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ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

REPUBLICA DEL PERU

SECTOR ENERGIA Y MINAS

INSTITUTO GEOLOGICO MINERO Y METALURGICO

BOLETIN No 8

Serie D. Estudios Especiales

ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Por : Francois Mégard

OFFICE DE LA RECHERCHE SCIENTIFIQUE ET TECHNIQUE


OUTRE-MER

NOVIEMBRE 1979

Editado por el Instituto Geológico Minero y Metalúrgico

LIMA-PERU
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

PROLOGO

El presente boletín es en lo escencial uma traducción al


castellano, actualizada y en parte abreviada del texto de la Memoria
Nº 86 del “Office de la Recherche Scientifique Outre-Mer” (ORSTOM)
piblicada en 1978 bajo el doble sello de INGEOMIN y del ORSTOM. Una
versión anterior de este texto había sido presentada en 1973 por el
autor en la Universidad de Montpellier (Francia) como tesis de grado
“Docteur es-Sciences”.

Los estudios correspondientes fueron emprendidios en 1976 en


base a un convenio entre el INGEMMET (entonces Servicio de Geología
y Minería), el Ministerio de Asuntos Extranjeros de Francia y el
ORSTOM. El texto que sigue y el mapa geológico a escala 1: 500,000
que lo acompaña, son los resultados de dichos estudios. En particular,
la primera parte del texto, dedicada al Precambriano y al Paleozoico de
la Cordillera Oriental en el centro del país, representa el informe sobre
el bloque “B” de esta cordillera que fue previsto en el referido
convenio.

El autor aprovecha este prólogo para agradecer a las entidades


antes mencionadas, cuyo esfuerzo conjunto permitió realizar este
trabajo en los Andes del Perú central, y a los directivos del INGEMMET
por hacer posible la publicación de este boletín.

Su gratitud se dirgige también al Labotatorio de Geología


Estructural de Montpellier y a su Director Pr. Mattauer, por haberle
acogido durante la redacción desu memoria de tesis; a sus colegas
peruanos, británicos y franceses del Servicio de Geología y Minería y
en particular a J. Paredes P. y a J. Caldas V., por su eficaz ayuda en el
campo, a R. Capdevilla y J. P. Bard por su ayuda en el estudio de las
rocas intrusivas y metamórficas y en fín, a todos los que de una u otra
forma hayan contribuído a la realización del trabajo de campo y de
gabinete y a la publicación de este boletín.

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ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

INTRODUCCION

La figura 1, muestra la ubicación de la región en la cual trabajó


el autor así como del área a la que se refiere este estudio, incluye
además la parte norte del umbral costero de Ica-Nazca cuya
estratigrafía permite hacer comparaciones de gran interés en base a la
literatura existente.

Trabajos Previos

La proximidad de Lima y la presencia de grandes yacimientos


metálicos son causas del interés que desde largo tiempo tuvieron los
geólogos para los Andes del Perú central. Entre los primeros trabajos
seriamente documentados se destacan los de C. LISSON sobre el área
de Lima (1940-1907) DOUGLAS (1921). Por su parte, los geólogos
mineros siguen estudiando los yacimientos y su alrededores; el
Cuerpo de Ingenieros de Minas lleva a cabo prospecciones sistemáticas
como la del carbón que arroja resultados de alcance más general.

D. H. Mc. LAUGHLIN en 1924 sintetiza los datos geológicos


recogidos pior la “Cerro de Pasco Corp.”; establece así las grandes
líneas de la estratigrafía en los Andes del Perú central y un primer
esquema de su evolución estructural: reconoce la existencia de un
substrato plegado premesozoico y de varias frases de deformación en
la tectogenesis andina. G. STEINMANN publica en 1929 su “Geologie
von Peru” que expone sintetizando los conocimientos de su tiempo; es
todavía hoy al único libro de su índole y contiene muchos datos sobre
el Perú central.

Entre 1939 y 1960, J. V. HARRISON promueve en forma


remarcable el conocimiento de las áreas más altas entre 10º15’S y
12º45’S, cartografiando con plancheta más de 20,000 km 2. Su trabajo
estratigráfico y cartográfico es de muy buena calidad para los terrenos
meso y cenosoicos de las Altas Planicies y de la Cordillera Occidental,
su descripción de las rocas ígneas y metamórficas de la Cordillera
Oriental sigue siendo un documento muy útil.

El trabajo de W. F. JENKS sobre el área próxima a Cerro de Pasco


(1951) completa el de HARRISON.

A partir de 1950 numerosas monografías, a menudo restringidas


a áreas pequeñas, se añaden a las obras básicas. Unas como las que
resultan de la colaboración entre el INIFM y el U. S. Geological Survey,
describen yacimientos mineros y sus alrededores. Otras, como es el
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caso de numerosas tesis de la Escuela de Geología de la Universidad


de San Marcos, describen sectores de la costa.

Desde los años 60, el levantamiento geológico sistemático


emprendido por la Comisión Carta Nacional y proseguido por el
Servicio de Geología y Minería, INGEOMIN y actualmente INGEMMET, al
cual colaboran geólogos franceses del ORSTOM y del CNRS y geólogos
ingleses del Institute of Geological Sciences, proporciona se suman los
de T. SZEKELY en la Cordilllera Occidental (1967, 1969). Por otra parte,
desde 1950 las compañías petroleras han realizado numerosas
exploraciones en la zona subandina, cuyos resultados se publicaron
muy parcialmente, con la excepción del de E. KOCH. (1962).

En la década del 70, los estudioa geolópgicos en el Perú central


cambian de orientación. La fase de los levantamientos sistemáticos se
termina y empieza la de los estudios específicos. Entre ellos se debe
mencionar el notable estudio del batolito costero a cargo del equipo
inglés dirigido por J. COBBING y el Dr. PITCHER; el de la tectónica de
ruptura terciaria por J. Soulas y los estudios sobre el vulcanismo
terciario, su edad y su deformación que están realizando D. C. NOBLE y
su colaboradores, así como el estudio del grupo Casma emprendido
por INGEMMET.

Dentro de esta perspectiva histórica, el presente boletín expone


un trabajo que quiere ser de “Transición” y que, partiendo del análisis
regional, prepara el estudio de temas específicos.

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ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

UNIDADES MORFO-ESTRUCTURALES

Las figuras 2 y 3 definen las prindcipales zonas


morfoestructurales del área considerada en este trabajo, y la figura 4
resume las características de sus columnas estratigráficas y de las
relaciones entre los diferentes pisos y sub-pisos estructurales que las
componen (tales como pisos precambriano, hercínico, “peruano”,
“incaico”, etc.).

Franja Costera

En el Perú central los últimos contrafuertes de los Andes llegan


hasta el Pacífico al norte de 12º45’S, entre ellos se desarrollan napas
aluviales y rellenos desérticos. Al sur de 12º65’S, existe una verdadera
planicie costera de 16 a 30 km. de ancho cuyo substrato lo constituyen
napas aluviales del Cuaternario antiguo o del Plioceno. Más al Sur a
partir de Pisco (13º45’S), se individualiza un umbral rocoso, que es la
terminación norte de la “Cordillera de la Costa”.

Esta franja, al norte de Pisco, corresponde a sedimentos


mesozoicos mayormente vulcanodetríticos con intercalaciones
volcánicas y débilmente deformados. Al Sur de Pisco aflora su
substrato precambriano y paleozoico.

Se obseva una nítida discordancia entre el Precambriano


metamorfizado e intensamente plegado y el Paleozoico superior. El
Paleozoico superior, el Mesozoico y el Terciario están deformados a
pesar de observarse algunas discordancias. Está área parece estar
situada en el márgen interno* de las cadenas hercínica y andina,
aunque dataciones Rb/Sr recientes (RIES 1976), argumentan en favor
de una deformación “caledoniana” anterior a 400 M.A. en parte del
umbral costero.

Numerosos intrusivos precambrianos, paleozoicos y andinos


intruyen en la franja costera.

Cordillera Occidental

La vertiente occidental de los Andes y la zona somital o


Cordillera Occidental se diferencian morfológicamente. La vertiente
occidental se va de 0 a 5,000 m. en unos 100 km. partiendo de la línea
de costa hasta alcanzar el tope de la cordillera. Su parte inferior está
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cavada a manera de un gigantesco “bad-land” en el batolito costero y


las rocas que intruyó. Más al este se

* interno y externo su utilización en este texto en el senbtido


de:

“hacia el oceáno” y “hacia el escudo”.

tienen planicies volcánicas menos disectadas. Los valles pueden


tener hasta 2,500 m. de profundidad y proporcionan buenos perfiles;
perpendiculares a la costa en su mayoría. La Cordillera Occidental en
su estructura es una barrera de cumbres frecuentes glaciadas, que a
menudo sobrepasan los 5,000 m.s.n.m., mientras las abras tienen una
altura mínima de 4,500 m.

Del punto de vista geológico es más lógico considerar la


vertinete pacífica y la Cordillera Occidental como una sola unidad
induvidualizada estructuralmente durante las fases cretácea y eocena.
En ella no aflora el Triásico, el Liásico y el Jurásico medio, pero la seir
marina del Jurásico superior a Cretáceo alcanza 5,000 m.s.n.m. al este
suprayacen mlasas rojas. El plegamiento es moderado al oeste, e
inteenso y acompañado de esquistocidad al este, los planos axiales
están cercanos a la vertical. La parte somital de la cordillera occidental
muestra fallas inversas y cabalgamientos hacia las Altiplanicies
situadas al noreste.

La continuidad de esta unidad está interrumpida por el batolito


costero que ocupa toda la parte inferior de la vertiente pacífica con un
ancho de hasta 50 km.

La cobertura volca´nica eocena superior y neogena ha sido


deformada-tardía y débilmanete. Hasta los 12º30’S, siguen
alineamientos NO-SE con altiplanicies inclinadas hacia el SO (divisorias
entre los valles), por lo general sobre los 2,500 m. Más al sur, esta
cobertura se extiende hacia el Pacífico y hacia el este, cruzando las
cumbres de la Cordillera Occidental y las Altiplanicies.

Altiplanicies

Se trata de una unidad morfológica de unos 50 kms. de ancho


cuya altura varía entre 3,800 y 4,500 m.s.n.m. Las cumbres en forma
de lomas suaves se alinean entre 4,200 m.s.n.m. formando un
“Gipfelfluhr” que ha sido llamado superficie Puna. Las altiplanicies
están drenadas por ríos afuyentes del Ucayali entre ellos el Manaro
que pasa por las depresiones intramontañosas de Junín (3,900 m.),
Huancayo-Jauja (3,200 m.) y Ayacucho (2,100 m.) antes de
desembocar en el río Apurímac a 750 m. de altura.

En las altiplanicies, la serie mesozoica se complementa hacia


abajo, con una serie calcárea Triásico-Liásica y hacia arriba por capas
rojas que llegan hasta el Oligoceno y quizá al Mioceno. También se
notan algunos anticlinales o domos en los cuales alfora el substrato
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petriásico. La tectónica es sencilla, al suroeste donde se observan


domos y cubetas anticlinales y silnclinales abiertos. Al noreste los
pliegues se aprietan. La cobertura volcánica es importante al sur de
13ºS; más al norte sólo se encuentran aislados.

Cordillera Oriental

Es una barrera muy discontínua, ya que se halla muy erosionada


por las cabeceras de los ríos tributarios del Ucayali. Tiene algunas
cumbres aisladas y glaciadas que pasan de 5,000 m.s.n.m. Su flanco
oriental es muy parado, muy disectado y cubierto por bosques densos.

Es un gran anticlinorio andino con una débil vergencia hacia el


noreste, en el cual afloran esencialmente restos de las cadenas
precambrianas y paleozoicas. En él afloran intrusivos de edades muy
variadas, unos premesozoicos y otros andinos.

Zona Subandina

Corresponde a lomas boscosas cuyas cumbres se ubican entre


1,000 y 2,000 m.s.n.m. Los últimos relieves hacia el este (Shira y
Vilcabamba) dominan la ancha cuenca en la cual se desarrollan en la
proximidad los meandros del Ucayali y cuyo flanco oriental se levanta
ligeramente en la proximidad de la frontera brasileña.

En esta zona los pliegues son anticlinales sencillos en general


separados por sinclinales planos anchos. La serie estratigráfica es
concordante desde el Cambriano-Ordoviciano hasta el Plioceno, época
en la cual se produjó el plegamiento principal. En esta zona, el
magmatismo, sea paleosoico, o mesozoico, está practicamente
ausente.

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ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

PRIMERA PARTE

EL PRECAMBRIANO Y EL PALEOZOICO EN EL BLOQUE “B”

DE LA CORDILLERA ORIENTAL Y EN SU PROLONGACION

HACIA EL SUR (10º30’S - 13ºS)


ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

ENFOQUE DEL ESTUDIO

Los datos que a continuación se exponen conciernen


principalmente al bloque “B” de la Cordillera Oriental * cuyo estudio
fuera encargado al autor por el ex-Servicio de geología y Minería. Sin
embargo, para una mejor comprensión de los temas tratados a este
boletín, nos pareció menester incorporar aquí datos procedentes de la
parte de la Codillera Oriental que prolonga dicho bloque al Sur de 12ºS
y hasta 13º S, siendo el río Apurímac el límite más oriental del área
considerada.

* Información en detalle se dará en los boletines por publicarse


correspondientes a los

Cuadrángulos de Tarma y La Oroya (F. Mégard y J. Caldas); y


Huanta (F. Mégard y J.

Paredes).

RESEÑA HISTORICA

SUBSTRATO PRECAMBRIANO Y PALEOZOICO DE LA CADENA


ANDINA

La presencia de terrenos premesozoicos es conocida desde hace


mucho tiempo en el Perú. Los exploradores del siglo XIX, han
recolectado fauna paleozoica u observado la presencia de series
metamórficas que les parecieron antiguas (D’ORBIGNY, 1842).

La identificación de orógenos preandinos se determina más


tarde, con los trabajos de J. A. DOUGLAS (1921) y de D. H. Mc.
LAUGHLIN quien, en 1924, nota la presencia de series plegadas
discordantes e infrayacentes al Trias-marino. G. STEINMANN (1929) da
la siguientes ideas sintéticas sobre el subsuelo de los Andes el Perú.
Para él, las series más antiguas son gneises, micaesquistos e intrusivos
“arcaicos”, cubiertos de una “formación filítica” separada de los
esquistos ordovicianos fosilíferos por el “plegamiento del Marañón” y
cubietto este mismo por una penillanura, nota la ausencia del Siluriano
s.s. y emite la hipótesis de una fase de plegamiento y de erosión en el
transcurso de este período. Para terminan, define claramente la
presencia de un orógeno de edad devónica media a superior: “La
naturaleza de estos acontecimientos no es solamente epirogénica sino
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también orogénica”; sin embargo no menciona la epirogénesis del


Permiano medio.

Aquellos trabajos de J. V: HARRISON que tratan de la Cordillera


Oriental (1943, 1951) aportan presiciones útiles sobre la edad de una
parte de los terrenos antiguos y sobre la petrografía de loa rocas
intrusivas y metamórficas. Luego, en 1953, N. D. NEWELL, J. CHRONIC
u T. G. ROBERTS publican una serie de secciones del Paleozoico
superior y vuelven a tratar la cuestión de la orogénesis del substrato
preandino: insisten en la fase intrapermiana, “la primera orogénesis
del Paleozoico bien definida, en los Andes Peruanos”.

Sin dejar de lado este episoido tardío, mostraremos aquí la


exactitud de la mayoría de las opiniones algo intuitivas de G.
STEINMANN, e insistiremos sobre la importancioa de la fase de
plegamiento del Devoniano superior, ya reconocida por H. R. KATZ
(1959), P. FRICKER (1960) y C. G. EGELER y T. DE BOOY (1961) en el
Sur del Perú. Por otro lado, un artícilo de F. MEGARD et. al (1971)
analiza los conocimientos sobre la cadena hercínica, en el Perú y
Bolivia.

DISTRIBUCION DE LOS TERRENOS ANTETRIASICOS EN EL PERU CENTRAL:

El substrato antetriásico del Perú central comprende:

- Un zócalo precambriano sempre metamórfico.

- Un conjunto de sedimentos del Paleozoico inferior y medio


discordante sobre este zócalo y fuertemente plegado por la
tectogénesis hercínica principal “eohercínica” en el
Devoniano superior.

- Otro conjunto de sedimentos discordantes de edad


carbonífera y pérmica, dentro del cual la epirogénesis
“tardihercínica”, del Permiano medio, introduce otra
subdivisión, ya que provoca la deposición de una facies
molásica roja. Sin embargo, se advierte una seudocordancia
entre Permocarbonífero y el Mesozoico, en tal forma que se
puede considerar que el primero es ya parte del tctógeno
andino.

En el Perú central, los terrenos antetriásicos figuran en todas las


zonas estructurales exceptuando la Cordillera Occidental y la Costa.

El substrato antetriásico de las Altiplanicies está constituído por


terrenos eohercínicos de un borde discordante del Permocarbonífero;
aflora en su límite norte y en algunos anticlinales.

Como hemos dicho, la Cordillera Oriental está constituída


esencialmente por terrenos antetriásicos. Las intrusiones que la
recortan rompen desgraciadamente su continuidad, lo mismo que las
fallas que lo dividen en bloques en los cuales no aflora más que un
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sólo conjunto estructural: precambriano, ghercínico o menos


frecuentemente, andino. Las relaciones entre estos conjuntos
estructurales son difíciles de evidenciar.

Más al noreste, en la zona subandina, los terrenos


premesozoicos forman el núcleo de algunas estructuras, en particular
al este del valle de Oxapampa (Cerros de Yanachaglla), luego
reaparecen en el flanco noreste del abombamiento disimétrico de
Shira, en la quebrada del río Tambo y en el anticlinal de Vilcabamba.
Mencionemos por último, al norte de la zona estudiada y en el borde
noreste de la zona subandina, el Ordovícico que aflora al centro del
anticlinal de Contaya y, en Brasil, el Precambriano y el Carbonífero (?)
conocidos en el anticlinal de la Serra de Moa.

A continuación, haremos comparaciones con las formaciones


antiguas de la costa sur del Perú; desde la zona de Ica-Nazca, se
extienden hacia el sur a lo largo de la costa hasta los 17º10’S; se trata
del Precambriano metamórfico recubierto de algunos afloramientos
discordantes del Devoniano y del Paleozoico superior (cf. MEGARD et.
al , 1971).

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ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

CAPITULO 1

SUBSTRATO PRECAMBRIANO

En este capítulo no se tratará sobre los ortogeneises


precambrianos del área costera de la región de Ica-Nazca últimamente
estudiados por J. CALDAS (1978) y por SHACKLETON et. al. (1979)
entre otros.

Se examinará solamente el substrato preordoviciano y


probablemente precambriano de la Cordillera Oriental al nivel del Perú
Central. La existencia de este substrato ha sido puesta en evidencia
por B. DALMAYRAC (1970) en un punto situado cerca de Huacar en el
valle del río Yanahuanda, donde un conglomerado basal coronado por
cuarcitas reposa en discordancia sobre sericitoesquistos afectados por
una tectónica polifásica. La serie discordante está datada por lutitas
con graptolites del Llanvirniano, poco esquistosas y débilmente que
descansan concordantemente encima de las cuarcitas.

Este mismo complejo metamórfico ha sido mapeado por E.


AUDEBAUD, B. DALMAYRAC, R. MAROCCO, J. PAREDES y el autor en
diversos sectores de la Cordillera Oriental desde los 9ºS, hasta los
13º45’S y su petrografía ha sido estudiada por J. P. BARD y R.
CAPDEVILLA. Los primeros resultados de estos estudios (AUDEBAUD et.
al.,1971) son en primera aproximación que el zócalo preordovicano de
los Andes orientales del Perú, está caracterizado, por un metamorfismo
del tipo intermediario de baja presión y por una deformación polifásica,
que afectan una serie sobre todo terrígena.

Algunas comparaciones con el sur del Perú, donde el zócalo


metamórfico antedevoniano ha sido datado a 660 MA por J. STEWART
et. al. (1974), y con el norte argentino, donde areniscas atribuídas al
Cambriano y recubiertas por el Tremadoc fosilífero son atribuídas sobre
los esquistos verdes (TURNER, 1964b), nos hace atribuir las
metamorfitas preordovicianas de la Cordillera oriental del Perú central
al Precambriano superior o Baikaliano (Plegamiento brasileño de
FERREIRA, 1972)

1.1 EL PRECAMBRIANO EN LA CORDILLERA ORIENTAL DEL PERU


CENTRAL, SUS RELACIONES CON LA CUBIERTA PALEOZOICA

En el interior del vasto anticlinorio andino que constituye la


Cordillera Oriental, el Precambriano está repartido en diversos
copmartimientos (Fig.5) limitados por fallas y a veces individualizados
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desde el Devoniano superior, de manera mque según los puntos el


Precambriano está recubierto en discordancia, sea por el Paleozoico
inferior y medio, sea por el Carbonífero inferior, sea por el permiano
superior. Esta disposición se debe esencialmente a los movimientos
verticales y a los procesos erosivos consecutivos que han marcado el
fin de la fase eohercínca, el curso del Permiano superior,y por último
las etapas tardías de la tectorogéneisi andina.

En la zona estudiada, el contacto entre el Precambriano y el


Paleozoico inferior a medio sólo se expone al este del lago Alcacocha,
situado a 17 km. al estenoreste de Junín (localidad 1, Fig.5), donde los
sericitoesquistos precambrianos que muestran los efectos de tres fases
de plegamientyo están recubiertos en discordancia (Fig. 6) por un
conglomerado basal de guijarros de sericitoesquistos, luego por una
serie mixta molásico y flysh donde B. DALMAYRAC ha recogido un resto
mal conservado de un organismo tubular parecido a un Ortoceras. esta
serie discordante muestra solamente una esquistocidad de plano axial
de pliegues decamétricos (en chevron”; lo más probable es que sea
eohercínica ya que el Misisipiano fosilífero, con buzamiento débil y
regular hacia el sudeste, la recubre en discordancia. Es propable que
se puedan observar relaciones parecidas entre el Precambriano y el
Eohercínicp en la hoja de Huancavelica, al interior del primer gran
meandro del río Mantaro, donde el precambriano forma el núcleo de un
vasto anticlinal eohercínico (localidad 2, Fig. 5). T. LOCHER no ha
mostrado, finalmente, mocroconglomerados con guijarros de
sericitoesquistos intercalados en los flyshs del Paleozoico inferior
próximo al embalse de Quichuas sobre el mantaro (localidad 3, Fig. 5).

Estos hechos, aunque menos concluyentes que aquellos


expustos por B. DALMAYRAC (1970), nos permiten afirmar que en el
sector estudiado, el Paleozoico inferior descansa sobre un substrato
metamórfico afectado por una tectónica polifásica más compleja que la
tectónica eohercínica; admitimos por lo tanto que se trata del mismo
complejo anteordoviciano que en Huacar, por las razones expuestas
anteriormente, le atribuímos una edad precambriana.

1.2. SERIES PRECAMBRIANAS

Las rocas precambrianas del perú central son exclusivamnente


metamórficas: sericitoesquistos, micaesquistos y paragneises a los
cuales están asociados cuarcitas, mármoles, prasinitas y anfibolitas,
algunos gabros y peridotitas y finalmente escasos granitoides de
anatexia.

1.2.1. Rocas Paraderivadas

Incluiremos en esta descripción el estudio de la secunacia


metavolcánica que es en parte ortoderivada.
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Secuncia Sílico-aluminosa

El 80 a 90% de los terrenos precámbricos están constituídos por


una serie sílicoaluminosa paraderivada que comprende
sericitoesquistos y cloritoesquistos, micaesquistos y paragneises. Se
trata de una serie monótona, de grano fino, donde los blastos llegan
raramente a una centímetro.

Esquistos sericitosos y cloritosos

Conformana la mayor paret de los macizos de Palcorán, Chupán-


Huasahuasi y Jabonillos (Fig. 5). En estas rocas alternan lechos
cuarzosos zofeldespáticos de espesor milimétrico y centimétrico y
lechos mucho más delgados con sericitas, cloritas y a veces biotitas;
como minerales accesorios, se notan los opacos, leucoxena y epidota.
Localmente se pada a facies rítmicas con bancos de cuarcitas que
alcanzan 1 m., y alternan con esquistos filíticos de grano fino; esta
facies se asemeja a flyschs con predominio de areniscas.

En esta serie figuran cuarcitas, calcoesquistos con espídota,


anfibolitas y prasinitas en forma de intercalaciones aisaladas cuyo
espesor varía entre 1 y 20 m.

Micaesquistos y gneises

Los micaesquistos y los gneises están asociados íntimamente;


afloran ampliamente en los macizos de Maraynioc-Mayrazo, del
Huaytapallanakaru, así como en la parte norte del macio de Chupán-
Huasusuasi. Se trata de rocas finamente bandeadas con segregaciones
cuarzofeldespátocas lenticulares en los gneises.

En la mesozona estas rocas contiene muscovita y biotita y


frecuentemente algunos minerales diagnósticos como granate,
cordierita y sillimanita.

La catazona está sólo presente en la parte sur del Huaytapallana


donde se observan gneises a biotita, granate, cordierita y sillimanita
(PAREDES, 1972). Las rocas catazonales del anticlinal de Vilcabamba,
muestreadas a partir de los rodados del río Pichiari, deben ser
consideradas aparte ya que dieron una edad de 1,140 + 30 MA (J.
LANCELOT et. al., 1976). Se trata de gneises leptiníticos migmatíticos
con mesopertita, granate, ortopiroxeno, biotita y sillimanita.

Tanto en la mesozona como en la catazona, la secuencia


sílicoaluminosa contiene bancos aislados de anfibolitas, gneises
calcomagnesianos y mármoles.

Secuencia Metavolcánica
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

La secuencia metavolcánica es en parte ortoderivada y en parte


paraderivada, sin duda a partir de tufos redepositados en un medio
lacustre o marino.

En la epizona y en la parte superior de la mesozona, se presenta


en forma de esquistos albíticos paraderivados de cuarzo, clorita muy
abundante, anfíbol y de prasinitas genuinas con albita, clorita, anfíbol
y epidota. Estas rocas forman lentes plurihertométricas en el macizo
de Palcarán y en el extremo sur del macizo de Chupaán-Huasahuasi,
hacia Tapo; constituyen unidades de varios cientos de metrtos de
espesor en el límite este del macizo de Marainyoc-Mayrazo hacia los
11º30’S (serie de San Rafael de J. PAREDES, 1972), en la parte noreste
del macizo del Huaytapallana al nivel de Comas, (J. P. BARD, com.
oral.) y en el macizo de Jabonillos. Como ya lo hemos precisado, los
esquistos albíticos y las prasinitas, lo mismo que los esquistos albíticos
y las prasinitas, lo mismo que los esquistos anfibolíticos y las
anfibolitas con plagioclasa, clorita y epizona, se encuentran en
intercalaciones métricas o decamétricas en la secuencia sílico-
aluminosa paraderivada.

En la mesozona profunda y la catazona se conocen anfibolitas


ortoderivadas que a veces contienen granate y ortopiroxeno; han sido
señaladas particularmente por J. V. HARRISON (1951) en el macizo de
Huaytapallana y por J. P. BARD en los rodados del río Pichiari
provenientes del anticlinal de Vilcabamba.

Secuencia carbonatada

Los calcoesquistos, los mármoles y los gneises


calcomagnesianos sólo constituyen intercalaciones métricas y
decamétricas en el seno de las secuencias anteriormente descritas. Se
nota la associación frecuente de estas metamorfitas calcomagnesianas
metavolcánica, tanto en el metamorfismo de alto grado como en el de
bajo grado.

Conclusión-Sedimentación en el Precambriano

Los sedimentos de vulcanismo interrumpen se ves en cuendo la


sedimentación de las series terrígenas. Sus productos mayormente
básicos se emplazan como coladas o tufos piroclásticos que a menudo
son redepositados sen medio acuático.

La sedimentación carbonatada, poco importante en volumen,


parece testimoniar una actividad biológica naciente: la unión frecuente
de esta sedimentación y del volcanismo podría indicar que el calcio
necesario ha sido proporcionado por las rocas volcánicas.

1.2.2. Rocas Ortoderivadas


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Aparte de las pasinitas y ortoanfibolitas ya mencionadas, se


trata de algunos cuerpos lenticulares de perioditas serpentinizadas que
aparecen en negro en la Fig. 5: como se puede apreciar, sólo
constituyen una parte muy pequeña del Precambriano en nuestra
región.

El más conocido de estos pequeñis macizos es el Tapo, situado


en la parte sur del macizo precambriano de Chupa´n-Huasahuasi y al
sur del valle del río Tarma; esta mole de 4 x 1.5 km. ha sido inyectada
a manera de un diapiro en el Paleozoico superior a lo largo de una
estructura fallada andina (Fig. 7). Está constituída por bloques de
peridotitas poco alteradas y prácticamente no deformadas separados
por tabiques de serpentina de algunos centímetros a un decímetro de
espesor; el borde del macizo, íntegramente constituído de serpentina,
muestra pliegues de derrame. Una parte de las peridotitas, muy rica
en cromita, ha sido explotada de manera interminente en la mina
llamada Tapo. Las concentraciones más densas de cromita se
pbservan, según los mineros, en los bosques de gran tamaño que
parecen estar colocadas sobre la superficie topográfica; podrían
representar los restos de una “coraza” rica en cromita cuta formación
estaría relacionada con filtraciones ligadas a una pedogénesis
contemporánea de la formación de la superficie puna en el Mio-
plioceno.

1.3. ESTRUCTURAS EN EL PRECAMBRIANO

La más evidente de las estructuras precambrianas es una


foliación s2 muy nítida, mimética de la estratificación s 0 y de una
primera foliación s1. La foliación s2 está plegada por una o dos fases
tardías. En los que sigue, estudiaremos estas estructuras partiendo de
las más jóvense (F3 y F4) y nos referiremos frecuentemente a las
secciones de la figura 8.

1.3.1. Estructuras Tardías F3 y F4

En la mayro parte de los afloramientos estudiados, s 2 aparece


deformada por pliegues decimétricos “en chevron” y hasta por
pliegues recostados; una esquistocidad de “strain-slip” está a menudo
asociada con los dos últimos tipos de pliegues (Fig. 9-B). En algunas
sitios se logra establecer una cronología relativa entre una fase F 3 y F4.
Es el caso en los alrededores de Alcacocha (localidad 1, Fig. 5) donde
chevrons F4 de dimensión métrica y dirección N50ºE deforman pliegues
recostados decimétricos F3 de dirección N30ºE. Dichas estructuras se
notan también en secciones delgadas.

En la parte noreste del macizo de Palcorán, los pliegues


decimétricos F3 postfoliación de tipo similar cuyos ejes buzan con 30º
hacia 010 están replegados por pliegues muy abiertos
luricentgimétricos, de dirección: 040-060 y ehjes próximos al horizontal
(Fig. 9). En el extremo este del mismo macizo, a lo largo de la ruta
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Tarma-Acobamba, las superficies de foliación y la lineación de


intersección que llevan son retomadas por una crenulación y todas
estas estructuras están deformadas finalmente con pliegues
decimétricos (J. P. BARD).

Las estructuras mayores correspondientes a estas estructuras


menores son raramente conocidas. Sobre el perímetro de la vasta
cúpula de foliación que ocupa en fondo del valle de Huasahuasi, he
notado un poliegue kilométrico abierto hundiéndose hacia 140 con 15º.
Notemos que el núcleo de esta cúpula dibujada por s 2 comprende
esquistos verdes situados en el fondo del valle de Huasahuasi,
mientras que su cobertura que aflora a una altura de mil metros
mayor, contiene rocas de facies anfibolítica, de donde se deduce que
s2 es con toda probabilidad plano axial de pliegues recostados que
pliegan los isogrados F1 y luego son retomados a su vez en la cúpula F 3
o F4.

En la escala de lámina delgada, se nota muy frecuentemente la


presencia de estructuras F3 o F4. Son: sea pliegues flexibles
milimétricos y pluricentimétricos (Lam. II, 1 y 2) que corresponden sea
a una crenulación de las superfcies e foliación s 2, sea a una
esquistocidad de strain-slip más o menos cerrada.

Las estructuras tardías están por lo tanto, bien desarrolladas en


todas las escalas. Su estudio suscinto muestra que determinan por lo
menos dos etapas de deformación F3 y F4 quedando por demostrar que
las estructuras F3 o F4 descritas en diferentes sectores forman grupos
contemporáneos independientes. Se sabe muy poco de su edad; en
algunos casos su dirección es de 120 a 140, y por lo tanto muy
próximio a la dirección mayor eohercínica y a la dirección andina, lo
que podría hacer pensar que se debenm a estas tectogénesis; en otros
casos, como en Alcacocha, F3 y F4 no tienen nada que ver con las
direcciones de los plieghues eohercínicos o andinos próximos. Son por
lo tanto, con mayor probabilidad precambrianos.

1.3.2. Estructuras F2 y F1

Se tratat esencialemnte de la foliación s 2 , superficie que


frecuantemente tienen un buzamiento alto y de dirección próxima a la
dirección andina.

En sección delgada, s2 tiene características variables.


Corresponde a menudo a planos de blastomilonitización a lo largo de
los cuales neocristalizan pequeñas sericitas y se reorientan micas de
fases anteriores: es el caso en la zona de Carpapata en la sección A de
la figura 8. En otras partes, como el Huaytapallena, las biotitas y las
muscovitas que se ubican en los planis s 2 están ya bien cristalizadas.
En ambos casos se nota en sección delgada la presencia de pliegues
“intrafoliación” que generalmente doblan los minerales filíticos
relacionados con s1 ; pero en algunos casos donde las condiciones de
temperatura son probablemente más altas, la biotita recristalizada
miméticamente en los planos s1 plegados por F2. Por supuesto, todos
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

estos plsiegues “intrafoliación” tienen a la foliación s 2 como plano


axial. La figura 10 ilustra estas relaciones entre minerales filíticos de
una u otra fase.

Además se nota en las secciones delgadas que s 2 rodea objetos


anteriores a la tectónica F2 que suelen ser granates a veces fisurados y
cloritisados, albitas con alineamientos de inclusiones francamente
oblícuas respecto a s 2 (Fig. 11) o bien nódulos cuarzofeldespáticos. Una
albita del macizo de Jabonillos contiene inclusiones de epidota
alineadas que dibujan un pliegue cuyo plano axial no es s 2 ; así que
este alineamiento de granos de epidota puede representar una
superficie anterior a s1 ; quizá se trate de una s0 plegada por F1.

En el valle del río Mantaro, en el maciso de Jabonillos, se ha


notado pliegues F disimétricos (Lam. I,5); puede ser que los pliegues
isoclinales agudos observados en los mármoles de Puquián cerca a
Comas (Lam. I,6) pertenezcan a la misma generación.

1.4. METAMORFISMO PRECAMBRIANO

El estudio de las relaciones entre los minerales de


metamorfismo y la deformación muestra que la mayor parte de estos
minerales son blastos contemporáneos de F 1 parcialemnte
retrometamorfizados en el curso de F2.

1.4.1. Interpretaciín de E. AUDEBAUD et. al., 1971 y de F.


MEGARD, 1973.

El Metamorfismo F1

En el área estudiada, se han encontrado en los blastos F 1 las


paragénesis siguientes, que son las más frecuentes:

(1) muscovita-clorita

(2) muscovita-clorita-biotita

(3) muscovita-clorita-granate + epidota

(4) muscovita-clorita-granate-staurolita

(5) muscovita-biotita-sillimanita-granate

(6) muscovita-biotita-sillimanita-staurolita

Las asociaciones (1) a (3) están presentes en la epizona y las


asociaciones (4) a (6) en la mesozona. En la mesozona, en el macizo
de Huaytapallena cerca a Comas, Capdevilla determinó la presencia
de:

(7) muscovita-biotita-andalusita-sillimanita-cordierita
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

En esta asociación la andalucita parece inestable y está en vías


de desaparición, pero la existencia de (7) puede ser interpretada como
argumento a favor de la existencia de la sociación diagnóstica a
muscovita-biotita - andalusita-cordierita. Otro argumento a favor son
los esquistos a biotita-andalusita-cordierita señalados por HARRISON
(1951) también en Huaytapallena. Siempre en el macizo de
Huaytapallana, pero en la parte sur, se pasa el isogrado muscovita
menos y se observan asociaciones a biotita-granate sin muscovita,
entre ellas la siguiente señakada por HARRISON:

(8) biotita-feldespato potásico-sillimanita-cordierita-granate


+ espinela.

La presencia de anfibolitas plagioclásicas a hornblenda-biotita +


ortopiroxeno está también señalada por HARRISON y por PAREDES
(1972) wn la misma área y es diagnóstica del paso a la facies granulita
sensu lato.

Si se considera, como lño hicimos, que todas estas asociaciones


minerales a un mismo metamorfismo propagado, este metamorfismo
es del tipo intermedio de baja presión (E. AUDEBAUD et. al 1971).

Metamorfismo F2

Es mucho menos intenso y se traduce por una


blastomilonitización con formación se sericitas así como un
retrometamorfismo de los granates y de las biotitas que se
transforman en clorita. En algunos casos, como lo notamos en páginas
anteriores, hay recristalización de biotita en arcos poligonales y
crecimiento de sillimanita (fibrolita) oblícuamente a s 2. En este caso,
bien ilustrado en el macizo de Huaytapallana, este metamorfismo
aparece como un fenómeno térmico, el cual podría ser ligado también
a la migmatización de los gneises en la parte este de la sección A de la
fig. 8 que genera las granodioritas de anatexis de Huacapistana.

1.4.2. Interpretación de B. DALMAYRAC et. al., 1977

Metamorfismo F1

Más al norte, en la zona Huánuco´Tingo María, DALMAYRAC et.


al. (1977) describen entre otras cosas asociaciones estables a:
muscovita-biotita.granate-estaurolita-kianita
muscovita-biotita-granate-kianita-sillimanita
biotita-granate-sillimanita-feldespata potásico.
que les permiten atribuir este metamorfismo al tipo de presión
intermedia o barroviano.

Metamorfismo F2
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Los mismos autores atribuyen a este metamrfismo, asociaciones


tipomérficas del grado esquistos verdes, y en la mesozona
asociaciones a:
muscovita-biotita-cordiorita + andalusita
muscovita-biotita-cordierita + andalusita-sillimanita (fibrolita)
que les permiten definir el metamorfismo F 2 como de baja
presión (Abukuma).

1.4.3. Conclusiones

En conclusión, y volviendo a la región estudiada, se plantea el


problema de saber si las asociaciones que contienen andalusita y que
atribuímos a la fase 1 no podrían pertenecer a la fase 2; por la otra
parte, se necesitaría una investigación más detallada con más láminas
delgadas para tratar de encontrar a la kianita que hasta ahora no ha
sido reconocida en el centro.

En el caso que se encuentre Kianita y que se pueda atribuir la


andalusita a F2 , sí podríamos establecer la identidad entre los
metamorfismos Barroviano (F1) y Abukuna (F2) de DALMAYRAC et. al. y
los metamorfismos F1 y F2 de nuestra región.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

CAPITULO 2

SUBSTRATO PALEOZOICO Y CADENA HERCINICA

En los Andes del Perú Central, el Paleozoico inferior y medio está


fuertemente plegado por la tectogénesia hercínica, de edad devoniana
superior (o quizá hasta misisipiana inferior), la que seguida por un
magmatismo intrusivo y extrusivo y por una orogénesis marcada.

Contrastando con la precedente, la tectónica tardiherciniana, en


el Perú central, es un episodio de tectónica de ruptura frágil dificil de
analizar que afecta al Carbonífero y al Permiano inferior y medio; sin
embargo, hay un proceso orogénico fuerte y los relieves así creados
dan lugar, al destruirse, a unas molasas rojas espesas cuya deposición
se acompaña de un magmatismo intenso; se trata del grupo Mitu.

2.1. ESTRATIGRAFIA DEL PALEOZOICO

2.1.1. Paleozoico Inferior y Medio

Aflora tan solo en el orazón de algunos anticlinales y domos de


las Altiplanicies y en los anticlinorios de Tarma-Huancayo-Quichuas y
pa parte noreste y en los anticlinorio de Comas-Tambo al sur del
paralelo 12º S (Fig. 12).

