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La costumbres con relación a la

propiedad que se usaba en Israel, (en


Oriente y en el Occidente)
Solían medir las tierras con cuerdas, estas cuerdas las hacían de cuero y de
lino, no hay una definición en cuanto al diámetro de cada cuerda. Tenían
que ser muy largas debido a que cuando la biblia habla acerca de la
medición de la tierra de Canaán, fueron medidas cantidades de hectáreas,
por lo cual no pudieron haber sido medidas pequeñas. El salmista hace
énfasis acerca de la medición de la tierra a Israel. (Sal. 78:55) y echó las
gentes y repartióles una herencia con cuerdas. (versión, 1569)

También se usaban para medir:

1. Cuerdas>>> se tiene un estimado de acerca de 100 varas 84 metros.

2. Caña>>>>Ez. 40:5 habla acerca de la visión y la caña de medir. (6


codos largos. 3.32mts.)

Como la distribuían.

Después que las tierras son medidas la suerte determinara que sección cada
hombre tendrá. Los que desean cultivar la tierra se reúnen por lo regular en
un lugar de trilla

Donde la persona encargada tiene un saco de piedrecillas se pone en cada


una, una seña especial para indicar la porción de tierra que representa. Un
niño es el que va sacando las piedrecillas y las va entregando a cada
hombre, y cada uno al recibir su surte dice: “Dios mantenga mi suerte” y
hace referencia a las palabras del salmista cuando dice; Tu sustentaras mi
suerte, Salmos16:5. Cada uno descubre si la sección que le toco vale la
pena o no. El salmista David uso esto como una ilustración de la bondad de
Dios para él cuando dijo: Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos; y
es hermosa la heredad que me ha tocado.

IMPORTANCIA DE LAS MOJONERAS.

Las mojoneras tienen un lugar importante. La línea limítrofe se marca con


un surco doble, pero al final se pone un montón de piedras que se les llama,
“las piedras del lindero. Algunas veces la lluvia tapa a estos surcos, pero
queda la mojonera indicando el límite de cada terreno. El remover una de
estas mojoneras se considera un gran pecado. La ley de Moisés contenía
este precepto: NO REDUCIRAS EL TERMINO DE TU PROJIMO, EL
CUAL SEÑALARON LOS ANTIGUOS EN TU HEREDAD. Dt. 19:14.

LA COMPRA DE LA TIERRA.

El traspaso de las propiedades.

El relato de Jeremías de su compra de un terreno nos da el procedimiento


del traspaso de propiedades en tiempos del A.T.

Jer. 32:9-12, dice: y compré la heredad, de Hanameel, hijo de mi tío, la cual


estaba en Anatot y le pesé el dinero; diesiete siclos de plata. Y escribí la
carta y la sellé, y la hice certificar con testigos, y pesé el dinero en balanza.
Tomé luego la carta de venta, sellada según el derecho y costumbre, y la
copia abierta. Y dí la carta de venta a Baruc hijo de Nerías, hijo de
Maasías, delante de Hanameel, el hijo de mi tío, y delante de los testigos
que habian suscrito la carta de venta, delante de todos los judios que
estaban en el patio de la carcel.

(Un ciclo; 0.4 de onza, 30 ciclos era una libra de plata.


1. Antes se no se usaba moneda como en los tiempos modernos, se trata
de plata, o sea el puro metal, que fue pesado.

2. Usaban personas que eran testigos del traspaso y también eran


quienes sellaban la carta, estos se sentaban en una corte para llevar esto a
cabo

3. Se hacia una copia de la escritura, las dos selladas, una se colocaba


en un lugar seguro, o sea que la enterraban en algún lugar en el terreno
nuevo que aquella persona habia comprado. En cuanto a la otra copia, el
comprador la colocaba en un lugar público, designado como registro de
escrituras.

INCLUSIONES ESPECIFICAS EN EL TRASLADO DE LA


PROPIEDAD.

Cuando se compra una propiedad en Oriente, especialmente de los árabes


es necesario indicar lo que la propiedad incluye. Como por ejemplo en esos
tiempos sucedían casos de gente que tenían pozos en medio del campo de
otro. El problema era de que cuando éste hombre compró su terreno no
especifico que tambíen compraba el pozo. hay una referencia acerca de la
compra de Abram; compró una cueva para enterrár a Sara; dice: quedo la
heredad y la cueva que estaba en ella, y todos los árboles que había en la
heredad, y en todo su término en derredor, por Abraham en posesión. Gn.
23:17,18.

