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Revisión crítica de las interpretaciones sobre la Revolución de Independencia

(1813-1990)

Dra. Cristina Gómez Álvarez

(Elaborado para la asignatura de la Guerra de Independencia 1)

La explicación histórica de este proceso revolucionario se inició antes de que

concluyera en 1821. E inmediatamente después de esta fecha fue objeto de muchos

estudios que expresan diversas interpretaciones del mismo.

La Historia de la Revolución de Nueva España (Londres, 1813, 2 v.) de fray

Servando Teresa de Mier fue la primera obra publicada. Fiel partidario de la

emancipación, su autor no vivió de cerca el movimiento dirigida por Hidalgo, tema

central de su obra. No obstante, su estancia en Cádiz le permitió conocer e

informarse, a través de los diputados americanos que participaron en esa asamblea,

de los acontecimientos que estaban ocurriendo en Nueva España. Más adelante, se

da a conocer otra visión favorable a la insurgencia, a cargo de un extranjero.

William Davis Robinson publica Memoirs of the Mexican Revolution (Filadelfia,

1820). Este autor tuvo contactos con los insurgentes, en especial con el grupo de

Xavier Mina. En su relato describió de manera detallada la expedición que encabezó

este español.

Posteriormente, en las primeras décadas de vida independiente, se publican

varias obras que dan cuenta del proceso de emancipación. Escritas por historiadores

que vivieron ese hecho histórico, y que posteriormente destacaron en la vida política

1
de México y en la construcción de la nación, es una historiografía básicamente

política. Los principales autores son Carlos María de Bustamante, Lorenzo de

Zavala, José María Luis Mora y Lucas Alamán.1

Bustamante, destacado líder insurgente escribió, cuando aún estaban frescos

los acontecimientos: Cuadro histórico de la revolución de la América mexicana

(México, 1821-1827, 5 v.). Esta es la primera obra que da una visión de conjunto

del proceso revolucionario de 1810-1821. Apoyándose en sus impresiones y

observaciones personales, en testimonios de otros participantes y en numerosos

documentos, Bustamante reivindica a los insurgentes y a sus líderes. En el estudio

se hace un rescate apasionado del pasado prehispánico que, en opinión del autor, se

convierte en el origen del México independiente. Sin seguir en muchos casos un

orden cronológico e incluso incurriendo en muchas inexactitudes, esta obra tiene una

gran valor pues fue una fuente de consulta obligada para los historiadores de su

tiempo y aún ahora sigue siendo de inmensa utilidad.2 El historiador prosiguió su

labor histórica y editó un trabajo, escrito a finales del siglo XVIII por el jesuita

Andrés Cavo, titulado Los tres siglos de Méjico, (publicado entre 1836-1838), donde

se precisan una serie de hechos expuestos en su Cuadro histórico.

1
Existen varios autores, mexicanos y extranjeros, que escribieron también sobre la Independencia, entre
otros se encuentran los siguientes: Anastasio Zerecero, Memorias para la historia de las revoluciones de
México, México, 1869; Mariano Torrente, Historia general de la revolución hispanoamericana, Madrid,
1929; Vicente Rocafuerte, Bosquejo ligerísimo de la revolución de Megico, Filadelfía, 1822. Y Tadeo Ortíz
de Ayala, México considerado como nación independiente y libre, México, 1832.
2
Un resumen de esta obra fue elaborado por español Pablo de Mendíbil en Resumen histórico de la
revolución de Estado Unidos mejicanos, Londres, 1828. Posteriormente, en 1832-1846, Bustamante publicó
su Continuación del Cuadro Histórico. Obra que abarca el estudio de los años de 1821-1824.

2
Zavala, en su Ensayo histórico de las revoluciones de México desde 1808

hasta 1830 (París, 1831), también proporciona una visión de conjunto. La primera

parte está consagrada al periodo de la guerra de Independencia y en ella se adopta

una actitud crítica hacia el movimiento insurgente. Considera a éste, cuando estuvo

encabezado por Hidalgo, como un movimiento sumamente desorganizado. Para

Zavala, ese caudillo actuaba sin plan y su lucha no tenía un fin determinado. Critica

duramente la obra de Bustamante, pues considera que no era objetiva y tergiversaba

los hechos históricos.

Una posición similar se expresa en México y sus revoluciones, (París, 1836,

3v.) de José María Luis Mora. Dicho estudio es una visión general de la historia de

México desde la conquista; el segundo tomo está dedicado a la gesta

independentista, ahí se tratan centralmente los años de 1810-1815. Al igual que

Zavala, Mora tiene una visión crítica de Hidalgo: lo considera responsable del

fracaso de su causa. No obstante, reconocía que la gesta iniciada en 1810 respondía

a una necesidad histórica. Debido a la actitud asumida por el gobierno español, al no

tomar ninguna medida que mejorará la situación de los novohispanos, no quedaba,

en opinión de este autor, otro camino posible que la revolución. En este estudio se

aprecia la figura de Morelos, se subraya su valor y se destaca sus dotes militares.

Poca duda cabe, aun para aquellos que no comparten su interpretación, que la

Historia de Méjico desde los primeros movimientos que prepararon su

independencia en el año de 1808 hasta la época presente (México, 1849 primer v.

de 5) de Lucas Alamán, es el mejor relato de la Independencia en relación con lo

3
escrito por sus contemporáneos. Esta obra presenta un cuadro muy completo, se

expone con todo genero de detalles el curso de los acontecimientos. Bien

fundamentada, utiliza una gran cantidad de fuentes entre las cuales destaca en

primer lugar el Cuadro Histórico de Bustamante, es una interpretación que condena

abierta y claramente la lucha independentista. Alamán sostiene que el movimiento

dirigido por Hidalgo y Morelos, no tuvo ninguna importancia para la consumación

posterior de la Independencia, sino más bien fue un obstáculo. Este autor ensalza la

figura de Iturbide, al afirmar que debido a él México alcanzó en 1821 la

emancipación. Es una visión conservadora que añora el pasado colonial.