El Cambriano no ha sido identificado en estos lugares ni en el


Siluriano.

2.1.1.1. Ordoviciano

La presencia del Ordoviciano en los Andes del Perú Central es


conocida según los trabajos de G. STEINMANN (1929), que describe
numerosas formas de Graptolites provenientes de los yacimientos del
valle de Yanahuanca. R. LEMON y J. CRANSWICK (1956) los datan
precisamente del Llanvirniano inferioe. Las rocas que contienen estos
yacimientos en Huacar y Cochachinche son lutitas de color negro o gris
claro.

Un muestra de pizarras negras encontradas en el túnel de la


central hidroeléctrica del mantaro, en Quichuas, ha dado una fauna de
Kitinozoos cuya asociación presentaría según J. DOUBINGER (com.
escrita) afinidades más bien ordovicianadas que devonianas; este
hecho así como ciertas similitudes litológicas, llevan a atribuir al
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Ordoviciano una parte de las series de edad paleozoica inferior a


media del Perú central (cf. innfra).

En la zona subdandina ,geólogos petroleros han medido 700 m.


de lutitas oscuras que alternan con arenisncas de grano grueso y
cuarcitas; las lutitas contienen Graptolites entre las cuales se
encuentran Didymograptus, sp. aff. D. affinis que los data p.p. del
Ordoviciano medio.

2.1.1.2. Devoniano

El Siluriano sólo es conocido en escasos puntos del sur del Perú,


(BOUCOT y MEGARD, 1972; DAVILA y PONCE DE LEON, 1971); el nivel
de tilloides Zaplaobservado por estos últimos, se extendería según R.
Marocco, hasta la Cordillera de Vilcabamba, pero hasta el momento no
ha sido identificado más al norte.

El Devoniano está bien representado en el perú central. Sin


embargo las referencias de G. STEINMANN (1929) sobre la presencia
del Devoniano en el valle de Yanahuanca parecen ahora dudosas, pues
las areniscas y esquistos pizarrosos “devonianos” localizados por
STEINMANN al noreste de Viroy (op. cit., Fig. 1), contienen en su base
residuos de plantas análogas a las del Misisipiano y , en Viroy mismo,
una intercalación francamente marina nos ha revelado fauna del
Misisipiano inferior (cf. p.43).

Los primeros fósiles devonianos auténticos descubiertos en el


Perú central serían braquiópodos de Tarma y de Concepción
(HARRISON, 1940 y 1943), J. PAREDES (1972) ha encontrado varios
yacimientos fosilíferos nuevos en la región de Jauja y Concepción; las
faunas determinadas por O. A. PARDO, comprenden formas del
Devoniano inferior como:
Austrolocoelia tourteloti BOUCOT & GILL
Chonetes cf. falklandicus MORRIS & SHARPE
Tentaculites crotalinus SALTER
Platyceras cf. P. robustum HALL
Pleurotomaria cf. Kayseri ULRICH
y algunas formas del Devoniano medio como Phacops orurensis
BONARELLI, así como Ortoceras y huellas de Trilobites. Las faunas que
el autor ha recogido más al norte cerca de Tarma comprenden los
mismos braquiópodos y restos de Phacops mal conservados. Estos
fósiles son comunes en el Devoniano de Bolivia (cf. DAVILA y
RODRIGUEZ, 1968) y en general en la provincia faunística malvino-
cafre.

Las series devonianas están constituídas por “flyschs” expuestos


en el anticlinorio de Tarma-Huancayo-Kichuas, en el anticlinal de
Pachaclla y en la zona de Alcacocha al noreste de Junín. Estos flyschs
consisten en bancos de areniscas gris oscuro a marrón o kaki, de
algunos centímetros a un metro de espesor separados por bancos
intercalados arcillosos o areno-arcillosos negruzcos en general mucho
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

más delgados. Grupos de areniscas puramente cuarzoss en bancos de


50 cm. a 1 m. se intercalan en la región de tarma y el ángulo noreste
de la hoja de La Oroya (75º35’O, 11º35’S) donde su espesor puede
llegar a los 100 m., se localizan asimismo intercalaciones
conglomerádicas como las de Quichuas, que contienen guijarros de
sericitoesquistos; en cambio no se han observado intercalaciones
carbonatadas.

Al este de Junín, cerca de Alcacocha, donde es visible la


discordancia de terrenos hercínicos sobre el Precambriano, la
alternancia de una sedimentación de tipo flysch y otra molásica
caracteriza los primeros 275 m., de la serie (Fig. 13), cuya parte
superior es un “flysch” donde son frecuentes la figuras debidas al
“slump”. Según J. Perriaux este tipo de secuencia caracteriza un
depósito transgresivo en una cuenca en principio poco profunda cuya
subsidencia crce luego rápidamente.

Las figuras de sedimentación son frecuentes en estos “flyschs”.


En la base de estos bancos hay moldes de terriers de floodcasts más o
menos deformados por loadcasts y a veces moldes de ripople-marks.
En el interior de los bancos, las figuras debidas al “slumping” y la
estratificación gradada son comunes. Las pocas medidas de dirección
de corrientes efectuadas hasta el momento, no permiten precisar la
dirección de los aportes. Es más, su interpretación es difícil ya que los
“flyschs” hercínicos han sido frecuentemente afectados en el
Devoniano supeerior por dos fases de plegamiento, de las cuales una
es isoclinal y la otra es plegamiento andino.

Señalemos finalemnte que, en la zona subandina, geólogos


petroleros han descubieetyo en la parte norte del anticlinal de
Vilcabambna 1,500 m. de lutitas y siltstones gris oscuro a negro
finamente micáceo que Conularia ulrichi sp. data p.p. del devoniano
inferior.

2.1.1.3. Paleozocio Inferior Indeferenciado

Al sureste de la región estudiada, en la Cordillera de Vilcabmba


situada aproximadamente a 40 km. al noroeste del Cuzco, C. G.
EGELER y T. DE BOOY (1961) describen una “serie comprensiva de
areniscas y esquistos con lechos conglomerádicos y frecuentes
intercalaciones de tufos y de elementos volcánicos que crecen en
inportancia hacia la cima; este vulcanismo es riolítico a andesítico.
Esta serie ha proporcionado Graptolites del Arenigiano y del
Llanvirniano a los citados y Braquiópodos devonianos a P. FRICKER
(1960).

La secuencia que aflora a lo largo de los ríoa Choimacota y Acón


en las cercanías de 74ºO-12º30’S (hoja de Huanta, MEGARD y
PAREDES) (en estudio) se une con la serie de la Cordillera de
Vilcabamba.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Comprende:

- lutitas ampelíticas a menudo piritosas cuya estratificación


está a veces marcada por intercalaciones finas de mudstones
y areniscas; lutitas y areniscas están a veces asociadas en
una facies flyschoide donde los bancos arenosos pueden
llegar a 50 cm. Se notan asimismo intercalaciones de
esquistos con guijarros cuarzosos e intercalaciones de
areniscas conglomerádicas.

- lutitas verdes, quizás cineríticas.

- cuarcitas blancas en bancos regulares de 1 a 5 m. que


forman conjuntos que a veces alcanzan 500 m. de espesor y
hasta más (alto valle de Choimacota).

- rocas volcánicas verdes, sin cuarzo, de composición


verosímilmente andesítica.

A lo largo entre estos elementos así como su sucesión


cronológica, aún relativa, no han pododp establecerse en esta región
escarpada y cubierta de bosques donde sólo los bordes de los caminos
proporcionan algunos afloramientos discontínuos. Esta serie está
recubierta por el Misisipiano discordante; su litología, su tipo de
deformación y su débil grado de metamorfismo (inicio de la
esquistocidad de flujo con neoformación de sericitas) permiten
atribuirla al Paleozoico inferior y medio. La abundancia de loa esquistos
negros en general típicos del Ordoviciano en el sureste del Perú y
Bolivia (cf. MEGARD et. al., 1971) permite pensar que es en gtan parte
ordoviciana.

Sería el mismo caso en el núcleo eohercínico del domo de Yauli y


de los anticlinales del Malpaso y Chulpán recubiertos directamente por
areniscas rojas del Permiano superior o por el Noriano marino. En estas
estructuras los esquistos oscuros dominan sobre las areniscas y los
flyschs están poco representados; las intercalaciones vulcano-
sedimentarias son abundantes. En el domo de Yauli en particular (Lam.
III,4), se conoce areniscas verdes con elementos volcánicos que
alcanzan 50 m. de espesor y están asociadas a mármoles blancos en
bancos de 2 a 20 m., según J. V. HARRISON (1943) contienen
crinoideos.

2.1.1.4. Conclusiones

La incertidumbre que pesa aún sobre la estratigrafía del


Paleozoico inferior y medio del Perú central, 50 años después que D. H.
Mc. LAUGHLIN (1924) lo identificó y bautozó como el grupo Excelsior,
permite tan sólo plantear los problemas de su paleogeografía y no
resolverlos.

El Cambriano no se ha depositado probablemente, salvo quizá


en algunas hondonadas de dimensiones reducidas; ésta es una
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

característica muy extendida en A´mérica del Sur. La causa podría ser


una prolongación del movimiento asíntico en el curso del Cambriano
(cf. BEURLEN, 1970, p.150).

La trangresión ordoviciana, que en Bolivia comienza en el


tremadociano se inicia más tare en el Perú, en el Arenigiano en
algunos sectores, y en el Llanvirniano en otros. E. esta época, la
cuenca ordoviciana se extendía sobre la casi totalidad del Perú,
excepto sobre el macizo de Arequipa (cf. MEGARD et. al., 1971). Una
regresión sucede rápidamente a la trangresión del Llanvirniano, la
parte superior del Ordoviciano no es conocida en el Perú, y el Siluriano,
a pesar de haber sido descubierto en varios lugares, parece de escaso
espesor.

Los “flyschs” de la zona de Alcacocha, cerca de Junín, y los de


Quichuas, contienen ambos, guijarros de sericitoesquistos
precambrianos. Si bien estos “flyschs” son devonianos, testimonian
movimientos epirogénicos importantes con denudaciones del zócalo
precambriano en algunos bloques, sin duda en el curso de la emersión
final ordoviciana y siluriana y de la persistencia de una parte de estos
terrenos que emergieron en el curso del Devoniano .

el orígen del conjunto de “flyschs” devonianos un porblema


parecido al del orígen de estos guijarros. Es poco probable que se
encuentre en el escudo brasileño, zona estable que en esta época era
terreno bajo en gran parte recubierto por un mar epicontinental (cf.
BEURLEN, 1970).

Queda pues, buscarlo en el ámbito andino s.s., en los macizos


costeros o aún en su hipotética prolongación, en el terreno
actualmente ocupado por el Pacífico.

2.1.2. Paleozoico Superior

Al final del Devoniano tienen lugar la fase principal de la


tectorogénesis hercínica. En el plano estratigráfico, se traduce por la
laguna del Devoniano superior, piso que no ha sido identificado en el
Perú, y por la fuerte discordancia que hace reposar el Permo-
Carbonífero sobre series plegadas y con esquistocidad del Paleozoico
inferior.

En los Andes del Perú central, la fase tardihercínica, importante


por su magmatismo, no modifica en absoluto la posición en ese
entonces horizontal del Paleozoico andino. En la estratigrafía, se
traduce sin embargo por un cambio de sedimentación marcado que
corta el Permo-Carbonífero en dos partes, una quw va del Carbonífero
inferior (base del Misisipiano) al Permiano inferior (Leonardiano medio),
y la otra que cubre el resto del Permiano. Posteriormente, durante la
tectorogénesis andina, las series homogéneas y espesas del
Apleozoico superior, se deformaron en general de una manera simple.
El estudio estratigráfico es faacilitado por esta tectónica simple y por
la abundancia de fósiles tanto vegetales como animales.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

El Paleozoico superior ha sido objeto de numerosos trabajos


antiguos resumidos por G. STEINMANN en 1929: él distinguía en el
Carbonífero una serie inferior continental con restos de plantas y una
serie superior marina terrígena y carbonatada con Braquiópodos,
Corales y Fusulinas, y atribuía al Triásico inferior las series arenosas y
conglomerádicas que las cubrían. C. O. DUNBAR y N. D. NEWELL
(1964) completaron el estudio del Permiano con Fusulinas de los Andes
bolivianos y del sur peruano. Finalmente la estratigrafía ahora clásica
del Paleozoico superior fue establecida por N. D. NEWELL, J. CHRONIC y
T. J. ROBERTS en 1953; su obra Upper Paleozoic of Peru define cuatro
grandes uinidades litoestratigráficas; los grupos Ambo, de edad
Misisipiana (Turoniano + Viseano + Namuriano inferior), Tarma de edad
Pensilvaniana (Namuriano superior + Westfaliano + Stefaniano),
Copacabana, que representa el Permiano inferior, y Mitu de edad
permiano media y superior.

Toda la cartografía efectuada desde 1953 en el Paleozoico


superior está basada en el reconocimiento de estas unidades. Ha
aportado informes complementarios que permiten completar y a veces
modificar los resultados anteriores. Además, J. PERRIAUX y el autor han
efectuado algunas observaciones sobre la sedimentología de estas
formaciones.

La figura 14 localiza los principales afloramientos del Paleozoico


superior en el Perú central; se ve que bordea casi todos los
afloramientos más antiguos de las Altiplanicies, de la Cordillera
Oriental y de la zona subandina y que forma un afloramiento aislado
en la península de Paracas. La Fig. 15 ofrece las principales columnas
estratigráficas del Paleozoico superior del Perú central.

2.1.2.1. Misisipiano-Grupo Ambo

Litologia

En la Cordillera Oriental son molasas típicas, de color negruzco a


kaki, que son el producto de la destrucción de los relieves
Eohercínicos.

Se inician por una conglomerado de base que reposa


indistintamente sobre los sedimentos plegados del Paleozoico inferior y
medio o sobre el zócalo mnetamórfico precámbrico.

El resto de la secuencia se organiza en ritmos molásicos


espesura varía de una decena de centímetros a varios metros; la
proporción de areniscas en relación a las pelitas es siempre superior a
1. Los canales y las estratificaciones oblícuas cuya pendiente varía de
algunos grados a 30º son frecuentes.

Los conglomerados intercalados en la serie contienen guijarros


de cuarzo, rocas metamórficas, cuarcitas y menos frecuentemente
rocas intrusivas. Las metamórficas son generalmente feldespáticas y
micáceas y los lechos pelíticos carbonosos e inclusive reemplazados
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

por bancos de carbón más o menos lenticulares; los lechps arenosos y


pelíticos encierran numerosos restos de plantas.

Esta serie era considerada como exclusivamewnte contienental


por N. D. NEWELL et. al. (1953, p.10) pero posteriormente J. J. WILSON
y L. REYES (1967), han encontrado una intercalación marina fosilífera
en varios puntos de la márgen derecha del río Marañón entre 8ºS y
9ºS. En Viroy, cerca de Ambo (Fig. 14), B. DALMAYRAC y el autor han
explotado un yacimiento rico en Braquiópodos y Crinoideos que nos
había señalado V. BENAVIDES y que se intercala en las series con
restos de plantas consideradas como Gpo. Ambo.

En el tope del corte.tipo del Misisipiano en Ambo, J. CHRONIC


(en NEWELL et. al., 1953) notó la presencia de volcanitas
resedimentadas en medio acuosos bajo la forma de tufos de un verde
brillante. Por su parte J. V. HARRISON (1956) describió cerca de
Pacococha, 18 km. al N70ºE, de Junín coladas que él atribuía al
Paleozoico inferior; éstas se intercalan, en efecto, en conglomerados y
areniscas con plantas del Misisipiano, se trata de riolitas verdes
frecuentemente brechosas que, en lámina delgada, muestran una
textura típicamente ignimbrítica, con numerosas astillas de vidrio,
fragmentos de poméz y algunos cristales aislados de cuarzo y
sanidina. Estos estratora ignimbríticos, en la base tienen algunos
metros de espesor y se intercalan en las areniscas y los
conglomerados, luego, más arriba alcanzan varias decenas de metros
y forman acantilados (pico Raushccanca, 5,000 m.).

Este conjunto volcánico mide más de 600 m. incluyendo las


intercalaciones terrígenas (columna C. Fig. 15).

AL noreste de Huanta (columna D-E, Fig. 15), el autor encontró


una serie volcánica de varios cientos de metros en el tope de los
conglomerados misisipianos consistente de andesitas y dacitas
violáceas, que un ligero metamorfismo andino tiñe a veces de verde.

Este episodio volcánico misisipiano tiene una gran importancia;


debido a su nasturaleza explosiva, sus productos se han extendido en
vastas superficies, bajo la forma de tufos resedimentados en medio
marino o lacustre que reconocimos en el tope del Misisipiano o en la
parte basal del Pensilvaniano desde la Cordillera Oriental del Sur del
Perú (camino de Coasa, Pongo de Coñec) hasta Ambo y en la Amazonía
(cf. infra). Estos tufos color verde son un buen nivel de referencia.

En el anticlinal de Shira, el valle de Tambo y a lo largo del borde


este del anticlinal de Vilcabamba hasta el Pongo de Mainique, según
investigaciones petroleras recientes (1970-74), el Misisipiano parece
ausente, ya que las series terrígenas que le habían sido atribuídas
anteriormente, han proporcionado palinofloras del Devoniano superior.
Queda el nivel areno-tobáceo verde, presente en todos los cortes bajo
las formaciones calcáreas, del Pensilvaniano y del Permiano inferior; es
po lo tanto lógico considerarlo como la base transgresiva de estas
formaciones (perfil de la Fig. 17).
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Edad

La edad de las series molásicas Ambo ha sido determinada


gracias a su flora; antes de 1922, era ayribuída al Pensilvaniano
inferior, pero todos los trabajos más recientes están de acuerdo enb
darle una edad misisipiana o inclusive misisipiana inferior (JONGMANS,
1954).

Los géneros encontrados con mayor fracuencia, en particular en


los yacimientos clásicos de Ambo y de Carhuamayo (76ºO, 10º50’S),
son Lepidodendron, Rhacopteris, Eremopteris y Sphenopteris. En el
valle Tarma entre Acobamba y Palca, se ha encontrado un tronco de
lepidofíto y algunos restos de Rhacopteris. La mayoría de los otros
afloramientos, los del noreste de Huanta en particular sólo han dado
restos de plantas mal conservados y son sobretodo argumentos
basados sobre la litología y la posici´ñon estratigráfica que hacen
atribuir estos afloramiento al Grupo Ambo.

Los fósiles de Viroy han sido objeto de una determinación


preliminar por L. Murphy (Case Wwestern Reserve Un); los
vraquiópodos pertenecerían a los géneros Syrongothyris,
Kitakamithyris, Alispirifer, Rhynchopora y en conjunto datarían el
yacimiento donde también abundan las Ferestelas y los Crinoideos, del
Viseano.

Paleogeografía en el Misisipiano

La figura 16 aunque muy esquemática, sintretiza los pocos datos


que se tienen sobre la paleogeografía del Carbonífero inferior, pra
establecerla se ha utilizado principalmente, además de obras
generales, los trabajos de J. EILSON et. al. (1964-1967) y los de E.
FKOCH (1962). En la parte central de este mapa se ha dibujado una
cuenca de sedimentación contínua, en un principio continental, y luego
mixta, marina y continental cuando la subsidencia se acrecienta. Es
probable que al sureste de esta cuenca se extendiera una región de
topografía más diferenciada con persistencia de relieves emergidos y
de hondonadas poco profundas más o menos discontínuas (cf. NEWELL
et. al., 1953). Se nota en efecto que al material de los conglomerados
y de las areniscas parece no haver sufrido más que un débil
transporte. En los conglomerados los guijarros son frecuentemente
angulosos, en particular hacia la base de la formación, y su tamaño
sobrepasa a veces los 50 cm., como al noreste de Huanta donde la
parte sedimentaria de la serie es esencialmente conglomerádica. Las
areniscas son poco evolucionadas y contienen feldespatos en gran
número y micas flotadas. Se nota igualmente la irregularidad de la
repartición y de los espesores del Misisipiano en la región de Tarma,
donde no obstante se halla recubierto en concordancia por el
Pensilvaniano marino; ésto sugiere una topografía compleja.

Se nota finalemnte que el vulcanismo parece confinado a un


sector longitudinal de la Cordillera Oriental.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Estos datos sobre la palegeografía del Misisipiano son parciales,


ya que no se sabe nada de la zona comprendida entre la costa y el
borde sureste de la Cordillera Oriental, ya que el Misisipiano no aflora
en esta región.

2.1.2.2. Pensilvaniano-Grupo Tarma

Litología

La más occidental, forma una faja diagonal NO-SE en la hoja de


Tarma y se prolonga algunos kilómetros sobre las hojas de La Oroya y
Jauja. Todas las facies indican una fuerte influencia continental.

A 2.5 km. al oeste de Tarma, se encuentra la sección-tipo del


grupo estudiado por C. O. DUNBAR y N. D. NEWELL (1946); de 300 m.
de espesor, lo conforman en proporciones decrecientes:

Zona I.-

- lutitas y silstones grises o negros con frecuentes


intercalaciones de caliza ocre más o menos arenosas
tendientes a formas nódulos.

- calizas grises más frecuentes y más espesas hacia el tope de


la serie donde se vuelven arrecifales y alcanzan una veintena
de metros.

- intercalaciones de areniscas glauconíticas,

- algunas intercalaciones de conglomerados poligénicos, cuyos


guijarros son angulosos, frecuentemente pluridecimétricos y
provenientes de lechos supreyacentes de la serie,
redondeados, raramente pluricentimétricos y provenientes
del Devoniano.

- un banco de yeso de 50 cm. a más de 1 m.

Esta sección-tipo caracteriza basatnte bien la litología del grupo


en las cercanías de tarma; las lutitas con bancos de calizas ocres
intercaladas son particularmnete características. La fauna, muy rica,
comprende Spiríferos, Prodúctidos, Corales y Briozoarios; su parte tope
contiene Fusulinella en abundancia, que la data del Atokan superior
(equivalente del Westfaliano A) según DUNBAR y NEWELL (1946,
p.385).

Pero los cambios de facies, aún en una misma zona, son rápidos
y en Acobamba, 10 km. más al norte, la serie es muy diferente, de un
espesor de más de 1,000 m., muestra de la base al tope:

1. 15m. de calizas y areniscas silicificadas concordantes


con las dacitas violetas del Misisipiano;
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

2. Una serie areno-lutácea (500 m +) con ritmos de 10 a 50


espesor, con areniscas a veces conglomerádicas en su
base, y en el tope de una fina diatema esquistosa;

3. Molasas laminadas (400 m.) donde alteran cada 2 a 5


cm. lutitas y cuarcitas de grano fino que muestran a
veces mudcracks;

4. 50 a 100 m. de lutitas oscuras con Braquiópodis y restos


de vegetales.

5. Si se sigue esta misma banda de afloramientos hacia el


noreste hasta la pista Junín-Chupán, las calizas (1)
desaparecen, la serie lutácea-arenosa (2) toma las
características de un flysch mientras que las molasas
con laminitas pasan a molasa: groseras y rojizas.

Zona II.-

Es más oriental y puede ser reconocida desde los 11º30’S hasta


Abancay (13º30’S). La serie Tarma tiene allí un espesor de más de
2,000 m. y es mucho más rica en lutitas. Está bien expuesta después
de Comas, en el camino de Satipo, y al noreste de Huanta. En este
último lugar su base es concordante sobre las volcanitas misisipianas y
la conforman de abajo hacia arriba:

1. 10 a 50 m. de calizas y areniscas ca´cáreas con


intercalaciones arenopelíticas a veces tobáceas y de
color verde.

2. 2,000 m. por lo mnos de una serie areno-lutácea con


escasas intercalaciones calcáreas donde alternan:

- conjuntos lutáceo-arenosos que pueden sobrepasar


un centenar de metros; el espesro de los ritmos varía
de algunos milímetros a 8 cm. La clasificación
granular es neta y los lechos arenosos
frecuentemente lenticulares (flaser-bedding)
muestran numerosas estratificaciones oblícuas y
huellas de “slumping”.

- pizarras oscuras en conjuntos de 20 a 50 m. donde


solamente algunas escasa alineaciones de nódulos
calcáreo-arenosos marcan la estratificación.

- cuarcitas blancas en bancos de 0.2 a 1 m., separadas


por finas diastemas esquistosas; estas cuarcitas
muestran estratificaciones oblícuas, estructuras y
ripple-marks.

Las intercalaciones calcáreas de esta serie sobrepasan muy


raramente la decena de metroa, se trata de calizas negras con pátina
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

gris claro, frecuentemente espáticas. Forman lechos de una decena de


metros asociados a inter-lechos arenosos o sino nódulos aislados en
una matriz arenosa. Además de crinoideos contienen Coniatites,
próximos, según A. Pardo, a los Pseudoparalelogoceras típicos del
Pensilvaniano encontrados por N. D. NEWELL et. al. en el noreste del
Perú.

Zona III.-

Se extiende sobre gran parte de la cuenca amazónica y, en el


sur del Perú, cubre aparentemente una parte de la Cordillera Oriental
(Abra de Coasa). El Pensilvaniano está representado allí por la parte
inferior de una formación calcárea que asciende hasat el Permiano.

En el Pongo de Coñec (13ºS, 70º20’O) en el límite de las llanuras


de Madre de Dios y de la Cordillera Oriental, se aprecia un buen corte
que muestra esta facies. La serie carbonatada reposa en concordancia
sobre un banco de areniscas tobáceas verde-azulado brillante que
recubre un conjunto lutáceo arenoso (Devoniano o Misisipiano ?);
cuenta aproximadamente con 300 m. de caliza gris intercalada de
esquistos y areniscas color vino, verdes o negras; las calizas fosilíferas
nos han proporcionado numerosos Espiríferos, Prodúctidos, Briozoarios
y un pygidium de Trilobite (Phillipsidae). Una parte de esta serie es
pensilvaniana como lo demuestra la presencia de Profusulinella
(ROBERTS, en NEWELL et. al., 1953, p.177) pero su tope es quizá
permiano.

Según geólogos, en particular W. RUEGG (1956, 1958, 1964)


esta formación p.p. pensilvaniana se vuelve decididamente calcárea,
se hace más espesa hacia el norte: en la región del río Tambo, cuenta
con 600 a 1,000 m. de calizas de estratificación de Ganso Azul ha
atravesado 537 m. de estas calizas (KOCH, 1962).

Más al norte, se hace más delgada nuevamente debido a la


erosión precretácea y puede hasa desaparecer como es el caso en los
cerros de Contaya y las perforaciones de Rayo 1, Cashiboya y Marañón
110-1.

Edad

Los fósilesabundantes del gripo Tarma, los Fusulinidae en


particular, permiten datarlo del Atokan (NEWELL et. al. op. cit) piso de
la parte inferior del Pensilvaniano medio de Amércia del Norte
equivalente al Namuriano termianl y al Westfaliano A.

Hay que hacer notar que el Pensilvaniano superior no está


caracterizado en el Perú, salvo quizá en Ambo donde la secuencia
calcárea intercalada entre el tope del Misisipiano “Ambo” y las molasas
rojas del Permiano superior contiene un Tritices mal conservado que la
dataría del Pensilvaniano terminal. Para J. HARRINGTON (1962, Fig. 12
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

y 13), esta ausencia es debida a una regresión general del mar de los
territorios de Brasil, del Perú, y del Ecuador al final del Pensilvaniano.
Sin embargo, en muchos de los ccortes donde el Pensilvaniano “Tarma”
y el Permiano inferior “Copacabana” han sido identificados, nada
traduce sta regresión.

- En la Amazonía, W RUEGG (op. cit.) subraya que sólo un


estudio detallado de la microfauna permite separar las
calizas pensilvanianas y las calizas permianas.

- En Huanta, la frecuancia de las intercalaciones calcáreac


aumenta en el tope del “Tarma” y el paso a las calizas
francas del “Copacabana” se hace progresivamente.

Es por lo tanto probable que en estos cortes el Pensilvaniano


superior está presente pero no contiene fauna típica. La regresión del
Pensilvaniano termianl sería por lo tanto solamente parcial (cf. infra).

Paleogeografía en el Pensilvaniano

Al nivel del Perú central el mar del inicio del Namuriano terminal
se instala en una cuanca cuyo límite occidental está situado al oeste y
al suroeste de Tarma; su eje aproximadamente confundido con el de la
Cordillera Oriental, es una zanja estrecha fuertemente subsidente
(corte de la Fig. 17) al este de la cual se pasa a una régimen de
plataforma subsidente que se prolonga hasat Brasil, en el territorio de
Acre (MIURA y WANDERLEY, 1938; MIURA, 1972).

Esta cuenca comunicada aparentemente con el Pacífico en el


noroeste y sur del perú, donde se conocen lutitas y areniscas marinas
del Pensilvaniano (Cerros de Amotape en el noroeste, Camaná en el
sur); la ausencia de afloramientos pensilvanianos al oeste de Tarma no
permite precisar la extensión hacia el oeste de los terrenos emergidos
cuya aproximidad se inscribe en la litología del Pensilvaniano de las
secciones de la región de Tarma.

Hacia el noreste, el mar epicontinental peruano comunicaba con


un vasto brazo de mar subsidente pero poco profundo que ocupaba el
surco amazónico (cf. BEURLEN, 1970); las calizas y evaporitas
pensilvanianas alcanzan allí 1,750 m. y poseen un contenido fosilífero
muy parecido al del Gripo Tarma del Perú (cf. NEWELL et. al., 1953,
p.13). Las comunicaciones existentes en el Pensilvaniano entre el mar
“Tarma” y el surco amazónico del Brasil, se reducen progresivamente
en el curso del Pensilvaniano tardío. En el curso amazónico, la
secuencia decididamente marina del Paensilvaniano medio, llamada
formación Itaituba, está recubierta en concordancia por la formación
salífera Nova Olinda que asciende hasta el Permiano (cf. BENAVIDES.
1968 y BEURLEN, 1970).

2.1.2.3. Permiano Inferior Grupo Copacabana


ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Litología

En el Perú central, como acabamos de ver, el Permiano inferior


se extiende ampliamente en la Amazonía, donde está representado por
la parte superior de una formación calcárea cuya base es
pensilvaniana.

En la Cordillera Oriental del Perú central, el Grupo Copacabana


aflora ampliamente al sur de los 11º30’S., donde H. GERTH (1915)
había ya reconocido las calizas con Fusulinas. La sección de Hunta es
conocida por ser una de las más completas y más fosilíferas de las que
ha estudiado N. D. NEWELL et. al. (1953, p.33). El Grupo Copacabana
mide en este sector 1920 m. y lo conforman calcáreos de ruptura gris-
azuladas que forman las 35 partes de la serie y se intercalan con
lutitas y silstones grises a negros en el cuarto inferior y la mitad
superior de la sección; los bancos de calizas del tope contienen
guijarros de cuarzo y cuarcita. Se vuelven a encontrar secuencias
idénticas más al noroeste., siempre en el anticlinorio de Comas-Tambo,
hasta los 11º40’S (parte noreste de la hoja sde Jauja y de la hoja de
Andamarca). Al oeste de esta banda de afloramiento, angúlo sureste
de la hoja de Huancavelica (NARVAEZ y GUEVARA, 1968), están
presentes calizas Copacabana muy gruesas. En la localidad de Tarma,
en el corte clásico de C. O. DUNBAR y N. D: NEWELL (1946), parece
que el Grupo Copacabana está ausente.

En cambio, en un ámbito de 10 a 20 kms. al este y al sureste de


Tarma, una secuencia arenosa y conglomerádica roja de 30 a 100 m.
recubre el Pensilvaniano en concordancia; está cubierta por algunos
bancos calcáreos que encierran Fusulínidos del Permiano inferior (dét.
J. CHRONIC); se tienen por lo tanto allí a un grupo Copacabana de
espesor reducido; su tope está erosionasa y cubierto por
conglomerados rojos del Permiano superior (Mitu) con una débil
discordancia angular (Fig. 15).

Señalemos que más al norte el Permiano inferior y p.p. medio de


facies sólo es conocido algunos puntos de la Cordillera Oriental, siemre
bajo una facies marina carbonatada:

- Ambo, donde es concordante sobre el Misisipiano


(STEINMANN, 1929, p.40) pero donde podría tratarse del
Pensilvaniano superior (cf. supra).

- Leimebamba )6º45’S, 77º50’O) donde es trangresivo sobre


granitos (STEINMANN, 1929, p. 43 y KUMMEL en NEWELL et.
al., op. cit.)

- En la parte oriental de la hoja de Pataz (WILSON y REYES,


1964) entre 7º30’S-8ºS y 77º30’O-77º45’O; la atribución al
Eppermiano es dudosa u podría tratarse del Pensilvaniano.

Edad
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Las zonas faunísticas reconocias por N. D: NEWELL et. al. (op.


cit., p. 25) datan las calizas Copacabana del Wolfcampiano y del
Leonardiano inferior (es decir del Sakmariano y del Asrtinskiano
inferior). Pero con mayor frecuancia la erosión tardihercínica que
precede el depósito de las molasa rojas del Permiano superior-Triásico
inferior trunca sus niveles más elevados.

Paleogeografía en el Permiano Inferior

Después de la regresión del Pensilvaniano superior, el Permiano


inferior es testigo de una nueva transgresión, particularmente clara en
el sur del perú (Cordillera de Vilcabamba) y en Bolivia. En el Perú
central, en cambio, los límites del mar permiano retroceden en relación
con los del mar Pensilvaniano medio (Fig. 18). Además, la tasa de
subsidencia parece mucho más débil: en todas partes el Permiano
inferior se presenta bajo facies calcáreas de fauna netrítica
(Madreporarios, Braquiópodos, Fusulinas); el surco subsidente
orientado sobre la Cordillera Oriental en el Perú central no está bien
delimitado.

El aspecto de los bordes de la cuenca sedimentaris ha cambiado


también, es claro que los relieves eohercínicos, todavía vigorosos en el
Pensilvaniano, forman en el Permiano inferior una penillanura y no
proporcionan más elementos terrígenos gruesos a la cuenca.

2.1.2.4. Permo-Carbonífero Inferior Indiferenciado

El autor ha designado así dos secuencias que afloran en la parte


noreste de la hoja de Huancayo (1968). La primera aflora a 21 km. al
sureste de Huancayo y comprende:

- 75 m. de conglomerados gris-parduzco discordante sobre el


Paleozoico inferior y medio intensamente plegado.

- 75 m. de areniscas y siltitas con restos de plantas


indeterminables con una intercalación de 8 m. de calcáreas
microconglomerádicas a 30 m. del tope.

Esta secuencia evocaría el Misisipiano inferior, de no ser por las


calizas que testimonian una incursión probable de los mares
pensilvaniano y/o eopermiano.

Esta interpretación encuentre un argumento más en la


presencia, 15 km. más al noreste, de una segunda secuencia que es
esquisto-arenosa, epimetamórfica y un poco más espesa; contiene
lentes calcáreas con restos de Fusulínidos indeterminables.

En base a estas observaciones, se ha dibujado sobre las figuras


17 y 18 una línea de ribera aproximadamente noroeste-sureste
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

pasando por Huancayo que limita hacia el oeste la extensión del mar
en el Pensilvaniano medio y el Eopermiano.

2.1.2.5. Grupo Mitu (Permiano medio u superior-


Triásico superior)

La mayoría de loa autores antiguos habían notado, bajo las


calizas triásico-liásicas, series detrñíticas y volcánicas de color rojo
predominante que reposaban en discordancia marcada sobre un
substrato plegado o metamórfico o recubrían en concordancia series
marinas y continentales con fósiles carboníferos. D. H. Mc. LAUGHLIN
(1924) les atribuyó una edad carbonífera en la región de Cerro de
Pasco y les dió erl nombre de Formación Mitu. G. STEINMANN (1929)
les dió, según los sectores, una edad carbonífera o eotriásica.

Es sólo a partir del trabajo de N. D. NEWELL et. al. (1953) que


todas estas series rojas fueron reunidas en un mismo conjunto al cual
se le atribuyó una edad permiana superior. Se trata de molasas rojas
esencialmente continentales y vulcanitas rojas o violáceas ligadas a la
tectónica distensiva tardihercínica que se inicia probablemente en el
Permiano medio y se prolonga hasta el Noriano (cf. 2a. parte,
Introoducción). Pero no es inportante que el Grupo Mitu comprenda a
veces series carboníferas y eopermianas que acabamos de revisar.

El Mitu aflora principalmente en la Cordillera Oriental desde los


5ºS hasta la frontera boliviana. En el centro y el norte del Perú, está
igualemnete presente en las colinas subandinas. Finalmente, afloraría
también sobre la costa pacífica hacia los 16ºS (BELLIDO y NARVAEZ,
1960; MENDIVIL y CASTILLO, 1960; PECHO y MORALES, 1969). Por su
color y su litología, es una unidad clave para la cartografía.

Litología

Secuencias terrígenas

El material grueso, conglomerados, areniscas conglomeradicas,


predomina sobre las siltitas y lutitas. El color dominante es el rojo
ladrillo o vino; el verde y el rosado son basatnte frecuentes; notemos
que una débil elevación de temperatura hace cambiar los tintes rojos
en marrón y luego en verde.

Las secuencias terrígenas Mitu son típicamente molásicas. Las


estratificaciones oblícuas y entrecruzadas y los canales son frecuentes;
la sedimentación es rítmica. Así, a 5 km. al oeste de Tarma, cerca de la
carretera a Lima, la serie se compone de megarritmos de 5 a 10 m.
agrupando los ritmos más conglomerádicos en la base y los más
arenosos en el tope. Los guijarros son poco angulosos y presentan
pátinas ferruginosas y facetas que indican una eolización de un
transporte por corriente líquida sobre distancias pequeñas.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Los elementos de los conglomerados provienen de las series


pre-Mitu o de edificios volcánicos Mitu, en ese entonces activos. Su
matriz es arenosa a veces tufácea.

Las areniscas se ubican en cualquier posición y son muy


arcillosas; contienen resytos de feldespatos. Comprenden
frecuentemente fragmentos de rocas volcánicas y pasan por partes a
tufos volcánicos redepositados en medio acuoso.

Se conoce, finalmente, algunas intrcalaciones carbonatadas y V.


BENAVIDES (1968) menciona igualmente lentes de yeso.

Vulcanitas

La mayor parte de las secciones del grupo Mitu comprenden


uindades volcánicas, cuyos espesores, extensión lateral y posición
vertical en el grupo son extremadamente variables; en Huanta, las
vulcanitas, con más de 900 m. de potencia, constituyen los 3/4
superiores de la sección mientras que hacia Palcamayo, 20 Km. al
Oestenoroeste de Tarma, el Mitu de 1,550 m. de espesor no incluye
ninguna intercalación volcánica (NEWELL et. al., 1953, p.35).

En el Perú central, las rocas volcánicas del Mitu son rioloitas,


dacitas y andesitas en su mayor parte. Las andesitas constituyen
coladas o acumulaciones de vbrechas; a veces porfiríticas, con
cristales de labrador o andesina que destacan sobre un fondo afnítico o
vidrioso de color concho de vino o verde. Las dacitas y riolitas se
presentan frecuentemente como piroclasticas, que muchos casos son
tufos soldados producto de nubes ardientes (Lam. IV, 5). En la
Cordillera Oriental a la latitud de Ayacucho, NOBLE et. al., (1978a),
reportan la presencia de basaltos con oilivino y de riolitas peralcalinas
o comenditas, estas rocas son testimonio de una fuerte distensión del
tipo de la que se encuentra en un ambiente de rift, o detrás de un arco
volcánico.

En la parte noreste de la hoja de Huancayo, pequeños stockos


de tonalíticos y riolíticos se conectan con sills y coladas ácidas qeue se
intercalan en el Mitu y por lo tanto serían todos coetáneos.

