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La Glotopolítica : transformaciones de un campo disciplinario

Elvira Narvaja de Arnoux

En este trabajo voy a exponer, siguiendo un recorrido histórico, las que son, a mi
criterio, las etapas de constitución de la Glotopolítica. Señalaré las perspectivas
dominantes en cada etapa, que llevaron a privilegiar determinados temas y a focalizar
ciertas situaciones, y que implicaron la elaboración y relaboración de conceptos
teóricos que son centrales en la disciplina. Haré primero una introducción algo extensa
en la que indicaré en qué sentido deben entenderse los núcleos de los sintagmas que
componen el título, expondré luego las etapas a las que me refería antes, deteniéndome
en algunos aspectos temáticos y metodológicos de la investigación actual.

1-Introducción

Hablar de transformaciones en relación con este campo lleva a ubicarnos en una


historia que no es solamente académica ya que tanto las reflexiones teóricas como las
propuestas de intervención están vinculadas estrechamente con los requerimientos
sociales, que han variado, por cierto, a lo largo de estas últimas décadas siguiendo los
cambios que dieron lugar a las nuevas integraciones regionales. Los investigadores son,
en general, sensibles a ellos en la medida en que se espera, de una manera más o menos
explícita según los casos, que sean capaces de orientar la acción sobre la (o las)
lengua(s) de organismos nacionales o internacionales o de otras instituciones de diverso
alcance. Es decir que la participación de los especialistas, aunque solo sea como
asesores voluntarios en determinadas circunstancias, en la toma de decisiones políticas
sobre las lenguas, impone una regulación a su práctica científica que excede el marco
disciplinario y la inscribe en esa otra historia. Asimimismo, al evaluar y proponer
políticas lingüísticas ellos ponen en juego una mirada política sobre las lenguas, en la
que lo ideológico interviene, en forma más o menos controlada según las situaciones:

1
no es lo mismo determinar las lenguas de trabajo en un organismo transnacional que
ordenar el espacio de la lengua en una nación “emergente”. En esta mirada inciden
también los avatares del campo académico y la relación de los investigadores con los
centros de poder : en muchos casos, y sobre todo en los países periféricos, su ubicación
es marginal y solo se recurre expresamente a ellos en situaciones de conflicto o
fundacionales en que se necesita un saber especializado.
En cuanto al término de Glotopolítica, este fue acuñado por Marcellesi y Guespin 1, a
mediados de la década del ochenta, para “englobar todos los hechos de lenguaje en los
cuales la acción de la sociedad reviste la forma de lo político ». La razón que evocan
para justificar esta elección es que tiene “la ventaja de neutralizar, sin expresarse
respecto de ella, la oposición entre lengua y habla », que en cierta medida sostenía el
sintagma “política lingüística” y lo centraba en la “lengua”. Para estos autores, el
término “glotopolítica” permite designar “las diversas formas en que una sociedad
actúa sobre el lenguaje, sea o no consciente de ello: tanto sobre la lengua, cuando por Diversas formas en
que la sociedad
ejemplo una sociedad legisla respecto de los estatutos recíprocos de la lengua oficial y actúa sobre el
lenguaje
las lenguas minoritarias ; como sobre el habla, cuando reprime tal o cual uso en uno u
Acción de forma
política
otro; o sobre el discurso cuando la escuela decide convertir en objeto de evaluación la
producción de un determinado tipo de texto » .
Más allá del reconocimiento de estas ventajas, lo interesante es señalar que en su
aceptación intervino la necesidad de encontrar una designación académica que
legitimara institucionalmente el campo y que le permitiera presentarse con los atributos
de una disciplina. Es sabida la incomodidad que genera la pregunta ¿Cuál es su
especialidad? Ya que la respuesta “Me dedico a la(s) política(s) lingüística(s)”, además
de la difícil opción entre el singular y el plural, tiende a ser interpretada más como el
dominio de un saber aplicado que como un campo de conocimiento teórico. Es posible
que, por ejemplo, en un país como Francia, que muy tempranamente desarrolló un
espacio de reflexión autónomo en relación con la Francofonía o la Comunidad europea,
el hallazgo del neologismo haya pasado inadvertido, pero en nuestro caso fue adoptado
rápidamente por los especialistas. Sin embargo, la vigencia del término
« Glotopolítica » es relativa. Por un lado, el prefijo “Gloto” resulta demasiado erudito

1
Jean-Baptiste Marcellesi y Louis Guespin, presentación al número 83, sept. 86, de la revista Langages
.La traducción, tanto de las citas correspondientes a este texto como de las otras incluidas en el presente
artículo, es nuestra.

2
para los ámbitos técnicos que ya se han habituado a “política lingüística”. Y por el otro,
De ahí que haya
fija en “política” investigaciones que buscan presentarse, escapando al desprestigio perdido vigencia