ENTIERRO Y DESCUBRIMIENTO DE TESOROS

Tesoro significa: cosas guardadas, almacén secreto, dinero.

Palestina ha sido una tierra donde los habitantes a menudo entierran sus
tesoros. Una de las causas por la cual los Palestinos entierran sus tesoros es
por los ladrones, los enterraban en lugares muy secretos para cuando al irse
al campo de batalla, o emprendían una larga jornada, sus tesoros estaban
seguros en un lugar donde solo ellos sabían dónde estaban. Si volvían sanos
y salvos, recuperaba sus tesoros, pero si moría la persona, esos tesoros
pasaban a ser un secreto perdido. Por esta causa ha habido muchas
búsquedas de tesoros en la tierra Santa.

Job da una referencia de esto: Que esperan la muerte, y ella no llega,


aunque la buscan más que tesoros. Job. 3:21.

El rey Salomón da otra comparación de los tesoros; Si clamares a la


inteligencia y a la prudencia dieres tu voz; Si como a la plata la buscares, y
la escudriñares como a tesoros,

Entonces entenderás el temor de Jehová. Prov. 2.3-4.

Otra referencia está en la parábola de Jesús; El reino de los cielos es


semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo
esconde de nuevo, y por ello gozoso va y vende todo lo que tiene, y compra
aquel campo. Mt. 13:44.

Aunque éste hombre compro el campo aquel tesoro no le pertenecía a él.

PERO TODO ESTO NOS ENSEÑA QUE EL CONOCER A DIOS


ESCUDRIÑAR SU PALABRA Y DESPOJARSE DE TODO PARA
SEGUIRLE A ÉL, ES LO MÁS IMPORTANTE. EL HABER
ENCONTRADO A DIOS ES EL MEJOR TESORO QUE PODEMOS
TENER, Y EL PODER ESTABLECER UNA RELACION CON ÉL.

REDIMIENTO DE HERENCIAS PERDIDAS.

El Antiguo Testamento proveía la manera por la cual una herencia, que se


había perdido, podía ser redimida a través de un pariente redentor. Por
ejemplo: Si un hombre debido a su pobreza se ve forzado a hipotecar su
propiedad y luego le fuere imposible hacer el pago en la fecha de
vencimiento de la hipoteca, entonces la persona que tiene la hipoteca puede
retener la propiedad hasta el año del Jubileo (que es cada 50 años). A ese
tiempo vuelve automáticamente a su primer propietario.

También un pariente de sangre podía redimir la propiedad, (no era


cualquiera que podía redimir) éste podía mediante un pago recuperar la
propiedad de aquel hombre, y si el hombre muere y no deja heredero, por
obligación el redentor tiene que casarse con la viuda y así levantar el
nombre a su hermano.

La historia de Ruth y Booz, es el mejor ejemplo bíblico que podemos


mencionar. Booz redimió la propiedad del difunto Elimelec, esposo de
Noemí casándose con Ruth, la viuda de uno de los hijos de Elimelec. Había
un pariente más cercano en relación con Booz, que podía redimir. Pero él
no quiso redimir, dejando así el camino para que Booz lo hiciera.

Entonces aquel pariente con más derecho que Booz, se negó a redimir, y
como era costumbre en Israel, estos dos parientes se quitaron un zapato y lo
intercambiaron entre sí.

Sabemos que nosotros fuimos redimidos por la sangre de Jesús, Él decidió


rescatar la propiedad de Dios que se había perdido.

Propiedad
Medición de la tierra. Ha sido costumbre aun en los tiempos modernos en
Palestina en el norte y en la llanura de los Filisteos asignar la tierra
periódicamente con propósitos agrícolas. La tierra así asignada es medida
con cordel. El salmista indica que este mismo método se usó para medir la
tierra de Canaán cuando fue asignado a las tribus dc Israel. "Y echó a las
gentes delante de ellos, y repartióles una herencia con cuerdas" (Sal.
78:55). El profeta Amós predijo que la tierra seria medida de manera
semejante y asignada por el enemigo extranjero después de su captura. "Y
tu tierra será partida por suertes" (Amós 7:17).

