relaciones de ningún tipo con el
agente que la había llevado. Seward afirmaría posteriormente que “Estados
Unidos considera el esfuerzo de establecer permanentemente un gobierno
extranjero e imperial en México, indebido e impracticable; y no está dispuesto a
reconocer en lo sucesivo ninguna institución política en México que esté en
oposición con el gobierno republicano, con el que tanto tiempo y tan
constantemente hemos conservado relaciones cordiales y amistosas”.28

El secretario de Estado francés Drouyn de Lhuys estaba a favor de que


las tropas francesas salieran de México, pero esto dependía en gran parte de
Estados Unidos; previamente quería tener la seguridad de que esta nación no
intentaría impedir el establecimiento de un imperio en México, situación que
comenzaba a ser un poco tensa, Drouyn de Lhuys comunicó a su
representante en Washington que Napoleón III había resuelto que sus tropas
evacuaran México en tres grupos, y que el primero saldría en noviembre de
1866, el segundo en marzo de 1867 y el tercero en noviembre del mismo año.
Napoleón esperaba que sus tropas fueran reemplazadas por las austriacas que
el emperador Francisco José había mandado reclutar.

En agosto de 1866 fue modificado el plan de retirar al Ejército en tres


grupos por temer que las últimas divisiones quedaran comprometidas, por eso
el gobierno francés resolvió retirar al cuerpo expedicionario en conjunto.
Castelnau, de acuerdo con Bazaine, decidió que el Ejército se concentrara en
Veracruz para que la desocupación se efectuara en masa a finales de
diciembre, y en enero de 1867 recibió la orden de embarcar a la legión
extranjera y a otras personas que lo quisieran. El embarque del cuerpo
expedicionario francés y de las legiones duró del 13 de febrero hasta el 12 de

28
Daniel Cosío Villegas. Op. Cit. Pág. 889-890.

63

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marzo de 1867. El mariscal Bazaine fue el último en abandonar el suelo
mexicano.

Habiendo salido las tropas francesas del territorio mexicano y libre de la


tutela de Napoleón III, Maximiliano decidió ponerse al frente de sus tropas para
emprender la campaña del interior. En Querétaro iban a reunirse las tropas
imperiales para hacer frente a las fuerzas republicanas de Mariano Escobedo y
Ramón Corona. Maximiliano salió de la capital hacia Querétaro el 13 de
febrero, acompañado de su secretario, José Luis Blasio; de su ministro de
Gobernación, Manuel García Aguirre; de su médico, Samuel Basch; y de
Leonardo Márquez al frente del Ejército. Poco después se le unieron Santiago
Vidaurri, el coronel Quiroga y el príncipe de Salm Salm. El 19 entraron en
Querétaro donde los esperaban Miramón y Mejía. Maximiliano pasó revista a
las tropas y después organizó una junta de guerra para trazar el plan de
campaña, quedándose al mando del Ejército defensor de Querétaro.

Escobedo, con 25 000 hombres sitió Querétaro el 6 de marzo. El primer


ataque formal se hizo el día 14; las tropas republicanas fueron rechazadas
sufriendo considerables pérdidas. El día 24, el general Corona emprendió un
asalto al baluarte imperialista de la Casa Blanca, siendo rechazado por
Miramón, Mejía y Méndez que lo defendían. Días antes Márquez, junto con
Vidaurri, salieron con una fuerte escolta de caballería rumbo a la capital para
reunir el mayor número posible de fuerzas y dinero en auxilio de la plaza
sitiada.

Márquez, al llegar a la ciudad de México, se enteró de que Porfirio Díaz


amenazaba la ciudad de Puebla y partió con 1 000 hombres para defenderla.
Antes de llegar fue atacado por las fuerzas republicanas que habían ocupado la
ciudad el 2 de abril. Márquez regresó derrotado a México seguido de cerca por
Porfirio Díaz, que rodeó la ciudad con 15 000 hombres. Márquez movilizó a los
civiles para fortificarla sin pensar en acudir en auxilio de las tropas imperiales
atrapadas en Querétaro.

64

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Miramón intentaba una serie de estrategias para romper el cerco, pero
no lo lograba, aunque ésto mantenía levantada la moral de la guarnición que
esperaba los recursos prometidos por Márquez. La agonía de la plaza comenzó
en abril; el dinero y los refuerzos no llegaban, faltaban víveres y municiones, y
el hambre hacía estragos en la ciudad. La ciudad de Querétaro cayó al fin en
poder de Escobedo el día 15 de mayo, después de setenta y un días de
defensa; el emperador, sus generales, oficiales y soldados fueron hechos
prisioneros. La caída de Querétaro fue ocultada a los habitantes de México y
los conservadores esparcían rumores de supuestos triunfos y de la vuelta del
emperador a la capital. La verdad se conoció al llegar el emisario que buscaba
a los abogados solicitados por Maximiliano para su defensa.

Juárez dispuso que Maximiliano y sus generales Miramón y Mejía fueran


juzgados conforme a la ley de 25 de enero de 1862 que condenaba a pena de
muerte a todo aquel que atentara contra la independencia del país. El proceso
duró del 13 al 15 de junio y tuvo lugar en el teatro Iturbide de Querétaro. Ante el
tribunal sólo comparecieron Miramón y Mejía, a Maximiliano se le permitió
ausentarse debido a su mal estado de salud. La noche del día 15 de junio se
dio la sentencia de muerte, que se ejecutaría al día siguiente.

Los amigos de Maximiliano intentaron salvarlo. Sus defensores fueron a


San Luis Potosí en donde Juárez había establecido su gobierno, para solicitarle
el indulto de Maximiliano. Los ministros extranjeros intercedieron también por el
emperador, pero lo más que obtuvo el ministro de Prusia fue una prórroga de
tres días en la sentencia. El 18 de junio Maximiliano envió un telegrama al
gobierno de San Luis en el que pedía el indulto para Miramón y Mejía y
expresaba el deseo de ser la única víctima. Todas las cartas y telegramas que
llegaban a San Luis intercediendo por la vida de Maximiliano fueron
contestadas en sentido negativo por el ministro Sebastián Lerdo de Tejada.
Días antes de morir, Maximiliano dictó un documento con sus disposiciones; el
15 de junio recibió la falsa noticia de la muerte de la emperatriz Carlota y pidió
al representante de Austria que su cuerpo fuera sepultado junto al de su
esposa.

65

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La ejecución de Maximiliano, Miramón y Mejía tuvo lugar el 19 de junio
de 1867 en el Cerro de las Campanas. Antes de morir, el emperador abrazó a
sus dos generales, cedió el lugar de honor en el centro a Miramón y dijo: “voy a
morir por una causa justa, la de la independencia y libertad de México. ¡Que mi
sangre selle las desgracias de mi nueva patria! ¡Viva México!”. 29

El mismo día de las ejecuciones, Márquez entregó el mando al general


Ramón Tavera, y huyó. Tavera se rindió a discreción al general Porfirio Díaz,
quien entró con su ejército en la ciudad de México el 21 de junio. El presidente
Juárez entró en la capital el 15 de julio de 1867. La República había triunfado.

b) Periodismo y prensa de oposición durante el régimen imperial.

“La prensa debe girar sobre la base de la ley,


libre e independiente, pues mi gobierno no
teme a la franqueza”.

Maximiliano.

El periodismo en México tuvo su época de desarrollo durante el siglo


XIX. Se podría decir que es durante este siglo que comienzan a formarse las
bases de lo que actualmente es el periodismo mexicano. Antes de abordar
directamente el tema del periodismo durante el imperio de Maximiliano, me
parece importante mostrar sus antecedentes para darnos cuenta del desarrollo
y la importancia que alcanzó durante esta época.

El desarrollo del periodismo en la vida política nacional podemos


ubicarlo por etapas, tomando en cuenta la clasificación hecha por Rafael
Carrasco Puente en su texto La prensa en México. Él lo divide en “Colonial,
Autonomista, Republicano o Reformista y la Contemporánea”.30

29
Ibidem. Pág. 895.
30
Rafael Carrasco Puente. La prensa en México. México, UNAM, 1962. Pág. 20.

66

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La primera etapa va de 1521 a 1810 en el marco de la dominación
española. En este momento surge un incipiente periodismo en la Nueva
España con características propias. Los habitantes de la capital de la Nueva
España escuchaban las noticias que los pregoneros –nombrados por el cabildo
en turno- hacían públicas, para sentar así –tal vez de manera inconsciente- las
bases del futuro periodismo en el país.

Al lograrse la introducción de la imprenta en 1539, las publicaciones son


pasquines, hojas volantes o papeles sueltos de carácter informativo. Es hasta
1722, cuando el virrey Juan de Acuña Márquez de Casa-Fuerte autoriza el
periodismo regular al publicarse La Gaceta de México y Noticias de la Nueva
España. A partir de este momento el periodismo adquiere sus propias
características, se convierte en un ejercicio burocrático, pero no existen
comentarios o críticas de carácter político. Estas publicaciones son importantes
en el desarrollo intelectual, pues estimularon la divulgación de noticias sobre
cuestiones científicas, literarias, económicas, comerciales y religiosas.

En la Nueva España impera un modelo de sumisión a la autoridad que


comienza en la familia y que culmina con el rey de España. Las jerarquías son
muy claras y hay que respetarlas. “En el célebre decreto que expulsa de tierras
novohispanas a los jesuitas en 1767, el virrey de Croix afirma que “deben saber
los súbditos del gran monarca, que ocupa el trono de España, que nacieron
para callar y obedecer, y no para discurrir, ni opinar en los altos asuntos del
gobierno”.31

En tales condiciones era inconcebible la libertad de imprenta. Además,


era difícil que los súbditos novohispanos supieran opinar sobre asuntos de
gobierno porque existía un alto grado de ignorancia; la mayoría de la población
no sabía leer, y los que saben, leen poco. Los libros son muy caros y no se
alienta la lectura. Además de que no existe libertad de imprenta, escasean los
papeles y los talleres de impresión.

31
Barajas, Rafael. (El Fisgón). La historia de un país en caricatura. Caricatura mexicana de
combate 1829-1872. México, CONACULTA, 2000. Pág. 24.

67

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“En el año de 1805, el periodista e historiador mexicano Carlos María de
Bustamante, y el Alcalde de la Real Audiencia de origen antillano Jacobo de
Villaurrutia, solicitaron del virrey Iturrigaray permiso para fundar el primer
periódico cotidiano de la Nueva España”.32 Este periódico, llamado Diario de
México, tuvo una duración de doce años, ya que apareció prácticamente sin
interrupciones, desde el 1º de octubre de 1805 hasta el 4 de enero de 1817.

La segunda fase corresponde a la “Autonomista”, y comprende el


periodo de 1810 a 1821. El sentimiento de independencia toma forma al
encabezar el cura Miguel Hidalgo la rebelión en contra de las autoridades
virreinales. Los escritos insurgentes hacen que vaya evolucionando el
periodismo que, de informativo, pasó a ser político y polémico. Los grupos en
pugna publican diversos periódicos para defender y difundir sus puntos de
vista. Personajes importantes del bando insurgente fundaron y redactaron
periódicos que sirvieron también como armas combativas.

Como una forma de propaganda para atraer más partidarios a la causa,


el cura Hidalgo funda el 20 de diciembre de 1810 El Despertador Americano,
impreso por don José Fructuoso Romero y dirigido por el presbítero don
Francisco Severo Maldonado. Siete números se tiraron de este periódico
insurgente editado en la ciudad de Guadalajara; su primer ejemplar estaba
dirigido a “todos los habitantes de América” y los incitaba a la rebelión. Los
realistas hicieron lo propio con periódicos y folletos. “Este pequeño periódico,
que imprime sólo quinientas copias, provoca la ira de la corte virreinal y el 4 de
febrero de 1811, todos los ejemplares del Despertador Americano que pudieron
juntarse fueron condenados y quemados públicamente por orden de aquella
corte. Más tarde, cuando los realistas recuperan Guadalajara y detienen a
Maldonado, le imponen como castigo “la orden de escribir y editar un periódico
realista”.33

32
Ruíz Castañeda, María del Carmen. El periodismo en México: 450 años de historia. México,
Editorial Tradición, 1974. Pág. 74.
33
Rafael Barajas. Op. Cit. Pág. 26.

68

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La Constitución de Cádiz de 1812 permite el ejercicio de la libertad de
imprenta, y cuando los criollos tienen noticias de la creación de las juntas
provinciales en España, exigen a los gobiernos coloniales que se haga lo
mismo en territorio americano. Después de largas discusiones entre el virrey
Venegas y el representante novohispano en las cortes, Miguel Ramos Arizpe,
se proclama la libertad de imprenta en México el 5 de octubre de 1812. Poco
después, y debido a dos graciosas notas periodísticas de José Joaquín
Fernández de Lizardi y de Carlos María de Bustamante, se suspende el
decreto de la libertad de imprenta y de paso, la Constitución de Cádiz.34

La tercera etapa llamada “Republicana o Reformista”, va de los años


1821 a 1857. Después de consumada la Independencia, la prensa gozó de una
relativa libertad ilimitada, aunque en la práctica se dieron una serie de
fluctuaciones en cuanto a las libertades de imprenta; proliferaron numerosos
periódicos y folletos y se desarrollaron diversas formas de periodismo
“populachero”. Agustín de Iturbide asciende al poder con el título de
emperador, pero pronto se enfrenta al hecho de que es imposible conservar la
unión de un país que en la práctica sigue dividido por una estructura de castas;
además, las divisiones políticas son aún más complejas que las sociales.

Entre 1821 y 1824 se forman grupos iturbidistas, borbones, republicanos


y gachupines enemigos de la independencia, y cada uno de estos grupos tiene
sus propios reclamos. Los republicanos consiguen que el régimen de Iturbide
proclame la libertad de imprenta, pero son incapaces de ponerla en práctica.
Iturbide lanza un “reglamento adicional a la libertad de imprenta [que en]
realidad es un veto a la libertad de prensa”.35 Este decreto es del 16 de octubre
de 1821.

34
Esta aparente libertad dura solamente sesenta y tres días, periodo durante el cual se editan
pasquines, periodiquillos y hojas sueltas. En una de estas publicaciones Lizardi escribe irónicas
felicitaciones al virrey Venegas, lo cual irrita al mandatario. Por otra parte, Bustamante publica
en El Diario de México un epigrama que critica a los soldados realistas insinuando que
practican el pillaje. Ibidem. Pág. 27
35
Ibidem. Pág. 29.

69

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A pesar de que Iturbide veta la libertad de imprenta, entiende las
ventajas de contar con un periódico oficial, por lo que convierte la Gazeta del
Gobierno en la Gazeta imperial de México. En este momento las logias
masónicas dirigen los pasos en casi todos los ámbitos de la política, y las
publicaciones periódicas no son la excepción. En 1823 el partido imperialista
perteneciente al rito yorkino publica en la ciudad de México El Águila Mexicana,
mientras que los monárquicos del rito escocés fundan el diario El Sol. Los
periódicos de estos dos bandos utilizaban la sátira, en forma de versos, como
fórmula de propaganda política.

El imperio de Iturbide dura poco tiempo; mediante un levantamiento


armado encabezado por Antonio López de Santa Anna y al cual se adhieren
importantes personajes de la logia escocesa que estaban en contra de Iturbide,
logran la abdicación de éste en marzo de 1823. En noviembre de ese año se
nombra un Congreso Constituyente; en septiembre de 1824 se elige como
presidente a Guadalupe Victoria, y un mes después el Congreso concluye la
redacción de una nueva constitución.

Para principios de 1825 existen dos bandos políticos bien definidos y


antagónicos: por un lado, un pequeño grupo aristocrático en el que actúan
proborbónicos, gachupines y partidarios del centralismo, pertenecientes a la
sociedad masónica de los escoceses; por otro lado, el de los yorkinos,
compuesto por federalistas, patriotas y partidarios de la independencia.36 La
lucha entre estos dos bandos se prolongará por muchos años hasta
transformarse en la lucha entre liberales y conservadores, grupos políticos que
se definen aproximadamente hacia 1831-1832.

En este momento, la lucha por la libertad de imprenta equivale también a


una lucha por la libertad de pensamiento y por un sistema político menos
autoritario y más democrático. Además, representa la posibilidad de elaborar
un discurso ideológico coherente que favorezca la construcción de un Estado
nacional homogéneo.

36
Es importante aclarar que los términos “yorkino” y “escocés” terminaron siendo utilizados
para definir la posición política y social de una persona más que su filiación masónica.

70

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José Joaquín Fernández de Lizardi, uno de los escritores más
importantes de este momento, escribe en 1827 unos Axiomas políticos que
constituyen un programa de lucha ideológica y política para el bando liberal y
en particular, para los periodistas liberales.37 En estos Axiomas describe su
posición respecto a la importancia de la opinión pública como voz general de
un pueblo. También define el papel de los escritores –es decir, los periodistas-
quienes tienen un papel central en la formación de la opinión pública, y por lo
tanto contribuyen también en la consolidación de un Estado. He aquí la
importancia del periodista en esta época.

Las elecciones presidenciales de 1828 avivaron la hostilidad entre


facciones; gana Manuel Gómez Pedraza, pero Vicente Guerrero es elevado a
la presidencia por el sector popular mediante el motín de la Acordada incitado
por el propio Guerrero, Lorenzo de Zavala y el general Lobato. Aunque surgen
algunos problemas, Guerrero respeta la libertad de prensa.

En diciembre de 1829 el vicepresidente Anastasio Bustamante se


levanta en armas contra el presidente Guerrero, usurpando la presidencia por
el Plan de Jalapa. En enero de 1830 asume la presidencia nombrando un
gabinete netamente clerical y reaccionario, entre los que se encuentra Lucas
Alamán, dándose así el primer brote de lo que será posteriormente el partido
conservador.

Entre 1830 y 1831 Anastasio Bustamante, en uso de sus facultades


extraordinarias, impone varios decretos que restringen la libertad de prensa.
Lucas Alamán es quien dirige la represión a la prensa oposicionista y es quien
se encarga de controlar a la prensa; subvenciona las publicaciones que le son
favorables, cierra los principales periódicos yorkinos y encarcela a varios
folletistas imponiéndoles sentencias que van de cuatro a ocho años. Éstos son
los primeros intentos de censura periodística por parte de un gobierno
conservador.

37
Vid. Rafael Barajas. Op. Cit. Pág. 33.

71

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En 1833 sube a la presidencia de la República Antonio López de Santa
Anna. Valentín Gómez Farías queda como vicepresidente e intenta poner en
práctica un sistema gradual de reformas aplicadas, entre otras cosas, a la
enseñanza y la abolición de fueros eclesiásticos y militares. Esta tendencia fue
sostenida por varios periódicos capitalinos y de provincia. Santa Anna se
deshace de Gómez Farías y suspende la reforma. Los periódicos oficiales
preparan la opinión pública para un cambio de sistema político. Santa Anna
sustituye la Constitución de 1824 por las Siete Leyes, que significan el
establecimiento del Supremo Poder Conservador, supresión de la soberanía de
los estados y suspensión de las garantías individuales; debido a esta situación,
abundan los pronunciamientos liberales.

Entre 1834 y 1835 el gobierno publica varios decretos que restringen la


libertad de prensa; pero así como Santa Anna busca constantemente formas
de controlar la prensa, los periodistas inventan formas de eludir la censura.
Algunas publicaciones se valen de un truco que consistía en contratar a un
“teporocho”, vago o malviviente como responsable de la publicación,
pagándole un salario por correr el riego de ir a la cárcel debido al contenido de
estas publicaciones. Así, en cuanto uno de estos responsables de los
periódicos era metido en prisión, se contrataba a otro que lo sustituyera y así
las publicaciones nunca dejaban de circular. Para evitar esta situación, Santa
Anna emite en 1835 una ley que prohibe terminantemente que figuren como
responsables de impresos “los vagos, presos, sentenciados, enfermos
consuetudinarios o residentes de hospitales, así como aquellos cuyo domicilio
o modo de vivir fuera desconocido”.38

Esta problemática favoreció intervenciones extranjeras en los asuntos


del país: la llamada “Guerra de los pasteles” en 1838 y la invasión a México por
los Estados Unidos en 1847. Mientras México pierde más de la mitad de su
territorio, jefes militares disputan la presidencia. Entre 1833 y 1853 hay 37
periodos presidenciales, de los cuales a Santa Anna le corresponden once de

38
Cervantes, Julio. La libertad de imprenta en México. (Tesis). Puebla, Universidad de Puebla,
1940. Pág. 70-71. Citado por Rafael Barajas. Op. Cit. Pág. 41.

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ellos. El periodismo y los periodistas sufren por la inestabilidad política, las
publicaciones nacen y mueren con rapidez; las leyes y decretos referentes a la
libertad de expresión se modifican según las ideas del gobernante en turno. No
hay condiciones económicas ni jurídicas para que la prensa pueda surgir como
un actor importante en el escenario nacional.

La guerra con los Estados Unidos impulsó en México la necesidad de


reformas radicales. Los periódicos reaparecen después de ser suspendidos y
presentan un programa completo de mejoras incluidas las del ejército, el clero y
la burocracia, además del reajuste del sistema hacendario y la depuración de la
administración. Este suceso hace que se modifique el periodismo. A partir de la
intervención norteamericana los periodistas dejaron de lado el localismo y se
dedicaron a trabajar en beneficio de la unidad nacional. Su intención era crear
una conciencia nacional que coadyuvara al progreso de México a través de
instituciones republicanas. El periodista comienza a adquirir un papel
protagónico no sólo como actor del proceso político, sino también como
portavoz de este proceso.

La necesidad de una transformación y desarrollo de México estaba


latente, pero ahora le tocaba actuar a una nueva generación progresista que
apenas estaba desarrollándose. Así lo reconocía el propio Manuel Payno,
escritor y político importante de la época:

“Preciso es, pues, gente nueva; que la juventud que, políticamente hablando,
tiene tan poco que agradecer a sus padres, tome a su cargo el reformar la
sociedad, el reivindicar a la nación, el colocarla en el punto es que debe
encontrarse como nación libre, soberana e independiente; venga, pues,
un partido nuevo, de vigor y progreso que marche de acuerdo con las
exigencias y el espíritu del siglo en que vivimos; y entonces
39
comenzará la verdadera regeneración de la república”.