Más adelante, en la segunda mitad del siglo XIX, salen a la luz varias

historias generales de México. Por el carácter de estas obras, el estudio de la

Independencia es un punto de partida y a ella dedican un espacio considerable. Entre

esos estudios se encuentran México desde 1808 hasta 1867 (Madrid, 1871) de

Francisco de Paula Arrangois y la Historia de Méjico, (Madrid, 1876-1882) del

español Niceto de Zamacois. Ambas retoman la interpretación de Alamán y por

ende dan una visión conservadora de ese hecho histórico.3

Posteriormente, va a corresponder a los liberales escribir una magna obra de

la Historia de México. Dirigida por Vicente Riva Palacio, México a través de lo

siglos, apareció por entregas entre 1884 y 1889, y su tercer tomo, escrito por Julio

Zárate, está consagrado a estudiar la guerra de Independencia. La interpretación

3
Durante esa época se publicaron otras historias generales que tienen una visión diferente a las citadas. Un
ejemplo es Emilio del Castillo Negrete, México en el siglo XIX, o sea su historia desde 1800 hasta la época
presente, México, 1875.

4
liberal está basada en varias fuentes, muchas de las cuales no fueron utilizadas por

Alamán. Zárate polemiza con don Lucas. Caracteriza a la gesta independentista

como noble y patriótica, la cual respondía a los intereses y anhelos del pueblo, con

respecto a la consumación de la misma, considera que ésta significó una victoria del

movimiento iniciado por Hidalgo y continuado por Morelos, Guerrero y otros jefes

insurgentes.4

La celebración del centenario de la Independencia fue un momento oportuno

para historiar ese acontecimiento. Aparecieron muchos trabajos sobre el tema.5 Uno

de ellos y sin duda el más importante fue, La Guerra de Independencia Hidalgo-

Iturbide (1810) de Francisco Bulnes. El autor estructuró su estudio sobre la base de

la comparación entre estos dos personajes, a cuyas acciones dedica la parte central

del libro. Al igual que Alamán, señala lo destructivo de la lucha insurgente. Todos

los méritos de la emancipación se los atribuye a Iturbide, sin embargo, a diferencia

de aquél historiador, no trata tan duramente a Hidalgo al considerar que el fracaso de

su lucha fue responsabilidad de Ignacio Allende. También en el contexto de esta

conmemoración sale a la luz Documentos históricos mexicanos de Genaro García.

Este trabajo es una compilación de materiales raros e inéditos referidos al proceso

4
Como dato es interesante señalar que cuando Justo Sierra en 1889 publica una reseña crítica de México a
través de los siglos, en donde hace pública su opinión sobre esta magna obra, soslaya el capítulo referente a la
Independencia. Véase, el estudio introductorio de Álvaro Matute en Justo Sierra, Evolución política del
pueblo mexicano, México, CNCA, 199
5
Algunos ejemplo son: Alejandro Villaseñor, Biografía de los héroes y caudillos de la Independencia,
editado por Victoriano Agüero, director del periódico El tiempo, en 1908. Existe una edición de Editorial del
Valle de México, México, 1984. El mismo Agüero editó Romancero de la guerra de Independencia y
Relatos de episodios de la guerra de Independencia. Incluso en algunos estados de la república se publicaron
libros sobre los acontecimientos iniciados en 1810. Véase, Eduardo Gómez Haro, La ciudad de Puebla y la
guerra de Independencia. Puebla, Imprenta de Arte Tipográfico, 1910.

5
emancipador. Cabe señalar que un trabajo similar, aunque mucho más amplio, había

sido publicado en los años de 1878 a 1882 por Juan Evaristo Hernández y Dávalos.

Nos referimos a Colección de documentos históricos de la Guerra de

Independencia. Ambas compilaciones se ha convertido en indispensables para los

estudiosos de esa etapa de la historia de México.

En los decenios siguientes aparecieron pocas obras que trataran la época de la

Independencia. Posteriormente, hacia la década de los 40, se dan a conocer varios

trabajos, entre otros, Vida de Morelos de Alfonso Teja Zabre y la Historia de

México (1808-1836), de Luis Chávez Orozco Estos autores se distinguen por tomar

en cuenta los factores económicos y sociales en la explicación histórica de la guerra

de Independencia. Entre los estudios de carácter biográfico, además de Teja Zabre,

se encuentran: Hidalgo. Vida del héroe, de Luis Castillo Ledón. Hidalgo, Morelos,

Guerrero, de José Mancisidor. Y por lo que respecta al estudio particular de la

Independencia realizado en obras generales destaca la Historia de México, de José

Bravo Ugarte. No podemos dejar de mencionar a José María Miquel i Vergés, en

particular su libro La Independencia de México y la prensa insurgente.

Álvaro Matute ha señalado que es alrededor de 1940 cuando “comienza a

florecer la que, con justicia, se puede considerar como la primera generación de

historiadores académicos, es decir, la de aquellos cuya obra se realiza dentro de los

cánones propios de la profesión, independientemente del medio en el que se

6
desarrollan.”6 Esta consideración, entre otras, nos permite hacer un alto en este

rápido recorrido para pasar a delimitar nuestro proyecto de investigación.

La Historiografía Académica

En 1953 se publicó el libro La revolución de Independencia, de Luis Villoro.7 La

aparición de esta obra tiene un doble significado: por una parte, está escrita por un

filósofo-historiador profesional, y por otra, da una visión de conjunto del proceso

revolucionario de 1808-1821, en donde se abandona la polémica tradicional del

conflicto entre criollos y peninsulares para pasar a explicar los hechos históricos a

través de las contradicciones de las clases sociales de Nueva España, por ello, entre

otros aspectos, fue de gran trascendencia para la interpretación de la Independencia.

