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Los hombres ordinarios son dueños del presente; los extraordinarios del porvenir.
Los primeros conservan el mundo, multiplicando a la humanidad; los segundos
empujan al universo para conducirlo hacia sus fines.
-Fiódor M. Dostoievksi
La liberación del hombre de la opresión que sufre por sus semejantes a partir de
las estructuras de dominación y de poder, ha llevado, sin duda alguna, a la
humanidad durante su curso por este mundo, a un conjunto de insurrecciones en
búsqueda de la dignificación, sin embargo también se han disfrazado falsos
motivos bajo la máscara del progreso para erradicar la otredad, como bien la
Inquisición, el Holocausto, las Guerras Mundiales y en general, cualquier
genocidio. Pero la ¿la violencia y la resistencia son legítimas? ¿La muerte puede
ser justificada en esta sociedad o en cualquier otra siempre y cuando se luche por
en nombre de la humanidad?
‘’Si los descubrimientos de Képler y Newton, por una circunstancia o por otra, no
hubieran podido llegar a la humanidad sino mediante el sacrificio de una, o cien, o
más vidas humanas que fueran un obstáculo para ello, Newton habría tenido el
derecho, e incluso el deber de sacrificar esas vidas, a fin de facilitar la difusión de
sus descubrimientos por todo el mundo. ’’1 Resulta interesante la idea que
Dostoievski desarrolla en su novela Crimen y Castigo respecto a la validez de la
muerte en tanto tenga una razón que beneficie a la humanidad. Hoy en día resulta
bastante polémico hablar de revoluciones, de movimientos armados, de proyectos
políticos que involucren la confrontación de las diferentes ideologías de acuerdo a
los proyectos de Estado aunque todas ellas busquen enmascarar (en algunos
casos) los intereses individuales por los colectivos. Pero Dostoievski no es el único
que ha razonado sobre el valor ético y moral de la lucha y la resistencia, Marcuse
1
Dostoievski, Fíodor. (2015) Crimen y castigo, Un ladrón honrado, Mirlo: México. p.211
apunta que ‘’cualquiera que sea la manera como se justifiquen racionalmente los
medios revolucionarios respecto a una eventual probabilidad de lograr libertad y
dicha para las generaciones futuras-y con ello la posibilidad de violar derechos y
libertades establecidas y hasta la vida misma’’2.
2
Marcuse, Herbert. (1970) Ética de la revolución, Taurus: España. p. 149
3
ídem. p. 148
4
Agamben, Giorgio. Homo Sacer: el poder soberano y la nuda vida, Pre-textos. p. 11
la mayoría, del sentir político de la sociedad no consciente, así como lo moral: lo
justo es determinado por los hombres ordinarios, los hombres disciplinados.
5
Foucault, Michel. Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión, Siglo veintiuno editores. p. 237
6
Han, Byung-Chul. (2014) Psicopolítica: Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder, Herder: España. p. 93
7
Foucault, Michel. Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión, Siglo veintiuno editores. p. 255
8
Agamben, Giorgio. Homo Sacer: el poder soberano y la nuda vida, Pre-textos. p. 157
ataca de igual manera al psique?¿Un hombre que no tiene libertad de elección ni
pensamiento puede ser llamado libre? La psicopolítica a la que alude Chul Han
nos habla de los nuevos mecanismos que utiliza el régimen neoliberal para
mantenerse en funcionamiento ‘’La técnica de poder del régimen neoliberal […] se
ocupa de que el individuo actúe de tal modo que reproduzca por sí mismo el
entramado de dominación que es interpretado por él como libertad’’ 9. Resumiendo
entonces tenemos que en las democracias neoliberales actuales no podemos
hablar de hombres libres, sino de hombres ordinarios disciplinados que se
encargan de reproducir los mecanismos de poder en los diferentes espacios
destinados a la comunicación, mediante la interacción de los cuerpos y de las
mentes.
9
Han, Byung-Chul. (2014) Psicopolítica: Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder, Herder: España. p. 46
Es aquí donde entran los hombres extraordinarios, quienes tienen la obligación y
el deber de desvelar la dominación ante los ojos de los que no lo perciben, se
pregunta Marcuse ’’ ¿Cómo pueden los esclavos, que ni siquiera son conscientes
que lo son, liberarse?’’10 No hay otra forma más que generando las condiciones
reflexivas que les permitan comprender su condición, de que la opresión que
sufren y la libertad que ellos entienden no es mera libertad, otorgándoles la
capacidad de cuestionar y el ímpetu por la liberación mediante la violencia o
mediante la resistencia, pero siempre dejando en sus manos la capacidad de
decidir querer ser libres, porque, en palabras de Marcuse ‘’no se puede obligar a
nadie a ser libre’’. ¿Son entonces los hombres extraordinarios criminales?
Naturalmente, en tanto que atentan contra cualquier orden establecido, es a lo que
Dostoievski llama ‘’el derecho al crimen’’, ya que los hombres extraordinarios
cometen crímenes, en provecho de un mundo mejor, que a ojos del escritor
‘’pueden permitirse obrar así; pero […] teniendo en cuenta la clase e importancia
de sus ideas. ’’11 Concluimos entonces que la muerte de cientos y miles de
hombres puede no ser justificada y la historia ha mostrado que no todos los
ideales que prometen progreso y un desarrollo pleno del hombre son verdaderos,
sin embargo hay muchos otros determinantes el nuestra historia que han tenido
que sacrificar la vida de miles por el futuro de millones. No podemos, entonces,
comprender nuestra historia sin el valor de aquellos que decidieron, muchas veces
por convicción, muchas otras por amenaza, dirigir el curso de la humanidad. No
obstante la violencia y la muerte no siempre son razón de las revoluciones,
tampoco son racionales: cuando una causa es noble, el hombre se identifica con
ella, no duda en entregar todo por el bien futuro de su descendencia, no tiene
temor al porvenir, no necesita ser convencido u obligado, porque su corazón lo
guía ciegamente hacia la libertad de los suyos y los otros.
10
Marcuse, Herbert. (1970) Ética de la revolución, Taurus: España. p. 146
11
Dostoievski, Fíodor. (2015) Crimen y castigo, Un ladrón honrado, Mirlo: México. p. 210
BIBLIOGRAFÍA