generalizado del término, como sostenidas por la ética, la ecología o incluso la


economía. Al respecto es interesante recordar lo que Daniel Biaggioni 2 señalaba, en un
libro reciente sobre lenguas y naciones en Europa, al hablar de “una nueva organización
„ecolingüística‟ del espacio europeo”, ya que es una clara muestra del peso de las
ideologías científicas. Baggioni decía en una nota: “Jugamos aquí con el doble sentido
del prefijo eco - que remite tanto a la ecología como a la economía de los intercambios
lingüísticos”. Y agregaba “Es un poco por oportunismo que por el momento dejamos en
la sombra esta ambigüedad a pesar de que privilegiamos un enfoque „económico‟ en la
modelización de los contactos de lenguas. Sin embargo, una ideología organicista
común tendría tendencia a ver en las „lenguas‟ individuos en lucha por su
supervivencia, de allí la tentación de asimilar la ecolingüística a la ecología de las
especies animales en el sentido de un paralelo entre ecolingüística y ecosistema
biológico”. Por su parte, Louis-Jean Calvet3, que es un referente obligado de la
disciplina, toma partido claramente por la ecología lingüística y la define como la
ciencia que “estudia las relaciones entre las lenguas y su medio, es decir, en primer
lugar las relaciones entre las lenguas y luego entre las lenguas y la sociedad”. Lo que
estas opciones exponen no es tanto un problema disciplinario sino el temor a que se los Por todo esto,
Glotopolítica ha
asocie con un discurso viejo cuando lo único que está en juego parece ser una dejado de tener
vigencia en
regulación más armónica y equilibrada de la globalización. Esos temores se atenúan en algunos lugares
de Europa
el caso latinoamericano no solo porque la globalización muestra un rostro diferente sino
porque América Latina constituye un espacio donde todavía pesan las tareas políticas
no realizadas. De allí que “Glotopolítica” continúa siendo un término aceptable para
referirse, en general, a las distintas formas en que las acciones sobre el lenguaje
participan en la reproducción o transformación de las relaciones de poder.
Por otra parte, es importante recordar que algunos catalanistas y occitanistas prefieren
referirse al campo con el sintagma de « sociolingüística periférica »4 pero lo restringen
al estudio de situaciones de contacto lingüístico. Consideran que en todos estos casos el
conflicto está inscripto, al menos virtualmente, ya que, en términos de Henri Boyer, « la

2
Daniel Baggioni, Langues et nations en Europe, París, Payot, 1997.
3
Louis-Jean Calvet, Pour une écologie des langues du monde, París, Plon, 1999.

3
coexistencia de dos o más lenguas en un mismo lugar no es nunca igualitaria y hay
siempre „competencia‟ entre esas lenguas, competencia cuyas modalidades pueden ser
más o menos violentas ». Al término « glotopolítica », por su parte, este autor lo emplea
para caracterizar las intervenciones sobre la(s) lengua(s), que constituyen, según él una
de las manifestaciones que funcionan como síntomas, para el sociolingüista atento, de
los imaginarios colectivos y de las relaciones de estos con repertorios y usos (las otras
manifestaciones son los comportamientos espontáneos - involuntarios y, a menudo,
inconscientes- directamente vinculados con los imaginarios normativo-puristas, la
actividad epilingüística nutrida de evaluaciones y opiniones de naturaleza prescriptiva-
proscriptiva, y las prácticas metalingüísticas tal como se expresan, entre otros, en
diccionarios, gramáticas, tratados sobre la lengua, reformas ortográficas). Afirma así
que las intervenciones glotopolíticas « se inscriben en un interdiscurso más o menos
prolijo sobre la(s) lengua(s) de la comunidad y su(s) uso(s) », a lo que agrega que
« pueden ser hechas por individuos (personalidades más o menos conocidas, en
general), grupos y/o asociaciones de militantes de la lengua, incluso partidos políticos :
ellas tienen a menudo una fuerte dimensión reivindicativa y polémica que se apoyan en
una ideología identitaria y en una opción política de tipo regionalista o nacionalitaria ».
Por nuestra parte, consideramos que, por un lado, la Glotopolítica no solo aborda el
conflicto entre lenguas sino también entre variedades y prácticas discursivas; que, por el
otro, atiende como marco social tanto a las pequeñas comunidades como a las regiones,
los Estados, las nuevas integraciones o el planeta según la perspectiva que se adopte y
el problema que se enfoque ; y que, finalmente, puede considerar no solo las
intervenciones reivindicativas sino aquellas generadas por los centros de poder como
una dimension de su política. Desde nuestra perspectiva, el análisis debe centrarse tanto
en las intervenciones explícitas como en los comportamientos espontáneos, la actividad
epilingüística y las prácticas metalingüísticas, más allá de que asigne importancia a las
representaciones sociolingüísticas que las sostienen.

2- Recorrido histórico

4
Henri Boyer, “Conflit d‟usages, conflit d‟images”, en H. Boyer (ed.), Plurilinguisme: “contact” ou
“conflit” de langues?, París, L‟Harmattan, 1997. Las citas corresponden al artículo señalado.

4
En la exposición seguiré, como señalé al comienzo, un orden cronológico, que me
permitirá destacar temas y enfoques en relación con los procesos políticos y con la
conformación del campo disciplinario.

2.1-Primera etapa

En el campo de la Lingüística, el interés por las políticas lingüísticas y el primer esbozo


Dos procesos
de un espacio relativamente autónomo de investigaciones están ligados a dos procesos políticos
importantes
políticos importantes: por un lado, la división del mundo operada en Yalta por las llevaron al interés
por las políticas
potencias vencedoras de la Segunda Guerra y, por el otro, los procesos de lingüísticas y al
primer esbozo de
un espacio
descolonización en el espacio de los imperios de viejo tipo. Esto llevó al frente de la "autónomo" de
REGULAR Y investigaciones
CONTROLAR escena dos cuestiones: la regulación y control de áreas de influencia de las grandes
ÁREAS DE
INFLUENCIA DE potencias y la construcción de nuevas naciones.
LAS GRANDES
POTENCIAS En el polo nacional se debían enfrentar situaciones lingüísticas de gran complejidad.
CONSTRUIR
NUEVAS En algunos casos, como los de Africa negra, se trataba de países integrados por etnias
NACIONES
diferentes que no tenían una lengua vernácula mayoritaria o que dificultosamente
podían imponer una - en muchos casos, sin tradición escrita - o que debían recurrir
necesariamente a la lengua colonial. En otros, eran países con una lengua con tradición
escrita vinculada a la religión, que debía ser adaptada a las necesidades de una sociedad
moderna, como Israel o los países árabes. Y otras realidades correspondían a países con
varias lenguas de cultura y, cada una de ellas, con un número importante de hablantes,
como el caso de la India.
Tomando como ideal la representación, más o menos imaginaria, de los Estados
nacionales exitosos “Un Estado, una nación, una lengua” y confrontándolo con las
PLANEAMIENTO
variadas situaciones que enfrentaban, los lingüistas buscaron resolver técnicamente el LINGÜÍSTICO

problema. Surgió así el Planeamiento Lingüístico5. como un campo aplicado


interdisciplinario en el cual convivían la artillería sociológica y estadística así como los
saberes lingüísticos y pedagógicos Planificar era, entonces, ordenar el espacio
lingüístico asignando o reconociendo funciones a las lenguas en contacto: lengua
oficial, lengua nacional, lengua regional, lengua vernácula, lengua vehicular, criollos,
pidgins, etc. Era también, en muchos casos, iniciar o ampliar el proceso de