Entre 1953 y 1990, periodo que abarcan casi cinco décadas, se han escrito

una gran cantidad de libros, monografías y artículos sobre distintos aspectos y temas

de la guerra de Independencia. Sobre esto último en 1988, Guadalupe Jiménez

Codinach escribió con acierto que, “ha corrido más tinta sobre el papel que sangre

en los campos de batalla”.8 Esta historiografía no sólo se distingue por su cantidad,

sino por la diversidad de enfoques y temas abordados. Paralelamente, durante estos

6
Álvaro Matute, “La historiografía mexicana contemporánea” en Lorenzo Meyer, Ciencias Sociales en
México. Desarrollo y perspectiva, México, El Colegio de México, 1979, p. 80.
7
Luis Villoro, La revolución de independencia. Ensayo de interpretación histórica, México, Centro de
Estudios Filosóficos, Imprenta Universitaria, 1953. En 1964, salió la segunda edición bajo el título: El
proceso ideológico de la revolución de Independencia. El cambio de nombre se debió, en palabras del mismo
Villoro, a que el primer título “parecía ofrecer una panorama histórico general de las causas y acontecimientos
-económicos, sociales, políticos- del movimiento, confundiendo así al lector. Creemos que el nuevo título,
más restringido, responde mejor al contenido real del estudio”. Véase la edición publicada en 1986 por la
SEP. (Cien en México).
8
Guadalupe Jiménez Codinach, “Hacia una visión realista de la insurgencia y una visión insurgente de los
realistas, en Memorias del Simposio de historiografía mexicanista, México, Comité Mexicano de Ciencias
Históricas, Gobierno del estado de Morelos, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 1990, p. 105.

7
años se continuó la labor de compilar grandes colecciones documentales y se

abrieron a la consulta varios archivos de la ciudad de México, así como de los

estados de la república que han venido a contribuir y enriquecer el quehacer del

historiador de la época independentista.9

Un rápido examen de estos casi cincuenta años, nos indica que durante las

décadas de los años 50 y finales de los 60 se dan a conocer varios trabajos que

ponen el acento en el estudio de las ideas. La misma obra de Luis Villoro, que es

nuestro punto de partida, tiene este enfoque. Paralelamente a ella, José Miranda

publica Las ideas y las instituciones (1952),10 y Francisco López Cámara La génesis

de la conciencia social en México (1954).11 Jesús Reyes Heroles, por su parte, saca a

la luz El Liberalismo mexicano. Los orígenes (1957).12 El interés por esta temática

fue apreciado claramente por Peggy K. Korn en su balance historiográfico

presentado en Oaxtepec en 1968.13

9
Algunos ejemplos de compilaciones documentales son: Ernesto de la Torre Villar, “La Independencia” en
Historia Documental de México, México, UNAM, 1964, t. 11; Ernesto Lemoine Villicaña, Morelos. Su vida
revolucionaria a través de sus escritos y de otros testimonios de la época, México, UNAM, 1965; Carlos
Herrejón Peredo, Morelos. Antología documental. Estudio introductorio, México, SEP, 1985. (Cien en
México); Carlos Herrejón Peredo, ensayo, selección y notas, Hidalgo. Razones de la insurgencia y biografía
documental. México, SEP, 1987. (Cien en México); Independencia Nacional, México, UNAM, Instituto de
Investigaciones Bibliográficas, Biblioteca Nacional, Hemeroteca Nacional, 1986-1987, 4v. Ente las obras
más recientes destacan: Amaya Garritz, Virginea Guedea y Teresa Lozano, Impresos novohispanos 1808-
1821, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1992, 2t.; Virginea Guedea, (editora)
Prontuario de Insurgentes, México, Centro de Estudios sobre la Universidad e Instituto Mora, 1995. Y Oliver
Meza y Luis Olivera, Catálogo de la Colección Lafragua de la Biblioteca Nacional de México, 1811-1821,
México, UNAM, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1996. Con respecto a los archivos, buenos
ejemplos son el acervo del Centro de Estudios de Historia de México de CONDUMEX, en especial los fondos
XI, XLI-1, LXII y LXXII-2 y la Colección Puebla. En provincia destacan el Archivo del Cabildo Catedral de
Morelia, así como el Archivo Casa Morelos, los dos ubicados en Morelia, Mich.
10
Las ideas y las instituciones políticas mexicanas primera parte1521-1820, México, Instituto de Derecho
Comparado, 1952.
11
México, El Colegio de México, 1954.
12
México, Facultad de Derecho, UNAM, 1957.
13
Peggy Korn, op. cit. En este trabajo se cita una extensa bibliografía sobre el tema, tanto de historiadores
mexicanos como extranjeros.

8
Paralelamente, en el transcurso de estas décadas continúan los estudios

políticos y militares sobre la insurgencia y sus figuras centrales. En este sentido

destacan los trabajos de corte tradicional que realizó Ernesto Lemoine sobre

Morelos,14 y el de Hugh M. Hamill, The Hidalgo Revolt que analiza la primera

fase de la insurrección; este último sigue siendo una lectura obligada a pesar de que

han transcurrido más de 30 años desde su publicación.15

Al iniciar los años setenta, se expresó una tendencia por profundizar en el

estudio de temas económicos que ayudaran a explicar las causas de la

Independencia. Los trabajos políticos y militares de esa gesta resultaban

insuficientes para comprender el fenómeno en su conjunto. Romeo Flores Caballero

y Masae Sugawara se dan a la tarea de analizar, entre otros aspectos, la cédula de

consolidación de vales reales de 1804 y sus repercusiones en la economía

novohispana.16 Una obra que influyó notablemente para ese nueva temática fue

Precios del maíz y crísis agrícolas en México, (1708-1810), de Enrique

Florescano.17 Dos años después, salió a la luz Miners and merchants in Bourbon

14
No referimos en especial a Morelos. Su vida revolucionaria…op. cit. Lo más valioso de este libro, como ya
señalamos, es la recopilación documental (cerca doscientos treinta manuscritos e impresos). Por esa razón es
una fuente indispensable para los estudiosos del tema.
15
Hugh M. Hamill Jr. , The Hidalgo Revolt. Prelude to Mexican Independence, Gainsville, Florida,
University of Florida Press, 1966.
16
Véase, Masae Sugawara, La deuda pública en España y la economía novohispana 1808-1809, México,
INAH, 1976. (Col. Científica, fuentes, historia y economía, 28); Romeo Flores Caballero, “Las
Representaciones de 1808”, en Historia Mexicana, México, El Colegio de México, vol. 17, núm. 13, enero -
marzo de 1968; La contrarrevolución en la Independencia; los españoles en la vida política, social y
económica de México (1804-1838), México, El Colegio de México, 1969. Y “La consolidación de vales reales
en la economía, la sociedad y la política novohispana, en Historia mexicana, v. XVIII, Núm. 3, 1969.
17
México, El Colegio de México, 1969.

