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Significación de las crisis vitales

Caplan, define las crisis vitales como el desarrollo de la personalidad, que se describe como una
sucesión de fases diferenciadas cualitativamente diferentes entre sí. Entre fase y fase existen periodos
de conducta indiferenciada, periodos transicionales caracterizados por trastornos en las áreas intelectual
y afectiva. Estos periodos se denominan “crisis evolutivas”. Además, propone que
también existen periodos de alteración psicológica y de la conducta precipitados por azares de la vida,
que él denomina “crisis accidentales”. Menciona que
el factor esencial que determina la crisis es el desequilibrio entre la magnitud del problema y los recursos
de los que se dispone para enfrentarlo. De allí que algunos de los factores que influyen sean: personales,
socioculturales, la familia, miembros de la comunidad, asistentes profesionales, red social, aquellos que
afectan directamente al sujeto.

La provisión o la falta de provisión de aportes básicos explican los aspectos generales del desarrollo de
la personalidad en una población. El modelo adquiere un valor adicional como guía para la prevención,
si completamos el enfoque general y amplio con un circunscripto a ciertos cambios conductuales agudos
recurrentes durante la vida de los individuos. El desarrollo de la personalidad se describe desde hace
mucho tiempo como sucesión de fases diferenciadas cualitativamente diferentes entre sí. Entre fase y
fase existen periodos de conducta indiferenciada, periodos transicionales caracterizados por trastornos
de áreas intelectuales caracterizados por trastornos en las áreas intelectual y afectiva. Estos periodos
se denominan “crisis evolutivas”. Recientemente se ha comenzado a prestar atención a períodos
similares de alteración psicológica y de la conducta repentina de los aportes básicos, la amenaza de la
pérdida o las grandes exigencias asociales con oportunidad de obtener mayores aportes. Estos periodos
de alteración que pueden abarcar desde unos pocos días a lagunas semanas han sido llamados “crisis
accidentales”. Como los accidentes en cereal con frecuencia pueden predecirse estadísticamente. Las
crisis como un período transicional que representa tanto una oportunidad para el desarrollo de la
personalidad como peligro de una mayor vulnerabilidad al trastorno mental, cuyo desenlace en
cualquier ejemplo particular depende hasta cierto punto de la forma en que se maneje la situación, debe
oponerse a las primeras concepciones que consideraban el estrés y los traumatismos como factores
etiológicos del trastorno mental. Según ellas el estrés nunca es útil; lo mejor que cabe esperar es que
no haga daño. Pero así no se explica la experiencia común de los individuos que logran dominar una
experiencia penosa, resultan a menudos fortalecidos y más capacitados para encarar en forma efectiva
en el futuro no sólo la misma situación, sino también otras dificultades. La concepción de la crisis como
puntos decisivos que pueden tanto acercar como alejar trastornos mentales, permite asimismo esperar
que podamos aprender lo suficiente sobre los factores situacionales corrientes que determinan el
desenlace de las mismas, de manera que se haga posible intervenir oportunamente y aumentar la
probabilidad de un resultado saludable.

Igualmente, menciona en su Teoría de la crisis que, en su funcionamiento emocional individual y en su


desempeño como unidad de la estructura social, una persona actúa dentro de ciertos esquemas
coherentes con un mínimo de autoconciencia y sentimiento de esfuerzo. El individuo enfrenta siempre
situaciones que requieren la resolución activa de problemas, pero con una demora muy pequeña puede
superarlas por medios de reacciones y mecanismos habituales. En sus relaciones con los otros dentro
del sistema social, desempeña roles complementarios, vinculados con su posición en ese sistema el
cual, de modo análogo, está en equilibrio.

Esto no significa que sea estático, sino que diferentes fuerzas sociales producen una estructura
relativamente coherente en continuo temporal. La coherencia normal de la estructura o equilibrio se
mantiene por mecanismos homeostáticos re-equilibradores, de manera que las desviaciones
temporarias ponen en acción fuerzas opuestas que automáticamente retrotraen al estado previo. En
otras palabras, puede decirse que el equilibrio se altera cuando el individuo o el sistema enfrentan una
fuerza o situación que modifica su funcionamiento previo; llamamos a estos “problemas”. En general, el
problema provoca el despliegue de una variedad de mecanismos habituales de resolución, uno de los
cuales permite superar la situación de un lapso y una manera similares a los que caracterizaron el caso
en situaciones previas.

Por consiguiente, propone características de las crisis, donde el factor esencial que determina la
aparición de una crisis es el desequilibrio entre la dificultad y la importancia del problema y los recursos
de los que dispone inmediatamente para enfrentarlo. Un área de funcionamiento cuya extensión
depende de la intensidad y significación del problema y del esfuerzo que interferida. El individuo esta
alterado y esta aliteración generalmente se asocia con sentimientos displacenteros como la ansiedad y
el miedo, la culpa o la vergüenza según la naturaleza de la situación. Factores que influyen sobre el
desenlace de la crisis. En cada etapa de este desarrollo, la experiencia previa modela los sucesos, pero
no los determina completamente. Cada crisis representa una situación nueva que implica nuevas
fuerzas, tanto internas como externas. El desenlace está determinado por las elecciones, activas en
parte y en parte azarosas, y por otros aspectos de la situación. Entre los factores personales tienen
importancia los siguientes: la situación y la percepción de la situación como problemática y penosa
depende de la experiencia. Entre las circunstancias peligrosas se cuentan las transiciones biológicas y
de rol, nacimiento, pubertad, enfermedad o muerte de un miembro de la familia, ingreso y egreso de
escuela primaria o secundaria, obtención del primer empleo, etc. En tales situaciones hay pérdida de los
aportes básicos, una amenaza de pérdida o una exigencia que implica la posibilidad de aportes mayores,
pero aun costo también mayor. Es evidente que los detalles de la resolución de la crisis tienen
considerable significación para la futura salud mental del individuo. Si se ha encarado los problemas de
las crisis desarrollando nuevas técnicas socialmente aceptables y basadas en la realidad habrá
aumentado la capacidad para enfrentar en forma sana dificultades futuras. Si por el contrario se han
elaborado respuestas socialmente inaceptables o que tienden a la evasión al manejo mágico irracional
o a la regresión y la alienación será mayor la posibilidad de que no se puedan enfrentar dificultades
venideras

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