Distribución de la tierra. Cuando la tierra ha sido medida, la suerte


determina qué sección cada hombre tendrá. Aquellos que desean cultivar la
tierra se reúnen por lo regular en un lugar de trilla donde la persona
encargada de las operaciones tiene un saco de piedrecillas. Se pone en cada
piedrecilla una seña especial para indicar la porción de tierra que
representa. Entonces las piedrecillas se ponen en otro saco, y se entregan a
un niño, quien va sacando las piedrecillas una por una, y las entrega a cada
uno dc los hombres que desean cultivar la tierra. Cada hombre, al recibir su
"suerte" dice: "Dios mantenga mi suerte". Esto recuerda al lector de la
Biblia de las palabras del salmista "Tú sustentarás mi suerte" (Sal. 16:5).
Cada uno descubre pronto si su sección vale la pena o no. David usó esto
como una ilustración de la bondad de Dios para él cuando dijo: "Las
cuerdas me cayeron en lugares deleitosos; y es hermosa la heredad que me
ha tocado" (Sal. 16:6). Parecería entonces, que el método usado para
repartir la tierra por ciertos árabes de nuestro tiempo es semejante a aquel
usado por los judíos en los tiempos del Antiguo Testamento.

IMPORTANCIA DE LAS MOJONERAS

En las tierras bíblicas, cuando aquellos que siguen las costumbres antiguas
desean probar la extensión de su propiedad. ya la tengan temporal o
permanentemente, las mojoneras tienen un lugar importante. La línea
limítrofe se marca con un surco doble, pero al final de cada surco se pone
un montón de piedras que se les llama "las piedras del lindero". Si la lluvia
tapa el surco, la mojonera aún que. da allí para indicar la línea limítrofe. El
remover una de estas mojoneras se considera un gran pecado. Algunas
veces han tenido lugar pequeñas guerras por la remoción de alguna
mojonera. La ley de Moisés contenía este precepto: "No reducirás el
término de tu prójimo, el cual señalaron los antiguos en tu heredad" (Deut.
19:14).

COMPRA DE LA TIERRA

Traspaso de propiedades y registro de escrituras en los tiempos antiguos. El


relato de Jeremías de su compra de un terreno nos da el procedimiento en
tiempos del Antiguo Testamento. Esta es la manera como la describe:

"Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en


Anatot, y le pesé el dinero; diecisiete siclos de plata. Y escribí la carta y la
sellé, y la hice certificar con testigos, y pesé el dinero en balanza. Tomé
luego la carta de venta, sellada según el derecho y costumbre, y la copia
abierta. Y di la carta de venta a Baruc hijo de Nerías, hijo de Maasías,
delante de Hanameel el hijo de mi tío, y delante de los testigos que habían
suscrito la carta de venta, delante de todos los judíos que estaban en el patio
de la cárcel" (Jer. 32:9-12).

Varías costumbres antiguas se indican aquí. El dinero no era en forma de


monedas. La acuñación de monedas se vino usando hasta más tarde en los
días del profeta. Más bien, se trató de plata la que fue pesada. La compra
fue atestiguada por ciertos judíos que se "sentaban en la corte". Se hacían
copias en duplicado de la escritura. Era sin duda, costumbre sellar una de
las copias y depositar la otra en un lugar seguro, lo que quería decir que se
enterraba en alguna parte de la tierra del comprador. La otra copia se
quedaba abierta, i. e., sin sellar, y se ponía en un lugar público designado
como registro de escrituras a la cual podían referirse si era necesario. De
cualquier manera, en el caso de la compra de Jeremías, ambas copias de la
escritura se preservaron en una vasija de barro, porque la ciudad de
Jerusalén iba a ser destruida.
Inclusiones específicas en el traslado de la propiedad. Cuando se compra
alguna propiedad en Oriente, especialmente de los árabes, es importante
que se indique en detalle todo lo que se incluye en la compra. Si no se
hiciere así el nuevo propietario descubrirá que no es dueño de todo lo que
creía haber comprado. En Oriente, algunas veces sucede que un hombre es
dueño de un pozo en el centro del campo que pertenece a otra persona. La
razón para ello es que el hombre al hacer la compra no especificó que
compraba también el pozo localizado en el campo. Cuando Abraham
compró la cueva de macpela como cementerio para Sara, tuvo cuidado de
aclarar lo que incluía la compra. La Escritura dice: "Y quedó... la heredad y
la cueva que estaba en ella, y todos los árboles que había en la heredad, y
todo su término en derredor, por de Abraham, en posesión. (Gén. 23:17,
18).