Edad

Argumentos de Superposición

Las molasas rojas y las vulcanitas “Mitu” son correlativas de un


vasto movimiento epirogenético posterior en lo esencial a los
depósiyos del Permiano inferior. En efecto, al este de Huanta, el Mitu
reposa con una débil discordancia angular (NEWELL et. al., 1953) sobre
el Leonardiano inferior (Artinskiano inferior); recubre igualemente las
calizas del Permiano inferior, datadas con menor preseición, del ángulo
noreste de la hoja de Andamarca, hacia los 12ºS y 75ºO (C. GUEVARA,
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

inf. oral) y del ángulo suroeste de la hoja de Tarma; sucede lo mismo


en Ambo , según NEWELL et. al. Además, algunos de los escasos
guijarros calcáreos de los conglomerados Mitu han proporcionado una
fauna del Permiano inferior en las cercanías de Cerro de Pasco y al este
del lago Junín (BOIT, 1962).

Por otro lado, la edad mínima del Mitu está dada por la
transgresión del Noriano marino fosilífero, presente en todos los Andes
del Perú central. El descubrimietno de Ammonites del Ladiano inferior
en la base de las series carbonatadas triásicas en la región de la
Merced (LEVIN, 1973) reporta esta edad mínima al Ansiano superior, al
menos en esta región.

Argumentos Paleontológicos.

Algunas escasas intercalaciones marinas carbonatadas se


conocen en el grupo Mitu. C.O. DUNBAR y N. D: NEWELL (1946, p.385-
386) describen, en el corte clásico de Tarma, 33 m. de lutitas rojo
oscuro con algunos lechos de grava e intercalaciones calcáreas
fosilíferas, situadas a 700 m. de la base del grupo y a 350 m. de su
tope; los Braquiópodos recolectados dan una edad paleozoica superior
indeterminado. El lente de caliza arrecifal descubiereto por CHAMPION
(en HARRISON, 1951, p.27-18), cerca de la hacienda Huanca, a
aproximadamente 21 km. al este de Cerro de Paco y a proximidades
del tope del Grupo Mitu, ha proporcionado un Productus sp. y un Coral
que indica una edad carbonífera superior o pérmica.

En el anticlinal de Shira, MARTIN y PAREDES (1977) identifican


por palinofloras un equivalente lateral salobre del Mitu de los Andes
representado por areniscas rojas con intercalaciones carbonatadas que
cubren concordantemente a los carbonatos Muralla del Pensilvaniano-
Permiano inferior.

El Mitu contienen asimismo restos de plantas, en particular


Volzias inpregnadas de minerales de cobre encontradas 20 a 25 km. al
N60ºO de Tarma. W. J. JONGMANS (en AMSTUTZ, 1956) determinó más
de diez especies diferentes provenientes de estos yacimientos y
concluyó que son muy próximas a las Voltzias de los Kupeferchiefer del
Zechstein de Europa central.

Edades radiométricas

Las edades isotópicas k/Ar de algonus intrusivos asociados al


Mitu del ángulo noreste de la hoja de Huancayo, han sido
determinadas sobre rocas totales (ROCHA, CAMPOS y
AMARAL.com.escrita). De las cinco medidas efectuadas, una de 116 +
7 MA, cuatro se agrupan entre 148 y 188 MA y sólo una da una edad
permiana media de 260 + 25 MA .
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Interpretando estas medidas, estos geólogos atribuyen una edad


mínima de 260 MA (Leonardiano) al Grupo Mitu. Sin embargo, estos
resultados demandarían confirmación; la edad de 260 + MA puede, en
particular, ponerse en duda ya que (y) la muestra datada presenta una
fuerte contaminación de su A40 por el del aire (%A 40 aire=63, 36) y
(ii) una muestra del mismo intrusivo menos contaminada (%A40
aire=31, 91) da 160 + 10 MA. .

Conclusiones

La edad del Mitu sigue siendo mal conocida. Su lñimite inferior


es Leonardiano medio, su límite superior corresoponde a una tectónica
ante-noriana o inclusive ante-ladiana muy clara en varios sectores del
Perú central (cf. p.87). Paleontológicamente se aprueba que el Mitu
comprende elementos permiano pero ningún argumento decisivo
permite encastillar el grupo en el Permiano medio y superio. Por lo
que, hasta que se demuestre lo contrario, el auyot lo considera de
edad permiana media y superior y triásica inferior.

Observaciones Paleogeográficas: Grupo Mitu en el Perú


central.

Entre la costa pacífica y una línea irregular que pada por el


domo de Yauli, Huancavelica y Ayacucho, no se conocen afloramientos
del Grupo Mitu. Al noreste de esta línea se puede trazar un mapa de la
repartición de facies y de la extensión del grupo Mitu (Fig. 19).

Los puntos más orientales donde el Mitu típico está presente,


son el sondeo petrolero OX 7-1 (BENABIDES, 1968) y Satipo, donde
afloran conglomerados de guijarros de granito rojo pertenecientes
probablemente al grupo. AL norte de OX 7-1, ninguna perforación
petrolera de la Amzonía peruana ha atravesado el Mitu sin que se
pueda implicar una fase de erosión posterior, pero hay que tomar en
cuenta las facies salobres reconocidas por MARTIN y PAREDES, y que
han de considerarse como equivalentes laterales del Grupo Mitu.

En el área andina los sedimentos Mitu se han acumulado en


cuencas de dimensiones limitadas, bordeadas por relieves
rejuvenecidos de manera interminente por la tectónica de bloques y
por los edificios volcánicos “Mitu”. La composición de los guijarros de
los conglomerados nos prueba en efecto un débil transporte y la
naturaleza de los mismos nos informa sobre la de los terrenos
emergidos en ese entonces y sometidos a la erosión. En la región
Tarma-Junín, las medidas de corriente efectuadas por J. PERRIAUX, en
las molasas conglomerádicas sugieren que uno de estos relieves
hórsticos, a lo largo del cual se alineaban volcanes, se encontraba a
algunos kilómetros al noreste de estas localidades. Los espesores del
grupo Mitu medidos por J. V. HARRISON y J. J. WILSON (1960) a lo largo
del paralelo 10º30’S son regularmente decrecientes de este a oeste de
Tusi (900 m.), a Yanahuanca (0 m.); revelan la proximidad de una vasta
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

convexidad que se prolongaba aparentemente hacia el sureste en el


alto valle del río Mantaro. En efecto, en este valle el Trias reposa
directamente sobre el Paleozoico inferior en el borde del macizo de
Chulpán (11º10’S, 76º10’O) y la cobertura Mitu del Paleozoico inferior
del anticlinal del Malpaso sólo mide de 10 a 20 m. (J. V. HARRISON,
1956). La figura 20 ilustra la disposición de los relieves y la repartición
de facies sobre un transversal Chulpán-Carhuamayo en el curso del
“Mitu”.

2.1.2.6. Conclusiones

A pesar de los puntos dudosos, se puede trazar los grnades


rasgos de la historia geológica del paleozoico superior en el Perú
central.

En el Misisipiano, la tectónica en distensión que sucede al


plegamiento del Devoniano superior provoca la apertura, sobre el
emplazamiento futura de los Andes, de cuencas intra-montañosas
donde la sedimentación es esencialmente continental. En el
Misisipiano inferior; el mar estaría aún presente al menos en una parte
de la zona subandina; se sabe que invadía por

momentos las cuncas intramontañosas donde la tasa de


subsidencia era elevada. En el Misisipiano superior, la emersión parece
completa incluso en la zona subandina: no conoce ningún fósil marino
en los sedimentos terrígenos groseros que se acumulan entonces en
las cuncas. Una fase volcánica intensa, otro índice de distensión,
concluye la sedimentación misisipiana o principia de del Pensilvaniano
(Véase LAUBACHER in DALMAYRAC et. al., 1977).

La erosión de los relieves eohercínicos, sin duda renovados de


manera interminente por la distensión misisipiana, no había terminado
cuando el mar del Pensilvaniano se instala sobre una gran parte del
Perú y, en particular, en un surco fuertemente subsidente NNO-SSE
que recorta oblícuamente las direcciones eohercínicas NO-SE. Luego la
subsidencia disminuye y, conjuntamente, la sedimentación terrígena
da lugar casi por todos lados a una sedimentación carbonatada en un
medio poco profundo y bien oxigenado donde abundan los
madreporarios y los fusulínidos.

Después de una regresión parcial en el Pensilvaniano superior,


que toca sobre todo el ámbito andino s.s., el mar ocupa de nuevo una
gran parte del Perú central en el Permiano inferior. Se puede pensar
que los relieves emergidos son entonces reducidos a muy poca cosa ya
que, en este mar merítico débilemnte subsidente, los sedimentos son
casi íntegramente carbonatados.

En el curso de la fase tardihercínica, en el Permiano medio, se


crean relieves importantes, acompañados de vulcanismo, sin que haya
plegameinto; la acumulación de molasas y de productos volcánicos
tienen mayor amplitud que la de las molasas y vulcanitas del
Misisipiano a pesar de haber sido ligadas estas últimas a la tectónica
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

hercínica principal. Una tectónica de distensión menos intensa


caracteriza el resto del Permiano.

El estudio estratigráfico del paleozoico superior lleva a otras


observaciones concernientes al uso de los términos Ambo, Tarma,
Copacabana y Mitu, que, en el Perú, han tomado con el tiempo valor
de nombres de estratos.

No hay que olvidar, sin embargo, que el geólogo de campo los


utiliza en una acepción litológica; así, por ejemplo, todas las
secuencias conclomerádicas y arenosas de tinte oscuro con restos de
plantas aún no identificables serán atribuídas al Grupo Ambo y todas
las areniscas y conglomerados rojos al Grupo Mitu. Esta clasificación es
muy sumaria ya que:

1.- Es probable que las series marinas del Pensilvaniano y


del Permiano inferior tengan también equivalentes
terrígenos continentales con restos de plantas que han
pododp ser confundidos con molasas misisipianas. Se
sabe además que restos de Lepidodendron están
presentes en el tope del Pensilvaniano del corte del cerro
Ampay (NEWELL et. al., 1953, p.29).

2.- Es eguro que parte de las areniscas rojas de facies


típicamente “Mitu” pertenecen en verdad al
Pensilvaniano o al Permiano inferior en la región de
Tarma (cf. p.51) y la base del Noriano al este de Junín.

2.2. CADENA EOHERCINICA (DEVONIANO SUPERIOR)

Una vez establecida la presencia del Paleozoico inferior y medio


más intensamente plegado que el Permo-Carbonífero que lo recubre
(STEINMANN, 1929), quedaba por poner en evidencia las fases de
deformación que los afectaban. G. STEINMANN las situó en el Siluriano
y el fin del Devoniano.

MEGARD, (1967), pensaba que movimientos “caledónicos”


podían haber jugado un papael en la región de Ambo, situada entre
Cerro de Pasco y Huánuco, y en las proximidades de la frontera
boliviana, al norte del Titicaca; en efecto, estratos marinos fosilíferos
poco plegados que el autor suponía como devónicos se encontraban
allí en concordancia con el Permo-Carbonífero y contrastaban
fuertemente con su substrato datado p.p. del Ordoviciano y más
intensamente defromado. De hecho, las faunas recolectadas en estos
estratos por B. DALMAYRAC, G. LAUBACHER y F. MEGARD son
misisipianas según J.. MURPHY; no hay pues deformación caledónica
en estas regiones donde, como en cualquier otra parte en la Cordillera
Oriental peruana, la discordancia mayor es la del Misisipiano sobre el
Paleozoico inferior.

En la región de Tarma, donde es datada con exactitud, esta


discordancia se sitúa entre el Devoniano medio y el Misisipiano basal;
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

corresponde a la tectrogénesis principal llamada también eohercínica;


este calificativo se opone al de tardiherciniano atribuído a la
orogénesis; no acopañada de tectogénesis del permiano medio.

La organización general de la cadena hercínica en el Perú y


Bolivia está dada por el artículo colectivo de los esquistos ORSTOM que
trabajaron en estos países (MEGARD et. al., 1971) y, en particular, por
la figura reproducida en este boletín /Fig. 11). En el Perú central, la
cadena hercínica es debida más que a la tectogénesis eohercínica, que
es polifásica; su dirección NO-SE al ONO-ESE, recorta con una ángulo
de 10º a 20º la de los Andes, que NNO-SSE a NO-SE, el límite noreste
de la cadena hercínica es mal conocido ya que poco se sabe acerca del
paleozoico de la zona subandina.

2.2.1. Discordancia Eohercínica

Se observa en numerosos puntos del Perú central y autores


como D. H. Mc. LAUGHLIN (1924) y J. V. HARRISON (1943) ya la
señalaron. Los terrenos situados bajo la superficie de discordancia
estánafectados por pliegues métricos a hectométricos cuyo
buzamiento axial varía fuertemente; y que están acompañados de
esquistocidad y a veces de un débil metamorfismo y la edad de estos
terrenos, ordoviciana o devoniana inferior y media, sólo está
determinada en algunos puntos.

Las formaciones que reposan sobre la superficie de discordancia


tienen edades variadas; se trata con mayor frecuencia del carbonífero
de las molasas rojas del Permiano superior-Triásico inferior, y menos
frecuentemente del Triásico superior o inclusive del Neocomiano. Todos
estos terrenos son concordantes entre ellos o a veces separados por
débiles discordancias, los pliegues que los afectan son andinos y en
general de amplitud kilométrica, la esquistocidad es bastante escasa
en ellos y presenta características diferentes de las de la esquistocidad
eohercínica.

La diferencia en el estilo y la intensidad del plegamiento permite


pues, incluso cuando la discordancia no está expuesta, distinguir los
terrenos eohercñinicos de los terrenos posteriores.

De hecho, es raramente necesario recurrir a estos argumentos


indirectos en el Perú central ya que la discordancia eohercíica es en
todas partes muy clara, de 10º30’S, hasta más allá de 13ºS, en la
Cordillera Oriental y el sur de las Altiplanicies. Sin embargo, N. D.
NEWELL et. al. (1953) llegaron a la conclusión que el Paleozocio inferior
y el Paleozoico superior eran concordantes encaminando algunos
perfiles situados en esta misma región, cerca de tarma y de Huanta.

En el sector de Tarma, el error de estos autores proviene de la


generalización de observaciones efectuadas en malas condiciones:
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

- en el corte clásico del Pensilvaniano de Tarma, 2,5 km. al


oeste de la ciudad, el contacto Devoniano-Pensilvaniano es
una falla subvertical.

Se nota más claramente algunos cientos de metros


más al este donde el Devoniano esquistoso, que dibuja
pliegues decamétricos contra el Pensilvaniano monoclinal.

- en el perfil de Pomacocha, 4 km. al norte de Tarma, una falla


separa también el Pensilvaniano de los esquistos grises a
rojizos que J. CHRONIC, (en NEWELL et. al., 1953) atribuye al
Devonaino. En esta sección falta la parte inferior de la serie
y, en particular, el conglomerado basal que se observa 100
m. más arriba en la pendiente, discordante sobre areniscas y
esquistos devonianos.

Cerca de estos cortes, al noroesre como al sureste, el


conglomerado basal, pensilvaniano o quizás misisipiano, reposa en
discordancia sobre los flychs devonianos con esquistocidad (Figs. 22 y
23).

Se pueden hacer observaciones idénticas al noreste de Huanta


donde los espesos conglomerados del Misisipiano recubren de la
misma manera series esquistosas aparentemente ordovicianas. La
concordancia observada por N. D: NEWELL et. al. (1953), es en
realidad la del Pensilvaniano, considerado equivocadamente como
Paleozocio inferior por estos autores, con el Permiano inferior (cf. mapa
de Huanta, inédito, MEGARD y PAREDES).

Este examen rápido de algunos casos litigiosos devuelve toda su


impostancia a la discordancia finidevoniana, bin observada aunque mal
datada por los autores antiguos como G. STEINMANN, D. H. Mc.
LAUGHLIN y J. V. HARRISON y que N. D. NEWELL et. al. ignoraron.

2.2.2. Estructuras Eohercínicas

2.2.2.1. Plegamiento Eohercínico

No haremos aquí un estudio sistemático del plegamiento


eohercínico en el Perú central; el objeto de este párrafo es solamente
dar al lector una idea del estilo de la formación por medio del examen
de una serie de ejemplos.

En la figura 21 se observa que el complejo eohercínico de las


Altiplanicies y de la Cordillera Oriental se encuentra situado en la parte
axial de la cadena hercínica. La gran mayoría de las estructuras que se
ha estudiado en estas regiones son estructuras menores ya que el
autor no ha efectuado los levantamientos de detalle que permitirían
reconstruir el aspecto de las grandes estructuras.

Las estructuras más evidentes son pliegues agudos,


frecuenemente en “chevron”, y acompañados de una esquistocidad de
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

plano axial, debidos a una fase de plegameinto F 2 relativamente tardía


ya que repliegan en numerosos sectores, una esquistocidad más
antigua; se pueden demostrar que esta esquistocidad temprana es
plano axial de algunos pliegues menores de una fase anterioe F 1.

Estructuras F1

Son pliegues decimétricos a pluricentimétricos sobre los cuales


el autor hizó sñólo unas pocas observaciones. Estos pliegues son
fuertemente decimétricos o acostados; tienden a ser semejantes con
un claro aumento en espesor de los bancos en las charnelas (Fig. 24);
este aumento en espesor es particularmente sensible en los lechos
pelíticos pero puede también alcanzar las cuarcitas como se nota
claramente en el anticlinal de Malpaso (lam. III, 3). A veces se observa
um boudinage de los niveles de cuarcitas paralelamente a los ejes de
los pliegues.

La esquistocidad s que es plano axial de estos pliegues se


observa en la mayoría de los sectores. Con mayor frecuencia se trata
de una esquistocidad de flujo particularmente clara en lámina delgada;
corresponde a muscovitas desarrolladas en los planos s 1 . Esta
esquistocidad forma una ángulo débil, 10º30’, con la estratificación,
está deformada por los pliegues F2 y por la esquistocidad s2 que es un
clivaje del “strin-slip”, muy intenso. s 1 aparece en lámina delgada aún
en las zonas donde no se ha observado todavía pliegues F 1 ; es el caso
entre otros en el anticlnal de Tarma-Huancayo-Quichuas en el valle del
Mantaro cerca a Quichuas.

La dirección de los pliegues y de los “boudins”, en las zonas


donde s1 es prácticamente plano, varía entre 040 y 060 y los ejes
están próximos al horizontal. En otras partes, se nota en general que
los ejes F1 replegados por pliegues F2 están muy erguidos y que su
dirección forma un ángulo de 70º a 90º con la de los pliegues F 2
orientales en promedio NO a NNO. El conjunto de estas observaciones
sobre las direcciones F1 es pues coherente y permite situarlas entre el
noreste y el este-noreste.

El sentido de vergencia de los pliegues F es mal conocido, ya


que las determinaciones de polaridades que el autor ha podido
efectuar en ellos, son dudosas; parece que fuera noroeste.

Estructuras F2

Los pliegues F son visibles sobre la mayoría de afloramientos del


Paleozoico inferior y medio. Son pliegues centimétricos a
plurihectométricos con buzamientos axiales comprendidos entre 0 y
30º y de direcciones próximas de N-O; su estilo varía notablemente en
función de la litología.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Allí donde predominan las cuarcitas, como en la sección del valle


del Mantaro entre Mantacra y Quichuas (12º30’S) los pliegues F 2 son
frecuentemente isopacos, bastante abiertos, o muestran a veces un
débil adelgazamiento de los bancos al nivel de las charnelas (Lam. III,1
); los pliegues disarmónicos son igualemnte frecuentes. Cuando los
niveles pelíticos son potentes, se espesan considerablemente en las
charnelas, mientras que los bancos arenosos o cuarcíticos intercalados
permanecen isopacos y son frecuentemente afectados por pequeñas
fallas inversas. Los mecanismos de deformación serían pues la flexión
* y el cizallamiento * en las cuarcitas y el aplanamiento y
deslizamiento en las pelitas (AUDEBAUD, 1970, p.25). En el caso en
que cuarcitas y pelitas alternan, se encuantran pliegues “en chevron”
(Lam. II, 2).

En el domo de Yauli y el anticlinal de Malpaso se llega a un nivel


estructural más profundo e incluso los lechos de cuarcitas se esponen
en las charnelas; los pliegues F2 tienden hacia el tipo “semejante”, nos
encontramos verdaderamente en el ámbito de aplanamiento (Lam. III,
4)

La dirección de los pliegues F2 varía habitualmente entre 110 y


150 con un máximo de frecuencia alrededore de 135, está muy
próxima a las direcciones “andinas” que presentan un máximo de
frecuencia alrededor de 145. En el límite, se podía creer, como el autor
hizo inicialemnte (1967), que los pliegues F 2 del material hercínico son
pliegues andinos disarmónicos en relación a los de la cobertura andina,
es decir neopaleozoica y mesocenozoica. No hay nada de

* el vocabulario empleado en este boletín en lo concerniente a


mecanismos de deformación provienen del libro de M. MATTAUER “las
deformaciones de los materiales de la cortesza y terrestre”, Omega,
Barcelona, 1976.eso ya que:

- los pliegues F2 y la esquistocidad s 2 son truncados por la


discordancia de base de los terrenos “andinos” sin que
intervenga un nivel de desprendimiento y,

- la tasa del acortamiento andino es basatnte inferior, en las


zonas donde aflora el material hercínico, a la tasa de
acortamiento debida a los pliegues F2 .

En conjunto los pliegues F2 son derechos o débilmente inclinados


hacia el noreste, pero esta inclinación tal vez tardía está ligada a los
plegamientos andinos que remotan flexiblemente el material hercínico
en estructuras plurikilométricas. En las cercanías inmediatas de Tarma
se nota sin embargo, pliegues orientados a 135 e inclinados hacia el
suroeste; uno de ellos en particular, es u sinclinal cuyo flnaco normnal
se sigue sobre m-as de 2 km. en las cuarcitas. Es una de las escasa
grandes estructuras F2 que el autor ha podido observas en el
Devoniano.

La esquistocidad s2 , plano axial de los pliegues F, es en general


una esquistocidad de strain-slip que afecta la esquistocidad s 2 (Lam.
IV, 3), determinando una crenulación de las superficies s 1 . En los
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

sectores donde F es intensa, se observa en lámina delgada dos


esquistocidades de flujo, de las cuales una corresponde a s 2 y la otra a
s2 ; tal es el caso en el domo de Yauli.

En las prximidades de los planos axiales de los pliegues F 2 , s2


está confundida con estos planos, pero al alejarse de los ejes, es
frecuente, que dibuje “abanicos inversos” que se abren hacia abajo en
los anticlinales y hacia arrbia en los sionclinales (Fig. 25), lo que
caracteriza igualmente a las zonas donde coexisten la flexión y el
aplanamiento.

Estructuras en los terrenos metamórficos eohercínicos

El metamorfismo hercínico es habitualemnte un metamorfismo


de grado débil que permanece en el ámbito de los esquistos verdes;
existe igualmente un metamorfismo de baja presión de grado más
elevado, ligado a intrusiones, graníticas de las cuales hablaremos más
adelante.

Se conoce esquistos verdes al noreste de Huancayo y en


particular a lo largo de la carretera Huancayo-Abra de Huaytapallana
entre Chemiseria y Acopalca (MEGARD, 1968). Loa pliegues visibles
son pliegues F2 de ejes muy parados que pliegan una foliación s 1
subrayada por muscovitas bien desarrolladas y subparalelas a la
estratificación. A estos pliegues F2 está ligada a una esquistocidad de
strain-slip s2 )Lam. IV, 4). Más al este, a la salida de esta zona de
metamorfismo, pliegues pluricentimétricos de dirección 120 pliegan un
material donde alternan estratos arenosos y esquistosos de 2 a 10
mm. de espesor; el examen de estas rocas en lámina delgada (Lam. III,
5) muestra que:

- Los “estratos” son microconglomerados de orígen al menos


parcialemnte tectónico, aunque los caminos brutales de
litología en sus bordes sugieren que son mimétricos de los
estratos originales.

- Los microlitones arenosos contienen estructuras transversas


o fuertemente oblícuas en sus bordes; son pliegues
milimétricos que admiten como plano axial una
esquistocidad de strain-slip s2 subparalela a los microlitones.
Las superficies s1 que dibujan estos pliegues son planos de
esquistocidad en los cuales se alinean los minerales
detríticos y algunas muscovitas neoformadas. Pasa lo mismo
en los microlitones pelíticos pero los minerales filitosos F 1 se
reorientan frecuentemente hacia s2.

- Los microlitones y los planos s 2 son plegados por pliegues F3


visibles macroscópicamente que están acompañados de una
esquistocidad de fractura grosera que sólo se desarrolla bien
en las proximidades de sus ejes.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Esta disposición puede interpretarse por la superposición de tres


fases de deformación F1 , F2 y F3 (Fig. 26). F1 y F2 son las dos fases
eohercínicas. F3 , que da los pliegues centimétricas visibles
macroscópicamente, es aparentemente la primera fase andina, datada
del Cretáceo terminal.

En efecto, por la dirección de sus pliegues, su estilo y el tipo de


esquistocidad, la deforamción F3 es análoga a la que afecta las
alternancias areno-pelíticas del Permiano superior en el mismo sector.

El autor y B. DALMAYRAC, han encontrado huellas de las dos


fases de plegamiento eohercínicas en las rocas algo metamórficas que
atraviesa la carretera Tambo del Sol-Huachón en la bajada de Huachón
(28 km. al este de Cerro de Pasco). La fase F 1 está materializada por
una esquistocidad s1 de flujo, sin duda contemporánea de algunos
pliegues de ejes muy parados; s está plegada por pliegues F 2
orientados 120 a 170 y asociados a una esquistocidad s 2 más grosera;
en las calizas con cherts se intercalan en la serie, se observa pliegues
por flujo *. En esta región F2 no puede ser una fase andina ya que los
pliegues F2 están truncados por la discordancia de base del Permiano
superior plegado conjuntamente con el Mesozoico en pliegues isopacos
plurikilométricos

Estructuras tardías

Se nota finalmente “Knicks” localizados en zonas restringidas de


algunas decenas a centenas de metrso. Se observaron planos de
kincks horizontales (Lam. IV, 1) y verticales (lam. IV, 2).

* Véase M. MATTAUER, 1976.

desprovistos de esquistocidad.

2.2.2.2. Tectónica de Ruptura

En la región de Tarma, se puede comprobar la presencia de una


tectónica de ruptura ante-pensilvaniana. esta región está dividida en
compartimientos de bloques delimitados por fallas NE-SO, que, en su
mayoría, son fallas inversas paradas; estas fallas, en un primer análisis
parecen andinas. El examen de las series estratigráficas de cada uno
de los bloques muestra sin embargo, que dichos bloques existían ya en
el Carbonífero y que la tectónica andina no ha hecho más que
movilizar las fallas hercínicas.

Así, en la figura 27, los bloques A y B pertenecen a una misma


unidad en la cual el Carbonífero es exclusivamente pensilvanieno con
excepción, quizá de sus conglomerado basal y tienen el carácter de un
depósito nerítico espeso de cerca de 1,300 m.; reposa en discordancia
sobre el Devoniano inferior y medio plegado en el Devoniano superior
y cuya base no aflora. El bloque C contiene una serie carbonífera
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

terrígena rítmica que reposa directamente sobre los sericitoesquistos


precámbricos; de un espesor de 300 a 500 m. no representa
aparentemente más que al Pensilvaniano. En los bloques D y E,
finalmente, el Carbonífero está siempre directamente discordante
sobre el Precambriano y mide 3,000 m. de los cuales 1,000 m.
pertenecen al Misisipiano y 2,000 m. al Pensilvaniano.

Esta oposición entreun bloque noreste donde el carbonífero


reposa directamente sobre el Precambriano y un bloque sudoeste
donde recubre un complejo hercínico de más de 1,000 m. de espesor,
se observa desde Palcamayo, 15 km. al norte de Tarma, hasat el centro
de la hoja de Pampas por los 12º15’S.

El límite común de estos dos bloques es el estrecho sinclinal de


Ricrán en el cual aflora el Mesozoico y donde se localizan numerosos
accidentes con orientación noreste sureste. La diferencia de la
naturaleza del substrato precarbonífero en estos dos grandes
compartimientos contiguos prueba que el accidente que los separa ha
intervenido en el Devoniano superior y levantado en más de 1,000 m.
el compartiemiento noreste, lo que ha provocado, a su vez, la ablación
total de la cobertura eo y mesopaleozoica de este compartimiento
antes que se deposite el Carbonífero.

Aceptando ésto, ningún argumento directo permite actualemnte


precisar cúal ha sido el mecanismo de estas fallas en el Devoniano
superior; es sin embargo probable que desde esta época se haya
establecido un régimen de distensión creador de relieves al cual está
igualmente ligado el vulcanismo misisipiano. Este régimen de
distensión ha proseguido, siendo menos marcado, en el curso del
Carbonífero superior: se conoce, en particular, en el sur del Perú
(NEWELL et. al., 1953, p.13; KATZ, 1959), grabens rellenados por el
Pensilvaniano y recubiertos por el Permiano inferior trangresivo.

2.2.2.3. Conclusiones

Acabamos de examinar brevemente la tectónica de la zona axial


de la cadena eohercínica en el Perú central; a pesar de las numerosas
incertidumbres, un cierto número de características generales se
desprenden de este examen:

1. La tectónica eohercínica se desarrolla entre el


devoniasno medio y el Misisipiano inferior, sin que se
pueda dar mayor precisión sobre este punto.

2. Las estructuras eohercínicas son polifásicas: la tectónica


plegada es debida a dos fases mayores; se registra
asimismo una fase de ruptura frágil posterior:

- La fase 1 es conocida por pliegues menores de


orientación noreste a este-noreste acompañados de
una esqquistocidad axial, que es una esquistocidad
de flujo; estos son pliegues acostados, en una
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

primera aproximación hacia el noroeste; el


plegamiento ha sido producido por flexión-
amplanamiento. Esta fase parece contemporánea de
un débil metamoerfismo regional (facies esquistos
verdes).

- La fase 2, mucho más evidente, se traduce por


pliegues derechos decamétricos a plurihectométricos
de dirección próxima a 135. Su esquistocidad axial es
una esquistocidad de fractura parada, a menudo de
tipo strain-slip; el plegamiento se produce por flexión
y cizallamiento por flexión y aplanamiento según la
litología.

Hemos visto que la tectónica de ruptura tardía se acompaña de


un magamatismo extrusivo, veremos más adelante (p. 76); que hay
asimismo un plutonismo eohercínico post-tectónico.

Se puede pues hablar de una verdadera cadena eohercínica, que


se individualiza tanto en lo que atañe a la tectónica como al
magmatismo, donde aflora, modifica los núcleos precambrianos;
parece pues que se ha construído esencialmente sobre un zócalo sia
´lico, lo que está corroborado por la ausencia de material ofiolítico en
la cadena eohercínica del Perú.

2.2.3. Tectónica de Ruptura Tardihercínica

N. D. NEWELL et. al. (1953) centraron su atención sobre el gran


cambio que ocurre en el Permiano medio (tardihercínico). De hecho, en
los Andes del Perú central, este cambio es sobre todo estratigráfico: a
los sedimentos carbonatados neríticos del Permiano inferior suceden
en forma brutal las molasa y vulcanitas rojas del Permiano superior-
Triásico inferior (Grupo-Mitu), pero la discordancia angular entre los
primeros y los segundos, cuando hay, no sobrepasa unos pocos
grados; no hay por lo tanto aquí plegamiento tardihercínico. Nada
prueba que este plegamiento haya existido más al oeste como
pretendían NEWELL et. al., ya que la debíl deformación del carbonífero
de Paracas, en el umbral costero de Ica, se debe más bien a la fase
andina fini-cretácea; además, más al sur (16ºS), el Pensilvaniano no
está solamente deformado en el Permiano superior (BELLIDO y
NARVAEZ, 1960, Fig. 7).

Queda la discordancia de las molasas Mitu sobre los complejos


plegados eohercínicos y precambrianos; se trata aquí evidentemente
de una herencia de las discordancias eohercínicas y
tardiprecambrianas.

La tectónica tardihercínica en el Perú central se reduce pues a


un levantamiento genral que expulsa al mar del contienente y en el
curso del cual intervienen numerosas fallas y en particular las de
dirección noroeste-sureste. Estas fallas han vuelto a intervenir
ciertamente en el andino, pero un ciereto número de ellas tienen
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

desplazamientos tardihercínicos importantes: así las molasas Mitu


reposan frecuentemente, en bloques fallados contiguos, sobre
substratos totalmente diferentes, de los cuales uno está conformado
por una serie carbonífera espesa y el otro está totalmente desprovisto
de ella (Fig. 28). En un caso, una de estas fallas tardihercínicas ha sido
fosilizada por las molasas Mitu, en el extremo sur del amcizo
precambriano de Chupán-Huasahuasi (Fig 29).

El mecanismo tardihercínico de estas fallas no ha sido


estudiado, quizá ha intervenido en fallas de rumbo en un régimen de
comprensión coetáneo con el plegamiento tardihercínico que afectaba
la región situada al norte del Titicaca (AUDEBAUD y LAUBACHER, 1969;
LAUBACHER, 1970) u sin duda Bolivia (MARTINEZ y TOMASI, en
MEGHARD et. al., 1971); es ésta una hipótesis por verificar. En todo
caso, la granulometría grosera de las molasas Mitu y el volcanismo
intenso al ual están ligadas, están a favor de un régimen de distensión
creador de horsts y grabens que caracteriza todo el períodod de
deposición del grupo Mitu.

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ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

CAPITULO 3

PLUTONISMO PRECAMBRIANO YU PALEOZOICO

En el Perú central, la mayoría de los intrusivos susceptibles de


tener una edad premesozoica aflora en la Cordillera Oriental (Fig. 30).
La dificultad más grande de su estudio reside en la determinación de
esu edad, que en eusencia casi total de medidas geocronológicas, sólo
es conocida muy aproximativamente por el examen de sus relaciones
con las rocas de caja. A menudo hay que contenerse con una edad
máxima: tal granitoide seá post-precambriano o postdevoniano por
ejemplo, según haga intrusión en tal o cual complejo plegado. En
algunos casos, la presencia de sedimentos discordantes o que
comportan guijarros de rocas intrusivas, permite llegar a una mayor
presición. Queda finalemnte el criterio del estado de deformación de
los intrusivos, que debe ser aplicado con precaución debido a la
existencia de “pasadizos” de deformación, algunos de ellos recientes.

A continuación sólo examinaremos algunos perfiles


transversales a través de los grandes macizos intrusivos de la
Cordillera Oriental, intentando precisar la edad de sus diversos
componewntes por los métodos que acabamos de enumerar.

3.1. GRANITOIDES DEL SUBSTRATO PREANDINO A LO LARGO DE


ALGUNAS SECCIONES

3.1.1. Sección La Victoria-Llaupi

Entre la Victoria y Llaupi, la carretera Carhuamayo-Paucartambo-


Llaupi atraviesa en unos cincuenta kilómetros la parte centro-sur de un
complejo batolítico que forma el eje de la Cordillera Oriental. de
Huanúco hasta el río Tarma. Este corte (Fig. 31) muestra una gran
variedad de intrusivos, los cuales de los más antiguos a los más
recientes son los siguientes:

g1 : una plagiogranito con granos redondos de cuarzo de 2 a 5


mm. y biotita cloritizada. Los cuarzos están fraccionados en
laminillas irregulares cuyas orientaciones ópticas difieren
ligeramente y las plagioclasas muestran “kinck-bands”.

g2a : una granodiorita clara de feldespato potásico albitizado,


biotita a menudo cloritizada y a veces anfíbol. La muestra nos
permite observar grietas rellenadas pre-clorita-epidota con un
espaciamiento centimétrico a decimétrico, pero no se observa
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

deformación más íntima. En algunas fajas estrechas, g 2a pasa a


una milonita; la milonitización se hace a temperaturas poco
elevadas (orden de los 200º C.) ya que los únicos minerales que
recristalizan a veces en las superficies de cizallamiento son
biotitas verdes de tamaño pequeño.

g2b : un granito rosado no deformado, comprende varias facies,


de las cuales las más comunes son:

- una adamelita clara (aflora al paso del río Manto) de biotita;


se notan allí dos generaciones de plagioclasas, unas
subautomorfas, y de gran dimensión. Los feldespatos
potásicos son esencialmente pertitas a veces asociadas en
sineusis, y microclina. La biotita es escasa.

- un granito “hipersolvas” igualmente claro, compuesto


únicamente de cuarzo y de pertita, que muestra huellas de
estructuras gráficas.

g3a : un conjunto de granitoides no deformados que comprenden


dioritas y tonalitas de hornblendas grandes recortado por
adamelitas.

g3b : un conjunto granodiorítico no deformado que recorta


dioritas y corneanas.

A lo largo del camino, el autor no ha observado contacto que no


está fallado entre los conjuntos g1 , g2a , y es sobre criterios de
doformación que se apoya su cronología relativa. En cambio, en el
interior de los conjuntos g 3a y g3b , es fácil establecer tal cronología
relativa entre los diferentes intrusivos componentes: parece que las
dioritas son siempre anteriores a las granodioritas y adamelitas.

El examen de las relaciones con las rocas de caja permite unir


esta cronología con la escala estratigráfica. En el borde noroeste del
batolito, unos conglomerados identificados por el autor como Permiano
superior Mitu, no son metamorfizados por g2b y contienen guijarros
basatnte reconocibles de granitos hipersolvas y de adamelitas rosadas
g2b . En el borde suroeste del batolito, las granodioritas g 2a recortan
sericitoesquistos eohercínicos o precambrianos parece que el Permiano
superior recubre en discordancia el conjunto de estas rocas. se nota
que los guijarros de este Permiano provienen en parte de los
plagiogranitos g1 de granos gruesos de cuarzo.

En resumen, g1 , g2a y g2b son granitoides anteriores al Permiano


superior y g2a es posterior al Precambriano tardío.

Si se admite ahora, en una primera aproximación que el


amplazamiento de cada granitoide está ligado a una fase de
deformación y si, además se relaciona la deformación de los
granitoides con las fases de deformación ulteriores, se llega a
considerar que:
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

- g1 es un plegamiento finiprecambriano o eohercínico precoz


afectado por el plegamiento eohercínico.

- g2b es una granodiorita del Eohercínico tardío o del


Tardihercínico precoz afectada por la tectónica de ruptura
tadihercínica.

- g3a y g3b son granitoides tardihercínicos post-tectónicos o


granitoides andinos.

3.1.2. Sección Pacococha

Una sección que pasa por el lago de Pacococha, situado al


borde de la pista de Junín a Chupán, yendo en dirección del caserío de
Yañec, atraviesa la adamelita de Pacococha (Fig. 32). Es una roca
porfídica de grandes pertitas zonadas y biotita a menudo cloritizada.
No está deformada a la escala de la muestra sino dividida en prismas
por una red de diaclasas espaciadas de 2 a 10 m. y a menudo
ocupadas por filones de diabasa. Recorta sericitoesquistos
precambrianos en sus bordes norte y este y los conglomerados de
base del Misisipiano la recubren en discordancia. La edad radiométrica
K/Ar de las biotitas, medida por H. MALUSKI y P. BLATRIX, es 346 + 10
MA es decir devoniana terminal; en cambio las cloritas de la misma
roca han dado una edad de 290 + 50 MA, pero su grado de
contaminación es particularmente elevado.

Hay pues aquí una buena correlación entre la edad radiométrica


en la biotita y las observaciones de campo. La adamelita de Pocococha
aprece ser el primer intrusivo post-tectónico identificado en el Perú.

3.1.3. Sección Río Tarma

La carretera de Tarma a San Ramón-La Merced atraviesa los


macizos graníticos de Hualluniyocc (gHc), Huacapistana (gHa),
Utcuyacu (gU) y La Merced (gLM) como lo muestra el corte A de la
figura 33. Los macizos de Hualluniyocc y Utcuyacu son dos apófisis
meridionales del batolito complejo atravesado por el corte La Victoria-
Llaupi.