9
Mexico, 1763-1810, de D. A. Brading18, quien llamó la atención sobre las

repercusiones económicas y sociales de la reformas borbónicas en la Nueva España

y en especial en el sector de mineros y comerciantes de la región de El Bajío. 19 Poco

después Florescano e Isabel Gil, publicaron un trabajo en donde se examina cómo

la política de los borbones trajo consigo una desarticulación económica y social en

Nueva España.20 A partir de este momento, muchos historiadores pondrán su centro

de interés en el estudio de las reformas borbónicas y éstas se convertirán en el punto

de partida necesario para explicar las condiciones que dieron inicio a la gesta

independentista. Así los estudios de historia económica y social recobran su ímpetu.

Para entonces, resultaba difícil que una investigación sobre Independencia, aunque

fuera de corte tradicional, no tomara en cuenta la situación política, económica y

social de Nueva España de las últimas décadas del siglo XVIII y la primera del

XIX.

A partir de los años setenta, y especialmente en los ochenta, surge una fuerte

tendencia que privilegia el estudio regional. La invitación de Luis González por

cultivar la microhistoria,21por una parte, y obras como la de Carlo Ginzburg22 que

18
Londres, Cambridge University Press, 1971. Fue publicado en español como Mineros y comerciantes en el
México borbónico (1763-1810), México, FCE, 1975.
19
Ambos trabajos, el de Brading y el de Florescano, influyeron en Luis Villoro. Y así cuando en 1976
publica “La revolución de independencia” en la Historia general de México, editada por el Colegio de
México, incorpora algunos aspectos sobre la situación económica y social de la Nueva España anterior al
movimiento independentista. Estos aspectos también serán incluidos en la tercera edición del Proceso
Ideológico de la revolución de Independencia, México, SEP, 1986 (Cien en México).
20
Enrique Florescano e Isabel Gil Sánchez, “la época de las reformas borbónicas y el crecimiento económico,
1750-1808”, en Historia general de México, México, El Colegio de México, 1976.
21
Luis González, Pueblo en Vilo. Microhistoria de San José de Gracia, México, El Colegio de México, 1968
y del mismo autor, “Historiografía Local: aportaciones mexicanas” en Investigaciones contemporáneas…op.
cit.

10
plantea una nueva metodología para abordar estudios sumamente específicos, por

otra parte, inspirarán a historiadores mexicanos y extranjeros, particularmente

ingleses y estadounidenses,23 a realizar estudios de historia regional. Guadalupe

Jiménez Codinach y Christon I. Archer, en sus respectivos balances historiográficos

presentados en Oaxtepec en 1988, dan cuenta de la importancia de este tipo de

estudios en la historiografía de la Independencia. Desde entonces destacan los


24
trabajos de historia social de Brian Hamnett, John Tutino,25 Eric Van Young,26 y

William Taylor.27

Estos autores, armados de una nueva metodología, hacen un contribución

importante, las más de las veces para plantear nuevos problemas. Buscan,

parafraseado a Hamnett, la raíces sociales de la insurgencia para relacionar los

conflictos previos a 1810 con los posteriores a 1821. En algunos de estos

historiadores se expresa interés por poner el acento en problemas sociales que

originaron la insurrección y que no se resolvieron al lograrse la Independencia. Por

22
El queso y los gusanos. El cosmos, según un molinero del siglo XVI. Traducido del italiano por Francisco
Martín. Traducción de la citas en Latín: Francisco Cuartero, México, Colección Atajos, 1994. La primera
versión en italiano es de 1976.
23
Sobre la historiografía anglosajona, véase Eric Van Young, “Recent Anglophone Scholarship on Mexico
and Central America by United States Historians”, en HAHR, v. 65, núm. 4, november. 1985, p. 725-743.
24
Los estudios regionales de este autor son varios, pero sin duda el más importante es Raíces de la
insurgencia en México. Historia regional 1750-1824, México, FCE, 1990. La primera edición en inglés es de
1986.
25
De la insurrección a la revolución en México. Las bases sociales de la violencia agraria, 1750-1940,
México, Era, 1990. (Problemas de México). La edición en inglés es de 1986. Y Creole Mexico. Spanich
Elites, Haciendas, and Indians Towns, 1750-1810, tesis, University of Texas at Austin, 1976.
26
La crisis del orden colonial. Estructura agraria y rebeliones populares en la Nueva España, 1750-1821,
trad. de Adriana Sandoval, México, Alianza Editorial, 1992. (Raíces y Razones). Y La ciudad y el campo en
el México del siglo XVIII. La economía rural de la región de Guadalajara, 1675-1820, México, FCE, 1989.
La versión en inglés es de 1981.
27
Drinking, Homicide and Rebellion in Colonial Villages, Stanford, Calif., Stanford University Press, 1979;
“Bandolerismo e insurrección: Agitación rural en el centro de Jalisco, 1790-1816”, en Friedrich Katz (comp.)
Revuelta, rebelión y revolución. La lucha rural en México del siglo XVI al XX, México, Era, 1990, p. 187-
224.

11
esta razón, ubican sus trabajos en un contexto temporal muy amplio. Desde entonces

surge una tendencia por situar la Independencia en un proceso más prolongado, y

por relacionar este hecho histórico con el surgimiento del Estado mexicano. Se

trata, en suma, de señalar cambios y continuidades. Esta tendencia contrasta con los

trabajos tradicionales que señalaban a la Independencia como un momento de

ruptura y cambio.

Paralelamente a estos años, las interpretaciones de la Independencia se han

enriquecido con una gran cantidad de trabajos de carácter monográfico. La

necesidad de explicar el complejo proceso de la Independencia mexicana llevó a

muchos historiadores a estudiar y a profundizar aspectos particulares. En esta

dirección destacan estudios sobre la Iglesia novohispana como el de Nancy Farris,

quien analiza cómo influyó la política borbónica que afectó los fueros y privilegios

eclesiásticos en la conducta asumida por el clero frente a la Independencia.28 La

formación del ejército realista en Nueva España fue abordada por Archer. Este

historiador ha continuado su investigación y en varios artículos trata las acciones de

este cuerpo durante el conflicto bélico.29 El estudio del comportamiento y la

conducta asumida por la nobleza en esta época se inició con la obra de Doris M.