5
Algunos trabajos programáticos son: Einar Haugen, Language conflict and language planning, The case
of modern norvegian, Cambridge, Harvard University Press, 1966; J. Das Gupta, Language conflict and

5
estandarización de lenguas pertenecientes a culturas ágrafas, que vivían como diría
Bourdieu6 en estado práctico ya que carecían de un patrón escrito. Se debían encarar los
problemas de seleccionar una variedad dentro de un continuum, establecer una norma,
armar glosarios, preparar material didáctico y material de lectura. Si bien la vocación
Conjunto de
intervencionista era dominante, en esta etapa se constituyó el conjunto de objetos objetos propios
del campo
propios de lo que podemos llamar el campo discursivo de la glotopolítica, entre otros, discursivo de la
glotopolítica
las diferentes categorías de “lenguas” 7, a las que nos referimos antes, las variadas
combinaciones entre bilingüismo y diglosia 8, los dos tipos de planificación, del corpus o
del estatus9. Se establecieron las grillas y estrategias para el relevamiento de datos en
situaciones plurilingües – algunas efímeras, aunque estimulantes, como las que se
proponían medir la potencia relativa de lenguas 10 - y modalidades de exposición de los
resultados. Los organismos internacionales, por su parte, recurrieron a especialistas para
diversos proyectos de “desarrollo” donde la problemática lingüística incidía en su
diseño y puesta en marcha.
Si observamos el otro polo, lo que en esos años estaba en juego era la difusión del ruso
POSICIONAR UNA
y del inglés en sus respectivas áreas de influencia, lo que llevaba a reforzarlo dentro de LENGUA COMO
MUNDIAL
sus propias fronteras, y a ubicarlo favorablemente como futura lengua mundial. Las dos
situaciones eran muy distintas. En un caso, se trataba de un Estado multinacional,
heredero de un Imperio, que más allá de las transformaciones de la etapa revolucionaria
seguía aplicando estrategias de dominio 11. Estas incluían tanto la expansión del ruso
como lengua segunda y lengua de prestigio, asociada con los avances científicos y
tecnológicos12, como la fragmentación de otros espacios lingüísticos. Para esto último
se recurría a la acentuación de diferencias entre variedades próximas, al establecimiento
de cuñas lingüísticas gracias al apoyo dado a las minorías dentro de un área más amplia,

national development, University of California Press, 1970; Valter Tauli, “El planeamiento del lenguaje”,
La Sociolingüítica actual, Oscar Uribe Villegas (ed.), Universidad Nacional Autónoma de México, 1974.
6
Pierre Bourdieu, Ce que parler veut dire, París, Fayard, 1982.
7
William Stewart, “A sociolinguistic typology for describing national multilingualism”, The Sociology of
Language, Fishman (ed.), La Haya, Mouton, 1970.
8
Joshua Fishman, “Bilingualism with and without Diglossia; Diglossia with and without Bilingualism”,
Journal of Social Issues, t.23, 1967.
9
Heinz Kloss, 1969 “Research possibilities on group bilingualism: a report, IJAL, 33, 4.
10
William Mackey “Puissance, attraction et pression des langues en contact: modèles et indices”, Lea
États multilingues, problèmes et solutions, Les Presses de l‟Université de Laval, 1975
11
Un análisis temprano sobre las políticas lingüísticas en la Union Soviética es la obra de Glyn Lewwis,
Multilingualism in the Soviet Union, La Haya , Mouton, 1972.
12
Ver “L‟un et le multiple: l‟objet langue dans la politique linguistique soviétique” de Patrick Sériot, Ëtats
de langue, Max-Peter Gruenais (cord.), París, Fayard/Fondation Diderot,1986.

6
o a intervenciones en los sistemas de escritura que quebraban en el imaginario de
lengua la identidad cultural. Esto valorizó el poder de las lenguas y creó la ilusión de
que su control llevaba también al control de los conflictos. En el otro caso, el “basic
english” distribuido generosamente acompañaba la pax americana. Esa variedad
minorizada, desprendida de la historia de los pueblos que la hablaban, reducida a su
circulación en intercambios económicos o científicos, servía sin embargo como señal de
pertenencia a un mundo cultural con todas las marcas del progreso y del desarrollo. La
Lingüística aplicada a la enseñanza de lenguas se percibió como una herramienta
imprescindible y recibió, por lo tanto, un apoyo considerable. Si en el otro polo el
ideologema que sostenía la planificación lingüística era “un Estado, una nación, una
lengua”, en este era, revitalizado, el principio de la Ilustración “la lengua superior es la
que corresponde a la sociedad más avanzada”. Su difusión se presentaba entonces como
una forma de permitir el acceso de un número cada vez más amplio de individuos a
bienes culturales más sofisticados.
En cuanto a Latinoamérica, su situación era distinta: dos lenguas mayoritarias
próximas, el español y el portugués - con una importante tradición escrita - y diversas LATINOAMÉRICA

lenguas aborígenes - en algunos casos comunes a varios Estados - con un número


irregular de hablantes, en general bilingües. Lo que aparecía en esa época como
problema politico-lingüístico central era la cuestión indígena: ¿debía acentuarse la
castellanización para completar la integración del aborigen o se debía tender a reforzar
las lenguas indígenas? ¿se debían arbitrar los medios para dotar de escritura a las La cuestión indígena

culturas ágrafas o se las debía mantener como culturas orales? ¿la enseñanza debía
impartirse en la lengua materna o en la lengua segunda a partir de métodos y materiales
adecuados? ¿qué lugar debían tener las lenguas aborígenes en la sociedad “blanca”? Las
respuestas que se daban dependían no solo en las características de cada situación sino
que anclaban en posiciones políticas históricamente enfrentadas, como la defensa de la
integración latinoamericana o la consideración del marco de los Estados como único
espacio legítimo de la acción política. En estas incidían también tanto las instituciones
norteamericanas - el Instituto Lingüístico de Verano, por ejemplo- como los partidos
comunistas, proponiendo ambos la defensa y desarrollo de las lenguas aborígenes sin
considerar la diversidad de situaciones y la especificidad de las lenguas de culturas
ágrafas. La UNESCO intervenía también con planteos pedagógicos, señalando que la

