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Avelino Morera nació el 4 de julio del 1931 y es promovido para recibir las promesas de la vida

eterna el 17 de octubre del 2017. Nació en Puerta del Golpe, en la Provincia de Pinar del Rio en
Cuba. Llega a Miami, Florida a través de una compañía para trabajar. Luego en el 1968 se
traslada a trabajar a Nueva York. En el 1969 conoce una joven adulta llamada Hilda y a pocos
meses de conocerse se casan el 28 de junio del 1969. Avelino trabajo varios años en una joyería
en Manhattan y desde Nueva York deciden mudarse a New Jersey en donde compran un edificio
de apartamentos en los cuales según nos cuenta Hilda ellos ayudaron a muchos que llegaban
desde Cuba. Cuando se mudan a Florida se unen a nuestra congregación en el año 1997 hasta el
día presente y claro Avelino hasta el día de su partida.
Muchas veces llegamos a un tiempo como este y hablamos de todo lo bueno que era la persona
que acaba de partir. Pero en nuestro caso con Avelino no es tan difícil hacerlo. Según nos cuenta
Hilda desde antes de su conversión Avelino demostró grandes cualidades de un ser humano.
Respetuoso, cortes, amable, servicial, buen hermano y amigo, sobre todo sus 47 años con Hilda
demuestran que fue un gran y buen hombre, esposo y compañero de vida. La manera como Hilda
y Avelino llegaron a conocerse fue por un acto de providencia divina. Hilda ya había perdida la
fe y la esperanza en los hombres y en amor, pero un día Avelino llego y cambio el curso de sus
vidas para siempre. (Historia de Hilda).
Todos sabemos lo buen trabajador que era Avelino, precisamente dejo de trabajar con sus manos
hasta hace alrededor de 2 años, a los 84 años, cuando su condición de salud ya se lo impedía de
manera consistente. Recordamos haber escuchado a Hilda pidiéndole que ya parara de cortar las
gramas, las recomendaciones de los doctores y todas las veces que este servidor y un buen grupo
de hermanos que lo regañábamos a cada rato para que se cuidara más y ya descansara y
disfrutara mejor sus años de ancianidad. Quien no quedo marcado o impactado por la vida de
este hombre, ya fuera en su casa, en la iglesia o en la comunidad, todos quedaban complacidos
con Avelino. Personalmente le recuerdo el día que nació mi hija menor, Crystal. Se puso tan
contento y siempre me recordaba que nació el mismo día de su nacimiento y que ambos eran
tocayos. Era un hombre tan detallista junto a Hilda que a Crystal nunca le faltaba en el buzón o
en su mano una postal de parte de ambos.
Todavía le recuerdo cuando llegaban bien temprano para participar del culto, siempre bien
elegante y dispuesto para abrirnos la puerta de entrada a la iglesia, la esquina que por muchos
años ocupo y la que nadie les reclamo va a ser siempre extrañada por la peculiaridad que tenia de
que los niños llegaban al templo y lo primero que hacían era mirar al lugar donde se sentaba para
ir a buscar sus chocolates o dulces (la pastora siempre peleaba con él, ja,ja,ja). En toda actividad
Avelino e Hilda dejaban sentir su presencia, de hecho Avelino era todo un personaje en nuestra
casa. Podemos decir mucho y sé que lo extrañaremos mucho, pero estamos agradecidos a Dios
por habernos regalado a un ser humano tan especial y único como lo fue el.
MENSAJE:
Hoy estamos reunidos no para celebrar la muerte de Avelino, más bien estamos en una
celebración de su vida, Que mejor celebración que aquella que Jesús nos dice en la Biblia “Yo
soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque este muerto, vivirá” Juan 11:25.
Hablar de Avelino esta noche tiene una mezcla entre lo difícil o lo fácil que podamos decir.
Difícil, por cuanto debemos reconocer cuán grande tristeza debe estar embargando nuestros
corazones. Sabemos que todos los días lamentablemente alguien va a morir, alguien partirá de
este mundo, eso lo sabemos. Pero lo difícil es cuando se trata de una persona que con el
transcurrir de los años ha dado honra a ese dicho o expresión “que el vino mientras más viejo,
mientras más añejado mejor sabe”. Ese era Avelino, a quienes muchos le llamábamos hermano
en Cristo, amigo del alma, mientras que para otros era como un padre y aunque Hilda y Avelino
nunca tuvieron hijos, este viejito querido se ganó por derecho de demostración de amor y cariño
hacia los que le rodeaban más que un nombre y título, el ser reconocido como el abuelo de todos.