28
Nancy Farris, Crow and Clergy in Colonial Mexico, 1579-1821. The crisis of Ecclesiastical Privilege,
Londres, University of London, The Athone Press, 1968. Existe edición en español, FCE, 1995.
29
Christon I. Archer, El ejército en el México Borbónico1760-1810, México, FCE, 1983; “La revolución
militar de México: estrategia, tácticas y logísticas durante la guerra de Independencia, 1810-1821, en Josefina
Zoraida Vázquez (coord.), Interpretaciones sobre la Independencia de México, México, Nueva Imagen, 1977,
p. 123-176. Y “Surviving the chaos of insurgency: urban-rural relationships in Mexico, 1810-1821”, en La
ciudad y el campo en la historia de México, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1992, t.
11, p. 537-548.

12
Ladd.30 La historia urbana, en especial la ciudad de México es abordada por

Timothy E. Anna, 31 quien nos muestra el papel jugado por la capital del virrreinato

en estos acontecimientos políticos.

Virginea Guedea32 aportó, en una vasta investigación, nuevos y valiosos

conocimientos para entender el fenómeno independentista a través de examinar la

participación de un grupo de novohispanos que representó una alternativa política.

Este grupo llamado “autonomista”, actuó para formar, como la autora lo ha


33
calificado, un gobierno alterno. Guadalupe Jiménez Codinach por su parte, se

suma a los autores preocupados por mirar la Independencia desde el exterior; ella

pone su atención en la Gran Bretaña y Michael P. Costeloe34 enfoca su estudio a la

respuesta de España frente a la independencia mexicana. Timothy Anna 35 examina

el imperio iturbidista y proporciona nuevos elementos para entender mejor los

términos de la consumación independentista. Estos autores, entre otros que

mencionaremos más adelante, desde su óptica, contribuyen a interpretar de forma

destacada el proceso independentista.

Sobre obras generales que proporcionen una visión general de la

Independencia se distinguen las siguientes:

30
La nobleza mexicana en la época de la Independencia, 1780-1826, México, FCE, 1984.
31
La caída del gobierno español en la ciudad de México, México, FCE, 1987.
32
En busca de un gobierno alterno: los Guadalupes en México, México, UNAM, 1992.
33
La Gran Bretaña y la independencia de México, 1808-1821, México, FCE, 1991.
34
La respuesta a la Independencia. La España imperial y las revoluciones hispanoamericanas, 1808-1840,
México, FCE, 1989.
35
El imperio de Iturbide, México, Alianza Editorial, CNCA, 1991. (Los Noventa)

13
- El proceso ideológico de la revolución de independencia, de Luis Villoro.36 Este

libro plantea las aparentes paradojas que se presentan al analizar los hechos

históricos de 1808-1821, una de ellas es que no consumaron la Independencia

quienes la iniciaron, sino sus antagonistas. Su método de análisis consiste en

investigar lo que los hombres de ese tiempo realizaron y pensaron. Para ello parte

del concepto de clases sociales.

- Historia de la independencia de México (1810-1824), de M. S. Alperóvich

(1967).37 Esta es una obra escrita por un historiador ruso. La primera versión fue

publicada en Moscú en 1964. Si bien en México no tuvo una repercusión

importante, expresa el interés por la historiografía rusa sobre América Latina y

especialmente de México. A diferencia de otras obras que se basan en el método

marxista, ésta tiende a romper los esquemas tan rígidos impuestos por algunos

historiadores formados en esa escuela de pensamiento. Realizada básicamente con

fuentes secundarias, caracteriza a la guerra de emancipación como una revolución

burguesa que no llegó a su fin. 38

36
La primera edición de este libro, como ya señalamos, salió publicado con el título de La revolución de
independencia. Ensayo de interpretación histórica, (1953). La segunda edición (1964) sufre un cambio de
título y sale a la luz como El proceso ideológico de la revolución de independencia, y en la tercera edición,
que es la que utilizaremos, Villoro incorpora, como ya mencionamos, modificaciones al capítulo primero que
se refiere a la situación económica y social de la Nueva España anterior al movimiento emancipador.
37
Trad. de Adolfo Sánchez Vázquez, México, Editorial Grijalbo, 1967.
38
Esto último es la base de la concepción marxista para explicar la revolución de independencia. Véase
Manfred Kossok, “El contenido de las guerras latinoamericanas de emancipación en los años de 1810-1826”,
en Teoría y Praxis, núm. 2, enero-marzo de 1968. Siguiendo a su maestro Kossok, Enrique Semo escribió
varios artículos sobre el tema, véase “Acerca del ciclo de las revoluciones burguesas en México” y “Clases
sociales y partidos en la revolución de independencia”, en Historia mexicana. Economía y lucha de clases,
México, Era, 1978.

14
- La Revolución de Independencia . 1808-1821. Estudio histórico precedido de una

visión del virreinato, de Ernesto Lemoine (1974).39 El libro, como otros del autor, se

distinguen por su simpatía hacia el movimiento insurgente. Si inicialmente se da a la

tarea de estudiar este tema con un afán de rendir tributo a los héroes, es el proyecto

político e ideológico que diseña Morelos lo que se va a convertir, en mi opinión, en

el centro de su interpretación sobre la revolución de independencia.40

- Revolución y contrarrevolución en México y en el Perú. Liberalismo, realeza y


41
separatismo (1800-1824), de Brian R. Hamnett (1978). Esta visión dirige su

atención especialmente a los grupos gobernantes; desde la perspectiva política, el

análisis se centra en la transición del virreinato a la calidad de estado soberano,

aspecto poco estudiado. No obstante su título, se puede seguir con facilidad el

acontecer del proceso mexicano.