7
alfabetización debía necesariamente hacerse en la lengua materna 13. Estas discusiones,
que se daban principalmente en el ámbito universitario sin trascender en general al resto
de la sociedad, permitieron ver, por un lado, como las decisiones en relación con las Decisiones en
relación con las
lenguas, aunque se sostuvieran en el discurso ético o pedagógico estaban atravesadas lenguas:
Atravesadas por
por la política. Y, por el otro, que el sentido político y la funcionalidad social de las la política-
Dependientes de
medidas que afectaban el espacio de las lenguas dependían de cada situación concreta, cada situación
concreta
lo que condenaba al fracaso toda generalización.
El único centro glotopolítico de envergadura, en esta época, en América del Sur, fue el
peruano, particularmente durante el gobierno de Velasco Alvarado 14. Los universitarios
participaron intensamente en la planificación lingüística de su país, cubriendo tanto el
aspecto jurídico como el social, el comunicacional y el educativo, vincularon
claramente su actividad científica con la problemática política y produjeron un
importante material teórico. Para ellos la castellanización del Perú debía hacerse
valorizando al mismo tiempo las lenguas aborígenes, de allí que se declarara lengua
oficial al quechua y se determinaran, voluntaristamente por cierto, una serie de medidas
para su aprendizaje por el resto de la sociedad. Todas los proyectos en relación con las
lenguas aborígenes tenían en cuenta la participación de las mismas comunidades. En el
plano teórico, los aportes más importantes se relacionan con la diferenciación entre
lenguas etnoculturales y lenguas sociohistóricas15, en relación con las primeras, la
caracterización del continuum de variedades que las constituyen y las dificultades
lingüísticas y sociales que presenta su estandarización 16.
Esta primera etapa delimita, entonces, un campo de problemas, de objetos y de PRIMERA
ETAPA
metodologías a partir de emprendimientos concretos de planificación lingüística, y
señala el espacio de la lengua como lugar de conflicto donde se expresan posiciones
políticas. Es a este último aspecto al que se va a atender más particularmente en la
segunda etapa.

13
Esta posición tuvo su formulación inicial en: L’Emploi des langues vernaculaires dans
l’enseignement,París, UNESCO, 1953.
14
Para una evaluación de la experiencia, ver de Inés Pozzi-Escot “Reflexiones sobre la política lingüística
peruana”, Signo & Seña, 4, 1995.
15
La formulación es de Wolfgang Wölck, en “Un problema ficticio. ¿lengua o dialecto quechua?, Lexis, I,
1, 1977.
16
Ver las obras colectivas: Primer seminario nacional de educación bilingüe, Lima, Ministerio de
Educación , 1972; y El reto del multilingüismo en el Perú, Alberto Escobar (comp.), Lima, Instituto de
Estudios Peruanos, 1972

8
2.2-Segunda etapa

A esta segunda etapa de nuestro recorrido la podemos ubicar en el período que va Década del 70 y
mediados del 80
desde los primeros años de la década del setenta hasta mediados del ochenta.
El número de la revista Les temps modernes17 de principios de los setenta anuncia los
ejes centrales del período: el “descubrimiento” de las lenguas regionales en los Estados
nacionales de vieja tradición centralista, el reconocimiento de los problemas
lingüísticos en los Estados multinacionales de signo socialista y una mirada no
planificadora sino crítica de la situación lingüística de los países de independencia
reciente, cuya expresión más acabada será el libro de Calvet, Linguistique et
colonialisme, petit traité de glottophagie 18, de 1974. Si bien las descripciones de cada
caso particularizaban los problemas, el sostén ideológico era el mismo: la defensa de las
lenguas minoritarias, cualquiera sea su estatuto y desarrollo, es progresiva.
Paradójicamente esto que parecía acentuar la mirada política anulaba toda posibilidad
de discusión, ya que ubicaba al oponente en la incómoda posición de defender la
arbitrariedad del poder y la violencia de Estado.
Una de las salidas a la situación señalada fue la indagación histórica de las políticas
lingüísticas, lo que implicaba el reconocimiento de la dimensión lingüística de la
política y del mayor espesor que esta adquiría en ciertos momentos fundacionales. Se
privilegiaron así, por un lado, los estudios sobre la Revolución francesa -
particularmente los planteos de los jacobinos cuya vocación centralista era conocida - y
la posterior puesta en marcha y ampliación del sistema educativo republicano y, por el
otro, la Revolución rusa, desde los primeros planteos político-lingüísticos de los
bolcheviques, donde la apertura hacia diversas lenguas dio lugar a una notable
producción teórica, hasta el cierre del período stalinista. La comprensión del papel de la
lengua en estos procesos exigió ahondar la reflexión sobre la relación entre lengua y
nación. Se relevaron así las tres posiciones nucleares, que aún hoy continúan siendo
puntos de referencia ineludibles. La primera, considerada la concepción alemana,
sostiene que la lengua es un aspecto fundamental de la definición étnica de nación y lo
que permite reconocerla. La segunda, apoyada en la experiencia francesa, afirma que la
lengua común es el resultado de un proceso histórico, vinculado al desarrollo del

17
Les temps modernes (Director: Jean Paul Sartre), n°324-325-326, agosto-septiembre 1973: “Minorités
nationales en France”.

