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El primero es el grupo fundado por Ayddalot, Camagni, Maillat y Perin. El concepto central
es el de millieu: el espacio territorial donde se produce la evolución funcional de las firmas
a través de estrategias basadas en interacciones sinérgicas con el fin de crear procesos
innovativos En este contexto la firma no controla el proceso general, las relaciones son
multilaterales, tendencialmente simétricas, y basadas en la cooperación y no en la
jerarquía. Hay cooperación y proximidad. El millieu es un concepto sistémico. Por eso,
este enfoque ha sido fundamental en la forma de pensar cómo el proceso de innovación
puede reforzar pero también disgregar la estructura territorial. Así se inicia el debate sobre
la relación entre el millieu y el exterior, incluso el rol de las redes a-espaciales. Las
complejas interrelaciones locales pasan a ser formas específicas de funcionamiento del
territorio, como campo de respuestas locales a los estímulos globales. La relación con el
mundo forma parte de los nuevos procesos de aprendizaje pero también genera nuevas
fuentes de inestabilidad, desde este punto de vista han sido de los primeros que han
“abierto el territorio” e incorporado la discusión de lo global versus lo local (Conti, 2000;
Narodowski, 2008).
El concepto de distrito industrial, por su parte presenta similitudes con el anterior. Sus
fundadores, Becattini y Rullani (1993) han hecho importantes aportes en el estudio del
modo en que el conocimiento es creado y circula en un determinado territorio. El territorio
y su relación con otros territorios (de nuevo “lo global y lo local”) son el eje de la
circulación del conocimiento. El “distrito” es el lugar en el que esos procesos se producen
como consecuencia de una historia, un tipo de vínculo social, una cultura.
Ambos enfoques tienen un corolario fundamental: por el rol de la escala territorial en que
se sostienen, han contribuido al descrédito de las grandes teorías del desarrollo, incluso
de la pérdida de importancia de la periferia como un todo. Se parte de considerar el
desarrollo (o su ausencia) como un proceso sin un comando externo, y por lo tanto se lo
asume como un problema, local y endógeno. Los evolucionistas y los teóricos del sistema
local por ende plantean que en cada espacio territorial hay recursos que en general no
son considerados ni potenciados; según ellos el problema no es más el desarrollo
nacional sino el modo en que cada territorio identifica sus fortalezas y las aprovecha.
TICs
Biotecnologia
Paises
Nanotecnologia
Centrales
Producción de alta tecnología
Servicios de alta calidad y precios
Sector Textil
Sector Forestal
Paises
Sector Alimenticio
Semiperifericos
Sector Petroquimico
Sector Sidermetalúrgico
Paises
Recursos Naturales
Perifericos
En este enfoque se asume la pérdida de centralidad del Estado como modalidad principal
de estructuración del espacio político y referencia exclusiva en el proceso de construcción
de la identidad. La crisis se debe a la incapacidad de éste para asegurar los estándares
de vida generales por varios motivos. Uno es el incremento del gasto en salarios, otro es
la imposibilidad de aumentar las tasas impositivas y de evitar las presiones sobre el
Estado para que gaste más y cobre menos. En tercer lugar aparece el aumento de los
daños ecológicos.
La contradicción de este enfoque reside en que en este contexto, los capitalistas
necesitan a los Estados para auxiliar al capital en crisis, porque en el largo plazo su
problema no será el de la excesiva fuerza de las estructuras estatales sino el de su
debilidad. La situación de debilidad de los EEUU es completamente compatible con este
planteo. El futuro de la sociedad humana, para Wallerstein queda abierto (Wallerstein,
2003).
Para los regulacionsitas,los períodos en que se divide el capitalismo desde fines del siglo
XIX son: el de la regulación concurrencial, el taylorismo, el fordismo y el postfordismo.. En
el primer caso la economía se movía con un sistema de ajuste ex post de las cantidades
producidas en las diversas ramas; los precios, a su vez se movían sensibles a la
demanda. Los salarios ajustaban siguiendo los movimientos de precios (nunca muy altos),
asegurando la estabilidad del salario real. Este modo de regulación se adecuaba bien al
regimen de acumulación intensivo.