3.1.3.1. Adamelita de Hualluniyocc (gHc) es una roca


leucócrata con escasa biotitas cloritizadas. Está afectada por una
fisuración intensa que la recorta en bloques prismáticos decimétricos;
las fisuras están tapizadas de cloritas y cuarzos recristalizados. Al
norte de Palca (corte B, Fig. 33) esta adamelita está recubierta en
discordancia por brechas de guijarros de adamelita y vulcanitas
desprovistas de esquistocidad que el autor atribuye al Permiano
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

superior; en este mismo corte, un poco más al oeste, la adamelita


intruye vulcanitas con esquistocidad que serían las del Carbonífero
inferior. La adamelita de Hualluniyocc sería pues tardihercínica.

3.1.3.2. Granito de Huacapistana (gHa) es un granito


migmático de feldespato potásico, de tinte oscuro, proveniente de la
fusión de los gneises precambrianos del macizo de Maraynioc-Mayrazo.
En su borde estos gneises, pasan progresivamente a migmatitas con la
foliación de los gneises; hacia el suroeste forma apófisis francamente
intrusivas que ascienden hasta los micaesquistos de su cobertura. Este
granito parece contemporáneo con la segunda fase de meatmorfismo
finiprecambriano.

3.1.3.3. Granito de Utcuyacu (gU) es un granito


monzonítico de color gris claro, fresco, no deformado, de biotita y
muscovita, que sólo recorta el precambriano; se trata aparentemente
de un granito andino o tardihercínico.

3.1.3.4. Granito de La Merced (gLM) es un granito


rosado a gris, de grano grueso, con biotia y a veces hornblenda, que
muestra una estructura rapakiwi s1 y en general no está deformado.
En la hoja de Jauja (PAREDES, 1972), recorta y metamorfiza el
Carbonífero y el Permiano inferior marino, y se le encuentra en
guijarros, en conglomerados rojos infranorarios atribuídos al Grupo
Mitu (Permiano superior-Trias inferior y medio). Entre Vitoc y San
Vicente (corte A, Fig. 33), se le encuentra en los elementos de los tufos
volcánicos brechosos igualmente atribuídos al Mitu. Una isocrona Rb/Sr
en roca total (CAPDEVILLA et. al., 1977) recalculada con la nueva
constante 87 Rb=1,42.10-11 año1-1 , de una edad de 246 + 10 MA para
el granito de La Merced, es decir una edad cercana a la del límite
Permiano-Triásico. Se trata por lo tanto de una granito tardihercínico
tardío.

3.1.4. Sección Tortuga-Satipo

Esta sección (Fig. 34) atraviesa dos conjuntos de rocas graníticas


que difieren por su estado de deformación; las más antiguas son
granitoides, que mmuestran una clara alineación de sus minerales o
aún de estructuras gneisicas (1), las más recientes son granitos como
el granito de Mariposa (M) y el granito de Carrizal (C) que nunca son
deformados de manera penetrativa y recortan los granitoides
deformados.

3.1.4.1. Granito de Carrizal


ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Es una roca leucócrata de grano grueso de bitita y anfíbol,


descrito por J. V. HARRISON (1951), hace intrusión en el Paleozoico
superior que ha sido plegado en el cretáceo terminal; es por lo tanto
granito andino. El granito de Mariposa, igualemnte leucócrata, con
biotita y anfíbol, pero de grano medio, es aparentemente
contemporáneo.

3.1.4.2. Granitoides Deformados  1 :

Se extienden hacia el sureste en la hoja de Andamarca y es


pobable que ocupen también el ángulo noreste de la hoja de Pampas
(granito del Cerro Pichiusa, de GUIZADO y LANDA, 1965), Según C.
GUEVARA, estarían recubierto en discordancia por el Permiano superior.
Su estado de deformación es incompatible, o de granitos eohercínicos
sintectónicos.

3.1.5. Conclusiones

Los criterios de deformación, controlados por el axamen de los


guijarros de los conglomerados y por el estudio de las relaciones con
las rocas de caja, permiten diferenciar dos grupos de intrusivos en la
Cordillera Oriental. El primero es el de los granitoides defromados de
manera penetrantiva, que son precambrianos o contemporáneos de la
tectogénesis eohercínica. El segundo es el de los granitoides no
deformados de manera penetrativa, que son, eohercínicos post-
tectónicos, tardihercínicos, o andinos.

Una aplicación más sistemática de los criterios


microestructurales, conllevará nuevos resultados pero deberá ser
completada por determinaciones rediocronológicas necesarias en el
caso de los grandes batolitos compuestos.

3.2. METAMORFISMO LIGADO A LAS INTRUSIONES PRECAMBRIANAS


Y HERCINICAS

El metamorfismo de contacto de loa granitoides post-tectónicos


precambrianos y hercínicas, es bien conocido; parece no ofrecer
características originales. En el contacto de la adamelita eohercínica
de Pacococha, por ejemplo, se nota solamente el desarrollo de algunos
cristales gruesos no orientedos, de muscovita y de biotita en los
micaesquistos precambrianos. Se conoce corneanas en el contacto del
granito de San Ramón (PAREDES, 1972) pero queda por realizar su
estudio petrográfico.

En cambio, existen índices de un metamorfismo sintectónico


eohercínico en el Perú central.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Hemos mencionado incidentalmente el metamorfismo regional


eohercínico que permanece aislado a los esquistos verdes de clorita,
muscovita, albita.

J. P. BARD ha demostrado sin embargo, que intrusiones


graníticas sintectónicas han elevado localmente la temperatura y el
gradiente geotérmico en la cadena hercínica, dando así nacimiento a
asociaciones de biotita + grante + sillimanita. Es el caso en particular
del granito a dos micas de Zongo situado en la Cordillera Real
boliviana 40 Km. al norte de La Paz y estudiado por J. P. BARD et. al.
(1924). Este granito se intruyó poco antes de la tectogénesis
eohercínica, siendo luego gneisificado por ella. El efecto térmico ligado
al emplazamiento del granito se extendió durante toda la tectogénesis,
en tal forma que algunos minerales de metamorfismo son
pretectónicos, hasta sintectónicos y otros sintectónicos hasta post-
tectónicos. Se nota igualmente que estos minerales son a menudo de
gran tamaño. Un metamorfismo del mismo tipo existe en la Cordillera
Oriental del Sur del Perú (San Gabán).

En el Perú central, colectemos cerca a Tintay en la hoja de


Pampas (esquina SW de la Fig. 29), dos muestras de micaesquistos que
tienen asociaciones mineralógicas semejantes a las descritas por BARD
et. al. Una de estas muestras tiene una asociación biotita + andalusita
+ granate + staurolita (Lam. IV, 6) y las caracetrísticas de los
minerales y sus relaciones con las estructuras son las siguientes:

- la biotita forma pequeños crsitales repartidos en los planos


de esquistocidad.

- la andalusita se presenta como porfiroblastos de chiastolita


que alcanzan 1 cm. y sobre los cuales se amolda la
esquistocidad. En las zonas abrigadas (“colas” de
cristalización) cristaliza cuarzo así como en grietas de
distensión que se observan dentro de las chiastolitas. Estas
por lo tanto parecen resultar de un metamorfismo anmterior
a la esquistocidad. Sin embargo las mismas chiastolitas
crecen posteriormente e incluyen en su periperie muscovitas
y staurolitas.

- el grante y la staurolita son cristales de tamaño más


reducido; la staurolita parece ser sincrónica de la
esquistocidad ya que se localiza mayormente en las zonas
abrigadas a proximidad de cristales pre-esquistocidad.

En la otra muestra, donde coexisten principalmente la


andalusita, el granate, la biotita y la clorita, las cosas son
más complejas; las láminas delgadas muestran una
esquistocidad s1 subparalela a una estratificación de la cual
se conservan algunas huellas, s1 está afectada por un strain-
slip, de fase 2 que por lugares pasa a kin-bands; los planos
de strain-slip son planos axiales de pliegues cantimétricos.
Las relaciones de estas estructuras, y de los yacimientos de
los minerales son las siguientes:
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

- Las biotitas pertenecen a dos generaciones. La primera


comprende cristales de tamaños pequeño dispuestos de
plano en s1 . La segunda corresponde a amontonamientos
milimétricos de biotitas fde gran tamaño que han cristalizado
sin considerar las estructuras y sólo han sido deformados por
kinks tardíos, de fase 3. Sin embargo, los amontonamientos
parecen reemplazar objetos pretectónicos y aparentemente
pre s1 , ya que s1 se amolda sobre estos amontonamientos en
cuyas partes subsisten zonas abrigadas donde se concentra
el cuarzo. Algunas de estas biotitas de segunda generación
han cristalizado miméticamente biotitas respecto a
anteriores de disposición sigmoidea.

- Las cloritas se presentan bajo la forma de tasbletas


repartidas sin orientación preferncial, en el plano de la´mina
delgada. Engloban inclusiones oblícuas respecto a la
esquistocidad externa s1 ; s1 amolda las extremidades de
estos porfiroblastos cuando están casi perpendiculares a ella.

Se encuntran allí relaciones entre la esquistocidad y


las cloritas análogas a aquellas descritas por Ph. MATTE en
relación con los cloritoides hercínicos de Gaslicia (1968,
p.102-103). La clorita se habría desarrollado entonces al final
de la fase 1.

- La andalusita forma grandes porfiroblastos que engloban


también la esquistocidad s1 bajo la forma de inclusiones
internas sigmoideas; pero aún allí s 1 moldea también estos
blastos. Estos inducen por otro lado, una zona abrigada
donde el strain-slip de fase 2 no se desarrolla.

- Los granates de tamaño pequeño y automorfos son también


moldeados por s1 y por kink-bands de fase 2. Pueden
contener inclusiones orientadas oblícuamente en relación a
s1 .

Parece por lo tanto que aquí el desarrollo del granate de la


andalusita y de las tableteas de clorita es simultáneo y contemporáneo
del final de la fase 1; es seguido tardíamente por la recristalización
estática de ciertas biotitas.

Por su parte J. PAREDES (1972, p.68), describe al norte de


Comas (Fig. 30) micaesquistos de chiastolita que tienen una historia
bastante parecida.

Sin embargo, la edad paleozoica y/o medio de los terrenos que


abrigan este metamorfismo de un tipo tan particular no ha sido
determinada con seguridad hacia Tintay, ni hacia Comas y ninguna
relación entre este metamorfismo y los granitoides eohercínicos ha
podido ser puesta en evidencia. En lo que se refiere a las rocas de
Tintay, se puede, a título de hiótesis, unirlas a la intrusión de los
“granitos viejos” de estructura gneisoide (1) análogos a los de corte
Toctuga-Satipo (Fig. 34), solución que adoptamos en el mapa a 1:
500,000 que acompaña a este boletín.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

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ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

SEGUNDA PARTE

LA CADENA ANDINA EN EL PERU CENTRAL

Y DESDE LA COSTA HASTA EL RIO APURIMAC.

(de 10º30’S a 13ºS)


ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Generalidades

Bajo el término de “ciclo andino” describiremos en lo que sigue,


todos los acontecimientos que se suceden en la extensión actual del
sistema montañosa andino y en sus inmediaciones desde el principio
del Mesozoico basta la época actual.

El “ciclo andino” comienza por un largo período se


sedimentación, durante el cual series mayormente marinas se
depositan en condiciones de relativa estabilidad. Este régimen termina
a fines del Cretáceo, viniendo luego un período marcado por varias
fases tectónicas de compresión, por el emplazamiento de importantes
masas de rocas plutónicas y por la elaboración de varias superficies de
erosión.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

CAPITULO 1

MATERIAL ANDINO

El material sedimentario e ígneo deformado durante el ciclo


andino se puede dividir en tre conjuntos:

- el más antiguo ha sido depositado durante el poeríodo de


sedimentación sensu stricto y consta mayormente de
sedimentos marinos.

- en conjunto medio corresponde a las capas rojas del


Cretáceo terminal y del Terciario inferior.

- el conjunto superior consiste en las series volcánicas del


Terciario medio y parte superior.

Estos terrenos están plegados y cubiertos discordantemente por


un cuarto conjunto constituído por capas del Terciario más superior y
del Cuaternario que por lo general son horizontales pero que
localmente pueden estar deformadas en particular a lo largo de zonas
falladas.

Cada vez que se pasa de un conjunto antoguo a uno más joven,


la intensidad de deformación disminuye notoriamente; cada cambio de
intensidad de deformación corresponde a una fase tectónica más o
menos bien expresada según la zona estructural considerada. Así la
típica división en cuatro conjuntos es válida en los Andes pero no se
aplica ni en la zona subandina ni en la zona de costa.

1.1. SEDIMENTACION DESDE EL TRIASICO HASTA LA PARTE


INFERIOR DEL SANTONIANO

Las secciones de la figura 35 dan una idea de las diferentes


columnas conocidas en el Perú central.

1.1.1. Sedimentación del Triásico hasta el Bajociano

Después de un períodod no bien conocido en el cual se


depositan series terrígenas, las irregularidades de la topografía post-
Mitu debidas a la “fase finihercínica” se borran, el contienen baja y el
mar lo invade. Dicha invasión marina se produce entre el Ladiniano y
el Noriano según las áreas consideradas. En este mar se deposita un
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

conjunto carbonatado en el cual se distinguen tres series: (G.


STEINAMNN, 1929; J. V. HARRISON, 1940, 1943a, 1943b; F. MEGARD,
1968; T. SZEKELY y L. T. GROSE 1972) llamadas respectivamente
formaciones Chambará, Aramachay y Condorsinga.

1.1.1.1. Triásico-Formación Chambará

Triásico basal terrígeno.- Se trata en muchos lugares de series


miméticas del Mitu, que a menudo han sido confundidas con el Mitu
genuino (Fig. 36A). Es el caso, por ejemplo, de una secuencia terrígena
roja que descansa discordantemnte encima del Mitu genuino o del
Pensilvaniano Tarma unos 13 km. al ENE de Junín y está constituída, de
abajo hacia arriba, por:

- 100 m. de conclomerados y areniscas de color rojo.

- 3 megarritmos de algunos metros de espesor, formados por


areniscas rojas en parte conglomerádicas con un lecho
delgado de dolomita amarilla en el tope.

- Encima viene un megarritmo totalemnte dolomítico, cuya


base corresponde a dolomías arenosas que sirven de matriz
a cantos dolomíticos; el resto de la serie hacia arriba es
dolomítico y calcáreo y se identifica evidentemente con la
fm. Chambará.

El autor ha descrito una serie semejante en la parte SE de la


hoja de Huancayo, cerca a Mullaca, donde rellena una depresión
dentro del Mitu genuino; allí se encontró un Spondylospira.

Con estas series se podría correlacionar el Chambará inferior del


sector de Chambará (MEGARD, 1968) constituído mayormente por
areniscas blanquizcas con cherts, y areniscas moradas y yeso
intercalado entre el Mitu típico y los carbonatos Chambará en el valle
del Mantaro entre la Mejorada y Quichuas.

También es posible que estas series se correlacionen con parte


de las series rojas yesíferas que se encuentran en el área cercana a
San Ramón y más abajo en Boca Tigre en el río Perené y que pasan
mhacia arriba al Ladiniano fosilífero carbonatado (LEVIN, 1974).

- Triásico superior carbonatado.- Es un conjunto carbonatado


cuyo espesor llega a alcanzar 3,000 m. Está formado por
calizas dolomíticas, dolomitas y calizas cuyos bancos miden
0.2 a 3m; su color es gris a negruzco; una parte de ellas es
bioclástica. Contienen intercalaciones de brechas
intraformacionales de lutitas, siltitas y areniscas en parte
cineríticas; en la parte inferior se nota a veces la presencia
de yeso, como es el caso en Muylo a lo largo de la carretera
antiogua de La Oroya a Tarma.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

La mayor parte de los fósiles colectados hasta hace poco en


esta serie son Myophoria, Pseudomonotis, Spondylospira y numerosos
gasterópodos. El conjunto de esta fauna (HAAS, 1953) tiene una edad
nororetiana y en otros lugares (LEIMEBAMBA, Perú norte) se encuentra
asociado a ammonites diagnósticos de estos mismos pisos. Los
recientes hallazgos de P. LEVIN (1974) en la región de San Ramón
demuestran la presencia en esta área, de faunas del Ladiniano inferior
y del Carniano con ammonites diagnósticos que son Prtotrachyceras
reitzi y Aulacoceras indusens y también identifican por primera vez el
Retiano típico con Avicula contorta. Esto se puede interpretar de dos
maneras opuestas:

- considerando que el mar triásico alcanzó San Ramón en el


Ladiniano y tan sólo llegó a invedir las Altiplanicies en el
Noriano.

- considerando que este mar invadií tanto el área de San


Ramón como las Altiplanicies en el Ladiniano y que por lo
tanto fósiles de esta edad, habrán de encontrarse en las
Altiplanicies.

La fm. Chambará se ha depositado en una cuenca (Fig. 37) cuyo


eje tiene un rumbo aproximado NO-SE, desde el lago de Junín hacia el
Sur y NS más al norte hacia Cerro de Pasco. Los cambios de espesor y
de facies que experimenta el Chambará nos infoprma sobre el
funcionamiento de esta cuenca,

Así, como lo demostró W. F. JENKS (1951), en Cerro de Pasco una


falla se subsidemncia N-S delimitó en el Triásico un área oriental muy
subsidente donde el Chambará es bituminoso y pasa de 2,900 m. y un
área occidental poco subsidente donde el Chambará es pobre en
materia orgánica y contiene intercalaciones de lutiras. Más al sur, a lo
largo del río Mantaro, se nota también que el Triásico se adelgaza de
este a oeste: su espesor es del orden de 200 m. en los anticlinales de
Chulpán y Malpaso y más al oeste, en el flanco este del domo de Yauli,
tan solo puede ser representado (?) por la serie basal del Pucará que
mide un máximo de 100 m. En el flanco SO del domo, según SZEKELY y
GROSE (1972), sólo el Liásico estaría presente.

Estas reducciones de espesor, al parecer del autor están ligadas


más a una deposición reducida o nula del Triásico que a una erosión
post-Chambará y pre-Aramachay, pues están acompañadas de
cambios de facies, en particular de la intercalación de estratos
terrígenos. Por otra parte no se conoce en el Liásico Aramachay
productos de la erosión del Triásico Chambará.

Hacia el este se observa también un adelgazamiento notable del


Triásico Chambará; 600 m. cerca a Huancayo, pasa a 200 m. en el
borde este del sinclinorio de Ricrán. Más al sur en la curva del Mantaro,
cerca a Mayoc, el Triásico superior está representado por 100 m. de
calizas, margas y dolomías parcialemnte glauconíticas, asociadas a
reniscas rojas y yeso, y a veces coronadas por otro centenar de metros
de yeso; encima vienen calizas con Vola alata. Parece que la cuenca se
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

cerraba más al sureste, pues según R. MAROCCO (1971) no hay


Triásico en Andahuaylas.

A escala más reducida, la cuenca del Chambará en el Perú


central aparece (Fig. 37B) como un golfo que comunicaba con el mar
abierto cerca a 5ºS.

La ausencia de afloramientos de edad anterior al Malm superior


en la Cordillera Occidental impide precisar si había o no otras
comunicaciones al sur de 5ºS; sin embargo se sabe que en la zona Ica-
Nazca, no hay Triásico entre el Paleozoico superior y el Dogger.

1.1.1.2. Liásico y Dogger (Fig. 38)

- El Liásico y el Dogger en los Andes.- El Liásico aflora


extensamente en todos los Andes del Perú Central, excepto en la
Cordillera Occidental y en la costa. El Dogger tan solo ha sdio
identificado en algunos puntos donde se le puede considerar como
parte somital del grupo Pucará. En la costa de Ica-Nazca, el Dogger es
una unidad aparte, que descansa sobre terrenos premesozoicos
variados (RUEGG, 1957).

En las Altiplanicies y la Cordillera Oriental, el Liásico está


representado por la fm. Aramachay y la fm. Condorsinga que puede
englobar al Dogger en ciertas zonas.

- La Fm Aramachay se compone de shales, de calizas y de


areniscas todas con un alto contenido de materia orgánica a menudo
bituminos, también contiene lechos de chertita y algunos lechos de
cinerita. Las calizas forman bancos a menudo lenticulares y también
nódulos discoidales. Las rocas de esta formación tienen un color negro
que se altera a un parduzco algo violeta. En el lugra-tipo de esta
formación, al suroeste de la depresión cuaternaria de Jauja-Huancayo,
SZEGELY y GROSE (1972) han notado la presencia de fosfatos en los 60
a 100 m. superiores de la formación, que mide allá 300 a 350 m. Se
trata de fosfatos diseminados, o de nódulos; también hay shales ricos
en Selenuo y en Vanadio 80 m. encima de la base de la formación,
según los mismos autores. En el área próxima a San Ramón, la misma
formación contiene sulfuros diseminados (LEVIN, 1974).

La edad de la Fm. Aramachay es conocida gracias a numerosas


ammonites que la datan del Hetangiano y del Sinemuriano. En unas
pocas localidades de la Cordillera Oriental se encontraron Psiloceras,
Caloceras y Schlotheimia del Hetangiano. Ammonites sinemurianos
están presentes en la mayor parte de los afloramientos y en todas las
zonas morfoestructurales; se trata mayormente de Aristidae. La Fm.
Aramachay representaría por lo tanto al Hatengiano y el Sinemuriano
inferior, pudiendo subir localmente al Sinemuriano superior (presencia
de Eparietites y Paltechioceras, según O. A. PARDO, in MEGARD, 1968).
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

- La Fm. Condorsinga, es casi exclusivamente carbonatada y


si potencia es a menudo maypr de 1,000 m. Las calizas se presentan
en bancos regulares de 0.20 a 1 m. de espesor por lo general; son
frecuentemente oolíticas o bioclásticas; contienen cherts que por lo
general están concentradas en fajas de algunos metros de espesor.

Los fósiles más frecuentes son terebratulas, rhinconelas y


spiriferinas así como Vola alata, equinodermas, corales y esponjas.
Ammonites relativamente escasos dan la edad de esta formación; son
los géneros Oxynoticeras, Coeloceras, Androgynoceras, Uptonia,
Harpoceras, Esericeras y Phymatoceras (det. por O. A. PARDO en
MEGARD, 1968). Estos fósiles determinan la presencia del sinemuriano
y del Toarciano inferior y superior. El Aaleniano podría también estar
representado. Además, en un anticlinal situado 19 km. al SSO de
Huancayo, HARRISON (1956) encontró un Stephanoceras, de la parte
inferioe del Bajociano inferior. En esta zona no se ha reconocido la
presencia de la Fmm. Chunumayo, que hasta parece restringida a una
zona al sur de Huancavelica y ése fósil sale de unas calizas que
corresponden al tope d la Fm. Condorsinga. Por lo tanto, dicha
formación podría englobar en su tope, en algunas zonas, a un
equivalente de la parte inferior de la Fm. Chunumayo.

- Bajociano diferenciado-Fm. Chunumayo, se conoce tan


solo en la hoja de Huancavelica (NARVAEZ y GUEVARA, 1968). Se trata
de calizas oscuras areno-arcillosas, con color de alteración amarillento,
que son concordanyes sobre las calzas liásicas. Su espesor alcanzaría
600 m. Estas calizas contienen una rica fauna ammonites de los
géneros Sonninia, Otoites, Emileia y Stephanoceras, que establece la
presencia de la parte superior del Bacociano inferior y de la parte
inferior del bajociano medio.

Se puede considerar que las calizas bajocianas de las


Altiplanicies, están estrechamente ligadas a las series carbonatadas
Pucará triásico-liásicas y aalenianas; constituyen su tope en los pocos
sitios donde la erosión preneocomiana no las ha barrido. Por su facies
areno-arcillosa, estas calizas testimonian verosímilmente una regresión
que va a culminar con una emersión en el Bajociano superior y el
Batoniano.

- El Liásico y el Dogger en la zona subandina. Al noreste


del borde de la Cordillera Oriental se extiende una faja de unos 50 km.
de ancho en la cual uno sigue encontrando calizas con cherts que
contienen algunas intercalaciones de shales y areniscas. Este conjunto,
llamado Fm. Santiago, corresponde principalmente al Liásico; en él se
han encontrado Arietitidae en varios lugares; pero también podría
contener términos triásicos.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Encima de la Fm, Santiago viene un conjunto detrítico con


numerosas intercalaciones calcáreas, que ha sido descrito en la zona
de Tingo María por E. KOCH (1962) quien lo llamó Sarayaquillo inferior;
este nombre es equivalente de la “Fam. Boquerón” de RUEGG y FYFE
(1948).

Entre 1030’S y 13ºS, dicho “Sarayaquillo inferior” existe en


particular en los alrededores de Oxapampa, donde lo observaron
geólogos de la Cerro de Pasco Pet. Cy: en esta zona contiene areniscas
rojas, calizas y dolomitas y además sal, yeso y una colada de basalto
amigdaloide cerca a su base. Al sureste de Oxapampa, cerca a Puente
Paucartambo, la litología es la misma. Al este de la faja de 50 km. de
ancho que definimos más arriba francamente detrítico se intercala una
serie terrígena roja con intercalaciones calcáreas y evaporíticas cuyo
espesor se reduce hacia el este. Esta serie se encuentra bien
desarrolada en el sondaje Ox-7-1, 140 km. al NE de Oxapampa
(Columna, 7, Fig. 37), donde contiene yeso y sal. Más al este, ya no
eexiste en el anticlinal de Shira y en el valle del Tambo ya que las
series atribuídad al Sarayaquillo inferior en esta área (HUFF, 1949), y
también llamadas Fm. Ene, han proporcionado después palinofloras del
Permiano superior (MARTIN y PAREDES, 1977).

Hasta la fecha, el Sarayaquillo tanto inferior como superior no


ha dado ningún fósil, pero parece lógico localizar a la regresión
batoniana entre el Sarayaquillo inferior salobre y el Sarayaquillo
superior continental.

Si uno acepta este razonamiento, se puede atribuir una edad


aalediana y/o bajociana al Sarayaquillo inferior en los lugares donde él
suprayace al Liásico Santiago. En los lugares donde descansa
directamente en el Permiano, la parte basal del Sarayaquillo es
probablmente un equivalente lateral de las series carbonatadas del
Liásico y hasta del triásico (Fig. 41). Si se rechaza esta forma de ver, se
admite de hecho que el Bajociano es trangresivo hacia el este respecto
al Liásico, lo que parece ilógico si bien se trata de un depósito
regresivo.

- Paleogeografía del Liásico y del Dogger

La paleogeografía del Liásico es bien conocida al noreste de la


Cordillera Occidental. La falta de afloramientos liásicos en la Cordillera
Occidental y en muchas áreas al Sur de 13ºS, cubiertas en estas áreas
(Fig. 39).

En particular, no se sabe donde ubicar las conexiones entre el


Pacífico y el mar netrítico en el Perú central ni entre este último y el
del sur del Perú. (arequipa y Puno, JENKS, 1948 y PORTUGAL, 1974).

Las informaciones sobre el Dogger son más parciales aún, la


figura 40 tiene el propósito de plantear el problema y no de resolverlo.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

1.1.2. Sedimentación Málmica Epirogenesis Nevadiana

En el Perú central, el Titoniano inferior, con Virgatosphinctes ha


sido identificado tan solo en la zona de Nazca (RUEGG, 1957, 1961),
pero formaciones del límite Málmico-Neocomiano son conocidas en la
costa de Lima y en un punto de la vertiente pacífica. Además se
atribuye una edad málmica a varias formaciones de los Andes (fm.
Cercapuquio y Chaucha) y del área subandina (Sarayaquillo superior).

1.1.2.1. Sedimentación durante el Málmico

- Formaciones vulcanosedimentarias málmicas de la


costa de Lima.- La unidad clave en la costa central Ancón hasta Mala
es la fm. vulcanosedimentaria, Puente Inga y sus equivalentes
laterales (RIVERA et. al., 1975), que contienen shales blanquizcos,
amarillentos o morados con abundante fuana de ammonites que
pertenecen a géneros titonianos, berriasianos, valangianos y hasta
barremianos. Resumiendo, se puede admitir que las lutitas se
depositaron en el límite Titoniano-Berriasiano y que las series
infrayacentes concordantemente son málmicas.

Dichas series son volcánicas; se trata de coladas porfiríticas de


naturaleza andesítica asociadas a brechas y a algunas intercalaciones
de shales grauwacas y calizas. Su especor alcanza 500 m. siendo su
base desconocida.

- Formaciones sedimentarias málmicas de la vertiente


pacífica.- En el valle del río Huaytara, afluente de la márgen izquierda
del río Pisco conocen shales negros equivalentes a la fm. Puente Inga
(BELLIDO, 1956). Recubren cuarcitas blancas y shales negros con
Mytilus y Otozamites que el autor atribuye al Málmico. Serie
semejantes se encuentran en Ticrapo en el valle del río Pisco, según H.
SALAZAR (mapa del Dpto. de Huancavelica, Serv. Geol. Min., 1970).

La fm. Oyón de J. J. WILSON (1963) reconocida desde Huallanca


(10ºS), hasta Yauyos (12º30’S) está compuesta de lutitas y siltitas
carbonosas con intercalaciones de areniscas y cuarcitas y contiene
restos de Weichselia y Otozamites. Podría ser un equivalente parcial
del Málmico de Huaytara.

- El Málmico en las Altiplanicies.- En el sector oeste de las


Altiplanicies, entre 12ºS y 12º45’S (parte SO del cuadrángulo de
Huancayo, parte NE de Yauyos, parte NO del de Conaica) la fm.
arenosa Cercapuquio y la fm. calcárea Chaucha (mapeada como fm.
Chunumayo en el cuadrángulo de Huancayo, MEGARD 1968), se
intercalan entre el tope de las calizas Pucará (Liásico superior a
Bajociano según los lugares) y el Neocomiano Goyllarisquizga, sin que
intervenga discordancia angular alguna.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

La fm. Cercapuquio de areniscas feldespáticas, limoníticas, en


bancos regulares de 0.6 a 1 m.; tienen una laminación fina paralela o
ligeramente oblícua a los bancos. Han proporcionado tan s´lo unos
pocos restos de plantas.

La fm. Chancha corresponde a una cornisa y está constituída por


bancos calcáreos de 0.2 a 0.5 m. con intercalaciones margosas según
PH. DUFAURE; estas calizas son pelmicritas o pelmicrosparitas a veces
oolíticas con ostracodos, lamelibranchios, gastrópodos y restos de
equinodermas e indican un medio ambiente litoral o laguno-litoral.

El espesor de ambas formaciones es mayor en la zona de


Cercapuquio donde alcanzan respectivamente 800 m. (fm.
Cercapuquio) y 250 m. (fm. Chaucha).

Desaparecen hacia el norte y el este en unos 20 a 50 km.,


después de adelgazarse simultáneamente.

Su edad no es bien conocida por la falta de fósiles diagnósticos.


En 1973, despúes de descartar la correlación entre las calizas Chaucha
y las calizas Chunumayo, el autor vuelve a la ianterpretación de J. J.
WILSON (inf. inéditos) quien hacía de estas formaciones la parte
inferior del grupo Goyllarisquizga. La presencia de Vaugonia sp, fósil
conocido desde el Liásico hasta el Málmico, escluye la posibilidad de
una edad cretácica; por otra parte los argumentos de superposición, en
la parte SE de la hoja de Huancayo, colocan esta formación encima del
Bajociano con Stephanoceras. Ya que no hay Bajociano superior ni
Batoniano en el Perú, el autor atribuye una edad málmica a las Fms.
Cercapuquio y Chaucha.

- El Málmico en la zona subandina y la Amazonía.- Debajo


de las areniscas litorales de la parte inferior de la Fm. Agua Caliente se
encuentra en la zona subandina y ahsta el río Ucayali, la formación
Sarayaquillo cuya parte inferior es aún salobre (Pag. 105) y cuya parte
superior es francamente continental y continente a menudo
conglomerados.

El autor prpopone correlacionar el cambio brusco de


sedimentación que ocurre entre la parte inferior de la Fam. Saraquillo y
su parte superior con la regresión batoniana, y atribuye una edad
bajociana o más antigua a Saraquillo inferior y una edad bajociana
superior, en ausencia de argumento paleontológico.

La composición de los cantos de los conglomerados del


Sarayaquillo superior, que es una Fam. molásica roja a marrón,
muestra que la deposición de esta formación está ligada a la emersión
y a la erosión del sector andino oriental, despuués del Bajociano.

1.1.2.2. Paleogeografía del Málmico


ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

La repartición horizontal y vertical de las facies del Málimico


(Fig. 42) evidencia un nuevo dispositivo paleogeográfico que va a
condicionar la sedimentación hasta el Senoniano. Este dispositivo,
clásico desde los trabajos de V. BENAVIDES (1956) y J. J. WILSON
(1962), está compuesto de SO a NE por:

- un arco volcánico occidental que es conocido desde el


Triásico y subsiste hasta fines del Cretáceo.

- una cuenca occidental en relación directa con el Pacífico.

- un geoanticlinal, sucesivamente de alto fondo y zona


sumergida, bordeado al oeste por una plataforma.

- una cuenca oriental subandina cuyas comunicaciones con el


Pacífico son más difíciles.

Hacia fines del Málmico, la cuenca occidental recibe, el oeste,


series volcánicas y vulcanosedimentarias, y al este, series terrígenas
en las cuales predominan las influencias continentales. El geoanticlinal
y la plataforma están emergidos, la cuenca oriental está bien
individualizado y acoge series molásicas rojas que provienen en su
mayor parte del geoanticlinal que se levabta. La correlación entre las
formaciones presentes en ambos flancos del geoanticlinal aparece en
la Fig. 41.

1.1.2.3. Epirogénesis “nevadiana”

A pesar de la poca precisión de los datos que se pueden reunir


en la actualidad sobre este tema, la comparación de los mapas de
facies del Liásico, del Bajociano, del Málmico y del Neocomiano (Fig.
43) sugiere que cambios paleogeográficos importantes ocurrieron en
ciertas épocas del Dogger y del Málmico. Estos cambios han sdio
enfatizados por W. RUEGG (1957, 1961, 1962), quien concluye en una
verdadera tectegénesis nevadiana entre el Dogger y el Málmico. De
hecho, parece que se trata más bien de una epirogénesis.

- Movimientos post Dogger y pre-Titoniano.- En la costa al


sur de Nazca, existe una discordancia angular entre el Dogger y el
Málmico, pero sin que se encuantren pruebas de un plegamiento en
esta ápoca.

En cuanto a la discordancia “nevadiana” señalada entre el


Caloviano y el Cretáceo en Lagunillas, Puno, por J. A. DOUGLAS, no se
puede tomar ya en cuenta, pues el Cretáceo es en vrdad un
olistrotomo incluído en un conglomerado terciario discordante sobre el
Caloviano V. BENAVIDES (1962) (AUDEBAUD et. al., 1976).

L. VARGAS (1970), habla por su parte de una discordancia de


erosión entre las mismas formaciones. En este lugar la discordancia
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

“nevadiana” tendría por lo tanto una edad comprendida entre el


Bajociano medio y el Caloviano inferior, si uno se apoya en la
estratigrafía de V. BENAVIDES (1962).

Pero, si el Batoniano está presente en el sur del Perú como lo


piensa A. VON HILLEBRANT (com. pers., 1979), esta discordancia se
ubica entonces en el Bajociano superior o en la base del Batoniano.

- Movimientos “pre-necomianos”

La erosion pre-necomiana es un hecho muy general; los


conglomerados con cantos de cherts liásicos y triásicos abundan en el
Neocomiano. En unos pocos sitios existen karsts pre-necomianos
cavados en el Pucará; uno de ellos es el de Chichirraquina, en Cerro de
Pasco (Fig 44).

También se conocen discordancias angulares en la base del


Necomiano (Gpo. Goyllariquizga):
- en la zona de Atacocha (JOHNSON et. al., 1955).
- en Rancas, 7 km. al oeste de Cerro de Pasco (Lam. VI, foto 3)
- en el flanco SO del sinclinal de Chanchamina, Tarma.
- en Huaytara, en la base del Berriasiano (BELLIDO, 1956).
A pesar de estas observaciones, ningún autor ha evidenciado
hasat la fecha verdaderas estructuras “nevadianas” de comprensión y
todo lo conocido, se puede explicar por un régimen de distensión.

En cuanto a la edad de las estructuras precretácicas, las


estimaciones faltan de rigor; si algunas son verosímilmente heredadas
de una discordancia batoniana, otras son post-titonianas como en el
norte (BENAVIDES, 1956) o en parte del área subandina (E. KOCH,
1962). La erosión ligada a estos movimientos se puede traducir en el
mapa geológico aproximado del Perú central a fines del Jurásico (Fig.
45).

1.1.3. Sedimentación durante el Cretáceo (Hasta el Santoniano)

Es la época cuya historia geológica es más conocida, pues los


sedimentos cretáceos se encuantran representados en todas las zonas
estructurales, salvo en la Cordillera Oriental.

El Cretáceo inferior (Berriasiano-Aptiano) consta esencialmente


de series terrígenas, mientras que el Cretáceo superior
(Albiano.Santoniano) es mayormente calcáreo, salvo en la costa donde
predominan las facies volcánicas y vulcano-sedimentarias y en la
cercanía del escudo brasilero donde la serie se vuelve arenosa. La base
del Cretáceo es transgresivamente sobre terrenos de edades variadas,
siendo el contacto una discordancia de erosión y a veces una
discordancia angular (Lam. VI, Foto 2); dichas discordancias angulares
son el testimonio de movimientos “nevadianos”. Otra discordancia
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

limita hacia arriba las series cretáceas marinas; debida a la fase fini-
cretácea, que se traduce por el inicio de la sedimentación de capas
rojas en una gran parte de la cadena andina y de la Amazonía peruana.

Para cada piso o grupo de pisos, en particular en el cretáceo


inferior, se observan cambios de facies y de espesores
perpendicularmente a los Andes, tal como lo demostraron V.
BENAVIDES (1956a) y J. J: WILSON (1962).

Dichas variaciones permiten definir un dispositivo


paleogeográfico que se ha vuelto clásico y que adoptamos aquí al Perú
central (Fig. 46).

Ya que el cretáceo ha sido objeto de muchos trabajos, lo


sintetizaremos aquí muy rápidamente, insistiendo solamante en
algunos datos que provienen de los trabajos de T. S. SZEKELY (1967,
1969). A. VON. HILLEBRANDT (1970), E. KOCH (1962) y E.
BLISSENBACH (1960).

1.1.3.3.1. Cretáceo inferior (sin el Albiano)

- Litología (Fig. 46a).- En la Costa, no se observa ninguna


ruptura de la sedimentación marina entre el Málmico y el Cretáceo
inferior ya que las lutitas Puente Inga proporcionan faunas que tienen a
la vez afinidades titonianas y berriasianas.

Las formaciones sobreyacebtes son primero, areniscas con


pocas intercalaciones siltosas (Fm. Salto del fraile, La Herradura y
Marcavilca) que en Lima y Atocongo). El conjunto de estas formaciones
tiene una edad comprendida entre el Valangiano y el Albiano inferior
(piso Lima de R. RIVERA et. al., 1975). Lateralmente, estas formaciones
pueden pasar a fms. volcánicas en muy pocos kilómetros (SZEKELY,
1969).

En la Cordillera Occidental, los depósitos terrígenos predominan.

En la parte media de la pendiente pacífica, son todavía marinos


y a veces asociados a un vulcanismo andesítico (BELLIDO, 1956). En la
parte alta, se vuelven salobres y continentales: las plantas fósiles
abundan y su acumulación de lechos de carbón en el Necomiano
inferior (Fm. Oyón, Chimú, Yauyos); encima viene la Fm. Santa, nivel-
guía carbonatado del Valangiano conocido desde el norte del Perú
hasat 12º30’S luego las areniscas y siltitas negras salobres de la Fm.
Carhuaz coronadas por unos 100 metros de areniscas y siltitas rojas
frecuentemente tufáceas. Emn el tope vienen areniscas calcáreas que
aseguran la transición hacia el Albiano calcáreo de la Fm. Chúlec. El
conjunto de estas formaciones eocretáceas pasa de 1,000 m.

