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3.

Semana (…Teología I Profesor: Abel Velasco)


Procesos de desarrollo de la teología, niveles de autoridad.

3.1. Proceso de desarrollo de la teología

Antes de entrar en el tema, es necesario mencionar los grandes


temas de la Teología Sistemática.
Si consultamos a Strong, nos dirá que estos temas son:
1. La existencia de un Dios.
2. La escritura como revelación de Dios.
3. La naturaleza de Dios, sus decretos y sus obras.
4. El hombre, desde su semejanza original con Dios y su
consiguiente depravación.
5. La redención, por medio de la obra de Cristo y por el Espíritu
Santo.
6. La naturaleza de la Iglesia Cristiana.
7. El final del estado presente de cosas.
James Orr, en su obra The Progress of Dogma, estableció una
relación entre la lógica y el desarrollo que siguió la Teología a partir
de la época postapostólica. Es decir, al considerar la marcha de la
reflexión teológica nos percatamos de que ha seguido lógicamente el
camino que cabía esperar para profundizar en las grandes verdades
de la Revelación divina, haciendo frente, al mismo tiempo, a los
errores que se le oponían.
1. Siglo II Apologética, para armonizar las exigencias del
conocimiento intelectual con el Evangelio.
2. Siglos IIIIV Disputas teológicas sobre la naturaleza de
Dios. Monarquismo (sobre el Padre), arrianismo (sobre el
Hijo), y macedonianismo (sobre el Espíritu Santo).
3. Siglo V Controversias antropológicas: Agustín contra
Pelagio.
4. Siglos VVII Controversias cristologiíllas: apolinarismo,
nestorianismo, eutiquianos, monofisitismo.
5. Siglos XIXVI Controversias soteriológicas. La doctrina de
la expiación. Anselmo escribe su obra Cur Deus Homo?
6. Sigo XVI Controversia soteriológica: la aplicación de la
salvación. La justificación por la fe.

3.1
7. Siglos XVIIXX Controversias con el racionalismo, el
romanticismo y el existencialismo: la autoridad divina y los
fundamentos de la fe. Controversia escatológica dentro del
seno de la Cristiandad Evangélica: amilenialismo,
premilenialismo y postmilenialismo. Controversia
dispensacionalista. Teología de la Iglesia, de las realidades
seculares.
Las disputas cuyo bosquejo hemos dado, pusieron de manifiesto
los grandes dones que Dios fue levantando en medio de su pueblo, a
lo largo de los siglos. Estos hombres no fueron infalibles, pero sí
hicieron valiosas aportaciones a la comprensión del mensaje revelado,
cumpliéndose Efesios 4:11ss.
“11Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a fin de perfeccionar a
los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo
de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios,……”.
Siguiendo la división anterior, por siglos, identificaremos tres
períodos:
1. Primer Período (100 – 800)
 Oriente:
 Orígenes, el primer teólogo sistemático (De Principiis),
año 218.
 Atanasio, el gran defensor de la plena divinidad de
Jesucristo (concilio de Nicea), (De Incarnatione), año
320.
 Juan Damasco por su primera obra completa de teología
sistemática (Sumario de la Fe Ortodoxa), años 700 -
760.
 Occidente:
 Agustín, uno de los teólogos más inquietos, que versó
sobre la doctrina de Dios (De Trinitates), sobre la gracia
(De Correptione et Gratia), y sobre la antropología
bíblica en posición a Pelagio (De Gratia et Libero
Arbitrio), años 400 - 450.
2. La Edad Media (1100 – 1300)
Época del escolasticismo. La Teología quedó cada vez más
condicionada a los gustos filosóficos de la época y a la
autoridad de la jerarquía romana. Hubo no obstante, grandes
aportaciones teológicas:

3.2
 Anselmo, sobre la doctrina de la expiación (Cur Deus
Homo?), años 1033 – 1109.
 Pedro Lombardo escribió cuatro libros de sentencias
teológicas que llegaron a ser el libro de texto de la
Iglesia romana, año 1164.
 Tomás de Aquino, el príncipe de la teología escolástica su
obra, (Summa Theologica), cuyo pensamiento es todavía
oficial en la Iglesia romana, años 1221 – 1274.
 Juan Duns Scoto fue el oponente de Aquino en muchos
aspectos. De ahí surgió la polémica entre tomistas y
escotistas. El escolasticismo tendía cada vez más a
exaltar la razón y las posibilidades de probar verdades
divinas por métodos simplemente racionales, años 1265
– 1308.
3. La Reforma (siglo XVI)
Fue la época de los Credos y Confesiones de la Fe en los que
las Iglesias de la Reforma expusieron sus doctrinas en
contraposición a la enseñanza de Roma.
 Lutero, expulsado de la Iglesia romana por predicar la
superioridad de la Biblia sobre la Iglesia y por enseñar la
salvación por la sola fe (De Servo Arbitrio), años 1485 –
1546.
 Melanchton escribió un manual de dogmática para
exponer a la fe de la Reforma en sus primeros años (Loci
Comunes), años 1497 - 1560.
 Zwinglio discernió mejor que Lutero la doctrina de los
sacramentos y la aplicación social de los grandes
principios reformados (Sobre la verdadera y la falsa
Religión), años 1484 - 1531.
 Calvino fue el más grande teólogo de la reforma, así
como uno de los más excelentes comentaristas bíblicos
que ha tenido la Iglesia de todos los tiempos (Institución
de la Religión Cristiana, Comentarios), años 1509 -
1564.
4. Período Moderno (XVIII – hasta hoy)
La Iglesia ha tenido que hacer frente durante este período al
racionalismo, al romanticismo que exaltó los sentimientos y
al existencialismo que vindicó lo subjetivo por encima de
toda objetividad, amén de todas las mezclas que estos
sistemas han producido.