En los años ‘20, sobre esta forma de competencia, se generaliza una nueva forma de
organización del trabajo: el taylorismo. Siempre en contextos de libre comercio, aparecen
las industrias (es decir, el agrupamiento de funciones y su mecanización, la inversión en
capital fijo) y, dentro de ellas, un proceso de trabajo más intensivo y una cultura industrial
hasta ese momento inexistente. El taylorismo representa el auge de los obreros
calificados y además una forma de control despótico de la organización del trabajo. Se
separa la administración del taller, la administración asume el comando.
El fordismo exigía formas estables de relación salarial que aseguren un reparto de las
ganancias de productividad entre el capital y el trabajo, formas de relaciones entre bancos
y empresas que permitiesen a las empresas absorber sin efectos perversos una
transformación continua del aparato técnico. Hay tendencia a la concentración de
empresas horizontal y verticalmente integradas.
La crisis fordista se produce cuando en los ’70 el modelo empieza a generar menos
crecimiento y más inflación. Esa crisis, se ha resuelto por la vía de dos estrategias
diferentes. Por un lado, mediante la flexibilización laboral, es decir, el regreso al
taylorismo (neotaylorismo) donde prevalecen altos niveles de mecanización y de
robotización. Por el otro, indica que el verdadero postfordismo resulta del incremento de la
participación de los operadores directos en la lucha por la productividad y por la calidad;
en la discusión de la organización del trabajo y la retribución, y también de una
generalización de la comunicación de los resultados de las nuevas ideas. Es una solución
basada en el involucramiento negociado, perfectamente compatible con la flexibilidad,
pero que no se agota en ella. Esto significa que no existe involucramiento absoluto o
flexibilidad total, sino que hay que elegir una combinación. Por eso, las experiencias de
resolución de las crisis fueron de los más variadas, aplicándose distintas dosis de
flexibilidad y de complejización de la organización del trabajo, que incluyen distintas
formas de involucramiento.
El resultado del proceso productivo dentro de este régimen es un bien dotado de alta
complejidad. Por eso, los “bienes mensajeros” del postfordismo corresponden a las ramas
de la información y de las comunicaciones. El cambio micro de los procesos de trabajo y
de los productos mensajeros explica el cambio de paradigma general, en el que además,
los EEUU ya no son hegemónicos como en el fordismo. Como se ve, el enfoque tiene
también una fuerte base micro pero altamente conectada con la escala global.
Este esquema deja libre a la mano de obra, que no se incorpora a la elite productiva, lo
que genera una clara fragmentación de la relación entre trabajo y salarios y una
diferenciación creciente en los patrones de consumo. Sin embargo, las formas concretas,
los resultados sociales, las combinaciones mencionadas, dependen de la historia de cada
sociedad, de ahí que dentro del mismo paradigma mundial haya casos de países de
capacidad económica similar pero diversas estructuras sociales (por ejemplo, los EEUU y
Alemania). El gráfico sucesivo muestra que los sectores que predominaban en el centro,
son los mensajeros del posfordismo y los que predominaban en la periferia lo son del
neotaylorismo
TICs
Bienes
Biotecnologia
mensajeros del
Nanotecnologia Postfordismo
Producción de alta tecnología
Servicios de alta calidad y precios
Sector Textil
Sistemas típicos
Sector Forestal
del Fordismo
Sector Alimenticio
Periférico y
Sector Petroquimico Postfordismo
Sector Sidermetalúrgico
Procesos Industriales de baja complejidad Actvididades del
Recursos Naturales Neotaylorsimo
A partir de estos postulados, hay un interesante marco para el abordaje de la relación
centro-periferia. La periferia sería la parte del mundo en la cual no es posible verificar la
presencia del régimen de acumulación de los países mas avanzados. En este sentido, lo
que se observa en la periferia es una vuelta al taylorismo o una suerte de fordismo
periférico estancado, muy limitado. Lipietz, como Babones, menciona sólo a Corea del Sur
como país periférico que apuntó al involucramiento, es decir, a que su economía puede
ser considerada postfordista. Como ya se adelantara, en este contexto los EEUU pierden
su hegemonía absoluta y su poder empieza a ser fuertemente discutido.