El paso a las Altiplanicies corresponde a un cambio nítido de


espesores y de facies. El Necomiano está tan sólo representado por
algunos centenares de metros de areniscas cuyo color dominante es
blanco y que contienen lentes de carbón en su parte superior; se trata
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

de la Fm. Goyllarisquizga, la que según J. J. WILSON (1963), es


equivalente lateral de todas las formaciones eocretáceas de la
Cordillera Occidental que enumeramos en el ácapite anterior. Coladas
volcánicas básicas se intercalan en la parte superior de este
Necomiano en la punta norte del domo de Yauli, el norte y noreste de
Cerro de Pasco Mc. LAUGHLIN 1924, JOHNSON et. al., 1955) y en
Huancavelica (YATES et. al., 1951).

En la Cordillera Oriental, no se conoce el Necomiano, sino en la


parte más meridional del sinclinorio de Ricrán, en el valle del mantaro
cerca a Huanta, donde se trata de un Goyllarisquizga idéntico al de las
Altiplanicies.

En la zona subandina, tan sólo la parte inferior de las areniscas


Agua Caliente (MORAN y FIVE, 1933) puede representar al Necomiano.
Se trata de areniscas litorales macizas, de colores claros, que
descansan a veces por intermedio de un conglomerado basal, sobre
areniscas rojas del Sarayaquillo superior asiganadas al málmico.
Encima vienen lutitas, siltitas y areniscas negras, en parte de las
cuales (miembro Ezperanza) B. KUMMEL (1948) encontró el pelecípodo
Psilomya lissoni, conocido en el Albiano “Chúlec” de los Andes.

- Datación de las series del cretáceo inferior.- Los estratos


marinos pueden por lo general ser datados con precisión como es el
caso de las series de la costa (RIVERA, 1951, entre otros). En los
estratos y continentales tan sólo se conoce una flora comparable a la
del Wealdiano inglés con Pteridofitas como Weichselia, Cladoplilebis y
Sphenopteris, Equisetales, Cicadofitas como Otozamites y Zamites y
Coníferas como Brachyphyllum. G. STEINMANN (1929), C. LISSON y B.
BOIT (1942) atribuyen esta flora al Necomiano pero no se puede
excluir una edad málimca superior para la base de estas series
terrígenas (Fm. Oyón).

- Orígen del material terrígeno.- Encontrara el orígen de las


decenas de kilómetros cúbicos de rocas mayormente cuarzosas del
Necomiano es un problea (WILSON, 1963), cuya solución se puede
buscar haciendo observaciones sobre las direcciones de corrientes
deposicionales y la naturaleza de los clásticos.

Las estructuras sedimentarias son muy frecuentes en los


estratos eocretáceos (lam. V, fotos 3 y 4). Su análisis de resultados
coherentes en la costa, las corrientes se dirigían hacia el sector este.
Tierras emergidas, donde afloraba material siálico se encontraban al
oeste de Lima (Fig. 47B).

En la parte este de las Altiplanicies las pocas observaciones son


también coherentes y sugiere que las corrientes se dirigían hacia el
oeste y el suroeste. La proximidad de tierras emergidas ssugieren
también estratificaciones oblícuas muy paradas de tierras emergidas
de emersión con costras ferruginosas y numerosas camadas de plantas
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

flotadas (zona de Chanchamina, inf. inédito de J. PERRIAUX). Como en


la Cordillera Oriental la base de las capas rojas, de edad cretáceo
terminal, descansa directamente sobre el Pensilvaniano, se puede
suponer que por lo menos una parte del material detrítico proviene del
Mitu, del mismo Pensilvaniano o de los granitos tardihercínicos, y que
los guijarros de cherts provienen mayormente del Triásico y del Liásico.

En cuanto a la cuenca oriental, predominan los aportes del


escudo, siendo ytambién posibles aportes de la Cordillera Oriental en
algunos sectores.

- Paleogeografía en el cretáceo inferior.- Está resumida


en los mapas de litofacies de la Fig. 46. En ellos se supone
que las areniscas infra-albianas que constituyen la parte
inferior de la F,. Agua Caliente tienen una edad berriasian
hasta aptiana, lo que explica el dibujo idéntico de la parte NE
de los cuatro mapas. Se nota también la permanencía del
límite entre las facies de la Cordillera Occidental y de las
Altiplanicies, lo que acrdita la hipótesis de una zona de fallas
de subsidencia (Fig. 48) a lo largo de este límite (el “hinge-
line” de J. J. WILSON, 1963).

1.1.3.2. Cretáceo Superior (Albiano incluído)

- Litología.- En la costa, las series del Cretáceo superior son


esencialemnte volcánicas y vulcano-detríticas. En su base lateralemnte
a las calizas Atocongo del Albiano inferior. Más arribalas grauwacas
contienen ammonites del Albiano medio y últimamente se registró el
hallazgo del fosil Buchiceras del Cenomaniano, en los cuadrángulos de
Chancay (CH. VELA V. inédito) y de Chosica (L. CANEPA, inédito). La
edad del tope de la serie no es conocida ya que los volcánicos
terciarios cubren discordantemente, pero clásicamente se supone que
la sedimentación cretácea queda interrumpida por una fase santoniana
(o finicretácea) aproximadamente contemporánea del inicio de la
sedimentación de las capas rojas.

En la Cordillera Occidental y en las Altiplanicies, el Cretáceo


superior principia con la transgresión marina del Albiano. En la
vertiente pacífica, facies carbonatadas sustituyen a las
vulcanosedimentarias; al principio son calizas macizas, las cuales hacia
el NE se diferencian; en las formaciones clásicas Chúlec, Paiatambo,
Jumasha y Celendín, datadas del Albiano medio al Santoniano por la
presencia de ammonites. Se nota en particular la Fm. Pariatambo que
es una unidad guía para el mapeo; mide 50 a 100 m. y consta de
calizas y shales bituminosas a veces vanadíferos cubiertos por calizas
negras ricas en cherts; es muy fosilífera y representa la parte superior
del Albiano medio.

En la Cordillera Oriental, el Cretáceo superior carbonatado es


desconocido salvo el punto en el extremo sur sinclinorio de Ricrán, en
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

el valle del río Mantaro 8.5 km. al oeste de Mayocc, cuadrángulo de


Huanta. En este lugar, la secuencia cretácea es muy similar a la
dexcrita en Izcuchaca (cuadrángulo de Huancayo, MEGARD 1968) y sus
características se interpretan en la siguiente forma:

- a principiso del Albiano medio, la Cordillera Oriental en el


centro de l Perú es apenas un alto fondo ya que las margas y
calizas Chúlec no muestran variación de espesor ni de facies
cuando uno va hacia el este.

- a mediados del Albiano medio, dicha cordillera emerge y la


erosión del geoanticlinal así formado preoporciona material
terrígeno a la plataforma que lo bordea hacia el oeste, en tal
forma que la formación bituminosa negra Pariatambo pasa a
calizas rosadas y amarillas y, más al este, a arcillas y yeso de
color rojo.

Entre el Albiano superior y el Coniciano, el geoanticlinbal sigue


funcionando pero su relieve es menor; su presencia se señala en la
parte este de las Altiplanicies por el adelgazamiento de las calizas
Jumasha havia el este, y su poaso paulatino a yeso de color rojo y/o
gris.

En la zona subandina, una sediemntación deltaica prevalece en


el Albiano arenoso de la formación Agua Caleinte en la cual se notan
sin embargo intercalaciones de miembrso siltosos a lutáceos (miembro
Esperanza del principio del Albiano medio, miembro Huaya del tope del
Albiano medio, véase KUMMEL, 1948 y KOCH 1962). La transgresión
anunciada por el Huaya se confirma en el Cretáceo superior al mismo
tiempo que la sedimentación lutácea y calcárea se extiende hacia el
sur, depositándose la Fm. Chonta y de edad cenomaniana a santoniana
p.p.; posteriormente el mar se retira y se sedimentan areniscas
litorales y luego capas rojas.

- Paleogeografía en el Cretáceo superior.- Se deduce de


los mapas de lito-facies de la Fig. 49. Se nota, al compararlos, que la
parte superior del Albiano medio corresponde a una regresión basatnte
nítida (tiempos “Pariatambo”). Luego, en el Cenomaniano.Turoniano,
subsidencia general del borde oeste del continente se traduce por una
trangresión que alcanza hasta la cuenca altiplánica del Sur del Perú y
de Bolivia.

1.1.4. Conclusiones

A pesar de la no seguridad acerca de algunas correlaciones


entre formaciones, se puede trazar la evolución paleogeográfica del
Perú central en el Mesozoico en base a la serie de mapas de litofacies
que dimos (Figs. 43, 46 y 49) a la sucesión de secciones de la Fig. 50.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

La presencia de cambios de facies y de espesor muy bruscos en


los bordes de las cuencas, a proximidad de las grandes fallas
longitudinales muestran que dichas fallas de subsidencia durante la
sedimentación. No hay huellas de tectónica “de emersión” duranmte el
períodod de sedimentación.

Todas las cuencas de sedimentación que se ha descrito tienen


un fondo siálico que aflora en algunos puntos, con la excepción de la
cuenca occidental donde no se conocen sedimentos anteriores al
Jurásico superior. Sin embrago lo que se sabe del vulcanismo
sinsedimentario en esta cuenca está a favor de la hipótesis de un
substrato siálico verosímilmente adelgazado por fenómenos de
extensión que explican la fuerte subsidencia observada.

Si se interpreta, como lo hicimos aquí, al vulcanismo


sinsedimentario como ligado a un arco volcánico, entonces se admite
que la subducción se instaló a lo largo de la costa peruana en el
Noriano y que funcionó sin que varíe mucho la posición de la fosa
oceánica, durante todo el período de sedimentación propiamente
dicho, es decir hasta el cretáceo superior.

1.2. SEDIMENTACION EN EL CRETACEO TERMINAL Y EL EOCENO


SUPERIOR

Clásicamente se admite que la primera fase de comprensión


andina ocurrió durante el Santoniano; “fase peruan” de G. STEINMANN
(1929).

Si las estructuras de está fase son de identificación difícil,


existen muchas evidencias de la creación de relieves, principalmente
en la Cordillera Occidental, así como en la emersión general de las
cuencas. Pos lo consiguiente en la zona subandina y en los Andes, las
series marinas carbonatadas están cubiertas por molasas rojas que
son francamente discordantes en algunos sectores. En la costa,
desoués de un largo período de emersión, una sedimentación detrítica
marina se reanuda en el Eoceno superior.

1.2.1. Sedimentación en la Zona Costera

En la faja costera del Perú central, tamn sólo se conocen


terrenos terciarios marinos al sur de Cañete (13ºS) que no pasan a los
Andes. Son el resultado de una subsidencia del borde del contienente
que empieza en el Eoceno superior y se traduce por la transgresión de
los sedimentos de esata edad sobre terrenos cuya edad varía de
precámbrica a cretácea.

Las series del Eoceno superior, conocidas por los trabajos de G.


PETERSEN (1924), H. D. NEWELL (1956) y W. RUEGG (1957), son
terrígenas con predominancia de lutitas y siltitas, contiene unos
módulos calcáreos, alcanza horizontes conglomerádicos y numerosos
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

lechos de tufos. Su potencia alcanza mil metros. Su macro y


microfaunas son muy ricas. Hacia arriba pasan en continuidad a
sedimentos de la misma litología que podrían ser ologocenos.

1.2.2. Sedimentación en los Andes y Zona Subandina: Capas


Rojas

En la parte este de la Cordillera Occidental, las Altiplanicies y la


zona subandina; los sediemtnos molásicos continentales rojos ocupan
el centro de la mayor parte de los sinclinales; en la Cordillera Oriental
se es concordante en unos pocos lugares. Son las llamadas “Cpas
Rojas”. Su base es concordante al Cretáceo superior superior tanto en
la Cordillera Occidental como en la zona subandina, observándose un
cambio paulatino de los estratos carbonatados del cretáceo superior a
las Capas Rojas. En l parte sur de las Altiplanicies el contacto es una
débil discordancia cartográfica, erpo en la parte noreste de las
Altiplanicies y en la Cordillera Oriental se observa una fuerte
discordancia anglar de las Capas sobre un substrato mesozoico o
paleozoico.

En muchas áreas, las Capas Rojas son los sedimentops plegados


más modernos que se conocen. Pero no es el caso en la Cordillera
Occidental donde los cubren discordantemente volcánicos cuya base
datada de 40 M.A. en varias localidades. Igualemnte en la zona
subandina. En las Altiplanicies, el tipoe de la seire molásica está
constituído por rocas en parte vulcanosedimentarias cuya edad es
oligocena y quizá hasta miocena. En la zona subandina, las Capas
Rojas tan sólo constituyen la base de un conjunto de capas rojas y
pardas extremadamente espeso que sube hasat el Plioceno sin mostrar
discordancias.

1.2.2.1. Litología y Tipo de sedimentación

Las Cpas Rojas son sedimentos rítmicos de tipo molasa,


copmpuestos de lutitas, siltitas, areniscas y conglomerados; contienen
hematita y también, muy a menudo, carbonatos. Su color
predominante es rojo, notándose también colores verdes, morados y
blancos o rosados. Calizas lacustres, yeso y rocas volcánicas pueden
intercalarse en estas capas. En la parte superior de las capas rojas de
las Altiplanicies son fecuentes los niveles tufáceos, que alcanzan a
veces la zona subandina (miembro 2 de la Fm. Sol de KOCH y
BLISSENBACH, 1960) El espesor de las capas rojas alcanza 4,000 m. en
la parte sur de las Altiplanicies (sinclinal de Culic, 40 km. al sur de La
Oroya) y llega frecuentemente a 2,000 m. en la zona subandina.

Unas pocas observaciones permiten precisar la morfología de las


cuencas. En las Altiplanicies al sur de La Oroya, los conglomerados
contiene cantos que se identifican como rocas de la secuencia cretácea
típica de la Cordillera Occidental donde la erosión había lacanzado el
Neocomiano. Al contrario, el material clástico proveniente de la
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Cordillera Oriental y de los macizos emergidos de la parte noreste de


las Altiplanicies, se sedimentó en la proximidad inmediata de estos
relieves. Por lo tanto, la sepresión en la cual se depositaban las capas
rojas de las Altiplanicies, era disimétrica con el flnaco oeste más
tendido y amcho que su flnaco este; las pocas medidas de corriente
realizadas por J. PERRIAUX (Fig. 51) apoyan esta idea.

En cuanto al tipo de sediemtnación, las características de los


conglomerados al sur de La Oroya por ejemplo, corresponden a una
sediemntación de tipo torrencial; B. MABIRE (1961) atribuye parte de
los conglomerados cerca a Huarín a una transporte por corrientes de
barro. En las areniscas se nota estratificación oblícua y numerosos
“canales” que se erosionan unos a otros. Estas características llevan a
J. PERRIAUX (inf. sin publicar) a la conclusión que dichas capas rojas se
depositiban en unos glacis y que tan solo al centro de la cuenca
imperaban condiciones lacustres debajo de aguas profundas.

Notemos tamnbién que estas facies de capas rojas corresponden


por lo general a un clima con alternancia de estaciones secas y
húmedas en las zonas sometridas a la erosión, idea que está
respaldada por la observación de patinas hematíticas en parte de los
cantos de los conglomerados.

1.2.2.2. Edad

Los fósiles son escasos pero no ausentes (Fig. 52); son


mayormente charofitas cuya edad varía entre santonian y eocena. Sin
embargo uno tien que considerar el hecho que las capas rojas de una u
otra región son sólo en parte correlacionables. Así, en la Cordillera
Occidental, el Tope de las capas rojas “Casapalca” tiene a lo máximo
una edad eoceno superior, anterior a 40 M.A., pero en las Altiplanicies
las capas rojas alcanzan el Oligoceno y quizá el Mioceno, mientras que
las “capas rojas” s1 de la zona subandina alcanzan el Plioceno. Estos
datos tienen consecuencias en cuanto a la extensión de la deformación
incaica y a su edad (Mc. KEE et. al., 1978).

1.2.3. Paleogeografía Cretáceo Terminal-Eoceno

La figura 53 da una idea de la topografía del área en que se


depositaron las capas rojas. Los puntos nuevos son la presencia de un
relieve alargado y emergido que ocupaba la parte noreste de las
Altiplanicies y parte central dicha Cordillera Oriental, en Tambo a la
latitud de Ayacucho (MEGAD y PAREDES, inédito) y en Andamarca a la
latitud de Jauja (GUEVARA , inédito) Se puede por lo tanto definir un
área de sedimentación “andina s.s.” y un área de sedimentación
“subandina” que se deben considerar más como inmensos glacis casi
planos con algunos pantanos y lagos, que como extensas cuencas
lacustres.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

1.3. VULCANISMO Y SEDIMENTACION EOCENO TERMINAL-PLIOCENO

El Necomiano está caracterizado por su vulcanismo, cuya


extensión y volumen sobrepasan los de vulcanismos de cualquier
época anterior. En la parte norte de los Andes del Perú central, ésta
cubierta volcánica ocupa mayormente la parte superior de la vertiente
Pacífica; al sur de 12º30’S, se extiende más al este y llega hasta la
Cordillera Oriental. Esta cubierta es por lo general discordante encima
de un substrato plegado que incluye a las capas rojas. Además se
conocen depósitos sedimentarios neogenos en la costa, la parte sur de
las altiplanicies y la zona subandina.

1.3.1. Depósitos Marinos Costeros

El techo de la Fm. Paracas alcanza el límite Eooligoceno o quiza


´el Oligoceno inferior (NEWELL, 1949). Encima viene una superficie de
discontinuidad subrayada localmente por conglomerados, y luego una
formación llamada Pisco, que está constiotuída por diatomitas, shales
tufáceos, areniscas de grano fino, (G. PETERSEN, 1954; NEWELL, po.
cit., RUEHH, 1957). Tiene una edad miocénica. El conjunto de los
terrenos eocenos, oligocenos y miocenos de la zona costera de Ica y
Nazca está deformado y cubierto en discordancia angular por
depósitos de piedemonte cuaternarios, también pliocenos.

1.3.2. Formaciones Volcánicas y Vulcano-Sedimentarias en la


Cordillera Occidental

Estas formaciones sellas superficies de erosión que cortan los


pliugues de las series mesozoicas y de las capas rojas. En unos pocos
casos, como en la parte alta del valle del Rímac, se observa una
seudo-concordancia, entre las Capas Rojas y estas series volcánicas;
este hecho llevó a STEINAMNN a definir en este lugar una formación
Rímac que reunía las capas rojas de Casapalca y su cubierta volcánica
seudo-concordante. De hecho, como ya lo notó Mc- LAUGHLIN (1920),
dicha formación no existe ya que sus dos “miembors” están separados
por una discordancia principal.

La base de las formaciones volcánicas y vulcanosedimentarias


ha sido datada del Eoceno superior (40 M.A.) en numerosos puntos, en
los cuales está discordante sobre las rocas mesozoicas y/o de Capas
Rojas (NOBLE et. al., 1974, Mc. KEE et. al., 1978). Otros datos
radiométricos, más arriba en la secuencia (NOBLE et. al., 1972; NOBLE
et. al., 1974; Mc. KEE et. al., 1975; FARRAR NOBLE 1976), uinidos a
consideraciones tectónicas de los autores ya citados y de SOULAS
(1975) permiten dividir el grueso paquete volcánico y sedimentario
presente en el área Castrovirreyna-Huachocolpa en tres unidades cada
una discordante sobre la precedente (Fig. 54). Dichas discordancias,
son discordancias angulares clásicas, como la que separa la unidad
inferior (40 M.A. a 20 M.A.), de la mediana (alrededor de 12 M.A.), o
corresponden a fases de tectónica de ruptura frágil; este último caso
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

es de las discordancias que separan la unidad mediana de la unida


superior (10 M.A. a 8 M.A. y hasta 6 M.A. en Ayacucho) y esta última de
los terrenos prácticamente sin deformar del Plioceno y del Cuaternario,
en los cuales se han determinado edades de 4.6 M.A. y 3.7. M.A.

Las unidades deformadas, es decir eocenas a miocenas, costan


mayormente de rocas vulcanosedimentarias en las cuales se interclan
coladas volcánicas y flujos piroclásticos. Las unidades plio-cuaternarias
corresponmden a estrovolcanes, o domos o bien a flujos piroclásticos,
y parece que las grandes cuancas vulcanosedimentarias ya se habían
extinguido en estas épocas.

Las rocas volca´nicas cenozocicas corresponden en su maypr


parte a una serie de calcoalcalina cuyos términos van de andesitas
basálticas a decitas y riolitas, estas últimas se presentan a menudo
como domos. Además, intercaladas a varios niveles en todas las
columnas se encuentran flujos piroclásticos, parte de los cuales son
tufos soldados y a veces ignimbritas. Se necesitarían más estudios
geoquímicos para determinar si estos piroclásticos son o nó parte de la
serie calcoalcalina. Además, cerca a la Cordillera Oriental afloran rocas
con facies de basalto que tienen una composición shoshonítica, tal es
el caso de rocas encontradas en la parte este de la cuenca de
Ayacucho-Huanta, que fueron datadas en parte de 8.2 M.A. (BELLON
inédito) y en parte de 3.7 M.A. (“low-SI latite” de NOBLE et. al., 1975).

En cuanto a las rocas sedimentarias que representan a menudo


50% de las columnas, se trata mayormente de rocas volcánicas
retrabajadas y depositadas en un medio ambiente lacustre. Los
piroclásticos, que se erosionan más fácilmente, proporcionan la mayor
perte del material sedimentario. Además se encuentran formaciones
lacustres genuinas, compuestas de areniscas, siltitas, margas, calizas y
diatomitas. Parte de las unidades silto-arenosas presentan una facie de
capas rojas, mimética de la Fm. Casapalca.

Las cunecas en las cuales se depositaron los sedimentos tenían


una extensión muy variable y una topografía compleja, debido a la
presencia de relieves anteriores o de aparatos volcánicos que se
construían mientras se producía la sedimentación. Por ests razón las
correslaciones laterales entre unidades volcánicas y
vulcanosedimentarias son difíciles; tan solo se pueden hacer en base a
edades radiométricas, a la continuidad de los afloramientos y, con
menos seguridad, en base a las diferentes estapas de deformación que
han sufrido, las cuales se identifican por sus respectivas direcciones de
deformación (SOULAS, 1975, 1977)

1.3.3. Capas Abigarradas (o Capas Rojas Superiores) de las


Altiplanicies

Al norte de 11ºS, J. V. HARRISON (1953) dió el nombre de Capas


Abigarradas a una formación vulcano-sedimentaria con intercalaciones
lacustres y volcánicas. En los parajes de la Viuda y Ticlio (11º20’S a
11º40’S) esta dormación es discordante sobre pliegues que afectan a
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

las capas rojas y a su substrato mesozoico. Al sur del domo de Yauli,


dicha discordancia ya no es conspícua y las “capas abigarradas”
vienen a constituir la parte superior de las Capas Rojas; es el caso, por
ejemplo, en el sinclinal de Culic (C. de La Oroya) o en el Usibamba (c.
de Yauyos y Huancayo). En estos lugares, ya no se nota ninguna
discordancia sino la aparición de intercalaciones de material volcánico
retrabajado, y a veces in situ, en la parte central de estos sinclinales.
En el sinclinal de Usibamba, se tiene una prueba de lo anteriormente
mencionado, ya que estratos volcánicos retrabajados han dado edades
de 38 M.A. (NOBLE et. al., inédito) y que intercalaciones lacustres muy
cercanas albergan Charofitas que, según GRAMBAST, son del Eoceno
terminal-Oligoceno inferior. Por lo tanmto tenemos aquí la prueba de
que la fase incaica es o muy débil o inesistente en estas áreas. esta
conclusión se puede extender hasta la zona de Huancavelica.

La edad del tope de estas “capas rojas superiores” es


desconocida, pero puede ser que suba hasta el Mioceno medio (aprox.
20 M.A.)

Encima de estas capas descansan discordantemente, entre 11ºS


y 12º45’S formaciones volcánicas que constituyen por lo general
afloramientos aislados con determinados centros de emeisión. En el
mapa el 1: 500,000 han sido adscritos al Mioceno medio (alrededor de
14 M.A.) o al Mioceno superior (11 M.A. a 6.5 M.A.) habiendo de
modificarse dichas atribuciones cuando dispongamos de más
radiométricas.

1.3.4. Capas Rojas Superiores en la Zona Subandina

Dichas capas rojas son las llamadas Contama III en la


terminología clásica y capas rojas 4 y 5 en la utilizada por KOCH y
BLISSENBACH (1960).

Descansan en discordancia sobre un substrato ligeramente


deformado y profundamente erosionado, constituído por capas del
Cretáceo terminal-Eoceno. En el valle del Pachitea (9ºS), según E.
KOCH (1962), el Contama III cubre discordantemente las areniscas de
Azúcar del Santoniano. Dicha discordancia también se observa a lo
largo del anticlinal se Shira.

Al norte de 9ºS se nota un paso paulatino de las areniscas


basales del Contamana III a areniscas con Ostracodos que más al norte
se intercalan con lutitas y psan a la Fm. Pozo, que es marina y datad
del Oligoceno (WILLIAMS, 1949). La discordancia angular basal del
valle del Pachites se ubica por lo tanto en el Eoceno superior o cerca al
límite Eoceno-Oligoceno.

Estas capas rojas superiores han sido plegadas a fgines del


Terciario y luego erosionadas y cubiertas por sedimentos terrígenos sin
datar (KOCH, 1959) pero verosímilmente del Cuaternario antiguo y/o
Plioceno superior.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Las capas rojas superiores son molasa cuyo color es a menudo


parduzco (“brown beds” de SINGEWALD, 1928). Son de grano más
grueso que las capas inferiores, y las capas rojas 5 son ricas en
conglomerados. Estas molasas provienen de los Andes y se adelgazan
hacia el este y noreste. En ellas se notan influencias del vulcanismo
andino, en los minerales pesados o en la intercalación de niveles
tufáceos. Su espesor raras veces pasa de 2,500 m.

Se conocen pocos fósiles en las Capas rojas superiores, aparte


de una Tectochara y de algunos Ostracodos, que dan una edad
miocena. Restos de Mamíferos descubiertos por F. SPILLMANN (1949)
en el tope de las capas rojas 5 indican que suben hasta el Plioceno.

******
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

CAPITULO 2

TECTONICA ANDINA

A partir de este capítulo llamamos estructuras andinas a todas


aquellas que se formaron entre el Santoniano y el Plioceno. Por razones
de orden didáctico, trataremos de la evolución reciente de la cadena
en un capítulo aparte.

La tectogénesis andina es polifásica. Las primeras fases que son


las más importantes por el número de las estructuras creadas, tienen
una reacción de estrechamiento NE-SO, y dan lugar a estructuras de
dirección predominante NO-SE. Por lo tanto, cuando omitimos dar la
dirección de una estructura, se sobreentiende que esta estructura es
“normal” es decir aproximadamente NE-SO.

2.1. CRONOLOGIA DE LAS FASES

El primer calendario de los acontecimientos Tectónicos andinos


en el Perú es obra de G. STEINMANN (1929) que reproduciremos aquí
(Fig. 55) y que fue adoptado sin mayores cambios por E. BELLIDO y F.
SIMMONS (1957) y por U PETERSEN (1958).

Datos nuevos, algunos de ellos posteriores a la redacción de la


memoria Nº 86 del ORSTOM que sirve de base al presente boletín,
permiten precisar el cuadro propuesto por STEINAMNN (op. cit.) en lo
que se refiere tanto a edades como a extensión y naturaleza de la
deformación relacionada con la fase (Fig. 56).

2.1.1. Deformación en el Cretáceo: Fase Albiana y Fase Peruana


(Santoniana)

Hasta hace poco, se consideraba que la única fase de


deformación ocurrida durante el cre´taceo era la fase peruana del
Santoniano, que se traducía por un plegamiento localizado
mayormente en la costa, seguido de una emersión y de una fase de
erosión que dabaaa lugar, más al este, a la deposición de capas roojas
fini-cretáceas y eocenas. El reciente descubrimiento por geólogos
ingleses de una fase albiana, plantea en una forma muy bnueva la
cuestión de la deformación en el cretáceo.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

2.1.1.1. Fase Albiana

J. S. MYERS (1957) fue el primero en definir claramente esta fase


que deforma muy rápidamente las series volcánicas y
vulcanosedimentarias fosilíferas del Albiano de la costa cerca a 10ºS
así como los gabrso de la unidad de patap que los intruyen, eso
alrededor de 100 M.A. Unos 4 M.A. después se produce la intrusión de
la unidad de Paccho, con una edad K/Ar mínima de 96 M.A., la que
corta las estructuras de la fase albiana. Estos datos están expuestos
gráficamente por W. PITCHER (1978, Fig. 2).

Si se acepta esta argumentación, basada en edades K/Ar y en la


presencia de fósiles albianos, se tiene que aceptar que la deformación
albiana está muy localizada en el espacio, pues (1) hacia la parte este
de la Cordillera Occidental, unos 70 km. al NE de la costa, la
sedimentación carbonatada se sigue sin interrupción del Albiano al
Santoniano y (2), hacia el SE, en la región al norte y noreste de Lima
(c. de Chancay y Chosica, datos inéd. de Ch. Vela y L. Cánepa), la
presencia de Buchiceras en sedimentos vulcanosedimentarios del Gpo.
Casma establece que la sedimentación sigue sin interrupción hasta el
Caniaciano.

2.1.1.2. Fase Peruana

Esta fase, definida por G. Steinmann, se traduce a la vez por


cambios espectaculares en el tipo de sedimentación y por
acontecimientos tectónicos. Sin embargo, es difícil correlacionar estas
dos clases de acontecimientos.

El cambio en la sedimentación consiste en la interrupción


general de la sedimentación marina carbonatada y su remplazo por
sedimentación continental molásica de las llamadas capas rojas: este
cambio ocurre precisamente en el curso del Santoniano.

Los acontecimientos tectónicos no están tan bien datados. En la


zona costera y el flanco pacífico de la Cordillera Occidental, se sabe
que las series vulcanosedimentarias cretáceas suben, por lo menos en
el área de Lima, hasta el Coniaciano.

En el curso del Santoniano o algo, se forman en la costa y el


flanco pacífico de la Cordillera Occidental, relieves que proveen el
material detrítico de las molasas rojas que se depositan más al este.
Por otra parte, sabemos que el Eoceno superior (Fm. Paracas) es
discordante sobre los pliegues que afectan el material
vulcanosedimentarias mezsozoico de la zona costera, pliegues que
tienen por lo tanto una edad comprendida entre el Eoceno superior y el
Coniaciano y que se atrubuye a la fase peruana.

Parece que el la Cordillera Oriental del Perú central, la fase


peruana está mejor definida así como posiblemente en la parte EN de
las Altiplanicies:
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

- en la Cordillera Oriental, en el área de Tambo-San Miquel


en Ayacucho y en el de Andamarca en Junín C. GUEVARA (com. oral),
capas rojas con Charofitas del Cretáceo terminal sellan
discordantmente pliegues que afetan al Pensilvaniano y al Permiano
superior.

A poca distancia, en la parte sur del sinclinorio de Ricrán, se


encuentra una serie concordante que va del Permiano superior al
Cretáceo superior, por lo que concluímos que la discordancia es debida
a la fase peruana.

- en la parte noreste de las Altiplanicies, las capas rojas


son transgresivas hacia el este encima de una serie mesozoica plegada
que a veces incluye el Santoniano; pero aquí está presente tan solo la
parte superior, eocena y hasta neogena, de las capas rojas de las
Altiplanicies. Por lo tanto, la indeterminación es bastante grande en
cuanto a la edad de la fase.

En resumen, mientras no se hallan recogido pruebas fehacientes


de su diacronismo, lo más sencillo es postular que una fase peruana
única provoca lo esencial del plegamiento en la costa y en la Cordillera
Oriental del centro del país y que una etapa de levantamiento y de
erosión le sigue inmediatamnete proveyendo así el material molásico
de las capas Rojas. En cuanto a la fase albiana la extensión exacta de
su zona de influencia queda por comprobarse.

2.1.2. Fase del Eoceno Superior o Fase Incaica

La fase incaica es bien conocida en el perú y en Blivia donde


causa deformación mayor en muchas áreas.

En la Cordillera Occidental del Perú central, esta fase es la fase


principal y es anterior a una cobertura volcánica datada en 40 M.A.
cerca a su base, (NOBLE et. al.; Mc KEE et. al., 1978) que descanda
con discordancia angular sobre apretados pliegues que deforman por
igaul al Cretáceo y a las Capas Rojas Casapalca. En el área próxima a
Sto. Domingo de los Olleros, unos 60 km. al este de Lima, tufos riol
´ticos soldados datados en su base en 40.7 M.A. (2 edades: una en
40.2, otra en 41.3 M.A.) fosilizan una superficie de erosión que recorta
una parte levantada y erosionada del batolito. Parece lógico relacionar
esta superficie de erosión y la discordancia que recorta más al este, los
pliegues, y también está sellada por rocas de 40 M.A.

Acabamos por lo tanto de definir el límite superior de la edad de


los acontecimientos “incaicos”. La cuestión ahora es definir la edad
misma del plegamiento incaico, que está comprendida entre este
límite de 40 M.A. y la edad de los sedimentos más recientes plegados
por la fase. Ya que las capas rojas no han sido datadas en la Cordillera
Occidental, este límite inferior se ubica después del Santoniano sin
más precisión.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Se podría tratar de conseguir otros argumentos en las


Altiplanicies, en sitios donde se tienen más informaciones sobre la
edad de las Capas Rojas, como por ejemplo en el sinclinorio de
Usibamba, al oeste de Huancayo, cerca de 12ºS-75º30’O. Pero datos
isotópicos recientes demuestran que allí las capas rojas no
experimentan el plegamiento incaico y que se pasa sin interrupción de
capas rojas del Eoceno medio a capas rojas del Oligoceno, cuyas
intercalaciones vulcanosedimentarias han sdi odatadas en 39.8 y 36.7
M.A. (Mc. KEE et. al., 1978), edad que chequea con la observada
anteriormente con las Charofitas (GRAMBAST, en este volumen Fig.
52).

Para salir de esta indeterminación, se tiene que recurrir a


correlaciones a la larga distancia y señalar que en el área del Titicaca,
la discordancia mayor se emplaza entre la Fm. Muñani con Charofitas
eocenas (AUDEBAUD et. al., 1972) y la Fm. Puno cuya base dió
Charofitas a afinidades oligocenas (CHANOVE et. al., 1969). En Bolivia,
también, el Oligoceno inferior, es discordante y transgresivo.

En forma tentativa, se puede aceptar que la fase incaica tiene


una edad fini-eocena y correlacionarla con el cambio de dirección del
movimiento de la placa oceánica pacífica ocurrido aproximadamente
hace 43 M.A. (Mc. KEE et. al., 1978).

Sin embargo, hay que notar las opiniones dicrepantes


expresadas PITCHER (1978) quien, en su Fig. 2, admite la existencia de
una fase paleocena acompañada de una peneplanización, cerca a 60
M.A., y de una fase oligocena cerca a 35 M.A., en la Cordillera
Occidental. Pero hay que notar que estos conceptos están basados en
unos pocos datos radiométricos K/Ar.

2.1.3. Deformación Quechua (MIOCENA)

Actualmente no se puede hablar de una fase quechua única


como lo hacía STEINMANN, apoyándose especialmente en las
observaciones de GERTH (1015) en la región Huanta-Ayacucho.

Al mapear el cuadrángulo de Huanta (MEGARD y OAREDES,


inédito) obserrvamos una discordancia angular nítida entre las capas
de la Fm. Huanta y las de la Fm. Ayacucho. Dado que ambas están
afectadas por pliegues, se tiene que admitir por lo menos dos fases de
plegamiento en el terciario superior en este área. Datos radiométricos
recientes e inéditos permiten localizar estas fases alrededor de 10 M.A.
y de 6 M.A. (Fig. 54).

En la zona entre castrovirreyna, Huancavelica y Lircay,


numerosos datos sobre las series volcánicas y sus edades isotópicas
han sido recogidos por el NOBLE y colaboradores. Demuestran que el
vulcanismo terciario se emplaza en el cuarzo de cuatro períodos
sucesivos que proporcionan datos comprendidos entre 41 y 21 M.A.,
14.5 y 12 M.A., 10.5 y 8.2 M.A., 5.2 y 2.8 M.A. Estos conjuntos
volcánicos y vulcano-sedimentarios están separados por discordancias
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

que se ubican en el Mioceno inferior, el Mioceno superior, y al fin del


Mioceno o al principio del Plioceno. Según trabajos de SOULAS (1975)
estas discordancias son el reflejo de fases compresivas que se
traducen mayormente por movimientos horizontales a lo largo de fallas
de rumbo, siendo sucesivamente las direcciones de compresión
horizontal Nº45E (Mioceno inferior), N-S (Mioceno superior) y E-O
(Mioceno termianl o Plioceno).

2.2. TECTONICA ANDINA EN LA COSTA

Es necesario regresar hasta el Precambriano para encontrar


huellas de una tectogénesis intensa en la zona costera del Perú
central. La cadena hercínica parece no haber afectado a la costa. En
cuanto a la tectogénesis andina, se traduce por un plegamiento débil,
mayormente debido a las fases cretáceas y por una tectónica de
ruptura frágul bastante intensa pero poco conocida.

2.1.1. Pliegues en el Mesozoico de la Costa

Están relacionadas con la tectónica post-Albiano y pre-Eoceno


superior, atribuída a la fase peruana. En la zona de Lima y hacia el sur,
en Cañete por ejemplo, se traduce por sinclinales y anticlinales NNO a
NO muy abiertos, asimétricos o ligeramente asimétricos, en cuyos
flancos los buzamientos raras veces pasan de 20º. Son pliegues
cilíndricos e isópacos en los cuales es bastante frecuente observar una
esquistocidad de fractura en los niveles más plásticos, como cerca a
Cañete (Fig. 57) donde H. Salazar ubicó ammonites deformados, o
también en el balneario de Santa María.

AL norte de Lima, se notan en algunos lugares pliegues más


apretados como los mapeados por J. Cobbing en la hoja de Barranca
(Qda. Venado Muerto) o los que se pueden observar cerca a Casma
(Fig. 58). Notemos que en estas localidades se trata verosímilmente,
según los últimos trabajos de MYERS (1975) y PITCHER (1978), de
pliegues de la fase albiana.

2.2.2. Pliegues en el Terciario de la Costa

En las series terciarias del umbral costero de Ica-Nazca, donde


afloran estas eries, se ve que ellas dibujan domos, anchos sinclinales y
unos pocos anticlinales; los buzamientos raras veces pasan de 10,
salvo en flexuras que representan la reacción superficial a la
reactivación de fallas en el substrato. Una flexura de este tipo es la de
Puente Huamaní en la Panamericana sur por 13º43’S, que corresponde
a una falla inversa según SOULAS (1977).
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

2.2.3. Tectónica de Ruptura Frágil

El mapeo geológico realizado hasta ahora en la casto central


muestra un mozaico de bloques fallados que influencia a menudo en el
trazo de la línea de costa.

En el umbral costero de Ica-Nazca, se ve la reactivación de las


fallas del substrato, la que está registrada pasivamente por la
cobertura aterciaria que se falla o se flexura. Todas estas fallas buzan
entre 60º y 90º y sus direcciones principales son o bien
“longitudinales” (N-S a NO-SE) o bien “transversales” (NE-SO a E-O).
La combinación de estas direcciones determina a menudo la
morfología (RUEGG, 1953, 1957 y NEWELL, 1956) y sus saltos serían
mayormente normales.

En Lima, sin embargo, FERNANDEZ CONCHA (1958) nota


también en el Morro Solar un desplazamiento dextral a lo largo de una
falla N-S y normal-dextral a lo largo de una falla E-O.

Por ahora, hay pocos argumentos para fechar los movimientos


de falla que han de ser polifásicos en la región de los casos.

2.3. TECTONICA ANDINA EN LA CORDILLERA OCCIDENTAL

Aquí se superponen los efectos de una tectónica “incaica” con


pliegues apretados a menudo con esquistocidad y de las tectónicas
“quechuas” con pliegues muy abiertos en la mayor parte de los casos
y con movimientos de rumbo a lo largo de las fallas.