9
Capitalismo, en el que la acción del Estado es central no solo para la unificación
jurídica, administrativa y mercantil sino también para la construcción de la ficción de la
comunidad de lengua como base de la nación. Y, la tercera, formulada en principio por
Otto Bauer19, a comienzos de siglo, a partir de la experiencia en los Estados
multinacionales, señala que la nación se define por la comunidad de destino, anclada
esta en la experiencia histórica de sus miembros y expuesta, en general, en una
comunidad de lengua, pero no necesariamente. Las políticas lingüísticas que se
elaboren en este período se van a apoyar según sus necesidades en una u otra de estas
perspectivas. A partir, entonces, del estudio historico y de trabajos notables como, entre
otros muchos, los de Renée Balibar20, Michel de Certeau21 y, un poco antes, Tullio De
Mauro22 y de publicaciones de textos de archivo, poco conocidos, que trataban la
dimensión política del lenguaje 23, se produce una fisura en la plácida aceptación de que
la diferencia lingüística es un valor en sí más allá de épocas y lugares.
De todos modos, el proceso de globalización con su estímulo a las integraciones
zonales estaba en marcha y para la erosión de las fronteras entre estados la valoración
de las lenguas regionales era un instrumento ideológico importante, aunque en la
mayoría de los casos no daba lugar a medidas glotopolíticas de envergadura. Sin
embargo, este proceso encontró situaciones, de fuerte desarrollo urbano e industrial, en
las que la defensa de la propia lengua había constituido una reivindicación histórica
continua. Me refiero fundamentalmente a los casos de Cataluña y Québec. No es
extraño, entonces, que se consoliden en estos lugares las escuelas glotopolíticas más
importantes del período. En ambos casos se profundizan y discuten los conceptos
elaborados en la etapa anterior a partir del análisis de la situación de las lenguas
Segunda etapa
minoritarias, se historiza el conflicto de lenguas 24 y sobre todo se sientan las bases de
una planificación lingüística amplia que, en el caso catalán, se pondrá en marcha a la

18
Louis-Jean Calvet, Linguistique et colonialisme, petit traité de glottophagie, Paris, Payot, 1974.
19
Otto Bauer, La cuestión de las nacionalidades y la socialdemocracia, México, SigloXXI, 1979
(primera edición en alemán, 1907).
20
Renée Balibar y Dominique Laporte, Le francais national, París, Hachette, 1974; Renée Balibar,
L’institution du francais, París, Puf, 1985.
21
Michel de Certeau, Dominique Julia y Jacques Revel, Une politique de la langue, París, Gallimard,
1975.
22
Tullio De Mauro, Storia lingüística dell’Italia unita, Roma, Editori Laterza, 1976 (primera edición,
1963; edición revisada y ampliada, 1970).
23
Francoise Gadet, Jean –Marc Gayman, Yvan Mignot, Elisabeth Roudinesco, Les maîtres de la langue
(avec les textes de Marr, Staline, Polivanov, París, Maspero, 1979.

10
muerte de Franco. Los catalanes, en estrecho diálogo con los occitanistas, se detienen
en el análisis de las modalidades del conflicto y en las complejas relaciones de los
hablantes con las lenguas minoritarias, que llegan al autoodio 25 - motor interno del
cambio lingüístico -, muestran cómo el concepto de diglosia oculta la realidad de un
proceso de sustitución lingüística y cómo la única posibilidad de supervivencia es la
normalización, entendida no solo como estandarización sino también como
normalización de sus usos, es decir, el empleo de la lengua en todas las situaciones
sociales26. Los quebecois, por su parte, van a hablar de “amenagement linguistique” 27
para referirse a las distintas etapas y ámbitos de la regulación u ordenamiento de la
relación entre lenguas y a la generalización de los empleos de la lengua propia. En
ambas situaciones se ponen en marcha programas educativos que tienden a la inmersión
lingüística de los “inmigrantes”.
Esta segunda etapa se define, entonces, por el planteo de la problemática de las lenguas
regionales, por una historización de las políticas lingüísticas, por la discusión y SEGUNDA
ETAPA
elaboración de conceptos centrales de la glotopolítica y por la puesta en marcha de
procesos de planificación lingüística exitosos en zonas desarrolladas económicamente.

2.3-Situación actual
Desde el punto de vista político, la situación actual se caracteriza por la constitución y
afianzamiento de entidades supranacionales como la Comunidad Europea, el Mercosur
y el Nafta y, al mismo tiempo, la agudización del problema nacional en los espacios
multinacionales, congelado largo tiempo por los Estados socialistas.
En relación con la construcción de entidades supraestatales, la Glotopolítica recupera
su euforia planificadora28. Aquellas exigen regulaciones jurídicas del espacio
lingüístico, programas educativos que atiendan a la necesidad del dominio de por lo
menos una lengua extranjera y el manejo instrumental de otra. Los intercambios
científicos, tecnológicos y económicos requieren el desarrollo de proyectos en el campo
de la Terminología. Y los nuevos organismos necesitan, casi para su manejo cotidiano,

24
Guy Bouthillier et Jean Meynaud, Le choc des langues au Québec, Montreal, Les presses de l‟université
du Québec, 1972.
25
Rafael Lluis Ninyoles, Idioma y poder social, Barcelona, 1972.
26
Uno de los trabajos iniciales en este sentido es el de Francesc Vallverdú, “El fet linguistic com a fet
social. Assaig de lingüística institucional, Barcelona, Ediacions 62, 1973.
27
Jean-Claude Corbeil, L’aménagement linguistique du Québec, Montréal, Guérin, 1980.