Castells y Harvey mantienen, tanto antes como después de los ’70, que el objetivo de la
sociedad es la acumulación del capital. En Castells (1995,1997), en los últimos años se
presta especial atención al concepto de red, en un sentido similar al que le otorgaba el
GREMI y a las ciudades que este tipo de relaciones generan.
Tanto Sassen como Castells imaginan una red de ciudades en la globalización, al margen
de las redes internas1. Las grandes ciudades siguen teniendo ventajas porque allí se
concentran los recursos humanos y materiales, por eso ejercen las funciones más
complejas pero según el lugar que ocupan en la economía mundial. No importa tanto la
relación entre ciudades con funciones globales y ciudades de la red nacional, las ciudades
funcionan desvinculadas del espacio nacional y del Estado, que juega un rol pasivo. Esta
posición se ha relativizado en Sassen (1996). En los dos autores ya no importa discutir la
hegemonía americana. Castells denomina la situación mundial como “interdependencia
no hegemónica”.
Por último, tanto para Castells como para Sassen las estructuras urbanas están
determinadas por las funciones que la ciudad ejerce. Conviven los espacios de los nuevos
sectores económicos y por el otro, los de una “Infra-clase” población asociada a las tareas
de baja calidad. También se describe el proceso de “gentrificación”, útil para describir los
actuales proyectos de reciclado y expulsión de población de los barrios pobres de
Manhattan, por ejemplo. Castells cita la “City of Quartz” de Mike Davis.
1
Ambos planteos son tributarios del planteo previo de Friedman y Wolf.
conviven países desarrollados y subdesarrollados (Santos, 1973). No hay en su trabajo un
especial análisis de los EEUU y sí un cierto pesimismo respecto a la posibilidad real y
concreta de un cambio estructural en la periferia.
En los ’80, sus preocupaciones cambian y lo global gana terreno. Por entonces, la
bibliografía incorpora una explicación de la globalización como proceso técnico-científico-
informacional, que hace que ciertos lugares del capitalismo actual se tornen mundiales
(Elias, 2002). De todos modos, esta etapa es una continuidad del proceso de la
posguerra, sólo que es el momento de la gran industria y de los medios de comunicación
extendidos; comanda la tecnología y esta forma productiva es expulsora de mano de obra
(es “la clase invisible”). En cuanto a las relaciones internacionales, Santos (1986) reafirma
la presencia de polos, todavía constituidos por los Estados Unidos y la Unión Soviética.
Así se explica la fragmentación, pero a medida que la economía es más compleja, hay
más interacciones, por eso, es posible que los lugares pasen a estar comandados
exógenamente. A diferencia de Castells, si bien hay interacción, el tercer mundo no
desaparece, sino que se reproduce perversamente.
Del mismo modo, si bien Santos reconoce la existencia de una racionalidad dominante,
hay espacio para la "insurrección", pero para ello se requiere otras formas de relación,
otra forma de ciudadanía.
Una segunda idea central de este autor es que el pasaje al postfordismo significó la
búsqueda de mayor plusvalía relativa mediante nuevas relaciones sociales que incluyen
los procesos innovativos y nuevas formas de consumo. Pero además, se logró aumentar
la plusvalía absoluta mediante la profundización del proceso de desplazamiento espacial
de esa producción estándar hacia la periferia de bajos ingresos.
En tercer lugar, las relaciones globales están fuertemente condicionadas por el proceso
de “acumulación por desposesión” (Harvey, 2004), concepto que reclama una vuelta del
análisis a las formas depredadoras del capitalismo de la acumulación originaria a través
de las sucesivas crisis financieras y devaluaciones, lo que representa un sistema de
transferencia continua de patrimonios de las familias al capital concentrado. Al presentar
este proceso y sus contradicciones, Harvey habla de un nuevo imperialismo en el que la
hegemonía americana está en duda; lo que refrenda citando a Silver y Slater (1999).