2.3.1. Estructuras “Incaicas” en el Cretáceo y el Eoceno

A pesar de no existir perfil alguno que está continúo, debido a


las intrusiones y a la cobertura volcánica discordante, se puede
reconstruir el estilo de la deformación: al borde NE de la cordillera se
sitúa la zona más intensamente deformada, la que es más o menos
ancha según la transversal estudiada; entre esta zona y la costa sse
extiende una zona “de trasición” menos deformada.

2.3.1.1. Borde SO de la Cordillera Occidental

Este borde se sitúa a unos 50 a 60 km. de la costa y tiene un


ancho de 5 a 50 km. En esta zona se hace la transición de los pliegues
abiertos de la costa a los pliegues “en chevron” de la parte NE de la
Cordillera Occidental.

En la zona de Palpa (14º30’S), un perfil observado por A


AGUIRRE (1961) muestra cómo este cambio se produce en unos 15
km. partiendo de la zona costera (Fig. 59). J. COBBING y GARAYAR
(1976) hicieron observaciones similares entre 10º30’S y 11º30’S.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

En el valle del río Cañete esta zona de transición mide


aproximadamente 50 km. ya que los primeros pliegues en chevron se
encuentran recién en Yauyos.

Este concepto de dos zonas, una transición pasando al NE a un


cinturón de pliegues apretados en chevron puede complicarse en
algunas ytransversales. Así, se hace un perfil entre 10º-10º30’S por el
cuadrángulo de Huayllapampa (MYERS, 1974), se encuentra no una,
sino dos zonas intensamente plegadas con pliegues “en chevron”
siendo la más occidental la de Tapacocha y la más oriental la zona
Cordillera Blanca-Cordillera de Huayhuas, estando ambas separadas
por la faja menos deformada del Callejón de Huaylas.

2.3.1.2. Cordillera Occidental s.s.

Esta zona se caracteruza por un cinturón de pliegues apretados


en chevron, decamétricos a kilométricos y a menudo tienen una
esquistocidad axial; como los buzamitnos de sus flancos son a menudo
elevados (45º a 60º), el estrechamiento es fuerte; dichos pliegues
están asociados a fallas inversas que son más numerosas cuando uno
se acerca al borde NE de esta cordillera. Esta zona puede tener en
total unos 20 a 30 km. de ancho.

En lo que sigue examinaremos la deformación en los


afloramientos mesozoicos y eocenos en el corte del río Rímac y del río
Cañete.

- Corte del río Rímac y del río Santa Eulalia. En el sector


de Carachacram, un afloramiento cretáceo se extiende en ambas
márgenes del río Rímac a la altura de la misma baritina Leonila. Está
limitado por el batolito al oeste y una falla subvertical al este que lo
pone en contacto con los volcánicos terciarios. Consta de cuarcitas,
siltitas y de niveles volcánicos y vulcanosedimentarios; presenta
pliegues concéntricos e isópacos de dirección N 40ºO a N 50ºO.

En una posición más nororiental, el sector de Huinco-Autisha, en


el río Santa Eulalia, expone rocas síliceas de grano fino y corneanas
que contienen hasta 80% de epidota (BEARTH, 1938). Esta serie bien
estratificada, comparable a ciertas partes de la sección de Carachacra,
está afectada por pliegues en chevron de escala decamétrica con ejes
subhorizontales de dirección próxima al NO (Lam. VII,1). Los
buzamientos varían entr 20º y 60º. Parte de estos pliegues tienen una
vergencia NE, parte una vergencia SO. Seve que constituyen pliegues
menores de segundo orden relacionados con anticlinales hacia en NE,
que a su vez pueden interpretarse como pliegues menores de primer
orden en el flanco SO de un gran anticlinal. En las charnelas de los
pliegues, los lechos síliceos no muestran dilatación; al contrario de lo
que ocurre en los lechos de corneana. El autor ha opbservado
esquistocidad, pero eso se debe verosímilmente a que haya sido
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

borrada debido a la recristalización que acompañó la intrusión del


batolito.

Notemos que la cobertura volcánica está poco deformada en


este lugar.

27 km. más al NE otro macizo de rocas cretáceas aparece


debajo de la cobertura volcánica, es el de Viso-Qda. Unturo, cuya
extremidad sur está cortada por el río Rímac, y que se prolonga hacia
el norte por el de la Qda. Huacchua que está bien expuesto a lo largo
de dicha quebrada, afluente de la margen izquierda del río Santa
Eulalia.

Este macizo cretáceo constituye el corazón de un anticlinal N-S a


N 30ºO que afecta a la cobertura volcánica terciaria. En discordfancia
nítida debajo de estos volcánicos, el Cretáceo dibuja pliegues métricos
a kilométricos de dirección N 20ºO a N 40ºO y localmente N-S. Las
figuras 60 y 61 dan una idea del estilo de la deformación, en un
material neocomiano (Fm. Santa y Carhuaz) a cenomaniano (Fm.
Jumasha). Al nivel del Rímac y de la Qda. Unturo afloran mayormente
los términos albianos de la serie, es decir margas y calizas a menudo
cargadas de materia orgánica en chevron se asemeja al de Huinco-
Autisha. Aquí son los lechos de caliza los que conservan su espesor en
las charnelas y se deforman por flexión y a veces cizallamiento. Los
lechos margosos cambian de espesor en las charneles y se deforman
por mecanismos más conspícua en las margas. Esto se ve bien en las
secciones B y C (Fig. 61) que corresponden a la Qda. Unturo, pero este
estilo de la deformación se observa también en numerosos otros
lugares de la Cordillera Occidental (Lam. VII, 2). En la confluencia del
ríoRímac con la Qda. Unturo, la litología es más calcárea y más
homogénea, observánose numerosos pliegues mmenores
decamétricos a métricos, con esquistocidad de flujo. Un poco más
arriba, en Tambo de Viso, se nota un aplastamiento fuerte en las
charnelas de los pliegues en chevron (Lam. VII, 3) que se desarrollan
en una caliza con cherts en lechos de 10 a 20 cm. Hay que notar que
en la Qda. Huacchua (Fig. 61 perfil A9, no hay esquistocidad y que uno
pasa el límite superior de la zona con esquistocidad al ir de Huacchua
hacia el Rímas, a pesar de quedarse en las mismas formaciones. Esto
hace pensar que la zona Viso-Unturo se situaba en una depresión axial
del sistema plegado “incaico”.

En los afloramientos mesozoicos de San Mateo e Infiernillo (Fig


62) el Rímac corta impresionante, viéndose claramente tres bloques de
sedimentos mesozoicos en relaciónm con la cobertura volcánica del
Eoceno superior.Mioceno. De OSO a ENE, se encuentra primero un
bloque de cuarcitas blancas con intercalaciones de shales
carbonáceas, verosímilmente de la Fm. Chimú del Necomiano. Una
falla inversa parada lo pone en contacto con tufos volcánicos afectados
por una esquistocidad intensa; otra falla, con salto normal aparente
separa esta cuña volcánica de un segundpo bloque cretáceo, esta vez
calcáreo, que parece estar invertiso a juzgar por las relaciones
angulares entre esquistocidad y estratificación. Una falla inversa
parada limita al este, este bloque de un compartimiento volcánico con
esquistocidad. Al otro lado de este compartimiento surge el bloque
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Infiernillo, que está limitado al oeste por una falla con salto normal
aparente y al este por una discordancia. En este bloque del Infiernillo,
se puede ver que la esquistocidad en las calizas (Jumasha
verosímilmente) ha sido combada por una deformación tardía. El
conjunto de las estructuras se puede interpretar como un anticlinal de
una de las fases miocenas cuyo núcleo estuviera ocupado por el
bloque cretáceo del Infiernillo y cuyo flanco oeste correspondería a dos
escamas con material cretáceo y terciario. En verdad, la presencia de
sedimentos al revés en el bloque calcáreo central y el hecho que el
bloque “superior”, el más occidental, exponga el material mnás
antiguo, llevan a la conclusiión que las fallas inversas observadas
corresponden a la reactivación de fallas menos inclinadas de una fase
anterior que afectaba a algún gran pliegue recostado hacia el NE. Esta
interpretación del autor, algo diferente de sus interpretaciones
anteriores (1973, 1978), es el resultadop de un nuevo examen
detallado de estos afloramientos.

Al NE del Infiernillo, el río Rímas atraviesa el flanco oeste del


sinclinal de Río Blanco en los volcánicos terciarios y luego recorta algo
ablícuamente su flanco este entre Río Blanco y Chilca. Poco antes de
Casapalca el río entra en el gran anticlinorio de Casapalca-Ticlio en el
cual afloran capas rojas del Cretáceo terminal y del Eoceno (?), que
son más deformadas que la cobertura volcánica. En las capas rojas se
observan pliegues cuyo espaciamiento es de orden kilométrico; son
cilíndricos y de dirección NO a NNO; son asimétricos o bien tienen una
vergencia débil hacia el NE; en sus flancos los buzamientos veráin
entre 45º y la vertical y hasta se invierten. Son pliegues en chevron y
en los niveles pelíticos se notya una clara dilatación en las charnelas.
Una esquistocidad de fractura intensa afecta a los niveles de siltitas y
lodolitas; es más grosera y espaciada en las areniscas y
conglomerados, observándose en ellos a menudo cantos que se
interpenetran por el efecto de fenómenos de disolución relacionadso a
la compresión.

La Fig. 63, muestra que existe una relación entre las estructuras
mio-pliocénicas que afectan a los volcánicos y las que afectan a las
capas rojas, a tal punto que uno podría pensar que hubo un solo
plegamiento tardío, debiéndose le deformación de las capas rojas a un
compartimiento disarmónico. Sin embargo, no es el caso, ya que la
discordancia entre capas rojas y volcánicas es evidente (Ver Mc.
LAUGHLIN, 1929). Pero otra parte, niveles de la misma litología y
posoción en el edificio tectónico, pero pertenecientes los unos a las
capas rojas y los otros a la cobertura volcánica y vulcanosedimentaria,
no están en el mismo estado de deformación; así se observan capas
rojas con fuerte esquistocidad en la zona de Casapalca a 5,000 m. de
altura, mientras que en el Río Blanco se observan a 3,400 m. de altura
grauwacas siltosas de grano más fino, mostrando tan solo un clivaje
grosero.

Por lo tanto en las capas rojas la esquistocidad principal y casi


todos los pliegues son anteriores al emplazamiento de la cobertua
volcánica del Eoceno superior-Plioceno.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Este perfil de la Cordillera Occidental termina, poco antes del


abra de Ticlio, en fallas inversas paradas a lo largo de las cuales
calizas del cretáceo superior cabalgan sobre las capas rojas. La
presencia de intrusivos recientes hace algo difícil la interpretación de
esta área, pero puede verse que estas fallas han vuelto a jugar
después de la fase “incaica” y han afectado a Capas Abigarradas.

- Corte del alto río Cañete y del río Alis. No insistiremos


mucho en las remarcables estructuras vistas a lo largo de este corte ya
que este tema se desarrollará en otro boletín (C. de Yauyos, La Oroya y
Tarma por F. MEGARD y J. CALDAS ). Sin embargo, daremos algunas
figuras explicativas (Figs. 64, 65 y 66), las cuales se comenta
brevemente.

Los perfiles de la Fig. 65 muestran claramente estas estructuras.


De oeste a este, siguiendo el valle del Cañete y luego el río Alis, vemos
primero una sucesión de anticlinales y sinclinales NO-SE, agudos, en
chevron, de amplitud kilométrica que afectan mayormente a la serie
necomiana. Tienen esquistocidad de plano axial, poco desarrollada en
las areniscas y bien desarrollada en las lutitas, y en sus flancos se
observa pliegues menores hectométricos, particularmente conspícuos
en las calizas Santa y las lutitas Carhuaz. Fallas axiales complican
frecuentemente los anticlinales y además se notan fallas inversas de
más importancia. La vergencia de las estructuras es basatnte variable.

Aguas arriba de su confluencia con el Cañete, el río Alis corta su


valle muy encañonado entre acantilados constituídos en su mayor
patte por series carbonatadas del Cretáceo medio a superior. Los
pliegues son algo apretados pero el estilo no varía hasta llegar a 3 km.
aguas arriba de Alis. En este punto una falla inversa muy parada pone
en contacto areniscas cuarcíticas neocomienas con calizas Jumasha.
Aguas arriba el río Alis corta en estas calizas el impresionante cañón
de Olán, presentando a veces, paredes verticales de más de 1,000 m.
El análisis tectónico muestra que a lo largo de este cañón se
superponen tres unidades tectónicas distintas A, B y C, separadas por
dos constactos anormales. Estas unidades que constituyen pequeños
mantos sobreestructurales nhan sido plegados tardíamente formando
el anticlinal (o antiforma) de Olán y el sinclinal (o sinforma) de Tomás,
ambos con el rumbo NO-SE. Una falla inversa, NO-SE, que también ha
jugado en falla de rumbo, limita al este todo el conjunto de estas
estructuras complejas. Más al este la intensidad de la deformación
disminuye rápidamente entrando al anticlinal se Saturno que ya
pertenece a las Altiplanicies. El block diagrama de la figura 66 ayuda a
visualizar eetas estructuras complejas que corresponden a los que J. J.
WILSON llamó más al norte “zona imbricada” (1964).

Observaciones de detalle muestran que las unidades


sobreescurridas han experimentado en ciertos lugares un
epimetamorfismo con formación de sericitas y muscovitas y contienen
aplastados y estirados; esta deformación y este metamorfismo son
contemporáneos del emplazamiento de los mantos, miesntras que el
anticlinal de Olán y el sinclinal de Tomás son posteriores; parece que
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

una esquistocidad parada está asociada a estos megapliegues. La


figura es aún más complicada por el hecho que estos pliegues tardíos
que afectan a los mantos muestran cambios bruscos de sus
buzamientos axuales que se hunden hacia el sur, llegando a adquirir
localmente valores de 90º. Aquí radica el por qué de los pliegues de
ejes muy parados que se observan en la mina Yauricocha y al NO de
ella; en nuestro block-diagrama estos pliegues son los que parecen
esquemáticamente representados en la unidad C.

La interpretación de estas estructuras complejas se facilita si se


hace intervenir varias etapas de deformación superpuestas. En el
curso de una primera etapa, la parte SO del área (futura unidad C) está
afectada por pliegues cuya amplitus decrece rápidamente hacia el NE.
En una segunda etapa, superficies de cizallamiento de gran amplitud y
buzamiento relativamente débil se individualizan en la zona de
transición entre la parte plegada y la parte sin plagar así como más al
NE en el “antepais” de la zona plegada. Las unidades tectónicas así
formadas se deslizan una sobre la otra, aparentem,ente hacia el EN.
Parece más lógico atribuir a esta etapa el metamorfismo observado en
parte de las unidades A, B y C que atribuirlo a la etapa poaterior como
el autor pansaba antes (1973, 1978). En una tercera etapa, las
unidades A, B y C y las superficies de cizallamiento se pliegan y
adquieren una esquistocidad subvertical. Las ra´ces de las unidades A,
B y C se vuelven subverticales e inclusive los contactos anormales
pueden invertirse y aquirir saltos normales aparentes. En una cuarta
etapa, fallas inversas paradas aparecen en el borde NE de esta zona
intensamente deformada.

A lo largo de estas fallas se observan también estructuras


ligadas a movimientos de rumbo y relacionadas a épocas posteriores.

La subdivisión en cuatro etapas que acabamos de hacer es


didáctica pero no corresponde forzósamente a una realidad, pues es
posible que la deformación haya sido más contínua, aunque sí con la
misma sucesiín de acontecimientos. Por esta razón, en la versión
francesa (F. MEGARD, 1978), se considera las etapas 1 y 2 como una
sola.

Se hace notar también que la faja estrecha donde las fallas


longitudinales son las más numerosas, coincide con la zona de cambio
de las facies de la cuenca oeste-peruana a las facies de plataforma, así
que estas fallas longitudinales inversas podrían ser debidas a la
reactivación de fallas que fueron activas como fallas de subsidencia en
el Cretáceo inferior, y en menor grado en el Cretáceo superior.

En cuanto a la edad de la tectónica, sambemos que es posterior


a las capas rojas y anterior a lavas (Fig. 65, corte III) datadas por Mc.
KEE, et. al., (1978). Se trata por lo tanto de estructuras incaicas, que
las consideramos del Eoceno superior.

- Flanco SO del domo de Yauli.- En esta región que fue


estudiada por HARRISON (1943, 1951b) y luego por SZEKELY (1967),
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

este último autor postulaba la presencia de mantos sobreescurridos y


plagados posteriormente, es decir una figura muy análoga a la que
acabamos de describir cerca a Alis. Tomás y Yauriococha. El mapeo a la
escala 1: 100,000 de esta zona, llevando a cabo en colaboración con J.
Caldas y G. Laubacher nos llevó a la conclusión que el nivel
bituminosos “Pariatambo” mapeado por Szekely como base del manto
alóctono no es sino un nivel de dolomias negras muy ricas en materia
orgánica, intercalado en las calizas más claras del Cretáceo superior, o
bien, en algunos casos, un sill basáltico en el mismo Cretáceo superior
que aparece como una faja negra en las fotos aéreas. Por lo tanto,
como lo hizó Harrison, el autor considera que las únicas estructuras
presentes son pliegues y fallas inversas debidos a la fase incaica y/o la
primera de las fases miocenas.

En cuanto a las fallas del borde de la Cordillera Occidental,


muestran ser accidentes complejhos que jugaron tanto en fallas
inversas como en fallas de rumbo. Su trazo sigmoide explica
parcialmente esta complejidad (Fig. 67).

2.3.2. Estructuras en los Volcánicos del Eoceno Superior y del


Neogeno

La tectónica compresiva que afecta a la cobertura volcánica


discordante está bien expuesta a lo largo de los valles transverales a la
Cordillera Occidental. El plegamiento, débil si uno lo compara al de la
fase incaica, se traduce por pliegues cilíndricos, isópacos, de dirección
130 a 180, a los cuales se asocian fallas inversas con vergencia NE. El
estrechamiento es mayor en la parte NE de la Cordillera Occidental
que en su parte SO. También están presentes numerosas fallas de
rumbo conjugadas con movimientos de algunos metros a algunos
centenares de metros y posiblemente algunos kilómetros en ciertos
casos.

Estas estructuras han de relacionarse a las tres fases de


compresión del Mioceno. La mayor parte de los pliegues NO-SE y de
las fallas inversas de igual dirección pueden atribuirse a la fase del
Mioceno inferior (entre 20 y 15 M.A.), pero los desplazamitnos a lo
largo del rumbo en las fallas logitudinales se debn mayormente a las
fases del Mioceno superior, y del Mioceno terminal: la primera, con una
compresión N-S, provoca movimientos dextrales en las fallas NO-SE, la
segunda, con una compresión E-O, provoca movimientos senestrales a
lo largo de las mismas fallas de rumbo. Localmnete unos pliegues
pueden ser asociados a estas fallas de rumbo: se trata ya de pliegues
de arrastre con ejes parados o de pliegues con direcciones E-O. o N-S y
ejes horizontales, ligados a cambios de dirección a lo largo de las fallas
longitudinales.

2.3.2.1. Pliegues y Fallas Inversas


ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

El corte del vaññe del río Rímac (Fig. 68) da una idea del estilo
de la deformación en la cobertura volcánica. Se observan unos anchos
sinclinales y anticlinales en la parte SO del corte hasta San Mateo, y al
NE unos sinclinales y anticlinales más estrechos así como fallas, parte
de ellas cabalgantes hacia el NE como en el Infiernillo y a lo largo del
río Blanco. Es de notar la presencia de esquistocidad en el fondo del
sinclinal de Matucana y en flanco sur y el fondi del sinclinal del Río
Blanco.

AL norte del Rímav, los volcánicos y en particular la serie


abigarrada están fuertmente deformados en la zona imbricada del
borde NE de la Cordillera Occidental, donde las fallas hanvuelto a
moverse como fallas inversas en el Mioceno inferior (Fig. 69) y luego
como fallas de rumbo.

2.3.2.2. Tectónica de ruptura frágil

Se traduce por las fallas inversas ya mencionadas, pero sobre


todo por movimientos a lo largo del rumbo de las fallas
correspondientes mayormente a las fases del Mioceno superior y
Mioceno terminal.

El examen de las grandes fallas longitudinales de la Cordillera


Occidental muestra que la gran mayoría de ellas han juagdo como
fallas de rumbo. Prueba de ello son los numerosos pliegues de arrastre
con fuerte buzamiento axial que se observan a lo largo de estas fallas;
por ejemplo:

- a lo largo del río tomás, cerca a 12º13’S y 75º45’S, se


observa una falla NNE de 20 km. de largo con movimiento dextral
documentado por el arrastre de varios ejes anticlinales; este
movimiento dextral es causa (por lo menos parcial) de los buzamientos
axiales fuertes observados en los pliegues tardíos que afectan alos
mantos sobreescurridos en el área Tomás-Yauricocha (véase supra).

- un poco más al norte, cerca a 12ºS y 76ºO, en la esquina


SO del cuadrángulo de La Oroya, una falla NO (la que está más a la
izquierda enel diagrma de la figura 67) bordea EN de la Cordillera
Occidental, observando en varias localidades estrías con buzamiento
entr 0º y 35º en espejos de falla. Pliegues de arrastre con fuerte
buzamiento axial se observan a lo largo de las mismas fallas, algunps
de ellos de amplitud kilométrica, como el de Pico Yanque en la
Cordillera de la Viuda o el que se observa a mano izquierda 4 km.
antes de llegar al pueblo de Marcapomacocha viniendo de Casapalca.
Estos pliegues son pruebas, según los casos, de movimientos
destrales, o de movimientos senestrales. Los dextrales cuadran con
una compresiópn N-S, probablemente del Mioceno superior, los
senestrales con una compresión E-O, probablemente del Mioceno
terminal si se acepta el sistema elaborado por SOULAS de la
compresión asociada.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

El mapeo de algunos sectores permite reconocer conjuntos de


fallas conjugadas cuyo análisis proporciona una idea de la dirección de
compresión.

Así, en el borde Sur de la hoja de Yauyos (Figs. 70 y 71) los


movimientos observados a lo largo de fallas subverticales permiten
definir dirección de compresión cercana a E-O.

En la zona de Casapalca, la transcripción de las fallas de rumbo


y de las fisuras abiertas rellenadas por diques ácidos (Fig. 71 B) da la
impresión que fueron generadas ambas en el mismo régimen
tectónicam caracterizado por una compresión subhorizontal NE y una
distensión también subhorizontal NO, cuya edad está por establecer.

2.3.3. Conclusiones-Estilo Tectónico Andino en la Cordillera


Occidental

La comparación del Perú central con el Perú norte (hasta la


deflexión de Cajamarca), muestra un tipo de organización bastante
parecido a la Cordillera Occidental.

En los terrenos mesozoicos, plegados por lo esencial a fines del


Eoceno, se encuentra la siguiente zonación:

- al SO, una zona con pliegues esópacos plurikilométricos


abiertos.

- al NE, una zona plegada en “chevron” con pliegues


kilométricos acompañados en la mayoría de los casos por
una esquistocidad de plano axial bastante grosera.

- más al NE, una “zona imbricada” estrecha a lo largo e la cual


el cinturón esquistoso sobrecabalga a las Altiplanicies o
directamente a la Cordillera Oriental, como se da el caso al
este de la Cordillera Blanca (WILSON et. al., 1967).

En la cinturón esquistoso y con pliegues en “chevron”, los


terrenos del Malm y del Cretáceo son muy espesos. Por lo tanto, la
presencia de la esquistocidad en superficie hace pensar que una
esquistocidad por lo menos tan intenda se desarrolló en el substrato
pre-Málmico, cualquiera que sea su edad; es con esta hipótesis que
dibujamos la sección que acompaña al mapa al 1: 500,000. Al resolver
en esta forma la cuestión del acortamiento en el substrato, ya no se
tiene por qué despegar la totalidad del Malm del Cretáceo encima de
formaciones subyacentes desconocidas en superficie.

En cuanto a la hoja imbricada del perú norte y central, su


localización Oriental y su vergencia hacia NE se explicarían por:

- el papel de “tope” desempeñado por las Altiplanicies de la


Cordillera Oriental en las cuales el zócalo está muy cercano a
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

la superficie por lo tanto incapaz de deformarse sino por


ruptura frágil.

- el hecho de que numerosas fallas se subsidencia con


buzamientos SO se localizan ahí (el “hinge.line” de Wilson) y
que volvieron a jugar en fallas inversas, explica las notorias
diferencias de facies y espesores observados en la actualidad
cuanod se pasa una de estas fallas inversas.

Si se calcula el porcentaje de acortamiento en el cinturón


esquistoso y la faja imbricada, se ve que alcanza 40%.

Al contrario, en la cobertura volcánica y vulcanosedimentaria del


Eoceno terminal-Neogeno, este porcentaje es tan sólo del 10% o
menos. La deformación se traduce por pliegues abiertos y flexuras y es
más intensa a la altura de las grandes longitudinales, las que según las
épocas se activaron como fallas inversas o como fallas de rumbo.

2.4. TECTONICA ANDINA EN LAS ALTIPLANICIES

2.4.1. Zonación Estructural

En las Altiplanicies del Perú central (Figs. 72 y 73) se puede


distinguir dos sectores:
- un secotr SO donde las estructuras son aviertas y sencillas.
- un sector NE en el cual los pliegues son más apretados y
complicados por numerosas fallas longitudinales y por la
presencia de varios niveles de despegue.
La tasa de estrechamiento, calculada a lo largo de la sección
que pasa por La Oroya es del orden de 10% en el sector SO y 20% en
el sector NE.

Ambos secotres están separados por una línea NO-SE, llamada


línea del Alto Mantaro, que sigue este río desde el lago de Junín hasta
Llocllapampa (11 50’S) y desde allí se dirige hacia Lircay.

En el sector SO, la geometría es muy sencilla y la mayor parte


de los buzamientos varía de 10º a 30º, pasan de estos valores en l
acercanía de algunos accidentes o de algunos intrusivos. Al norte de
11º40’S y al sur de 12ºS, las partes septentrional y meridional de las
Altiplanicies se caracterizan por pliegues cilíndricos, isópacos
frecuentemente espaciados de 5 a 10 km. y cuyos ejes se pueden
seguir por varias decenas de kms. con una dirección entr N 45ºO y N
30ºO. No presentan ninguna vergencia sistemática, sino inclinaciones
sucesivamente hacia el NE o SO de sus planos axiales.

Entre 11º40’S y 12ºS se ubican “domos” de forma rectangular


alargados en el sentido NO-SE, alrededor de los cuales se moldean
cubetas sinclinales de formas irregulares (Fig. 74). Esta disposición
podría estar ligada a la reactivación, durante la tectónica andina, de
fallas antiguas a nivel del zócalo.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Todas las grandes estructuras en el Mesozoico y las capas rojas


resultan de una fase que bien podría ser la del Mioceno inferior (entre
20 y 15 M.A.). Sin embargo, debido a la falta de una cronología segura
en la parte alta de las capas rojas de las Altiplanicies, sabemos tan
solos que esta fase está comprendida entre el Oligoceno inferior y 15
M.A.

La línea del Alto Mantaro es un límite tectónico que:

- entre el lago Junín y La Oroya, se traduce por un


alineamiento de anticlinales con núcleo de Paleozocio.

- entr La Oroya y Lircay, corresponde al límite SO de un


macizo plegado en el Cretáceo termianl y afectado luego por la misma
tectónica que el resto de las Altiplanicies (véase supra); entre La Oroya
y Llocllapampa, este límite coincide con una falla NO que buza hacia el
NE. De hecho, este límite paleotectónico se sigue al oeste de Cerro de
Paco ya que se vuelve a encontrar entre Culpán y Goyllarisquizga (Fig.
73, perfil A). Además, la línes del Alto Mantaro coincide en la parte
norte de su recorrido con un límite paleogeográfico importante en el
Triásico y el Liásico inferior: las series de esta edad son más delgadas
y coinciden menos niveles plásticos al SO de esta línea que al NE de
ella.

Al NE de la línea del Alto Mantaro, se penetra en el sector NE de


las Altiplanicies, en el cual los pliegues de amplitud kilométrica a
plurikilométrica están complicados por pliegues menores; varios
niveles plásticos están presentes y actúan como superficies de
despegue. Los ejes de los pliegues mayores se siguen por decenas de
kilómetrso. Todos los pliegues sin isópacos y las capas buzan
frecuentemente entre 30º y 60º, su dirección es: N 40ºO a N 15ºO y
pasa a ser N-S en la zona de Huancavelica y al NNE de Cerro de pasco,
en el alto valle del río Huallaga. Fallas longitudinales, en su mayor
parte paradas, sustituyen a veces a los anticlinales.

2.4.2. Pliegues en el Mesozoico y en las Capas Rojas

2.4.2.1. Relaciones entre substrato y cobertura


sedimentaria: los niveles de despegue

Las relaciones entre substrato hercínico y cobertura mezozoica


se pueden observar (1) al borde norte de las Altiplanicies en las
cabeceras de afluentes sureños del río Yanahuanca (zona de
Yanahuanca, Goyllarisquizga, Vinchos,... (Fig. 73 corte A), (2) al límite
entre Altiplanicies y Cordillera Oriental, (3) en el domo de Yauili y los
anticlinales de la línea del alto Mantaro aguas arriba de La Oroya.

En todos los casos, el substrato hercínico no constituye un


“zócalo rígido” sino que se deforma plásticamente en las estructuras
andinas. No se puede postular un despegue del conjunto del Mesozoico
cerca a su base como lo hiciera BOIT (1953, p.9 y 15) pero sí se
observan despegues parciales que permiten variaciones nítidas de la
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

geometría de las estructuras y se ubican: (1) cerca a la base del Grupo


Pucará, (2) en la Fm. Aramachay del Sinemuriano inferior, (3) en
unidades margosas o arcillosas del Cretáceo Superior, como son Fm.
Chúlec y la Fm. Celendín. La prsencia de yeso facilita muchas veces
estos despegues.

Despegues en el Pucará basal, en niveles con arcillas y yeso se


observan en particular:

1) en los alrededores de Tarma y en particular en el sector


Huaricolca-Incatacunan en la carretera Tarma-Jauja (Fig.
75).

2) cerca a 12º20’S y 75º (hoja de Huancayo)

3) cerca a 12ºS y 75º30’O (hoja de Jauja)

4) en Matasenta, 7 km. al sur de Pampas (hoja de Pampas)


como lo muestra la Fig. 76.

Despegues en el Sinemuriano inferior son notorios en muchos


lugares del sector NE de las Altiplanicies. Las capas bituminosas
plásticas de la Fm. Aramachay se juntan en los ejes anticlinales donde
forman numerosos pliegues parásitos que llegan a veces a conservarse
en el Liásico superior calcáreo que tendrá más pliegues que el
substrato noriano (Fig. 77).

Fenómenos semejantes se observan en el Cretáceo superior


(Lam. VIII, 1) en el cual se desarrollan también numerosas estructuras
de colapso. (Fig. 78). Por fin la Fm. Celendín en el sector Sur de las
Altiplanicies presenta una base rica en capas rojas y yeso que permite
la formación de numerosos pliegues parásitos despegados de su
substrato Junasha más rígido (Fig. 79).

2.4.2.2. Estructuras superpuestas en la línea del


mantaro y la parte NE de las Altiplanicies

La presencia de estructuras superpuestas, las primeras


anteriores a las capas rojas, las segundas posteriores, es un hecho
común a lo largo de la línea del Mantaro y en el sector NE de las
Altiplanicies, donde una fase de edad comprendida entre el Oligoceno
y el Mioceno inferior se superpone a una fase del Cretáceo terminal. En
la mayor parte de los casos, los pliegues de ambas fases tienen
direcciones cercanas, como por ejemplo en el sector de Llocllapampa-
Parco en el valle del Mantaro (Fig. 80 y 81). La figura 82 trata de
explicar gráficamente el papel de la erosión que intervinó entre el
plegamietno del Cretáceo termianl y la deposición de las Capas Rojas;
dicha erosión desempeña un papel importante en la localización de los
sinclinales y anticlinales que pliegan las capas rojas. En unos pocos
casos, los pliegues de la fase del Cretáceo terminal tienen direcciones
que varían entre NE y ESE y los pliegues de la fase post-capas rojas
una dirección NO-SE, como por ejemplo en el área cercana a Jarpa (Fig.
83 y 84). Esta superposición se traduce, en el Liásico, por pliegues
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

cuyos buzamientos axiales están localmente “invertidos”, tal como lo


muestra el esquema de la Fig. 84.

Otros tipos de superposición se observan en los sectores NE y


SO a lo largo de fallas con trazo sigmoidal como lo veremos más
adelante; están relacionadas esta vez con compresiones N-S y E-O
relacionadas con las fases del Mioceno superior y del Mioceno terminal.

2.4.2.3. Tectónica de ruptura frágil asociada a los


pliegues

Varios tipos de fallas menores parecen estar asociados a la


compresión NE-SO que dió orígen a los pliegues de las Altiplanicies. Se
ubican aproximadamente en la posición teórica notada en la figura 85.
Un ejemplo de ello se ve en la terminación periclinal del anticlinal de
Cushuropampa, 14 km. al este de La Oroya. En este lugar, en las
calizas del Liásico superior se observan:

- fallas de salto mayormente vertical concentradas a


proximidades del eje del anticlinal y cercanas a la dirección del eje.
Están conjugadas en un plano vertical y corresponden a una extensión
en la parte superior de los conjuntos de caliza maciza.

- fallas de salto mayormente horizontal oblícuas respecto


al eje anticlinal y que aparecen conjugadas en un plano horizontal.

Otras fallas, esta vez mayores, son fallas inversas de la misma


dirección que los pliegues. Ejemplo de ellas son las que se ven en los
perfiles A y C de la figura 73, en general buzan hacia el NE, coma las
de la Cordillera Occidental. La falla del río Mantaro entre La Oroya y
Llocllapampa, es una excepción ya que su vergencia es hacia el SO
(Perfil C)

2.4.3. Pliegues en la Cobertura Volcánica

Ya que la parte alta de las Capas Rojas de las Altiplanicies


incluye niveles vulcanosedimentarias equivalentes a por lo menos una
parte de la unidas basal de los volcánicos de la Cordillera Occidental
(unidad con edades entre 40 M.A. y 20 M.A.), nos referimos
mayormente a volcánicos cuya edad está comprendida entre 20 M.A. y
lo actual, al hablar de la deformación en la “cobertura volcánica”.

Dichos volcánicos afloran esencialmente al norte al norte de


11º30’S, donde se pueden subdividir en volcánicos miocenos (una
edad a 14.6 + 0.4 M.A.) proveniente de un dique de alimentación,
(FARRAR y NOBLE, 1976) y en volcánicos “pliocenos” que son los tufos
soldados del bosque de piedra de Huarón con una edad de 5.2 + 0.2
M.A. (ibidem). En esta área los vol´canicos “miocenos” dibujan un
ancho sinclinal entre la Codillera de La Viuda y el valle de
Carhuacayán, mientras los pliocenos no están plegados.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Los volcánicos de edad comprendida entre 20 M-A. y lo actual


afloran también en mayor extensión en la zona de Huancavelica y al
sur de la línea Huachocolpa-Lircay, empalmando más al este con los
depósitos lacustres y volcánicos de la cuenca Huanta-Ayacucho. De los
trabajos que realizaron J. PAREDES y el autor, se extrajó la figura 100.
Estudios recientes de NOBLE, Mc. KEE, MEGARD, BELLON y LEFEVRE
(enédito) permiten sutuar la Fm. Huanta en el Mioceno medio a
superior y la Fm. Ayacucho a cuya base pertenecen definitivamente los
volca´nicos del Cº Molinoyocc, en el Mioceno superior a terminal.

La discordancia angular de la Fm. Ayacucho sobre la Fm. Huanta


se observa claramente un poco al sur de la confluencia entre los ríos
Cachi y Pongora (centro norte de la hoja de Ayacucho) y se observa
también que la Fm. Ayacucho ha sido plegada por una fase ulterior
(perfil C, Fig. 66). Las latitas de Huari no están deformadas y tienen
una edad de 3.7 M.A. (NOBLE et. al., 1975).

Parece que las fases del plegamiento post-Huanta y post-


Ayacucho se ubican respectivamente alrededor de 10 M.A. y 6 M.A.

2.4.4. Fallas de Rumbo y Pliegues Asociados

En la Cordillera Occidental, el estudio de las fallas longitudinales


subverticales y a veces inversa demuestra que han tenido
“movimientos de rumbo”. En 1973, el autor ya había estudiado un par
de casos pero un estudio posterior llebado a cabo en colaboración con
SOULAS permite llegar a una mejor interpretación de estas fallas que a
menudo tienen un trazo sigmoidal consistiendo típicamente en
segmentos longitudinales NE-SO conectados pos segmentos E-O a NE-
SO. Es el caso de las fallas observables entre el lago de Junín y la zona
entre Casaracra y Tarma (Fig, 87) y el de la falla de Gran Bretaña (Fig.
89).

Las primeras (Fig. 87) son subparalelas a los ejes de los pliegues
entre el lago de Junín y Cacaracra con una dirección N50º; son
verticales, rectilíneas y su salto aparente cambia a lo largo del rumbo.
La más espectacular es la falla de San Blas a lo largo de la cual
pliegues con ejes parados replegan a los pliegues NO-SE. A lo largo de
esta falla se notan pliegues de arrastre que en su mayoría determinan
un juego dextral de la fall, aunque existen algunos argumentos claros a
favor de un juego senestral. Un poco al norte de Casaracra, las fallas
longitudinales pasan a ser E-O a NE SO y se vuelven cabalgantes hacia
el sur, o hacia el norte, llegando el Triásico del bloque, al norte de la
falla de San Blas, a montarse sobre dos sinclinales de terranos
cretáceos. También algunos sinclñinales E-O se observan en la
proximidad de las fallas. Todos estos datos cuadran en general con una
compresión N-S, es decir la compresión del Mioceno superior siguiendo
a SOULAS (1975). Es de notar que al moverse los bloques
dextralmente, la zona de San Blas propiamente dicha se encontraba en
un área en distensión debido a la dirección próxima a N-S que adquiere
la falla de San Blas en esta zona (teoría de CROWELL, 1974) y parece
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

lógico pensar que el domo de sal de San Blas aprovechó esta


circunstancia para emplazarse.

En cuanto a los movimientos estructurales a lo largo de estas


fallas, son indudables pero de menor amplitud y parecen corresponder
a una fase de compresión E-O pasterior que sería del Mioceno
terminal, siempre aceptado las hipótesis de SOULAS.

Otra falla al sur de Huancayo (Fig. 88) parece tener un


movimiento dextral, si se interpreta la posición en plano de los ejes de
los pliegues al sur de la falla como debida a una compresión N-S y su
cambio de dirección a proximidad de la falla como debido a un drag
dextral. En esta hipótesis, la doble torsión de la fall, que de vuelve NS
por 4 km. también estaría “en distensión” y esto podría explicar la
presencia algo sorpresiva de un dique ancho en este lugar.

La Fig. 89, muestra la falla de Cochas-Gran Bretaña en la “doble


torsión” Gran Bretaña-Jatunhuasi que está en compresión, por lo
menos en el cuarso de la fase de compresión N-S que, aquí también,
aparece como la más nítida de las fases tardías. Durante esta fase, la
falla es dextral en sus segmentos longitudinales NO-SE y cabalgante
en su segmento transversal, naciendo además numerosos pliegues E-
O, o desviándose pliegues anteriores, en la proximidad de la falla. La
fase de compresión E-O provoca la formación de pliegues N-S, que
replegan claramente los pliegues E-O en la cercanía de la mina, y
también, según una observación de SOULAS, da lugar a fallas de
rumbo, y también, según una observación que son frtuto de la fase N-
S.

En otro caso, el de la fall de Carmen Chico al E de Cerro de


Pasco (Fig. 90), el compartimiento en fallas inversas de los ramales N-S
de la falla y el movimiento senestral de 5 km. a lo largo de su
segmenti NO-SE pueden ser explicados exclusivamente por la fase de
compresión E-O.