11
intérpretes y formas variadas de traducción. Las industrias de la lengua demandan
simplificaciones ortográficas. Las diferencias lingüísticas se presentan ahora como
problemas prácticos que deben resolverse técnicamente. Las lenguas parecen desligarse
de su carga ideológica y son solo códigos respetables por los cuales transita la cultura
globalizada. Un nuevo ideologema aparece: “Las lenguas nacen y permanecen libres e
iguales en derechos”29. La retórica jurídica fija y desencarna la angustia identitaria.
Sin embargo, los expertos deben hacer algunos ajustes ya que el tiempo de los sujetos
es más lento que el de la economía y la subjetividad es remolona. La Glotopolóitica se
centra, entonces, en el estudio de las actitudes y representaciones, que explican las
reticencias y valoraciones de los hablantes. Se multiplican las investigaciones acerca de
cómo los individuos perciben y evalúan lenguas y variedades. Encuestas, cuestionarios,
entrevistas, historias de vida suministran una información nada desdeñable que permite
afinar las prácticas de intervención. La ciudad, por su parte, se presenta como el
laboratorio glotopolítico por excelencia 30: en un espacio más o menos acotado
deambulan nuevos y viejos inmigrantes, los barrios los agrupan y los separan fijando en
los carteles la imprecisión de límites y movimientos. El plurilingüismo lejano de los
amplios territorios integrados se vuelve, para los investigadores, concreto, manipulable,
próximo. La hipótesis del conflicto lingüístico como inevitable en toda situación de
contacto de lenguas se atenúa con el relevamiento de las variadas formas de gestión y
armonización del plurilingüismo que los hablantes realizan en sus interacciones
cotidianas tales como la alternancia de códigos, los diálogos bilingües (cada uno se
expresa en su lengua materna) o la creación léxica integradora de las lenguas en
contacto31. Este consenso « in vivo » aparece, a su vez, como la matriz de futuras
regulaciones de las diferencias lingüísticas en las nuevas entidades económico-políticas
y desterritorializa el problema al centrarlo en el diálogo entre individuos.

28
Joachim Born, “La política lingüística de la Unión Europea, ¿un modelo para el Mercosur?, Políticas
lingüísticas para América Latina, Universidad de Buenos Aires, 1999.
29
Tomo esta formulación de Michel Rocard, le francais, langue des droits de l’homme, Grigny, Echos du
soir, N° 4, Éditions Paroles D‟Aaube, 1998: “Ne devrions-nous pas appliquer aux langues l‟article 1er de
la Déclaration de 1789: les langues naissent et demeurent libres et égales en droits – y compris en droit
d‟exprimer les droit de l‟homme”, p.18.
30
Thierry Bulot y Régine Delamotte-Legrand, “La verbalización de fracturas urbanas: hacia una
glotopolítica de las ciudades”, Signo & Seña, N°4, “Políticas lingüísticas”, 1995; Louis-Jean Calvet, “La
ciudad y las lenguas”, Políticas lingüísticas para América Latina, Universidad de Buenos Aires, 1999
31
Ver el modelo suizo en Marinette Matthey y Jean-Francois De Pietro, “La societé plurilingue: utopie
souhaitable ou domination acceptée”, Henri Boyer (ed.), Op. Cit.

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Pero más allá de las integraciones regionales, de los organismos internacionales y del
plurilingüismo urbano están los Estados y las regiones interiores con sus lenguas
minoritarias. Los primeros, sobre todo cuando tienen tradición de dominio, elaboran,
por un lado, estrategias tendientes a la defensa de la lengua oficial sobre la que aplican
todos los viejos reflejos que acompañaron la formación del Estado. Y, por el otro,
programan las medidas destinadas a alcanzar una mejor ubicación de la lengua en el
espacio globalizado: desde las más tradicionales de difusión cultural y de enseñanza de
la lengua en el exterior o de recepción de estudiantes extranjeros en las universidades,
hasta los proyectos de traducción automática, de expansión terminológica, y de
« stockage » y clasificación de la información. Para lograrlo deben fortalecer las áreas
idiomáticas - Francofonía, por ejemplo - o lingüístico-culturales, como Iberoamérica,
estableciendo alianzas entre Estados y, a menudo, acuerdos económicos. En todos estos
casos, la planificación muestra, en cada país, su rostro político no solo porque apela al
presupuesto nacional, lo que exige consenso, sino también porque desencadena
posiciones enfrentadas que encuentran un espacio propicio de despliegue en el terreno
lingüístico mostrando las tensiones no resueltas entre cierre defensivo y apertura
expansiva. Las violentas discusiones que se dieron en muchos países sobre la
oficialidad de la lengua o la simplificación de la ortografía son claras expresiones de
esto. El glotopoliticólogo se ve obligado a abandonar a menudo su papel técnico para
fundamentar las medidas que aconseja y esto lleva a que afloren en su discurso
fragmentos de reprimidos fantasmas.
En cuanto a las lenguas regionales, cuyo “renacimiento” estaba ligado al
cuestionamiento de las fronteras y del control centralizado estatal del territorio,
generado por los procesos de integración, estas se encuentran en una posición
incómoda. Si superan la defensa emocional de su identidad y pasan a la normalización
de sus usos sociales, en el sentido que le dan los catalanistas, deben apelar a los
recursos del poder central, lo cual limita su autonomía. Si tienen posibilidades
económicas suficientes – lo que puede ocurrir en zonas de desarrollo industrial fuerte
pero no en regiones mayoritariamente rurales-, se ven obligadas a militar por una
Europa de las regiones que deje atrás las clausuras nacionales, y a la cual se integren
con plenos derechos pero también con todos los riesgos que esto implica. Lo que viven
es, en realidad, una situación de equilibrio inestable hecho de múltiples negociaciones.
Para ello necesitan el saber especializado de los glotopoliticólogos que después de