39
“Necesidad de las reformas. La juventud está llamada a ejecutarlas”, en El Eco del Comercio,
T. II, núm. 13. México, 24 de marzo de 1848. Vid. Ruíz Castañeda, María del Carmen. El
periodismo en México. 450 años de historia. México, Editorial Tradición, 1974. Pág. 158.

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El último periodo presidencial de Santa Anna fue de 1853 a 1855, dentro
del cual dictó la Ley Lares sobre libertad de imprenta el 25 de abril de 1853,
elaborada por Lucas Alamán y firmada por el ministro de Justicia Teodosio
Lares con base en la ley orgánica francesa del 15 de febrero de 1852.40 Esta
ley es una de las más opresivas que había conocido el país hasta ese
momento; su impacto fue letal. En provincia sólo subsisten los periódicos
oficiales, y en la capital varios órganos liberales desaparecen.

Los liberales por medio del Plan de Ayutla de marzo de 1854


desconocen a Santa Anna, quien sale del país en 1855, y se designa a Juan
Álvarez como presidente de la República; poco tiempo después pasa el mando
a Ignacio Comonfort. Él, siendo un liberal moderado, había impulsado el
movimiento a través de los órganos de la prensa, y puso en marcha reformas
liberales que restringieron los fueros eclesiásticos y la desamortización de los
bienes de la Iglesia y corporaciones. Estas acciones provocaron reacciones
violentas por parte de los conservadores.

Con la llegada al poder de los liberales comienza una nueva etapa en el


periodismo mexicano. Durante esta etapa, los periódicos aún no constituyen
órganos de opinión pública. Son, por lo general, instrumentos de propaganda
de tendencias o grupos políticos, aunque no faltan periódicos que actúan con
independencia absoluta del gobierno y de las facciones. Había una evidente
superioridad numérica de órganos liberales sobre los conservadores en la
prensa del interior del país. Esto se explica no sólo por el cambio de
autoridades, sino también por la concentración de las fuerzas tradicionalistas
en la capital, y en algunas ciudades importantes del centro del país. Esto
permitió que hubiera una rápida difusión de las doctrinas avanzadas.

El gobierno provisional expide la convocatoria para la integración del


Congreso Constituyente extraordinario el 16 de octubre de 1856. Con la
difusión de estas ideas, y con el Congreso sesionando, reaparece la prensa
libre y con ella, algunos periódicos con caricatura. No sólo se debate en la

40
Reyna, Ma. Del Carmen. La prensa censurada del siglo XIX. México, INAH, 1995. Pág. 49.

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prensa; todo el país está al pendiente del Congreso de 1856, integrado en su
mayoría por liberales, y en donde se dispuso una tribuna exclusiva para los
para los periodistas; algunos ocuparon escaños de diputados. Francisco Zarco,
diputado y periodista, publica en el periódico El Siglo XIX la crónica de las
sesiones.

Comonfort dicta una ley provisional de imprenta el 28 de diciembre de


1856, medida insistentemente solicitada por los mismos periodistas. El nuevo
reglamento estuvo suscrito por el ministro José María Lafragua, y entre sus
puntos más importantes prohibía atacar directamente la religión católica y la
forma de gobierno; se obligaba también a los escritores públicos formar sus
publicaciones, norma que hizo desaparecer algunas publicaciones
conservadoras. A pesar de las severas disposiciones del reglamento, los
periodistas siguieron teniendo libertad para emitir sus opiniones, aunque se
registraron denuncias, juicios de imprenta y sanciones que llegaron a la
suspensión temporal o definitiva de muchas publicaciones.

Se inician las discusiones parlamentarias sobre el proyecto de


Constitución, presentado a la asamblea el 18 de junio de 1856, y El Monitor
Republicano abre sus columnas a la población para que emitan su opinión. Hay
muy poca respuesta por parte del público, y esto corrobora que los periódicos
liberales aún no eran, por las características particulares del desarrollo político
del país, intérpretes de la voluntad de la nación. Las opiniones expresadas por
la prensa liberal o conservadora eran las ideas propias de grupos o partidos.
Sin embargo, los artículos del proyecto trascendieron al público y provocaron
un estado de efervescencia social.

El 5 de febrero de 1857 se promulga la nueva Constitución, y el 1º de


diciembre son elegidos Comonfort como presidente de la República y Benito
Juárez como ministro de la Suprema Corte. Comonfort no está completamente
de acuerdo con las ideas liberales y cede fácilmente ante las presiones del
grupo conservador. El 17 de diciembre de 1857 el general conservador Félix
Zuloaga proclama el Plan de Tacubaya, el cual exige derogar la Constitución
de 57. comonfort lo acepta públicamente y manda encarcelar en Palacio

75

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Nacional a Juárez, al presidente de la Cámara de Diputados y a otros
legisladores. El 17 de enero de 1858 se pronuncia la guarnición de Tacubaya y
declara presidente a Zuloaga. Comonfort libera a Juárez y lo nombra su
legítimo sucesor. Juárez sale de la capital y establece su gobierno en Veracruz.
Ha comenzado el enfrentamiento decisivo entre conservadores y liberales, el
cual se inicia con la guerra de Tres Años y se prolonga hasta la intervención
francesa.

La política de Zuloaga en materia de prensa consistió en suprimir los


impresos que no apoyaran a su partido y a su gobierno. En un principio, la
autoridad se reservó el derecho de imponer multas o suprimir periódicos según
le pareciera, hasta que en julios de 1858 declaró vigente la Ley Lares, lo cual
equivalía a dar un golpe mortal a la libertad de imprenta.

A pesar de que la guerra civil dificultaba la publicación y circulación de


impresos, los liberales siguen editando periódicos de combate, hacen todo lo
posible por consolidar la prensa libre como institución; saben que este medio
está convirtiéndose en la mayor arma política que pueden tener y constituye
además, la forma de difundir la ideología liberal.

El ejército liberal, al mando del general Jesús González Ortega, derrotan


a la facción conservadora en la batalla de San Miguel Calpulalpan en diciembre
de 1860. El 1º de enero de 1861 las tropas liberales hacen su entrada en la
capital del país; con esto no termina la pugna entre las facciones, por el
contrario, ambos bandos aún luchan por establecer sus proyectos de nación, y
la prensa va a ser un medio muy importante para lograrlo.

Para solucionar los problemas que se derivaban de la lucha política,


Benito Juárez propuso restaurar la libertad de imprenta. Aparece un decreto
autorizado por Juárez, presidente interino de los Estados Unidos Mexicanos,
dado en Palacio Nacional el 2 de febrero de 1861 a Francisco Zarco, Ministro
de Gobernación, y publicado el 6 de febrero del mismo año en el periódico El

76

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Pájaro Verde de tendencia conservadora.41 Este decreto se convertiría
posteriormente en la Ley Zarco.

En estos momentos se da el auge de la pequeña prensa de carácter


satírico, la mayoría de las veces, ilustrada con caricaturas. Los periódicos con
caricaturas fueron considerados de oposición por la monarquía, y la censura no
permitió su florecimiento. Este tipo de prensa llega a ser la más importante de
este periodo no sólo porque se combate con la pluma, ahora también se
combate con el lápiz a través de las caricaturas. Este recurso gráfico dota a los
liberales de un arma extraordinaria para combatir a los conservadores, quienes
gustan de guardar las formas sociales.

Se le llama periodismo de combate a las publicaciones periódicas que a


través de sus columnas realizan un análisis minucioso y crítico de la situación
política, económica y social del país. Este tipo de publicaciones se encargan de
transmitir a la gente las noticias concernientes a la situación del país. Casi
siempre se trata de periódicos opositores al régimen del momento, por eso
también se le llama “periodismo de oposición”. Al dotarse de un medio gráfico
como lo fue la caricatura elaborada en técnica litográfica, permitía que esta
información fuera accesible a la población no letrada. Por medio de la
caricatura política, este tipo de gente podía enterarse, de una forma satirizada,
del devenir político de la nación. Hay que tomar en cuenta que la distribución
de las publicaciones periódicas era limitada no solo en la ciudad, sino también
en provincia y sólo en pequeños círculos de lectura podían leerse las noticias
del momento.

En 1861 circulan tres periódicos ilustrados que resultarán definitivos para


el desarrollo de la caricatura y el periodismo mexicano: La Orquesta, cuyo
dibujante es Constantino Escalante42; Guillermo Tell, ilustrado por Santiago
Hernández, y La Madre Celestina, que en sus primeros números es ilustrada

41
Vid. Celia Macías Rábago. Op. Cit. Pág. 112.
42
Mención aparte merecen este periódico y este caricaturista debido a su importancia, lo cual
se hará más adelante en este mismo capítulo.

77

Neevia docConverter 5.1


por H. Méndez y que desde su número 14 ostenta caricaturas de Alejandro
Casarín.

El año 1861 es difícil para el gobierno de Juárez, sobre todo en cuestión


económica; la guerra de Tres Años ha dejado vacías las arcas de la Hacienda
Pública. En un primer momento se apuesta la salvación económica a la venta
de lo expropiado a la Iglesia a través de la Ley de Desamortización impulsada
por Miguel Lerdo, pero esto no ayuda mucho. En un intento arriesgado por
solucionar esta situación, Juárez suspende los pagos de la deuda extranjera
mediante un decreto del 17 de junio de 1861. Las potencias extranjeras
afectadas no están de acuerdo y se abre la etapa de la intervención extranjera.

Con la derrota de los conservadores a manos de los liberales en la


guerra de Tres Años, queda claro para los miembros de este grupo político que
sólo una intervención militar europea contrarrestaría la creciente influencia
norteamericana que estaba teniendo en los asuntos de México a través del
partido liberal.

En un principio la intervención fue tripartita, es decir, los bloques de las


potencias de Inglaterra, Francia y España llegaron al puerto de Veracruz,
después de algunas negociaciones, Inglaterra y España se retiraron, no así
Francia, quien de esta manera dejaba clara su postura intervencionista, así
como su propósito de establecer en México un imperio auspiciado por Francia.
Después de algunas batallas significativas, los franceses llegaron a la capital
en junio de 1863 al mando del representante francés Aquiles Bazaine.

A la llegada del ejército francés a la Ciudad de México comenzó a


sentirse la tensión que reinaría en los siguientes años. Los dueños de los
periódicos recibieron órdenes de guardar silencio mientras no se diera una ley
sobre el manejo de la prensa. “El Exmo. Sr. General Forey se ha servido
comunicar a esta Jefatura /Jefatura Política del Distrito) que: entre tanto se
promulga una ley que reglamente la prensa, queda prohibida la publicación de
diarios, avisos, folletos y toda clase de periódicos, exceptuando el Diario
Oficial, las libranzas y demás documentos relativos al comercio; quedando

78

Neevia docConverter 5.1


igualmente prohibida la venta en público o en privado de cualquier clase de
impresos”.43 Esta orden fue publicada el 11 de junio de 1863 para el
conocimiento público.

La ley sobre prensa fue expedida el 15 de junio de 1863 y firmada por el


General de División y Comandante en Jefe del cuerpo expedicionario Federico
Elías Forey, con base en un decreto presentado por el ministro del emperador
Alphonse Dubois de Saligny, quien tomando en cuenta el poder que comienza
a tener la prensa para difundir las ideas de progreso prepara este decreto que
reglamenta el régimen de la prensa en México: “Vuestra intención, Sr. General,
es de aplicar a la prensa de México el régimen establecido en Francia: es,
pues, una libertad razonable la que se le concede a la prensa. La libertad no es
libertinaje.”44

Pero este régimen no representa ninguna libertad. Desde el artículo


primero de esta ley se puede observar que a partir de ese momento todo lo que
tuviera que ver con la prensa tenía que ser aprobado primero por el gobierno.
Se podían establecer periódicos que comentaran temas políticos, civiles,
comerciales, científicos, literarios y sociales. El editor debía estar domiciliado
en México por un tiempo mínimo de un año, obtener de antemano la
autorización del gobierno y ser responsable de cada número; además en los
artículos debían aparecer los nombres de sus autores.

Quedaba también prohibido cualquier tipo de controversia sobre las


leyes y las instituciones dadas al país. Quedaba igualmente prohibido a la
prensa ocuparse de cualquier tema concerniente a la religión. Cualquier
violación a alguno de estos puntos provocaba llamadas de atención o
apercibimientos al editor del periódico y al autor del artículo. Después de dos
apercibimientos sucesivos, todo periódico quedaba suspendido por un tiempo
determinado; pero si había lugar a un tercer apercibimiento, la suspensión

43
Segura, José Sebastián. Boletín de las leyes del Imperio mexicano, o sea código de la
restauración. México, Imprenta literaria, 1863. Pág. 36.
44
Ibidem. Pág. 42.

79

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podía ser definitiva.45 Ante esta situación, los periódicos enmudecieron y
quedaron a la expectativa.

Con el Imperio ya establecido, la legislación sobre imprenta abarcó


campos mayores; buscó predisponer a la opinión pública a su favor, tanto en el
país como en el exterior. Debido a esto, el emperador crea un gabinete
especial a cargo de su Consejero de Estado, Félix Eloin, quien delegaba parte
de sus labores en Emmanuel Domenech y Anselmo de la Portilla, encargados
de influir sobre la prensa europea y nacional. Otra de sus misiones recaía
específicamente en dirigir la información de los periódicos oficiosos o
imperialistas, ya fueran creados para el efecto o reclutados, mediante una
subvención entre los ya existentes.

Durante los años 1863 a 1867 se da el caso de una duplicidad de


publicaciones oficiales. Ante el avance francés, Juárez y el gobierno liberal
tienen que establecerse en San Luis Potosí. En esta ciudad continúan con la
publicación del Diario del Gobierno de la República Mexicana, publicado en un
principio en la Ciudad de México y que hizo las veces de vocero republicano
durante el gobierno itinerante. Mientras tanto, en la capital del país, la Regencia
encargada del gobierno provisionalmente, en tanto no llegara el emperador,
había creado en 1863 el Periódico Oficial del Imperio (Gacette Officielle de
l’Empire Mexicain) órgano del gobierno imperial que en un principio fue bilingüe
(español y francés), posteriormente sólo apareció escrito en español. Con la
llegada de los emperadores fue rebautizado como Diario del Imperio.

Este periódico contenía leyes, decretos, nombramientos de funcionarios,


informes ministeriales, noticias relacionadas con el avance de los negocios
públicos, así como las actividades sociales del emperador y la emperatriz. Aún
cuando el imperio comenzaba a derrumbarse, el diario continuó fiel a
Maximiliano y negó siempre que pudo la prisión del emperador en Querétaro.
Su último número es del 18 de junio de 1867, es decir, un día antes de que

45
Ibid. Pág. 43-44.

80

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Maximiliano fuera acribillado por las balas republicanas en el Cerro de las
Campanas.46

Durante el año 1864 se dio el encarcelamiento de varios periodistas por


órdenes del mariscal Bazaine, debido a la publicación de cierta noticia que no
fue de su agrado. Esta noticia hacía notar los planes que el emperador francés
Napoleón III tenía de separar el estado de Sonora del resto del país. Se decía
que el emperador de Francia había ordenado al mariscal Bazaine proteger a un
tal doctor Gwin, quien había ideado un plan de colonización en Sonora con el
propósito de disgregarla de México y entregarla a Francia. Se decía, además,
que el proyecto ya estaba muy avanzado y la prensa republicana lo publicó
como algo muy cierto para desprestigiar al Imperio, lo que provocó la ira del
militar francés.

Bazaine tomó cartas en el asunto, y apoyándose en que desde


noviembre de 1863 regía el estado de sitio, ordenó el 22 de marzo de 1864 la
aprehensión de los directores de La Orquesta, La Sombra, La Cuchara, El
buscapié y Los Espejuelos del diablo.47 Cuando el emperador se enteró de esta
medida tomada por Bazaine, envió a Eloin para que le manifestara su
desagrado por haber actuado de esa manera sin su conocimiento previo. Los
redactores fueron juzgados por un consejo de guerra francés y no por un
consejo ordinario mexicano, situación que fue muy mal vista.

El emperador, en un intento por limpiar un poco su imagen ante estos


acontecimientos, quiso mejorar la relación del imperio con la prensa. En abril
de 1865, Maximiliano celebró su primer aniversario como emperador de México
expidiendo una serie de decretos; entre ellos, la Ley sobre imprenta, que
garantizaba que nadie podía ser molestado por sus opiniones, y que cualquiera
tenía derecho a publicar y hacer circular impresos sin necesidad de previa
calificación o censura.48

46
María del Carmen Ruíz. Op. Cit. Pág. 182.
47
Ibidem. Pág. 184-185.
48
Detalles de esta ley de imprenta, vid supra, pág. 11.

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Con esta aparente libertad salieron a la luz varias publicaciones y
artículos que atacaban la forma de gobierno, a los miembros del gabinete e
incluso al emperador y su familia. Estos ataques no sólo eran escritos, también
por medio de las caricaturas se satirizaba la situación del país. La
consecuencia fue el encarcelamiento de los directores de La Orquesta, La
Sombra, La Cuchara, El Buscapié y Los Espejuelos del Diablo.49 Maximiliano
destinó el salón de cabildos para efectuar los numerosos juicios concernientes
al delito de imprenta. El primer juicio que se llevó a cabo fue el promovido por
el general Zuloaga en contra de La Orquesta, y a este juicio siguieron muchos
más contra los periódicos que no concordaban con las ideas monarquistas.

El año 1865 resultó crítico para el imperio; comienza el declive debido a


decisiones mal tomadas por el emperador, como el hecho de aprobar la ley del
3 de octubre de 1865, así como la precaria situación de la hacienda debido a
los excesivos gastos de campaña por parte de las tropas francesas. Bazaine
había boicoteado la formación de un Ejército Imperial Mexicano y comenzaba
la evacuación del cuerpo expedicionario francés por órdenes de Napoleón III,
quién sentía la presión norteamericana y la amenaza de Prusia. Todo esto
provocó que el gobierno de Maximiliano tambaleara peligrosamente.

Los últimos intentos de Maximiliano por sostener el Imperio eran muy


arriesgados. La prensa oficialista encabezada por El Diario del Imperio
presentaba noticias favorables, encubriendo la situación real del Imperio. Este
periódico publica la noticia de que el emperador intentaría preservar la ayuda
napoleónica, por lo cual había enviado a Almonte a Francia para que fungiera
como Ministro cerca del emperador francés.50 Pero esta medida, así como el
posterior viaje de la emperatriz Carlota a Europa fueron inútiles, mientras tanto,
las tropas juaristas avanzaban hacia el centro del país apoyados por los
Estados Unidos.

49
Como puede verse, estos eran los mismos periódicos que habían recibido una llamada de
atención en el año 1864 y que habían sido multados y sus directores encarcelados, lo que hace
notar que estas publicaciones eran las más críticas con el Imperio.
50
El Diario del Imperio, marzo 15 de 1866.

82

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Tras el fracaso del viaje de Carlota a Europa y su posterior locura, se
intentó ocultar todo esto para no provocar más pánico entre los imperialistas. El
Diario del Imperio anunciaba falsamente el retorno de la emperatriz.49 al
empezar el año 1867, la situación del Imperio era ya muy precaria y era
previsible el final.

La última esperanza de Maximiliano era Querétaro, y hacia allá se dirigió


para librar su última batalla. La derrota del general Márquez causó profunda
impresión en México (no se supo en Querétaro) donde se había publicado en
El Diario del Imperio que Márquez había tomado Puebla y rechazado al general
Porfirio Díaz. El fin lo apresuró la traición del coronel Miguel López,
comandante del Regimiento de la Emperatriz, quien por cierta cantidad de
dinero y garantizada la vida, entregó a los republicanos el convento de La Cruz,
en donde se habían acuartelado los imperialistas, la madrugada del 15 de
mayo de 1867. Maximiliano, Miramón y Mejía fueron hechos prisioneros,
juzgados y fusilados el 19 de junio del mismo año en el Cerro de las
Campanas.

c) La situación del periódico La Orquesta.

Periódico omniscio de buen humor y con caricaturas. Así se presentaba


esta publicación periódica, que sin duda constituyó el más importante,
significativo e influyente de los periódicos con caricaturas fundados en el año
1861. El primer número de La Orquesta salió a la calle el 1º de marzo de 1861.
Constaba de tres hojas, y salía publicado los miércoles y sábados de cada
semana, aunque había ocasiones en que la publicación salía un día después,
pero el lector era avisado con anterioridad en el mismo periódico. Su precio era
de cuatro reales en la ciudad, y un peso en el interior de la República –un
precio que no cambió durante toda la existencia del periódico-. Su formato era
de 31 x 21 centímetros y se ilustraba con una litografía de página entera.

83

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La primera redacción de La Orquesta estaba constituida únicamente por
el escritor Carlos Casarín y su primo, el dibujante Constantino Escalante,
quienes habían editado anteriormente el periódico Mi Sombrero, que duró poco
tiempo. Casarín, inspirado en los personajes creados por el caricaturista
francés Daumier adoptó los seudónimos del “ciudadano Roberto Macario” y
“Elector elegible”. Casarín dejó el periódico en diciembre de 1861, cuando
marchó a Puebla para incorporase a la causa de la defensa del país, quedando
al frente de la redacción Escalante. La Orquesta es la primera publicación con
caricatura que logra rebasar el año de vida en el periodo de una de década, de
1861 a 1871.

Los artículos, poemas y epigramas del bisemanario, así como sus


distintas secciones hacían alusiones a la caricatura que para ese número había
dibujado Escalante, sin que él tomara parte de la redacción. El editorial se
relacionaba con frecuencia con la caricatura y la mayoría de las veces trataba
un tema político. La Orquesta tenía otras secciones en las que se publicaban
ensayos, anuncios de funciones de teatro, venta de casas, etc.; además se
publicaban, por entregas, novelas de sus colaboradores en forma de
suplementos.