Pero al tiempo que define estos movimientos “objetivos”, Harvey (1996, 2003) trata de
mostrar cómo el juego de narraciones define un sistema hegemónico de prácticas y
también de resistencias. Surge entonces el concepto de “particularismo militante”, con el
que refiere a movimientos sociales basados en la política, que tienen sus orígenes en
luchas particulares pero que son pro activas, ya que al mismo tiempo los derechos
defendidos son de carácter universal.
Lash y Urry (1994), a diferencia de Sassen y Castells, analizan los cambios globales pero
fundamentalmente en la escala urbana, lo mismo que sucederá luego con Soja. Estos
autores definen el capitalismo actual como acumulación reflexiva, concepto que explica la
proliferación de los servicios de toda índole y su complejidad a partir de la incorporación
de significantes, es decir, modos de interpretar. Importa, en particular, la producción
capitalista de bienes y servicios plenos de significantes, de modos de interpretar, de
sentir, más allá de uso funcional de la cosa o del servicio (Lash, 1990). Para estos
autores, producir bienes y servicios especializados con una mayor diversificación exige
una complejidad mucho más grande, más insumos especializados recursos humanos
dotados de autonomía. Se establece un nuevo régimen en el que predominan las
mencionadas características, llamado de acumulación reflexiva,. La ciudad sigue siendo el
lugar donde estas dinámicas se han concentrado.
Las jerarquías entre ciudades se explican en la medida que este proceso se da más en
unas ciudades que en otras. Por eso, Lash y Urry diferencian tres tipos: las ciudades
globales, las ciudades post-industriales y las ciudades des-industrializadas. En las
antípodas del pensamiento de Sassen y Castells, estas realidades dependen del sujeto,
esto es, de la composición y los lazos entre clases, pero también del género y la raza, así
como de las preferencias de intereses estéticos por parte de cada uno de los grupos
sociales. Ciertas lógicas pueden dar lugar a grupos sociales muy poderosos, capaces de
imponer un hábito “estético” muy dinámico a su ciudad. Obviamente, es importante el
grado en que un proyecto hegemónico pasa a ser sostenido localmente.
m) El postfordismo de Soja
En la senda de Harvey, Soja (1996, 2000) realiza un nuevo intento por entender la
complejidad de la relación entre economía, historia, cultura, política en el territorio urbano.
Su objetivo es analizar el fenómeno urbano a partir del estudio del círculo de 60 millas
alrededor de Los Ángeles, como un laboratorio para analizar los cambios mundiales. Lo
que está en la base del enfoque es que el capital reestructura el espacio. Soja, para llevar
a cabo su objetivo, va de la escala global (la cosmópolis) a la urbana.
En función de ello define (aunque débilmente) la cosmópolis como el gran aumento del
flujo de capital y de trabajo, como un tipo de organización de la producción casi sinónimo
de especialización flexible, muy relacionado con las industrias de alta tecnología de
producción de armas..
El concepto principal del autor, sin embargo, es el de exópolis o postsuburbia. Con este
término se refiere al crecimiento de las ciudades “externas”, que logran desde la periferia,
disputarle funciones postfordistas al centro. La nueva geografía del urbanismo de las
postmetrópolis es vista como el producto de una descentralización y una re-centralización,
des-territorialización y re-territorializacion, que explica estas nuevas realidades
“periféricas” sin que los centros pierdan terreno. Por ejemplo, para Los Ángeles se plantea
que el downtown (el centro de la ciudad, que hoy nuclea a más de 5 millones de
personas) se transforma y su densidad crece, lo que resulta en la aparición de varias
docenas de puntos de alta concentración, aunque con un punto central que sigue siendo
predominante.
Al mismo tiempo, Soja reconoce que la lógica residencial sigue siendo concéntrica debido
a diversos factores (cita para ello a los márgenes durmientes de la exópolis,
superdormitorios ubicados en espacios vacíos). En el largo plazo, los anillos concéntricos
tienden a disolverse, pero el proceso es lento.
En paralelo han surgido innumerables planteos de alta diversidad, pero que tienen en
común concentrarse en los cambios socio-productivos y espaciales: allí contamos al
regulacionismo, al sistema-mundo, a los teóricos marxistas de la globalización, al
estructuralismo norteamericano, a los enfoques de matriz sistémica (basados en
complejidad), a la geografía post-estructuralista etc.