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varias décadas han aprendido a moverse, con más o menos soltura, en el continuum que
va de la planificación a la política. Pero la incomodidad deriva también de otro
problema: ¿dónde detener la afluencia incontrolable de lenguas minoritarias? ¿para
legitmarlas, es necesario el requisito de espacio territorial propio? ¿dónde establecer un
orden dentro de la multiplicidad de casos? ¿cómo actuar frente a la nueva máxima
“todas las lenguas como las especies tienen derecho a la vida” y su posible corolario
“por lo tanto, deben ser defendidas”? La Glotopolítica interviene ahora para definir
situaciones y encontrar formas de convivencia. Pero también para embrollar todo y
contribuir a la parálisis general, lo que es también una política lingüística. Si se acepta
el discurso ético y ecológico y se lo lleva a sus últimas consecuencias, dejando de lado
las dificultosas categorizaciones que la disciplina ha ido elaborando a partir de criterios
territoriales, culturales, históricos, políticos y lingüisticos, si no se adoptan posiciones
políticas claras, la multiplicación de lenguas se vuelve inmanejable y lo ideológico guía
descontroladamente el discurso científico. Esto es, a mi criterio, lo que ha logrado
mostrar Bernard Cerquiglini en su inteligente Informe sobre “Les langues de la
France”32, que notablemente inicia diciendo: “La misión confiada al responsable del
informe, tal como él la ha comprendido, es científica y no militante”. Allí exhibe, con
gran dominio, las 75 lenguas que encontró, confrontando “lo que la ingüística sabe de
las lenguas efectivamente habladas en el territorio de la República con los principios,
nociones y criterios enunciados por la Carta europea de lenguas regionales o
minoritarias”. Es evidente que un patrimonio lingüístico tan amplio presenta
dificultades, en muchos casos insalvables, para su administración. Será necesario
entonces establecer nuevas clasificaciones y reconocer lenguas susceptibles de
intervenciones glotopolíticas y lenguas cuyo funcionamiento social vuelve aquellas
ineficaces o limitadas, como en el caso, por ejemplo, de las que no tienen código escrito
y su ámbito de utilización es el familiar.
¿Qué pasa entretanto en América del Sur?
Participa también de una integración supraestatal, el Mercosur, que integran Argentina,
Brasil, Uruguay y Paraguay, a la que se agregarán Chile y, posiblemente, otros países
hispanoamericanos. Si comparamos la situación lingüística del Mercosur con la de la
Unión Europea resalta su notable simplicidad: dos lenguas mayoritarias, el español y el

32
Bernard Cerquiglini, Les langues de la France, Rapport au Ministre de l‟Education Nationale, de la
Recherche et de la Technologie, et à la Ministre de la Culture et de la Communication, avril, 1999.

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portugués, con una importante tradición escrita y un número considerable de hablantes
– el español ocupa el cuarto lugar y el portugués el séptimo en la lista de lenguas más
habladas del mundo – y una de ellas, el español, vincula a la mayoría de los restantes
países de América del Sur. Una lengua aborigen, el guaraní, que tiene hablantes en tres
países: Paraguay donde gran parte de la población es bilingüe español-guaraní, Brasil y
Argentina. A esto se agregan comunidades aborígenes cuyos miembros son, en su gran
mayoría, bilingües33. Dejo de lado, en la medida en que me refiero a problemas más
globales, la lengua de viejos y nuevos inmigrantes.
Es evidente que una planificación lingüística que tienda a fortalecer los lazos del
Mercosur debe, en una primera etapa –y lo expongo en términos muy generales-,
elaborar programas destinados a desarrollar distintas formas de bilingüismo español-
portugués recurriendo tanto al sistema educativo como a los medios de comunicación y
a la actividad editorial; y tiene, además, que estimular proyectos conjuntos en el área de
la Terminología, la traducción y las industrias de la lengua. En relación con las lenguas
aborígenes debe implementar la enseñanza bilingüe y bicultural en sus diversas
modalidades, según las carácterísticas propias de cada situación 34, y, sin olvidar que el
paso por la escritura no es necesario, debido al desarrollo actual de las tecnologías de la
palabra, para el registro de las culturas orales. Respecto del guaraní, cuyo valor
simbólico como vínculo entre estados es inegable, propiciar el conocimiento
lingüístico- cultural en otras áreas.
Sin embargo, reduciéndonos al problema central, que es el bilingüismo español-
portugués, es, por un lado, notoria la falta de programas comunes de envergadura que
tiendan a ello. Y, por el otro, se destaca la diferencia en el alcance de las medidas que
adopta Brasil respecto de las que encara, por ejemplo, Argentina: en los Estados
brasileños del sur y en grandes ciudades como San Pablo y Río de Janeiro se ha
multiplicado la enseñanza escolar del español mientras que en la Argentina las medidas
gubernamentales sobre la enseñanza del portugués son tímidas y en muchos casos no
superan lo declamatorio. Incluso cuando se han puesto en marcha proyectos

33
Elvira Arnoux y Roberto Bein, “Problemas político-lingüísticos en la Argentina contemporáneas”, Quo
vadis Romania?, 10, Universidad de Viena, 1997.
34
En “Conflictos entre lenguas y derechos lingüísticos” (Alteridades,5,10), Rainer E. Hamel llama la
atención sobre la complejidad de las relaciones interétnicas en la actualidad, que implican diversas formas
de apropiación, erosión, resistencia y desplazamientos lingüísticos. Estas situaciones deben considerarse en
las propuestas de intervención glotopolítica, que tradicionalmente se basaban en la confrontación
idealizada de sistemas homogéneos.

