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SALUD LABORAL EN CHILE

La búsqueda del bienestar en el trabajo

La lista de elementos que componen el concepto de salud laboral es larga y exigente. Desafía la
idea de que eliminar el riesgo de accidentes es suficiente y pone por delante una tarea ardua: ir
más allá de bajar la accidentabilidad y asegurar el máximo bienestar de las personas en su lugar de
trabajo. Acerca de la realidad chilena en esta área, conversamos con destacados expertos en el
desayuno organizado por HSEC Magazine.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud ocupacional es una actividad
multidisciplinaria, dirigida a promover y proteger la salud de los trabajadores mediante la
prevención y el control de enfermedades y accidentes, e involucra la eliminación de los factores y
condiciones que ponen en peligro la salud y la seguridad en el trabajo.

Además, procura generar y promover un trabajo seguro y sano, así como buenos ambientes y
organizaciones de trabajo, realzando el bienestar físico, mental y social de los trabajadores y
respaldando el perfeccionamiento y el mantenimiento de su capacidad de trabajo. Al mismo
tiempo, busca habilitar a los trabajadores para que lleven vidas social y económicamente
productivas y contribuyan efectivamente al desarrollo sostenible, porque ante todo, la salud
ocupacional debe permitir su enriquecimiento humano y profesional en el trabajo.

Un desafío por delante

Para lograr que la salud ocupacional sea una meta conocida y deseable, en Chile se cuenta con la
normativa establecida por el Código del Trabajo, la Ley 16.744, el Código Sanitario, reglamentos
técnicos sectoriales -como el de Seguridad Minera- y el Decreto 594. Sin embargo, a pesar de esta
batería legislativa, el tema no está completamente instalado en la dinámica de las empresas, sobre
todo en los segmentos de las Pymes y microempresas.
Musa Majluf, Mutual de Seguridad.

Víctor Vásquez, FALCK APREM.

Iván Díaz, Duoc UC.

Eduardo Muñoz, Inacap

Pablo Fernández, Instituto del Trabajo, IST.

Felipe García,

Duoc UC.

Isabel Riquelme, Inacap.

Oscar Arredondo, Instituto Profesional AIEP.

Según expertos como Alejandra Vives, del Centro de Investigación en Salud Laboral de la
Universidad Pompeu Fabra (España) y Héctor Jaramillo, del Instituto de Seguridad Laboral (Chile),
los cambios realizados en las últimas décadas para poner al día los reglamentos, aumentar la
capacidad de intervención del sector público en el mejoramiento de las condiciones de higiene y
seguridad en el trabajo y ampliar la cobertura de los instrumentos relacionados con la salud de los
trabajadores, no son suficientes. De acuerdo a su informe del año 2010, titulado “Salud laboral en
Chile”, se conservan aspectos esenciales del sistema creado en 1968 con la Ley 16.744 y
mantenido algunos déficits, como la falta de indicadores confiables y dificultades de participación,
porque en el país existe un nivel importante de sub-notificación del nivel de exposición y daños a
la salud física y mental, agravada por el hecho de que sólo el 70% de los trabajadores forma parte
del sistema de mutualidades.
Los riesgos específicos más recurrentes se han mantenido durante las últimas décadas, aunque
algunos se han intensificado. La hipoacusia en la industria por exceso de ruido en los procesos, la
neumoconiosis por sílice y carbón entre los trabajadores de la minería, la intoxicación por
plaguicidas y las malformaciones congénitas en la agricultura y el mal de descompresión en buzos
mariscadores siguen siendo los más prevalentes, mientras que los riesgos psicosociales y
ergonómicos en los sectores comercio y servicios, aun siendo más recientes, crecen a paso rápido.

Ruido y sílice, focos de preocupación

De acuerdo a la opinión de Musa Majluf, Coordinador Nacional de Medicina del Trabajo de la


Mutual de Seguridad, el foco de preocupación nacional en salud laboral lo concentran los
problemas de ruido y sílice, causantes de hipoacusia y silicosis, respectivamente. En este último
caso, se trata de una fibrosis pulmonar incurable y progresiva, producida por la inhalación de
polvo que contiene sílice, que conlleva a la discapacidad permanente y el consiguiente impacto a
nivel familiar y económico.

Debido a la gravedad de esta enfermedad profesional, organizaciones como la OMS y la OIT están
desarrollando un programa global de erradicación de la silicosis con miras al año 2030, el que
también suscribieron los ministerios de Salud y del Trabajo y Previsión Social de Chile.

Una de las dificultades que deben enfrentar es que los estudios sobre su prevalencia son aislados,
por lo tanto, se desconoce su magnitud real. En general, los que existen revelan que las
ocupaciones con mayor exposición a altas concentraciones de sílice son los arenadores y
operadores de chancadoras de cuarzo, y dentro de ellos, los grupos más vulnerables son los
pirquineros y los pertenecientes a pequeñas empresas; y que los sectores económicos con mayor
número de expuestos son la construcción y la minería.

Frente a su complejidad y magnitud, el plan nacional para enfrentar la silicosis se aborda paso a
paso. Como señala el representante de la Mutual, cada año existe una meta relacionada con el
aumento en los niveles de cobertura. El problema, a juicio de Víctor Vásquez, Jefe de Gestión de
Falck Aprem, empresa especialista en seguridad y prevención de riesgos, es la falta de
fiscalizadores y el hecho de que es el propio empresario quien hace el diagnóstico de prevalencia
de silicosis e hipoacusia en su empresa. “La legislación señala que la responsabilidad recae en la
organización, por lo tanto, es la compañía quien debe pedir una evaluación de sílice en el
ambiente”, explica.