3.3
 En el siglo XVIII destaca Jonathan Edwards, quien no
sólo brilló como pensador y teólogo sino como
evangelista, produciendo un gran avivamiento en
América, años, 1703 – 1758
 En el campo de la exégesis, debemos mencionar el
llamado “trío de Cambridges”: B. F. Wescott (1825 –
1901), J. B. Lightfoot (1828 – 1889), y F. J. Hort (1828
– 1892). Los tres ganaron fama por el mejor texto
griego del Nuevo Testamento de su tiempo; y por sus
comentarios bíblicos que publicaron; que han venido a
ser “clásicos” en sus especialidades. Eminente teólogo
fue también James Orr.
 En Alemania, adquiere relieve las figuras de E. W.
Hemgstenberg (1802 – 1869) y Theodor Zahn (1838 –
1933) en el campo de la Teología Bíblica, siendo el
primero también en el campo de la Teología del Antiguo
Testamento y el segundo del Nuevo.
 En Estados Unidos, la aportación de la llamada “Escuela
de Princeton” es sobresaliente por el número de eruditos
bíblicos que aporta a la Iglesia. Entre los más
destacados tenemos: Charles Hodge (1797 – 1878), B.B.
Warfield (1851 – 1921), G. Vos, Ned Stonehouse, J.G.
Machen, y uno de los más prominentes teólogos
americano es H. A. Strong.

3.2. Niveles de autoridad

3.2.1. El significado de autoridad


La autoridad es el derecho o el poder de exigir obediencia. Hay
crisis de autoridad generalizada en la sociedad contemporánea,
donde la única autoridad aceptable para muchos es la que
conscientemente se imponen a sí mismos.
Desde la perspectiva de la fe cristiana, Dios tiene todo derecho
y poder de exigir obediencia porque el es el creador y señor de todos
los hombres. “Se lo que Dios piensa de esto, pero no siento ninguna
obligación de adecuarme a ello” es un pensamiento que ningún
verdadero cristiano debería tener. Podrá desobedecer la voluntad de
Dios, incluso deliberadamente, pero siempre en contra de su propio
entendimiento de lo que le corresponde. Su posterior mala conciencia
le será un testimonio de que la autoridad verdaderamente reside en
Dios.

3.4
Cuando el cristiano capta este principio fundamental, la
autoridad de Dios se convierte en la práctica de encontrar sus
pensamientos y su voluntad, lo cual nos lleva a su verdad y nos pone
bajo su autoridad.

3.2.2. La fuente de la autoridad


A través de los siglos los cristianos han apelado a una variedad
de voces como fuentes de autoridad decisiva.
1. Los credos: estos resúmenes de la verdad cristiana fueron
producidos en los primeros siglos para afirmar la esencia de
la fe en tiempos de confusión teológicas.
2. Las confesiones históricas: estas declaraciones de la fe
cristiana pertenecen al periodo de la Reforma y años
posteriores, e.g., los 39 Artículos (1517) y la Confesión de
Westminster (1647), estas son mucho más certeras que los
credos, pero tampoco sirven como autoridad suprema.
3. El pensamiento de la Iglesia: Según este enfoque, la
presencia de Dios en la iglesia implica que su voluntad se
puede descubrir a través del “consenso cristiano” (la cabeza)
¿A quiénes escuchamos: al clero, a los teólogos, a las
comisiones eclesiásticas, a la opinión laica o a qué?.
Además, si esta es nuestra autoridad fundamental, cualquier
conflicto de opinión nos trae a un callejón sin salida.
4. La experiencia cristiana: este enfoque se basa en la
experiencia humana concreta de Dios (testimonios) y trata
de identificar las doctrinas mediante esa experiencia. Muchos
teólogos influyentes del siglo XIX siguieron este camino, pero
se encontraron con la siguiente dificultad: en nuestra
experiencia de Dios, a veces tenemos que distinguir entre la
verdad objetiva acerca de Dios, y nuestras propias opiniones
subjetivas, limitadas y torcidas. Dificultad sujeta al hecho de
que somos criaturas caídas con mentes caídas. También
limita la verdad, quitándole todo lo que está más allá de
nuestra experiencia inmediata, e.g. la doctrina de la Trinidad.
5. La razón cristiana: este punto de vista afirma que la verdad
cristiana consiste en lo que podemos demostrar de Dios
mediante el razonamiento lógico, y tiene sus seguidores
desde el siglo III. La percepción de la verdad de la
humanidad caída, especialmente en la esfera moral y
espiritual, está severamente limitada. «La mente de la
criatura no puede abarcar al Creador».