El bisemanario pretendió conscientemente influir en la opinión pública,


pero su contribución fue mitigada por factores externos como: la falta de
medios de comunicación, los altos precios del transporte y del correo, el
analfabetismo y el elevado costo del periódico. El medio social en el que surgió
era bastante difícil: sólo una de cada diez personas sabía leer. Esto hacía que
el alcance y la eficacia política de La Orquesta y otras publicaciones afines
fueran menguados.

La caricatura, portadora de un contenido polémico, llegaba hasta los


analfabetas a través de una imagen que, día con día, fue de más fácil acceso,
pues se construyó paulatinamente un código entre el autor de ésta, y el lector.
El alto costo de los periódicos limitó su circulación, pero en algunos lugares,
especialmente en provincia, se hacían lecturas colectivas en cafés, librerías,

84

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etc. Estas reuniones públicas eran anunciadas a una hora precisa por los
mismos periódicos.51

El nombre de La Orquesta tiene una razón de ser, tal como lo indica


“Roberto Macario” (Carlos Casarín) en el primer artículo del bisemanario:
“hemos tomado el nombre de orquesta por ver si el supremo gobierno,
insensible a las arias y a las peticiones en recitado se ablande a los acordes de
una orquesta. La música tiene una influencia incontestable sobre los
animales”.52 Con esto podemos darnos cuenta del sentido crítico que iba a
tomar esta publicación respecto del gobierno y el poco miedo que sus editores
tenían de las represalias que podían tomar en su contra.

El periódico tuvo cuatro épocas: la primera comprendió de 1861 a 1863 y


abarcó cuatro tomos. Constantino Escalante se encargó de las caricaturas, a
excepción de tres en diciembre de 1862, realizadas por Santiago Hernández.
Como se mencionó anteriormente, Casarín fue el redactor, dejando después el
puesto para unirse a las tropas de Ignacio Zaragoza y luchar contra la
intervención francesa. Durante este periodo lo sustituyeron también Dulcamara
e Hilarión Frías y Soto. La tipografía correspondió a Manuel Castro, cuyo taller
estaba en la calle de Escalerillas número 10, hoy República de Guatemala.

En esta época la temática de los comentarios, y por ende de las


caricaturas publicadas en el periódico, hacen referencia a la situación
económica precaria del país al asumir Juárez el gobierno. Los redactores y los
caricaturistas manifiestan su deseo de que sean cumplidos los principios
liberales y sobre todo la ley de imprenta. Podría decirse, que en este momento,
se da una libertad de prensa que no había existido en México en otros
periodos.

Con el advenimiento de la intervención francesa, el bisemanario se


constituye como vocero y defensor de la soberanía nacional. Aunque ataca

51
Vid. Acevedo, Esther. Constantino Escalante. Una mirada irónica. México, CONACULTA,
1996. Pág. 19.
52
“Editorial”. La Orquesta, 1ª época, número 1. México, 1º de marzo de 1861.

85

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ferozmente al ministro Saligny y a los franceses apostados en el país, también
se dedica, y ese es uno de sus propósitos principales, alentar el espíritu público
para que la población se levante en contra de la invasión. “La Orquesta se
convierte en un vocero de los patriotas liberales, en el complemento ideal del
gobierno juarista. Escalante exige a los empresarios beneficiados por las Leyes
de Reforma que colaboren en los gastos de guerra; además, la revista insiste
en organizar su batallón de voluntarios. No hay mejor forma de congregar
festivamente a la gente que haciendo chanzas y burlas colectivas contra el
invasor y los traidores”.53 De esta manera, la caricatura de esta época se
convierte en una especie de propaganda nacionalista.

El 16 de mayo de 1863 Escalante publica una caricatura sobre el


mariscal Forey. Once días más tarde aparece el último número de la primera
época de La Orquesta que se despide diciendo: “esclamamos (…) que una vez
cansado el pueblo de tolerar tanto agravio sabe y puede hacer aquí muchas
víctimas francesas en un arranque de dignidad ofendida”.54

La segunda época de La Orquesta está recogida en dos volúmenes, y se


inicia cuando Maximiliano suprimió la censura de prensa el 7 de agosto de
1864.55 El caricaturista siguió siendo Constantino Escalante y los editores
fueron Manuel C. Villegas y Hesiquio Iriarte. Su imprenta estaba en Santo
Domingo número 12, hoy República de Brasil. Los escritores que colaboraron
en La Orquesta de 1864 a 1866 fueron Lorenzo Elizaga, Arturo Peñaforte, Luis
Gonzaga Iza, Juan N. Barra y Juan Darío de Sais, quienes continuaron con la
redacción del periódico. Esta segunda época terminó porque el periódico
publicó una nota referente a la posible abdicación del emperador.

Esta época del periódico es importante para este estudio porque se


desarrolla durante el gobierno de Maximiliano. De esta manera podemos ver

53
Rafael Barajas. Op. Cit. Pág. 72.
54
Anónimo. “Cuando el Siglo lo dice”, en La Orquesta. 1ª época, número 38. México, 27 de
mayo de 1863.
55
Deseando ampliar el campo de acción de la prensa, suprime la censura establecida por
Forey al instalar el gobierno provisional.

86

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cuál fue la relación entre el bisemanario y el emperador, y cuánta libertad se
permitió para que las publicaciones de este tipo pudieran expresarse sobre la
forma como llevaba a acabo su gobierno.

Los emperadores llegan a la Ciudad de México en junio de 1864.


Aunque el recibimiento por parte de los conservadores es fastuoso, la realidad
es que Maximiliano está sentado sobre un trono inestable, pues los conflictos
son graves y difíciles de resolver. Por una parte, la cuestión clerical, que debió
resolver desde que estaba en Europa y que al llegar a México se agravó al
darle la espalda al grupo conservador que lo llevó al poder. Maximiliano
propone un concordato al Papa, pero en él expone propuestas de tipo liberal, lo
que lo lleva a distanciarse de los conservadores y a nombrar como ministros a
varios liberales.

En diciembre de 1864, en plena ocupación francesa y desafiando la


censura, reaparece La Orquesta. La ley de imprenta del imperio, expedida por
Forey, es ambigua, por un lado proclama una libertad absoluta y por el otro
presenta tantas restricciones legales, que en la práctica está hecha para ser
aplicada según la conveniencia política del momento. La libertad de imprenta
se ejerce por periodos, y los liberales de La Orquesta la utilizan lo mejor que
pueden. Sin embargo, por momentos el régimen se cierra, de manera que los
editores y colaboradores de periódicos de oposición sufren cárceles y juicios
por difamación.

En la capital el principal vocero de la causa liberal es La Orquesta; al


reaparecer, y como es lógico, sus redactores están temerosos. Probablemente
para evitar posibles represalias, Constantino Escalante firma sus primeros
trabajos con el seudónimo de “Signor Botesini”, un supuesto caricaturista
italiano que acababa de llegar a México,56 o simplemente lo hace con una “B”,
haciendo referencia a Botesini.

56
Anónimo, “El caricaturista de La Orquesta” en La Orquesta, 2ª época, tomo 1, número 2.
México, 7 de diciembre de 1864, Pág. 2. Vid. Rafael Barajas, Op. Cit. Pág. 79.

87

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Al asumir el trono de México, Maximiliano intenta poner en práctica sus
ideas liberales que se acercan en mucho al pensamiento de Juárez. Un primer
paso para hacerlo es incluir en su gabinete a gente de tendencia liberal, lo que
lo aleja de los conservadores, quienes lo habían ayudado a llegar al trono.
Cada vez que puede, Escalante caricaturiza y subraya la ruptura del emperador
con el bando que le ofreció la corona.

Irónicamente, algunas de estas caricaturas llegaron incluso a agradar al


emperador, como lo menciona José Luis Blasio, su secretario, en sus
memorias.57 Debido a esta situación, la revista puede circular con cierta
tranquilidad, sin embargo, la intención de Escalante no es apoyar a
Maximiliano, sino atacar a la reacción. La Orquesta defiende como puede su
posición ante el Imperio, por lo que la buena relación de sus editores con el
régimen imperial dura poco.

La revista publica un editorial en donde pide que se suspendan las


Cortes Marciales58, refiriéndose al proceso llevado a cabo en dicha instancia
judicial contra el señor Nicolás Romero, destacado jefe guerrillero liberal. Esta
situación indigna al ejército francés y el mariscal Bazaine hace comparecer al
jefe de redacción de La Orquesta ante la justicia militar francesa. Manuel C.
Villegas, primer redactor en jefe de la revista, es encarcelado en los primeros
meses del año 1865; poco después sale libre, pero en su lugar es encarcelado
Juan Antonio Mateos, autor del artículo. El general Bazaine encarcela
simultáneamente a los editores de La Orquesta, El Buscapié, y Los Espejuelos
del Diablo, entre otros. A las pocas semanas, todos ellos fueron indultados por
Maximiliano, quien se vuelve más tolerante mientras menos se critica a su
gobierno.

Los editores de La Orquesta, al hablar de la política de Maximiliano,


hacían notar que no la censuraban; destacaban el hecho de que quisiera poner

57
Vid. Esther Acevedo. Una historia en 500 caricaturas. Constantino Escalante en La Orquesta.
México, INAH, 1994.
58
Juan Antonio Mateos, “Cortes Marciales” (editorial), en La Orquesta, número 32. México, 22
de marzo de 1865.

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un medio entre los extremos al querer incluir gente liberal en su gabinete,
consideraban que la intención era buena, pero se preguntaban si era realizable
esta conciliación entre los dos bandos.

El 19 de julio de 1865 se publica en rimas un breve editorial sobre la


situación que está viviendo la llamada “prensa chica”, haciendo alusión a los
encarcelamientos que habían sufrido algunos editores:

De que La Orquesta está insulsa


De que no tiene veneno
Pero ellos quizá no saben
Que la ley es algo dura
Y que en un puño sujeta
A toda la gente de pluma.59

A pesar de la cárcel y las presiones, los editores de La Orquesta


conservan intactos sus principios liberales y patrióticos. Los artículos
publicados en el bisemanario van encaminados a atacar a la reacción y al
clero, a defender las Leyes de Reforma y a apoyar a Juárez, tratando de
ahondar en las diferencias entre los conservadores y Maximiliano.

En la capital, La Orquesta mantiene viva la presencia del presidente


Juárez, quien se encuentra al frente de su gobierno itinerante, cumpliendo con
su mandato por el norte del país, mientras que se burla del gobierno y de la
prensa imperial que con frecuencia divulga notas que anuncian ya la próxima
caída del presidente legítimo, acorralado por las fuerzas del imperio, noticia
que es falsa porque la resistencia de las fuerzas liberales fue muy dura.

La libertad de expresión durante el régimen imperial es casi nula. La


revista tiene que aprovechar lo poco que hay de libertad de imprenta para
mostrar su descontento con la situación política del país. La revista no se
inmuta al criticar a los políticos mexicanos oportunistas como Santa Anna,

59
La Orquesta. 19 de julio de 1865.

89

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quien buscaba regresar del exilio para apoyar el imperio de Maximiliano, y
algunos conservadores.

Por un editorial, publicado en el mes de abril de 1865 en que se llama


traidor a Zuloaga, éste demanda a los editores60, con lo cual comienza una
serie de acusaciones que el general Zuloaga hiciera en contra de los
colaboradores de La Orquesta. Tiempo después, otro artículo61 provoca una
segunda advertencia por “promover y formular desunión entre los mexicanos”.
Pocas semanas después La Orquesta es condenada por la demanda de
Zuloaga y su nuevo redactor en jefe, Luis Gonzaga Iza, es encarcelado.

Hacia finales de 1865 comienza el declive del Imperio mexicano. Sus


apoyos internacionales se debilitan: en Europa rompen relaciones con él
Austria y Prusia, mientras que en Francia, Napoleón III sufre el embate del
partido liberal francés. En los Estados Unidos termina la Guerra de Secesión.
En México, Juárez poco a poco va consiguiendo el triunfo de manera lenta. La
reacción está agotada y Maximiliano aislado, sin bases ni recursos; los liberales
mexicanos resisten en todos los terrenos: Juárez en Paso del Norte, Díaz en el
sur, los guerrilleros chinacos en todo el país, y en la capital, algunos periodistas
insisten en su guerra publicitaria señalando las contradicciones del Imperio y
apoyando a Juárez.

Después de la segunda advertencia, La Orquesta toca menos las


cuestiones políticas; se dedica sobre todo a hacer metáforas sobre la situación
del país y a criticar las costumbres cortesanas de la sociedad imperial
mexicana; se burla de sus pretensiones, de lo ridículo de sus modas, de su
incultura, entre otras cosas.

A pesar de que la revista modera considerablemente sus críticas a


Maximiliano y al Imperio, a mediados de 1866 la publicación recibe la tercera y
última advertencia, por publicar “noticias falsas y alarmantes”, estas noticias

60
“Dejadme reír señores”, en La Orquesta. 1º de abril de 1865.
61
El duelo de la Patria”, en La Orquesta. 12 de julio de 1865.

90

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hablaban sobre una posible abdicación de Maximiliano al no recibir apoyo
económico por parte de Francia.

“Noticia que toman de L’Ere Nouvelle, que a su vez sale publicado en el


Courrier. “Según la Press de París, el emperador Maximiliano ha requerido por
última vez, la asistencia financiera de la Francia, declarando su intención de
abdicar si se le respondía con una repulsa. El gobierno francés había resistido
a la demanda del emperador de México, y había dado instrucciones al mariscal
Bazaine para que convocase un nuevo plebiscito en caso de que Maximiliano
abdicase” L’Ere añade: “Impreso en una hoja americana este párrafo no habría
merecido los honores de la reproducción; pero en las columnas de un diario
parisiense es una curiosidad digna de señalarse”.62

Para el día 16 de julio se menciona en el periódico el levantamiento de la


segunda advertencia para L’Ere Nouvelle por decisión del gobierno del Imperio.
La Orquesta supone que al tomar ella la noticia de este periódico, también le
será levantada la advertencia. A partir de este acontecimiento podemos ver que
no todos los periódicos son tratados de la misma manera, ya que no es
levantada la advertencia al bisemanario, y de esta manera, concluye la
segunda época de La Orquesta. La publicación deja de circular hasta que cae
el Imperio.

La tercera época de La Orquesta va de 1867 a 1875 y está reunida en


ocho tomos. Reapareció cuando se restauró la República; el primer número de
esta tercera época es del 26 de junio de 1867. Constantino Escalante siguió
siendo el caricaturista, y los editores Manuel C. Villegas y Hesiquio Iriarte.
Entre los redactores estuvo Vicente Riva Palacio. Constantino Escalante murió
en 1868 después de haber colaborado como caricaturista y editor durante 7
años. Después de su muerte las caricaturas del periódico las hicieron Hesiquio
Iriarte y Santiago Hernández; éste último suplió a Escalante en la tarea de
satirizar las noticias a partir del número 50 del tomo II de la tercerea época.

62
“Párrafo curioso” en La Orquesta, 2ª época, Tomo II, Núm. 49. 11 de julio de 1866.

91

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En el tomo III, al empezar el año 1870, hay un cambio en la
administración de la imprenta que por tantos años había estado a cargo de
Hesiquio Iriarte. La nueva casa editora era propiedad de Francisco Díaz de
León y Samuel White. La publicación adoptó un nuevo tipo de letra y cambió su
diagramación interior, de cuatro a tres columnas, pero continuaron las mismas
secciones. En el momento del cambio el redactor era Vicente Riva Palacio. En
el bisemanario no se mencionó el por qué del cambio de administración; sin
embargo, la litografía de Hesiquio Iriarte continuó anunciándose en la sección
de avisos.

A partir del tomo V colaboraron por primera vez los caricaturistas José
María Villasana y Jesús T. Alamilla. Durante el año 1874 el periódico tuvo
importantes cambios: la fecha de su fundación desapareció de la portada, igual
que las secciones de “Obertura a toda orquesta” y “Pitos”; también se dejaron
de anunciar las obras de sus colaboradores.

Hacia el año 1875 aparece el último número de la tercera época. Al


parecer, los redactores buscaban elaborar mejoras en la publicación. Así lo
explicaron en el periódico:

“Decididamente nos proponemos imprimir a nuestra publicación el mejor


carácter y las mejores condiciones y las más reformas posibles. Queden pues
nuestros suscriptores bien apercibidos de que no les cantamos el adiós para
siempre (…) sino que dando desde aquí un fuerte y expresivo apretón de
manos a cada uno les decimos estamos con ustedes, ya volveremos hasta
dentro de treinta días.”63

Los treinta días se convirtieron en dos años. La cuarta época abarca un


periodo muy corto, de marzo a septiembre de 1877, recogida en un sólo tomo.
La Orquesta ya no volvería a tener la organización y la primacía de antes. Los
tiempos habían cambiado, Porfirio Díaz estaba en el poder y el periódico que
sustituía a La Orquesta (El Ahuizote) estaba del lado del gobernante. El cambio

63
La Orquesta, 3 de julio de 1875.

92

Neevia docConverter 5.1


de gobierno hizo que cambiara la esencia liberal y republicana de la
publicación, y los ideales con los que había sido creada.

El caricaturista fue León; el editor, Manuel C. Villegas, y el redactor –uno


sólo- S. Mora. Durante dos meses imitaron el formato, el número de hojas y la
aparición semanal de El Ahuizote, pero fue en vano. Después de este fallido
intento, La Orquesta desapareció diciendo:

“Cuando vemos que ni las cosas ni las acciones tienen remedio, aunque
volvamos los ojos a todas partes buscando algo que nos haga sospechar que
la República tiene siquiera la apariencia constitucional, cuando pretendemos en
fin sentirnos republicanos y sólo encontramos al hombre que manda y muchos
que lo obedecen y que aquél y éstos están hundiendo de día en día a la nación
en un abismo sin fondo, no podemos más que parodiar la fúnebre salutación de
los gladiadores romanos: Ave César, los que van a morir te saludan.”64

En la sección “Pitazos” del mismo número, dicen: “Por causa de


enfermedad del director y editor de nuestro periódico, se suspende la
publicación de La Orquesta”.65

Después de dieciséis años, La Orquesta, el periódico de oposición más


importante y más influyente de esa época, dejó de sonar. Pero sentó un
precedente en la introducción efectiva de la caricatura como medio de
expresión y crítica satirizada dentro del periodismo mexicano.66 Además, a lo
largo de estos dieciséis años, trabajaron en ella los dibujantes satíricos más
importantes del periodo: Constantino Escalante, Santiago Hernández, José
María Villasana, Alejandro Casarín y Jesús T. Alamilla.

La Orquesta fue el “modelo institucional” –como lo dice Carlos


Monsiváis- del periodismo de combate, y se le asignaron funciones específicas
de resistencia: contra los conservadores que viajaron a Europa en busca del
príncipe que los salvara de la anarquía; contra el intervencionismo francés, y

64
La Orquesta. 29 de febrero de 1877.
65
Ibidem.
66
Vid. Esther Acevedo. Op. Cit. Pág. 24-27.

93

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además, en esta publicación, Benito Juárez desempeñó la doble función del
patriota defensor del heroísmo nacional, y el político aferrado a la silla
presidencial.

94

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Capítulo 3.

Las representaciones del nuevo gobierno en la caricatura


política.

95

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a) La caricatura como manifestación artística y política de una época.

“La caricatura es un arte menor que implica responsabilidades


mayores. Debe practicarse con la destreza de un cirujano y con la
intención de un carnicero. La historia de la caricatura es la historia
de la conciencia de la sociedad”.

Ronald Searle. La caricature.

La caricatura política floreció en los periódicos, sobre todo de la ciudad


de México, a partir de 1861; pero sus inicios como instrumento de difusión de
ideas políticas se dan desde la lucha de independencia, desarrollándose de
manera más amplia después de la consumación.

Para poder entender mejor el desarrollo y la importancia que alcanzó la


caricatura política en la segunda mitad del siglo XIX, es necesario conocer algo
sobre sus antecedentes; y sobre todo, tener una descripción de lo que es este
género humorístico:

“Se entiende por caricatura política a la producción de imágenes


que expresan un constante cuestionamiento de las relaciones
sociales, mediante el uso de la sátira, la parodia y formas simbólicas
como la alegoría”.1

Culturalmente hablando, la caricatura ha sido un género despreciado, lo


mismo que la sátira. En México, pocos han sido los intelectuales que le han
dedicado algunas líneas al estudio de la caricatura como un fenómeno social
importante. Las críticas que de la caricatura se han hecho desde el punto de
vista artístico, la califican de manera peyorativa. Por ejemplo, Antonio Caso la
ubica dentro del grupo de “las artes impuras”. Para Caso, la impureza de la
caricatura resulta de que el artista inserta en el retrato su opinión sobre los
defectos del modelo, lo que de algún modo vicia la caricatura.2 Algunos otros
escritores la consideran como un “arte menor”.

1
Acevedo, Esther. La caricatura política en México en el siglo XIX. México, CONACULTA,
Círculo de Arte, 2000. Pág. 8
2
Rafael Carrasco Puente. La caricatura en México. México, Imprenta Universitaria, 1953. Pág.
25.