Respecto a la hipoacusia, el desafío es igualmente mayúsculo. Esto, porque como explica Musa
Majluf, la mayoría de las empresas tiene ruido y porque se requiere de personal y equipos
especializados para medir su nivel. Las estimaciones respecto a la prevalencia de esta enfermedad
en la industria sugieren cifras altas; una situación que preocupa por el alto impacto económico
futuro que podría representar para las instituciones involucradas.

Dolor muscular y alto grado de tensión

Así como ruido y polvo constituyen el principal foco de atención como enfermedades
profesionales en la industria productiva, los trastornos músculo-esqueléticos, el estrés y la
depresión acaparan la atención de las autoridades y mutualidades en las empresas del sector
comercio y servicios. En este caso, se hace palpable la realidad que el trabajo de hoy no es el
mismo que hace décadas atrás y que los cambios sociales lo han modificado fuertemente. Ya no
sólo exige fuerza física, sino también grandes esfuerzos cognitivos y emocionales.

Según Iván Díaz, Director de la Carrera de Ingeniería en Prevención de Riesgos de Duoc UC, Area
Vespertina, eso ha hecho que en Chile y el mundo aumenten el número de personas afectadas por
trastornos músculo-esqueléticos, entre ellos lumbago y tendinitis, relacionados con malas
posturas permanentes en los puestos de trabajo, movimientos repetitivos, falta de pausas y
extensión de las jornadas de trabajo. “Un ejemplo es que temas fundamentales como la
ergonomía, no han tomado la relevancia que requieren”, asegura.

La preocupación por este tema escala de manera progresiva y ya se sugiere incorporarlo a los
programas de vigilancia generales. A juicio de Eduardo Muñoz, Director Area Procesos Industriales
y Prevención de Riesgos de Inacap, el riesgo psicosocial en el trabajo es un problema recurrente en
los sectores en los que los trabajadores están en comunicación y contacto con los consumidores,
como el Retail y las áreas de servicios.
Para prevenir estos riesgos, es importante llevar a cabo un buen proceso de selección de personal.
Según Pablo Fernández, Encargado de la Administración de los Servicio de Exámenes
Ocupacionales y Preocupacionales del Instituto del Trabajo (IST), en estos casos se vuelve vital
hacer una adecuada evaluación preocupacional, a través de exámenes físicos y psicológicos,
porque no todos cuentan con las características para desarrollar una labor específica de manera
óptima.

Compromiso con la Salud Laboral

A pesar de las tareas pendientes en la formación de los prevencionistas de riesgo, áreas


específicas dentro de la salud laboral, como la accidentabilidad, han bajado sus tasas de
incidencia. La explicación, a juicio de Musa Majluf, está en el auge de los programas de prevención
y que la prevención de riesgos está formando parte de la planificación estratégica de las
compañías.

Similar opinión comparte Felipe García, Director de Carrera de Ingeniería en Prevención de Riesgos
de Duoc UC, Diurno, para quien el compromiso de alta gerencia y la baja accidentabilidad en una
empresa tiene una relación directamente proporcional.

El desafío, a juicio de Isabel Riquelme, Docente de la carrera de Prevención de Riesgos de Inacap,


es sumar a más empresas a esta tendencia, porque aún existen muchas en las cuales la seguridad
no es parte de los lineamientos estratégicos y donde los accidentes están sobre las cifras
deseadas.

En este sentido, para Iván Díaz, “cuando se demuestra al gerente general de una empresa que la
seguridad y la salud ocupacional son 100% rentables, es posible implementar políticas y
estrategias en torno a ella. Y lo mismo ocurre cuando se comprueba ante el trabajador que seguir
las recomendaciones de autoprotección es beneficioso para él y su familia”.

La cercanía del prevencionista de riesgos a la hora de implementar estas estrategias resulta ser
una característica esencial para el éxito de la salud ocupacional. Sin embargo, esta premisa choca
de frente con la realidad del proceso educativo de estos profesionales, porque según indica Oscar
Arredondo, Jefe de Carrera de Prevención de Riesgos del Instituto Profesional AIEP, muchas veces
su formación se centra en el tecnicismo dado por la norma, restando importancia a materias como
psicología laboral. “En el ejercicio de la profesión se enfrentan a desafíos para los que no siempre
están preparados porque se dan cuenta que, además de implementar programas de seguridad,
deben cambiar la mentalidad de las personas y definir estrategias”, señala. Se trata, como explica
Isabel Riquelme, “de modelar las conductas de los trabajadores, estableciendo metas y mostrando
resultados”.

Finalmente, respecto de los pasos a seguir para las empresas que deseen implementar un plan de
salud laboral, Víctor Vásquez recomienda comenzar con un estudio de los riesgos a los que está
expuesta una empresa de acuerdo a su rubro, para en base a esos resultados establecer un
programa de trabajo. Incluso, para Felipe García la ausencia de un programa de prevención de
riesgos y salud ocupacional puede poner en riesgo la permanencia de las Pymes en el mercado, ya
que “si alguno de sus trabajadores sufre un accidente grave, se enfrentarán a demandas
millonarias, corriendo el riesgo de desaparecer”.

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