42
- La independencia de México, de Ernesto de la Torre Villar (1992). Autor de

varios libros que abordan diferentes momentos de la lucha revolucionaria de 1810-

1821,43 De la Torre sitúa el proceso por la Independencia mexicana es un contexto

39
Este estudio salió publicado en La República Federal Mexicana.Gestación y Nacimiento, vols. III y IV,
México, Departamento del Distrito Federal, 1974. Una síntesis de este trabajo fue publicado en seis fascículos
bajo el título “La revolución de Independencia” en Historia de México, t. 6, México, Salvat, 1974.
40
Ernesto Lemoine dedicó muchos años de su vida a estudiar este tema. Tiene una producción historiográfica
amplia, algunos de sus títulos son los siguientes: “Zitácuaro, Chilpancingo y Apatzingán: tres grandes
momentos de la insurgencia mexicana”, en Boletín del Archivo General de la Nación, t. IV, núm 3, México,
1963; Morelos su vida revolucionaria…op. cit. Y Morelos y la revolución de Independencia de 1810, tercera
edición, México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1990. Para una aproximación a la obra de Lemoine,
véase Cristina Gómez Alvarez, “Una contribución a la historiografía mexicana: la revolución de
independencia”, en Historia y Compromisos. Testimonios sobre Ernesto Lemoine, UNAM, 1996.
41
México, FCE, 1978.
42
México, Editorial MAPFRE, FCE. Una versión preliminar fue publicada diez años antes. Véase, Ernesto de
la Torre Villar, La Independencia mexicana, t 1, México, SEP/80-FCE, 1982.
43
Entre otras destacan: La Constitución de Apatzingán y los creadores del Estado mexicano, segunda edición,
México, UNAM, IIH, 1978. Y Los Guadalupes y la independencia, con una selección de documentos
inéditos, México, Editorial Porrúa, 1985. (Sepan cuantos…479)

15
muy amplio: parte del desarrollo histórico universal (la Ilustración y el

mercantilismo) y del proceso emancipador hispanoamericano. Es una interpretación

que aborda el tema desde el punto de vista social, económico, político y cultural.

- El proceso de la Independencia de México, de Jaime E. Rodríguez (1992).44

Historiador de origen ecuatoriano, radicado en California, el autor ubica su trabajo

partiendo de una preocupación rectora: estudiar el proceso mediante el cual Nueva

España se transformó en república. Sostiene la hipótesis de que los novohispanos,

no obstante que tenían motivos para estar en contra de la corona, con cierta

renuencia buscaron separarse de España. Esta es una interpretación que, quizá, se

inscriba en un planteamiento de corte revisionista, que niegue el carácter

revolucionario del proceso.

Entre los estudios monográficos se encuentran los siguientes:

Economía y sociedad

Autores como Hamnett, 45 Tutino46 y Van Young47destacan en esta temática. Si bien

han estudiado algunas regiones de la Nueva España, su interés radica en investigar

aspectos de orden económico y social que expliquen la situación de la Nueva

España, en vísperas, durante y después de la lucha por la emancipación. Y desde

este punto de vista, sus trabajos son de corte interpretativo.

44
México, Instituto Mora. Otras obras de Rodríguez son: La independencia de la América española,
México, El Colegio de México, Fideicomiso Historia de las Américas, FCE, 1996. (Serie Ensayos); The
Emergence of Spanish America. Vicente Rocafuerte and Spanish Americanism 1808-1832, Berkeley, Los
Angeles y Londres, Univesity of California, Irvine, 1992, vol. 1.
45
Brian R. Hamnett, Politics and Trade in Southern Mexico, 1750-1821, Cambridge, at The University Press,
1971.
46
John Tutino , De la insurrección a la revolución…op. cit. Y Creole Mexico…op. cit.
47
Erik Van Young, La ciudad…op. cit.

16
Con respecto a la minería, baluarte de la economía colonial, María Eugenia

Romero Sotelo, 48 siguiendo la tesis de Brading, ha estudiado el comportamiento de

este sector durante el periodo de 1810-1821 y ha llegado a la conclusión de que la

producción de este sector cayó de manera estrepitosa como resultado de la guerra de

Independencia. Con un enfoque novedoso, Horst Pietschmann49 aborda las reformas

borbónicas. Su examen es muy diferente al realizado por Brading, pues él trata

estas reformas desde la perspectiva de los acontecimientos posteriores a 1821. El

comportamiento de la sociedad en su conjunto ha sido analizado de manera general

por Isabel Olmos.50 La nobleza fue tratada, como ya señalamos, por Doris Ladd y la

burocracia, por Linda Arnold.51

Ideas e instituciones.

La necesidad de estudiar la ideas y el pensamiento de los hombres de la

independencia, es un aspecto que no se debe soslayar para comprender dicho

acontecimiento. Cuál fue la influencia de la Ilustración y de las ideas e instituciones

surgidas al calor de las revoluciones francesa (1789) y la de los Estados Unidos de

Norteamérica (1776), son algunas interrogantes que se hacen los historiadores de

48
Minería y Guerra. La economía de la Nueva España, 1810-1821, México, El Colegio de México, UNAM,
1997.
49
“Consideraciones en torno al protoliberalismo, reformas borbónicas y revolución. La Nueva España en el
último tercio del siglo XVIII”, en Virginea Guedea (comp), La Revolución de Indepedencia, México, El
Colegio de México, 1995, p. 1-39. (Lecturas de Historia Mexicana, 10). El mismo artículo fue publicado con
el título de “Protoliberalismo, reformas borbónicas y revolución: la Nueva España en el último tercio del siglo
XVIII”, en Josefina Zoraida Vázquez, (coord.) Interpretaciones del siglo XVIII mexicano. El impacto de las
reformas borbónicas, México, Nueva Imagen, 1992, p. 27-66.
50
Isabel Olmos Sánchez, La sociedad mexicana en vísperas de la Independencia (1787-1821), Murcia, 1989,
Universidad de Murcia.
51
Burocracia y burócratas en México, 1742-1835, México, CNCA, Grijalbo, 1991. (Los Noventa)

17
esta época. Miranda, como ya señalamos, tiene una excelente investigación sobre las

ideas e instituciones de la época colonial, desgraciadamente su estudio termina en

1820. Siguiendo esta línea, pero centrada en el Congreso de Apatzingán De la Torre

Villar trata ampliamente este proyecto político de los insurgentes.52

Brading, por su parte, estudia los orígenes del nacionalismo mexicano

tomando como punto de partida la ideología del padre Mier y de Carlos María de

Bustamante.53 Un asunto particular es el examen del pensamiento de Hidalgo.