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Uno de los intelectuales que reconoce el valor cultural de la caricatura es
Carlos Monsiváis, aunque está consciente de que se trata de un arte
menospreciado: “Desde el punto de vista del prestigio cultural no se toma en
serio a la caricatura por su inclusión en el campo del humor, género útil, pero
ínfimo”.3

En el año de 1845, el liberal José María Lafragua escribe el primer texto


serio que se publica en México sobre el tema de la caricatura. “En todas las
artes hay dos artes; para embellecer o desfigurar; lo simple y lo grotesco; la
poesía y la parodia; la pintura y la caricatura”. Lafragua sostiene también que la
caricatura “no sólo ha sido un arma de los débiles contra los fuertes, sino un
arma empleada en las guerras civiles y aún en las de las naciones”. 4

El que la caricatura sea considerada un “arte menor” tiene su razón de


ser: la caricatura nace en plena etapa manierista como una rebelión contra la
Academia y sus cánones estéticos. Nunca pretendió ser un “arte mayor” sino,
precisamente, una burla de sus exigencias de prestigio. En este sentido, la
caricatura surgió como un polo opuesto al ideal de lo bello, y por lo tanto,
constituye su negación total. El término caricatura proviene del italiano caricare,
que significa recargar, exagerar, y fue utilizada por primera vez por los
hermanos Aníbal y Agustín Carracci, pintores manieristas de fines del siglo XVI
y principios del XVII. 5

Aunque el término caricatura se refiere a una técnica específica de


dibujo, la enorme aceptación de este término provocó que el lenguaje popular
lo asimilara como sinónimo de dibujo de humor. En cierta medida abarca el
universo de la gráfica satírico-política; esto se debe a que el mecanismo
esencial de la caricatura radica en un aspecto específico: la ridiculización.
Existe una relación entre arte y humor, lo cual convierte a la caricatura en lo
cómico-artístico.

3
Carlos Monsiváis, “La distorsión es la semejanza”, en Aires de familia. México, Catálogo del
Museo de Arte Moderno, 1995. Pág. 30.
4
José María Lafragua, “Caricatura”, en Ateneo Mexicano, t. I. México, Impresiones de García
Torres, 1845. Pág. 141. Citado por Rafael Barajas “El Fisgón”. La historia de un país en
caricatura. Caricatura mexicana de combate. 1829-1872. México, CONACULTA, 2000. Pág. 45.
5
Vid. Ibidem. Pág. 18.

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La técnica básica del dibujo satírico consiste en aislar el defecto físico,
mental, social o moral de su modelo y magnificarlo. El caricaturista busca, trata
de encontrar aquello que hace vulnerable a su objeto y de esta manera
exhibirlo. La burla es consecuencia de una autocrítica, pero a la vez es
objetiva, común a todos los hombres y a los momentos históricos que viven.
Aquí comienza a vislumbrarse su sentido social.

Otra característica importante de la caricatura es que el caricaturista


escoge los tipos o situaciones que va a exhibir casi de manera exclusiva, entre
algo que está en boga en ese momento histórico. Esto se debe a que la
caricatura sólo produce su efecto cómico cuando es relacionada con el original.
La caricatura vive mientras es relacionada con el objeto que representa.
Samuel Ramos opina sobre la caricatura que: “El caricaturista no puede
apartarse del modelo, su deformación tiene que acentuar el parecido; deforma
para aproximar más a cierta realidad”. 5

Sucede algo curioso con la caricatura; el caricaturista, al retratar a su


modelo, está tratando de expresar su visión, de acuerdo con su expresión
personal, pero cuando ha terminado su obra ésta adquiere vida propia, por lo
cual ya no necesita esencialmente de la comparación. En este punto la
caricatura adquiere un carácter individualista, susceptible de su propia
interpretación, lo que la convierte, con el paso del tiempo, en un documento
biográfico, en una “instantánea” de un momento histórico determinado.

En un panorama caracterizado por la necesidad de una consolidación


política y social y por la ineficacia de los proyectos para lograrlos, los dibujantes
satíricos desempeñaron varias funciones simultáneas: organizan para sus
lectores una visión coherente de la política; fomentan el orgullo de quienes
creen disponer de un medio que los acerca al desarrollo, como lo es la prensa
crítica; crean imágenes definitivas de los caudillos; le ofrecen a los lectores la
oportunidad de reírse de lo propio y de lo ajeno; refuerzan el nacionalismo y
deciden los temas polémicos de la opinión pública.

5
Rafael Carrasco Puente. Op. Cit. Pág. 27.

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La primera revista satírica que existió en México fue El Juguetillo, en el
año 1812, pero generalmente se acepta que la primera caricatura, titulada
Tiranía, apareció de manera anónima en el periódico El Iris, en 1826. Otras
publicaciones importantes: El Gallo Pitagórico (1845), El Calavera (1847), El
Tío Nonilla (1849) de posición antimonárquica, y La Pata de cabra (1856)
también de tendencia antimonárquica. Un aspecto a notar es el hecho de que
la mayoría de los periódicos con caricatura son de tendencia liberal.

Muy pronto este tipo de expresión gráfica se convirtió en un recurso


ampliamente utilizado en la cuestión política. A partir de este momento la
caricatura se convertiría en un arma política indispensable, y alcanzaría altos
niveles de popularidad. Durante el periodo histórico que nos compete, que es el
Segundo Imperio Mexicano e incluso el inmediato anterior, con la figura de
Benito Juárez en el centro del interés político, se llegaría a un momento muy
importante dentro de la caricatura política de combate.

En sus inicios, la caricatura mexicana tuvo influencias de caricaturistas


franceses, ingleses y españoles debido a las publicaciones que llegaban al
país; para la segunda mitad del siglo XIX los caricaturistas mexicanos
desarrollaron su propio estilo. Los caricaturistas de este periodo siguieron con
interés las propuestas gráficas que surgieron en publicaciones franceses como
Roberto Macario y Los franceses pintados por sí mismos, y sus derivadas
españolas y mexicanas. Por ejemplo, Charivari y Punch, periódicos editados en
París y Londres respectivamente, y que estaban a la vanguardia en cuanto a
caricatura, eran los favoritos de los editores de La Orquesta.6

Una figura importante en el género de la caricatura, y que fue quien


marcó los pasos a seguir durante el siglo XIX fue el caricaturista francés
Honoré Daumier, quien también fue litógrafo, escultor y pintor, y es considerado
como el primer caricaturista que existió por haber sido el primero que publicó
en la prensa una caricatura política, y por haber innovado la técnica al pasar
del grabado a la litografía. Nacido en Marsella en 1808, tiempo después

6
Vid. Esther Acevedo. Constantino Escalante. Una mirada irónica. México, CONACULTA,
1996. Pág. 15.

99

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marchó a París junto con su familia, en donde fue discípulo de Alexandre
Lenoir quien le enseñó técnicas de dibujo. Es iniciado en las técnicas
litográficas por Charles Ramelet, y desde los 20 años de edad colabora como
ilustrador y caricaturista en las revistas La Caricature y Charivari. La Caricature
es un semanario redactado por Balzac en donde se ataca ferozmente al
gobierno de Luis Felipe de Orleáns.

Colabora también en La Silueta, fundada en mayo de 1829 por Ratier y


Ricour con el subtítulo de “periódico de caricaturas, bellas artes, costumbres,
etc.”.7 Esta es la primera publicación satírica ilustrada que se edita en Francia,
condenada en diversas ocasiones por sus caricaturas, aunque deja de
aparecer en 1831. En esta época también modeló en barro una serie de bustos
de figuras políticas que constituían auténticas caricaturas en relieve.

En 1832, como consecuencia de unos dibujos satíricos dirigidos contra


Luis Felipe de Orleáns, fue llevado a prisión, y tres años después, el
implantarse una restrictiva ley de prensa, dejó la caricatura política y se dedicó
al dibujo de temas costumbristas. A partir de 1848, con la instauración de la
República, Daumier se dedicó a la pintura. Los últimos años de su vida los
pasó aquejado por una ceguera progresiva, hasta que murió en 1879.

Otras influencias extranjeras llegaron a México durante el gobierno de


Maximiliano, por ejemplo, las de artistas como Peter Brueghel o Francisco de
Goya, pero las características que más influyeron en los caricaturistas
mexicanos fueron las de la caricatura francesa.

En el lenguaje de la caricatura francesa del siglo XIX algunas


características formales fueron: la delineación rápida a manera de “sketch”, la
distorsión de las formas reales y la eliminación del ambiente dejando sólo un
tenue fondo, la mayoría de las veces apenas esbozado. El paisaje urbano sólo
se aprovechó cuando los edificios poseían un significado emblemático para el
contenido de la caricatura y acentuaban la importancia de la acción, centrada

7
Vid. Daumier. Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, S.A., 1972. Pág. 13.

100

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en un reducido número de figuras situadas en primer plano. En ocasiones,
cuando se representan interiores, éstos se dividieron en varias escenas que
completaban una anécdota. La línea usada para caracterizar fue rápida y sirvió
para dar naturalidad a las formas a pesar de la búsqueda de distorsión.8

A pesar de la influencia europea, la caricatura mexicana buscó ser


singular y crear sus características propias, para lo cual utilizó formas
simbólicas unidas a lo tradicional. La temática de las caricaturas de la segunda
mitad del siglo XIX era de carácter local, y en su mayoría fue conformada por
las ideas del grupo liberal, con lo cual comienza la lucha gráfica entre liberales
y conservadores y después entre liberales y monarquistas. El uso de lo
mexicano fue aprovechado como una forma de construir una conciencia
nacional y como un instrumento para favorecer la creación de la sociedad que
se deseaba.

Hay que tomar en cuenta que la caricatura de este periodo se imprimió


utilizando la técnica litográfica, por su rapidez de ejecución y su bajo costo, en
comparación con el grabado al que acabó por sustituir; además, ofrece
mayores facilidades al ser reproducida sin dañar el original. El texto y la imagen
se imprimían por separado: la piedra sobre la que se preparaba la imagen para
su reproducción masiva no permitía que fuera asimilado al texto del periódico.
Por lo tanto, al menos en este periodo, la mayor parte de las litografías ocupan
una página completa.9 Posteriormente esta hoja suelta es anexada a la
publicación periódica.

El auge de la caricatura política a partir de 1860 se explica en cierto


modo a partir de los siguientes hechos: el fin de la Guerra de Tres Años, el
triunfo liberal, el ejercicio de la libertad de expresión y sobre todo, la madurez
de los aprendices de los talleres fundadores de los años 40. Posteriormente,
con el advenimiento del Segundo Imperio mexicano, la caricatura toma mayor

8
Acevedo, Esther. Op. Cit. Pág. 16.
9
Esther Acevedo, Una historia en 500 caricaturas. Constantino Escalante en La Orquesta.
México, INAH, 1994. Pág. 14.

101

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auge debido a la confrontación que existe entre los partidarios de dos
proyectos políticos totalmente contrapuestos.

¿Qué es lo que hace popular a la caricatura de combate de este


periodo? Alrededor de la caricatura política en México se ha desarrollado una
serie de fenómenos culturales ricos y complejos. En primer lugar, se le
considera caricatura de combate porque este tipo de ilustraciones fueron obra
de dibujantes políticamente comprometidos con el bando liberal, lo que los
convierte en activistas políticos.

Los caricaturistas de combate son artistas que se dirigen al mayor


número posible de lectores, con la intención de abrirle los ojos a la sociedad en
que viven. Como consecuencia, estos dibujantes satíricos plantean un proyecto
político y cultural que ha influido a posteriores generaciones.

Respecto al carácter social de la caricatura, Manuel González Ramírez


menciona lo siguiente:

“La caricatura, del tipo que sea, es pues una oposición, un ir en


contra de lo establecido. Es un arma formidable que hace impacto
lo mismo entre la clase culta y seleccionada de la sociedad que
entre el pueblo. Va hacia todos. Es además un reto, una impugnación:
fuerza de reforma social”.10

Desde la aparición de la caricatura alrededor de 1826, hasta su


consolidación en 1872, periodo que en términos políticos comienza con la lucha
de los liberales contra los conservadores y termina con el triunfo de la Reforma,
la prensa va a convertirse en uno de los principales actores de los cambios en
el país, y apoyados por las caricaturas, los políticos liberales van a lograr la
transformación y consolidación de la nación mexicana.

La importancia de la caricatura en la vida nacional radica sobre todo en


el hecho de que es uno de los escasos comentarios periodísticos al que tiene
acceso la mayoría de la población analfabeta y semi analfabeta. El periodismo

10
Manuel González Ramírez. La caricatura política. México, Fondo de Cultura Económica,
1995. Pág. XIII.

102

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mexicano en el siglo XIX fue censurado y manipulado; la caricatura corrió la
misma suerte por llevar al ridículo a los integrantes del gobierno en turno,
principalmente a los de los gobiernos conservadores, que implantaron leyes,
decretos y bandos para impedir o restringir primeramente la libertad de prensa
y después su total prohibición. La caricatura era el principal atractivo y las
palabras eran complemento de la imagen.

Los periodistas se las ingeniaron para imprimir y hacer circular las


caricaturas, por lo que muchas de ellas fueron anónimas o firmadas con
seudónimos, en cuyo caso debemos atender a la forma y la factura del dibujo
para poder establecer quién pudo ser el autor. En algunos casos también es
importante tomar en cuenta cómo es representado el personaje.

En el caso de la caricatura mexicana de combate, puede decirse que se


trata de la historia de los liberales, de su prensa y de su lucha en contra de la
censura, pero a la vez que es parte del pensamiento liberal, progresista y
revolucionario. Las caricaturas de combate se convierten en un discurso liberal,
progresista y revolucionario en sí mismo. En el caso de la caricatura mexicana
de esta época, debemos tomar en cuenta que lo que intenta es contar una
historia y es necesario conocer aunque sea un poco de su contexto histórico.
Es interesante notar que si bien estos dibujos fueron concebidos en su
momento para que los comprendieran fácilmente miles de lectores, hoy nos
resulte difícil descifrarlos.

Cada caricaturista tenía símbolos específicos que permitían establecer el


diálogo entre el lector y la caricatura. Pero debemos tomar en cuenta que estos
símbolos funcionaron en aquella época, y la gente podía identificarlos con
facilidad, pero al trasladarlos a nuestra época nos resulta difícil comprenderlos.
Para poder entender la caricatura es necesario hacernos preguntas como:
¿quién es el personaje?, ¿a qué grupo político pertenecía?, ¿qué intereses
defendía?, ¿qué ocurría en la semana en que fue publicada la estampa?, ¿qué
significan los símbolos utilizados por el dibujante?, ¿qué repercusiones tuvo la
caricatura?, ¿a qué partido o grupo político pertenecía a su vez el
caricaturista?, ¿qué tan talentoso era el dibujante?, entre otras muchas

103

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preguntas que pueden surgir al intentar descifrar una caricatura de esta época;
preguntas que son tan fascinantes como la caricatura misma.

Nota: Véase el catálogo de caricaturas en el anexo, página 141.

b) La construcción de un ideal.

Cuando Maximiliano y Carlota arribaron a la Ciudad de México, sus


imágenes ya eran conocidas por algunos mexicanos, sobre todo por los que
tenían acceso a las noticias periodísticas o a través de suplementos que se
anexaban a las publicaciones periódicas. Los soberanos tenían que mostrar
una imagen ante sus nuevos súbditos, apoyada también en la fastuosidad de la
corte. Se trataba de todo un aparato de publicidad generado incluso desde
Europa. ¿Cómo lograron los emperadores difundir su imagen?, ¿Cuál era su
intención al hacerlo?. Las razones, al igual que los métodos de difusión son
numerosas.

Hasta antes de la llegada de los emperadores, el medio por el cual se


difundían las imágenes era la litografía. Con Maximiliano y Carlota no sólo llegó
una nueva forma de gobierno, sino también una nueva forma de difusión de
imágenes: la fotografía. Aunque había llegado a México desde el año de 1839,
el invento de la fotografía cobró gran auge durante el Segundo Imperio cuando
su desarrollo se aceleró notablemente. A partir de este momento, la fotografía
fue utilizada como instrumento político e ideológico por amplios sectores de la
sociedad.

Desde finales de 1861 hasta octubre de 1863 –cuando se dio el


ofrecimiento formal de la corona-, fue notorio el cuidado que se tuvo para dejar
testimonio de tan importante acontecimiento. Cuando la comisión mexicana
encabezada por José María Gutiérrez de Estrada llega a Miramar para
ofrecerle la corona mexicana a Maximiliano, Giussepe Malovich toma la

104

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fotografía oficial1. A partir de esta fotografía se hace un grabado que apareció
en L’Ilustration el 24 de octubre de 1863, y después Cesare dell’Acqua, en
1864, elabora una pintura basada también en esa fotografía.

Características:
Óleo sobre tela
125 x 182 cms.
Cesare Dell'Acqua 1867
Colección Museo Histórico del Castillo de Miramar, Trieste, Italia

Inscripción:
CORONA MEXICI FERD. MASSIMILIANO ARCHIDUCI PER LEGATOS OBLATA DIE III
MENS. OCT. MDCCCLXIII
(La corona de México es ofrecida al archiduque Fernando Maximiliano por medio de una
embajada el día 3 de octubre de 1863.

En ambas imágenes, José María Gutiérrez de Estrada lee un discurso


en uno de los salones de Miramar. La reproducción fotográfica del óleo la hizo
Ghémar Freres, de origen belga, y fue difundida ampliamente. Existe un óleo,
también de Dell’Acqua, que muestra la salida de Maximiliano y Carlota de

1
Más adelante en este mismo capítulo, se mencionarán los nombres de los fotógrafos oficiales
del Imperio.

105

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Miramar. El óleo se titula La partida de Maximiliano y Carlota de Miramar a
México, pintado en el año de 1866 y concebido para completar una serie de
pinturas del Salón Histórico del Castillo de Miramar. En la imagen se ve a
Carlota y a Maximiliano contemplando a una multitud que los despide con
pañuelos y flores frente al mar Adriático. Detrás se ve a los remeros
uniformados que los llevarán a la fragata Novara.

Características:
Óleo sobre tela
129 x 125 cms.
Cesare dell'Acqua 1866
Colección Museo Histórico del Castillo de Miramar, Trieste, Italia

Inscripción:
DIE XIV MENS. APRIL. MDCCCLIV MAXIMILIANUS IMPERATOR ET CAROLINA UXOR EIUS
MEXICUM ADEUNT
(El 14 de abril de 1864, el emperador Maximiliano y su esposa Carlota partieron rumbo a
México.)

Desde el momento en que se hace el ofrecimiento de la corona


mexicana y se da la aceptación oficial, comenzó la construcción de una imagen
publicitaria con la cual los emperadores querían ser reconocidos por sus
nuevos súbditos. Los emperadores quisieron que sus efigies oficiales fueran

106

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realizadas por el retratista de la realeza europea, Franz Xaver Winterhalter, uno
de los pintores más prestigiados en el género. En estas imágenes, Maximiliano
se hace pintar para el pueblo mexicano. En la primera imagen, se ve a Carlota
de vestido blanco con las manos cruzadas al frente y una tiara real. A
Maximiliano lo pinta con uniformes militares o con su vestimenta real, y en
algunas ocasiones vestido de civil y mostrando sus condecoraciones.

Estas imágenes serían copiadas por diversos artistas en Europa y en


México, y se difundieron durante mucho tiempo antes e incluso después de que
los emperadores salieron de Miramar, tanto en la prensa como en las cartes de
visite que se vendían.2 La intención era mostrar diferentes aspectos de los
emperadores, por lo cual se hicieron retratar en numerosas ocasiones, y sus
imágenes no sólo aparecían en las fotografías, sino también en litografías,
monedas, figuras, etc. De esta manera intentaron difundir la grandeza del
Segundo Imperio Mexicano.

2
Las cartes de visite fueron patentadas en Francia en 1854 por André Adolphe Disdéri. Su
nombre alude a la similitud de su tamaño con el de las tarjetas de visitas, que eran tarjetas de
cartón de aproximadamente 10 x 7.5 centímetros en la que se montaba una fotografía unos
milímetros más pequeña, generalmente impresa en albúmina. Usualmente en el frente y en el
respaldo aparecían impresos el nombre, la dirección y el sello del fotógrafo y, en algunos
casos, el nombre del impresor o editor. Este formato facilitó las colecciones en álbumes, tanto
familiares como de personajes famosos.

107

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El aparato de Estado tuvo claras las funciones de propaganda, por lo
que los retratos de los soberanos se hicieron en tres lugares y con tres
fotógrafos diferentes: Giuseppe Malovich en Trieste, Robert Bingham en París
y Francois Aubert en México. A principios del año de 1864, el periódico La
Sociedad en una columna titulada “México y el archiduque Fernando
Maximiliano de Austria”, escrita por don José María Gutiérrez de Estrada,
menciona la publicación de un cuaderno de 40 páginas con los retratos de los
emperadores elaborados por Malovich.3 Este cuadernillo se elabora desde el
año de 1863, por lo cual tal vez se trate de la primera imagen que se difunde de
los monarcas por parte del grupo conservador. En este mismo periódico se
publica la relación de las visitas de los emperadores desde su llegada a
Veracruz, hasta su entrada en la Ciudad de México.

Estas imágenes se difundieron ampliamente desde su nombramiento y


sobre todo a raíz de su arribo. Se exhibían en sitios públicos donde la mayoría
de la población podía admirar a los flamantes emperadores. Esta exhibición fue
una forma de dar rostro a los gobernantes que llegaban con un nuevo proyecto
político que en realidad era similar al propuesto por el grupo liberal, y que de
esta manera, la sociedad mexicana pudiera identificarlos.

Las imágenes del nuevo régimen comenzaron a circular en cartes-de-


visite, el formato fotográfico que se encontraba en boga en ese momento y que
había hecho más accesible la posibilidad de “masificar” su producción y reducir
los precios. Otro fenómeno que generó el auge fotográfico, fue el furor que se
desató por acudir al estudio y así contar con algunos retratos que podían ser
intercambiados entre familiares y amigos. De igual manera, los oficiales y
soldados europeos con dinero, recurrían a los estudios fotográficos para
tomarse algunas fotografías que después enviarían a Europa, todo lo cual dio
por resultado un incremento en el número de estudios.

El retrato se convierte en una forma de demostrar estatus social,


mediante la cual se van identificando las diferentes capas sociales. La

3
La Sociedad. 1º de enero de 1864.

108

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aparición misma del invento de la fotografía se vincula con la consolidación de
la burguesía y su búsqueda por afirmarse política y socialmente. La fotografía
ha sido considerada como una fase particular de la movilidad social.4 Las
capas altas de la sociedad sienten la necesidad de reproducir sus retratos,
pues “mandarse hacer el retrato” era una forma de mostrar su posición social y
a su vez de gozar de cierta reputación.