Una de las cuestiones medulares para comprender la lógica del poder mundial actual es
el concepto centro-periferia, y la cuestión del unipolarismo-multipolarismo. Entre quienes
sostienen la primera noción encontramos al marxismo duro de Petras a Lipietz, a Harvey,
a Wallerstein y Arrighi.
Dentro del proceso descripto, y tal vez como su consecuencia, se produce un fenomenal
cambio tecnológico en el que la innovación, las tecnologías de información y las
comunicaciones son fundamentales. En este contexto es central la producción de
conocimiento a alto nivel. Los bienes típicos que se producen son complejos: bienes de
capital electrónicos, software, telefonía, robótica, bancos de datos electrónicos,
biotecnología, etc. (Amin, 1994). También los servicios intensivos en diseño,
especialmente en los sectores de entretenimiento, comunicación, etc.
En lo que hace al capital financiero, no creemos como Sassen que éste funcione como
poder coordinador y que la lógica de esta forma del capital prevalece sobre la actividad
productiva e incluso, a partir del fracaso del keynesianismo, sobre los designios de los
estados nacionales. Si bien es cierto que la renta financiera pone un piso muy alto a la
rentabilidad de las actividades productivas, eso sólo le ha permitido al capital financiero
presionar y exigir, pero no dominar definitivamente. La transición al postfordismo es la
consecuencia de un proceso en el que capital financiero y productivo compiten, negocian,
y se coordinan inestablemente. También en los últimos años el capital financiero y su
capacidad de generación y coordinación del crédito han permitido balancear a nivel
internacional los desbalances reales debidos a las grandes disparidades entre países
capaces de mantener bajos los niveles de consumo y por ende alto el ahorro (como es el
caso de China), con otros que experimentan una demanda muy elevada (EEUU,
fundamentalmente). Este proceso ha disparado la creación de innumerables nuevos
instrumentos de crédito a las empresas, pero también a las familias.
Sin embargo, así como dijimos que esa transmisión sucedía sólo en los centros, debe
tenerse en cuenta que aun subsisten, y siguen representando un porcentaje alto de la
actividad económica, los bienes tradicionales que han sido ejes del fordismo, producidos
hoy en diversos espacios territoriales pero especialmente en los BRICs. Y también
sobreviven en muchos países las formas organizativas neotayloristas (típicamente, la
mayoría de los países africanos), con explotaciones de materia prima e industrias de bajo
valor agregado y escasa seguridad social. En estos últimos dos casos se trata de
empresas no colaborativas, poco innovativas, abundantes en acciones repetitivas típicas
del fordismo, o también precarias, con relaciones más flexibles y actores menos
protegidos.
En este contexto mundial descripto, la mayor parte de los mercados de productos
industriales con alto contenido innovativo funcionan oligopólicamente; el mercado
financiero a nivel mundial muestra un grado de concentración inédito; en lo que se refiere
a los medios de comunicación, “el grueso de las noticias, películas, programas de
televisión, videos, libros, discos, imágenes fotográficas, ideas, movimientos artísticos que
circulan por el mundo proviene de unos pocos centros de producción cultural global. Una
veintena de corporaciones (en su mayoría estadounidenses) se reparten la parte del león
de la cultura de masas global” (Remedi, 2000).
De todos modos, en las periferias del centro parece haber todavía opciones para contener
los problemas sociales. No debemos olvidar que en Europa la fractura ha sido menos
pronunciada, y que en los EEUU fue mucho más marcada. En este último caso, sin
embargo, el impacto se ha sentido menos porque tanto el PBI per cápita como el
consumo son mayores, los niveles mínimos de vida son más altos, y el sistema de seguro
de desempleo tiene un alto impacto.
Hegemonia
Alemania - condicionada de
Poder Gran Bretaña - EEUU. EE.UU. Corea del Sur
Gran Bretaña Hegemonía EEUU.
Geoeconómico Alemania - EEUU Guerras surge como el reflejo
Mundiales fiel del postfordismo.