Carlos Herrejón Peredo ha llegado a la conclusión, contradiciendo a lo que

comúnmente se sostenía, de que el cura de Dolores bebió más del pensamiento

tradicional español que de las ideas de la Ilustración, opinión compartida por


54
Villoro. Asimismo es interesante la mirada que el historiador michoacano hace

acerca de los libros que poseyó Morelos.55 Reyes Heroles examina las ideas que

prevalecieron en la coyuntura política de 1820, y Ocampo, por su parte, puso su

interés en este asunto al momento de consumarse la Independencia.56

52
Ernesto de la Torre Villar, La Constitución de Apatzingán y los creadores del Estado mexicano, segunda
edición, con un apéndice, México, UNAM, 1978.
53
David, Brading, Los orígenes del nacionalismo mexicano, México, Ediciones Era, 1973. (Problemas de
México)
54
Carlos Herrejón Peredo, Hidalgo. Razones …op. cit. Para una interpretación que sostiene que Hidalgo
recibió la influencia de la Ilustración, véase Rafael Moreno, “la teología ilustrada de Hidalgo” en Virginea
Guedea, La revolución de Independencia, México, El Colegio de México, 1995, p.40-55. (Lecturas de
Historia Mexicana, 10). Luis Villoro, “Hidalgo: violencia y libertad” en Ibid., p.56-72.
55
Carlos Herrejón Peredo, Morelos. Vida preinsurgente y lecturas, Zamora, Mich., El Colegio de Michoacán,
1984. También el tema fue abordado por Agustín Churraca Peláez en El pensamiento insurgente de Morelos,
México, Editorial Porrúa, 1993; y en “Fuentes del pensamiento de Morelos”, en Carlos Herrejón Peredo
(comp.) Repaso de la Independencia, Zamora, Mich., El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de
Michoacán, 1985, p. 127-170.
56
Javier Ocampo, Las ideas de un día. El pueblo mexicano ante la consumación de su Independencia,
México, El Colegio de México, 1969.

18
El ejército y la Iglesia, fueron los pilares fundamentales para sostener el

poder colonial. Un problema central es comprender cabalmente por qué la Iglesia

impulsó la consumación de la Independencia cuando antes la había combatido. Una

situación similar ocurrió con el ejército, el cual fue la base de la formación de las

fuerzas militares del trigarante. Con respecto a éste, ya mencionamos los trabajos de

Archer. Por lo que toca a la Iglesia, el estudio de Farris, antes mencionado, es de los

primeros que inician esta línea de investigación. Línea que fue continuada por

Frenando Pérez Memen.57 Cristina Gómez Álvarez58 mira el clero poblano, estudia

centralmente la relación entre la Iglesia y el Estado. Y Brian Connaughton, 59 desde

la perspectiva de las ideas, estudia el caso de Guadalajara, si bien su investigación se

inscribe en un contexto temporal amplio. Por su parte, el bajo clero, que participó de

manera relevante en las filas insurgentes, llamó la atención de Brading,60 quien

estudió el caso michoacano en los momentos previos al inicio de la insurrección.

Ana Carolina Ibarra61 se ocupa de José de San Martín, canónigo de la catedral de

Oaxaca, y nos revela la posición asumida por los insurgentes frente a la Iglesia.

Procesos políticos y lucha electoral

Van Young ha llamado la atención acerca de la pasividad de las ciudades durante la

insurrección, situación que contrasta con la lucha armada desarrollada en las


57
El episcopado y la Independencia de México (1810-1836), México, Jus, 1977.
58
El alto clero poblano y la revolución de Independencia, 1808-1821, México, FFyL-UNAM, BUAP, 1997.
59
Ideología y sociedad en Guadalajara (1788-1853), México, CNCA, 1992.
60
“El clero mexicano y el movimiento insurgente de 1810”, en Relaciones, El Colegio de Michoacán, vol. 2 ,
núm. 5, invierno de 1981.
61
Clero y política en Oaxaca: Biografía del Doctor José de San Martín, México, UNAM, Instituto
Oaxaqueño de las Culturas, Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, 1996.

19
provincias. No obstante lo acertado del señalamiento anterior, en algunas ciudades y

particularmente en la capital del virreinato, se llevó a cabo una intensa lucha política

sobre todo cuando en septiembre de 1812 se estableció la constitución de Cádiz. Los

trabajos de Virginea Guedea62 son reveladores de esa situación. Siguiendo el estudio

de la sociedad secreta llamada los “Guadalupes”, tema que había sido anteriormente

abordado por De la Torre, examina el comportamiento de este grupo para formar,

“un gobierno alterno”. De tal manera que se observa claramente la existencia de otra

posición política, que si bien tiene estrechas relaciones con los insurgentes, posee un

proyecto político propio que consiste en lograr autonomía con respecto al poder

español.

En las ciudades fueron interesantes los procesos electorales que se realizaron

para elegir ayuntamientos de acuerdo a lo establecido en la Constitución de Cádiz. 63

F. Xavier Guerra ha estudiado algunos aspecto de este proceso y lo ha insertado

como parte de una política moderna.64 Recientemente Alfredo Ávila realizó un

trabajo sumamente interesante y novedoso sobre la cultura política mexicana. Su

punto de partida es precisamente el sistema representativo de la Cortes de Cádiz.65

62
En busca de un…op. cit.
63
Al respecto, véase los interesantes trabajos de Marco Bellingeri, “Soberanía o representación: legitimidad de
los cabildos y la conformación de las instituciones liberales en Yucatán”, en Enrique Montalvo Ortega
(coord), El águila bifronte. Poder y liberalismo en México, México, INAH, 1995, p. 65-89; “Del voto a las
bayonetas: experiencias electorales en el Yucatán constitucional e independiente”, en Ibid., p. 91-119. Y
Crisitna Gómez Alvarez, “La diputación provincial y la Independencia en Puebla, 1820-1821”, en México
entre dos Revoluciones, México, UNAM, 1993, p. 41-61.
64
F. Xavier Guerra, Modernidad e independencia, Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, segunda
edición, México, MAPFRE, FCE, 1993.
65
Alfredo Avila Rueda, Representación y realidad. Transformaciones y vicios en la cultura política mexicana
en los comienzos del sistema representativo, México, FFyL-UNAM, tesis de Maestría en Historia de México,
1998.