Las tarjetas de visita no sólo permitieron distribuir imágenes de


personajes importantes de la sociedad mexicana, sino que, junto con la
litografía, permitieron mostrar aspectos importantes de la sociedad, sus usos y
costumbres, así como difundir el conocimiento de lugares y pueblos que se
hicieron populares en las colecciones de álbumes.

Con la llegada del daguerrotipo a México en 1839, el desarrollo de la


fotografía se volvió constante hasta llegar a su perfeccionamiento como en los
casos del calotipo, el colodión, las tarjetas de visitas, las placas sobre gelatina,
etc. Otro factor importante para su evolución en México fueron los
acontecimientos políticos y sociales. El caso más significativo, fue
precisamente el de la presencia de Maximiliano y Carlota.

A partir de la llegada del monarca se da inicio a la comercialización de la


imagen de un personaje político de trascendencia nacional. Hay que tomar en
cuenta que la fotografía comienza a ser un medio eficaz de propaganda que
responde a ciertos requerimientos del grupo que la genera. Esto sólo se da
hasta el periodo del Segundo Imperio Mexicano, ya que en épocas anteriores
aún no se tenía conciencia de la eficacia de la comunicación visual, y como se
trataba de gobiernos endebles, no la utilizaron con fines políticos o
propagandísticos. Por ejemplo, Benito Juárez, la figura más importante del
bando liberal, no despierta mucho entusiasmo entre los coleccionistas antes de
1867. Se conocen pocas fotografías de él o de su familia antes de la
intervención; fue sólo a partir de su muerte en 1872 cuando surgió un
verdadero interés por su figura.

4
Vid. Aguilar Ochoa, Arturo. La fotografía durante el Imperio de Maximiliano. Universidad
Nacional Autónoma de México – Instituto de Investigaciones Estéticas, 2001. Pág.21.

109

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En el periodo de 1857-1863 comenzaron a comercializarse las imágenes
de figuras famosas nacionales y extranjeras –por ejemplo, las imágenes de
Napoleón III-; dándose así un periodo de promoción política bastante
interesante. Sólo hasta el momento en que se establece el Segundo Imperio
Mexicano, es cuando concurren circunstancias decisivas que impulsan la
utilización de la fotografía en la explotación comercial de un personaje político.
En ese momento, se conjugaron situaciones especiales y únicas que no
pasaron inadvertidas.

Entre las causas que provocaron la difusión masiva de las imágenes de


los emperadores se encuentra la fascinación que despertó, en varios sectores,
la presencia de una monarquía en nuestro país. Era lógico que las figuras de
Maximiliano y Carlota generaran expectación entre los mexicanos por su doble
carácter de ser nobles y ser extranjeros. Desde que comenzaron las gestiones
por la aceptación del trono mexicano, la gente e incluso los mismos liberales
tenían la inquietud de saber cómo eran físicamente aquellos que pretendían
proclamarse emperadores de México.

Conocer las imágenes de los futuros emperadores –se estuviera de


acuerdo o no con el imperio- se convirtió en una necesidad. Algunos sectores
de la población consideraban que la monarquía podía ser una alternativa
novedosa y esperanzadora para crear el gobierno estable que todos
anhelaban. La pareja imperial intuyó la importancia de promover su imagen y
las de todo lo que les rodeaba. Hay que tomar en cuenta que el pueblo
mexicano estaba desacostumbrado a las prácticas monárquicas, después de lo
hecho por Iturbide y posteriormente por Santa Anna, por lo cual había que
reiniciarlo en estás costumbres, y la fotografía fue de gran ayuda para realizar
este proyecto.

Se pueden distinguir varios momentos en la difusión de las imágenes


imperiales. El primero se inicia desde 1863, cuando comenzaron a circular
imágenes de los emperadores anticipándose incluso a la aceptación del trono,
que por otra parte, era inminente. Cuando se da el anuncio oficial de la

110

Neevia docConverter 5.1


aceptación del trono y se anuncia la firma de los Tratados de Miramar, el 10 de
abril de 1864, comienza plenamente la difusión de las imágenes imperiales.
Las primeras fotografías que circularon en México hasta junio de 1864
corresponde a la época en que los archiduques estaban recién casados o
cuando Maximiliano gobernó la provincia del Lombardo-Véneto en Italia. En
ellas aparecen los créditos de fotógrafos de las cortes austriaca y belga, como
Raúl Korty, La Graive, Ghémar Fréres y especialmente Malovich.5

El segundo momento comienza a partir de junio de 1864, coincidiendo


con la llegada de los emperadores, cuando aparecen las primeras imágenes
“oficiales”. Estas imágenes son las elaboradas por Malovich6, en las cuales
Maximiliano aparece con su traje de la marina austriaca, mientras que Carlota
aparece en traje de gala. La fotografía, que era reproducida a través del
grabado y la litografía, se fue constituyendo en un instrumento muy importante
para la construcción de una imagen pública. En este sentido se vuelve un factor
determinante en el juego político.

El tercer momento comienza cuando los emperadores se establecen en


México y pueden recurrir a otras técnicas para la difusión de su imagen, como
la pintura y la escultura, aunque se sigue recurriendo a la fotografía. En este
momento, parece que el fotógrafo favorito de los emperadores es el francés
François Aubert, aunque para el año de 1866, se llegó a nombrar dentro de la
estructura de la casa imperial a un fotógrafo de corte, Julio de María y Campos.

Algunas de las imágenes más interesantes de este periodo fueron obra


de Aubert, quien llegó a México alrededor de 1864, atraído por las posibilidades
de empleo que surgieron para él a través de la presencia francesa y el Imperio.
Estableció un estudio fotográfico en uno de los corredores comerciales más
importantes, en donde retrató a muchos de los notables de la época, así como
a la gente común. Posiblemente acompañó al ejército francés en algunas de
sus campañas, ya que se encontraba en Querétaro, donde realizó las
imágenes finales del Imperio. Aubert permaneció en México hasta algunos

5
Ibidem. Pág. 29.
6
Vid. Supra. Pág. 12.

111

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meses después de la caída del Imperio y registró la entrada de Benito Juárez
en la capital el 15 de julio de 1867.

La última etapa de la reproducción fotográfica se refiere a la caída del


Imperio y a su trágico final en Querétaro. La mayoría de las placas son
tomadas por Aubert; no todas tuvieron fortuna, ya que el interés de la gente se
centró en las fotografías de los cadáveres y la ropa ensangrentada que se
convirtieron en una especie de reliquias. El imaginario sobre los sucesos se fue
conformando a través de fotomontajes con retratos y alegorías de los
acontecimientos, así como de fotos, de grabados y pinturas que tuvieron una
amplia circulación.

Características:
Óleo sobre tela
305 x 232 cms.
Cesare Dell'Acqua, 1867.
Salón Histórico del Castillo de Miramar.

Inscripción:
FERDINANDUS MAXIMILIANUS ARCHIDUX AUSTRIAE CASTELLUM MIRAMAR FUNDAVIT MDCCCLVIII
Fernando Maximiliano, archiduque de Austria. Al fondo el castillo de Miramar. 1858.
(Apoteosis de Maximiliano)

112

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Es evidente que quienes intervinieron en la toma de estas imágenes lo
hicieron con fines comerciales. Estaban conscientes de que sería importante
registrar el suceso para México y para el resto del mundo. Estas imágenes casi
siempre se reproducían en cartes de visite lo que favoreció su distribución y
abarató los costos.

A partir de estas fotografías el pintor Edouard Manet realizó sus célebres


cuadros sobre el fusilamiento del emperador Maximiliano (se trata de cuatro
cuadros y un boceto), además de una litografía sobre ese mismo tema. Manet
fue modificando sus diferentes versiones a medida que fue recibiendo
información más certera de México.

La ejecución del emperador Maximiliano.


Autor: Edouard Manet.
Fecha: 1867.
Medidas: 252 x 305 cms.
Material: Óleo sobre lienzo.
Colección Stodtische Kunsthalle, Mannheim, Alemania.

113

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A pesar de los intentos por establecer derechos sobre estas imágenes a
través de las firmas, fue imposible mantener el control. Entre los autores
podemos identificar además de Aubert a Agustín Péraire, Adrián Cordiglia,
Cruces y Campa, Valleto y Compañía y José González en México. Disdéri y
Alphonse Liebert en París, y Auguste Klein en Viena. Péreire se caracterizó por
ser uno de los más activos en la explotación de las fotografías. En 1868
anunció en varios diarios la venta del Álbum Maximiliano, que contenía 52
fotografías de la historia de Maximiliano.7

La reproducción masiva de fotografías se vió favorecida por primera vez


en México debido a un acontecimiento sin precedentes como lo fue el
fusilamiento de un príncipe europeo por un presidente de extracción zapoteca.
Este acontecimiento fue significativo en términos políticos y además tenía una
fuerte carga sensacionalista, lo cual fue aprovechado por algunos fotógrafos
para comercializar las imágenes.

A partir del Segundo Imperio, los mexicanos se valdrían más de la


imagen fotográfica para comprender mejor su mundo y los acontecimientos
más importantes que estaban sucediendo. Para el pueblo mexicano, rico en
capacidades imaginativas, pero limitado por la realidad del analfabetismo, la
fotografía vino a suplir esa imposibilidad de comprender los textos a través de
la lectura, para darle la posibilidad de hacerlo a través de las imágenes.

7
Arturo Aguilar Ochoa. Op. Cit. Pág.43.

114

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Capítulo 4.

Litografía y caricatura.

115

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a) La litografía en México durante el siglo XIX.

“…no es el azar, sino sobre todo la reflexión,


lo que me ha indicado la ruta del
descubrimiento de la litografía.”

Alois Senefelder.

El desarrollo de la litografía en México estuvo estrechamente ligado a la


actividad editorial, ya que las ilustraciones elaboradas en técnica litográfica se
desempeñaron como apoyo visual de los textos. Originalmente el apoyo visual
se utilizaba en las publicaciones de carácter científico, debido a que su
temática hacía necesaria la explicación mediante planos, cortes, esquemas,
etc.1

A partir de los años cuarenta, siguiendo la moda de las publicaciones


ilustradas extranjeras, los temas litografiados fueron básicamente todos
aquellos susceptibles de ser acompañados por imágenes. Esto repercutió en la
formación de equipos integrados por editores, literatos e ilustradores que
buscaron darle mayor unidad y perfección al trabajo editorial.

La litografía modificó de manera sustancial la edición de libros y revistas


durante el siglo XIX y permitió el desarrollo de publicaciones ilustradas con
personajes y escenas que llegaron a considerarse la esencia de lo mexicano. A
este género dentro del desarrollo de la litografía se le llama costumbrismo, pero
en este trabajo se abordará la litografía de carácter político, es decir, aquellas
ilustraciones que tratan las cuestiones políticas del país, específicamente
durante el Segundo Imperio Mexicano.

Las ilustraciones, en este caso las caricaturas, se imprimían utilizando la


técnica litográfica por su rapidez en la ejecución y por el bajo costo con
respecto al grabado. Además, esto permitía la reproducción masiva de
imágenes para su distribución. El desarrollo de la litografía se dio a la par del

1
María Esther Pérez Salas. Costumbrismo y litografía en México: un nuevo modo de ver. Pág.
211.

116

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periodismo y éste a su vez se vio beneficiado por la incursión de la caricatura
como medio visual.

El texto y la imagen se imprimían por separado: la piedra sobre la que se


preparaba la imagen para su reproducción no permitía que fuera asimilada al
texto del periódico. Por lo cual, al menos en este periodo, la mayor parte de las
litografías ocupan una página completa. Esta característica permitió que
diversas imprentas hicieran impresos litográficos en hojas sueltas que los
editores de los periódicos incorporaban a las publicaciones. El formato para las
caricaturas era pequeño, y esto era determinado por la plancha litográfica que
medía aproximadamente 46 centímetros de largo.

La litografía es el sistema de grabado sobre plancha de piedra. Para


realizarla se necesita de un determinado tipo de piedras de carbonato de cal
muy puro y grano muy fino y apretado, que cortadas en bloques se alisan y
pulen. El siguiente paso puede realizarse de varias maneras: se traza el dibujo
con un lápiz o tinta litográfica, o bien se baña la plancha con ácido que corroe
las partes no engrasadas y deja con ello el dibujo en relieve, o bien se le
aplican dos clases de tinta, acuosa y grasa, de las cuales la primera se fija en
el fondo, mientras que la segunda cubre las líneas delimitadas por el lápiz
graso. Tras el entintado, se imprime.

La litografía usaba como plancha de impresión una piedra caliza


humedecida y una tinta grasa compuesta por cera, jabón y negro de humo,
para trazar las líneas directamente sobre la piedra, sobre la que se adhería.
Luego se cubría con tinta de imprimir, que sólo abarcaba aquellas partes a
imprimir. La litografía aportó varias ventajas técnicas considerables, pues
ofreció al artista la posibilidad de dibujar directamente con lápiz graso sobre la
piedra caliza, evitando así su dependencia del grabador; y permitía además la
impresión de colores (cromolitografía) y su lápiz graso, de trazo más grueso y
tonalidad más cálida que el buril, aportó una mayor emotividad a las imágenes
impresas.

Esta técnica fue inventada en Alemania por el checoslovaco Alois


Senefelder en 1796, aunque es a partir de 1815 cuando se establecen en

117

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Europa los primeros talleres públicos. La litografía transforma el trabajo visual
porque reduce los costos, el tiempo de trabajo de dibujo en la piedra y el de la
impresión artesanal.

Alois Senefelder nació en Praga el 1771; su descubrimiento resultó de


gran impacto para las artes gráficas de la época. No sólo descubrió el
procedimiento litográfico, sino que lo perfeccionó, y a él se le deben también
las prensas litográficas de mano, las tintas y los lápices litográficos.

Después de haber inventado este sistema, inició la redacción del


Tratado de la Litografía, texto en donde reunía todo el procedimiento de
impresión en la plancha litográfica y que tardó en publicar 28 años. Las
primeras traducciones fueron al inglés y al francés en 1819, y más tarde, en
1825, al italiano.2 La novedad de esta técnica llegó a España con dificultad a
causa de la invasión francesa y de la posterior política de Fernando VII. En la
Nueva España, la producción artística y cultural fue limitada debido a la lucha
por la independencia entre 1810 y 1821. Al terminar el conflicto, se abrió el
camino para mayores oportunidades de expresión.

El término correcto del sistema inventado por Senefelder es Planografía;


este término sirve para indicar el Método Químico de Impresión, y el término
Litografía es aquella rama de la Planografía en la que las matrices son de
piedra. El hecho de que la invención tuviera lugar sobre papel y aplicada
inmediatamente en piedra, y que más adelante la piedra se sustituyera por las
planchas de metal, ha originado que el invento sea conocido generalmente
como Litografía.

Es del todo verdad que no soy el inventor del grabado sobre


piedra, ni el primero que he usado la piedra para estampar.
Hacía ya siglos que se grababa con agua fuerte sobre piedra,
y no fue sino cuando yo hice el descubrimiento ya indicado, que
pasando del método en Hueco al método en Relieve y

2
Probablemente haya sido esta traducción la que leyó Linati para después desarrollar esta
técnica e introducirla a México.

118

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sirviéndome de mi nueva tinta pude considerarme como
inventor de un Arte nuevo.3

Fue introducida en México cuando llegaron al puerto de Veracruz el 22


de septiembre de 1825 quienes serían los responsables de montar el primer
taller litográfico en la Ciudad de México: Caludio Linati de Prévost y su socio
Gaspar Franchini. Linati perteneció a una noble familia italiana; nació en Parma
en el año de 1790 y desde temprana edad tuvo una esmerada educación bajo
la guía de Giuseppe Caderini y después fue discípulo de Jacques-Luis David. A
los 17 años de edad ya pertenecía a la Sociedad Parmesana de grabadores a
la acuarela y ahí inició su labor artística.

Desde su juventud en Parma había pertenecido a la Sociedad del


Sublime Maestro Perfecto, sociedad secreta de carácter liberal que se enfrenta
a la Restauración y que luego lucha en Francia, Inglaterra y España. En 1821
participó en una sublevación como miembro de las milicias de Barcelona; fue
capturado, pero logró escaparse y en 1824 fue sentenciado en ausencia,
primero a diez años de prisión, y posteriormente a la muerte.

En su huida a Bruselas Linati conoció a Manuel Gorostiza, escritor y


diplomático mexicano que estaba asignado a Bélgica como ministro de asuntos
de México; tenía amistad con don José Mariano de Michelena, quien en ese
entonces era ministro plenipotenciario de México en Gran Bretaña. En mayo de
1824 solicitó a Gorostiza un permiso para establecer un taller litográfico en
México en compañía de Gaspar Franchini. Esta solicitud fue enviada al ministro
en Londres, Michelena; unos meses más tarde le fue concedido el permiso de
establecimiento y Linati viajó a Londres, donde ofreció, además, el
establecimiento de una academia de litografía en México. Gracias a la ayuda
de Gorostiza, se gestionó el embarco de la máquina litográfica y de algunos de
sus útiles.

3
Escrito por Senefelder en un texto llamado El arte de la Litografía, recopilado en Grisso,
Carles. Alois Senefelder: el arte de la litografía. Barcelona, PPU, 1993. Pág. 148.

119

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Los militantes de La Sociedad del Sublime Maestro Perfecto, de carácter
liberal, conocidos como carbonari o carbonarios son expulsados de varios
países de Europa, y el gobierno de Guadalupe Victoria les ofrece refugio.
Claudio Linati propone al gobierno de Victoria un proyecto para establecer en
México la primera imprenta litográfica, y éste acepta.

La introducción de la imprenta litográfica significa un cambio importante


y decisivo para el desarrollo de la prensa mexicana en el siglo XIX. Entró al
margen de las instituciones académicas de las artes, como un medio utilizado
sobre todo por los revolucionarios y las gentes de ideas liberales para poder
expresar sus opiniones políticas no sólo a través de las palabras, ahora
también a través de la reproducción de imágenes. Muchos lectores tienen la
posibilidad de acercarse a una cultura artística, y los litógrafos de la época –lo
mismo que los caricaturistas- se esmeran en producir obras de calidad que
reflejan el espíritu y la sensibilidad del momento.

Linati no sólo estableció esta primera imprenta, logró algo más, crear la
primera publicación de carácter liberal a través de la cual se pudiera hablar de
cuestiones políticas. Esta primera publicación también es importante por el
hecho de ser el primer periódico en el cuál se incluían caricaturas impresas en
plancha litográfica para ilustrar la publicación. En enero de 1826, Claudio Linati
instala dos prensas litográficas en la calle de San Agustín número doce, y un
mes más tarde publica El Iris.

La revista literaria El Iris, fue fundada por Linati junto con su compatriota
Florencio Galli y el cubano José María Heredia. Aunque en un principio fue
establecida como revista literaria, poco tiempo después fue cambiando su
carácter, por ser sus fundadores de tendencias liberales. Debido a su filiación
política, simpatizaban con el grupo de los yorkinos, que constituían la logia
masónica que en el gobierno de Guadalupe Victoria estaba integrada por
liberales, en contraposición con la logia masónica escocesa, de carácter
conservador. Debido a esta característica política, El Iris se edita en la imprenta
del periódico yorkino El Águila, mientras que combate y es atacado por El Sol,
periódico de los escoceses.

120

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Al ser Linati un activista político, entendió la posibilidad de difusión que
representaban las estampas políticas y sobre todo la caricatura. Realizó la
primera caricatura política impresa en México, un dibujo titulado Tiranía, en
donde personifica a la dictadura bajo rasgos diabólicos. La caricatura critica la
tiranía de los gobiernos centralistas y en especial los vicios autoritarios de la
monarquía española, y aparece con la siguiente leyenda:

Entre superstición y fanatismo


la feroz tiranía mira sentada
y con terror y mercenaria espada
doquier siembra la muerte el despotismo.4

José María Heredia, socio y cofundador de la revista, se separa de la


publicación el 21 de julio de 1826 por su desacuerdo con la impresión de
sátiras políticas. Galli y Linati son duramente criticados por participar en la
política nacional, y constantemente aparecen escritos en la prensa que los
acusan de “extranjeros entrometidos”. Debido a esto, Linati tiene que
abandonar el país, oficialmente a causa de sus deudas con el gobierno y por su
carácter de italiano; pero es muy probable que su salida se debiera a las
opiniones publicadas en El Iris. La publicación es clausurada,

Linati se va a Europa y en 1828 publica en Bruselas el libro: Trajes


civiles, militares y religiosos de México, diseños tomados del natural, en el que,
con el pretexto de la indumentaria, retrata a la sociedad mexicana del México
independiente. En 1832 regresa a México, pero muere a los pocos días de
haber desembarcado en el puerto de Tampico. Linati es un revolucionario que
establece las bases ideológicas de la litografía mexicana; definición de lo
nacional, lucha anti monárquica y conocimiento de nuestra realidad social,
entre otras.5

4
Anónimo (¿Linati?), El Iris, núm. 11, 15 de abril de 1826. Vid. Rafael Barajas. La historia de un
país en caricatura. Caricatura mexicana de combate 1829-1872. México, CONACULTA, 2000.
Pág. 37.
5
Nación de imágenes: la litografía mexicana del siglo XIX. México, CONACULTA-MUNAL,
1994. Pág. 22.

121

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La prensa litográfica traída por Linati fue incautada por el gobierno
mexicano, el cual había dado un préstamo al italiano para traerla. Esta única
prensa litográfica fue llevada a la Academia de San Carlos, la institución más
importante para la promoción de las artes. Es importante hacer notar que la
litografía no se desarrolló en esa institución, debido a la visión decimonónica
que consideraba a la litografía como un arte menor, más cercano al trabajo
artesanal que a la creación artística, por la que fue descartado como tema de
estudio en las academias del siglo XIX, no sólo en la de México.