Lo más fácil, aun con la dificultad de poder comunicarlo hoy por causa del compungimiento de
nuestros corazones, es saber que Avelino no está muerto, sino que como Jesús le dijo a Jairo, hoy
le decimos también a Hilda, su amada esposa y compañera de 47 años, “La niña no está muerta,
sino duerme” Marcos 5:39. Cuando leemos la forma en que Lucas describe las palabras del
maestro, este menciona lo dicho por Jesús así “No lloréis; no está muerta, sino que duerme”
Lucas 8:52. En ningún momento Jesús pretende demostrar insensibilidad ante el dolor humano,
ante un momento tan difícil de crisis como este. Se puede entender que Dios siempre estará cerca
de aquellos que en momentos como este lloran ante la pérdida física de un ser amado por todos.
Y fíjese que le mencione la perdida física, que no es otra cosa que perder la bendición y
oportunidad de tener presente con nosotros ese contacto físico de la persona con quien hemos
creado unos lazos espirituales, emocionales y sentimentales. Unos lazos de hermandad y
amistad, de compañerismo y lealtad. Aquella persona que como en el caso de nuestra Hna. Hilda
pudo convivir por 47 años, la ausencia de Avelino será insustituible, pero de seguro el único que
puede traer consuelo, paz y fortaleza está aquí en medio nuestro para mitigar toda lagrima
producto de un dolor que es muy difícil de ignorar. Hasta el Evangelio de Juan nos dice que el
mismo Jesús lloro frente a la tumba de Lázaro. Juan 11:33. No es para menos pues el mismo
Jesús ministrando en el Sermón de las Bienaventuranzas nos dice “Bienaventurados los que
lloran, porque ellos recibirán consolación” Mateo 5:4. Podemos escuchar la voz de nuestro
amado Señor ministrando en esta ahora al decirnos “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la
doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Juan 14:27.
Nuestra tristeza, nuestro dolor es uno del cual Dios en su bondad y compasión nos está
ministrando con Su Palabra esperanzadora. Si, por que la Biblia misma nos dice “Tampoco
queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como
los que no tienen esperanza” 1Tes. 4:13. Hay motivo de estar tristes pero no de perder la
esperanza que se nos ha dado a los hijos de Dios. Hoy les quiero recordar que aquí en la tierra
hacemos una pausa pues la Palabra de Dios nos dice “El hombre, como la hierba son sus días;
Florece como la flor del campo, Que el viento paso por ella y pereció, Y su lugar no se conocerá
más. Más la misericordia de Jehová es desde la eternidad hasta la eternidad y hasta la eternidad
sobre los que le temen.” Salmos 103:15.
No nos quepa la menor duda a las palabras dada por el Salmista pues el mismo Apóstol Pedro
nos vuelve a confirmar diciendo “Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del
hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor
permanece para siempre”. 1 Pedro 1:24-25ª. Y de esa palabra dada por el Señor el Apóstol Pablo
nos lleva a un dialogo en los que se presentan los argumentos que nos hablan de la esperanza
bienaventurada que ya muchos hemos oído mencionar cuando nos dice “He aquí os digo un
misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir
y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocara la trompeta, y los muertos serán resucitados
incorruptibles y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se
vista de incorrupción, y esto mortal haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la
palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde, esta, oh muerte, tu aguijón?
¿Dónde, oh sepulcro tu victoria? 1 Corintios 15:51-55
Para nosotros los creyentes la partida de Avelino es más bien la celebración a la promoción que
recibió por su fe en Cristo Jesús. La palabra de Dios nos recuerda que los grandes héroes de la
Biblia fueron sostenidos por algo más grande que ellos, fue por su fe en Dios que estuvo cada
uno de ellos dispuesto a vivir en esta tierra. Es el Salmista el que declara “Hubiera yo
desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes” Salmos
27:13:14ª. Cuando regresamos a las Palabras del Apóstol Pablo dada a los Tesalonicenses, este
nos dice lo siguiente: “Porque si creemos que Jesús murió y resucito, así también traerá con
Jesús a los que durmieron en él.” Sigue hablando el Apóstol y dice “Por lo cual os decimos esto
en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del
Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz
de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo (la 2da venida no visible al mundo
pero para una iglesia que se va, es el rapto o traslación de la Iglesia hacia el cielo) y los muertos
en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y ASI
ESTAREMOS SIEMPRE CON EL SEÑOR. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas
palabras.” 1 Tesalonicenses 4:15-18. Mi énfasis personal es poder decirles como me alegra el
recordar que Avelino no está muerto, solo duerme para ese gran día de la manifestación del día
del Señor cuando venga por su iglesia.
La experiencia que Hilda y nosotros estamos viviendo en esta noche no comenzó el día que
Avelino se nos adelantó para ir a la presencia de su Señor. No olvidemos lo que en tantas
ocasiones se nos ha predicado, lo que se nos ha enseñado. Lo que hemos citado de manera
contundente y con una profunda convicción cuando vemos el cuadro de la historia de Job.