2.5. TECTONICA ANDINA EN LA CORDILLLERA

La cobertura andina de la Cordillera Oriental consiste en:

- una secuencia inferior, muy bien expuesta al sur de


11º150S, que comprende al Permp´Carbonífero, al Triásico-Liasico y,
en unos pocos puntos, al Cretáceo hasta el Cenomaniano incluído. Esta
secuencia está plegada por la fase del Cretáceo terminal.

- una secuencia superior, discordante encima de los pliegues


que deforman la precedente; consiste en capas rojas datadas en parte
del Cretáceo terminal, que afloran tan solo en las zonas de Andamarca
12º10’S por fallas inversas paradas y unos pocos pliegues. No existe
ninguna diferencia nítida en la intensidad y el estilo de deformación
entre esta secuencia y los pocos testigos de terrenos miocenos de la
Cordillera Oriental, por ejemplo los conglomerados de la Fm. Huanta
presentes en la península de Tayacaja y que fueron llamados
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

conglomerados Llaccato en la hoja de Pampas (GUIZADO y LANDA,


1965).

2.5.1. Zonación Estructural de la Cordillera Oriental

La Cordillera Oriental aparece como un gran anticlinorio andino


debido mayormente a la fase del Cretáceo superior y reactivado en las
fases miocenas mayormente por movimientos de falla.

Su límite ocidental es una línea convencional que es el borde


oriental del los afloramiento mesozoicos de las Altiplanicies. Su límite
oriental es casi siempre una zona fallada no bien estudiada por su
abrupta y difícil accesibilidad y que puede ser considerada como una
falla inversa parada, sin descartar la posibilidad de movimientos de
rumbo.

Entre 11º15’S y 12º45’S, la Cordillera Oriental cuenta con tres


unidades estructurales que son de oeste a este: el anticlinorio de
Tarma-Huancavelica-Quichuas (8 a 20 km.), el sinclinorio de Ricrán (5 a
12 km.) y el anticlinorio de Comas-Tambo (80 km.).

Al norte de 11º15’S subsiste el anticlinorio de Quichuas y el


sinclinorios de Ricrán desaparecen debajo de los sedimentos terciarios
de la cuenca de Ayacucho y solo aflora el anticlinorio de Tambo.

2.5.2. Plegamiento de las Series Permo-Carboníferas y


Mesozoicas

Los pliegues observados en las series mesozoicas de la


Cordillera Oriental se deben a la fase del Cretáceo terminal. Su estilo
aparece en los pefiles de la figura 91. Ya que las discordancias entre el
Permiano superior y el Permiano inferior y ebtre el Permiano superior y
el Mesozoico son discordancias menores; el autor atribuye a esta
misma fase los pliegues que se observan en el Permo-Carbonífero.

Los terrenos permo-carboníferos afloran esencialmente en la


parte SO de la faja anticlinal de Comas al sur de 11º30’S. Los pliegues
en esta zona son regulares, cilíndricos, con ejes subhorizontales; son
isópacos o, algunas veces “en chevron” y por lo general simétricos; su
dirección va de N 60ºO a N-S con un máximo de N 40ºO. La litología
interviene en el estilo del plegamiento: en el núcleo de los grandes
pliegues que dibujan unidades del plegamiento: en el nícleo de los
grandes pliegues que dibujan unidades cuarcíticas, pliegues menores
métricos a decamétricos se desarrollan donde alternan capas delgadas
de areniscas y shales, y tmabién en las calizas. La serie triáscio-
liásica aflora esencialmente en el sinclinorio de Ricrán, donde los
pliegues son más apretados que en los anticlinorios y complicados por
numerosos pliegues menores (Lam. IX, 1)
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

En toda la Cordillera Orientla, la deformación del Cretáceo


superior s eproduce a proximidad del límite superior de la
esquistocidad. La esquistocidad, por lo tanto, está bien desarrollada
tan sólo en las rocas más plásticas: en las siltitas puede inclusive
aparecer un verdader clivaje pizarroso. En algunos sectores, como por
ejemplo la parte NE de la hoja de Huancayo (12ºS, 75ºO), la
deformación es más intensa y en todas las rocas aparece una
esquistocidad de fliujo con neoformación de minerales filíticos (Fig. 92).

2.5.3. Ruptura Frágil

2.5.3.1. Fallas Longitudinales

Una de las características principales de la Cordillera Oriental es


estar compuesta de un gran número de bloques fallados fusiformes
limitados por fallas longitudinales muy paradas.

Esta disposición es heredada del Paleozoico y posiblemente


hasta del Precambriano; hemos visto en el acápite referente a la
estratigrafía del Paleozoico superior que dichas fallas delimitan
frecuentemente bloques con secuencias de facies y espesor muy
diferentes. Estas fallas en muchas partes forman los límites de los
anticlinorios de Tarma-Huancayo-Quichuas y Comas-Tambo y el
sinclinorio de Ricrán. A menudo se presentan como fallas inversas
paradas con vergencia hacia el NE, en tal forma que a lo largo de una
sección como la del río Tarma (corte B, Fig. 91), la cordillera se puede
considerar como un conjunto de escamas paradas. La edad de este
desplazamiento inverso parece ser mioceno superior o mioceno
terminal ya que:

- existe mucha similitud en la dirección y la vergencia de las


fallas longitudinales de la Cordillera Oriental y las de las
fallas tardías (pliocénicas) de la zona subandina.

- entre 12º25’S y 12º45’S las fallas inversas del borde este del
sinclinorio de Ricrán afectan a los conglomerados de la Fm.
Huanta, deformada en el Mioceno superior y en el Mioceno
terminal (Fig. 93).

La regla de la vergencia NE no es formal y también se registran


fallas cabalgantes hacia el SO, en particular en el borde So de los
bloques del Precambriano de carácter “horstico” como el de
Huaytapallana o el que está situado al este de Quichuas (Fig. 93), o
también en las hojas de Huanta, (Fig. 94) y de Tarma (zona de Maco,
Fig. 95).

estos cambios de vergencia, que se registrana veces a lo largo


de una misma falla, se deben en muchos casos a movimientos de
rumbo. Pruebas directas de estos movimientos horizontales de
compresión se observan en las fallas cercanas a Acopalca en la parte
NE de Huancayo (estrías sobhorizontales, obs. inéd. de M.
RIBEYROLLES). También cerca a Maco, en el inclinorio de Ricrán
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

(11º30’S, 75º33’O), se observan bloques fusiformes de caliza triásica


(1, 2, 3 y 4 Fig. 96), delimitados por superficies de fricción estriadas
horizontalemnte. Así mismo, la disposición sigmoidal general en plano
de las fallas del sinclinorio de Ricrán entre 11º40’S y 12ºS sugiere un
desplazamiento dextral a lo largo de las fallas mayores que lo limitan.

2.5.3.2. Fallas Oblícuas

Fallas paradas N-S a N 30ºE se comportan como fallas de rumbo


dextrales con desplazamientos del orden de 1 km. y que afectan al
límite sur del sinclinorio de Ricrán en la hoja de Pampas (GUIZADO y
LANDA, 1965).

Fallas de rumbo N 80ºO senestrales se observan en la parte NE


de la hoja de Huanta; se trata aquí también de fallas recientes ya que
desplazan un pequeño “graben” con relleno terciario. Tentativamente
se puede interpretar estas fallas y las de Pampas como conjugadas
relacionadas con la compresión próxima a E-O del Mioceno terminal

2.5.4. Conclusiones

Dos fases de deformación han afectado a la Cordillera Oriental


del Perú central en el curso de la tectogénesis andina.

La primera, en el Cretáceo terminal, consiste en un plegamiento


basatnte intenso acompañado por una esquistocidad que llega a
afectar el Liásico; éste es un dato nuevo e importante. La reacción del
substrato precarbonífero a este tectogénesis es mayormente plástica
en las zonas donde hay esquistocidad de flujo andina; allá la
esquistocidad herciniana o precambriana (por lo menos en los
sericitoesquistos) se ve afectada por pliegues centimétricos en chevron
acompañada de una reorientación a N 45ºO de los minerales filíticos o
de una esquistocidad de strain-slip.

La segunda (o las segundas), en el Mioceno superior y terminal,


reactiva fallas longitudinales que se presentan a menudo como fallas
inversas paradas de vergencia NE. Movimientos de rumbo coetáneos, o
algo posteriores a este fallamiento inverso, afectan estas mismas
fallas.

Tanto en el caso de las fallas oblícuas como el de las fallas


longitudinales, se necesitaría un trabajo de campo adicional para llegar
a una interpretación coherente de los movimietnos horizontales ya que
son verosímilmente superpuestos, y sucesivamente dextrales y
senestrales o viceversa, según la orientación de las fallas.

2.6. TECTONICA ANDINA EN LA ZONA SUBANDINA


ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

El conocimiento que tenemos de la geología de la zona


subandina del Perú central es sólo parcial, ya que los afloramientos son
escasos por la densa cubierta vegetal y por la difícil accesibilidad a
ellos.

A pesar de haber sido objeto de una exploración bastante


intensa por petróleo, pocos han sido los estudios que se ha publicado.
El trabajo de Koch: “die Tektonik in Subandin des Mittel-Ucayali-
Gebietes, Ostperu”, (1962), es uno de los pocos en reunir una
monografía regional y una síntesis, razón por la cual nos referimos a
este trabajo, a pesar de que trata de una región situada al norte de
10ºS.

La zona subandina ha sido afectada por un solo plegamiento


verosímilmente en el Plioceno. Las estructuras mayores son pliegues
cilíndricos isópacos y fallas paradas en su mayor parte inversas y
buzan hacia el SO (Figs. 97 y 98). Dichas estructuras se pueden seguir
por decenas de kilómetros y a veces por más de 100 km. con rumbos
NNO-SSE. Entre 11ºS y 12ºS, en la deflexión de Abancay, viran hasta
adoptar rumbos E-O (HAM y HERRERA, 1963; MAROCCO, 1978).

Aquí examinaremos las estructuras en la parte central de la


zona subandina entre 9ºS y 12ºS, donde se observa una división
longitudinal nítida entre tres sub-zonas: sureste central y noreste,
disminuyendo la intensidad de la deformación cuando se pasa de una
a otra.

2.6.1. Faja Suroeste (9ºS-12ºS)

Su ancho varía entre 40 y 60 km. y está limitada al SO por la


Cordillera Oriental y al NE por una falla parada con buzamitno OSO
(HAM y HERRERA, 1963); dicha falla frontal desaparece entre 11ºS y
12ºS; al norte de 9ºS, pasa a una flexura con fuerte vergencia hacia
ENE (KOCH, 1962),

En esta faja, las estructuras son en su mayoría pliegues NNO-


SSE abiertos, anchos de 1 a 10 km, con ejes subhorizontales y
desprovistos de esquistocidad. En algunos lugares, evaporitas migran
hacia el eje de anticlinales; esta migración explicaría, según V.
BENAVIDES (1968) los 1,720 m, de sal y anhidrita por el pozo OX-7-1,
40 km. al NE de Oxapampa.

Los anticlinales son a menudo reemplazados por fallas inversas


muy cerca a las cuales los buzamientos pueden alcanzar 70º; su salto
pasa a menudo los 1,000 m.

Lo que pasa en el substrato paleozoico inferior precambriano es


bian conocido; se puede admitir que el Paleozoico inferior se pliega con
una geometría poco diferente de la del Mesozoico, pues estamos muy
cerca del borde de la cadena eohercínica. En cuanto al Precambriano
rígiso, lo más probable es que vaya estrechándose por medio de
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

numerosas escamas, en la forma propuesta por C: MARTINEZ para el


sur de Bolivia (en AUDEBAUD et. al., 1973).

2.6.2. Faja Central (9ºS-12ºS)

Corresponde a los anticlinales anchos NNO-SSE de Shira y de


Vilcabamba y al zona sinclinal muy chata del Pachites (perfil B, Fig 98).
Son pliegues “de fondo” con grandes rayos de curbatura; los flancos
NNE de los anticlinales son frecuentemente fallados y las fallas buzan
al SO.

Entre el anticlinal de Shira y el de Vilcabamba se extiende una


faja intensamente plegada y fallada que sigue el río Tambo (Fig. 99).
Las tosiones que afectan a los ejes de los pliegues al acercarse a esta
zona fallada, permiten interpretar estas fallas como de rumbo
senestrales de dirección NE-SO que se vuelven cabalgantes cuando
enrumban hacia direcciones N-S en ambas extremidades.

Al norte del anticlinal de Shira, la subzona central pierde su


individualidad.

2.6.3. Faja Noreste

Algunos anticlinales se notan todavía al este de Shira y


Vilcabamba (VERASTEGUI, 1970) y, al este de la planicie de Ucayali, se
encuantra todavía unos pocos pliegues de fondo en los cuales aflora a
menudo el Cretáceo y hasta el Paleozoico (Cos. de Contaya) o el
Precambriano (Serra do Moa), como lo muestran las Figs. 97 y 98. La
más oriental de estas estructuras se sitúa en el territorio de Acre, a
más de 900 kms. de la fosa oceánica del Perú: es esta distancia el
ancho máximo de los Andes peruanos s.1.

2.7. CONCLUSIONES

2.7.1. Papel Respectivo de las Diferentes Fases en la


Tectogénesis andina

Hemos visto que las estructuras conocidas de la cadena andina


del Perú central, resultan de la superposición de tres fases de
compresión NE-SO separadas por períodos de sedimentación o de
vulcanismo que en primera aproximación se pueden interpretar como
períodos de calma tectónica o posiblemente com períodos de
distensión. Dos fases tardías en el Mioceno superior y terminal, la
primera con una compresión N-S y la segunda con una compresión E-
O, modifican en un grado menor este cuadro general, aunque la última
predominante en el Subandino.

Las figuras 100 y 101 sintetizan las informaciones obtenidas en


el centro del Perú.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

- El mapa 101 A, aporta datos nuevos en cuanto muestra que


una gran extensión de la Cordillera Oriental ha sido plegada
durante la fase peruana, lo que fue demostrado cuando se
encontraron capas rojas en parte del cretáceo terminal
discordantes sobre pliegues que afectan localemnte
sedimentos del Cretáceo superior, y en resto de la Cordillera,
terrenos permo-carboníferos; son pliegues con esquistocidad
axial, llegándose localmente a la facies de esquistos verdes.
Por lo tanto, la fase peruana parece haber sido más intensa
en la Cordillera Oriental que en la Cordillera Occidental
donde dió pliegues muchos más abiertos.

- Los conocimietnos sobre la fase incaica progresaron entre la


editación francesa de este trabjo (1978) y la presente,
mayormente en base a los datos de Mc. KEE et. al. (1978)
que establecen que la fase incaica no se extendió a la parte
sur de las Altiplanicies. Su edad exacta es todavía materia de
discución. Por su parte Mc. KEE et. al. (1978) precisan que se
ubica poco antes de 40 M.A. en el Eoceno superior. En la
Cordillera Occidental esta fase es la principal; la síntesis de
informaciones dispersas muestras que existe un cinturón
esquistosos en su parte NE, en el núcleo de una faja más
ancha con pliegues “en chevron”. La demostración de la
presencia de mantos sobreescurridos en la zona imbricada
que es el límite NE de la Cordillera Occidental. El papel de
esta fase más al NE, tanto en las Altiplanicies como en la
Cordillera Oriental y en la zona subandina, aparece como
mínimo.

- Los datos obtenidos por NOBLE y colaboradores y por


SOULAS (1975, 1977) dan una mejor visión de las fases
neogenas (quechuas) sin llegar a precisar su geometría sino
localmente. La primera, en el Mioceno inferior y con una
compresión NE-SO, parece ser la fase principal en la parte SE
de las Altiplanicies y jugar un papel importante en su parte
NE, pero carecemos da datos en la Cordillera Oriental. La
segunda, en el Mioceno superior, corrsponde a una
compresión N-S (SOULAS, 1977) y parece haber reactivado
en fallas de rumbo dextrales un gran número de fallas
longitudinales. La tercera, en el Mioceno terminal, cerca a 6
M.A., corresponde donde está datada a una compresión E-O
(SOULAS, 1975). Se le atribuye (SOULAS y MEGARD, en
prep.) movimientos senestrales en las fallas longitudinales y,
al haber migrado hacia el este. el plegamiento principal en la
zona subandina, verosímilmente en el Plioceno.

2.7.2. Geometría de las Estructuras y Estrechamiento (o


Acortamiento)

El estilo de la deformación es sencillo, si uno excluye algunos


sectores. Se manifiesta a nivel de la cobertura sedimentaria por
pliegues,a menudo de amplitud kilométrica y bastante abiertos,
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

acompañados por grandes fallas longitudinales con varios movimientos


superpuestos. En general, los planos axiales de los pliegues y las fallas
son cercanos a la vertical.

Sin embargo existen dos zonas, una en el borde NE de la


Cordillera Occidental, otra en la zona subandina y a veces en la
Cordillera Oriental, en las cuales las estructuras tienen una vergencia
bgastante nítida hacia el exterior de la cadena, es decir hacia el NE.

La deformación se produce por lo general sin esquistocidad,


salvo en la parte NE de la Cordillera Occidental y, en el Perú central, en
la faja axial de la Cordillera Oriental.

Las grandes fallas longitudionales tienen por lo general un salto


inverso pero se puede demostrar en muchos lugares que actuaron
como fallas de rumbo. Muchas de estas fallas andinas resultan de la
removilización de fallas hercínicas o de fallas de subsidencia del
períodod de sedimentación-andino.

En la transversal del Perú central, el acortamiento andino es del


orden de 100 km. y se concentra por lo esencial en la parte NE de la
Cordillera Occidental, donde la tasa de acortamiento es del orden del
50%.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

CAPITULO 3

NOTAS SOBRE EL PLUTONISMO ANDINO

El gran volumen del magmatismo andino, trátese de plutonismo


o de vulcanismo, es uno de los rasgos mayores de la cadena. A la
altitud del Perú central, las rocas plutónicas ocupan una sexta parte de
la superficie de los Andses propiamente dichos, es decir excluyendo la
zona subandina.

Todos estos plutonees son francamente intrusivos, no habiendo


entre ellos ningun plutón anatéctico como los presentes en las cadenas
hercínicas de Europa. Sus contactos con la roca encajonante siempre
nítidos; se emplazan en un nivel muy alto de la corteza, a menudo
desprovisto de esquistocidad.

Tanto el plutonismo como el vulcanismo es calcoalcalino y varía


en composición desde un gabro hasta un leucogranito, formando las
dioritas, las tonalitas, las granodioritas y las adamelitas, la parte
esencial de los grandes cuerpos intrusivos; en algunos casos se ha
podido demostara que existe una relación entre los plutones y
aparatos volcánicos superficiales.

La expresión más notoria del magmatismo andino es el batolito,


pero los pequeños plutones aislados que se encuentran al este del
batolito tienen una gran importancia económica por estarles ligadas
ricas mineralizaciones de plomo, zinc, cobre y plata.

3.1. EL BATOLITO COSTANERO

Dejando de lado los intrusivos del umbral costerop de Ica-Nazca


que por lo esencial son precambrianos y/o paleozoicas, diremos unas
pocas palabras del batolito. Este tema ha sido estudiada muy
detalladamente y seriamente estos últimos años por un grupo de
geólogos ingleses dirigidos por E. J. COBBING y W. S. PITCHER, quienes
publicaron ya numerosos mapas e informes, em inglés. El artículo de
W. S. PITCHER “Anatomy of a Batholith”, (1978), acaba de ser impreso
en castellano en el Vol. 50 del Boletín de la Sociedad Geológica del
Perú (1979) y el lector interesado encontrará en él bajo forma sintética
toda la información relativa al batolito.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

3.2. PLUTONISMO ANDINO EN LA CORDILLERA OCCIDENTAL Y LAS


ALTIPLANICIES

Al norte del batolito, los afloramientos de rocas plutónicas


decrecen rápidamente en número y tamaño. Los cuales estudiaremos
brevemente agrupándolos de acuerdo a su tipo.

3.2.1. Intrusivos Circunscritos de Rocas Granulares Intermedias


a Acidas

En la Cordillera Occidental, donde están localizados la mayor


parte de estos isntrusivos, no constituyen por lo general relieves
marcados. En las Altiplanicies, al contrario, han quedado en relieves
por lo general después de haber sido erosionadas las formaciones
encajonantes. Tienen formas de pan de azucar o de lomos de ballena,
su techo está ondulado y subhorizontal, sus flancos están parados, su
sección es redonda u ovalada y su mayor diámetro raras veces pasa
15 km.

Las rocas son dioritas, granodioritas, tonalitas y monzonitas


cuarcíferas; hay un gabro, el de Mishipañahuin cerca a
Marcapomacocha. Estas rocas se han emplazado muy cerca a la
superficie y cortán nítidamente la caja.

En las rocas volcánicas inducen un metamorfismo de contacto


débil pero a menudo dan lugar a una zona oxidada con basatnte fierro.
Los que cortan calizas o capas rojas producen, a veces sobre varios
centenares de metrso, una marmorización con ocurrencia de silicatos:
granate diópsido, anfíboles de la serie tremolita-actinolita, epidota,
wolastonita, escapolita; es el caso alrededor de los stocks de
Morococha, Tuyujuto, Tunshu, Yauricocha, Huacravilca (lado oeste).
Localmente ocurren skarns genuinos que pueden estar mineralizadas
en pirita y chalcopirita, como en la mina Manón al borde del stock de
Tuyujuto. En numerosos casos, minas importantes con minerales de
plomo, zinc, cobre y plata están localizadas en la cercanía de estos
intrusivos y relacionadas a un metamorfismo de contacto y a
fenómenos hidrotermales ulteriores; es en particular el caso de las
minas de Morococha y Yaurucocha (cf. U. PETERSEN 1965 u vol. Jub. de
la Cerro de Pasco Corp., 1970).

Estos intrusivos se emplazaron después del plegamiento de las


rocas volca´nicas neógenas. Además su edad radiométrica K/Ar ha sido
determinada en algunos casos:
Diorita de Surco (Rímac) 18 + 1 M.A. GILETTI
y
DAY, 1968
Monzonitas cuarcíferas de Yauricocha
(12º20’S, 76º42O) 6.9 + 0.4 M.A. ibidem
Monzonitas cuarcíferas de Morococha
EIZAGUIRRE
(12º20’S, 75º42’O) 8.3 + 0.3 M .A. et. al.,
1975
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Monzonitas cuarcífera porfirítica y diques 14.2 + 0.2 hasta


SILBERMANN y
de latita cuarcífera de Cerro de Pasco 14.8 + 0.4 M.A.
NOBLE
Domos andesíticos hasta riolíticos del Act. mayor 10.5-9 M.A .
MC. KEE et.al.
área Julcani-Huachocolpa Intrusivo 8.2 M.A.
PETERSEN et.al.
Varios diques 4.6-3.7 M.A.

En la la mayor parte de los casos, el emplazamiento de estas


rocas debió hacerse en base al “stoping” y a la asimilación, ya que no
se nota ningún afecto mecánico importante en la roca de caja.

En las Altiplanicies se conocen dos casos típicos de intrusiones


bajo presión y con fuertes esfectos mecánicos. El primero es el del
stock granodioritíco hasta tonalítico de Huacravilca; este intrusivo
levanta a la vertical la cobertura mesozoica de su borde este y N-E y
parece que desvía de su rumbo un sinclinal y un anticlinal (Fig. 102). El
caso del Cerro Huacra, 40 km. al sur de La Oroya, es aún más típico.
cual un diapir, este stock empuja afuera las capas ropjas que los
rodean (Lam. IX, 3).

El orígen de estos intrusivos parece ser profundo; como los


cuerpos del batolito, pudiendo pensar que subieron como “burbujas” a
través de la costa; por eso los dibujamos como “gotas” pero con el
ápice hacia abjo, en nuestros perfiles generales.

3.2.2. Intrusivos Hipoabisales Intermedios a Acidos

Estos intrusivos son frecuantes y están compuestos por rocas


cuya naturaleza varía de una riolita a una andesita, predominado las
riolitas y las dacitas. Sus relaciones con las rocas de caja y su forma
son muy varialbles. Los plugs son los más frecuentes en las
Altiplanicies, pero se conocen también lacolitos riolíticos como el de la
figura 103 cerca a Canchaillo, 41 km. al SE de La Oroya, cerca al cual
afloran domos de la misma composición. En la hoja de Huancayo
(MEGARD, 1968) aflora otro domo en “coliflor” con notorias diaclasas
curvas (“sheeting”) paralelas al techo y a los flancos, es riolítico a
microgranítico y parece que se emplazó bajo una cobertura de tufos no
más espesa de 200 a 300 m. En las rocas volcánicas de la Cordillera
Occidental y de la parte sur de las altiplanicies, se observan
intrusiones hipoabisales de formas variadas que son una de las
expresiones del vulcanismo. Los domos y domos colados son
frecuantes en el vulcanismo tardío, posterior al plegamiento tardi-
mioceno. Entre estos domos está el de la figura 104, que aflora en la
parte centro-sur de la hoja de Yauyos.

Algunos de estos intrusivos están mineralizados en la Cordillera


Occidental, como el de la mina Rosita cerca a Casapalca. En el borde
NE de las altiplanicies los pórfidos riolíticos de Chanchamina, 10 km. al
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

NW de Tarma, dan lugar a una mineralización rica en oro, pero los de la


Cima y Chichausiri, alineados con el precedente, no parecen ser
mineralizados.

Estos intrusivos son contemporáneos del vulcanismo de edad


eocena superior y neogena.

3.2.3. Diques, Sills y Lacolitos Básicos

Son los basaltos, diabasas y doleritas que todos los autores han
observado en las rocas mesozoicas y eocenas de las Altiplanicies,
donde abundan particularmente en rocas del Cretáceo inferior y medio;
también se notan rocas similares en la parte NE de la Cordillera
Occidental.

Estas rocas no fueron objeto de ningún estudio sistemático, pero


HARRISON (1943, 1956b) examinó la composición mineralógica de un
cierto número de diques y siles de las Altiplanicies. Son por una parte
doleritas con olivino y por otra basanitas y teschenitas con analcima y
olivino frecuentemente serpentinizado y augita. El autor en el ángulo
recogió doleritas con olivino y una wehrlita que forma un dique en el
ángulo NO de la hoja de Yauyos. La edad de estos pliegues, sills y
lacolitos no es bien conocida. En la parte central de la hoja de
Huancayo un sill de esta familia ha sido doblado en un sinclinal que
puede ser relacionado con la fase del Eoceno superior o quizá con la
del Mioceno inferior (Fig. 105).

En conjunto, estos cuerpos básicos poco estudiados tienen un


volumen importante y merecerían un estudio sistemático, ya que su
papel en el magmatismo andino no se entinde fácilmente.

3.3. PLUTONISMO ANDINO EN LA CORDILLERA ORIENTAL

Gran parte de los numerosos intrusivos de la Cordillera Oriental


tienen una edad mal definida. estudiaremos aquí brevemente los que
cortan terrenos andinos y los elementos más recientes, verosímilmente
andinos, de los batolitos complejos. La característica común de estos
intrusivos es la ausencia de deformación penmetrativa fuera de la
cercanía de algunos grandes accidentes; sin embargo ya sabemos que
esta condición es necesaria pero no suficiente para afirmar que un
intrusivo es andino.

La mayor parte de estos intrusivos se localizan (Fig. 30) en el


sinclinorio de Ricrán y el anticlinorio de Comas-Tambo.

3.3.1. Macizos Circunscritos y Homogéneos

Los de gran tamaño son por lo general granitos de grano grueso


y color rosado a blanquizco, con sólo débiles proporciones de biotita y
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

a veces horblenda. Son nítidamente alargados en el sentido NO-SE y a


veces groseramente alineados en la misma dirección como es el caso
en el valle del Mantaro al sur de 12ºS. Los granitos de Villa Azul en la
hoja de Pampas, (cerca a 12º15’S y 74º45’O) y de Rumichaca cerca a
Huachón (10º30’S) sonbien representativos de este tipo de intrusivos.
El de Villa Azul tienn 50 km. de largo por 8 de ancho y es en parte
estratiforme así como el de Cobriza, situado a 45 km. más al sur;
ambos pertenecen a un grupo de stocks alineados que se siguen desde
12ºS hasta 13ºS. Su metamorfismo de contacto desarrolla la clásica
andalusita, pero en Cobriza un estrato calcáreo intercalado en la parte
superior del Pensilavaniano ha sido transformado en mármol a
granate, diópsido, actinolita, epidota, escapolita, instalándose casi
coetáneamente una mineralización rica en fierro (magnetita y pirrotita)
y en cobre (chalcopirita) la que está explotada en la mina de Cobriza
(U. PETERSEN, 1965). Las relaciones con la roca de caja en algunos
casos permiten precisar la edad de estos macizos graníticos. Todos
intruyen claramente a terrenos que han sido plegados durante la fase
del Cretáceo terminal, si es que nuestra interpretación de la edad del
plegamiento de los estratos del Paleozoico superior en la Cordillera
Oriental es válida; y la intrusión parece ser entre sincrónica y posterior
a esta fase. Por otra parte, el granito de Huayllay, 30 km. al sur de
Cobriza, está cubierto en discordancia por capas rojas muy semejantes
a las de Tambo, siendo datadas estas últimas del Cretáceo terminal.
Este granito del Huayllay sería por lo tanto un granito andino algo
posterior a la fase del Cretáceo terminal o fase peruana.

Considerando la falta de deformación penetrativa en los granitos


de Villa Azul, Cobriza, Millpoc, y Saracocha (74ºO y 13ºS) y que están
alineados con el de Huayllay, es parecer del autor extender esta
conclusión a dichos granitos, por lo menos hasta que se tengan
mejores argumentos.

Se conocen tambiñen pequeños stocks y plugs de granitoides,


en mayoría dioríticos a tonalíticos, qie cortan las series andinas
particularmente en el sinclinorio de Ricrán. Algunos plugs de diorita,
monzonita y gabro de las hojas de Pampas (GUIZADO y LANDA, 1965)
y Huancavelica (NARVAEZ y GUEVARA 1968) cortan, según estos
autores, fallas inversas que jugaros en el Mioceno.

Podrían por lo tanto tener edades miocenas o pliocenas.

Por otra parte, se conocen microdiotitas ofíticas asociadas a las


series calcáreas del núcleo del sinclinorio de Ricrán, donde forman sills
y plugs de menos 1 km. Estas rocas son particularmente numerosas
entre Tapo y Maco, en la hoja de Tarma, y en el valle del río Mantaro
cerca a 12º45’S y 74º30’S. Estas rocas de color verde están formadas
por cristales de clinopiroxeno rodeados por plagioclasa antomorfas
alargadas. Parecen posteriores a las fases andinas ya que se emplazan
en zonas muy deformadas sin que ellas mismas den muestras de ser
tectonizadas.

Por último debe mencionarse macizos compuestos de rocas


básicas y ultrabásicas que afloran en el anticlinorio de Comas-Tambo y
parecen asociados a fallas longitudinales. Uno de ellos aflora 7 km. al
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

OSO de San Ramón, en la quebrada Huarango, (anotada por error


como Tigrillo en la versión francesa), afluyente de la margen izquierda
del río Tarma. En este macizo se encuentran peridotitas
serpentinizadas con piroxeno, hornblenda parda y biotita roja que
están intruídas por leucogabros de grano grueso. J. P. BARD señaló
cortlanditas cerca a la falla que bordea el Huaytapallana al NE y
HARRISON notó la presencia de gabros cerca a la falla de Toctuga al NE
de Comas. Hasta tener más informaciones, el autor los considera como
intrusivos andinos que subieron a lo largo de fallas profundas.

En su informes sobre la Cordillera Oriental del Perú central, la


misión japonesa reporta una edad de 230 M.A. en roca total, calculada
para una muestra del macizo de la Qda. Huarango.

3.4. INTRUSIVOS HETEROGENEOS

J. PAREDES (1972) describió macizos con precursores básicos


seguidos por tornalitas y adamelitas. Son los de Sacsacancha y Talhuis
en la hoja de Jauja. estos macizos, alargados de NO a SE han sido
intruídos tardíamente por pórfidos cuarcíferos que forman “hojas”
subverticales muy estrechadas y muy alargadas.

En los batolitos complejos de la Cordillera Oriental, como son los


de Huachón o el que se extiende entre Tortuga y Satipo en la carretera
Concepcióm-Satipo, se pueden distinguir rocas no deformadas que las
atribuímos por lo general al ciclo andino (Mapa 1: 500,000). En algunos
casos la atribución de estas rocas al ciclo andino está probada por sus
relaciones con la atribución de caja. Así el granito de Carrizal, al NE de
Tortuga, es un granito leucócrata de grano grueso con biotita y
anfibol, que corta granitos foliados y esquistos pensilavanianos cuya
esquistocidad es andina. El autor también considera como andinas
unas “hojas” subverticales de granitos claros que se emplazaron en
grandes grietas de tensión.

3.5. CONCLUSIONES

A manera de conclusión, subrayaremos que la mayoría de los


granitoides andinos pueden explicarse dentro del marcode la tectónica
de placas como el resultado de la subducción de una placa pacífica
debajo de la palca de las Américas. esta hipótesis se aplica sin
mayores problemas al batolito, aunque sus modalidades necesitarían
ser precisadas. En cuanto a los intrusivos aislados situados al NE del
batolito, se puede considerar que están ligados a una migración
general del magmatismo hacia el este, después del Eoceno, ya que
este fenómeno abarca más problemas, pero el primer paso sería
acumular más datos de campo y laboratorio para precisar su edad y
evaluar su volumen exacto.

******
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

CAPITULO 4

NOTAS BREVES SOBRE LA EVOLUCION RECIENTE DE LA


CADENA

En este capítulo * trataremos a groso modo de la evolución


pliocuaternaria, posteriormente a la fase compresiva del Mioceno
terminal a c.a. 6 M.A. Pero ciertos aspectos de esta evolución, en
particular los no bien conocidos aspectos morfológicos, están
parcialmente ligados a épocas anteriores.

Esta evolución concierne a una tierra emergia sobre la cual


intervienen procesos de erosión y de deposición, de vulcanismo y de
tectónica.

En lo que respecta a la morfogénesis, los conceptos ya antiguos


de MC. LAUGHLIN (1924) conservan gran parte de su valor; también no
hemos inspirado mucho en el trabajo de O. DOLLFUS (1965).

4.1. SUPERFICIES DE EROSION

4.1.1. Superficie incaica

L aprimera superficie de erosión andina de la cual se conservan


testigos bien desarrollados en el Perú central puede ser llamada
“incaica”.

Es anterior a 40 M.A. y se pude ubicar en algunos sectores del


flanco occidental de los Andes y de la Cordillera Occidental. El lugar
donde está mejor expuesta es el área cercana a Santo Domingo de los
Olleros (cerca a 73º30’O y 12º13’S) donde tufos soldados datados en
su base a 41 M.A., sellan una superficie regular que corta los cuerpos
más orientales del batolito costero y enclaves de rocas de caja
metamorfizadas. Más al este dicha superficie así como los volcánicos
que la cubren, se encuentran plegados, mayormente por efecto de la
fase del Mioceno inferior. No se la vuelve a encontrar en las
Altiplanicies, donde existía entonces. No se la vuelve a encontar en la
cual se depositaban capas rojas, ni más al este, salvo quizás en el área
de Ganso Azul, donde KOCH (1962) señala una erosión posterior y
algunas estructuras “incaicas” aisladas.

El papel morfogenético de esta superficie incaica es muy


reducido.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

4.1.2. Superficies Miocenas o Superficie “Puna”

Después de la fase del Mioceno inferior, entre 20 y 12 M.A.,


empieza verosímilmente a formarse la “Superficie Puna”, conjunto de
superficies onduladas actualemnte bien expuesto en las Altiplanicies y
de donde deriva su apelación. En las vertientes pacífica y atlántica de
los Andes a nivel del Perú central, la Superficie Puna está
profundamente regular de las crestas que delimitan las cuencas
hidrográficas.

* El presente texto difiere marcadamente del texto frnacés de


1978, ya que toma en cuanta bastantes datos recientes, en particular
en los referente a edades radiométricas.

Volviendo a las Altiplanicies, tenemos en alginos sectores la


posibilidad de hacernos una idea de la paleotopografía, principalmente
antes del emplazamirno de ciertas formaciones tufáceas. Así en el
norte de las Altiplanicies, sebemos a 5.2 + 0.2 M.A. (FARRAR y NOBLE,
1976) y, en el sur, de la topografía pre-tufos Rumihuasi ,datados a a.c.
7 M.A. (ibid); son topografías onduladas con diferencias de altura de
200 m. a 500 m. las que han sido fosilizadas por estos tufos. Es poco
probable que la superficie Puna jamás haya alcanzado los rasgos de
una peneplanicie; se puede considerar más bien como una superficie
ondulada, formada a partir de 20 M.A., constantemente retocada
entre, digamos, 20 M.A. y 6 M.A. y fuertemente deformada en algunos
cinturones bien definidos en las fases de c.a. 10 M.A. y c.a. 6 M.A.

Después de 6 M.A., la Superficie Puna está ya sometida a la


destrucción (fases chacra y cañón de MC LAUGHLIN). Así, por ejemplo,
tufos soldados como los de Atunsulla datados a 2.8 + 0.2 M.A. (NOBLE
et. al., 1974) rellenan el paleovalle del río Vinchos cuyo fondo está más
o menos a la altura del fondo del valle actual y por lo menos 200 m.
debajo de la base de los tufos Rumihuasi presentes más al norte en
Julcamarca (Hojas de Huanta, Huachocolpa y Ayacucho).

4.2. VULCANISMO PLIO-CUATERNARIO

Las rocas volcánicas plio-cuaternarias son escasa en el Perú


central.

Por una parte se trata de unos “basaltos” en el borde oeste de la


Cordillera Oriental cerca a Ayacucho. De hecho se trata de latitas de
3.7 + 0.4 M.A. (NOBLE et. al., 1975) cuyo análisis químico las asemeja
a los shoshonitas definidas por LEFEVRE (1973).

Por otro lado se trata de los tufos ácidos como los de Nevado
Portuguesa-Atunsulla-río Vinvhos que cucren varios centenares de km 2
en las hojas de Ayacucho-Huachocolpa.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

En el resto del área, carecemos de datos radiométricos pero al


menos parte de los volcánicos llamados Astobamba y Herú en la
Cordillera Occidental y las Altiplanicies al norte de Ayacucho podrían
ser pliocuaternarias.

4.3. SEDIMENTOS CUATERNARIOS

En la costa, parte de la formación Pisco, en particular en la zona


de Puente Huamaní, sería hasta Pliocena superior (DE MUIZON, com.
oral, 1979) así como posiblemente la napa aluvial concordnte que la
recubre en este lugar. Por lo tanto se puede atribuir las napas aluviales
y los rellenos desérticos de la costa al período Plioceno terminal-
Cuaternario.

En los Andes no se conocen sedimentos pliocenos bien


identificados, aunque los travertinos Ingahuasi en la hoja de Huancayo
quizá puedan tener esta edad. En cuanto a los sedimentos
cuaternarios se trata mayormente de morrenas, que por lo general no
bajan másde 3,200 m. y aluviones o depósitos lacustres presentes en
los valles y en las depresiones intramontañosas.

O. DOLLFUS (1965) estableció una cronología relativa de estos


depósitos, la que cuarda basatnte bien para la cuenca de Huancayo-
Jaujua y el valle del río Mantaro. En la cuenca, los sedimentos más
antiguos son lacustres (Fm. Jauja en el cuadrángulo de Huancayo,
MEGARD, 1968) y serían pleistocenos (HARRISON, 1943). Luego viene
una potente napa aluvial t1 correlativa de la primera glaciación. La
segunda glaciación se traduce por morrenas potentes (flanco este de
la cubeta de Junín) y por una napa aluvial t 2 que se divide en varias
terrazas escalonadas entre 15 y 25 m. encima del río. Según DOLLFUS,
se puede correlacionar esta estratigrafía con la observada cerca a San
Ramón, en la zona subandina. otros autores como KOCH (1959) han
estudiado las grandes terrazas a lo largo del Ucayali.