20
La insurgencia

El estudio político y militar de la insurgencia cuenta con una gran cantidad de libros,

artículos, monografías y ensayos. La mayoría de ellos son de corte tradicional. Por

muchos años se consideró que analizar estos aspectos era estudiar el proceso en su

conjunto. No obstante, la perspectiva insurgente sigue y seguirá siendo de suma

importancia para interpretar la Independencia. Una manera de acercarse al tema fue

a través de los estudios biográficos: Ernesto Lemoine profundizó, como ya

señalamos, en la vida de Morelos; Herrejón además de historiar a este caudillo,

también se ocupó de Hidalgo. Hamill escribió un interesante estudio, anteriormente

citado, del cura de Dolores, el cual es la mejor biografía de este personaje. Para este

tema es útil revisar el diccionario de Vergés66. No podemos dejar de mencionar los

artículos que sobre diversos temas insurgentes escribió Luis González.67 La primera

junta insurgente, la establecida en Zitácuaro, ha sido analizada detalladamente por

Moisés Guzmán Pérez.68 Y algunos aspectos relacionados con las fuentes de

financiamiento de este movimiento han sido examinados por Archer. 69 Por

supuesto que aquí se debe de contemplar los trabajos de Hamnett, Tutino y Van

Young

La Nueva España, más allá de sus fronteras.

66
José María Miquel i Vergés, Diccionario de insurgentes, segunda edición, México, Editorial Porrúa, 1980.
67
Once ensayos de tema insurgente, Morelia, Mich., El Colegio de Michoacán, 1985.
68
La Junta de Zitácuaro 1811-1813. Hacia la institucionalización de la insurgencia, Morelia, Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1994.
69
“Los dineros de la insurgencia” en Carlos Herrejón Peredo (comp.), Repaso…op. cit. p. 39-70.

21
Un asunto de sumo interés, por mucho tiempo ignorado por la historiografía, fue la

mirada externa. Es relevante conocer la influencia que ejercieron los intereses

extranjeros en los acontecimientos de la época. Ya para apoyar a los insurgentes, o

bien para favorecer la contraofensiva realista. En este sentidos existen dos

excelentes trabajos, a los cuales ya hicimos referencia: el de Jiménez Codinach y el

de Michel Costeloe. El primero pone sus ojos en la Gran Bretaña y el segundo en

España. La misma Jiménez Codinach estudia a un grupo de franceses exiliados en

Estados Unidos que tuvieron un proyecto secreto sobre la Nueva España, en especial

resulta de interés por las relaciones que establecieron con la expedición de Francisco

Xavier Mina.70

Los trabajos de Historia regional

A través de este enfoque se puede observar la complejidad de la revolución. Si bien

es difícil afirmar que hubo “varias revoluciones”, si se puede sostener que la lucha

por la emancipación tuvo expresiones diferentes en las diversas regiones que

conformaban la Nueva España. Así el estudio regional permite presentar un cuadro

comparativo de la complejidad del movimiento independentista. Y contribuye a

generar interpretaciones globales sobre el tema. Los historiadores que cultivan este

género ponen el acento en aspectos socioeconómicos. El trabajo más representativo

70
Guadalupe Jiménez Codinach, “La Confédération Napoléonnie. El desempeño de los conspiradores
militares y las sociedades secretas en la independencia de México”, en Virginea Guedea, La revolución…op.
cit .p. 130-155. Existen algunos trabajos que dan cuenta de los contactos entre los insurgentes y grupos de
corsarios que actuaban en la frontera mexicana con los Estados Unidos. Uno de ellos es el de Iván Valdez
Bubnov, “Galveston la maldita o el nuevo Argel”, México, tesis de licenciado en Historia, FFyL-UNAM,
1999.

22
es el de Hamnett, quien considera que el examen de temas específicos permite

comprender la revolución como expresión de las tensiones sociales regionales. Las

provincias que estudia son Puebla, Tlaxcala, San Luis Potosí y Zacatecas.71 Tutino

centra su interés en los problemas agrarios que originan la insurrección de 1810

especialmente de la región del Bajío, Van Young estudia los orígenes agrarios de la

rebelión en Guadalajara. A estos trabajos, se suman los de Taylor, quien examina el

bandolerismo y la insurrección en Jalisco.

Existen otras investigaciones que analizan, desde la perspectiva regional, el

comportamiento de otros sectores en vísperas y durante la revolución. El análisis de

la oligarquía ha llamado la atención de Reinhard Liehr72, Richard B. Lindley73 y

Carlos Juárez Nieto74. El primero se centra en la oligarquía poblana a través de su

participación en el ayuntamiento y nos muestra la posición asumida por este

organismo frente a los acontecimientos de 1810. El segundo examina Guadalajara y

centra su análisis en las relaciones de parentesco y el crédito, y sostiene que después

de alcanzada la Independencia en 1821, esa oligarquía siguió siendo la misma,

aunque el contexto en que se desenvolvió cambió de manera radical, hipótesis que

no logra demostrar cabalmente. Juárez Nieto por su parte, realiza un estudio de

71
Brian R. Hamnett, Raíces…op. cit. Virginea Guedea, por su parte, estudia otras zonas de la provincia de
Puebla -Tlaxcala en La insurgencia en el Departamento del Norte. Los Llanos de Apan y la Sierra de Puebla
1810-1816, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Doctor José María Luis Mora, 1996.
72
Ayuntamiento y oligarquía en Puebla, 1789-1810, México, SEP, 1976. 2t. ( Sepsetentas, 243).
73
Las haciendas y el desarrollo económico. Guadalajara, México en la época de la Independencia, México,
FCE, 1987.
74
La Oligarquía y el poder político en Valladolid de Michoacán, 1785-1810, Morelia, H. Congreso de
Michoacán de Ocampo, CNCA,INAH e Instituto Michoacano de Cultura, 1994; y “Ayuntamiento y
oligarquía en Valladolid de Michoacán (1804-1824)”, en Beatriz Rojas (coord), El poder y el dinero. Grupos
y regiones mexicanos en el siglo XIX, México, Instituto Mora, 1994.

23
carácter político y describe de manera general la participación de la oligarquía

michoacana durante la revolución.75

75
Mercedes de Vega Armijo examinó el proceso independentista en Zacatecas, en Los dilemas de la
organización autónoma. Zacatecas 1808-1835, México, El Colegio de México, tesis de doctorado en Historia,
1997.

24

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