Esta primera máquina litográfica permaneció en la Academia de San


Carlos desde 1828 hasta 1839, usándose para imprimir unas cuantas
ilustraciones de libros a petición de don Lucas Alamán, ministro del Interior; no
se les prestó a particulares por considerárseles sujetos peligrosos. Pedro
Patiño Ixtolinque, director de la Academia de San Carlos, negó en 1828 el
permiso para usar la prensa a Adriano Fournier y Pedro Robert por sus
relaciones con los carbonari italianos, quienes tenían vínculos con las logias
yorkinas, enemigas de las escocesas, con las que simpatizaban algunos
miembros de la Academia. Finalmente la prensa fue trasladada al Colegio
Militar, donde se utilizó para imprimir planos de tácticas militares.

Al no tener acceso a la única prensa litográfica que existía en el país, el


naciente empresariado impresor comenzó a importar la maquinaria necesaria
para desarrollar esta técnica, que por su facilidad y economía era un medio
eficaz para facilitar la comunicación con un sector más amplio de la población –
ya no sólo con las altas esferas sociales, como ocurre en el siglo XVIII-, y que
además daba la oportunidad de participar en la vida cotidiana de la sociedad.
Además de la maquinaria hacían falta papeles, tintas, planchas, tipos, rodillos,
lápices, ácidos y esquemas para iniciar la producción de imágenes litográficas.

Aunque la litografía es introducida en el año de 1826, no es sino hasta


1835 cuando se instalan los primeros talleres públicos en este país, y a partir
de esto, la litografía cobra una fuerza importante. La primera imprenta
especializada es la del oaxaqueño José Gracida, discípulo de Linati, y la
primera litografía en que aparece un personaje de la Historia de México es de

122

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julio de 1826; esta imagen es la de Miguel Hidalgo y Costilla. El primer taller
comercial es de 1836, y a partir de 1837 aumenta la producción, así como el
número y la calidad de las publicaciones ilustradas con litografías. La creación
del trabajo litográfico la lleva a cabo el dibujante litógrafo, pero un elemento de
gran importancia y que resulta indispensable para la realización de la litografía
es la participación del litógrafo o impresor.

Estos primeros talleres producían estampas para el consumo interno, así


como para la exportación; las estampas que estaban destinadas a su
distribución en el interior del país variaban según el público al que iban
dirigidas, los temas eran religiosos o costumbristas. Para el público extranjero
se hicieron álbumes que ilustraban los diferentes aspectos geográficos y
costumbristas de México, con la intención de mostrar una imagen de
civilización y progreso de la sociedad mexicana que promoviera la inversión de
capitales extranjeros para llevar a cabo la industrialización del país.

La litografía se fue convirtiendo en un espacio de representación por


excelencia con una alta credibilidad que sólo más tarde alcanzaría la fotografía.
El ser de bajo costo le permite también ser accesible a la gente, y de esta
manera se fue construyendo un vínculo entre la litografía y el pueblo: así eres y
así sin tus circunstancias.

A cargo de las primeras producciones se encontraban impresores como


Ignacio Cumplido, Vicente Heredia, Julio Michaud, Manuel Murguía, Felipe
Escalante, Agustín Massé, Jean Decaen y Alfredo Labadie, empresarios
vinculados con la Academia que contribuían como accionistas en sus
exposiciones anuales y mantenían relaciones comerciales con la institución.
Aunque los talleres litográficos eran un signo de modernización, en ellos
persistieron las antiguas estructuras gremiales: tanto en el aprendizaje práctico
de la técnica, como en la jerarquizada división del trabajo.

Entre los primeros talleres litográficos que se establecieron en la ciudad


de México durante el siglo XIX se encuentra el de la Academia de San Carlos,
que desafortunadamente tuvo una producción escasa, ya que sólo pudo

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funcionar de 1831 a1835. Si la introducción de la litografía en México es obra
de un italiano, el conocimiento y desarrollo de la técnica es debido a los
franceses. Entre 1837 y 1840 establecieron sus talleres Carlos Fournier,
Federico Mialhe, José Antonio Decaen, Michaud, Baudouin y Massé. El primer
taller público en el que se realizaron trabajos comerciales de importancia por
encargo fue el de Xavier Rocha y Carlos Fournier, que fue abierto en el año de
1837, cuyos primeros trabajos de impresión fueron los periódicos literarios.

Entre los talleres litográficos manejados por mexicanos, los que se


distinguieron por su excepcional calidad fueron los de Hipólito Salazar, Ignacio
Cumplido (libros científicos, revistas literarias y novelas); M. Murguía
(calendarios y litografía comercial); Plácido Blanco (libros históricos y
didácticos); Manuel Rivera (portadas y partituras musicales y programas de
teatro); José María Villasana (periódicos políticos); Hesiquio Iriarte (periódicos
políticos y científicos), entre muchos otros.6

Las imprentas donde se editaban algunos periódicos dependían de las


casas litográficas para la producción de caricaturas, ya que eran pocas las
imprentas que contaban con máquinas de litografía propias. Fueron
principalmente cinco los talleres donde se produjeron las caricaturas de este
periodo: los de Manuel Castro, Nabor Chávez, Vicente García Torres, Hesiquio
Iriarte, y Francisco Díaz de León. En el taller de Manuel Castro se imprimió el
periódico La Orquesta durante sus primeros tres años, de 1860 a 1863; de
1863 a 1870, el bisemanario se imprimió en el taller de Hesiquio Iriarte, y la
última temporada, de 1870 hasta el término de la publicación en el año de
1877, fue impresa en el taller de Francisco Díaz de León.

6
Ibidem. Pág. 23.

124

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b) Los caricaturistas que mostraron el Imperio de Maximiliano.

A lo largo de este estudio hemos visto que la caricatura se convirtió, a


partir de la segunda mitad del siglo XIX, en un arma política importante para los
grupos de poder. Cada uno utilizando este medio visual, intentaron mostrar las
debilidades del otro grupo e implementar sus propios proyectos. Alrededor de
la caricatura política del siglo XIX surgen fenómenos culturales muy
interesantes, por ejemplo, estas caricaturas fueron obra de dibujantes
políticamente comprometidos que publicaron sus obras en la llamada prensa
de combate, particularmente del bando liberal.

Los artistas que desarrollaron la caricatura no tuvieron una formación


escolar dentro de la Academia de San Carlos; algunos de ellos, como Alejandro
Casarín, Constantino Escalante y Melchor Álvarez, expusieron obras pictóricas
en las exposiciones bienales que llevaba a cabo la Academia, pero exponían
como artistas ajenos a la institución. Este trabajo lo efectuaron antes de
dedicarse de lleno a la caricatura, hecho que sucedió aproximadamente a
partir del año de 1860.

Los caricaturistas se apartaron de la Academia debido a la diferencia


entre esta institución y sus objetivos; la Academia intentó fomentar un arte que
consolidara los valores estéticos tradicionales, mientras que la caricatura creó
un arte que cuestionaba la aplicación de las reformas liberales, aunque también
se encontraba profundamente perneada del ideario liberal, y exhibía la lucha
entre los intereses de los grupos que aspiraban al poder.

Otra de sus características culturales fue la ruptura en el arte


academicista que significó el desarrollo de esta nueva técnica. Introdujo un
nuevo lenguaje artístico que influyó también en el cambio estilístico. Los
caricaturistas de combate son artistas que dirigen sus obras al mayor número
posible de lectores, la mayoría de ellos analfabetas, por lo cual la caricatura se
convierte en un puente de comunicación entre la comunidad y su realidad
social.

125

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Los caricaturistas son hombres comprometidos con su entorno social y
político, por lo mismo intentan transmitir sus ideas a los sectores bajos de la
población. Esto no es exclusivo de ellos; los periodistas del siglo XIX, en el
periodo de 1820 a 1870, fueron hombres llenos de inquietudes político-sociales
que manifestaron a través de la prensa, y en su caso, los caricaturistas lo
hicieron a través de los dibujos.

Uno de los aspectos más importantes tanto del periodismo como de la


caricatura en este periodo, es el hecho de que ambos buscan integrar a la
sociedad en su conjunto y hacerla partícipe de su realidad. La situación política
del país a partir de la consumación de la independencia fue muy caótica. Entre
la búsqueda de formas de gobierno estables para el país, y la lucha de los
diferentes grupos políticos, la gente que vivió durante este periodo, sobre todo
los periodistas, se dedicaron a trabajar en beneficio de la unidad nacional.
Pensaron que podía crearse una conciencia nacional que coadyuvara al
progreso de México a través de las instituciones republicanas.

Los hombres de esta etapa histórica habían pasado por situaciones


difíciles como las intervenciones extranjeras, además, en el periodo en el que
se da el auge del periodismo de combate –aproximadamente a partir de 1860-,
los personajes de esta época se dedican a todo, son periodistas, políticos,
militares, literatos, etc., gente que diversifica sus profesiones para apoyar la
consolidación de la nación. En gran medida, toda esta situación influyó en los
caricaturistas, sobre todo al proyectar en sus obras toda esta problemática
social y política.

En este momento el liberalismo está en auge, y los caricaturistas no


están exentos de ese vaivén político. Se pronuncian a favor de la libertad de
cultos, contra la esclavitud y sobre todo en pro de la modernidad y el progreso,
por lo cual no escaparon a los prejuicios de su tiempo, sobre todo por parte del
bando conservador, pero aún así, asumieron como responsabilidad suya la
tarea de construir una conciencia nacional.

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Los caricaturistas de combate buscan dar a sus lectores elementos de
juicio para transformar al país y ser parte de la historia de su tiempo. Su
contribución artística llega a ser decisiva en varios momentos históricos, porque
hay que tomar en cuenta que el desarrollo de la caricatura de combate surge
desde este momento, pero su consolidación se va a dar tiempo después.

Veamos ahora el caso de dos de los caricaturistas que ilustraron de


manera satírica las páginas del periódico de combate más importante del
periodo 1861 – 1877: La Orquesta. Menciono solamente a dos porque ellos
participaron específicamente en el periodo de estudio de este trabajo, es decir,
durante el Segundo Imperio mexicano. Se trata de Santiago Hernández y el
mejor caricaturista de combate de este periodo, Constantino Escalante.

Comencemos con Santiago Hernández uno de los caricaturistas más


notables entre los que trabajaron para La Orquesta cuando Constantino
Escalante se ausentaba, tomando definitivamente su lugar a la muerte de este
personaje.

Santiago Hernández Ayllón fue el segundo caricaturista de este popular


bisemanario. Nació en la ciudad de México el 25 de julio de 1832 y murió en la
misma el 8 de julio de 1908. Hijo legítimo de Miguel Hernández y Juana Ayllón,
es su padre quien le transmite el gusto por el arte y desde temprana edad lo
inicia a dibujar y ejercitarse en la pintura al óleo y la acuarela. Ricardo Pérez
Escamilla, en un artículo publicado en la obra Nación de imágenes: la litografía
mexicana del siglo XIX, menciona la llegada a la ciudad de México de un
litógrafo de apellido Ayllón, por lo que deduce que también por parte de la
madre existen antecedentes artísticos en su familia.7

A los 14 años de edad ingresa como cadete al Colegio Militar junto con
su hermano Isidro. El 13 de septiembre de 1847 participa junto con sus
compañeros en la defensa del Castillo de Chapultepec ante las tropas

7
Ricardo Pérez Escamilla, “Arriba el telón. Los litógrafos mexicanos, vanguardia artística y
política del siglo XIX” en Nación de imágenes: la litografía mexicana del siglo XIX. México,
CONACULTA-MUNAL, 1994. Pág. 30.

127

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estadounidenses. Es hecho prisionero junto con el general Mariano Monterde,
director del plantel, y por negarse a prestar juramento de no volver a tomar las
armas en contra del invasor, permanece encarcelado hasta el 2 de febrero de
1848 cuando es firmado el Tratado de Guadalupe Hidalgo con el cual se pacta
la paz con Estados Unidos.

Reorganizado el Colegio, se reintegra a sus actividades, pero en 1852 la


muerte de su padre lo obliga a suspender los estudios. Por sus dotes como
dibujante y artista, el general Monterde le encomendó elaborar primero el
retrato del cadete Francisco Márquez, y después los de los demás Niños
Héroes.8 Se alista con la artillería ligera, pero finalmente decide dedicarse a su
labor artística y a su familia (se había casado con Albina Fernández), por lo
cual deja la carrera militar en 1856. Realiza retratos por encargo, imparte
clases de dibujo en colegios particulares y lleva a cabo su aprendizaje de la
técnica litográfica.

Al ocurrir la Intervención Francesa en al año de 1862, un grupo de


intelectuales liberales como Constantino Escalante, Hesiquio Iriarte, Carlos R.
Casarín, Francisco Montes de Oca, Román Figueroa, etc., fundan la Academia
Nocturna de Filosofía, en donde Hernández trabaja como maestro. Junto con
estos intelectuales crea periódicos de oposición como La Orquesta, El Perico,
El Espectro, y El Palo de Ciego, en donde comienza su labor como caricaturista
político.

Comienza sus trabajos de caricatura firmando sus imágenes con su


apellido completo o simplemente con una letra “H”, colocándose desde el
principio como un caricaturista importante, lo que le vale la hostilidad de los
invasores franceses, y sobre todo la persecución del general francés Forey, al
punto que tuvo que refugiarse en Pachuca, Hidalgo, bajo la protección de
Macario Belle Cisneros, quien lo emplea en la Compañía Inglesa de Minas de
Real del Monte. Huye nuevamente y se une a la guerrilla de los “colorados” de
Nicolás Bravo en las montañas de Hidalgo y de Michoacán. En el año de 1865

8
Estos cuadros permanecen hoy en día en los salones del Castillo de Chapultepec.

128

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regresa a la capital como intérprete y primer dibujante de la Comisión
Científica de México.

Al caer el Imperio de Maximiliano y restablecerse la República, Santiago


Hernández se reincorpora a La Orquesta como caricaturista titular de manera
definitiva a la muerte de Constantino Escalante en el año de 1868. Junto con
Hesiquio Iriarte se dedicó a ilustrar libros; más adelante sigue trabajando en
periódicos de oposición e ilustra las luchas entre Juárez, Sebastián Lerdo de
Tejada y Porfirio Díaz en El Ahuizote de 1874 a 1876 y se une a la lucha
antiporfirista en El Hijo del Ahuizote en 1890. En esta publicación realiza
retratos de héroes nacionales, con lo cual puede decirse que culmina su trabajo
periodístico, porque en esta última etapa ya no firma sus caricaturas. En
conjunto colaboró en más de 30 periódicos.

Nuestro siguiente personaje es Constantino Escalante, considerado el


padre de la caricatura mexicana, por ser el máximo exponente de este género
a partir de 1860 y hasta su muerte en el año de 1868. De los datos biográficos
de Escalante se conocen pocos; la mayoría de ellos están basados en el
artículo que como homenaje póstumo escribiera don Hilarión Frías y Soto para
el periódico La Orquesta9. Agustín Boyso Ortega, en su tesis La sátira política
en la caricatura de Constantino Escalante (1861-1868),10 menciona datos
mucho más interesantes y que logran ampliar de manera considerable la
biografía de Escalante.

Napoleón Constantino Ignacio Escalante y Riesgo, hijo legítimo de Juan


Escalante y Leocadia Riesgo, nació el 5 de abril de 1836 en la ciudad de
México en el seno de una familia de escasos recursos; fue bautizado en la
Parroquia de San Miguel Arcángel, de la ciudad de México el día 25 de abril de
1836. De sus años de infancia se conoce poco; se sabe que vivió en la casa
paterna ubicada en el número 5 de la calle de López, hasta el día de su muerte.

9
Vid. La Orquesta, 11 de noviembre de 1868. Al final de este capítulo se anexionará el artículo
mencionado.
10
Agustín Boyso Ortega. La sátira política en la caricatura de Constantino Escalante (1861-
1868). México, Facultad de Filosofía y Letras, 2000. Tesis de licenciatura. Pág. 18.

129

Neevia docConverter 5.1


Los siguientes datos que se conocen ya corresponden a su etapa como artista,
es decir, cuando se dedica a hacer caricaturas.

En 1855 participó en la Exposición Anual de la Academia de San


Carlos, lo cual hace suponer que estudió en dicha institución, aunque en el
citado trabajo de Agustín Boyso se menciona que revisando los archivos de la
Academia de San Carlos, no se encontraron datos sobre Escalante en las listas
de alumnos inscritos.11 Al igual que Santiago Hernández, participa en la
Academia Nocturna de Filosofía, agrupación de vocación masónica, en donde
seguramente adquirió parte de sus ideas y de su formación política. Otra
vertiente de su formación artística debe haber sido la contemplación de
litografías y grabados europeos que trajeron los artistas viajeros, y otras
estampas que se podían adquirir en cualquiera de las cuatro casas de
estampería que se encontraban en la ciudad de México.

Es posible que Escalante aprendiera a litografiar con Gualdi, Hesiquio


Iriarte y Santiago Hernández; con estos dos últimos entabló una relación
amistosa y profesional tanto, que es Iriarte quien se encarga de dibujar y
litografiar un retrato de Escalante que también se publica en el número de La
Orquesta en donde se anuncia su muerte. El 1º de marzo de 1861, a los 24
años de edad, Constantino Escalante funda junto con Carlos R. Casarín el
periódico La Orquesta, en donde se aseguraba que era la primera vez que su
flamante dibujante se acercaba al oficio de litógrafo.12 Anteriormente Escalante
también había participado como ilustrador de un periódico efímero llamado El
Sombrero, aunque es en La Orquesta en donde muestra todas sus dotes como
caricaturista y litógrafo.

Firmó sus trabajos en algunas ocasiones usando los seudónimos de


“Tolín” o “Signor Bottesini”, aunque la mayoría de las veces lo hizo utilizando su
propio nombre. La utilización de seudónimos no evitó la acción de la censura
cuando, con sus trabajos, lograba mostrar las debilidades de los grupos de

11
Ibidem. Pág. 21.
12
La Orquesta. 30 de marzo de 1861.

130

Neevia docConverter 5.1


poder. Y tampoco pudo evitar las persecuciones, las multas y los
encarcelamientos.

Su obra artística más importante se encuentra en La Orquesta, que


reúne unas 350 litografías de su autoría realizadas en técnica mixta. Combina
lápiz graso, pluma y pincel, con tinta litográfica y punta para esgrafiar, para
producir luces u otros efectos ópticos. Durante siete años fue el único
caricaturista del periódico La Orquesta a excepción de las esporádicas
participaciones de Santiago Hernández. Sus litografías llegarían a ser
distintivas de esta publicación, aunque no es la única en la cual participa como
caricaturista, también lo hace durante la breve existencia de El Impolítico del
año 1866. Aunada a su capacidad como dibujante y litografista, también se
puede mencionar su tarea como pintor de retratos e incluso hasta de
compositor.

Al iniciar la Intervención Francesa en el año de 1862, Escalante se


convierte en testigo de esta situación, al convertirse en lo que hoy llamaríamos
“corresponsal de guerra”. En mayo de 1862, enviado por La Orquesta, viaja a
Puebla junto con Hesiquio Iriarte con el objeto de tomar apuntes topográficos y
reconstruir en una colección de litografías las batallas contra los franceses.
Este libro es el llamado Álbum de la Guerra, también conocido como Las
glorias nacionales, en donde muestra sus conocimientos sobre el arte y la
estrategia militar. Además, realizó una litografía sobre el avance de las tropas
liberales sobre Zitácuaro y otra sobre la batalla de Puebla.

Sobre este asunto La Orquesta incluía la siguiente nota:

Del periódico El Monitor Republicano tomamos la siguiente nota: Hemos tenido


el gusto de ver ayer concluida la vista de esta gloriosa batalla; y hemos
quedado muy agradablemente sorprendidos, pues aún cuándo esperábamos
una cosa buena, la realidad ha superado nuestras esperanzas. La vista de la
batalla de Puebla, perfectamente litografiada a dos tintas, en un pliego
cuádruplo, en la casa de Iriarte y Cía., estará a la venta a mediados de esta
semana. El dibujo ha sido hecho por el hábil artista Constantino Escalante,
quien hizo expresamente un viaje a Puebla para estudiar sus localidades y
reunir datos, y apuntes, y noticias. La vista es pues exacta; y así lo han
confirmado cuantas personas han examinado y estuvieron en la gloriosa
jornada en que nuestros valientes conquistaron un laurel inmortal.

131

Neevia docConverter 5.1


Hay en verdad animación, interés. El artista ha escogido un momento supremo
de la batalla; y ha sabido expresar con su lápiz una realidad que conmueve. El
dibujo es digno del asunto; el artista ha unido su nombre a una obra que
durará. La jornada del 5 de mayo es una de las páginas más bellas de nuestra
historia nacional: la obra que recuerda la escena prominente de esa jornada,
será también una muestra de los adelantos del arte en México. El Sr.
Constantino Escalante, cuyas obras ingeniosas y espirituales son aplaudidas
siempre, cuyo talento se revela cada momento, ha demostrado en esta vista las
ricas dotes que posee para obras de importancia. Nosotros los escitaremos
(sic) a que continúe trabajando con tezon (sic) pues vemos en él un gran
talento que puede producir obras que honrarán a su patria.13

Testigo de la amenaza de la invasión francesa y de su consolidación,


lucha por la libertad del país; con sus caricaturas busca perjudicar más al
enemigo que las mismas balas del ejército. Liberal, radical y masón, combate
las ideas de los “mochos” y del clero que apoyó a la monarquía. Convoca a la
unidad nacional para defender a la patria contra el invasor y destrozar con su
lápiz a Maximiliano, Napoleón III y Elías Forey. Arremete contra los mexicanos
serviles que por intereses personales se someten a las ordenes del extranjero
(como es el caso de Juan N. Almonte). Inventa una serie de personajes que
representan a los políticos de la época; a veces los mexicanos son borregos,
otras veces Benito Juárez es un gato mañoso. Nada escapa a su mordacidad,
y está al pendiente de cada paso que dan los políticos y las autoridades. Podría
decirse que Escalante se convierte en un árbitro de la sociedad, y de esta
manera informa al pueblo haciéndolo reír.