Y aparecen los BRICs
Imperialismo
Estado de Economía Mixta; I+D;
Función del Poder de Avanzado.
Imperialismo Bienestar, estado Disputa por recursos
Estado Policia Ciencia y
bélico. naturales.
educación
2
Fuente: Hall y Preston (1988, p. 42) y Elaboración propia
Hay otros países, periféricos por la menor complejidad de sus sistemas económicos y
desarrollo social, que igualmente condicionan la hegemonía unipolar. Hablamos, por
ejemplo, de Rusia, China, Ucrania, Azerbaiyán, Corea del Sur, Taiwán, Turquía e Irán. A
este grupo se puede agregar, por otras razones, a Brasil y Sudáfrica, países miembros de
los llamados BRICS, pero si bien estos países tienen un fuerte impacto en sus respectivas
regiones se le suele restar importancia, posiblemente por su ubicación geográfica,
distante del centro. A esta situación, donde se define la hegemonía, la hemos llamado
“unipolarismo condicionado”.
Si bien los EE.UU. logran mantener una importante complejidad en el aparato productivo y
el dólar sigue siendo el refugio del ahorro mundial, los desequilibrios macroeconómicos
2
Hall.; Preston, P. (1990). La ola portadora. Nuevas tecnologías de la información y geografía de las
innovaciones 1846-2003. Madrid: Fundesco.
recientes han generado graves pérdidas tanto de riqueza como de productividad . En lo
geopolítico, y siguiendo a Hakim (2006) y a Castañeda (2006), el 11 de septiembre ha
hecho que las preocupaciones centrales para la potencia del norte pasen por la guerra
contra el terrorismo, Medio Oriente y los Estados más agresivos.
Glosario
Capital Social: El concepto es aportado por Putman en 1993. La tesis central era que
cuando existen redes densas de interacción social, se reducen los incentivos para el
oportunismo y la corrupción. Este autor define originalmente al capital social como un
concepto que intergra en uno más general (la cutltura cívica) elementos como la
confianza3, las normas de convivencia, los valores, las instituciones, las redes de
asociacionismo, todos elementos que mejoran la eficiencia de la organización social
promoviendo iniciativas de común acuerdo y, en fin, el desarrollo.
Fukuyama por su parte define este concepto como la capacidad de las personas de
trabajar en conjunto con objetivos comunes. La función económica del capital social es
reducir los costos de transacción asociados con los mecanismos formales de coordinación
como los contratos, las jerarquías y las reglas burocráticas. En el capital social es central
la cultura, entendida ésta como habito ético heredado, a menudo es un subproducto de la
religión, la tradición, las experiencias históricas compartidas y otros factores que están
fuera del control del gobierno. En el modelo importa la virtud individual (propensión a la
inversión, al ahorro y al trabajo) y la virtud social (la honestidad, la cooperación, el sentido
del deber y la confianza.
Por su parte, Coleman es el autor que ha dado mayor popularidad al concepto micro de
capital social en una relación más estrecha con la teoría neoclásica El objetivo es
estudiar las acciones de los individuos como poseedores de recursos que pueden ser
utilizados en la búsqueda del beneficio económico. Esos recursos, como la confianzason
definidos primero como “buy product”, es decir, consecuencia de actividades que habían
tenido otro objetivo, que no están basadas en el beneficio económico directo y en
acciones que no son intencionales.
“Voice” y “Exit”: Conceptos utilizado por Hirschman (1986) para delinear su enfoque del
sujeto en la economía. El agente/actor dispone de dos tipos principales de reacciones
activas ante el descontento. Uno es la salida (exit), la otra es la alternativa de alzar su
voz (voice) y participar en diversas acciones que van desde la queja estrictamente privada
hasta la acción pública en aras del interés general. De esta forma, el camino
convencional de salida (única considerada por la teoría neoclásica bajo la forma de la
competencia) se reforzará al incluir la voz, es decir es posible la conjunción de la
economía (exit) y la política (voice) como dos modos de acción diferentes. Voice y exit no
pueden ser percibidos como mutuamente excluyentes, sino que en algunas situaciones
pueden combinarse obteniéndose mejores resultados.
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