4.4. LEVANTAMIENTO DE LOS ANDES

En el Perú central son demasiado pocos los testigos de las


superficies miocenas “Puna” en los flancos de los Andes como para
que se pueda estudiar el problema a partir de ellos.

A pesar de argumentos demasiado cualitativos, se puede admitir


que los Andes han subido por lo menos de 2,000 m. en su parte axial
desde el Mioceno medio; se llega a una cifra de este orden para el sur
del Perú donde la cadena tiene un altura semejante (AUDEBAUD et. la.,
1973).

Las modalidades del levantamiento no se conocen muy bien. En


el flanco pacífico, los perfiles de las crestas son muy regulares salvo en
una faja situada entre 30 y 60 km. de la costa donde su altura pasa de
c.a. 1,000 m. a c.a. 3,000 m., sin que se pueddefinir una línea de
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

fallas. DOLLFUS (1965) sugiere por su parte que el levantamiento


resulta dela adición de juegos normales centimétricos a decimétricos.
En el flanco atlántico, espaciadas algunos metros o alginos decimétros.
En el flanco atlántico, se tiene la idea que las fallas desnivelan
brutalmente los “Gipfelflure” pero la localización precosa de las fallas y
su cinemática no son bien conocidas. Sin embargo se puede pensar
que parte de estas fallas son fallas inversas paradas de la fase del
Mioceno terminal-Plioceno.

Otras deformaciones afectaron a la Superficie Puna: son


umbrales y depresiones longitudinales; estas últimas grían el drenaje y
en ellas se localizan las cuencas intraándinas de Junín, Huancayo,
Ayacucho. Pero la edad exacta de las depresiones y la naturaleza
distentiva o compresiva de los movimientos que los crearon quedan
por estudiarse.

4.5. TECTONICA CUATERNARIA

Aunque no tengamos una visión global de la tectónica


cuaternaria, sabemos que los depósitos cuaternarios están deformados
en muchos lugares, en particular los más antiguos.

En las Altiplanicies, se ven pliegues en los sedimentos Jauja y la


terraza más antogua de la cuenca de Huancayo (MEGARD, 1968;
DOLLFUS y MEGARD, 1968). Dichos pliegues tienen una dirección
“andina· pero podrían estar dispuestos en forma escalonada. Esta
deformación se extiende a las hojas de Jauja (PAREDES, 1972) y La
Oroya (MEGARD y CALDAS, inédito). Parece que habría dos “fase”
sucesivas de movimiento, ya que t 2 está discordante sobre t 1.
Depósitos de edad equivalente están deformados entre Jauja y Tarma y
al sur de Junín. Toda esta tec´tonoca parece que se hizó en
compresión, ya que a los pliegues se añaden las fallas inversas.

En la Cordillera Oriental, cerca a San Ramón, aluviones antiguos


están deformados. DOLLFUS (1965) los atribuía al Pleistoceno pero
trabajos recientes (INGEOMIN y Misión Japonesa) los atribuyen al
Neogeno, y los bautizan Fm. La Merced.

Por fin se conocen algunas fallas con movimientos muy


recientes como la de Cayaesh en la parte NE de la hoja de Trama, que
desplaza morresnas, o la del flanco SO del Huaytapallana, que se
reactivó con oportunidad de los sismos de Pariahuanca en el año 1969
(DEZA, 1969; PHILIP y MEGARD, 1977).

CONCLUSIONES
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

Aunque dejemos de lado el anális de los datos oceanográficos y


geofísicos actualmente conocidos en base a una literatura que figura
en la bibliografía de este boletín, señalaremos para el lector interesado
los nombres de algunos de los autores más fecundos: EWING, FISHER,
HAYES, KULM, SHEPHERD para la Oceanografía; DEZA, FISHER, ISACKS,
JAMES, MEYER, OCOLA, OLIVER, PLAFKER, STAUDER, SACKS para la
Geofísica.

El conjunto de las observaciones se traduce, en el marco de la


tectónica de placas (LE PICHON 1968 y LE PICHON et. al., 1963), por el
concepto que la placa oceánica-est-pacífica o de Nazca se subduce
debajo de la placa continental de las Américas, por las expresiones
superficiales de este fenómeno, tales como la fosa Perú-Chile, la
sismicidad debajo del continente y el vulcanismo subactual y actual.

Esta teoría es por cierto bastante fructífera para dar cuenta


globalmente de los fenómenos subactuales y actuales en los Andes del
Perú y uno se pregunta hasta qué punto puede ser una clave para la
interpretación del pasado y en particular una explicación de la
formación de la cedena andina peruana sobre el continente, en la zona
próxima al oceáno y en posición subparalela al contacto de las placas
de Nazca y de las Américas.

Este problema ya se lo plantearon varios autores entre DEWEY y


BIRD con su modelo cordillerano y JAMES, con un modelo más
directamente elaborado en gunción de su interpretación personal del
sur del Perú

1. MODELO DE J. F. DEWEY y J. M. BIRD (1970)

Sin entrar en muchos detalles: el modelo cordillerano de DEWEY


y BIRD (1970) no parece aplicable directamente a loa Andes centrales
(Perú y Bolivia), pues en el escenario de estos autores, la formación de
la cordillera está relacionada a la transformación de un margen de tipo
atlántico (como el actual de Brasil) en un margen Pacífico (como el
actual del Perú).

Tan sólo la última imagen E de la figura 10 de la publicación de


DEWEY, y BIRD (1970) podría aplicarse a los Andes peruanos, pero en
sus situación actual, quedarían muchos datalles por disctutir, tales
como el sobreescurrimiento de los Andes sobre el subandino, los horts
y grabens en la cadena y la naturaleza y repartición del vulcanismo.

2. MODELO DE D. E: JAMES (1971b) PARA LOS ANDES CENTRALES (Fig.


106)

Según el autor, este modelo está inspirado en lo que sería la


evolución en la transversal Arequipa-La Paz y se darían los siguientes
episodios:
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

- en un estadío inicial, durante el Paleozoico, partimos de un


margen de tipo atlántico, situado en la actual ribera pacífica de
Sudamérica; en este margen, estable durante todo el Paleozoico
inferior y superior que ocuparía todo el espacio actual de los Andes del
subandino, se depositan 10 a 15 km. de sedimentos sin deformar.
Hacia el oeste, dicha cuenta termina contra en umbral libre de
sedimentos.

- luego, en el Triásico superior, se inicia la subducción por


ruptura de la litósfera oceánica afuera del margen continental.
Funciona en consecuancia de una arco magmático (estadío 2) durante
el Triásico y el Jurásico. Y también entonces se emplazan los plutones
de la Cordillera Real de Bolivia. Esta situación continúa hasta fines del
cretáceo.

- en el Cretáceo superior o el Terciario inferior (estadío 3)


tiene lugar una fase tectorogénica mayor causada por el plutonismo; el
emplazamitno del batolito costero provoca una compresión lateral la
que transmite a la costra más al este y provoca el plegamiento de la
Cordillera Oriental y su ulterior levantamiento.

- las fases de compresión posteriores, en el Mioceno y


Plio-Pleistoceno, se deben a causas semejantes, es decir al
emplazamiento de voluminosas cantidades de magma en la Cordillera
Occidental, las cuales provocan el plegamiento en el Altiplano y la
Cordillera Oriental.

En resumen y en lo que atañe a la deformación andina, la causa


de la compresión, según JAMES, es la dilatación crustal daebida al
magmatismo que experimenta la parte occidental de la cadena: es una
respuesta a esta dilatación que se produce un plegamiento más al
este. Como en el esquema de DEWEY y BIRD, los efectos mecánicos de
la convergencia de las placas no desempeñan sino un papel localizado
en la zona cercana a la fosa.

3. PROPOSICIONES PARA UN MODELO QUE SE CIÑA MAS A LA GEOLOGIA

Por no crer que el plegamiento sea una consecuencia sencilla


del magmatismo y por diferir además en opinión en cuanto a otros
puntos del esquema evoutivo propuesto por D. E. JAMES, no le parece
inútil al presente autor presentar a su vez un modelo inspirado en la
tectónica de placas, pero que tome en cuenta el mayor número de
hechos como sea posible.

Hemos visto que la cadena andina del Perú se caracteriza


esquemáticamente por una evolución en dos períodos:

- un período de sedimentación, del orden de 100 M.A. de


duración, marcado por un magmatismo calco-alcalino coetáneo con la
sedimentación y localizado en un arco subparalelo al rumbo actual de
la fosa aceánica; los sedimentos, parte marinos, parte continentales,
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

se depositan dentro de cuencas en distensión que tienen un substrato


siálico.

- un período de tectorogénesis que dura cerca de 80 M.A. y


si es posiblemente en la actualidad. Comprende subperíodos
tectogénesis que corresponden a fases de plegamiento reactivamente
cortas (menos de 10 de M.A.), sub-períodos orogénicos más largos
marcados por un levantamiento de las zonas plagadas anteriormente y
por un magmatismo calco-alcalino intenso.

La persistencia del magamtismo calcoalcalino desde el Triásico


medio y su disposición en arco nos llevan a admitir como JAMES, que
un régimen de subducción existe desde esta ápoca en el margen
occidental del continente.

En lo que sigue se examinará cómo se puede interpretar las


diferentes etapas de la evolución de este margen. En lo que se refiere
a la síntesis de los datos de superficie se apoya en todo lo expuesto
anteriormente, lo que aparece resumido en la Fig. 107. En cuanto a la
interpretación de estos datos en términos de tectónica de placas, está
resumida en la Fig 110.

3.1. EVOLUCION PRE-TRIASICO MEDIO

La primera consulta que se plantea es cúando y como se


estableció el régimen de subducción mesozoico. Un estudio de la
cadena hercínica (MEGARD et. al., 1971) nos había llevado a
considerar que esta cadena se extendía al este de la fosa actual y
había sido truncada en alguna época. Es un buen argumento
(DICKINSON, 1971b), para considerar que el margén pacífico
sudamericano del Mesozoico nació debido a un “rifting” que habría
cortado en dos una placa de las Américas que se extendía más al Este.
Al abrirse más y más el rift, una faja oceánica más y más ancha se
hubiera formado y, en este principio, el margen oeste de Sudamérica
hubiera sido de tipo atlántico, es decri, desprovisto de subducción y
análogo al actual margen atlántico de Africa o al de Brasil. esta *
hipótesis ha sido avanzada, entre otros por: AUBOUIN y BORELLO
(1970) y por JAMES (1971).

Aquí se le adopta también y se trata de saber cuándo pudo


romperse el paleocontinente:

- tuvo que ser post-Devoniano superior o post-carbonífero


inferior es decri, después de la formación de la cadena
hercínica.

- tuvo que ser antes del principio de la subducción, la cual


imperaba verosímilmente ya en el Triásico medio.

La ruptuta o “rifting” se hubiera producico entonces durante el


Paleozoico superior, falatbdo las evidencias para datarla precisamente.
Notemos que, dentro de esta hipótesis, el cambio de un margen de
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

tipo atlántico a uno de tipo pacífico se produce en el curso del


Permiano superior y/o del Triásico inferior sin que una cadena en
compresión se forme a lo largo del margen, es decir, sin que ocurra la
previsto por DEWEY y BIRD (1970) en este caso.

3.2. INTERPRETACION, EN TERMINOS DE TECTONICA DE LA PLACA


DEL PERIODO TRIASICO-SANTONIANO INFERIOR Y POSTERIORMENTE,
DE LOS PERIODOS COMPRENDIDOS ENTRE LAS FASES DE COMPRESION

En términos generales estos períodos se definen por su


magmatismo calcoalcalino dispuestos paralelamenbte al margen y por
un régimen de distensión.

- Período de sedimentación Triásico-Santoniano Inferior

En el grupo de este período, el dispositivo paleogeográfico


típico, comprende (Véase Fig. 47) de oeste a este.

- un cinturón volcánico activo paralelo a la fosa. El substrato


de este cinturón era siálico como puede verse en el umbral costero de
Ica-Nazca donde, por ejemplo, el Dogger volcánico in situ cubre el
zócalo precámbrico. Los productos de este arco volcánico son dacíticos
hasta andesíticos en el Perú central.

* Al aceptar esta hipótesis se plantea a su turno otra


interrogante ¿Que ha sido de la parte oeste de esta paleoplaca en la
cual se continuaba la cadena hercínica ?. No pretendemos ni
trataremos de resolverlo aquí, pero el lector podrá ver algunas
formas de nfocar el problema en un artículo de MILLER (1970)

- una cuenca muy subsidente localizada al exterior del


cinturón volcánico. En su parte oeste recibe productos retarabajados
del vulcanismo, rocas clásticas, productos de la erosión del zócalo
siálico del umbral, y también coladas a veces almohadilladas de
volcanes establecidos en el umbral, y también, o enn la cuanca. En
muchos momentos, esta cuenca está dividida en dos relieves
emergidos con características de horsts. El dibujo de los límites de la
cuenca, de los surcos y de los geoanticlinales parece ser debido a una
tectónica en distensión que es más intensa entre el Bajociano medio y
el Necomiano.

Este dispositivo se parece al adispositivo arco-fosa de


DICKINSON (1971a, Fig. 2, por ej.), con la diferencia que aquí el arco
magmático y la cuenca se ubican sobre un substrato siálico. En el caso
peruano no parece que el adelagazamiento de la costra debido a la
distensión crustal que a su turno permite que la subsidencia prosiga
por largos períodos, llegue a producir un piso de tipo “mar marginal” ni
menos oceánico.

La geología actual del continente no nos trae ninguna


información en cuanto a la parte intensa del dispositivo mesozoico, es
decir sobre los 75 a 275 km. situados entre el arco y la fosa, distancia
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

relacionada al buzamiento de la zona de Benioff. El hecho que la


localización del arco magmáticp cambia poco antes entre el Noriano y
el Santoniano supone que la subducción es regular... es decir que la
distancia arco-fosa varía poco y que la zona de Benioo conserva un
buzamiebto aproximadamente igual. Por lo tanto, si se admite que los
sedimentos que transitan sobre la placa oceánica se acumulan en el
frente de la placa continental, y si la fosa no cambia su localización,
estos productos de acreción tienen que ser arrastrados de vez en
cuando debajo del contiente (cf. COBBING y PITCHER, 1972).

- Estadíos de la calma tectónica (o de distensión)


intercalados entre las fases de compresión durante el período
“tectorogénico” (Véase fig. 110, estadíos 6, 8 y 10)

Durante estos períodos se observa:

- un magmatismo intenso de composición esencialmente


calco.alcalina, en el cual el vulacnismo y el plutonismo están
presentes. En una primera aproximación, la relación K 2O/SiO2 en las
rocas ígneas coetáneas aumenta a medida que unos se aleja del
oceáno. También se observa una zonación regional subparalela a la
fosa en estas rocas.

- el levantamiento de macizos montañosos y la


subsidencia de cuencas continentales que forman surcos alargados
según el rumbo de la cadena.

Como lo vemos, estas características son próximas a las que


existían durante el período de sedimentación y, aquí también, se
pueden interpretar según el esquema fosa-arco de Dickinson.

El régimen de subducción es sin embargo diferente del que


impera en el período de sedimentación. En particular se nota que el
levantamiento tiene una extensión mayor transversalmente a la
cadena. Esto se puede explicar por una velocidad mayor de la
convergencia de las plcas de Nazca y de las Américas, con la
consecuencoa de una zona de Benioff más echada debajo del
continente (LUYENDICK, 1970), lo cual a su vez se traduciría por una
zona d fusión más ancha en la placa que se subduce. Dicho de otra
forma, cuando se considera regiones en los Andes peruanos, donde la
erosión alcanza el mismo nivel, la extensión del magmatismo en la
suprficie * traduciría en primer lugar esta extensión transversal de la
zona de fusión ** de la parte superior de la placa subductada y en
segundo lugar coindiciones de distensión locales que favorecen el
ascenso de los mapas.

Vemos entonces que el régimen de tectónica de placas, el más


común durante la evolución andina, a tal punto que se le podría llamar
“régimen normal”, es una subducción regular que se traduce en el
registro geológico por: (1) la presencia de una arco magmático paralelo
a la fosa y (2) un resumen de distensión que se expresa por la
subsidencia sistemática de las cuencas subparalelas al arco y situadas
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

detrás de él. Es verosímil que el talud continental escape a este


distesión y que se siga estrechando gracias a los sismos “en falla
inversa” bien conocidos en la actulidad (Véase PLAFKES, 1972).

Explicar que el régimen de distensión abre el camino a otras


hipótesis. Quizá se pueda aplicar aquí también el modelo de “diapir
térmico” propuesto por KARIG (1971) para explicar la abertura de los
mares marginales detrá de los arcos insulares. También se puede
pensar en la formación de seudosinclinales en distensión como los que
se forman a veces actualmente detrás de la zona caracterizada por
sismos “en falla inversa” (PLAFKER, 1972) en el caso del terremoto de
Alaska de 1964, el seudo-sinclinal así formado tenía 150 a 200 kms. de
ancho, comparable al de una cuenca sedimentaria. Sin embargo estos
efectos mecánicos se amortiguan en las zonas externas * y
difícilmente podrían explicar la cuenca oriental peruana. Cusando se
trata de períodos de calma (o de distensión?) enmarcados entre fases
añade sus efectos reajuste esostático de las “raíces” creadas por estas
fases donde añade sus efectos a los de las otras causas posibles en las
cuales acabamos de incidir.

3.3. FASES DE COMPRESION Y REGIMEN DE SUBDUCCION


ASOCIADOS

Algunas fases tectónicas cortas interrumpen brutalmente el


régimen de

* vale decir la superficie ocupada por afloramiento volcánicos


y/o plutónicos.

** o de la zona de emisión de gases o de líquidos suceptibles de


facilitar la fusión de capas

situadas en la base de la litósfera continental y/o de la


costra continental.

magmatismo y de distensión “normal” definido en el parrafo


anterior; dichas fases se ubican dentro del período “tectorogenético”
que se inicio hase 80 M.A. y parece prolongarse hasta hoy.

Sin embargo, sabemos que durante estas fases la naturaleza de


los elementos móviles en presencia no cambia; siempre la placa
oceánica de Nazca y la placa continental de las Américas. Parece que
hay que excluir, en vista a lo que conocemos de la geología, la
posibilidad de una colisión entre un arco insular (o un continente) y
Sudamérica, por lo menos a la latitud de los Andes centrales. **

Existe aquí un problema que autores como James resolvieron al


hacer de la deformación en compresión un subproducto del
magmatismo.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

- ¿Existe o no una relación magmatismo-compresión?

La relación especial entre zonas deformadas y magmatismo


existe por cierto en los Andes del Perú; todos los granitoides andinos
afloran dentro de los límites de la cadena plegada, excluyendo a la
zona subandina.

Pero la naturaleza de estas relaciones es otro problema. De


hecho se observa que, salvo unas pocas excepciones, los intrusivos
andinos no son sintectónicos y su textura raras veces es orientada.
Cortan nítidamente a las rocas de caja cualquiera que sea su estado de
deformación.

Parece por lo tanto difícil admitir, como JAMES (1971b) que estos
mismos intrusivos, ellos mismos sin deformara e incapaces de
deformar las rocas de caja, van a inducir una intensa tectónica
tangencial varios centenares de km. más al este.

El modelo de DEWEY y BIRD (1970) imagina que los intrusivos


estaban ya presentes en profundidad y que provocaron el plegamiento
por intermedio de un domo térmico y topográfico antes de terminar su
ascenso; pero este proceso ha de traducirse por pleigues con planos
axiales horizontales, cosa desconocida en los Andes centrales donde
planos son siempre verticales o subverticales.

Sin embargo, la subida de las curvas isotérmicas relacionadas al


ascenso de los magmas puede “ablandar” una zona y predisponerla a
plegarse, pero el orígen de la tectónica tangencial en los Andes
difícilmente puede encontrarse en el magmatismo.

- Relación entre la convergencia de las placas y la


compresión

Si el plegamiento no es sub-producto del magmatismo, hay que


atribuirlo al acercamiento activo de los compartimientos continentales
poco deformados situados a ambos

* orientales en el caso peruano

** el esquema es totalmente diferente en el Ecuador, véase


JUTEAU et. al., 1977.

bordes de la zona plegada es decir: (1) el umbral costero, al cual


se añade la parte sur de la vertiente sur de la Cordillera Occidental
“reforzada” por el batolito, y (2) escudo brasilero. Esto no es sino la
antigua hipótesis de DOUGLAS (1920).

Admitida esta hipótesis se tendría que pensar en la causa


primaria de este movimiento y por lo tanto pensar en la tectónica de
placas.

Ya que el funcionamiento “normal” de la subducción parece que


produce esencialmente magmatismo y distensión *, lo único que nos
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

queda, aparte de una todavía más hipotética colisión, hasta ahora


desmentida por la geologúa, es de imaginar que ocurren cambios en la
velocidad de convergencia de las placas, susceptible de aumentar
momentáneamente la amplitud de la fricción que ocurre en la zona de
contacto de las placas oceánica y continental.

Varias posibilidades pueden imaginarse y aquí presentaremos do


de ellas:

La primera se apoya en unas observaciones de


LUYENDICK (1970) según el cual existe una relación inversamente
proporcional entre la magnitud de la convergencia ** y el buzamiento
de la zona de Benioff.

Un decremento de la convergencia (estadíos 1 a 3, Fig. 108) se


traduciría por una zona de Benioff más y más parada, controlada
esencialmente, por fenómenos de gravedad y con una posición-límite
cercana a la vertical. En estas condiciones la superficie de contacto
entre las placas (estadío 3) llega a ser también subvertical. SI luego
(estadío 4) la convergencia se reactiva, la reanudación del proceso de
subducción se hará difícil debido a que las placas se enfrentan a lo
largo de una superficie parada y también a que el coeficiente de
fricción puede ser más elevado. Entonces la disipación de la energía
mecánica podrá traducirse por un plegamiento. Luego, verosímilmente
se crearña una nueva zona de Benioff “normal” (estadío 5) y podrá
empezar un nuevo ciclo. La geometría de la placa oceánica subductada
quizá parezca algo fantasista (estadío 5) pero el análisis de la
seismicidad muestra que hay actualmente en algunas partes del
mundo geometrías casi tan complicadas (ISACKS y MOLNAR, 1971, Fig.
2).

Otra solución es la imaginada por P. COMEY (1970,


1971b) para la cordillera norteamericana, solución que hace
intervenis una aceleración del “cabalgamiento” de la placa

* con la notable excepción de la zona de talud continental


donde movimientos en “falla inversa”

relacionadas con sismos en la zona de contacto de las placas


oceánica y continental significan

compresión.

** la que, para dar un orden de magnitud del fenómeno, es


cercana a 6 cm. por año en el norte

del Perú y de 2.5 cm. en Chile central, según el cómputo de


X. LE PICHON (1968).

continental sobre la oceánica. Este fenómeno, al causar el


crecimiento de la superficie de contacto entre ambas placas, provoca
un aumento de la magnitud de fricción, transmitiéndose entonces la
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

compresión a la placa continental que entonces “cabalga activamente”


la fosa oceánica. El borde de la placa continental, relativamente más
plástico por el aumento de temperatura ligado al magmatismo de la
época anterior, está apretado entre la parte externa, rígida debido a
que es más fría, de la placa continental tiende a hundirse parcialmente
debajo del macizo costero plástico (Fig. 109 según Fig. 2E de CONEY,
1970), y en reacción a este hunmdimiento, se formarían escamas de
convergencia hacia el este, explicando las estructuras cabalgantes de
las Rocosas en el caso norteamericano.

Dicho de otra manera, el funcionamiento “normal” de la


subducción nada tiene qye hacer con las fases de compresión. Durante
las fases de compresión el papel de la placa oceánica es el de un tope
que se opone al cabalgamiento del continente sobre la fosa y el
oceáno. Cuando las fuerzas tangenciales así creadas pasan un valor
crítico, la deformación se inicia en las partes más débiles de la placa
continental, las más cercanas al oceáno, es decir las que cuentan con
una costra adelgazada por los procesos de distensión durante la
sedimentación o las que han sido “ablandadas” por una “campana”
térmica, mientras que los bloques intermedios sin deformarse mucho.

Al plegarse en una fase de compresión dada las zonas que


tienen una costra delgada, que el caso de loa Andes son las más
propicias para el plegamiento, se engruesan y elk sector
correspondiente se vuelve más rígido, salvo, en la cercanía de los
grandes accidentes que son fajas de debilidad permanentes. Por
consiguiente, en la fase siguiente es otra zona la que se deforma. Esto
explica en particular la migración bastante nítida de las zonas
plegadas del interior hacia el exterior de la cadena al considerarse
fases más y más jóvenes.

Así, la fase peruana pliega esencialmente el sector costero en el


que sitúa el eje de la subsidencia de la cuenca occidental peruana en
el Cretáceo, incorporándolo así a la mole rígida del umbral costero. La
subsidencia se desplaza en la parte NE de la Cordillera Occidental y es
monor en la zona subandina; es en la parte NE de la Cordillera
Occidental que se produce el mayor acortamiento de la fase incaica y
en las Altiplanicies el de la fase del Mioceno inferior. La subsidencia
luego al sector subandino que se pliega a su vez en la fase del Mioceno
superior (o Plioceno en este lugar ?).

En este esquema algo idealizado, el hecho que se pliegue


durante el Cretáceo terminal una zona que cubre parte de la Cordillera
Oriental y la parte NE de las Altiplanicies del Perú central, plantes un
problema. Como esta zona parece ser el lugar de y un magmatismo
fini-cretáceo bastante voluminoso, puede pensarse que la campana
térmica asociada a los granitoides causó la localización de esta zona
plegada. Pero, al pensar así, no se hace sino desplazar el problema: ¿el
cuál es la causa de la ubicación de este frente térmico aislado y
relativamente local, que en particular no pasa en la deflexión de
Abancay?. Viendo más allá en el camino de la hipótesis, se puede
imaginar que hubo momentáneamnete una doble zona de Benioff, pero
el primer paso sería estudiar detenidamente la edad y la composición
química de los intrusivos “finicretáceos” de la Cordillera Oriental.
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

- Fases de compresión y tectónica global

Hemos considerado en el párrafo anterior que las fases de


compresión estaban ligados a cambios relativamente brutales en la
velocidad de la convergencia de las placas oceánica y continental en la
fosa.

Esto nos lleva a otra pregunta ¿cuál es la causa de estos


cambios?

Su edad nos lleva a considerar que por lo menos parte de ellos


están ligados a una aceleración de la deriva propia del continente,
relacionada a su vez a reajustes del movimiento global de las placas.
Así la fase del Cretáceo terminal se ubica aproximadamente a 80 M.A.,
época en la que se reorganiza la expansión oceánica en el Atlántico
sur, haciéndose en adelante en una dirección E-O HEIRTZLER et. al.,
1968); en esta época empieza la fase reciente de la expansión del
Atlántico norte (LE PICHON y FOX, 1971). Esta última reorganización
parece tener una influencia mayor en el desarrollo del tectonismo
cordillerano de Norteamérica, es lo que CONEY (1971b, 1972) llama la
“transición” de los 80 M.A.

Cerca a 40 M.A. acontece la colisión de India peninsular con


Eurasia, que porvoca un cambio de la expansión en el Oceáno Indico
(HEIRTZLER et. al., 1968); eso es aproximadamente la edad de la fase
incaica y en Norteamérica CONEY (op. cit) nota una “transición· de los
40 M.A.

Para las fases más recientes las conexiones no son tan claras. Se
puede pensar en buscar su orígen en sucesivos decrementos e
incrementos de la tasa de expansión en la dorsal del Pacífico este, pero
el registro de la velocidad de la expansión proporcionado por las
anomalías magnéticas del fondo del oceáno nos da una visión
demasiado generalizada de la evolución del proceso de expansión y no
permite definir acontecimientos cortos es decir que duren de 1 a 3
M.A.

A pesar de eso, vemos que la tectónica global proporciona, por


lo menos para los grandes acontecimientos, una explicación a la
simultaniedad casi perfecta de ciertas fases tectónicas en cadenas
lejanas y de tipos diferentes. Así la colisión de dos continentes,
fenómeno aleatorio, provocaría una reorganización de la expansión y
de la subducción a escala del globo, y por ende la correlación temporal
observada. En otros casos, la redistribución de la expansión se haría
por causas térmicas relacionadas con la dinámica del manto,
provocando finalmente fases de la compresión en las cadenas
cordilleranas. En otros casos más, los fenómenos causantes de la
compresión en un sector de una cadena no tendrían la magnitud
necesaris para inducir un rearreglo global de la expansión; es
verosílmente el caso de muchas colisiones de arcos insulares con
continentes(posiblemente en el Ecuador p. ej.) o de la subducción de
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

cadenas volcánicas submarinas. Este último “escenario” quizá explique


la deformación “albiana” en parte de la costa centro-norte del Perú.

En conclusión, nos parece que la tectónica de placas, más


fecunda en ésto que muchas teorías anteriores, ofrece un marco
adecuado para la interpretación de los hechos geológicos ahora
conocidos. Pero, como acabamos de verlo, también su aplicaión
plantea nuevos problemas y a menudo plantea la necesidad de más
estudios geológicos específicos. Es verosímil que si se dan los pasos
requeridos, el esquema interpretativo que proponemos en la figura 110
tendrá que ser revisado e inclusive profundamente cambiado. Es con la
esperanza que eso suceda que lo proponemos aquí a la consideración
de nuestros colegas.

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ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

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ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

LAMINA I

TECTONICA DEL PRECAMBRIANO

1. Pliegues tardíos (F3 o F4) con charnelas dilatadas


replegando la foliación (S1 + 2) de un gneis con intercalaciones
cuarcíticas delgadas. El lato de la brújula que da la escala, mide 9 cm.
Marayniocc (macizo de Maraynioc-Mayrazo, C. de Tarma).

2. Pliegue tardío doblando la foliación (S 1 + 2) de un


esquisto muscovítico con intercalaciones cuarctíticas. Cerca a Yanec
(macizo de Chupan-Huasahuasi, C. de Tarma).

3. Pliegues F4 en micaesquistos con sillimanita, biotita y


muscovita del Huaytapallan (muestra de J. Paredes P., C. de Jauja).

4. Pliegues F4 en chevron afectando la foliación de unos


gneises pelíticos y vetillas de cuarzo inyectadas en dicha foliación
cerca a Maraynioc (C. de Tarma).

5. Pliegues F2 de tipo semejante en los esquistos verdes del


macizo de Jabonillos aguas abajo del embalse de Quichuas en el valle
del Mantaro (C. de Pampas).

6. Pliegue, verosímilmente F2 de tipo semejante, en


mármoles y gneises con silicatos cálcicos. Puquián, cerca a Comas
(parte norte del macizo de Huaytapallana, C. de Jauja (foto Capdevilla).

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LAMINA II

TECTONICA DEL PRECAMBRIANO

1. Pliegues tardíos de amplitud centimétrica plegando la


foliación de los sericitoesquistos al norte de Tarma (macizo de
Palcorán)

2. Detalle de la Foto 1. Esquistocidad tardía de tipo Kink-


band afectando a la foliación s1 + 2 definida por muscovitas alineadas.

3. Porfidoblasto de albita de fines de la fase 1, que incluye


pequeños crsitales de epidota que dibujan un pliegue F 1 . La foliación s2
rodea a este blasto, en cuyas extremidades se notan zonas protegidas
en las cuales cristalizaron cloritas y muscovitas (macizo de Javonillos)
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

4. Arcos poligonales definidos por alineamineots de biotita


en un gneis con biotita, muscovita y granate de la parte norte del
Macizo de Huaytapallana (perfil de Comas). La recristalización de las
biotitas sería algo posterior a F2.

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LAMINA III

TECTONICA EOHERCINICA

1. Pliegues F2 de amplitud métrica a decamétrica en los


flyschs del Paleozoico inferior y medio. Estos pliegues son isópacos o
con charnelas algo adelgazadas. La esquistocidad asociada a estos
pliegues se distribuye en abanicos inversos (Quichuas, valle del río
Mantaro, C. de Pampas).

2. Pliegues F2 en chevron en la margen derecha del valle


del mantaro, algunos kilómetros aguas arriba de los de la Foto 1.

3. Pliegues F1 recostados y con charnela dilatada y pliegu F 2


en “rodilla” en el anticlinal de Malpaso (Valle del Mantaro, 24 km.
aguaas arriba de La Oroya, C. de Ondores)

4. Pliegue de amplitud hectométrica en los mármoles del


domo de Yauli. La esquistocidad s1 de los esquistos encajonantes está
afectada por este pliegue. C. de La Oroya, límite occidental, cerca a
Andaichagua.

5. Pliegue tardío verosímilmente andino, de amplitud


centimétrica con esquistocidad axial de “strain-slip”. Este micropliegue
afecta “microlitones” individualizados en el curso de la tectogenesis
eohercínica (véase Fig. 26). Muestra del río Acopalca al NE de
Huancayo (límite de las C. de Huancayo y Jauja).

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LAMINA IV

TECTONICA EOHERCINICA

1. Kink-bands de planos axiales horizontales. (C. de jauja,


cerca a Huancayo, valle del río Acopalca).

2. Kink-bands de planos axiales verticales (anticlinal de


Chunpe, domo de Yauli)

3. Esquistocidad s2 de strain-slip, plano axial de un pliegue


F2 que dobla una esquistocidad de flujo s 1 (anticlinal de Malpaso, C. de
Ondores, valle del mantaro 24 k. aguas arriba de La Oroya)

4. Caso similar al de la Foto 3, esta vez en esquistos


epimetamórficos, al este de Huancayo.

VOLCANISMO Y METAMORFISMO HERCINICOS s.1


ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

5. Ignimbritas del Permiano superior con estructuras


seudofluidales: “g” es un enclave granítico arrancado al substrato.

6. Metamorfismo de contacto semejante al de Zongo (de la


Cordillera Real de Bolivia).

La esquistocidad rodea grandes andaluzsitas (a), las cuales


incluyeron cristales de estaurolita en el curso de una etapa de
crecimiento tardía, posterior a la formación de la esquistocidad.

Este metamorfismo está verosímilmente relacionado al


emplazamiento sintectónico de granitoides eohercínicos, en la parte
NE de la hoja de Pampas.

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LAMINA V

MATERIAL SEDIMENTARIO ANDINO

1. Estratificación oblícua en las calizas del Liásico superior


(Fm. Condorsinga), cerca a San Pedro de Cajas, en la parte noreste de
las Altiplanicies (Dpto. de Junín, C. de Tarma)

2. Nódulos discoidales de caliza sílicea bituminosa en las


lutitas calcáreas bituminosas del Liásico inferior (Fm. Aramachay),
cerca a la mina de carbín de Negro Bueno, parte noreste del
cuadrángulo de Yauyos.

3. Pliegue sinsedimentario en chevron en las areniscas


necomianas de las Altiplanicies (Fm. Goyllarisquizga) cerca a la mina
de carbón de Negro Bueno, parte noreste del cuadrángulo de Yauyos.

4. Pliegue sedimentario en chevron en los shaeles y las


calizas de la Fm. Pamplona (Hauteriviano) de los alrededroes de Lima.
Detrás del grifo de Conchán, en los primeros kilómetros de la
Panamericana sur.

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LAMINA VI

MATERIAL SEDIMENTARIO ANDINO

1. Sección típica del Cretáceo en Chulec, cerca a La Oroya,


(parte central de las Altiplanicies, C. de La Oroya), vista hacia el
sureste.

(1) calizas liásicas del grupo Pucará.

(2) areniscas neocomianas de la Fm. Goyllarisquizga.

(3) calizas y calizas margosas de la Fm. Chulec de la parte


inferior del Albiano medio
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

(4) calizas bituminosas de la Fm. Pariatambo de la parte


superior del Albiano.

2. Sección típica del Cretáceo en el límite Altiplanicies-


Cordillera Occidental, en la margen derecha de la laguna Huallacocha
(C. de Matucana), 50 km. al oeste de la sección de Chúlec. Vista hacia
el sureste.

Los números 1, 2, 3 y 4 designan a las mismas formaciones: el


número 5 corresponde a las calizas Jumasha del Albiano-superior
Coniaciano.

Notamos que la Fm. Chulec de la parte inferior del Albiano


medio es más espesa y más margosa que en la localidad de Chulec.

Fallas inversas buzando empinadamente hacia el suroeste


repiten varias veces la serie cretácea.

3. Discordancia de la base del Necomiano arenoso sobre el


Triásico calcáreo, en Rancas, 7 km. al OSO de Cerro de Pasco (C. de
Cerro de Pasco). Vista hacia el Sureste.

4. Base de banco en la Fm. Chulec, mostrando moldes de


numerosas madrigueras. Nueva carretera de Cerro de Pasco a La
Quinua, cerca a Paraíso (8 km. al este de Cerro de Pasco).

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LAMINA VII

TECTONICA ANDINA EN LA CORDILLERA OCCIDENTAL

1. Pliegues en chevron en cuarcitas y corneanas con


epídota, de edad cretácea, cerca al contacto con el batolito de la costa.
Valle de Santa Eulalia, entre Huincho y Autisha (C. de Chosica, 60 km.
al noreste de Lima).

2. Pliegues en chevron, con esquistocidad de plano axial,


conspícua, en estratos del Cretáceo medio y superior. Al sureste del
Abra de Yanashalla, extremo de la Cordillera de Huayhuash (C. de
Recuay).

3. Calizas con cherts del Cretáceo medio (Fm. Pariatambo?)


afectadas por pliegues en chevron con una notable dilatación de las
charnelas. Tambo de Viso, valle del río Rimac, 80 km. al noreste de
Lima (C. de Matucana).

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LAMINA VIII

TECTONICA ANDINA EN LAS ALTIPLANICIES

1. Sinclinorio con numerosos pliegues menores


disarmónicos en las calizas y margas albianas(C) despegadas encima
ESTUDIO GEOLOGICO DE LOS ANDES DEL PERU CENTRAL

de las areniscas neocomianas (N); (J) corresponde a las calizas del


Liásico superior. “Altos del Mantaro”, 30 km. al sureste de La Oproya en
la parte norte de las Altiplanicies (C. de La Oroya). Reproducción de la
aerofotografía 21467 vuelo 31-d USAF, con autorización del Instituto
Geográfico Militar. Escala aproximada 1: 50,000.

2. Pliegues cercanos a N-S doblando un pliegue E-O


anterior. El material plegado está formado por calizas liásicas (j),
areniscas (n1) y calizas (n2) del Jurásico medio y/o superior, areniscas
(n3) del Neocomiano, calizas del Cretáceo medio y superior (C 1, C2, C3?,
C4 ) y capas rojas casi concordantes del Cretáceo terminal-Eoceno.
Domo de Chochoca, 50 km. al suroeste de La Oroya, cuadrángulo de
La Oroya.

Reproducción de la aerofotografía 17397 vuelo 24-D USAF con


autorización del I.G.M. Escala aproximada 1: 40,000.

LAMINA IX

TECTONICA ANDINA EN LA CORDILLERA ORIENTAL

1. Pliegues disarmónicos en calizas triásico-liásicas del


sinclinorio de Ricrán cerca a la S.A.I.S. Cahuide, la unidad Huari
(12º5’S, C. Pampas). Vista hacia el sur.

2. Esquistocidad andina muy oblícua respecto a la dirección


de los bancos del Pensilvaniano en el anticlinorio de Comas-Tambo. Ya
que el plano de la foto es horizontal, la lineación de intersección
estratificación-esquistocidad está muy vertical. carretera a Andamarca
cerca al Abra de Shaihua, 11º40’S, C. de Andamarca.

GRANITOIDES ANDINOS

3. Intrusión “diapírica” del Cerro Huacra, 40 km. al sur de


La Oroya. Los pórfidos dioríticos, han levantado a la vertical las capas
rojas de la caja, en las cuales los buzamientos eran débiles (10º a 25º),
y han causado la formación de un sinclinal semicircular.

Reproducción de la aerofotografía Nº 8337, vuelo 28-A USAR con


autorización del I.G.M

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