Propiedad, en Occidente
El vínculo comunitario que se aprecia en el mundo de vida aymara, está en
las antípodas de la cosmovisión que rige las relaciones intersubjetivas
occidentales. El marcado sentido individualista del derecho moderno,
desarrollado por el contractualismo y el constitucionalismo del siglo XIX, y
que supone un sujeto autónomo capaz de desenvolverse en el libre
mercado, es el que regula y dirige las distintas esferas de la sociedad actual.
En este contexto, la propiedad privada se constituye como piedra angular
del sistema: como máxima expresión del derecho individual. Ya en la
Constitución francesa del año I (1793), se leía: “El gobierno existe para
garantizar al hombre el gozo de sus derechos naturales e imprescriptibles
(…) La igualdad, la libertad, la seguridad y la propiedad”. La íntima
relación que guarda este texto con las declaraciones internacionales de
derechos contemporáneas, hace explícito un entramado uniforme, que
recorre la modernidad desde sus inicios, y en el que se reconoce a la
propiedad privada como expresión simbólica y, al mismo tiempo,
condición necesaria para la libertad. Sabida es la intención que tuvo el
legislador chileno, en el Código Civil, de abolir aquellas instituciones que
entrabaran la libre circulación de la propiedad12. Ahora, parece claro, el
neoliberalismo desplegado en las últimas décadas no hizo sino intensificar
esta creencia. La implantación de un modelo de desarrollo capitalista,
fundado en la sacralización de la autonomía, de la independencia del
hombre ante el medio y la posibilidad de manipulación del mismo, ha
guiado las directrices de las políticas públicas desde el régimen militar a la
fecha. Respondiendo a ellas, el Código de Aguas dictado en 1981, vino a
consagrar el paradigma liberal de la propiedad individual como nueva
forma de manejo hídrico.

Amparado bajo el discurso ideológico de ser un “derecho inalienable de la


naturaleza humana” -como lo es la propiedad individual- este código ha
significado la paulatina desarticulación del derecho consuetudinario
aymara, cuyo manejo de las aguas, como ya revisamos, estaba regulado
comunitariamente. Este fraccionamiento puede evidenciarse a través de un
somero repaso de la normativa y su práctica en el espacio andino.

El Art. 5 del Código de Aguas, luego de señalar que las aguas son bienes
nacionales de uso público, agrega que se otorga a los particulares el
derecho de aprovechamiento de ellas, derecho sobre el cual la Constitución
asegura la propiedad a sus titulares13. De esta forma, con su inscripción
individual, se establecería un derecho determinado sobre un caudal que, en
el caso aymara, es común; este derecho podría transarse en el mercado,
permitiendo, por lo tanto, el que particulares ajenos a dichas tierras,
obtengan derechos de aprovechamiento sobre aguas que han sido ocupadas
históricamente por el pueblo aymara (Albornoz 2000: 879). En el mismo
sentido, las “Comunidades de Aguas” establecidas en el Libro III del
Código14, no hacen sino pauperizar las estructuras organizacionales
establecidas de acuerdo al derecho consuetudinario andino. Consagradas en
su Art. 187, estas “Comunidades de Agua” “podrán organizarse por
escritura pública suscrita por todos los titulares de derechos que se
conducen por la obra común”, siendo necesario para ello dos o más
personas que tengan derechos de aprovechamiento de las aguas de un
mismo canal o embalse, o usen en común la misma obra de captación de
aguas subterráneas (Art. 186). En la práctica, “ello significa que al interior
de una comunidad rural con control comunal de tierras, podrían existir dos
o más ‘Comunidades de Agua’. Significa también que las personas al estar
en posesión de su derecho pueden transferirlo, y contribuye, además, al
debilitamiento del poder de la comunidad andina que se sustenta, en gran
parte, en el control y gestión comunal del agua” (Castro 1996: 73).

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