Constantino Escalante se convierte en una figura importante después de


su muerte. Fue a partir de este momento que los periódicos se ocuparon de
delinear su figura y la trascendencia de su obra, por lo cual la mayoría de los
datos que se tienen de este acontecimiento fueron sacados de las notas
periodísticas. En el citado trabajo de Agustín Boyso se mencionan datos muy
importantes de la figura de Escalante, que nos permiten conocer un poco más
acerca del accidente fatal en el que perdió la vida.

“Constantino Escalante muere en la Ciudad de México el 29 de octubre


de 1868, en trágico accidente de ferrocarril”. En realidad Escalante falleció días
13
La Orquesta. 18 de junio de 1862.

132

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después del accidente a causa de las complicaciones que se presentaron
después de que le fuera amputada la pierna derecha. Muere debido a la
gangrena. El 11 de octubre de 1868, un día después de que tuvo lugar el
accidente, el periódico El Siglo Diez y Nueve difundió la noticia de la siguiente
manera:

Desgraciado accidente.- Ayer por la tarde regresaba de San Ángel a esta


capital, el Sr. D. Constantino Escalante y su señora esposa. Parece que al
subir la señora al carro del ferrocarril, el tren ya estaba en movimiento y su
vestido se atoró en uno de los palos de la estación. Derribada al suelo, el Sr.
Escalante quiso salvarla y cayó también. El carro pasó por encima de ambos:
la señora quedó muy estropeada y sufrió la fractura de muchos huesos de la
caja del cuerpo, siendo su situación muy delicada; y el Sr. Escalante quedó con
un pie completamente dislocado, siendo tan grave la fractura, que anoche
mismo fuepreciso amputarle la pierna. La operación se hizo con el mayor éxito
por acreditados facultativos, y hay esperanzas de que se salve el enfermo”.14

La noticia del accidente de Constantino Escalante provoca consternación


en la sociedad y es difundida a través de los periódicos. La situación es tan
compleja, que en uno de los periódicos más importantes, El Siglo Diez y
Nueve, aparece una convocatoria para recabar fondos de ayuda para el artista.
Con el deseo de reducir, en lo posible, alguna responsabilidad, la empresa de
ferrocarril solicitó a El Siglo Diez y Nueve espacio para incluir el reporte oficial,
ya que este periódico había dado previamente la noticia del accidente.

Ferrocarril de Tlalpam (sic).- Jefe de Movimiento.- México, octubre de 11 de


1868.- El conductor principal del segundo tren, me ha dado parte a los tres
cuartos para las cinco de la tarde, de que en su mismo viaje al salir de San
Ángel para Coyoacán, El Sr. D.Constantino Escalante y su esposa habían
insistido en subir al tren cuando ya estaba en marcha, y al verificarlo cayeron
ambos debajo del último vagón de primera clase, el trueque le pasó el pie
derecho a Escalante y la zapata aprensó en la caja del cuerpo a su esposa.

En el acto y a moción del C. General Riva Palacio, se requirieron los


facultativos Clement, Hidalgo Carpio, Villagrán y Pacheco, y en el viaje de las
seis nos trasladamos a San Ángel, encontrando a los pacientes en la casa del
Sr. D. Ignacio Cumplido, y reconocidos que fueron por los facultativos,
declararon estos (sic) el estado de alarmante (sic) en que se allaban (sic) y
resolvieron practicar la amputación de la pierna derecha, un poco más debajo
de la rodilla, a Escalante, y en cuanto a la señora le aplicaron el vendaje que
creyeron necesario; manifestando que su estado, aunque grave, pero no (era)
desesperado. Todas esas operaciones fueron terminadas a las diez de la
noche hora en que creí preciso trasladar a los facultativos a México en un tren

14
El Siglo Diez y Nueve. 12 de octubre de 1868.

133

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extraordinario que hice poner a los facultativos al respecto, dejando así
cumplidas las ordenes que recibí de esta junta, de proveer a todo lo que fuere
necesario con respecto al servicio, para que, los facultativos no les faltase nada
de lo que hubiere menester por la razón de la distancia entre México y San
Ángel.15

La colecta promovida a través del periódico había sido hecha a


instancias de uno de los suscriptores. La cantidad recabada fue de 307 pesos,
de los cuales 100 habían sido donados por el presidente de la República, don
Benito Juárez; asímismo, la redacción del periódico exigía que se sumasen a la
colecta 50 pesos aportados por la Junta Directiva. El día 15 de octubre la
cantidad ascendía a 581.81 pesos, destacándose las aportaciones hechas por
los señores Sebastián Lerdo de Tejada y José María Iglesias, de 50 pesos
cada uno.16 Ese mismo día, El Siglo Diez y Nueve anunciaba la suspensión de
la colecta debido a una carta enviada por Escalante a la redacción del periódico
por conducto del general Vicente Riva Palacio. En esta carta Escalante
agradecía las muestras de cariño de la gente y sus amigos, y esperaba que se
devolvieran las cantidades recibidas, guardando en su memoria el recuerdo de
tan generoso comportamiento.17

La muerte de Constantino Escalante fue anunciada la mañana del 29 de


octubre de 1868. De acuerdo con los reportes médicos, había sufrido una
agonía de 18 días. Las reacciones a su muerte fueron diversas, sus amigos y
parientes lo lloraron, algunos políticos suspiraron con alivio, sus posibles
sucesores actuaron cautela al perder a su guía. El cuerpo de Escalante fue
velado en su casa de la calle López número 5 y de ahí una numerosa multitud
se trasladó al panteón de San Fernando para sepultarlo.

Cargaron el cuerpo los Sres. Diputados Chavarría y otros artistas. Concurrieron


los masones, diputados, periodistas y multitud de particulares. Grupos del
pueblo seguían la comitiva. Al pasar el entierro por la Alameda, una banda
militar allí situada, improvisó una marcha fúnebre, de grandioso efecto. Al llegar
al panteón, el Sr. Juan de Dios Arias y otras personas dijeron sentidos

15
El Siglo Diez y Nueve. 13 de octubre de 1868.
16
Agustín Boyso. Ibidem. Pág. 28.
17
El Siglo Diez y Nueve. 15 de octubre de 1868.

134

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discursos de adiós al inolvidable artista, de cuya pérdida jamás podremos
consolarnos.18

Según José María Mateos, Juan de Dios Arias pertenecía a la logia


“Supremo Oriente” del rito escocés antiguo, que posteriormente, en el año de
1869 cambió su nombre a “Rito escocés Reformado”, y fue él quien leyó la
oración fúnebre. Según la prensa de la época, se hicieron los ritos que los
masones acostumbraban para sus miembros. Al ser Escalante masón, se
presume que perteneció al mismo rito que Arias.19 Es curioso notar que en la
biografía publicada en el periódico La Orquesta el 11 de noviembre de 1868, no
se menciona el hecho de que Escalante era masón20, aunque parece que Arias
lo conocía muy bien. Aquí está un fragmento de la oración fúnebre pronunciada
por Arias:

Ante los ojos tenemos los restos mudos de nuestro hermano, de nuestro
amigo, de nuestro compatriota Constantino Escalante. Esos labios inmóviles
son los mismos que en el seno de la amistad se abrían para derramar consuelo
y la calma: son los mismos que en el fondo del hogar doméstico (sic) se
movían dulcemente para verter los caudales de la moral más pura, las flores
más delicadas del cariño y el ambiente de la más tranquila felicidad: son los
que desde el alto puesto que en la sociedad supo conquistarse, se agitaban
como las alas de la tempestad para tronar contra los vicios, contra la
superstición y contra la tiranía. Era por la palabra un apóstol del progreso y de
la confraternidad universal, era digno de ser masón.21

Un día después muere su esposa, Carmen García; sus restos también


fueron llevados al panteón de San Fernando. Para el año de 1879, los restos
mortales de Escalante y su esposa fueron llevados al mineral del Monte para
quedar definitivamente ahí. A los pocos días de su muerte comenzaron las
propuestas para elaborar homenajes a la memoria de este artista considerado
el “padre de la caricatura mexicana”, y quien contribuyó en mucho al
conocimiento de la actividad política de su época.

18
El Monitor Republicano. 31 de octubre de 1868.
19
Mateos, José María. Historia de la Masonería en México, desde 1806 hasta 1884. Edición
facsimilar La Tolerancia, Biblioteca Orozco y Berra. México, s.a.p.
20
Véase la reproducción de esta edición del bisemanario al final de este capítulo.
21
Citado en el texto de Agustín Boyso. Op. Cit. Pág. 31.

135

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Conclusiones:

El siglo XIX mexicano es el más rico históricamente hablando. Desde el


inicio de la lucha por la Independencia, hasta el establecimiento de
instituciones republicanas, la característica principal es el deseo de varias
generaciones por consolidar un Estado Nación.

En esta lucha ideológica y política por tratar de conciliar y consolidar


proyectos de unidad nacional, los hombres de este tiempo tuvieron que
diversificarse así como las ideologías. Los hombres fueron pensadores,
periodistas, diputados, militares, entre otras cosas, y la mayoría de las veces
fueron todo esto a la vez. Así como el papel del hombre en la sociedad era
diverso, así mismo era diversa la forma de combatir por sus ideas.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, las ideologías se radicalizan


dándose un enfrentamiento directo entre conservadores y liberales. Estos
últimos, a partir la Revolución de Ayutla comenzaron a sentar las bases del
movimiento reformista que se cristalizarían en las Leyes de Reforma, las cuales
permitieron la creación de instituciones republicanas, aunque esto no se vería
claramente hasta después de la caída del Segundo Imperio Mexicano.

Los intentos fueron muchos, hasta el de creer que la forma de gobierno


que más convenía a México era una monarquía apoyada por un gobierno
extranjero, y fue así que Francia levantó la mano para ser la salvadora del
pueblo mexicano, disfrazando de alguna manera sus intenciones
intervencionistas. Y fue así también que se cumplieron los deseos del grupo
conservador y un príncipe europeo llegó para gobernar el país: Maximiliano de
Habsburgo, archiduque de Austria. Hombre de ideas liberales, que no tardó en
convertirse en enemigo de los conservadores y de la Iglesia, los dos grupos
que lo habían ayudado a subir al poder.

El flamante emperador de origen austriaco, que había llegado a México


con la esperanza de ser el salvador del pueblo mexicano ante tanta anarquía,

136

Neevia docConverter 5.1


no cubrió las expectativas del grupo que lo llevó al poder. Desde antes de su
llegada a México tuvo problemas, sobre todo con la Iglesia, uno de los aliados
más fuertes del conservadurismo. Incluso estando ya en suelo mexicano,
comenzó a sentir la hostilidad de la gente que estaba a favor del grupo liberal.
Maximiliano no pudo cohesionar el Imperio que anhelaban tanto él como su
esposa Carlota Amalia de Bélgica, ambos herederos de dos de las casas
reales europeas más importantes, por lo cual fueron educados para gobernar, y
de esta manera, el sueño imperial comenzó a desmoronarse

En medio de esta turbulencia política, poco antes de la primera mitad del


siglo XIX surge un arma combativa que llegó a ser tan poderosa como un
cañón. El periodismo de combate, como después se le llamó, surgió como esa
arma que servía para atacar al contrario, para mostrar a la sociedad sus
debilidades y para enfrentar y nulificar al enemigo político, sobre todo porque la
gente de pluma que se dedicaba a escribir en estas publicaciones, era gente
inmersa completamente en el ambiente político de la época. Más dura fue la
batalla cuando en las publicaciones periódicas apareció un elemento gráfico
que permitió que estas ideas penetraran en los sectores de la población que no
sabían leer.

Este elemento era la caricatura, que sufre una doble transformación con
el paso del tiempo: al ser aislada de su complemento verbal y de su contexto
histórico pierde gran parte de su filo corrosivo, a no ser que las litografías sean
usadas como ilustraciones históricas, con lo cual se convierten primordialmente
en hechos estéticos. Pero en su momento no fue así, por lo cuál los artistas se
ven obligados a usar seudónimos para protegerse de las represalias del
gobierno. Además, en este momento histórico, la litografía tardó en ser
aceptada, siendo opacada por un tiempo por el grabado, una de las técnicas
más importantes para la sociedad de ese momento.

Una de las publicaciones periódicas más importantes que con su sátira


política mostró las debilidades del grupo que se encontraba en el poder, fue el
periódico La Orquesta, considerado el periódico más influyente a partir de
1861, cuando aparece el primer número, y hasta 1877 cuando concluye su

137

Neevia docConverter 5.1


edición debido al cambio político generado a partir de la llegada de Porfirio
Díaz al poder.

En esta publicación surgió uno de los caricaturistas más importantes de


este periodo, Constantino Escalante, considerado el padre de la caricatura
política mexicana. Este personaje se convierte en el más duro crítico del
gobierno imperial a través del lápiz –con sus litografías- y de la pluma –con las
editoriales que a veces escribía también para La Orquesta- lo que provocó
varias advertencias a esta publicación e incluso el encarcelamiento de sus
editores. El gobierno imperial tuvo muchos problemas con la prensa de
oposición, aunque quiso mostrar su tendencia liberal creando una Ley de
imprenta que en realidad era más opresora que liberal.

La caricatura como arma política también surge en este periodo para


acompañar al periodismo y de esta manera, juntos, denunciar las
irregularidades de los proyectos y la ineficiencia de las instituciones
conformadas. Y juntos también, se convirtieron en la voz del pueblo y de la
gente conocedora que buscaba el establecimiento de instituciones
democráticas y que estaba convencida de que México estaba listo para dar un
gran paso dentro de su consolidación como Nación.

Como podrá observarse, este periodo fue trascendental en las


aspiraciones de los diferentes grupos de poder para poder consolidar los
diversos proyectos de Nación que se estaban creando. La intención era dar
paso a una evolución y transformación en la forma de gobierno del país, y de
esa manera transformar también a la sociedad, que se estaba quedando
rezagada en muchas cuestiones, sobre todo respecto a Estados Unidos. Este
desarrollo político y social se vería tiempo después, durante el Porfiriato, pero
es durante el periodo reformista y el Segundo Imperio Mexicano, que se van
sentando las bases de esta transformación.

138

Neevia docConverter 5.1


Anexos.

139

Neevia docConverter 5.1


El Trono de México.
(Fragmento)
Los indios están ansiosos
Y se comienza a pensar
A quien ha de regalarlos
Está Méjico en venduta
La francesa majestad
Vamos, se va a rematar,
Porque dispone a su antojo
Queda por Maximiliano?
De toda la humanidad.
Señores, no hay quien de más?
Y los cambia por Venecia,
Una república hermosa
Y los quiere adjudicar
Con muchos puertos de mar,
Como manada de obejas
Indios mansos y mestizos
O al modo de Jenjis Kan,
Y mulatos, y tal cual
Bien amasado con lleso
(…)
Un monumento labrar.
Principillos destronados:
Este es el momento, zaz,
Que amistosa intervención
No hay que andarse con repulgos,
Simbolise lo inmortal,
Que vamos a rematar,
Haga siempre a los aliados
Queda por Maximiliano?
Que a México va a dar
Señores, no hay quien de más?
Por puro amor, y buena obra,
Paz y dicha y libertad;
Hay muchos interesados
Señores no se divaguen
Que no temen el pujar,
Que ya se va a rematar;
Juan Pamuceno primero,
Queda por Maximiliano?
Luego el rey D. Sebastián,
Señores ¿hay quien de más?
El Señor Maximiliano,
Tenido por muy audas,
Luego un francés muy aceitero,
Mas de buena voluntad
La Orquesta. Abril 9 de 1862.
Que promete a manos llenas
Tomo II, Núm. 62. Sep. 1861 –
Salud y felicidad:
Abril 1862.

140

Neevia docConverter 5.1


CATÁLOGO DE CARICATURAS

141

Neevia docConverter 5.1


Ficha: 1
Tomo II, Número 20, 1ª Época.
Autor: Constantino Escalante.
Título: S/T
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 9 de noviembre de
1861.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 28 x 25 centímetros.

Tema: Intervención tripartita.

Personajes: Napoleón III, emperador de Francia, las representaciones de España e


Inglaterra, y una representación de la República Mexicana.

Descripción: Napoleón III y las representaciones de España e Inglaterra cargando


unos barcos (que simbolizan las flotas que se aproximan a México) y portando unos
garrotes esperan detrás de un árbol a la República Mexicana, que se encuentra
afligida porque sus hijos están peleando.

142

Neevia docConverter 5.1


Pie de página: Francia.-Ahora es tiempo de acercarnos, está casi impotente.
España.-Entonces debemos esperar.
______.- ¿Para qué?
______.- Para sorprenderla más débil aún!

Observaciones: Me pareció importante agregar esta litografía porque muestra la


forma cómo se representaba la inminente intervención por parte de estas tres
potencias al territorio nacional después de proyecto de ley de suspensión del pago de
la deuda externa presentado por Juárez. Además, la litografía muestra como al autor
“intelectual” de esta intervención a Napoleón III. Esta intervención representa también
el intento de Napoleón III por establecer un imperio en México apoyado por Francia, lo
que sería después el Imperio de Maximiliano o el Segundo Imperio Mexicano.

143

Neevia docConverter 5.1


Ficha: 2
Tomo III, Número 21.
Autor: Constantino Escalante.
Título: S/T
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 9 de julio de
1862.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 25 x 20 centímetros.

Tema: Ofrecimiento de la corona mexicana a Maximiliano.

Personajes: Napoleón III, Juan Nepomuceno Almonte y un personaje que se supone


es Maximiliano de Habsburgo.

Descripción: Aparece un personaje con una caja de cilindrero que dice “Canción del
Véneto” y un sombrero que dice “Maximiliano”. Sobre el cilindro está un changuito con

144

Neevia docConverter 5.1


la cara de Almonte pidiendo dinero a un personaje (Napoleón III) que se asoma por
una ventana.

Pie de página: Señor, una caridad si gusta.

Observaciones: En esta caricatura podemos ver la ridiculización que se hacía de la


empresa imperial. Almonte, representante de los conservadores mexicanos, se
encuentra sobre una caja de cilindrero, “pidiendo una limosna” a Napoleón III, quien se
asoma desde el balcón de su palacio.

145

Neevia docConverter 5.1


Ficha: 3
Tomo II, Volumen I, Número 59.
Autor: Constantino Escalante.
Título: S/T
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 29 de marzo de
1862.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 25 x 20 centímetros.
Tema: Ofrecimiento de la corona mexicana a Maximiliano.

Personajes: Napoleón III, y un personaje que se supone es Maximiliano de


Habsburgo.

Descripción: Napoleón III sentado sobre un arca con animales le señala a un


personaje que se supone es Maximiliano hacia un lugar donde hay un trono con una
corona y una vela que será cubierta por un gorro liberal.

Pie de página: Napoleón III, sentado sobre la arca de la alianza, dice a Maximiliano
como el Sr. a Moisés: “He ahí la tierra prometida”.
Tus ojos son dos flecheros;
Pero no la mamarás.”

Observaciones: Es importante hacer notar que el caricaturista todavía no conocía


alguna imagen de Maximiliano, ya que el dibujo no corresponde al personaje real.

146

Neevia docConverter 5.1


Ficha: 4
Tomo II, Número 61, 1ª Época.
Autor: Constantino Escalante.
Título: Las ranas pidiendo rey.
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 5 de abril de
1862.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 23 x 18 centímetros.

Tema: Intentos por establecer el Imperio.

Personajes: Napoleón III, Juan Nepomuceno Almonte, algunos personajes


conservadores entre los que destacan Lucas Alamán, Ignacio Arellano y Gómez
Pedroza.

Descripción: Dentro de un pantano se encuentran varios conservadores pidiendo un


monarca. En la parte superior, Napoleón III sostiene un tronco que en su extremo tiene
la cabeza de Almonte (el tronco dice “Pamuceno”). Napoleón ofrece este tronco a los
conservadores, como ofreciéndoles a su próximo rey.

Pie de página: S/pp.

Observaciones: Esta caricatura está basada en la siguiente fábula escrita por Esopo:

147

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Las ranas pidiendo rey.

Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una
delegación a Zeus para que les enviara un rey.

Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca.

Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor
pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie.
Dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el
nuevo rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso.

Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron


donde Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo.

Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y
devoró a todas sin compasión.

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Ficha: 5
Tomo II, Volumen I, Número 65, 1ª Época.
Autor: Constantino Escalante.
Título: S/T
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 16 de abril de
1862.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 25 x 21 centímetros.
Tema: Intentos por establecer el Imperio.

Personajes: Alphonse Duboise de Saligny, Juan Nepomuceno Almonte y un soldado


francés.

Descripción: Saligny enciende la mecha de un cañón que dice “Mición de paz”,


mientras que un soldado francés carga el cañón con una bala que tiene la cabeza de
Pamuceno (Almonte). Sobre su cabeza revolotea un águila con una corona imperial
que va a colocar sobre la cabeza de Almonte.

Pie de página: Luis Napoleón manda a Pamuceno para decir a México palabras de
paz.

Observaciones: Muchas veces en las caricaturas, Escalante se refiere a Almonte con


el sobrenombre de “Pamuceno”. Este nombre no sólo se le asignó en la caricatura,
sino en la sátira republicana en general.

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Ficha: 6
Tomo II, Volumen I, Número 66, 1ª Época.
Autor: Constantino Escalante.
Título: El paraíso francés.
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 23 de abril de
1862.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 28 x 23 centímetros.
Tema: Intentos por establecer el imperio.

Personajes: Alphonse Duboise de Saligny y Juan Nepomuceno Almonte.

Descripción: En una escena del paraíso, Saligny se encuentra recostado en un jardín,


mientras que Almonte está de pie detrás de él. Junto a ellos un árbol con una
serpiente que dice “MONARQUÍA” enredada en el tronco y tiene una corona sobre su
cabeza.

Pie de página: Una Eva que no es la de Adán.