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innovadores en este sentido como la Maestría en Ciencias del Lenguaje del Instituto
Superior del Profesorado, que exige el cursado de dos años de lengua portuguesa y
cultura brasileña y una de cuyas orientaciones es la enseñanza del castellano como
lengua segunda y extranjera, no se les brinda el apoyo necesario para su fortalecimiento
y ampliación. Por otra parte, a los especialistas en Glotopolítica se les solicita la
descripción de situaciones, con mayor o menor nivel de sofisticación, y la presentación
de proyectos pero no se les propone implementarlos. No obstante, las necesidades
propias del nuevo espacio económico incentivan el aprendizaje instrumental del
portugués y actúan sobre las representaciones asociadas con él: así como antes se la
consideraba una lengua fácil y poco prestigiosa, ahora se presenta con los atributos de
la potencialidad laboral en un momento de serio desempleo.
La explicación de la escasa voluntad glotopolítica - sobre todo de Argentina- de incidir
en la construcción del Mercosur como un espacio culturalmente integrado que supere
los objetivos meramente económicos no reside, a mi criterio, ni en la falta de recursos
ni en la ignorancia de los funcionarios sino en la inestabilidad política del proyecto. Si
bien la integración económica supraestatal es una necesidad del desarrollo capitalista en
esta etapa, la construcción de una identidad colectiva – a la que la Comunidad Europea
destina esfuerzos considerables - en la que las lenguas jueguen un papel importante,
puede constituir la matriz de una integración no deseada de América del Sur, incluso de
Latinoamérica, que recupere el imaginario nacional que recorrió nuestra historia, una
América vivida por muchas generaciones como una nación fragmentada. Frente a este
fantasma y el avance de ese otro proyecto, también anclado en la historia, que es el
Panamericanismo con base en el inglés, las voluntades se paralizan, fundamentalmente
porque la decisión está en otro lugar.
En cuanto a los ex países socialistas, estos muestran desde otra perspectiva que la
cuestión nacional no está resuelta. Al respecto es notable la publicación actual de textos
de distintas épocas que indagan esta problemática desde la lingüística 35. La lengua
aparece otra vez dotada de los míticos atributos identitarios y como una construcción
hecha desde la política que recorta, anula o desplaza fronteras lingüísticas. La
glotopolítica se interroga, entonces, sobre los criterios que guiaron históricamente la

35
Ver, por ejemplo: Pierre Caussat, Darius Adamski y Marc Crépon, La langue, source de la nation.
Messianismes séculiers en Europe centrale et orientale (du XVIIIe au Xxe siècle, La Haya, Mardaga,
1996; Patrick Sériot, N.S.Troubetzkoy, l’Europe et l’humanité, La Haya, Mardaga, 1996.

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estandarización y crearon las lenguas a partir de un continuum dialectal. Los
especialistas, por su parte, participan en los nuevos ajustes entre lengua y Estado,
posteriores a la crisis de los estados socialistas. Es el caso, por ejemplo, del serbo-croata
donde, como dice Paul-Louis Thomas “los dirigentes políticos y los partidarios de una
lingüística „de circunstancia‟ que se ponen al servicio de aquellos (con –para algunos de
ellos – el mismo ardor que ponían hace poco en hacerse los guardianes de la unidad de
la lengua en el marco de la Yugoslavia comunista) ponen en marcha políticas
lingüísticas que tienden a realizar la „partición‟ de la lengua a imagen del estallido del
país”36 .
Aparecen así en nuestro campo viejas y nuevas problemáticas que tienen que ver con
las relaciones entre diversos términos : la nación y la lengua, el especialista y el poder
político, la delimitación científica de la lengua y su recorte político, el discurso
glotopolítico y las prácticas efectivas, los sistemas y representaciones del pasado
asociados con las lenguas y las nuevas necesidades sociales, la reflexión más o menos
sistemática sobre la lengua y el dibujo que al mismo tiempo esos discursos realizan del
universo social, la temporalidad de la lengua y la de los procesos económicos, las
ubicaciones sociales y las posiciones glotopolíticas, las políticas lingüísticas
gubernamentales y la dimensión lingüística de las prácticas políticas de distintos
sectores sociales. Para comprender mejor estos procesos algunos investigadores optan
otra vez por la indagación histórica y se vuelcan a la región privilegiada del archivo,
próxima y distinta, que constituye el largo proceso de conformación de los Estados
nacionales. Pero, en esta tercera etapa, se enfocan los textos no solo como documentos,
siguiendo el camino habitual del estudio histórico de las políticas lingüísticas - lo que
permite, por ejemplo, reconocer prácticas no registradas oficialmente - sino también se
los enfoca como discursos, lo que lleva a una actividad interpretativa que busca
articular desde otra perspectiva lenguaje e historia. Los textos elegidos pueden ser
ejemplares de esos discursos estabilizados que son las gramáticas, los diccionarios y los
manuales para la enseñanza de la lengua, o corpus discursivos heterogéneos que se
inscriben en una misma polémica 37. El análisis de los discursos se hace más detenido y

36
Paul-Louis Thomas, “Frontières linguistiques,, frontières politiques, Histoire Èpistémologie Langage,
21/1,1999.
37
Ver el número 59 de Letterature d’America, Roma, Universidad “La Sapienza”, 1997, coordinado por
Sofía Fisher; y Prácticas y representaciones del lenguaje, Buenos Aires, Eudeba, 1999, coordinado por
Elvira Arnoux y Roberto Bein.

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se los considera en relación con la coyuntura o con la larga duración tratando de
observar cómo individualmente, en una serie reformulativa o complementándose
representan la sociedad al mismo tiempo que proponen representaciones de la lengua.

3- Observaciones finales
¿Qué conclusiones se pueden extraer de esta historia?
En primer lugar, podemos reconocer el peso de esos condensados ideológicos, que
hemos llamado ideologemas, máximas o principios, que orientan en cada época, de una
manera bastante restrictiva, la evaluación de las situaciones y la formulación de
propuestas.
En segundo lugar, resulta evidente que desmontar esos mecanismos de sujeción, lo que
es necesario para el avance de la disciplina, exige ubicarse en otro lugar. La distancia
puede ser espacial, cuando se analizan situaciones con las que el investigador tiene un
compromiso menor, o temporal, cuando se vuelca hacia el pasado.
Y, finalmente, podemos señalar que hay un sector del campo de objetos al que se
vuelve permanentemente en la medida en que no está resuelta la relación de los Estados
nacionales ni con su pasado - las lenguas regionales - ni con su futuro - las integraciones
regionales. No es casual que la palabra “regional” aparezca con ese doble valor ya que
posiblemente lo que está en juego siga siendo, en muchos casos, todavía el territorio.

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