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Todos los lectores y escritores de fantasía épica, medieval, espada y brujería, queramos o
no, somos deudos de dos grandes escritores: Robert Howard y J.R.R. Tolkien. El primero
texano estadounidense sentaría las bases de, lo que posteriormente Fritz Leiber, llamaría
Espada y Brujería. El segundo inglés crearía las bases de la fantasía épica o alta fantasía
gracias a su gran construcción mitológica: El Señor de los Anillos.
La sombra de este par es larga, y sigue generando una serie de fan acérrimos, a la par que
nutre a una legión de escritores, algunos serios y otros amateur —como quien escribe estas
palabras— que no pueden evitar nombrar a ambos autores entre sus principales influencias.
Estos gigantes han permitido a varias generaciones montarse sobre sus hombros y
proyectarse más allá, brindándonos mundos hermosos y atractivos, sobre los que hemos
leídos, soñado y llegado a jugar.
En cuanto a Tolkien, muchos de sus comentaristas posteriores, dicen que el maestro con El
Silmarillion y el ESDLA lo que deseaba era crear una mitología rica para los británicos,
quienes carecían de esta mitología cuando se comparaban con la Grecorromana o la
nórdica, por ejemplo. Esta ausencia se debe a diversos factores entre ellos que las islas
británicas siempre fueron objetos de invasiones y un proceso de mestizaje que anuló a sus
pueblos originarios. Debido a ello, a la inusual relación con el continente, y la necesidad de
diferenciarse del mismo, tenemos estos productos que tratan —de nuevo— de establecer
ese trasfondo histórico mitológico del cual carecen. En términos parcos, el gran problema
del mundo anglosajón y angloamericano es la búsqueda de una identidad propia, pero no
totalmente diferenciada del mundo occidental.
Ahora bien, este fenómeno ha despertado las inquietudes de muchos, entre ellos quien le
escribe. Yo, hace mucho acicateado por un gran amigo e influencia, estuve pensando en
probar con una suerte de fantasía épica o E&B cuyo contexto sea la historia americana.
Después de mucho pensar, decante por la vertiente precolombina, pero lo cierto es que toda
nuestra historia es tan rica que podría dar para más, aun agregando la época de la colonia,
conquista y emancipación.
Mi inquietud se manifestó en un cómic, que se encuentra en este blog —cuyo guión escribí
junto a Ernesto Treviño, y bueno el dibujo si es todo de él— y un relato posterior, que
dentro de cierto círculo tuvo buena acogida. Pero, resulta ser que no soy el único loco
recorriendo estos caminos, ya Paulo Ramírez Villaseñor, quien bautizó este desmadre
como: Macuahuitl & Nahuatl (estamos discutiendo con los Aluxes y Tlaleques de
mercadotecnia para buscar un nombre más atractivo) ha escrito relatos fantásticos de corte
precolombino, y tiene entre manos un trabajo verdaderamente atractivo.
Pero resulta ser que no somos los únicos, ya hace muchos años contamos con la Saga de
los Confines de Liliana Bodoc, una fantasía épica en el mismo estilo que nuestra idea y
trabajo, salvo que su trabajo es más poético y preciosito. O Letgrin de Eumeria de Diego
Furbatt, que nos muestra un medievalismo en la Patagonia, o la floja trilogía de Maztica
—con su escenario de campaña de AD&D— de Douglas Niles (floja porque no se
compromete mucho con el entorno precolombino) también contamos como El
Conquistador, de Federico Andhazi, o la saga de Obsidian & Blood Aliette de Bodard,
aunque esta es mas ciencia ficción que otra cosa, y la de Federico es fantasía histórica; pero
al final del día todas ellas dan cuenta de un deseo de crear historias con un trasfondo
precolombino. Al final del día, nos dice que hay muchos que contar alrededor de estos
contextos que ha sido velado por civilizaciones más atractivas y cercana.
Pero resulta que lo precolombino no es lo único que se oculta tras la égida de la Europa
central y nórdica. La rica cultura ibérica también se ve opaca, y lo cierto es que ella
presenta muchos elementos explotable, por suerte cuenta con escritores como Luis
Guillermo del Corral con su Vindius, y Gonzalo Zalaya Bueno y Víctor Blanco que con
su Delbaeth han movido el eje del centro y noreste al Mediterráneo, y quienes tienen un
relato llamado Ahí Abajo donde hicieron un homenaje a lo precolombino.
El M&N es una variante, o acento de la EYB y la Fantasía épica, que toma como escenario
y contexto el mundo precolombino; se nutre de su folklore, mitología e idiosincrasia. Si
bien la finalidad es entretener, además de mostrar la riqueza cultura americana y
precolombina, no se aleja —ni teme— al aspecto reivindicador con lo cual se identifica a lo
precolombino. Tiene la finalidad de seguir los patrones de los géneros que lo engendraron,
pero alejándose del maniqueísmo y lo plano —en la M&N puede aparecer el hombre
blanco, el negro, el mestizo, pero debe evitar caer en el maniqueísmo y la satanización— y
enfocándose en lo entretenido y enriquecedor por encima de todo.
El fin último, aparte de entretener, del Macuahuitl & Nahuatl es visibilizar y demostrar
que existe un mundo rico, un folklore atractivo y una mitología interesante en lo
precolombino. Aquí nos queremos ver representados, pero a la vez demostrar que esa falta
de identidad que sufre el mundo anglosajón, no la tenemos presente. A nuestra manera
sabemos quiénes somos, y que tenemos un herencia con la cual podemos crear hermosas
historias, con la que podemos elucubrar mundos, realizar ejercicios de escapismo mental. Y
todo esto, sin repudiar otras vertientes de la EYB y la Fantasía Épica.
Al final del día la Macuahuitl & Nahuatl no es más que un piquete de sabor a un
exquisito plato literario que ha sido la delicia de muchos.