Observaciones: En esta caricatura se pueden ver los elementos con los cuáles
Escalante representa a estos dos personajes: A Saligny casi siempre lo representa
con una copa o una botella de vino (se comentaba que le gustaba mucho la bebida). A
Almonte casi siempre lo representa cargando una caja de madera (un huacal),
haciendo alusión a su origen humilde.

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Ficha: 7
Tomo II, Volumen I, Número 67.
Autor: Constantino Escalante.
Título: S/T
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 26 de abril de
1862.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 25 x 20 centímetros.

Tema: Ofrecimiento de la corona mexicana a Maximiliano.

Personajes: Napoleón III, Juan Nepomuceno Almonte, un personaje que se supone


es Maximiliano de Habsburgo y cuatro personajes más.

Descripción: Napoleón III tiene en un sombrero varios huevos, de uno de ellos sale
Almonte; mientras Napoleón señala a un personaje que se supone es Maximiliano
porque su sombrero eso dice, además de que tiene una banda y porta algunas
insignias. Hay otros cuatro personajes más que lo señalan.

Pie de página: Los mexicanos admiran la primera muestra de los candidatos que
empoya (sic) el emperador de los franceses.

Observaciones: Nuevamente se nota que el caricaturista aún no tenía conocimiento


de la fisonomía de Maximiliano.

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Ficha: 8
Tomo IV, Volumen I, Número 18, 1ª Época.
Autor: Constantino Escalante.
Título: S/T
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 18 de marzo de
1863.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 25 x 21 centímetros.

Tema: Intervención francesa.

Personajes: Benito Juárez, Jesús González Ortega, Federico Elías Forey, Napoleón
III, un zuavo y un chinaco.

Descripción: Tres parejas formadas por Juárez y Napoleón, Ortega y Forey, y en la


parte de atrás un chinaco y un zuavo, bailan al ritmo de la tonada de una canción
popular:

Estos enanos ya se enojaron


porque a su nana la pellizcaron
se hacen chiquitos se hacen grandotes,
los enanitos, los enanotes.

Juárez, Ortega y el chinaco se hacen grandes, mientras que Napoleón, Forey y el


zuavo se hacen chiquitos.

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Pie de página: Se hacen chiquitos. – Se hacen grandotes.
Los enanitos. – Los enanotes. (Aire popular).

Observaciones: La litografía muestra lo cambiante de la situación militar durante la


intervención francesa. Algunas veces los liberales estaban arriba, otras veces los
franceses abajo, así sucesivamente. De la misma manera la imagen muestra lo
aleatorio del proyecto republicano y su superioridad (en ocasiones instantánea) en tres
aspectos: el político, el militar y el cultural.

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Ficha: 9
Tomo I, Número 2, 2ª Época.
Autor: Constantino Escalante. (Sin firma).
Título: S/T
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 7 de diciembre de
1864.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 25 x 21 centímetros.
Tema: Ministros.

Personajes: Benito Juárez, algunos personajes como Suárez Navarro, José María
Cortés y Esparza, Vicente García Torres y Francisco de Paula.

Descripción: Juárez intenta atrapar con una red a las abejas liberales que se sienten
atraídas por la colmena imperial. De esta colmena colocada sobre Palacio Nacional
sale una mano (la de Maximiliano) tocando una campana de donde salen las palabras:
GARANTÍAS, CONCILIACIÓN, FINIQUITOS.

Pie de página: Hay más miel que en las flores,


En los panales. (Poesía inédita).

Observaciones: La litografía muestra el oportunismo de algunos políticos que deciden


anexarse al imperio debido a los ofrecimientos de Maximiliano, como la conciliación.
La litografía es obra de Escalante, pero la firmó con el seudónimo de “Botesini” para
evitar posibles represalias.

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Ficha: 10
Tomo I, Volumen 5, Número 6. 2ª época.
Autor: Constantino Escalante.
Título: S/T
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 21 de diciembre
de 1864.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 25 x 20 centímetros.

Tema: Ministros.

Personajes: Maximiliano, Robles Pezuela, Joaquín Velázquez de León, Manuel


Siliceo y Manuel Doblado.

Descripción: Maximiliano aparece de espaldas, sentado entre sus ministros liberales


y conservadores. Velázquez de León –conservador y primer ministro de Estado del
imperio- ofrece unos cigarros al monarca diciéndole: “Señor, si V. gusta, son legítimos
de Monzón”; a lo que el emperador responde: “Gracias, señores, yo soy de a caballo”,
mientras se dirige a tomar unos “puros” (el apodo de los liberales) del país que le
extienden los liberales Manuel Doblado y Manuel Siliceo.

Pie de página: -Señor, si V. gusta, son legítimos de Monzón.


-Gracias, Señores, yo soy de a caballo.

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Ficha: 11
Tomo I, Volumen 5, Número 7. 2ª época.
Autor: Constantino Escalante.
Título: Ensalada de Nochebuena.
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 24 de diciembre
de 1864.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 28 x 25 centímetros.

Tema: Ministros.

Personajes: Maximiliano, José María Zamacona y Manuel Siliceo.

Descripción: Maximiliano se encuentra frente a una mesa en donde hay una bandeja
que dice: “Consejo de Estado”; en esta bandeja se encuentran varios ministros entre
los que se destaca Manuel Siliceo. En la misma escena está José María Zamacona
dialogando con Maximiliano y debajo de él varias canastas con vegetales para
preparar una ensalada.

Pie de página: - Señor; ese es un plato poco apropósito a nuestro paladar


aristocrático.
- Pero es un plato Nacional, y sobre todo, de la época.

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Ficha: 12
Tomo I, Volumen 5, Número 27, 2ª Época.
Autor: Constantino Escalante.
Título: S/T
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 11 de enero de
1865.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 23 x 18 centímetros.

Tema: Ministros.

Personajes: Maximiliano, Juan N. Rodríguez de San Miguel.

Descripción: El emperador realiza un acto de prestidigitación; con su varita mágica


hace que de un huevo que dice “INTERVENCIÓN” que han estado empollando los
conservadores, salga un borrego, es decir una noticia falsa, un engaño. Cuando
aparece el borrego, Juan N. Rodríguez cae de espaldas y los demás conservadores se
agitan asustados.

Pie de página: Prestidigitación.

Observaciones: Esta caricatura está basada en un juego de palabras que proviene de


la frase “salió huero el huevo”, es decir que es algo falso, engañoso. Esto quiere decir
que el emperador no era lo que los conservadores habían pensado. De la misma
manera la palabra “huero” hace referencia al aspecto “güero” del emperador.

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Ficha: 13
Tomo I, Volumen 4, Número 18, 2ª Época.
Autor: Constantino Escalante.
Título: El cartabón del Imperio.
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 1º de febrero de
1865.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 23 x 19 centímetros.

Tema: Ministros.

Personajes: Maximiliano.

Descripción: Maximiliano en un extremo observa a un personaje vestido de suavo


que está midiendo a una persona, pero no da la talla. Otros dos personajes esperan a
ser medidos.

Pie de página: Señor: no tienen la taya.

Observaciones: Me parece importante hacer notar que de manera general en la


caricatura política durante el Imperio, no se satirizó de manera drástica al emperador.
Los caricaturistas básicamente centraron sus ataques en la ineptitud de sus
colaboradores más que en el emperador mismo.

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Ficha: 14
Tomo I, Volumen 5, Número 27, 2ª Época.
Autor: Constantino Escalante.
Título: Método curativo.
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 4 de marzo de
1865.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 25 x 23 centímetros.

Tema: Ministros.

Personajes: Benito Juárez, un personaje que se supone es Maximiliano, José María


del Castillo.

Descripción: La escena se divide en tres partes: en la primera aparece un personaje


encorvado y con un bastón. Abajo dice: “Como estaba antes de la curación”. En la
segunda escena está una tina que dice: “desamortización”, en donde están metidos
dos personajes; uno de ellos es José María del Castillo. Afuera de la tina están
parados en unos bancos Juárez y “el imperio” echando monedas a la tina como si
fuera agua de regadera. Debajo de la ilustración dice: “Método curativo”. En la tercera
escena está el mismo personaje de la primera, pero ya recuperado. Abajo del dibujo
dice: “Como quedan”.

Pie de página: Baños de regadera para las enfermedades de los nervios.

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Ficha: 15
Tomo I, Volumen 5, Número 36, 2ª Época.
Autor: Constantino Escalante.
Título: S/T.
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 5 de abril de
1865.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 23 x 18 centímetros.
Tema: Periodismo.
Personajes: Carlos Barrés, Vicente Riva Palacio, Mariano Villanueva Francesconi,
editor del periódico El Pájaro Verde, y los directores de los periódicos La Sociedad y El
Cronista.

Descripción: En una pista de hielo se encuentran los directores de los principales


periódicos de la ciudad. En un trineo está Carlos Barrés, director de L’Estafette,
mientras que en patines van los directores de la “prensa pequeña” (los periódicos
liberales), entre los que se encuentra Vicente Riva Palacio, director de La Orquesta.
En el otro extremo van de pie y bien abrigados los directores de El Pájaro Verde, La
Sociedad y El Cronista (periódicos conservadores).

Pie de página: Hay algunos inconvenientes en caminar sobre un terreno resbaladizo,


a pesar de los patines.

Observaciones: Esta litografía muestra el primer problema de censura que tuvieron


La Orquesta y otros periódicos liberales durante el Imperio. El acontecimiento surge a
partir de una nota periodística escrita en L’Estafette y reproducido en La Orquesta, en
donde se habla del gobierno imperial; por esa razón el director de L’Estafette va sobre
un trineo, mientras que los otros directores van en patines porque el gobierno imperial
decide amonestarlos y censurarlos. Los periódicos conservadores no sufren
represalias, por lo que van muy seguros sobre la pista.

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Ficha: 16
Tomo I, Número 61, 2ª Época.
Autor: Constantino Escalante.
Título: S/T
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 1º de julio de
1865.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 23 x 18 centímetros.
Tema: Juárez.
Personajes: Benito Juárez.

Descripción: En una pista circular Benito Juárez realiza un recorrido a través de


diferentes trincheras (Monterrey, Nuevo León, Querétaro, Guadalajara, San Luis,
Oaxaca).

Pie de página: El Sr. Juárez, según la prensa “grande”, llega cada día a su último
atrincheramiento.

Observaciones: La prensa “grande” (conservadora), esperando la derrota definitiva


de Juárez, había dado noticias falsas acerca de su caída. La realidad era que el
ejército francés, por más que intentó detenerlo, no lo logró. Incluso se había dicho que
Juárez había abandonado el país.

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Ficha: 17
Tomo II, Volumen 9, Número 78, 3ª Época.
Autor: Santiago Hernández.
Título: Lección perdida.
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 24 de abril de
1869.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 23 x 18 centímetros.
Tema: Benito Juárez.
Personajes: Maximiliano, José María Lacunza, Sebastián Lerdo de Tejada y Benito
Juárez.

Descripción: La escena se divide en dos: en una parte se ve a Maximiliano sentado


en su trono con los ojos vendados y a Lacunza diciéndole algo al oído. Arriba, entre
nubes, se distingue el fusilamiento de Maximiliano. En la otra escena se ve a Juárez
sentado en la silla presidencial, también con los ojos vendados, y a Lerdo diciéndole
algo al oído.

Observaciones: Aunque esta litografía es posterior al periodo del Segundo Imperio,


es interesante porque muestra los errores del pasado. Así como Maximiliano hizo caso
a los consejos de su ministro Lacunza, y terminó siendo fusilado en Querétaro, de la
misma manera Juárez puede tener un final similar al hacerle caso a su ministro Lerdo.
La prensa de la época consideraba que quien manejaba la política nacional era Lerdo.

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Ficha: 18
Tomo III, Volumen 7, Número 36, 3ª Época.
Autor: Santiago Hernández.
Título: S/T
Título de la publicación: La Orquesta.
Lugar: México. Fecha: 4 de mayo de
1870.
Página: Anexo Técnica: Litografía.
Medida: 30 x 20 centímetros.
Tema: Intervención francesa.
Personajes: Maximiliano, Miramón, Mejía, Lorencez, Saligny, Forey, Almonte y
Napoleón III.

Descripción: Napoleón III muestra una especie de monumento. En la base se


encuentra Almonte y cuatro soldados franceses sosteniendo el siguiente piso en
donde se encuentran Lorencez y Forey sentados y Saligny dentro de una botella de
“Vieux Cognac”. En el siguiente nivel aparece un escudo que dice “5 de mayo” entre
laureles y está delimitada por unas escopetas. Arriba de éste se encuentra una
especie de medallón en donde se observa el fusilamiento de Maximiliano, Miramón y
Mejía.

Pie de página: ¡He aquí la obra más grandiosa de mi reinado!

Observaciones: Escogí esta litografía como la última de este catálogo porque me


parece demasiado significativa como para cerrar el ciclo del Segundo Imperio
Mexicano. Aún después de tres años de que había caído el Imperio (1867), seguía
siendo un tema importante de recordar y por lo tanto de caricaturizar. Santiago
Hernández supo capturar muy bien la esencia de cada personaje, así como en su
momento lo hizo Escalante. Esta caricatura también es significativa porque aparece en
un momento en el cual en Europa se agudizan las críticas contra Napoleón III debido a
su política y también por el fracaso de la empresa mexicana.

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RELACIÓN DE VOLÚMENES DE LA ORQUESTA EXISTENTES
EN LA BIBLIOTECA LERDO.

LIBRO TOMO ÉPOCA FECHA

1 I 1ª 1 de marzo de 1861 - 30 de agosto de 1861

2? II? 1ª (este libro no se encuentra en la biblioteca)

3 III 1ª 30 de abril de 1862 – 30 de enero de 1863

4 IV 1ª 17 de enero de 1863 – 27 de mayo de 1863

5 I 2ª 3 de diciembre de 1864 – 30 de agosto de 1865

4? I 2ª 3 de diciembre de 1864 – 30 de diciembre de 1865

6? II 2ª 3 de enero de 1866 – 16 de julio de 1866

8 III 3ª 26 de junio de 1867 – 27 de junio de 1868

(no se encuentra en la biblioteca)


(de julio a diciembre de 1868)
9 II 3ª 2 de enero de 1869 – 30 de junio de 1869

(no se encuentra en la biblioteca)


(de 1870 a 1874)
13? VIII 3ª 2 de enero de 1875 – 3 de julio de 1875

15 I 4ª 1º de marzo de 1877 – 29 de septiembre de 1877

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RELACIÓN DE VOLÚMENES DE LA ORQUESTA SEGÚN LA
LISTA DE LA BIBLIOTECA LERDO.

No. FECHAS

1 1 DE MARZO DE 1861 – 31 DE AGOSTO DE 1861.


2
3 30 DE ABRIL DE 1862 – 27 DE MAYO DE 1863.
4
5 3 DE DICIEMBRE DE 1864 – 16 DE JULIO DE 1866.
6
7 2 DE ENERO DE 1867 – 27 DE JUNIO DE 1868.
8
9 2 DE ENERO DE 1869 – 30 DE JUNIO DE 1869.
10
11 10 DE ENERO DE 1872 – 29 DE JULIO DE 1874.
12
13 5 DE ENERO DE 1875 – 3 DE JULIO DE 1875.
14
15 1 DE MARZO DE 1877 – 29 DE SEPTIEMBRE DE 1877.

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RELACIÓN DE VOLÚMENES DE LA ORQUESTA
EXISTENTES EN LA HEMEROTECA NACIONAL.

LIBRO TOMO ÉPOCA FECHA

1? I? 1ª? (no se encuentra en la Hemeroteca)


1 II 1ª Septiembre de 1861 – abril de 1862
2 III 1ª 30 de abril de 1862 – 27 de mayo de 1863

3 I 2ª 3 de diciembre de 1864 – 30 de diciembre de


1865
4 II 2ª 3 de enero de 1866 – 16 de julio de 1866

5 I 3ª 26 de junio de 1867 – 27 de junio de 1868


6 II 3ª 1 de julio de 1868 – 3 de noviembre de 1869
7 III 3ª 5 de enero de 1870 – 3 de julio de 1875

8 I 4ª 1º de marzo de 1877 – 29 de septiembre de 1877

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BIBLIOGRAFÌA Y HEMEROGRAFÌA.

173

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BIBLIOGRAFÌA.

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• ______________. La caricatura política en México en el siglo XIX.


México, CONACULTA, 2000. 32 páginas. Ilustraciones.

• ______________. Las bellas artes y los destinos de un proyecto


imperial: Maximiliano en México, 1864-1867. México, El autor, Tesis de
Doctorado, 1995. 254 páginas

• ______________. Testimonios artísticos de un episodio fugaz, 1864-


1867. México, Munal-INBA, 1995. 202 páginas.

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• Casanova, Rosa, Et. Al. Imaginarios y fotografía en México. 1839-1970.


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• Toussaint, Manuel. La litografía en México en el siglo XIX. México,


Universidad Nacional Autónoma de México, 1934.

• Valadés, José C. Maximiliano y Carlota en México. Historia del Segundo


Imperio. México, Editorial Grijalbo, 1982. 357 páginas.

• Yánez Bartolano, Guillermina. La versión periodística sobre la


intervención francesa y el Segundo Imperio Mexicano, Pájaro Verde y L’Ere
Nouvelle . 1861-1864. México, Facultad de Filosofía y Letras, 2002. 129
páginas. Tesis de Licenciatura.

• Zuno Hernández, José Guadalupe. Historia de la caricatura en México.


Guadalajara, s/i, 1961. 124 páginas.

177

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HEMEROGRAFÍA.

• Diario del Imperio. Tomo I, número 83. 10 de abril de 1865.


• Diario del Imperio. Tomo I, número 89. 19 de abril de 1865.
• Diario del Imperio. Tomo II, número 162. 15 de julio de 1865.
• Diario del Imperio. Tomo II, número 228. 3 de octubre de 1865.
• El Monitor Republicano. 31 de octubre de 1868.
• El Siglo Diez y Nueve. 12 de octubre de 1868.
• El Siglo Diez y Nueve. 13 de octubre de 1868.
• El Siglo Diez y Nueve. 15 de octubre de 1868.
• La Orquesta. 1ª época, tomo 1º, número 1. 1 de marzo de 1861.
• La Orquesta. 30 de marzo de 1861.
• La Orquesta. 1ª época, tomo II, número 20. 9 de noviembre de 1861.
• La Orquesta. 18 de junio de 1862.
• La Orquesta. Tomo II, número 59. 29 de marzo de 1862.
• La Orquesta. Tomo II, número 62. 9 de abril de 1862.
• La Orquesta. 1ª época, tomo II, número 65. 16 de abril de 1862.
• La Orquesta. 1ª época, tomo II, número 66. 23 de abril de 1862.
• La Orquesta. 1ª época, tomo II, número 67. 26 de abril de 1862.
• La Orquesta. Tomo III, número 21. 9 de julio de 1862.
• La Orquesta. 1ª época, tomo IV, número 18. 18 de marzo de 1863.
• La Orquesta. 1ª época, número 38. 27 de mayo de 1863.
• La Orquesta. 2ª época, tomo I, número 2. 7 de diciembre de 1864.
• La Orquesta. 2ª época, tomo I, número 6. 21 de diciembre de 1864.
• La Orquesta. 2ª época, tomo I, número 7. 24 de diciembre de 1864.
• La Orquesta. 2ª época, tomo I, número 27. 11 de enero de 1865.
• La Orquesta. 2ª época, tomo I, número 18. 1 de febrero de 1865.
• La Orquesta. 2ª época, tomo I, número 27. 4 de marzo de 1865.
• La Orquesta. 2ª época, tomo I, número 32. 22 de marzo de 1865.
• La Orquesta. 2ª época, tomo I. 1 de abril de 1865.
• La Orquesta. 2ª época, tomo I, número 36. 5 de abril de 1865.
• La Orquesta. 2ª época, tomo I, número 61. 1 de julio de 1865.

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• La Orquesta. 2ª época, tomo I. 12 de julio de 1865.
• La Orquesta. 2ª época, tomo I. 19 de julio de 1865.
• La Orquesta. 2ª época, tomo II, número 49. 11 de julio de 1866.
• La Orquesta. 4ª época, tomo I. 29 de febrero de 1867.
• La Orquesta. 3ª época, tomo II, número 31. 11 de noviembre de 1868.
• La Orquesta. 3ª época, tomo II, número 78. 24 de abril de 1869.
• La Orquesta. 3ª época, tomo III, número 36. 4 de mayo de 1870.
• La Orquesta. 3ª época, tomo III. 3 de julio de 1875.
• La Sociedad. 1º de enero de 1864.

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ÍNDICE

TEMA
PÁGINA
Agradecimientos

Índice

Introducción 1

Capítulo 1.- Situación política de México antes de la llegada


de Maximiliano de Habsburgo. 4

a) Antecedentes Históricos 5
b) Gestiones para establecer un imperio en México 12
c) El Archiduque acepta la corona mexicana 22

Capítulo 2.- El Segundo Imperio Mexicano y su relación con la 35


prensa de oposición.

a) La aventura Imperial 36
b) Periodismo y prensa de oposición durante el régimen 66
imperial
c) La situación del periódico La Orquesta 83

Capítulo 3.- Las representaciones del nuevo gobierno en la 95


caricatura política

a) La caricatura como manifestación artística y política de 96


una época.
b) La construcción de un ideal 105

Capítulo 4.- Litografía y caricatura 115

a) La litografía en México durante el siglo XIX 116


b) Los caricaturistas que mostraron el Imperio de 125
Maximiliano

Conclusiones 136

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Anexos 139

El Trono de México (Fragmento) 140


Catálogo de caricaturas 141
Facsímil del periódico La Orquesta 165
Relación de volúmenes de La Orquesta existentes en la 170
Biblioteca Lerdo
Relación de volúmenes de La Orquesta según la lista de la 171
Biblioteca Lerdo
Relación de volúmenes de La Orquesta existentes en la 172
Hemeroteca Nacional

Bibliografía y Hemerografía 173

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