Estando en la tierra y viviendo como un varón justo y temeroso de Dios, este no fue exento de las
luchas y pruebas que la vida nos da. Pero su convicción en su Dios fue tan sólida que supo hablar
con esa fe y declarar “Desnudo Salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio,
y Jehová quito; sea el nombre de Jehová bendito.” Job 1:21. Pero su confianza en Dios fue
mucho más firme e inquebrantable cuando este expresa su dolor, cuando expresa su causa y
queja, en medio de aquella gran prueba en su vida saca lo mejor de sí mismo, que no es otra cosa
que tener completa confianza y seguridad en Dios aun en la vida después de la muerte, porque
entienda que tanto para los creyentes como no creyentes las cosas no se detienen al partir de esta
tierra. No tengo mucho tiempo para explicarle, pero la Biblia nos enseña que unos resucitaran
para vida eterna y otros para condenación, la diferencia está en cómo elegimos vivir la vida aquí
en la tierra. Pero permítame regresar a esa manera firme e inquebrantable, es ahí cuando ahora
Job dice: “Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantara sobre el polvo; Y después de
desecha esta mi piel, en mi carne he de ver a mi Dios; al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo
verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.” Job 19:25-27.
La gravedad de Avelino fue durante alrededor de dos años, fueron constantes sus visitas al
médico y sobre todo a los hospitales, fueron incontables las veces que tuvo que depender de todo
lo que la ciencia podía hacer por él. Su corazón ya se debilitaba de tal manera que no le ayudaba
a los otros organismos de su cuerpo, sus pocas fuerzas, su falta de respiración, sus continuas
batallas con la complicaciones no le hacía fácil la jornada final en la vida sobre la faz de la tierra.
Con todo tu le podías preguntar cómo se sentía y siempre nos decía que estaba en las manos de
Dios y que lo que el decidiera él lo aceptaba como su soberana voluntad. Como todo buen
creyente siempre espero en Dios e hizo de su parte para luchar por la vida. Aun enfermo y con
quebrantos lo veíamos en el templo, porque amaba estar con sus hermanos en Cristo, visitaba a
otros, compartía los mas que podía y cuando le visitabas al hospital, al que yo le llamaba en tono
de broma su lugar de vacaciones, él siempre se reía y le daba gracias a Dios por un día más para
estar junto a Hilda y la comunidad de la fe y sus amigos mas cercanos. Hasta el final de sus días
comenzó a abrazar las palabras del Apóstol Pablo “He peleado la buena batalla, he acabado la
carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me esta guardada la corona de justicia, el cual me dará
el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” 2
Timoteo 4:7-8.
Muchos de los aquí presentes tuvimos la oportunidad de visitarle a su casa, al hospital y a los
lugares donde era enviado para ser atendido en medio de su quebranto físico. Sabiendo que la
hora se acercaba y siendo su pastor por más de 20 años me toco tener con él las conversaciones
más difíciles que puedes tener con alguien que sabes que sus días están contados y que se dejó
amar y que amo tanto con un alto y profundo sentido de lealtad y compromiso con Dios, su
esposa Hilda, con nuestra casa en PDC, con amigos a quienes considero hermanos e hijos y sobre
todo con este servidor. Hacerle las preguntas difíciles no fue un asunto fácil, pues nunca
queríamos traer más dolor al recordarle que había que prepararse para la partida. Pero si tu
conociste a Avelino de verdad, él nos hacia el camino mucho más fácil, ya estaba preparado y su
única preocupación fue la misma que asumió aquel día que decidió unir su vida en matrimonio
con Hilda, ella era su mayor preocupación. Quiero hoy concluir este mensaje dándole las gracias
a gente linda que junto a su amada esposa le dio la confianza y seguridad de que aunque Hilda va
a llorar por su partida y ausencia el vio la respuesta de Dios en cada uno de nosotros. Gracias
Jesse y Annete, quienes más que vecinos fueron hijos y estaban siempre al pendiente, gracias
Rosa y Juan, ustedes fueron adoptados por el cómo hijos, gracias Miguel y Mara porque también
los vio como a hijos amados. Gracias a los Pastores Humberto y Murillo por estar siempre
presentes cuando el e Hilda los necesitaron, Por la Hna Maria Suarez y el grupo de capellanes,
hermanas Gertrudis y Nilda, Luann y Elizabeth Arce. Delia y David, la hermana Noemí. Y así
como ellos muchos de ustedes que la lista se me haría interminable. Y sin que deje pasar por alto,
gracias Blanca Abreu por ser el ángel que se quedó en las noches en el cuarto 130 del hospital
para acompañar a nuestro viejito querido y no solo eso, caminar la milla extra y quedarte estas
noches con Hilda ha sido una gran bendición. A todos ustedes les recuerdo las palabras de Jesús
“De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mi lo
hicisteis” Mateo 25:40.
Por lo demás, vuelvo a recordarles las palabras de Jesús: Avelino, no ha muerto, solo está
durmiendo, solo que el día de su partida adelanta aquellas palabras dadas por nuestro Señor y
Salvador “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la
fundación del mundo” “Y su Señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel,
sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” Mateo 25:21. Asi que no olvidemos,
nuestro amado hermano Avelino Morera solo duerme…

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