3.5
6. La voz interior: es cierto que Dios habla directamente en las
profundidades de la conciencia, pero algunos afirman que
esta “voz interior” es la fuente máxima de autoridad. Este
punto de vista es común en la actualidad, y frecuentemente
se interpreta como la influencia del Espíritu Santo. Desde
luego, incluye un elemento de verdad: el Espíritu Santo
cumple un papel fundamental en la comprensión cristiana de
la autoridad, pero obra esencialmente por medio de las
Escrituras y/o a través de. Muchos de los que hacen ese tipo
de afirmaciones no deberían ocultar el inmenso peligro del
engaño, son muchas voces en ese sentido. Los informes de
muchos consejeros cristianos dan amplia evidencia de los
repetidos naufragios espirituales sobre ese escollo.
7. La Biblia: «única fuente suprema de toda autoridad»

3.2.3. La autoridad suprema


Nosotros los cristianos, aunque aceptamos Las Sagradas
Escrituras como la autoridad suprema, (pues afirmamos que es
Palabra de Dios), nos desarrollamos de acuerdo a nuestra propia
percepción de ella y de nosotros mismos, y de nuestra propia
percepción de Dios.
Una cosa es afirmar que la Biblia afirma ser la Palabra de Dios;
y otra cosa es estar convencido de que esas afirmaciones son ciertas.
Nuestra convicción suprema de esta verdad viene sólo cuando el
Espíritu de Dios habla en la Biblia y mediante las palabras de la Biblia
a nuestro espíritu dándonos seguridad interna de que esas son
Palabras de nuestro Creador. «El que no tiene el Espíritu no acepta las
cosas que proceden del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No
puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente» (1 Co
22:14).
Es importante recordar que esta convicción de que las palabras
de la Biblia son Palabra de Dios, no resulta aparte de las propias
palabras de la Biblia ni en adición a ellas. No es como si el Espíritu
Santo un día susurrara a nuestro oído: ¿Ves esa Biblia sobre tu
escritorio? “quiero que sepas que las palabras de esa Biblia son
Palabras de Dios”.
Es más bien conforme al tiempo en que el cristiano lee y estudia
la Biblia, que oyen la voz de su Salvador hablándole a su espíritu y
dando testimonio de que es Palabra de Dios.
Jesús dijo: «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen;
» (Jn. 10:27)

3.6
Por lo antes referido podemos ver que las palabras de la Biblia
son “autoatestiguadoras”. No se puede “probar” que son Palabras de
Dios apelando a una autoridad más alta. Porque de poderse
(digamos: precisión histórica o congruencia lógica, entre otras), para
probar que la Biblia es la Palabra de Dios, la Biblia en sí misma no
sería nuestra autoridad más alta o absoluta; estaría subordinada en
autoridad a aquello a lo que apelamos para probar que es la Palabra
de Dios. Si en última instancia apelamos a la razón humana, o a la
lógica, o a la exactitud histórica, o a la verdad científica, como la
autoridad por la cual se demuestra que la Biblia es Palabra de Dios,
damos por sentado que aquello a lo que apelamos es una autoridad
más alta que la Palabra de Dios, y más verdadera y más confiable.
Alguien podría objetar que decir que la Biblia demuestra por sí
misma que es la Palabra de Dios es usar un argumento circular, es
decir: creemos que la Biblia es la Palabra de Dios por que ella misma
afirma serlo; y creemos sus afirmaciones porque es Palabra de Dios.
Hay que reconocer que este es una especie de argumento
circular. Sin embargo, esto es necesario cuando se trata de una
autoridad absoluta, porque todos los argumentos a favor de una
autoridad absoluta deben en última instancia apelar a esa autoridad
como prueba; de otra manera su autoridad no sería absoluta ni sería
la autoridad más alta.
Como ejemplo de apelación o razonamiento circular tenemos:
“Mi razón es mi suprema autoridad porque me parece razonable
que sea así”
“La congruencia lógica es mi autoridad suprema porque es
lógico que lo sea”
Así que el argumento en cuanto a la Biblia como Palabra de Dios
y como nuestra autoridad suprema no es un argumento circular típico.
Este proceso de persuasión es mejor verlo como una espiral, en
cuanto al conocimiento creciente de la Biblia y una creciente
comprensión correcta de Dios que tienden a suplementarse una a otra
de una manera armoniosa, y cada una tiende a confirmar la exactitud
de la otra.
«Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.»
(Romanos 10:17)

== 3 Semana ==

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